Más Allá Del Materialismo Espiritual

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    CHOGY M TRUNGPA

    / /M S ALLADEL

    MATERIALISl\1 ESPIRITUAL

    EDH S

    I\

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    Ttulo original:utting Through Spiritual Materialismpublicada por Shambhala Publications en la serieThe Clear Light Series dedicada aW Y. Evans-Wentzy al cuidado conj unto de Samuel Bercholz y Michael Fagan.Edicin inglesa a cargo de John Baker y Marvin CasperVersin espaola de Luis O Gmez Rodrguez

    Primera edicin: junio de 1985Chiigyam Trungpa, 1973 Edhasa, 1985(por acuerdo con Shambala Publications, Inc.1123 Spruce Street, Boulder, Colorado 80302, USA.)Avda. Diagonal, 519-521. 08029 BarcelonaTelf. 239 51 05*Impreso por Romanya/Val1sVerdaguer, 1. Capel1ades (Barcelona)

    ISBN: 84-350-1904-7Depsito legal: B. 21. 264-1985Impreso en EspaaPrinted n Spain

    Prlogo del traductor

    Se ha tratado de ofrecer una versin espaola fiel al original en el sentido ms estricto. Pero, en ms de unlugar hemos tenido que sacrificar este principio pues loriginal es la transcripcin casi intacta de una serie deconferencias pblicas que se presentaron sin preparacin escrita previa. As, abundan las ambigedades ycircunloquios naturales a la lengua hablada -complicados, desde luego, por el hecho de que la lengua maternadel Tulku Chogyam Trungpa no es el ingls-o Adems,el auditorio y los tiempos que sirvieron de fondo a estasconferencias representan un contexto cultural desconocido en parte en el mundo hispnico (y que, dicho sea depaso, no existe ya en los EE.UU.), el mundo de la dcada de los sesenta. Esto hace que el original ingls a veces tenga cierta informalidad y soltura que la lenguaespaola escrita no tolera. Tambin reflejan y presuponen estas conferencias el vocaculario y la problemticade esos aos de efervescencia.

    Cuando lo hemos credo necesario, pues, hemos pa-

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    rafraseado el original con frases explicativas e ilacionesmenos tcitas o ambiguas. En todo caso hemos tratadode conservar el ritmo serpentino y la sencillez lxica del

    t ~ t i l o del R n p o c h ~ o r ltimo hemos provisto el textode un mnimo de notas explicativas que esperamos lesresulten tiles a los lectores no iniciados.

    Finalmente tambin quiero expresar aqu mi agra-decimiento a mi amigo Francisco Yarela catedrtico dela Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, porhaber sacrificado tan generosamente Illlll has horas quepudieron haber sido de descanso para leer el manuscritode esta traduccin y aportar valios,.;irllU:i sugerencias.Juzgu que muchas de sus indicaciol\es \'l an acertadas ycontribuiran a mejorar la traduccin a hacerla nUls na -tural consistente. En la medida ell ue mi trabajo seenriqueci con sus esfuerzos el profesor Vare\a mereceun reconocimiento especial. En la mcdida ell que por ig-norancia o descuido de mi parte o por obstinacin maen no aceptar las recomendacione:i de mi amigo quedenerrores omisiones o infelicidades del idioma la respon-sahilidad es, desde luego toda ma.

    AChokyi-lodro el MarpaPadre del linaje agy

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    Introduccin

    La serie de charlas que publicamos aqu se ofreci enBoulder, Colorado, EE.UU. en el otoo de 1971 y la pri-mavera de 1972. A la sazn acabbamoSdefundar elKarma Dzong, nuestro primer centro de meditacin enBoulder. Aunque la mayor parte de mis discpulos eransinceros en su aspiracin a seguir el sendero espiritualtraan consigo demasiadas confusiones, ideas falsas y es -peranzas. Por ello, me pareci necesario presentarles unpanorama del sendero y algunas advertencias sobre lospeligros que se encuentran a lo largo del camino.

    Luego nos ha parecido oportuno publicar estas char-las, pues podran resultar de provecho para aquellos quese han interesado en las d i s ~ i p l i n a s espirituales. Recorrer el sendero espiritual correctamente resulta ser unproceso sutil; no se puede emprender el camino con unsalto ingenuo. Hay en el sendero numerosos desvos queslo conducen a una versin deforme y egocntrica de la

    e s p ~ r i t u a l i d a d .20S c o n v ~ n c e m o s de q u e ~ ~ ~ m o s _

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    l ; . : ~ ' ~ ~ ~ . : . ' I I ~ e ~ t ro eg< H.:rulrisrllo w va de las tcnicas espirilllaft.s. :\ e,;ta distorsin fundamenta la pOdemoslIa l I la r I / / J teria m O elJEiritllal

    E . ~ t ; b charlas consideran en primer lugar las diver-sa,; 1/1 a ll ras q lIeou:.UeJU.us d j : ~ _ . e n r e d a rnos enoel materia -

    . l i : . r . ] ( ) , ~ 8 " . i t l l , t l . l a ~ d i ~ ~ ~ s a s f ~ ~ a s de a u t o c n g a ~ o ~ ~ O I(UC puede caer el aspirante. Despus de esta excursinpor los desvos [de la va espiritual], consideramos losgrandes ra:oigos del verdadero sendero espiritual.

    :\'ueOitro enfoque aqu ser el budista clsico, l lO ensQ..ntido formal, pero s en el sentido de que representa elcorazn de la manera budista de abordar la espiritualidad. Aunque la va budista no es testa, no excluye necesariamente a las disciplinas testas. Las diferencias entrela:; vas son ms bien cuestin de nfasis y mtodo . Losproblemas bsicos del. l ,wterialismoesQiritual son c ~ ~u n ~ ~ a .todas o h l s d ~ ~ c i p l i n a ~ esp rituale?.. o El mtodoUiHsta parte de nuestra confusin y sufrimiento parallevarnos a desenmarai'iar sus orgenes. El mtodo testaparte de la grandeza de Dios y se dirige a crear conciencia de ella, para que llegue uno as a experimentar lapre:;encia de Dio:;. P e r o , . l ' o m ~ e l maror ubstculo l ? a r ~ le; tablccer lIJa r e ~ ~ j n ~ o n Dios SOQl1illlCsi raS propias.confusiones y actitudes nc"ativas. el mtudu I f ~ s t a tam-

    o o ~ _ o o lLin tiene que enfrentarlas. J - , a : i O l ) L ' r h i , ~ ~ por ejemplo,constituye un problema tan grave para las disciplinastestas cumo para el hudi"mo.Segn la tradicin budista, el sendero e ~ p i r i t u a l es el

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    proceso por el cual cort mos [nos abrimos paso, literalmente] un camino a travs 2 de nuestra confusin y descubrimos el estado mental despierto. 3 Cuando este despertar innato del pensamiento se ve invadido por el egoy por la correspondiente paranoia, se torna en un instinto latente. De manera que no se trata de desarrollar lacondici6n de despierto, sino de quemar las confusionesque la oseurecen. En el proceso de quemar hasta consumir estas confusiones es que se descubre la iluminacino despertar. Si el proceso tuviera lugar de otra manera,la condicin de despierto sera un producto, dependeradel principio de causa y efecto, y sera, por tanto, susceptible de desaparecer. Todo cuanto es creado ha de perecer tarde o temprano. Si la iluminacin fuera creada,siempre cabra la posibilidad de que el ego se impusieranuevamente nos llevara de vuelta al estado original deconfusin. La iluminacin es permanente porque no lahemos producido; solamente la hemos descubierto. En latradicin budista se utiliza a menudo la analoga del solquc asoma por detrs de las nubes para explicar el descubrimiento de la iluminacin. En la prctica de la meditacin despejamos la confusin del ego a fin de entrever el estado del despertar. La ausencia de paranoia nos

    a l ) f ( ~ los ojos a una visin extraordinaria de la vida. Sedescubre una nueva manera de ser.

    l ~ l lcleo de la confusin estriba en que el hombrecree--tener un yo que le parece algo continuo y slido.Cada vez que surge un pensamiento o una emocin u

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    ocurre algn acontecimiento se tiene la sensaClOn deque alguien toma conciencia de lo que sucede. Sientoque y leo estas palabras. Pero este sentido del yo enrealidad e ; un hecho transitorio y discontinuo que Jadanuestra confusin nos parece slido y continuo. ComotomamoS nuestra visin confusa como una realidad lu -chamos por mantener y acrecentar este yo slido y con-tinuo. Tratamos de alimentarlo con placeres y protegerlodel dolor. La experiencia amenaza constantemente conrevelarnos nuestra transitoriedad; por tanto luchamosincesantemente por encubrir toda posibilidad de descubrir nuestra condicin verdadera. ~ ~ ~ r o preguntarnustedes si nuestra condicin verdadera es la del despertar por qu nos empeamos en evitar todo conocimiento de ella?,) Porque vivimos tan absortos en nuestra visin confusa del mundo,. 110S parece real, el nico mundoposible. Esta lucha por mantener el sentido de un yo slido y continuo es obra del ego.

    El ego, sin embargo no siempre logra protegernosdel dolor. La illsatisfacein que aeompaa siempre a lasluchas del ego nos lleva a examinar nuestra conducta.Como siempre se abren brechas en nuestra concienciadel yo, es posible percatarse en cierta medida [de lo queen realidad sucede].El budismo tibetano utiliza una metfora muy interesante para describir las funciones del ego; se refiere aellas como los Tres Seores del Materialismo; el Seorde la Forma> el Seor de la Palabra,>, y el Seor del14

    Pensamiento>,'. En nuestra consideracin de los Tres Seores que ofrecemos a continuacin los trminos materialismo y neurtico definen la actividad del ego.

    El Seor de la Forma es la busca neurtica decomodidad seguridad y placer fsicos. Nuestra sociedadaltamente organizada y tecnolgica refleja nuestra preocupacin por manipular el ambiente fsico a fin de protegernos de las irritaciones de los aspectos crudos speros e im predecibles de la vida. El ascensor automticola carne troceada e nvuelta en celofn, el acondicionadorde aire, el inodoro el entierro privado la jubilacin asegurada la iluminacin fluorescente el horario de nuevea cinco, la televisin, son todos ejemplos de nuestro in tento de crear un mundo manejable seguro predecibleplacentero.El Seor de la Forma no representa las condicionesde vida segura y de riqueza fsica en s mismas. Se refie-re ms bien a las preocupaciones neurticas que nos im pulsan a crear esas condiciones a tratar de controlar lanaturaleza. Es la ambicin que tiene el ego de afianzarsey entretenerse a s mismo en su intento de evadir todairritacin. AS nos aferramos a nuestros placeres y posesiones tememos el cambio o forzamos el cambio in tentamos construir un nido o un jardn de recreo.El Seor de la Palabra se refiere al uso del intelectopara relacionarnos con el mundo. Adoptamos una seriede categoras que nos sirven de asideros para manejar elmundo. El producto ms complejo de esta tendencia son

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    las ideologas los sistemas de ideas con los cuales racio-nalizamos justificamos y santificamos nuestras vidas.El llacionalismo el comunismo el budismo todos nosproveen de una identidad normas de conducta y expli-cacioncs del cmo y porqu de lo que sucede.

    Pero otra vez como antes el intdecto como tal noes el Seor de la Palabra. El Seor de la Palabra repre-senta la tendencia del ego a interpretar todo lo que loamenaza o irrita de tal manera que el ataque parezcaneutralizado o transformado en algo positiyo desde elpunto de vista del ego. El Seor de la Palabra se refiereal uso de los conceptos como filtros para protegernos dela percepcin directa de lo que es. Tomamos los concep-tos con demasiada seriedad los usamos como instru-mentos para consolidar nuestro mundo y nuestro yo. Siexiste un mundo de cosas nombrables entonces )'(),,existo como una de esas cosas nombrables. No quere-mos dar lugar a ninguna duda amenazadora incerti-dumbre o confusin.

    El Seor del Pensamiento se refiere al esfuerzo quehace la conciencia por mantenerse consciente de s mis-ma. El Seor del Pensamiento reina cuando hacemosliSO de disciplinas espirituales o psicolgicas como unmedio oe mantener nuestra autoconciencia oe aferrar-nos a nuestro sentido del yo. Las drogas el yoga la ora-cin la meditacin los trances las varias clases de psi-coterapia todas pueden utilizarse de esta manera.

    El ego puede p r o p i r ~ e ilcitamente de cualquier6

    cosa para uso propio incluso de la espiritualidad. Porejemplo si uno se entera de alguna tcnica contemplati-va que sea beneficiosa como prctica espiritual enton-ces el ego comienza por considerarla meramente comoun objeto fascinante y luego como objeto de estudio. Fi-nalmente slo podn imitarla porque el ego es como sifuera algo slido que no puede absorber nada. As el egotrata de estudiar y remedar las prcticas de la medita-cin y de la vida contemplativa. Cuando conseguimosaprender todos los trucos y las respuestas del juego espi-ritual buscamos producir automticamente una mmieade la espiritualidad; porque el compromiso verdadero laverdadera espiritualidad nos exigira la eliminacin delego y en realidad lo ltimo que quisiramos hacer es re-nunciar al ego. Pero es imposible apropiarse de la expe-riencia si tan slo se la recrea en mmica; lo nico quese logra es identificar una zona del ego que parezca co-rresponder a esa experiencia. As el ego traduce cuantorecibe a sus propios trminos a su propio concepto desalud a las cualidades que le son propias. Tambin ob-tiene cierto sentido de triunfo de gran hazaa cierta ex-citacin ante el hecho de haber recreado dentro de smismo el patrn de la experiencia que imita; por fin haproducido un logro tangible que le confirma su propiaindividualidad.

    Una vez que reforzamos exitosamente nuestra auto-consciencia mediante tcnicas espirituales crearnos nue-YOS impedimentos al crecimiento espiritual genuino.

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    Nuestros hbitos espirituales se endurecen de manera l ~ e es difcil penetrar a travs de ellos. Puede que incluso lleguemos al extremo de alcanzar el estado completamente demnico de la egoidad absoluta. 4

    Aunque el Seor del Pensamiento es el ms capaz desubvertir la espiritualidad tambin los otros dos Seores pueden dominar las prcticas espirituales. El retirarse del mundo ya sea en la naturaleza en la vida eremtica ya sea en la compaa de personas simples calladaso de espiritualidad elevada son por igual maneras deprotegerse a s mismo de la irritacin y pueden ser ma nifestaciones del Seor de la Forma. O quiz la religinnos provee una racionalizacin para crear un nido seguro un hogar simple pero confortable para encontrarun compaero afable y un empleo estable y fcil.

    El Seor de la Palabra tambin se involucra en lasprcticas espirituales. Al adoptar un sendero espiritualpodemos sustituir nuestras creencias pasadas por unaideologa nueva pero aun as continuar haciendo uso deesta ltima de la misma manera neurtica en que utilizbamos las anteriores. No importa cun sublimes seannuestras ideas si las tomamos con demasiada solemnidad y las utilizamos para reforzar nuestro ego el Seorde la Palabra s e g u i r ~ al timn de nuestras vidas.La mayor parte de nosotros si examinramos nuestros actos con sinceridad tendramos que reconocer queestamos gobernados por uno o ms de estos Tres Seores. Podramos objetar empero: Bueno. Pero qu im - 8

    porta? As es la condicin humana. Desde luego sabemos que nuestra tecnologa no nos ampara de la guerrael crimen la enfermedad las inseguridades econmicasel trabajo pesado la vejez y la muerte. Sabemos quenuestras ideologas no nos amparan de la duda la incertidumbre la confusin y la desorientacin. Sabemos quenuestras terapias no nos amparan de la desaparicinineludible de los estados elevados de conciencia que logramos por un momento pasajero ni de la desilusin yla angustia de perderlos. Pero qu podemos hacer? LosTres Seores son demasiado poderosos y no se les puedederrocar. Adems no tenemos con qu o con quinreemplazarlos.

    El Buda quien tambin sinti la inquietud de estasdificultades examin el proceso que resulta del gobierno de los Tres Seores. Se pregunt por qu se somete el ser humano a ellos y si habra alguna manera deexistir sin ellos. p ~ ~ c u r i que los Tres Seores nos se-ducen mediante un mito fundamental de su propia creacin: que somos entidades slidas. Pero en el fondo setrata tan slo de un mito una mentira un timo descomunal un grandsimo fraude el cual es la raz de todonuestro sufrimiento. Para alcanzar este descubrimientoel Buda tuvo que abrirse paso a travs de las defensascomplicadas que construyen los Tres Seores para evitarque la persona descubra el engao primigenio que es labase de su poder. No podemos liberarnos del dominiode los Tres Seores si no nos abrimos paso a travs de

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    los muros de las complicadas defensas que ellos mismoshan construido.

    Las defensas de los Tres Seores estn hechas de lamisma sustancia que nuestro espritu. La materia primacl espritu se utiliza para reforzar el mito primigenio

    de la solidez del ego. Si queremos ver por nosotros mismos cmo funciona este proceso de construccin, tenemos que examinar nuestra propia experiencia. "Pero,>,podramos preguntar entonces, cmo se ha de practicar este examen? De qu mtodos o instrumentos podemos valernos? El mtodo que descubri el Buda fue lameditacin. Descubri que empearse en una lucha porobtener re 'ipuestas no surta ningn efecto; solamentecuando cejaba en su empeo tena momentos de penetracin. As fue descubriendo que dentro de l haba unelemento de cordura, un despertar que se manifc::;tabacuando no haba empeo. As, el mtodo de meditacinque descubri consiste en { f f ~ r sep

    Hay muchos conceptos errneos sobre la meditacin. Algunos la consideran un estado mental hipntico.Otros la conciben como algn tipo de entrenamiento,como una gimnasia mental. Pero la meditacin no esninguna de estas cosas, aunque entraa tratar con losestados neurticos de la mente. ; No e. ::i difcil, ni muchomenos imposible, aprender a tratar COll el estado mentalneurtico. Tiene una fuerza, rapidez configuracin determinadas. La prctica de la meditacin consiste en de

    j a ~ ~ e en t ~ t a r de seguir la configuracin, en acoplarse2

    a la fuerza y al ritmo del e s t ~ d o mental. As aprendemosa tratar con estos hechos; aprendemos qu tipo de relacin hemos de tener con ellos, no en el sentido de conducirlos hasta el desenlace que le querramos dar, sinode conocerlos tal como son, de saber acoplar nuestrosesfuerzos a su configuracin.

    Se cuenta que cierta vez el Buda instrua a un msico, m e ~ t r o de sita . que quera practicar la meditacin.El msico le pregunt:

    - Debo refrenar mis pensamientos o los dejo correrdesenfrenados?

    - T eres un gran msico -le respondi el Buda-.Dime, pues, cmo se afina tu instrumento?

    - Se aprietan las clavijas de manera que las cuerdasno queden ni muy tensas ni muy sueltas -contest elmsico.

    - Lo mismo ddles hacer -dijo el [3uda- en tu meditacin. No trates de imponerte violentamente al pensamiento, pero tampoco lo dejes vagar a la deriva.

    gn esta ancdota se resume la enseanza de dejarque la mente siga U curso abierto, de sentir el flujo deenerga de la mente sin intentar sojuzgarlo y sin dejarlocorrer detienfreltado, de seguir el ritmo de la energa delpensamiento. En esto consiste toda la prctica de la me( itacin.

    Necesitamos de esta prctica porque la configuracin de nuestro pensar, la forma conceptualizada que ledamos a nuestra vida en el mundo, o es demasiado ma -

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    Ilipuladora, ulla manera de i m p o n e r ~ e al mundo, o e ~Ullil carrera d e s e n f r e n d ~ sin rumbo. Por lo tanto, nuestra prctica de la meditacin tiene que empezar en losestratos ms exteriores del ego, es decir, en el pensamiento discursi\ o que fluye ininterrumpidamente pornuestra::i m e n t e s ~ en nuestro chismorreo mental. En

    .efecto, el pensamiento discursivo es la primera lnea-aedefensa de los Seores: Los pensamientos discursivosson los peones en la estrategia de engao de los Seores.Mientras ms pensamientos producimos, mayor es nuestro quehacer mental y ms nos convencemos de nuestrapropia existencia. Por eso los Seores se pasan tratandode activar los pen::iamientos, tratando de que los pensamientos siempre se s u p e r p o n g n ~ sin intervalos entreuno r otro, de suerte que no se pueda ver ms all deellos. En la prctica de la meditacin verdadera, por elcontrario, no se busca fomentar los pensamientos, perotampoco se los quiere suprimir. Se los deja ocurrir espontneamente y as manifiestan nuestra cordura origi-nal. Los pensamientos se convierten en expresin de laclaridad y la preci::iin de la mente despierta.

    Si log:amos superar la estratagema de la produccinconstante de pensamientos superpuestos, los Seoresexcitan entonces a las emociones a fin de distraernos. Elcarcter excitante, vivo y dramtico de las emocionescautiva nuestro inters, como si stas fueran el filmefns apasionante. Cuando se practica la meditacin, pord contrario, no fomentamos las emociones, ni las repri-22

    mimos. Porque las percibimos claramente, porque lasdejamos ser tal como son, ya no nos dejamos entretenery distraer por ellas. As se convierten en la fuente deenerga inagotable que engendra obras libres de ego.

    Pero entonces, faltando los pensamientos y las emociones, los Seores se buscan un arma an ms poderosa, los conceptos. Cuando encontramos un concepto, unaetiqueta propia para cada fenmeno, gozamos de la ilusin de vivir en un mundo slido y definido, poblado decosas. Este mundo slido sirve de garanta de nuestrapropia solidez y continuidad. El mundo existe. Luego,yo, que percibo este mundo, existo. La meditacin consiste en captar el carcter transparente de los conceptos,de suerte que la rotulacin no constituya ya ms unamanera de solidificar el mundo y nuestra imagen denosotros mismos. La rotulacin se convierte en un simple acto de discriminacin. Los Seores tienen an otrosarmamentos en su arsenal de mecanismos de d e f e n s ~pero resulta innecesario extenderse ms en el contextopresente.

    Mediante el examen de sus propios pensamientos,emociones, conceptos y otras actividades mentales, elBuda descubri que no hay por qu luchar para probarnos nuestra propia existencia, que no tenemos que vivirsometidos a los Tres Seores del Materialismo. No hayque luchar para verse libre, la ausencia de lucha es la li -beracin. Este estado sin ego es el estado de buda. Elproceso en el cual nos valemos de la prctica de la medi-

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    tCIOIl para hacer que la materia prima del espritu seCOllerta de una mera expresin de las ambiciones del

    q ~ t ell ulla expresin de nuestra cordura y nuestro des-pertar originales es el verdadero sendero espiritual.

    EL MATERIALISMO ESPIRITUAL

    Nos hemos reunido aqu a fin de aprender algo sobre lasvas espirituales. Creo que esta bsqueda es sincera peroa la vez me cuestiono la legitimidad de la bsquedacomo tal. El problema es que el ego puede apropiarse il-citamente de todo para sus propios fines. Incluso [puedeexplotar] la espiritualidad. El ego trata constantementede adquirir y aplicar las enseanzas de la espiritualidadpara su propio beneficio. Las enseanzas se toman en -tonces como algo externo externo a m como una filo-sofa que tratamos de imitar. En realidad no queremosidentificarnos o convertirnos en las enseanzas. De ma -nera que si nuestro maestro habla de renunciar al yotratamos nicamente de remedar la renunciacin del ego.Obramos de acuerdo con todas las reglas hacemos losgestos apropiados pero en realidad no estamos dispuestosa sacrificar nada de nuestras vidas. Nos convertimos enactores hbiles; mientras nos negamos a entender el senti-do verdadero de las enseanzas nos consolamos con lapretensin de que estamos siguiendo el sendero.

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    Tan pronto comenzamos a sentir alguna discrepan-cia cOllflicto entre nuestras acciones y las enseanzasde inmediato interpretamos la situacin de manera quela racionalizacin allane el conflicto. El intrprete es elego en su papel de consejero espiritual. La situacin essimilar a la de un pas en el que existe una separacinentre iglesia y estado. Si la poltica de ese pas tomauna direccin contraria a las enseanzas de la iglesiaentonces la reaccin natural del monarca es la de acudira la cabeza de la iglesia su consejero espiritual y pedirsu bendicin. La cabeza de la iglesia ingenia entoncesalguna justificacin para la poltica del monarca y labendice so pretexto de que el reyes el protector de la feEn la mente del individuo sucede algo muy similar quees igualmente efectivo si no ms pues el ego es a la vezmonarca y cabeza de la iglesia.

    Tenemos que trascender este tipo de racionalizacinsobre el sendero espiritual y nuestras acciones si quere-mos alcanzar la verdadera espiritualidad. Sin embargono es fcil bregar con este tipo de racionalizacin por-que todo lo percibimos a travs de la lente de la filosofay la lgica de nuestro ego las cuales hacen que todo nosparezca o r d e n a d o ~ preciso y lgico. Intentamos hallaruna respuesta razonada y justificada para todos nuestrosconflictos y problemas. Para sentirnos ms seguros nosesforzamos en acomodar dentro de nuestro esquema in -telectual todo aspecto de nuestras vidas que pueda cau-sarnos confusin y nuestro esfuerzo es tan serio y26

    solemne tan honrado y sincero que nos resulta casiimposible llegar a sospechar de l. Siempre creemos enla integridad de nuestro consejero espiritual.

    En realidad no importa qu utilicemos para esta au-tojustificacin: la sabidura de los textos sagrados loscuadros esquemticos los diagramas los clculos mate-mticos las frmulas esotricas la religin fundamenta-lista la psicologa profunda o .cualquier otro mecanismo.Siempre que comenzamos a evaluar a fin de decidir siqueremos o no hacer esto o lo otro ya hemos asociadonuestra prctica o nuestro conocimiento a ciertas cate-goras que se contraponen unas a las otras. Esto es elmaterialismo espiritual la espiritualidad falsa de nues-tro consejero espiritual. Siempre que tenemos conceptosdualistas tales como: Hago esto porque quiero alcanzarun estado de conciencia especial un estado de ser parti-cular nos separamos automticamente de la realidad delo que somos.

    Si nos preguntamos qu hay de malo en evaluar entomar partido la respuesta es que cuando formulamosjuicios secundarios tales como debera evitar haceresto hemos alcanzado un nivel de complicacin que nosaleja de la simplicidad bsica que somos. ~ . ~ ~ ~ ( ; i ~ ~ ?de la m ~ d i t a c i n significa precisamente experimentar lanaturaleza ms simple de nuestro ego eodramos decirla naturaleza o instinto simio de nuestro ego. Si aadi-~ o s cualquier otra cosa a nuestra psicologa nos conver-timos en mscaras gruesas y pesadas en una mera coraza.

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    Es importante comprender que el propsito principal de cualquier prctica espiritual es escapar de la bu rocracia del ego; esto significa salir del deseo constanteque tiene el ego de alcanzar versiones ms elevadas deconocimiento, religiosidad, virtud, buen juicio comodidad, o cualquier otro objetivo que se haya fijado el egocomo meta de su bsqueda. Hay que ;alir pues, del ma terialismo espiritual. Si no nos colocamos fuera de l sinos dedicamos a practicarlo. entonces a la laraa nos ve- bremos esclavizados por una coleccin inmensa de vasespirituales. Creeremos que esta coleccin espiritual esvaliossima. Nos deleitaremos entonces con todo 1 quehayamos estudiado. Puede que hayamos estudiado la filosofa occidental o la filosofa oriental, que hayamospracticado el yoga o que quizs hayamos estudiado bajodocenas de grandes maestros espirituales. Habremos alcanzado o aprendido mucho y creeremos entonces quehemos acumulado un gran tesoro de sabidura. Sin em bargo, despus de pasar por todo ~ s t todava quedaralgo a lo que habr que renunciar. Este es el gran misterio. Cmo puede suceder esto? Parece imposible. Perodesgraciadamente as es. Nue:-;tra vasta coleccn de sa bidura y experiencia es p arte del especticulo del egoparte de la cualidad ostentativa del ego. Se lo exhihimosal mundo, y al hacer esto nos aseguramos a nosotrosinismos de que existimos. Seguros y protegidos en nuestro papel de personas espirituales.

    Pero h m o ~ creado solamente un almacn de anti-28

    gedades. Puede ser que nos especialicemos en antigedades orientales, en antigedades del medioevo cristiano o en antigedades de alguna otra civilizacin o poca,pero en todo caso seremos meros comerciantes. Antes deabastecer nuestra tienda con tantos tesoros el lugar eraprecioso, las paredes encaladas, un piso sencillo y slouna lmpara em:cruJida en l techo; en el centro de lahabitacin haba solamente una obra de arte y era bellsim.a. Todos los que venan a la tienda admiraban su belleza incluso nosotros mismos.

    Pero no estbamos satisfechos y pensbamos queporque aquel objdo embelleca la tienda de tal manera,si pudiramos obtener an ms antigedades la habitacin sera an ms bella. As comenzamos a coleccionary el resultado final fue l caos.Buscamos ohjetos preciosos por todo el mundo. Fuimos a la India, al Japn y a muchos otros pases, y cadavez que encontrhamos una antigedad nos pareca pre

    ciossima y pensbamos que se vera muy bella en nuestra tienda porque nos ocupbamos de un solo objeto a lavez; pero cuando la traamos a nuestra tienda y la colodlwrnos ah se convert a meramente en un objeto msen nuestra coleccin de haratijas. La belleza del objetoya no irradiaba como antes; estaba rodeado de tantosobjetos bellos que ya no significaba lo mismo para nosot ros. En vez de un saln lleno de antigedades bellas ha bamos creado una tienda de baratijas.La ad1lllisicin correcta no significa coleccionar

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    una gran cantidad de informacin o de belleza, sinoue supone la apreciacin plena de cada objeto espiri-tual. Esto es sumamente importante. Si apreciamos ca-balmente un objeto hermoso entonces nos identificamoscompletamente con l, nos olvidamos de nosotros mis-mos. Es como ver una pelcula interesante o fascinantey olvidarnos de que somos meros espectadores. En talesmomentos no existe el mundo todo nuestro ser es la es-cena que estamos mirando. Es este tipo de identificacin[el que buscamos] l compromiso total con una solacosa. [Debemos preguntarnos pues:] (,-{emos probadorealmente hemos masticado tragado y digerido plena-mente el objeto de belleza que contemplamos es decir,la enseanza espiritual? O, por el contrario lo hemosadquirido meramente como parte de una vasta coleccinque nunca termina de crecer?Pongo tanto nfasis en este punto porque s que to-dos nosotros nos hemos acercado a las enseanzas y a laprctica de la meditacin no por el dinero sino por uninters genuino de aprender un deseo de crecimiento es-piritual. Pero si consideramos el conocimiento espirit ualcomo una antigedad como una curiosidad como una-;abidura arcana que debemos coleccionar, entonces he-mos tomado el sendero equivocado.

    En cuanto al linaje de los maestros espirituales serefiere, el conocimiento espiritual no se pasa de mano enmano como se pasa una antigedad sino que un maes- ro xperimenta la verdad de las enseanzas y se la co-;3

    munica como una inspiracin a su discpulo. Esa inspi-racin despierta al discpulo como el maestro haba des-pertado anteriormente. Entonces el discpulo le entregalas enseanzas de la misma manera a su propio discpu-lo, y as contina el proceso. La enseanza siempre esuna enseanza contempornea. No hay tal cosa comouna sabidura antigua una antigua leyenda. La ensean-za no se transmite como la informacin que pasa deboca en boca como el abuelo transmite a sus nietos loscuentos folklricos tradicionales. No es as; es una expe-riencia vivida.

    Hay un dicho en las escrituras tibetanas que dice:El conocimiento tiene que ser acrisolado amartillado ymoldeado como el oro puro; entonces se lo puede llevarcomo un adorno.2 As, pues cuando reciban ustedes lasenseanzas espirituales de otras personas no las aceptensin un examen previo. Primero las deben acrisolaramartillar amoldar hasta que el oro brillante y majes-tuoso aparezca. Entonces pueden crear un adorno con laforma que se les antoje y llevarlo al cuello. Por eso esque el Dharma: es pertinente y aplicable en cualquiertiempo para cualquier persona. Tiene una cualidad vi-vencia . No basta con imitar al maestro o al guru 4 puesno se trata de convertirnos en una mera rplica del guru.Las enseanzas son una experiencia individual personalaun para el que las ensea hoy da.

    Quizs haya muchos entre mis lectores que estn familiarizados con las leyendas de Naropa Tilopa Marpa

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    l\lilarepa, Campopa y los otros maestros del linaje Kagypa.;; Para todos estos maestros la enseanza fue unaex pericncia vi ida. Es Ulla experiencia vivida aun paralos maestros que cOllsideramos hoy los herederos titulares de este linaje. Cambian solamente las circunstanciasparticulares de la situacin vital de cada uno. La enseanza tiene las mismas cualidades del pan fresco recinsacado del horno. Cada panadero aplica a su harina asu masa y a su horno propio los principios generales dela receta para hacer pan y luego tiene que probar lmismo la frescura del pan. Lo tiene que partir l mismocuando an est fresco y probarlo cuando an est caliente. De la misma manera cada maestro tieue queaceptar la enseanza convertirla en su propia enseanza y practicarla. Es un proceso vivient. No hay el engao del colector de conocimientos. Tenemos que trabajarcon nuestra propia experiencia individual. Si nos confundimos no podemos acudir a nuestra coleccin deconocimientos para tratar de encontrar alguna confirmacin o consuelo que nos diga: El maestro y toda la enseanza estn de mi parte. El sendero espiritual no vaen esa direccin. Es un sendero solitario e individual.P: Cree usted que el materialismo espiritual es unproblema especficamente norteamericano?R: Siempre que las enseanzas llegan a un pas desdeel extranjero se intensifica el problema del materialismoespiritual. Al presente sin lugar a dudas Nurteamrica3

    ofrece un terreno frtil en espera de la semilla de la enseanza. Porque es tan frtil, vida de espiritualidad lees posible a Norteamrica servir de estmulo a muchoscharlatanes. Estos charlatanes no escogeran serlo si notuvieran este estmulo. Porque de otra manera sera msnatural para ellos convertirse en asaltantes de bancos omeros bandidos puesto que lo que buscan es hacerse dedinero y fama. Porque Norteamrica busca tan desesperadamente la espiritualidad la religin se convierte enuna manera fcil de hacer dinero y adquirir fama. Poreso vemos tantos charlatanes en el papel de discpulosespirituales o che las como se les dice en la India aligual que en el papel de maestros espirituales o gurus.Creo que en el momento presente Norteamrica es unterreno muy interesante.P: Ha adoptado a algn maestro espiritual como suguru? Me refiero a un maestro espiritual contemporneo.R: No. En este momento no tengo ninguno. Dej a todos mis gurus en el Tbet. Slo fsicamente desde luego,porque sus enseanzas permanecen conmigo y continan.P: Pero, a quin sigue usted aunque sea en un sentido ms o menos figurado?R: Las situaciones de mi vida son mi guru son la presencia de mi guru.P: Despus de que Shakyamuni Buda alcanz el des-

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    pertar qued alguna traza de ego en l que le permitieravi\ ir ulla vida humana normal para poder comunicarsus enseIianzas?H La enseIianza sencillamente tuvo lugar. Shakyamuni no deseaba enseIiar o no ensear. Estuvo siete semanas a la sombra de un rbol y luego caminando a orillasde un ro. Entonces sucedi que se encontr con alguienque le dirigi la palabra y sucedi que el Buda le ensea ese alguien. En esto no hay alternativa. gno est allcomo una persona abierta a las situaciones. Entonces lasituacin se presenta y se da all la enseanza. A estonos referimos cuando usamos la expresin la actividadpropia de un buda.P: Es difcil no ser codicioso cuando se trata de la espiritualidad. Es esta codicia algo que se pueda abandonar segn se progresa en el sendero?R: Hay que esperar a que el primer impulso hacia elsendero pierda fuerza. El primer impulso a seguir elsendero espiritual a menudo nos coloca en una situacinespiritual especfica. Pero si cultivamos ese impulsogradualmente pierde su fuerza. Llega un momento enque se nos hace tedioso, montono. ste es un mensajemuy valioso. Pues ver usted en el sendero espiritual esesencial relacionarse con uno mismo con nuestra propiaexperiencia en una forma real. Si no nos relacionamoscon nosotros mismos entonces el sendero espiritual sevuelve peligroso se convierte en un mero entretenimien-34

    to externo en vez de ser una experiencia personal orgnica.P: No es cierto que desde el momento en que buscamos escapar de la ignorancia por un sendero de creacinpropia podemos suponer con certeza que cuanto nos pa rezca bueno es meramente lo que el ego juzga beneficioso para s mismo y, por lo tanto de hecho es un obstculo en el sendero? Cualquier cosa que nos parezcabuena por definicin tendr que ser mala. Cualquiercosa que no altere totalmente el orden del ego nos destruir. lIay alguna manera de escapar de esto?H: Si mteu lleva a cabo algn acto que le parece bueno, por eso no se convierte automticamente en algomalo; sencillamente porque nos referimos a una situacin que est m,ls all del bien y del mal. No, no trabajamos para ningn bando ni para el bien n i ~ a r a el m;r

    1 i f " b ~ ~ - ; ; - s - c o n la t _ a l i d ~ g : ~ q l 1 e ~ ~ - ~ ~ - ; - l l d ~ - - e s t ~ - oaquello. Yo dira que se trata ms bien de acciones com-

    I ; T ~ ~ ~ no -har.. i ~ g ~ ~ - f t i p ~ ~ ~ ~ S . P l ~ d ~ i j q l t < . h ~ ~cemos c o ~ . i ~ ~ _ l l ~ q u e es bueno o malo se convierteen unactq parcial. _ _ - - -P: Si uno se siente muy confundido y trata de buscaruna solucin a esa confusin parecera ser, por lo queha dicho usted antes que entonces el esfuerzo es algodestructivo; pero, si no hiciramos esfuerzo alguno nonos estaramos engaando igualmente?

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    H S. Pero e iO no quiere decir que uno tenga que viviren los extremos del esfuerzo desmedido y la indiferen-cia. llay que descubrir la va media,6 u n ~ ~ d ~ integntlde er como uno es. Podramos descrihir esto con mu-chas p a l a b ; a s - p ~ r o es algo que se conoce realmente slocuando se lleva a cabo. Si realmente comenzara usted a,i\ 'ir esta ya media, entonces la percibira. Tiene quepermitirse cierto grado de confianza en s mismo, con-fianza en su propia inteligencia. En realidad somos unaijcriaturas formidables, tenemos la capacidad para lograrcosas estupendas. Sencillamente tenemos que dejarnosser nosotros mi::imos. La ayuda externa no nos sirve denada. Si usted 110 se deja crecer a s mismo, cae en elproceso autodestructi\'o de la confusin. P ero se trata deuna autodestruccin y no de una destruccin por agen-tes externos. Por eso es tan devastadora, porque es des-truccin de uno mismo.P: y qu es la fe? De qu sirve?H La fe puede ser una fe ciega, simplista, cndida opuede ser una confianza plena que no puede ser destrui-da. La fe ciega no tiene inspiracin: es ingenua, no escreativa, aunque tampoco es d e s t r u c t i ~ a . No es creativaporque la fe )' l l l lO mislllo llllllca ~ l encuentran, no haycomunicacin entre los dos, sino que uno meramenteacepta ciegamente de una manera muy ingenua la to-talidad de ulla ( [ ccBeia.b

    En el caso de la fe como confianza hay una raznviva para tener confianza. No esperamos que una solu-cin prefabricada se nos presentar misteriosamente.Trabajamos con la situacin existente sin temor, sinninguna duda respecto de nuestro compromiso. Este en-foque es extremadamente creativo y positivo. Si tene-mos una confianza definitiva estamos tan seguros denosotros mismos que no tenemos por qu inspeccionar-nos y probarnos a nosotros mismos. Esta confianza esabsoluta, un entendimiento pleno de lo que est suce-diendo ahora mismo. Por lo tanto, no hay vacilacinproducida por la duda acerca de si debemos seguir o nootros senderos, o si debemos o no tratar con cierta situa-cin de una o de otra manera.P: Qu nos ha de servir de gua en el sendero?R: De hecho, no parece haber ningn tipo de direc-triz especfica. En realidad, si alguien nos guiara ya esode por s sera sospechoso, porque estaramos depen-diendo de algo externo. Ser plenamente lo que somosel nosotros mismos es nuestro gua. Pero no en elsentido de una vanguardia, porque no hay ningn guaque seguir. No hay que seguir el rastro de nadie, sinoque uno ms bien sigue su camino. Dicho de otra ma-nera, el gua no va delante de nosotros sino que va connosotros.P: Podra deGir algo ms sobre la manera en que

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    la l l I t d itacin pone en cortocircuito los mecanismos pro-tectores ego?H El mecanismo protector del ego incluye el hbito de

    i n ' ~ l ) ( ; - ( ' c i o n a r ' n o s a nosotros mismos, que es una formade introspeccin i n n e c e s a r i a . ~ C a ~ n e d i t a c i n no se basaen el acto de meditar sobre un objeto en particular me-diante la inspeccin de uno mismo. La meditacin es laidentificacin completa con las tcnicas y objetos queestemos utilizando. Por lo tanto, no debera hacerse nin-gn esfuerzo por establecer la seguridad propia median-te la prctica de la meditacin.P Personalmente me parece que vivo en un depsitode chatarra. Qu tengo que hacer para que se conviertaen un saln :-limpIe con un nico objeto bello?H Para lograr evaluar plenamente la coleccin que tiene deber comenzar por un solo objeto. lIay que encon-trar un punto de partida, una fuente de inspiracin. Qui-z no tenga que examinar el resto de los artculos de sucoleccin si estudia cuidadosamente una pieza de lamisma. Esa pieza podra ser un rtulo que de algunamanera ha logrado obtener de una calle de Nueva Yorkpuede ser algo tan insignificante como eso. Pero hay quecomenzar por una sola cosa hay que verla en toda susimplicidad, ver el carcter primitivo de esta baratija ode esta preciada antigedad. Si logramos comenzar poruna sola cosa esto equivaldr a tener un solo objeto enuna sala vaca. Lo importante es encontrar ese punto de38

    apoyo. Como tenemos tantos objetos en nuestra coleccin parte del problema es que no sabemos por dndeempezar. Hay que dejar que nuestros propios instintosnos digan cul ha de ser el primer objeto a considerar.P Por qu cree usted que la gente protege su ego tan-to? Por qu es tan difcil abandonar el ego?R El ~ [ h : t J : J J : l ~ l 0 le teme al vaco del espacio a la au:

    s e . ~ c i de compaa, a la ausencia 4e una sombra. ~ ~ ~ r a~ e : _ : l E : ~ _ ~ ~ . E e r i ~ , n c i a t e r r a d o r a el no tener nadie o nadacon lo que poder establecer una relacin. La ~ . J e ade esto puede ser s ~ m ~ I l l e n t ~ a t e m o r i z a n t ~ ~ aunque la

    e ~ p ~ ~ i e i C 1 i m i s ~ a no lo sea. Se t ~ a t a , en general, de unternoral espacio, un temor a no poder anclarnos a una

    t i e ~ - ~ ' a . f i r m e , a perder nuestra identidad en tanto objetofijo; slido y definido. Esta posibilidad amenazl ,conti-nuamente.

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    LA ENTHEGA

    Habiendo llegado a este punto, qmzas ustedes hayanconcluido que deberamos abandonar todos los juegosdel materialismo espiritual, es decir, que deberamos de-jar de tratar de protegernos o mejorarnos. Quizs hayanadvertido el hecho de que nuestra lucha es intil yquieran darse por vencidos, abandonar completamentetodo esfuerzo por protegerse a s mismos. Pero, cuntosde nosotros haramos realmente tal cosa? No es tan sim-ple ni tan fcil como parece. Hasta qu punto podra-mos realmente entregarnos y abrirnos? En qu momen-to volveramos a asumir una actitud defensiva?

    En la charla de hoy consideraremos el problema dela entrega, particularmente en trminos de la relacinque existe entre nuestros esfuerzos por tratar con losestados mentales que hemos llamado neurticos, y nues-tros esfuerzos bajo un maestro espiritual o guru. ,;Entregarse al guru significa abrir nuestro espritu a las situa-ciones cotidianas, tanto como abrirse a un maestro en-particular. Sin embargo, si nuestro estilo de , ida r lllles-- 0

    tra inspiraclOn se encaminan a desplegar la conciencia,tambin encontraremos seguramente a un maestro espi-ritual, a un guru personal. Por eso, en nuestras prxi-mas charlas subrayaremos la importancia de relacionar-se con l maestro espiritual.Una de las dificultades

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    1 :: 11 ~ l H r ~ ~ ~ a m b i n significa el reconocimiento delas ~ u a l i d a d e s c r ~ ~ ~ , - S p e r a s , torpes y escandalosas denuestro propio ego, el reconocerlas y tambin el abando- .narlas. Generalmente resulta muy difcil abandonar yentregar las cualidades ms crudas y speras de nuestroego, aunque nos odiemos a nosotros mismos; pues almismo tiempo nuestro odio hacia nosotros mismos escierto tipo de entretenimiento; a pesar del hecho de queno nos guste lo que somos y de que nos resulte dolorosala autocrtica no podemos renunciar a ella totalmente.Si comenzramos a abandonar nuestra autocrtica, sentiramos que estamos perdiendo un entretenimiento oquiz tanto como si alguien nos quisiera privar de nuestro empleo. No tendramos ninguna otra ocupacin si loentregramos todo, no tendramos a qu aferrarnos. La

    ~ v a l l l l c i Q n y la autocrtica son, pues, bsicamentetendencias neurticas que se derivan del hecho de 110 te l ~ ~ ~ ~ ~ i ~ ~ ~ ~ ~ -c 1fiallza _ n ~ _ o s o t r o s m i s m o ~ , ~ E ~ a '

    sentido d e f > ~ r c } ~ r _ o _ q l ~ . jlQmQs, ~ ~ o - ~ : J < J . ques O l l 1 ~ s . . . ~ ~ _ l l i ~ ~ s ( ) . _ q l t ? _ podeIIlos aI" ,iesgarnos a vivir abier

    . t ~ ~ ~ n t e . Es decir, saber que s p o d e m ~ s darnos l lujode entregar las cualidades neurticas crudas y toscas delyo y salir fuera de la ilusin, fuera de nuestras ideas preconcebidas.e n ~ l . . Q U l ~ _ ~ . ~ ~ g L P : l e s : ~ ~ _ e s p ~ E ~ _ n z a ~ y expec

    t ~ _ ~ ~ a d ~ m s de 1 e s ~ ~ s _ ~ J l < r e ~ l Y m a r ~ I 1 r J:"eslleltamente h ~ i ~ _ ~ . . Q ~ s i l u s i n , acoplar nuestros esfuerzos ae 1 1 a , _ p e ~ e t r a r en ella y hacer de e l l l l u n - ~ ~ l o de vida, lo

    ~ ~ . - ---- 42

    q u ~ ~ s rnYY difcil de lograr. ~ ~ Q . ~ ~ l u s i n es bu_en indi-_< : ~ ) _ . ~ ~ . : ~ I l t ~ i g ~ c i s i ~ ~ . .No ~ ~ e d _ e c _ Q l R r r _ ~ o J : t

    n ~ < l l , es tan ntida, precisa, obvia y directa. Si logramosvivir abiertaIIlente entonce.s de pronto comenzamos aver q ~ ~ n u ~ ~ ~ ~ ~ t ? ~ p e G t a t i v a s n a d a t ~ n e n q u e ~ e r c o n la

    r ~ ~ i 4 ~ J d e las situaciones que y ~ y ~ ~ o s . Esto producea u t o m ~ ~ _ a m e t e .llnsentimiento de desilusSn, pero la d e s i l ~ ~ i ~ . ~ ~ _ el mejor vehculo que t e n e m o s p ~ ~ a s guirel s ~ ~ d e r o del Dharma pues no confirma la existenciad e C e g ~ ; n i la de sus sueos. ------.

    Sin embargo si estamos inmersos en el materialismo espiritual si vemos la espjrit1:l:alidad como parte deuna acumulacion de conocimiento y virtud si la espiritualidad se convierte en un medio de fortalecer nuestroego, todo l proceso d ~ ~ I l t ~ ~ g a s e - p e r v i e r t e comple

    . t a I T l ~ p : ~ e . Si consideramos la e s i ) i E ~ ~ ~ a l i 4 a . d c-mo unamanera de darnos comodidad cada v ~ - q ~ ~ - e x I ; e r i m e n temos algo desagradable aJg4u contr.atiempo en el sen

    d e ~ o , - t r a t a ~ e m o ; ; d e racionalizar: Desde luego que tieneque tratarse de alguna accin sabia del maestro. Yo sque es as. Estoy seguro de que el guru no hace nadaque pueda hacernos dao. Guruji1 es un ser perfecto ytodo lo que hace guruji es por mi propio bien porqueest de mi parte. Por eso es que puedo darme el lujo devivir abiertamente puedo entregarme sin correr ningnpeligro, yo s que estoy siguiendo el sendero correcto.Pero hay algo que no est del todo bien en una actitudcomo sta. Es por lo menos simplista e ingenua. Nos

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    hemos dejado cautivar por el aspecto imponente inspirador majestuoso y pintoresco del guruji. No nosatrevemos a contemplar ninguna situacin distinta. Fo

    l l ~ e l l t a l l l o s la cOll\ iccin de que todo lo que e x p e r i n ~ n -tamos es parte de nuestro crecimiento espiritual: Lo helogrado>, nos decimos Lo he experimentado. Todo estolo he logrado por mi propio esfuerzo. Lo s todo, encierto modo porque he ledo muchos libros que confirman mis creencias la exactitud de mi conocimiento misideas. Todo concuerda.

    Pero podramos aferrarnos a nosotros mismos ande otra manera: no entregarnos verdaderamente porquenos creemos demasiado refinados. sofisticados y dignos.Pensarnos entonces: De seguro no vamos a entregarnosa una \ ida en el escenario c a l l ~ j e r o , ordinario y asqueroso de la I t'alida(h. Cuando pensamos de C::ita manerapretendemos que cada paso que tomamos en el senderose apoye sobre un ptalo de loto y formulamos una lgica que interpreta todo lo que sucede de acuerdo con estaimagen. Si caemos amortiguamos el aterrizaje para nosufrir una sacudida. La .entrega total no consiste en

    .crear amortiguadores para ~ i ~ e s t r a s cadas significa precisamente caer sobre un suelo duro y ordinario sobreuna campilia pedregosa y agreste. Cnando nos a b r i ~ o sal mundo aterrizamos en lo que est all.Tradicionalmente la entrega se simboliza con prcticas tales como la postracin 2 que consiste en el acto detirarse al suelo en un gesto de entrega. P e r o ~ a la vez, se

    supone que psicolgicamente hemos de abrirnos y en tregarnos completamente mediante nuestra identificacin con lo ms bajo, reconociendo de esta manera nuestras euali

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    apoyarme en ellos en busea de ayuda. Solamente quiero("minar junto a ellos. Hay una tendencia muy peligrosaa buscar la ayuda de los dems mientras recorremos elsendero. Cuando un grupo de personas se apoyan unas

    ~ o b r e H ras, si UllO se cae todos caen. Simplemente caminamos el uno con el otro. Uno junto al otro, hombrocon hombro, laborando juntos, caminando juntos. Estemodo de tomar refugio, esta concepcin de su significado es muy profunda.

    t ~ a forma equivocada de tomar refugio es la de buscar abrigo o proteccin; la de adorar las montaas, eldios del sol, e dios de la lun- o cualquier otro dios por

    q { ~ ~ p a r e c e n ser ms poderosos que nosotros. Este tipode toma de refugio es :iitnilar a la del nio que dice: Sime pegas, :ie lo digo a mi mam, con lo cual concibe asu madre como una poderosa figura arquetpica. Si loatacan recurre automticamente a su madre, esa personalidad poderosa, invencible, omnisciente y omnipotente. El nio cree que su madre lo puede proteger, que dehecho es ella la nica persona que lo puede salvar. [()-:mar refugio en la madre o en el principio paterno es en

    r ~ a l i d a d contraproducente, porque el que toma refugiono_ iene ninguna fortaleza real, n nguna ins pi racin. Sepasa constantemente calibrando poderes a ver cul es elmayor y cul es el menor. Si somos pequeos siemprehay alguno ms grande que nos puede aplastar. Buscamos refugio porque no queremos arriesgarnos a serpequeos, sin proteccin. Siempre tenemos alguna dis-46

    culpa ,a mano: Yo soy insignificante, pero reconozco tugrandeza. Me gustara adorarte y unirme a tu grandeza.Por favor, no podras protegerme?

    Pero la entrega total no es cuestin de ser humilde oestpido, ni de querer ser elevado o profundo. No_tienenada que ver con niveles o evaluaciones. A ~ ~ al, contrario, nos entregamos porque queremos comunicarnoscon el mundo tal cual l es. No t e n e m o ~ que clasificarnos omo aprendices o como i g n o r ~ ~ t e s S a b e m ~ ~ _ ~ I . d eestamos; por lo tanto" hacemos el acto de entrega, deabrirnos al mundo, que significa una comunicacin,un vnculo directo con el objeto al cual nos entregamos. No nos avergonzamos de nuestra rica coleccin decualidades speras, crudas, bellas o puras. Todo se loofrecemos al objeto de nuestra entrega. El acto bsico deentrega no supone, pues, la adoracin de un poder externo, antes bien, significa trabajar con cierta inspiracin,de manera que uno pueda convertirse en un recipienteabierto dentro del cual se puede verter el conpcimiento.

    As, el estar abierto y el entregarse son preparaciones necesarias para poder trabajar con un amigo espiritual.4 Reconocemos nuestra riqueza fundamental antesque l ~ m e n t a r la pobreza imaginaria de nuestro ser. Sabemos que merecemos recibir las enseanzas, que somos merecedores del tesoro de oportunidades de aprendizaje que se nos presentan en el sendero.

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    3EL cunu

    Siempre que emprendemos el estudio de la espiritualidad nos enfrentamos al problema de nuestra relacincon el maestro, el lama, el guru, o comoquiera que llamemos a la persona de la cual esperamos recibirnuestra orientacin espiritual. Estos trminos, especialmente el de gurw han adquirido en occidente significados y asociaciones que nos llevan a conclusioneserrneas y aumentan a menudo la confusin que existealrededor del problema de lo que significa estudiar bajoun maestro espiritual. Con esto no queremos decir quelos orientales saben mejor que los occidentales cmo seestablece una relacin adecuada con el guru. El problema es universal. Todas las personas se acercan a la espiritualidad con ciertas ideas prefijadas en sus mentessobre lo que han de obtener o sobre cmo se tienen querelacionar con la persona de la cual esperan recibir la espiritualidad. ~ j d e misma de que tienen que obteneralgo de manos del guru -ya sea la felicidad, la paz espiritual, la sabidura o cualquier otra cosa- es una de las48

    ideas preconcebidas ms p r o b l e ~ ~ t c a s . Por eso me pa rece que conviene examinar ahora la manera en que al gunos de los discpulos ms distinguidos han bregadocon este problema de cmo relacionarse con la espiritualidad y con un maestro espiritual. Puede que estos ejem-1 1w; resultell wrtinentes a SIl propia bsqueda de ustedes rniSIIIOS.Uno de los maestros tibetanos ms famosos, quienfue tambin uno de los principales ;urus dcllinaje kagyal cual pertenezco, fue Marpa, estudiante del maestro indio Naropa, y guru de Milarepa, el ms famoso de sushijos espirituales. Marpa es un ejemplo de una de esaspersonas que desde su juventud progresan en la vida solamente por sus propios esfuerzos. Naci en una familiade labriegos, pero, siendo an joven ambicionaba algomejor y escogi la carrera de monje erudito como sendero de elevacin. Podemos imaginarnos la clase de es fuerzo y determinacin enormes que tendra que desarrollar el hijo de un labriego para alcanzar la posicinde clrigo en la tradicin religiosa local. Haba muy pocos caminos abiertos para que una persona de su clasesocial alcanzara algn tipo de posicin distinguida en elTbet del siglo dcimo. Las opciones parecan ser las demercader, bandido, o, la ms asequible de todas, clrigo.Unirse al clero local en aquellos tiempos equivala aconvertirse en mdico, abogado y profesor universitario,todo al mismo tiempo.

    Marpa comenz por estudiar tibetano, snscrito y49

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    otros idiomas, inclusive el vernculo de la India. Despus de tres aos de tales estudios, alcanz la pericia necesaria para hacerse de algn dinero como erudito instructor. Con este dinero financi sus estudios religiososy pudo convertirse en su propio estilo muy particular,en un clrigo budista. Esta posicin social lo hacaacreedor a cierto grado de prominencia local pero Marpa tena ambiciones mayores; as que aunque ya paraentonces era hombre casado y de familia continu ahorrando sus ingresos hasta que pudo acumular una grancantidad de oro. Entonces ~ l r p anunci a su familia suintencin de viajar a la India para recoger las enseanzas.

    En aquellos tiempos la India era el centro mundialpara los estudios budistas. En la India se encontraban laUniversidad de Nalanda y los sabios eruditos ms grandes del mundo budista. Marpa planeaba estudiar all recoger textos desconocidos hasta entonces en el Tbet,traerlos de vuelta a su casa y traducirlos con el nicopropsito de establecerse como erudito traductor de es-cala mayor. El viaje a la India en aquellos tiempos, yhasta hace muy poco era largo y peligroso. Los padres yla familia de Marpa trataron de dmadirlo pero l estaba decidido. As emprendi camino acompaado de unamigo y colega. Despus de un difcil viaje de varios meses cruzaron los Himalayas y se internaron en la Indiadonde prosiguieron hacia Bengala. Una vez all cadauno tom su camino. Ambos eran eruditos habilitados ycompetentes en sus respectivos campos de especializa-so

    cin en el estudio de la religin y la filologa y por tantohaban decidido buscar por separado sus propios maestros segn los intereses de cada uno. Antes de separarseacordaron reunirse para el viaje de regreso.

    Al pasar de viaje por Nepal camino de la India, Marpa haba odo mencionar al maestro Naropa, un hombrede fama enorme. Naropa haba sido el rector de la Universidad de Nalanda, quizs el centro ms grande paralos estudios budistas que haya conocido el mundo. En elapogeo de su insigne carrera Naropa sinti que solamente haba comprendido la letra de las enseanzas y no susentido real. Renunci por lo tanto a su puesto y se march en pos de un guru. Durante doce aos acept laspruebas y los trabajos ms duros a manos de su maestroTilopa hasta que alcanz finalmente la iluminacin.Para la poca en que Marpa oy hablar de l ya se leconsideraba uno de los santos ms grandes que habaproducido el budismo. Naturalmente, Marpa se decidi air en pos de l.

    A la larga Marpa encontr a Naropa en una choza enlas selvas de Bengala viviendo en medio de la pobreza.Marpa haba esperado encontrar en un ambiente muydistinto a un maestro tan distinguido, es decir que esperaba encontrarlo a la cabeza de una estructura institucional religiosa de cierta complejidad. Por lo tanto, Marpa se sinti en cierta medida defraudado; no obstante,como la experiencia de encontrarse ante las costumbresy el ambiente exticos de un pas extrao lo haban con-

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    fundido, estaba dispuesto a ser acomodaticio. Pues pen-saba que quiz se trataba del estilo de vida de todos losmaestros indios. Adems, su admiracin por la fama deNaropa sobrepasaba su desilusin. As pues, le entrega Naropa la mayor parte del oro que traa consigo y lepidi le concediera las enseanzas. Le explic que erahombre casado clrigo erudito y labriego, venido delTbet, y que no estaba dispuesto a cambiar este estadode cosas que haba logrado con tanto trabajo, sino queslo quera recoger enseanzas y textos para llevarlos devuelta al Tbet y traducirlos all a fin de ganar fama ydinero. Naropa accedi a la peticin de Marpa sin reser-vas. Le concedi las enseanzas y tod march sobreruedas.

    Despus de algn tiempo, Marpa decidi que ya ha -ba recogido suficientes enseanzas para satisfacer suspropsitos se prepar para el viaje de regreso. Fue auna posada en la ciudad donde haba convenido encon-trarse con su compaero de viaje y ambos se sentaron acomparar el resultado de sus esfuerzos. Cuando su ami-go vio lo que l\larpa haba conseguido se ech a rer ydijo:

    - Lo que tienes aqu es inservible, no vale nada. To-das esas enseanzas se conocen ya en el TLet. De segu-ro habrs encontrado algo ms interesante y raro. Yopor mi parte he descubierto enseanzas fantsticas quehe recibido de labios de los ms distinguidos maestros.

    larpa desde luego se inti extremadamente frus-5

    trado y molesto. Haber viajado desde tan lejos y contantas dificultades y gastos para esto. As que decidiregresar donde Naropa e intentar una vez ms conseguirlo que quera. Cuando lleg a la choza de Naropa le pi -di a ste enseanzas ms raras, exticas y avanzadas.Qued sorprendido de que Naropa le dijera:

    - Lo siento, pero tales enseanzas no te las puedodar yo. Tendrs que ir a recibirlas de labios de otromaestro, un hombre llamado Kukripa. El viaje serazaroso y difcil especialmente porque Kukripa vive enuna isla en medio de un lago de aguas emponzoadas.Es a l a quien tienes que consultar si quieres estas en-seanzas.

    Ya Marpa haba comenzado a desesperarse; por lotanto, decidi arriesgarse y hacer el viaje. Adems, Ku -kripa pareca poseer enseanzas que ni aun el gran Na -ropa conoca. Tambin el hecho de que viviera en mediode un lago emponzoado pareca indicar que se tratabade un maestro extraordinario, de un gran mstico.

    As pues, Marpa hizo el viaje y logr cruzar el lagohasta la isla. All comenz a buscar a Kukripa. Final-mente encontr a un anciano hind en un paraje inmun-do rodeado de cientos de perras rabiosas. La situacinera inslita, por no decir otra cosa pero Marpa intent,no obstante, comunicarse con Kukripa. Pero lo nicoque consigui de l fue un balbuce atropellado; Kuk-ripa pareca no poder decir nada ms que disparates.

    La situacin comenzaba a ponerse intolerable. No53

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    ~ o l a l l l e l l t e r e ~ u l t h n ininteligibles las palabras de Kukripa. Marpa tambin tena que mantenerse en guardiaante las perras pues si trataba de apaciguar a una-.;iempre haba otra ladrndole amenazadoramente. Finalmente. ya casi completamente fuera de s l\larpa sedio por vencido dej de tomar apuntes de sus consultascon Kukripa y abandon toda esperanza de recibir al guna enseanza secreta. Entonces Kukripa de prontocomenz a hablarle en oraciones completamente inteligibles y coherentes y las perras dejaron de acosarlo yMarpa recibi la enseanza.Despus de terminar sus estudios con Kukripa\larpa volvi a ver a su gurn original Naropa. ste ledijo entonces:

    - Ahora tienes que regresar al Tbet a ensear. NoLasta con recibir las en:- eanzas de Ulla manera teortica. Tienes que pasar primero por ciertas experiencias vitales. Entonces podrs regresar aqu para continuar tusestudios.

    Una vez ms Marpa se encontr con su compaerode bsqueda y juntos comenzaron el largo viaje de regreso al Tbet. El amigo de Marpa tambin haba estudiado mucho y ambos llevaban consigo montones demanuscritos. Segn marchaban en su viaje departan sobre lo que haban aprendido. Pronto l\1arpa comenz ainquietarse ante las preguntas de su amigo pues stepareca ponerse cada vez ms inquisitivo en un intentode descubrir si Marpa haba recibido algunas enseanzas54

    secretas. Las conversaciones parecan dirigirse de msen ms hacia este tema hasta que el compaero de Marpa decidi que ste s haba obtenido enseanzas msvaliosas que las que l haba conseguido con sus propiosmaestros. Entonces comenz a sentir una envidia irresistible. Sucedi as que mientras cruzaban cierto ro enuna barca l colega de Marpa comenz a quejarse deque no estaba cmodo porque el equipaje se apiaba al rededor de l. Con este pretexto se cambi de sitio comosi buscara un lugar ms cmodo y segn haca esto selas arregl para empujar todos los manuscritos de Marpa y tirarlos al ro. Marpa intent recuperarlos desesperadamente pero todo fue en vano. Todos los textos yapuntes que tantos sacrificios le haban costado desaparecieron en un instante.

    As fue como Marpa regres al Tbet sintiendo quelo haba perdido todo. Tena muchas ancdotas que contar sobre sus viajes y estudios pero no tena nada concreto que confirmara sus conocimientos y experiencias.As y todo dedic varios aos a los estudios y la enseanza hasta que un buen da para sorpresa propiacomenz a darse cuenta de que todos aquellos manuscritos y apuntes que haba perdido le habran sido depoca utilidad. Mientras haba estado en la India habatomado apuntes solamente de aquellas partes de las en seanzas que no entenda no haba apuntado nada sobre aquellos aspectos de las enseanzas que ya sehaban convertido en parte suya. Pero fue solamente en-

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    tonces, tantos aos ms tarde, que vino a descubrir queestas enseanzas se haban convertido en parte integrante de su persona.Con este (lescubrimiento, Marpa ahamlon su inters en sacar algln tipo de provecho llllllHlano d ~ la enseanzas. Ya no le interesaba hacer dinero ) alcanzarprestigio. Se senta inspirado, en cambio, a alcanzar lailuminacin. As fue como ahorr nuevamente una grancantidad de oro en polvo para cubrir sus gastos y presentar una ofrenda digna de Naropa. Con esto emprendi una vez ms el viaje hacia la India. Esta vez iba aorando ver a su guru y deseoso de recibir las enseanzaspor el valor intrnseco de stas.

    Sin embargo, este encuentro con 0J aropa fue algodistinto de los anteriores. l\aropa pareca ahora excesivamente fro e impersonal, casi hostil. Sus primeras palabras para .Marpa fueron:- 1\1e alegra verte de nuevo. Cunto oro has tradopara pagar por las enseanzas?l\1arpa haba trado grandes cantidades de oro, peroquera guardar parte para sus g ~ t o s personales y parael viaje de regreso, de manera que abri sus bolsas y ledio a Naropa solamente parte de lo que traa. Naropamir la ofrenda de su discpulo y le dijo:

    -1\ 0, esto no es suficiente. Necesito ms oro. Dametodo el que traes.Marpa le dio un poco ms, pero Naropa aun le exiga todo. Intercambiaron palabras acto: ; similares va-

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    rias veces hasta que finalmente Naropa se ech a rer yle dijo:- Crees que puedes comprar mis enseanzas conun engao?Con esto Marpa cedi y le dio a Naropa todo el oroque traa. Pero para su espanto, Naropa levant las bolsas y comenz a arrojar el polvo de oro a los vientos.De pronto Marpa se sinti extremadamente confusoy paranoico. No poda comprender lo que estaba sucediendo. Haba trabajado duramente por ese oro con elcual esperaba conseguir las enseanzas que tanto deseaba. Naropa haba sugerido que l necesitaba el oro, quele enseara a Marpa a cambio de ste. Sin embargo, loestaba desperdiciando de esta manera. Entonces Naropale dijo:

    - Para qu quiero yo el oro? El universo entero esoro para mste fue un gran momento para Marpa, pues conestas palabras se abri al maestro y se hizo capaz derecibir las enseanzas. Permaneci junto a Naropa porlargo tiempo despus de esto y su entrenamiento fuesumamente severo. Pero esta vez no se limit a escucharlas enseanzas como haba hecho antes; tuvo que entregar todo cuanto tena y era, no solamente el oro queposea, sino todo lo que llevaba escondido en su pensamiento. Fue un proceso largo y continuo de apertura yentrega.Tambin en la vida de Milarepa tenemos un ejemplo

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    de la relacin entre discpulo y maestro aunque en estec ~ o las circunstancias son algo diferentes. Tambin Milarepa era un campesino, aunque no tan educado ni COIltanto lllulHlo como Marpa cuando conoci a Naropa.Adcms Milarepa era un hombre que haba cometidovarios crmenes, incluso un asesinato. Era una perSOtl

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    un obsequio de algn tipo. Por eso tuvimos que conside-rar previamente la entrega la apertura de uno mismo laentrega de toda expectativa antes de que pudiramoshablar de la relacin entre el maestro y el discpulo. Esimprescindible entregarse abrirse presentarle al gu rutodo lo que uno tiene, en vez de tratar de presentarse as mismo como un discpulo digno de consideracin. Noimporta cunto est dispuesto uno a pagar no importacun correctamente se conduzca cun inteligente sea,cunta facilidad de palabra tenga para expresarse ade-cuadamente ante el maestro. No es como cuando discu-timos con un vendedor al comprar un automvil. Cuan-do uno solicita un trabajo el que se lo den o no dependede sus credenciales de su manera de vestir de cun bienhaya lustrado sus zapatos de su facilidad de expresin ode sus buenas maneras. Si compramos un automvil setrata entonces de cunto dinero tenemos o de si conta-mos con un buen crdito. Pero cuando se trata de la es-piritualidad se requiere mucho ms. No se trata de soli-citar un trabajo ni de vestirse bien para impresionar aun posible patrn. Tales engaos no se aplican a la en-trevista con un guru pues ste puede ver la verdad. Ledivierte vernos vestidos especialmen te para la entrevista.En este caso no hace falta tratar de congraciarnos con elmaestro; de hecho sera intil. ~ ~ e m o s que hacer uncompromiso real de mantenernos abiertos al maestro.tenemos que estar dispuestos a entregar todas nuestrasideas Heconcebidas. J\lilarepa e ~ p e r b que Marpa fuera6

    un gran sabio y santo que se ataviara como todo unyogi, con rosarios que se dedicara a recitar mantras y ameditar; en cambio encontr que Marpa se dedicaba alcultivo de su finca, supervisando a los labriegos y la -brando la tierra.Me temo que en occidente hemos abusado de la pa-labra guru, en realidad sera mejor hablar de un ami-go espiritual. Por,que las enseanzas recalcan el encuen-tro mutuo de dos espritus. Se trata de una comunicacinrecproca antes que una relacin entre amo y siervo, an -tes que una relacin entre un ser viviente altamentee ~ v o l u c i o n d o y uno miserable y confundido. Cuando seestablece una relacin con el guru como la que existeentre amo y siervo, el ser ms adelantado aparece antelos ojos del otro como si no estuviera sentado sobre suasiento; le parece estar levitando mirando desde lo alto.La voz del maestro nos parece penetrante y sonora; cadasonido que emite incluso su tos, o cualquier movimien-to que hace nos parece un gesto de sabidura. p ero todoest() es un ensueo. Un guru debe ser un amigo espiri-

    t ~ a l que nos comunique y nos ofrezca sus propias cuali-dades como Marpa hizo con Milarepa y Naropa conMarpa. Marpa present sus cualidades de ser un yogilabriego. Dio la casualidad de que tena siete hijos y unaesposa de que cuidaba de su finca, de que labraba loscampos y se mantena a s mismo y a su familia. Peroestas actividades eran meramente un aspecto de su vidaordinaria. Cuillaba de sus estudiantes como cuidaba de

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    su cosecha y de su familia . 0 : ~ ,n minucioso en prestarle atencin a cada detalle de su vida que poda ser unmaestro competente a la vez que era un buen padre y unagricultor capaz. No haba materialismo ni fsico ni eslliritual en el estilo de vida de Marpa. No exageraba laimportancia de la espiritualidad ni desatenda a su familia o su relacin fsica con la tierra. Si no estamos sumidos en el materialismo, sea espiritual o fsico, entoncesno exageramos ninguno de los dos extremos.

    Tampoco nos ayuda mucho querer escoger a alguiencomo nuestro guru slo porque es famoso, alguien clebre por haber publicado montones de libros o por haberconvertido a miles o millones de personas. Por el contrario, el principio gua es determinar si uno puede o nocomunicarse realmente con esa persona, directa y cabalmente. Tenemos que preguntarnos tambin hasta qupunto nos engaamos a nosotros mismos. Si estamosverdaderamente abiertos al amigo espiritual, deberamospoder trabajar al unsono con l. Cabe preguntarse,pues, en esas ocasiones si uno puede comunicarse con lcabal y adecuadamente; si este amigo espiritual de verasnos conoce, o lo que es ms, si de veras puede desenmascararnos para comunicarse directamente con nosotros. stos, y no la fama o la sabidura, son los principios gua cuando se busca un maestro espiritual.Hay una historia interesante sobre un grupo de personas que decidi ir a estudiar bajo cierto maestro tibetano despus de haber estudiado bajo otros maestros.62

    Haban decidido concentrarse ahora en tratar de aprender solamente de este maestro en particular. Ansiosospor convertirse en sus discpulos, pidieron audiencia conl. Pero este gran maestro rehus aceptarlos como discpulos si no podan satisfacer una condicin. Les dijo:- Os aceptar solamente bajo esta condicin: que estis dispuestos a renunciar a todos vuestros antiguosmaestros.

    Entonces ellos le rogaron que no les exigiera esto.Le dijeron cunta devocin sentan por l,' cun grandeera su reputacin y cunto les gustara estudiar con l.Pero l se negaba a aceptarlos si no cumplaI?- con aquella condicin. Finalmente todos, con excepcin de uno,accedieron a renunciar a sus antiguos maestros, de quienes, desde luego, haban aprendido mucho. El gurupareci quedar satisfecho cuando hubieron hecho esto,y les dijo que volvieran al prximo da. Cuando volvieron les dijo:- Percibo claramente vuestra hipocresa. La prxima vez que vayis ver un maestro, renunciaris con lamisma facilidad a m y a mis enseanzas. No os quieroaqu. Largo de aqu -Dicho esto, los ech a todos,excepto a aquel que todava valoraba lo que habaaprendido antes. Esta persona a quien acept el guru noestaba dispuesta a jugar el juego de la mentira, no estaba dispuesta a tratar de complacer a un guru pretendiendo ser lo que no era. Si ustedes quieren ser amigosde un maestro espiritual tienen que hacerlo con candi-

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    dez, abiertamente, para que la comunicacin tenga lugarentre iguales. No pueden tratar de ganarse las simpatasdel maes tro.

    Para que un guru nos acepte como amigo tenemosque abrirnos a l completamente. Para podernos abrirtendremos que someternos probablemente a cierta,.pruebas, a manos del amigo espiritual o en s i t u a c i O l l f . ~vitales generales. Todas estas pruebas resultan, de :idl'luego, en algn tipo de desilusin. Llegar el momentoen el cual dudaremos de los sentimientos del amigo c,.;-piritual pensando que no siente nada hacia n o s o t r ( ) ~ .Este pensamiento es parte del proceso de aprender a ell-frentar nuestra propia hipocresa. La h i ~ c r e s a , la pre

    t e n s i < ~ ~ 1 ~ s ~ o b ~ c e s d_el ego p r e ~ e n t a n u ~ ; g r ~ n resis-t e n c i a ~ p u ~ s e ego _est cubierto por una Coraza gruesa.Nos gusta llevar armaduras,- una encima de la otra.Nuestra hipocresa es tan densa y tiene tantas capas.que tan pronto nos quitamos una capa de coraza encontramos otra debajo. Constantemente abrigamos la esperanza de que nunca nos veamos obligados a q u i t r n o s l a ~completamente. Esperamos poder hacernos presentablequitndonos slo algunas de las capas de blindaje. En tonces nos presentamos con nuestra nueva armaduracon un gesto zalamero. Pero nuestro amigo espiritual nolleva armadura alguna, siempre va desnudo. Cuandocomparamos nuestra apariencia con la desnudez delmaestro espiritual, es como si estuviramos recubiertode hormign. Nuestra armadura es tan gruesa que nues-64

    tro amigo no puede sentir la textura de la piel o la for-ma del cuerpo que hay debajo. Ni siquiera puede vernue :itro rostro.

    Hay muchas historias de encuentros entre maestrosdiscpulos del pasado en las cuales se nos relata cmo

    el discpulo tuvo que hacer largos viajes y sobrellevargrandes penas hasta que su fascinacin e impulsos iniciales comenzaron a debilitarse. Y ste es precisamenteel propsito de este tipo de prueba. El impulso inicialque nos lleva a querer encontrar algo es de por s unobstculo. Cuando este impulso comienza a debilitarse,entonces nuestra desnudez fundamental comienza a ma nifestarse, con lo cual se inicia el verdadero encuentrode los dos espritus.

    Se ha dicho que el primer encuentro con el amigoespiritual es como una excursin al supermercado. Estamos emocionados y soamos con toda la variedad de cosas que vamos a comprar, es decir, con la riqueza delamigo espiritual y las cualidades pintorescas de su personalidad. La segunda etapa de nuestra relacin con les como una citacin judicial, como si furamos criminales. No podemos satisfacer las exigencias del amigoespiritual y comenzamos a sentirnos cohibidos porquesabemos que l sabe tanto de nosotros como nosotrosmismos, lo cual resulta sumamente desconcerta.nte. Enla tercera etapa, cuando nos acercamos al amigo espiritual es como ver una vaca pastando felizmente por elprado. Quedamos satisfechos con admirar su manse-

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    dumbre o el paisaje y seguimos nuestro camino. Finalmente en la cuarta etapa de nuestra relacin con el amigo espiritual nuestra experiencia es semejante a la depasar junto a una piedra en el camino: ni siquiera la notamos pasamos y seguimos por nuestro camino.

    Al principio existe algo as como un noviazgo con elguru una aventura amorosa. Estamos tratando de vercun capaces somos de conquistar a esta persona. Haycierta tendencia a querer estar junto al maestro espiritual porque en realidad estamos deseosos de aprender ysentimos una admiracin profunda por l pero al mismo tiempo es aterrador y desconcertante; o no coincidela situacin con nuestras expectativas o nos cohbe eltemor de no poder ser completa y cabalmente sinceros.Se establece una relacin ambivalente de amor y odioy un proceso en el cual se dan casi al mismo tiempo lentrega y la huida. Dicho de otra manera c o m e n z m o ~a jugar nuestros juegos; el juego de querer ser abiertode querer una aventura amorosa con el guru y a la vezquerer huir de l. Si nos acercamos demasiado al amigoespiritual entonces nos sentimos abrumados por l.Como dice un antiguo proverbio tibetano: ~ l guru escomo el fuego si te le acercas mucho te quemas si tealejas no recibes su calon. As es la relacin de noviazgoque establece el discpulo. Tiende a acercarse demasiadoal maestro pero al hacerlo se quema. Entonces quierehuir de l lo ms lejos posible y pierde su calor.A la larga la relacin comienza a establecerse y66

    enraizarse. El discpulo comienza a darse cuenta deque esta ambigedad de querer estar cerca del guru ya la vez querer huir de l es simplemente uno de losmuchos juegos del ego. No tiene nada que ver con la si-tuacin real es una mera alucinacin. El guru o maestroespiritual siempre est ah ardiendo como un fuego en cendido. Podemos jugar con l o no slo de nosotrosdepende.

    Entonces la relacin del discpulo con e amigo espiritual comienza a hacerse creativa. Aceptamos la condicin de ser abrumados por el guru la condicin de sentirnos distantes de l. Si el guru decide desempear elpapel del agua helada lo aceptamos si decide desempear el papel del fuego ardiente lo aceptamos. Nada nosinquieta nada nos deseoncierta y logramos reconciliarnos con el maestro y su manera de ser.En la prxima etapa es decir despus de aprender aaceptar todo lo que el maestro es comenzamos a perdernuestra inspiracin porque hemos renunciado completamente nos sentimos reducidos a una mota de polvo somos insignificantes. Comenzamos a sentir que el nicomundo que existe es l del amigo espiritual el del guru.Es como si estuviramos viendo una pelcula fascinante.La pelcula es tan interesante que nos convertimos enparte de ella: no hay un cine ni hay butacas ni hayespectadores ni hay amigos sentados junto a m. La pelcula es lo nico que existe. sta es la etapa que llamamos perodo de la luna de mieh en el cual todo nos pa -

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    rece ser parte de ese ser central que es el guru. Entoncessomos una per,.,ona insignificante e intil que recibetodo su sustento del ser central grandioso y fascinante.Siempre que no:; sentimos dhiles cansados o ahurrido:;vamos y HO,., sentamos en la sala de cine para que o ~entretc;lgan nos inspiren y rejuvenezcan. En esta etapadomina el fenmeno llamado culto a la personalidad .El guru se conYierte en la nica persona que existe en eluniverso la nica persona que rebosa de vida. El sentidoltimo de nuestra vida depende de l. Si morimos morimos para l, si vivimos sobrevivimos para l. En cualquier otro sentido somos insignificantes.Esta relacin amorosa con el amigo espiritual nopuede durar para siempre. Tarde o temprano la intetlsidad del amor tiene que menguar y tenelllOS que enfrentarnos a nuestra propia situacin vital y a nuestra propia naturaleza psicolgica. Es como el final de la luna demiel para una pareja de recin casados. Ya no se sientensolamente conscientes el uno del otro como amantes yfoco central de sus atenciones mutuas sino que comienzan a percibir el estilo de vida del otro. As comenzamosa percibir qu es lo que hace de esta persona un maestro, ms all de los lmites de su personalidad e individualidad. As es como aparece en el panorama porprimera vez el principio de la universalidad del guru.Todos los problemas que enfrentamos en la vida se convierten en parte de nuestro matrimonio. Siempre quehay dificultades escuchamos las palabras del guru aun-68

    que l no est all. ste es el momento en el cual comenzamos a ganar nuestra propia independencia del gurucomo amante porque toda situacin se convierte en unaexpresin de la:; emeanzas. Al comienzo nos habamosrendido a los pies del amigo espiritual. Luego aprendimos a comunicarnos con l y jugamos algunos juegoscon l. Pero ahora hemos llegado a la etapa de la sinceridad completa. Como resultado de este estar abierto completamente al guru comenzamos a ver las cualidades delguru en toda situacin vital y vemos que todas las situaciones en la vida nos ofrecen la misma oportunidad deabrirnos que nos brinda el guru. As es como todo seconvierte en nuestro guru.

    Milarepa tuvo una visin muy clara de su guru Marpa mientras meditaba en un retiro muy estricto en elValle de las Joyas de Boca Hoja. Debilitado por el hambre y azotado por las inclemencias del tiempo se habadesmayado mientrs recoga lea fuera de su cueva.Cuando recobr el conocimiento mir hacia el oriente vvio nuhes blancas en la direccin de la morada de Mar-pa. Con aoranza cant entonces un cntico de splicadicindole a Marpa cunto ansiaba volver a verlo. Entonces Marpa se apareci ante l en una visin montadoen un len blanco como la nieve. Le dijo algo as como:( Qu te pasa? Ests padeciendo algn tipo de trastornoneurtico? T entiendes ya el Dharma. Contina puestu meditacin. Milarepa se consol y regres a su cuevaa meditar. El hecho de que Milarepa dependiera tanto de

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    Marpa en esta ocasin, indica que todava no se haba li -brado completamente de la nocin del guru como unamigo personal e individual.

    Sin embargo cuando 1\lilarepa regres a su cueva laencontr llena de unos demonios con los ojos tan gran-des como cacerolas y los cuerpos del tamao del dedopulgar. Intent toda clase de trucos y artimaas parahacerlos salir de all, para que dejaran de burlarse de ly de atormentarlo pero los demonios sencillamente senegaban a irse. Y l\lilarepa finalmente dej de tratar dejugar juegos. Reconoci sus propia hipocresa y se abria la situacin. Desde este momento vemos un cambioradical en el estilo de los poemas de 1\1ilarepa, porquehaba aprendido a ideutificarse co n l cualidad universaldel guru no meramente a relacionarse con Marpacomo uua persona individual.El amigo espiritual se convierte en parte de unomismo adems de ser una persona individual y externaa uno. Como tal, el guru tanto interno como externodesempea un papel sumamente importante en el pro-ceso de penetrar y descubrir nuestras hipocresas. Elguru puede ser una persona que acta como un espejoreflejando nuestro rostro o puede ser nuestra propia in-teligencia fundamental] que toma la forma de un amigoespiritual. Cuando el guru interno comienza a funcionarentonces no podemos escapar al imperativo de abrirnosa las situaciones. La inteligencia fundamental nos persi-gue a todas partes; no hay manera de escapar a nuestra70

    propia sombra. Podramos decir: El Hermano Mayornos vigila,2 aunque no es una entidad externa la quenos vigila y persigue. N os perseguimos a nosotros mis-mos, nuestra propia sombra nos vigila.

    Podemos ver esto de dos maneras distintas. Pode-mos ver al guru como un espectro que nos persigue y seburla de nosotros por nuestra hipocresa. Podra decirseentonces que existe cierta cualidad demnica en el actode descubrir lo que somos. Pero tambin hay siemprecierta cualidad creativa en el amigo espiritual que seconvierte en parte nuestra. Porque la inteligencia innataest presente continuamente en todas las situaciones dela vida. Es tan sagaz y penetrante que en cierta etapaaunque queremos suprimirla no podemos. A veces llevauna expresin severa, otras veces una sonrisa inspirado-ra. Se ha dicho en la tradicin tntrica que uno nunca veel rostro del guru sino meramente las expresiones quese dan en l. Ya se le vea sonrer ya se le vea con unaexpresin burlona o se le vea fruncir el ceo, siempreest presente en toda situacin vital. La inteligenciafundamental ya se la llame tathagatagarbha :3 naturale-za bdica o de cualquier otra manera siempre est pre-sente en cada experiencia que la vida nos depara. N ohay manera de huir de ella. Tambin se ha dicho en lasenseanzas: Mejor sera no comenzar la tarea. Pero si secomienza es mejor llevarla a cabo.4 Por eso sera muchomejor que no se iiciasen ustedes en la va espiritual sino estn convencidos de que tienen que hacerlo. Pero

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    una vez se inicien en el sendero habrn tomado una de-cisin irrevocable; no hay manera de escapar.

    P: Llevo algn tiempo dando traspis de un centro es-piritual a otro y siento que una personalidad espiritualcomo la de l\1arpa en realidad creara grandes problemaspara las personas adictas a este tipo de bsqueda puesaqu tenemos un hombre que no parece hacer nada de loque la mayor parte de las personas consideran necesariopara alcanzar la meta. No es un asceta no es abnegadoatiende a sus asuntos cotidianos como los ms de noso-tros es un ser humano normal y, sin embargo pareceque fue un maestro de capacidades enormes. Ha sidoMarpa el nico de los grandes maestros que ha usado almximo las posibilidades de la vida de un ser humanonormal sin tener que pasar por las penas y trabajo s delascetismo y la disciplina de purificacin?R: Desde luego, Marpa es un ejemplo de ciertas posibi-lidades que se abren ante todos nosotros sin embar-go Marpa tambin se someti a una disciplina y un en-trenamiento severos mientras estuvo en la India. Preparsu camino con el estudio arduo bajo los maestros indios.Pero creo que conviene entender primeramente el verda-dero significado de las palabras disciplina y ascetis-mo. La idea bsica detrs del ascetismo es decir, lavida llevada de acuerdo al Dharma es la de ser cuerdosen un sentido fundamental. ?i nos parece que llevar una7

    vida ordinaria es lo cuerdo y saludable se es nuestroDharma. Al mismo tiempo nos parecera que llevar la

    ~ i d ; ; ; ; - t i c a de un yogi tal como se describe en los tex-tos es la expresin mxima de la 1 0 c u r a _ T ~ . ~ ~ ~ p ~ . g ~ _ ,del individuo. Se trata de descubrir qu estilo de vida es

    ~ a l ; d a b i e o ~ ~ l C r d o para uno. Es decir, cul es la manerade v i v i r ~ el enfoque de la vida que es realmente slido,saludable y estable. El Buda por ejemplo no era unfantico religioso que tratara de actuar de acuerdo concierto ideal abstracto. Trataba a cada persona con senci-llez, candidez y sabidura. Su sabidura brotaba de unsentido com.n traseendental. Sus enseanzas eran sen-satas abiertas.

    El problema parece ser que la gente se preocupa de-masiado de un posible conflicto entre lo religioso y loprofano. Se le hace muy difcil reconciliar la llamadaconciencia superior con los asuntos prcticos de la vidacotidiana. Pero las categoras de superior e inferior, dereligioso y profano no parecen ser pertinentes a la bs-queda de un enfoque cuerdo y sensato de la vida.

    Marpa era meramente una persona ordinaria dedica-da a vivir cada detalle de su vida. Nunca trataba de ;>eralguien especial. Cuando perda la paciencia la perda ygolpeaba a quien tena que golpear. Yeso era todo. Nun-ca trataba de pretender o desempear un papel. Losfanticos religiosos, por otro lado, siempre estn tratan-do de mantenerse fieles a un modelo de cmo se supo-ne que han de comportarse. Tratan de convertir a los

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    completamente puros o buenos. Pero me parece que tratar de probar que uno es bueno indica algn tipo detemor ubyacente. l\ larpa, al contrario no tena nadaque probar. Era sencillamente una persona cuerda unciudadano ;;()lido y ordinario y a la ve. ; una persona iluminada. De hecho e ~ el padre del linaje Kagy. Todaslas enseanzas que e ~ t u d i m o s y practicamos aqu nacen con l.P: Hay una expresin zen que dice: Al princIpIO lasmontaas eran montaas y los ros eran ros. Entonceslas montaas dejaron de ser montai ias y los ros dejaronde ser ros. Pero al final l ~ montaas volvieron a sermontai ias, y los ros volvieron a ser ros. Ahora no e ~ -

    t m o ~ todos nosotros aqu en la etapa en la cual lasmontafias ya no son montaas y los ros ya no son ros?Usted, por el contrario parece querer subrayar el carcterordinario de las cosas. No tenemos que pasar por

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    P Cuando las : ;ituaciones de la vida comienzan a conn r t i r ~ en nuestro guru de veras importa qu formatomen estas situaciones importa verda