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Graf 4.2. Distribución por sexo y edad. Este epígrafe y los siguientes podrían ser revisados por ASSDA para actualizarlo e incorporar más datos- Es conocida la correlación entre la prevalencia de la discapacidad, la edad y el sexo. La gráfica nos muestra la distribución de las personas con discapacidad según tramos de edad. La variable edad muestra una comparación diferencial en lo que al sexo se refiere, en los tramos inferiores a veinticinco años la proporción de hombres supera a la de mujeres, situación que se invierte fundamentalmente a partir de los cincuenta y cinco años momento en que el porcentaje de mujeres es superior al 60%, llegando al 70% de los ochenta años en adelante. En este sentido, otro de los aspectos fundamentales que describe la gráfica es un envejecimiento desigual de la población que afecta más a la mujer que al hombre, debido a la menor longevidad de éste Algo más del 32% de las personas mayores de 65 años en Andalucía tiene alguna discapacidad, mientras que entre las menores de 65 años el porcentaje de personas con discapacidad no llega al 5%. Aunque el aumento de la prevalencia es continuo conforme

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La variable edad muestra una comparación diferencial en lo que al sexo se refiere, en los tramos inferiores a veinticinco años la proporción de hombres supera a la de mujeres, situación que se invierte fundamentalmente a partir de los cincuenta y cinco años momento en que el porcentaje de mujeres es superior al 60%, llegando al 70% de los ochenta años en adelante. En este sentido, otro de los aspectos fundamentales que describe la gráfica es un envejecimiento desigual de la población que afecta más a la

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4.2. Distribución por sexo y edad.

Este epígrafe y los siguientes podrían ser revisados por ASSDA para actualizarlo e incorporar más datos-

Es conocida la correlación entre la prevalencia de la discapacidad, la edad y el sexo. La gráfica nos muestra la distribución de las personas con discapacidad según tramos de edad.

La variable edad muestra una comparación diferencial en lo que al sexo se refiere, en los tramos inferiores a veinticinco años la proporción de hombres supera a la de mujeres, situación que se invierte fundamentalmente a partir de los cincuenta y cinco años momento en que el porcentaje de mujeres es superior al 60%, llegando al 70% de los ochenta años en adelante. En este sentido, otro de los aspectos fundamentales que describe la gráfica es un envejecimiento desigual de la población que afecta más a la

mujer que al hombre, debido a la menor longevidad de éste

Algo más del 32% de las personas mayores de 65 años en Andalucía tiene alguna discapacidad, mientras que entre las menores de 65 años el porcentaje de personas con discapacidad no llega al 5%. Aunque el aumento de la prevalencia es continuo conforme

avanza la edad, a partir de los 50 años ese incremento se acelera de forma ostensible. De cada 100 personas con dependencia, entre 65 a 68 son personas mayores.

En cuanto a las personas menores de 6 años, según la EDAD-2008 el 1,71% de ese grupo de edad en Andalucía va a presentar limitaciones, lo que supone un total de 9.300 personas.

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Respecto de la distribución por sexos, el número de mujeres con discapacidad es mayor que el de hombres (el 61,6% de la población con discapacidad son mujeres). Este es un dato que tiene diferente significación cuando se interpreta teniendo en cuenta la edad. Así, hay un mayor número de hombres con discapacidad que de mujeres en las edades más tempranas de la vida, mientras que en edades más elevadas se invierte esta tendencia. El punto de inflexión se sitúa alrededor de los 45 años.

A partir de esta edad, el número de mujeres con discapacidad para las actividades de la vida diaria comienza a superar al de hombres, con diferencias crecientes conforme avanza la edad. Esas diferencias son más acusadas cuando se tienen en cuenta las actividades instrumentales de la vida diaria que cuando se consideran únicamente las actividades básicas.

Según la EDAD-2008 en Andalucía, de las 552.000 personas mayores de 6 años con discapacidades en ABVD, el 79% recibe ayuda. Ello permite rebajar la severidad de sus limitaciones y reducir el número de personas que tienen un grado severo o total de discapacidad, que sería de 232.300 personas.

Discapacidad para las ABVD* según grado de severidad y sexo. EDAD 2008. Andalucía.Hombres Mujeres TOTAL

SIN AYUDAS 191.100 361.00 552.000

Discapacidad moderada 39.300 69.300 108.600

Discapacidad Severa 52.500 101.800 154.300

Discapacidad Total 89.400 178.000 267.300

CON AYUDAS 151.100 286.500 437.600

Discapacidad moderada 38.400 76.400 114.800

Discapacidad Severa 33.800 60.300 94.000

Discapacidad Total 46.400 91.900 138.300

*ABVD.- Actividades básicas de la vida diaria

La esperanza de vida libre de discapacidad para las actividades de la vida diaria (EVLD) es el indicador más pertinente para aproximarnos a una estimación de los años que las

andaluzas y los andaluces viven en situación de dependencia. La EDAD 2008, aún no ha producido información al respecto, por ello utilizamos la referida a EDDES 99, que pone de manifiesto que en España, la EVLD al nacer era de 72,8 años para los hombres y de 75,4 años para las mujeres, mientras que, en Andalucía, la EVLD era de 66,97 años para los hombres y de 68,97 para las mujeres. Andalucía ocupaba en 1999 el puesto número 16 entre las comunidades autónomas en cuanto a EVLD.

Comparando las cifras de EVLD con la esperanza de vida, el resultado es que, por término medio, en Andalucía, los hombres van a vivir 7,9 años de su vida en situación

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de dependencia y las mujeres 12,1 años. Así pues, las mujeres viven en promedio más años, pero muchos de ellos los viven en situación de dependencia. De hecho, según la Encuesta de Redes Familiares (ERF), realizada por el Instituto de Estadística de Andalucía en 2005, el 47,4 % de las mujeres mayores de 65 años afirman que necesitan ayuda para las ABVD, mientras que eso le sucede al 35,9% de los hombres de esa edad.

Con todo, esta diferencia de “necesidad de ayuda”, registrada en la ERF entre hombres y mujeres mayores de 65 años, tiene que ser interpretada tomando en consideración los roles de género. Por ejemplo, un 71,3% de los hombres mayores de 65 años afirma que necesita ayuda para preparar la comida y un 73,9 para realizar las tareas del hogar, sin embargo esos porcentajes son sólo del 54,1% y el 59,6% respectivamente entre las mujeres de esa edad.

Los datos ofrecidos por el SISSAD ( a 31 de julio de 2013) nos presenta un perfil de la persona dependiente que ha accedido al sistema.

4.3.Distribución geográfica.

La discapacidad está más presente en unas zonas que en otras, traduciendo diferencias en la estructura demográfica y en las condiciones de salud de su población.

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La dependencia afecta más a las poblaciones pequeñas, donde existe mayor tasa de envejecimiento de la población. El 25% de las personas con dependencia vive en municipios con más de 20.000 habitantes, el 48,5% en los municipios de menos de 20.000 habitantes y un 32% en poblaciones de menos de 10.000 habitantes. Un dato a considerar es que una de cada tres personas con discapacidad vive en municipios pequeños, menores