Reflexión sobre la poligamia

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Reflexión sobre la poligamia Uno de los campos más estudiados por la antropología es el del parentesco y con ello los diversos tipos de familias que sustentan las sociedades en todo el mundo; por esto mismo no resulta extraño que algunas de ellas tengan su fundamento en la poligamia. Si como bien es dicho, lo que es socialmente necesario se hace culturalmente deseable, la poligamia no es un asunto de ética y moral, sino más bien uno de economía y solidaridad familiar. La emergencia de la poligamia, en sus diferentes modalidades: poligina, poliandría y las subdivisiones nacidas de éstas, apuntan a factores de tipo económico y social. Parece que entre los primeros seres humanos, la división social del trabajo se complementó con las relaciones que los primeros grupos establecieron entre sus miembros. La adquisición del sustento para la vida se complementó con los aportes que cada miembro pudo otorgar al grupo (clan) para consolidarlo y fortalecerlo. No es una cuestión de machismo, pues entre algunas sociedades del sur de la India, donde los varones tienen una vida nómada por sus actividades guerreras, las mujeres que permanecen en las aldeas pueden disfrutar de varios compañeros al mismo tiempo, y los hijos resultado de éstos encuentros son aceptados y mantenidos sin mayor complicación o rechazo por el varón que decida establecerse con alguna de éstas mujeres; por otro lado, en las regiones cercanas al Himalaya, aparece la poliginia sororatal, que en pocas palabras es la unión de un varón con dos hermanas, pues la escases de tierras obliga a los grupos a concentrarse en núcleos más grandes y aprovechar así las extensiones disponibles para el pastoreo y el cultivo. En las famosas Islas Trobriand, donde Malinowski realizara sus estudios, la libertad sexual y la estructura familiar va todavía más allá, pues los jóvenes viven una gran libertad para tener compañeros sexuales, creciendo su prestigio conforme el número de amantes; se piensa que los hijos son regalo de los ancestros que engendra el mar cuando las mujeres se bañan en la playa, y el marido no es la autoridad de la casa, sino el hermano o primo más cercano a la mujer.

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Reflexión sobre la poligamia

Uno de los campos más estudiados por la antropología es el del parentesco y con ello los diversos tipos de familias que sustentan las sociedades en todo el mundo; por esto mismo no resulta extraño que algunas de ellas tengan su fundamento en la poligamia. Si como bien es dicho, lo que es socialmente necesario se hace culturalmente deseable, la poligamia no es un asunto de ética y moral, sino más bien uno de economía y solidaridad familiar.

La emergencia de la poligamia, en sus diferentes modalidades: poligina, poliandría y las subdivisiones nacidas de éstas, apuntan a factores de tipo económico y social. Parece que entre los primeros seres humanos, la división social del trabajo se complementó con las relaciones que los primeros grupos establecieron entre sus miembros. La adquisición del sustento para la vida se complementó con los aportes que cada miembro pudo otorgar al grupo (clan) para consolidarlo y fortalecerlo.

No es una cuestión de machismo, pues entre algunas sociedades del sur de la India, donde los varones tienen una vida nómada por sus actividades guerreras, las mujeres que permanecen en las aldeas pueden disfrutar de varios compañeros al mismo tiempo, y los hijos resultado de éstos encuentros son aceptados y mantenidos sin mayor complicación o rechazo por el varón que decida establecerse con alguna de éstas mujeres; por otro lado, en las regiones cercanas al Himalaya, aparece la poliginia sororatal, que en pocas palabras es la unión de un varón con dos hermanas, pues la escases de tierras obliga a los grupos a concentrarse en núcleos más grandes y aprovechar así las extensiones disponibles para el pastoreo y el cultivo. En las famosas Islas Trobriand, donde Malinowski realizara sus estudios, la libertad sexual y la estructura familiar va todavía más allá, pues los jóvenes viven una gran libertad para tener compañeros sexuales, creciendo su prestigio conforme el número de amantes; se piensa que los hijos son regalo de los ancestros que engendra el mar cuando las mujeres se bañan en la playa, y el marido no es la autoridad de la casa, sino el hermano o primo más cercano a la mujer.

De ésta forma podría argumentarse la existencia y vigencia de algunos casos que parecen excéntricos a nuestra vista, pero sin ir más lejos, podemos observar cómo algunos pueblos africanos y de Oriente Medio conservan ésta práctica, provocando curiosidad y fascinación entre algunos occidentales, como el caso de la madrileña Sonia Smapayo que en 1997 se casó con el músico senegalés Pap Ndiaye, convirtiéndose en la tercera esposa de éste hombre.

La poligamia, practicada en algunas sociedades, tolerada en otras y penalizada por muchas más, aparece como una estructura que ha ido perdiendo su vigencia, debido en parte a las grandes transformaciones sociales como la evangelización y la de democratización de los gobiernos; pero también por los cambios culturales y económicos que han orillado al sujeto a vivir en soledad y en la ilusión de la autosuficiencia. La desaparición de la poligamia, no sólo muestra el avance de la familia nuclear (con padre, madre e hijos) sino la falacia de ésta como proyecto civilizatorio, aún en nuestras propias sociedades.

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En México la gran mayoría de las familias son monoparentales (con un solo jefe de familia) siendo la madre quien provee y sustenta el hogar. Algunas de las familias conformadas por padre y madre, que podrían considerarse como “normales” se componen por hijos de un matrimonio anterior por parte de ambos jefes de familia, y aquí es donde vale la pena preguntarse ¿Cuál es el tipo de familia normal?

Oscar Ochoa