Nuevos escenarios

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NUEVOS ESCENARIOS, NUEVAS IDENTIDADES - -1 -

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NUEVOS ESCENARIOS, NUEVAS IDENTIDADES

Emma Ruggieri

Silvia FernandezMónica Morón

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Las TICs, los procesos de socialización y construcción de las identidades.

Modernidad tardía, segunda modernidad, modernidad reflexiva, sociedad global

del riesgo, sociedad tecnoinformacional, sociedad global de la información,

contramodernidad, sociedad posindustrial, sociedad postradicional, hipermodernidad,

sociedad del conocimiento, era de la información, modernidad líquida, era de la fluidez,

era planetaria, sociedad – red… Muchas son las denominaciones, que distintos

autores han acuñado para nombrar esta época. Cada una de ellas surge de la

focalización en alguna de las características que la identifican. Lo cierto es que

encierra una nueva concepción de los procesos macrosociales, que conlleva una

cosmovisión, ya sea por la información, el conocimiento, la reflexión, la fluidez, la

globalidad o la revolución tecnológica en la que se centre la mirada para el análisis.

La vida cotidiana aparece hoy, como la construcción de una realidad común,

cargada de incertidumbre y nuevos símbolos, signos y significados. Cuando se intenta

comprenderla desde la reflexión, se hace desde las propias subjetividades, como

contemporáneos de los profundos cambios sociales, políticos, culturales, económicos

y educativos suscitados.

Las TICs y su expansión, han generado cambios en los procesos de

socialización y construcción de las identidades. Ha contribuido a ello el intercambio de

los sujetos con las nuevas tecnologías, propias de la tecnocultura imperante. La

presencia masiva de la informática, la telemática y los medios audiovisuales de

comunicación en todos los estratos sociales y económicos, ha proporcionado nuevos

canales de comunicación (redes) e inmensas fuentes de información, potentes

instrumentos para el procesamiento de la misma, nuevos valores y pautas de

comportamiento social, nuevas simbologías, estructuras narrativas, nuevas formas de

organizar la memoria colectiva.

Hoy el mundo es digital, caracterizado por la convergencia en el plano

tecnológico, con la clara posibilidad de que un mismo medio vehiculice textos escritos,

sonidos, imágenes y videos. Un nuevo mundo que ha revolucionado el saber, que ha

dado origen a organizaciones y personas conectadas; que ha modificado los

conceptos de espacio y tiempo; que ha promovido nuevas formas de comunicación.

Este mundo con lleva, una nueva manera de socialización y de construcción de las

identidades individuales y colectivas. Las comunidades ya no son sólo territoriales,

también son virtuales. La brecha generacional que siempre existió relacionada con

edades cronológicas, hoy es cultural. Las sociedades se encuentran transitando

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procesos de deconstrucción y reconstrucción, con otros códigos y valores, que

reconfiguran el sentido de los lazos sociales y la convivencia.

Tecnocultura y ciberespacio.

Esta tecnocultura en la que se desarrollan los sujetos, actualmente, los ubica

fundamentalmente como emisores a través de los blogs, y como consumidores de una

realidad virtual. Las ediciones electrónicas, Internet, los hipertextos, los videojuegos, la

robótica, los celulares, las computadoras móviles, la conectividad, los mail, el chat, los

foros las bibliotecas virtuales, son elementos de uso corriente. Aparece con ellos, una

nueva forma de cultura, la cultura de la pantalla que se superpone a la cultura del

contacto personal y la cultura del libro. Además, junto al entorno físico material con el

que siempre se ha interactuado, ahora el ciberespacio, se constituye en un mundo

paralelo en el que se puede hacer casi todo lo que se hace en el mundo real y

además permite desarrollar nuevas actividades, muchas de ellas enriquecedoras de la

forma de vida (contactar fácilmente con foros telemáticos y personas de todo el

mundo, localización inmediata de cualquier tipo de información, teletrabajo,

teleformación, teleocio...).

Es así que frente a las TICs, podríamos hablar de cuatro mundos en los cuales

impacta este fenómeno: el mundo físico, el mundo social, el mundo personal y el

ciberespacio. Si son pensados en función de la construcción del yo y de las nuevas

identidades, aparece el mundo físico, como el espacio limitado, al cual se accede a

través de los sentidos, y del cual se toma la percepción de la realidad de lo objetal; el

mundo social, con las múltiples percepciones que permiten las fuentes de

comunicación e información de las actuales tecnologías, que diluyen irreversiblemente

los limites culturales; el ciberespacio, como el espacio ilimitado, global, sin distancias,

al cual se accede a través de Internet; y el mundo personal en medio de las tensiones

de su nueva configuración. Como consecuencia de estas interacciones surge en el yo,

en su mundo personal, una dinámica compleja y variable, dada por el cúmulo de

información, que abre posibilidades, que aún no se terminan de visualizar en todos los

campos del hacer humano. Se trata de un yo que no está acondicionado

históricamente para esta exigencia y frente a la cual, la educación se mantiene

expectante y dudosa de hacer una propuesta oportuna que acompañe esta acelerada

mutación humana, con el mayor equilibrio posible. El desafío acuciante es, que esta

situación esta siendo vivida simultáneamente por adultos, jóvenes y niños, y en la

mayoría de los casos son los alumnos quienes tienen ventajas procedimentales para

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afrontarla, aunque con carencias “significantes”, que debería aportar el maestro. Son

los niños y jóvenes, los que incorporan los avances tecnológicos como si siempre

hubieran existido, mientras que para los adultos significa todo un reto de aceptación, y

aprendizaje, venciendo miedos, ansiedades y prejuicios.

Nuevas identidades en las aulas.

Analizar las nuevas identidades y los vínculos de los sujetos con las nuevas

tecnologías permitirá cuestionar la tarea actual y plantear los desafíos de su

integración en el ámbito escolar. Y para ello, es necesario repensar los cuatro mundos

que configuran estas nuevas identidades de alumnos y docentes. La cuestión es cómo

desarrollar ambientes escolares reales y virtuales con alumnos cibernautas y

docentes inmigrantes digitales, contribuyendo a un sustancial aporte para el desarrollo

humano integral.

En primer lugar, habrá que reconocer en las TICs, un recurso importante en

educación como: medio de expresión para la creación; canal multidireccional de

comunicación; instrumento para procesar información; fuente amplia de información;

medio de organización y gestión de las instituciones educativas; apoyo personalizado

y grupal en tutorías; recurso interactivo para el aprendizaje; instrumento que potencia

los procesos cognitivos. Este reconocimiento implica también, una compresión de la

educación, como encuentro político – cultural, que supera el mero proceso de

escolarización, como enuncia Jorge Huergo.

“La educación de hecho ha estado ligada a la escolarización. Sin embargo

necesitamos comprenderla como un proceso que la excede. La educación en un

sentido amplio, es el proceso social de formación de sujetos y subjetividades.

Por formación necesitamos entender ese proceso activo y producto siempre

inacabado, que se debe tanto a la acción como al condicionamiento. Y entre los

condicionamientos de la educación no siempre están los contenidos escolares o

las palabras de los maestros y los padres. También están los productos

mediáticos (los programas televisivos, por ejemplo), las referencias de

diferentes espacios donde los niños y jóvenes interactúan y los referentes

diversos…”

Con este marco y caracterizando a los sujetos que interviene activamente en el

proceso escolar, se encuentran:

Docentes que, en general, han tenido encuentros recientes con las

tecnologías y que asumen distintas posturas que van desde la

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tecnofobia al determinismo tecnológico, debiendo lograr competencias

tecnológicas específicas, como: gestión básica de un sistema

informático, manejo de procesador de textos y bases de datos,

navegación en Internet, manejo de correo electrónico, captura y

tratamiento de imágenes digitales, aplicación de lenguajes hipermedial

y audiovisual, presentaciones multimedias. Para todo ello requerirán

una actualización profesional que les permita integrar las TICs en el

currículo., entendiéndolas desde una perspectiva educativa - cultural,

que permita el desarrollo de habilidades cognitivas, creativas y

comunicativas, de alumnos y docentes. La clave es evitar que se las

considere un problema meramente técnico – instrumental, sino que

desde lo sustancial se centren en el logro de la calidad de vida, a

través del desarrollo humano integral.

Alumnos que encuentran en las TICs, espacios de expresión y

comunicación de ideas, sentimientos y emociones, y que son sus

usuarios, prácticamente, desde sus nacimientos. Dotados de una

“plasticidad neuronal” y de una “elasticidad cultural”, al decir de Jesús

Martín Barbero y Germán Rey.

BIBLIOGRAFÍA

-Huergo, Jorge, Kevin Morawicki (2005), La incorporación de medios y tecnologías en

prácticas educativas. La Plata, Centro de Comunicación y Educación (UNLP).

-Huergo, Jorge y María Belén Fernández (2000), Cultura escolar/cultura mediática.

Intersecciones, Santa Fe de Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional.

-Pere Marquès Graells (2004), METODOLOGÍA DIDÁCTICA Y TIC EN LA

ENSEÑANZA UNIVERSITARIA Facultad de Educación, UAB.

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