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Breve historia de la microbiología y la parasitología médicas Gregorio Delgado García Gregorio Delgado Rodríguez MICROBIOLOGÍA Y PARASITOLOGÍA MÉDICAS La microbiología y la parasitología médicas son las ramas de las ciencias médicas encar- gadas del estudio de los agentes biológicos que viven a expensas del hombre y producen enfermedades en él. La palabra microbiología deriva de las voces griegas mikros, pequeño; bios , vida y logos, estudio; por lo que etimológicamente en ella se estudian los organismos demasiado pequeños para ser percibidos a simple vista. La palabra parasitología proviene de las voces griegas para, junto a; sito, comida y logos , o sea, que trata de los seres vivos que habitan en otro organismo viviente (hospedero) del cual obtienen su alimento. Y la palabra médica viene del latín medicus, cuya significación es que tiene relación con la medicina y esta, a su vez, del latín medicina, que es el arte y ciencia de conocer las enfermedades y de tratarlas o curarlas. Por lo que en el sentido estricto de estos términos la parasitología médica comprendería el estudio de todos los agentes biológicos que viven en el hombre y lo enferman; sin embargo, clásicamente se considera a la microbiología médica como el estudio de los virus, bacterias y hongos patógenos de los seres humanos; y a la parasitología médica como el conocimiento de los protozoos, helmintos y artrópodos que viven a expensas del hombre y le producen enfermedades. DESARROLLO HISTÓRICO DE LA MICROBIOLOGÍA Y LA PARASITOLOGÍA MÉDICAS Cuando aún el hombre no había alcanzado el desarrollo técnico suficiente para poder observar y estudiar los microorganismos y considerarlos como causa de las enfermedades infecciosas, relacionó estas con un origen místico o religioso. No faltaron, sin embargo, quienes no aceptaron estas ideas y emitieron pareceres que llevaron al inicio del pensamien- to científico en la medicina y al concepto de la infección.

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Historia de la Microbiología y Parasitología

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Breve historia de la microbiología y la parasitología médicas

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Breve historia de la microbiologíay la parasitología médicas

Gregorio Delgado GarcíaGregorio Delgado Rodríguez

MICROBIOLOGÍA Y PARASITOLOGÍA MÉDICASLa microbiología y la parasitología médicas son las ramas de las ciencias médicas encar-

gadas del estudio de los agentes biológicos que viven a expensas del hombre y producenenfermedades en él.

La palabra microbiología deriva de las voces griegas mikros, pequeño; bios, vida ylogos, estudio; por lo que etimológicamente en ella se estudian los organismos demasiadopequeños para ser percibidos a simple vista. La palabra parasitología proviene de las vocesgriegas para, junto a; sito, comida y logos, o sea, que trata de los seres vivos que habitan enotro organismo viviente (hospedero) del cual obtienen su alimento. Y la palabra médicaviene del latín medicus, cuya significación es que tiene relación con la medicina y esta, a suvez, del latín medicina, que es el arte y ciencia de conocer las enfermedades y de tratarlas ocurarlas.

Por lo que en el sentido estricto de estos términos la parasitología médica comprenderíael estudio de todos los agentes biológicos que viven en el hombre y lo enferman; sinembargo, clásicamente se considera a la microbiología médica como el estudio de los virus,bacterias y hongos patógenos de los seres humanos; y a la parasitología médica como elconocimiento de los protozoos, helmintos y artrópodos que viven a expensas del hombre yle producen enfermedades.

DESARROLLO HISTÓRICO DE LA MICROBIOLOGÍAY LA PARASITOLOGÍA MÉDICAS

Cuando aún el hombre no había alcanzado el desarrollo técnico suficiente para poderobservar y estudiar los microorganismos y considerarlos como causa de las enfermedadesinfecciosas, relacionó estas con un origen místico o religioso. No faltaron, sin embargo,quienes no aceptaron estas ideas y emitieron pareceres que llevaron al inicio del pensamien-to científico en la medicina y al concepto de la infección.

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Aunque en el Papiro de Ebers (1600 a.n.e.) se describe la tenia (Taenia saginata) y seprescribe la infusión de corteza de raíz de granado para su tratamiento, y los hebreos enépoca de Moisés (¿1725-1605 a.n.e.?) conocían los áscaris y oxiuros como agentes vivoscapaces de enfermar al hombre, corresponde a Hipócrates de Kos (460-370 a.n.e.) y a Galenode Pérgamo (129-200), con sus escuelas, dar inicio al conocimiento de la teoría microbiana delorigen de las enfermedades infecciosas al concebir y desarrollar la hipótesis miasmática, enla cual enunciaban que: “los miasmas que en forma gaseosa debían formar parte del aire, alser respirados, eran los responsables de enfermedades y epidemias”. Y en trabajos de estosdos sabios como en los de Marco Terencio Varrón (116-27 a.n.e.), Lucrecio Caro (95-55 a.n.e.)y Plinio el Viejo (23-79), quedó enunciada también la forma más primitiva de la hipótesis de lanaturaleza viva o contagium vivum de las enfermedades infecciosas.

Avicena Ibn Sina (980-1037) fue más explícito en sus ideas y llegó a considerar que lacausa de la aparición de las enfermedades contagiosas la constituían diminutos seres vivos,invisibles a simple vista, y que se transmitían por medio del agua y del aire.

Pero estas ideas no llegaron a tomar forma más orgánica hasta que al calor de algunasobservaciones aisladas, pero evidentes, de transmisión directa de enfermedades, GirolamoFracastoro (1478-1553), en 1546, enuncia la posibilidad de que las enfermedades fuerantransmitidas por partículas demasiado pequeñas para ser vistas y escribe todo un libro, Decontagione et contagiosis morbis... (1546), para exponer su concepto de contagium vivum.

Con el desarrollo de la física, la química y la medicina en la época del Renacimiento ydurante el período de la Revolución Industrial de los siglos XVI a XVIII, en Europa se acumu-laron observaciones y resultados de investigaciones científicas, acerca de la esencia de lasenfermedades infecciosas. A comienzos del siglo XVII, gracias a los progresos de la óptica,los investigadores pudieron descubrir el mundo misterioso de los organismos más peque-ños, desconocido hasta entonces.

En 1590 dos constructores holandeses de gafas, Hans Janssen (+1619) y su hijo Zacharias(finales del siglo XVI y principios del XVII), construyeron un aparato con lentes de aumentoque permitían ver los más pequeños objetos. En 1609 Galileo Galilei (1564-1642) construyó elprimer microscopio simple. De 1617 a 1619, apareció ya un microscopio de dos lentes con unsolo objetivo convexo y un ocular, cuyo autor, según se supone, fue el físico CornelioDrebbel (1572-1634).

Al usar una variante de estos microscopios Athanasius Kircher (1602-1680), sacerdotejesuita alemán, vio lo que él llamó “mínima animálcula” (animalia minuta) en la tierra y en elagua, y en 1668 creyó incluso haber encontrado “gusanos” en la sangre de febricitantes.Aunque su descripción no es muy convincente, lo importante es que Kircher puso el micros-copio al servicio de las investigaciones diagnósticas y sus trabajos para descubrir uncontagium animatum lo colocan entre los iniciadores de la microbiología.

Pero el primero que vio y describió los microbios fue el investigador holandés Antonjvan Leewenhoek (1632-1723), el cual por sí mismo preparó sencillas lentes que daban aumen-to hasta de 160 a 300 veces. Este autor no sólo descubrió, indiscutiblemente, los microbios,sino que los dibujó con minuciosidad.

Los descubrimientos de Leewenhoek despertaron vivísimo interés en muchos hombresde ciencias y sirvieron de estímulo para el estudio del mundo microscópico, aunque, a pesarde ello, durante largo tiempo no pudieron aplicar los resultados de esas admirables investi-gaciones para explicar las causas de las enfermedades infecciosas.

No obstante, desde el inicio de la microbiología se hicieron intentos para vincularla a laresolución de las tareas prácticas de la lucha contra las epidemias. Son de resaltar en estesentido las ideas de Marco A. von Plenciz (1705-1786), médico vienés, que en 1762 emitió suopinión de que: las enfermedades infecciosas eran producidas por microorganismos; estoseran agentes vivos; que se reproducían en el organismo que atacaban; cada enfermedadtenía su propio germen y que este podía ser llevado de un sitio a otro por el aire y por lassecreciones de los atacados. Aunque nada de esto pudo ser demostrado por el autor, lamayoría de sus conclusiones han resistido el tiempo, y hoy se consideran como hechos yaprobados. También observó la presencia de “animálculos” en la harina para la preparacióndel pan, y los consideró como causantes de la fermentación.

Con el transcurso del tiempo el hombre mejoró su conocimiento sobre el origen de lasenfermedades infecciosas. Cada vez eran menos los que aceptaban la concepción de base

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puramente mística de la generación espontánea y a la puramente miasmática de la infecciónsobre su propia fuente: el aire, suelo o agua, agregó el contacto directo de hombre a hombreo contagionismo y por contraposición a esta idea, al quedar sin explicación muchas enferme-dades, había surgido el anticontagionismo.

La larga disputa entre contagionistas, miasmático-contagionistas y anticontagionistaspor explicar la historia natural de todas las enfermedades infecciosas, fue resuelta, definitiva-mente, muchos años después, por nuestro genial Carlos J. Finlay (1833-1915) al descubrir latransmisión metaxénica, teoría del vector biológico; o sea, la necesidad de tres factoresvivientes (hospedero, parásito y vector) para el completo ciclo de existencia del agentecausal.

Con el desarrollo del capitalismo industrial, que determinó un intenso crecimiento de lasciencias naturales y técnicas, los estudios sobre microbiología entraron en la vía de unrápido auge. Ya en la primera mitad del siglo XIX fueron descubiertos algunos microorganismosagentes de enfermedades infecciosas y en la segunda mitad de ese siglo se fabricaronmicroscopios más perfectos que mejoraron considerablemente la técnica de su empleo. En elestudio de los microorganismos se comenzó a prestar atención, sobre todo, a los procesosbioquímicos, y se llegó a probar la capacidad de los mismos de fermentar sustancias orgánicas.

Al genial investigador francés Louis Pasteur (1822-1895) van asociados tan importantesdescubrimientos de esa época en el campo de la microbiología, que Ferdinand Cohn (1828--1898) dividió la historia de esta ciencia, tomándolo como centro a él, en tres grandes perío-dos: el primero, que comprendería desde Kircher hasta 1860 en que se inician los grandesdescubrimientos de Pasteur, al que califica como período de especulación o prepasteuriano;el segundo, de 1860 a 1880, en el cual se sientan las bases de los descubrimientos basales opasteurianos; y el tercero, de 1881 a nuestros días, que se caracteriza por los rápidos ysorprendentes descubrimientos o período pospasteuriano.

Pasteur confirmó brillantemente las predicciones del físico y filósofo del siglo XVII RobertBoyle (1627-1691), de que la naturaleza de las enfermedades infecciosas la comprenderíaquien explicase la naturaleza de la fermentación; echó por tierra definitivamente con susexperimentos la hipótesis de la generación espontánea y colocó en su lugar, mejorándola, lateoría microbiana.

Pero fue Gustav Henle (1809-1885) quien señaló por primera vez las pautas para conside-rar que un germen era la causa de una enfermedad determinada. Su argumento consistió enque para poder probar la relación existente entre un microorganismo y una entidad nosológica,es necesario que aquel se encuentre siempre presente en ella, poderlo aislar y comprobarposteriormente, inoculándolo a los animales, los efectos del mismo.

Los perfeccionamientos técnicos introducidos por el sabio y genial Robert Koch (1843--1910) y sus colaboradores, tales como los medios de cultivos sólidos, los colorantes deanilina, importantes mejoras del microscopio y otros, permitieron a este, corroborando lasideas de Henle, emitir en 1882 sus famosos postulados, que son los siguientes:

1. El microorganismo debe estar presente, en abundancia, en los tejidos, sangre o excretasdel animal que sufre la enfermedad.

2. Debe ser aislado y estudiado en cultivo puro.3. Debe ser capaz de reproducir la misma enfermedad cuando es inoculado a animales

sanos.4. Debe ser encontrado, también en abundancia, en los animales así inoculados experimen-

talmente.

Aunque los postulados de Koch, derivados de las ideas de Henle, no son siempretotalmente exactos y un nuevo concepto de la enfermedad infecciosa existe hoy en la medi-cina, ellos hicieron avanzar extraordinariamente la microbiología médica al extremo que, enlas dos últimas décadas del siglo XIX, se describieron casi todos los microorganismosbacterianos principales causantes de enfermedades infecciosas.

El impetuoso desarrollo científico-técnico alcanzado en el siglo xx imposibilita siquierabosquejar el desarrollo de la microbiología y la parasitología médicas en sus diferentesaspectos: virológico, bacteriológico, micológico, parasitológico, inmunológico, bioquímico,

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químico-antibioticoterapéutico y genético, y mostrar el infinito campo de posibilidades queestas ramas de las ciencias médicas, bien constituidas hoy, le ofrecen al bienestar futuro dela humanidad.

LA MICROBIOLOGÍA Y LA PARASITOLOGÍAMÉDICAS EN CUBA

A fines del siglo XVIII la prosperidad que trae a la colonia el cultivo del tabaco, el café y elazúcar, determina un auge considerable de todas las manifestaciones de la cultura. El escolasti-cismo imperante se va sustituyendo en medicina por el movimiento científico iniciado en Cubapor el notable médico doctor Tomás Romay Chacón (1764-1849), que manipula el primer produc-to microbiológico, al comenzar entre nosotros la vacunación antivariólica en 1804.

Con un poco de retardo llegará el microscopio a nuestro país. En febrero de 1829 se exhibeeste instrumento frente a la imprenta del Diario de La Habana. A su regreso de los EstadosUnidos graduado de médico en 1855, el doctor Carlos J. Finlay Barrés trae un microscopio con elque comenzará en 1858 sus estudios sobre la fiebre amarilla y lo mismo hará desde París en 1877el doctor Francisco F. Rodríguez Rodríguez (1836-1897), para fundar ese mismo año en LaHabana el primer laboratorio clínico. Otros médicos notables de la época pronto se familiarizancon la microscopia, como los doctores Joaquín García Lebredo y Lladó (1833-1889), y EnriqueNúñez Rossié (1852-1887).

Pero el verdadero inicio de la microbiología tendría que esperar por los progresos científi-cos que alcanza el país en el llamado período entre guerras (1879-1894) en que aprovechando laimportación del agar, los doctores Carlos J. Finlay y Claudio Delgado Amestoy (1843-1916),autodidactamente, preparan medios de cultivo sólidos en 1886 y siembran productos patológi-cos de enfermos de fiebre amarilla, para tratar de encontrar inútilmente el agente causal de dichaenfermedad.

A finales de ese año una comisión de médicos cubanos integrada por los doctores DiegoTamayo Figueredo (1853-1926), Francisco I. Vildósola González (1856-1933) y Pedro AlbarránDomínguez (1854-1911), a iniciativa del doctor Juan Santos Fernández y Hernández (1847-1922),se traslada a París para entrenarse junto a Pasteur en la técnica de la vacunación antirrábica. Losdos primeros tomaron, con el profesor André Chantemesse (1851-1919), un curso en el Labora-torio de Bacteriología de la Escuela Práctica y serán nuestros dos primeros especialistas en estarama de la medicina.

A raíz de su regreso se inaugura el 8 de mayo de 1887 el Laboratorio Histobacteriológico eInstituto Antirrábico de La Habana, fundado por Santos Fernández, primero de América Latinay pocos meses después de inaugurado el primero en nuestro continente, donde se inicia lapráctica especializada de la microbiología y su enseñanza en Cuba, esta última por el doctorTamayo.

Son tantos los médicos cubanos que en estos primeros tiempos se van a familiarizar con lastécnicas microbiológicas, que sólo citaremos a los que fallecieron a consecuencia de sus inves-tigaciones: Pedro Fernández Díaz a causa del muermo; Ignacio Calvo y Cárdenas (1860-1911), deinfección estreptocóccica; Juan N. Dávalos Betancourt (1857-1910), primer cubano dedicado atiempo completo a la microbiología; Ricardo Más y Gerardo Gutiérrez, por el bacilo tuberculosoque a diario manipulaban; y Jorge de la Peña, por el bacilo antracis.

Las primeras referencias de nuestra bibliografía científica acerca de parasitología médicaaparecen sobre parásitos macroscópicos. Así, en 1842, el doctor Nicolás J. Gutiérrez Hernández(1800-1890), fundador de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de LaHabana (1861) y de la prensa médica en Cuba (1840), extrae del ojo izquierdo de un esclavoafricano de unos 17 años de edad una filaria Loa loa.

El doctor Carlos J. Finlay, que fue quien puso el microscopio al servicio de la microbiologíaen general en nuestro país, informa en 1881 por primera vez en América la presencia de la filariaWuchereria bancrofti y son de gran importancia los trabajos del doctor Tomás V. CoronadoInterián (1855-1928) sobre los plasmodios del paludismo.

Con el cese de la dominación española, el mundo científico reconoce el descubrimiento deldoctor Finlay de la teoría metaxénica o del agente intermediario en la transmisión de enfermeda-des infecciosas, aplicada en prueba de campo, en nuestro país, por la IV Comisión del

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Ejército Norteamericano para el Estudio de la Fiebre Amarilla y se fundan en 1899 la cátedrade Bacteriología y Patología Experimental, desempeñada durante unos meses por el doctorFrancisco I. Vildósola y definitivamente por el doctor Arístides Agramonte Simoni(1868-1931), y la de Patología de Afecciones Intertropicales por el doctor Juan GuiterasGener (1852-1925), eminentes tropicalistas de fama internacional.

Durante el período de república burguesa (1902-1958) el entusiasmo por las investiga-ciones microbiológicas y parasitológicas va a ceder paso a una más utilitaria práctica privadade la especialidad, concentrada casi exclusivamente en La Habana, a pesar de lo cual logranverdadero prestigio algunos científicos como los doctores Mario García-Lebredo Arango(1866-1931); Alberto Recio Forns (1885-1956); Reinaldo Márquez Camacho (1889-1954);Ildefonso Pérez Vigueras (1892-1959); Pedro Kourí Esmeja (1900-1964), fundador en 1937 delInstituto de Medicina Tropical; Arturo Curbelo Hernández (1901-1973); José G. BasnuevoArtiles (1903-1968); Federico Sotolongo Guerra (1905-1997); Ramón Vidal Vidal (1915-1983?);Antonio Palacín Aranda (1915-1985) y Aida Jaime González (1915-1998).

Con el triunfo revolucionario de 1959 y la instauración del socialismo en Cuba, se llevala práctica bacteriológica a todo el país; en 1962 se establece la especialidad de Microbiolo-gía Médica; se desarrollan los estudios virológicos por el doctor Pedro Más Lago en elInstituto Nacional de Higiene; se revitaliza el Instituto de Medicina Tropical, ahora con elnombre del profesor Pedro Kourí; los laboratorios de bacteriología y las cátedras se multipli-can, se fundan nuevos centros de investigaciones de perspectivas insospechadas añosantes, como el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CENIC), el Centro deInmunoensayo, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, y el Instituto Finlay; porúltimo, la microbiología médica cubana rebasa nuestras fronteras, al igual que toda nuestramedicina, para llegar en forma de ayuda solidaria internacionalista a los países más necesita-dos de África, Asia y América Latina.

RESUMENEl desarrollo histórico de la microbiología y la parasitología médicas está unido a la

necesidad del hombre por conocer las causas de las enfermedades que lo han aquejado a lolargo del tiempo. Así ha elaborado concepciones místicas, miasmáticas, contagionistas,anticontagionistas y metaxénicas para explicar la historia natural de todas ellas.

Pero indudablemente lo que le dio mayor impulso fue la invención del microscopio afinales del siglo XVI, el descubrimiento de los primeros microorganismos en el siglo XVII y lademostración de su papel como causantes de enfermedades infecciosas en el siglo XIX.

El impetuoso desarrollo científico-técnico alcanzado en estas dos ramas de las cienciasmédicas en el siglo XX imposibilita siquiera bosquejarlas en sus diferentes aspectos: virológico,bacteriológico, micológico, parasitológico, inmunológico, bioquímico, químico-antibioticoterapéutico y genético, y mostrar el infinito campo de posibilidades que las mis-mas le ofrecen al bienestar futuro de la humanidad.

El microscopio llegó a Cuba en la primera mitad del siglo XIX y en la segunda se puso alservicio de la medicina al realizarse con él investigaciones sobre la fiebre amarilla, filariasis ypaludismo, principalmente.

Durante el período republicano burgués (1902-1958) el entusiasmo por las investigacio-nes microbiológicas y parasitológicas va a ceder paso a una más utilitaria práctica privada dela especialidad, concentrada casi exclusivamente en La Habana, lo que no impide que logrenverdadero prestigio algunos científicos cubanos.

Con el triunfo revolucionario de 1959 y la instauración del socialismo en Cuba, se llevala práctica bacteriológica a todo el país; se desarrollan las investigaciones virológicas, sefundan nuevos centros de investigaciones de perspectivas insospechadas años antes y, porúltimo, la microbiología y la parasitología médicas cubanas rebasan nuestras fronteras, aligual que toda nuestra medicina, para llegar a los países más necesitados del llamado TercerMundo.

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