Plan de Formación Litúrgica

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  • Madrid, 1.o de marzo de 1984.

    Querido alumno:El Instituto Internacional de Teologa a Distancia le ofrece este texto de

    estudio y de trabajo sobre LA SANTIFICA CIONDEL TIEMPO (11), que formaparte del Plan de Formacin Litrgica.

    Iniciamos este Plan de Formacin persuadidos de que la Liturgia, que haceactual y presente en nuestra vida la persona y la obra salvadora de Jess,contribuye de forma singular a poner de manifiesto el misterio de Cristo y lanaturaleza autntica de la verdadera Iglesia.

    Tenemos la esperanza de que nuestro trabajo ser acogido con inters porlas comunidades cristianas. Su profundizacin facilitar la tarea de aquellosque desarrollan actividades pastorales y ayudar a todos a participar de forma'plena, consciente y activa en la liturgia, cumbre y fuente de la vida de la Iglesia,donde bebemos el espritu verdaderamente cristiano.

    Nuestro agradecimiento a don Julin Lpez Martn, profesor de laFacultad de Teologa del Norte de Espaa (Burgos), autor del texto original; adoa Ana Picola Tayn, profesora del Instituto, que ha adaptado el texto anuestra metodologa, y a los profesores del Departamento de Produccin, quehan colaborado con sus aportaciones en la revisin del texto.

    No queremos dejar de recordarle que todo el equipo de profesores de esteInstituto est a su disposicin para ayudarle a conseguir el mayor aprovecha-miento en sus estudios.

    Le saluda cordialmente,AGUSTIN GARCIA-GASCO VICENTE

    Director.

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    CONTENIDO

    VOLUMEN 1

    UNIDAD 1. Tiempo e historia de la salvacin.

    Tema 1. La salvacin y sus fases histricas.Tema 2. El Misterio Pascual, clave de la salvacin en la historia.Tema 3. El tiempo litrgico, actualizacin de la salvacin.

    UNIDAD n. El domingo, fiesta primordial.

    Tema 1. El origen del domingo.Tema 2. El domingo es la Pascua semanal.Tema 3. El domingo, da de la Iglesia y de la eucarista.Tema 4. El domingo, precepto o fiesta?Tema 5. Pastoral litrgica del domingo.

    UNIDAD IlI. El ao litrgico.

    Tema 1. Teologa y espiritualidad del Ao Litrgico.Tema 2. El Triduo Pascual y la Cincuentena.Tema 3. La Cuaresma, preparacin para la Pascua.Tema 4. El ciclo de la manifestacin del Seor.Tema 5. El Tiempo Ordinario y el Santoral:

    VOLUMEN II

    UNIDAD IV. La Liturgia de las Horas.

    Tema 1. La oracin de Jess y los primeros cristianos.Tema 2. La Liturgia de las Horas de ayer a hoy.Tema 3. La Liturgia de las Horas, oracin de toda la Iglesia.Tema 4. La Liturgia de las Horas, santificacin del tiempo.Tema 5. La Liturgia de las Horas es una celebracin.Tema 6. Las principales horas del oficio: Laudes y Vsperas.Tema 7. El Oficio de Lectura y las Vigilias.Tema 8. Liturgia de las Horas y eucarista.

    ---=-Iemi---5I. Elementos---CleJa_Lififfgi--eJa~ !foras. ---- -- -

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    LA SANTI ICACION DEL TIEMPO

    UNIDAD DIDACTICA IV

    LA LITURGIADE LASHORAS

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    CONTENIDO

    INTRODUCCION

    TEMA 1. La oracin de Jess y de los primeros cristianos.

    1. Las horas de oracin en la poca de Jess.2. Jess, maestro de oracin.3. El contenido de la oracin cristiana.4. La oracin de la comunidad primitiva

    TEMA 2. La Liturgia de las Horas de ayer a hoy

    1. Los primeros testimonios (ss. I-IJI).2. Las primeras tentativas de organizacin (ss. IV- VI).3. La formacin del Ofici completo (ss. VI-IX).4. Decadencia y privatizacin del Oficio (ss. X-XV).5. Las reformas del Oficio hasta el Vaticano JI (ss. XVI-XX).6. ElConcilio Vaticano JI y la reforma posterior.

    TEMA 3. La Liturgia de las Horas, oracin de toda la Iglesia

    1. Del Brevieario a la Liturgia de las Horas.2. El ideal de la Liturgia de las Horas.3. Dimensin trinitaria de la Oracin de las Horas.4. Dimensin comunitaria del Oficio Divino.5. Plegaria de la Iglesia y en nombre de la Iglesia.

    TEMA 4. La Liturgia de las Horas, santificacin del tiempo

    1. La santificacin del tiempo.2. Santificacin humana y ritmo de vida.3. Dimensin escatolgica.4. La Liturgia de las Horas, ji/ente y cumbre de la accin pastoral.

    TEMA 5. La Liturgia de las Horas es una celebracin

    1. Celebrar y celebracin.2. El Oficio Divino es una celebracin en la fe.3. Superacin de algunas antinomias.Le Elmandat()-de celebrar la LltUliiade~las-Horas.

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    ,------IEMA6.-Las-Principales- horas del Oficio: Laudes y Y~Qera~._1. Simbolismo humano-religioso de la luz y las tinieblas.2. Configuracin simblica y espiritual de la oracin matutina y vespertina.3. Significado de los Laudes.4. Significado de las Vsperas.5. Ritmo celebrativo de Laudes y Vsperas.

    TEMA 7. El Oficio de Lectura y las Vigilias

    1. La lectura de la Palabra de Dios en el Oficio Divino.2. El Leccionario Bblico del Oficio de Lectura.3. Las lecturas patrsticas.4. Las lecturas histricas y hagiogrficas.5. Estructura celebrativa del Oficio de Lectura.6. Las Vigilias.Apndice: La Hora Intermedia y las Completas.

    TEMA 8. Liturgia de las Horas y eucarista

    1. El Misterio Pascual actualizado en la Liturgia de las Horas.2. La Liturgia de las Horas, prolongacin de la eucarista.3. El sacrificium Laudis en la eucarista y en el Oficio.4. Carcter anamntico y escatolgico de la Liturgia de las Horas.5. La Liturgia de las Horas, preparacin para la eucarista.

    TEMA 9. Elementos de la Liturgia de las Horas

    1. Los salmos.2. Las lecturas.3. Los responsorios.4. Los himnos.5. Las preces y las oraciones conclusivas.

    CONCLUSION

    Lecturas recomendadasTextos para la reflexin personalEjercicio de aplicacin pastoral

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    INTRODUCCION A LA UNIDAD

    El Oficio Divino en la actualidad

    El inters por el Oficio Divino, como plegaria de la Iglesia, se ha despertado otravez, al ser publicados la edicin oficial espaola de la Liturgia de las Horas (1979-1981)Y un Diurnal con las horas principales (1982). Las comunidades religiosas y los queestn obligados a celebrar el Oficio Divino (cf. CIC 1174- I) no son los nicos que oran enla actualidad, utilizando las frmulas y los salmos con los que tradicionalmente la Iglesiaha ofrecido al Padre el sacrificio de alabanza.

    Sin embargo, la Liturgia de las Horas es para muchos todava un tipo de oracinreservada a clrigos y monjes; an no se ha superado esta mentalidad, ampliamente desau-torizada por el Concilio Vaticano II y por la reforma litrgica. Por eso a la hora de unarenovacin, no es lo ms importante la adaptacin de unos libros litrgicos a la situacin enque viven hoy pastores y fieles, sino el conseguir un cambio profundo de actitud y de modode pensar.

    El Oficio Divino ha sido uno de los campos donde la reforma litrgica ha realizadouna tarea ms acabada, dentro de las deficiencias inevitables en toda obra humana. Contodo, a los veinte aos de la promulgacin de la Constitucin Sacrosanctum Concilium (4de diciembre de 1963) se constata todava que, salvo contadas excepciones, la Liturgia delas Horas no est presente en la vida litrgica de las comunidades cristianas, especialmenteen las parroquias. El Pueblo de Dios debe recuperar una plegaria que le pertenece, que, pordefinicin, es eclesial. La privatizacin, durante siglos, del Oficio por el clero y el mona-cato debe acabar, y se ha de volver a la tradicin ms genuina, en la que los fieles se reu-nan, presididos por sus pastores, para iniciar el da y clausurarlo con la alabanza y laaccin de gracias al Seor.

    Dificultad para la oracin

    La vuelta a los orgenes no es fcil. La situacin actual de la sociedad y de la vidalaboral est a siglos de distancia del modo de vivir en aquella poca, y no es posible elretorno sin esfuerzo y reflexin. La dificultad, que reconocemos, no tiene por qu sermotivo para desistir del noble empeo de restituir a esta forma de oracin la importanciaque tuvo para la vida de la comunidad. Sigue en pie el mandato de Jess a sus discpulos deorar constantemente y la experiencia secular de la Iglesia que, fiel a ese mandato, dio vida ala plegaria eclesial y comunitaria para hacer realidad ese modo de orar.

    El sentido y el valor de la oracin son un problema en nuestro tiempo, y esta situa-

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    "--'------------'Cw.j,n-plantea_una_dicu1tacLPorque no puede existir-oracin e_cjesiillllL!Aturgia de las'------:-------:------

    Horas sin verdadera oracin, aunque se ejecuten los gestos convenidos y se pronuncien lasfrmulas aprobadas. Ya deca San Benito en su famosa Regla que la menteconcuerde conla voz. La oracin es, ante todo, un movimiento interior, un acto del espritu que busca aDios y se pone a la escucha de su Palabra, un afecto y una contemplacin, aunque participedel gesto corporal, de las palabras dichas con los labios, del canto, de la lectura, etc. Lo pri-mero viene exigido por la esencia de la oracin, lo segundo por la naturaleza del hombre.Lo importante es que ambas realidades estn unidas.

    Al hombre de hoy le resulta difcil orar. Est acostumbrado a ver el mundo comoalgo cerrado y sujeto a leyes que cada da busca conocer y dominar por medio de la ciencia.Esta visin le cierra el horizonte de su existencia y no le permite ver ms all de las cosas yde los acontecimientos. Su incapacidad progresiva para concebir la trascendencia, lejos deampliar el campo de su conciencia, lo limita y le impide recurrir a Dios, a un Dios que veancestralmente situado en una esfera superior, ausente y absurdo.

    Para el hombre moderno, el pensamiento religioso evoca claudicacin de la libertady renuncia al protagonismo de la propia existencia, una especie de alienacin. Dios haempezado a ser una palabra carente de significado; invocarlo es una ilusin, pedirle algoexpresa la propia incapacidad, darle gracias representa un derroche de fantasa. La religiny sus manifestaciones se pueden explicar por las teoras sociolgicas y psicolgicas quehablan del inconsciente colectivo, del temor a lo desconocido y de la culpa.

    A esta dificultad se suman los problemas del lenguaje religioso, forjado en una cul-tura precientfica, naturalstica y agraria. Hoy puede parecer anacrnico el uso de un voca-bulario, de unas expresiones e imgenes de otro tiempo, aunque pertenezcan a textos bbli-cos como los salmos, que son palabra inspirada y vehculo de la automanifestacin deDios. Sin embargo, hay que reconocer que el lenguaje bblico, por su riqueza simblica, esms vlido y eficaz para expresar y transmitir la experiencia de la fe y de la trascendencia.En este sentido, la plegaria que se nutre de la Biblia posee una eficacia interna, superior acualquier otro tipo de oracin.

    Para algunos la dificultad ante la oracin litrgica se encuentra en el hecho de que setenga que hacer con frmulas establecidas de antemano; prefieren una oracin que seaespontnea, improvisada, libre de todo cauce. El evangelio, segn ellos, estara a favor deesta mentalidad, porque nos indica que es fcil orar con los labios, mientras el corazn estlejos (cf. Mt 15, 8).

    Es evidente que existe un divorcio secular entre la plegaria personal y la litrgica.Esta se haba hecho demasiado ritualista y objetiva, aquella ms devocional e individua-lista. La primera se recomendaba como base de la espiritualidad personal, mientras que lasegunda se haba de realizar como una obligacin. De esta manera difcilmente se podaintegrar la oracin personal en la oracin de la Iglesia. Es, por tanto, necesario presentar laoracin litrgica no slo desde la dimensin jurdica sino tambin desde la perspectivainterpersonal, contemplativa, festiva y fraterna.

    Estos y otros problemas afectan a la oracin en general y, ms en concreto, a laLiturgia de las Horas. Hay que verlos como estmulo para profundizar en el conocimiento yen la experiencia de la oracin eclesial de las horas. El Oficio Divino, como iremos viendo,es mucho ms que una forma de plegaria comunitaria y tradicional en la Iglesia; es un

    _____~m=e"-"d=io de_~ntifjcacin,un signo sagrado, una accin que se extiende ms. all de las horas- - -en-las que se realiza y que impregna-de-sentido trascendente-el tlempo de -los hombres.-----==-~

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  • Finalidad-- --~~~~~~~~~~

    Si se tiene en cuenta lo expuesto anteriormente, la finalidad de esta Unidad tiene queser mltiple. Por una parte, queremos dar a conocer los fundamentos teolgicos y espiritua-les de la Oracin de las Horas, tal y como aparece estructurada y organizada despus de lareforma litrgica del Vaticano n. Por otra parte, buscamos estimular y motivar su correctacelebracin, conforme al ideal propuesto por el mismo Concilio. Este ideal supera la visinprivatizadora del Oficio Divino y lo devuelve a su legitimo propietario y beneficiario: elPueblo de Dios unido a sus pastores e iniciado por ellos en la alabanza divina y en la inter-cesin universal. La Liturgia de las Horas ha de constituir un apoyo fundamental de laespiritualidad cristiana, lo mismo que la Eucarista o la participacin en los sacra-mentos.

    Temario y objetivos

    El desarrollo de la unidad lo hacemos en nueve temas. En los dos primeros ofrece-mos la fundamentacin bblica e histrica de la oracin y, en concreto, de la Liturgia delas Horas:

    Tema 1: La oracin de Jess y de los primeros cristanos.

    Tema 2: La Liturgia de las Horas de ayer a hoy.

    Los seis temas siguientes los dedicamos a exponer la teologia y esperitualidad delOficio Divino reformado segn los decretos del Vaticano Il, actualmente en vigor:

    Tema 3: La Liturgia de las Horas, oracin de toda la Iglesia.

    Tema 4: La Liturgia de las Horas, santificacin del tiempo.

    Tema 5: La Liturgia de las Horas es una celebracin.

    Tema 6: Las principales horas del Oficio: Laudes y Vsperas.

    Tema 7: El Oficio de la lectura y las Vigilias.

    Tema 8: La Liturgia de las Horas y la Eucarista.

    En el ltimo tema estudiamos los principales elementos que configuran el OficioDivino, particularmente los salmos.

    Tema 9: Elementos de la Liturgia de las Horas.

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    Tema 1: la oracin de Jess y de los primeros cristianos

    Sinopsis

    1. las horas de oracin en la poca de Jess

    Jess naci

    - en un pueblo que saba orar, en contraste con el mundo pagano y politesta desu entorno, que despreciaba la oracin

    - en una familia piadosa, que observaba sus deberes con el Seor

    La prctica juda- comprenda tres momentos de plegaria al da: la maana, el medioda y la tarde

    (Ps 55; Dn 6/10)- asociaba la plegaria al sacrificio, para darle a ste un sentido- el ncleo de la plegaria matinal y vespertina era el Shma Yisrael (escucha,

    Israel), acto de fe y reconocimiento al Dios salvador; la plegaria del mediodaera la Tephillah, constituida por 18 bendiciones y peticiones

    2. Jess maestro de oracin con su ejemplo y su enseanzade la encarnacin de Cristo arranca el valor y eficacia de la oracin cristiana,ya que

    - la oracin de Cristo es continuacin en la historia del indecible intercambioamoroso intratrinitario

    - la asuncin por Cristo de los medios humanos de comunicacin los consagra ylos santifica

    - Cristo es el camino de nuestra relacin con el Padre, el mediador nico de todaliturgia

    Jess, segn el testimonio evanglico

    - recita las plegarias propias de cada hora del da- acude al templo, participa en el culto sinagogal, bendice las comidas y observa

    el seder de la cena pascual- eleva con frecuencia al Padre otras oraciones en los diferentes momentos de

    su vida --

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  • tos-consejos de Jess sobre la oracin se centran en---------------

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    - la pureza de intencin: no hay que orar para ser vistos, porque lo que importaes la autntica motivacin interior

    - la correspondencia del corazn y los labios: la oracin slo de los labios es unaoracin muerta

    - la confianza en el Padre: la actitud de confianza filial es la que hace eficaznuestra oracin

    - la necesidad de la oracin, hecha en su nombre, presentando todas nuestrasnecesidades, con humildad, con perseverancia...

    3. El contenido de la oracin cristiana

    El Padrenuestro, a finales del siglo 1, ha sustituido al Shem, tres veces al da

    - la nueva relacin del hombre con Dios, introducida por Cristo, se expresa enuna nueva plegaria

    - la diferencia fundamental entre ambas plegarias est en el sujeto: en el Shemhabla Dios, en el Padrenuestro, el orante. Porque el Padrenuestro es la oracinde Jess, el Hijo amado

    jAbba, Padre! clave de la oracin cristiana- expresin jams usada en el judasmo- la gran enseanza de Jess sobre la oracin, quien, al transmitirnos la gracia de

    la filiacin divina, ha hecho posible que digamos: Padrenuestro...

    4. la oracin de la comunidad primitiva

    Ejemplos de oracin y de perseverancia en ella- los Hechos nos testimonian esta perseverancia: oraciones realizadas en comn,

    asistencia al templo y a la sinagoga, guarda de las horas de plegaria y oracinvigilar, que es una innovacin

    - los Hechos nos transmiten tambin muchas plegarias motivadas por diversascircunstancias

    - la unidad del_gr~po_en un mismo lugar apareca como expresin de la comu-nin en el Espjritu_deLSer_~._

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  • 11 Et]5apelde-Cristoen1a oracin cristiana segn el Nuevo Testamentoen el NT se distinguen tres momentos en relacin con este papel

    - Cristo como orante y ejemplo- Cristo como mediador de nuestra oracin al Padre- Cristo como trmino de la plegaria cristiana

    estos cambios de perspectiva se reflejan en- las doxologas, expresiones laudatorias breves, dirigidas bien al Padre solo,

    bien a Cristo solo, bien' a ambos- las bendiciones al Padre por la obra salvadora de Cristo.

    - constan de una invocacin de alabanza y de una mencin de motivos- tiene corte trinitario- tienen gran proximidad con la plegaria eucarstica

    - los himnos critolgicos

    - compuestos en las comunidades primitivas antes de la redaccin de losescritos apostlicos

    - representan intentos de sntesis y de avance en la reflexin sobre Cristoy su obra.

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    Desarrollo del

    Introduccln

    ma

    El punto de partida obligado para un estudio vivencial de la Liturgia de las Horas es,por una parte, el ejemplo de Jess, verdadero maestro de oracin, y, por otra, el ejemplo dela comunidad apostlica, formada por los que convivieron con el Seor y fueron testigos desu entaable relacin con el Padre.

    Para comprender la oracin cristiana conviene tener como punto de referencia lostestimonios de oracin que encontramos en el Nuevo Testamento y la organizacin de laplegaria en el judasmo de la poca. Nos interesa, por tanto, acercarnos al sentido y almodo de oracin de Cristo y al de sus primeros discpulos. Para esto nos servimos de laOrdenacin General de la Liturgia de las Horas (HGLH).

    El Hijo deDios, quees unasola cosa con elPadre (Jn 10,30) Y que alentrar en el mundo dijo: He aqu que vengo, oh Dios, para hacer tuvoluntad (Hb 10,9), se ha dignado ofrecernos ejemplos de su propiaoracin. En efecto, los evangelios nos lopresentan muchsimas veces enoracin: cuando el Padre revela su misin, antes del llamamiento de losApstoles,' cuando bendice a Dios en la multiplicacin de los panes, y enla transfiguracin,' cuando sana al sordomudo y (cuando) resucita aLzaro, antes de requerir dePedro su confesin, cuando ensea a oraralos discpulos, cuando los discpulos regresan de la misin, cuando ben-dice a los nios, cuando ora por Pedro.Su actividad diaria estaba tan unida con la oracin que incluso aparecefluyendo de la misma, como cuando se retiraba al desierto o al montepara 'orar, levantndose muy de maana, o al anochecer, permane-ciendo en oracin hasta la cuarta vigilia de la noche.Tom parte tambin, como fundadamente se sostiene, en las oracionespblicas, tanto en las sinagogas, donde entr en sbado, como tenaporcostumbre, como en el templo, al que llam casa de oracin, y en lasoraciones privadas que los israelitas piadosos acostumbradas a recitardiariamente. Tambin al comer diriga a Dios las tradicionales bendi-ciones, como expresamente se narra cuando la multuplicacion delpan,en la ltima Cena, en la comida de Emas, de igual modo recit elhimno con los discpulos.

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    -Hasta-el-finalde-su-vida, acerendose ya-el momento de la Pasin.n la

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  • ultima cena, en la agona y en la cruz, el Dlvmo MaesTro mostr que------er-a-clo-a-o-racin lo que le liTmba en el ministerio mesinico y in-el trn-

    sitopascual... (OGLH 4).Adems del ejemplo de Jess, tenemos el testimonio de oracin de la primitiva

    Iglesia:

    Ya en sus comienzos, los bautizados perseveraban en or la enseanzade los Apstoles y en la comunin, en lafraccin delpan y en las oracio-nes (Hch 2,42). Por lo dems, la oracin unnime de la comunidadcristiana es atestiguada muchas veces en los Hechos de los Apstoles.Testimonios de laprimitiva Iglesia ponen de manifiesto quecada unodelos fieles sola dedicarse individualmente a la oracin a determinadashoras. En diversas regiones se estableci luego la costumbre de destinaralgunos tiempos especiales a la oracin comn, como a ltima hora delda, cuando se hace de noche y se enciende la lmpara, o la primera,cuando la noche se disipa con la luz del sol.Andando el tiempo se lleg a santificar con la oracin comn tambinlas restantes Horas, que los Padres vean claramente aludidas en losHechos de los Apstoles. All aparecen los discpulos congregados a lahora tercia. El Prncipe de los Apstoles subi a la terraza parahorar hacia la hora sexta (10,9); Pedro y Juan suban al templo a lahora de oracin, queera la de nona (3,1); hacia medianoche, Pablo ySilas, puestos en oracin, alababan a Dios (16,25) (OGLH 1).

    En el Nuevo Testamento, adems de estas alusiones a la oracin de Jess ya la de lacomunidad cristiana, nos encontramos con una enseanza directa sobre cmo han de hacerlos cristianos la oracin. Esta enseanza procede del Maestro y de los Apstoles:

    Lo que Jess puso por obra nos lo mand tambin hacer a nosotros.Muchas veces dijo: orad, pedid, en mi nombre,' incluso nospro-porcion una frmula de plegaria en la llamada oracin dominical yadvirti que la oracin es necesaria, y que debe serhumilde, atenta, per-severante y confiada en la bondad del Padre, pura de intencin y con-corde con lo que Dios es.Los Apstoles, quefrecuentemente nos aportan en las Epstolas oracio-nes, sobre todo de alabanza y de accin degracias, tambin insisten enla oracin asidua a Dios, por medio deJess, en elEspritu Santo, en sueficacia para la santificacin, en la oracin de alabanza, de accin degracias, de peticin y de intercesin por todos (OGLH 5).

    1. Las horas de oracin en la poca de Jess

    Jess naci en un pueblo que saba oral: Esta frase se atribuye a Joaqun Jere-mas, famoso exegeta protestante que ha publicado bellos estudios sobre palabras de Jess,

    _---=com_ Abb~k~obIe teJetos_del--CerL- Y

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    vuelve. Este entorno es especialmente interesante, si se tiene en cuenta que el mundo~---------~

    pagano y politesta despreCiaba la oracin como absurda e mutil y, actems-;Ia-h-aba-aho=;------~gado en su dimensin ms noble y sublime, al reducir la religin a rituales sangrientos yobscenos.

    Jess vivi en el pueblo judo y asumi sus tradiciones, sus costumbres y sus convic-ciones. Sus primeros discpulos tambin pertenecan a ese mismo pueblo y participaban dela misma herencia religiosa. La oracinprecisamente formaba parte de lo ms noble y purodel judasmo, entendido ste como la religin mosaica practicada despus del retorno deBabilonia bajo la direccin de los rabinos.

    La familia de Jess era una familia piadosa queobservabapuntualmente sus deberespara con el Seor(cf. Le 2,21; 22-24; 27; 41; 51-52). Este hecho nos permite deducirqueJess, desde nio, vivi sumergido en el ambiente de plegaria caracterstico de supueblo.

    No disponemos actualmente de un cuadro completo de la prcticajuda de la oracinen tiempos de Jess, pero existen, sin embargo, datos suficientes y seguros para determinarcon mucha aproximacin este ambiente. La ms completa documentacin la encontramosen la Mishn, cdigo rabnico compilado hacia el ao 200 de la era cristiana, particular-mente en el tratado de las bendiciones (berakhot). El texto es, naturalmente, ms antiguoque la codificacin.

    Segn el tratado Berakhot IV.l, haba tres momentos de plegaria al da: por lamaana (al nacer el da), al medio da y a la tarde. Estas tres horas correspondan a dossacrificios llamados perpetuos, porque se ofrecan todos los das en el Templo de acuerdocon la prescripcin de Num 28, 2-8 (cf. 1 Cr 16,40; 2 Cr 13,11). Sin embargo, no es posi-ble saber si el llamado sacrificio vespertino coincida con la oracin del mediada o con lade la tarde. Respecto del sacrificio matutino no hay duda, coincidaplenamente con la ora-cin que se haca al amanecer. Es importante destacar la asociacin que se daba entre ple-garia y sacrificio. Mientras en el Templo los sacerdotes, rodeados por los fieles asistentes,oficiaban el sacrificio, el pueblo a fuera se una a l desde el lugar donde se encontrase.

    La plegaria era la manera de unirse a la accin sacrificial y dar sentido a sta; lopodemos constatar en esta setencia rabnica: el canto (= la oracin) confirma el sacrifi-cio y esunapartede l, quenosepuede omitir, puessacrificio sin canto (= oracin) noesgrato a Dios. Cuando se trataba de ofrecer sacrificios individuales o de todo el pueblo porlos pecados, la oracin iba acompaada de la confesin de las culpas. No conviene olvidaresta unidad entre rito y plegaria y cmo la plegaria hace al sacrificio digno y agradablea Dios.

    La prctica de la oracin en los tres momentos del da aparece recogida en elSalmo 55:

    Pero yo invoco a Dios, y el Seor me salva:por la tarde, en la maana y al mediodame quejo gimiendo.Dios escucha mi voz (vv. 17-18).

    ___ En el libro de Daniel se narra la costumbre del joven profeta, llevado a la corte, de-----orar-tres-veces al da,.costumhre que nQ_abandOIia-jl.~pesaLekprQ_hibicin del_rey:

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  • cuando supo-Vanzel que haba sidofirmado el edicto, entroen su casa.. --- ---y, "abiettas las ventanas (le su cmara, que dan-hacia la cludaddeJeru-

    saln, postrbase tres veces al da y oraba, confesando a su Dios, comosola hacerlo antes (Dn 6,10).

    El texto parece sugerir tambin el modo de orar, mirando en direccin al Templo;)

    nada dice, sin embargo, sobre el contenido de la oracin. Con todo, se sabe que, desdetiempos muy.remotos, se recitaba, dos veces al da, la famosa profesin de fe, conocidacomo Shem Yisrael (escucha Israel), posiblemente a causa de los textos del Deuterono-mio 6,7 y 11,19: Repetirs estas palabras (de la Ley) a tus hijos, les dirs lo mismo encasa que cuando vayas de camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. La Mlshnconsagra estas mismas disposiciones, avaladas, adems, por otros testimonios como el deFiln de Alejandra:

    El hombre que tiene delante de losojosel derecho y lajusticia debe ense-ar lo que es de ley a susfamiliares y amigos, especialmente a los jve-nes, en casa y por el camino, al acostarse y al .levantarse (De spec.lego IV).

    y el de Flavio Josefa:

    Dos veces al da, al amanecer y cuando es hora de irse a descansar, losisraelitas deben dargracias aDiospor todos losdones queElles ha con-cedido desde la liberacin de Egipto (Ant. Iud, IV, 212).

    Se sabe tambin por los manuscritos descubiertos en el Mar Muerto que las comuni-dades sacerdotales de la zona practicaban las plegarias matutina y vespertina. Nos han lle-gado fragmentos de plegarias y de numerosos himnos, datados en fechas anteriores alao 63 antes de Jesucristo. La costumbre de orar dos veces al da era, por tanto, una reali-dad ampliamente extendida en la poca de Jess. El ncleo de estas plegarias era, comohemos dicho, el Shem, conocido tabin como el credo israelita.

    El Shemconsistaen la recitacin del textodel Dt 6,4-9, al que se le una, al menosdesde el siglo II antes de Jesucristo, Dt 11,13-21 YNum 15,37-41. No era una mera plega-ria, pues no contena peticin alguna. Era ms bienun acto de fe y de reconocimiento en elDios salvador que se manifest en los acontecimientos de la historia. Era un texto refle-xivo, memorial de la bondad divinapara con su pueblo y de la fidelidad que ste debaman-tener a los compromisos de la alianza. No es exagerado decir que el Shem era la oracinms querida de los fieles judos, la ms frecuente y la ms celebrada, puestoque contenalagran profesin de fe en el Seor como nico Dios y se centraba en el acontecimiento pas-cual de la liberacin del Exodo. Por su gran importancia formaba parte lo mismo de la litur-gia oficial del Templo que de la Sinagoga y de la vida domstica y privada.

    La Misnh fij con todo detalle los momentos de la recitacindel Shem y los de laTephillah, la plegaria por excelenciacomoindicasu nombre. Si el Shem era la oracinal levantarse y al acostarse, la oracin matutina y vespertina, la Tephillah era la plegariadel medioda. Esta oracin, que constaba de 18 bendiciones y peticiones, perteneca alculto de la Sinagoga, donde se recitaba primero en voz baja por todos, y despus era semi-tonada por el salmista, respondiendo la comunidad con el amn a cada invocacin.

    L-.lilli.rgijucla omlm~nd!rasI11ucllasf>rmulas de oracin; plegarias, bendico-.nes, accin de gracias, splica de perdn, etc. Cada fiesta del calendario hebreo contaba

    16

  • adems con sus tiempos de oraciny con su repertorio propio de himnos y de plegarias. Elejemplo ms cercanoanosotros es, sin duda, la celebracion de la Cena Pascual~--

    En este tema, 10 verdaderamente importante para nosotros es saber que Jess y susdiscpulos vivan en un ambiente donde la oracin privada y pblica estaba organizadasocialmente. Por eso no es de extraar que Jess dijera las palabras iniciales del Shem,cuando el doctor de la Ley le pregunt cul era el mandamiento primero y principal:

    Respondi Jess:El primero es: "Escucha Israel, el Seor, nuestro Dios es un solo Seor,y amars al SeorDios tuyocon todo tu corazn, con toda tu almay contoda tu mente y con todas tusfuerzas" (Me 12,29-30; cf Dt 6,4-5).

    Por otra parte, es paradigmtico y estimulante para nosotros constatar cmo laalabanza a Dios resuena en el corazn de Cristo con palabras humanas de adoracin,propiciacin e intercesin (cf. OGLH 3).

    2, .Jess, maestro de oracinEn efecto, el Verbo queprocede del Padre como esplendor de su gloria, el Sumo

    Sacerdote de la nueva y eterna Alianza, Cristo Jess, al tomar la naturaleza humana,introdujo en este exilio terreno aquel himno que se canta perpetuamente en las moradascelestiales (cf. OGLH 3; SC 83).

    Es importante esta constatacin, porque representa la piedra angular de la teologa yde la espiritualidad de la oracincristiana y, evidentemente, de 10 que constituye su expre-sin litrgica y sacramental: el Oficio Divino o Liturgia de las Horas. De aqu arranca elvalor y la eficacia de la oracin del cristiano, tanto si ora en comn como si 10 hace en elsecreto desu cuarto. La encarnacin del Hijode Dios ha significado la fusin del coloquioeterno del Verbo con el Padre en unin con el Espritu con la ms sublime de las aspiracio-nes del hombre, que es entrar en contacto y en comunin con su Creador: la alabanza aDios resuena en el corazn de Cristo con palabras humanas.

    De este hecho podemos extraer las siguientes consecuencias para una teologa de laplegaria cristiana:

    1.a La oracinde Cristo es continuacin en el tiempo y en la historiadel indecibleintercambio amoroso intratinitario (cf. Jn 16,13-15). La oracin de Cristo esun verdadero kairs de salvacin, como lo ser tambin la oracin de la Igle-sia, asociada a este coloquio infinito e intraducible a palabras humanas.

    2.a Cristo asume la palabra humana como medio vlido para la comunicacin delhombre con Dios. Cuando Cristo ora con el lenguaje, los gestos y las palabrasde los hombres, estos medios quedan consagrados y santificados por quien esla Palabra de dios y el depositario de la fuerza del Espritu. Desde estemomento, ninguna palabra pronunciada en el nombre de Cristo y bajo lamocin de su Espritu resultar vaca e ineficaz. La oracin de Cristo es pala-bra creadora y dinmica, palabra cargada de realidad y de vida (cf. Gn 1,1ss;Jn 1,3; Col 1,16-17). La oracin de la Iglesia, precisamente porque es oracinde Cristo, poseer tambin esta eficacia, recibida de la presenciade su Seory

    '_del_poder del Espritl.l,__. ~_~--

    17

  • __ 3.a Cristo, Palabra de Dios que habit entr~_nsotros(Jn 1,14) es, por este mismo .ttulo, Mediador nico del culto de los hombres y de toda la liturgia de ala-banza o de splica. Sin esta mediacin no hay plegaria posible.

    Se comprende por qu el ejemplo de la oracin de Jess trasciende lo que puede seruna mera llamada o mandato a orar. En realidad se trata de un camino, de una posibilidadde hacer nuestra su relacin ntima con el Padre. Por eso la enseanza de Jess sobre laoracin tender a fundir nuestra oracin con la suya, expresando una relacin nueva y filialdel hombre con Dios, y a no dar reglas, propias de un magisterio espiritual.

    Recojemos ahora brevemente, aunque en la introduccin hayamos presentado ya losprincipales momentos de la oracin de Jess, la coincidencia de su plegaria con la prcticade la oracin de su pueblo:

    1. Jess, segn el testimonio evanglico, recitaba las plegarias de cada hora:el El Shem aparece en boca de Jess: Me 12,29-30; cf Le 10,26-27.el La Tephillah es citada slo en algunas frases: Dios de Abrahn, de Isaac

    y de Jacob (Me 12,26), Dios del cielo y de la tierra (Mt 11,25).el La oracin de la maana: Me, 1,35.el La oracin de la tarde: Me 6,46; se prolonga toda la noche: Le 6,12; convir-

    tindola en vigilia: trasnochaba en la oracin a Dios: Mt 14,23. 25;Mc 6,48.

    el La oracin del medioda: probablemente se alude a ella en Mt 6,5; lo mismoque en Le 18,9-14, la alusin aqu puede referirse a la de la tarde.

    2. No slo se acomoda a estas tres horas, sino que adems:

    el Acude al Templo (Le 2,41) y lo tiene por casa de oracin (Me 11,17).el Participa en el culto sinagogal: Lc 4,16; Mc 1,21-22; 6,2. Bendice antes de las comidas: Me 6,41; 8,6; Le 24,30. Observa el Seder de la Cena Pascual: Me 14,12ss; Mt 26,30.

    3. Los evangelios nos ofrecen tambin plegarias de Jess:el De inconfundible traza beraktica o de bendicin: Mt 11,25.el De forma de lamentacin individual: en el huerto de Getseman (Me 14,38)

    yen el prtico del templo (Jn 12,27-28). La oracin antes de la resurreccin de Lzaro (Jn 11, 41-52).lit La oracin sacerdotal en el Espritu Santo: (Jn 17). La oracin en la cruz: (Me 15,34).

    4. Otra faceta de la oracin de Jess es el uso que hace de los salmos. Trataremoseste tema al ocuparnos del salterio.

    Jess, adems de dejarnos su actitud y su ejemplo como hombre de oracin, noshabla acerca de ella y del modo de hacerla; su enseanza se fija e~ aspectos verdadera-mente fundamentales:

    La pureza de intencin

    --Cuandooris,.llo--seis.como..los.hipcritas, pOl'que son amigos.de__hacerla oracin puestos deplantn en las sinagogas y en las esquinas de

    18

  • II1---- --------I

    lasplazas, para exhibirse delante de los hombres: en verdad os digo que---------~--J+Jfi'1'.rman el-reeibo-de-su-pega--Ttu-euando ores, entra--en--tu cual1o-y,

    echada la llave, haz tu oracin a tu Padre, que mira lo secreto; y tuPadre, que est en lo secreto, tepremiar- (Mt 6,5-6).

    Este consejo est en relacin con otras dos obras religiosas: la limosna y el ayuno,formando con ellas una misma catequesis segn el siguiente esquema:

    Principio general: No hagis vuestra justicia delante de los hombrespara que os vean (Mt 6,1).

    Lo que hay que evitar: no es orar en las calles o en las sinagogas,como era costumbre cuando sonaban las trompetas del templo anun-ciando el comienzo del sacrificio, sino orar para ser vistos, paraexhibirse.

    Lo que ha de hacerse: orar en lo escondido, en el sentido de orarslo para ser vistos por Dios quepenetra lossecretos y lospropsitosde los corazones. El contraste: entrar en el cuarto, subraya mejor laenseanza, pues no es cuestin de lugares sino de intencin.

    De este consejo puede extraerse tambin una consecuencia para la oracin litrgica:no debe haber oposicin entre oracin personal y oracin comunitaria y litrgica. Estaltima, si carece de autntica motivacin interior, pierde su autenticidad y resulta vaca.

    Correspondencia entre el corazn y los labios

    Guardaos de los escribas, que gustan de pasearse con amplio ropaje yde ser saludados en lasplazas, y de losprimeros puestos en las sinago-gas y en las cenas; que devoran los bienes de las viudas con pretexto delargas oraciones: esos recibirn mayor condena (Me 12,38-40).

    Jess censura la vanidad de estos hombres (cf. Mt 23,5-7), su avaricia y las largasoraciones, no por ser largas, sino porque sirven de pretexto para su codicia. Por tanto, lacrtica se centra en la aparienciade oracin, no en la duracinde la misma. En este sentido,la amonestacin coincide con la de Mt 6,5, que acabamos de ver y, sobre todo, con la terri-ble cita de Is 29,13: Este pueblome honra con los labios, perosu corazn est lejos de m(Mt 15,8 y par.). La oracin slo de los labios es una oracin sin alma, una oracinmuerta.

    De aqu se deduce que Jess no condena la oracin vocal, ni recomienda slo la ora-cin mental. La sntesis de las dos es lo verdaderamente importante. San Benito formulmagnficamente esa sntesis, al decir que la muerte concuerde con la voz (cf. OGLH 19).

    Confianza con el Padre

    Cuando recis, no charlis mucho como lospaganos, que se imaginanquepor su muchapalabreria sern escuchados. No osparezcis a ellos,pues vuestro Padre ya sabe qu os hace falta antes de que se lo pidis(Mt 6,7-8). ---~--

    19

  • -------------PF-l-'re
  • i1___ ____w ~

    I-~-----~-------

    frente a la oracin. Respecto del contenido tenemos que recordar que Jess ensea orar a-------sffU~Sffdtisf'cclf"plHu+rlo~s-flpor-medio-de-una-plegar~ia-eooere-ia-y-ejemplar: el Pa

  • ---- --------------

    --~--------------------

    En realidad, ~l gran contenido de la enseanza de Jess sobrela oL9in ha sigo latransmisin de su Espritu de filiacin divina, para que podamos llamar a Dios Padrenuestro.

    4, La oracin de la comunidad primitivaLa. perseverancia en las oraciones (cf. Hch 2,42) es una de las caractersticas de la

    comunidad que surge despus del acontecimiento de Pentecosts. Estas oraciones eranple-gariasdirigidas por.unpostol o profeta a las que la comunidad asenta condiversas aclara-ciones y respuestas. No eran la nica forma de orar. Los Hechos de los Apstoles nos hantransmitido otras muchas plegarias motivadas por las ms diversas circunstancias.

    Por otra parte, los primeros cristianos, al igual que Jess, acudan altem,plo/y a lasinagoga, aunque tomasen despus parte en la fraccin del.pan en sus casas particulares(cf Hch 2,46-47). Guardaban tambin las horas-de plegaria-como se puede deducir de _algunos ejemplos: Pedro y Juan acuden al templo a la hora de la oracin vespertina(Hch 3,1); Pedro ora al medio da en la terraza de su casa de Jope (l0,9); Pablo y Silas 10hacen hacia la media noche (16,25). Esta oracin nocturna y de vigilia, iniciadapor Jess,significaba una verdadera innovacin en losusos religiosos de la plegaria y era una prcticabastante frecuente en la comunidad cristiana (cf. Hch 12,12).

    El estar reunidos en la estancia superior (cf. Me 14,15; Le 22,12; Hch 1,14; 2,1)con Mara y losApstoles para la oracinen comn, se ha convertido en la imagen idealdela comunidad cristiana. La unidad del grupo en el mismo lugar apareca como expresin dela comunin en el Espritu del Seor. Casas como la de Mara, la madre de Juan Marcos,en Jerusaln, aparecen en Filipos, Corinto, Efeso, Roma, Colosas, etc. Los cristianos ora-ban en comunidad y en solitario. Intercedan incluso por sus enemigos, como Esteban en elmomento de su martirio en el que recoge la misma oracin de Cristo en la cruz (cf.HcH 7,55-56.60).

    La-oracin se. dirige, ordinariamente, al Padre celestial', siguiendo en esto el mandatoy ejemplo de Jess, y se pone a Cristo como mediador.epor El, dice San Pablo, nosotrospronunciamos el amn a la gloria de Dios (2 COl' 1,20). Pero Cristo'no es slo intercesor(cf. 1 Jn 2,1) e intermediario ante el Padre, aparece tambien como termino de la oracin yobjeto de alabanza de la comunidad primitiva. Es ste un aspecto de singular importanciapara la teologa de la plegaria cristiana, particularmente la litrgica.

    Segn Mons. Cassien, estudioso de la oracinde la Iglesia primitiva, se distinguen enel Nuevo Testamento tres momentos respecto al papel que ocupa Cristo en la plegaria:1.0, Cristo aparece como orante-como ejemplo vivo de hombre de oracin; 2.0, se muestracomo mediador de nuestra oracin al Padre; 3.0 , se consideratrmino y destino de la plega-ria cristiana. Este escalonamiento es consecuencia del progreso en el conocimiento delmis-terio de Cristo a la luz del Espritu (cf. Coll ,26-27; 2,2; etc.). Se suele admitir que el pasodel segundo al tercer momento tiene lugardespus de la destruccin del Templode Jerusa-ln, cuando arraiga en la primitiva comunidad la idea de que Jess es el nico lugar paraadorar al Padre en Espritu y en verdad (cf. Jn 2,19-22; 4,23-24; etc.),

    Las principales manifestaciones de este cambio de perspectiva las encontramos en--- las -dG-x-G-Iogas,en-las bendiciones--al--Padre- por-la-obra-salvadora de-Cristo-y-en los

    himnos cristolgicos.

    22

  • !II

    4.1. Las doxologas,----c,,- ------------ _

    -----------

    Son expresiones laudatorias, generalmente, breves y, en muchos casos, cierranplega-rias o textos parenticos e incluso anamnticos. Las cartas de Pablo estn llenas de estegnero, tan importante, por otra parte, para la teologa de la Trinidad. Las encontramostambin en otros escritos del Nuevo Textamento.

    Las doxologas se pueden clasificar de la siguiente forma:

    Doxologas dirigidas al Padre: Gal1,5; Rom 1,25; Pil 4,20; Apoc 4,8.11; 11,17.Doxologas en las que Cristo es nombrado, sin ser trmino de la alabanza:Rom 16,27; Ef 3,20-21.

    -Doxologas dirigidas al Padre y a Cristo: Apoc 5,13; 7,10.e Doxologa dirigida slo a Cristo: 2 Pet 3,18.

    4.2. Bendicionea al Padre por la obra salvadora de Cristo;.1

    Se inscriben en el gnero llamado b_erakticoy constan de una invocacin de ala-. , ' . .,..' .

    banza y de una mencin o anmnesis de los motivos de la misma. Las bendiciones querecogemos aqu tienen como motivo centralel misterio de Cristo y la obra de la redencin:Col 1,3-20; Ef 1,3-14; 1 Petr 1,3-12. Hay que notarque estas plegarias, de indudable cortetrinitario, tienen una granproximidad con la plegaria eucarstica. Su parte centrales preci-samente la cristologa, lo mismo que ocurre en el smbolo de la fe.

    4.3. Los.hlmnos cristolgicos del Nuevo Testamento

    Son once himnos, compuestos en las comunidades primitivas y, por tanto, anterioresa la redaccin de los escritos apostlicos que los recogieron. No se tienede todosla misma'certeza de que sean himnos litrgicos distintos del cuerpo textual delas cartas, Unas vecesse trata de fragmentos integrados, otras sonel resultado de una recomposicin y, en algunoscasos, son himnos conocidos por los destinatarios (cf. 1 Tim 3,16). Lo verdaderamenteimportante es que todos estos textosrepresentan intentos de sntesis y de avance en la refle-xin sobre Cristo y su obra; por eso, constituyen valiosos testimonios para la cristologa.La actualLiWrgia de las Horas ha recuperado la mayorparte de estos himnos para las Vsperas;(cf. OGLH43). -

    La clasificacin de cuatro grupos que se suele hacer de ellos obedece a los cuatrotemas sobre los que tratan:

    el vida de los cristianos: 1 Pet 5,5-9; Sant 4,6-19; 1 Tes 5,15-22; 2 Tim2,11-13 . bendicin a Dios: 1 Pet 1,3-5 cf. Tit 3,4-8.el contemplacin de Cristo salvador: 1 Pet 2,22-25; Fil2,6-11.

    la obra de la salvacin como misterio; en este tema hay una doble alusin:- a los atributos divinos: 1 Tim 6,15-16; Rom 8,28-29.- al misterio de Cristo: 1 Pet 1,20; 3,18-22; Ef5,14; 1 Tim 3,16.

    Todos estos himnos, particularmente los del tercer grupo, dejan bien claro que Cristoera objeto de la plegariayde l_alapanza de los primeros cristianos y, al mismo tiempo,

    --ffiotive-eentraI-de la-accin de gracias-al Padre.Yies qua..cn__ltima instancia, 110 puecJ~~~

    23

  • i. i11-1

    ~I:I

    ----~-~----- ._-------

    haber otro objeto de dl1tlogoentteDlos y e1llOn:ilire que la obra salvadora, en la~qe sr:Padfh'fiiifstado su amor al hombre por medio de suHjo.Pi eso;en el ncleo de laplegaria cristiana, ya sea bendicin, accin de gracias, anamnesis, invocacin, intercesin,salmo, himno o cntico, siempre se ha de encontrar la refererencia a Cristo mediador ytransmisor de todo don del padre en el Espritu Santo.

    ConclusinSe podran ver otros aspectos de la teologa bblica de la oracin cristiana, por ejem-

    plo, la plegaria como respuesta a la Palabra de Dios; pero este tema habra que tratarlodentro de una visin general de las relaciones entre Biblia y Liturgia. No obstante, lo toca-remos ms de una vez a lo largo de esta unidad.

    Lo verdaderamente importante del tema expuesto es habernos aproximado a la esen-cia de la oracin de Cristo y de la primitiva comunidad que, como hemos podido ver, con-siste en el contenido de la obra de salvacin y del Misterio Pascual, pero, sobre todo, en larelacin filial que hizo posible Jess. Esta relacin filial, verdadera alma de la oracin cris-tiana, genera una serie de actitudes que hemos podido contemplar en el ejemplo de Cristo yel de las comunidades apostlicas, visto en el marco de un pueblo que valora y practica laoracin. La doctrina de Jess Sobre la oracin la encontramos resumida en su gesto y en las'pal~?r~SHonlas que ense.a a orar a los discpulos y, particularmente, enIaexpresin

    ji\"PlJ~hPf\dre. -

    24

  • 26

  • ~-----~~~~~~

    Tema 'la Liturgia de las H

    Sinopsis

    de ayer a hoy

    1. los primeros testimonios (siglos HII)

    Clemente de Alejandra (t 215)- el primero en mencionar, junto con el oficio de la maana, las tres horas diur-

    nas de tercia, sexta y nona, en honor de la Trinidad- la aparicin de la luz est puesta en relacin con Cristo, que infunde el verda-

    dero conocimiento

    Tertuliano (t 220)- el primero en relacionar las tres horas diurnas con episodios de la Sagrada

    Escritura dndoles una interpretacin personal- las plegarias de la maana y de la tarde, y probablemente tambin las vigilias,

    tienen el carcter de institucionalizadas (Iegltimae)- con esta distribucin de plegarias quedaba el da entero santificado.

    Hiplito de Roma (t 235)- habla de las seis horas de plegaria que encontramos en Tertuliano- el sentido de las horas se funda en la memoria de la pasin de Cristo, unida a la

    resurreccin- la oracin de las horas es un modo de unirse a la propia plegaria de Cristo

    durante su pasin

    San Cipriano (t 258)- representa una fase ms evolucionada en la lnea de los testimonios pro-

    cedentes- relaciona explcitamente las horas matutina y vespertina con la resurreccin y

    con la imagen de Cristo, luz que no conoce ocaso

    2. las primeras tentativas de organizacin (siglos IV-VI)

    Ordenacin. siguiendo cnones conciliares o normas de grandes seiies m~tr()poIitatras

    27

  • i~~~-

    "Il'

    f,iii1I

    li,1,II

    \.!i';uIIn

    ---------~~ --------

    Tendencia a que cada iglesia o monasterio siga su propio curso de elementos Qer~~-~~---~._,------ -- -

    oficio

    'El Ofidio de las iglesias

    - centrado en laudes y vsperas- preside el obispo, asiste todo el clero, participa la comunidad local

    El Oficio de las comunidades monsticas

    - dedicacin de gran parte de la jornada a la plegaria- ampliacin del tiempo del Oficio aumentando el nmero de salmos, en cuya

    ordenacin est su aportacin ms original- la Regla de San Benito introduce el uso de himnos y cnticos bblicos- a la comunidad monstica se une una multitud de cristianos piadosos

    La difusin de la orden benedictina produce

    el trasvase del modelo monstico a las celebraciones eclesiales- la obligatoriedad de celebrar el Oficio para clrigos y corporaciones ecle-

    sisticas

    ":(1

    3.

    28

    la formacin del Oficio completo (siglos VI~IX)El Oficio accin eclesial

    - en esta poca cristalizan los intentos anteriores de estructuracin- se trata de una accin eclesial por la participacin de todo el clero y el

    pueblo.- las Horas del Oficio lo nico que llena las ferias (no ha aparecido la celebra-

    cin diaria de la Eucarista)., Situacin en Espaa

    - se distinguen netamente el Oficio catedral y el monstico- a partir del XI Concilio de Toledo los monasterios deben celebrar laudes y vs-

    peras siguiendo exactamente la ordenacin del Oficio catedral

    e Epoca de gran creatividad

    - importante creatividad de elementos no bblicos: antfonas, himnos, responso-rios, colectas

    - aparicin de modos y formas de cantar los salmos

    La celebracin de este Oficio romano-benedictino fue impuesto a todas las iglesiaspor la legislacin carolingia

    Dificultades de la legislacin carolingia

    -=--1a_~cdebraciILcompleta, diaria y solemne del.Oco.pesada cargapara.clctcrcdedicado a la cura de almas

  • !1----I

    - se intenta aligerarla reQuc;iendo el_n__m_e_r_o_d_e_s_a_lm_os _Exceso de libros en el coro

    - los libros litrgicos aumentados por infuencias germnicas y galicanas- en el coro hacan falta siete libros diferentes- los intentos de recopilacin no siempre tuvieron resultado

    El Breviario de la Curia Romana y su difusin

    - Inocencio III codifica las adaptaciones introducidas en el oficio de la capillapapal

    - los franciscanos lo adoptan y lo difunden por todo Occidente- por primera vez en la historia se unifica la Liturgia de las Horas

    Sustitucin' de la celebracin por el rezo privado

    - la dispensa excepcional de la celebracin se convierte en norma- surge una conciencia de que el Oficio es cosa nicamente de monjes y

    clrigos

    5. Las reformas del Oficio hasta el Vaticano 11 (siglo XVI-XX)" Dificultades mltiples

    - el Breviario aumentado con el paso del tiempo: introduccin de nuevas fiestas,grados de solemnizacin, complicacin del rubricismo

    El Breviario del Cardenal Quinez- pretende una vuelta a la pureza primitiva, a la Biblia y a los Santos Padres- impresoen 1535, no obstante su xito, fue olvidado por el Concilio de Trento y

    suprimido en 1558

    El Breviario de San Po V- lleva a cabo en 1568 los planes del Concilio de Trento- empalma directamente con el Breviario de la Curia Romana

    La reforma de San Po X- el santoral haba invadido otra vez el ciclo del Seor- la reforma recurre al Oficio mixto: salmos de la feria, resto"del santoral- nueva distribucin de salmos, abreviacinde las horas, variacin de repertorio,

    introduccin de cnticos bblicos

    Adaptaciones posteriores '- nueva traduccin del salterio (1945)

    6. El Concilio Vaticano 1I y la reforma posterior

    Nuevo planteamiento

    ::::~~grandes lneas de la Sacrosanctum Concilium hacen l>osibl~na reforma-----amplia y profunda que devuelve-al-Dficio-su-carcter-e

  • ~- ~~--~-~ ------

    ~_~__- ~ el mrito de la actual Liturgia de-las Horas~_~9mpartir entre el Concilio y las ~~comisiones posconciliares

    Etapas de una reforma global

    - creacin del Consilium y regulacin de la lengua vulgar (1964)- proyecto presentado al primer snodo de obispos (1967) y consulta (1969)- adaptaciones progresivas del antiguo oficio (1965, 67 Y69)- edicin de la Ordenacin General de la Liturgia de las Horas (1971)- promulgacin de la edicin tpica del Oficio Divino segn el rito romano

    (1971)- edicin espaola provisional (1972) Yoficial (1979).

    30

  • --------------~--------- -------- -----------------------

    Desarrollo del tema

    Introduccin

    En el tema anteriorhemos expuesto cmo laprctica juda de hacer oracin se reali-zaba eIl.de,terll1inagosl11(?1W~.llJQ~ ..qyJ'j9macl~, siguiendo las prescripciones de la Escrituray de sus intrpretes. Jess y los primeros cristianos se sometieron, en lneas generales, aesta prctica. Tambin hemos indicado que el Seordedicaba adems a la oracin noches

    e~teras, convirtiendo stas en verdaderas vigilias. Este ejemplo lo imitaron despus las pri-meras comunidades.

    Las primeras comunidades eran muy conscientes de la recomendacin de Jess y delos Apstoles deorar siempre y asiduamentercf Le 18,1; Rom 12,12; etc.) y actuaban enconsecuencia. Dedicaban ala plegaria los momentos ms sealados de lajornada: ~lJeyan-;it~rs~,alllledioda, al c.~el' I~J'\fcl~,,,a las horas de t~rcia~sy~tl:l.Yll:911a y durante l~'n~he>El11a periodi~idad y en~i'~ontel1id~ de estos mo~e'nto's de or~cin exista una ciert~brga1"nizacin embrionarifde lo quems tarde sera una liturgia de la plegaria eclesial. Sabemos,por ejemplo, que la Didajsealab la recitacin del Padrenuestro tres veces al da.i;Sinduda, era una sustitucin del Shemy un indicio de la nuevaorientacin que haba asumidola oracin entre los cristianos.

    La costumbre, primero, y la posterior institucionalizacin de las principales horas deoracin: matutina y vespertina, exigirn dar una significacin teolgica y espiritual a losmomentos de oracin que jalonaban el da. Se buscar en ella una especie de justificacindel carcter sagrado que empezaban a tener las horas de la oracin comunitaria.

    Este fenmeno de justificacin se produce en la primera etapa de la historia del Ofi-cio Divino, en la cual los Santos Padres y otros autores cristianos acuden a distintosmomentos de la vida de Cristo y de los Apstoles para dar sentido a cada hora destinada ala oracin.

    Vinieron despus los primeros intentos.. de una verdadera organizacin del.OficioDivino: Los movimientos ascticos y monsticos jugaronun papel decisivo en esta organi-zacin y,de un modo particular, la Regula Monasterlorum de SanBenito(480-547).KEstodio pie a la aparacin de una doble forma de celebrarla Liturgiade las Horas: la eclesialocatedral y la monstica. Cada una de estas formas tenasus caractersticas propiasy ejercasu influjo sobre la otra. Como consecuencia de todo este movimiento hubo una etapa deesplendor del Oficio. Se celebraba diaria y solemnemente por todo el pueblo, con la pecu-liaridad de que cada Iglesia tena su propio curso de elementos que compona el Oficio yPl~)2.~c1!a con autonoma dentro de una~estrllct1ti~J).sic(Y3-l11n de la Litul'gia.

    31

  • Aparecern despus las abreviaciones del Oficio,)~lBieviari&.-l'ambin tuvo lugar laprivatizacin del Oficio por la misin cannica de celebrarlo confiada al clero y a los mon-jes. Esto produjo el progresivo alejamiento del pueblo que, no obstante, seguira partici-pando durante muchos siglos, aunque, cada vez, ms reducido al silencio y a la pasividad.Los intentos de reforma que comenzaron a multiplicarse desde el siglo X hasta nuestrosdas apenas se ocuparonde este problema. La culpala tuvola mentalidad, anhoy no desa-parecida, de que el OficioDivino es cosa de clrigos y de religiosos.

    El inters del tema que iniciamos no est en las incidencias de la evolucin o involu-cindel Oficio Divino, sino en las consecuencias que dicha evolucin tuvopara la teologay espiritualidad de esta plegaria, eclesial por naturaleza.

    1. los primeros testimonios (siglos I~ 111)Los documentos de los primeros siglos son muypoco explcitos a la hora de informar

    del modo de celebrar las distintas horas del Oficio y de los elementos que lo integraban. Encambio dan fe de la celebracin de todas las horas y, lo que es ms importante, del sentidolitrgico peculiar que tiene cada una de ellas.

    Ya hemos aludido a que la oracin, en determinados momentos del da y de la noche,era la manera de poner en prctica el consejo del Seor: es necesario orar siempre(Le 18,1). Los cristianos, inmersos en un mundo ajeno y hostil, procuraban orar en unosmomentos que simbolizaran la totalidad del da y, a la vez, les permitieranm8.l1t~l1el'elr

    e~prituen tensin constantehacia el Seor/Por medio de esta prctica, llegaron a descu-briruna significacin propia en cada hora de plegaria y, con las alusiones a la vidade Jessy de los Apstoles, perfilaron una verdadera teologa del tiempo de oracin, mostrandocmo todas y cada una de las horas tenian un valor sacramental y simblico y eran unsigno de salvacin.

    Antes de pasar a desarrollar estas interpretaciones, vamos a conocer los principalestestimonios, que nos han llegado, de la prctica de la plegaria litrgica en los diversosmomentos del da.

    1.1. Clemente de Alejandra ,( t 215)Conocemos ya la indicacin de la Didaj VIII, 3 respecto a la recitacin del Padre-

    nuestro tres veces al da. Fuera de este documento, hasta el siglo I1I, no tenemos ms testi-monios que la Carta.del.Plinio el Joven a Trajano.ren la que se habla de la reunin matinalde los cristianos para cantar un hil1111 Cristo como a undios'( cf. la Unidad dedicada aldomingo), y la de San ClementeRomano (Ad COl' 40,1; PG 1,287-288) que menciona lostiempos y las horas establecidas para hacer lo que mand el Seor: las oblaciones y losoficios sagrados. Clemente de Alejandra es ms explcito que estos dos testimonios, es elprimero en mencionar, junto al oficio de la maana, las tres horas diurnas: tercia, sextay nona:

    Puesto que el oriente significa el nacimiento delsoly all comienza la luzque brota de las unumss, imagen de la ignorancia, el ala representa elconocimiento de la verdad. Por eso, al salir el sol, se tienen las preces

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  • matinales... Algunos tambin dedican a la plegaria unas horas fijas ydeterminadas, como tercia, sexta y nona, e arma quepuede orar durante toda su vida, en coloquio con Diospor medio de laplegaria. Ellos saben que esta triple divisin de las horas, que siempreson santificadas con la oracin, recuerda a la Santa Trinidad.(Stromm.7,7; PG 9,456-457).

    La aparicin de la luz est puesta en relacin con Cristo, luz que disipa las tinieblasde la ignorancia e infunde el verdadero conocimiento. La alusin est ms cerca de lo quesera ms tarde la fiesta de la Epifania -la manifestacin del Seor- que de la resurrec-cin del Seor, que est ms relacionada con el comienzo del da. Clemente conoce, pues,una prctica de oracin, que parece general, y otra, particular, a las horas de tercia, sexta ynona (nuestras 9, 12 Y 15 horas) en torno de la Trinidad.

    1.2. Tertuliano ,( t 220)Su testimonio es de gran inters, porque Tertuliano es el primer autor que relaciona

    las tres horas: tercia, sexta y nona con episodios de la Sagrada Escritura-Habla, adems,de otras horas que califica del~gitil11~~' es decir, establecidas y mantenidas deforma regu-lar por la comunicladcristiapa;~-'s;'a;oraciones delcomienzo del da, y las de la noche.Tambin menciona la vigilia: ' ,

    Respecto del tiempo, no has de considerar intil la observancia de algu-nas horas ms, a las que llamo comunes, que sealan los momentos enque se reparte el da: la tercia, la sexta y la nona, que en la SagradaEscritura hallas destacadas con mayor solemnidad. En la hora terciafue infundido por primera vez el Espritu Santo a los Apstoles cuandoestaban reunidos. A la hora sexta subi Pedro al terrado para orareldaque experiment la visin de la universalidad de la comunidad en aquellienzo. El mismo Pedro suba con Juan al templo a la hora nona cuandocur al paraltico. De suyo no existe precepto alguno que mande obser-varestas horas. Sin embargo, es bueno pensarque en la recomendacinde orar sepresupone una cierta urgencia y que, como si fuera una ley,nos apartemos de los negocios y nos dediquemos de cuando en cuandoa orar. Lo mismo haca Daniel, segn leemos, observando las normasdeIsrael; lo mismo debemos hacer nosotros, servidores delDios Trino, aquien debemos adorar por lo menos tres veces al da: al Padre, al Hijo yal Espritu Santo. Exceptuamos naturalmente las oraciones mandadaspor ley (legltlmae) que, por encima de cualquier recomendacin, debe-mos observar al salir el sol y al caer la tarde. (De oratione 25:PL 1,1300).Quin se habra de apartar de su lado en las celebraciones nocturas,cuando las hay? Quin se estara sinpreocupaciones en la vigilia de lasolemnidad de la Pascua? Te esconderas cuanto te levantas para orarpor la noche, y te dedicaras a una accin mgica? (Ad uxorem 2,4-5:PL 1,1047-1048).

    ~~~~~~--I4H'a-+ertuliaoolas-ar-aclonescomu nes, aunque no son obligatorias, son convenien--~--'" --- --

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  • tes, porqueayudana cumplir Ja invitacin de orar en todo tiempo. Su fundamento loencuentra en la observancia del profeta Daniel yen el ejemplo de los Apstoles. Constitu-yen, por otra parte, un acto de adoracin a las tres Divinas Personas. La plegaria en lashoras tercia, sexta y nona pertenece a la piedad privada. Sin embargo, las plegarias de lamaana y de la tarde y, probablemente, las vigilias tienen un carcter de institucionalidad(Iegitimae).

    Las horas en que Tertuliano sita los episodios de los Hechos de los Apstoles, en eltexto citado, son fruto de una interpretacin puramente personal. Sloen la determinacinde la hora sexta para la oracin de Pedro en Jope su interpretacin es conforme al texto:hacia el medioda (cf. Hch 10,9). La oracin de la comunidad apostlica, el da de Pente-costs, tuvo que ser la oracin matutina, as como la de Pedro y Juan, cuando sanaron alparaltico, la de la tarde. Esto lo podemos deducir por lo que sabemos sobre los tiempos de

    .

    plegaria en la poca de Jess y de los Apstoles. Con todo, en Hch 2,15 se menciona lahora tercia y en 3,1 la hora nona. Esto nos est indicando que la prctica cristiana de estastres horas de oracin es anterior a los intentos de justificarlas. En verdad, la verdaderarazn histrica del origen de esta prctica nos la da Tertuliano, cuando dice que nos per-mite apartarnos de los negocios y dedicarnos de cuando en cuando a la oracin.

    Hay que tener en cuenta que las tres horas constituan la divisin civil del da. Por lotanto, al orar en ellas, el da entero quedaba santificado, ya que se sola iniciar, adems,con la plegaria matutina y clausurarcon la vespertina. Las alusiones que se hacan a la vidade los Apstoles, como las que veremos ahora a la de Jess, pretendan ser justificacinteolgica y bblica de la praxis existente.

    1.3. Hiplito de Roma (t 235)Es un presbtero romano, amigo de la tradicin eclesistica, que trata de recopilar

    para que los obispos, principales de~ositarios de ella.,. sepan aqu atenerse en su gobierno.Escribe la TradicinApostlica, elllls ricQt~stim()l1jQ de la Liturgia de la Iglesiaantigua.Dedica en esta obra tres captulos: 25, 31 y 41 al tema de la oracin. En el primero, seocupa del Lucernario o bendicin de la lmpara; era la plegaria ms importante de lapoca, exceptuados, comoes natural, la Eucarista y los grandes ritos sacramentales. En elcaptulo 35, en el que comienza a dar normas para la vida cristiana, habla de la oracin al.Ievantarsey de la 'reunin'matutina: Finalmente, en el 41, se extiende ampliamente en eltema de la plegaria: reitera el consejo de orar al levantarse y de asistira la celebracin mati-nal, enumera los momentos de la oracin privada: tercia, sexta y nona, dando razn deellos, y concluye con la referencia a las oraciones al acostarse y durante la noche.

    ,

    Hiplito conoca, por tanto, las dos horas, llamadas Iegitimae por Tertuliano, y que,siendooficiales, no se celebrabandiariamente. Estas oraciones eran la vespertinao Lucer-nario, que iba unida al Agape y la matinal, que acompaaba a la instruccin catequtica acargo de los presbteros y diconos. Conoca tambin las horas de la oracin privada, queeran unas diurnas y otras nocturnas. Probablemente, las plegarias al acostarse y al levan-tarse vendrana ser comola sustitucin de las dos horas principales y eclesiales de oracin:la matutina y la vespertina, y la oracin a media noche sera un eco de la vigiliacomunitaria.

    Como resumen podemos decirque Hiplito habla de seis horas o tiempos de plegaria:

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  • matutina, tercia, sexta, nona, vespertina y la de vigilia. Estas mismas las encontrbamos enTertuhano y ya, a partir de aqui, van aparece1 en todos los autores.

    Lo ms significativo de Hiplito es la interpretacin que hace de las horas diurnasde oracin:

    Si te encuentras en casa, haz oracin al llegar la hora tercia, y bendiceal Seor. Si ests en otro lugar, ora en tu corazn en este momento aDios. Pues en esta hora fue contemplado Cristo clavado en el ma-dero ...

    Ora igualmente al llegar la hora sexta. Cuando Cristo fue clavado en lacruz, el da se dividi en dos y sobrevinieron grandes tinieblas. Hayque oraren esta hora con oracin intensa, imitando su voz ( deJess)que oraba, mientras la creacin se ensombreca a causa de la increduli-dad de losjudos.Hay que hacer tambin una gran plegaria y una gran bendicin en lahora nona, para imitar la forma como el alma de los justos alaba aDios... En estahora, del costado abierto de Cristo brot agua y sangre,iluminndose el da hasta las vsperas.Al empezar a dormir e iniciar un nuevo da, seproduce una imagen dela resurreccin... Haz oracin antes de acostarte...y lo mismo a la hora del canto del gallo. A esa hora los hijos de Israelnegaron a Cristo... (Trad. Apost, 41).

    El sentido de estas horas lo encuentraen la lIlemori~ de la psin d~Cristo,vista.en;suqipamiSlllo pascual, es decir, unida a la resurrecoins'Los momentos de la pasin losescoge cuidadosamente para dar significacin a las horas tercia, sexta y nona: la crucifixin(cf. Me 15,25), el grito de Cristo en la cruz y las tinieblas (cf. Mt 27,45; Me 15,33; Le23,44-45) y el momentode la lanzada (cf. Jn 19,33-37). Las ltimas luces del da, el eres-psculo, las ve como imagen de la resurreccin, Incluso la noche se inscribe en el recuerdode la pasin, con la alusin a las negaciones de Pedro y de otros (cf. Mt 26,69-75;etc.).

    En estas referencias a la Pasin hay algo ms importante que destacar. Con ellasHiplitonos quieredar a entender que la oracin, a las horas ms significativas de la pasinde Cristo, es un modo de unirse y asociarse a su plegariadurante ella. Nos declara su inten-cin de forma explcita, cuando nos invita, en la hora sexta, a imitar la intensidad de la ora-cinde Jess, y, en la hora nona, a hacer una gran plegaria y una gran bendicin. Esta ben-dicin: parece ser una cita implcita del salmo 21 que Jess recita en la cruz y, ms en con-creto, de los versculos 4-6: en Ti confiaban nuestros padres... a Tigritaban y losponas asalvo... (cf. Hb 5,7).

    Por otra parte, Hiplito nos ofreceel texto ms antiguo que conocemos de la oracinlucernaria, la plegaria de bendicin de la lmpara; ella nos sita en el centrodel significadode la oracin vespertina y evoca los bellsimos textos de la bendicin del cirio pascual entodas las liturgias:

    Te damos gracias, Seor, por Jesucristo, tu Hijo, Seor nuestro, pormedldl calnos iluminas, revelndonos la luz que no tiene-ocaso--

    35

  • Cuando completamos la duracin de la jornada y nos acercamos-al-r-r-:comienzo de la noche, llenos de la luz del da que creaste para nuestrasatisfaccin, puesto que ahora, por tu gracia, nos falta la luz de la tarde,te alabamos y te glorificamos por tu Hijo Jesucristo, nuestro Seor,por el cual a ti lagloria, elpodery el honor, con elEspritu Santo, ahoray siempre por los siglos de los siglos (Trad. Apost. 25).

    La plegaria recuerda a Ef 5,14 Y el famoso himno oriental Phs hilaron: Luzgozosa de la santa gloria...

    Este Padre africano recoge los argumentos de los testimonios precedentes, sin que,por eso, se le pueda atribuir una dependencia de algunos de ellos en concreto, como, porejemplo, la Tradicin Apostlica de Hiplito. A Tertuliano lo sigue slo en parte.

    San Cipriano representa una fase ms evolucionada. l.l,~Pprtci>1iprincipal s'eencl1e,nJr~~l'l.eltra,ta

  • -----------_._---- -~~-------

    el da naturales, oramos y pedimos que de nuevo la luz venga sobre~--------------,fmlO~sotr~alidf1d pedimos que venga Cristo, portador de la luz

    eterna! Cristo es de quien habla el Espritu Santo en los salmos: Lapiedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es elSeorquien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Este es el da quehizo el Seor, sea nuestra alegra y nuestro gozo (Ps 117, 22-24). Delmismo modo, para referirse al sol (= Cristo), Malaquias profetizadiciendo: Para vosotros que temis al Seor, sale el sol de lajusticia(De orat. domino 34: PL 4,560).

    Las mismas razones teolgicas que hemos vistoque aducen comofundamento de lasdistintas horas de oracin son las que utiliza para las vigiliasnocturnas,.(ib.: PL 34, 560-562). .

    Resumen

    Los escritores cristianos del siglo III, adems de atestiguar una prctica de oracinfija y reglamentada en las comunidades, nos han hablado del significado de las horas dedi-cadas a la oracin. Unos autores han explicado las tres horas diurnas, verdadera novedadcristiana respecto del judasmo, como lo fue tambin la vigilia, naciql,l porimitacinde]ejemplo deJess.. Otros han tratado el conjunto de losmomentos de oracin, ofrecindonosal mismo tiempo una teologa de lo queconstituye bsicamente el Oficio Divino: unos tiem-pos determinados de oracin que cubren el curso entero del da y que lo santifican por lareferencia que hacen, ante todo, a la vida de Cristo y a su misterio pascual.

    ~1~~t11~t9Jresdelashorasdiurnas constituye un homenaje a la Trinidad. Los Aps-toles obs~fvaban ya estas horas, las' cuales son adems memoria de la pasin, muerte yresurrecci1'l deC:risto. Las horas matutinay vespertina sanTas que mejor simbolizan el sig-nificado p'ascu~L En efecto, la luz del sol, por la maanay durante el da, y la luzde la lm-para, al anochecer, son los smbolos d~Gri~to~qlleesla (luz.quena conoce el ocaso, Porotra parte, la sucesin del da y de la noche, que'fundamenta la divisin del tiempo y laduracin de las cosas, se convierte para la Iglesia por medio de la oracin, en signo de lapresencia continua e ininterrumpida de Cristo.

    Recordamos, por ltimo, que en elJlldm:~mo laoracin de la maanay l~l de,l~tari~llPfiraJpscristianoslapleg~ria en deter111inaclC>s momentosera una

  • 2. las primeras-tentativas de organizacin (s~gls-IV~Vrr--~En este segundo apartado vamos a sealar los rasgos principales de la aportacin de

    cada pocaa la evolucin del Oficio Divino.. La poca de la que nos vamos a ocupar. ahorase caracteriza por la formacin de un ordenamiento de las horas de plegaria en las Iglesiaslocales y en el monacato, que comienza a jugar un papel decisivo e influyente.

    A medida que las comunidades se multiplican y se inicia la organizacin de las cir-cunscripciones eclesisticas, se produce la estructuracin de la vida litrgica bajo la res-ponsabilidad directa de los obispos y con la ayuda de los cnones que se fijan en los conci-lios o en las grandes sedes metropolitanas, entre las que destacan Roma, Miln, Constanti-nopla, Tarragona, Braga, etc.

    Se observa en esta poca la tendencia a que cada Iglesia y comunidad monacal ten-gan su propio curso de los salmos y de otros elementos del Oficio y, sobre todo, a que setienda a una estabilizacin en el ordenamiento general del mismo. Pero empiezan a apare-cer dos tipos de ordenacin de la plegaria: el eclesial parroquial o catedral y el monstico,que van a tener una gran importancia cada uno por separado, aunque, en definitiva, elinflujo del monacal va a ser el ms decisivo.

    2.1. El Oficio de las Iglesias

    Se caracteriza, sobre todo, por estar centrado en dos celebraciones: la de la maanay la de la tarde, las dos celebraciones que despus se llamaran ~'~~~~~~~4!Xl~J?,~~~,.,,Eranaccionesliturgicspresi?idasporel obispo oel presbtero con asistencia de todo el 'clero yla prticipacill deIa.comuridad local. Mencionan este tipo de oficios San Ambrosio, SanAgustn, San Hilario, el Concilio 1 de Toledo, etc.

    La celebracin de la maana se compona de salmos, entre los que se encontrabancon seguridad el 50, 66, 117, 148-150, de himnos y de oraciones. En Roma se cantabancinco salmos, al final del siglo v, ms un cntico bblico, preces y el Padrenuestro. El oficiode la noche era una adaptacin del Lucernario pascual, atendiendo a las distintas fiestas.Parece que se usaba el salmo 140 como propio de la oracin vespertina.

    2.2. El Oficio de las comunidades monsticas

    El surgir de los movimientos ascticos y monsticos de los siglos IV-V introduce unideal de perfeccin espiritual que se traduce, entre otros aspectos, en la dedicacin de granparte de la jornada a la plegaria. No slo se cultiva una oracin privada y espontnea sinoque tambin se hace una plegaria organizada y distribuida en los principales momentos delda y de la noche.

    Cuando los Santos Padres escriben sobre la virginidad y la vida consagrada, semuestran siempre atentos a recomendar una plegaria organizada y ritualizada. Ms tarde,las reglas monsticas son las que establecern con todo detalle esta oracin. Por su parte,los que confeccionan el Oficio se sienten obligados a componer el oficio propio de los queabrazan la vida monstica. Su labor consiste, ante todo, en estructurar las distintas horas y

    --------"e&lnreGistl'i.euir los salmes-Ie-que hacen, unas veces, con criterio ascetlCo, como el recitar lamayor parte de ellos al da y, otras, litrgicos, atendiendo al momento de la plegaria, a las

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  • fiestas, etc. La tendencia a ampliar el tiempo del Oficio Divino es siempre una caracters-tica de la espiritualidad monstica, y lo consiguen aumentando el nmero de los salmos y eltiempo dedicado a la salmodia.

    En un principio, las horas del Oficio monstico son slo observadas por los miem-bros de la comunidad; pero hay una multitud de cristianos piadosos, junto a los monaste-rios, que va a ir tomando parte en la plegaria y va a llegar a vivir como verdaderos monjes,sin estar sujetos a la regla. A este respecto, merece mencin aparte el monacato seglar,organizacin al margen de la estructura eclesistica, y el tema de la oracin de losanacoretas.

    El.QP9Wl110nStico c:o~prende la.~ horas llamadas eclesiales y legiti1l1~e: las de !.ll1aari~xlatard~' y,tambin, ias diurnas: tercia, sexta y nona, a las que se aaden prima,Y~()ll1pletas./Porotra parte, los monjes instit~ci()~aliz,~~ tambin las vigilias 'corno oficio,:9otidi~no~}La aportacin creativa ms original y variada se encuentra en los diferentes'cur- ,.s~;suordenamientosdelos salmoslLa seleccin est hecha, como hemos indicado, por cri-

    teri~sascticos y litrgicos. Por eso, unas veces, se tomaban los salmos segn el orden delmismo salterio y,otras seleccionndolos segn intereses determinados. De todas formas, seprocura recitar el salterio completo dentro de un perodo de tiempo que puede ser un da,una semana o dos das.

    La Regula Monasterlorum de $ap.Benit6 es una de las reglas monsticas queordena con ms detalle el Oficio Divino. Distribuye el Salterio en una semana,! aunque seden repeticiones a diario de algunos salmos, y establece el nmero de salmos que se han decantar en cada hora: tres, en las oraciones diurnasjcuatro, .en las vsperas, y siete, en los "laudes. introduce el uso de himnos, provenientes de la liturgia ambrosiana, toma los cntI-cos bblicos del oficio basilical romano y determina el uso de doce salmos para lasvigilias.

    La expansin de la Orden Benedictina y la elevacin de muchos monjes al episco-pado contribuyen al trasvase del modelo monstico a las celebraciones eclesiales. Esteinflujo no queda reducido a la ordenacin del Oficio, llega a otros aspectos, como el de laobligatoriedad de celebrarlo para clrigos y corporaciones al modo monstico.

    3. la formacin del Oficio completo (siglos VlalX)Puede decirse que es sta la poca en que el Oficio Divino se revela ante todo como

    una accin eclesial por la participacin en l de todo el clero y del pueblo. La recitacinprivada no haba nacido an y no se concibe la abreviacin de las horas. Cada Iglesiaparticular cuenta con su propia organizacin, y puede afirmarse que es el momento en quecristalizan todos los intentos anteriores de estructuracin completa de la Liturgia de lasHoras. Hay que notar, por otra parte, que para entonces no haba hecho su aparicin lacelebracin diaria de la Eucarista, lo que supone que sean slo las horas del Oficio las quellenen las ferias, salvo en las Tmporas y en la Cuaresma que cuentan ya con celebracioneseucarsticas los mircoles, viernes y sbados.

    Gracias a San Isidoro y a otros Padres, conocemos cmo celebraban el antiguo Ofi-cic-los visigodos (siglos VI~VII) y los mozrabes (siglos VIII-IX). Aqu] tambin se distinguenclaramente.Ios.cficios.catedral y monstico con sus respectivas caracterfsticas indicadas

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  • anteriormente. A partir del Con~i!i~de Tol~do XI (a. 675) los monasterios deben celebrar. _Laudes y Vsperas siguiendo exactamente la ordenacin del oficio catedral y manteniendoel suyo propio para las dems horas.

    En esta pocase da tambinunaimp()rt~l1t~creatiyidad respecto a los elementos 119b.pliGsd~lQficio~f antifon~s" Nmnos, i~~p(,:ms()ri()s,colectas, El estudio pormenorizado deesta produccin litenirla, Ci~cunscrito a las disntas Iglesias 'locales, nos permite conocerelsentido teolgico de las fiestas y de las memorias y el de la misma Liturgia de las Horas.Por otra parte, al mismo tiempo que se atiende a la creacin de esos elementos se cuidanlasformas de cantar los salmos, entre la que destaca la responsorial. Miln, por ejemplo, llegaa ser un centro de irradiacin musical, y en las catedrales y en los monasterios la msicalitrgica alcanza sus cotas ms altas.

    :Pi~aedecirSeqtie_elOficiQbiyino,.talycomoCJ.ueqa, estructurado en esta poca, vaa_U~grg~st~Wrefrtrlaq~l papaSalll?qX.Naturalmente se trata del Oficio roman-benedictino, difundido por toda Europa por los monjes benedictinos y por otros;Sari Agus-tin, por ejemplo, lo da a conoceren Ir.glatetfa, enviado allpor San Gregario entre e1596 yel 597; S~mBonif~ciO..~l1.Alemallia.etc.Laimposicin del Oficio Romano y la obligatorie-dad de celebrarlo en las iglesias por todo el clero parece que forma parte de las grandesreformas que se hacen entonces del sector clerical y de la misma cristiandad en general.Hay que recordar que estamos en tiempos de Pipino, Carlomagno y el Concilio de Aquis-grn y que todos ellos dictan numerosas disposiciones reformistas, recogidas despus eninfinidad de snodos.

    4. Decadencia y Privatizacin del Oficio (siglos X~XV)La celebracin completa, diaria y solemne del Oficio, impuesta por la legislacin

    carolingia a todas las iglesias, va a terminar por convertirse en unafp_~$~

  • Ipapal; en ella se reune un peqlleogrupode
  • un retorno a la Biblia y a los Santos Padres y el abandono.de.toda.hagiografa dudosa olegendaria. Distribuye el salterio a lo largo de la semana a tres salmos por cada hora y sinrepetir ninguno. Se imprime el libro en 1535 y es aprobado por el Papa Paulo III para usoexclusivo de los sacerdotes dedicados al estudioo a otros trabajosque impiden la asistenciaal coro. A pesar del xito que alcanza, el Concilio de Trento lo olvida y queda suprimidopor Pablo IV en 1558.

    El proyecto de los Teatinos, en principio, es una reforma pensada para la mismaorden religiosa; ms tarde se pretende aplicar a toda la Iglesia, pero la muerte del PapaPaulo IV, impulsor del proyecto, acaba con el mismo.

    La reformadel Breviario figuraba entre los planes del Conciliode Trento, pero hastael 1563 no se presentan los primeros esquemas y propuestas a cargo de espaoles, france-ses y alemanes. La comisin que se ocupa del tema se encuentra con demasiadas dificulta-des y decide dejar el asunto en manos del Papa para que dirija la reforma y promulgue elnuevo libro. Po IV asumeel proyectode los espaoles, el ms tradicional y en dependenciadel Breviario de la Curia Romana, y San Po V concluye los trabajos con la promulgacindel libro, en el que figura junto al ttulo: segn los decretos del Sancrosanto Concilio Tri-dentino. La bula pontificia lleva la fecha del 9 de julio de 1568.

    ':?jWi,},~~,(~M~~~~J~~:l~,~i~~!'~Jt~~~;;!~~a se va a repetir la historia.~~lt~J~i(~!jJt)iij~,~~~J~g~:~~,Ys}Z;.eF:trflfooel'ciclotll'Seof.j'Allegn9,' a anular hasta los domingos e impidiendo cons-tantemente en las ferias la utilizacin del salterio, segnla antigua ordenacin romana, unode los mayores empeos del Breviario de San Po V.

    .~\

    cuatroEs7g~~~ed~~~:is~~ll~Q)~~'~~ :~~t~,al~~~~:~;b~c~~~o:~~:i~ti:da p~~!~r~:r~f!~:~Po X asigna salmos distintos para cada hora y para cada da, hace '!i~,~\r",yet,ms variado el repertorio e introduce, adems, una serie de cnticos bblicos para losdes. Para evitar, por otra parte, que el Santoral impidiese la utilizacin del salteriode cadada, recurre al sistema del oficio mixto: tomar los salmos de la feria correspondiente y elresto del propio o del comn de los santos.

    B~~~e~I1(11:hasta .~l,.Concilio Vaticano p~?hll.Y~l,l~.SRnsi~~~r l11~s reformas quela:A~~-Y'~J;tM,~~,9R~9~,,~}':$.Mt~tio,,etcargada por,.l?iQ}~IF;i1ir:I?dhtif1~i~:::~R~tit~~~g,;~J,B,Hg9.'~ .... ,autorizada en 1945, y algunas modificaciones en 1955 y 1960. " . '. ,

    Terminan as cuatro siglos de bsqueda por establecerun OficioDivino que, estandode acuerdo con la tradicin, fuera al mismo tiempo compatible con las situaciones pastora-les en las que se encontraban los encargados de celebrar la Liturgia de las Horas en nom-bre de la Iglesia. En esos intentos de reforma slo se pens en las personas obligadas arecitar el Oficio. Esta puede ser la causa de que nunca se llegara a acertar con el verdaderocamino de la autntica renovacin. El camino no poda ser otro que devolver al Pueblo deDios una plegaria que era suya, sin renunciar por eso a que existieran quienes aseguraransu realizacin.

    6. El Concilio Vaticano n y la reforma posterior~~~~~~~-c1D~eir-ilGs-asis.OOnt.e&-al-Gooeilierl3eeoo-sen-vercladeramente-eonscientes-de-la-rreresidad

    de devolver a la Liturgia de las Horas su carcter eclesial real y no slo jurdico. Sin

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    embargo, en la Constitucin Sacrosanctum Concilium van a darse unas directrices de reno-vacin litrgioa que va~ permitir lIoa reforma del Oficio Divino en profundidad. Losnmeros de la Constitucin dedicados especialmente al Oficio no ofrecen el amplio hori-zonte de reforma que abren aquellas directrices. Por eso, el mrito de la actual Liturgia delas Horas hay que atribuirlo al Concilio y a las comisiones posconciliares que, dentro delllamado Consilium, aplicaron las lneas de la renovacin litrgica al caso del Oficio.

    No es necesario deternernos ahora a estudiar cmo se ha concebido y realizado larenovacin del Oficio Divino a partir del Vaticano 11. Este curso en su integridad no es otracosa que el anlisis y la profundizacin en la teologa y pastoral de la Liturgia de las Horassegn esta renovacin. Conviene, sin embargo, dejar constancia de los pasos principales:

    .. S~i:6'ir~~!t~!(~711~'uil!mt,~b:1H~)6;4:.'iEsteorganismo publica en el mismo ao la Instruc-cin Inter Oecumenic que empieza ya a aplicar las disposiciones conciliaresrelativas, por ejemplo, a la lengua verncula.

    .. Se da comienzo~10~!r~c~~j9':'~~jP!;~p~I~

  • que siempre se persigui en la Iglesia el ideal de la unidad para-faestructur-a y la composi-cin de la Liturgia de las Horas. Dentro del rito romano, todas las Iglesias, aun teniendolenguas diferentes y elementos propios autctonos, como por ejemplo los himnos, elevan auna su voz, siguiendo un mismo calendario y un mismo curso de los salmos. Con todo,queda pendiente el que las comunidades locales puedan celebrar los principales tiempos deplegaria que santifican verdaderamente el dia y la noche: la oracin de la maana y la de latarde, los dos oficios que durante muchos siglos distinguieron la celebracin parroquial ycatedral de la puramente monstica.

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  • Tema 3: la liturgia de las Horas, oracin de toda la Iglesia

    Sinopsis

    1. Del Breviario a la liturgia de las Horas: Importanciade un nombre

    El nuevo ttulo de los libros de la Liturgia de las Horas

    - Oficio Divino ... Liturgia de las Horas-el cambio de nombre es lo ms importante del ttulo: hay en ellos toda una con-

    cepcin de la Liturgia

    Oficio Divino, Opus Dei, Liturgia de las Horas

    - estos ttulos encierran un concepto dinmico, comunitario, celebrativo- esta Liturgia tiene el valor salvfico de introducir a los hombres en el misterio

    de Cristo mediante la oracin

    2. El ideal de la Liturgia de las Horas

    La oracin de la Iglesia est unida a la oracin de Cristo

    - por el mandato de Jess: orad... pedid...- porque El es nuestro nico mediador

    Vinculacin de toda la humanidad.Como consecuencia de la Encarnacin

    - la oracin de Jess implica y compromete a toda la humanidad- Cristo vincula a su oracin personal los actos religiosos de quienes reconocen

    el dominio de Dios

    La oracin de Cristo toma cuerpo en la oracin de la Iglesia.Por la misteriosa vinculacin de todos los bautizados con su cabeza

    - en la oracin celestial de Cristo al Padre est presente la Iglesia- Cristo est presente en la oracin de la Iglesia, prolongacin en el tiempo de su

    humanidad salv-aaera--

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  • - Jess, al hacernos partcipes de su condicin filial, nos ha dado la posibilidadde orar como oraba El

    - Cristo, Sumo Sacerdote del culto nuevo, trasmite a los miembros de su Iglesiasu propia consagracin sacerdotal

    Identificacin ontolgica y asctica con la oracin de Cristo

    - es real en el plano ontolgico de la comunin de vida- es meta y tarea en el plano de la ascsis: cuanto ms santa sea la asambleams

    perfecta ser la asimilacin a Cristo orante

    3. Dimensin trinitaria de la oracin de las horas

    Base cristolgica

    - Cristo, Hijo de Dios e hijodel hombre, hace posible que-la oracinde la Iglesiasea una prolongacin en el tiempo del coloquio trinitario

    El Padre como direccin ltima de toda plegaria

    - las disposiciones de los Concilios del N. de Africa (siglo IV), siempre se dirijaal Padre la oracin, especialmente presentes en las oraciones de la misa y enlas colectas y la orientacin de la Liturgia de las Horas

    - la alabanza, an dirigida a Cristo, termina siempre en el Padre

    - porque el Hijo es imagen de Dios invisible- porque la plegaria es reconocimiento de la economa de la salvacin que

    tiene en el Padre su principio y su consumacin

    Cristo tambin invocado por nosotros.En los salmos, himnos y preces de la Liturgiade las Horas la alabanza se dirigetambin a Cristo

    - porque el Hijo de Dios es consustancial al Padre- porque el Oficio es dilogo entre el Esposo y la Esposa

    El Espritu Santo inspirador y animador de la plegaria

    - el Espritu, enviado a la Iglesia, nos lleva al Padre por medio del Hijo~ por la acciny la presenciadel Espritu, la comunidad orante reproduce la uni-

    dad admirable que existe en la vida trinitaria

    Accin del Espritu en la Iglesia y en cada orante

    - el Espritu acta en los bautizados y en la comunidad del mismo modo y con lamisma finalidad que actuaba en Jess: nos mueva a orar Abba! Padre!~~----------+'la,,---na-sistencta-dei-Esprittl-en la eraein-eeuna accin-GOadyuval1te,que-hac,""e",--_~__

    nuestra oracin viva y eficaz

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  • 4. Dimensin comunitaria del Oficio Divino

    - la oracin cristiana es expresin de la comunin con Dios y con todos loshombres

    - debe ser actitud y tambin exigencia en el plano real visible

    1 La doctrina del Vaticano II- destaca el valor social y comunitario de las celebraciones litrgicas- la celebracin comunitaria del OD debe ser preferida a la individual

    Profundizada en la OGLH- la oracin debe ser comunitaria, no por un imperativo legal, sino por la natura-

    leza misma de la comunidad eclesial- mximo grado de valor eclesial en la Liturgia presidida por el Obispo- carcter eclesial de la celebracinen otras asambleas de fieles, especialmente

    en las parroquias

    5. Plegaria de la Iglesia y en nombre de la Iglesia

    Sentido de algunas expresiones muy usadas- plegaria de la Iglesia, plegaria en nombre de la Iglesia y plegaria con la

    Iglesia expresiones coincidentes que reflejan aspectos diferentes Plegaria en nombre de la Iglesia en sentido jurdico

    - sentido que frecuentemente ha prevalecido por haber tenido en cuenta la exis-tencia de un mandato o delegacin de la Iglesia

    - as se apunta, de forma reduccionista, a los obligados por ese mandato

    1 De la deputatio o misin cannica a la funcin eclesial- la plegaria en nombre de la Iglesia es preferentemente un hecho teolgico y

    sacramental: el cumplimiento de la misin de toda la comunidad de continuaren la Iglesia la oracin de Cristo

    Sentido integrado de la expresin en nombre de la Ig