Notas sobre historia de las mujeres soto

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LILLY SOTO VÁSQUEZ NOTAS SOBRE HISTORIA DE LAS MUJERES: LA MUJER EN LA HISTORIA. 2000

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LILLY SOTO VÁSQUEZ

NOTAS SOBRE HISTORIA DE LAS MUJERES: LA MUJER EN LA HISTORIA.

2000

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ....................................................................................................... 1

I. La mujer en los estudios históricos. ................................................................. 1

II. Diferentes Corrientes Historiográficas de la Historia de la Mujer. ................... 3

A. Mujeres Notables .......................................................................................... 4

B. Historia Tradicional de la Mujer .................................................................. 4

C. Historia Contributiva .................................................................................... 4

III. Nueva Historia de la Mujer. Relación con la Historia Social. .......................... 5

A. Historia Demográfica: ...................................................................................... 5

B. Nuevos Aportes de la Historia Social: ........................................................... 6

1) Visión antivictimización de la mujer ........................................................... 6

2) La mujer en los movimientos sociales ....................................................... 6

3) Estudio del control de la natalidad, la sexualidad y la salud femeninas. 6

I V. Los nuevos marcos conceptuales: .................................................................. 7

A. El sexo como categoría social .................................................................... 7

B. La cultura de la mujer ................................................................................ 8

C. El feminismo: categoría de análisis histórico. ........................................ 9

V. Conclusiones ..................................................................................................... 11

VI. Bibliografía. ........................................................................................................ 11

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INTRODUCCIÓN

El presente ensayo tiene como objetivo presentar una síntesis de lo que ha

ocurrido en la historia de las mujeres, o del lugar que a través del desarrollo de la

ciencia histórica ha adquirido la mujer; los principales debates sobre el tema así

como las metodologías y los nuevos marcos conceptuales que se han derivado para

la realización del estudio de género.

I. La mujer en los estudios históricos.

La Historia de la Mujer es de creación reciente y aún se encuentra en proceso de

consolidación y legitimación excepto en Estados Unidos, Gran Bretaña e Italia.

Como parte de la ciencia histórica, o como área específica de la Historia fue

impulsada a raíz de la segunda ola del feminismo de los 60, y no sólo ha

reivindicado la experiencia histórica como objeto de investigación, sino que ha

construido un marco conceptual y elaborado los mecanismos apropiados para tal

estudio.

La investigación histórica subordinaba la experiencia histórica de la humanidad al

varón y la historia académica tradicional se limita a tratar a las mujeres destacadas y

aún las corrientes renovadoras de la Historia como la escuela francesa de los

Annales (1929) tarda en abarcar la problemática de la mujer y lo hacen según los

esquemas tradicionales.

Por su parte, la historiografía marxista, a pesar de plantear un enfoque

metodológico de “Historia Total” desde las clases oprimidas, no se ocupa de la

Historia de la Mujer puesto que, en la medida en que considera que las clases

sociales son la fuerza motriz de la historia y que las mujeres forman parte de las

diferentes clases sociales, no la consideran como grupo social diferenciable del

hombre.

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La Historia de la Mujer trata de reconstruir su historia y ampliar nuestros

conocimientos acerca de diversas dimensiones de su propio protagonismo histórico,

a la vez que procura comprender el significado de los sexos, de grupos de género

en el pasado histórico.

Sin embargo tanto la teoría liberal como la marxista se elaboran a partir de

modelos androcéntricos del progreso. La tradición liberal (Mary Wollstonecraft,

Harriet Taylor Mill, John Stuart Mill), interpreta la historia de la mujer mediante

una perspectiva de progreso constante que va desde su esclavitud original hasta su

emancipación, con la concesión del sufragio y la equiparación de sus derechos con

el hombre.

La interpretación marxista clásica considera desventajosa la trayectoria de la

situación de la mujer, ya que ha pasado de una igualdad relativa entre los sexos en

las sociedades primitivas a una mayor explotación bajo el capitalismo y vincula el

fin de la opresión del sexo femenino con la derogación del capitalismo y la abolición

de la propiedad privada de los medios de producción.

Debemos reconocer que el debate fue planteado entre los historiadores en 1946

por la historiadora norteamericana Mary Beard en su obra “Womens as Force in

History” en la que trata de demostrar las numerosas aportaciones de las mujeres

como protagonistas independientes en el proceso histórico y en este sentido

argumenta el papel positivo que desempeñaron a lo largo de la historia. Descarta la

tesis de que la mujer es un apéndice del varón.

Un nuevo aporte en esta línea lo realiza Simone de Beauvoir en 1949, con su obra

“El segundo sexo”. En esta obra Beauvoir alega la tesis de la eterna sujeción

femenina y su impotencia secular. Al vivir en función del otro, la mujer no tiene

proyecto de vida propia, ha actuado siempre al servicio del patriarcado y en

definitiva, constituye el segundo sexo supeditado al sexo sujeto, protagonista activo

y agente de la transformación histórica: el hombre.

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Sin embargo otras autoras cuestionan el “mito” de la eterna sujeción femenina.

Gerda Lerner rechaza la victimización histórica de la mujer en su doble vertiente de

análisis político e histórico. Como historiadora, Lerner se esfuerza en probar

precisamente que la investigación histórica demuestra la iniciativa y positiva

contribución histórica de la mujer y de este modo invalida su sujeción al hombre y su

falta de protagonismo histórico.

Sin embargo, la ausencia de la mujer, la invisibilidad de la mujer en los

estudios históricos no se debe a una conspiración malvada de ciertos

historiadores masculinos, sino al arraigo de la concepción androcéntrica de la

historia.

La Nueva Historia de la Mujer nos obliga a revisar nuestro lenguaje y a ampliar

nuestros campos de investigación histórica para abarcar aquellas áreas donde ha

tenido mayor incidencia la acción de la mujer. Debe revisarse los esquemas

ideológicos patriarcales que han determinado una concepción de la historia de la

humanidad desde la óptica de un sistema de valores masculinos y la elaboración de

una historia que permita abarcar la experiencia colectiva de ambos sexos.

Se trata de plantear un análisis histórico a partir de la Historia Total pero no como

una historia de las estructuras económicas, sociales y políticas planteada por la

Escuela de los Annales, sino como una historia que abarque a la vez las

dimensiones de la esfera privada para establecer una visión integral del conjunto de

la experiencia histórica de la mujer.

II. Diferentes Corrientes Historiográficas de la Historia de la Mujer.

Los orígenes de la Historia de la Mujer se remontan a las biografías de mujeres

virtuosas de Plutarco, su renacimiento y consolidación se sitúa hacia los finales de

los años sesenta.

Fue estimulada por los estudios teóricos de Juliet Mitchell, en 1966 con el trabajo

sobre las cuatro estructuras:

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producción- reproducción- sexualidad y socialización de los niños - que

determinan la situación social de la mujer. Posteriormente se enriquece con los

trabajos de GERDA LERNER,NATALIE ZEMON DAVIES, RENATE

BRIDENTHAL,CARROL SMITH-ROSENBERG, entre otras, y con el conjunto de

aportaciones a la Primera y Segunda Conferencias de Berkshire sobre la Historia de la

Mujer, celebradas en marzo de 1973 y octubre de 1974.

A. Mujeres Notables

La historia académica tradicional ha estudiado a algunas y grandes y

excepcionales figuras femeninas, que se destacan en un rol generalmente

desempeñado por el hombre en el campo de la política, la cultura, la religión y otros

campos.

Se trata de una élite de mujeres poco representativas de la experiencia colectiva

femenina de su época. No plantea el significado de las relaciones y del status de la

mujer ni tampoco intenta comprender su formación y aparición en relación con los

demás de su sexo y clase social.

B. Historia Tradicional de la Mujer

Abarca diversos temas la educación, el sufragio femenino, los movimientos de

control de la natalidad y la literatura femenina.

La crítica a esta historia se centra en la incapacidad para desarrollar una

metodología específica de cara al estudio de la mujer, y por la otra, en el continuo

androcentrismo de estos historiadores/as pioneros.

C. Historia Contributiva

Representa un avance en términos de conceptualización con respecto a la etapa

anterior, puesto que centra el análisis con mayor precisión en la perspectiva de la

mujer. Es decir, el foco central androcéntrico se va desplazando poco a poco hacia

un interés primordial por la experiencia histórica femenina. Se pueden incluir en

esta corriente todos aquellos trabajos que estudian la contribución femenina a

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diferentes movimientos: al movimiento obrero, movimientos de reforma,

neomaltusianos, movimientos nacionales, etc.

La Historia Contributiva se dedica además, al estudio de la lucha por la

consecución de los derechos de la mujer y el sufragio femenino. Ha puesto de

manifiesto las diversas formas de opresión que pesan sobre la mujer y las distintas

formas de reacción femenina frente a esa opresión.

III. Nueva Historia de la Mujer. Relación con la Historia Social.

La Nueva Historia de la Mujer parte de dos vertientes fundamentales: una es el

intento de elaboración de un marco conceptual adecuado vinculado al desarrollo de

la teoría feminista contemporánea; la otra, la elaboración de una metodología nueva

a partir de un estrecho contacto con las corrientes renovadoras de las disciplinas

históricas, en particular, con la Historia Social.

A. Historia Demográfica:

Las técnicas y metodologías desarrolladas por la escuela demográfica francesa de

Lois Henry, y la inglesa, en torno a la figura de Peter Laslett, significaron un gran

avance. Las nuevas técnicas demográficas basadas en la reconstrucción de la

familia se deben a L. Henry. La sistematización de datos cuantitativos, a la Escuela

de Cambridge de Laslett. Ambas permiten el estudio de amplios sectores de la

población, de personas anónimas por medio de fuentes de información, se trate de

censos, registros parroquiales, de propiedad, etc. e incluyen datos importantes

sobre el ciclo de fecundidad femenina, los cambios operados respecto a la

concepción de los hijos ilegítimos, la estructura familiar, entre otros temas.

Si bien la historia demográfica ha estudiado las pautas de la transición

demográfica y la reducción de la tasa de natalidad, no se ha interrogado cuál sería

su significado para la mujer.

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B. Nuevos Aportes de la Historia Social:

La Historia de la mujer ha hecho grandes aportes a la Historia Social. Ha

suscitado nuevas interrogantes y ha obligado a que la Historia Social amplíe sus

perspectivas y elabore una metodología más apropiada.

1) Visión antivictimización de la mujer

Tratan de evitar ver a la mujer como víctima y contribuyen a resaltar su

protagonismo histórico. Las investigaciones de LOUISE TILLY, JOAN SCOTT,

THERESA MCBRIDE, PATRICIA BRANCA, determinan las relaciones entre las

modificaciones en el comportamiento demográfico y las transformaciones y

evolución del capitalismo, vinculando su incidencia con el papel, status social,

situación laboral, social, y familiar de la mujer.

2) La mujer en los movimientos sociales

En estas investigaciones ya no se considera a la mujer como mero apéndice y

elemento accesorio de la historia de estos movimientos, sino como eje central de su

estudio.

3) Estudio del control de la natalidad, la sexualidad y la salud femeninas.

Algunas historiadoras de la mujer han señalado la enorme importancia de la

reproducción en el análisis histórico.

Otras han señalado la posibilidad de elaborar una nueva periodización de la

historia sobre la base de los cambios importantes en la demografía y la práctica de

la sexualidad.

También se analiza la eficaz limitación de nacimientos y el desarrollo de una

política demográfica planificada tanto en el marco de la sociedad en su conjunto

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como desde el punto de vista específico de la mujer. Examinan la incidencia sobre

diferentes aspectos de su situación, como la autonomía personal, sexual, cultural, y

laboral y el desarrollo de sus potenciales opciones y funciones sociales.

La Nueva Historia, con el rechazo al modelo androcéntrico, el emplazamiento de

la mujer en el centro del análisis ha obligado a los historiadores sociales a modificar

los planteamientos iniciales. Ahora, la dinámica de las relaciones sociales y su rol

sexual son dos factores esenciales introducidos en su metodología y marco

conceptual.

I V. Los nuevos marcos conceptuales:

A. El sexo como categoría social

La consolidación del factor género como elemento diferenciador y el sexo como

categoría de análisis social forman parte de una nueva metodología. Para clarificar,

tomemos la afirmación de Joan Kelly Gadol, cuando escribe:

...En suma las mujeres tienen que definirse como mujeres. No somos el

elemento social contrario de una clase ni de una casta ni de una mayoría,

puesto que somos mayoría, pero si lo somos de sexo: el hombre...”.

Es decir, que si incluimos el sexo como categoría social integral en el análisis

histórico, nuestra perspectiva se amplía, porque ya no abarca sólo los cambios

sociales, sino las transformaciones en las relaciones entre los sexos. El enfoque

histórico visto desde la óptica de las relaciones sociales de los sexos nos obliga,

primero, a plantearnos la definición y valoración del status de la mujer y después, a

analizar el significado de los roles sexuales.

El estudio de la evolución del papel sexual, su fluidez o rigidez, su similitud o

diferencia, su rectificación o permanencia, puede explicarnos los mecanismos de

transformación o conservación de las relaciones sociales de los sexos, y los

procesos de transformación social.

De la misma manera, el estudio de los sexos y su empleo como categoría

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analítica da margen para cuestionar el esquema tradicional de periodización de la

historia.

B. La cultura de la mujer

Es en 1975, que Gerda Lerner inició el estudio de la cultura femenina, a la que

define de la manera siguiente:

...Tal cultura incluiría no sólo las ocupaciones separadas, el status, las

experiencias y rituales de las mujeres sino también su conciencia, que

internalice las asunciones patriarcales. En algunos casos, incluiría las

tensiones creadas en esa cultura entre los presupuestos patriarcales

normativos y los esfuerzos de las mujeres para obtener su autonomía y

emancipación...”.

Una de las pioneras en el estudio de la cultura es Nancy Cott, cuyos trabajos

fueron instrumentales en la formulación de un concepto de cultura femenina y

estuvieron basados en el análisis que hizo de la esfera privada de New England,

entre 1780 y 1835.

Sin embargo para Nancy Cott se trata de una subcultura, punto de vista

compartido hoy por otros autores que sostienen el concepto de subordinación

respecto de la cultura dominante.

Por otra parte, Kelly -Gadol afirma que las mujeres viven una dualidad: participan

de la cultura de la mujer y a la vez coparticipan de la cultura general dominante en la

sociedad. De esta forma, su experiencia social emerge de su condición específica y

de su inclusión en una sociedad concreta. Por tanto, la cultura de la mujer, en tanto

reflejo de esta experiencia específica, no puede constituir una subcultura.

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Otros/as investigadores afirman que tanto la noción de “feminismo doméstico”

como la definición de cultura de la mujer, entendida como la esfera privada y el culto

a la femineidad, han suscitado duras críticas, las que se desarrollan en dos

sentidos:

1. En primer lugar: suscitan el rechazo total del concepto cultura de la mujer y

formulan nuevas vías de investigación. Ej: Ellen Du Bois quien preconiza la historia

política de la mujer.

2. En segundo lugar: se aboga por una definición al destacar la importancia de

esta interpretación entendida como eje del marco conceptual de la historiografía de

la mujer. Ej: Lerner y Smith-Rosenberg.

El debate entre estos dos enfoques de la historia de la mujer aún no concluye.

Podrían ser complementarios, sería más fructífero un planteamiento de la historia de

la mujer que intentara elaborar una síntesis para incluir la dimensión política y la

cultura de la mujer.

C. El feminismo: categoría de análisis histórico.

El feminismo sigue siendo uno de los aspectos importantes tratados por las

historiadoras de la mujer. Temma Kaplan afirma que el feminismo se manifiesta en

dos vertientes: la primera, incluye organizaciones feministas e ideológicas que

promueven una mejora en la situación de la mujer y la segunda, que parte de la

actividad colectiva de las mujeres para promover una mejora en la condición

humana, pero que puede incluir objetivos feministas.

Sin embargo una de las dificultades es la falta de definición del término

Feminismo. Señalamos algunas definiciones habituales:

Una ideología política que rechaza la desigualdad entre los sexos y aboga por

una equiparación de los derechos políticos del hombre y la mujer.

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El reconocimiento de que la mujer forma un grupo social diferenciable

respecto del hombre y que tiene formas de vida, pautas de conducta y

funciones sociales más restringidas que las del varón.

El proceso de toma de conciencia sobre la existencia de diferencias sociales

entre los sexos y las correspondientes restricciones legislativas, sociales,

laborales, políticas y culturales que sufre la mujer en cuanto grupo.

Las reivindicaciones de las mujeres que abogan por el fin de su subordinación

social.

La aceptación del hecho de que la mujer debe luchar por sí misma para lograr

la solución de sus problemas.

Un movimiento organizado para lograr los derechos y reivindicaciones de la

mujer.

Por su parte, Hilda Smith propone una definición más amplia de feminismo que

permita aplicarlo a cualquier época histórica y lo define” como un sistema de

pensamiento elaborado para explicar las relaciones entre hombres y mujeres” y

argumenta que” primero hay que considerar el feminismo como una ideología en

torno a la determinación de la existencia de la persona con respecto a su sexo”. Es,

a partir de esta definición que se puede proceder al análisis de las diferentes

manifestaciones y aspiraciones feministas a lo largo de la historia.

Lerner rechaza el término feminismo por su falta de precisión y en su lugar

propone dos términos respecto del estudio de los movimientos feministas de los

siglos XIX y XX: movimiento en pro de los derechos de la mujer y movimiento de

emancipación de la mujer.

El movimiento pro-derechos de la mujer en tanto la equiparación de la mujer con

el hombre y constituye para Lerner, un movimiento reformista.

El movimiento por la emancipación de la mujer tendría otra connotación: la libertad

de la mujer respecto a las restricciones impuestas en los niveles biológico y social;

la autodeterminación de la mujer; la independencia económica y la posibilidad de

elegir su propio modo de vida.

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Ambos términos son aplicables al movimiento feminista contemporáneo y

permiten distinguir entre las que aceptan el sistema una vez establecida la

equiparación de la mujer con el hombre y las que, en cambio, abogan por la

transformación revolucionaria de la sociedad.

V. Conclusiones

1. La Historia de la Mujer trata de reconstruir su historia y ampliar nuestros

conocimientos acerca de diversas dimensiones de su propio protagonismo

histórico, a la vez que procura comprender el significado de los sexos, de

grupos de género en el pasado histórico.

2. La Nueva Historia de la Mujer nos obliga a revisar nuestro lenguaje y a ampliar

nuestros campos de investigación histórica para abarcar aquellas áreas donde

ha tenido mayor incidencia la acción de la mujer. Debe revisarse los esquemas

ideológicos patriarcales que han determinado una concepción de la historia de

la humanidad desde la óptica de un sistema de valores masculinos y la

elaboración de una historia que permita abarcar la experiencia colectiva de

ambos sexos.

3. Se trata de plantear un análisis histórico a partir de la Historia Total pero no

como una historia de las estructuras económicas, sociales y políticas planteada por

la Escuela de los Annales, sino como una historia que abarque a la vez las

dimensiones de la esfera privada para establecer una visión integral del conjunto de

la experiencia histórica de la mujer.

VI. Bibliografía.

Bebel,A. La mujer y el socialismo. Akal, Madrid, 1977.

Cardoso C.F.S. y Pérez Brignoli. Los métodos de la Historia. Crítica-Grijalbo,

Barcelona.1977.pp.59-72.

12

Chesneau, J.?Hacemos tabla rasa del pasado? A propósito de la Historia y los

Historiadores. Siglo XXI, México,1977.

Engels, F. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado.

Fundamentos, Madrid,1970.

Hartman, M.S.;Barner,L. Clio's Consciousness raised. News perspectives on the

History Women. Harper Colophon Books. Nueva York,1974.

Lenin V.I. La emancipación de la mujer. Akal, Madrid,1975.

Lerner Gerda.The Challenge of Women's History. En: The majority finds its past.

Placen women in History. Oxford University Press. Nueva York. 1981. Traducción de

Mary Nash.

Mill, John Stuart y Taylor Harriet.Ensayos sobre la igualdad Sexual. Con un

ensayo introductorio de Alice S. Rossi. Península, Barcelona,1973.

Nash, Mary. Nuevas Dimensiones en la Historia de la Mujer. Escrito basado en

la Ponencia "Desde la invisibilidad a la presencia de la mujer en la Historia: Corrientes

historiográficas y marcos conceptuales de la nueva historia de la mujer" presentada a

las Primeras Jornadas de Investigación Interdisciplinaria sobre la Mujer. Universidad

Autónoma de Madrid, abril de 1981.

Schaff, Adam. Historia y Verdad.Ensayo sobre la objetividad del conocimiento

histórico. Grijalbo, México, 1974.

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Vilar, P. Historia marxista, historia en formación. Anagrama. Barcelona, 1974.