Pandilla, Comunidad y Policia.

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REFLEXIONES SOBRE PROCESO DE PAZ EN LOS CANTONES, SAN LAUREANO Y CABAÑAS DE CIUDAD DELGADO. 0.INTRODUCCIÓN 1. LA COMUNIDAD 2. LAS MARAS O PANDILLAS 3. LA POLICÍA NACIONAL CIVIL 4. LA IGLESIA CATÓLICA

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REFLEXIONES SOBRE PROCESO DE PAZ EN LOS CANTONES, SAN LAUREANO Y CABAÑAS DE CIUDAD DELGADO.

0. INTRODUCCIÓN1. LA COMUNIDAD2. LAS MARAS O PANDILLAS3. LA POLICÍA NACIONAL CIVIL4. LA IGLESIA CATÓLICA

CIUDAD DELGADO, MARZO DE 2013.

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INTRODUCCIÓN.

Esta es una reflexión cuyo vehículo es un relato desde las partes o actores que tiene este proceso. Cierto día preguntamos a una vecina anciana que es muy observadora, sobre qué opinaba de este proceso que llevamos en la zona y, ella nos dijo: “De todo este enredo que tienen, gracias a Dios van saliendo cosas buenas y lo mejor, es que ya no hay muertos”.

Esas son las cosas contundentes que nos obligan a ser cada día más acuciosos. Eso nos lleva a asumir la realidad que vivimos con la mayor seriedad y rigurosidad posible. Con todo, ya hemos analizado y escrito sobre nuestra realidad y las interpretaciones que de ella tenemos. Estas son pues, reflexiones sobre nuestro convivir en este contexto en que nos ha tocado estar.

Para una mayor claridad hemos separado a los “actores”, para garantizar la expresión genuina de cada uno de ellos. Aun así, se nota el peso de la “radical versión” de los actores entre sí, siendo parte de este sistema real.

La realidad actual es fruto de un proceso de inspiración auténticamente cristiana. Y como tal, jamás vamos a admitir que la violencia y la muerte son la única solución posible. La conversión, el perdón y la reconciliación son parte indisoluble de este proceso. Es en esta misma realidad en la que se define la autenticidad de la fe, no en las discusiones estériles, sino, en el compromiso concreto por la transformación de la realidad para vivir mejor, como hermanos y hermanas de verdad.

No somos ingenuos, ya que hemos definido con seriedad nuestra realidad. Por eso mismo estamos abordando las cosas desde su raíz. Estamos conscientes de la necesidad de una policía seria y que se dé a respetar. Estamos en un esfuerzo educativo para que nuestra gente tenga la experiencia positiva que implica vivir en el plano de la legalidad, y que vean

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que eso mismo es una tarea para todo el país. No podemos seguir caminando con la lógica de la ley del más fuerte.

Esta reflexión, como toda reflexión es parcial y por tanto abierta. La apertura permanente la marca la realidad misma, por ello, nosotros no hablamos de “modelo” sino de PROCESO; y los procesos no se pueden replicar al pie de la letra; éstos nos refieren a la dinámica misma de las personas dentro de su realidad. Del PROCESO podemos extraer valores, principios y sueños. Los logros pueden ser la motivación para que otros hagan su propio camino: Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Dice el trovador.

En el plano social, es conveniente considerar que las islas no son viables. Nuestra sostenibilidad como zona de paz nos ha llevado a la urgente necesidad de tener presente nuestro entorno. En ese sentido, la TREGUA es para nosotros una oportunidad; oportunidad para encontrarnos con los demás, para salir del anonimato como tantos otros que hacen cosas positivas. La tregua es una urgencia, es un campanazo para que todos y todas digamos presentes por la paz.

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I. LA COMUNIDAD.

La comunidad es un término genérico para representar comunidades, grupos y sectores de una región determinada, que van convergiendo en una serie de objetivos. Esto mismo nos enseña que la realidad es el escenario de la pluralidad en todo sentido.

De esta realidad emergen grupos e individuos que tienen la disposición aunque sea mínima, de afrontar la problemática de la delincuencia y la violencia. Para todo esto, el elemento fundamental y estratégico es la COMUNICACIÓN, que como tal tiene que ser permanente, franca y directa.

Dentro de este mar de tareas, el esfuerzo educativo de quienes dirigen y coordinan, se orienta a presentar estas acciones iniciales como parte de un PROCESO.

El “proceso” es la palabra clave que va orientando a que todo lo que se haga, se haga como contribución al cambio a una realidad mejor para todos y todas. Eso quita también, las tentaciones inmediatistas de todas las personas involucradas. La tentación de las soluciones rápidas queda sin gas. Eso posibilita el comprender con firmeza, que las soluciones reales son parciales y vienen enriquecidas por la participación de las mayorías.

De allí surge la exigencia de que “cada quién haga lo que le corresponde”. Esto mismo traslada RESPONSABILIDAD a todos y todas y fundamentalmente a las familias. RESPONSABILIDAD es también palabra clave y fundamental.

La comunidad aporta un enorme porcentaje de la “verdad real” al interior de la realidad social. De allí que el mapa de la composición social, cultural y delincuencial está allí. De hecho las maras son parte constitutiva de estas redes sociales, que antes que todo son redes familiares, y de amistades y enemistades que corren en la sangre.

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De aquí sale QUIÉN ES QUIÉN. Para bien o para mal. Aquí se ven los verdaderos liderazgos naturales, aquí es en dónde se ve el peso de cada sector e institución.

Acá la gente toma conciencia de que necesita una buena policía, y de aquí la policía debe darse cuenta de que sin la gente es menos que nada. Al menos con esta gente nuestra. Porque hay que tener en claro que cada grupo poblacional tiene su propio carácter y naturaleza.

LA ORGANIZACIÓN.

La organización es otra palabra clave. La organización de la gente pasa por muchas etapas y según el momento del proceso. La organización se plantea para nosotros en tres aspectos:

1. La organización desde sí; que se asienta muchas veces desde los grupos naturales o bien localizados.

2. La organización en función de la alianza estratégica con la PNC.3. La organización formal para la lucha por transformar la realidad social

en la que vivimos.

1. La organización desde sí.

La organización a la vez que un derecho es una necesidad para la gente que vive en un área conflictiva. La organización da fuerza y confianza y más aún, cuando ésta es respaldada por una policía responsable que se hace parte de la comunidad.

Como un ejemplo primero, tenemos que en nuestra zona implementamos “la misa comunitaria”. Estas misas se iban programando allí precisamente en las casas en donde había conflicto, sin que se notase este propósito, ya que también se hacen en casas no tan conflictivas. A nosotros nos ayudó para que la gente se encontrase en medio de algo positivo.

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El sacerdote la hizo en esos momentos de “puente”, visitando algunas familias involucradas en la guerra pandilleril.

Se incrementaron los cultos evangélicos pero no tuvieron la consistencia de la acción católica, por razones que no analizaremos acá, pero que también tuvieron su impacto positivo, además de que la acción policial fue poniendo al descubierto quiénes actuaban mal y quiénes no lo hacían.

El deporte, la cultura, la iglesia, la escuela, el sector vecinal, todos representaron para nosotros, los espacios vitales para encontrarnos con los jóvenes y la gente en general. El deporte y la relación con la escuela fueron los escenarios más dinámicos en el contacto con la juventud. En segundo lugar estuvieron los jóvenes de la iglesia y los grupos organizados ligados a la iglesia católica, pero independientes de ella en su funcionamiento.

Toda esta dinámica fue generando las condiciones para que la población en su conjunto, volviese a tender sus lazos internos de comunicación y también esa línea comunicacional con la policía.

2. La organización en función de la alianza estratégica con la POLICÍA NACIONAL CIVIL.

El tipo de alianza depende fundamentalmente de la policía. Es ésta que tiene que mostrar de que garantiza los pasos de los Primeros y primeras valientes que asumen responsabilidad en nombre de todos. Nuestra experiencia inicial en esto fue negativa y, no tuvimos consecuencias fatales porque también nos habíamos hecho respetar. Pero la PNC nos abandonó producto de la falta de visión y la falta de compromiso institucional. Pero gracias a Dios, esto se corrigió y retomamos la marcha.

La comunidad consiguió una casa para la PNC, la limpió, la acondicionó etc. La casita tiene agua y luz y cero costos para la Institución.

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Se ha equipado con estufa, ventiladores, refrigeradoras etc. Luego esta realidad de Policías viviendo y conviviendo con la gente se multiplicó.

Al ser la comunicación un bien estratégico, se pensó en un teléfono móvil para la policía; un teléfono cuyo Número estaría en manos de todos y todas, incluida la delincuencia.

Así nace nuestro 911 COMUNITARIO y nos atrevemos a decir, qué es más efectivo que el 911 Institucional, ya que el nuestro está nutrido de pueblo, de vivencia, de confianza, de esa esencia de ser una policía que es parte de la comunidad y no una fuerza de ocupación ajena al territorio.

La Comunidad se convierte en corresponsable de la “seguridad pública”, pero no de cualquier seguridad, sino que, de aquella que asume que la Seguridad pasa por la resolución de los problemas socioeconómicos, culturales, educativos, de servicios básicos, de empleo, en otras palabras de inclusión y participación en los beneficios y no sólo en los trabajos.

De ahí que para nosotros lo contrario a la INSEGURIDAD no es la SEGURIDAD, sino, LA CONVIVENCIA Y EL DESARROLLO.

La comunidad ejerce contraloría social de la función policial. Y esto se logra por la unión sólida entre la jefatura y los liderazgos locales. De aquí depende en mucho el visualizar a los buenos policías y a los malos. Aquí se aplica el refrán que dice: La calle da la honra o bien la deshonra. La comunidad multiplica los ojos y oídos de la policía.

Dentro de las alegrías, fiestas y también tristezas al interior de la vida de la comunidad, está presente la policía. En los logros y en las metas no alcanzadas también está presente la policía. No por eficacia en la movilidad, sino, simple y llanamente porque son parte de la comunidad.

3. La organización formal para ir cambiando nuestra realidad de marginación y pobreza.

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Hay un reagruparse para cosas positivas en términos específicos, pero como telón de fondo se percibe y se va sintiendo un reagrupamiento mayor de todos y todas para cambiar la realidad de miedo y muerte que nos está oprimiendo.

Se afianzan los grupos naturales, se formalizan aún más los ya organizados y surgen nuevos grupos y sectores que forman sus ADESCOS para mayor contacto con el gobierno local.

Se implementan talleres para que la gente vaya visualizando alternativas de solución a sus problemas; se potencia la artesanía en bambú que realiza una pareja de esposos, se inicia el montaje de pequeñas crianzas de aves de patio, se dan algunos apoyos puntuales de índole económica, se crea el Fondo Solidario para apoyar con créditos las iniciativas productivas y comerciales de las personas. Se monta un programa de Becas para bachillerato, sabiendo que los jóvenes al terminar su noveno grado, ya sin estudio ni trabajo pasan a estar más de lleno en la pandilla. En concreto, con todo este transmitimos esperanza y ayudamos a ver salidas para la gente.

Este ambiente se ve reforzado con la acción solidaria de la PNC. Los agentes están al tanto de la problemática en su conjunto. Están abocados a la resolución pacífica de los conflictos sin que por ello, dejen de representar la fuerza legal que como policía tienen. Aquí el SERVIR Y PROTEGER asume otra connotación de proporciones inimaginables.

Juntos pues, aterrizamos en la conformación de nuestro Comité para el Desarrollo Humano C.D.H. que viene a ser el espíritu del proceso que vamos empujando entre todos y todas.

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El C.D.H. Está estructurado de la sig. Manera:

Este paso al C.D.H. más los apoyos solidarios van encaminados a hacer sostenible este proceso.

La INVERSIÓN económica y la DIRECCIÓN CLARA Y AMPLIA DEL PROCESO nos pueden llevar a decir que, al menos acá este proceso es irreversible. Aunque sabemos de fondo de que no son posibles “las islas” en el terreno social.

Equipo de Acompañamiento.

Coordinador.

Secretario.

Tesorero.

Sec. Educación formal y no formal.

Sec. De Cultura Deporte y Recreación.

Sec. De Iniciativas Económicas y Sociales.

Sec. de Organización y Seguridad Ciudadana.

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II. LAS MARAS Y PANDILLAS.

Las maras y pandillas matan, extorsionan, roban, hurtan, violan, intimidan, trafican y consumen drogas. Se posicionan como poder “de facto” en las comunidades, barrios y colonias. Truncan la vida de los jóvenes y sus aspiraciones etc. Todo esto lo sabemos nosotros en carne propia y no necesitamos que nos lo digan y expliquen. Además, podemos agregar, que las maras tienen sus negocios legales, hechos con dinero sucio, al igual que muchas empresas de “gente honorable”. Y esto lo decimos con claridad, LA IMPUNIDAD es la que genera este tipo de “frutos”. Pero, la impunidad no nace con las pandillas, eso es algo estructural que sólo se puede corregir desde el Estado y la Sociedad en su conjunto.

Las maras y pandillas no son un enemigo externo. Son hijos, son hermanos, son primos, son tíos, son padres, y ahora, hasta hay mareros que son abuelos. Las maras son parte constitutiva de nuestro tejido social, nos guste o no.

El Padre Ellacuría decía: “…la realidad da que pensar…” Por eso mismo, decía, la realidad hay que verla con CIENCIA y con AMOR.

Por eso mataron al Padre Ellacuría, por VER la realidad y por HABLAR de esa VERDAD. Y al igual que Jesucristo, Ellacuría sigue vivo y aportando a la redención de la sociedad salvadoreña.

Las maras no nacieron como una realidad negativa. En sus inicios, para muchos que venimos de los sectores populares, la “mara” era nuestro grupo de referencia. Dentro del barrio mi mara, decíamos, para referirnos al grupo de mis amigos más cercanos. La mara de la escuela Normal, la mara de sociología, la mara de letras, etc.

Pero, años de necesidades básicas no cubiertas, años de derechos humanos pisoteados, años de voluntades burladas, años de autoritarismos

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larvados, años de violencia de todo tipo, años y años sin oportunidades. Lo que tenemos ahora es un acumulado de pobreza, tristeza y dolor.

Dentro de todo esto, y a pesar de esto mismo, las maras tienen el DEBER MORAL de ver y tratar a la población como seres humanos, como sus hermanos y hermanas. Y la sociedad por mínima decencia tiene este mismo DEBER MORAL.

Las políticas NEO LIBERALES, términos que de por sí son académicamente cuestionables, sumieron al país en la vorágine de la EXCLUSIÓN SOCIAL e hicieron de nosotros testigos presenciales y victimas del pillaje de los señorones.

Ante esta realidad tan atroz, está por demás preguntarse por qué las maras transitaron hacia la realidad de las pandillas delincuenciales. Por qué algunas pandillas se aliaron al crimen organizado.

Las deportaciones de pandilleros de EE.UU tuvieron su influencia, pero ésta no fue tan relevante. Y bien lo saben los que se han centrado en el estudio de este fenómeno o al menos han escrito sobre éste.

De alguna manera podemos decir que las pandillas salvadoreñas tienen su carácter; ni en EE.UU se han dejado someter a otros poderes.

Nos atrevemos a decir, incluso, que los carteles internacionales de droga, no han penetrado con la profundidad e intensidad que quisieran, en buena medida por la presencia de las pandillas en los territorios. Precisamente porque allí mandan las pandillas y no los políticos.

En el caso de nuestra zona de trabajo y vivienda, la mara o pandilla está prestando una enorme colaboración para el control y erradicación de una banda fuerte que opera en nuestra zona. Por qué no. Las maras también pueden convertirse en colaboradores como parte que son de la comunidad, en la seguridad de todos y todas.

La experiencia nuestra es un claro ejemplo de que con trato digno, humano y respetuoso, estos delincuentes y su base, --que la tienen--, se

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abren a la COMUNICACIÓN que desde la policía y la comunidad se tiende hacia ellos y ellas.

Decir también, que han respondido maravillosamente a las oportunidades sencillas pero directas que hemos ido construyendo. Es más, ellos han ido proponiendo con creatividad medidas para que las comunidades y dentro de éstas, ellos, salgan de la pobreza.

Ahora bien, por el solo hecho de ser jóvenes y pobres, eso no los convierte automáticamente en sospechosos criminales. Ya habíamos llegado a eso. Por el solo hecho de ser jóvenes de sectores populares te merecías el trato violento de la policía.

Por ejemplo a cuántos rockeros no levantó la policía por estar tatuados. Y no eran pandilleros, eran rockeros.

Las maras y pandillas como grupos tienen derecho a existir y a expresarse. Son grupos sociales como cualquiera. Pero pierden sus derechos individuales cuando delinquen. Y esto debe ser contundente, pero para todos los grupos de cualquier índole que se pongan al margen de la ley.

Aquí hay que desarmar a todo mundo. Los únicos cuerpos armados que consagra la Constitución nuestra, son el Ejército y la Policía.

Hay cansancio en las pandillas y no sólo por el accionar de la policía, sino también, por el rechazo mayoritario de la población, hacia aquellos que son de su misma sangre y que, por la tentación del Poder y del Dinero fácil, se han vuelto generadores de dolor y sufrimiento para sus mismos hermanos.

Las iglesias serias están teniendo aquí, un papel fundamental de humanización.

¡Hay conversión en el pueblo! ¿Cuándo habrá conversión en los sectores dominantes?

En resumen decimos, que a la base de la problemática de las pandillas y la violencia, subyace la realidad de un tejido social roto, lacerado y casi

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destruido, producto de un sistema que siempre ha excluido a los más pobres y que, precisamente su lógica de enriquecimiento está basada en la exclusión de los otros.

Nuestro proceso nos enseña que rigurosamente la seguridad pública, no sólo es cuestión de FUERZA.

La seguridad pública tiene que ver con Desarrollo, con Cultura, con Educación, con la Economía y también con la Política.

Creemos en la necesidad de una policía eficiente, ya que criminalidad siempre vamos a tener.

Nuestra seguridad como Comunidad y entre ésta, la seguridad de las maras; la vamos construyendo con CONVIVENCIA Y DESARROLLO HUMANO para todos y todas.

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III. POLICÍA NACIONAL CIVIL.

Aquí conocimos el peor rostro de la PNC. Policías comunes, mal encarados, no hablaban con nadie, primero golpeaban y después preguntaban; terriblemente alérgicos a los jóvenes.

Nunca estaban en el lugar preciso y menos en el momento indicado. Eran los gatos tontos siempre burlados por los ratones listos de la delincuencia. Iban de un lado a otro como fantasmas que ni asustan ni alegran a nadie. Siempre llegando tarde en todo.

Tuvimos policías proclives con una u otra pandilla y por tanto, ajenos al sufrimiento de la gente.

Los jefes policiales nunca llegaron a la zona, y si lo hicieron, quizá muy pocos se dieron cuenta de ello. Y el poco contacto que tuvo con algunos jefes, por cierto en el marco institucional de la iglesia católica, no pudo ser más negativo e incluso peligroso para la misma gente.

De repente llegaban los policías en gran número, “ocupaban” el lugar, caminaban por todas partes con sus armas, y sólo recibían el rechazo y la indiferencia de la gente.

Los policías eran un problema más para la población, eran aprovechados, abusivos y ladrones.

En ese tiempo los militares eran la única fuerza positiva del Estado. Por lo menos sabían quiénes eran las personas buenas y se acercaban a ellos, se comunicaban, y eran estrictos con la delincuencia. Los militares desconfiaban de los policías y trataban de no mezclarse con ellos. Juntos pero no revueltos.

Después de un lapso en que la comunidad mostró su carácter, y se hizo gestión, apareció la policía de nuevo.

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Llegó el jefe y se presentó muy respetuosamente con los líderes ligados a la iglesia católica de quiénes por cierto venía la gestión.

De allí arrancaron una serie de reuniones sistemáticas para irnos poniendo de acuerdo sobre la problemática de la zona y el tipo de policía que se requería para ello. La convergencia de criterios y principios fue inmediata. Era simplemente para la PNC, volver a sus fuentes, a su ley orgánica y al espíritu que emanaba de los Acuerdos de Paz.

¿Puede la Policía ser diferente de la noche a la mañana? Nuestra experiencia dice que sí. Y eso depende en gran medida de la jefatura. Es decir, sin buenos jefes no hay buena policía y posteriormente podemos decir lo inverso.

De la noche a la mañana vimos a los agentes hablando con todo mundo, con buenos, con malos, con indiferentes, con todos. De simples policías pasaron poco a poco a ser personas que además, eran policías.

De esa convivencia emergen las sensibilidades naturales, producto de la empatía entre población, policía y liderazgos locales. Es encontrarse con la pobreza y exclusión, con las carencias que lastiman y las necesidades urgentes, que causan tristeza y frustración. Ese bautismo de realidad, y no de cualquier realidad, sino, de la realidad de los pobres que son tus hermanos, transforman a los policías.

Los policías vienen también de una realidad de pobreza y penuria en muchos casos, similar a la realidad que le toca vivir en su trabajo como un policía comunitario.

Es importante como lección, el hecho de que la Jefatura debe ejercerse en gran medida en el terreno y en el contacto sistemático con las comunidades y sus liderazgos. Si bien los agentes se comunican estratégicamente con las comunidades, muchas veces no tienen la capacidad de discernir el cúmulo de información y desinformación que reciben.

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Si la jefatura no está como un líder más en el proceso, orientando los pasos del personal, los errores que se pueden cometer, complicarían el trabajo en su conjunto.

Volver a las fuentes:”…proteger y garantizar el libre ejercicio de los derechos y libertades de las personas;” Art. 1

Esto mismo nos anima a ser una PNC que es también agente de cambio.

En el capítulo III de funciones de la policía, el art. 23, numeral 1 dice “Garantizar el cumplimiento de las leyes, reglamentos y ordenanzas.” Eso se logra eficazmente siendo parte de la comunidad.

La mentalidad y los procesos de corte militarista deben irse superando. Nuestra policía nació “civil” en lo más ´profundo y extenso que tiene el concepto, y por tanto, no es aquello de salir de sus cuarteles para ir a “imponer” el orden.

Nuestra experiencia de policía no contradice en nada el espíritu y letra de la ley orgánica y menos el espíritu que emanó de los Acuerdos de Paz. Entendemos el esquema orgánico de la policía con sus diferentes estructuras. Pero volver a las fuentes facilita y ennoblece el trabajo policial.

La actual Jefatura de la PNC y del Ministerio de Seguridad y Justicia, sí saben de SEGURIDAD. Independiente de si proceden de la fuerza armada o no.

El problema en nuestro país es que en esas responsabilidades (Dirección de la PNC y del Ministerio de seguridad y justicia), no ha habido gente que tenga un conocimiento serio de lo que significa la SEGURIDAD CIUDADANA, y si lo han tenido, no se ha notado mucho.

La seguridad no sólo es seguridad armada, legal etc. Seguridad es también la educación, el empleo, el tener vivienda, salud, en otras palabras, el desarrollo armónico de la sociedad; y resulta de que nuestra PNC puede ser y lo es en algunos casos, un actor dinamizador de procesos sociales en el marco de nuestro esfuerzo por construir democracia.

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El art. 25 referido al código de conducta en los números del 1 al 5, trazan de manera magnifica la naturaleza real de nuestra policía. SERVIR Y PROTEGER no es un slogan más; son el corazón y la mente de la institución policial.

Los números del 6 al 8 remarcan que la justicia y el estado de derecho estarán por encima del “espíritu de cuerpo” mal entendido y, que tanto daño nos causó en el pasado.

El art. 31 en los numerales del 1 al 3, muestra con claridad todo lo anterior y lo hace en el marco de Estatutos de la policía. El numeral 1 de este artículo dice: “Respetar los derechos humanos, la Constitución y las leyes, cualesquiera sean las circunstancias en que haya de cumplir su misión.”

El policía en antes que todo, un ciudadano con una posición en el entramado social y por tanto, no puede ser ajeno a la conflictividad que se da en nuestra sociedad.

El policía debe ser alguien que trabaje en la resolución pacífica de los conflictos. Nuestra experiencia concreta dentro de este espíritu, nos muestra que unos pocos policías buenos, en alianza con la población y sus organizaciones e instituciones presentes en la zona; caminando juntos, tratando de acompañar a la gente en la resolución de sus necesidades y problemas, tiene más efectividad que varios pelotones ocupando un territorio.

La población en general, te ofrece en el marco de la confianza y compromiso por mejorar la vida, miles de ojos y oídos de control social de aquello que es negativo para la vida armónica de la comunidad.

AUTORIDAD Y PODER.

La PNC tiene poder en virtud del marco legal, por ser un cuerpo armado del Estado.

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Los grupos delincuenciales armados tienen poder, pero este es un “poder” al margen de la ley.

La actual policía no sólo tiene poder disuasivo, sino que, y sobre todo, tiene AUTORIDAD.

La PNC es una realidad surgida del acuerdo nacional, con un espíritu democrático y civilista. Pero es más, este prestigio lo ha ido acrecentando con su trabajo y por su diferenciación diáfana con los antiguos cuerpos represivos. De hecho encuestas profesionales independientes, nos muestran una policía con prestigio en alza. El uniforme representa autoridad y simpatía creciente en la población. En ese sentido, las actuaciones negativas del personal, resaltan aún más, porque vienen de una institución que es querida y respetada.

Eso pone de manifiesto en el tema educativo, los vacíos en la formación del personal:

1. Falta conciencia sobre el concepto de Autoridad, en la línea que tocamos en este apartado. El personal debe tener conciencia que esa autoridad se ha ganado con sangre y sudor de muchos compañeros y compañeras.

2. Falta solidez moral en el personal. El andar como “Romeos” entre la población, lástima el respeto hacia la institución y crea conflictos.

3. Ligado a lo anterior, tenemos un buen porcentaje del personal con crisis en sus hogares. Esa inestabilidad familiar impacta también sobre su trabajo.

4. Necesitamos con urgencia un Programa serio de Salud Mental, y la atención del alcoholismo como enfermedad.

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OTRAS LECCIONES QUE SACAMOS DE NUESTRA EXPERIENCIA.

1. No se necesitan más policías, sino que, mejores policías.2. La necesidad de que los mandos estén más cercanos a los agentes y a

la población.3. Con procesos como éste, que apuntan a la convivencia y al desarrollo

vamos a necesitar de menos cárceles y menos represión.4. El teléfono comunitario o local, es un 911 efectivo y con cero llamadas

falsas, hasta ahora.5. La generosidad de la gente hace que este esquema, tenga cero costos

para la institución.6. Se desmontan esquemas cuarteleros, ya que las Delegaciones y

Subdelegaciones se convierten en centros de coordinación y apoyo.7. Aquí se da plenamente la contraloría social. Lo cual hace que nuestra

policía esté en permanente evaluación de quién en definitiva son los verdaderos Jefes, la población en general.

8. En la convivencia con la gente, obtenemos un bien estratégico para las tareas de seguridad: La información de primera mano.

9. El policía como educador de la población, en relación a sus derechos y deberes.

10. El policía como un facilitador de la resolución pacífica de los conflictos en la comunidad.

11. La conciencia en la población y en la policía de que la seguridad es tarea de todos y todas.

12. La PNC no es un cuerpo ajeno a la comunidad, sino qué, parte constitutiva de ella.

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IV. LA IGLESIA CATÓLICA Y OTRAS IGLESIAS.

La vida de los Padres Carmelitas en la zona tiene un enorme impacto. Su acción social tiene su fundamento en el Espíritu de Jesucristo. De allí que su acción sea abierta para todo mundo: Buenos, malos, indiferentes etc. Y en el diálogo franco con otras iglesias, siendo que la misión se centra en la vida de los más pobres, la sintonía es inmediata.

Su obra se encamina en la perspectiva de la Reconciliación Amorosa de los hombres entre sí y con su Creador. En ese sentido, su trabajo pastoral anima desde su propia dinámica naturalmente, cualquier esfuerzo de construir paz entre las personas.

Ellos como concreción de Iglesia Católica en esta zona, son de hecho un modo místico muy especial de compromiso por la paz.

Las iglesias son un aliado estratégico en este proceso. Una aliado cuya contribución a la sostenibilidad del proceso, en el peor de los escenarios, se convierten en garantía para enrumbar la paz desde abajo, desde la gente.

a. Necesitamos construir una reserva moral que nos ayude en la identidad nacional y qué, nos ayude a trascender hacia mayores niveles de solidaridad. Por aquí va una de las tareas de las iglesias serias.

b. La gestión de recursos que nos permita apuntalar las iniciativas de la gente, orientadas al desarrollo económico y social de nuestras comunidades locales; para irle cambiando el rostro a la nación.

c. El proceso de Reconciliación, ya que efectivamente, el pecado de la violencia pandilleril, ha dejado heridas profundas en la población.

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Lucas 23,39-43 Nos dice:

“Uno de los malhechores crucificado, insultándolo le dijo: ¿Así que tú eres el Cristo? Sálvate, pues, y también a nosotros.

Pero el otro lo reprendió diciéndole: ¿No temes a Dios tú que estás en el mismo suplicio? Nosotros lo tenemos merecido y pagaremos nuestro crimen. Pero él no ha hecho nada malo. Y añadió: Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino. Respondió Jesús: En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso.

Esta lectura nos muestra la claridad de las iglesias; y también nos muestra a todos cómo el justo es vilipendiado por los que se creen que son los mejores y los más buenos.

Aquí aprendemos de Jesús crucificado con MALHECHORES, atormentado pero con un corazón abierto para quien quiere transformar su vida. Nos muestra los dos rostros de la delincuencia: Aquí tenemos al que se goza en su maldad, que se cree un dios y nutre su vida del despojo y muerte de sus víctimas. Ese tipo de criminal se burla del justo y marca su propio fin.

Pero hay otro criminal, quien acepta su realidad con humildad, vemos su arrepentimiento. Con facilidad pasmosa reconoce al justo y su divinidad y es más, cree en él y por eso obtiene perdón.

Pues a la manera de JESÚS, también nosotros nos abrimos a la presencia del hermano, aun siendo éste un delincuente, pero que quiere dar muestras de su arrepentimiento.

La parábola de la oveja perdida es un buen broche de cierre para estas humildes reflexiones.

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Lucas 15,1-7

La oveja perdida.

Todos, publicanos y pecadores, se acercaban a Jesús para escucharlo. Los Fariseos, pues, con los maestros de la Ley, murmuraban y criticaban: Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos.

Entonces Jesús les dijo esta parábola: Si uno de ustedes pierde una oveja de las cien que tiene, ¿no deja las otras noventa y nueve en el campo para ir en busca de la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, muy feliz, la pone sobre los hombros y, al llegar a su casa, reúne amigos y vecinos y les dice: alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido.

Yo les declaro que de igual modo habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que vuelve a Dios que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de convertirse.

Inspector José Alfonso Mata Portillo. Lic. Edwin Felipe Aldana Aguirre.