Pobreza y autoorganización en Santiago de Chile. Población José María Caro

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    D. R. 2005. Universidad Nacional Autnoma de Mxico-Instituto de Investigaciones Sociales. Revista Mexicana de Sociologa67, nm. 1 (enero-marzo, 2005): 01-30. Mxico, D. F. ISSN: 0188-2503/05/06705-01.

    Resumen: El presente artculo es unacomprimida sntesis de una investigacinemprica realizada en el marco de una tesis de

    doctorado escrita en el Instituto de Sociologade la Universidad de Mnster, Alemania

    (1999-2002). La indagacin cuyo hincapise hizo en lo cualitativo se propuso averiguarsobre las potencialidades de autoorganizacinque hay en la populosa poblacin1Jos MaraCaro, en Santiago de Chile. Se trabaj etno-

    grficamente en el anlisis de las condicionessociales imperantes all y, en todo momento, sepuso en un primer plano el aporte interpreta-tivo de los propios actores locales.

    Abstract: This article provides a briefsummary of an empirical study undertaken aspart of a doctoral dissertation written at theInstitute of Sociology of the University ofMnster, Germany (1999-2002). The research

    which emphasizes qualitative aspectssought to determine the potential for self-organization in the densely populated area of

    Jos Mara Caro in Santiago de Chile. Theauthor carried out an ethnographic analysis ofthe prevailing social conditions there, while

    attempting to keep the interpretations of localactors in the foreground at all times.

    Palabras clave: Etnografa; autoorganizacin; Chile; pobreza; droga; capital social.Key words:Ethnography; self-organization; Chile; poverty; drugs; social capital.

    I. INTRODUCCIN

    EN EL DISCURSO DE LAS ORGANIZACIONES FINANCIERAS interna-cionales, se califica a Chile como uno de los pases latinoame-

    ricanos que ha hecho frente con mayor eficacia a los desafos de

    Pobreza y autoorganizacin enSantiago de Chile. Un estudio etnogrfico

    en el barrio Jos Mara Caro

    WIGBERTFLOCK*

    *Doctor en Sociologa, Universidad de Mnster. Socilogo y pedagogo social. Temasde especializacin: Sociologa del Desarrollo; Profesionalizacin del Trabajo So-cial; Desarrollo Local; Infancia y Juventud. Direccin: Fachhochschule Mnster,Hfferstr. 27, 48149, Mnster, Repblica Federal de Alemania. Telfono: 0049-251 83-65716. Fax: 0049-251 83-65702. Correo electrnico: .

    1En Chile, el trmino poblacin hace referencia a los barrios perifricos de bajonivel socioeconmico.

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    la globalizacin. En efecto, como resultado de la dictadura militar(1973-1990) y de las transformaciones neoliberales impulsadas por ella,ha tenido lugar en Chile una amplia adaptacin a la dinmica del

    mercado capitalista mundial (Martnez y Daz, 1995; Moulian, 1997).Slo en pocos pases de la comunidad internacional la internalizacinde las concepciones neoliberales se encuentra en un estadio tanavanzado como en Chile, tanto en el nivel del Estado como en el de lasociedad misma.

    Durante largo tiempo la economa chilena anot altas cifras decrecimiento. La democracia pareca recuperada y las dimensionescomparativas de la pobreza se vieron reducidas. Ello hizo que en cier-tos crculos internacionales se acuara el concepto modelo chileno.

    Uno de las rasgos caractersticos de tal modelo ha sido la instru-mentacin de una nueva estrategia de desarrollo, conectadadirectamente con los parmetros neoliberales de la administracin dePinochet en lo econmico pero que persigue una cierta meta idealimpulsada por la Comisin Econmica para Amrica Latina bajo el lemade crecimiento con igualdad (CEPAL, 1990). La aspiracin estratgicaconsiste en el forzamiento de una integracin en el mercado mundial,proceso que intenta entrelazar lo econmico con lo sociopoltico.Tal amalgama busca desatar los positivos efectos sinergticos de ma-

    nera acumulativa: modernizacin tecnolgica, profundizacin de lademocracia poltica y desde luego el logro de la justicia social.

    Para la poblacin chilena, esos procesos de desarrollo tuvieron lugaren medio de enormes riesgos, derivados de las llamadas moder-nizaciones. As lo corroboran diversos informes de la Organizacin deNaciones Unidas (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo-Chile, 1998; Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo-Chile,2000). Los riesgos a que han sido sometidos especialmente los sectoresms desprotegidos de la poblacin sern materia de anlisis emprico en

    el transcurso de la presente investigacin.Santiago, la capital chilena, se muestra como una metrpoli

    globalizada. En ella se pueden observar con fuerza las tendencias adesmaterializar la produccin y a abolir las fronteras geogrficas,elementos tpicos del fenmeno globalizador. La dislocacin productivahacia nuevos y altamente modernos mbitos del sector de servicios esalgo que va acentuando el proceso de fragmentacin social. Una partede la poblacin urbana participa de la dinmica econmica, en tanto el

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    resto permanece en zonas atrasadas o se hunde all. Crece de nuevo lasegregacin social (Bengoa, 1995; Bengoa, 1996).

    Un tema que plantea un desafo cientfico-social de especial

    importancia es la amplia desaparicin de las organizaciones de basedentro de las poblaciones de Santiago y, en particular, las organizacioneseconmicas populares. Esta situacin aparentemente paradjicaplantea un problema complejo a las instituciones internacionales, a laadministracin comunal, y a otras, a la hora de iniciar programas localesde desarrollo. Dicho tipo de dificultades concepcionales aparece noresuelto hasta ahora.

    II. READEINVESTIGACIN

    El trabajo de campo est referido al sector E de la poblacin Jos MaraCaro, ubicada en la parte sur de Santiago. Para llegar hasta el centro dela ciudad se debe recorrer unos ocho kilmetros, alrededor de 25minutos en autobs. El surgimiento de la Jos Mara Caro se remonta alos programas habitacionales de los gobiernos de Jorge Alessandri(1958-1964) y de Eduardo Frei Montalva (1964-1970). Adminis-trativamente, la poblacin pertenece hoy a la comuna de Lo Espejo, una

    de las comunas ms pobres de la Regin Metropolitana. Slo en elsector E viven unas 10 000 personas en una superficie de 0.320kilmetros cuadrados, lo cual representa una densidad de poblacin de30 550 personas por kilmetro cuadrado. Con ello, este sector es unode los ms densos del Gran Santiago.

    Diversas estadsticas sociales caracterizan a la comuna de Lo Espejovale decir, al sector E como muy problemtico, especialmentedebido a la alta tasa de pobreza (ms de 40%), en combinacin con unalto desempleo (desempleo abierto: ms de 30%), as como con una

    masiva difusin y consumo de la pasta base de cocana2 (Programade las Naciones Unidas para el Desarrollo-Chile, 2000; Fondo de

    2La pasta base de cocana (en el lenguaje popular, pasta base) es la cocana notratada, que se extrae de las hojas del arbusto de la coca (Erythroxylon Coca) mediante unproceso de maceracin y mezcla con solventes como parafina, bencina, ter, y cidosulfrico. Es un polvo blanquecino o amarillento, segn la sustancia con la que semezcle. La pasta base se fuma mezclada con tabaco (mono) o con marihuana

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    Solidaridad e Inversin Social, 1998; Instituto Nacional de Estadsticas,1998; Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes, 2001).

    La seleccin del campo de investigacin no fue casual. Responde ms

    bien al deseo manifestado por el Fondo de Solidaridad e InversinSocial (Fosis), el cual financiaba en el sector E la construccin relativa-mente de alto costo de un Centro Comunitario. El Fosis estimaba comosumamente difcil la situacin del sector, resultado de un masivoproblema de violencia y consumo de drogas. Si bien el estudio nopersegua una evaluacin clsica del proyecto mencionado, el materialde datos ofrece, empero, explicaciones especiales acerca de las condi-ciones estructurales en lo social, tiles para el desarrollo de programascomunitarios.

    En trminos generales, se puede afirmar que la poblacin Jos MaraCaro representa un mbito social relativamente poco investigado.

    III. MATERIASESTRUCTURALESDELAINVESTIGACIN

    En el transcurso del proceso de recuperacin democrtica en Chile, seha podido observar una significativa reduccin de la pobreza y de laabsoluta pobreza (indigencia). Tal desarrollo encuentra su explicacin,

    en primer lugar, en los efectos positivos del modelo de crecimiento. Noobstante, dicha tendencia se revirti alrededor de 1997; desde entoncescrece de nuevo la pobreza (Ministerio de Planificacin y Cooperacin,Mideplan, 1999; Mideplan, 2001). Al mismo tiempo, los conceptoscorrientes de pobreza entraan una problemtica en la medida en queintentan cuantificar situaciones sociales complejas, reducirlas slo aaspectos econmicos y considerar a la poblacin afectada en primerlugar bajo una perspectiva de dficit. Por el contrario, la pobrezapuede ser considerada desde otra perspectiva. En efecto, si se aprecia

    como actor a una persona clasificada como pobre, entonces suspotencialidades y capacidades pasan a primer plano. Se trata, enconsecuancia, de efectuar un esfuerzo metodolgico que considere lasituacin de pobreza en su dimensin cultural y de indagar acerca de

    (marciano). Tambin se consume en pipas o en antenas de televisin ahuecadas(antenazo). En el plano local, un gramo de pasta pase equivalente a tres monosvale alrededor de 1 000 pesos chilenos (600 pesos = 1 dlar).

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    los recursos potenciales de los actores sociales. En un esfuerzo de ndoletal, la atencin del estudio se centra en una realidad social determinada,a partir de la cual los afectados emplean capacidades individuales y

    colectivas para asegurar bajo condiciones difciles sus subsistencias.Sobre la base de tal perspectiva, encontraron aplicacin en el estudiolos conceptos de vulnerabilidad social, activo y estructuras de opor-tunidades. La vulnerabilidad social se entiende aqu como un fen-meno de diversas dimensiones en el marco de una situacin histricadeterminada y que se manifiesta como consecuencia de un proceso detransformaciones de grandes dimensiones (impulso modernizador); queest ligado, simultneamente, a un riesgo y a una relativa desproteccinsociales, y que somete a los afectados a un fuerte desafo de activar

    recursos (activos) para impedir que contine disminuyendo su nivel devida (Moser, 1996).En la presente investigacin se situaron como ya se dijo en

    primer plano las perspectivas y modelos interpretativos emanadosdirectamente de los actores sociales. Ello permiti detectar, en granmedida, erosiones especficas en el llamado capital social de lapoblacin y de dar respuesta a la pregunta de por qu los actores nopueden o no estn en condiciones de aplicar de manera efectiva susrecursos potenciales; o bien, por qu no pueden acumular activos. De

    gran importancia para la penetracin emprica de la estructura so-cial del campo de la investigacin fue la consideracin del contextosocial y de las estructuras de oportunidades derivadas del mismo. Portal motivo, se indag sobre mecanismos de mercado, el papel desem-peado por el aparato estatal o las estructuras comunales en el Chileactual. Slo una vez cumplidos tales requisitos interpretativos fue posi-ble la comprensin del quehacer de los actores sociales y formular lapregunta acerca de la produccin de situaciones de pobreza (Katzman,1999).

    Sobre la base de las reflexiones metodolgicas anteriores, as como demltiples contactos en terreno y de amplia recoleccin de materiales(informes sociales, datos de planificacin comunal y del Mideplan),pudo precisarse la materia cardinal de la investigacin.

    Cmo experimenta la poblacin local su propia situacin social?Percibe situaciones especialmente difciles? Asocia ella tales

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    situaciones, por ejemplo, con los impulsos modernizadores de nuevotipo?

    Qu recursos emplean los actores sociales para tratar de superar o

    dominar la existencia diaria?Qu concepciones de desarrollo imperan en ello? En qu medidatienen lugar estrategias de desarrollo en el nivel individual, o dentro dela familia o de otras redes sociales?

    Hay maneras de organizacin que se sustenten colectivamente? Qutipo de estrategias de desarrollo tienen lugar dentro de ellas? Cmoson los actores sociales? A quin se dirigen los actores cuando intentanimponer sus intereses?

    Qu discursos hay acerca del mbito social en los niveles locales,

    nacionales o incluso globales?De qu manera se perciben los programas y proyectos del Fosis, enespecial la construccin del centro comunitario?

    IV. METODOLOGA

    La presente investigacin en una comuna metropolitana se adhieremetodolgicamente a la perspectiva de una antropologa cultural

    moderna, como la desarrollada por Norbert Elias (1989; Elias, 1991) yPierre Bourdieu (1968; Bourdieu, 1988). En este contexto, entendemoscultura como un complejo de significados e ideas transmitidas hist-ricamente de manera simblica, las cuales posibilitan a los sujetos comu-nicar mutuamente sus conocimientos sobre la vida y su posicin frenteal mundo, a la vez que conservan y siguen desarrollando dichos cono-cimientos. Por medio de este proceso cultural, las experiencias delindividuo adquieren historicidad (Len y Zemelman, 1997).

    Desde la perspectiva de los socilogos que trabajan etnogrficamente,

    estas experiencias transmitidas abren en el sentido de la descripcindensa (Geertz, 1989a; Geertz, 1989b) una posibilidad de compren-sin ms profunda de cultura. Mientras se destaquen las complejasestructuras conceptuales, a menudo superpuestas y enlazadas entre s,se abre un camino al mundo social del sujeto investigado (Morin, 1990).

    Planteamos entonces la pregunta central sobre el potencial de auto-organizacin de los actores sociales. La teora de la autoorganizacinsocial, como un paradigma cientfico relativamente nuevo (Zemelman,

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    1989; Zemelman, 1992a; Zemelman, 1992b), ofrece la posibilidad decomprender los desarrollos sociales de manera dialctica; eso quieredecir no determinista: los sujetos aparecen envueltos en situaciones

    sociales, pero son a la vez portadores de la transformacin social(Zemelman, 1998). Por consiguiente, la presente investigacin se puedeadjuntar a la sociologa interpretativa, con lo cual sta se delimitararespecto de teoras de autoorganizacin acentuadamente construc-tivistas. Se mostrar, en el ejemplo de la poblacinJos Mara Caro, quelas personas construyen todava su propia historia, aunque tambin bajocondiciones que prevalecen y en las que viven muy difcilmente.

    En consecuencia, la recopilacin de datos se efectu medianteinstrumentos cualitativos: observaciones de campo y entrevistas. A ello

    se sum un amplio procesamiento de datos, cuya finalidad fue susistematizacin con el objetivo de situarlos en un marco interpretativo yconceptual vlidos (Bourdieu, 1998; Kromrey, 1998; Strauss, 1987).

    A. Recopilacin de datos

    Durante una estada de cuatro semanas en la poblacin Jos Mara Caro(septiembre de 1999), surgieron 45 actas de observaciones en terreno,

    as como 50 pginas de notas en forma de diario de vida. Elinstrumental de observaciones fue realmente estructurado duranteel transcurso de los contactos en terreno. La complejidad de lassituaciones y acciones observadas pareci ser demasiado grande para unestrecho plan de investigacin. Esa decisin metodolgica correspondaal objetivo central del trabajo en el sentido de no examinar hiptesisaisladas sino descubrir y poner de relieve las coherencias estructurales.Para la comprensin del mundo cotidiano, result muy til vivir en elseno de una familia en el terreno de investigacin.3

    Las observaciones en terreno fueron combinadas con informacionessurgidas de 15 entrevistas de profundidad. Estas ltimas, con unaduracin de entre 60 a 100 minutos (en total: 806 minutos de materialgrabado), tuvieron lugar de manera semiestructurada: por una parte,

    3Con el objetivo de conservar la autenticidad de la rutina diaria, se convino en nohacer fluir en la investigacin ningn elemento interno de la vida de la familiaanfitriona.

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    siguieron el tema central de la investigacin; por otra, admitierontemticas propias propuestas por los entrevistados.

    En el marco de las entrevistas, pudieron expresarse 18 habitantes de

    la poblacin. La mitad de ellos ejerca alguna funcin activa en orga-nizaciones sociales del sector;4 dos eran miembros de alguna organi-zacin pero no ejercan funcin especfica. Los dems entrevistados nomantenan contacto activo alguno con organizaciones locales. Adicio-nalmente, se llev a cabo una entrevista especial con un funcionario denivel directivo de la autoridad de la comuna.

    Independientemente de la pertenencia o no pertenencia a algunaorganizacin, cada uno de los entrevistados representaba a un grupo depersonas o tena determinadas caractersticas (edad, sexo, situacin

    habitacional, y otros) que permitan relacionarlo con determinadaexpectativa de la entrevista: tema drogas, criminalidad, estrategias desubsistencia, importancia de las redes sociales, situacin de los nios yjvenes, endeudamiento de los hogares, a modo de ejemplo. Se asegura los entrevistados absoluto anonimato. Tanto sus nombres comodetalles que pudieran dar pistas sobre sus identidades fueron cambiadosen el transcurso del procesamiento de datos. Las entrevistas tuvieronlugar mayoritariamente en el mbito del hogar; en algunos casos, enlocales de reunin de la organizacin.

    B. Procesamiento y evaluacin de los datos

    Al trmino de la recopilacin se procedi a hacer una evaluacin tericadel material. Todas las entrevistas grabadas fueron transcritas. De esemodo surgieron alrededor de 250 pginas. Sobre tal base de material detextos se efectu la construccin de un sistema categorial (con el mtododel anlisis de contenido). Las categoras fueron examinadas varias

    veces sobre el teln de fondo de problemas relativos a confiabilidad y

    4 Organizaciones sociales que fueron identificadas y, en parte, consultadas en eltranscurso de la investigacin: Juntas de Vecinos, Delegaciones de Pasajes, Centros deMadres, Centros de Padres, Club del Adulto Mayor, Centro de Rehabilitados Alcohlicosy Drogadictos, y diversos clubes deportivos.

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    representatividad. El sistema categorial aqu enunciado abri el caminoa la completa codificacin del material de entrevistas.5

    1. Sistema categorial

    a) Primera categora principal: vulnerabilidad social

    Criterio: Por vulnerabilidadse entiende la inseguridad social deindividuos u hogares respecto de un medio ambiente en estadode cambio permanente. La vulnerabilidad se manifiesta, sobretodo, en el hecho de que las personas viven sin seguridad socialestable y duradera, y se ven sometidas a una situacin deshockenmomentos crticos repentinos.

    (1) Categoras subordenadas1-1 pobreza (bajos ingresos)1-2 exclusin1-3 delincuencia1-4 drogas y alcohol1-5 salud1-6 represin1-7 la casa

    1-8 el ambiente (el barrio)1-9 golpes del destino1-10 otras formas de vulnerabilidad (categora residual)

    b) Segunda categora principal: activos

    Criterio: Poractivosse entiende todas las formas de recursos deque dispone una persona, una familia o un grupo social, parareaccionar frente a una amenaza o a una situacin de crisis. Laspersonas que disponen de un activo son menos afectadas por

    la vulnerabilidad: el activo les ofrece una relativa proteccin.

    5El proceso de codificacin no se realiz en computadora sino mediante el trabajointerpretativo de personas. En la primera fase (con un total de seis codificadores,supervisados por el autor) llegamos finalmente a un grado de acuerdo de 74%, apli-cando la metodologa de Holsti (1969). La codificacin definitiva fue realizada por elautor.

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    (1) Categoras subordenadas

    2-1 fuerza de trabajo2-2 economa del hogar2-3 familia2-4 redes sociales2-5 educacin/formacin2-6 accin colectivadentro de un contexto institucional2-7 accin colectivafuera de un contexto institucional2-8 tradiciones polticas (memoria)2-9 identificacin con el barrio2-10 autocaracterizacin social2-11 tiempo libre, recreacin2-12 religiosidad2-13 otros activos (categora residual)

    c) Tercera categora principal: sistemas de referencia institucionales

    Criterio: La transformacin estructural de la sociedad chilena haconducido a que la cuestin social se manifieste en el presente demanera diferente de como lo haca en pocas en que el aparatoestatal (relativamente fuerte y moderno) quera asumir una funcinintegradora en lo social, al tiempo que experimentaba los desafosde los movimientos sociales en diversos ciclos polticos. A quinstituciones se dirigen hoy los pobres cuando intentan realizarsus intereses sociales?

    (1) Categoras subordenadas

    3-1 Estado3-2 Municipio3-3 partidos3-4 medios de comunicacin3-5 Iglesias3-6 otras referencias institucionales (categora residual)

    d) Cuarta categora principal: gender

    Criterio: El concepto de gendersignifica gnero en el sentidodel papel que es asignado a hombres y a mujeres en una sociedady en una poca determinadas. A diferencia de los programas de

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    promocin de la mujer en el pasado, la apuesta delgender(Lamas,1996) parte de la base de que para alcanzar una igualdad dederechos para la mujer resulta ms efectivo no slo concentrarse

    en el cambio de la situacin de la mujer, sino hacerlo en lastransformaciones de los gneros entre s.

    (1) Categora subordenada

    4 Gender

    e) Quinta categora principal: Fosis

    Criterio: En casi todos los pases latinoamericanos se han fundadoFondos Sociales para hacer frente a los efectos ms agudos que

    tuvieron los aos ochenta (crisis del endeudamiento, programasde ajuste estructural). El Fondo Social chileno, Fosis, inici susactividades en 1990 bajo el auspicio del Ministerio de Planificaciny Cooperacin (Mideplan). Desde entonces, centr la atencin ensus esfuerzos por apoyar a los grupos sociales ms pobres mediantecrditos y asesoras para las microempresas o el financiamientode proyectos comunitarios. Estos ltimos son, por regla general,ejecutados por la autoridad administrativa comunal. En el terrenode la presente investigacin, Fosis haba apoyado ya algunos

    proyectos. Durante la fase de realizacin de las entrevistas(septiembre de 1999), estaba a punto de terminarse la construccinde un nuevo centro comunitario.

    (1) Categoras subordenadas

    5-1 proyectos Fosis (en general)5-2 proyecto Fosis (centro comunitario)

    Como resultado de la codificacin, surgieron unidades de textosque ofrecan una base analtica de interpretacin. Las actas de ob-servacin, igualmente codificadas, as como las notas de terreno, fueroncombinadas con deducciones tericas.

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    V. RESULTADOS

    De manera extractada se pueden mostrar aqu los resultados centralesde la investigacin.

    Primero: En el campo de investigacin ha tenido lugar un decaimiento de losespacios pblicos; ello se explica de modo determinante por la criminalidadcada vez mayor vinculada con la pasta base.

    Los habitantes de la Jos Mara Caro perciben la infraestructuracomunitaria como algo absolutamente insuficiente, 40 aos despus desu fundacin. En el sector E, slo ms o menos la mitad de las casas han

    sido construidas con material slido. Los habitantes padecen bajo ladensidad poblacional, o bien padecen la sobreocupacin de las casas. Enla actualidad se aprecia, de nuevo, el problema de los allegados.6

    Aparte de ello, se incrementa el abandono de los espacios pblicos delbarrio: calles, plazas, recintos deportivos, pierden su funcin comuni-taria. El material de datos confirma la tendencia de que ha empezado elretiro de las personas hacia sus esferas privadas y de que la explicacinde tal fenmeno se encuentra en la amenazante criminalidad confines de conseguir medios para el consumo de drogas.7

    Y lo que ha entrado ahora es la drogadiccin. La pasta base. Se vendeaqu en la esquina. Hay una familia que. . . Vive de eso. Esa gentepasa preso, sale de la crcel, vuelve a lo mismo. Y la polica sabe: esmuy corrupta. . . El ao pasado vinieron aqu y encontraron algunaspersonas con bolsas de pasta base. Bueno, mi casa la tenemos conladrillo y con vidrios arriba para que no pase la gente. (Don Leando,64 aos, casado; tiene cuatro hijos y ocho nietos. Est jubilado. Es vocero de

    una Junta de Vecinos.)

    6 Los allegados son familias que se instalaban en sitios y patios de familiares,vecinos o amigos.

    7Cuando las personas entrevistadas hacen referencia a la criminalidad cometida enla Jos Mara Caro, slo hablan de hechos vinculados con la droga (pasta base). En estecontexto resulta interesante la comprobacin de que tanto mediante el material dedatos como por medio de diversos otros estudios (Cooper, 2000) la criminalidadejercida por miembros del grupo social investigado tiene lugar, por regla general, fuera

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    Pasta base es la droga de los pobres. Su difusin en las poblacionesempez a acentuarse despus del trmino de la dictadura militar. En eltranscurso de esta investigacin parece comprobarse que ha reem-

    plazado al alcohol como droga nmero uno. La poblacin juvenilmasculina representa el porcentaje ms alto entre los consumidores dela pasta base. Es preciso esclarecer aqu que el consumo de pasta base, apesar de su alto efecto txico, no conduce obligatoriamente a ladependencia. Sin embargo, slo muy pocas personas pueden controlarsu consumo de manera duradera. El consumo de pasta base comodependencia tiene efectos primordialmente psicosociales; los droga-dictos son vistos como no confiables; asaltan y roban, incluso en lapropia familia, y en el vecindario.

    A pesar de lo mencionado en el prrafo anterior, hay indicios que dancuenta de ciertas formas de sociabilidad que se han mantenido entre losconsumidores de la pasta base: por una parte, dentro de los grupos delos consumidores privan ciertos cdigos sociales; por otra, los con-sumidores no son aislados completamente de sus vecinos. A esterespecto se puede comprobar que cuanto ms alejados del vecindarioen su consumo de drogas, mayor es el rechazo que experimentanlos consumidores en su medio social. En el seno de la poblacin, lasemociones fundamentales que imperan son el miedo y la perplejidad.

    Se puede afirmar que la droga ha asumido paulatinamente el controlsobre el barrio y ha envenenado el capital social de la misma: laconfianza, la vecindad, la capacidad de asociacin. Algunas calles yplazas del sector son evitadas, consecuentemente, por los habitantesdurante la oscuridad. Ms all de sus unidades habitacionales propias,las personas se sienten en un estado de latente amenaza. Resultasintomtica la construccin de altas rejas metlicas destinadas a protegerlas casas. Tales medidas de autoseguridad aparecen ante los ojos de lospobladores como necesarias, ya que la polica prcticamente no muestra

    presencia alguna en el barrio, ya sea por temor o porque participa delos beneficios del narcotrfico.

    del mbito habitacional de sus autores. La consecuencia de ello es que los habitantes noperciben el problema la delincuencia comn (o sea la delincuencia no vinculada a ladroga) como una amenaza para el barrio.

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    En tal sentido, algunos miembros de la comunidad interpretan dichasituacin como una nueva manera de ejercer la represin. Slo muypocos, los de mayor coraje, no capitulan frente al problema: se trata,

    sobre todo, de las mujeres, las cuales no dan su brazo a torcer y seempean en librar la lucha contra la expansin de la droga. El bloqueode pasajes completos de la poblacin, as como la instalacin de puestosde vigilancia como en el sector C, donde se instal en los aos sesentaa miembros de la Polica y de las Fuerzas Armadas, constituyen hastaahora una excepcin. En contraposicin, al menos en algunos pasajesdel sector E, se han mantenido algunas formas de coordinacin vecinalaceptables o se han fundado otras nuevas. En tales casos se activanciertos mecanismos de control social, en el sentido de que los habitantes

    del sector conocen a los consumidores de pasta base y tratan de ligarlosa ciertas reglas de convivencia. Entre las reglas que hasta ahora no hansido completamente destruidas se encuentran las exigencias a losconsumidores de respetar a sus vecinos y de no permitir la entrada deextraos a sus pasajes. En correspondencia con ello, el narcotrfico y lacriminalidad con fines de obtener la droga no tiene lugar en los pasajes,sino en las calles principales.

    Hasta el momento no hay posibilidades efectivas de brindar terapia alos afectados. No obstante, el trabajo del Centro de Rehabilitados

    Alcohlicos y Drogadictos San Pedro Pescador, ofrece interesantesresultados, los que deberan ser documentados en el marco de algunaotra investigacin. De tales resultados se pueden derivar ampliosconocimientos para ejecutar programas de prevencin y tratamiento dela drogadiccin.

    Segundo: Las mujeres valoran el espacio local con mayor hincapi que los hombres.

    Las mujeres ejercen importantes funciones sociales en el mbito que fueobjeto de esta investigacin, tanto en lo que se refiere al trabajoreproductivo dentro del sistema familiar, como en el amplio contexto dela vida poblacional. Ellas tejen las redes vecinales y estn representadasde modo sobreproporcional en las organizaciones locales. Laindagacin, sin embargo, tambin seala tendencias contrarias. Por unaparte, perciben indicios claros de que las mujeres se inclinan a unrepliegue desde los lugares pblicos del barrio en una medida cada vez

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    ms intensa, tendencia que parece explicarse por las amenazantesvivencias derivadas de la criminalidad del narcotrfico. Apenas empiezaa caer la noche, las mujeres se ven mucho ms limitadas en su movilidad

    que los hombres.

    En el Centro de Madres conversamos de todo: arreglamos elmundo, hablamos de los hijos porque. . . No le voy a decir nadanuevo: aqu en la poblacin tambin existe mucha droga. Hay unaseora que tiene un nieto metido en eso. Donde usted vaya, haydroga. En todas partes. Entonces lo mejor es tratar de solucionarloen el entorno nuestro. Somos las mujeres las que pasamos ms encasa, entonces nosotras tenemos que preocuparnos de eso. El

    hombre que trabaja sale en la maana y vuelve de noche. (Graciela,53 aos, casada; tiene dos hijos. Es ama de casa y participa en un Centrode Madres.)

    En el momento de efectuarse esta investigacin, un alto porcentaje dela poblacin masculina se encontraba sin empleo; dicha situacin, engeneral, supone una mayor ligazn al mbito regional del hogar. Estehecho no puede perderse de vista, ya que exige una cierta modificacinrespecto del ordenamiento tradicional en la relacin hombre-mujer

    (ordenamiento introducido por el antiguo modelo fordista). Hoy, lasmujeres se ven cada vez ms obligadas a aceptar relaciones precarias detrabajo ms all de los lmites de la comuna; es decir: a pasar la mayorparte del da fuera de sus hogares. De manera simultnea no obstantelo anterior, las mujeres mantienen la imagen del hombre como sostnde la familia (Valds y Benavente, 1999).

    En el contexto del anlisis sobre la manera como asumen los actoresla realidad social, llama la atencin que las mujeres, en parte con muchooptimismo, formulan su compromiso de aceptar la lucha contra la

    droga, en tanto una serie de actores masculinos hace hincapi enprimer lugar en el fracaso de la poltica institucional. Los hombresrelacionan el problema de la droga, sobre todo, con intereses dedominacin de carcter estatal. En la ptica masculina, el control estatalsobre el barrio ya no se ejerce por medios directos de represin militaro policial, sino en gran medida mediante el conformismo delEstado democrtico y sus instituciones con la expansin de la pasta basey sus correspondientes efectos en el proceso de abandono que sufren las

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    poblaciones. En efecto, se pudo comprobar en el campo investigado unarelacin directa entre el inicio del proceso de democratizacin en 1990y la expansin del consumo y trfico de la pasta base.

    La represin no es la misma que antes, pero todava existe. Ladroga. Hoy los traficantes tienen sus arreglos con la polica. Elaparato represivo cambi de colores pero sigue reprimiendo. Noso-tros aqu en la Caro nos morimos con la pasta base. . . Y la policano hace nada. (Pablo, 40 aos, casado; tiene dos hijos. Es comerciante.)

    En concordancia con lo expuesto en el prrafo anterior, hemos desealar adems que se ha erosionado el mbito de actividades de la

    poltica comunal en el transcurso de las transformaciones neoliberales,al tiempo que ha habido una prdida general de la importancia de lospartidos polticos, tradicionalmente dominados por actores masculinos.Tales vacos no han sido cubiertos hasta ahora por algn otro modelocorporativo. Respecto de estos fenmenos, slo se trata aqu de ten-dencias empricas que llaman la atencin; faltan, sin embargo, inves-tigaciones completas que den cuenta precisa sobre los aspectos relativosal cdigo que norma las funciones de los actores (hombres y mujeres) enlos sectores populares chilenos.

    Tercero: El trmino del modelo chileno de crecimiento y su consecuencia inmediata,la crisis ocupacional, retrotrae a la poblacin comunal a una reforzada

    dependencia de los programas laborales pblicos.

    La llamada crisis asitica aceler en Chile desde 1997 la dramticasituacin que privaba en el mercado de trabajo, lo cual elev signi-ficativamente los niveles de pobreza en los sectores populares. En elcampo investigado, los ms afectados son los adultos mayores, las

    familias numerosas y las madres solteras. Resulta llamativa la com-probacin del endeudamiento de muchos hogares, la mayora de loscuales tuvieron acceso relativamente fcil a crditos de consumoal iniciarse el proceso de democratizacin. Actualmente, tales fami-lias deben ser consideradas como prisioneras en el crculo delendeudamiento.

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    Yo trabaj ocho aos en la venta de crditos, aqu en la comuna. Tedigo, mis clientes me daban pena a veces. Ganaban 80 000 pesospor mes y pedan 100 000, porque lo necesitaban urgentemente.

    Eso significa una cuota mensual de 20 000. Imagnate: cmo vana vivir con 60 000? Estaban muy abajo, pero necesitaban algncrdito para pagar una cuenta, o incluso para pagar otro crdito.Difcil, el trabajo fue muy difcil. (Carmen, 48 aos, casada; tiene cinco

    hijos. Es secretaria; actualmente se halla desocupada.)

    En el intento por superar situaciones de crisis econmicas, tienedestacada importancia el empleo de mano de obra. Frente a lasinsuficientes posibilidades de encontrar empleo en el mercado de tra-

    bajo regular, los habitantes de la Jos Mara Caro tratan de intensificarla bsqueda mediante posibilidades informales. stas se ofrecen, enespecial, en los mercados locales. Por otra parte, y como respuesta a lacrtica situacin, las familias amplan el radio de responsabilidad de susmiembros para tratar de asegurar el ingreso. Tanto los nios como losancianos deben asumir aqu funciones laborales, en la medida de suexistencia. Tales estrategias, sin embargo, en ningn caso pueden servistas como nuevas; durante generaciones han sido practicadas en lossectores populares chilenos.

    Me siento sana, me siento gil para trabajar. Ahora hay otro planms por la municipalidad. 90 000 pesos y tanto, creo que pagan enla municipalidad ahora. Y haciendo lo mismo que hacan en elPOJH8cuando trabajamos por una miseria pintando salas, haciendoel aseo. Ahora de nuevo, empez de nuevo. (Olivia, 71 aos. Seencuentra separada; tiene siete hijos y 15 nietos. Est jubilada.)

    Llama poderosamente la atencin el hecho de que la poblacin activa se

    halla cada vez ms en una situacin de dependencia respecto de losprogramas comunales de empleo mnimo. Si bien tales proyectos fueroniniciados durante la dictadura militar, en la actualidad han sidodrsticamente reducidos. Y ello tanto en sus dimensiones cuantitativas

    8Programa de Ocupacin para Jefe de Hogares, programa de empleo mnimo en losaos ochenta.

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    como en lo relativo a su duracin (a lo sumo tres meses). No representanni un derecho jurdico ni hay transparencia en el otorgamiento de laspocas plazas de trabajo. Las personas que buscan un empleo se ven

    obligadas a presentarse ante la autoridad comunal prcticamente comopordioseros. Quiz por ello no sorprende especialmente comprobar quealgunos pobladores perciben los programas de empleo estatales comoun instrumento de represin. Respecto de este modelo de interpre-tacin no se advierten diferencias entre hombres y mujeres.

    Cuarto: Se aprecian cambios en la economa de los hogares.

    No hay trabajo y estn subiendo los precios de nuevo. Pienso queva a subir la micro de nuevo. Y yo antes por 15 000 pesos podatraer cualquier cosa. A ver: 5 kilo de azcar, dos litros de aceite,fideos, arroz. Ahora no porque todo sube. Cuando puedo, comproleche a los nios porque tienen que tomar leche, y hay meses enque no. Yo trabajo dos veces a la semana: recibo 8 000 pesos cadada. Yo con esos 8 000 pesos tengo que comprar el pan para todoslos das. Y tengo que dejar una caja chica porque si tengo que llevarmis hijos al mdico. Y cuando mi esposo recibe dinero, compro

    mercadera; compro por dos semanas. Nosotros no podemosdarnos ningn lujo ms. (Sara, 37 aos. Est casada y tiene dos hijos.Trabaja como lavandera. Es presidenta de una Junta de Vecinos.)

    Junto a la intensificacin y ampliacin de mano de obra para hacerfrente a la crisis econmica, se aprecian en algunas familias cambiossignificativos en el empleo que se hace de los pocos medios disponibles,especialmente del dinero. Se observa una planificacin ms racional ydrstica. Tradicionalmente, la cultura en los hogares populares chilenos

    urbanos est marcada por una compra espontnea de las mercancasdiarias en los pequeos supermercados (almacenes) del barrio. Hoy,las compras se van realizando en los grandes supermercados, fuera delbarrio, lo cual acarrea una serie de efectos secundarios sociales: por unlado, disminuye el contacto con el almacn y ste a su vez pierde susignificado como espacio de contacto entre las personas del sector; porotro lado, la tendencia a acumular ciertas reservas de productos en elcaso de las familias que planifican produce un cierto distanciamiento

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    de stas respecto de las que no estn en condiciones de hacerlo. A pesarde todo ello, todava se mantiene un fuerte cdigo que dicta las normassolidarias de compartir lo poco (Martnez y Palacios, 1996).

    Quinto: La educacin es una esperanza de un futuro mejor, a pesar de que sereconocen claramente los mecanismos de seleccin y exclusin del sistemaeducativo.

    Los jvenes que ms estudian para sacar una profesin, noencuentran pega [trabajo], no hay pega para esto ni para esto otro.Lo que se estudi, nunca lo ejercen: no les sirve. Entonces, paraqu estudiar y sacar un ttulo? Se dice que computacin es como el

    trabajo del futuro. As que todos estn metidos en la computacin.Y en cada ao cuntos jvenes salen con el ttulo! Pocos trabajanen lo que estudiaron. (Javier, 41 aos. Es carpintero; actualmente est

    desocupado. Es casado y tiene diez hijos.)

    Si se analiza la planificacin estratgica para hacer uso de lasoportunidades de ascenso social, resulta llamativo que los pobladoresconfieren una gran importancia al factor educacin. Obtener diplomasformales en lo educativo es visto como un recurso fundamental para la

    superacin de exclusiones sociales o como condicin para lograr unamayor movilidad social. La generacin adulta invierte grandes esfuerzospara proporcionar a sus hijos la mejor formacin posible. De especialinters resulta aqu subrayar la fuerza y compromiso que ejercen lasmadres para posibilitar a sus hijas las mejores perspectivas posibles. Loshabitantes de la Jos Mara Caro estn igualmente conscientes de que lacalidad de las ofertas educacionales en el sector estn muy por debajode lo que ofrece el sistema educacional privado y que, en consecuencia,la competitividad en la lucha por un puesto de trabajo se muestra

    fuertemente reducida (estructuralmente). Una formacin profesional encentros de estudios superiores o universidades aparece ante los ojos delas familias de la poblacin como algo inalcanzable. Aqu se expresa unamanifiesta desilusin en los sectores populares en lo referente a lasrelaciones de desigualdad de carcter estructural, que no han sidoresueltas dentro de la nueva democracia.

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    Sexto: Las relaciones sociales de la poblacin local se limitan cada vez ms al

    mbito familiar y vecinal.

    Los habitantes de la Jos Mara Caro, en especial de la genera-cin fundadora y de la segunda, muestran un alto grado deidentificacin con su barrio. Ellos mismos y como manera de dife-renciarse respecto de otros grupos sociales se definen como po-bladores y como pobres. Una relacin emocional positiva hacia supoblacin puede ser vista como un recurso social importante en elsentido de potenciar el surgimiento de estructuras de accin colectivas,aun cuando miembros de la generacin joven expresaron con mayorfrecuencia que los mayores la intencin de abandonar el barrio en labsqueda de mejores condiciones de vida.

    La ligazn al mbito social donde se vive est determinada de mododecisivo por la pertenencia a estructuras familiares y vecinales. El rolque desempea el sistema familiar entendido como una estructura entorno a la que convergen varios ncleos aparece como algo complejo.El material recolectado arroja indicios respecto de cambios en las formasde vida y otros mecanismos familiares. Sin embargo, en la prctica seobservan las ms variadas maneras de ayuda intrafamiliar, en especialen el cuidado de los nios por parte de los miembros femeninos. Laorganizacin familiar se puede caracterizar como claramente matrifocal.Respecto de la construccin de redes extrafamiliares, se puede afirmarque las relaciones sociales se reducen en lo fundamental a contactosen el plano de la vecindad inmediata; las relaciones con personas deotros sectores de la comuna, as como de otros barrios, se muestrandbilmente desarrolladas (Espinoza, 1999).

    Mi hija pinta. Si no hubiera mirado estos cuadros en esa exposicinnunca se habra interesado en eso. Y toc una pelota de basquetbol,y ahora juega basquetbol. Porque vio una pelota de basquet-bol. Pero los nios que no ven? Aqu hay nios que no ven nada.(Ernesto, 50 aos. Est casado y tiene seis hijos. Trabaja como cuidacochesen el centro de Santiago. Dirige un club de ftbol para nios.)

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    Sptimo: La orientacin neoliberal del Estado (en el transcurso de la aplicacin desus medidas poltico-administrativas y de descentralizacin), ha dificultadoel surgimiento de actores locales, en lugar de estimularlo.

    En las dcadas pasadas, los sectores populares dirigan sus exigenciassociales, en primer lugar, al Estado y sus instituciones; sobre esa basedebe ser entendida la urbanizacin de la Jos Mara Caro (ComitInterdisciplinario de Desarrollo Urbano, 1967; Garcs, 2002). Estasituacin se muestra diferente en la actualidad: el material de datoscomprueba que la poblacin si bien identifica una responsabilidadcentral del Estado le desconoce a ste, sin embargo, la competenciaprctica para resolver problemas locales. Ms an: la poblacin percibe

    al gobierno nacional en el momento de efectuarse las entrevistas,gobernaba Eduardo Frei R. (1994-2000) como interesado en focalizarsu poltica en campos econmicos externos y no en resolver problemassociales de carcter interno.

    En la posicin del Estado como socio y como contraparte en lanegociacin de conflictos estructurales, problemas laborales, sociales yde educacin se encuentra ahora la autoridad comunal. Se trata deuna consecuencia directa del proceso de descentralizacin de los aosochenta. Los municipios argumentan que sus posibilidades financieras,

    de personal y de accin son limitadas. Los habitantes perciben elaparato administrativo municipal como algo burocrtico e ineficiente.Sobre todo, se sienten excluidos del proceso de toma de decisiones en lapoltica comunal.

    Con el alumbrado en nuestro sector a principio no logrbamosnada en el municipio. Eso es poltica. Aunque otra persona noquiere reconocerlo, es verdad. Las puertas se van abriendo si tienescontactos, porque as es la poltica en Chile. Pero si vas sin con-

    tactos, estos seores ah en el municipio te dicen: Vuelva maana,seora. Djeme su telfono. Le voy a llamar. Ahora no tenemosnada concreto, porque tiene que haber una reunin primero.Cuando tenemos una respuesta nos comunicamos con Usted. Tedigo: es muy difcil sin contactos. No, no pasa nada. (Julia, 40 aos.

    Est casada y tiene cuatro hijos. Es empleada en una empresa de seguridady participa en una Junta de Vecinos.)

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    En el contexto sobre la pregunta del surgimiento de actores locales,aparece aqu un conflicto estructural: las Juntas de Vecinos, los Centrosde Madres, los Centros de Padres u otras organizaciones que actan en

    cierta proximidad a las instituciones oficiales del nivel comunal, sesienten estrechamente ligadas a stas y al marco jurdico correspon-diente; por otro lado, los grupos o proyectos que se desarrollan alejadosde las esferas oficiales, padecen los efectos de una exclusin casiabsoluta a la hora de recurrir a ayudas concretas por parte del muni-cipio. Ello vale tanto para iniciativas como para grupos de accinautnomos: no son reconocidos ni por el Estado ni por las comunas, ytampoco reciben algn tipo de apoyo. Ni siquiera encuentran contactocon redes sociales, como las ONG.

    Las organizaciones prximas a las instancias oficiales y las alejadastienen un elemento en comn: ambas generan actores sociales muycomprometidos en lo social pero por los motivos antes anotados amenudo se ven impedidos en sus intentos por intensificar sus activi-dades, lo cual dificulta una participacin ms amplia de los pobladores(Seplveda y Anabaln, 1995). Sobre ese teln de fondo se clarifica lafuncin dispositiva de la frmula terico-democrtica: Participacinciudadana y desarrollo social.

    Lo anterior se corresponde con la comprobacin de que, en el seno

    del grupo social investigado, reina un clima de escepticismo frente a lospartidos polticos. La valoracin que se hace de ellos est orientada,fundamentalmente, a razones prcticas y, de manera secundaria,a consideraciones de orden ideolgico. La oposicin de izquierda(Partido Comunista de Chile y Partido Humanista) est excluida comoconsecuencia del sistema electoral binominal; no slo en el plano na-cional, sino tambin en el de las instituciones de la poltica comunal. Deeste modo, prcticamente carece de toda posibilidad de hacer valer sucapacidad de resolver problemas en el nivel local. Si bien ha ganado en

    influencias el discurso populista de derecha en el sector investigado(Unin Democrtica Independiente, vale decir, la Alianza por Chile), enla poblacin Jos Mara Caro se sigue votando mayoritariamente y demodo sobreproporcional a los partidos democrticos. Sin embargo,sobre la base del material de datos, no resulta posible un pronsticorespecto de las perspectivas futuras.

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    En la misma medida que decae la percepcin positiva que se hacesobre las instituciones polticas en el grupo social investigado, crece laimportancia de los medios de comunicacin. Aun cuando este hecho no

    fue objeto de una indagacin ms amplia, algunos ejemplos ofrecen demanera impresionante cmo se visualiza a los medios de comunicacincomo canales efectivos para hacer pblicas las exigencias sociales y, poresa va, resaltarlas frente a quienes toman las decisiones polticas.Tambin en este tipo de actividades los pobladores optan por un caminopragmtico, en el sentido de que no conceden importancia a laorientacin ideolgica que pueda tener el medio informativo por el cualencauzan sus exigencias.

    Octavo: Las organizaciones sociales se limitan a temas locales; se ha cortado elintercambio comunicativo con otros grupos sociales.

    Las organizaciones sociales investigadas no tienen conexin algunacon los pocos medios informativos autnomos que sobrevivierondespus de 1990, aparte claro est del uso que hacen de elloscuando es necesario y posible. Tampoco hay canales de comunicacinpropios, tales como radios locales o peridicos de barrio. En estesentido, se siente el efecto de la disminucin de su presencia de las

    organizaciones sindicales o de las ONG (tanto nacionales como inter-nacionales) en los sectores populares chilenos. Tampoco la Iglesiacatlica hace su aporte como lo hizo durante la dictadura militarpara asegurar que los temas propios de los pobladores sean transpor-tados al conjunto de la sociedad. Las comunidades evanglicas/pente-costales cuyo crecimiento no slo se observa en el sector investigadono han mostrado hasta ahora ninguna orientacin respectiva.

    La prdida de las relaciones orgnicas con otros sectores permiteafirmar que se ha limitado de manera estructural el proceso de

    formacin de una identidad propia de los pobladores. En la actualidadno hay ya comunidades discursivas que puedan ofrecer un marcoadecuado para tematizar procesos sociales: la manera como sonexperimentados en el nivel local. No resulta posible actualmente unainsercin de tales procesos en un contexto superior, de nivel nacional yglobal. Este modo especial de exclusin impide en lo medular quelos actores en el sector investigado interpreten su experiencia histricaconvencidos de su propio valor: por cierto, describen con mucha

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    vivacidad sus recuerdos de la represin y de sus propias luchas paraterminar con la dictadura militar. Los recuerdos, sin embargo, no logranuna historicidad penetrante, en el sentido de ser capaces de

    desempear un papel de importancia en los modelos interpretativosimperantes sobre esa poca, tanto en lo poltico como en el discursocientfico-social. Precisamente, esa dimensin del capital social debeser vista como erosionada (SUR, 1998; Salazar, 1998; Salazar, 2001).

    Pero con este presidente, cuando empez a viajar, entonces dej aChile muy bonito en el extranjero. Primero lleg una carta deHolanda [desde una agencia de cooperacin] dndole la gracia alpoliclnico. Y dijo la carta: Qu bueno que ya han salido de la

    pobreza y que Chile sea un pas en desarrollo! As por lo tanto yano necesitan ayuda, amigos mos [re]. Ya somos dentro de losyaguares; as estamos definidos en Europa. (Jos, 40 aos. Escomerciante y coordinador de un grupo de rehabilitados de alcohol y de

    drogas.)

    El trabajo de la memoria colectiva y la bsqueda de salidas polticas a laactual situacin social es algo que se limita a un anlisis discursivodentro del barrio. Mientras en la mayor parte de las organizaciones

    locales funciona la frmula pragmtica de no hablar de poltica(empleada como sinnimo de poltica partidista), que slo conduce aconflictos y amenaza la continuidad del grupo, se han mantenidoformas de comunicacin confiables dentro de las relaciones vecinales.Aqu se tematizan a menudo materias polticas de manera abierta. Sobrela base de tales observaciones, es posible afirmar que en la vidacotidiana de la Jos Mara Caro residen importantes recursos para eldespliegue del potencial de autoorganizacin.

    Sobre todo, el mtodo de observacin no estandarizado permiti,

    adems, identificar una serie de iniciativas (no necesariamentecoordinadas), sobre temas ecolgicos, teatro, construccin de unacancha de ftbol, y otros. En este contexto se debe suponer que hayotras iniciativas, dbilmente institucionalizadas y, por lo mismo,invisibles hasta ahora. Claramente puede observarse esta situacin enel ejemplo de una pandilla juvenil, cuyos miembros se conocen desdelos tiempos de la escuela bsica, y que ahora se ocupa cada vez msde la temtica ecolgica. El punto de partida se encuentra en el

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    incendio de la fbrica de productos qumicos Mathiesen Molypack,ubicada en el sur de la comuna, y que en 1995 contamin el ambientecon sustancias venenosas. Los jvenes expresaron la intencin de formar

    un grupo ecolgico, pero no les result clara la manera como podranhacerlo, ya que carecen de toda ayuda en el mbito social donde viven(por ejemplo, por parte de la administracin comunal) y les parecedemasiado grande la distancia social y geogrfica respecto del mo-vimiento ecologista, el cual tiene sus bases sociales en otros medios(universidades, ONG).

    Noveno: Los proyectos de Fosis no pueden compensar la erosin que padecen lossistemas de seguridad social. Se orientan insuficientemente a los mecanismos

    participativos y a los procesos formadores de un sentido comunitario.

    El otorgamiento de medios financieros del Fondo de Solidaridad eInversin Social puede servir al municipio para iniciar proyectos yfortalecer as las estructuras comunitarias. En el ejemplo concreto de laconstruccin de un nuevo Centro Comunitario en el sector E se mostr,empero, lo urgente que resulta (ya en la etapa de planificacin)establecer una identificacin de los habitantes del lugar con lospropsitos del proyecto. Sin embargo, la presidencia de la Junta de

    Vecinos aunque muy comprometida con su trabajo no disponede los recursos para llevar adelante una tarea de esa ndole. Ms an:en la percepcin de los pobladores, la Junta de Vecinos se aleja de losintereses de la base social y es vista como una suerte de agencia que sloorienta su actividad hacia una correcta ejecucin del proyecto. En larealidad, la Junta de Vecinos se siente obligada en gran medida alcumplimiento de los plazos dictados por la institucin financiera (elFosis) y por la administracin comunal.

    Le voy a decir una cosa. El otro da la Junta inform que losvecinos de este sector podamos plantar unos arbolitos verdes. Yofui a pedir un arbolito. Pero me dijeron que no: que haba queinscribirse primero a una lista. Yo dije: Cmo? Ah quedanmuchos rboles. Pero la Junta dijo que no: slo la gente en la lista.Entonces, una quiere participar [levanta la voz] pero no se puede.Por qu lo hacen as? Con esa gente no voy a hablar ms. (Olivia,71 aos. Est separada; tiene siete hijos y 15 nietos. Es jubilada.)

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    Algunos estudios (Fosis, 1999a; Fosis, 1999b; Parker et al., 1999)sealan que en otros proyectos se han comprobado problemas similares.Sobre la base de la presente investigacin (que no se propuso una

    evaluacin del proyecto de Centro Comunitario) puede afirmarse que,como resultado, deben garantizarse formas determinantes deseguimiento/acompaamiento personal en el contexto mismo de losproyectos como metodologa indispensable. En ello resulta reco-mendable invertir ms en personal que en material, habida cuenta delas limitaciones financieras conocidas. Los resultados inmediatos en lopoltico de la relativamente cara construccin de un Centro Comunitariodeberan pasar a un segundo plano, en beneficio de un procesosuperior: el desarrollo participativo de la poblacin.

    Resulta evidente una nueva orientacin de las lneas programticasdel Fosis, especialmente si se tiene en cuenta la insuficiente coor-dinacin de que adolecen en el nivel local. Se debera trabajar ms en lapreparacin de los actores locales (Juntas de Vecinos, Centros de Madresy otras organizaciones) para que asuman el papel de cogestores del pro-yecto. Una estrategia tal exige tiempo, as como el coraje de iniciarproyectos con resultados abiertos, no preestablecidos. Es decir, inclusoaceptar multiplicadores sociales obstinados o resistentes, o ambos. Re-sulta, en fin, urgentemente necesaria una indagacin que acompae la

    ejecucin de proyectos, con la finalidad de ganar conocimientosconceptuales para implantar proyectos pilotos.

    VI. CONCLUSIONESMETODOLGICAS

    El teln de fondo de la investigacin ha sido la indagacin sobre lascapacidades autoorganizativas de los sectores populares chilenos. Desdeel punto de vista metodolgico se puede afirmar lo siguiente. Prime-

    ro: el marco analtico vulnerabilidadactivosestructura de oportunidadessemostr, en general, como adecuado para hacer visibles las condicionessociales en el campo de la investigacin y, en ello, de manera notable,los aportes interpretativos de los actores. Segundo: con la ayudadel instrumental cualitativo de investigacin, se logr establecer de-terminadas estructuras tpicas de comportamiento, sin que por ello seaspirara a una penetracin completa del complejo campo social

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