Perla olguíj
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LOS PARTIDOS POLÌTICOS EN
MÈXICO
Un partido es una organización estable unida
por principios ideológicos específicos, relativos
a la búsqueda del bien común
Los sistemas de partido modernos tienen sus
orígenes en Inglaterra durante el siglo XVII,
cuando entre el parlamento y la Corona surgió
una controversia en torno a la cuestión de si
los asuntos del Estado correspondían de
manera exclusiva al monarca, o si debían ser
competencia de los miembros del Parlamento.
Al defender el poder absoluto del monarca,
los tories se fundamentaban en las ideas de
Thomas Hobbes expresadas en su obra El
leviatán. En tanto que los whigs, defensores de
la igualdad y la libertad de los seres humanos
se inspiraron en la obra de John Locke Ensayo
sobre el gobierno civil.
El surgimiento de los partidos políticos como
actores en el escenario de la política, esta
estrechamente vinculado con el desarrollo de
la democracia, es decir con la extensión del
sufragio popular y de las funciones del
Parlamento.
En los sistemas liberales europeos de la primera
mitad del siglo XIX, los partidos políticos
estaban formados por comités locales, que
agrupaban a las personas influyentes, es decir
a los notables llamados así por su destacada
influencia en la sociedad.
Los partidos de cuadros fueron las primeras
organizaciones consideradas formalmente
como partidos políticos, representados por
personas con un nivel de ingresos medio o
superior que podían votar en las sesiones del
Parlamento.
Con el desarrollo de las ideologías socialistas y
el surgimiento de organizaciones
representativas de la clase obrera, el
concepto de partido político adquirió una
nueva matiz, basado en la relación entre los
partidos y la realidad económica y social que
se enmarcaban.
Al no poder contar con sumas importantes de
dinero, entre los socialistas surgió la idea de
reclutar el mayor número posible de personas,
a quienes se les solicitaría pequeñas
donaciones para la formación de los partidos
de masas.
Más tarde, los partidos liberales conservadores
y de otras orientaciones ideológicas
adoptaron la estructura organizativa del
partido de masas, cuya base (conjunto de
afiliados) pagaban las cuotas que se utilizaban
en actividades de propaganda y
administración.
La estructura de los partidos depende de la
realidad social en la que se enmarca, y se
refiere a la manera en que el partido gana
adeptos o miembros, a partir de los grupos
que actúan en la sociedad.
La organización de un partido está
condicionada por la división territorial que
impera en el país y particularmente por la que
se emplea para fines electorales.
Los partidos de clase representan los intereses
de una sola clase social, y reclaman el poder
para los pertenecientes a dicha clase con
exclusión de los demás.
Los partidos pluriclasistas tratan de conseguir
adeptos entre diversas clases sociales, con
propósitos comunes e ideas similares en
cuanto los problemas nacionales.
Se consideran partidos de estructura indirecta
aquellos que reclutan a sus miembros a través
de una organización intermedia, por ejemplo,
un sindicato; Y la membrecía se obtiene de
manera indirecta, los partidos de estructura
directa son los que solamente admiten
adhesiones individuales.
Aunque en tiempos resientes los partidos de
cuadro se han incorporado un mayor número
de miembros que en el pasado, conservan la
característica esencial de basar su fuerza
política en figuras de prestigio y gran poder
económico.
Los partidos comunistas se caracterizan por la
intensa formación ideológica de sus afiliados,
que se dividen en categorías de militantes y
simpatizantes, en tanto que su objetivo último
es conquistar el poder mediante la revolución
obrera, aun sin renunciar a la participación en
los procesos electorales.
Los partidos fascistas desarrollaron la
tendencia hacia la disciplina rígida y, al mismo
tiempo, adoptaron estructuras organizativas
muy jerarquizadas, de acuerdo con el
carácter para militar del fascismo.
Karl Deutsch distingue, por una parte, los
partidos de acción y los partidos de expresión
y, por otra, los partidos orientados por el poder
y los partidos orientados por los políticos.
La organización directiva de los partidos se
presenta como una pirámide jerárquica, en
cuya cima se encuentra el órgano de
dirección nacional, cuya denominación más
usual es comité ejecutivo.
Las unidades básicas de organización
partidista, llamadas por Maurice Duverger
“Elementos de base”, pueden ser de diversa
índole y son principalmente cuatro:
1. Comité
2. Sección
3. Célula
4. Milicia
Por sistemas de partidos se entiende el
conjunto de partidos políticos que, dentro de
cada país, establecen relaciones mas o menos
duraderas entre si, con base en el régimen
político imperante.
El unipartidismo totalitario suele coexistir con
una dictadura, pues en un sistema unipartidista
se suprimen por la fuerza los partidos de
oposición; en tanto que la creación de nuevos
partidos se castiga como delito.
El unipartidismo autoritario puede conferir al
partido gobernante el monopolio formal de la
política; pero tolera algunos otros grupos con
intereses bien establecidos con
potencialidades políticas, como terratenientes,
industriales, militares y alguna organización
eclesiástica importante.
El unipartidismo dominante corresponde
generalmente a países en desarrollo que se
interesan por el cambio rápido. Este sistema
suele tener mayor éxito cuando es aceptado
por la población, existen tareas urgentes y hay
pocas personas capacitadas para realizarlas.
Los sistemas bipartidistas se generan en países
donde se llegan a unir varios grupos de interés
en torno a una de las dos corrientes políticas
principales, que se organizan como partidos y
enfrentan posiciones antagónicas.
El multipartidismo supone la existencia de tres
o mas partidos políticos, con capacidad para
lograr una participación relativamente
importante en el ámbito de la representación
nacional.
El sistema de partido dominante se caracteriza
por el predominio de un partido sobre el resto
de los existentes en un país y por el hecho de
que, durante un largo periodo, tal partido
obtiene una ventaja electoral constante sobre
todas las demás.
El partido dominante cumple muchas
funciones pero, sobre todo, se encarga de
movilizar a su favor bloques sociales y votantes
individuales. Tal apoyo va mucho más allá de
la simple meta de obtener un número
específico o un porcentaje de votos.
El partido hegemónico no permite una
competencia oficial por el poder, ni una
competencia de facto. Admite que existan
otras organizaciones políticas, pero como
partidos de segunda, a los cuales no se
permite competir contra el hegemónico, ni en
términos de antagonismo ni en el plano de
igualdad.
En su versión original la constitución mexicana
de 1917 no contenía mención alguna a los
partidos políticos, aunque dejaban suponer su
existencia al establecer el derecho de los
ciudadanos a asociarse para tomar parte de
los asuntos políticos del país.
Si en Europa los partidos políticos se originaron
en el marco de las luchas ocurridas entre dos
grupos con intereses e ideologías políticas
opuestas, puede considerarse que en México
la oposición entre facciones comenzó a
manifestarse en la primera década del siglo
XIX.
En la era porfirista, en materia de partidos
políticos y elecciones públicas, se organizaron
“clubes” de políticos, generalmente amigos
del presidente Díaz, por lo que en realidad no
hubo partidos formales ni estables.
En el siglo XX los clubes políticos empezaron a
transformarse en organizaciones partidistas
hasta que, en 1906, fue creada por los
ideólogos magonistas el Partido Liberal
Mexicano, que constituyo una verdadera
revolución ideológica.
Durante esos años difíciles, entre 1911 y 1929,
se formaron numerosos partidos políticos,
algunos de carácter nacional, y otros creados
por intereses regionales e incluso por rechazo
a la políticas del gobierno central.
En 1928, la crisis provocada por la muerte de
Obregón, siendo presidente electo dio a
Plutarco Elías Calles, entonces presidente en
funciones, la oportunidad de llevar a cabo un
proyecto político de grandes alcances.
En Marzo de 1929 nació un nuevo partido
político, el partido nacional revolucionario
(PNR), que pretendía aglutinar a todos los
miembros de la llamada “Familia
revolucionaria”, en una sola organización con
carácter nacional.
Desde el momento de su creación, el partido
nacional revolucionario, convertido en
“PARTIDO DE ESTADO”, empezó a cumplir
funciones mediadoras, una de las cuales fue
encargarse de las elecciones, en vez de que
lo hiciera la secretaria de gobernación como
había ocurrido hasta entonces.
Lázaro Cárdenas pudo integrar a las masas
populares en una nueva alianza política, que
llevo a la fundación del partido de la
Revolución mexicana (PRM), cuya ideología,
como la del PNR, era una mezcla del
pensamiento liberal y social de la revolución
mexicana con el socialismo Marxista.
Organizada el cuatro sectores: campesino,
obrero, militar y popular, el PRM nació en el
contexto de la implementación de un nuevo
modelo económico, en el que habría una
mayor intervención por parte del estado. Se
daría trato preferencial al capital nacional, al
tiempo que se buscaba organizar a las clases
trabajadoras.
En el último sexenio de Ávila Camacho, la
correlación de fuerzas había cambiado
sensiblemente a favor de la clase empresarial,
y esto hizo necesario legalizar e institucionalizar
el nuevo carácter de la lucha de partidos. En
ese contexto nació el nuevo partido de
Estado: El Partido Revolucionario Institucional
(PRI).
Las primeras reformas en el PRI se realizaron en
un contexto marcado por la posición
anticomunista del gobierno mexicano ante la
guerra fría. Las reformas implicaron cambios
ideológicos y estructurales, dentro de un
programa que exaltaba los ideales de la
ideología liberal, democrática y capitalista.
La reforma de 1917 amparada por la ley
Federal de Organizaciones Políticas y Procesos
Electorales (LFOPPE), planteó importantes
modificaciones para instucionalizar a las
fuerzas políticas opositoras, ofreciéndoles
mayores posibilidades de representación en la
Cámara de Diputados.
Durante el sexenio de Miguel de la Madrid, el
PRI sufrió varias derrotas electorales
importantes que los dirigentes atribuyeron a la
situación de la crisis económica en que vivía el
país.
Desde 1986 empezó a gestarse una división
interna en el partido, al formarse la llamada
Corriente Democrática, integrada por algunos
destacados priistas encabezados por
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Porfirio
Muñoz Ledo.
La grave división al interior del PRI se reflejo en
las elecciones de 1988 en las cuales, por
primera vez en su historia, este partido sufrió
una brusca caída electoral y resintió el
cuestionamiento más severo a la legitimidad
del triunfo de su candidato presidencial.
Con la llegada de Luis Donaldo Colosio a la
presidencia del PRI, éste entró de lleno a un
debate interno con la finalidad de realizar una
profunda restructuralización.
Los trágicos sucesos que afectaron
directamente al PRI en el conflictivo año de
1994, con los asesinatos de Luis Donaldo
Colosio, candidato a la presidencia de la
república, y José Francisco Ruiz Massieu,
secretario general del parido, provocaron una
gran conmoción cuyos efectos trascendieron
al siguiente sexenio.
A partir de la declaración del presidente
Zedillo de que “mantendría una sana
distancia” con su partido, se enfrió la relación
histórica entre el PRI y el Presidente de la
República, y se agravó el divisionismo al interior
del partido.
Rumbo a las elecciones presidenciales del
2000 Zedillo dijo estar dispuesto a poner fin al
“tapadísimo” y al “dedazo”, por lo que el
proceso de selección del candidato
presidencial del PRI implicó una cierta forma
de selección primaria entre cuatro aspirantes.
El rompimiento definitivo del PRI con Zedillo se
dio la noche del 2 de julio del año 2000,
cuando el presidente reconoció el triunfo
electoral del candidato presidencial del PAN,
Vicente Fox Quezada y, por consiguiente la
derrota del candidato priista.
En 2006 en el PRI había un gran número de
aspirantes a la candidatura presidencial, y
Roberto Madrazo, presidente nacional del
partido, era el más fuerte entre ellos, a pesar
de que varios grupos importantes dentro del
PRI se oponían a su candidatura.
En la elecciones de 2006 caracterizadas por
una reñida contienda entre los candidatos del
PAN y del PRD, el candidato del PRI, Roberto
Madrazo sólo tuvo 9 millones 301 mil 441 votos,
que representaron el 22.26 por ciento del total
de sufragios emitidos.
El Partido Acción Nacional (PAN) fue creado
en 1939, a iniciativa de Manuel Gómez Morín,
quien planeó la formación de un partido
político de oposición que atendiera las
inquietudes de las personas, católicas en su
gran mayoría, inconformes con la política
cardenista.
En sus orígenes, el PAN se constituyo como una
organización elitista, un partido de notables,
que proponía una estructura vertical muy
jerarquizada, subordinada a un jefe nacional.
Consideraba la familia como una institución
intermedia a la que debía defender de todo
aquello que “moral o biológicamente”
pudiera debilitarla.
Cuando el gobierno de Ávila Camacho
abandono la orientación socialista para
atraerse a los empresarios, el PAN ya no tenía
razón para atacar la política económica del
Estado, y se propuso en convertirse en la
conciencia democrática, del país, con una
hegemonía católica, en la doctrina social de
la iglesia.
La orientación moralista llevo a los panistas a
sostener una visión dualista, según la cual el
partido oficial (el PRM y luego PRI) se
concentraban todos los vicios del sistema
político, en tanto que solo el PAN ofrecía
virtudes ciudadanas y morales, con base en la
doctrina del bien común.
En la década de 1970 el PAN paso de ser un
partido confesional sin fuerza política
importante, a un partido de oposición
relativamente moderno, debido
principalmente al crecimiento y la
modernización de las clases medias.
Con los triunfos de las elecciones legislativas
de 1979, además de la presencia tradicional
del PAN en Baja California y Chihuahua, se
inicio el desplazamiento de la presencia
panista hacia el norte del país, mientras que su
influencia se debilitaba en la zona centro.
La grave crisis económica de la década de
1980 agravo la inconformidad de la sociedad
hacia un régimen priista, situación que
aprovecho el PAN para consolidarse como u
partido de oposición con mayores
posibilidades de convertirse en factor de
cambio político.
El auge del PAN dio como resultado, dentro de
su organización interna, el surgimiento de un
grupo de personas que formo una nueva
corriente de ideas, el neopanismo y que
propuso al partido tener una participación
mas activa en los procesos electorales.
La situación del PAN entre 1989 y 1994 esta
marcada por tres aspectos:
1. La fuerza política, el PRD de tendencia
izquierdista.
2. El debilitamiento del PRI, en cuanto al
numero de votos.
3. El déficit de legitimidad con el que Carlos
Salinas inició su gobierno.
En 1992, los llamados tradicionalistas del PAN
formaron una corriente interna, el foro
democrático y doctrinario, con el propósito de
estudiar y proponer modificaciones a los
documentos básicos del partido, de manera
que los militantes influyeran en las decisiones
de la dirigencia.
El conflicto que estallo en Chiapas el primer
día de 1994 represento una oportunidad para
que el PAN se representara como la opción
pacifica y el símbolo de la modernidad
pacifica, al tiempo que reafirmo su
compromiso con el cambio no violento y el
pleno funcionamiento del Estado de derecho.
Las tendencias electorales de 1994 y 1995
parecían mostrar que el PAN se había
convertido en la más fuerte organización
política de las clases medias y populares de las
zonas urbanas del país.
Los avances del PAN contribuyeron para que
el partido aceptara la candidatura del
gobernado de Guanajuato Vicente Fox, a la
presidencia de la Republica en los comicios de
2000, luego de una intensa precampaña que
permitió a Fox atraer muchos simpatizantes
entre las clases media y popular de las zonas
urbanas.
Desde el primer año de gobierno de Fox, los
medios de comunicación empezaron a
percibir, a través de las encuestas de opinión,
un animo de desilusión entre la población
mexicana, por el supuesto incumplimiento de
las múltiples promesas de campaña electoral.
El pederrista Andrés Manuel López Obrador
gozaba de una popularidad creciente, que lo
perfilaba como un posible ganador en las
elecciones presidenciales de 2006, Esta
circunstancia no solo preocupo al Pan, sino
también al mismo presidente Fox.
Las elecciones presidenciales del 2006 –
empañadas por la “guerra sucia” que marco
las campañas- dieron el triunfo, por muy
estrecho margen, al candidato panista quien
tomo posesión de la presidencia de la
Republica en un ambiente de gran tensión.
El origen del PRD esta vinculado al surgimiento
de la llamada Corriente Democrática que se
formo en 1986, cuando un grupo de priìstas del
ala izquierda integraron el Movimiento de
Renovación Democrática.
Cuando se dio a conocer la candidatura
oficial de Carlos Salinas, coparticipe de la
política económica neoliberal, los miembros
de la corriente Democrática abandonaron el
PRI y se dispusieron a elegir su propio
candidato.
El triunfo del candidato priista se dio en medio
de una dura polémica acerca de la validez de
los resultados de los comicios, debido a las
circunstancias de “la caída del sistema
computacional” el día de las elecciones.
En mayo de 1989 se fundo el Partido de la
Revolución Democrática (PRD) que a lo largo
del sexenio, se fue constituyendo en una
fuerza política de oposición capaz de
competir contra la alternativa derechista del
PAN.
Como efecto de la crisis provocada por el
divisionismo interno, el PRD sufrió una caída en
las preferencias electorales, en comparación
con los triunfos obtenidos en 1988 por su
organización original, el Frente Democrático
Nacional (FDN).
En 1917 cuando se realizaron los primeros
comicios en el Distrito Federal para elegir al
jefe de gobierno, el PRD alcanzo un avance
de gran importancia, gracias al triunfo
abrumador de Cuauhtémoc Cárdenas para la
jefatura del gobierno, y a la conquista de 38
de los 40 escaños de mayoría relativa en la
Asamblea Legislativa.
La clasificación sobre la labor del jefe de
gobierno del D.F Andrés Manuel López
Obrador se mantuvieron en constante
ascenso, con cifras de aprobación sin
precedentes en la historia política de México,
a pesar de las criticas que recibieron algunas
de sus acciones.
La creciente popularidad de López Obrador
fue una señal de alarma para el PRI y el PAN y,
en particular, para el presidente de la
Republica. Empezaron entonces las fricciones
y la búsqueda de medios para obstaculizar la
carrera por la presidencia de AMLO.
Los videoescándalos mostraron el presunto
enriquecimiento ilícito de algunos funcionarios
del gobierno del D.F. Tales escándalos
dañaron al PRD y, en particular, la imagen de
López Obrador, ante la sospecha de que
quizás estuvo al tanto de las acciones ilícitas
de sus subalternos.
El procurador general de la republica presento
a la Cámara de Diputados una petición de
desafuero que eliminara la inmunidad de que
gozaba López Obrador, en virtud de su cargo
como jefe de gobierno del D.F.
El procurador quedo en entredicho al darse a
conocer que había participado junto con el
presidente Fox y otros miembros del gabinete,
en una reunión con el presidente de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la
cual se discutió el proceso de desafuero del
jefe de gobierno capitalino.
Pronto se demostró que el proceso de
desafuero, al contrario de lo que esperaban
sus promotores, estaba actuando en beneficio
de López Obrador al incrementar su nivel de
popularidad, mientras que descendía el del
presidente Fox. Por ello la situación dio un giro
significativo.
Las campañas para la sucesión presidencial
en 2006 se desarrollaron en un deplorable
ambiente de “guerra sucia” con ataques y
difamaciones mutuas, principalmente a través
de spots televisivos.
La coalición por el bien de todos impugno los
resultados y pidió un recuento “voto por voto”
y “casilla por casilla”. Sin embargo el Tribunal
Electoral por unanimidad declaro validas las
elecciones y considero presidente electo
Felipe Calderón, a pesar de admitir que el
proceso mostraba irregularidades. Durante la
Convención Nacional Democrática, se
designo a López Obrador “presidente legitimo
de México”.
El conflicto grave que se temía en el país no
sucedió, pues López Obrador insistió ante la
opinión publica, y sobre todo ante sus
seguidores, que su protesta habría de
manifestarse mediante una “resistencia
pacifica”.
Sin que los pederrista pudieran ya impedirlo,
Calderón luciendo la banda presidencial,
rindió protesta ante el pleno del congreso,
sellando así el traspaso de poderes en
circunstancias nunca antes vistas en una
sucesión presidencial.
El partido del trabajo (PT) es una organización
política de izquierda integrada por un
conjunto de militantes, de organizaciones
sociales de masas democráticas y populares,
así como de algunos protagonistas de luchas
sociales.
De acuerdo con su declaración de principios,
el Partido Verde Ecologista de México,
proclama ser una organización ecologística
interesada fundamentalmente en el cuidado y
conservación de la naturaleza y del medio
ambiente.
El Partido Centro Democrático (PCD) fue
creado en febrero de 1997 por Manuel
amacho Solís, destacado priísta que reunió a
su partido tras fracasar en un intento por
conducirlo a un cambio renovador, sin ruptura.
El Pario de la Democracia Social (PDS) fue
creado en 1999 por Gilberto Rincón Gallardo,
quien contendió en las elecciones
presidenciales del año 2000, con un plan d
gobierno en el que estaban representados
todos los grupos minoritarios de la sociedad.
Los partidos por la Convergencia Democracia
(CD), Alianza Social (PAS), y Social Nacionalista
(PSN), creados en el año 2000 integrados a la
coalición de izquierda Alianza por México, que
postuló a Cuauhtémoc Cárdenas como
candidato presidencial. En el 2006,
Convergencia formo con el PRD y PT la
Coalición Por el Bien de Todos.
Los Partidos Alternativa Socialdemocrata y
Campesina, y Nueva Alianza obtuvieron su
registro el 14 de julio del 2005, encaminados
hacia el proceso electoral de 2006. El primero
de ellos postuló como candidato a la
Presidencia de la República a Patricia
Mercado Castro.
El Partido Nueva Alianza (Panal) postuló como
candidato a la presidencia de la República a
Roberto Campa Cifrán, quien había
pertenecido al PRI, con el objetivo de restarle
votos a Roberto Madrazo.
LA DEMOCRATIZACIÓN MEXICANA.
Según su etimología griega, la palabra
democracia significa poder (kratos) del pueblo
(demos). Existen notables diferencias entre la
democracia de los griegos antiguos y la de los
Estados modernos: la primera era una
democracia directa, en tanto que la segunda
es indirecta.
El carácter directo de las democracias de la
Grecia antigua se apoyaban en el hecho de
que el pueblo (el conjunto de las personas que
los griegos de la época clásica consideraban
como tal) participaba de manera continua,
aunque rotatoria en el ejercicio del poder.
En los Estados-nación modernos, de
dimensiones considerablemente mayores en
tamaño y en números de pobladores que la
polis griega, no cabe la posibilidad de un
gobierno directo de los ciudadanos, por lo que
se ejerce de forma indirecta, es decir,
representativa.
El concepto de ciudadano también es
diferente al de las democracias griegas, y a lo
largo del tiempo se ha venido precisando,
sobre todo a partir de la difusión de las ideas
de libertad e igualdad, exaltadas por la
ilustración y reforzadas en la Declaración de
los derechos del hombre y del ciudadano.
Durante el siglo XIX y gran parte del XX, el
término de ciudadano no incluía a todo el
pueblo en el sentido estricto; además, el
reconocimiento del sufragio femenino sólo se
logró después de una larga lucha, no exenta
de violencia, de grupos de mujeres que en
varios países occidentales exigieron el respeto
a sus derechos ciudadanos.
En las democracias modernas, apoyadas en la
teoría liberal, la afirmación de que el poder es
del pueblo, se sustenta en las fuentes del
poder y en la legitimidad del mismo. El poder
es legitimo solo cuando el origen es vertical,
de los gobernados a los gobernantes; es decir
únicamente cuando emana de la voluntad
popular.
La democracia representativa implica que el
pueblo tiene el derecho y el deber de elegir a
sus gobernantes por medio de elecciones
libres, para las cuales no exista presión alguna
y cuya realización se fundamente en la
opinión pública.
Las características o requisitos a la
democracia liberal son el sufragio universal, el
equilibrio entre poderes, el pluralismo de
partidos, la autoadministración local, la
supremacía de la ley y el respeto al derecho
de las minorías.
En la mayoría absoluta, un 51% de las
votaciones cancela el restante 49%; en
cambio según el principio mayoritario
moderado, la mayoría toma en cuenta los
límites, es decir, respeta los derechos y la
libertad de las minorías.
En el siglo XX, fue cobrando mayor aceptación la
idea de que lo fundamental para una democracia
representativa es que el disenso, la oposición, la
política de los adversarios y la discusión son
nociones que adquieren un valor y un papel
positivos en el contexto del pluralismo, con base en
la opinión pública. Elecciones libres con una
opinión que no es libre no significa nada; el pueblo
soberano con opiniones propias se limita a ratificar
algo, pero no gobierna.
La opinión pública es esencial sobre todo durante
los procesos electorales, cuando los ciudadanos
requieren información para tomar una decisión a la
hora de votar. Pero es precisamente entonces,
cuando el ciudadano está expuesto a las presiones
de quienes tengan intereses particulares que
puedan distorsionar la información.
Es posible lograr una opinión pública
relativamente autónoma siempre que se den
dos condiciones:
a) Un sistema educativo que no sea un sistema
adoctrinamiento.
b) Una estructura global de centros de
influencia e información plural y diversa.
El policentrismo se refiere a la estructura de los
medios de comunicación que caracteriza las
democracias. Es un instrumento que permite
superar dos de las fallas que adolecen los
medios de comunicación: la influencia en la
cantidad de información y su orientación
tendenciosa.
La educación tiene la responsabilidad de
hacer ciudadanos más informados e
interesados, y de “un crecimiento general de
los niveles de instrucción se refleje en un
aumento específico del público informado de
los asuntos públicos.
En la representación mayoritaria, la elección
del votante está limitada a una sola
alternativa, pues este sistema propone
candidatos individuales y triunfador se queda
con todo. En los sistemas proporcionales,
donde se proponen lista de cambio de
partido, y el triunfo es compartido y se requiere
de un porcentaje electoral.
La historia política de México estuvo
dominada por la existencia de un sistema de
presidencialismo autoritario apoyado, a a
partir de 1929, por un partido hegemónico
que, con diferentes nombres (PNR, PRM y PRI),
mantuvo una estrecha comunicación con el
Estado.
El presidencialismo se caracteriza por la acumulación de funciones del jefe de Estado y jefe de Gobierno en la persona del Presidente de la República, elegido por sufragio popular y que solo es responsable políticamente ante el pueblo. El presidente encabeza, con plenos poderes , la administración pública; tiene facultad para nombrar los miembros de su gabinete y para removerlos libremente, sin tener que dar, pedir autorización al Congreso. Ejerce un autentico liderazgo personal, pues acumula varia jefaturas: la del Estado, la del Gobierno, la del partido que pertenece, y le da fuerza armada.
A diferencia del presidencialismo de Estados
Unidos –considerando el prototipo de tales
sistemas- que se basa en una división de
poderes real en la práctica, el
presidencialismo mexicano se caracterizó
también en la práctica, por la excesiva
concentración del poder en el ejecutivo.
El éxito de la estabilidad de la política
mexicana está relacionado con la existencia
de un partido oficial, cuya fundación como
Partido Nacional Revolucionario se debió
pesimamente a la necesidad de lograr
cohesión y disciplina, entre los numerosos
lideres militares y políticos que habían surgido
de la Revolución.
El presídete de la República, miembro
prominente del partido, se encargaba de
velar por la continuidad de éste en el poder, a
través de formas de imposición como el
dedazo y la manipulación de los procesos
electorales; en tanto que al mismo tiempo, el
Partido de Estado reforzaba el autoritarismo
presidencial.
Las demandas del conocimiento de la
pluralidad social empezaron a expresarse de
una forma más intensa después de los
violentos sucesos de 1968; de ahí en adelante
se produjo un proceso de modernidad cultural
e intelectual, que fundamento la existencia
del pluralismo político.
La reforma de 1963 se fundamentaba en la
idea de que un régimen democrático, "tanto
las mayorías como las minorías tienen derecho
a opinar, a discutir, y a votar, pero solo la
mayoría tiene derecho a decidir”.
Con la formación electoral de 1973, se
pretendía establecer un régimen de partidos
donde cada uno de ellos tuviera acceso al
poder, de acuerdo con el número de votos
que recibiera. Un cambio fue el de ampliar el
número acreditable de diputados de partido,
llegando hasta 25 en vez de 20 y se reajustaría
la base democrática de los distritos
electorales.
L a reforma electoral de 1977, amparada por
la LFOPPE, planteó importantes modificaciones
para institucionalizar las fuerzas políticas
opositoras, ofreciéndoles mayores
posibilidades de representación en la Cámara
de Diputados.
El aspecto central de la LFOPPE era beneficiar
a los grupos políticos minoritarios, porque
aparte de considerar a los partidos que ya
gozaban de registro, habría posibilidades para
que otras organizaciones de interés político
tuvieran acceso al sistema.
La reforma electoral de 1986 pretendía dar
respuesta a una serie de protestas surgidas en
relación con el resultado de las elecciones
federales de 1985, y con numerosos conflictos
ocurridos durante las elecciones locales.
Durante el gobierno de Carlos Salinas se creó,
a partir de 1990, una nueva reforma electoral
que realizo varias modificaciones en relación
con los colegios electorales, los partidos
políticos y el Tribunal Electoral.
En 1990 se aprobó el Cofipe, por el cual se
crea el IFE como autoridad responsable
“ejercicio de la función estatal de organizar las
elecciones para renovar los poderes
Legislativo y Ejecutivo de la Unión”, en calidad
de organismo público autónomo, dotado de
personalidad jurídica y patrimonios propios.
En 1992 se acordó la expedición de una nueva
credencial con fotografía para votar, con el
diseño y la aprobación de todos los partidos
políticos, con la finalidad de lograr la
identificación plena y transparente de los
ciudadanos inscritos en el padrón nacional.
La reforma sobre la situación jurídica del
Distrito Federal consideraba la creación de
órganos de gobierno específicos para esa
zona, y proponía un procedimiento que
transfería el nombramiento del jefe del D.F.,
hecho por el Presidente de la República, al
grupo de candidatos electos en el Congreso
de la Asamblea de Representantes.
Con el propósito de evitar un clima de
confrontación violenta en las elecciones de
1994, ocho partidos políticos con registro y sus
respectivos candidatos suscribieron el acuerdo
para la paz, la justicia, que sirvió de base para
los acuerdos sobre una nueva reforma
electoral.
La reforma electoral de noviembre de 1996
hizo modificaciones al Tribunal Electoral, el
régimen de los partidos y al financiamiento
público de éstos, a la composición del
Congreso de la Unión, y a la competencia
electoral en la Ciudad de México.
La mayoría de la población confiaba en las
promesas de cambio, tantas veces repetidas
por Vicente Fox durante su campaña. Sin
embargo, el cambio no se produjo en la
medida en que se esperaba y muchas de las
promesas no se cumplieron.
La inconformidad hacia el gobierno federal de
Fox, más evidente entre las clases populares,
contrastaba con la popularidad creciente del
Jefe de Gobierno del D.F. el pederrista Andrés
Manuel López Obrador, quien comenzó a
perfilarse como el candidato idóneo para
competir por la presidencia de la República
en 2006.
La rivalidad entre Fox y López Obrador
provocó serias ficciones, y desembocó en la
búsqueda de medios para obstaculizar las
aspiraciones presidenciales de López Obrador.
Uno de esos medios fue la publicación de una
serie de videos que le perjudicaban de
manera indirecta. Pero el ataque mas severo
fue el proceso de desafuero.
El procesó de desafuero que hubiera sometido
López Obrador, y le hubiera impedido ser
candidato presidencial, terminó en fracaso al
revelarse que la maniobra había sido
orquestada por Fox y algunos miembros del
gabinete.
La clara ventaja de López Obrador sobre el
resto de los contendientes provocó gran
preocupación, principalmente entre los
panistas. Entonces adquirió fuerza la llamada
guerra de los “spots” televisivos entre los
partidos.
El día de las elecciones (2 de julio) los
resultados de la votación fueron tan cerrados
entre los candidatos del PAN y PRD (en
realidad una coalición de partidos), que
obligo al presidente del IFE a posponer el
anuncio del resultado final hasta el día 5.
López Obrador impugnó los resultados con el
argumento de fraude electoral; sus seguidores
con la frustración de la sorpresiva derrota,
organizaron manifestaciones, hicieron
plantones, ocuparon avenidas clave de la
capital y sólo reconocieron como “presidente
legítimo” a López Obrador.
El 1 de diciembre, la toma de posesión del
presidente electo fue otro momento de
inquietud y turbulencia, protagonizado por los
legisladores pederristas que trataban de
impedir el acto de transición de poderes, y los
panistas que luchaban porque sí se llevara a
cabo.
En el 2007, los diputados del PAN, PRD y PRI,
acordaron llevar a cabo una reforma electoral
que evitara que se presentara de nuevo una
situación como la experimentada durante y
después de los comicios presidenciales de
2006.
La reforma del 2007 contempla cuatro temas:
1. Régimen de partidos.
2. Condiciones de la competencia.
3. Medios electrónicos y contienda política.
4. Autoridades electorales, IFE y Tribunal
Electoral.