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Módulo II. La colonización griega y fenicia
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• Ver Test de Evaluación del Módulo II.
Objetivos del Módulo
• Conocer los elementos distintivos del fenómeno, sus causas, sus mecanismos organizativos, sus fases deexpansión, las principales fundaciones coloniales y sus consecuencias históricas.
• Aprender a manejar y crear mapas que expliquen el fenómeno.
• Buscar y manejar información para explicar y detallar algunas fundaciones coloniales concretas.
Temas a tratar
1. El fenómeno colonizador griego.
2. El fenómeno colonizador fenicio.
• Ver Galería Interactiva de Delfos.
Módulo II. La colonización griega y fenicia
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Contexto cronológico
• Neolítico: 6000 a 3000.
• Edad del Bronce (Heládico, Minoico, Cicládico, etc.): +3000 a +1200:-‐ Bronce Antiguo.
-‐ Bronce Medio -‐-‐-‐-‐-‐-‐> a ÉPOCA MINOICA.
-‐ Bronce Reciente -‐-‐-‐-‐-‐-‐> a ÉPOCA MICÉNICA.
• Época Arcaica: finales siglo XIII -‐ finales siglo VI:
-‐ Edad Oscura (“Homérica”): siglo XII a 750.
-‐ Época Arcaica: 750 a 500: colonización.
• Época Clásica: siglos V a IV.
• Época Helenística: muerte de Alejandro Magno en adelante.
1. Colonización griega
1.1. Orígenes y causas históricas
1.2. Relevancia cultural del fenómeno
• Aspectos socio-‐económicos: el fenómeno colonizador actuó, en multitud de casos, como “válvula de escape” delos graves problemas económicos y sociales por los que atravesaban los grupos más desfavorecidos de laspóleis en el siglo VIII y VII, esto es, deudas (cuyo efecto más extremo podía ser convertirse en esclavo delacreedor), pérdida de propiedades agropecuarias, pérdida de la condición de ciudadano, etc. Pero tambiénactuó como tal “válvula de escape” de los problemas por los que atravesaban las propias póleis: escasosrecursos para una población en agudo y constante crecimiento. Las colonias griegas aliviaron una parte de latensión interna de carácter económico, social y político que ello generaba en las póleis.
• Aspectos económicos: algunas poléis con oligarquía dirigentes pujantes y sólidas, buscaban en el exterior lo queno encontraban en Grecia, o bien, simplemente, aquello que podía incrementar su poder económico y enconsecuencia prestigio político, es decir, búsqueda de materias primas, apertura de nuevos mercados,intensificación de las transacciones comerciales con centros florecientes mediterráneos, consecución demonopolios estratégicos, búsqueda de alianzas económicas y políticas, etc. De esta forma, indirectamente, lascolonias griegas vieron aliviados también una parte de los problemas económicos de las póleis. Ver losfundamentos económicos de las colonias milesias de Olbia y Panticapea.
• Aspectos culturales: el fenómeno colonizador fue el principal motor de difusión de las formas culturales griegaspor toda la cuenca mediterránea: moneda, escritura, cultivo de vid y olivo, la cerámica a torno o en moldes, la“urbanización”, en su sentido material y político-‐institucional, etc. El impacto cultural sufrido por muchospueblos y culturas indígenas, tuvo como efecto en este punto la aceleración de su desarrollo natural, ya que,privados del influjo de las colonias y colonos griegos, éste hubiera sido más lento y difícil.
• Aspectos políticos: se conformaron las bases políticas, sociales, económicas y culturales de un conjuntogeográfico muy homogéneo y eminentemente griego –la “Magna Grecia”– que abarcaría buena parte de Sicilia yel Sur de la península Itálica, el cual, habiendo sido en origen una prolongación del Mundo Egeo, acabaríateniendo, con el tiempo, una dinámica histórica propia e independiente en todos los ámbitos antes señalados.
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1.3. Elementos protagonistas del fenómeno colonizador: metrópolis y colonias en el mundo mediterráneo
1.4. Glosario pertinente
• Tipos de colonias griegas:
A. Apoikía. Fue el tipo principal y preeminente de colonia. Una vez fundada y constituida formalmente en unterritorio, pasaba a ser en esencia un establecimiento autónomo e independiente de su metrópoli –política, institucional y administrativamente–. No obstante, en estos ámbitos, y también en el urbano, territorial, social, cultural y religioso, el patrón de desarrollo de la colonia era el propio de su pólis-madre. Ello hizo, primero, que el modelo urbano y político de las póleis griegas se reprodujera y extendiera por toda la cuenca mediterránea, y segundo, que las relaciones apoikía-‐metrópoli fueran normalmente estrechas y beneficiosas para ambas partes. Ver el ejemplo de Cirene.
B. Emporion. Era un asentamiento colonial subsidiario de su metrópolis o incluso de una apoikía. Esto implicaba –a diferencia del tipo anterior– que, una vez fundada y constituida, la nueva colonia y los propios colonos siguieran siendo totalmente dependientes de su metrópoli a todos los efectos. Estas colonias –quizá mejor “factorías” y “puertos de comercio”– tenían una fuerte naturaleza comercial, su principal función, ya que, normalmente, se trataban de bases portuarias desde las que sus metrópolis consolidaban y extendían sus intereses económicos en una determinada área. Ver el ejemplo de Emporion.
C. Cleruquía. Fue un tipo de colonia tardía y específicamente concebida en Atenas, surgida a partir de la política “exterior” del tirano Pisístrato. Era similar al tipo de colonia anterior, en lo que a la dependencia con su metrópoli se refiere, pero les distinguía la naturaleza y función militar de estos asentamientos atenienses, normalmente establecidos en puntos estratégicos para su metrópoli (como puntos de apoyo para el control y explotación económica de una región). Ver el ejemplo de Brea.
• Elementos coloniales: ktísis – chóra y kleroi – oikistés – theoroí – nomma (normas y leyes coloniales).
1.5. Cronología del fenómeno colonizador
• 1ª FASE (anterior al año +/–650):
-‐ Impulsos sociales y económicos.-‐ Protagonismo de las colonias eubeas (Calcis y Eretria) y corintias.
-‐ Área preferente de la colonización: la “Magna Grecia”.
• 2ª FASE (posterior al +/–656):
-‐ Impulsos comerciales: generalización de emporia.
-‐ La organización de las fundaciones coloniales es más efectiva, se vuelve en cierto sentido “rutinaria”, elfenómeno colonizador se ha generalizado por toda la cuenca del Mediterráneo, y el monopolio lo tienen las colonias de carácter comercial.
-‐ Área preferente de la colonización: Mar Negro y Mar de Mármara.
-‐ Protagonismo de las colonias de Mileto y Mégara.
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1.6. Principales conjuntos coloniales y rasgos más característicos
• Colonización eubea. La más precoz de todas. Generó un número muy alto de colonias en las regiones italianasde Campania, estrecho de Messina y costa Nor-‐oriental de Sicilia.
• Colonización milesia. Pionera en el Mar Negro y en Egipto, y controladora con sus colonias del estrecho delHelesponto (en dura rivalidad y competencia con otras metrópolis).
• Colonización corintia. De carácter terrestre y agrícola muy acusado (muy centrada en el extremo Sur-‐orientalde Sicilia y muy dependiente del puerto de Siracusa).
• Colonización acaiense. Extendida sobre tierras cerealísticas muy ricas en el Sur de Italia, y monopolizadoraasí misma de ciertas vías comerciales en la propia península.
• Colonización focea. Singular por su carácter tardío (casi dos siglos después de la fundación de Pithecusae) ypor su “marginalidad” geográfica –centrada en el sur de Galia e Iberia–, territorios poco frecuentados por losgriegos antes de la llegada de los colonos focenses. Ambos rasgos llevaron a éstos a ponerse en contacto en elextremo occidente con etnias que se encontraban en clara expansión.
1.7. Fases del proceso fundacional (referido sobre todo a las colonias de la 1ª FASE del fenómeno)
A. Surgimiento de las causas originales que impulsaban a organizar expediciones coloniales y a fundar colonias.
B. Búsqueda previa de información sobre potenciales emplazamientos idóneos: intervención de los oráculos griegos; intercambio de información y aprovechamiento secular de la experiencia/exploración marítima griega y fenicia desde la segunda mitad del II milenio.
C. Reconocimiento y exploración in situ de las áreas elegidas. Había condicionantes físicos obvios (calidad de la tierra, existencia de cursos de agua, cercanía de la costa, población indígena no belicosa, etc.) y ratificaciones religiosas. En este segundo caso, la concordancia con los oráculos, diversas manifestaciones de la aprobación divina, los sacrificios propiciatorios y la erección de altares y santuarios, precedía a la decisión de instalación definitiva en un lugar.
D. Adopción de la decisión y ejecución del proyecto colonial por las instituciones de la pólis. Incluía diversas acciones políticas y legislativas, como la reunión de la asamblea de politai; la redacción y publicación de decretos coloniales, la leva de colonos a partir de requisitos específicos establecidos por la asamblea, nombramiento de los responsables de la expedición y futuros dirigentes de la colonia, así como otras estipulaciones, normas y medidas coercitivas de muy diversa naturaleza.
E. Acto fundacional, constitución e instalación material del asentamiento colonial. Ello exigía la previa organización formal del gobierno del asentamiento, la elaboración de la estructura y el cuadro institucional de la colonia, el establecimiento de las leyes por las que en adelante ésta habría de regirse (en el caso de las apoikía; en los emporia y cleruquias las leyes eran las vigentes en sus respectivas metrópolis), y, finalmente, la parcelación de la chora de la nueva colonia en kleroi (parcelas, fincas o lotes de tierra cultivable), los cuales eran distribuidos entre los colonos, que de esta manera pasaban a tener el rango y privilegios de los propietarios.
F. Casos y modelos a estudiar: la fundación de la apoikía de Cirene; interculturalidad en Emporion; la estructura de la chóra colonial de Metaponto; la cleruquía de Brea.; sinecismo colonial en Crimea y sincretismos con el mundo indígena circundante en Panticapea.
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2. Colonización fenicia
2.1. Definición de “civilización fenicia”
• A finales del segundo milenio y principios del I. Se componía de un conjunto de ciudades-‐estado que habíanrecibido una fuerte influencia de otras culturas vecinas.
• Sobre el sustrato étnico original semita cananeo, confluyeron los influjos egipcios e indoeuropeos (hurritas,micénicos e hititas), formándose, pues, una civilización muy peculiar en todas sus manifestaciones externas,producto directo de todas las influencias vecinas.
• Como consecuencia del decline de la civilización egipcia desde la dinastía XVIII y del vacío de poder quemicénicos e hititas dejaron en la zona del Levante a partir del año 1200, surgieron una serie de ciudades-‐estadomuy sólidas, volcadas al mar y fundamentando su prosperidad en el comercio e intercambio de productos.Entre ellas las preeminentes Biblos, Sidón y Tiro.
2.2. Causas de la colonización fenicia
• Intereses marítimos y comerciales concretos de los centros fenicios, en esencia, dar salida a los productoslocales (púrpura y textiles, madera del Líbano, cerámica vidriada) y búsqueda de materias primas deficitarias eindispensables (metales, cereal, esclavos).
• Búsqueda de áreas de influencia comercial y de nuevos mercados.
2.3. Cronología y extensión geográfica del fenómeno
• 1ª FASE: anterior al año +/–1000:
-‐ Contactos intensos y muy tempranos con Chipre, Rodas, Creta, islas y costas del Egeo.-‐ La presencia fenicia en la poesía épica griega es frecuente: ¿piratas o mercaderes? (Odisea).
-‐ La actividad comercial fenicia en un área no presupone necesariamente la fundación de colonias “urbanas”,sino solo la creación y reconocimiento de puntos de encuentro para el intercambio de productos: el hecho “urbano” puede venir acompañado de lo anterior o no.
• 2ª FASE: posterior al año +900 a 800:
-‐ Colonización de la costa Norte de África, Sur y levante de la Península Ibérica, e islas del Mediterráneooccidental.
-‐ Centro fenicio protagonista Tiro, metrópoli de las colonias fenicias más antiguas: Útica, Gades, Cartago, Lixus. La cronología de fundación de todas es muy debatida, pero todas parecen estar fundadas con seguridad en el año 800.
-‐ La colonización de Tiro presupuso la fundación de numerosos puestos intermedios en forma de puertos, factorías y bases de apoyo logístico a los comerciantes, en el fondo elementos de control del mar para la protección del transporte, las vías marítimas y el comercio de las riquezas de la Península Ibérica y el Norte de África. Ello lo refleja bien la dispersión y extensión del material monetal de Tiro.
-‐ Motivación económica básica: búsqueda y explotación comercial de metales, aceite, vid, trigo, esclavos; introducción de productos fenicios en los mercados mediterráneos occidentales.
-‐ Hay numerosos testimonios de que la navegación fenicia –¿con objetivos comerciales?– sobrepasó la escala mediterránea para adentrarse en la atlántica.
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2.4. Cartago, de colonia de Tiro a capital de un imperio marítimo: factores históricos de la evolución
• Conquista asiria de las ciudades-‐estado fenicias a partir del siglo VIII y corte de comunicaciones de Tiro con suscolonias occidentales.
• Inmediata autonomía política sobrevenida a la colonia tiria de Cartago, que pasó a ser dirigida por unaoligarquía local muy fuerte y cohesionada.
• Rápida expansión de la hegemonía e influencia comercial de Cartago, sobre un área cada vez más grande, queacabará abarcando el Norte de África, el Sur y levante de la Península Ibérica, y mitad occidental de Sicilia.Cartago se conviertió en metrópoli de numerosas fundaciones de factorías, centros urbanos y asentamientosagrícolas en todas esas zonas.
• Conversión en capital de un imperio marítimo: fue consecuencia del acrecentamiento de los intereseseconómicos y políticos de la oligarquía dirigente cartaginesa y la inercia de una particular y agresiva políticacomercial, cada vez más alejada de su antigua área de influencia natural en el Norte de África. Esta política fueacompañada, a su vez, por unos objetivos claros y concretos de conquista y expansión territorial, cuyo principalinstrumento fue un ejército de soldados mercenarios, dirigidos por oficiales cartagineses a las órdenes directasde la oligarquía dirigente.
• En este contexto, la península Ibérica se convierte en el territorio natural y preferente de esa expansión.También será –junto con las ciudades griegas de Sicilia, antiguas colonias eubeas y corintias– la zona de mayorfricción con el naciente poder romano en el Mediterráneo (aunque los contactos entre ambas potencias –nonecesariamente belicosos– venían de tiempos muy antiguos).
La colonización del Mar Negro (textos)
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La colonización del Mar Negro I: recursos naturales
La pesca introdujo al Mar Negro en la historia. Hubo también otros factores, naturalmente, otras fuentes prodigiosas de alimentación y riqueza. Las llanuras meridionales de Rusia, por ejemplo, la llamada estepa póntica, formaba una pradera uniforme de unos 1.200 kilómetros cuadrados entre el Volga y las estribaciones de los Cárpatos, una franja de campo despejado de unos trescientos kilómetros de anchura entre la costa y las tierras boscosas del Norte. Los pastizales de la estepa póntica podían alimentar a los caballos y al ganado de todo un pueblo nómada; después se cultivaron sus tramos más aprovechables y allí creció el mejor trigo que había en el mundo antes de la explotación agrícola de América del Norte. En las montañas del Cáucaso, cuyas cumbres nevadas se veían desde alta mar, había madera y oro. Por los deltas de los ríos pasaban bandadas migratorias de numerosos aves comestibles que oscurecían el cielo. Pero ante toda esta abundancia de vida natural aparentemente inagotable, el pescado era lo más valioso.
El viaje del Argo es una leyenda de la “Edad del Bronce”. Cuando Jasón cruzó el mar Negro y, ya en la Cólquide (parte de la actual Georgia), remontó el río Fasis y amarró la nave a los árboles que sobresalían de la orilla, iba en busca de un tesoro mágico el vellocino de oro. Pero el oro es para los héroes. Por todo el litoral del mar Negro las dragas sacan del fondo marino grandes piedras agujereadas: son las anclas de los barcos micénicos. Éstas transportaban a los auténticos exploradores de la “Edad del Bronce”. Llevaban consigo lujosos artículos del Egeo, como alfarería decorada y espadas, pero lo que buscaban era comida para volver con ella, y parece que lo que se llevaban era, sobre todo, pescado: secado al sol o curado con sal de los estuarios del Dniéper y el Danubio. Cuando desaparecieron los reinos micénicos y, en su lugar, se formaron pequeñas y hambrientas ciudades-‐estado en los cabos, lenguas de tierra y penínsulas de Grecia y Jonia, los barcos volvieron al mar Negro con el mismo cometido y con una necesidad que crecía de forma uniforme a medida que las ciudades-‐estado se superpoblaban y las tierras del interior se agotaban por exceso de cultivos. En el siglo VII a.C., los griegos de Jonia fundaron colonias costeras por todo el litoral del mar Negro y formaron comunidades, cuya principal actividad era la curación, el embalaje y la exportación de pescado.
Ascherson, N. (2001): «El Mar Negro. Cuna de la civilización y la barbarie». Pp. 22-‐23. Barcelona.
La colonización del Mar Negro II: colonias y colonos
Los colonos eran, principalmente, de Jonia, de las islas y poblaciones de la costa occidental de Asia Menor. De todos modos, no tenían más remedio que ser pragmáticos si querían sobrevivir en los límites del mundo conocido. Lo que les había conducido, a ellos y a sus padres, por el Bósforo y al otro lado del mar Negro no era la ideología sino la pesca. Hacia el siglo VII a.C. las ciudades-‐estado del Egeo empezaban a agotar la limitada tierra cultivable que rodeaba sus murallas y lo que empujaba sus naves hacia el Norte y el Este era el hambre.
Al principio, los colonos practicaron el hediondo y rentable oficio de tratar el pescado. Algunos de sus primeros enclaves estuvieron en la desembocadura de los grandes ríos que desaguan en el rincón Noroeste del mar. En la desembocadura del Dniéster, al Oeste de la moderna Odessa, se construyeron Tiras y Niconia, y Olbia en el punto en que el Bug desemboca en el estuario del Dniéper, a unos kilómetros del mar. Eran lugares pésimos para interceptar las dos principales corrientes migratorias de aguas profundas, la del hamsi y la del bonito. Pero las tres se alzaban a orillas de los grandes lagos de agua dulce que formaban los ríos antes de llegar al mar, y aquellos primeros griegos confiaban en pescar fácilmente con red los peces fluviales: el esturión, el salmón, el sábalo y la perca. En los estuarios, sobre todo en el del Dniéper, había sal en abundancia para curarlos.
Tiempo después, los colonos plantaron trigo para exportarlo. Durante casi tres mil años, hasta que a finales del siglo XIX el trigo norteamericano conquistó los mercados mundiales, el grano recogido en la estepa del mar Negro y enviado a los puertos de la costa septentrional, alimentó a las poblaciones urbanas del Mediterráneo, a las ciudades griegas, a Roma, a Bizancio, a Egipto, a la Italia medieval, incluso a Gran Bretaña, ya en la época de la revolución industrial. Cuando, en el siglo V a.C., Heródoto visitó Olbia, la colonia griega había convencido ya a las comunidades escitas de los alrededores de que arasen la tierra y cultivasen trigo para el mercado. Muchas ciudades-‐estado, sobre todo la Atenas de Pericles, pasaron a depender peligrosamente del trigo importado de la estepa.
La colonización del Mar Negro (textos)
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Olbia, colonia milesia en el Mar Negro: entorno geográfico y fundamentos económicos
El recinto de Olbia está a 200 kilómetros al Este de Odessa y el viaje hay que hacerlo por sombrías llanuras donde no hay nada que ver hasta que termina la carretera, el coche se detiene y el viajero siente la frescura del viento marino del Sudeste. Parece el mar, pero huele a laguna. Es el liman, o estuario rebalsado, del río Bug, que desemboca a su vez en el estuario del Dniéper, cuyas aguas salen al mar más al Oeste. El agua es dulce, hay percas en ella, y sólo se pone salobre cuando los vientos del Sur contienen el caudal fluvial y empujan las aguas marinas hasta donde se alzan las ruinas de Olbia. Pero los ríos son tan anchos que sus orillas no son más que rayas trazadas con carbón en el horizonte.
Olbia nació a comienzos del siglo VI a.C., quizás en el VII. Fue una colonia fundada por exploradores de Mileto (Jonia), que ya habían establecido una base avanzada en la isla de Berezan, situada unos kilómetros más al Oeste. La colonia milesia se convirtió en una ciudad próspera, con murallas y torres albarranas impresionantes, al principio como centro comercial y puerto que traficaba sobre todo con pescado, y luego, según fue creciendo el comercio del trigo, en la capital de una región agrícola cuyos abastecedores escitas más lejanos podían estar perfectamente a 500 kilómetros de distancia. En su momento culminante, hacia el siglo IV a.C., probablemente tenía treinta o cuarenta mil habitantes intramuros. Pero es posible que hubiera otros tantos en la chóra, la tierra extramuros de la polis. La chóra de Olbia se transformó en una poblada red de trigales y pueblos que cubría la costa del cabo que sobresale entre los estuarios del Bug y el Dniéper.
La decadencia se produjo durante el siglo III a.C. La población escita estaba desestabilizándose a causa del creciente empuje de los sármatas, otro grupo indoiranio de vida nómada que avanzaba desde la estepa que hay entre el Volga y el Don, y el poder escita comenzó a descomponerse. La ciudad fue atacada y el suministro de trigo se volvió irregular. En el siglo II a.C. un grupo escita se apoderó de Olbia, probablemente con la esperanza de restaurar las exportaciones que antaño habían enriquecido a toda la costa Noroccidental del mar Negro. Pero fue incapaz de impedir el desastre que se produjo en el 63 a.C., cuando un ejército dacio-‐gético llegó del delta del Danubio, tomó Olbia y la destruyó. Su población quedó reducida a dos o tres mil habitantes durante décadas. La ocupación romana, cien años después, revitalizó la ciudad, pero aunque se construyó mucho, nunca se recuperó del todo del vendaval gético. Volvió a ser arrasada, probablemente por los godos, en el siglo III d.C., y luego –definitivamente– por los hunos hacia 370. Desde entonces, las ruinas están a merced de la vegetación y las aves marinas.
Ascherson, N. (2001): «El Mar Negro. Cuna de la civilización y la barbarie». Pp. 91-‐92. Barcelona.
Grecia Arcaica I: las colonizaciones
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Uno de los fenómenos históricos más llamativos y trascendentes de la Época Arcaica griega fue, sin duda, el de la “colonización”, a través del cual, grupos de griegos procedentes de las polis de Grecia continental, de las islas del Egeo y de Jonia, fundaron una numerosísimas series de colonias a las orillas de la cuenca del Mediterráneo y del Mar Negro.
Se tratós por consiguientes de un fenómeno de expansión de todo lo griego por el mundo mediterráneo, que se iniciaría en torno a la mitad del siglo VIII y que abarcaría toda la Época Arcaica (hasta principios del siglo V).
En un fenómeno de esta magnitud es difícil hablar solo de una causa para explicar su surgimiento, el porqué de las expediciones coloniales, las razones que movieron a muchos griegos a abandonar sus patrias respectivas y establecerse en lugares y tierras desconocidas y, hasta cierto, punto hostiles. Sin duda, el fenómeno tuvo causas profundas y enormemente variadas, y quizá las que se apuntan seguidamente hayan sido las más significativas y contundentes del fenómeno.
1. Causas o factores de tipo económico
El territorio griego tiene una extensión reducida que, además, contiene escaso suelo fértil, lo que siempre ha sido un motivo para emigrar y buscar mejores perspectivas en otras partes. Además, durante la Época Arcaica griega, siempre existió una mala e injusta distribución de la tierra entre las diferentes clases sociales; la aristocracia cada vez era más capaz de acaparar las mejores fincas y las más fértiles, mientras que el resto de los propietarios veían reducirse o perder sus tierras por diversos factores. El crecimiento de la riqueza durante toda la “Edad Oscura” fue muy lento, y, desde luego, no parece haber llegado nunca a las clases más bajas de la sociedad griega. Por el contrario, el crecimiento demográfico sí parece haber sido importante desde la “Edad Oscura” y a lo largo de toda la Época Arcaica, lo que haría aún más insuficiente el número o la extensión de tierra existente para todos. Por lo demás, Grecia era un país que no se autoabastecía en algunos productos vitales (cereal, madera, metales...) que era necesario importar; el surgimiento de colonias, o antes, la emigración de colectivos griegos a lugares que ofrecían inmejorables perspectivas de explotación de esta clase de productos, impulsaría a las clase dirigentes y gobernantes griegos a “ver con buenos ojos”, e incluso ayudar y facilitar las expediciones coloniales, canalizar los deseos de los colonos y a veces “sugerirles” un destino, un área donde ir y donde establecer una apoikia.
Todo ello habría necesitado una fase previa en la que comerciantes, viajeros, aventureros y exploradores griegos (de los que se nos han conservado buen número de nombres y relatos) habrían hecho conocer a sus compatriotas los mejores lugares del Mediterráneo para establecerse, los lugares con el clima más benigno, con los suelos más fértiles, con los pueblos autóctonos más dóciles, etc.
2. Causas o factores de tipo socio-político
De forma general, este segundo grupo de causas es defendido por aquellos historiadores actuales que no ven en las causas de tipo económico las razones del fenómeno de las colonizaciones griegas (no al menos como causas primeras o más importantes). En la crítica que hacen de las motivaciones de tipo económico, concluyen que:
• Dada la independencia que caracteriza a las apoikias y el carácter voluntario y coyuntural de sus relaciones comerciales con las metrópolis, las expediciones coloniales podrían resolver los problemas económicos de los colonos, pero difícilmente de los que se quedaban en sus patrias sin participar en ninguna expedición (que obviamente fueron los más).
• Los primeros y más antiguos asentamientos coloniales de los que tenemos noticias, no parecen haber tenido un carácter organizado, sino más bien espontáneo y, hasta cierto punto, improvisado, casi como lugares de encuentro de colonos, y no como lugares premeditadamente elegidos para su explotación económica.
• En cualquier caso, las motivaciones de tipo económico (por ejemplo: agrícolas, comerciales, búsqueda de metales, etc.) serían el instrumento o la justificación del fenómeno colonial, pero no la causa que lo hizo surgir y adquirir la importancia que tuvo.
Grecia Arcaica I: las colonizaciones
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Para los autores que así argumentan, está claro que las verdaderas causas del fenómeno colonial, las más profundas y objetivas, serían las de tipo social, consecuencia y reflejo de las deficiencias sociales del mundo griego arcaico. Consecuencia de estos desequilibrios y deficiencias sociales fueron las tensiones políticas surgidas entre los que detentaban y poseían el poder y los que lo sufrían, tensiones que, en definitiva, provocaron descontentos sociales, luchas enconadas que a veces terminaban en el simple homicidio y en el surgimiento de bandos vencedores y vencidos; todo ello, sumado a los problemas económicos, hacían a mucha gente concebir esperanzas de futuro en la huida, en la emigración. Iniciado el fenómeno colonizador, mucha gente conseguiría incluso el derecho de ciudadanía participando en una expedición colonial y fundando una colonia, ganando así derechos políticos y sociales que no podían tener en sus respectivas patrias por ningún medio.
Desde este punto de vista, la emigración voluntaria (ya fuera apoyada o sugerida por la metrópoli, o incluso coaccionada por la clase gobernante) se constituía en una válvula de escape social, de descongestión social, de desahogo de la tensión interna de las polis griegas. Quizá en este contexto haya que situar lo que un cronista griego posterior, Isócrates, dejara dicho en su «Panegírico 36»: “los colonos se salvaron a sí mismos y a los que se quedaron en la patria”.
Consecuencias de las colonizaciones. Evidentemente, las consecuencias que se derivaron de un fenómeno de extensión y magnitud que tuvo éste fueron amplias y profundas en todas aquellas regiones que se vieron afectadas por él. En cada área tuvieron una manifestación distinta, acorde con las peculiaridades e idiosincrasia de las tierras y pueblos (culturas enteras a veces) “colonizados”, hasta el punto de que ello formaría uno de los episodios históricos más importantes de cada una de las historias regionales de cada país mediterráneo (historias regionales de Hispania, Galia, Italia, etc.). Con todo, el fenómeno colonizador tuvo una serie de consecuencias que afectaron por igual y de forma uniforme al conjunto del mundo mediterráneo; fueron por consiguiente las consecuencias más generales del fenómeno colonizador griego, y, desde un punto de vista histórico global (no regional), fueron también las más importantes. A ellos nos referimos seguidamente.
En primer lugar, para la propia Grecia en conjunto, las colonizaciones incidieron de forma notable en variados aspectos y problemas. Ya hemos dicho cómo, probablemente, la emigración continua de gente tuvo efectos beneficiosos en la tensión social que las polis griegas padecían en esta época. Los pequeños y medianos propietarios de tierra dispondrían ahora, en cada polis, de más recursos naturales que antes; los comerciantes y artesanos empezarían a hacer grandes negocios y a ampliar sus perspectivas económicas al compás del fenómeno colonizador, lo cual significaba para ellos la multiplicación de los mercados exteriores (en los cuales colocarían sus manufacturas de lujo y sus excedentes de vino y aceite, y desde los cuales traerían a Grecia productos vitales como cereal, madera y metales). Esta potenciación del comercio griego, sus efectos generales sobre las poblaciones, las propias transformaciones navales de la época, contribuirían decisivamente a impulsar la generalidad de la economía griega.
En el resto del mundo mediterráneo, el efecto o la consecuencia más trascendental fue sin duda la propagación del helenismo (esto es, de las ideas políticas, institucionales, económicas, religiosas, del arte y de la cultura de los griegos) por toda la cuenca mediterránea. Ello fue acompañado a su vez, en numerosas partes, por un fenómeno de sincretismo cultural, fundamentalmente en el ámbito de lo artístico y religioso, según el cual aspectos de las culturas mediterráneas eran asumidos e incluso integrados en la cultura griega, y viceversa (y más importante), aspectos de la cultura griega quedaban asimilados por culturas mediterráneas (Tartessos, Etruscos, Sículos, etc.), hasta el punto de formar una nueva cultura.
Grecia Arcaica I: las colonizaciones
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Ktísis
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La Ktísis colonial
(según A.J. Domínguez Monedero)
Si hay una fase decisiva dentro de todo el proceso que conduce a la creación de una apoikía, sin duda ésta es la de la implantación, es decir, aquella mediante la cual los colonos toman posesión de un territorio determinado, y construyen allí su ciudad, procediendo a la fundación (ktísis) de la misma. Es también, ni que decir tiene, una de las pocas etapas de las que poseemos información precisa, aunque no exenta de problemas, ya que la ktísis de la ciudad va vinculada ineludiblemente a la figura del oikistés o fundador de la nueva ciudad.
• Algunos ejemplos.
Oikistés
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Habiendo sido los primeros de entre los griegos en hacerse a la mar, unos calcidios de Eubea, con Tucles como fundador (oikistés), fundaron Naxo y erigieron un altar de Apolo Archegétes (“Conductor”) –el que ahora se encuentra fuera de la ciudad– sobre el cual, cuando los theoroí parten de Sicilia, hacen primeramente un sacrificio.
Al año siguiente, Arquías uno de los Heraclidas procedente de Corinto, fundó Siracusa tras haber expulsado primero a los Sícelos del islote –que hoy ya no es tal islote– donde se encuentra la ciudad interior. Más tarde, con el tiempo, llegó a estar muy poblada la ciudad exterior, agregada a la otra por su muralla.
Teocles y los Calcidios, saliendo de Naxo en el año quinto después de la fundación de Siracusa, fundan Leontinos, tras expulsar a los Sícelos por las armas, y después Catana; pero los Cataneos tomaron ellos mismos como fundaron a Evarco.
También por el mismo tiempo Lamis, procedente de Mégara, llegó a Sicilia conduciendo una colonia (apoikía). Se estableció en un lugar llamado Trólito, por encima del río Pantacias; después, desde allí pasó a Leontinos y durante un pequeño periodo de tiempo formó ciudad común (sympoliteúein) con los Calcidios; luego, habiéndose marchado de Tapso, y habiéndoles entregado el territorio y convertido en su conductor el rey sícelo Hibión, fundaron la colonia llamada Mégara Hiblea.
TUCÍDIDES, VI, 34.
Textos sobre colonias griegas
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1. Fundación de Cirene (costa de Libia), colonia de Tera
Grino, hijo de Esanias, que era descendiente de Teras y reinaba en la isla de Tera, llegó a Delfos conduciendo una hecatombe desde su ciudad; y entre los ciudadanos que lo acompañaban figuraba Bato, del linaje de los Minias [1]. Al consultar Grino, el rey (basileus) de los Tereos, sobre otros asuntos, la Pitia le responde que funde una ciudad en Libia, y él contestó: “Yo, señor, soy ya bastante viejo y estoy tan débil que me cuesta ponerme en pie. Ordena tú a alguno de estos jóvenes que haga eso”. Y, al tiempo que decía estas cosas, señalaba a Bato. Tal ocurrió entonces, pero luego, cuando regresaron a casa, no tuvieron en consideración el oráculo, ya que no sabían dónde podía estar la tierra de Libia y no se atrevían a enviar una colonia (apoikía) a ciegas. Sin embargo, algún tiempo después, hubo siete años sin lluvia en Tera, en los cuales se secaron todos los árboles de la isla, excepto uno solo. Al consultar los Tereos al Oráculo cómo solucionar la calamidad, la Pitia les recordó la colonia a fundar en Libia. El oráculo pronunciado rezaba así:
Quien a la encantadora Libia llegue demasiado tarde, distribuida ya la tierra, proclamo que un día habrá de pesarle.
Dado lo crítico de la situación, enviaron a Creta unos mensajeros para que averiguaran si alguno de sus habitantes había ido a Libia. En su recorrido por la isla llegaron a la ciudad de ltano, y en ella se encontraron con un mercader de púrpura llamado Corobio, quien les dijo que, en cierta ocasión, arrastrado por los vientos, había arribado a Libia, y, dentro de Libia, a una isla denominada Platea [2]. Habiendo convencido al mercader con una remuneración, se lo llevaron a Tera, y desde Tera se organizó un pequeño grupo de hombres que se hicieron a la mar para explorar el territorio del que hablaba Corobio. Conduciéndoles éste a la isla de Platea, dejaron allí a Corobio con víveres para unos cuantos meses y se embarcaron ellos mismos rápidamente para llevar las noticias sobre la existencia de la isla a los de Tera, sus buenas condiciones naturales y su cercanía a la fértil costa.
Decidieron los de Tera enviar a un hermano de cada dos designado por sorteo –hombres de la totalidad de los siete distritos que había– y que fuera con ellos como conductor (archagétes) y rey (basiléus) Bato. De ese modo enviaron dos pentecónteras [3] a Platea.
HERÓDOTO, IV.153.
2. Decreto fundacional de Cirene
“Acuerdo de los fundadores. Decidido por la Asamblea.
Después que Apolo dio espontáneamente a Bato y a los Tereos el designio oracular de fundar Cirene, resolvieron los Tereos enviar a Libia a Bato como conductor (archagétes) y rey (basiléus), que los Tereos se hicieran a la mar como sus compañeros, que se embarcaran en condiciones de igualdad y equidad con respecto a su procedencia de cada familia, que un hijo fuera llamado de cada familia, que partieran los que estaban en la flor de la juventud y que de los demás Tereos pudiera partir cualquiera de condición libre.
Si los colonos mantienen el asentamiento, cualquiera de sus conciudadanos que emigre después a Libia podrá participar de aquella ciudadanía y de los honores, y recibirá por sorteo una parte de la tierra no ocupada. Pero, si no mantienen el asentamiento, y los Tereos no pueden socorrerlos, sino que se ven forzados a pasarlo mal hasta un periodo de cinco años, podrán volver de esa tierra sin miedo a Tera, a sus posesiones, y ser ciudadanos. Pero el que no quiera hacerse a la mar habiendo sido enviado por la ciudad, será condenado a muerte, y sus bienes, confiscados. Y el que reciba o proteja a otro, incluso si es un padre a un hijo o un hermano a un hermano, sufrirá lo mismo que el que no quiera partir”.
En esas condiciones hicieron el acuerdo los que se quedaban y los que salían para la fundación, y establecieron maldiciones contra los que transgredieran esos acuerdos y no los respetaran, tanto de los que habitaran en Libia como de los que se quedaran allí. Habiendo modelado imágenes de cera, las quemaron, al tiempo que pronunciaban todos juntos, hombres, mujeres, niños y niñas, la siguiente imprecación: “el que no se mantenga firme en estos compromisos y los deje de lado que se funda y se derrame como las imágenes, él mismo, sus descendientes y sus bienes. Y, en cambio, para los que respeten los acuerdos, tanto los que navegan a Libia como los que se quedan en Tera, que haya abundancia y prosperidad para ellos y para sus descendientes”.
«Inscriptionum Graecarum», IX.3.
Textos sobre colonias griegas
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[1] El linaje de los Minias lo formaban al parecer los miembros de un pequeño grupo de familias de Tera que afirmaban ser descendientes de Minos, el mítico rey de Creta. La familia de Grino se consideraba a su vez descendiente de Teras, mítico héroe epónimo de Tera.
[2] Hoy sabemos que Platea era, en aquel tiempo, un islote situado a muy poca distancia de la costa de Libia, provisto de varios manantiales de agua y algunas pequeñas praderas cercadas de olivos.
[3] La pentecóntera era un tipo de embarcación que tenía tres filas de remeros a cada banda, estaba equipada con un mástil, y podía llevar entre doscientas y trescientas personas.
Brea
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Decreto fundacional de Brea (Tracia), cleruquía ateniense fundada en el año 449
(… 30-‐35 líneas iniciales perdidas)
Los apoikistaí (“ayudantes del fundador”) harán provisión para el sacrificio a favor de la colonia, del modo como crean conveniente. Serán elegidos diez geonomoí (“distribuidores de tierra”), uno de cada tribu. Ellos distribuirán la tierra. Democlides (oikistés) establecerá la colonia con plenos poderes lo mejor que le sea posible, y delimitará los recintos sagrados (teméne). La colonia ofrendará una vaca y una panoplia [1] en las Grandes Panateneas [2], y un falo en las Dionisias [3]. Si alguien ataca el territorio de los colonos, las ciudades de la zona proporcionarán ayuda lo más rápidamente posible, conforme a los acuerdos que se adoptaron con respecto a las ciudades de la región tracia.
Este decreto será inscrito en una estela y depositado en la Acrópolis; los colonos proporcionarán la estela a sus expensas. Si alguien presenta a votación una moción contraria a la estela, o habla en contra de ella en calidad de orador público, o intenta convencer a otros para rescindir o anular alguna de las disposiciones adoptadas, será condenado a atimía [4], él y sus hijos, y su propiedad será confiscada, y un diezmo irá para la diosa Atenea; a menos que los propios colonos le hayan solicitado algo semejante.
Aquellos que sean enrolados como colonos, encontrándose ahora en el ejército, deberán establecerse en Brea en un plazo de treinta días a partir de su regreso a Atenas. La expedición colonial saldrá dentro de treinta días, durante el centésimotrigésimosexto día del arcontado de Pantocles [5], y Esquines la acompañará y pagará los gastos, supervisando que se cumplan en la colonia las leyes vigentes de la ciudad.
Los colonos que vayan a Brea serán seleccionados de entre los thetes y zeugítai, y Demóclides deberá informar a la Bulé de sus progresos regularmente.
«Inscriptionum Graecarum», I.2.45. Estela de mármol encontrada en Atenas.
Brea
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[1] Ofrenda, en forma de trofeo, realizada con armas de guerra.
[2] Fiesta en honor de Atenea, celebrada en mayo.
[3] Fiesta en honor de Dionisos, divinidad originaria de Tracia, celebrada en diciembre.
[4] Pérdida infamante de derechos civiles.
[5] Año 530 a.C.
Oikistés
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Habiendo sido los primeros de entre los griegos en hacerse a la mar, unos calcidios de Eubea, con Tucles como fundador (oikistés), fundaron Naxo y erigieron un altar de Apolo Archegétes (“Conductor”) –el que ahora se encuentra fuera de la ciudad– sobre el cual, cuando los theoroí parten de Sicilia, hacen primeramente un sacrificio.
Al año siguiente, Arquías uno de los Heraclidas procedente de Corinto, fundó Siracusa tras haber expulsado primero a los Sícelos del islote –que hoy ya no es tal islote– donde se encuentra la ciudad interior. Más tarde, con el tiempo, llegó a estar muy poblada la ciudad exterior, agregada a la otra por su muralla.
Teocles y los Calcidios, saliendo de Naxo en el año quinto después de la fundación de Siracusa, fundan Leontinos, tras expulsar a los Sícelos por las armas, y después Catana; pero los Cataneos tomaron ellos mismos como fundaron a Evarco.
También por el mismo tiempo Lamis, procedente de Mégara, llegó a Sicilia conduciendo una colonia (apoikía). Se estableció en un lugar llamado Trólito, por encima del río Pantacias; después, desde allí pasó a Leontinos y durante un pequeño periodo de tiempo formó ciudad común (sympoliteúein) con los Calcidios; luego, habiéndose marchado de Tapso, y habiéndoles entregado el territorio y convertido en su conductor el rey sícelo Hibión, fundaron la colonia llamada Mégara Hiblea.
TUCÍDIDES, VI, 34.
Textos sobre la colonización en el Mar Negro
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La colonización del Mar Negro I: recursos naturales
La pesca introdujo al Mar Negro en la historia. Hubo también otros factores, naturalmente, otras fuentes prodigiosas de alimentación y riqueza. Las llanuras meridionales de Rusia, por ejemplo, la llamada estepa póntica, formaba una pradera uniforme de unos 1.200 kilómetros cuadrados entre el Volga y las estribaciones de los Cárpatos, una franja de campo despejado de unos trescientos kilómetros de anchura entre la costa y las tierras boscosas del Norte. Los pastizales de la estepa póntica podían alimentar a los caballos y al ganado de todo un pueblo nómada; después se cultivaron sus tramos más aprovechables y allí creció el mejor trigo que había en el mundo antes de la explotación agrícola de América del Norte. En las montañas del Cáucaso, cuyas cumbres nevadas se veían desde alta mar, había madera y oro. Por los deltas de los ríos pasaban bandadas migratorias de numerosos aves comestibles que oscurecían el cielo. Pero ante toda esta abundancia de vida natural aparentemente inagotable, el pescado era lo más valioso.
El viaje del Argo es una leyenda de la “Edad del Bronce”. Cuando Jasón cruzó el mar Negro y, ya en la Cólquide (parte de la actual Georgia), remontó el río Fasis y amarró la nave a los árboles que sobresalían de la orilla, iba en busca de un tesoro mágico el vellocino de oro. Pero el oro es para los héroes. Por todo el litoral del mar Negro las dragas sacan del fondo marino grandes piedras agujereadas: son las anclas de los barcos micénicos. Éstas transportaban a los auténticos exploradores de la “Edad del Bronce”. Llevaban consigo lujosos artículos del Egeo, como alfarería decorada y espadas, pero lo que buscaban era comida para volver con ella, y parece que lo que se llevaban era, sobre todo, pescado: secado al sol o curado con sal de los estuarios del Dniéper y el Danubio. Cuando desaparecieron los reinos micénicos y, en su lugar, se formaron pequeñas y hambrientas ciudades-‐estado en los cabos, lenguas de tierra y penínsulas de Grecia y Jonia, los barcos volvieron al mar Negro con el mismo cometido y con una necesidad que crecía de forma uniforme a medida que las ciudades-‐estado se superpoblaban y las tierras del interior se agotaban por exceso de cultivos. En el siglo VII a.C., los griegos de Jonia fundaron colonias costeras por todo el litoral del mar Negro y formaron comunidades, cuya principal actividad era la curación, el embalaje y la exportación de pescado.
Ascherson, N. (2001): «El Mar Negro. Cuna de la civilización y la barbarie». Pp. 22-‐23. Barcelona.
La colonización del Mar Negro II: colonias y colonos
Los colonos eran, principalmente, de Jonia, de las islas y poblaciones de la costa occidental de Asia Menor. De todos modos, no tenían más remedio que ser pragmáticos si querían sobrevivir en los límites del mundo conocido. Lo que les había conducido, a ellos y a sus padres, por el Bósforo y al otro lado del mar Negro no era la ideología sino la pesca. Hacia el siglo VII a.C. las ciudades-‐estado del Egeo empezaban a agotar la limitada tierra cultivable que rodeaba sus murallas y lo que empujaba sus naves hacia el Norte y el Este era el hambre.
Al principio, los colonos practicaron el hediondo y rentable oficio de tratar el pescado. Algunos de sus primeros enclaves estuvieron en la desembocadura de los grandes ríos que desaguan en el rincón Noroeste del mar. En la desembocadura del Dniéster, al Oeste de la moderna Odessa, se construyeron Tiras y Niconia, y Olbia en el punto en que el Bug desemboca en el estuario del Dniéper, a unos kilómetros del mar. Eran lugares pésimos para interceptar las dos principales corrientes migratorias de aguas profundas, la del hamsi y la del bonito. Pero las tres se alzaban a orillas de los grandes lagos de agua dulce que formaban los ríos antes de llegar al mar, y aquellos primeros griegos confiaban en pescar fácilmente con red los peces fluviales: el esturión, el salmón, el sábalo y la perca. En los estuarios, sobre todo en el del Dniéper, había sal en abundancia para curarlos.
Tiempo después, los colonos plantaron trigo para exportarlo. Durante casi tres mil años, hasta que a finales del siglo XIX el trigo norteamericano conquistó los mercados mundiales, el grano recogido en la estepa del mar Negro y enviado a los puertos de la costa septentrional, alimentó a las poblaciones urbanas del Mediterráneo, a las ciudades griegas, a Roma, a Bizancio, a Egipto, a la Italia medieval, incluso a Gran Bretaña, ya en la época de la revolución industrial. Cuando, en el siglo V a.C., Heródoto visitó Olbia, la colonia griega había convencido ya a las comunidades escitas de los alrededores de que arasen la tierra y cultivasen trigo para el mercado. Muchas ciudades-‐estado, sobre todo la Atenas de Pericles, pasaron a depender peligrosamente del trigo importado de la estepa.
Sinecismo colonial en la península de Crimea y la legendaria riqueza de Panticapea
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Como era normal entonces, Panticapea fue fundada por colonizadores milesios en el siglo VI a.C. Pero alrededor de 480 a.C. los conflictos con los escitas obligaron a treinta colonias griegas a confederarse por razones de seguridad. En Grecia, esta “liga” provisional no habría sido más que una alianza de ciudades-‐estado independientes, lista para disolverse cuando pasara la emergencia y reacia a perpetuar un gobierno central. Pero en las colonias había otras prioridades que la soberanía de la ciudad-‐estado. Y fundaron un estado “del Bósforo” (por el Bósforo cimerio), con Panticapea de capital.
Fue un gesto antigriego. No era el modelo normal que seguían las ciudades-‐estado pequeñas, empotradas en su chóra o tierra circundante. Recordaban, por el contrario, la idea griega de reino “bárbaro”, en la que un solo gobernante mágico ocupaba con su tribu un amplio territorio. El parecido no tardó en acentuarse. En 438 a.C., un tal Espartocos, sin duda un oficial mercenario tracio, dio un golpe de Estado y se alzó como gobernante único. El estado del Bósforo empezó a ensancharse; los gobernantes contrataron infantería griega y tracia y caballería escita y sármata, y no tardaron en controlar la costa del mar de Azov hasta Tanais, junto al Don, y, bajando por el Kubán, hasta la península de Tamán, incorporando a sus dominios casi todas las poblaciones sindas y meotes de la costa oriental. Hacia 400 a.C., los descendientes de Espartocos se proclamaron reyes o “tiranos”, y Sátiro I y su hijo Leucón inauguraron la dinastía “Espartócida”, que gobernó el reino del Bósforo desde Panticapea durante más de trescientos años.
El reino se convirtió en imperio, una temprana Bizancio septentrional donde los comerciantes, magnates del transporte y gobernadores civiles eran griegos, pero cuyos gobernantes y soldados eran tracios, escitas y, en proporción creciente, sármatas. El reino, durante sus primeros años, había sido satélite de Atenas, una posición avanzada del breve imperio marítimo fundado por Pericles, y su importancia consistía en que producía comida. La mitad del trigo vendido y distribuido en Atenas procedía del reino del Bósforo, y hasta que Atenas fue derrotada y mutilada en la Guerra del Peloponeso, que finalizó en el año 404 a.C., todo el grano exportado a Grecia desde el mar Negro tenía que enviarse al mercado ateniense. Después del 404, los reyes panticapeos fueron libres de vender a quienes quisieran, y el reino conoció una gran expansión económica que duró casi un siglo.
Cuando Olbia empezó a decaer, a causa de la inquietud e inestabilidad que producía en las estepas del Dniéper el avance sármata, Panticapea se apoderó de sus mercados. El trigo siguió siendo la principal mercancía exportada. Cultivado en Crimea oriental y en las llanuras que rodean el mar de Azov, en inmensas propiedades arrendadas a gobernantes escitas y sármatas y trabajadas por esclavos, los costes de producción eran mínimos y los beneficios enormes. Pero el pescado del mar de Azov era casi tan importante, y cerca de Panticapea se han encontrado las ruinas de una fábrica de salazones con veinticuatro cisternas para salar arenques. El caviar de esturión del mar Negro se exportaba al Mediterráneo, además de pieles y esclavos traídos de los bosques del Norte.
El comercio cerealista transformó la vida de los señores esteparios escitas y sármatas, y la de las poblaciones instaladas en las llanuras orientales del mar de Azov. La economía del dinero les llegó como una inundación. Incluso después de abonar el porcentaje correspondiente a los comerciantes y transportistas de las ciudades portuarias, los beneficios eran colosales. Podían permitirse el lujo de comprar cualquier cosa que el viejo mundo tuviera para vender. Pero, ¿qué querían realmente? Ya tenían todos los esclavos y animales que podían utilizar. Es un conocido problema colonial y se resolvió de un modo que acabó siendo también famoso. Los griegos inventaron nuevas necesidades. Suministraron artículos de lujo a los caciques del Norte, en particular la orfebrería y la joyería más esplendorosas que haya producido el mundo clásico.
Parece que los artículos de oro y plata se confeccionaron al principio en la misma Grecia o en las ciudades jonias, aunque el oro en cuanto tal procedía sobre todo de Transilvania, de la Cólquide y de la cordillera del Altai, en la Siberia meridional. La forma de los vasos y la decoración eran griegas, y no hacían concesiones a los gustos o costumbres extranjeros.
De pronto se produjo un cambio. Otros orfebres y plateros abrieron talleres en Panticapea, cerca de sus clientes y mercados, y los productos empezaron a sufrir alteraciones. Un ejemplo es el gorytus de madera con baño de oro (el arma escita que era a la vez aljaba y estuche del arco) que se encontró en uno de los Cinco Hermanos kurgany, cerca de Rostov, en el mismo túmulo que todavía se utilizaba como cementerio ruso. El gorytus lo había hecho un orfebre griego, o discípulo de un griego, en el siglo IV a.C., seguramente en Panticapea. Las escenas repujadas eran sin duda griegas, pero el objeto en sí, parte imprescindible de la armadura de un jinete estepario, era de forma totalmente irania.
Sinecismo colonial en la península de Crimea y la legendaria riqueza de Panticapea
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Los orfebres y plateros del Bósforo dieron pronto otro paso. Empezaron a fabricar para los escitas ricos artículos de encargo que ya no decoraban con temas homéricos, sino con rituales y celebraciones iranias. El estilo, sin embargo, siguió fiel a la tradición: las figuras humanas y los animales son naturalistas y destacan el detalle físico a la manera griega, no deben nada a la estilización mágica que los nómadas habían llevado consigo al salir de Asia central.
El resultado, desde nuestra perspectiva actual, es lo que Rostovtzeff llamó “Ilustraciones de Heródoto”: escenas de la vida escita. En la botella esférica de electro de una tumba principesca que hay en Kul-‐Oba, en las afueras de Kerch, vemos guerreros barbudos con pantalones, tal vez después de una batalla: hablan, tensan el arco, se vendan una pierna herida, incluso se extraen una muela. En el vaso de Gaymanova Mogila, de plata bañada en oro, hay dos gordos y locuaces reyezuelos, vestidos con túnica talar, que se cuentan anécdotas mientras sus criados se arrastran hacia ellos con un odre de kumis (leche de yegua fermentada) y una oca viva. En un gran pectoral de oro del túmulo de Tolstoya Mogila, cerca del Dniéper, hay escitas ordeñando ovejas y confeccionando una prenda de abrigo con el vellón, y un ánfora de plata de Chertomlyk está decorada con escenas de hombres y caballos: un criado viejo y calvo trabando las manos de un caballo para que paste, un joven soldado con gorytus enseñando a alzarse de manos a un poni huraño.
Ascherson, N. (2001): «El Mar Negro. Cuna de la civilización y la barbarie». Pp. 259-‐261. Barcelona.
La colonizacion Griega
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La colonizacion Magna Grecia
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La colonizacion Griega Iberia
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La colonizacion Griega en el Egeo y mar de Mármara
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Chóra y Kleroi
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Ampurias
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Sobre la fundación de Ampurias
Emporion [1] es una fundación de los marselleses, sita a unos cuarenta estadios del monte Pirineo, en los confines de Iberia y Galia. También esta ciudad es hermosa y dotada de un hermoso puerto. En la misma región se halla también la pequeña ciudad de Rodo [2], que, según se dice, fundaron los rodios, y tanto en ella como en Emporion se venera a la Artemis efesia...
Los emporitas vivían antes en una isla situada enfrente de la actual ciudad, llamada hoy día Paleópolis (Ciudad Antigua) [3], pero ahora están establecidos en el continente [4]. Hay dos ciudades, y ambos sectores se hallan separados por un muro [5], pues, efectivamente, tenían antes por vecinos a unos indicetas que, por motivos de seguridad, quisieron tener un recinto común con los griegos, pero manteniendo sus propias instituciones, por lo que surgió esta doble ciudad, separada por un muro medianero, aunque, al cabo del tiempo, se convirtió en una sola comunidad política con costumbres mixtas griegas y bárbaras, como solía suceder.
Por allí cerca corre un río [6], que nace en el monte Pirineo, y cuya desembocadura forma el puerto de los empori-tas, que son hábiles artesanos del lino. Su territorio está constituido por una llanura interior, una parte de la cual es de tierra buena, mientras que la otra, el “Campo de Juncos”, produce una clase de esparto, del tipo de los juncos de pantano, muy mediocre. Algunos emporitas ocupan también el extremo del monte Pirineo, hasta el Trofeo de Pompeyo [7], en la vía que conduce de Italia a la Iberia que llaman Ulterior, y sobre todo a la Bética.
ESTRABÓN, III.4.
Ampurias
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[1] Ampurias, cerca de La Escala, en el Golfo de Rosas, provincia de Gerona.
[2] Rosas.
[3] Debido a los bancos de arena, la isla se ha convertido en una península; hoy día es el emplazamiento de San Martín de Ampurias.
[4] El trasvase parece que tuvo lugar en el siglo V.
[5] Lo que dice Tito Livio (34.9) no se corresponde exactamente con el texto de Estrabón; precisa que la ciudad griega está orientada al mar, a diferencia del asentamiento indígena, y que se halla enteramente rodeada de un muro de menos de cuatrocientos pasos (550 m); menciona también un muro que separaba el asentamiento griego del indígena. No se excluye que hubiera mezclado datos correspondientes a épocas distintas.
[6] El Fluviá o Rivet.
[7] Erigido en el año 72 d.C. en el Col du Perthus.
Ulises escucha de Eumeo, su porquerizo, el relato de cómo éste cayó en esclavitud por causa de los piratas fenicios
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Hay una isla que se llama Siria –quizá la oíste nombrar– sobre Otigia, donde el Sol hace su vuelta; no está muy poblada, pero es fértil y abundosa en bueyes, en ovejas, en vino y en trigales… Hay en la isla dos ciudades, que se han repartido todo el territorio, y en ambas reinaba mi padre, Ctesio Orménida, semejante a los inmortales [1].
Allí vinieron unos fenicios, grandes navegantes pero trapaceros, que traían miles de baratijas en su negra nave. Tenía mi padre en casa una mujer fenicia, alta y muy hermosa y experta en bellas labores, a la que sedujeron los astutos fenicios. Uno de ellos que la encontró lavando, se unió con ella en amor y placer junto a la cóncava nave, lo cual turba el sentido de las mujeres, aunque sean virtuosas. Él la preguntó quién era y de dónde había venido. Al punto ella le respondió, mientras señalaba la elevada mansión de mi padre: “me vanaglorio de ser de Sidón, abundosa en bronce, hija del rico Aribante. Me raptaron unos piratas tafios [2] cuando regresaba del campo y trayéndome aquí me vendieron en la casa de ese hombre que pagó buen precio”. De nuevo la interrogó el hombre que la había seducido: “¿querrías volver con nosotros a tu casa, para ver la elevada mansión de tus padres y a ellos mismos, pues aún viven y tienen fama de ricos?”. Ella le respondió con estas palabras: “sea así, marineros, si estáis dispuestos a jurarme que me llevaréis a casa sana y salva”.
Así dijo y todos juraron como mandaba, y en cuanto terminaron el juramento, de nuevo la mujer les habló y les dijo: “ahora silencio, ninguno de vosotros me dirija la palabra, si se encuentra conmigo en la calle o en la fuente. No sea que alguien vaya con el cuento a la casa del viejo y éste, sospechando algo me ate con duras cadenas y maquine vuestra ruina. Guardad en vuestra mente el acuerdo y disponed las previsiones para el viaje. Cuando la nave esté aprovisionada para zarpar, que venga alguien rápidamente a casa para comunicármelo y llevaré todo el oro que caiga en mis manos. También aportaré gustosa algo en pago de mi pasaje. Pues tengo en la casa a mi cargo un hijo de mi señor, tan despierto que corre conmigo fuera de las puertas; lo llevaré a la nave y él os producirá miles de beneficios en cualquier lugar extranjero que lo vendáis”.
Ella, tras decir esto, se marchó a casa de mi padre. Los otros, después de permanecer entre nosotros durante todo un año, almacenaron muchas provisiones en la cóncava nave para el viaje.
Cuando la cóncava nave estuvo dispuesta para zarpar, enviaron un emisario a comunicárselo a la mujer. Vino, pues, un hombre muy sagaz a casa de mi padre con un collar de oro con cuentas de ámbar que las criadas de palacio y mi venerable madre sopesaban en sus manos y admiraban con la vista mientras regateaban el precio. Él, en silencio, hizo una señal a la mujer y se apresuró a regresar a la cóncava nave. La fenicia me cogió de la mano y me sacó hasta las puertas de la casa. En el camino se encontró con las copas y mesas de los invitados que frecuentaban la casa de mi padre que habían ido a la reunión y asamblea del pueblo [3]; ella, cogiendo tres copas y ocultándolas en su seno, salió; yo la seguí inocentemente. El Sol se puso y todas las calles estaban oscuras; nosotros nos dirigimos al puerto con paso presuroso. Allí estaba la veloz nave de los fenicios. Éstos, después de subirnos, se lanzaron por los húmedos caminos con nosotros a bordo.
Zeus nos envió vientos favorables.
Navegamos seguidamente por espacio de seis días con sus noches; mas, cuando Zeus Cronión nos trajo el séptimo día, Artemis, que se complace en tirar flechas, hirió a la fenicia, y ésta cayó con estrépito en la sentina, cual si fuese una gaviota. Echáronla al mar, para pasto de focas y de peces, y yo me quedé con el corazón afligido. El viento y las olas nos trajeron a Ítaca, y acá Laertes [4] me compró con sus bienes. Así fue como mis ojos vieron esta tierra.
«La Odisea», XV. 415-‐475.
Ulises escucha de Eumeo, su porquerizo, el relato de cómo éste cayó en esclavitud por causa de los piratas fenicios
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[1] Se trata, en este caso, de una geografía y una genealogía fabulada.
[2] Primeros habitantes de Acarnania, región de Grecia centro-occidental, que se extiende a lo largo del mar Jónico, al Oeste de Etolia. Los zafios se encontraban asentados en la misma costa y dedicados a la piratería.
[3] La escena encaja muy bien con la condición de basileus del padre de Eumeo en la isla y con el “ambiente institucional” de las nacientes póleis de la “Edad Oscura”: a él hay que suponerle la presidencia de la asamblea y la portavocía del conjunto de aristoi de la isla, cuyas reuniones debían tener lugar en el palacio de aquél (ver al respecto lo explicado en el Módulo II).
[4] Padre de Ulises.
Colonización fenicia
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Gades
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La fundación de Gades vista desde una perspectiva griega
Los Gaditanos mencionan un oráculo que fue dado a los Tirios y los mandó enviar una colonia a las Columnas de Hércules. Dicen que los que se enviaron para explorar el sitio, cuando llegaron al estrecho de Calpe [1], creyeron que las dos peñas que forman el Estrecho eran los términos del mundo y de las andanzas de Heracles y que también eran las Columnas mencionadas por el oráculo. Por esto, desembarcaron en un sitio por dentro del Estrecho, donde está la ciudad de los exitanos [2]. Pero, al no resultar favorables los sacrificios que allí hicieron, se volvieron.
Más tarde los enviados avanzaron unos 1.500 estadios más allá del Estrecho hasta una isla consagrada a Heracles, junto a la ciudad de Onaba [3], de Iberia. Y creyendo que allí estarían las columnas de Heracles, hicieron sacrificios a este Dios, pero, cuando aquí tampoco los sacrificios resultaron favorables, se volvieron otra vez a casa. Los que hicieron la tercera expedición fundaron la ciudad (Gades) y edificaron el templo (de Heracles) en la parte Este de la isla [4] y de la ciudad en la parte Oeste.
ESTRABÓN, III. 5.5.
Gades
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[1] Probablemente el “Peñón” de Gibraltar (una de las dos “columnas” de Hércules).
[2] Asentamiento fenicio de Sexi (actual Almuñecar).
[3] La actual Huelva.
[4] La antigua isla está hoy unida a la península por un brazo de tierra, resultado de los bancos de arena y materia orgánica producido por el río Guadalquivir.
Metrópolis fenicias
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