Mittelman aristoteles

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Sobre apariencia y realidad en Aristóteles. La interpretación de Marcelo Boeri J ORGE MITTELMANN Instituto de Filosofía Universidad de los Andes (Chile) [email protected] Resumen: En su reciente libro sobre las nociones de apariencia y realidad en el pensamiento antiguo, Marcelo Boeri ofrece un análisis detallado del papel que Aristóteles atribuye a las apariencias tanto en las apreciaciones cogniti- vas como en las morales. A la luz del tratamiento paralelo que Boeri reser- va al error en contextos morales y epistémicos, aquí se desarrollan algunas sugerencias suyas que parecen apuntar hacia una incipiente “criteriología” aristotélica. Tal como el virtuoso provee el “canon y medida” de las aparien- cias moralmente fiables, el adecuado entrenamiento (y el ejercicio conjunto) de las facultades de discriminación sensorial e intelectual provee garantías suficientes sobre la fiabilidad de las apariencias sensibles. Cierra este trabajo un breve examen de las estrategias de “disolución” que Aristóteles adopta ante el escepticismo perceptivo. Palabras clave: percepción, error, criterio, escepticismo Abstract: In his recent work on the concepts of appearance and reality in ancient Greek thought, Marcelo Boeri offers a detailed account of the role Aristotle assigns to the phantasiai, both in our moral and cognitive assess- ments. In the light of this somewhat unitary account of moral and epistemic mistakes, this paper takes further some of Boeri’s suggestions, which seem to point in the direction of an inchoate Aristotelian “criteriology”. The vir- tuous person provides the “canon and measurement” of the morally trust- worthy appearances; in much the same way, the joint exercise (and suitable training) of our sensory and intellectual discriminatory abilities assures the reliability of perceptible appearances. A brief account of the Aristotelian “dis- solution strategy” against radical skepticism closes this paper. Key words: perception, error, criterion, skepticism Marcelo Boeri consagra dos capítulos de su libro Apariencia y realidad en el pensamiento griego (en adelante AR) a discutir el alcance de esta distinción en la psicología y en la teoría de la acción de Aristóteles. Su acercamiento a la cuestión reviste algunos rasgos distintivos que justi- fican un examen detenido. Como era previsible, Boeri se interna en el problema que da título al libro mediante una detallada reconstrucción del concepto aristotélico de , tanto en su vertiente epistémica como práctica. La fantasía es el orden de “lo que aparece” o “se presen- ta”, pero es también el orden de “lo que me parece” como resultado de Diánoia, volumen LIV, número 63 (noviembre 2009): pp. 209–222.

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  • Sobre apariencia y realidad en Aristteles.La interpretacin de Marcelo Boeri

    JORGE MITTELMANNInstituto de FilosofaUniversidad de los Andes (Chile)[email protected]

    Resumen: En su reciente libro sobre las nociones de apariencia y realidad enel pensamiento antiguo, Marcelo Boeri ofrece un anlisis detallado del papelque Aristteles atribuye a las apariencias tanto en las apreciaciones cogniti-vas como en las morales. A la luz del tratamiento paralelo que Boeri reser-va al error en contextos morales y epistmicos, aqu se desarrollan algunassugerencias suyas que parecen apuntar hacia una incipiente criteriologaaristotlica. Tal como el virtuoso provee el canon y medida de las aparien-cias moralmente fiables, el adecuado entrenamiento (y el ejercicio conjunto)de las facultades de discriminacin sensorial e intelectual provee garantassuficientes sobre la fiabilidad de las apariencias sensibles. Cierra este trabajoun breve examen de las estrategias de disolucin que Aristteles adoptaante el escepticismo perceptivo.Palabras clave: percepcin, error, criterio, escepticismo

    Abstract: In his recent work on the concepts of appearance and reality inancient Greek thought, Marcelo Boeri offers a detailed account of the roleAristotle assigns to the phantasiai, both in our moral and cognitive assess-ments. In the light of this somewhat unitary account of moral and epistemicmistakes, this paper takes further some of Boeris suggestions, which seemto point in the direction of an inchoate Aristotelian criteriology. The vir-tuous person provides the canon and measurement of the morally trust-worthy appearances; in much the same way, the joint exercise (and suitabletraining) of our sensory and intellectual discriminatory abilities assures thereliability of perceptible appearances. A brief account of the Aristotelian dis-solution strategy against radical skepticism closes this paper.Key words: perception, error, criterion, skepticism

    Marcelo Boeri consagra dos captulos de su libro Apariencia y realidaden el pensamiento griego (en adelante AR) a discutir el alcance de estadistincin en la psicologa y en la teora de la accin de Aristteles. Suacercamiento a la cuestin reviste algunos rasgos distintivos que justi-fican un examen detenido. Como era previsible, Boeri se interna en elproblema que da ttulo al libro mediante una detallada reconstruccindel concepto aristotlico de fantasa, tanto en su vertiente epistmicacomo prctica. La fantasa es el orden de lo que aparece o se presen-ta, pero es tambin el orden de lo que me parece como resultado de

    Dinoia, volumen LIV, nmero 63 (noviembre 2009): pp. 209222.

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    ese aparecer, o quiz incluso al tomar distancia de l (AR, p. 228). Aris-tteles observa que, aunque el mbito de competencia de la fantasaparece ser coextensivo al de la sensacin, calificamos como fantasai(y no como sensaciones) aquellos apareceres de cuyo valor cogniti-vo no estamos ciertos (428a1216). Por lo dems, piensa Aristteles, lafantasa resulta errnea en la mayor parte de los casos (428a12).

    En su anlisis de esta facultad, Boeri alude en ms de una ocasina la presencia (al menos implcita) de modos de discriminar entre lafiabilidad de dos apariencias contrapuestas, al punto de afirmar queAristteles puede haber visualizado un criterio del cual nosotros to-dava disponemos cuando hacemos la distincin apariencia-realidad(AR, p. 230). Si bien Boeri nunca explicita del todo cul es el criterioltimo de rectitud presupuesto por Aristteles en nuestras discrimina-ciones perceptivas, la doble orientacin terico-prctica de su anlisisde la fantasa provee importantes indicios al respecto. En esta discu-sin intentaremos explotar el tratamiento paralelo que Boeri reserva alas distinciones entre bien real y aparente (por un lado) e impresionesveraces y errneas (por el otro) a efectos de precisar ese criterio al queAristteles recurre; o (en palabras de Boeri) de aclarar cules son [sus]maneras de decidir la realidad que torna verdaderas nuestras creen-cias (AR, p. 229). En primer trmino se discutirn las consideracio-nes que el autor ofrece en torno de la discriminacin entre aparienciascontrapuestas, para examinar, en un segundo momento, la estrategiageneral que Aristteles disea para hacer frente al desafo escptico.1

    1 . Aristteles y el criterio de verdad

    Un supuesto bsico que atraviesa el texto de Boeri es que la distincinentre lo aparente y lo real no es estrechamente epistmica, ni su dis-cusin interviene slo en contextos vinculados con la justificacin delconocimiento. La compenetracin de lo epistmico y lo tico est in-sinuada ya en el subttulo del libro, y quiz no sea aventurado sugerir

    1 Aunque los problemas de criteriologa en sentido estricto ocuparn el centrodel debate filosfico recin en el perodo helenstico, ciertamente cabe decir conBarnes 1987, p. 53, que las dificultades en cuestin ya haban despuntado por elhorizonte en tiempos de Aristteles. Como observa M.R. Stopper (1983, p. 266),en Metafsica , Aristteles discute una serie de argumentos que ms tarde reapa-recen con casi la misma forma en los diez modos de los pirrnicos. Las coincidenciasson considerables: indujeron a Aristocles a afirmar que Aristteles haba refutadola filosofa de Pirrn antes de que ste la elaborara. Para este ltimo testimonioStopper remite a Eusebio, Praeparatio Evangelica XVIII, 2.

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    que los contextos en los que inicialmente surge esa distincin o en losque al menos se vuelve apremiante la necesidad de introducirla, soncontextos de filosofa prctica. En tales contextos, un agente ofuscadopor lo que se le presenta como bueno es incapaz de sustraerse al poderde la apariencia ( tou fainomnou dnami), y slo podra desactivarese poder poniendo en perspectiva lo que le aparece, mediante la apli-cacin de cierto arte de la medida ( metrhtik tqnh: cfr. Protgoras,356d4). El arte de la medida permitir relativizar lo inmediatamenteapetecible e interponer tiempo entre el deseo y su satisfaccin, al abrirun intervalo en el que lo placentero ya no se presente como placenteroen sentido estricto, es decir como un bien en sentido estricto, porqueentre tanto el agente habr incorporado el futuro en su apreciacinde lo presente.2 El que la distincin entre apariencia y realidad resultecrtica en contextos de racionalidad prctica, sumado a la relevanciaque el factor temporal reviste en la discriminacin entre lo aparentey lo real, pone de relieve que dicha distincin tiene un valor no sloepistmico, sino tambin dramtico. De ella depende, al menos en par-te, el que la vida del agente resulte lograda o se malogre, y no slola justificacin del estatus epistmico de sus creencias, articuladas enproposiciones que pretenden describir el mundo.

    Habida cuenta de esta ambivalencia en la distincin entre aparienciay realidad, Boeri procura mantener abierta la circulacin entre la ofus-cacin del agente racional y sus percepciones errneas, e intenta alinearlos errores elementales de discriminacin perceptiva con la parcialidadde sus juicios prcticos. Aunque esa estrategia no logra eliminar unncleo de apariencias confusas que se presentan incluso al observadorimparcial y bien predispuesto, s permite mostrar la ndole prctica decierto nmero de distorsiones perceptivas. Adems, contribuye a definirgradualmente cierto canon y medida, esto es, un sujeto de experien-cia cuyas impresiones sensibles (como, en otro plano, las del virtuoso)coincidan indefectiblemente con la realidad.3

    2Me sirvo aqu libremente de la traduccin de Marcelo Boeri para De AnimaIII 10, 433a22b11, texto en el que Aristteles parece dialogar activamente conPlatn, Protgoras 356d3e2. Aristteles tiene presente las ideas de Platn en supropia caracterizacin del conflicto motivacional entre deseos de corto plazo y de-seos racionales de largo plazo, que incorporan lo futuro en el clculo o planificacin(logism) de la praxis. Boeri discierne tambin ese trasfondo en las lneas conclu-sivas de Ethica Nicomachea III 4 (1113a29b2): cfr. AR, pp. 184; 180182.

    3O, al menos, en la mayor parte de los casos ( p t`o pol), ya que Aris-tteles admite que la sensacin de los sensibles propios podra estar contaminadade errores pequeos o infrecuentes: asjhsi twn m`en dwn lhj stin tilgiston qousa t`o yeudo (De Anima III 3, 428b1819). Es difcil saber con pre-

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    El punto de partida que adopta Boeri se hace patente en lo quepodramos llamar (quiz abusivamente) su genealoga moral del errorperceptivo. Buena parte de nuestros juicios errneos proviene de unadesordenada interferencia emocional en la evaluacin de lo que sepresenta por va senso-perceptiva: Aristteles piensa que los sentidosno nos engaan, sino que son nuestros estados afectivos los que noshacen interpretar falsamente los datos de los sentidos (AR, p. 230).

    No se trata, claro est, de que Boeri reduzca todos los reportes sen-soriales potencialmente desorientadores a una interpretacin defectuo-sa de datos fiables, por parte de agentes ofuscados en la prosecucinde un bien aparente. Sin embargo, parece evidente su reticencia aencarar el problema de la fiabilidad de esos reportes en trminos ex-clusivamente gnoseolgicos. Resulta llamativo que, apremiado por latarea de precisar en detalle cul es el criterio que Aristteles podrahaber visualizado y del cual todava disponemos al hacer la distin-cin apariencia-realidad (AR, p. 230), el autor imprima a su discusinun marcado sesgo hacia la filosofa prctica. Lo avala en este trnsi-to de lo epistmico a lo tico un significativo pasaje del tratado Sobrelos sueos (460b327), en el que Aristteles ilustra, mediante variosejemplos, la tesis segn la cual nos equivocamos fcilmente en lo querespecta a nuestras senso-percepciones cuando estamos sumidos en unestado emocional intenso (dw patmeja per t`a asjsei ntoi pjesin nte). Las pasiones ofician aqu de genio maligno quenos induce en un perspectivismo cuasi cartesiano: tal como a quienesemprenden una travesa martima les parece que el paisaje se desplazaante sus ojos, sin advertir que lo que se desplaza es su mirada,4 astambin, cuando nuestra receptividad sensible se halla bajo el influjode un estado emotivo, articulamos juicios falsos sobre lo que se pre-senta.5

    Sin duda es preciso introducir aqu un matiz, pues, como observaJonathan Barnes, en todos estos casos el error afecta a objetos inci-dentales de percepcin y es respecto de ellos que las pasiones inducen

    cisin si el adverbio sugiere una presencia espordica o nfima de falsedad en laaprehensin de los sensibles propios. (Agradezco esta precisin a Jonathan Bar-nes.)

    4 De Insomniis 460b2627: lgw d> o on gh dokei toi plousi kineisjaikinoumnh th yew p> llou.

    5 Cambiando lo que hay que cambiar, en la tica nicomquea Aristteles subrayalas interferencias pasionales que obstruyen la aprehensin del bien real: en lamuchedumbre el error parece originarse por causa del placer (n toi polloi d`e pth di`a tn donn oike gnesjai, 1113a33).

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    ms fcilmente en error: los cobardes, infectados por el miedo, ven alenemigo en todas partes.6 En esa medida, podra objetarse que Boerino est autorizado a generalizar las consecuencias anmalas de algu-nos estados pasionales sobre nuestras percepciones, como si aqullosfuesen la nica fuente del error perceptivo, o ste slo ocurriese en ta-les circunstancias. En particular, la experiencia de los sensibles propiosno parece igualmente vulnerable a esos influjos emotivos. Con todo, nopuede negarse que es el propio Aristteles quien compara lo que podra-mos llamar el error de apreciacin moral (o el error en la estimacindel valor moral de una accin o pasin) con la incapacidad de practicarciertas discriminaciones sensoriales bsicas. En tica nicomquea III 4(1113a2629) parangona al incapaz de apreciar lo que por naturalezaes deseable (kat> ljeian boulhtn) con quien se encuentra natural-mente indispuesto para apreciar lo dulce y lo amargo, lo pesado y loliviano, lo saludable y lo nocivo. En cambio, al bueno o al bien dispues-to se le aparece lo que es tal como es. Y ello tanto en el dominio dela praxis, como en el de la aprehensin de las contrariedades sensiblesbsicas.7

    Es de suponerse, entonces, que los estados o disposiciones anmi-cos en conformidad con los cuales el agente discierne lo genuinamenteapetecible guardan alguna proporcin estructural con las disposicionesdel cuerpo, que lo habilitan para identificar los rasgos cualitativos delpaisaje fsico. Por lo dems, en De Anima II 5 (417b1618) Aristte-les compar la posesin de habilidades intelectuales, que resultan delaprendizaje, con la posesin de facultades sensoriales, que resultan dela generacin: sper pistmhn, ka t`o asjnesjai. De manera queno parece absurdo suponer que la habilidad innata de discriminacin

    6 Barnes 1987, p. 55, n. 15. Ejemplos de objetos incidentales de percepcin (osensibles per accidens) son los mencionados en De Anima III 1, 425a247; II 6,418a203. La mayor fiabilidad de los sensibles per se ha sido puesta en duda porI. Vasiliou (1996), quien (contra lo afirmado por Barnes y Stopper, vase la nota 1,supra) se esfuerza en mostrar que Aristteles tuvo escaso inters en hacer frente aldesafo escptico.

    7 Tambin en Metaph. 4, 1008b1620, Aristteles conecta la aprehensin denociones prcticas (lo mejor y lo peor, lo conveniente y lo adverso) con la fiabilidadde las discriminaciones sensoriales bsicas entre cualidades opuestas dentro delmismo rango: dhlon ra ti t`o mn bltion polambnei t`o d> o bltion. e dtouto, ka t`o m`en njrwpon t`o d> ok njrwpon ka t`o m`en gluk`u t`o d> o gluk`ungkh polambnein. Cabe hacer notar que en su discusin de la caracterizacinplatnica de fantasa como una mezcla de sensacin y opinin, Aristteles consi-dera tanto cualidades morales (bueno), como cualidades sensibles (blanco): cfr.De Anima III 3, 428a28b1.

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    sensorial (dnamin smfuton kritikn)8 se comporta, respecto de susobjetos, como las habilidades adquiridas de discriminacin moral lohacen respecto del suyo.

    Este paralelismo es instructivo. Lo que parece subyacer a ambos mo-dos de acertar es la presuposicin implcita de un criterio natural derectitud, al que Aristteles apela tanto en contextos morales como epis-tmicos. Lo que en definitiva parece dar sustento a las discriminacionescorrectas en ambos dominios es un estado saludable del alma (xi).El contraste bsico opone los bien dispuestos a los indispuestos, quejuzgan sistemticamente de manera errnea. En uno y otro caso hayuna remisin a capacidades innatas o adquiridas de discernimiento, loque tiende a confirmar la interdependencia entre ambos niveles de dis-cusin. Si en relacin con las apreciaciones de lo noble y vergonzoso,la persona excelente ( spoudaio) es aquella cuyas apariencias sonde fiar, porque coinciden con lo que de hecho es noble o vergonzoso,9

    en relacin con los sensibles propios, el organismo sano ser a su vezsper kann ka mtron atwn: como el canon y medida de esascualidades. Boeri se vale a este fin de un conocido ejemplo:

    Que las sensaciones son siempre verdaderas debe significar que, si el r-gano del sentido del sujeto percipiente est sano, ver lo que, efectivamente,est viendo por ejemplo, en un da soleado en un lago de aguas clarasver el remo quebrado; eso no significa, sin embargo, que el remo estquebrado o que la proposicin el remo est quebrado sea verdadera (AR,p. 229; las cursivas son mas).

    Boeri sugiere, entonces, que el funcionamiento normal del sistema cog-nitivo de un animal sano provee el paradigma de la experiencia sen-sorial fiable. Al hacerlo, tiende a atribuir a Aristteles los rudimentosde una doctrina del criterio, que empalma punto por punto con surecurso al spoudaio como criterio de evaluacin moral. La lectura noparece antojadiza si se tiene en cuenta el nfasis que Boeri pone en elvirtuoso como garante de la veracidad de las apariencias (morales); eserecurso puede transferirse, mutatis mutandis, de contextos prcticos acontextos epistmicos. Escribe Boeri:

    [E]l virtuoso aristotlico tiene, como cualquier otro agente racional, apa-receres o apariencias (fantasai) de lo que es bueno, pero lo que se le

    8 An. Post. II 19, 99b35; cfr. De Motu Animalium, 700b1921; De Anima III 3,427a1921; III 2, 426b811. Algunas instancias concretas de discriminacin senso-rial: II 6, 418a14; II 10, 422a21; III 2, 425b212; De Sensu, 436b15.

    9 Cfr. Eth. Nic. I 8, 1099a23: eper kalw krnei per atwn spoudaio.

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    (a)parece es lo que es verdadero (tlhj`e atw| fanetai, EN 1113a2931); y ello es as no slo por la calidad de sus estados disposicionales, sinotambin por la calidad de sus capacidades cognitivas. (AR, p. 238)

    En otras ocasiones, la formulacin de Boeri deja indeciso si las apa-riencias contrapuestas entre las que el agente discrimina pertenecen almbito de la moral o al de la mera asjhsi: Cuando el sujeto perci-piente dice x es P y est equivocado o descubre que est en el error,debe presuponer siempre un criterio para distinguir lo verdadero de lofalso (AR, p. 230).

    Ahora bien, si las sensaciones elementales son fiables (e incluso infa-libles),10 experiencias ms complejas, que involucran objetos incidenta-les de percepcin, comprometen el ejercicio coordinado de los dos tiposde capacidades que el spoudaio pone en juego: la receptividad sensibley el arte de la medida, o la capacidad intelectual de distanciamiento.La aptitud de discernir entre lo aparente y lo real se pone a pruebacuando es preciso mantener una creencia a despecho de las apariencias.Aristteles ilustra ese caso crtico mediante el conocido ejemplo del solque aparece de pequeo dimetro, sin que prestemos nuestro asenti-miento a esa impresin.11 El pasaje entabla una contraposicin tajante:las cosas aparecen de cierta manera, pero cabe creer que son de otra(fanetai m`en. . . pisteetai de). De acuerdo con la exgesis de Boeri(AR, pp. 211 y 230), mientras la apariencia potencialmente engaosano se articule en un juicio descriptivo del estado de cosas que ella pre-senta, susceptible de verdad o falsedad, no hay todava una creenciau opinin. Si ese juicio (plhysi) no se formula, la apariencia quele da sustento es inocua o inofensiva. En trminos de Boeri, en unda soleado, en un lago de aguas claras el remo se presenta (fanetai)quebrado, aunque el observador no crea que lo est. Para opinarlo tie-ne que creerlo; para creerlo, debe persuadirse antes de ello; y para serpersuadido hace falta lgo o argumento (segn el orden de presuposi-cin entre las actitudes proposicionales, descrito en 428a2234). Ahorabien, algunos animales tienen apariencias, pero no discurso argumen-tativo (twn d`e jhrwn noi fantasa m`en prqei, lgo d> o), porlo cual su relacin con las impresiones sensibles no ser conflictiva, en

    10 De Anima II 6, 418 a1116; De Sensu 4, 442b810. Aristteles matiza un tantoestas afirmaciones en De Anima III 3, 428b1819 (vase la nota 3, supra).

    11 De Anima III 3, 428b19. Otro lugar en el que Aristteles recurre al mismoejemplo es Sobre los sueos 460b1820 (citado por Boeri en AR, p. 231): totou d`eshmeion ti fanetai m`en lio podiaio, ntfhsi d`e pollki tern ti pr`o tnfantasan.

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    la medida en que no tienen nada que oponer a ellas. Luego, no sernsujeto de creencias (ojen prqei psti) ni de actitudes proposicio-nales complejas frente a lo que les aparece por va senso-perceptiva,dado que tales actitudes presuponen lgo. El animal se mantiene enla inocencia del aparecer, pues no est en condiciones de formar unaopinin (verdadera o falsa) respecto de aquello que se le presenta. Pro-bablemente el nfasis recae aqu en que la posesin de lgo permitemediar el mero aparecer y diferir el asentimiento irreflexivo que losanimales prestan a lo que se presenta. El lgo instituye as un hia-to entre el mero aparecer y la creencia, al proporcionar un patrn omedida con el que enjuiciar las apariencias.12

    Lo interesante es que ese patrn rige tanto en las apreciaciones teri-cas (v.gr. la estimacin del dimetro solar) como prcticas. Es llamativoa este respecto que Marcelo Boeri disee su propio experimento mental,estrictamente paralelo al ejemplo astronmico elaborado por Aristte-les para ilustrar el conflicto entre apariencia y creencia, pero traspuestoesta vez a contextos de racionalidad prctica:

    [E]n un da de calor un hombre y un buey que ven un espejo de aguapueden encontrar dicho espejo de agua como algo deseable. Pero si elhombre tiene una evidencia mnima [sc., psti] de que ese lquido puedeestar contaminado, ser capaz de demorar la satisfaccin de su deseo. (AR,p. 236)13

    En el ejemplo de Boeri la creencia no acompaa (sino que contraviene)lo aparente. El arte de la medida se sobrepone as al poder de la apa-riencia, de un modo anlogo a lo que ocurra en el ejemplo astronmi-co, donde una creencia verdadera acerca del dimetro solar (plhyinlhjh) lograba neutralizar la fantasa, o mantenerla a distancia sufi-ciente como para juzgar su concordancia con los hechos. El contrastedel Protgoras muestra de este modo un radio de aplicacin que cubrepor igual lo epistmico y lo prctico.14

    12 Naturalmente, Aristteles considera la eventualidad de agentes racionales querenuncian a ejercer sus capacidades de discriminacin intelectual y viven por deba-jo de sus posibilidades cognitivas y morales: cfr. De Anima III 10, 433a1012.

    13 Cfr. tambin AR, p. 237: [el hombre sediento] puede satisfacer su sed si bebede su botella, que es una fuente de agua confiable [psti]. A juzgar por De AnimaIII 3, 428a214, las bestias no confan (ni desconfan) de las apariencias. Parahacerlo es necesario disponer de algn tipo de razn o argumento, y ello requiereestar situado, en cierto modo, ms all de lo aparente.

    14 Para otro ejemplo moral estructuralmente anlogo al ejemplo del dimetro

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    Boeri concluye que el entrenamiento adecuado de las capacidadescognoscitivas y, en el plano prctico, de las virtudes y de la pruden-cia garantizarn (sic) que los apareceres que el sujeto identifica conel bien coincidan efectivamente con el bien (AR, p. 238). Lo que pa-rece subyacer, entonces, a su reflexin es la bsqueda de un garanteque permita entablar discriminaciones fiables entre nuestras aparien-cias, cualesquiera que stas sean; y Boeri encuentra ese garante en elrefinamiento de las capacidades cognitivas y de las disposiciones delcarcter del agente de praxis. Tal refinamiento se hace necesario por-que nuestras apariencias involucran muchas veces objetos incidentalesde percepcin, respecto de los cuales nuestro aparato cognitivo est le-jos de ser infalible. En efecto, buena parte de los contraejemplos que sesuele aducir contra la fiabilidad de las senso-percepciones toman pie enla identificacin errnea de los sustratos de los sensibles propios: sonstos los que no siempre aparecen como son. Por el contrario, piensaAristteles, la aprehensin de las contrariedades cualitativas bsicas esprcticamente infalible en las condiciones ambientales apropiadas. Laembrionaria atribucin de un criterio de verdad a Aristteles parece,pues, bien documentada en este libro.

    2 . Una respuesta aristotlica al desafo escptico

    Esta atribucin no es un anacronismo, o constituye a lo sumo un ana-cronismo inofensivo (Barnes 1987). Lo comn a todos los estados dis-posicionales de discernimiento correcto es el encontrarse bien dispues-to (toi m`en e>u diakeimnoi, EN 1113a2627) respecto de las apa-riencias sobre las cuales recae el juicio. En cada uno de estos mbitosfenomnicos Aristteles instituye un juez supremo. En lo tocante a lasapariencias sensibles inmediatas, todos los animales sanos son buenosjueces, y Aristteles tiende a localizar el error en alguna ofuscacin(temporal o permanente) de nuestro sistema cognitivo, que entorpe-ce el buen ejercicio de esa capacidad de discriminacin innata entreapariencias elementales (dulce, salado; rojo, verde; agudo, grave; sua-ve, spero, etc.).15 Hay rangos cualitativos en relacin con los cualessomos ptimos jueces y a los que tenemos un acceso inmejorable, porhallarnos por naturaleza bien constituidos respecto de esas contrarie-dades. En ese sentido, el buen funcionamiento de la fsi amparado

    solar, cfr. tica Eudemia 1235b2229, con la respectiva discusin de Boeri (AR,p. 231).

    15 Para algunas alteraciones orgnicas que impiden temporalmente la correctadiscriminacin perceptiva, cfr. De Anima II 10, 422b510; I 4, 408b1924.

    Dinoia, vol. LIV, no. 63 (noviembre 2009).

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    en consideraciones teleolgicas del tipo la naturaleza no hace nada envano provee (en contextos epistmicos) la instancia ltima e inape-lable para discernir entre apariencia y realidad. No cabe remontar, porejemplo, hacia una justificacin (trascendental) de esas capacidadesque no presuponga su ejercicio. Aristteles no cree posible suspendermomentneamente el juicio para examinar el alcance y la fiabilidadde nuestros juicios y eso parece imprimirle un carcter peculiar a sumodo de hacer filosofa.

    Como es sabido, en Metafsica 5 Aristteles considera la eventua-lidad, propuesta por Protgoras, de un mundo en el cual la opininerrnea sea la regla, y slo unos pocos posean una adecuada capaci-dad de discernimiento entre las cualidades sensibles elementales. Enese universo patolgico, lo que es de suyo dulce se mostrar amargo acasi todos; y como es absurdo arbitrar estas cuestiones por recurso a lasimple mayora, Protgoras propone dar por verdaderas todas las apa-riencias. Es la tesis, ya discutida en el Teeteto,16 de que las percepcionesson infalibles, y lo que aparece amargo a una persona en el instante t1 esamargo sin ms si bien nada lo ser incondicionalmente o de suyo,sino slo para alguien, durante algn instante, en ciertas condiciones,etc.. Todos los predicados cualitativos se muestran, a la postre, comopredicados relacionales encubiertos17 que omiten su referencia a las cir-cunstancias de su enunciacin slo por razones de economa expresiva.Al otorgar igual autoridad a todas las apariencias, la tesis de Protgorasimpide discriminar entre ellas.

    La respuesta que Aristteles propone en tales casos podra parecerdecepcionante. Ms all de la distincin entre el funcionamiento nor-mal y el funcionamiento anmalo de las capacidades cognitivas innatas,Aristteles no parece interesado en proveer un argumento conclusivoen contra de un desafo escptico global, que cuestione la veracidad delo que se le presenta incluso a un animal sano. Sin embargo, Aristtelesparece tener buenas razones para ello. l piensa que lo mejor que cabehacer en tales casos no es definir un criterio (distinto de la percepcin)que permita satisfacer las demandas escpticas por una discriminacinentre lo aparente y lo real. Lo que procede es ms bien descartar comopoco razonables esas mismas demandas, por provenir de una concep-cin errnea acerca de lo que constituye (o no) una justificacin acep-table. La lnea argumentativa (ejecutada en An. Post. I 3) se encamina a

    16 Cfr. Teeteto, 157e158e; 178b59.17 Cfr. Teeteto, 160b8c2. En Metaph. 6, 1011a1920, Aristteles explicita esta

    consecuencia: ste lgwn panta t`a fainmena e>inai lhjh panta poiei t`a ntapr ti.

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    mostrar que si de todo hay que dar razn, entonces no es posible dar ra-zn de nada. No cabe demostrar la fiabilidad de nuestras percepcionespues (parece creer Aristteles) quien supone que slo es aceptable unajustificacin demostrativa considerar a la postre inaceptable toda justi-ficacinincluida (paradjicamente) una justificacin demostrativa.En efecto, el argumento diseado para validar la percepcin reposaren principios que deben ser demostrados y stos a su vez en otros, detal suerte que la empresa de validacin del saber se reanudar a cadapaso sin llegar nunca a su trmino. Para hacer posible la demostracin,es preciso afirmar no slo que hay ciencia, sino tambin algn princi-pio de la ciencia (o mnon pistmhn ll`a ka rqn pistmh e>inaitin), principio cuyo conocimiento es rigurosamente indemostrable(napdeikton, cfr. An. Post. I 3, 72b1825).18

    En suma, la respuesta aristotlica al escepticismo radical consiste enuna crtica de los estndares de justificacin epistmica que subyacena la demanda escptica.19 De ah el recurso, a partir de Metafsica 4,a la contradiccin performativa:20 el escptico profesional conducesu vida prctica con arreglo a una serie de discriminaciones triviales(entre lo dulce y lo amargo, el sueo y la vigilia, la opinin vulgar yla opinin experta)21 de las cuales no puede dar razn, porque estnpresupuestas en todo dar razn. Se trata de intuiciones cuya justifica-cin es primitiva o bsica. Eso no significa que el punto de partidadel conocimiento sea inaccesible a un examen racional: respecto de lasprimeras evidencias, Aristteles propone otro tipo de bsqueda y otro

    18 Metaph. 6, 1011a13: podexew g`ar rq ok pdeix stin. Cfr. Phys. II1, 193a49. No es posible ofrecer aqu una reconstruccin detallada del modeloaristotlico de saber demostrativo; nos limitamos a indicar sumariamente aquellosrasgos del modelo que son pertinentes para la presente discusin. Para un anlisispormenorizado, cfr. Berti 1965; Bolton 1990; y Mignucci 2007.

    19 Como observa T. Irwin (1988, p. 195): Aristteles nota que la posicin escp-tica colapsar a menos que ellos [sc., los escpticos] logren persuadirnos a nosotros(no escpticos) de aceptar sus demandas como razonables [. . .]. Si Aristteles esten lo correcto, nosotros no aceptamos de entrada los estndares escpticos. No es-peramos que cada creencia sea justificada en virtud de un principio universal msseguro. En esa medida, el escptico no puede socavar nuestras intuiciones bsicassin persuadirnos antes de que es razonable aspirar a fundarlas deductivamente.

    20 Metaph. 6, 1011a1o11: pe ti ge pepeismnoi ok es, fanero esinn tai prxesin. Cfr. Metaph. 4, 1008b1225. Para un lcido examen de laargumentacin desarrollada en Metaph. 5 en conexin con los argumentos deProtgoras, vase Kenny 1967.

    21 Cfr. Metaph. 6, 1011a46. Para la discriminacin entre opiniones desigual-mente autorizadas, vase tambin Teeteto 178b9d10.

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    tipo de hallazgo,22 pues tanto el hecho de que son, como su contenido,debe volverse manifiesto de alguna otra manera (pojsjai dei llontrpon faner`a poihsai).23

    En definitiva, la discriminacin entre apariencias contrapuestas noes tan desesperada como el escptico supone, y parece estar al alcan-ce de cualquiera que ejerza sus facultades sensoriales en condicionesambientales apropiadas. Aristteles proporciona algunos indicios delmodo en que eso ocurre cuando alude a la autoridad de cada canal per-ceptivo respecto de su sensible propio;24 y, en el caso de los sensiblescomunes, a la correccin de los reportes sensoriales confusos mediantela injerencia de algn otro sentido ms autorizado. El tratado Sobre lossueos refiere que, al palpar con los dedos entrecruzados una superficie,podemos experimentar la misma sensacin que tendramos al tocar dosobjetos discontinuos, de tal manera que lo uno se nos muestra comodoble (t n do fanetai); sin embargo, corregimos esta impresin pormedio de la vista, y no afirmamos que haya all tantas cosas cuantaspercibimos por el tacto (ll> mw o famen do).25 Tal como en elejemplo del sol que aparece de pequeo dimetro, el arte de la me-dida relativiza el reporte sensorial, impidiendo que ste desencadeneinmediatamente un juicio errneo. De suyo, la apariencia tctil slo en-gaa a quien se deja engaar por ella, al formular un juicio precipitado.La estrategia de Aristteles consiste, entonces, en banalizar la distincinapariencia-realidad, mostrando que ella permanece a salvo mientrasno se intente fundarla del modo apodctico que el escptico exige. Msque como una resolucin en regla, la respuesta aristotlica puede servista como un intento de disolucin de la dificultad, al mostrar el modoen que sta surge a partir de una equivocada idea de la justificacinepistmica.

    3 . Conclusin

    El hecho de que Aristteles recurra a una refutacin indirecta del es-cepticismo global por recurso a la contradiccin performativa parecevalidar la intuicin de Boeri, al mostrar la relevancia de consideracionespragmticas en la resolucin de controversias tericas. La correspon-dencia estructural entre el error cognitivo y el error moral justifica el

    22 Metaph. Z 17, 1049b911: faner`on tonun ti p twn plwn ok sti zthsiod ddaxi, ll> tero trpo th zhtsew twn toiotwn.

    23 An Post. II 9, 93b2324.24 De Anima III 2, 426b812; cfr. II 6, 418a916; 418a2425.25 Sobre los sueos, 460b2027.

    Dinoia, vol. LIV, no. 63 (noviembre 2009).

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    tratamiento conjunto de ambos estados del alma. Ello da pie para en-tablar una dependencia mutua entre juicios tericos y prcticos. En elplano estrictamente terico, ciertas apariencias elementales (los sensi-bles propios) operan como medida ltima del juicio; en el plano prcti-co, es el juicio el que opera como medida de las apariencias complejas,revelando a algunas de ellas como engaosas.26 En definitiva, la ca-pacidad de discriminacin racional entre apariencias contrapuestas nopuede justificarse deductivamente, pues toda justificacin presupone laveracidad de algunas apariencias.

    Hubiese sido deseable que Marcelo Boeri fuese un tanto ms expl-cito al perfilar cul es ese criterio que Aristteles parece haber visua-lizado [y] del cual nosotros todava disponemos cuando hacemos ladistincin apariencia-realidad (AR, p. 230). La discusin desplegadaen la segunda parte de esta nota procur rastrear algunos indicios tex-tuales que avalan la intuicin central de Boeri, en cuanto a la presenciasubyacente de un criterio de rectitud, aplicable tanto a las aparienciascognitivas como a aquellas que inciden en la deliberacin prctica. Sinuestra interpretacin es correcta, la respuesta de Boeri consiste en sub-rayar la fiabilidad de las habilidades innatas de discriminacin percep-tiva, insistiendo a la vez en la relevancia de las habilidades adquiridasde distanciamiento moral.

    BIBLIOGRAFA

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    26 Tambin la evaluacin racional de las apariencias se ejerce respecto de aquellasque no tienen relevancia prctica ni mueven al agente a obrar (v.gr. el sol tienesiete pies de dimetro). Sin embargo, la correccin del reporte sensorial por recur-so a una creencia slo puede tener lugar en el mbito de los objetos incidentales (yno en el de los objetos elementales) de percepcin. Respecto de estos ltimos, cadacanal perceptivo es soberano.

    El presente artculo fue redactado en el marco de un proyecto de investigacinen torno de la psicologa de Aristteles, financiado por Fondecyt (Chile) (Proyectono. 3085014). Agradezco las sugerencias de los rbitros annimos de Dinoia, queme permitieron precisar algunos argumentos y mejorar su formulacin.

    Dinoia, vol. LIV, no. 63 (noviembre 2009).

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    Studies in Ancient Philosophy, vol. 14, pp. 83131.

    Recibido el 2 de febrero de 2009; aceptado el 8 de septiembre de 2009.

    Dinoia, vol. LIV, no. 63 (noviembre 2009).