monografía Zacarías Profetas Menores

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Idiomas Español Prof. Sergio Cervantes EL PROFETA ZACARÍAS PROFETAS MENORES Zuly Beatriz Cortez Marcos Primer Año Chiquimula, 24 de enero de 2011

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Idiomas EspañolProf. Sergio Cervantes

EL PROFETA ZACARÍASPROFETAS MENORES

Zuly Beatriz Cortez MarcosPrimer Año

Chiquimula, 24 de enero de 2011

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INDICE

Introducción 3

Objetivos Generales 4

Objetivos Específicos 4

El Autor del Libro 5

Época en que fue escrito 6

Contexto Político 6, 7, 8

Propósito del Libro 8, 9

Contenido del Libro

Tres mensajes 9 - 18

Un llamado al arrepentimiento

Ocho Visiones

Fiestas en lugar de Ayunos.

Dos oráculos 18, 19

La Restauración de Israel

La Purificación y Bendición de Israel

Conclusiones 20

Recomendaciones 21

Bibliografía 22

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INTRODUCCIÓN

El libro de Zacarías forma parte de una colección de libros de la Biblia llamada

“Los Profetas Menores”, definidos así por la extensión del contenido de los

mismos a comparación con los profetas mayores.

Zacarías era un joven, contemporáneo de Hageo, que era sacerdote y asimismo,

profeta. En sus escritos habla de varios temas tales como la vivencia del exilio, del

retorno del exilio.

Trata además, del arrepentimiento genuino que Dios estaba pidiendo a su pueblo,

y expone de una manera magnífica, ocho visiones que le mostró Jehová acerca de

profecías cumplidas a la época y profecías que han de cumplirse.

Zacarías finaliza con un mensaje de esperanza para el pueblo asolado y

desdichado, expresando la manifestación mesiánica que traería redención al

pueblo de Israel y que conforme a la gracia de Dios, ha alcanzado a la humanidad

entera, a quienes le reciben en su corazón.

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I. OBJETIVO GENERALES

A. Lograr un conocimiento extenso acerca del libro de Zacarías.

B. Valorar la Palabra de Jehová, pues ella es inspirada por Dios.

II. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

A. Que esta investigación pueda convertirse en un estudio y ser compartida con los

hermanos de la iglesia, dada la oportunidad.

B. Incentivar a los hermanos de la iglesia a leer el libro de Zacarías, meditar en él y

tomas consejos prácticos para la vida del cristiano en la actualidad.

C. Traer a la memoria los tratos que Jehová, Dios de Israel, tuvo con su pueblo en la

antigüedad y la manera en que cada uno de los que forman la Iglesia de Cristo,

pueden tener la esperanza redentora y salvadora que Israel tuvo en aquel tiempo de

angustia y desolación.

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III. EL AUTOR DEL LIBRO

El profeta Zacarías (= Jehová ha recordado) era contemporáneo de Hageo y fue el segundo

en escribir luego del exilio. Nació en los últimos años de la cautividad en Babilonia. Estos dos

profetas ejercieron su ministerio al mismo tiempo.

“Entonces el profeta Ageo y el profeta Zacarías, hijo de Idó,

comenzaron a profetizar a los judíos de Judea y de Jerusalén, en

nombre del Dios de Israel que velaba sobre ellos.

Los ancianos de los judíos llevaron adelante la obra, bajo el impulso

del profeta Ageo y de Zacarías, hijo de Idó. Así terminaron la

construcción, conforme a la orden del Dios de Israel y a los decretos

de Ciro y Darío.” 1

Quién era Zacarías? Nehemías 12:16 indica que era un sacerdote y no sólo un profeta. En

este respecto se asemejaba a Jeremías y a Ezequiel. Provenía de una familia sacerdotal. Se

menciona a su abuelo (Iddo) de manera explícita en compañía de Zorobabel, el príncipe de

Judá y de Josué, el sumo sacerdote, cuando regresaron a su desolado país.

Su padre Berequías, murió probablemente cuando Zacarías era todavía un niño, y el

muchacho fue criado por el abuelo. Por lo tanto, se habla de él como el hijo de Iddo, y desde

la más temprana edad, su mente joven debió de haber estado empapada de las tradiciones y

costumbres de la casta sacerdotal.

1 Esdras 5:1; 6:14. Versión Reina Valera 1960.

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IV. ÉPOCA EN QUE FUE ESCRITO

El libro de Zacarías es un libro del Antiguo Testamento perteneciente al canon de la Biblia y

de la Tanaj judía. Se cree que fue escrito después del destierro, alrededor del año 520 a. C.,

cuando Zorobabel fue nombrado gobernador por los persas. El libro consta de catorce

capítulos: ocho de la versión original, más seis añadidos en época posterior, alrededor de

410 a. C.

V. CONTEXTO POLÍTICO

La primera expedición de los exiliados llegó a Palestina casi veinte años antes de que

comenzara nuestra historia. La inmensa mayoría de los judíos estaban demasiado bien

acomodados en la rica tierra de sus conquistadores para tener prisa alguna en regresar. Sólo

unos cincuenta mil se habían arriesgado a los peligros del desierto y a las privaciones del

nuevo asentamiento. No obstante, entre ellos se hallaría, sin duda, la flor yu nada de la raza

en cuanto a la religión y patriotismo.

Es probable que la mayoría de los exiliados que volvieron se fueran a sus ancestrales

posesiones en diferentes partes del país, y sólo un número relativamente pequeño se

estableciera entre las ruinas chamuscadas y ennegrecidas de Jerusalén. El libro de

Lamentaciones describe en tono elegíaco, quebrado por sollozos, el estado de la ciudad

cuando sus antepasados la habían dejado setenta años atrás, y aquel período de desolación y

deterioro que debió de haber añadido aun más desesperanza a lo deplorable de la situación.

“!Cómo oscureció el Señor en su furor a la hija de Sion!

Derribó del cielo a la tierra la hermosura de Israel,

Y no se acordó del estrado de sus pies en el día de su furor.

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Destruyó el Señor, y no perdonó;

Destruyó en su furor todas las tiendas de Jacob;

Echó por tierra las fortalezas de la hija de Judá,

Humilló al reino y a sus príncipes.

Y se encendió en Jacob como llama de fuego que ha devorado alrededor.

Quitó su tienda como enramada de huerto;

Destruyó el lugar en donde se congregaban; “ 2

Entre las moles de ruinas ennegrecidas se estableció aquel puñado de empobrecidos

cautivos. Durante algún tiempo después de su llegada se ocuparon de edificar sus propias

viviendas y en restablecer al menos algunas de aquellas prácticas religiosas de las que se

habían tenido que privar por tantos años. Poco después se echaron los cimientos de un

nuevo templo en medio de gritos de regocijo que eran opacados por el ruido del llanto de los

“ancianos”, quienes habían visto el esplendor de la “casa primera”.

Era un amanecer hermoso, pero pronto quedó encapotado porque los enemigos del pueblo

repatriado se dedicaron a envenenar la mente de Artajerjes (Smerdis) quien, por ser un

usurpador y un hechicero, no se sentía obligado a respetar el decreto de Ciro y ordenó que se

interrumpiera la obra. Así quedó suspendida por quince años. Al cabo de aquel tiempo, el

profeta Hageo y Zacarías, el hijo de Iddo, comenzaron a animar a sus compatriotas para

reanudar el trabajo que se había abandonado. Se había experimentado un gran cambio en el

horizonte político durante aquella interrupción. Había ranzones suficientes como para

2 Lamentaciones 2:1,2, 3b, 6a. Versión Reina Varela 1960.

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esperar que Darío, quien había dirigido una exitosa conspiración contra el usurpador Smerdis

y había ascendido hacía poco al trono persa, favorecería el propósito de los exiliados judíos,

ya que era monoteísta y entusiasta por el restablecimiento de la religión pura y espiritual. Así

lo demostró después.

A pesar de todo esto, la gran dificultad que tuvieron los profetas fueron los mismos judíos.

Algunos decían que “no había llegado el tiempo de que la cada de Jehová fuera reedificada”.

Entretanto vivían en casas artesonadas, mientras que la cada de Dios permanecía en ruinas.

VI. PROPÓSITO DEL LIBRO

Aun cuando Zacarías, según la comisión que había recibido de Dios, se dirigía al remanente

de Israel al mismo tiempo en que también lo hacía Hageo, su mensaje era totalmente

diferente. Mientras que Hageo, la mayor parte del tiempo, tenía que reprocharle al pueblo el

desgano que mostraba para la construcción del templo, Zacarías se refiere más precisamente

a la ciudad de Jerusalén. Además, él es el único profeta posterior al exilio que brinda un

detallado resumen de la historia del pueblo de Dios y de las naciones señalando

principalmente a la ciudad de Jerusalén. Este profeta describe el rechazo del Mesías por

parte de su propio pueblo terrenal, Israel, y el posterior arrepentimiento de dicho pueblo y el

consecuente reconocimiento de dicho Mesías, quien aparecerá para establecer su reinado de

paz. En esto podemos apreciar cierta similitud con la profecía de Daniel. Zacarías también ha

sido comparado con Isaías, «el profeta evangelista». La clave del mensaje de Zacarías es el

invariable amor de Dios y sus cuidados a favor de su pueblo terrenal. El profeta enseña que

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Dios preservará a los suyos de todo peligro que provenga del poder del mundo y que los

guardará a fin de introducirlos en Su reinado terrenal.

VII. CONTENIDO DEL LIBRO

A. Tres mensajes (Capítulos 1-8)

1. Un llamado al arrepentimiento.

¿Cuál fue el mensaje principal de Zacarías? El nos da la clave de su ministerio en el

tercer verso de su primer capítulo: “Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me

volveré a vosotros.” El primer clamor del profeta es un llamado al arrepentimiento.

Pero volverse a Dios significa alejarse del pecado (1:4). No se puede permanecer en

Dios a menos de que se haya abandonado el pecado. El arrepentimiento significa más

que sentirse triste. Significa abandonar los pecados personales y volverse a Dios con

todo el corazón. La introducción del libro (1: 1-6), se cierra con el testimonio de que

Dios ha guardado su palabra. La nueva generación no necesita poner a prueba este

punto. Puede muy bien aceptar el testimonio de sus padres, de que la verdad ha

quedado plenamente demostrada.

2. Ocho visiones (1:7 – 6:15)

a. Primera visión - Zacarías 1: 7-17

¿Cuáles eran las dificultades en los días de Zacarías? El trono de Dios (1.º Crónicas

29:23) ya no estaba en Jerusalén. El Imperio Persa dominaba la región. La cantidad de

judíos que habían retornado a Jerusalén era relativamente poca, y aun estos pocos

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habían dejado de trabajar (Esdras 4:24). A Zacarías le tocó vivir en medio de este

pobre, débil y oprimido «remanente» (Esdras 5:1) que ya no podía jactarse de nada:

sin poder, sin milagros, sin señales de la presencia de Dios y sin la nube de gloria. Esta

observación rápida del contexto en el que se hallaban nos resulta suficiente para

pensar cuál fue, en esa situación, la primera pregunta que surgió:

Pregunta 1

¿Acaso Dios no se siente absolutamente contrariado ante el hecho de que los gentiles

opriman al pueblo de Dios? En otras palabras, ¿permitiría Dios que dicha situación

persistiera indefinidamente?

La primera visión (Zacarías 1: 7-17) nos da la respuesta. Un hombre montado sobre un

caballo rojo se detiene entre los mirtos, lo cual nos habla de un avivamiento (cfr.

Nehemías 8:15; Isaías 41: 19; 55: 13). El mensaje del ángel contiene los siguientes

elementos clave: Jehová está celoso por Jerusalén y por Sión (v. 14). Además, Él se

muestra indignado a causa del poder gentil (v. 15). El versículo 16 presenta la

promesa de mostrar nuevamente misericordia y, puntualmente, de que Su casa será

edificada, y que la elegida será Jerusalén (v. 17). Todo esto responde la primera

pregunta de una manera que seguramente sobrepasa la expectativa de muchos de

nosotros.

b. Segunda Visión - Zacarías 1: 18-21

Una vez que ha sido dada por medio de la primera visión la confirmación de que Dios

mostrará misericordia nuevamente, surge la segunda pregunta:

Pregunta 2

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¿Y qué sucede con los gentiles? ¿Cómo puede ser que Jerusalén sea la elegida y las

ciudades sean colmadas de prosperidad (v. 17) si el poder gentil todavía nos está

oprimiendo?

La visión de los cuatro cuernos responde cabalmente esta pregunta. Estos cuatro

cuernos de las naciones se habían levantado contra la tierra de Judá (v. 21); pero,

Dios posee los instrumentos adecuados para tratar con ellos: cuatro carpinteros están

listos (v. 20) “para aterrarlos” (v. 21).

c. Tercera visión - Zacarías 2: 1-13

Aparentemente, el poder gentil no era el único impedimento para la restauración de

Sión. Si un judío fiel miraba alrededor de Jerusalén, sólo podía ver ruinas. Muros,

puertas y casas estaban en ruinas; y este estado de cosas persistió hasta la época de

Nehemías (Nehemías 1:3). Además, el hecho de que poca gente habitara esta ciudad

le daba a la misma una apariencia de desolación aún mayor (cfr. Nehemías 7:4).

Pregunta 3

¿Se interesará Dios en una ciudad en que sólo puede hallarse “piedras... polvo...”

(Salmo 102:14) y ruinas?

El hombre que tenía el cordel de medir (v. 1) da la respuesta. Él iba camino a “medir a

Jerusalén”, es decir, a tomar posesión de ella. Esto es reforzado por el mensaje del

ángel, quien afirma que Jerusalén será habitada como una ciudad sin muros a causa

de la muchedumbre, excepto por el muro de fuego que tendrá a su alrededor: Jehová

mismo (vv. 4-5). Muchos de aquellos que habitan en la “tierra del norte” o “con la hija

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de Babilonia” están invitados a reunirse, y se reunirán, cuando el Señor aparezca en

gloria (v. 8). Finalmente, Jehová mismo vendrá (v. 10) y habitará en medio de ellos

(vv. 10,11). Jehová es presentado como habiendo ya iniciado este «viaje» (v. 13), el

cual concluirá cuando Él se reúna con su pueblo. Judá entonces será la porción de

Jehová, y Jerusalén Su elegida (v. 12). ¡Qué respuesta más completa para aquellos

corazones que se afligen a causa de la ruina de Sión!

d. Cuarta visión - Zacarías 3: 1-10

Ahora debemos pasar de los obstáculos prácticos (dominio gentil, una ciudad en

ruinas, debilidad numérica, etc.) a los morales. Cualquiera que estuviera conciente del

estado moral del pueblo seguramente se preguntaría:

Pregunta 4

¿Cómo puede ser que esta tierra sea santa (Zacarías 3:9)? ¿Acaso no nos hemos

corrompido? ¿Y qué sucede con nuestra culpa? ¿Puede Jehová restaurar la tierra de

una gente que se ha corrompido y que, por lo tanto, está sujeta a las acusaciones de

Satanás?

Muy adecuadamente, por cierto, en esta visión aparece el sumo sacerdote Josué,

vestido con ropas sucias (v. 3) y de pie delante del ángel de Jehová (v. 1). Satanás no

pierde oportunidad para estar presente (v. 2) cuando se trata de acusar al pueblo

representado por el sumo sacerdote. Pero, el mensaje del ángel es muy particular: “Y

éste respondió y habló a los que estaban delante de él, diciendo: ¡Quitadle las ropas

sucias! Y a él le dijo: Mira que he hecho pasar de ti tu iniquidad, y te voy a vestir de

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ropas de gala” (v. 4). La iniquidad es quitada y en su lugar se colocan ropas de gala:

esta es la respuesta de Dios.

[1] La iniquidad de Josué aparece como representativa y como personal. En otras

palabras, habla de los pecados del pueblo, no de sus propios pecados: la iniquidad de

esta tierra será removida en un solo día (v. 9).

e. Quinta visión: Zacarías 4: 1-14

Una vez quitada la culpa moral (la promesa de ser quitada), el problema de la

debilidad en el orden práctico sin embargo subsiste. Israel no tenía rey, sino

solamente un gobernador, llamado Zorobabel (Esdras 2:2 y Hageo 1:1). La autoridad

Real recaía absolutamente sobre el Imperio Persa. Por lo tanto, la pregunta

angustiante sería la siguiente:

Pregunta 5:

¿Qué sucede con nuestra debilidad? ¿Cómo podemos brindar un testimonio bajo estas

circunstancias?

La respuesta aparece enmarcada en la visión del candelabro (v. 2) y los dos olivos (v.

3), estos últimos representando a Josué y a Zorobabel, los dos líderes del pueblo o

“los dos hijos de aceite que permanecen junto al Señor de toda la tierra” (v. 14). El

versículo 6 presenta un claro mensaje dirigido a Zorobabel: “¡No por esfuerzo, ni con

poder, sino por mi Espíritu!, dice Jehová de los Ejércitos”. Si el líder civil

aparentemente no tenía suficiente poder, esto no podía frustrar los planes de Dios.

No era el tiempo de exhibir poder, sino “el día de las cosas pequeñas” (v. 10). El

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testimonio (el candelabro) sólo podía ser mantenido por el Espíritu de Dios (v. 6).

Zorobabel, a pesar de su aparente debilidad, había sido elegido para concluir la obra,

pero solamente por gracia (v. 7).

f. Sexta y séptima visiones: Zacarías 5: 1-4 y 5-11

Mientras que las primeras cinco visiones contienen afirmaciones contundentes acerca

de la restauración de Sión en sus diversos aspectos, las últimas tres tratan sobre los

asuntos complementarios. Las primeras (visiones 6 y 7) incluso se presentan como

advertencias. Pues un judío, luego de haberse enterado del contenido de las primeras

cinco visiones, podría haberse preguntado:

Pregunta 6 y 7:

¿Pero acaso Dios pasará por alto el mal que aún permanece entre nosotros?

Aun cuando es cierto lo que afirma la expresión “quitaré la iniquidad de esta tierra en

un solo día” (Zacarías 3:9), esto no quiere decir que Dios pase por alto el mal. La

gracia no debe tornarse en lascivia (Judas 4, Romanos 3:8 y 6:1). Por lo tanto, Zacarías

observa un rollo que vuela (v. 2), el cual representaba a la maldición (v. 3) que

alcanzaba a la tierra a causa del mal moral en contra de Dios (perjuro) y en contra de

su prójimo (robo). Las consecuencias de cualquiera de estas transgresiones morales

mencionadas será inevitablemente la destrucción (v. 4).

La séptima visión presenta a una mujer sentada en medio del efa y personalizada

como la “Maldad” misma (v. 8). Esto presenta de manera muy sugestiva a la idolatría.

Y el mal religioso no puede ser tolerado más que el perjuro o el robo. La idolatría, por

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lo tanto, es conducida de regreso a Babilonia (Sinar, v. 11), su propia fuente. Tal como

las cigüeñas regresan a sus nidos, la idolatría exhibe sus raíces y orígenes en

Babilonia. Dios no pasa por alto estas cosas, sino que las trata como lo que son.

g. Octava visión: Zacarías 6: 1-8

Esta visión final resguarda contra un potencial malentendido. Si Josué y Zorobabel son

aceptados por Jehová como “los dos hijos de aceite que permanecen junto al Señor

de toda la tierra” (Zacarías 4:14), entonces surge una pregunta:

Pregunta 8:

¿Debemos someternos al poder gentil? ¿No es suficiente respetar a los líderes que

Dios nos ha dado? (Especialmente si consideramos que Dios está “sumamente

indignado” contra las naciones, Zacarías 1:15)

Este pensamiento puede surgir en muchas personas especialmente cuando están a la

luz de la 5.ª visión. Cuán atractivo debe de haber sido la idea de librarse del

humillante yugo de los gentiles. Pero, la visión final advierte en contra de esta idea

atrayendo la atención hacia los agentes (espíritus, v. 5, versión JND) que operan

detrás del poder de los gentiles. Ellos no actúan siguiendo sus propias ideas, sino que

“van saliendo de su puesto, junto al Señor de toda la tierra” (!) (v. 5 b ). Por lo tanto,

hasta el momento, ellos están autorizados por el Señor. En parte (sólo los caballos

negros han ido a la tierra del norte y cumplido así su objetivo) ellos ya han sosegado

la indignación de Dios (o “han satisfecho mi ira”, nota al pie de la versión JND en

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inglés). No obstante, hasta que estos espíritus hayan cumplido con los designios de

Dios, ellos deben seguir su curso de acción sin desviarse ni a la izquierda ni a la

derecha.

¡Cuán plenamente son alentados por Dios sus fieles en el día de ruina! ¡Y cómo Él

también los preserva cuidadosamente de las malas interpretaciones que pudieran

surgir! Así, el camino queda abierto para contemplar la escena final: un Hombre cuyo

nombre es el Renuevo, Rey y Sacerdote sobre su trono. En los versículos 12 y 13, es

presentada una secuencia de las glorias del Señor Jesús. Los consejos de Dios y la

restauración de Sión encuentran su centro en este Hombre: “¡Mirad al hombre cuyo

nombre es el Vástago!; y él de su propio tronco brotará; y edificará el Templo de

Jehová. Sí, edificará el Templo de Jehová, y llevará sobre sí la gloria; y se sentará y

reinará sobre su trono, siendo Sacerdote sobre su trono; y el consejo de la paz estará

entre los dos”.

3. Fiestas en lugar de ayunos (7 - 8)

El capítulo séptimo se abre con otra fecha definida en el ministerio de Zacarías. Este

mensaje se presentó en diciembre de 5:18 a.C. Por esto sabemos que el ministerio

profético de Zacarías cubrió dos años, ya que su primer mensaje tiene la fecha de

noviembre del 520 a.C. Es probable que su ministerio haya continuado por mucho

tiempo todavía.

Una comisión llegó a Jerusalén para solicitar consejo de los sacerdotes y los profetas.

“Lloraremos en el mes quinto? ¿Haremos abstinencia, como hemos hecho ya algunos

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años?” (7:3). El hecho de que hayan llegado en el noveno mes, sugiere la probabilidad

de que las preguntas vinieran de Babilonia, ya que el viaje se tomada varios meses. Al

responderles, el profeta menciona el ayuno del mes séptimo, y también el del mes

quinto.

a. La cautividad ha pasado.

Ellos habían observado estos ayunos por setenta años. Generalmente se fijan los

setenta años de la cautividad babilónica, entre los años 606-536 a.C. peo la única

referencia al 606 a.C. – “en el año tercero del reinado de Joacim, rey de Judá”- la

encontramos en Daniel 1:1. En Reyes, Crónicas o Jeremías- los tres libros que

registran el término de la historia de Judá- no se hace mención alguna de esta

invasión de Nabucodonosor. Es claro que los setenta años mencionados aquí se

refiera al período cuando el templo estuvo en ruinas después de su destrucción en

el 587 a.C. si preferimos una fecha mejor conocida 586 a.C. – Sería entonces más

apropiado fijar la cautividad babilónica en los años 586- 516 a.C.

b. La religión debe ser moral.

Sin embargo, mucho más importante que las fechas es la verdad imperecedera,

pero siempre actual, que contiene la respuesta del Señor por medio de su profeta.

Dios no deseaba el ayuno de los alimentos, sino la abstinencia de la injusticia.

“Juzgad juicio verdadero, y haced misericordia y piedad cada cual con su

hermano: No agravéis a la viuda, ni al huérfano, ni al extranjero, ni al pobre, ni

ninguno piense mal en su corazón contra su hermano” (7:9-10). Esta es la clase de

ayuno agradable a Dios. El pasaje nos recuerda las palabras muy semejantes de

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Isaías en su capítulo 58. La gente se inclina siempre a ofrecer actitudes religiosas

en lugar de vidas entregadas y humilladas a Dios. Uno de los énfasis más

pronunciados de los profetas hebreos, como también de la predicación del Señor

Jesús, es que la vida cristiana significa justicia, rectitud.

El capítulo octavo es uno de los pasajes más bellos del Antiguo Testamento,

describe las glorias del reinado del Mesías. No obstante, esas bendiciones no

pueden disfrutarse sin verdad y justicia. Entonces, los ayunos serán

verdaderamente fiestas (vrs. 19).

El ayuno del cuarto mes conmemoraba la caída de Jerusalén en el 587 o el 586

a.C.; el del quinto mes, la quema del templo; el del mes séptimo, el asesinato de

Gedalías, quien fue nombrado como gobernador sobre Judá por los babilonios; el

del mes décimo, el principio del sitio de Jerusalén. Ha de observarse que todos

estos ayunos estaban relacionados con la gran catástrofe, la destrucción de

Jerusalén por los ejércitos de Nabucodonosor.

B. Dos oráculos (9 - 14)

Esta sección contiene notablemente un gran número de pasajes mesiánicos. La

llamada Entrada Triunfal de Cristo en Jerusalén se profetiza en 9:9, y se cita en

Mateo 21:5. La expresión “Mirarán a mí, a quien traspasaron” (12:10), se cita en

Juan 19:37.

El capítulo trece contiene cuando menos dos referencias mesiánicas

sorprendentes. El primer versículo declara “En aquel tiempo habrá manantial

abierto para la casa de David y para los moradores de Jerusalén, para el pecado y

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la inmundicia” (13:1). El versículo sexto tiene un tono triste: “Y le preguntarán:

¿Qué heridas son estas en tus manos? Y él responderá: Con ellas fui herido en

casa de mis amigos”.

El libro se cierra con una imagen de la santidad triunfante. “En aquel tiempo

estará sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A JEHOVÁ; y las ollas en la

casa de Jehová serán como los tazones delante del altar. Y será toda olla en

Jerusalén y en Judá santidad a Jehová de los ejércitos.”

1. La restauración de Israel (9-11)

El primer oráculo (capítulos 9 al 11) es difícil de interpretar tanto en su

contenido histórico como en su doctrina. Algunos autores opinan que el

pasaje 9:1-8 hace referencia a la victoria de Alejandro Magno sobre Darío III

en la batalla de Issos y las conquistas de Tiro y Gaza. Continúa (Zac 9:9-17) con

una visión de la llegada triunfante de un rey humilde montado en un asno

cuya imagen mesiánica es tomada por los cuatro evangelistas para describir la

entrada de Jesús en Jerusalén.

2. La Purificación y Bendición de Israel. (9-14)

El segundo oráculo proclama, en lenguaje apocalíptico, las pruebas y la gloria

final de Jerusalén en los últimos tiempos.

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CONCLUSIONES

En la mayoría tanto de profetas mayores y menores, se proclama destrucción al pueblo de

Israel debido a su continua desobediencia. En esta ocasión Zacarías se presenta con un

mensaje de esperanza.

Promueve en el Hijo de Dios, que se acerque a su Padre Eterno, porque si lo hace Dios mismo

se acercará a aquella persona que se humilla, busca el rostro de Dios y se vuelve de sus malos

caminos.

El trabajo de Zacarías ha sido de inspiración y bendición por la manera en que Dios a través

de la historia, ha tratado con su pueblo.

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RECOMENDACIONES

Posterior a la revisión y posible corrección de estas investigaciones, deben de darse a

conocer a la Iglesia en general.

Es necesario continuar el trabajo de investigación para tener detalles más a fondo del libro

escrito por el profeta Zacarías.

Tomar en cuenta de cómo Dios llamó a Zacarías a ejecutar su obra, así ha llamado a cada uno

de los de su pueblo, a formar parte del cuerpo de trabajo de Jehová para la expansión de las

buenas nuevas de Salvación, para poder proclamar que hay esperanza de vida eterna en

Cristo Jesús, quien derramó su sangre preciosa en la cruz del calvario para que quien cree en

Él tenga vida eterna.

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BIBLIOGRAFÍA

“Zacarías, el Profeta de la esperanza”, por F.B. Mayer, Editorial Vida, 1986.

“Conozca los profetas menores”, por Ralph Earle, Beacon Hill Press.

www.wikipedia.com

www.biblecentre.org

www.biblegateway.com

www.monografias.com