más poemas de Pizarnik

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Sólo un nombre alejandra alejandra debajo estoy yo alejandra La enamorada ante la lúgubre manía de vivir esta recóndita humorada de vivir te arrastra Alejandra no lo niegues. hoy te miraste en el espejo y te fuiste triste estabas sola y la luz rugía el aire cantaba pero tu amado no volvió enviarás mensajes sonreirás tremolarás tus manos así volverá tu amado tan amado oyes la demente sirena que lo robó el barco con barbas de espuma donde murieron las risas recuerdas el último abrazo oh nada de angustias ríe en el pañuelo llora a carcajadas pero cierra las puertas de tu rostro para que no digan luego que aquella mujer enamorada fuiste tú te remuerden los días te culpan las noches te duele la vida tanto tanto desesperada ¿adónde vas? desesperada ¡nada más! SIEMPRE Cansada del estruendo mágico de las vocales Cansada de inquirir con los ojos elevados Cansada de la espera del yo de paso Cansada de aquél amor que no sucedió Cansada de mis pies que solo saben caminar Cansada de la insidiosa fuga de preguntas Cansada de dormir y de no poder mirarme Cansada de abrir la boca y beber el viento Cansada de sostener las mismas vísceras Cansada del mar indiferente a mis angustias ¡Cansada de Dios! ¡Cansada de Dios! Cansada por fin de las muertes de turno A la espera de la hermana mayor La otra gran muerte Dulce morada para tanto cansancio Solamente en las noches escribiendo he pedido, he perdido. en esta noche en este mundo abrazada a vos, alegría del naufragio. he querido sacrificar mis días y mis semanas en las ceremonias del poema. he implorado tanto

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Sólo un nombre

alejandra alejandradebajo estoy yo

alejandra

La enamorada

ante la lúgubre manía de viviresta recóndita humorada de vivirte arrastra Alejandra no lo niegues.

hoy te miraste en el espejoy te fuiste triste estabas solay la luz rugía el aire cantabapero tu amado no volvió

enviarás mensajes sonreirástremolarás tus manos así volverátu amado tan amado

oyes la demente sirena que lo robóel barco con barbas de espumadonde murieron las risasrecuerdas el último abrazooh nada de angustiasríe en el pañuelo llora a carcajadaspero cierra las puertas de tu rostropara que no digan luegoque aquella mujer enamorada fuiste tú

te remuerden los díaste culpan las nocheste duele la vida tanto tantodesesperada ¿adónde vas?desesperada ¡nada más!

SIEMPRE

Cansada del estruendo mágico de las vocalesCansada de inquirir con los ojos elevadosCansada de la espera del yo de pasoCansada de aquél amor que no sucedió

Cansada de mis pies que solo saben caminarCansada de la insidiosa fuga de preguntasCansada de dormir y de no poder mirarmeCansada de abrir la boca y beber el vientoCansada de sostener las mismas víscerasCansada del mar indiferente a mis angustias¡Cansada de Dios! ¡Cansada de Dios! Cansada por fin de las muertes de turnoA la espera de la hermana mayorLa otra gran muerteDulce morada para tanto cansancioSolamente en las noches

escribiendohe pedido, he perdido.

en esta noche en este mundoabrazada a vos,alegría del naufragio.

he querido sacrificar mis días y mis semanasen las ceremonias del poema.

he implorado tantodesde el fondo de los fondosde mi escritura.

Coger y morir no tienen adjetivos.

MUCHO MÁS ALLÁ

¿ Y qué si nos vamos anticipandode sonrisa en sonrisahasta la última esperanza?

¿Y qué?¿Y qué me das a mí,a mí que he perdido mi nombre,el nombre que me era dulce sustanciaen épocas remotas, cuando yo no era

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yosino una niña engañada por su sangre?

¿A qué , a quéeste deshacerme, este desangrarme,este desplumarme, este desequilibrarmesi mi realidad retrocedecomo empujada por una ametralladoray de pronto se lanza a correr,aunque igual la alcanzan,hasta que cae a mis pies como un ave muerta?Quisiera hablar de la vida .Pues esto es la vida,este aullido, este clavarse las uñasen el pecho, este arrancarsela cabellera a puñados , este escupirsea los propios ojos, sólo por decir,sólo por ver si se puede decir:"¿es que yo soy? ¿ verdad que sí ?¿no es verdad que yo existoy no soy la pesadilla de una bestia?".

Y con las manos embarradasgolpeamos a las puertas del amor.Y con la conciencia cubiertade sucios y hermosos velos,pedimos por Dios.Y con las sienes restallantesde imbécil soberbiatomamos de la cintura a la viday pateamos de soslayo a la muerte.

Pues esto es lo que hacemos.Nos anticipamos de sonrisa en sonrisahasta la última esperanza.CIELO

Mirando el cielo

Me digo que es celeste desteñido (témperaAzul puro después de una ducha helada)

Las nubes se mueven

Pienso en tu rostro y en ti y en tus manos yEn el ruido de tu pluma y en tiPero tu rostro no aparece en ninguna nube!Yo esperaba verlo adherido a ella como un

Trozo de algodón enyodado dentro de la tela adhesivaSigo caminando

Un cocktail mental embaldosa mi frenteNo sé si pensar en el cielo o en tiY si tirara una moneda? (cara tú seca cielo)No! Tu ser no se arriesga yYo te deseo te de-se-o!Cielo trozo de cosmos cielo murciélago infinitoInmutable como los ojos de mi amor

Pensemos en los dos

Los dos tú + cielo= mis galopantes sensacionesBiformes bicoloreadas bitremendas bilejanasLejanas lejanas

Lejos

Sí amor estás lejos como el mosquitoSí! Ese que persigue a una mosquita juntoAl farol amarillosucio que vigila bajo elCielo negrolimpio esta noche angustiosa

Llena de dualismos

Exilio

A Raúl Gustavo Aguirre

Esta manía de saberme ángel,sin edad,sin muerte en qué vivirme,sin piedad por mi nombreni por mis huesos que lloran vagando.

¿Y quién no tiene un amor?¿Y quién no goza entre amapolas?¿Y quién no posee un fuego, una muerte,un miedo, algo horrible,aunque fuere con plumas,aunque fuere con sonrisas?Siniestro delirio amar a una sombra.La sombra no muere.Y mi amor

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sólo abraza a lo que fluyecomo lava del infierno:una logia callada,fantasmas en dulce erección,sacerdotes de espuma,y sobre todo ángeles,ángeles bellos como cuchillosque se elevan en la nochey devastan la esperanza.

Un rostro frente a tus ojos que lo miran y por favor: que no haya mirar sin ver. Cuando miras sin ver. Cuando miras su rostro –por pasión, por necesidad como la de respirar-, sucede, y de esto te enteras mucho después, que ni siquiera lo miras. Pero sí lo miraste, sí lo bebiste como solo puede y sabe una sedienta como tú. Ahora estás en la calle: te alejas invadida por un rostro que miraste sin cesar, pero de súbito, flotante y descreída, te detienes, pues vienes de preguntarte si has visto su rostro. El combate con la desesperación es arduo. Buscas con urgencia en todas tus memorias pues sabes, gracias a una simétrica repetición de experiencias, que si lo recuerdas pocos instantes después de haberlo mirado ese olvido significará los más desoladores días de búsqueda.

Hasta que vuelvas a verlo una vez más y lo mires de nuevo, con renovada esperanza, decidida, esta vez, a mirarlo enserio, de verdad, lo cual, y esto también lo sabes, te resulta imposible, pues es la condición del amor que le tienes.