PRINCIPIOS BIOPEDAGÓGICOS DE LA EDUCACIÓN RELACIONAL
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Doctorado en Educación
Relacional y Bioprendizaje
PRINCIPIOS BIOPEDAGÓGICOS DE LA
EDUCACIÓN RELACIONAL
Serie de comunicados de los Asesores Pedagógicos para los
aprendientes del Doctorado
Comunicado N° 11
Xalapa, Veracruz, México
Principios biopedagógicos de la
Educación Relacional
Serie de comunicados de los asesores pedagógicos
para los aprendientes del doctorado
Comunicado N° 11
Tercera edición 2013
No se permite la reproducción parcial o total de esta obra bajo cualquier
medio, electrónico o mecánico, sin la autorización por escrito de los
titulares de la misma.
D.R. © Octavio A. Ochoa Contreras
Margarita E. Canal Martínez
Rebeca Hernández Arámburo
José Luis Pérez Chacón
Xalapa, Veracruz, México
Impreso y hecho en México
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Principios biopedagógicos de
la Educación Relacional
El sistema de aprendizaje y la estrategia pedagógica que
sustentan los estudios de Doctorado en Educación
Relacional y Bioaprendizaje están cimentados sobre un
conjunto de principios estrechamente vinculados entre sí.
Este comunicado tiene el propósito de reiterar la
explicitación de tales principios, con la finalidad de que
los doctorandos tengan una mejor comprensión de la
base teórica-conceptual sobre la cual reposa la filosofía,
la estrategia pedagógica y la praxis educativa del
sistema de estudio y aprendizaje en el que actualmente
participan.
Cabe mencionar que tales principios están asociados a
la corriente de ideas que surgen del llamado paradigma
emergente en las ciencias. Constituyen una particular
interpretación y aplicación en el ámbito educativo, de
algunos aportes científicos —provenientes de ámbitos
tan diversos como la física cuántica, la química, la
biología molecular, la biología del conocimiento, las
neurociencias, las ciencias de la complejidad, entre
otros— en torno a las nuevas formas de contemplar,
interpretar y aprehender la realidad física, biológica,
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antropológica y social del mundo y del universo en que
vivimos; en ello se incluyen también las aportaciones que
están contribuyendo al logro de una diferente comprensión
de los fenómenos del
conocimiento y del aprendizaje
humano.
Después de haber cursado y
acreditado el primer núcleo de
aprendizaje del Doctorado —cuyo objetivo general
consistió en identificar, conocer y aprehender los
fundamentos científicos del paradigma emergente en las
ciencias—, confiamos en que los y las aprendientes del
doctorado no sólo puedan reconocer y comprender
plenamente los principios que continuación se
exponen, sino que también sean capaces de integrarlos,
de manera consciente y cotidiana, al desarrollo de las
diversas actividades, individuales y grupales, que
realizan dentro de sus estudios. Los principios
biopedagógicos fundamentales son lo siguientes.
1. Principio de interconexión e interdependencia
Bajo este principio se promueve que los aprendientes
aprendan a visualizar y comprender la realidad físico-
biológica, antropológica y social, como un todo en
interacción dinámica con sus partes, percibiendo la
diversidad y complejidad de lo real. Con ello se aspira a
que logren desarrollar un pensamiento complejo, no
reductor ni simplificador, aplicándolo a sus propios
La nueva física nos abre nuevas perspectivas sobre el mundo material.
Boff, 2003: 56
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procesos —individuales y grupales— de apropiación,
aplicación y generación de conocimientos,
Desarrollar un pensamiento complejo es la propuesta
de adoptar un modo de pensar activo y crítico, que
retome, use y persiga articular los saberes de los
distintos ámbitos de la ciencia para fabricar conceptos y
principios que se inserten en una arquitectura más
amplia del conocimiento humano (Gutiérrez, 2003).
Es una propuesta que se opone al modo de pensar que
sólo enfoca ya sea lo simple o lo elemental
(reductivismo), ya sea la unidad o la totalidad
(holismo). Es una forma de pensamiento que asume, a
la vez, principios antagónicos, concurrentes y
complementarios, e incorpora a los procesos reflexivos
tanto al orden como al desorden, la incertidumbre y el
devenir, lo aleatorio y lo eventual, como categorías que
juegan un papel constructivo y generativo en la realidad
y el conocimiento, Representa, finalmente, un modo
complejo de repensar la experiencia humana, desde el
conocimiento en las ciencias duras o blandas, hasta la
actividad educativa, la literatura o los ámbitos más
diversos de la praxis social (Pakman en: Morin, 1998).
En suma, a partir del principio de interconexión e
interdependencia se fomenta el desarrollo de una
actitud y de un pensamiento que trascienda las visiones
estrictamente disciplinarias; se trata de que el
aprendiente sea capaz de tender puentes y relaciones
entre el conocimiento generado por las diversas
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disciplinas, propugnando, asimismo, por la unión de
saberes y la transversalidad del conocimiento. Se
pretende con ello que las y los doctorandos apliquen
este pensamiento a su propio desarrollo personal,
laboral o profesional, a las tareas educativas en que se
encuentran involucrados, así como a la generación de
nuevos conocimientos en el ámbito de la educación, o
en cualquier otro.
2. Principio de trascendencia
En estrecha correspondencia con el principio anterior,
este principio alude a la necesidad de que la educación
coadyuve a rescatar y hacer
aflorar en cada ser humano la
conciencia de que, por su
esencia, forma parte de todo
lo existente.
Ya la física cuántica nos ha
demostrado que la substancia esencial de la que se
compone todo lo existente —partículas, planetas,
estrellas, objetos materiales, células, e inclusive nuestro
cuerpo y mente— no es materia, sino energía. Cada
partícula de materia resulta ser un manojo de energía
que vibra en un inmenso vacío. Los seres humanos
debemos recobrar la conciencia de nuestra pertenencia
universal.
Consideramos que la educación no puede perder de vista
la tarea de fomentar el desenvolvimiento de la percepción
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de esa condición y esencia natural del ser humano. Es
necesario que el esfuerzo educativo introduzca, en su
quehacer, el desarrollo de la conciencia humana de lo
trascendente. Ésta la concebimos como la conciencia
profunda de cada ser humano: aquella que nos abre la
posibilidad de gozar con plenitud la experiencia de vivir en
convivencia armónica con la naturaleza y con nuestros
semejantes.
3. Principio sistémico/organizacional
Este principio se opone a la visión cartesiana, reduccionista
y fragmentadora de la realidad. Plantea que el universo y la
naturaleza ya no deben percibirse como un conjunto de
objetos separados y aislados, tal y como lo hacía la visión
mecánica del mundo. Más bien han de concebirse como
una unidad indivisible, dinámica y diversa, cuyos
elementos están estrechamente vinculados entre sí.
La realidad se contempla entonces como un conjunto
de interconexiones, con patrones y procesos dinámicos.
Se postula así que el todo es inexplicable sin referirlo a
las partes, del mismo modo que las partes son
incomprensibles sin relacionarlas con el todo.
La aplicación de este principio tiene múltiples
repercusiones en el ámbito educativo y en el desarrollo
de la capacidad humana de aprehender, aplicar y
generar nuevos conocimientos.
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Por ejemplo, desde una perspectiva sistémica se plantea
la necesidad de captar la multidimensionalidad, las
interacciones y las solidaridades entre las distintas
facetas o procesos que concurren al estudiar cualquier
fenómeno físico, biológico, antropológico o social. Al
mismo tiempo que se postula que la realidad no es
aprehensible en su totalidad (incompletud del conocimiento),
se aspira a un saber no parcelado, no divido, no
reduccionista,
Sin embargo, la búsqueda sistémica de la complejidad
fenoménica no excluye, sino que integra los procesos de
disyunción (separación) necesarios para distinguir y
analizar los fenómenos estudiados; pero plantea que la
disyunción tiene que complementarse con la conjunción
y la trasyunción para realizar así un raciocinio rotativo, en
espiral, que va de la parte al todo y del todo a la parte.
Esto permite relacionar el conocimiento de las partes con
el todo y viceversa (Morin, 1998).
Este principio nos ha llevado a diseñar lo que hemos
denominado el Sistema de Aprendizaje del Doctorado
en Educación Relacional y Bioaprendizaje, en lugar de
diseñar un tradicional plan de estudios bajo una mirada
lineal y programática.
Sostenemos la idea de que la tarea de promover el
aprendizaje debe partir del reconocimiento de que
cualquier aspecto o fenómeno del mundo físico,
biológico, antropológico y sociocultural forma parte de
una sola realidad entramada y compleja.
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Por ello, el diseño “curricular” de los estudios de
doctorado no contempla la elaboración de programas
de estudio ni de contenidos temáticos o educativos
bajo una perspectiva tradicional, ya que éstos remiten a
una visión reduccionista y simplificadora de la realidad
y del conocimiento que se quiere “enseñar” o
“mostrar”. En lugar de planes y programas de estudio
estructurados en un diseño curricular cerrado y rígido,
hemos propuesto el desarrollo de un sistema abierto de
aprendizaje organizado en núcleos de aprendizaje y
nodos generadores.
Un núcleo de aprendizaje constituye una unidad de
indagación y de construcción de significados, integrada
por un componente principal y una cierta cantidad, no
limitada ni limitativa, de nodos generadores de
aprendizaje. Constituye una red de información, de
saber y de conocimientos científicos, humanísticos,
teóricos, prácticos, disciplinarios, inter o
transdisciplinarios, de sentido común o comunitarios,
afectivos, estéticos y éticos. Los componentes de esa
red pueden ser previamente identificados, distinguidos
pero no separados, con el propósito de ofrecerlos al
sujeto aprendiente para que los estudie de manera
transversal y entramada.
El componente principal del núcleo de aprendizaje es
aquel que se elige para centrar de inicio la atención
cognitiva y afectiva del sujeto aprendiente con fines
educativos. Se constituye como el meollo temporal de
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una red de nodos generadores de aprendizaje. Los
nodos seleccionados para formar parte de esa red —
incluyendo al componente principal del núcleo de
aprendizaje—, representan conjuntos de información,
saber o conocimientos intelectuales o afectivos
vinculados o relacionados transversalmente entre sí.
Se forma así una red de información y de conocimientos
que se encuentran interrelacionados, y cuyo carácter
transversal y relacional mueve al sujeto aprendiente a la
reflexión, a la intuición, a la creatividad y a la
sensibilidad para percibir y comprender la información y
la realidad tratada.
Un conjunto de núcleos de aprendizaje configuran,
finalmente, un Sistema de Aprendizaje. El diseño e
integración de un sistema de aprendizaje será siempre
definido en función de los objetivos educativos que se
persigan.
4. Principio de relacionalidad.
Significa que la dinámica educativa del doctorado no
está centrada en el profesor ni en el estudiante aislado,
sino en las relaciones de aprendizaje que se establecen
entre los aprendientes, incluyendo en ellos al educador
como orientador y acompañante pedagógico.
Bajo este principio, se plantea que el individuo, como
sujeto aprendiente, es generador de su propio
aprendizaje y centro del mismo, pero siempre en
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retroalimentación constante consigo mismo, con el
otro y con lo otro.
Es crucial que el sujeto aprendiente se haga consciente
y responsable de su propio aprendizaje. Esto implica
que se atreva a liberarse, a arriesgarse, a jugar y
proponer, a dejar que emerja la razón y la pasión por el
conocimiento; a gozar y ser capaz de desarrollar la
originalidad que le es inherente; pero siempre
asumiendo con responsabilidad las consecuencias de
sus acciones. En este proceso de liberación y desarrollo
personal, el sujeto aprendiente necesita tomar
conciencia de que es creador de relaciones de
aprendizaje, para que de esta manera sea capaz de
aprovecharlas.
Con el término de relaciones de aprendizaje nos
referimos a los vínculos, uniones, enlaces de carácter
personal y social que el sujeto aprendiente establece
con su entorno natural y sociocultural, y que le
permiten dilucidar, comprender, explicar e incluir en su
historia de vida algún fenómeno de la realidad. Las
relaciones de aprendizaje no tienen límite de tiempo ni
de espacio, pero pueden identificarse y aprovecharse en
todo proceso educativo.
Distinguimos tres tipos de relaciones de aprendizaje
que se entrelazan recursivamente:
o Relaciones de aprendizaje con uno mismo. Estas se
dan al interior del sujeto aprendiente y corresponden a
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la reflexión con uno mismo (diálogo interno). Son las
conexiones, enlaces, uniones y vínculos que el sujeto
hace de sus conocimientos y/o aprendizajes previos,
contrastándolos con los nuevos, y que lo llevan a
generar una nueva comprensión sobre un fenómeno
de la realidad.
o Relaciones de aprendizaje con el otro. Estas
relaciones se dan al compartir la experiencia y lo
conocido con otro sujeto aprendiente; se dan en la
conversación y en el diálogo con el otro, incluyendo
en ello hasta las y los autores de los libros
consultados o leídos. Al interactuar con el otro
creamos una conexión, vínculo o relación de
aprendizaje siempre que seamos capaces de
reconocerlo como legítimo otro.
o Relaciones de aprendizaje con lo otro. Estas
relaciones se crean al interactuar con el entorno que
abarca la naturaleza, el contexto social y la dinámica
cultural. Al interactuar con lo otro creamos una
conexión, vínculo o relación de aprendizaje que nos
permite generar nuevas comprensiones.
Por lo anterior, si asumimos que el sujeto aprendiente
es creador de relaciones de aprendizaje en cualquier
espacio y en cualquier momento, la escuela entonces
no es el único entorno de aprendizaje. Este último se
abre a circunstancias y escenarios diversos.
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Todo espacio en el que se desenvuelve el sujeto
aprendiente es propicio para generar relaciones de
aprendizaje; asimismo, todo espacio de reunión
acordado por los aprendientes, es un espacio de
aprendizaje. Proponemos con ello revalorar, reconstituir
y reinventar los entornos de aprendizaje, donde el sujeto
aprendiente aproveche las experiencias y sea capaz de
rehilarlas para generar nuevas comprensiones.
5. Principio de autonomía vital.
Con este principio planteamos que el aprendizaje es un
proceso que emerge desde las inherentes capacidades
naturales del ser humano. El aprendizaje no es algo que
viene “desde fuera” del sujeto aprendiente. Es algo que
emerge desde su autonomía vital, como respuesta
estructural de acoplamiento a su ambiente natural, social
y cultural.
En la perspectiva cuántica el ser humano se comprende como un ser de relaciones…interaccionando de manera continua con el universo y capaz de crear unidad y coherencias cada vez más complejas y ricas.
Molari en Boff, 2003:11
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Este aprendizaje está ligado a la vida. A través de su
propia complejidad, y ocupando todas y cada una de
sus dimensiones naturales, el ser humano percibe,
siente, se emociona, piensa, reflexiona, intelige, se
expresa, convive, conoce y aprende como acto mismo
de vivir: vive aprendiendo y aprende para vivir.
Bajo esta concepción,
pensamos que toda actividad
educativa debe ser contemplada
con un conjunto de acciones
tendientes a fomentar el
aprendizaje autónomo; es
decir, como un proceso
que despierte en el ser humano su propia iniciativa y
capacidad de autogenerarse, desarrollando sus
capacidades de percibir, observar, conocer, de
comprender y de aprender como parte fundamental de
su propia autonomía vital. Es por ello que consideramos
que todo acto de aprendizaje debe ser promovido desde
la vida, desde la experiencia y del gozo mismo del vivir.
Además, con este principio proponemos reintroducir la
consideración de la complejidad del ser humano como
parte primordial de toda actividad educativa. Por esta
razón, concebimos a la educación como un proceso
complejo que necesariamente debe abarcar la
promoción del aprendizaje en todas las facetas de lo
humano, desde el conocer, aprender y saber de la
naturaleza física, química y biológica del ser humano,
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su subjetividad (emoción, pensamiento y razón) y su
expresión a través del lenguaje total, hasta el cultivo del
espíritu humano en toda la amplitud de su expresión
individual y social. Por su parte, el aprendiente debe
tomar conciencia de lo anterior y asumir, también en
este sentido, la responsabilidad de su propio proceso de
aprendizaje.
Por último, cabe hacer notar que el concepto de
aprendizaje autónomo —derivado del principio de
autonomía vital— no se refiere ni debe confundirse
con la noción de autodidactismo o auto aprendizaje.
6. Principio de autoorganización.
Refiere a que el proceso educativo reposa sobre un
principio de autoorganización —individual y grupal—
del aprendizaje, buscando el pleno desarrollo de las
capacidades intelectuales, críticas, emocionales,
afectivas y creativas de los propios aprendientes.
La autoorganización es un concepto clave que implica la
autoproducción, la autopercepción, la autorreproducción
y la autorregeneración de los sistemas a través de
obstáculos y riesgos (Morin, 1995).
La autoorganización está presente en nosotros mismos
como seres biológicos. Cada día, cada instante somos
autocreativos, autoproductores de nuestro propio ser,
de nuestra identidad. De manera consciente o no,
vivimos procesos continuos de transformación (físico-
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química, biológica, social o cultural) que resultan de
nuestros pensamientos y de las acciones que realizamos
ante los hechos que suceden en el vivir cotidiano. Todo lo
que pensamos, sentimos y hacemos implica movimientos
y acomodos, organización, autoorganización, reorganización
y auto-eco-organización. Este es uno de los principios que
rigen nuestra existencia y que otorgan sentido a nuestras
relaciones cotidianas y de convivencia con los otros y con
el entorno.
Reconocernos como seres en permanente cambio, implica
darnos cuenta del continuo proceso de autoorganización
en el que estamos inmersos. Tomar conciencia de ello nos
transforma en sujetos aprendientes con una gran
potencialidad para valorar y revalorar continuamente tanto
nuestra existencia, como nuestras relaciones y
transformaciones, convirtiéndonos en sujetos y objetos de
nuestro propio aprendizaje.
Bajo este principio, el aprendizaje se contempla como
un proceso de autoorganización de emociones y
conocimientos significativos para la vida, sustentado
tanto en la observación, percepción y reflexividad
individual, como en el intercambio de información y en
la socialización de conocimientos y experiencias
vitales.
Por lo anterior, pensamos que la educación concebida
bajo este principio tiene que promover la plena
expresión de las capacidades autoorganizativas y la
creatividad de los sujetos aprendientes.
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7. Principio de complementariedad o dialógica
La dialógica permite la unión de dos ideas o nociones
que aunque se excluyen mutuamente, son indisociables
en una misma realidad. Este principio posibilita asumir
racionalmente la inseparabilidad de nociones contradictorias
para concebir un mismo fenómeno complejo. Ayuda a
pensar, en un mismo espacio mental, lógicas que se
complementan y se excluyen.
Puede ser definido como la asociación compleja
(complementaria/concurrente/antagonista) de instancias
conjuntamente necesarias para la existencia, el funcionamiento
y el desarrollo de un fenómeno organizado.
La dialógica entre el orden, el desorden y la organización, a
través de innumerables interretroacciones, está constantemente
en actividad en los mundos físico, biológico y humano. Por
ejemplo, Bohr tuvo que aceptar racionalmente la noción de
partícula como corpúsculo o como onda. Asimismo, los
conceptos de individuo, especie y sociedad se excluyen
mutuamente cuando se consideran individualmente,
pero todos son necesarios para explicar la existencia y
el desarrollo de la humanidad.
La educación y el aprendizaje no pueden estar
centrados en la enseñanza de conceptos y leyes
absolutas. Si bien leyes y conceptos representan formas
de conocimiento, también pueden convertirse en
obstáculos cuando se encasillan en sistemas cerrados
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que impiden ir más allá en la comprensión de la
realidad. La naturaleza es paradójica y se expresa a
través de contradicciones, sin que exista un orden
absoluto ni leyes naturales inmutables. Debemos
educar para aprender a vivir en un mundo pleno de
paradojas, donde no sólo existen momentos de orden y
certezas relativas, sino momentos de contingencia,
desorden e incertidumbre.
8. El principio de comunicabilidad o del lenguaje
total
El ser humano es un ser biológico y cultural que se
manifiesta a través de la expresión oral, escrita,
corporal, emocional, espiritual, etc. El conjunto de tales
manifestaciones constituye su expresión o lenguaje
total. El ser humano es expresión, y con ella construye
su propia existencia y le da sentido a su vida.
La educación debe posibilitar la
total expresión del ser humano.
Al hallar y vivir su auténtica
expresión, cada sujeto aprendiente
podrá transformarse, asociando
mente con cuerpo, cognición con
sensibilidad, inteligencia con
emoción, razón con intuición y
conciencia con ética y espiritualidad. Todo ello de
manera recursiva, plena y armoniosa, desarrollando
ampliamente el sentido y el significado de ser humano.
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Por ello, el aprendizaje no sólo debe llamar al desarrollo
del intelecto y de la razón, sino también a un
aprendizaje afectivo, estético y espiritual que pondere y
fomente el florecimiento de la capacidad del ser
humano de percibir y de expresarse de manera libre,
ética y creativa bajo un lenguaje total.
La búsqueda de la comunicabilidad o lenguaje total
debe ser concebida como aprendizaje de y para la vida.
Debe darle cauce de expresión al desarrollo de un
pensamiento complejo que permita enfrentar, creativa y
éticamente, la incertidumbre, lo aleatorio, lo eventual.
Implica también el desarrollo de la sensibilidad y del
sentido estético, acercándonos al arte como forma de
conocimiento y expresión de realidades ininteligibles,
generando en el sujeto aprendiente un canal interior de
comunicación consigo mismo, con los otros y con las
realidades naturales.
Conclusión
Bajo los principios anteriores, el sistema de aprendizaje
puesto en marcha a través del Doctorado en Educación
Relacional y Bioaprendizaje resignifica el quehacer
educativo tradicional.
Promueve los valores de la libertad; la verosimilitud
ante la contingencia, el azar y la incertidumbre; la
solidaridad; la cooperación; el cuidado como modo
esencial de ser; el reconocimiento y el respeto a la
otredad; la armonía y la belleza en todas sus formas de
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expresión, entre otros.
Se centra principalmente en el trabajo y en el
aprendizaje individual y en grupo de los aprendientes,
bajo el acompañamiento del educador.
Se parte de la idea de que el aprendizaje no se genera en
la soledad sino en la convivencia con el otro y con lo
otro.
Se destierra la figura del docente como aquel que todo
lo sabe e ilumina a los sujetos aprendientes; es más
bien un acompañante pedagógico en el proceso de
conocer y aprender.
Los contenidos ya no son una serie de temas separados
e inconexos, sino que forman parte de una red de
aprendizaje.
Representa una propuesta o “modelo” educativo que
pretende contribuir al desarrollo integral del
aprendiente y no sólo de sus capacidades intelectuales
o académicas.
Finalmente, este sistema de aprendizaje convoca a los
aprendientes a desarrollar un conjunto de actividades
relacionadas con la lectura crítica y reactiva; la
conversación y el diálogo fecundo y creador; el trabajo
individual y en equipo; el aprendizaje grupal; el
pensamiento individual y colectivo; el intercambio de
conocimientos, saberes y experiencias vitales; la
práctica de la capacidad de expresar y comunicar ideas
de manera oral y escrita; y la redacción de textos, entre
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otros aspectos. En comunicados posteriores estaremos
abundando sobre la estrategia pedagógica implicada en
cada una de estas actividades.
El Grupo de Asesores Pedagógicos
del Doctorado en Educación Relacional
y Bioaprendizaje
Xalapa, Ver., Julio de 2013
Referentes bibliográficos
Boff, Leonardo (2003). La voz del arcoíris. Madrid: Trotta.
Gutiérrez G., Alfredo (2003), La propuesta I: Edgar Morin, conocimiento
e interdisciplina. México: Universidad Iberoamericana.
Morin, Edgar (1995), Sociología, Madrid, España: Tecnos.
Morin, Edgar (1998), Introducción al Pensamiento Complejo, Barcelona,
España: Gedisa.