Pacto de Curitiba (1976)

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Pacto de Curitiba (1976) 1 - Nosotros, los estudiantes y graduados cristianos de todo Brasil y América Latina, reunidos en Curitiba durante el primer Congreso Misionero organizado por la Universidad Alianza Bíblica de Brasil, hacemos llegar este mensaje, especialmente a los jóvenes que aceptan a Jesucristo como Señor y a todo el pueblo de Dios en tierras latinoamericanas. 2 – Agradecemos a Dios por la visión que se ha hecho posible en este Congreso. Creemos que Dios ha dado origen en las universidades en Brasil y en toda América Latina, a un movimiento arraigado en la Palabra de Dios, consciente de la realidad histórica en que vive y que se caracteriza por el desarrollo de una profunda convicción misionera. Damos gracias a Dios porque creemos que una generación de discípulos que aman a Jesús y que quieren servirle intensamente, sólo puede ser el resultado de su acción en nuestras vidas. 3 – Con humildad agradecemos a Dios por lo que se ha hecho hasta ahora, reconociendo la labor de los que llevaron el Evangelio a las tierras de América Latina y el gran desafío que su herencia evangélica significa para nosotros. 4 - Confesamos que la soberanía de Dios se extiende sobre todas las naciones de la tierra y que El hace la historia. Su propósito tiene una dimensión universal y se ha manifestado a través de una serie de eventos cuya narración e interpretación son el tema de la Biblia, la Palabra de Dios. La fe cristiana tiene, por lo tanto, una base histórica. 5 - Confesamos que Jesucristo es la clave de la historia humana. Todo lo que existe fue creado por medio de Él y para Él: Él es el Alfa y la Omega, el principio y el fin de todas las cosas. Él También es el segundo Adán en el que Dios proveyó el modelo del hombre nuevo y el poder de un estilo de vida caracterizado por la obediencia a Dios, el amor al prójimo y la liberación de la dominación del mundo como un sistema de rebelión contra Dios. 6 - La intención de Dios es que Jesús Cristo, quien por su muerte expiatoria y su resurrección se constituyó nuestro Salvador, sea reconocido como señor de todos los hombres. La iglesia es la comunidad de los creyentes en Jesús y proclaman su soberanía sobre la totalidad de la vida. Como tal, será llamada a ser una manifestación concreta, aunque sea parcial, del Reino de Dios en la historia, tanto en su vida comunitaria como por la

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Documento preparado en ocasión del Primer Congreso Misionero de la ABU en 1976 en la ciudad de Curitiba – PR (Traducción libre hecha por mi en el 2012)

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Pacto de Curitiba (1976)

1 - Nosotros, los estudiantes y graduados cristianos de todo Brasil y América Latina, reunidos en Curitiba durante el primer Congreso Misionero organizado por la Universidad Alianza Bíblica de Brasil, hacemos llegar este mensaje, especialmente a los jóvenes que aceptan a Jesucristo como Señor y a todo el pueblo de Dios en tierras latinoamericanas.

2 – Agradecemos a Dios por la visión que se ha hecho posible en este Congreso. Creemos que Dios ha dado origen en las universidades en Brasil y en toda América Latina, a un movimiento arraigado en la Palabra de Dios, consciente de la realidad histórica en que vive y que se caracteriza por el desarrollo de una profunda convicción misionera. Damos gracias a Dios porque creemos que una generación de discípulos que aman a Jesús y que quieren servirle intensamente, sólo puede ser el resultado de su acción en nuestras vidas.

3 – Con humildad agradecemos a Dios por lo que se ha hecho hasta ahora, reconociendo la labor de los que llevaron el Evangelio a las tierras de América Latina y el gran desafío que su herencia evangélica significa para nosotros.

4 - Confesamos que la soberanía de Dios se extiende sobre todas las naciones de la tierra y que El hace la historia. Su propósito tiene una dimensión universal y se ha manifestado a través de una serie de eventos cuya narración e interpretación son el tema de la Biblia, la Palabra de Dios. La fe cristiana tiene, por lo tanto, una base histórica.

5 - Confesamos que Jesucristo es la clave de la historia humana. Todo lo que existe fue creado por medio de Él y para Él: Él es el Alfa y la Omega, el principio y el fin de todas las cosas. Él También es el segundo Adán en el que Dios proveyó el modelo del hombre nuevo y el poder de un estilo de vida caracterizado por la obediencia a Dios, el amor al prójimo y la liberación de la dominación del mundo como un sistema de rebelión contra Dios.

6 - La intención de Dios es que Jesús Cristo, quien por su muerte expiatoria y su resurrección se constituyó nuestro Salvador, sea reconocido como señor de todos los hombres. La iglesia es la comunidad de los creyentes en Jesús y proclaman su soberanía sobre la totalidad de la vida. Como tal, será llamada a ser una manifestación concreta, aunque sea parcial, del Reino de Dios en la historia, tanto en su vida comunitaria como por la acción de los cristianos en las diversas esferas del pensamiento y de la actuación práctica de los hombres. Como expresión de la Iglesia, nuestro deseo es poner la totalidad de nuestra vida bajo el señorío de Jesucristo y ser partícipe del propósito de Dios en la historia, haciendo discípulos que, sin ser del mundo, vivan en el mundo por el poder del Espíritu Santo.

7 - Confesamos que en el contexto de la Historia de la Salvación, la iglesia tiene su lugar consagrado a Dios para su servicio, siendo enviada al mundo, objeto del amor de Dios, que quiere la Salvación de los hombres. Creemos que la Iglesia se va realizando en el camino, desempeñando la tarea misionera, en dependencia directa con el Señor que la envía, siendo portadora del Reino de Dios.

8 - Reconocemos que la misión no puede ser un ministerio aislado de la vida de la iglesia, siendo que es parte de la propia esencia de esta, ya que "una iglesia es misionera o no es una iglesia"; así que la misión envuelve a cada cristiano en la totalidad de su vida, sustituyendo nuestro sacerdocio universal, por el concepto errado de la exclusividad misionera por parte de un misionero de profesión. Nosotros estamos profundamente preocupados por la falta de esta visión misionera de la Iglesia en el contexto latinoamericano.

9 - El Dios creador, que llama a los hombres a la salvación, llama a cada hombre a cumplir con su labor misionera a través del ejercicio de su vocación específica. Así, lo particular se da en función de lo universal. Por tanto, es importante que busquemos nuestro lugar exacto, de parte

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de Dios, despojándose de nuestros deseos particulares e individualistas, asumiendo el camino del servicio, buscando la excelencia y la eficacia, la voluntad de sacrificarse con el fin de que la voluntad de Dios se cumple en el hombre y que tenga vida abundante dentro de las limitaciones de la edad presente.

10 - Reconocemos haber pasado por épocas en que el cristianismo se confundía con la cultura y que podía depender del apoyo de la cultura y podría depender del apoyo de las instituciones sociales para el desempeño de sus funciones. La "sociedad cristiana" ha llegado a su fin. Vivimos en medio de una sociedad secularizada, sujeta a rápidas transformaciones impulsadas por el desarrollo tecnológico, la urbanización, la planificación de vida y otros factores que conducen al hombre a una trágica pérdida de su identidad personal. Notamos que hay un resurgimiento de las religiones no-cristianas y que la religión se utiliza como una ideología y la ideología como una religión.

11 - Creemos que tenemos que encarar estos desafíos que nos propone el mundo contemporáneo, para lo cual tenemos que reconocer que Dios no está limitado por estructuras obsoletas y no puede ser limitado a nuestros templos. Él nos invita a participar de manera creativa en lo que está haciendo en el mundo con un sentido de su llamado y bajo el señorío de Jesucristo.

12 - Reconocemos que Dios nos ha puesto en este momento particular de la Historia, como sus testigos en América Latina. Nuestro continente se caracteriza por un pasado Ibérico común, por un cristianismo apenas nominal, por una dependencia de los sectores sociales y políticos, y por un proceso de transiciones bruscas.

13 - El celo misionero que viene de Dios y manifestar con la compasión de Jesucristo por las multitudes de su tiempo, nos sirve como ejemplo e inspiración para ver también hoy la gran mayoría de nuestro continente como multitudes que sufren, desamparadas, explotadas y desorientadas.

14 - Como en el pasado la llamada de Jesucristo y su misión demanda superar las barreras geográficas, hoy el Señor nos desafía a superar las barreras de la desigualdad, la injusticia y la idolatría ideológica. Estamos llamados a llevar la presencia de Jesucristo proclamando su Evangelio Redentor, sirviendo al mundo y transformándolo por su amor, pacientes con la esperanza de una nueva creación que Él traerá, por la cual gemimos.

15 - Reconocemos como parte de la acción de Dios en el mundo latinoamericano de hoy, el surgimiento de nuevos tipos de acciones misioneras forjadas dentro de los movimientos que conforman la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos. Agradecemos a Dios por los jóvenes profesionales que, después de terminar sus estudios en la universidad, se están integrando en diversas formas de acción misionera en las diferentes iglesias y misiones que actúan en nuestro continente. Creemos que estos son los primeros frutos de algo mucho más grande que Dios quiere hacer en nuestra tierra y en el mundo, y que nos impulsa a través de su Espíritu.

16 - Por todo esto, expresamos nuestro pesar por la falta de una verdadera visión misionera y nos comprometemos a orar al Señor de la misión que envíe obreros a los campos están blancos para la cosecha. Nos comprometemos a llevar el mensaje de este Congreso a cada uno de los muchos y grandes grupos que componen nuestro movimiento estudiantil, y a trabajar para que la misma vocación misionera nos lleve también a penetrar en las todas las áreas de las sociedades latinoamericanas de hoy. También nos comprometemos a orar para que Dios renueve a su Iglesia en medio de nosotros y que toda la inquietud, la creatividad, el dinamismo y la voluntad de cambiar de las nuevas generaciones sean canalizadas por el espíritu de Dios para cumplir su misión y para su gloria.

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17 – A Él nos encomendamos y le pedimos a la juventud y todo el pueblo de Dios que se unan a nuestra oración y a nuestra búsqueda, a fin de que Jesucristo, el Señor, sea exaltado para la gloria de Dios.

Documento preparado en ocasión del Primer Congreso Misionero de la ABU en 1976 en la ciudad de Curitiba – PR

(Traducción libre de Alejandro Pistilli 2012)