Revista Católica de Las Cuestiones Sociales. 10-1928
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7/25/2019 Revista Catlica de Las Cuestiones Sociales. 10-1928
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AO
XXXIV
OCTUBRE DE
1928.
N M .
406.
REVI3T I C ITLIC 1
DE CUESTIONES SOCI LES
(CON CKXSURA ECLESISTICA)
E L C A T O L I C I S M O Y A L G U N O S
PROBLEMAS INTERNACIONALES
Es evidente la preocupacin cada vez ms intensa que experi
mcntan los espritus por los problemas internacionales. La tre-
menda leccin de cosas que ha sido
a
gran guerra, les hace bus-
car cuanto puede servir para estrechar los lazos de unin entre la
familia hu m ana, a fin de prevenir el retorno de sem ejantes he ca -
tombes
y
procu rar cauces jurdicos
a
la solucin de los con-
flictos entre los pu eblo s.
los catlicos que se muestran conscien-
tes de su misin, siguen con inters ese movimiento, buscan en
los libros de sus telogos y en los documentos emanados de sus
Papas ,
la luz necesaria para resolver las cuestiones que plantea
la vida internacional y ponen de manifiesto los atisbos
de
sus
doctores en este orden. El catolicismo se presenta, como conse-
cuencia de sus trabajos,a los ojos de sus mismos adversarios,
si no como una religin sobrenatural y divina de la que slo pue-
de esperarse la salvacin del mundo, como una gran fuerza civi-
lizadora, con la que es preciso contar enlaobra delauniversal
pacificacin.
Apuntemos
rpidamente
algunas
de
estas intervenciones
catlicas.
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198 JUAN DE HINO JOS*
Tenemos en primer lugar, la cuestin de la reparticin de las
razas humanas en el mundo.
Hasta ahora no se desconoca la facultad de los Estados para
regular las cuestiones de nacionalidad, para poner trabas a la in
migracin de otros pa ses . Nadie por ejemplo, discuta a los E s '
tados Unidos su derecho a op on erse a la entrada en sus domi
nios de los japoneses. Hoy nos preguntamos ya hasta qu punto
pu ede lcitamente un pas sin motivos de orden pblico muy cali
ficados, cerrar sus puertas a los que a l acuden porque no pue
den vivir en su pas de origen. No es la tierra pa ra tod os los
hombres?
He aqu puesta de manifiesto por Crtinon la luz que el cristia
nismo puede aportar a este importante problema.
Si la idea d( la S ociedad de las nac iones se desenvuelve, ese
particularismo deber cesa r. Una autoridad superior guardiana
del bien comn mundial, dir a ste o a aqul de es os pu eb los
demasiado celosos de sus riquezas que la justicia quiere que
abra sus puertas. Para encontrar sus razones esc arbitro superior
no tendr ms que abrir los viejos tratado s de Su rez. All de s
cubrir el derech o h um ano sup erp ues to al derec ho nacio nal. El
derecho humano permite a cada uno recorrer la tierra, comerciar,
y establecerse por doquiera. Razonablemente no se puede, pues ,
sin motivos legtimos, prohibir su acceso a los extranjeros pacfi
cos . El arbitro deber, pues, apreciar la legitimidad del motivo.
Dec larado el derech o en m ateria de emigracin, ser forzo so
regular de un modo bilateral y jurdico las mltiples cuestiones a
que da lugar el cambio de residencia. Habr que buscar frmulas
generales para determinar la nacionalidad. (1) Sin duda el esp
ritu cristiano no nos dar en este punto soluciones concretas; pero
s nos pro porciona r una orientacin segura y definida: la que
emana de la unidad del gnero humano y de la fraternidad e igual
dad esencial de todos los hombres.
Cua nd o la conferencia de Pa rs trat acerca de la suerte de
las colonias alemanas, despus de una laboriosa discusin, lleg
a con cretar su pen sam iento en el artculo 22 del Pa cto , el cual si
bien no establece una norma aplicable a todo ca so de coloniza
cin, tiene un indiscutible alcan ce doc trinal. All se proclam a en
efecto que la colonizacin implica un verdadero mandato interna
cional, una especie de tutela conferida por la Sociedad de las Na-
(1) Chronique sociale de abril de 1923.Nouvel aspect des problmes de
nataUt et d emigrafion.
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E L CATOLICISMO
Y
ALGUNOS
PROBLEMAS
INTERNACIONALES 199
ciones al Estado colonizador sobre el territorio colonizado inca*
paz para regirse por s mismo. El mejor mtodo - se lee en dicho
artculo - p ara realizar prcticam ente e ste principio (la protecc in
de los pueblos que no pueden regirse por s mismos) consiste en
confiar la tutela de es to s pueb los a las nacio nes des arro llada s
que a causa de sus recursos, de su experiencia, de su posicin
geogrfica, se hallan en estado de asegurar esta responsabilidad y
que consienten en ace pta rla: ejercern esta tutela en calidad de
mandatarios y en nombre de la sociedad.
Co nfrontem os aho ra esta doctrina con la sustentad a po r Fray
Bartolom de las Casas para justificar la soberana de los monar*
ca s espaoles so bre las Indias (1) y con la sustentada po r F ran
cisco de Vitoria acerca del particular.
El m andato conferido po r el Pa pa a nuestro s reyes es en in*
teres de los indgenas. El poder del Estado colonizador es, como
el de todo mandatario, delegado. Deja plenamente intacta la so-
berana de los jefes del pueblo som etido a tutela. Y - e s t o se d e
duce claramente de la naturaleza del mandato - deber cesar
ipso
f cto cuando el pueblo reputado como menor sea capaz de regir*
se po r s m ism o. Si la m etrpoli pue de percibir alguna utilidad
es com o com pensacin del trabajo que se impo ne en beneficio
de la colonia.
Las divergencias proceden esencialmente de la diferencia que
opone a la cristiandad, verdadera Sociedad de las Naciones cris
lianas, la mod erna Sociedad de las N acion es, fundada sobr e el
orden natural y el ideal racional de civilizacin. A decir verdad ,
la idea de cristiandad no ha pod ido nunca tom ar cue rpo en una
concepcin clara y de contornos definidos. La cristiandad parece
en Vitoria m s que una hiptesis y m eno s que una realidad. Se
percibe constantem ente a lbo rea r en el esa sociedad fundada en
el derecho natural que es el esquem a de la actual sociedad inter*
nacional. No hay que oponer la teora de los publicistas del siglo
XVI y la teora m ode rna, com o dos con cepc ione s, de las cuales,
una sera cristiana y la otra no . Sera mucho m s justo ver en la
segun da el estudio com plem entario, la evolucin de una doctrina
cuyos principios sentaba la primera teora. Para Dlos de quien
son los prrafo s transcritos, esto s publicistas p roclam aron con
energa en el seno de los Estados la distincin entre la potestad
religiosa y civil; pero estos principios no los aplicaron expli9ita
mente a la Socied ad de las N acion es. Vitoria, po r ejemplo, se
pregunta si los pueblos ms adelantados tienen una especie de
derecho de tutela sob re los pueblos incapa ces de adm inistrarse
(1) Vanse los dos artculos publicado s rccicntemenlc en la seccin Insti
tuciones hom res de esta REVISTA, sobre el ilustre dominico espaol.
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9 0 0 JUAN DE HlNOJOSA
po r s mismos y hasta concede que podra so stenerse q ue los prin-
cipes espaoles podan ejercerlo; pero temeroso de que pu'
diera padecer po r su admisin el innegable derecho de indepen
dencia de esos pueblos, no se atreve a concluir. No me atrevo
a afirmar la legitimidad de este derecho ni a condenarlo form al'
mente. En todo caso, escribe -lo que se haga ha de hacerse por
el bien y la utilidad de esos pueblos y no de los espa ol es . VitO'
ria, termina ciertamente Dlos, se hubiera tranquilizado si hubiese
pensado que ese derecho de tutela pertenece no a un Estado par
ticular - lo que sera muy peligroso para la libertad - sino a la co
lectividad que forma una So cied ad de civilizacin superior a los
Estados nacionales* (1).
Vemos, pues, de qu suerte la doctrina de nuestros telogos
ha pre pa rad o el importante pro gre so del derecho colonial que
supone el aludido pacto.
Cuan do escribimos este artculo se aca ba de firmar el pacto
Kellog contra la guerra.
Dicha convencin deca L Osservatore Rom ano hace poco
tiempo: es justa, oportuna y tiene prob abilidades de obtene r
pleno xito, porq ue los pueblos euro peo s estn d ese os os de
conservar la paz de cualquier lado que venga.
Es probable-aade-que las personas escpt icas sonr an
ante el pacto Kellog, pero las mism as pe rso na s han ridiculizado
la Sociedad de las Naciones, que sin embargo ha comenzado un
trabajo interesante.
Es fcil burlarse de esto s esfuerzos am ericanos; pero el he
cho de un contacto continuo entre los jefes de las diversas nacio
nes, aumenta la fraternidad de los pueblos y no puede dejar de
proporcionarnos la paz.
En efecto, la legtima iradicin catlica es abiertam ente hostil
a la guerra como medio de disminuir las discordias y favorable al
desarme.
Prescindiendo de las doctrinas de nues tros telogo s sobre la
gue rra, son muy num erosos los textos pontificios que pudira
m os aducir en ap oy o de nuestro ase rto. G. Teissier ha reunido
varios de ellos en un artculo reciente (2). V am os a citar tan s lo
uno del gran Len XIll contenido en aquella admirable carta
(1) I. E. Dlos O . P. Le mandad international
en
Revue desjeunes
de 95
de ulio de 1928.
2) Les cathoUques et le deoarmem ent en La Vie eatho quede 11 de
agosio de 1928.
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E LCATOLICISMO ALOUNOS''PROBLEMAS INTERNACIONALES 201
Proeclara Orafulationis sobre \ que se ciernen las magnficas
perspectivas de la ciudad cristiana ideal.
Despus de describir con negros colores el cuadro de Euro
pa , bajo el rgimen de la paz arm ada , que equivale a la guerra
futura, escribe el Pontfice:
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2 0 2 JUAN DE rtiNOjO SA
hay vida internacional posible sin universalidad religiosa. He aqu
por qu los esfuerzos para la unin de las iglesias, por divergen^
tes e incoherentes que puedan ser, son a nuestros ojos el sntoma
m s importante que observ am os en el plano internacional. E s la
unidad del mundo cristiano que trata de reconstituirse des pu s
de los c ismas de O riente y de O cciden te. (1)
La savia cristiana infiltrada en el actual movimiento internaciO
na], puede hacerlo fecundo en bienes para la humanidad. Por eso
hacen bien los que lejos de m ostr rsele indiferente hostiles
procuran encauzarlo y guiarlo bajo la gida de la Iglesia.
JUAN DE HINOJOSA.
l ) Artculo en La Revue des eunes de 25 de julio ltimo.
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LA OBRA DEL CARDENAL FERRARI
NUEVAS FORMAS DE APOSTOLADO
SOCIAL
No ha mucho, oamos hablar de la vida de santidad y de
apostolado que ha hecho en Roma, hasta que la edad y los
ach aques la han trado al ho ga r de sus familiares, una dam a de
ilustre familia espaola consangunea del respetable caballero que
dirige el Patronato Social de Buenas Lecturas*.
Durante muchos aos, esta seora poseda de gran fervor re
ligioso, y anhelante por el bien de los dems, recorri los barrios
ms apartados de la gran ciudad, capital del orbe catlico, y con-
virti los suburbios rom ano s en cam po d e una accin de ca te-
quesis y apostolado, que lleg a conquistarle la popularidad, en-
tre las clases ms humildes.
Buscaba a los des here dad os de la fortuna, a los que realizan
los trabajos ms rudos, a los ms castigados por el dolor, y con
especialidad a los nios. toda su accin se reduca a una em -
presa que parece nimia y es ardua en nuestro tiempos; a ense*
arles la Doctrina Cristiana, a amar a Dios y a cumplir sus
Mandamientos.
Quien duda, que si se lograra que todos los hombres graba*
ran en el corazn los preceptos del Declogo y ajustaran a ellos
su conducta, la sociedad y el individuo estaran salvados?
No hay otra ciencia socio lgica. La soc iologa jam s pod r
presentar frmulas de paz, de equidad, de justicia y de amor, que
no sean los diez preceptos dictados por Dios para el gobierno de
los hom bres y de los pue blos. El inculcar en las gentes est os
principios eterno s, que son norma de vida, es la accin social
ms recia y de trascendencia mayor que puede realizarse. No
otra es la accin que reclaman los tiem pos m odernos, que la
cvangclizacin.
Pu es bien, he aqu, que no e s o tro el fin que persigu e la Co m *
paa de San Pablo, fundacin del Cardenal Ferrari, que hoy di
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204 MANUEL S . CUESTA
rige Dom Rossi, secretario que fu del celoso Cardenal. Cono-
cfamosja Compaa de San Pablo, y ci espritu que la informaba.
pero no con la profundidad con que nos ha hecho con ocer esta
obra del apostolado moderno, la palabra atrayente de Dom Ros-
si,
durante la propaganda que ha hecho de ella en los da que ha
estado en Madrid.
Form an la Com paa de San Pa blo, cuantos tengan espritu
de propa gan distas ; cuantos sin respe to hum ano, se sientan dis-
puestos a confesar a Cristo ante los hombres, y a predicarle.
pueden pertenecer a esta Compaa que tiene por titular el aps
tol de las gentes, sacerdotes y seglares, hombres y mujeres, por
que co m o dice Dom Rossi, all donde no llega la palabra del
sacerd ote puede llegar la del seglar, y todo s los am bientes son
propicios para la predicacin, que no es necesario que sea ento
nada, sino sencilla, fervorosa, convincente y oportuna.
Las calles, la casa, los paseos, las playas, hasta el teatro
m ismo, y las mism as fiestas de sociedad , pueden ser lugar ap ro
piado para la predicacin. Lo interesante es hacerla, y tener esp
ritu evanglico.
Y afirma Dom R o s s i - y es certera observacin - que hay que
abrir la prisin del Sagrario, donde Cristo jess se halla olvidado
y aislad o, para sacarle a la calle, com o los paulinos procu ran
realizando una evangelizacin que caracteriza a esta orden, de la
que dice un escritor, que es am plia, sencilla y primitiva po r su
espritu, cuanto modernsima por la tcnica de su apostolado.
Han advertido los paulino s, que en todas parte s domina hoy
la espe ranz a. Las gen tes buscan la luz que les gue y quieren
creer. Y la juventud, es la que hace su apo rtacin m s fervorosa
al apostolado catlico, segura de que como ha dicho Rene Ba-
rn - citado por Dom Rossi - este siglo es el siglo de la gloria de
Cristo , cuyo reinado social ha proclam ado su Vicario instituyen
do la fiesta de Cristo Rey.
^ Los pau linos , y en espec ial los jvenes que forman la parte
ms resuelta de la congregacin, van a buscar al pueblo, y pe
netran en aquellos lugares donde florecen las amargas flores de
la desesperacin, de la ignorancia y del vicio, con el odio a la so
ciedad-antros del anarquismo de accin y tantas veces lugar
don de se incuba el d e li to -y all es , don de llevan a cabo el plan
que les gua, comenzando por ganar la voluntad de los ms olvi
dad os y de los ms despreciado s, para despu s derramar sobre
sus inteligencias la semilla de la verdad y del bien, con el fruto
de que la Congregacin paulina puede sentirse satisfecha.
No es menor, la resolucin de las seoras y seoritas misio
neras, que en Italia han comenzado a dar misiones que improvi
san en las plazas pblicas, para hablar a las gentes no ms que de
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NUEVAS FORMAS DE APOSTOLADO SOCIAL 205
la existencia del alma, de la bondad y de la justicia de Dios, del
paraso y del infierno, de la moral eterna, de la resignacin, de
las bienaventuranzas, dand o en suma lecciones de C atecism o,
que es lo que ignora la generalidad de las gentes, incluyendo en
tre esto s ignoran tes legiones de suficientes licenciados.
No descuidan los paulinos, sino por el contrario lo procuran
con ahinco, socorrer moral y materialmente al desvalido y me
ne stero so . Y as prodigan hasta donde les es dad o, el pan de la
cultura n todas las esferas del sab er y el pan de harina, para
satisfacer las h am bres del cu erp o. Puede decirse que su lema,
es el del Cardenal espa o l; pan y catecismo , que am bos nec e
sita el pueblo, y ambos hay que darle con largueza.
Lo que por antonom asia se llama accin social- no atiende
ms .
en esc sentido se inspiran las leyes sociales, que a pro
curar mejoras de orden material, a satisfacer las hambres del
cu erp o. Dijrase, que la reforma del rgimen social y su perfe c
cionam iento, se fa a que todo s queden ahitos de satisfacciones
materiales. Se pretende a ttulo de justicia social, lo que nunca
por mucho que sea, podr colmar las aspiraciones humanas,
asentadas sobre el principio de falsa igualdad que la revolucin
proclama. Y es intil que se busquen frmulas cientficas para re
tener a cada cual en aquella esfera soc ial, en aquella gradacin
que es imprescindible para la armona y para la vida y funciona
miento normal del cuerpo social, si el individuo no posee laconviccin de que cada uno nace en la esfera en que plugo a
Dios colocarle, ace ptan do con resignacin el puesto que le c o
rrespo nde , y procu rando cumplir en l los debe res que le ataen.
sta resignacin, esta acep tacin de las circunstanc ias, sin
odios y sin envidia, no se logran con leyes humanas, sino con el
cumplimiento de las leyes divinas, cuyo acatamiento mata todo
impulso de rebelda, que es lgico en quien po sey en do entend i
miento carezca de f.
Catecismo, es la frmula nica para conjurar los peligros que
la llamada cuestin social ofrece. Pero catecismo predicado y
practicado, de suerte que la Caridad, no quede como virtud olvi
dada, siendo como es inseparable de la F y de la Esperanza...
MANUEL S. CUESTA.
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EL PROBLEMA DE LA TIERRA
IV
GRUPO JURDICO
Limitacin de los derechos propietarios en el uso de la tierra.
Ocupacin de los terrenos incultos, mal cultivados, para ceder su
uso en distintas formas jurdicas de explotacin.
Arrendam ientos; derechos de tanteo y retracto a favor del c o
lono.
C enso s, foros y enfieusis. Patrimonio familiar. Hogar r u
ral. Aranceles. Tratados de Comercio. Influencia de todo lo ante-
dicho en el xod o rural, en el aum ento de la produccin y en la
paz social:
LIMIT CIN DE L PROPIED D
Si hemos justificado el derecho y la conveniencia de privar de
la propiedad de un fundo a su legtimo dueo, dadas determina^
das circunstancias que aconsejaran y legalizasen su parcelacin ,
justificada est la limitacin m s recortada de los de recho s p rO
picarios en iguales razone s cimentada. Es te razonam iento en
cierra cuanto dijimos para probar el de recho del E stado a nter-
venir en la forma consignada en anteriores artculos en est R E
VISTA.
OCUP CIN DE TERRENOS
Debem os decir sobre la ocupacin de terrenos que son ne ce
sarios, dos requisitos para que deba ser realizada. 1. Que res
ponda a un problema tcnico de favorable solucin. (Terrenos
incultos o mal cultivados que bien labrados puedan dar un su pe
rior rendimiento til en agricultura o ganadera, con herbceas o
arbustos). 2. Que satisfagan una necesidad social (empleo de
brazos desocupados o mal retribuidos). Han de ir, pues, por de
lante la tcnica agronmica y la comercial, que aseguren la posi
bilidad econmica del negocio.
Y aun en c as o afirmativo, pa ra entram bas necesidades ha de
procederse sin violencia, o suavizndola cuanto sea posible, y
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E L
PROBLEMA, DE LA TIERRA 207
huir de aquel error fundamental de las ocupaciones de la pots'
guerra en Italia, donde los campesinos procedieron violentamente
a la apropiacin, incluso de las tierras pequeas que estaban bien
cultivadas, para apoy ar en la fuerza de tal hecho la obtencin
irremediable de largos plazos de dominio til, con escasa renta.
y ha de huirse tambin de la legislacin italiana cre adora de las
Comisiones provinciales de ocupacin por los aos 1919'20, que
entregaba por cuatro aos el laboreo de fincas a los braceros.
Co n lo cual no hizo otra cosa que enm araar la prop iedad y
arruinar a muchos sin enriquecer a ninguno; ya que en cuatro
aos ni hay tiempo para un radical perfeccionamiento de cultivo,
ni menos para su cambio.
Realmente, en ios parciales acortamientos del derecho de pro
piedad que vamos a ver, las discusiones han sido y son ms en
carnizadas y tenaces que en la absorcin absoluta del mismo. Tal
vez porque muchas gentes piensan que p or aqu anda la buena
solucin de los conflictos de la tierra y el trabajo; y no por la par
celacin y el trueque de obrero en terrateniente, a lo cual asegu
ran un resultado de sas tros o, fundndose en n um erosas con side
raciones objetivas y subjetivas.
Por eso, esto de arrendamientos y sus cercanas en prctica y
ley tiene grandes discutidorcs que gritan desde los dos extremos
del problema; as desde el campo socialista y el de las entidades
catlico agra rias ob reristas, cuyos enem igos criterios se juntan
para exaltar al co lono y a veces pedir la cabez a viva de terrate
niente, como desde el de las Cmaras de propiedad rstica. C
m aras agrcolas, Com unidades de labradores y otras entidades
formadas con propietarios, que a todo trance propugnan la invio
labilidad del concepto de la propiedad sin limitaciones.
y no slo nos hallamos
n
periodo de discusiones, sino de en
say os, algunos de gran atrevimiento, com o los arriendos c o ac -
ivos.
ARRIENDOS COACTIVOS
En todas las modificaciones de rgimen de la tierra, que atro
pelladamente dictaba Italia, figuraba el arriendo coactivo regulado
de distinta manera por cada texto legal.
y al llegar aqu, conviene dejar advertido que si acudimos tan
frecuentemente al ejem plo de Italia, es po rque su suelo agrcola
es muy parecido al suelo hispano, y las condiciones subjetivas
raciales de los italianos son parejas de las de los espaoles.
De sde el proy ecto Falcioni al del fascismo, de sde el a o 20 al
25,
los planes se suceden y multiplican. Queriendo el fascismo
intensificar los cultivos y pro veer a las po bla cione s agrco las ,
abri la concesin de tierras a las asociaciones agrcolas que se
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208 COLOMA
obliguen a conducirlas bien y pagar al propietario la renta anual
acordada. Para ello es preciso que la tierra se venga cultivando
deficientemente. La duracin de los arriendos es de nueve aos.
El subarriendo queda prohibido . El desahu cio puede tener lugar
si la asociacin no cumple las reglas de la concesin.
E stos arriendos forzo sos ofrecen puntos de vista d ignos de
alabanz a, y por otro lado esco llos y peligros de mucha conside
racin.
Es cierto que si e plazo del arriendo e s largo (quince afios. o
seis con prrroga por otros seis) evitan expropiar a un sujeto sin
prue bas de que el suceso r va a m ejorarle. Durante el lapso de
los quince aos el colono demuestra o no suficientemente sus ap
titudes y sus m edios. Adem s en este intervalo habr n um erosa s
y favorables circunstancias que provoquen y realicen la venta.
Mas es cierto tambin que una gran heredad tomada en arrien-
d o coactivo por un Sindicato, po r ejemplo, y parcelada entre sus
miembros, resultar probablemente en muchos casos desigual*
mente cultivada; y usuarios habr que labren muy bien su parcela
y otros que la tengan pe or que ante s. Term inado el pla zo de
arriendo o antes si hay desahucio qu ocurrir? Si tras del
arriendo coactivo se ha decretado la posibilidad de que el colono
se haga due o de su lote po r tales o cuales frmulas jurdicas
qu har el dueo primitivo recogiendo pedazos esparcidos de
su finca que fueron mal lab rado s y dejaron sus labra do res ? Co n
la primitiva unidad de la finca podra l seguir su disfrute; atom i
zada y desparramada, no. El caso, que puede ser frecuente, lleva
en s el desastre para el arrendador y un gran fondo de injusticia.
y si se fuerza al Sindicato con una respo nsabilidad subsid iaria,
sera el Sindicato quien se arruinase.
Desde luego, los arriendos coactivos no pueden dejarse ai
arbitrio de entidades libres y particulares. En todo caso debe e s-
ar al frente de ellos un organismo estatal.
ARRENDAMIENTOS
El contrato sobre el uso del sucio o vuelo de un fundo se lla
ma arrendamiento. Tambin se llaman arriendos a los aprovecha-
mientos concertados de rastrojos, bellota, hoja, uso de ganados,
mquinas y enseres de labor. El precio o renta se da en metlico
o en^cspecie, unas veces tasada, otras en tanto por ciento de co
secha (aparcera).
El nntmto dicho sigue paralelamente la marcha de la hum a
nidad, lo que obliga al legislador a inspirarse en la realidad de la
vida cultora para regularte; y as la ley ha de arrancar de abajo,
de las costumbres de los pueblos.
Como el cultivo de la tierra es irregular en sus resultados in-
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E L PROBLEMA DE LA TIERRA 209
Ciertos y exige un prom edio de tantas o cuantas reco leccio nes ,
hay que o torgarle po r tiempo largo y debe se r favorecido con
moratorias, con la tcita reconduccin, etc., etc. En este y en
otros razonamientos se apoya tambin la justicia o la convenien^
cia de establecer los derechos de tanteo y retracto a favor de los
co lon os pa ra el nuev o arriend o de la finca que llevan, una vez
expirado el contrato a cuyo amparo venan disfrutndola. As tam
bin, nues tra legislacin antigua exiga que pa ra el desp ido h u
biera el dueo de avisar a su rentero con un ao de anticipacin.
Claro est que duracin de contrato sin estabilidad no es dura-
cin. De esta suer te, ocurra lo que ocurra con el dom inio directo
de la finca, el que tiene su dominio til no deb er pe rde rle m ien-
tras el contrato dure. Estas reformas de nuestra legislacin actual
son necesarias y urgentes. Como la tierra puede perder valor con
un mal cultivo, el dueo de ella tiene derecho a fijar en el contra-
o de arriendo aquellas condiciones que regulen la forma de cul
tivarla; las semillas o arbustos que ha de tener, los abonos, labo
res, etc., eic Claro que una exageracin en este punto hace al
colono mandatario del dueo; y por ello y porque el labriego cul
tiva cada vez m ejor, la ley inglesa d e 1906 pro hibi los p ac tos en
este sentido; p ero hay que huir del extremo con trario. No s lo
ofrece inters para el dueo que la finca no se esquilme, sino que
en esto se halla interesada la nacin y en ltimo trmino la huma
nidad. Ello mismo proh ibe al terrateniente el ab us o de que tenga
improductiva su heredad. La ley anda en tal punto vaga e incon
creta; los Comits locales de Accin Social, debidamente autori
zados, prestaran un magnfico servicio al pas, cuidando la tierra
contra los explotadores ambiciosos o los amos negligentes.
Parte en esto s da o s tuvo y tiene el abusivo subarriend o; no
el que cede al gan un pe da zo de barbecho para que siembre
unos garbanzos o unos yeros, sin otro pago que la mullida labor
que da al terreno, ms apto luego para recibir semilla de trigo,
sino el de los que acap aran gran des pre dio s, ofreciendo al lati
fundio la Comodidad de entenderse slo con un arrendatariq sol
vente, luego dividen en hojas o quiones la heredad, duplicando
su renta.
En cuanto a sta, puede ser en trabajo, dinero o frutos. Este
ltimo sistema, muy seguido en Espaa, tiene un alto espritu de
igualdad. As el dueo participa com o el colo no de lo malo y de
lo bueno cada an o , de los precios altos o bajos de los frutos, y
en ambos casos hay clara justicia.,
y cu ando es nula la cosech a no debe cobrar nada el arre nd a
dor, ya fuera concertada la renta en pago metlico o pago en es
pecie, ni aun cu ando se hub iese co ncertad o lo con trario , lmite
que nuestro C dig o Civil fija a estas co nd on acio ne s. Para que
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210 COLOMA
los terratenientes se libren de este posible mal y de igual modo el
labrador no lo padezca, llegan a buen andar los seguros del cam^
po,que en muchas naciones tienen arraigo hondo y desarrollo am
plio,
y que entre nosotros comienza a implantar la Mutualidad del
Seguro agro 'pecuario.
El sistema de renta variable ha preocupado a muchos tratadis'
tas;
entre los tipos de m s tradicional apre cio est el llamado
aparcera y el de rabassa-morta.
Las mejoras que el labrador pone en las fincas sin previo
acuerdo del dueo, deben serle de abono en parte; mas teniendo
cuidado de impedir que un afn alocado de mejoras ponga al due--
o en trance de dar ms de lo que vale la finca o cosa as. Ha de
haber una prudente legislacin que regule este peligroso derecho
de tanteo y retracto pa ra cas os d e venta a favor del colono, sera
un primer paso en este camino.
De otras ms avanzadas nos ocuparemos despus. Deca Ca*
ziot que la estructura agrcola de un pas debe fundarse en la p c '
quena propiedad; y Ca rlo s M arx que el peque o propietario es
el baluarte de la sociedad vieja.
PROYECTO DE LEY
El seor
Osorio
y Gal/ardo estudi un proyecto de ley modi
ficando la legislacin existente sob re esta m ateria. Sus ca rac te
rsticas eran:
1. Estabilidad del co lon o po r con trato de duracin mnima
preceptiva, variable con los diversos cultivos. Para cereales y le
guminosas el menor periodo diez anos. Olivares y vias menos
tiempo. Pastos, hoja y montanera, contrato anual.
2. Inventario prev io, cu ida do so, de la finca; y estipulacin
detallada sobre cultivos y mtodos
que van
a seguirse. Posibili
dad de revisin.
3 . Renta justa, aprobada por el Tribunal agrario . Podr
variarse a instancia de parte, y en c aso de n o ace ptars e po r la
otra decidir sin apelacin dicho Tribunal.
4. Indemnizacin por mejoras hechas de comn acuerdo.
En c aso d e negativa de alguna parte , decidir el Tribunal.
5. Derecho de retracto a favor del arren data rio en ca so de
venta. Obligacin de respetar cualquier comprador los contratos
vigentes en los fundos. Si desea cultivar por s la finca, habr de
dar dos a os de plazo m ximo para aban don arla e indemnizar a
Jos colonos.
6. No habr condonacin de renta por m alas cose cha s. P o
drn, sin embargo, acordarse moratorias en el pago.
El referido Tribunal habran de integra rlo
dos
propietarios y
dos colonos, elegidos de modo automtico por sus censos res-
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E L PROBLEMA DE LA TIERRA 211
pectivos, presididos por una autoridad local que designara el Re-
gistrador de la Propiedad o el Juez de Instruccin. Los miembros
cesaran cada do s a os . El presidente no sera reelegido , p ara
evitar caciquismos perdurables. El Tribunal, que ejercera juris'
diccin en todo el trmino municipal de su Ayuntamiento, visara
los co ntra tos , llevara registro de ellos y fallara, segn se ha di-
cho, las controversias entre colonos y dueos. Los recursos ante
la Audiencia.
LGUN S OTR S REFORM S
Prximas a adoptarse, por hallarse flotando en el ambiente de
esferas oficiales, donde se estudia este interesantsimo pro blem a,
hllansc las reformas que vamos a enumerar.
Respecto a las
mejor s
de las fincas y su pag o, cuand o n az -
can de obras de conserv cin las abo nar el arrend atario; cua n-
do sean extr ordin ri s las pa gar el arrenda dor. L as mejoras
tiles no contractuales, si se pueden levantar fcilmente y separar
del fundo, pertenecern al rentero; en caso contrario se abonarn
po r partes iguales. C uan do c cultivador emplee procedim ientos
de cultivo que mejoren positivamente la finca, le ser de abono
tal mejora.
Ningn arren da tario podr cambiar el cultivo de la finca de
herbcea a arbreo, sin el permiso del dueo.
Se conceder el retracto a los arrendatarios de predios en que
el precio convenido no exceda de 10.000 pesetas anuales. Tendrn
preferencia los rente ros pa ra nuevo arrendam ien to. Y si fijase el
dueo condiciones exageradas para anular o estorbar el ejercicio
de este de recho , el perjudicado podr llevar el asu nto al Comit
paritario local.
En cuanto al desahucio, seguirn siendo causas suficientes
para l las m arc adas en los nm eros 1 y 2 del articulo 1.569 del
Cdigo Civil, o sea la expiracin del contrato y la falta de pago;
mas no la tercera, Infraccin de cualquiera de las condicion es
estipuladas en el contrato. La cuarta causa Deslinar la cosa
arrendada a usos o servicios no pactados, que la hagan desme-
recer, o no sujetarse en su uso a lo que ordena el nmero 2. del
artculo
1.555
se modificar diciendo en lugar de segn cos-
tumbre de la tierra como dice el numerado de este ltimo artcu-
lo , segn costumbre recibida por la tcnica.
Se establecer la revisin peridica del precio del arriendo al
realizar un nuevo contr'ato.
En fincas cuyo valor en renta no pa se de 10.000 pe se tas , los
arriendos durarn seis a os , pro rroga bles por otros seis, a vo -
luntad del colono. Si el dueo quiere cultivar directamente, inte-
rrumpe el contrato; pero dando la respechva anualidad de renta
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212 COLOMA
al colono durante los aos que falten para que lo contratado lie*
gue a su fin.
Quedar prohibida la tasa de la renta.
En los cultivos especia les, com o m elone s, pala tas, etc., no
regir el tiempo antedicho; los contratos podrn ser por ao.
Subarriendos: quedarn estos absolutamente prohibidos; para
que puedan ser autorizados deber demostrarse que no hay en
ellos especulacin, que son otras las ca usas a que obedecen, c tc
tera, etc.
Hay en lo con signado un gran avance a favor del ren tero, sin
salirse de los trminos de la justicia, que demanda el derecho de
propiedad.
Hoy con la organizacin corporativa del campo, tenemos en
cada pueblo los Co m its Paritarios locales, que pueden y deben
ser dirimentes de las cuestiones entre colonos y dueos; vcrda*
deros tribunales conocedores como ningn otro de las caractc
rsticas de cada uno de los casos que se les presentan, c impar
ciales,
por la ponderacin de elementos representativos de colo
nos y propietarios.
Conviene insistir en esta consideracin. Si los arrendamientos
de pred ios rsticos llegaran a trm inos de justicia y conveniencia
econmica, si con rentas moderadas tuviesen los colonos largos
pla zo s seg uro s y reconocim iento de m ejoras, tal vez fuese este
el remedio ideal para mejorar la vida de los pueblos rurales, c ir
derechos al posible engrandecim ento de la agricultura. E nton ces
los colonos seran como dueos; pero tendran lo bueno de los
due os, y no tendran lo m alo. En lugar de trabajar con ex ce so
anos y anos, veinticinco aos, extrayendo de la tierra lo necesa
rio para pagar amortizacin de capital de compra e intereses, y
lo necesario para aum entar e intensificar el cultivo, daran su m o
desta remita anual y viviran a la sombra de sus derechos de col
nos ,
con menos esfuerzo y menos preocupaciones.
Prubese a parcelar para largos arrendamientos antes o a la
la par que para compra.
DERECHOS D E TANTEO Y RETRACTO
La extensin de es tos derechos constituye una buena frmula
de perfeccionamiento para les arriendos de predios rsticos en el
sentido social y cultor que propugnamos
En el ambiente estn y tal vez no fardando mucho en la Gace*
la las reglas que consignamos a continuacin sobre esta materia.
Se con ced e derecho de tanteo y retracto en la forma que lo de^
fine el Cdigo Civil, a los arrendatarios o colonos de fincas rs
ticas que se vendan o se den en pago por sus dueos, siendo re
quisifos indispensables que se
iv te
de un coto redondo o de una
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E L PROBLEMA DE LA TIERRA 213
tinca inscrita bajo un solo nmero en el Registro de la Propiedad
o de heredades acotadas o amojonadas con linderos fijos o que
por su cultivo o planto no puedan confundirse con otras y que se
hallen arrenda das en lotes o porcio nes a diez pe rso na s, com o
mnimun, que las cultiven y labren directamente.
En este retracto el comprador sustituir al vendedor en todos
sus derechos y acciones.
Cuando un mismo dueo enajene un conjunto de fincas, el re
tracto no pod r ejercitarse po r un so lo arrendatario y respe cto a
una o varias fincas, siendo preciso que lo utilizaren respecto a la
totalidad de la finca, previo ac ue rdo , po r lo m en os , diez arrcn
datarlos.
Se considerar arrendatario a los efectos de los artculos pre
cedentes, a todos aquellos que mediante contrato escrito o aun sin
el, cultiven tierras ajen as, pag an do por ello una renta o merced
en especie o en frutos, ya sea fija o proporcional a las cosechas
obtenidas, debiendo acreditarse estos hechos, cuando no existe
contra to esc rito , po r medio de informacin testifical practicad a
ante ef juz ga do municipal de la vecindad del arre nd atario .
El plazo para ejercitar el deredio de retracto por los arrenda-
tarios, ser el de un mes con tado de sde que se inscriba la ena je
nacin en el Registro de la Propied ad correspo ndien te y, en su d e
fecto, desde que el retrayente hubiera tenido conocimien to de la
venta.
Cuando no exista contrato escrito, el retracto deber entablar
se dentro de los mismos plazos, pero no ser indispensable acre
ditar previamente la condicin de arrendatario, bastando con ale
garla y debiendo aportarse a los autos en el plazo mximo de un
mes, contando desde que se ejercite la accin, la informacin ju
dicial justificativa de dicha condicin.
Los arren datario s que ejercitasen el derecho de retracto co n
cedido po r e ste Real decreto no pod rn enajenar la parte de la
finca adquirida por cada uno de ellos durante el plazo de cinco
aos.
En los casos en que los arrendatarios no utilicen el derecho
de retracto, con forme a lo preven ido e a lo que antece de, podr
ejercitaHo directa y libremente la Direccin Genera l de Accin
Social Agraria, dentro del mismo plazo antes fijado, siempre que
preceda instancia de los co lono s y se cumpla con lo que dis po
nen los artculos 30 a 34, am bo s inclusive, del Real dec reto de 7
de enero de 1927.
El derecho de retracto que autoriza este Real decreto ser en
tod o ca so subsidiario del de colindantes qu e define el artculo
1523 del Cdigo Civil.
Las condiciones antedichas sern aplicables al derecho de tan-
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2 1 4 C O L O M A
t eo que tendrn los co lon os y e je rc ita rn con ar reg lo a lo d isp ue s
to po r e l Cd igo C i v i l .
C E N S O S
Lo s cens os , fo ro s , en f i teus is , com o as im ismo es tas t rad ic iO
nales form as jur d icas de cu l t ivo que tanto abu ndan en E sp a a.
la aparcer a, la ra ba ssa m or ta- , la maniposter a as tur ia na * , y
muchas m s, son ca mino s t i les para dar so luc in a muchos p ro -
b lemas campes inos de ra ra o s ingu la r contex tura . En la aparce
r a , el due o rec ibe co m o renta, un tanto p o r c iento de los f ru tos .
E l rabasaire es due o del d om in io t i l de la v i a, dura nte 50
a os en que se est ima la v ida de este arb us to. Tre inta ao s t iene
en cu l t i vo t ranqu i lo e l pomar as tur qu ien concer t la mamposte-
ra con e l du e o. S on verdad eras soc iedad es mercan t i les, ent re
capi ta l is tas ( ter ratenientes) e indust r ia les ( labra do res) , p ero so n
ante todo d iversas fo rmas de ar rendamiento .
Po dem os ase gurar que para determ inad os c u l t iv os , estas y
o t ras fo rmas de ar rendamiento , son y han s ido de innegab le
u t i l i^
d a d , d i f c i lmente sus t i tu b les con n inguna o t ra combinac in , inc lu
da la compra de la t ie r ra en la rgos p lazos . Por e l lo conv iene con-
serva r las , e i r las adap tando a los ca m bios , as de la ideo lo g a
en asuntos de agro, como de la tcnica; y se deben tener muy en
cuenta para dar so luc i n a con f l ic tos d i f c i les y am pl ia r su u so a
ter renos, gentes y labores que no lograran su d is f rute.
I ta l ia se pre oc up m ucho del con t rato de en f i teus is . E l p r o -
yec to de l Par t ido Popu lar , las conceda con can perpetuo i r re
d im ib le , con can red im ib le a los 30 a os , y con ca n re d i m i
b le en todo m om en to . Co nced a en f iteus is a fami l ias agr co las
numerosas .
E l p ro yec to re fo rmis ta daba a los ob reros de l ca m po f incas
en ennteus is perpe tuas , s iemp re que los con ces io nar ios en t rega
ran dos anual idade s ant ic ip ada s. Las parcelas eran de 1 a 6 he c-
tareas segn su fer t i l idad y d is tanc ia de poblado. Se tomaban las
f incas para es to con exprop iac in fo rzosa .
E l pro yec to F al c i on i , aada a las enf i teus is , las conc esione s
tempora les en ar r iendo o aparcer a , ind iv idua les o co lec t ivas .
He aqu a lgun as con dic io ne s bs icas de la enf i teus is en la le
g is lac in i ta l iana .
\ :
E l enf iteuta ha de ser cu l t ivad or d i re cto.
2.: La parcela y su can son ind iv is ib les. 3 . : El ar r iendo o ce
s i n es tn pr oh ib id os . 4 . : E s ina l ienab le m ien t ras e l ca n no
sea re dim id o. 5 .^ . E l can es i r red imib le hasta 50 a os , s i antes
no lo acepta e l pr op ie ta r io . 6 . : E l enf i tcuta no t iene derecho a
inde m niza c in po r me joras s i po r fa lta de pa go u o t ra cu lpa s u
y a , p ierde la parcela.
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E L PROBLEMA
DE LA
TIERRA 215
Indudablemente laenfiteusis,que es por muchos condenada
puede encerrar peligros,si nacede laexprop iacin forzosa,en
tincas bien llevadas,
o
de
cultivo
que
exige g randes extensiones
de terreno administradaspor lamisma mano ; pe ro ser tilsima,
cuandoseprocure lle ga ra ellaen condiciones favorables; acuerdo
coneldueodelfundo, caractersticas ec on m icas recom cnda *
bles para lap arcelacin,
etc.,
etc.
Han pensado quienes llevanen susmanoselde sarrollo
de
la
accin social sobreel nuevo rgimende latierraen laconvcnien-
n ^ -ff ^. '^J^ compradefundos por laapropiacin deldomi-
rZ H r=f S f ^ hereda des para cederlas parceladas enarrien-
^^9*1^ ^ ^ ossegnlasvarias frmulas jurdicas an tedi
r a s .
La
compra
de una
gran finca, para convertir
en
terratcnien-
ic s a
los
rente ros, tiene para esto s laobligacin dereunir
ac-
luaimcnte, numerario bastanteacubrirlospagos
de
amortizacin
c intereses, siempre cuantiosos;
ms
eldinero preciso para ab o
nos , ga na do s, semillas, labores,
etc., etc.; ms
lo quela familia
aci senarero hayadeem plearen alimentos, vestuarioy dems
necesidadesdesus miembros.Enconjunto una suma anualtal
Itlif^^^ ' ^ posibilidades,yaspue de resultarelfinalde-
sasn;ose paraelnuevoamoypara la obra social
rpn^?^H^"' '^ 'S'
^''^"datario,
un
enfiteuta,
un
. r abassa i r es
un
rf.flnf '' 'f'' '. *^"8ra seguroeldisfrutede latierradu-
fo r HiWn; .
^ ^ ' " '
^ '"7'2"*a aos, confacultades detransmitir
^LnZ^ " '^ '^ '?^tal derecho,esdueo de la
que
le importa
n . S 5 .P ^ ^ ^'^
^^
propiedadde lo
que
cultiva
le
tiene
sin
cuidado. Entoncesnotienequepreocuparse dereunirla enorme
ciradeamorhzacioneintereses ao sy
ms
aos siendo esclavo
b,
H
'
1? qu2
antes del dueo arrendador, ypod r atendera
la aemanda defondos requeridospor las necesidades cultoras,
v^i frff ^^'^
^^^^^
combinaciones,nohabra tantos terratenientes
voluntarios como para
la
venta
de sus
heredades, pero
en
ltimo
llev^nif f '^ '^ '^P'^^^" forzosa, deldom inio tilde lasfincasmal
dificuUad
^"^'^^P^''^'^^
^^ ' ^a "layo'' produccin resolverala
rrmlS'^^i^ agriculturadelN oroeste debisusalvacinen poca
F IA C H E
^ ^ " ^ ,^ ' establecimiento de lossistemas foratarios.
t i ios aetuvieron laemigracineintensificaron loscultivos.Se es-
aDiecianaveces .por lavidadelrecipientey sumujer,de unhi-
nn^ i ""^* * ^ bisnieto,etc.Deeste mo do asegurb ase
AlJ i / ^ permanencia deldominio til vinculadoen unafamilia,
d i l ^ r ^ ^
' P?
P'ocurbase
con
frecuencia
la
indivisibilidad
redoror
^\ ^ ' ''^ ^"^''^
^2'
foratario el .petrucio-ohe-
aunli l fh '^^egrttmasde suscoh erede ros cuando tenacon
queolas Ibaamortizandoenp lazos . Enocas iones acudael fo-
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216 COLOMA
ratario al subarriendo de su derecho, con lo cual surgan, do s
rentistas* c dueo del dominio directo y el usuario legal del
dominio til, viviendo a costa del trabajo del cultivador.En 1873, se dec lararon redimibles los foros, su bfo ros , rentas en
saco ,
cen sos frumentarios, rabassa morta y otro s establecimien
tos.
En Galicia se otorgaro n 4.082 escrituras de redencin y q u e
daro n liberadas 7.115 fincas, con un total de 1.410 hec trea s. P e -
ro,
suspendida la ley por decreto de 1874, en poco ms de veinte
aos volvieron a concertarse 1.950 foros, 1.018 censos enfituti-
eos y 1.239 consignativos, que gravaron 17.059 fincas.
Los 'treudos* aragoneses y los trebudos navarros dieron en
tales regiones el resultado que los foros en el norte y la rabassa
morta en Catalua.
PATRIMONIO FAMILIAR
Este como el hogar rural* tiene apasionados detractores y
grandes defensores. Indudablemente la divergencia de criterios
nace en numerosos casos del pas o la tierra que tiene ante sus
ojo s el opinan te. Hay terrenos y cultivos que piden el fam oso
homestead* ingls; fertilidad en el suelo, facilidad para cultivos
intensos, buenas circunstancias adyacentes de la produccin
(transportes, mercado, poblacin, etc.) Hay terrenos que por el
contrario, repelen de por s el patrimonio familiar por la irregula*
ridad de las cosechas y porque exigiran para constituirle, muchas
hectreas y caras labores (en Checoeslovaquia el mximo admi
tido,
es de 15 hectreas, en Bulgaria vara de 5 a 30 he ctreas).
Son elementos bsicos del patrimonio familiar su inembargabili-
dad, su indivisibilidad y su inalienabilidad.
sto ltimo, maltrata la equidad del reparto de la herencia pa
terna, pues un solo hijo ha de heredar el patrimonio'. Y aunque
se le obligue a indemnizar a sus coherederos en metlico, si nolo tiene habrn de drsele largas moratorias, que ser tanto como
adelgazar la herencia de los dems, hasta quitarla su mayor
valor.
As, pues, la indivisibilidad tiene un formidable contradictor en
la costum bre de hereda r todos los hijos. Pe ro en ste co m o en
otros casos hemos de poner los ojos en el bien social, anterior al
particular, y pensar que p or aqu vam os a la fijacin de un nm e
ro de peq ue as haciendas que sean tupida red de propietarios en
clavados en su terreno cultural. Y encerrando estas ventajas el
hogar rural no tiene el inconveniente de las vinculaciones de don
de nacieron dainos latifundios.
Dcese por otros que la inembargabilidad mata el crdito del
labriego, que es elemento necesario para el cultivo. M as puede
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E L
PROBLEMA DE LA TERRA 2 7
establecerse que sean embargables los frutos; y no debemos o l '
vidar el crdito personal, el pequeo, que le sera ms til y pre*
ciso,
ya que para poca tierra hace falta poco dine ro. Se apoya
com o aquellos prstamos sobre el hono r, de nuestros antiguos
psitos, en la honradez y laboriosidad del senarero. Adems c o '
mo el Estado da y expone dinero en muchas actuaciones de gran
des ventajas para la nacin - po r e jemplo en obras pblicas ,au x i '
l ios a la expo rtacin y a las industrias, admisiones temporales de
productos exticos sin aranceles, etc., etc. -p u e d e y debe e x p o '
ner fuertes sumas de num erario para sostener e intensificar un
crdito personal de tal modo conveniente.
En cuanto a su condicin de inalienable es de todo punto pre
cisa para impedir que lo que no pueden hacer ni la ley ni lo s
agentes exteriores lo haga el mismo labriego que disfruta el pa
trimon io fam iliar. Ha de tenerse en cuenta que este no es un bien
suyo sino en adm inistracin. Es el bien de su familia y de la que
despus de los miembros actuales la sucedan, en una continuidad
de generaciones innumerables; slo as tiene valor poltico y s o
cial el patrimonio familiar.
En todo caso el patrimonio familiar labriego, debe desapare
cer cuando pasa a manos de quien no sea labrador, y ser vendido
a labriego capacitado para tenerle cuando por abandono del t i tu
lar o muerte sin sucesin apta u otra causa de tal monta le deje
sin conveniente administrador.
Lo importante es que las leyes fiscales rodea ran de privilegios
a los patrimonios fam iliares; que bien merece tal beneficio, el
social y poltico que de la pluralidad de estos fundos perdurables
sobrevendra para la agricultura y para la nacin.
C O L O M A .
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a s i B c c x J V r o o u iM E 3 j v r A . I
EL CUIDADO ESPIRITUAL DE LOS EMIGRANTES ESPAOLES
CARTA PASTORAL
D E
E i l e v e r e i a e l [ a r te o a l M i s p o l e
T l e l o
M i i s M r
Ipos l i to d e B n p y C oria
AL CLBRO Y FIELES QUE LE ESTN ENCOMENDADOS
Conclusin)
O S
EMIGR DOS ESP OLES
Si importancia extraordinaria reviste la cuestin de la emigra^
cin en todas las naciones euro pe as se presenta entre nosotros
con caracteres de una gravedad alarmantsima.
Espaa con Italia figura a la cabeza en las estadsticas de emi
gracin en proporciones insospechadas.
Bastar citar a nuestro propsito unas cuantas cifras nada
m s tomadas todas de los anuarios estadsticos oficiales.
Nos fijaremos nicamente en la emigracin espa o la de este
mismo siglo ya que los datos pueden ser ms exa ctos.
Desde el principio de siglo hasta el ao 1911 salieron de los
puertos espa oles1 300 711emigrantes correspondiendo un p ro -
medio anual de 118.711 voluntariamente expatriados.
En los ao s de 1912 y 1915 s lo la emigracin esp a ola a
Amrica y Filipinas alcanz el nm ero de 345.443 es pa o le s.
El ltimo anuario estadstico oficial publica los da tos co rr es
pond ientes a la emigracin trasocenica esp aola desde el ao
1920 hasa el mes de abril de 1927 resu ltando que aun en esta
poc a pr spe ra p ara nuestra patria libre de las consecue ncias te
rribilsimas de la guerra euro pea han ab ando na do el suelo es pa
ol 569.020 de sus hijos para ir a comer el duro pan del destierro.
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SECCON DOCUMENTAL 219
al que voluntariamente se han sometido o acosados por la nece
sidad o acuciados por malsanas ambiciones.
Nmeros son los citados que aterran, sobre todo si se tiene
en cuenta que no revelan el verdado estado de la emigracin es
paola, ya que contienen tan slo los datos de la emigracin ma-
rtima por nuestros puertos, siendo incalculable el nmero real de
ios que traspasan los Pirineos o salvan la frontera portuguesa pa-
ra no regresar ms a su patria.
Otra circunstancia muy digna de tenerse en cuenta viene a
agravar la importancia de la emigracin espaola.
Los anuarios oficiales registran nicamente la emigracin que
pudiramos denominar legal, pero estn muy lejos de consignar
la verdadera cifra de la emigracin efectiva, como se desprende
del slo dato de que en los nueve primeros aos del siglo la emigracin
cl ndestin
a la Repblica Argentina ascendi a la cifra
de 159.14S espaoles.
Hemos querido, venerables Hermanos y muy amados Hijos,
ser tal vez excesivamente nimios en estas cifras, porque con la elo
cuencia de los hechos vienen a ponernos delante la gravedad ex
traordinaria del mal de nuestra emigracin.
Bien podem os aseg urar sin riesgo de error, que adem s de la
Espaa que vive feliz en nuestra pennsula disfrutando de los en
cantos del suelo que nos vio nacer, hay otra Espaa tan numero
sa que vaga errante por las diversas regiones del mundo gustan
do las hieles del destierro y que, llevando la misma sangre de
nuestras venas, no se ve correspondida en la solicitud y el amor
verdadero que por tantos ttulos la debemos. Porque cualquiera
que sean la suerte que corran sus asuntos temporales, es lo cier
to que estos millones de hermanos nuestros estn necesitadsi
m os y ham brientos del pan del alma, que no tienen quien s e lo
distribuya; es lo tristsimam ente cierto que yacen ab an do na do s
como ovejas sin pastor.
Tenemos a la vista una recentsima Memoria que pocas sema
nas hace se Nos ha enviado desde America del Sur, en la que se
desc ribe el cuad ro tristsimo que ofrecen, de sde el pun to de vista
espiritual, los espaoles que pueblan aquellas Repblicas.
Estos mismos das Nos han llegado datos que creemos fide
dignos de la situacin religiosa de los espaoles que emigran a
Marruecos. Se comprueba que el exiguo nmero de Sacerdotes
en nuestra zon a de protectorado est en manifiesta de sp ro po r
cin con el lgico y cada vez m s intenso crecimiento de las c o
lonias catlicas espaolas en aquella regin.
En 1900, cuando escasamente haba 2.000 espaoles en elNorte de Marruecos, existan entre las Misiones de Tclun, de La-
rachc y de Alcazarquivir diez Misionero s; en la actualidad pa san
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RZOBISPO
DS
TOLEDO
de 60.000 los espa oles y no hay ms que dieciseis Sa cerd otes ;
llegndose a la conclusin de que un tanto por ciento crecido de
espaoles all residentes no pueden oir Misa los das de precepto
por falta de Ministros del Seor.
Mas al fin, los espaoles emigrados en America del Sur cono-
cen la lengua del pais y pueden utilizar el m inisterio pa sto ral de
los sacerdotes indgenas; los espa oles emigrados en M arruecos
encuentran el auxilio de lo s Ca pella nes de nuestro Ejrcito y el
de algunos otros Sac erdo tas o Religiosos con sag rad os a la en -
seanza; m as se presenta con caractere s de inaplazab le urgencia
el cuidado espiritual de los emigrados espaoles en pases de di
versa lengua, y en particular e cuidado espiritual de los e sp a -
oles de Francia.
L BOR POSTLIC URGENTSIM
No hemos dudado en calificar con el nombre de labor apost
lica urgentsima la que debe desarrollarse inmediatamente, prin
cipalmente en las regiones meridionales de Francia, y si fuera po
sible, en toda Francia respecto de nuestros pobres emigrados.
Muy cerca de dos millones de esp oles estn hoy esparcidos
po r las ciudades y cam pias de Francia y yacen en el mayor de
ios abandonos, que han motivado rccientsimas quejas amargu-
simamente expresadas en un exaltado manifiesto enviado por los
emigrados de nuestra patria desde una de las ciudades de la Re
pblica francesa, y que hoy mismo ha llegado a Nuestro conoci
miento.
Es preciso reconocer sinceramente que si no en todo, est al
menos en parte justicada esta protesta, escrita en trminos que
frisan con la des esp erac in que c onduce a la rebelin y a |a
anarqua.
Es preciso reconocer que no nos hemos preocupado lo bas
tante de la situacin ang ustiosa espiritual y temporal po r la que
atraviesan miliares de herm ano s nuestro s que viven pena nd o tan
cerca de nosotros.
El ao pa sad o recibieron varios O bis po s esp a ole s una carta
en demanda de auxilio espiritual para los em igrados esp ao les
de Francia.
En esta ciudad, se deca, somos cerca de 30.000 espaoles y
no tenemos un sacerdote siquiera que conozca nuestra lengua
con quien podamos confesar para cumplir el precepto pascual, ni
tenemos ocasin de oir una sola vez en el ao la palabra de Dios
en nuestro idioma patrio.
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SECCIN DOCUMENTAL 221
y no es este un hecho aislado, sino que constituye norma bas'
antc comn en las colonias espaolas de Francia.
Un abonado testigo presencial escribe: Hay en Pcrpignnan
25.000 a 30.000 espaoles; en Narbonnc unos 10.000, otros tantos
en Carcasonne. De o a 6.000 en Castres, con fuertes ncleos en
los vecinos pueblos industriales como Saix, Labastide y Maza*
met. En Toulo use hay u nos 45.000; muchsimos tambin en Albi y
en Montauban. De 340 Municipios del Herault, 315 albergan buen
nmero de compatriotas nuestros; en algunos de ellos los n'
cieos son muy crecidos y van aumentando constantemente.
Es verdad que hay iniciadas algunas obras en Francia en fa*
vor de los emigrados espaoles, como son los solares espao'
les,
entre los que ha adquirido ms celebridad el Solar espaol
de Burdeos y las Misiones apostlicas, como la permanente Mi'sin espaola de Pars, al cargo de los Padres Misioneros del In*
maculado Corazn de Mara; las de Beziers, de Tarbes, de Albi,
de M azamet y de To ulou se, que se deben al celo del C entro
Apostlico de San Rafael.
Mas no es meno s cierto, y tenemos de ello com probantes
elocuentsimos, que estas obras se desarrollan con extraordinaria
dificultad por falta de medios y de cooperacin; como es asimis'
mo cierto que apenas son conocidas en Espaa.
Por Nuestro cargo de Arzobispo de Toledo somos vocal nato
del Solar esp ao l de Bu rdeos, por el que tanto inters tiene d emostrado S. M. el Rey (q. D. g.), acogiendo la obra naciente bajo
su augusto patrocinio. Y con este motivo hemos tenido ocasin de
apreciar los esfuerzos heroicos que estn haciendo, casi en el va-
co,
no slo los abnegados Misioneros de la Compaa de Jess,
que estn encargados de la direccin del Solar espaol de Bur'
dos, sino los dignsimos vocales del Patronato que le cobija.
Qu pena tan honda nos produjo escuchar de labios del Padre
director del Solar la situacin religiosa de los 50.000 espaoles
que en su mayor parte drrastran una msera vida material y mo'
ral en algunos barrios y suburbios de la populosa ciudad deBurdeos
Qu cuadro tan ang ustioso el que Nos traza de esto s po bre s
espaoles un testigo presencial
Venidos de tod as las regiones de E spa a , escassimo s de re-
cursos, confiando slo en su voluntad de trabajar, vnse obliga'
do s a habitar con sus mujeres e hijos, frecuentemente nu m ero sos ,
barr aca s insalubres o c asuch as miserables de los barrios bajos de
Burdeo s, hacina dos, casi careciendo, no s lo de toda c om odidad,
sino hasta de aire, de luz... El trabajo es generalmente penoso
para los que no poseen un oficio, que son los ms; tanto a veces
que lo rehusan los naturales del pas. Y es lamentable verles tra'
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222 ARZOBISPO DE TOLEDO
tados como bestias de carga para ganar un sueldo insuficiente a
las necesidades de su hogar... El abandono religioso en que viven
es particularmente lamentable. Muchos o casi todos, han olvida
do por completo toda prctica piadosa, y no han entrado en una
iglesia des de que dejaron su tierra, ya por no con oc er el idioma,
ya por vivir lejos, y, ms que nada, por hallarse paganizados por
el ambiente de un pa s que en materia religiosa est tan distante
del suyo.
Cmo contrista pensar que son estos los espaoles ms aten-
didos, al fin y al cabo, en lo espiritual y en lo temporal, por esta
institucin tan empapada en espritu cristiano y patritico, los eS'
paoles ms atendidos, tal vez, entre los dos millones de espa-
oles que habitan en Francia
Mientras los Prelados espaoles, a quienes tiempo hace tiene
preocupados hondamente esta gravsima necesidad espiritual de
sus hijos aus en tes, organ izan debidamente en forma estable, la
ob ra en favor de los em igrados, urge aplicar de m om ento el re*
medio que est en nuestras manos, y a este fin se encamina Nues
tro llamamiento que de lo ntimo de nuestra alma os dirigimos por
medio de esta Carta.
lAh, si Nos fuera dado que nuestra voz, que es la voz de mi
llones de alm as, repercutiera v igorosa m ente en los confines to
dos de la Patria para excitar los corazones de los sacerdotes, de
los religiosos y de los fieles a esta gran cruzada de reconquistar
para el Corazn de Jesucristo a nuestros hermanos
De spus de Pascua de Resurreccin, de acuerdo con los Re
verendsim os Prelado s y con nuestros m isioneros de Francia, se
organizar una campaa para misionar a los espaoles de Sur de
Francia y prepararles convenientemente al cumplimiento pascual.
N o habr entre nuestros sacerd otes quienes con la anuencia
de sus Prelados, y religiosos que con la licencia de sus superio
res , se ofrezcan generosamente a esta empresa?
No habr fieles que, convencidos de la trascendencia de esta
importantsima ob ra de celo y de san o patriotismo , se presten a
ayudar con sus oraciones y sus donativos a su realizacin?
No habr peridicos catlicos que coadyuven, por los pode
ro so s m edios de que dispon en, a despertar el inters nacional en
favor de esta obra?
Por lo que toca a las Dicesis amadsimas que Nos estn con
fiadas, abrigam os la co nso ladora esperan za de que darn cum
plimiento fiel a las palabras con que termina el Motu proprio
en favor de los emigrantes, el Soberano Pontfice Po X, de santa
memoria.
Confiamos en que cuan tos de verdad profesan la fe catlica
promovern obra tan santa, establecida para la salvacin de sus
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SECCIN DOCUMENTAL 223
hermanos con sus oraciones y con sus riquezas, segn la posibi
lidad de cada un o, teniendo po r cierto qu e el Sum o Pa stor y O b is
po de nuestras almas recompensar en los cielos con un premio
amplsimo el cumplimiento de este deber de caridad.
Estos son. Venerables Hermanos y muy amados Hijos, los
anhelos que abriga respecto de vosotros vuestro amantsimo Pa
dre que de corazn os bendice en el nombre del t Padre y del
t Hijo y del t Espritu Santo.
En Toledo a 28 de febrero de 1 9 2 8 - 1 P E D R O , CARDENAL SE
GURA Y SENZ, A rzobispo de To ledo y Adm inistrador Apo stlico
de Burgos y Coria.
EXHORTACIN PASTORAL
D E L
x c e k t i t f s i m o s e i o r r z o b i s p o d e V a l l a d o lM
SO B R E L INM OD ESTI DE L MUJER
EN EL VESTIR
A nuestro venerable Clero y pueblo fiel:
A tal extremo ha llegado, venerables Hermanos y amadsimos
Hijos nuestros, la despreocupacin moral de la mujer en el ves
tir, que puede asegurarse, sin temor a exageracin de ningn g
nero,
que con ella acusa un olvido total, un desprecio completo
de la modestia, del recato y de la honestidad, cualidades todas
que constituyen el ornato ms preciado de la mujer y pesan como
un deber sagrado sobre la conciencia de todo cristiano, pero de
modo especial sobre el sexo femenino.
Por atrevido que parezca nuestro aserto, no necesitamos, por
desg racia, probar su verdad, po rqu e la mujer misma se encarga
de haceria demasiado evidente ostentando, con ufana propia de
una elevada y noble funcin, su torpe y escandalosa desnudez
por calles y plazas, por salones y paseos, sin que tenga reparo
alguno en llevada tambin a la casa de Dios, ante el Santo de los
Santos, con la insana pretensin de unir su vida mundana con la
vida celestial del Cordero Inmaculado en el augusto Sacramento
del altar.
Ninas y jvenes, solieras y casadas, adolescentes y de edad
ya provecta, no saben rasistir las seducciones de Satn, que ha
encontrad o en ellas dcil instrumento pa ra proclam ar el re inad o
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Jams haremos a la mujer la injusticia de suponerla en plano-
tan bajo, indigno y deshonroso como el que le designan sus amos
y tiranos, los modistos; pues harto conocemos las buenas pren*
das que la adornan y los sentimientos que la enaltecen, lo cual
precisamente nos ha movido a dirigirla el presente aviso impreg'
nado del ms puro e intenso amor paternal, que se traduce en
disposiciones encam inadas a romper la vergon zosa amarra qu e
impide a la mujer caminar airosamente por la senda de la perfec
cin cristiana, que es e principio nico e ind ispensable de su fe*
licidad.
Pe ro tam poco podem os negar la existencia de una realidad
viva y palpitante* que deseamos presentar con toda su crudc
za y fealdad a la mujer, para que, impresionada por ella su sen--
sible corazn, y conmovido su delicado y tierno espritu por las
transcendentales y funestas con secu enc ias que de aquella se deri--
van, se resuelva, en un arranque femenino, a rendir el debido cul'
to y oncedcr su importancia efectiva en la vida individual y so'
cial a la modestia y honestidad cristianas.
Esa realidad, que por su actuacin pblica, vigorosa y cons
tante, se impone al conocimiento de todos y no nos es lcito
ocultarla cuan do velam os po r la salvacin de las alm as, a la s
cuales debemos la explicacin de la verdad, que las har libres,no es otra que el hecho de qu e, si bien la mujer catlica nos
hizo concebir alguna esperan za de que deseaba retornar a la
sombra y amparo de la virtud que la realza con la aureola del ho
no r, del resp eto y de la estimacin , los hcdios real es , efectivos
eirrecusables, tambin han venido desgraciadamente a demos
trar que a la mujer no le guiaba en ello el propsito de satisfacer
las delicadas exigencias del pudor, ni el de atender los suaves
y encantadores requirimientos de la honestidad.
Porque est en el nimo de todos, y la sinceridad de la mujer
lo confiesa de pla no , que si esta cerr y alz los esco tes y alarg
las mangas de sus vestidos cubriendo lo que la decencia y el de
coro reclaman que permanezca siempre cubierto, lo hizo exclusi
vamen te po r seguir y ejecutar com o autmata otra orden, otro
capricho ms de los inventores de la moda, sin tener en cuenta
que haba desprec iado las continuas y vehementes exh ortacione s
del Vicario de C risto, de los Pre lado s de la Iglesia y de los sace r
dotes del Seor, quienes se vieron en el duro trance de impedir la
entrada en el templo y de negar la Sagrada Comunin a las obs
tinadas en profanar el lugar santo con su escandalosa inmodestia
y en acercarse a la Sagrada Mesa, posedas del espritu munda
nal,
incompatible con el Cuerpo santsimo de Cristo.
Lo que ms aflige nuestro espritu de Padre y Pa stor es la
ms profunda conviccin de que la resistencia de la mujer a se *
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296 ARZOBISPO DE VALLADOLID
guir las tantas veces repetidas prescripciones de la Iglesia sobre
la inmodestia en el vestir desapa rece ra al punto con un sim ple
gesto de la moda cuyos m anda tos haba de ejecutar con agr ado
bajando hasta los tobillos el vestido que ap en as cubre ahora las
rodillas lo cual indica que ia mujer no slo relega a lugar se cun-
dario la honestidad en el vestido sino que presc inde en absolu to
de ella para no atenerse ms que al absoluto imperio de la moda
que la halaga para escarnece rla y la adula para degradarla com o
a esclava incondicional de la misma.
Se desprecia y esca rnece la voz de Dios para escuchar con
plena sumisin el traidor canto del mundo; se abandona a Cristo
para seguir a Luzbel; se cierran los ojos a la luz que no s ense a
la verdad con toda s sus asp ere zas y esp inas pero tambin con
tod os sus con sue los y satisfacciones y se lanzan a las tinieblas
del sentido de las pas ione s y de la sensualidad en cuyo cam po
ag itado y revuelto se confunde el bien con el mal se llama bu e-
no a lo ma lo y ma lo a lo bu eno aplicando a toda la actuacin
humana un criterio verdaderam ente am oral que no es otro que el
de la propia comodidad por los g oces de la vida del todo irre-
ductible con la virtud el sacrificio la dignidad y el de co ro .
Nos resistimos a creer que de los delicados labios de una mu-
jer catlica pueda brotar conscientemente po r lo me no s aquel
grito de los judos: Nolumus hunc regnare super nos: No quere-
m os que este reine sobre nosotras para moderar nuestros gu s-
tos en lo que se refiere al vestido aun que ste deje com pro m eti-
do el pud or y el deco ro de la mujer; no q uerem os que Cris to
reine sob re nos otra s siquiera para prevenir del mal a tantas al-
mas especialmente a las de los nios y ado lescen tes que en -
cuentran en esas desnudeces la piedra de escndalo con que tro-
piezan y caen rompiendo el frgil vaso que contena el aroma de
la gracia y de la inocencia; no querem os que Cristo reine sob re
no so tras para salvar la tranquilidad y la paz de la familia que
se debilita y decae si no cuenta con el apoyo de una mujer fuerte
que sacrifica la frivolidad y vana ostentacin en aras de las virtu-
des domsticas; no queremos que Cristo reine sobre nosotras
para evitar el bocho rnoso cuadro de que se ofrezca el cuerp o de
la mujer sem idesnu do a las miradas de los hom bres muchos de
los cuales no buscan en ella ms que la torpe satisfaccin de sus
sentidos; no que rem os en fm que Cristo reine sob re noso tras
para librar de tantos males y peligros como rodean a la misma
mujer elevada po r el Seor a una misin social eminente de la
cual se aleja en el mismo gra do en que apa rece com o instru-
mento de pecado y como fomentadora de ciertas bajas pasiones
que embrutecen y degradan a la criatura racional.
Concluir.)
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El XXV aniversario de la muerte de Len XIII. - El mensaje del Santo Padre al
Episcopado chino. -Congreso de los estudiantes catlicos en Cambridge.-
Conferencia internacional de los partidos populares cristianos,- Los catlieos en la quincena social. -Varias semanas sociales (O.xford, Miln, Pars).
- D o s asam bleas sociales catlicas en F ran cia .-A nte el Congreso euca-
rstico en Australia.
Q ue rem os abrir esta crnica con una conm em oracin gloriO
sa : la del XXV anive rsario de la muerte del Pa pa Len Xlll, s o -
Icmnemcnte celebrado el 18 de julio ltimo.
Con este motivo pro pio s y ex traos , creyentes e incrdulos,
han rendido a la memoria del gran Papa de los obreros, que co-
m dijo un escritor-E. M. de Vog ^ reanud la tradicin de los
grand es p ap as medioevales eman cipadores de multitudes y leg is
ladores sociales, un homenaje de admiracin y de respeto.
Imposible resumir en este lugar la obra gigan tesca llevada a
cabo por l. Restauracin de ios estudios filosficos, teolgicos
bblicos - diremos con uno de sus ms valiosos auxiliares, el
cardenal Vannutelli-enseanzas que han enriquecido la doctrina
y la piedad catlicas, relaciones con los Estados, que han servido
a la vez al prestigio de la Santa Sede, a la grandeza de la Iglesia,
la irradiacin de su influjo y a la libertad re ligio sas, iniciativas p rO
pas para dar un nuevo impulso al ap os tola do m isionero, a con^
ducir al hogar maternal de la Iglesia a sus hijos ex trav iados, o
reco rdar al mundo turbado po r las convulsiones sociales las re*
glas saludables de la justicia y de la caridad , ac tos atrevidos y
generosos para el desarrollo de la cultura cientfica o el progreso
de las artes, nada ha perm anecido extrao a la accin de Len
Xlil, accin de una inspiracin verdaderamente sobrenatural y al
mismo tiempo maravillosamente adaptada a las circunstancias de
lugar y de tiempo.
Esa accin ha sido de consecuencias incalculables para la vi
da de la Iglesia y no es aventurado afirmar que en muchos rde-
ncs ha se alado la orientacin que los cat licos , bajo la sabia
direccin de sus sucesores, han desenvuelto posteriormente.
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228 MANUEL FERRER
El Santo Padre ha dirigido al pueblo chino un mensaje impor
tantsimo que revela la continuidad en lo que se ha llamado su
poltica de misiones.
Co m ienza rec ord ando que el Pontfice ha sido el primero en
r r a la China no s lo bajo un pie de perfecta igualdad, sino
con una actitud de verdade ra y especial simpata, consa gra nd o
por su mano en Roma a los primeros obispos chinos. Da des
pues g racias a Dios por el fin de la guerra civil y hace voto s por*
que sea instaurada as una paz duradera y fecunda fundada en
los principios de la caridad y de la justicia. Para la realizacin
de esa paz-escr ibe e l Papa- -desea que sean p lenamente reco
nocida s las legtimas aspirac ione s y dere cho s de un pueb lo que
es el ms nu m ero so de la tierra, pueblo de antigua cultura que
conoci periodos de grandeza y de esplendor y al que est reser*
vado un gran porvenir si se mantiene en los caminos de la justi
cia y del orden.
Recuerda despus que la Iglesia catlica ensena la sumisin a
los Poderes constituidos, a los que pide slo para sus misioneros
y fieles la libertad y la seguridad del derecho comn.
Recom ienda finalmente a los ordina rios la orga nizac in de la
Unin Catlica entre los fieles de am bos se xo s, muy es pe cia l
mente entre ios jv en es, a fin de que sean eficaces auxiliares de
la e vangelizacin.
No es preciso insistir acerca de la importancia de este mensa
je. Una vez m s la Iglesia ap are ce desligada de todo lo que no
sea el cum plimiento de su divina misin, ac om od n do se a las
circunstancias de lugar y de tiempo. Su causa apa rece sep arad a
de la civilizacin europea, con la que algunos catlicos equivoca
dos parecen confundirla.
No, la Iglesia no es europea ni asitica, latina ni oriental, co
m o no es tam poc o monrquica ni republicana. A la hora en que
una parte de la Jffe catlica trata en algunos paiscs de identifi
carla con la cultura occiden tal, el gesto de la San ta Se de no
puede ser ms oportuno.
En Cambridge se ha verificado el VIH Congreso internacional
de los estudiantes catlico s, organiza do po r la asociacin
Pax
Romana
Asistieron representantes de ms de
2
naciones, no s
lo de Europa sino de todo el mundo, ya que los hubo de China,
de los Estados Unidos y de la India.
Tema preferente del Congreso fu el estudio de la cuestin de
la unin de la s iglesias, materia de tres interesa ntes informes o
memorias debidas a Belloc, Presidente del grupo universitario de
Sevilla, al Pa dre Suen S. ]. pro fesor de la Universidad de W as
hington y al seor Clayton de Oxon.
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REVISTA SOCIAL INTERNACIONAL 229
La sesin de clausura tuvo lugar en Londres. En ella se ano*
taron diferentes acuerdos en orden a las relaciones entre las va
rias asociaciones estudiantiles catlicas. Se procedi tambin a
la eleccin del consejo de direccin para el ao 1928-1929, co
rrespondiendo la Presidencia a Espaa.
Como es sabido el prximo Congreso se verificar en Darce*
lona.
Se ha verificado en Bois-le-Duc (Holanda) la IV Conferencia
internacional de los partidos demcratas populares de inspiracin
cristiana. Ha presidido el Barn Buys de Beernebronch, presidente de la Cmara de los Paiscs Bajos
han asistido representantes
de Blgica, Holanda, Luxemburgo. Alemania, Suiza, Hungra, Li-
tuania y Francia. Los afiliados de Espaa, Austria, Polonia y Che
coeslovaquia enviaron informes acerca de la obra legislativa rea*
iizada en los respectivos pases durante el ltimo ao.
Do s puntos principales fueron exa m inad os po r la Asamblea:
la situacin del mundo desde el punto de vista social cristiano y la
organizacin y los trabajos de la Sociedad de las N aciones. R e s
pecto del primero el Congreso comprob el progreso de los dis*
tintos partidos en todos los pases y el camino que se van abrien
do en la opinin com o en la legislacin, las idea s que lo s infor
man. En cuanto al segundo se acord sos tener con la fuerza de
los respectivos partidos, la obra llevada a cabo por la Sociedad
de las Naciones. Se vot adems una entusiasta mocin de adhe-
sin al pacto Kellog-Briand contra la guerra.
Pars ha sido teatro durante la primera quincena del pasado
julio de varios congresos internacionales de carcter social, cuya
celebracin simultnea y con certada ha constituido lo que se ha
llamado la quincena social internacional; congreso de la habita-
cin y de la organizacin de las ciudades, congreso de la asisten
cia pblica y privada , co ng reso de la Protecc in a la Infancia,
congreso del servicio social.
Imposible indicar aqu siquiera sea someramente, el desenvol
vimiento de estas as am ble as , que han puesto en contacto a los
hombres de unin y a los funcionarios del trabajo.de los ms di
versos pases. nicamente nos importa hacer constar la valiosa
colaboracin en ellas de los catlicos sociales de todo el mundo.
As el seor Mans, director de la Oficina de Proteccin a la Infan
cia de Bruselas, hizo un interesante informe en el Congreso, a tal
cuestin dedicado; el doctor Joeger, madame Weber, diputado en
el Reichsag, tuvieron afortunadas intervenciones en el del servicio
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230 MANUEL FERRER
social, y en el comit permanente que ha de ocuparse de la va-
ricdad de asuntos comprendidos bajo este nombre figuran el Pa
dre Desbucquo is, mademoisellc Stalmant, Adeodafo Bo issard y
otras notabilidades catlicas.
Organizada por la
atholic Social Guilde
se ha verificado en
Oxford en los primeros das de agosto una interesante semana
social. La familia es para los catlicos ingleses como para los
de otros pases tema de palpitante actualidad. En efecto, la mayo-
ra de los cursos han versado sobre los deberes familiares, sobre
el bien de familia, sobre el eugenismo.etc.
Otros han estado dedicados a exponer las principales organi
zacion es sociales catlicas del extranjero, y han sido da do s por
especialistas de los pases respectivos. As el profesor Bruncr de
Karisruhe, habl de las de Alemania, ei P. Quittn, de la Unin
Popular, de las de Francia.
En Miln y en la Universidad catlica del Sa grad o Cora zn
tendr lugar en septiembre prxim o la XV sem ana social de los
catlicos italianos.
El tema elegido el presente ao parece rebasar la esfera de
lo prop iamente social. Versar aqulla, en efecto, so bre la ver-
dadcra unidad religiosa, segn la encclica Mortalium nimos.
Como se ve lo social va rebosando cada vez ms los lmites
estrechos con que an tao lo conce bam os. To do cuanto interesa a
la s o c ie d a d -y nada ms interesante que la unidad religiosa del
m u nd o -e n tra en el concepto de lo social .
Oportunamente publicamos el programa de la semana social
de los catlicos franceses verificada en Pars en julio ltimo y en
el nmero anterior com entb am os la importante declaracin de
apertura leida po r Lorn sob re el concepto y las deformaciones
de la caridad.nicamente diremos aqu que la importancia de las lecciones
en las que se ha pasado revista a la inmensa labor caritativa rea
lizada por la Iglesia y se ha examinado la idea cristiana de caridad
en todos sus aspectos, poniendo de relieve su divina fecundidad
en relacin con las necesidades de la sociedad presente, harn
seguramente de esto s cu rsos un o bligado libro de consulta para
el socilogo y el apologista.
La aprobacin de la autoridad suprema no poda faltar a estos
meritorios obreros del reino de Dios. En efecto, el Padre Santo
dirigi a los semaneros una importante carta donde bendice sus
trabajos.
E ella se recuerdan las palabras de Len XIU, el cual despus
de dar en la Encclica Rerum Novarum altas lecciones de ju sti
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REVISTA SOCIAL INTERNACIONAL 231
cia manifest que cl remedio de los males sociales slo podrn
espe rar se de una ardiente efusin de caridad, declaracin que
no se aplica slo a la cuestin obrera, sino a las restantes rcla^
ciones humanas.
E s - d i c e el Pontfice - que en los coraz one s donde se refleja
la bond ad divina, la justicia, se impregna de am or . No levanta
unos contra otros a los hombres enemigos, sino antes bien, ios
reconcilia porque resuelve a fondo sus conflictos. Por eso la jus'
ticia, as vivificada por la caridad, es la gran obrera de paz.
Con la justicia, la prudencia, la fuerza, la templanza, esas vir*
tudes morales indispensables al orden social, toman en la caridad
una fuerza secreta. De aquf-prosigue la carta-que los hijos fiC'
les de la Iglesia, siguiendo los dictados de la caridad, trabajen en
organizar los engranajes sociales de suerte que por su juego na'
tural paralicen los esfuerzos de los malos y hagan asequible a
toda buena voluntad su parte de felicidad temporal.
El cong reso nacional de la unin de las ob ras obre ras verifi'
cado en Angers, ha sido muy interesante. Ha estado dedicado a
las ob ras juveniles, cuya acertada organizacin tanto preo cupa
hoy en el mundo catlico.
Fueron presentadas monografas de diferentes obras de esta
ndole y los o rad ore s desenvolvieron temas tan impo rtantes co m o
la formacin profesional y tcnica dentro de aquellas, la necesidad
de la educacin cvica de los jvenes obreros, la preparacin de
los jvenes para la familia futura en el seno de los patronatos, la
posicin de la juventud catlica con respecto a estos ltimos, los
crculos de estudios, etc.
Se ha verificado en Grenoble c con gre so nacional de la Aso
ciacin Catlica de la juventud Francesa.
Al C on gre so ha preced ido una encuesta cerca de los
4 X)
crcu '
los que la integran acerca del tema elegido para sus deliberacin
nes: La unin catlica.
Resultado de ella fueron unos cuantos substanciosos informes
sobre:Lo que es la unin catlica el espritu y los mtodos de
unin catlica la unin catlica pvr el apostolado la unin ca-
tlica ylas instituciones la preparacin de los jvenes a la unin
catlica etc.
Como resultado de sus tareas, el Congreso formul las con
clusiones siguientes:
1 .
Q ue la asociac in desenvuelva la formacin d e sus miem^
bros intensificando en ellos la vida sobrenatural y el conocimiento
de la doctrina, principalmente de las encclicas pontificias,