Mujeres Destacadas- Juana Azurduy de América

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MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N°35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMÉRICA 1

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Azurduy fue una líder revolucionaria altoperuana en las luchas por la emancipación latinoamericana. Participó también en nuestro país bajo las órdenes del general Güemes. Como expresa la autora: “difícil es caracterizar a Juana Azurduy de Padilla a partir de un solo adjetivo, pues si hay algo que la define es que fue, ante todo, una figura multifacética. Su compromiso con la causa emancipadora hace de ella una personalidad sobresaliente”

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    J U A N A A Z U R D U Y D E A M R I C A ...Esta Provincia ha producido una mujer que obscureciendo el valor de nuestros

    enemigos, ha fijado el ejemplo, ha llamado la admiracin de los pueblos, y ha sealado su digno lugar en las pginas de nuestra historia, como la nica de tan

    sublime mrito en toda la Amrica del Sud. Municipalidad de Chuquisaca1

    2. Plaza de Chuquisaca. c. 1840. Hoy Sucre. Tapa. Juana Azurduy. Obra de Toms Apaza. Bolivia

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    A U T O R I D A D E S

    Presidente de la Nacin Dra. Cristina FERNANDEZ

    Vicepresidente de la Nacin Lic. Amado BOUDOU

    Ministra de Cultura de la Nacin Sra. Teresa PARODI

    Directora Nacional de Patrimonio y Museos Prof. Araceli BELLOTA Museo Roca-Instituto de Investigaciones Histricas

    Directora: Lic. Mara I. RODRGUEZ AGUILAR Subdirector: Lic. Jorge CARRO

    C R E D I T O S

    Proyecto y produccin Marcela F. Garrido

    Investigacin y textos Ivanna Margarucci

    Coordinacin tcnica Sofa Ehrenhaus

    Agradecimientos Pacho ODonnel Guillermo Roux

    Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolvia Casa de la Libertad. Sucre, Bolivia

    Diseo grfico MFG Editores - [email protected]

    Para la reproduccin del material se debe citar: Historia Visual N 35: Margarucci, Ivanna: Mujeres Destacadas: Juana Azurduy de Amrica, Museo Roca, Buenos Aires, 2015

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    N D I C E

    01. Presentacin

    02. El fin de la era de la insurreccin andina

    03. La tensa calma

    04. Vale la pena vivir sin libertad?

    05. Morir antes que claudicar

    06. La marcha por el azaroso camino

    de la emancipacin

    07. Sin pena ni gloria

    08. Una ilustre desconocida

    09. Miradas superpuestas sobre

    una misma mujer

    10. Una mujer representativa y

    adelantada a su tiempo

    11. Notas

    12. Bibliografa

    3. Juana Azurduy, obra annima

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    P R E S E N T A C I N

    El Museo Roca e Instituto de Investigaciones Histricas, a travs de su programa de Historia Visual publica el libro nmero treinta y cinco titulado Juana Azurduy de Amrica. La investigacin histrica y los textos estuvieron a cargo de la profesora Ivanna Margarucci, colaboradora entusiasta de este organismo.

    Azurduy fue una lder revolucionaria boliviana en las luchas por la emancipacin latinoamericana. Particip tambin en nuestro pas bajo las rdenes del general Martn Miguel de Gemes, en Salta.

    Como muy bien expresa la autora: difcil es caracterizar a Juana Azurduy de Padilla a partir de un solo adjetivo, pues si hay algo que la define es que fue, ante todo, una figura multifactica. Una nia rebelde, una mujer enamorada, una madre tierna, una guerrillera luchadora Muchas fueron las mujeres comprometidas con el proceso de la independencia americana. Sin embargo, ninguna de ellas se destac tanto como ella. Su compromiso con la causa emancipadora y sus capacidades organizativas -que la llevaron a liderar cuerpos de guerreros y guerreras, Los Leales y Las Amazonas- hacen de ella una personalidad sobresaliente.

    Fue distinguida a instancias de Belgrano en 1816, recibiendo el grado de Teniente Coronel del Ejrcito Argentino. En 1825 Simn Bolvar la ascendi al grado de Coronela del Ejrcito de Bolivia. En 2009 el gobierno argentino la promovi al Grado de General del Ejrcito Nacional Argentino. La Asamblea Legislativa de Bolivia decidi conferirle el Grado de Mariscal del Estado Plurinacional de Bolivia en 2011.

    Nuestro profundo agradecimiento al artista Guillermo Roux que nos permiti utilizar sus bellsimos dibujos que ilustran el libro Juana Azurudy de Pacho ODonnell.

    Marcela F. Garrido Productora Ejecutiva de Historia Visual

    .

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    Tan cabal era la reparticin que

    ella haca de su amor entre su

    marido y la patria, que muchos

    crean que amaba a la patria por

    seguir las pasiones de su marido,

    mientras que muchos otros

    aseguraban que lo que ms amaba

    en su marido era su grande

    patriotismo.

    Vicente Fidel Lpez2

    4. Juana y Manuel Padilla. Acuarela Guillermo Roux. 2008. Detalle

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    1. El fin de la era de la insurreccin andina

    1780. El mestizo descendiente de incas Tpac Amaru II se rebela en la zona de Cuzco. Lo acompaan criollos, mestizos, mulatos e indios de las regiones prximas. Lo apoya y participa de la gran rebelin su esposa Micaela Bastidas, nombrada por aquel comandante en su ausencia. Piden el fin de los abusos; rechazan el orden colonial. El levantamiento fracasa. Tpac Amaru y Micaela Bastidas son torturados y ejecutados. A los dos, les cortan la lengua; los cuerpos de ellos son desmembrados y sus cabezas y extremidades exhibidas en las ciudades plegadas a la insurreccin. Las autoridades coloniales quieren mostrar su poder, escarmentar a los insurrectos; no quieren que otros -igualmente oprimidos por el sistema colonial, igualmente explotados por la Corona, los hacendados y los mineros- sigan aquel ejemplo. No lo consiguen. La rebelin se expande. Atraviesa la difcil geografa del altiplano. 5

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    1781. Tpac Catari, indio del comn, aymara, de oficio trajinante -comerciante-, recibe una importante misin. Desde Cuzco, durante la rebelin de Tpac Amaru, es nombrado coronel, con el propsito de reclutar indios rebeldes en el sur del Alto Per. Forma un ejrcito de cuarenta mil hombres, que sitia dos veces a la ciudad de La Paz. Actan junto a l, su esposa Bartolina Sisa y su hermana Gregoria Apaza. Los asedios fracasan; Catari es traicionado por los suyos y apresado por los espaoles. Ms tarde, lo son sus parientes. Todos ellos corren un destino similar al de Tpac Amaru y los suyos: la crueldad de la tortura, el descuartizamiento y la exhibicin de los miembros a modo de trofeo y escarmiento realista. Mientras tanto, entre 1777 y 1781, el curaca3 aymara Toms Catari, en la zona de Chayanta, Potos encabeza otra lucha. Los indios, descontentos, nada quieren saber del corregidor -la autoridad poltica local- y de los jueces de la Audiencia de Charcas -el ms alto tribunal de justicia de la regin-. Ven la autonoma de sus ayllus, sus comunidades, permanentemente cercenada por aquellos.

    Dan la pelea en los tribunales virreinales: Toms Catari marcha a pie hasta Buenos Aires para que el Virrey escuche el reclamo. Tambin utilizan la violencia. La Audiencia de Charcas, en secreto, ofrece una recompensa por la captura del lder indgena. Junto a otros participantes de la rebelin, es finalmente asesinado: cobardemente, lo atan de manos y lo arrojan por un barranco. Tras el asesinato, la mujer, Kurusa Yawr, pasa de ser ama de casa a liderar la lucha indgena; junto a los hermanos de Catari, libera comunidades, forma ejrcitos y sitia dos veces a la Ciudadela de Choqechaka o Chuquisaca. Ellos tambin, al final de cuentas, tienen la misma suerte: la muerte. En todo el altiplano, desde el norte -corazn de la cultura quechua- hasta el sur -centro de la cultura aymara- se respira el aire de la violencia y la rebelin.

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    Se cierra de este modo, con estos tres

    episodios, aquello que algunos autores

    llaman de la era de la insurreccin

    andina. Sin embargo, no habra que

    esperar mucho para que se abriera un

    nuevo ciclo insurgente, en el que criollos,

    mestizos e indios, y tambin las mujeres,

    fueran sus protagonistas principales,

    unidos todos ellos contra el viejo y caduco

    orden colonial que de las ms diversas

    formas los asfixiaba y los oprima.

    5. Jos Gabriel Condorcanqui, Tpac Amaru II. Manuel Adrianzen, artista peruano que reside y trabaja en Croacia. c.2011

    6. San Francisco Potos. Gouache Lonie Matthis.

    7. Intento de descuartizamiento de Tpac Amaru II en la Plaza de Armas del Cuzco. leo. Museo Casa del Inca Garcilazo de la Vega

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    2. La tensa calma

    Mientras toda la regin se estremeca, el 12 de julio de 1780, naca una nia en una hacienda del Cantn de Toroca, en las inmediaciones de Chuquisaca -hoy Sucre, Bolivia-. Sus padres la llamaron Juana. Chuquisaca, La Plata o Charcas era una ciudad antigua; haba sido fundada entre 1537 y 1538. A fines del siglo dieciocho era todava una urbe pequea: contaba con quince mil habitantes, lo que la converta en la segunda en tamao -despus de Buenos Aires- dentro del recientemente creado (1776) Virreinato del Ro de la Plata. Pese a su tamao, durante esos siglos de vida Chuquisaca tuvo una gran importancia dentro del orden administrativo colonial. En primer lugar, debido a su relativa prosperidad econmica; una consecuencia de la cercana con la ciudad y el Cerro Rico de Potos, fuente de plata que, desde finales del siglo diecisis, haba provisto las arcas de la corona espaola y estructurado la economa del espacio rioplatense. En segundo lugar, porque fue sede de importantes instituciones coloniales. Establecimientos religiosos, como el Arzobispado de La Plata; judiciales, como

    la Audiencia de Charcas y educativas, como la Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca -una de las ms tradicionales de la Amrica espaola-.

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    La sociedad chuquisaquense se encontraba profundamente estratificada. La cspide estaba integrada por hombres blancos con dinero: hacendados, mineros, comerciantes o funcionarios coloniales, militares o religiosos. Dentro de este estrato, exista una diferencia de jerarqua (social y en relacin a los cargos pblicos que les estaba permitido ocupar) entre los peninsulares -aquellos hombres nacidos en Espaa- y los criollos -descendientes de espaoles, nacidos en Amrica-. La fuente de la riqueza y de reputacin social de este grupo no resida exclusivamente en el color de su piel y su procedencia, sino tambin en el trabajo obligatorio de una inmensa mayora de mestizos e indios que, bajo diferentes formas de explotacin, estaban sometidos a los hombres blancos, estndoles fuertemente limitada toda posibilidad de ascenso social. Adems de esta estratificacin social y tnica, la sociedad en la que naci Juana era extremadamente patriarcal.

    Las mujeres eran consideradas como menores, que deban estar bajo la tutela de un hombre al que le deban obediencia absoluta: en primera instancia, a sus padres, y ms tarde, a sus maridos. Debido a su inferioridad, incapacidad e insensatez naturales, la educacin que reciban -en caso de recibirla- tena por objeto afianzar en ellas los valores cristianos y prepararlas para el matrimonio y las tareas del hogar. La otra opcin que tenan era el ingreso en el convento para dedicarse, bajo una frrea disciplina, a la vida devota y contemplativa. De este modo, en las colonias americanas no se contemplaba bajo ningn aspecto la intervencin y participacin del sexo femenino en el mbito pblico, poltico o militar. La vida de Juana y la de su madre, sin embargo, lograron quebrar las rigurosas normas sociales del mundo colonial.

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    Pese a su condicin de chola4, Doa Eulalia Bermdez -la mam de Juana- consigui atravesar las barreras que separaban a los blancos de los mestizos y ascender social y econmicamente, al vincularse con Don Matas Azurduy, hombre blanco, de linaje noble y prominente hacendado de la regin. Fruto de esta relacin, naci en 1778 Blas, quien muri prematuramente. Sus padres lamentaron profundamente la prdida. Tener un nuevo hijo varn se convirti en su deseo ms ferviente. Sin embargo, la esperanza no se cumpli: en 1780, naci Juana y en 1782, otra nia, Rosala. Dicha expectativa frustrada muy probablemente haya tenido que ver con el rumbo que la vida de Juana tom ya desde sus primeros aos. De pequea, la nia mantuvo una relacin muy estrecha con su padre. Con frecuencia, y a diferencia de su hermana, lo acompaaba en las faenas rurales de las haciendas. Faenas pesadas, impropias de una damita de alta sociedad; pero que ella disfrutaba enormemente. Ayudando a su padre en el trabajo con el ganado, Juana aprendi a cabalgar de la forma en que lo hacan los hombres.

    08. Juana Azurduy. Acuarela Guillermo Roux. 2008

    09. Repblica Boliviana. Potos. Serro Mineral (sic). Melchor M. Mercado. 26 de septiembre 1846. Archivo y Biblioteca Nacional de Bolivia

    10. Sistema jerrquico social de la colonizacin espaola en Amrica virreinal. Mural Diego de Rivera. Siglo XX.

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    Acompandolo a las tierras de labor cultivadas por los indgenas, tom contacto y asimil sus ancestrales costumbres y sus complicadas lenguas -el aymara y el quechua-. As, la muchacha cultiv una personalidad libre y rebelde, cuestionadora en espritu y en acto de muchas de las rgidas tradiciones que regan la sociedad altoperuana. La vida de Juana en la hacienda de Toroca fue importante por otro motivo. All, conoci a la familia Padilla, que como la suya, era propietaria de haciendas en la regin. Don Melchor era amigo de Don Matas. l y sus hijos, Pedro y Manuel Ascencio, compartan muchos momentos con aquel; momentos de trabajo en el campo as como momentos de ocio y dispersin en reuniones y tertulias. De ese modo, la joven tuvo oportunidad de conocer a Manuel, un joven con quien se reencontrara hecho un hombre algunos aos despus. El paso de la niez a la juventud de Juana estuvo atravesado por la tragedia. Primero, a raz de causas desconocidas, muri su madre. Poco tiempo despus, presumiblemente asesinado por motivos pasionales, falleci su padre.

    Petrona Azurduy y Francisco Daz Vayo -tos de las hermanas Azurduy-, se hicieron cargo de ellas, ms interesados por la herencia que les haban dejado sus padres, que por un sincero afn de cuidarlas.

    11. Plaza de Toroca, provincia de Chayanta, departamento de Potos, Bolivia. Foto de J.C. Espada. 2007. Toroca es la nica poblacin que mantiene su nombre original de la poca.

    12. Monasterio de Santa Teresa de la Orden de las Carmelitas Descalzas, 1665. Sucre. c. 2010.

    13. Amor y Revolucin. Juana y Manuel Padilla segn Sebastin Giacobino. Caras y Caretas. 2010.

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    La relacin entre ellos y la intrpida Juana fue tensa y conflictiva. Con el afn concretar sus intereses materiales y de domesticarla, decidieron enviar a la sobrina mayor al Monasterio de Santa Teresa de la Orden de las Carmelitas Descalzas.5 La vida en el convento no fue fcil para la joven. La religin -y ms an, la disciplina conventual-, buscaban imponer en las mujeres enclaustradas los valores patriarcales que estructuraban la sociedad colonial, exigiendo adems de ellas los ideales de recato y castidad. Valores e ideales que estaban lejos de cuajar con el carcter indmito de Juana. Sin embargo y a pesar de sus padecimientos, esta consigui aprovechar las posibilidades de educacin que el convento brindaba a las internadas. All, segn sus compaeras, habra ledo acerca de la vida y los combates de santos guerreros como San Luis el Cruzado y San Ignacio de Loyola o de mujeres como Sor Juana Ins de la Cruz y Juana de Arco, siendo inspirada por las aventuras, el herosmo y los martirios de estos personajes.

    Algunas versiones indican que la hurfana fue expulsada de la institucin, a causa de un conflicto con la madre superiora. Otras sealan que se march de all por voluntad propia. Lo cierto es que con diecisiete aos de edad abandon el convento, resolviendo sus tos y tutores, que regresara al campo y se hiciera cargo de la hacienda de su padre en Toroca. Instalada all, retom el contacto con la familia Padilla: primero, con Doa Eufemia Gallardo -esposa de Melchor-, a quien visitaba asiduamente, y luego, probablemente gracias a la intermediacin de esta, con su hijo Manuel. Juana y Manuel se hicieron amigos y se enamoraron en un mismo acto. Adems de la atraccin fsica -l es descrito en la literatura como un hombre atractivo y de buen porte-, fue determinante para la unin de la pareja, los gustos e inquietudes que ambos posean en comn.

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    El amor por la vida rural, en primer lugar; pero tambin, sus preocupaciones polticas y sociales, relacionadas con el dominio colonial que desde haca varios siglos pesaba sobre Amrica y las injusticias de todo tipo, que en ese contexto, padecan los indgenas. La discusin acerca de la permanencia del vnculo colonial con Espaa era particularmente fuerte en algunos mbitos especficos, como la Universidad de Chuquisaca. En verdad, Manuel no era estudiante de la institucin, aunque s haba forjado una interesante amistad con varios de ellos, como Mariano Moreno, Bernardo de Monteagudo y Juan Jos Castelli. En las reuniones mantenidas por el chuquisaquense y estos jvenes abajeos6, se alternaban acalorados debates acerca de la situacin poltica local y europea y las ideas de los pensadores de la Ilustracin Y ms tarde, Juana se enteraba de lo que discutan por intermedio de Manuel. As, el intercambio con estos personajes, importantes lderes de la independencia rioplatense y altoperuana, fue de gran influencia para el desarrollo del pensamiento y la lucha libertaria de la pareja.

    En 1799 Juana y Manuel contrajeron matrimonio. Ella tena diecinueve aos y l veinticinco. Habitaron la casa en la que vivan los padres de Manuel, cercana a la plaza central y a la Catedral de Chuquisaca. Los hijos vinieron despus de algunos aos. En 1806, naci el primognito llamado como su padre, Manuel. Luego, la pareja tuvo otros tres hijos: Mariano, Juliana y Mercedes. Juana se dedic de lleno a ellos, prodigndole todo el cario y devocin de madre. Por su parte, Manuel se encargaba de la administracin de las siete haciendas de las que eran propietarios en toda la jurisdiccin de Chuquisaca. La posicin econmica y social de la familia era muy buena. As las cosas, Manuel intent comenzar una carrera como funcionario colonial, ambicin que qued trunca debido a que los principales cargos de gobierno estaban ocupados y monopolizados por los peninsulares.

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    3. Vale la pena vivir sin libertad?

    A su razn no recordar, que desde el momento

    mismo en que la dulce voz de la independencia fue

    escuchada por m, olvid la debilidad de mi sexo: y a

    la par de un americano entusiasta por la libertad, mi

    finado consorte Coronel don Manuel Ascencio Padilla,

    sacrificando mis bienes, industria y aun mi propia

    existencia trabaj en sostenerla () Aunque animada

    de un noble orgullo tampoco recordar haber

    empuado el sable, en defensa de tan justa causa:

    haber renunciado toda especie de comodidad, y ms

    bien connaturalizndome en una campaa de cinco

    aos, nada interrumpidos, con la intemperie y todo

    gnero de privaciones. La satisfaccin de haber

    triunfado de los enemigos, y ms de una vez

    deshecho sus triunfantes

    y poderosas huestes, ha saciado mi ambicin y

    compensado con usura mis fatigas

    Juana Azurduy7

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    La vida normal y tranquila de esta encumbrada

    familia chuquisaquea cambi definitivamente en

    1809 a raz de los acontecimientos producidos en

    Espaa el ao anterior.

    La invasin de Napolen Bonaparte, con la

    consecuente prisin y abdicaciones del Rey espaol

    Carlos IV y su hijo Fernando VII en favor de

    Napolen, primero, y su hermano Jos,

    posteriormente, tuvieron profundas consecuencias

    para el podero espaol en estas tierras.

    Los vecinos de las principales ciudades de Espaa y

    de Amrica, entendieron que, arrestados el rey y su

    hijo, la soberana popular que haban depositado en

    ellos regresaba al pueblo, debiendo organizarse en

    juntas de gobierno que gobernasen en nombre de la

    corona depuesta. Bajo el argumento legal de que

    Amrica era una posesin personal del rey y por lo

    tanto, en pie de igualdad con los reinos de Espaa,

    los americanos sostuvieron que deban darse juntas

    de gobierno propias, independientes de la de Cdiz.

    14. Juana Azurduy con estandarte. Sucre. Bolivia 15. Mapa de Amrica Latina con los focos revolucionarios de 1810 16. Proclama de Chuquisaca, 25 de mayo de 1809.

    Redactada por Bernardo de Monteagudo.

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    Argumentacin que estuvo en la base del

    cuestionamiento que los participantes ms

    radicales del movimiento hicieron acerca de

    la propia permanencia del vnculo colonial.

    Fue con ese sentido que Juana y Manuel

    apoyaron a la revuelta popular y a la Junta

    de Chuquisaca formada el 25 de mayo de

    1809, el primer suceso revolucionario del

    Alto Per. De esta manera, se iniciaba la

    participacin de la pareja en las luchas por

    la independencia americana. Un ao

    despus, el 25 de mayo de 1810, se form

    una junta de gobierno en Buenos Aires.

    La misma recibi el apoyo de los

    altoperuanos con el levantamiento del 14 de

    septiembre de la ciudad de Cochabamba,

    liderado por Esteban Arce un caudillo local

    que nombr a Manuel Comandante de las

    regiones de Poopa, Moromoro, Pitantora,

    Huaycana y Quilaquila.

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    Una de las primeras acciones decididas por la junta

    de gobierno portea fue el envo de ejrcitos a

    distintas regiones del Virreinato del Ro de la Plata,

    procurando extender la revolucin hacia esos

    lugares. Asimismo, el control del Alto Per era

    importante por un motivo estratgico: avanzar hasta

    Lima y acabar con el foco de resistencia realista. Con

    estos dos objetivos se constituy la Primera

    Expedicin auxiliadora al Alto Per, liderada por un

    viejo conocido de Manuel, Juan Jos Castelli. Una vez

    que el ejrcito revolucionario consigui llegar al

    altiplano, Castelli reorganiz sus fuerzas y las

    ampli, reclutando efectivos de toda el rea. Juana y

    Manuel le dieron su apoyo. La primera, brindndole

    albergue a las tropas porteas en las haciendas de

    Saphiri y Churubamba. El segundo, colaborando con

    un grupo numeroso de indgenas, sin instruccin

    militar y mal armados, que haba reclutado en

    distintos lugares, como La Laguna, Chayanta y

    Porco. Sin embargo, Antonio Balcarce, mano derecha

    de Castelli, dudaba de la lealtad y de la

    capacidad de combate de los hombres de

    Padilla, en virtud de lo que admiti a este

    como un simple suboficial y a aquellos

    como cargadores.

    Un ejrcito de esas caractersticas,

    carente de un mando nico y firme en

    sus decisiones, compuesto por una tropa

    indisciplinada y mal instruida y cegado

    por la arrogancia portea, no poda

    esperar resultados favorables en el

    campo de batalla.

    17. Carta Geogrfica de la antigua Provincia de Potos con seis partidos: Porco, Chayanta, Lpez, Chichas, Atacama y Tarija. El norte est hacia abajo. Vicente P. Caete. 1787

    18. Manuel A. Padilla a caballo. leo. Casa de la Libertad en Sucre. Bolivia

    19. Juana Azurudy de Padilla y sus hijos. Acuarela de Guillermo Roux. 2008

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    En junio de 1811, la expedicin auxiliadora fue derrotada por las armas de la Corona Espaola en la Batalla del Huaqui. A raz del fracaso, debi emprender la retirada llegando hasta Salta, donde acab por disolverse. No fueron los porteos, sino los locales quienes padecieron las consecuencias de la represin de los godos. Estos confiscaron las propiedades urbanas y rurales, las cosechas y el ganado de los Padilla y pusieron en cautiverio a Juana con sus pequeos hijos, utilizndolos como sebo para atrapar a Manuel. En un gesto tan valiente como romntico, este logr burlar la vigilancia de los captores y rescat a su familia a caballo, ponindola a salvo. Debido a la persecucin que despus de este episodio los Padilla continuaron padeciendo, Manuel busc refugio para su familia en Tarabuco, una zona alta, alejada y fra del altiplano a la que solo los indgenas tenan acceso.

    All, Juana y sus hijos permanecieron ocultos y en total soledad durante un largo tiempo, mientras l prosegua la campaa en regiones distantes. Juana no fue ajena a todo lo que aconteca a su alrededor; lentamente, fue creciendo en

    ella un ferviente deseo por participar de forma activa en las campaas por la independencia. No de una manera subordinada, secundando el movimiento -brindando, por ejemplo, albergue a los soldados-, sino tomando parte en los combates, codo a codo con su marido. La decisin no era fcil, pues implicaba o abandonar a sus hijos o someterlos a los avatares y las privaciones de la guerra. Luchar por la libertad de todos o comportarse como madre de sus cuatro pequeos?

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    El deseo batallaba as, en su cabeza y su corazn, contra su profundo sentimiento maternal. Sin embargo, distintos motivos fueron alimentando su voluntad guerrera. El amor por su esposo y el hecho de no querer estar separada de l, esperando buenas o terribles noticias que demoraban eternidades en llegar desde el frente. El amor por sus hijos y la esperanza de un futuro mejor para ellos, libre de las arbitrariedades e injusticias que eran moneda corriente bajo el yugo colonial. La persecucin sufrida a manos de sus enemigos y la necesidad de permanecer oculta y aislada, vulnerable, corriendo distintas clases de peligros. Manuel, se opuso inicialmente a que Juana se involucrase junto a l en los combates, probablemente temeroso de lo que le pudiera suceder a su querida esposa, probablemente influenciado por lo que entonces formaba parte del sentido comn acerca de las tareas que le eran propias a los hombres y a las mujeres. Sin embargo, con el correr del tiempo, seguramente apremiado por las circunstancias y presionado por la determinacin de su Juana, termin por acceder.

    En mayo de 1813 llegaba al Alto Per, despus haber permanecido algn tiempo en Tucumn y Salta y de vencer en dos batallas de suma trascendencia, la Segunda Expedicin auxiliadora al mando del general Manuel Belgrano. A partir de este momento, motivada por un naciente sentimiento de patria, Juana abrazar en primera persona la causa de la libertad. Claro que para ello fue de crucial importancia la cordial y estrecha relacin establecida por el matrimonio con Belgrano. El comandante de la expedicin los convoc a reclutar voluntarios dispuestos a unirse a sus hombres y a luchar contra las fuerzas realistas. El entusiasmo con que Juana se dedic a la tarea en las tierras altas de Tarabuco rindi sus frutos, alistando junto a su esposo un batalln compuesto por alrededor de diez mil mestizos e indgenas, puesto bajo el mando del general porteo.

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    20. General Manuel Belgrano. Litografa color. Thodore Gricault. 1819 21. Batalla de Salta, 1813. Dibujo de F. Fortuny. 1910 22. Batalla de Tucumn, 1813. Dibujo de Francisco Fortuny. 1910 23. Belgrano en la Batalla de Vilcapugio. 1813. leo

    20

    21 22

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 28

    Sin embargo, la nueva participacin subordinada de

    Padilla y de los reclutados en la Batalla de

    Vilcapugio, en octubre de 1813, y la desastrosa

    derrota del ejrcito patriota, despertaron la molestia

    de la mujer guerrera. Molestia que la llev a

    organizar un batalln integrado por combatientes

    instruidos en las tcticas y estrategias de los

    abajeos. Para que no quedaran dudas acerca de su

    disciplina y lealtad, llam a dicho cuerpo Los

    Leales, protagonista en ms de diecisis batallas

    bajo su liderazgo.

    Su debut fue en la Batalla de Ayohma, en

    noviembre de 1813. En ella, Belgrano decidi

    integrar a los soldados leales a sus tropas de

    combate y colocar a Juana en el flanco derecho. El

    valor que demostraron durante la pelea, luchando

    con hondas y macanas cuerpo a cuerpo contra los

    realistas armados con fuego y siendo los ltimos en

    abandonar el campo de batalla, fue merecedor del

    reconocimiento de Belgrano.

    Le obsequi as a Juana una espada, su espada, que empu con firmeza en todas y hasta la ltima de las luchas que libr. La admiracin y el aprecio que el patriota porteo lleg a sentir por la comandanta fue mutua. Ella yendo de campaa vesta uniforme: pantaln de corte mameluco, blanco; chaquetilla escarlata o azul dormaneada con franjas doradas; una gorrita militar con pluma azul y blanca, (colores de la bandera de los independientes del general Belgrano).8

    23

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 29

    Una muestra de solidaridad de parte de Juana

    hacia Belgrano en oposicin al Triunvirato

    porteo, que lo haba obligado a abjurar de la

    bandera celeste y blanca izada por primera vez a

    orillas del Ro Paran y a reemplazarla por la

    insignia real espaola.

    El nuevo fracaso de la expedicin rioplatense en

    Ayohma, determin su retirada del Alto Per. En

    enero de 1814, en Salta, Belgrano entreg el

    mando del ejrcito auxiliar al general Jos de San

    Martn. Meses ms tarde, este renunci al cargo

    convencido de que la victoria rebelde no pasaba

    por el Alto Per -pues all los realistas tenan todo

    a su favor- sino por el Pacfico, donde la ofensiva

    patriota los tomara por la espalda.

    Debido a lo anterior, la Batalla de Ayohma tuvo

    una gran importancia para la lucha emprendida por

    los esposos Padilla-Azurduy. A partir de ese

    momento, la ayuda de las tropas abajeas fue

    cada vez menor. Los caudillos altoperuanos

    quedaron librados a su suerte.

    24

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    Por tal motivo, mientras aquellas se replegaban,

    fueron surgiendo en el Alto Per las republiquetas:

    milicias compuestas por mestizos e indgenas,

    lideradas por aquellos caudillos locales, las cuales

    combatieron a los realistas haciendo la guerra de

    guerrillas. Juana y Manuel dirigieron la Republiqueta

    de La Laguna, cuya lucha se extendi desde el norte

    fro y desrtico de Chuquisaca hasta las selvas

    tropicales de Santa Cruz.

    Bartolom Mitre, en su Historia de Belgrano y de

    la Independencia Argentina, caracteriz muy

    atinadamente este proceso, con sus implicancias

    y consecuencias:

    Es esta una de las guerras ms extraordinarias por

    su genialidad, la ms trgica por sus sangrientas

    represalias y la ms heroica por su sacrificios

    oscuros y deliberados. Lo lejano y aislado de del

    teatro en que tuvo lugar, la multiplicidad de

    incidentes y situaciones que se suceden en ella fuera

    del horizonte del crculo histrico, la humildad de sus

    caudillos, de sus combatientes y de sus mrtires, ha

    ocultado por mucho tiempo su verdadera

    grandeza, impidiendo apreciar con

    perfecto conocimiento de causa su

    influencia militar y su alcance poltico ()

    Como esfuerzo persistente () ella dur

    quince aos, sin que durante un solo da

    se dejase de pelear; de morir o de matar,

    en algn rincn de aquella elevada regin

    mediterrnea () Sucesiva o

    alternativamente, figuraron en ella ciento

    dos caudillo ms o menos oscuros, de los

    cuales solo nueve sobrevivieron a la lucha,

    pereciendo los noventa y tres restantes en

    los patbulos o en los campos de batalla,

    sin que uno solo capitulase, ni diese ni

    pidiese cuartel en el curso de tan

    tremenda guerra.9

    24. Coronela Juana Azurduy. Carlos Ag. 2011 25. Juana Azurduy y sus combatientes frente a tropas

    espaolas. Acuarela de Guillermo Roux. 2008 26 Juan Wallparrimachi Mayta. Vania Parada. c.2013 27. Escena de batalla. Acuarela de Guillermo Roux. 2008

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    25

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 32

    Las condiciones de precariedad de los grupos que

    combatan, de sus armas -fabricadas por ellos

    mismos o arrebatadas a los rivales- y de la manera

    en que se comunicaban entre s, y la crueldad de los

    combates librados, fueron lo caracterstico de esta

    modalidad particular que adquiri la lucha por la

    independencia en el Alto Per. Sin embargo, lo

    anterior no fue en desmedro de su efectividad,

    simblica y real. Ya que esas fuerzas irregulares

    lograron mantener viva la llama revolucionaria, al

    tiempo que poner a raya y desgastar a los ejrcitos

    realistas, acostumbrados a una tcnica de combate

    distinta y por lo tanto, poco preparados para las

    tcticas propias de la guerra de guerrillas.

    El grupo que Juana condujo actuaba por sorpresa:

    retroceda cuando el enemigo atacaba y cuando ste

    hua, arremeta para dar combate. Al avanzar ella al

    galope, todo el grupo la segua decidido.10 Peleaban

    a su lado Los Leales y un cuerpo de caballera

    conocido como Las Amazonas, su guardia personal,

    conformada por unas veinticinco

    mujeres guerreras que haba

    entrenado especialmente.

    Este fue el escenario ideal para el

    despliegue de la destreza, de la valenta y

    el coraje de los caudillos de renombre,

    como Juana, Manuel y tantos otros, y de

    aquellos combatientes poco conocidos o

    annimos que pelearon a sus rdenes.

    Tal fue el caso, por ejemplo, de Juan

    Wallparrimachi, un guerrero de la

    Republiqueta de la Laguna. Juan era un

    joven mestizo, cuyo linaje se debate entre

    la leyenda y la incgnita.11 Wallparrimachi

    muy pronto mostr en el campo de batalla

    sus habilidades con la honda, as como su

    audacia. En virtud de esto, Manuel lo

    convirti en su lugarteniente y en escolta

    personal de su esposa.

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 33

    La proximidad

    que estableci

    con la familia

    Padilla llev a

    que estuviese

    tambin del

    cuidado de los

    hijos de la

    pareja, quienes,

    como podan,

    con hambre, con fro y en permanente peligro,

    seguan la ajetreada marcha de sus padres durante

    los combates y la posterior fuga.

    Wallparrimachi, adems de lo anterior, fue un gran

    poeta y msico. Escriba dulces versos en quechua y

    tocaba la tarka, la ocarina y el siku, todos ellos

    instrumentos tpicos de la milenaria cultura andina.

    Segn algunos autores, la mayora de sus

    composiciones literarias y musicales estaban

    dedicadas a quien, adems de brindarle su amistad,

    cuidado y proteccin, amaba en secreto: Juana.

    Munarikuyway / mame Qanllapin snqoy, / Slo en ti est

    mi corazn Qantan rikuyki / Y cuando sueo Mosqoyniypipas. / No veo a nadie

    sino a ti. Qanpin yyani, / Slo en ti pienso

    Qantan maskayki / Y a ti tambin te busco

    Rijch ayniypipas. / Si estoy despierto.()

    Munakyllaway, / Ven, y mame, Irpa urpilla, / Tierna paloma,

    Mana manchaspa. / No temas nada. uqa qanrayku / Pese al destino Wuy yachsaj / Yo te amar

    Qanta munaspa. / Hasta la muerte.12

    26

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 34

    La cuestin de si el amor de Juan fue correspondido, queda en el plano de las conjeturas y de las hiptesis; sobre lo que no se puede dudar, es la confianza y el afecto que la coronela cultiv por l. En verdad, Juana am profunda e incondicionalmente a su marido. Y l a ella. Podan unir sus fuerzas o luchar de forma separada, pero estaban siempre juntos, conociendo los movimientos de cada uno y ofreciendo refuerzos el uno al otro en caso de acontecer alguna vicisitud. Ambos conformaron una unidad de ideas y accin como si fueran un solo combatiente, algo inseparable.13 En este contexto blico, la vida de Juana, como esposa y como madre, no fue fcil, debiendo padecer innumerables dificultades, realizar sacrificios indescriptibles Y soportar tambin la tragedia. En marzo de 1814, la Republiqueta de la Laguna venci a los realistas en la Batalla de Tarvita. Poco despus, el ejrcito godo contuvo el avance patriota en la Batalla de Pomabamba. A raz de estos episodios, el general realista Joaqun de la Pezuela, intensific la persecucin contra la pareja de caudillos.

    27

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 35

    Las tropas revolucionarias se vieron obligadas a dividirse. Manuel y Juan Wallparrimachi se dirigieron hacia La Laguna y Juana y sus cuatro hijos se escondieron en una zona pantanosa, ubicada en el Valle de Segura. En los pantanos, los pequeos, debilitados por las penurias que desde haca un largo tiempo venan sufriendo, enfermaron de fiebre paldica y disentera. Manuel y Mariano, los dos hijos varones de la pareja, murieron primero. Ms tarde lo hicieron sus dos hijas mujeres, Juliana y Mercedes. En la cabeza de la dolida pero siempre aguerrida madre quizs haya resonado, una, mil veces, este pensamiento: Maldita guerra que me los arrebat! Quizs hubieran crecido felices a mi lado si no me hubiese metido en esta lucha por la libertad. Pero tambin me pregunto: Vale la pena vivir en el oprobio de la esclavitud? Vale la pena vivir sin libertad?14

    28. Los cuatro hijos mayores de la familia Padilla. Acuarela de Guillermo Roux. 2008

    29. Juan Wallparrimachi. Acuarela de Guillermo Roux. 2008 30. Juana atraviesa el brazo de Loayza con su espada 31. General Jos Rondeau. leo annimo 32. Manuel Ascencio Padilla 33. Juana Azurduy en la batalla del Villar en marzo de

    1816. Dibujo de F Fortuny c.1910

    28

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 36

    4. Morir antes que claudicar

    La tragedia no desanim a la pareja. Ms bien,

    encendi sus nimos revolucionarios. El dolor de la

    Patria, de la Libertad y de la Independencia, era ms

    fuerte que el dolor de una madre y de un padre.

    Asimismo, tenan un nuevo argumento, un nuevo

    motivo contra los espaoles. A partir de este

    momento, la lucha contra los tablacasacas15 fue a

    todo o nada, volvindose extremadamente brutal.

    En agosto de 1814, una nueva desdicha golpe a los

    Padilla: Juan Wallparrimachi muri, alcanzado por el

    tiro de un arcabuz o atravesado por una lanza -no

    hay acuerdo entre las versiones de los historiadores-

    en la Batalla del Cerro de las Carretas, localidad

    ubicada las inmediaciones de Tarabuco. Sus versos

    ms recientes parecan presagiar su triste final, sin

    dejar nunca de manifestar su amor por su

    enamorada oculta.

    29

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 37

    Huauyta maskaj, ocka riscani / Voy en busca de la

    muerte. Auckanchejcuna / Nuestros enemigos

    Jamullanckancu, pucarancuna / Ya vendrn Jalatatajmin. / Levantando sus campamentos.

    Illarejpacha pputiy ayckechej / Mientras te encuentres en este mundo

    Maypipis casaj / Hars huir la pena, y donde Ckanlla sonckoyta pparackechinqui / Me encuentre,

    t sola hars Causanaycama. / Latir mi corazn.

    Misti ckkajajtin lansatataspa. / Cuando arda el Misti, vomitando

    Yuyaricunqui / Fuego, te has de acordar Mafinatachus ckanraycu kkajan / Como para ti arde

    Ijma sonckgycka. / Mi corazn oprimido.16

    La derrota en la batalla tuvo nefastas consecuencias

    para el grupo guerrillero: Juana y Manuel no slo

    perdieron a su hombre de confianza, sino tambin a

    una importante porcin de las fuerzas

    revolucionarias, dispersas tras el enfrentamiento.

    Sin embargo, en medio del dolor causado

    por la prdida de los seres queridos y el

    revs militar, asomaba la esperanza, tanto

    para la familia del caudillo chuquisaqueo

    como para la causa patriota.

    Durante ese ao, Juana qued

    embarazada. El desarrollo del embarazo,

    as como el propio parto de la criatura,

    tuvieron lugar bajo el fragor del combate.

    Pele encinta junto a su marido y a su

    tropa en el Cerro de Carretas. Un mes

    ms tarde, en septiembre de 1814,

    particip en una batalla en Tarabuco en la

    que, aun estando en esa delicada

    condicin, arrebat el estandarte espaol

    a un teniente coronel enemigo. Meses

    despus, durante la Batalla de Pitantora,

    entr en trabajo de parto y a orillas del

    Ro Grande dio a luz a la ltima de sus

    hijas que llam Luisa.

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 38

    Buscando ponerlas a salvo, Manuel oblig a su mujer

    a buscar refugio, escoltada por algunos hombres de

    su tropa: el Sargento Romualdo Loayza y cuatro

    soldados. Mientras vadeaban el ro con sus caballos,

    ella los oy conspirar. Algunos mencionan que

    queran la cabeza de Juana, por la que los realistas

    haban puesto un elevado precio. Otros sealan que

    fue por la caja con el botn de guerra, custodiado por

    la guerrillera con celoso fervor. Sea como fuere, la

    herona, con la nia protegida por su brazo

    izquierdo, tom su sable con el otro brazo, derrib

    de un sablazo a Loayza, puso en fuga al resto de los

    hombres y cruz cabalgando el Ro Grande a

    contracorriente, logrando poner a salvo su propia

    vida y la de su hija recin nacida.

    Los esposos Padilla eran conscientes de los peligros

    que corra la pequea Luisa si permaneca a su lado.

    Dispuestos a evitarle un destino similar al de sus

    difuntos hermanos, resolvieron, seguramente con

    mucho dolor, dejarla a cargo de la india Anastasia

    Mamani, quien fue su cuidadora mientras su madre

    permaneci en el frente.

    En mayo de 1815, los esposos Padilla

    lograron concretar uno de sus principales

    objetivos: ocupar su ciudad natal,

    Chuquisaca. La poblacin local recibi a

    los patriotas con manifestaciones de

    jbilo. Juana fue especialmente

    ovacionada por los chuquisaquenses,

    quienes le arrojaron flores mientras

    avanzaba por las calles de la ciudad,

    escoltada por Los Leales y Las

    Amazonas. Manuel fue designado por el

    nuevo cabildo, jefe poltico y militar de

    Chuquisaca, de los cuales slo acept el

    segundo de los cargos. Tambin, durante

    el transcurso de ese ao, lleg a territorio

    altoperuano la Tercera Expedicin

    Auxiliadora, con la misin de ayudar a las

    guerrillas en su resistencia contra las

    armas realistas.

    30

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 39

    No obstante, su comandante -el

    general Jos Rondeau- mand al

    caudillo a abandonar Chuquisaca y

    retornar a La Laguna, orden que

    obedeci. Asimismo, a finales de

    1815 el ejrcito independiente sufri

    dos importantes derrotas que sellaron

    la suerte de la expedicin: primero, en la

    Batalla de Venta y Media y ms tarde, en la de Sipe-Sipe.

    El fracaso militar estuvo directamente vinculado a los

    graves errores cometidos por Rondeau. Malas decisiones

    estratgicas y particularmente, la resolucin de dispersar

    las tropas que formaban las republiquetas, incorporando a

    los guerrilleros en los regimientos de su ejrcito y

    quedando sin mando sus lderes, muchos de los cuales

    dimitieron y se retiraron a sus localidades. Este fue el

    caso de Juana y de Manuel, que regresaron a La Laguna

    sin su tropa. Fue durante la retirada de Rondeau del

    Alto Per, cuando este se vio obligado, ahora s, a

    solicitarle a Padilla sus tan constantes y distinguidos

    servicios: que hostilizara al enemigo espaol entre

    tanto l y sus hombres huan hacia Salta.17

    Manuel Padilla respondi al general en la Carta

    de la Reservada de la siguiente manera:

    Lo har como he acostumbrado hacerlo en

    ms de cinco aos por amor a la

    independencia, que es la que defiende el Alto

    Per, donde los altoperuanos privados de sus

    propios recursos no han descansado en seis

    aos de desgracias, sembrando de cadveres

    sus campos, sus pueblos de hurfanos y

    viudas, marcado con el llanto, el luto y la

    miseria, errantes los habitantes de cuarenta y

    ocho pueblos que han sido incendiados, llenos

    los calabozos de hombres y mujeres que han

    sido sacrificados por la ferocidad de sus

    implacables enemigos, hechos el oprobio y el

    ludibrio del Ejrcito de Buenos Aires, vejados,

    desatendidos sus mritos, insolutos sus

    crditos y en fin el hijo del Alto Per mirado

    como enemigo, mientras el enemigo espaol

    es protegido y considerado.

    31

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 40

    32 33

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 41

    Al tiempo que el caudillo acceda otorgar el apoyo

    pedido por Rondeau, cuestionaba al comandante por

    las ofensas y los agravios cometidos por los

    gobernantes y militares porteos hacia su propia

    persona y el resto de los caudillos, as como hacia las

    tropas y la poblacin local. Mil ejemplares de horror

    [que] pudieran haber irritado el nimo de estos

    habitantes que U.S. llama en su auxilio, lo que sin

    embargo no ocurri, ya que su voluntad de continuar

    con la sacrificada lucha independentista se mantena

    inclume, pero que lo hacan dudar a Manuel si

    Buenos Aires defiende la Amrica para los

    americanos18 Las palabras, las expresiones y el

    tono general de indignacin indicaban no slo su

    enojo personal, sino el inicio de una fuerza

    centrpeta que a partir de entonces ser irreversible:

    el alejamiento del Alto Per del resto de las

    provincias del Ro de La Plata.

    El retiro definitivo de las tropas porteas implic el

    abandono de las guerrillas altoperuanas a su suerte.

    De este modo, la balanza se inclin en favor del ejrcito realista, que recuper el control del territorio y consolid su dominio en la regin. Se increment con ello, la persecucin y la represin hacia los combatientes revolucionarios, pero tambin, en la adversidad, aument el herosmo que desplegaron. As, mientras se intentaba eliminar los ltimos vestigios de la resistencia patriota representada por los Padilla y otros caudillos, Juana fue protagonista de numerosas acciones memorables. El 3 de marzo de 1816 se libr la Batalla del Villar. Segn la Gaceta del 10 de agosto de 1816, la tropa comandada por la guerrillera, compuesta de treinta fusileros criollos y doscientos indios armados de hondas, palos y flechas, embosc y contraatac exitosamente al temible batalln del coronel Jos Santos de La Hera, conocido como La Guardia del General.

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 42

    Quince espaoles muertos y veinte heridos fue el saldo que dej el combate, cifra que ms tarde aument tras la persecucin de los sobrevivientes que intentaron escapar. Aprovechando ese momento de confusin, la herona arranc, impiadosamente, el pabelln real y con l la vida del abanderado de las fuerzas enemigas, el teniente coronel Pedro Herrera. Das despus, el 8 de marzo, gracias al triunfo en el Villar, Azurduy lider la tropa que tom el Cerro Rico de Potos. El general Belgrano tom conocimiento de

    estos episodios por intermedio de un

    informe librado por Manuel Padilla, junto

    al cual remiti el diseo de la insignia

    capturada por su esposa. La valenta de

    esta mujer no dejaba de asombrar al

    general, quien en su homenaje le dedic

    estos versos:

    34

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 43

    Desde hoy seris ya bandera

    Por mejor mano creada,

    Seris en toda frontera

    Tiemble el Tirano! La Hera

    Abata su pompa vana,

    Y para gloria de Juana

    De Azurduy, diga que de l

    A pesar de ser cruel,

    Triunf una americana.19

    Asimismo, el 26 de julio de 1816, el general

    Belgrano escribi una carta a Juan Martn de

    Pueyrredn, director supremo de las Provincias

    Unidas del Ro de la Plata. En ella, le presentaba el

    diseo de la bandera que Juana haba arrebatado a

    los realistas, sealando que en la accin a la que se

    refiere el comandante don Manuel Ascencio Padilla,

    quien no da esta gloria a la predicha su esposa por

    moderacin, pero por otros conductos fidedignos que

    consta que ella misma arranc de manos del

    abanderado, ese signo de tirana, a esfuerzo de su

    valor y de sus conocimientos en milicia

    poco comunes a las personas de su sexo.

    Por tal actuacin, el general recomendaba

    a la guerrillera, que contina en sus

    trabajos marciales del modo ms

    enrgico, y a quien acompaan algunas

    otras ms en las mismas penalidades20,

    para que fuera condecorada con una

    orden de mrito.

    El 13 de agosto, Antonio Berruti respondi

    a Belgrano, comunicndole la resolucin

    del Director del Estado:

    34. Manuel Belgrano. 1944. Foto del leo de Pablo Ducros Hickens.

    35. Juana Azurduy. leo annimo. 36. Cabeza de Manuel Padilla en una estaca.

    Acuarela de Guillermo Roux. 2008 37. Juana rescata los restos de su esposo de manos de

    los realistas. Acuarela de Guillermo Roux. 2008 38. Juana Azurduy y Manuel Padilla en una

    recreacin idealizada annima.

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 44

    Debido al varonil esfuerzo y bizarra de la

    Amazona Doa Juana Azurduy. El Gobierno, en

    justa recompensa de los

    heroicos sacrificios con

    que esta virtuosa

    americana se presta a las

    rudas fatigas de la guerra

    en obsequio de la libertad

    de la Patria, ha tenido a

    bien decorarla con el

    despacho de Teniente

    Coronel que acompao,

    para que pasndolo a

    manos

    de la interesada, le

    signifique la gratitud y

    consideracin que han

    merecido al gobierno sus

    servicios, igualmente que a los dems

    compatriotas que la acompaan.21

    La condecoracin le fue comunicada a la

    guerrillera a travs de una epstola

    remitida por Belgrano el 23 de

    octubre de 1816 desde

    Tucumn; un honor que le haba

    sido otorgado por las acciones

    heroicas, nada comunes a su

    sexo, con que ha probado su

    adhesin a la santa causa que

    defendemos. Belgrano se

    despeda de ella, diciendo doy a

    Ud. por mi parte los plcemes

    ms sinceros, y espero que

    sern un nuevo estmulo para

    que redoblando sus esfuerzos,

    sirva usted de un modelo

    enrgico a cuantos militan bajo

    los estandartes de la nacin.

    Dios guarde a usted muchos aos.22

    35

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 45

    En la misma fecha, Belgrano distingui tambin a

    Manuel Padilla:

    Incluyo a Ud. el despacho de Coronel de Milicias

    Nacionales a que le considero acreedor por los

    loables servicios que se me ha instituido est

    ejerciendo en esos destinos de libertarlos del yugo

    espaol lo que ya ha jurado nuestro Soberano

    Congreso, resuelto a sostenerlo con cuantos arbitrios

    quepan en los altos alcances de su elevada

    austeridad () Ponindose Ud. y toda su gente bajo

    la augusta proteccin de mi generala que lo ser

    tambin de Ud., Nuestra Seora de la Mercedes, no

    tema Ud. riesgos en los lances acordados con

    prudencia23

    Sin embargo, este despacho y la recomendacin

    eran hechos por el general al caudillo sin conocer los

    tristes acontecimientos del mes anterior.

    En septiembre de 1816, la guerrilla de Padilla vio la

    derrota parcial en la Batalla de La Laguna. Las

    columnas patriotas se dispersaron.

    El jefe acord como punto de reunin la

    localidad del Villar. All, lo estaba esperando

    Juana con un puado de combatientes. Al da

    siguiente, en ese lugar, fueron alcanzados por una fraccin realista. La Batalla del Villar se

    trat de un enfrentamiento salvaje y de una

    persecucin encarnizada. Despus de la

    brutal pelea, los monrquicos tomaron la

    trinchera. Juana -herida por dos proyectiles-,

    Manuel, una amazona y el padre franciscano

    Fray Mariano Surez Polanco emprendieron la

    fuga. El coronel Francisco J. Aguilera y

    algunos de sus oficiales, iban tras ellos. La

    guerrillera, en la retaguardia, estaba prxima

    a ser tomada cautiva. Su esposo retrocedi y se interpuso, matando a los oficiales que la

    amenazaban. Gracias a su intervencin,

    Juana pudo ganar terreno y salvarse, pero el

    caudillo fue alcanzado por una bala que

    descarg Aguilera. Manuel muri en el acto.

    Cay desplomado de su caballo.

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 46

    37 36

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 47

    El coronel realista se abalanz sobre su cuerpo. Pidi la absolucin al cura presente, tom su sable y lo degoll. Lo mismo hizo con la mujer que acompaaba a su esposa, creyendo errneamente que era ella. Los muertos del campo de batalla en las dos jornadas no pasaron de 60, pero los exterminados en la persecucin y en las matanzas subsiguientes, alcanzaron a 700 () Los espaoles mandaron batir medallas en conmemoracin de estas jornadas.24 Una vez ms, Juana, la tragedia y la muerte; esta vez, la de su querido esposo. Una vez ms, Juana no se rindi, continu luchando. La cabeza de Padilla juntamente con la de la amazona, fueron exhibidas en unas piquetas en la plaza del pueblo de La Laguna, para escarmiento y temor de los insurrectos; al pie de ellos, el sanguinario coronel hizo matar a setenta y siete prisioneros a palos, pedradas y bayonetazos. Cuatro meses despus de la muerte de Manuel, la guerrillera reuni a un grupo compuesto por algunos de sus Leales y Amazonas y otros indgenas que se les sumaron en el trayecto a La Laguna. Era la

    hora de la venganza. Llegados al pueblo, la iracunda Juana comenz a disparar a mansalva, masacrando a todo realista que se le interpuso en el camino entre ella y los restos de Manuel, a los que pretenda rescatar. De este modo, rob la cabeza de su amado, convertida ya en puro hueso.

    Finalmente, la llev a la iglesia para que se le rindieran los merecidos honores fnebres. Ahora, Manuel descansaba en paz. El pueblo de la Laguna, donde la cabeza de Padilla fue puesta por escarnio en una pica, lleva hoy su nombre ilustrado por sus hazaas y su martirio25 Con este episodio, conclua una pica historia de amor, pero continuaba la historia de una lucha. Segn algunas versiones, Juana no us nunca ms su chaqueta roja, sino que comenz a vestir de negro, en parte para no ser reconocida, en parte como signo de su duelo.

    38

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 48

    5. La marcha por el azaroso camino de la emancipacin

    Despus del fatal contraste en que perd mi marido,

    y qued sin los elementos precisos, para continuar la

    guerra, renunci los indultos y las generosas

    invitaciones con que se empe con atraerme el

    enemigo. Abandon mi domicilio y me expuse a

    buscar mi sepulcro en un pas desconocido para no

    ser testigo de la humillacin de mi Patria, ya que mis

    esfuerzos no podan concurrir a salvarla. En este

    estado he pasado como ocho aos, y los ms de los

    das, quiz sin otro alimento, que la esperanza de

    restituirme a mi Pas.

    Juana Azurduy26

    Tras el fallecimiento de Padilla, la causa rebelde

    enfrent grandes dificultades. Por un lado, este

    hecho fue determinante para el avance militar de los

    realistas en el territorio altoperuano. Con su muerte

    se desvaneca uno de los focos ms importantes de

    la resistencia patriota. Por el otro, al

    desaparecer el jefe, sobrevinieron

    conflictos internos dentro de la tropa. La

    misma se dividi en dos fracciones

    lideradas por distintos caudillos, quienes

    de ninguna manera gozaban del mismo

    grado de autoridad de la que haban

    estado investidos, hasta no haca mucho

    tiempo, Juana y Manuel. A las divisiones y

    al faccionalismo interno, le sucedi la

    desorganizacin de la guerrilla.

    Ante esta situacin, Juana contact al

    general Martn Miguel de Gemes y le

    solicit que enviase en lugar del finado

    un Jefe de integridad, amor, celo y

    honradez27, con el objeto de

    restablecer, a partir de un nuevo mando,

    la Republiqueta de la Laguna.

    No se sabe con exactitud si Gemes y los

    esposos Padilla haban tenido la chance de

    conocerse en persona previamente.

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 49

    Sin embargo,

    la fama del

    primero se

    encontraba

    bastante

    extendida en

    el Alto Per y,

    efectivamente, Manuel lo tena en muy alta estima.

    Desde 1814, este general y gobernador salteo,

    haba estado al frente de un conjunto de milicias

    irregulares compuestas por gauchos pobres e indios,

    utilizando tcticas muy similares a las empleadas por

    las guerrillas altoperuanas. La guerra gaucha o de

    recursos tuvo un rol estratgico fundamental en las

    luchas por la independencia, ya que la heroica

    resistencia llevada adelante en la frontera entre

    Salta y Jujuy, logr desgastar y contener el avance

    de los ejrcitos espaoles desde Lima y el Alto Per

    hacia el Ro de la Plata.

    El caudillo salteo envi el auxilio solicitado

    por Juana, formado por un grupo de

    hombres de su confianza, entre los que se

    encontraba el teniente Melchor Daza.

    Imposibilitada de resolver los problemas

    que atravesaba la guerrilla de La Laguna,

    probablemente todava abatida por la

    reciente muerte de Manuel, Juana decidi

    continuar con su lucha en otras latitudes.

    Asimismo, el contexto no era para nada

    auspicioso: hacia 1817 las fuerzas

    rebeldes del norte y del oeste haban sido

    literalmente diezmadas y sus caudillos

    vctimas de la represin realista.

    39. General Martn Miguel de Gemes. Acuarela de Guillermo Roux. 2008 40. Martn Miguel Juan de la Mata Gemes.

    Carbonilla Eduardo Schiaffino, 1902 41. Vista de la ciudad de Salta. Acuarela de Besnes e Irigoyen. 1851 42. La muerte de Gemes. leo de Antonio Alice. 1910. Legislatura de la ciudad de Salta

    39

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 50

    De esa forma, la reaccin monrquica qued casi

    duea del Alto Per.

    Melchor Daza, acompa a Juana hacia la villa de Tarija, dominio del caudillo Francisco de Uriondo, cuyas tropas actuaban en estrecha colaboracin con las de Gemes. All, permaneci temporalmente bajo su proteccin y comando militar. A principios de 1818 fue escoltada nuevamente por Melchor Daza, esta vez, a la provincia de Salta. Los destinos de Martn Miguel de Gemes y de Juana Azurduy de Padilla estaban unidos por todo aquello que posean en comn Su origen social distinguido, del que abjuraron por la lucha emprendida. Su ferviente conviccin patriota y sus ansias de libertad. Su espritu aguerrido. Su trayectoria y su forma particular de lucha contra los realistas. Su oposicin al centralismo porteo (representado por la figura un enemigo compartido, el general Rondeau). Sus preocupaciones sociales y su vinculacin estrecha con los grupos ms vulnerados de los territorios en donde actuaron: los mestizos, los indios, los gauchos, en fin, la plebe. 40

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 51

    Por tal motivo, Gemes le dio refugio a Juana en su

    propia casa junto a su familia y la incorpor a su

    ejrcito de gauchos de lnea, Los Infernales,

    asignndole en l tareas de responsabilidad y de

    mando en el campo de batalla.

    En el ejrcito salteo permaneci mucho tiempo

    muy estimada y respetada por los gauchos, que

    asombrados la vean manejar un caballo con el

    mismo aplomo y destreza que ellos.28

    Juana acompa la lucha del caudillo salteo hasta

    1821. Durante ese ao, Salta fue invadida y ocupada

    por un poderoso ejrcito realista, al mando del

    general Juan Ramrez Orozco. Gemes, asediado en

    su propia casa al salir en la oscuridad de la noche,

    fue sorprendido y herido por un disparo enemigo.

    Muri desangrado, varios das despus, el 17 de junio

    de 1821. Toda Salta llor al Tatita de los Gauchos.

    A raz de lo anterior, Juana abandon la actividad

    militar. Se tienen noticias de ella recin en abril de

    1825, cuando se dirigi a la Junta Provincial de Salta

    para concitar la compasin de Vuestra

    Honorabilidad y llamar vuestra atencin

    sobre mi deplorable y lastimera suerte

    En la carta, recorra su participacin en la

    revolucin y describa su situacin

    presente: desnuda de todo arbitrio, sin

    relaciones ni influjo, en esta ciudad, no

    hallo medio alguno de proporcionarme los

    tiles y viticos precisos para restituirme

    a mi casa.29 Juana quera volver a su

    tierra natal, slo que, habiendo sido

    confiscadas sus propiedades y hallndose

    en la extrema pobreza, no poda hacerlo

    sin la ayuda econmica del gobierno de

    Salta. Este, reconociendo la trayectoria de

    la pareja guerrillera resolvi entregarle a

    tal fin cuatro mulas de las mejores que

    hayan pertenecientes al Estado () [y] la

    cantidad de cincuenta pesos para ayuda

    de los gastos de su marcha.30

    41

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    42

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 53

    6. Sin pena ni gloria

    El retorno de Juana a Chuquisaca en 1825 coincidi

    con aquello por lo que ella y su marido haban

    luchado desde 1809: la independencia de los

    espaoles. Sin embargo, las divergencias y el

    abandono del Alto Per por parte de Buenos Aires,

    llevaron a la separacin de ambas regiones y a que

    sus respectivas emancipaciones dieran nacimiento a

    dos pases diferentes: Argentina, por un lado y

    Bolivia, por el otro.

    Se truncaba as el sueo boliviariano de la

    Patria Grande Americana. El mariscal

    Antonio Jos de Sucre, Gran Mariscal del

    Per y primer presidente de la Repblica

    de Bolivia, nombr de esa manera al pas,

    conmemorando a quien fuera otro

    importante personaje de las luchas por la

    independencia americana y su libertador:

    el general Simn Bolvar. Sin embargo, el

    propio Bolvar, luego del encuentro con la

    seora Azurduy de Padilla en 1825, seal

    a Sucre que este pas no debera

    llamarse Bolivia en mi homenaje, sino

    Padilla o Azurduy, porque son ellos los que

    lo hicieron libre.32

    43. La Plaza de Sucre, antigua ciudad de Chuquisaca. Litografa de Alcide DOrbigny. c. 1830

    44. Mariscal Antonio Jos de Sucre. leo Annimo. 1895 45. Simn Bolvar. leo de Ricardo Acevedo Bernal 46. Manuela Senz. leo de Francisco Burzi. 2005

    43

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 54

    44 45

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 55

    En esa ocasin, Bolvar, acompaado de Sucre, el

    caudillo Lanza y el Estado Mayor del Ejrcito

    Colombiano visitaron a Juana en la miserable choza

    que habitaba para reconocerle sus sacrificios por

    la libertad y la independencia.33 Bolvar le expres

    su profunda admiracin y su reconocimiento

    ascendindola a Coronela -el primer ascenso que

    firmaba en Bolivia- y otorgndole una pensin

    vitalicia mensual de sesenta pesos. Despus, a

    pedido de ella, Sucre la aument a cien pesos.

    Manuela Senz, prcer quitea en la gesta

    emancipadora y tambin honrada con el grado de

    Coronela, en una carta dirigida a ella, relataba las

    impresiones de Bolvar -su compaero sentimental-

    durante aquella visita, as como las suyas propias

    respecto de la destinataria: una vida como la suya

    me produce el mayor de los respetos y mueven mi

    sentimiento para pedirle pueda recibirme cuando

    usted disponga, para conversar y expresarle la

    admiracin que me nace por su conducta; debe

    sentirse orgullosa de ver convertida en

    realidad la razn de sus sacrificios y recibir

    los honores que ellos le han ganado.

    Tngame, por favor, como su amiga leal.34

    46

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 56

    Juana tuvo algunos reconocimientos en vida: el de

    Belgrano primero, y ahora los de Bolvar y de Senz. Sin

    embargo, su tierra natal no la recibi con los honores que tan grande y digna luchadora mereca.

    Sus ltimas cuatro dcadas, las vivi en la extrema

    pobreza. Pese a los reclamos que realiz al gobierno

    boliviano para que le fueran restituidas la casa que habit

    en Chuquisaca y las haciendas expropiadas por los

    espaoles, slo consigui la devolucin de la hacienda de

    Cullco -malvendida tiempo despus, para pagar la dote

    del casamiento de su hija Luisa-. Por otro lado, despus

    de la deposicin de Sucre como presidente de Bolivia en

    1828 y los vaivenes polticos posteriores, la pensin a su

    mrito otorgada por Bolvar le fue suprimida. El Cielo, que seala ya el trmino de los tiranos,

    mediante la invencible espada de V.E., quiso regresase a mi casa, donde he encontrado disipados mis

    intereses y agotados todos los medios que pudieran proporcionar mi subsistencia; en fin rodeada de una numerosa familia y de una tierna hija que no tiene

    ms patrimonio que lgrimas. Juana Azurduy31

    47. Juana Azurduy de Padilla. leo annimo. Saln de Espejos de la Alcalda de Padilla, ex La Laguna

    48. Juana Azurudy en sus ltimos aos. Acuarela de Guillermo Roux. 2008

    49. Casa donde falleci Juana. Fotografa en J.M. Urquidi

    47

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 57

    Al mismo tiempo, en la Bolivia independiente, la

    soledad fue su ms fiel compaera. Comparti

    algunos aos con su nica hija, Luisa. En 1839, se

    cas y se fue a vivir lejos. Juana qued sola. En

    1850, tras separarse, volvi a vivir con ella. La

    relacin entre ellas siempre fue distante, a causa del

    abandono que sufri cuando nia.

    Se sabe que madre e hija habitaron una humilde

    casa compartida por varias familias, el Tambo de

    Curipata -un local donde antiguamente viajeros y

    trajinantes pernoctaban, localizado en la Calle (hoy)

    de los Bancos, en el barrio de Chuquisaca que

    llevaba ese nombre-. All, adems de su hija, la otra

    compaa de Juana fue un nio llamado Indalecio

    Sandi. El pequeo era pariente de su hermana

    Rosala; por ser hijo bastardo, nadie en la familia lo

    quera. Ella lo acogi y lo tom bajo su cuidado.

    Juana tena pocas posesiones en su cuarto. Su tesoro

    ms preciado era un cofre, que contena documentos

    de gran valor: las notas oficiales de los combates

    que junto a su marido haba librado en el pasado.

    Estos ltimos aos, los pas sumida en el

    anonimato y en el silencio. La anciana no

    responda las preguntas que los curiosos

    nios le hacan acerca de su participacin

    en los combates por la independencia.

    Cuando finalmente se dispona a hacerlo,

    daba por cerrado el asunto: Guay, que

    al fin rajaron la tierra aquellos chapetones

    (espaoles) malditos! Rajaron la tierra

    Eso s que es escapar llevando el terreno y

    la velocidad del rayo. Pero todo eso es ya

    historia antigua.35

    La pobreza, la soledad, e l

    anonimato, e l silencio Un destino

    ingrato, poco apropiado, desatinado,

    que no haca justicia a la trayectoria

    de la valiente luchadora. Del mismo

    modo, fue su muerte.

    El 25 de mayo de 1862, a la edad de 82

    aos, falleci Juana Azurduy de Padilla en

    la pequea habitacin que ocupaba. 48

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 58

    Estaba con ella el pequeo Indalecio. En verdad,

    era una sobreviviente: fue la ltima, de entre

    todos los guerreros de Amrica del Sur, en

    permanecer con vida. Como muchos de ellos,

    muri en el ms triste de los olvidos.

    Aquel da su protegido reclam a las autoridades

    municipales que se le realizara un homenaje

    fnebre, que fuera sepultada con los honores que le

    correspondan a esa mujer heroica. Se negaron.

    Adujeron que las fuerzas militares estaban

    ocupadas conmemorando un nuevo aniversario

    de la revolucin de Chuquisaca de 1809. As, un

    pequeo cortejo fnebre, formado por Indalecio

    y sus vecinos, cargaron el atad y acompaaron

    los restos mortales de Juana hasta el

    Cementerio General de esa ciudad. Los mismos

    fueron sepultados, sin pena ni gloria, en una

    fosa comn.36 Slo la Gaceta El Liberal, del 28

    de mayo de 1862, anunci en un pequeo

    recuadro su partida.

    49

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 59

    7. Una ilustre desconocida

    Luego de un largo e injusto olvido, se transform en

    el smbolo de libertad de los pueblos, de aquellos

    pueblos que hoy, unidos, levantan la bandera de una

    nueva revolucin en paz, a fin de lograr ser la

    anhelada Nacin, la original, la autntica y poder

    vivir en definitiva Libertad.

    Jos Bilbao Richter 37

    Muchos aos despus de fallecida, la figura de Juana

    fue rescatada de las penumbras. Eran tiempos

    nuevos. Tiempos de cambio. Tiempos de repensar la

    nacin, sus prceres, su historia.

    De este modo, en 1962, a cien aos despus de su

    muerte, los restos de la combatiente fueron

    exhumados y trasladados a la Casa de la Libertad,

    en Sucre -lugar donde en 1825 se haba firmado el

    acta de Independencia de Bolivia-. Asimismo, el

    presidente del gobierno revolucionario Vctor Paz

    Estenssoro aprovech el aniversario para conferirle

    por decreto supremo el ttulo de Herona

    Nacional y el grado de General de las

    Fuerzas Armadas de la Nacin. En el

    texto del decreto la valerosa y

    legendaria guerrillera americana es

    reivindicada en cuanto ejemplo insigne

    legado a la posteridad y como un

    smbolo del indomable espritu de

    sacrificio de la mujer boliviana.38

    Durante los ltimos aos, la guerrillera

    recibi otros ascensos militares y

    reconocimientos pstumos.

    En agosto de 2009, durante el gobierno

    argentino de Cristina Fernndez de

    Kirchner la promovi a Generala

    mediante el decreto 892/09. En sus

    considerandos, recorre la sacrificada

    historia de vida y de lucha de Juana

    Azurduy de Padilla y establece que:

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 60

    50

    51

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 61

    en atencin a todo ello,

    resulta necesario saldar la

    deuda histrica de

    agradecimiento que el

    Estado Nacional tiene con

    la memoria de la Teniente

    Coronela Da. Juana Azurduy de Padilla, guerrera

    heroica e indoblegable de la independencia, por su

    destacadsima actuacin en las filas de nuestras

    fuerzas libertarias.39

    Durante una visita de la presidenta argentina a su

    par boliviano, Evo Morales, en marzo de 2010, y con

    el fin de profundizar las relaciones bilaterales y

    econmicas entre ambos pases, se instituy al 12 de

    julio como el Da de la Confraternidad Boliviano-

    Argentina, recordando la fecha de nacimiento de la

    guerrillera, que desarroll su lucha en los territorios

    de sendas naciones.

    Durante esa

    ocasin, la primera

    mandataria de la

    Repblica Argentina

    evoc la figura de

    Juana Azurduy y

    entreg al presidente Morales el sable

    corvo, rplica del que perteneciera al

    General Jos de San Martn, que

    correspondiera al Grado de Generala del

    Ejrcito Nacional Argentino, post-mortem.

    50. Casa de la Libertad en la ciudad de Sucre. c.2012 51. Urna donde descansan los restos de Juana Azurduy en la Casa de la Libertad. c.2012 52. Rplica del sable de San Martn, regalo de la Repblica Argentina a la Repblica de Bolivia. 2010 53. Charreteras y sable de Mariscala del Estado de la

    Repblica Plurinacional de Bolivia. 2011 54. Monumento a Juana Azurduy en Sucre.

    52

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 62

    En 2011, la Asamblea

    Legislativa Plurinacional

    de Bolivia decidi conferir

    el Grado de Mariscal del

    Estado Plurinacional de

    Bolivia a doa Juana Azurduy de Padilla por su valor

    demostrado en las batallas ganadas en el proceso de la

    independencia de Bolivia.40

    Juana se converta as en la primera mujer boliviana

    ascendida al mximo Grado Militar en la categora de

    oficiales de su pas.

    Continuando con esta tendencia, recientemente, el

    gobierno boliviano don ms de un milln de dlares al

    Estado argentino, destinados a la construccin de un

    monumento que rinde homenaje a la herona. La

    estatua le fue encargada al escultor argentino Andrs

    Zerneri. Ser de bronce, tendr 9,5 metros de altura y

    mostrar a Juana en combate, sosteniendo una espada

    con la mano izquierda y protegiendo a sus cinco hijos

    con el otro brazo, junto a sus fieles seguidores: los

    indgenas del altiplano y los gauchos salteos.

    53

    54

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 63

    En un gesto cargado de significacin

    simblica, la misma sera emplazada el 12

    de octubre de 2015 en la Plaza Coln -

    ubicada detrs de la Casa Rosada-, para lo

    cual fue desmontado el polmico

    monumento a Cristbal Coln que ser

    trasladado a la Costanera norte, frente al

    Aeroparque, en la Ciudad de Buenos Aires.

    Juana, de este modo, conquista una fecha

    en el calendario oficial y un lugar central

    en el entramado geogrfico de la capital

    argentina. Una importancia acorde a la

    que le atencin que le ha sido dada

    ltimamente a su figura, que forma parte

    de un ejercicio de relectura y

    reinterpretacin del pasado nacional.

    55. Maqueta del futuro monumento dedicado a Juana Azurduy en Buenos Aires, del escultor argentino Andrs Zerneri. Donado por el gobierno boliviano.

    56. Juana Azurduy de Padilla. Dibujo annimo. 57. Juana Azurudy por ION

    55

  • MUSEO ROCA - HISTORIA VISUAL N35 MUJERES DESTACADAS : JUANA AZURDUY DE AMRICA 64

    8. Miradas superpuestas sobre una misma mujer

    Algunas fuentes -contemporneas a Juana o

    posteriores a ella, novelas, biografas o retratos-

    plantean que la excepcionalidad de Juana, como nia

    primero, como mujer despus, tuvo que ver no slo

    con su personalidad y sus capacidades, sino tambin

    con su belleza fsica. Doa Lindaura Anzotegui de

    Campero, quien lleg a conocerla, la describa as:

    de aventajada estatura, las perfectas y acentuadas

    lneas de su rostro recordaban el hermoso tipo de las

    transtiberianas romanas.41 Por su parte, el

    historiador Ren Garca Moreno la caracterizaba a

    partir de su gallarda presencia, rostro hermoso,

    tan valiente como virtuosa.42

    Sin embargo, los anteriores relatos contradicen una

    serie de motivos y representaciones comunes en el

    tratamiento de la figura de la guerrillera.

    Debido al varonil esfuerzo y bizarra de la

    Amazona o su valor y sus conocimientos en

    milicia poco comunes a las personas de su

    sexo De esa manera se refieren Antonio

    Berruti o Manuel Belgrano en sus oficios de la

    dcada de 1820 sobre Juana Azurduy de

    Padilla (vese supra). En las palabras de los

    revolucionarios, aparecen dos motivos

    recurrentes en las descripciones que se

    realizaron sobre Juana, estrechamente

    asociadas a su valiente actuacin guerrera: la

    idea de la amazona y su representacin y

    valoracin a partir de ciertos cnones

    masculinos. En verdad, el trmino de

    amazona era frecuentemente utilizado

    en los discursos pblicos y literarios de la

    poca para referirse a las mujeres que

    participaron en las luchas por la

    independencia, recordando las habilidades

    blicas y ecuestres de aquel pueblo de

    guerreras de la mitologa griega.

  • MUSEO ROCA