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Prácticas restaurativas: dando a cada uno la palabra para crear comunidades escolares más seguras y saludables 1 Por Laura Mirsky, MFA Nos encontramos en una clase de educación artística en un colegio del centro de la ciudad, que presenta un aspecto tan caótico que pareciera que ha sido saqueada. Los alumnos escuchan música con sus auriculares e ignoran a su maestra. A menudo hay peleas. La joven e inexperta maestra se encuentra ya sin recursos. El subdirector decide celebrar un "círculo de diálogo" para abordar el problema. Se trata irse pasando una pelota que hace las funciones de "objeto para hablar" (sólo puede hablar quien tenga el objeto en la mano en ese momento). Los chicos se la pasan de una lado a otro de la clase para divertirse. El subdirector insiste en mantener el diálogo. Cuando los alumnos finalmente se dan cuenta de que él está tratando de crear un ambiente para que ellos puedan resolver los problemas en lugar de hallar los culpables y poner castigos, se vuelven más receptivos y empiezan a hablar sobre lo que sucede en esta aula tan anárquica. Al cabo de poco se ponen a hablar de cómo les gusta la plástica y de lo que quieren estudiar más adelante. Uno de los alumnos, sin embargo, se niega a participar, hace el tonto y tira la pelota al suelo. Harto, otro alumno le dice: "Oye, ya basta. Sí, eres gracioso, pero cada día haces lo mismo y se hace imposible hacer clase." Esto sorprende a todos, el chico le pide la pelota y dice:"De acuerdo, pero cuando os reís de mí me animáis a seguir". Una vez ha sido censurado por sus compañeros, el chico deja de interrumpir el funcionamiento del círculo. A medida que el círculo continúa, los alumnos le dicen a la profesora que las tareas de clase son demasiado fáciles, como si fueran niños pequeños. Sorprendida, ella responde: "¡Probé con actividades más avanzadas, pero no cuidabais el material y os negabais a participar en las actividades!" Los alumnos admiten que ella tiene razón. La maestra dice que va a probar con proyectos más elaborados, si los alumnos se comprometen a ayudarse unos a otros, a comportarse con madurez y a cuidar bien los materiales. Acuerdan hacerlo. En el círculo, los alumnos trabajan en un plan para transformar y mejorar la clase, hablan de cómo ayudar a que el "payaso de la clase" se porte bien y se comprometen a respetar los materiales de educación artística y a tomarse en serio su trabajo. A la semana siguiente, la clase empieza una unidad sobre escultura. Los alumnos cumplen con sus compromisos y la clase empieza a funcionar como una clase de educación artística (Costello, Wachtel, y Wachtel, 2010). La historia anterior, que tuvo lugar en Escuela Secundaria West Philadelphia, en el centro de la ciudad de Filadelfia, nos muestra un ejemplo de prácticas restaurativas, un enfoque de apoyo conductual positivo que se aplica en toda la escuela y crea entornos basados en la comunicación, la comprensión mutua y el respeto. Este artículo se propone presentar la filosofía y los procesos de las prácticas restaurativas, tal y como se aplican en la enseñanza obligatoria (educación infantil, primaria y secundaria). La autora entrevistó a profesores y alumnos de las escuelas en las que las prácticas restaurativas se están aplicando y nos cuenta historias acerca de cómo se están utilizando las prácticas, así como sus puntos de vista sobre la eficacia de estas prácticas. Aunque la investigación formal apenas está empezando en esta área, los primeros indicios y evidencias anecdóticas sugieren que las prácticas restaurativas, al promover de forma intencionada la comunicación abierta, mejoran las relaciones, el clima escolar, la disciplina, asçí como la seguridad en la escuela. Prácticas restaurativas 1 La palabra saludables (sane) hace referencia a mentalmente sanas. Nota del traductor Traducción, Vicenç Rul·lan ([email protected]) 1

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Prácticas restaurativas: dando a cada uno la palabra para crear comunidades escolares más seguras y saludables1

Por Laura Mirsky, MFA

Nos encontramos en una clase de educación artística en un colegio del centro de la ciudad, que presenta un aspecto tan caótico que pareciera que ha sido saqueada. Los alumnos escuchan música con sus auriculares e ignoran a su maestra. A menudo hay peleas. La joven e inexperta maestra se encuentra ya sin recursos.

El subdirector decide celebrar un "círculo de diálogo" para abordar el problema. Se trata irse pasando una pelota que hace las funciones de "objeto para hablar" (sólo puede hablar quien tenga el objeto en la mano en ese momento). Los chicos se la pasan de una lado a otro de la clase para divertirse. El subdirector insiste en mantener el diálogo. Cuando los alumnos finalmente se dan cuenta de que él está tratando de crear un ambiente para que ellos puedan resolver los problemas en lugar de hallar los culpables y poner castigos, se vuelven más receptivos y empiezan a hablar sobre lo que sucede en esta aula tan anárquica. Al cabo de poco se ponen a hablar de cómo les gusta la plástica y de lo que quieren estudiar más adelante.

Uno de los alumnos, sin embargo, se niega a participar, hace el tonto y tira la pelota al suelo. Harto, otro alumno le dice: "Oye, ya basta. Sí, eres gracioso, pero cada día haces lo mismo y se hace imposible hacer clase." Esto sorprende a todos, el chico le pide la pelota y dice:"De acuerdo, pero cuando os reís de mí me animáis a seguir". Una vez ha sido censurado por sus compañeros, el chico deja de interrumpir el funcionamiento del círculo.

A medida que el círculo continúa, los alumnos le dicen a la profesora que las tareas de clase son demasiado fáciles, como si fueran niños pequeños. Sorprendida, ella responde: "¡Probé con actividades más avanzadas, pero no cuidabais el material y os negabais a participar en las actividades!" Los alumnos admiten que ella tiene razón. La maestra dice que va a probar con proyectos más elaborados, si los alumnos se comprometen a ayudarse unos a otros, a comportarse con madurez y a cuidar bien los materiales. Acuerdan hacerlo.

En el círculo, los alumnos trabajan en un plan para transformar y mejorar la clase, hablan de cómo ayudar a que el "payaso de la clase" se porte bien y se comprometen a respetar los materiales de educación artística y a tomarse en serio su trabajo. A la semana siguiente, la clase empieza una unidad sobre escultura. Los alumnos cumplen con sus compromisos y la clase empieza a funcionar como una clase de educación artística (Costello, Wachtel, y Wachtel, 2010).

La historia anterior, que tuvo lugar en Escuela Secundaria West Philadelphia, en el centro de la ciudad de Filadelfia, nos muestra un ejemplo de prácticas restaurativas, un enfoque de apoyo conductual positivo que se aplica en toda la escuela y crea entornos basados en la comunicación, la comprensión mutua y el respeto.

Este artículo se propone presentar la filosofía y los procesos de las prácticas restaurativas, tal y como se aplican en la enseñanza obligatoria (educación infantil, primaria y secundaria). La autora entrevistó a profesores y alumnos de las escuelas en las que las prácticas restaurativas se están aplicando y nos cuenta historias acerca de cómo se están utilizando las prácticas, así como sus puntos de vista sobre la eficacia de estas prácticas. Aunque la investigación formal apenas está empezando en esta área, los primeros indicios y evidencias anecdóticas sugieren que las prácticas restaurativas, al promover de forma intencionada la comunicación abierta, mejoran las relaciones, el clima escolar, la disciplina, asçí como la seguridad en la escuela.

Prácticas restaurativas

1 La palabra saludables (sane) hace referencia a mentalmente sanas. Nota del traductor

Traducción, Vicenç Rul·lan ([email protected])1

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El enfoque restaurativo parte de una filosofía y unos procesos que convierten el aula y toda la escuela (y otras organizaciones y entornos de trabajo) en una comunidad. La hipótesis fundamental de las prácticas restaurativas es que "los seres humanos son más felices, más cooperativos y productivos y tienen más probabilidades de hacer cambios positivos en su comportamiento cuando aquellos que están en posiciones de autoridad hacen las cosas con ellos, en lugar de a o para ellos" (Wachtel, O'Connell, y Wachtel, 2010, p. 156). Las prácticas restaurativas permiten que los alumnos participen en procesos en los que se responsabilizan de su comportamiento. Así mismo, constan también de procesos proactivos que ayudan a mejorar las relaciones y el sentido de comunidad (Costello, Wachtel, y Wachtel, 2009). Inspiradas en la justicia restaurativa (una forma de responder al delito y las infracciones que se centra en la reparación de daños por parte de los infractores hacia las víctimas en lugar de castigar a los infractores), las prácticas restaurativas van más allá de la justicia restaurativa al incluir procesos proactivos que tienen como objetivo prevenir las infracciones (Costello, Wachtel, y Wachtel, 2009).

Las prácticas restaurativas son una alternativa a las políticas de tolerancia cero, basadas en la expulsión y el castigo, que se aplican en muchas escuelas hoy en día. La investigación muestra que las políticas punitivas son ineficaces en la prevención de la mala conducta. De hecho, realmente agravan los problemas de disciplina y llevan a algunos alumnos a tener problemas con el sistema de justicia juvenil (Fabelo y otros, 2011.). El Proyecto de Disciplina Escuela que Apoya reconoce la necesidad de "alternativas disciplinarias positivas, tanto para favorecer que los chicos continúen asistiendo a la escuela, como para mejorar el clima de aprendizaje", como parte de un esfuerzo para "tratar de evitar la 'vía directa de la escuela a la prisión', así como las políticas y prácticas disciplinarias que pueden incrementar el abandono escolar y conducir a los jóvenes hacia el sistema de justicia juvenil "(Departamento de Educación de los EE.UU., 2011, párr. 1).

La filosofía y las técnicas de prácticas restaurativas se han desarrollado durante más de tres décadas en el International Institute for Restorative Practices (IIRP), una escuela de posgrado situada en Bethlehem, Pensilvania, y su organización hermana, la Community Service Foundation (CSF), que trabaja en las escuelas y programas alternativos para jóvenes delincuentes y en situación de riesgo en el este de Pensilvania (Mirsky, 2007).

El IIRP ha reunido los datos de aproximadamente 40 escuelas desde 1999, a fin de evaluar los efectos de las prácticas restaurativas. Estos datos son principalmente estadísticas sobre disciplina recogidas por las escuelas (por ejemplo, "amonestaciones y envío del alumno al jefe de estudios, por mal comportamiento", expulsiones de aula que se cumplen en la escuela, expulsiones temporales, expulsiones definitivas e "incidentes graves"). Los datos indican que la aplicación de las prácticas restaurativas aumenta de la seguridad en la escuela y disminuye las problemas de disciplina. Por ejemplo, en el Escuela Secundaria West Philadelphia, que recibió su primera formación en prácticas restaurativas en el otoño de 2008, las expulsiones temporales se redujeron a la mitad entre abril y diciembre de ese año. Un año más tarde esta escuela fue retirada de la lista de Escuelas Peligrosas de Filadelfia, en la que había estado durante seis años (Lewis, 2009).

Cambio global de toda la escuela

La estrategia de aplicación de las prácticas restaurativas que utiliza actualmente el IIRP, introducida en febrero de 2010, es el programa de dos años Safer Saner Schools Whole-School Change (WSC) (Programa de Cambio Global de toda la Escuela "Escuelas más Seguras y Saludables"). Siguiendo el espíritu de las prácticas restaurativas, este programa forma a todos los miembros de comunidad educativa (incluyendo al personal no-docente) e involucra a todos los miembros del personal en su aplicación. "Al dar a todos una voz y un papel en el proceso de cambio, se les da una razón para verlo como propio", dijo John Bailie director de educación continua del IIRP. "No se puede obligar a la gente a crecer, aprender, y cambiar" (Mirsky 2011, p. 1). En el momento de escribir estas líneas, 22 escuelas de los EE.UU. desde Nueva York a San Francisco están en diversas fases de ejecución del programa.

El programa WSC es "una hoja de ruta para lograr un uso competente y coherente de los conceptos y prácticas restaurativas en toda la escuela". Consiste en formar a las escuelas en el uso de 11 "elementos

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esenciales". Estos elementos son una serie continua de procesos restaurativos que van de los más informales a los más formales o estructurados.

La Tabla 1 enumera los elementos esenciales necesarios para la aplicación exitosa de las prácticas restaurativas en toda la escuela. Todos los miembros del personal de la escuela deben conocer y entender estos elementos. La tabla indica que colectivos dentro de la escuela se espera que sea competente en cada uno de los elementos de la lista.

Tabla 1.

11 elementos esenciales del Cambio Global de la Escuela (WSC)

Elementos para toda la escuela: para ser utilizados por todos los miembros del personal que interactúan con los niños.

1) Expresiones afectivas

2) Preguntas restaurativas

3) Pequeñas reuniones improvisadas

4) Comunidad Restaurativa del Personal

5) Proceso Justo

6) Gestión Reintegrativa de la Vergüenza

7) Comprensión de la Hipótesis Fundamental

Elementos de uso general: utilizados por maestros y equipo directivo

8) Círculos Proactivos

9) Círculos para dar Respuesta [para responder]

10) Enfoque Restaurativo con las Familias

Elementos con un Objetivo Seleccionado: utilizados por un equipo multidisciplinario seleccionado

11) Reuniones restaurativas

Expresiones afectivas

La práctica restaurativa más informal (y la que sustenta el programa de cambio de toda la escuela) es la expresión afectiva, que se define como "las expresiones personales de sentimientos como respuesta a determinados comportamientos positivos o negativos de los demás" (International Institute for Restorative Practices, 2010 , p. 6).

La comprensión y el uso de las expresiones afectivas pueden ayudar a fomentar un cambio inmediato en la dinámica de la relación entre profesor y alumno. Cuando los profesores dicen a los alumnos cómo se sienten, ellos mismos se humanizan ante los alumnos, que a menudo ven los profesores como diferentes y distantes (Costello, Wachtel, y Wachtel, 2009).

Muchas personas están acostumbradas a pensar en las prácticas restaurativas como una respuesta al mal comportamiento o al conflicto. Sin embargo, las prácticas restaurativas más básicas e informales, como las expresiones afectivas, son la base del cambio de cultura de toda la escuela, debido a su potencial para mejorar la comunicación, construir relaciones, y fomentar el respeto mutuo entre los miembros de la comunidad educativa.

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En la Escuela Primaria / Intermedia City Springs, en Baltimore, Maryland, el 99% de los alumnos provienen de familias con ingresos por debajo del umbral de pobreza (R. Richetta, comunicación personal, 6 de junio de 2011). City Springs, comenzó a utilizar prácticas restaurativas en 2007, pero no empezó el Programa de Cambio de toda la Escuela hasta el otoño de 2010.

En otoño de 2010, City Springs, empezó concentrándose en las expresiones afectivas. La directora, Rhonda Richetta, dijo que las expresiones afectivas son ahora frecuentes en toda la escuela. Ella nos explicó cómo funcionan: "Por lo general, antes habríamos dicho: 'K., Deja de molestar'. Ahora, con las expresiones afectivas, decimos "K., cuando te burlas, me siento incómodo'. En lugar de '¡Siéntate y cierra el pico!', los profesores dicen, "me siento enfadada cuando hablas mientras yo explicaco la lección" (comunicación personal, 6 de junio de 2011).

Brendan Lee, facilitador de prácticas restaurativas en City Springs, dijo que él valora las expresiones afectivas, porque motivan a los niños en lugar de regañarles o menospreciarles. "Si ves a un niño con la cabeza tumbada en la mesa, que no está motivado para trabajar pero ayer sí trabajó bien, en vez de decir, 'levanta la cabeza y trabaja", le dices, 'Me sabe mal verte con la cabeza sobre la mesa, porque sé que puedes hacer la tarea'. Funciona de maravilla." (Comunicación personal, 6 de junio de 2011).

Desde que empezaron a usar las prácticas restaurativas, la escuela City Springs ha tenido una mejora considerable en la disciplina escolar y en el funcionamiento en general de la escuela. Según la directora, Rhonda Richetta, en el año escolar 2008-2009, hubo 86 expulsiones temporales, en 2009-10 hubo 10 y en 2010-2011, hubo 9 (comunicación personal, 2 de agosto de 2011).

Cuando el personal empieza a usar las expresiones afectivas, sirve de ejemplo para todos y todo el mundo comienza a utilizarlas (el personal y los alumnos) y el clima de toda la escuela comienza a cambiar.

Christina Adamczyk es la coordinadora de prácticas restaurativas en la escuela Intermedia Kosciusko, en Hamtramck, Michigan. Se trata de un municipio enclavado dentro de la ciudad de Detroit. Hamtramck es una de las comunidades más desfavorecidas económicamente y culturalmente diversa del estado, con residentes yemeníes, bengalíes, afroamericanos, bosnios, polacos y otras procedencias, que hablan 27 idiomas. Las siete escuelas de Hamtramck se hallan en distintas fases de aplicación de las prácticas restaurativas. Adamczyk, dijo que dos niñas recientemente le dijeron: "Íbamos a pelearnos, pero en su lugar utilizamos expresiones afectivas y decidimos no pelear" (comunicación personal, 14 de junio de 2011).

Diálogos restaurativos (conferences)

En el otro extremo del continuo de las prácticas restaurativas se encuentra la práctica más formal: el diálogo o reunión restaurativa, "un protocolo estructurado que se utiliza como respuesta a incidentes graves o cuando se da una repetición continuada de incidentes menos graves" (International Institute for Restorative Practices, 2010, p. 13 ). En una reunión de diálogo restaurativo, todos los afectados por un incidente se unen para hablar de qué sucedió, quién se vio afectado y lo que hay que hacer para reparar y mejorar las cosas. Los participantes en la reunión se sientan en un círculo sin barreras físicas. Los participantes hablan de uno en uno. La reunión está dirigida por un facilitador con formación específica que no se ha visto afectado directamente en el incidente. El facilitador pide a los participantes (los que han causado el daño, los que han recibido el daño y partidarios de ambas partes) una serie de preguntas, siguiendo un guión muy concreto, que lleva a participantes a pensar en el incidente, a quién ha afectado, de qué manera les ha afectado y cómo se puede reparar la situación (Wachtel, O'Connell, y Wachtel, 2010).

En una reunión restaurativa, la persona que ha causado el daño escucha directamente a las personas a las que ha afectado su acto. Esto tiene un impacto emocional tanto en los infractores (que pueden expresar remordimiento, pedir disculpas y reparar el daño) como en las víctimas (que pueden expresar directamente su enfado y su miedo) (Wachtel, O'Connell, y Wachtel, 2010).

Aunque la reunión restaurativa (conference) "no forma parte de las rutinas de la clase", juega un papel importante en el cambio de toda la escuela. Las reuniones restaurativas, debido a que "desarrollan empatía a través de la comprensión de la experiencia y la perspectiva de cada participante" y son "coherentes con la

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creencia de que la disuasión debe estar basada en la mejora de las relaciones entre las personas, la responsabilidad personal y la reparación de daño en lugar de en el castigo y la culpa," incorporan los principios básicos de la prácticas restaurativas. Su uso, por lo tanto, ayuda a asegurar que incluso los incidentes graves que ocurren en la escuela son tratados de una forma restaurativa (International Institute for Restorative Practices, 2010, p. 13).

Christina Adamczyk facilitó una reunión restaurativa en la Escuela Intermedia Kosciusko en mayo de 2010. Dos niñas había escrito una "lista negra" (así la llamaron) con los nombres de 25 compañeros de estudios a los que pensaban atacar, y la habían firmado con sus propios nombres. Ellas admitieron entre sollozos a la directora ser las autoras. La situación creó malestar en toda la comunidad educativa: alumnos, personal y padres de alumnos. El equipo directivo decidió llevar a cabo una reunión restaurativa (C. Adamczyk, comunicación personal, 14 de junio de 2011).

Adamczyk mantuvo reuniones previas con las niñas, los alumnos que aparecían en la lista y los padres de todos los alumnos. Todos ellos asistieron a la reunión, junto con maestros, miembros del equipo directivo y traductores: cada participante habló en su lengua (bengalí, bosnio, árabe e inglés). Los padres cuyos hijos aparecían en la lista, manifestaron haberse asustado mucho, pensando que alguien quería matar a su hijo. Las chicas no se había dado cuenta del impacto de sus acciones, se disculparon y se mostraron muy arrepentidas. Todas las partes vertieron abundantes lágrimas. Al final, todos coincidieron en que las chicas no fueran expulsadas de la escuela, aunque no se decidió no permitir que participasen en el viaje de 8º grado y que tenían que hacer trabajos extra en la escuela durante todo el verano, como forma de reparación. "Fue una experiencia muy intensa. Al acabar, todos participaron en una comida, hablando diferentes idiomas. Los padres con hijos que estaban en la lista se esforzaron por comunicarse con los padres de las niñas que escribieron la lista". (C. Adamczyk, comunicación personal, 14 de junio de 2011).

La Escuela Kosciusko comenzó la introducción gradual de las prácticas restaurativas en el curso 2009-2010 e incrementó su aplicación en 2010-2011. Las prácticas restaurativas afectaron al acoso escolar (bullying) y otros temas de la disciplina. En 2010-2011, el bullying disminuyó en un 50% respecto a 2009-2010 y un 75% respecto a 2008-2009. Hubo 1024 amonestaciones disciplinarias en el curso 2008-2009 (del 1er al 3er cuarto del curso), en el período 2009-2010 (del 1er al 3er cuarto del curso) hubo 858 y en 2010-2011 (del 1er al 3er cuarto del curso) hubo 380 (C. Adamczyk, comunicación personal, 14 de junio de 2011).

Las reuniones restaurativas pueden parecer parecer más significativas que las expresiones afectivas, pero estas últimas tienen un efecto acumulativo importante cuando se convierten en parte de la vida cotidiana en una escuela u organización en la que las prácticas restaurativas son la norma. El "compartir emociones y la sinceridad con que se hacen las expresiones afectivas es lo que hace posible mejorar las relaciones en una comunidad educativa", lo que contribuye a lograr un cambio de cultura en toda la escuela (International Institute for Restorative Practices, 2010, p. 6).

Círculos

En el centro del continuum de las prácticas restaurativas (y parte fundamental del programa de cambio de toda la escuela) están los círculos. En todo tipo de círculos, como en las reuniones restaurativas, las personas hablan de una en una y todo el mundo tiene la oportunidad de hablar. El poder de los círculos estriba en dar voz incluso a los alumnos más tímidos y reservados. Los círculos cambian la dinámica del aula: los alumnos que normalmente molestan en clase, se integran en la dinámica de las clases cuando se les da un espacio en el que son escuchados; y los alumnos más seguros de sí mismos, que tienden a dominar la discusión, ya no pueden hacerlo. Los maestros también participan en los círculos de clase, compartiendo sus puntos de vista y mostrándose cada vez más humanizados ante los alumnos (Costello, Wachtel, y Wachtel, 2010).

Los 11 elementos esenciales del programa de cambio de toda la escuela incluyen dos tipos básicos de círculos: "proactivos" y "de dar respuesta". Los círculos proactivos "proporcionar oportunidades a los alumnos para compartir sentimientos, ideas y experiencias con el fin de fomentar la confianza, la comprensión mutua, los valores compartidos y los comportamientos compartidos" y construir una comunidad en el aula (International Institute for Restorative Practices, 2010, p. 9). Cuando se utilizan los

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círculos por primera vez en la clase, los temas son superficiales y sencillos. Más adelante, los temas son más complejos y con un tratamiento se hace con mayor profundidad, centrándose en temas de importancia para el aula o sobre el mundo exterior e incluso con contenido académico (Costello, Wachtel, y Wachtel, 2010).

Cuando los alumnos están acostumbrados a los círculos proactivos, empiezan a estar preparados para los círculos de respuesta. Estos "involucran a los alumnos en la gestión del conflicto y la tensión, a través de la reparación de los daños y de restaurar las relaciones, como respuesta a un incidente de gravedad moderada o un patrón repetitivo de conducta que afecta a un grupo de alumnos o a toda una clase". Puede ser un vehículo "para el uso de la presión del grupo a fin de conseguir un cambio positivo en el comportamiento grupal". (International Institute for Restorative Practices, 2010, p. 11).

Un círculo de respuesta ayudó a poner fin a una crisis de violencia de bandas en la Escuela Primaria / Intermedia City Springs, de Baltimore. Niños de dos bandas diferentes, los "Slimebags" y los "Crips", se pegaban con frecuencia entre ellos . "Intentábamos mantener separados todo el tiempo a los niños de las dos bandas", dijo la directora de City Springs, Rhonda Richetta. "Yo quería juntarlos a todos en una sala, para hacer un círculo, pero me decían que no seríamos capaces de controlarlos" (comunicación personal, 6 de junio de 2011).

Con el tiempo, la estrategia de separarlos no funcionó y se pordujo una pelea en el comedor de la escuela. "Se acabó", dijo Richetta. "Es hora de hacer un círculo." El círculo no empezó bien. Un niño tuvo que ser enviado dos veces a la oficina hasta que estuvo suficientemente calmado para participar. "Estábamos usando un objeto para hablar: tenían que hablar de uno en uno. Entonces apareció la razón de que se pegaran. No había NINGUNA RAZÓN. Había cosas que algunos habían oído y creído, que no eran ciertas. Estaban luchando sin tener ninguna razón. De repente, un chico se levantó y dijo: "Yo seré el primero en darles la mano." Atravesó el círculo y se dio la mano con un chico de la otra banda. Entonces, otro chico se puso a dar apretones de mano, y otro y otro. Les sugerí que comieran todos juntos y les pregunté cual era su comida favorita. Estuvieron de acuerdo en la pizza. Ese viernes todos "partieron el pan" [la pizza] juntos. Fue genial. Este fue el final de los enfrentamientos". Los chicos no fueron expulsados, cosa que probablemente les hubiera permitido seguir peleándose (sin control adulto) en la calle, pudiendo herirse, ser encarcelados o algo peor. En lugar de eso, se les dio la oportunidad de comunicarse unos con otros en paz, con la supervisión y el apoyo de los adultos (comunicación personal, 6 de junio de 2011).

Investigaciones futuras

Según John Bailie, director de formación continua del IIRP, en estos momentos se está realizando una investigación más formal sobre el programa de cambio global de la escuela Safer Saner Schools (Escuelas más Seguras y Saludables). "[En estos momentos], el primer grupo de escuelas acaba de terminar el primer año del programa de dos años, y todavía no tenemos muchos datos numéricos. Sin embargo, los informes iniciales parecen muy alentadores, incluso más que en ocasiones anteriores [antes de la creación del programa de cambio global de la escuela SaferSanerSchools]. City Springs [la Escuela Primaria / Intermedia, en Baltimore] es un gran ejemplo. Allí están observando mejoras muy considerables, incluso para una escuela que ya lleva años mejorando sus resultados. También estamos entusiasmados con el diseño de nuevos protocolos de investigación sobre aspectos que pueden ayudar a la aplicación del programa". Bailie añadió que la investigación futura ideal sería una que trabaje con grupos control aleatorios, comparando los datos de la disciplina, al tiempo que investigando por qué las prácticas restaurativas funcionan. Para terminar, dijo, "hay un campo propicio para la investigación sobre el aprendizaje social y emocional y el desarrollo de capital social y los modelos de liderazgo en relación con la aplicación de prácticas restaurativas" (comunicación personal, 15 de septiembre de 2011).

Los alumnos hablan sobre las prácticas restaurativas

Los alumnos a veces son los defensores más entusiastas de las prácticas restaurativas, adoptándolas con más rapidez y facilidad que el personal de la escuela. De acuerdo con Christina Adamczyk de la Escuela Intermedia Kosciusko, "Los niños lo entienden con mayor rapidez que nosotros. Se lo han hecho suyo y piden hacer círculos "(comunicación personal, 14 de junio de 2011).

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Esta autora llevó a cabo numerosas entrevistas sobre círculos y otras prácticas restaurativas con alumnos de las escuelas en las que se están aplicando las prácticas restaurativas. Sus palabras expresan claramente su satisfacción por la oportunidad que ofrecen las prácticas restaurativas de ser escuchado, para aprender unos de otros, y para resolver problemas de forma cooperativa (Ver recuadro: Entrevistas con alumnos)

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Recuadro - entrevistas con alumnos

Escuela Secundaria West Philadelphia, Filadelfia, Pensilvania

"Antes de tener los círculos, los niños sentían que no se podían expresar, porque tenían miedo de que se metieran con ellos o les tomaran el pelo. Pero ahora, debido a que tenemos los círculos, los niños ya no tienen tanto miedo. Ahora se escuchan unos a otros cuando hablan. "

mujer, 18 años de edad, afro-americana

"Antes de que tuviéramos círculos en nuestra escuela, había muchas peleas. Sencillamente, demasiados conflictos."

mujer, 17 años, afro-americana

"Me gustan los círculos porque puedes hablar de lo que se sientes dentro, no te lo tienes que guardar. Tienes la oportunidad de hablar de cosas que crees que están mal, de cosas que crees que están bien y cosas que piensas la gente debería hacer para ayudarte. "

hombre, 15 años, afro-americano

Escuela Primaria / Intermedia City Springs, Baltimore, Maryland

"Me gustan los círculos porque permiten sacar fuera nuestros pensamientos. Cuando compartimos lo que creemos, nos volvemos más cooperativos. Hace poco tuvimos un gran círculo con todas las chicas de séptimo y octavo, porque había un conflicto entre ellas. Todas expresamos cómo nos sentíamos y descubrimos que teníamos un montón de cosas en común" (International Institute for Restorative Practices, 2009).

mujer, 14 años, afro-americana

"Cuando era nuevo en la escuela, no sabía qué hacer. Aprendí que podía ser abierto, no me tenía que guardar las cosas, y nadie me juzgaría. City Springs es mucho mejor que mi vieja escuela: allí había peleas y violencia. Ahora estoy aprendiendo más.” (International Institute for Restorative Practices, 2009).

hombre, 13 años, afro-americano

"Yo antes era tímida. Ahora sé que no tengo por qué serlo. La mayoría de los niños son tímidos. Los círculos les ayudan a expresar sus sentimientos. Y los matones (acosadores) han dejado de acosar. Antes había 15 acosadores en una clase. Ahora no conozco a ninguno". (International Institute for Restorative Practices, 2009).

mujer, 9 años, afro-americana

Escuela Intermedia Kosciuszko, Hamtramck, Michigan

"En los círculos llegas a conocer a todo el mundo. Puedes decir cualquier cosa que te pase por la cabeza o que te salga del corazón. En otras escuelas sentía vergüenza. Aquí me siento bien. Nunca había visto una escuela en la que no hubiera intimidación (bullying). "

hombre, 15 años, bengalí

"Me metí en una pelea con otro chico. Hicimos un círculo para restaurar la situación. Hablamos sobre lo que había pasado, nos disculpamos y nos dimos la mano. Allí había profesores, alumnos, hermanos y padres. El

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otro chico y yo ahora somos amigos. En otras escuelas simplemente te expulsan. Kosciuszko te ayuda con tus problemas. "

hombre, 14 años, afro-americano

"El año pasado empujé a un profesor y me iban a expulsar. Hicimos una reunión restaurativa con tres profesores. Mis padres vinieron. La gente preguntaba qué había pasado, qué pensaba yo en ese momento, qué había pensado más tarde, qué tendría que hacer yo para resolver esto. Me sentía nerviosa y asustada, pero agradecida. Fue una llamada de atención. Ahora me porto mucho mejor. Mis notas son mejores. No he tenido más problemas. "

mujer, 14 años, blanca

Escuela Secundaria Hamtramck, Hamtramck, Michigan

"El año pasado los afroamericanos y los árabes no nos juntábamos. Ahora vemos que hay muchas maneras de comunicarnos entre nosotros. Ahora nos sentamos juntos y vamos juntos por el pasillo".

mujer, 15 años, Bosnia

"Antes de tener los círculos no sentíamos que nuestras opiniones importasen. Ahora, la violencia y las peleas se han acabado. Los círculos nos hacen sentir seguros. Todas nos unimos. Muchas de nosotras queremos cambiar el mundo ".

mujer, 15 años, bengalí

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Laura Mirsky ( [email protected] ) es el directora adjunta de comunicaciones y la tecnología en la Escuela de Postgrado del International Institute for Restorative Practices, en Bethlehem, Pensilvania. Antes de entrar a formar parte del IIRP, en 2002, fue periodista, escritora, y ejecutiva de cine y televisión, así como actriz. Ostenta una licenciatura del Oberlin College y un Master en Bellas Artes por la Universidad de Nueva York.

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Prácticas Restaurativas: Dando a cada uno dando a cada uno la palabra para crear comunidades escolares más seguras y saludables

Laura Mirsky

International Institute for Restorative Practices Graduate School

ABSTRACT

Las prácticas restaurativas, un enfoque proactivo de cambio del clima de toda la escuela, basado en la

comunicación y la responsabilidad, se está aplicando en escuelas de los EE.UU. y en otros lugares del mundo.

Este enfoque ha sido desarrollado y perfeccionado durante décadas por la Escuela de Postgrado del

International Institute for Restorative Practices, como una alternativa a las expulsiones escolares y a los

castigos que forman parte de las políticas de "tolerancia cero" que existen en muchas escuelas hoy en día.

La filosofía y los procesos involucrados en las prácticas restaurativas reducen de forma efectiva los

problemas de disciplina y mejoran la seguridad en la escuela. Estos resultados se pueden ver en los datos de

problemas de disciplina recogidos por las escuelas donde las prácticas están siendo aplicadas. Además, la

evidencia anecdótica que nos dan las entrevistas con los alumnos en estas escuelas muestra que los alumnos

valoran la oportunidad de ser escuchados, así como el poder aprender unos de otros y resolver problemas

de forma colaborativa, que facilitan las prácticas restaurativas.

Laura Mirsky, [email protected] c / o IIRP, PO Box 283, Pipersville, PA 18947 (267) 718-7374

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