Revista Toma y Lee 2009. Asociación de Antiguos Alumnos Agustinisanos de León

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TOMA Y LEE Tolle, lege

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Toma y LeeDiciembre 2009

Tolle, lege

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En reunión de la Junta Directiva se acordó fijar la fecha del 29 de Enero de 2010, viernes, a las 8 de la tarde en primera convocatoria y a las 8,30 de la tarde en segunda, para la celebración de la Asamblea Gene-ral Ordinaria en el Salón Parroquial Padres Agustinos (Gran Vía de San Marcos), con el siguiente:

Orden del día1) Lectura del Acta de la Asamblea anterior y, si procede, su aprobación.2) Estado de cuentas.3) Presupuesto para el año 2010.4) Resumen de actividades año 2009.5) Elección de los Censores de Cuentas y dos Suplentes.6) Ruegos y preguntas.

Queridos compañeros:

Un año más, recibís en vuestras manos TOMA Y LEE y a través del cual quiero enviaros, en nombre de esta Junta Directiva, un fraternal sa-ludo.

Necesitamos seguir impulsando nuestra Aso-ciación y no sólo con el aporte económico, sino con vuestra presencia en las Asambleas, con vuestra colaboración a cualquier otra actividad, con la asistencia a la Eucaristía que celebramos anualmente por nuestros profesores y compañe-ros fallecidos a lo largo del año.

Y, cómo no, quiero haceros llegar en esta próxima NAVIDAD la mayor de las felicidades y que el NUEVO AÑO venga cargado de ESPE-

RANZA, ALEGRÍA y PROSPERIDAD para

toda la gran familia que formamos los Antiguos

Alumnos Agustinianos del Colegio de León.

También quiero manifestaros el gran apoyo

que debemos prestar a los valores que nos in-

culcaron en el Colegio la Orden de San Agustín,

aunque alguno se empeñe en denostar a la mis-

ma y a los miles de alumnos que en dicho Cole-

gio recibimos una Educación en Valores.

Muchas gracias a todos por vuestro apoyo y

recibid un fuerte abrazo.

Vicente Luis Gutiérrez

Presidente

Saluda del PreSidente

Asamblea de la Asociación

CróniCa Breve

JUNTA DIRECTIVAConsiliario: P. Maximino Fernández García

Presidente: Vicente Luis Gutiérrez Fernández

Vicepresidente: Ramón Pérez Martínez

Secretario: José Ignacio Gómez Campillo

Vicesecretaria: Ana Díez-Ordás de Cadenas

Tesorero: Vicente Luis Gutiérrez Álvarez

Contador: José Luis Barrientos Barrientos

Vocales: Ricardo Aller López, Miguel Ampudia Díez,

Juan Brun Placer, Javier Cañón Feliz, Javier

Cuadrado Diago, Raúl Iglesias Ponce, Javier

Martín Egüen, Pablo Martínez Muñoz, Carlos

Pérez Martínez, Francisco Reguera Reguera

y Margarita Simarro Pedreira.

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Como viene siendo costumbre desde hace ya muchos años me enfrento una vez más ante el folio en blan-co para intentar transmitiros un pequeño resumen de lo acontecido a lo largo del último año en el seno de nuestra Asociación. Os aseguro que no es tarea fácil re-coger en unas pocas líneas las actividades realizadas y, sobre todo, los sentimientos vividos en este periodo de tiempo.

En Enero, como en años anteriores, tuvo lugar en la Parroquia de Nuestra Madre del Buen Consejo la Misa en memoria de todos los asociados fallecidos, recordan-do en especial a aquellos que nos dejaron en el año 2008. Seguidamente se celebró la Asamblea General Ordinaria de la Asociación en los locales parroquiales. Como en ediciones anteriores, la presencia de asociados fue muy escasa. No me cansaré de repetir la importan-cia de asistir a estos dos actos como muestra de respeto y cariño por los compañeros que ya no se encuentran entre nosotros y como forma de reencontrarnos los aso-ciados. Es, bajo mi punto de vista, una buena manera de “hacer Asociación” y estoy seguro de que si cada año podemos hacer un hueco ese día y nos acompaña algu-no de los exalumnos más cercanos a nosotros, merecerá la pena el esfuerzo.

Durante el principio del año, la Junta Directiva se reunió en diversas ocasiones para preparar los actos de las Fiestas Patronales. En esta ocasión se decidió asignar la lectura del Pregón de las Fiestas Colegiales al anti-guo alumno y asociado Jorge Revenga Sánchez. Es de todos conocida la afinidad con el Colegio de nuestro polifacético compañero, abogado, reconocido escritor y colaborador de los distintos medios de comunicación y enamorado y experto en la Semana Santa leonesa. Su Pregón, plagado de emoción y cariño podéis leerlo en esta revista.

El día 19 de Abril se celebró la fiesta de la Asociación. Tras la Misa participada ante el Altar de La Patrona, cuya colecta se destinó al “Proyecto Villanueva”, desarrolla-do por la ONG. Agustiniana; para la construcción de vi-viendas para familias necesitadas en la República Domi-nicana, se procedió a desarrollar la Asamblea General Extraordinaria con asistencia de un elevado número de asociados, así como la totalidad de los alumnos que ese día ingresaron en la Asociación, acompañados de sus familiares. Tras ser leída y aprobada el acta de la Asam-blea anterior y comunicar a los presentes el estado de cuentas al día de la fecha, se procedió a la entrega del Premio “Gabriel Barthe Balbuena” en su XXXIV edición que recayó en la alumna de 2º de Bachiller Alexia López Rodríguez, elegida como mejor alumna por sus compa-

ñeros. A continuación, se dio lectura al fallo del Pre-mio Periodístico-Literario “Lamparilla”, también en su XXXIV edición en la que fueron galardonados en las dis-tintas categorías los alumnos Natalia Gutiérrez Alonso, Rafael Casado de Dios, Ana Belén Alonso Aller y Marcos Mallo González. Todos los trabajos podéis leerlos como viene siendo costumbre en esta Revista. A continuación, nuestro Presidente hizo un pequeño resumen de las ac-tividades de la Asociación y se procedió a la imposición de insignias a los nuevos asociados.

Tras el tradicional vino español ofrecido por la Co-munidad Agustiniana, disfrutamos de la comida de hermandad en la que rendimos un más que merecido homenaje a los antiguos alumnos y asociados Delfín Blanco Arias y Fidel Rodríguez Fernández, que en el momento de los discursos rememoraron los años vivi-dos y disfrutados entre las paredes del antiguo Colegio de la calle San Agustín.

No puedo dejar pasar la ocasión de recordar que en el tradicional partido de fútbol, Trofeo “Máximo Gómez Barthe” entre alumnos y antiguos alumnos, el

CróniCa Breve

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triunfo volvió a caer del lado de los más veteranos por un ajustado resultado. Desde aquí el agradecimiento a aquellos que año tras año, acuden a disputar dicho par-tido y el deseo de que en sucesivas ediciones se incre-mente la participación.

Además de las actividades anteriormente reseñadas quiero destacar la colaboración continua con el Cole-gio en el desarrollo de aquellas actividades en las cuales solicitan nuestra ayuda, nuestro apoyo o nuestra cola-boración a la hora de realizar las gestiones oportunas. Obligado es desde aquí dar nuestra más cordial enhora-buena al Padre Ángel Escapa, nombrado nuevo director del Colegio y al Padre Isidro de la Viuda elegido Prior Provincial.

Todas estas actividades que os he intentado resumir, se realizan con el exiguo presupuesto económico con el que sabéis nos manejamos pero con unas altísimas do-sis de ilusión y esfuerzo. Gracias a todos los que, de un modo u otro han colaborado y colaboran con nosotros para lograr que esta Asociación cumpla con su objetivo de ser algo más que un “grupo de nostálgicos” y sea un ente vivo y dinámico.

Ya voy terminando, y no puedo ha-cerlo sin un sentido recuerdo. Como sabéis todo en esta vida es una amal-gama de luces y sombras. Y este año las sombras de la vida nos han tocado muy de cerca. Con muy pocos días de diferencia nos dejaron tres agustinos y profesores recordados por todos. El Padre Basilio Estrada, profesor y ena-morado de la Lengua y la Literatura Española, y que dedicó muchos años de su larga vida a las tareas de orga-nización e investigación de la biblio-teca agustiniana, así como a escribir y publicar magníficos trabajos sobre la Historia de la Orden de San Agus-

tín. También nos dejó el Padre Jesús Murugarren, magnífico profesor y una auténtica institución deportiva que recordarán muchas promociones de exalumnos que fueron sus pupilos en las canchas de Baloncesto, donde alcanzaron triunfos que aún se recuer-dan. Sus últimos años los dedicó a la labor pastoral en los Estados Unidos. Casi simultáneamente falleció en Va-lencia el Padre Aurelio Díez, profesor de lenguas clásicas y eterno Secretario del Colegio de León. Y cuando el año empezaba a recorrer su último tramo, recibimos el inesperado mazazo del fallecimiento del Padre Luis Estrada, Párroco durante más de una década de nuestra Parroquia, la de Nuestra

Madre del Buen Consejo, y recién elegido Prior de la Co-munidad Agustiniana de León. Era una persona estre-chamente ligada a la Asociación, dispuesto a afrontar cualquier reto que se le propusiera y valedor de infini-dad de iniciativas e ideas que se han plasmado y que se seguirán haciendo realidad en un futuro muy próximo. A buen seguro que todos ellos, junto con tantos frailes, profesores y compañeros, estarán ya junto a La Patro-na y nos ayudarán desde esa otra dimensión en la que todo se ve y se valora con la verdadera y justa medida.

Y ya termino. El año como veis ha transcurrido con luces y sombras, con crisis económicas y de otra índole, pero desde luego con la ilusión renovada de intentar lograr que la Asociación siga un año más, y ya van 87, siendo el nexo de unión entre generaciones de hombres y mujeres que han pasado su infancia y su adolescencia entre las aulas agustinianas.

José Ignacio Gómez CampilloSecretario de la Asociación

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PANEL INFORMATIVODamos nuestra más cordial enhorabuena a:

Jorge Revenga Sánchez, por la publicación de sus libros “León: Una pasión por contar” y “Enci-clopedia básica de la Semana Santa de León”.

José María Feliz Cadenas, por ser nombrado para el Mando de la Zona de la Guardia Civil del Principado de Asturias con sede en Oviedo.

Ramón García–Moliner y González–Regueral, por ser elegido Presidente del RACE (Real Auto-móvil Club de España).

Joaquín Blanco Serrano, Doctor Ingeniero Ae-ronáutico y, a sus 25 años, trabajando en EADS (Empresa Europea de Aeronáutica Defensa y Espacio) en la división de Defence and Security, proyecto Eurofighter.

Ignacio Sánchez Taboada, por ser nombrado para la segunda Jefatura de la Embajada de Es-paña en Angola.

Fidel Rodríguez Fernández, por recibir una Mención Especial de la Federación Leonesa de Empresarios, Sector de la Construcción (Deriva-dos del Cemento).

Rogamos a todos aquellos asociados que rea-lizan el ingreso de su cuota en alguna oficina bancaria en efectivo, hagan constar su nombre en el documento de entrega para así tener cono-cimiento de la persona que lo realiza.

Ponemos en vuestro conocimiento que queda abierto el plazo de solicitud de ayuda económica al estudio para aquellos asociados o sus familia-res directos que lo soliciten. Podéis enviar las soli-citudes hasta el día 1 de Abril de 2010.

La Asociación colabora con todos aquellos An-tiguos Alumnos que deseen celebrar sus Bodas de Oro o de Plata de la salida del Colegio. Los interesados pueden contactar con la Asociación o con el propio Colegio.

Nuestra Asociación mantiene las cuentas si-guientes:

CAJA ESPAÑA, c/c: 2096 0001 24 2010202400.

CAJA LABORAL,

c/c: 3035 0287 86 2870007303.

Recordamos que la cuota anual es de 10 €.

Conocemos el fallecimiento de los siguientes

compañeros y profesores:

Carlos Marcos Orejas, P. Jesús Murugarren

Osés (agustino), P. Aurelio Díez Fernández (agus-

tino), Antonio Bandeira Vázquez, P. Basilio Es-

trada Robles (agustino), P. Belisario Martínez

de Castro (agustino), José Nonide Plana, Pablo

Bañuelos Valladares, Ricardo Aller Revuelta, P.

Luis Estrada González (agustino), Fr. Félix López

Alonso (agustino). Que la Madre del Buen Conse-

jo los acoja en su seno.

La Misa por los fallecidos durante el año 2009

se celebrará en la Parroquia de Nuestra Madre del

Buen Consejo (PP. Agustinos), en la Gran Vía de

San Marcos, el día 29 de Enero de 2010, viernes, a

las 19,30 horas. ROGAMOS TU PRESENCIA.

La dirección de la página web del Colegio es

http://www.agustinosleon.com/

En ella encontraréis un apartado de nuestra

Asociación donde podréis contactar con la mis-

ma.

Correo electrónico: [email protected]

Rogamos a todos los Asociados que tengan

conocimiento de cualquier tipo de noticia que

afecte a algún compañero tengan a bien comu-

nicárnoslo con el fin de que podamos darla difu-

sión a través de nuestra revista “TOMA Y LEE”.

Rogamos a todos aquellos Asociados que de-

seen insertar publicidad, en esta revista de Di-

ciembre o en el programa de fiestas de Abril, se

pongan en contacto con la Junta Directiva de la

Asociación.

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Reverendo padre Prior. Reverendo padre Direc-tor. Reverendo padre Consiliario. Comunidad del Colegio. Señor Presidente de la Asociación de An-tiguos Alumnos. Don Fidel Rodríguez Fernández. Señoras, Señores.

No es fácil, cuando uno se acerca a los 80 años, controlar las emociones, por ello, quiero pediros perdón si en algún momento mis sentimientos me traicionan y no puedo continuar.

Hago compromiso de brevedad pues ya decía Baltasar Gracián en su Oráculo Manual: “Lo bueno si breve, dos veces bueno; y aun lo malo, si poco, no tan malo”. Cuando tuve en mis manos las obras completas de Gracián, para comprobar que la cita estaba bien hecha, aprendí dos cosas: primera, que el autor del Oráculo pertenecía a la Compañía de Jesús; segunda, lo más gratificante, que el libro a que me refiero fue aprobado por un Agustino. Dice textualmente: Aprobación del padre Fray Gabriel Hernández, Catedrático de Teología de la Univer-sidad de Huesca, de la Orden de San Agustín. “No tiene cosa contra nuestra santa fe, antes es un es-pejo de la razón, moderna maravilla de aciertos; ni

es escollo de las cristianas costumbres sino un dis-creto realce de las acciones en quien el ingenio ad-mire lo que el juicio logre”. Éste es mi parecer. En el convento de nuestro Padre San Agustín, de Huesca. Marzo, a 11 de 1647. Fray Gabriel Hernández.

En estos momentos, vuelan los recuerdos, pasan a través de mi mente en tropel. Muchos días sue-ño que todavía estoy en el antiguo Colegio situado en el centro de León, y veo deslizarse por aquellos pasillos, a los Frailes, a mis compañeros y a los em-pleados. Van a la Iglesia, se arrodillan ante el cua-dro de Nuestra Madre del Buen Consejo, que desde Escutari (Albania) había sido llevado por dos Án-geles a Gennezano (Italia), huyendo de la invasión Otomana. Meditan, rezan, salen, y cual fantasmas vagarosos, vuelven a recorrer el camino anterior, me van dejando solo, unos a sus celdas, otros a sus clases, los llamo pero no me oyen. Veo a todos, a los que aún viven, a los que no sabemos dónde están y a los que jamás volverán. Siento apoderarse de mí, una gran soledad, pero en ese momento algo me despierta y compruebo que el día a día continúa. Pienso en todos ellos que son inolvidables para mí,

“diSCurSo de delfín BlanCo”

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“diSCurSo de delfín BlanCo”son tantos momentos gratos que han quedado in-delebles en la memoria y os aseguro que están gra-bados en mi corazón.

Poco a poco me sereno y vuelvo a la realidad. ¿Qué queda de todo aquello? Sólo un padre, Fray Herminio, 17 compañeros de estudios de los 60 que componíamos el grupo A y B, ahora sembrados por toda España. Pero, puedo aseguraros, que también queda algo fundamental, una formación moral in-tachable, una forma de ver las cosas que me ha lle-vado por la vida haciéndome lograr los pequeños triunfos que ha detallado nuestro Presidente.

¡Ah! Queda algo más, “un anatema”, que un DÍA me dirigió el padre Felipe Morrondo. Pero que ha quedado grabado en mi mente a fuego, como las palabras que aparecieron en Babilonia, MANE, TELCE, FARES. Algo había hecho que le disgustó. Sus aplastantes palabras fueron: “La Orden de San Agustín en su larga historia sólo ha cometido tres errores: Lutero, Azaña (alumno que fue del Colegio del Escorial) y tú”. Aquel TÚ, resuena todavía en mis oídos.

Estoy orgulloso de haber sido alumno del Cole-gio, de haber sido interno durante seis años, y te-niendo en cuenta que nunca he admitido un ho-menaje en mi larga vida, tengo que deciros, que he aceptado inmediatamente el que me ofrecéis hoy. Lo hice, porque en el Colegio durante seis años se forjó mi carácter, mi forma de ver la vida, mi espíri-tu cristiano y me enseñaron a dirigirme a la Patro-na, en los momentos de zozobra, y en Ella siempre encontré consuelo.

Estoy seguro que sin el Colegio sería muy difícil explicarme a mi mismo.

Al referirme al Colegio tantas veces, he recorda-do las palabras de Víctor Cherbulier: “Ciertos en-cuentros dejan en nosotros huellas más profundas de lo que creemos, nuestra alma, sin darse cuenta, conserva su recuerdo y en ella germinan y crecen. Donde no había caído más que una bellota, se ex-traña uno de encontrar una encina; la bellota se había hundido silenciosamente en la tierra y lo que ha salido de ella basta para dar sombra a toda una vida”.

Os pido permiso para pronunciar los nombres de aquellos padres profesores que ya no están con no-sotros, para que oigan bajo estos techos que algu-nos de ellos no conocieron, nuestro recuerdo:

Padre Abella, Padre Ambrosio Arencibia, Padre Ambrosio Worek, Padre Anacleto, Padre Aurelio,

Padre Basilio Estrada, Padre Felipe Morrondo, Pa-

dre Florencio, Padre Fulgencio. Padre Gregorio, Pa-

dre Justo, Padre Maximino Álvarez, Padre Nicanor

Rodríguez, Padre Pablo, Padre Pablo Carreras, Pa-

dre Pedro Moratiel, Padre Petronilo, Padre Rogelio,

Padre Santiago, Padre Toribio, Fray Eleazar, Fray

Manolín, Fray Santiago, Fray Toribio.

Todos ellos nos están escuchando en el cielo y es-

toy seguro que les habrá gustado oír este recuerdo

hecho por sus alumnos 62 años después.

Para terminar quiero hacer un capítulo de gra-

cias:

Gracias a la Comunidad de los padres Agusti-

nos.

Gracias a la Asociación de Antiguos Alumnos.

Gracias a su Presidente.

Gracias a todos los que fueron mis profesores.

Gracias a todos mis compañeros.

Gracias especialmente a Víctor Fernández García-

Jove, a José González González, con los que conviví

seis años en el Colegio y hoy están aquí conmigo.

A José Manuel Rubinat, que hubiera querido es-

tar en este acto, pero cometió el terrible error de ir

a ver a un médico e inmediatamente lo diagnosti-

có, electrocardiograma en ristre “Tienes un soplo”.

Pero este curtido leonés, curtido en cien avatares,

dará todavía mucha lata.

Y como no podía ser menos. Gracias a mi esposa

María José, que hoy me acompaña y que, durante

43 años, ha sufrido los altos y los bajos de mi ca-

rácter, los momentos alegres y los tristes, y que me

ha dado un hijo maravilloso. Ella y Él han sido las

dos columnas sobre las que se ha apoyado mi vida,

que se ha visto completada con mi nuera, Carmen,

cordobesa de pura cepa, que ha traído a nuestra fa-

milia la alegría de los andaluces. Puedo aseguraros

que todos ellos me han hecho muy feliz.

Termino remedando unas palabras que pronun-

ció el General Mac Arthur al final de su carrera en la

Academia de West Point, por ello digo: “Los viejos

profesores y los viejos alumnos, no mueren, simple-

mente se desvanecen”.

Gritad conmigo “VIVA LA PATRONA”

GRACIAS

Delfín Blanco Arias

Antiguo Alumno

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1.er Premio lamParilla 2009Categoría A

Jimena avanzaba entre el ir y venir de la gente, su-mergiéndose y volviendo a aparecer entre grupos de transeúntes que le dirigían palabras de reproche cuan-do pasaba por el medio sin preocuparse de a quién empujaba o de a quién hacía apartarse de su camino para esquivarla. En estos momentos era ajena a todo. No percibía las risas de la gente que la rodeaban, ni la discusión de la pareja que avanzaba detrás de ella. No sentía ira, no sentía dolor, no sentía tristeza. Su cara era un mapa de sensaciones en blanco…

Caminaba, con paso firme y constante, Calle Ancha arriba, hacia la Catedral, dirigiéndose al lugar donde tantas otras veces iba a “no pensar en nada”. Llegó al banco de siempre y se sentó. En ese momento su mente se abrió y todas las sensaciones que antes ha-bían permanecido bloqueadas comenzaron a llegar en forma de torrente. Su madre y cáncer le parecían dos palabras totalmente incompatibles pero, sin em-bargo, por mucho que se repitiera que era imposible, sabía que tendría que acabar por aceptarlo. Levantó la mirada hacia el imponente edificio que tenía delan-te, pero esta vez la imagen que le fue devuelta no le hizo sentir nada. Las torres, las gárgolas, las vidrieras, justo ahora que era cuando más lo necesitaba, no le daban las respuestas que pedía. Tantas otras veces las figuras y formas de la Pulcra Leonina y los destellos de sus vidrieras le habían devuelto la esperanza con tan solo mirarlas y perderse en su belleza.

La decepción que la invadió terminó por derrum-barla. ¿Y ahora qué? Ya nada tenía sentido… No había por qué seguir, seguramente todo estuviera perdido. Las lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas pero rápidamente se las enjuagó con la manga y se dirigió de nuevo a casa.

Los días de mayo pasaban uno detrás de otro, pero ni si quiera el buen tiempo la ayudaba a levantar el ánimo. El ambiente de su casa no mejoraba, cada vez era más decadente y, la verdad, eso no ayudaba mu-cho. Aunque sin saber por qué, ella no perdía del todo la esperanza, por lo que todas las tardes realizaba el mismo camino Calle Ancha arriba para sentarse en el mismo sitio de siempre. Y de nuevo lo único que con-templaba eran piedras y cristales vacíos de significa-do.

Llevaba ya unos días pensando en dejar de acudir a su cita ante la infructuosidad de la misma, cuando se

La Mirada de un Ciego

percató de un señor que llevaba ya viendo unas cuan-tas semanas. Vestía ropas sencillas y sus ojos estaban siempre cubiertos por unas gafas de sol. Se sentaba cerca de ella y dejaba la mirada clavada en la gran vidriera central mientras el sol caía sobre su cara sin parecer molestarle. Pensó que tal vez él consiguiera devolverle esa visión mágica que había perdido de la Catedral. Se acercó a él y le saludó:

- Buenas tardes.El señor levantó la cabeza pero sus ojos no se en-

focaron en los de Jimena, sino que miró hacia otro lu-gar donde no había nadie. Entonces lo entendió: esas gafas no eran unas simples gafas de sol, no le servían para protegerse de sus rayos, básicamente porque el sol no le podía molestar, era ciego.

- ¿Es a mí?- preguntó tímidamente - ¿Quién es? ¿Le conozco?

- No, no me conoce. Verá, llevo unos días fijándome en que usted está siempre aquí sentado, mirando… al decir estas palabras se sintió un tanto violenta, no sa-bía cómo reaccionaría el ciego. Pero para su sorpresa en su cara se dibujó una amplia sonrisa, señal de que había entendido la preocupación de la joven.

- Sí, ya sé. Te preguntas por qué estoy siempre aquí, mirando hacia la Catedral, cuando realmente no pue-do ver nada. – Su voz emanaba una tranquilidad que por primera vez en mucho tiempo consiguió devolver-la una pizca de esa felicidad que había perdido. – Ve-rás, yo no soy invidente de nacimiento, un accidente me arrebató la visión hace ya unos cuantos años. An-tes de eso yo venía aquí muy a menudo, siempre que comenzaba el buen tiempo. Me sentaba en el banco y podía permanecer durante horas mirando y analizan-do cada piedra de esta Catedral. Cuando mis ojos de-jaron de ver dejé de venir porque creí que ya no tenía sentido. Pero me di cuenta de que no merecía la pena quedarme encerrado en casa, que al menos tenía el recuerdo, y que podía seguir evocándolo cuando sen-tía el sol sobre mi cara como antes.

Entonces comenzó a hacer algo que dejó a Jimena realmente impresionada: de la boca del anciano em-pezaron a salir palabras que describían el edificio tal cual como si lo estuviera viendo en ese momento

- Recuerdo cada una de sus torres, las sombras que dibujan sobre la plaza, y sus esbeltos picos. Recuer-do cada una de sus gárgolas, ahí subidas como si de

2.º Premio lamParilla 2009Categoría A

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1.er Premio lamParilla 2009Categoría A

eternas guardianas se trataran. Recuerdo cada uno de sus relieves, cada una de sus imágenes y esa sensación de ser la cosa más insignificante del mundo cuando atravesaba la puerta principal. Y lo que mejor recuer-do, sin ninguna duda, es su vidriera. No he visto, y ya no veré, cosa más hermosa en toda mi vida. Recuerdo cada uno de los cristales que la formaban y cada uno de los colores que se reflejaban en el suelo.

Las palabras de ese anciano fueron la mejor me-dicina. Fue como que sus ojos comenzaran a abrirse después de un tiempo vendados. Las respuestas que tanto había buscado, por fin las había encontrado. La Pulcra Leonina volvía a tener un brillo especial, vol-vía a transmitirle esa sensación de calma que tanto le gustaba. Y qué ironía que tuviera que ser mirando a través de los ojos de un ciego la manera de ver aque-llo que su pesimismo había escondido.

Natalia Gutiérrez Alonso4º ESO

Corría el año 1128 entorno a una hermosa villa del Valle de los Arcos, en aquel Reino de León, por el cual mi persona caería en la horca. El calor abrasaba las tierras pedregosas entre las cuales salían con dificul-tad cientos de flores bermejas que alegraban un seco paisaje de secano veraniego.

Caminaban por estos parajes el llamado “bárbaro de palacete”, desconocido para toda la población, y sus tropas, con destino a la capital, y llenas de ven-ganza contra todo aquel que se enfrentase a su locura y a sus deseos de ser el gobernador de tan amplios territorios.

Ganados y campesinos caían sin cesar en manos de tales terroríficas personas, y ya nunca contemplarían la luz de un sol que pronto se apagaría también para los ojos de los exaltados. Mientras, puñados de triga-les y aldeas pasaban a ser pasto de las llamas de la furia frente a la humanidad.

Reinaba la desolación en las madres que veían como desalmados arruinaban el futuro de la zona y de sus hijos. Pero todo esto tendría los días contados.

Mensajeros reales llegaban, semanas más tarde, alertando de peligro de invasores que mermaban a la nada toda resistencia defensiva del pueblo, y pre-sumían de destronar a todo monarca hispano usando las más sutiles trampas. Por estos pensamientos sería preciso deducir que su ataque no sólo se centraba en las posesiones de las majestades dominantes, sino que llevarían a cabo una revuelta general por el poder de nuestra antepasada Hispania.

Desde las torres de los castillos de las grandes fa-milias de oro en bolso, escondite o arcón, grandiosa-mente respetadas y defendidas por todo lugareño de buen corazón, se avistaban las nubes negras, que ayu-darían a unificar el poder del territorio y a potenciar a ultranza la fuerza y garra por los derechos del país, ofreciendo tormenta.

Soldados ordenados por el rey, gentes de a pie, ya fuesen mujeres, hombres o niños, salieron envalento-nados a dar hasta la última gota de su sangre y sudor para acabar con el peligro que se les venía. Iban arma-dos con paciencia, coraje, respeto y sobre todo amor

2.º Premio lamParilla 2009Categoría A

Leyenda deL Sabor de una Victoria

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a su patria, lo cual en un principio no respetaría una buena artillería de defensa.

No se sabe si, por desgracia o por fortuna, llegó el momento de encuentro entre las ideologías dis-tantes. Murieron inmensas cantidades de partidarios de ambos bandos, la sangre corrió como corrían las aguas dulces de los ríos que bañaban estos parajes, y que ayudan a todo ser a crecer y vivir conforme a la naturaleza, pero el pueblo autóctono ganó a todos aquellos que antes se mofaban y soñaban el mal aje-no para su beneficio propio.

Por fin podían respirar aliviados, pero entristecidos por aquellos que, sin culpa alguna, fueron arrancados de sus vidas por avaros corazones.

Generaciones aclamaron estas hazañas. Ciertas veces en la historia se darían sucesos parecidos, pero todo el mundo ya era consciente de que la unión de los considerados débiles haría la fuerza que mueve hacia la victoria.

Rafael Casado de Dios2º Bachiller

Aquella soleada mañana de marzo era especial para Antonio. Se dirigió a su trabajo, como llevaba haciendo cada día, durante casi cuarenta años. Pero ese día era especial, porque era el último. Antonio se jubilaba y dedicaría su tiempo a lo que tanto le gusta-ba, cultivar un pequeño huerto que tenía en la ribera del Torío.

Antonio era conserje del Ayuntamiento de León, el que está situado en la Plaza de San Marcelo de la capital.

Todos los días era el primero que llegaba a su tra-bajo, abría el Consistorio y recorría los despachos y salas para ver si todo estaba en orden.

Esa mañana, al abrir la puerta, oyó un fuerte rui-do en el piso de arriba. Un temblor recorrió todo su cuerpo. Cuando reaccionó se dirigió al cuarto de luces y las encendió todas. Muy despacio subió las escaleras, y al llegar al primer piso vio una luz intermitente que

procedía de una de las salas, concretamente de la sala

de los Reyes, la cual lleva ese nombre porque en ella

se encuentra una pequeña colección de cuadros de los

Reyes de León.

Entró en la sala, miró a su alrededor, y todo estaba

en su sitio, la luz intermitente era un fluorescente que

se estaba fundiendo, y dijo: - Tengo que avisar a los de

mantenimiento -. Pero cuando iba a salir de la sala, se

fijó en los cuadros

Todos estaban en su sitio, pero uno de ellos tenía

un aspecto extraño.

El retrato de Doña Urraca, primera reina de León,

había desaparecido, como si alguien hubiera borrado

a brochazos el retrato y sólo quedaba el lienzo.

El conserje pensó que aquello era una broma de

mal gusto, una gamberrada y pensó en llamar al Al-

calde para comunicarle la noticia.

1.er Premio lamParilla 2009Categoría B

La Reina Doña URRaca

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1.er Premio lamParilla 2009Categoría B

Se dio media vuelta y al salir de la sala tropezó con una persona que se encontraba de espaldas, vestida con una capucha blanca, una capa negra de terciope-lo y con un cetro dorado en una mano.

Antonio quedó petrificado, su voz no era capaz de pronunciar una palabra, sus piernas no le respondían, estaba a punto de desmayarse, cuando aquella figura se dio la vuelta y dijo con voz muy suave: - No temas Antonio, no te haré nada, soy Doña Urraca de León, sólo quiero hablar contigo y contarte mi verdadera historia, para que tú se la cuentes a la gente -. Anto-nio se quedó inmóvil mientras escuchaba el relato.

- Antonio, me nombraron reina de León al fallecer mi padre, el rey Alfonso VI. El trono le correspondía a mi hermanastro Sancho, pero al morir en una batalla, y no haber más hijos varones, el nombramiento me corresponde a mí por ser la hija mayor. Nunca, hasta ese momento, una mujer había sido reina de un reino cristiano en Europa.

Por aquel entonces yo estaba viuda de mi primer marido, Raimundo de Borgoña, del que estaba muy enamorada y al que amé con todo mi corazón hasta su muerte. Tuve dos hijos, Alfonso y Sancha. Alfonso sería años más tarde mi sucesor, el rey Alfonso VII.

La sociedad de aquella época, dominada por hom-bres, no veía bien que una mujer, y además viuda, rei-nara sola y me obligaron a casarme con Alfonso I de Navarra y Aragón, también llamado el Batallador.

Nuestro matrimonio no fue por amor, el sólo que-ría mi reino y destituirme como reina. Nuestra unión era imposible y, años más tarde, el Papa anuló nuestro matrimonio.

Durante mi reinado puse en práctica los Fueros que había creado mi bisabuelo Alfonso V. Fueros así llamados porque era donde se recogían las normas, costumbres, leyes,… por las que se regía un reino de aquella época.

He sido una mujer muy religiosa, doné dinero para la reconstrucción de San Isidoro, donde reposa mi cuerpo.

Amé a esta tierras y a sus gentes como a mí misma y defendí León y su Reino hasta el final como hicieron mis antepasados y después mis sucesores, de todos aquellos que se empeñaron durante siglos en hacer desaparecer este Reino y su existencia. Reino de más de trescientos años de historia.

Mujer querida por muchos, aquellos que siempre me fueron fieles y no me traicionaron. Odiada por otros, aquellos que me traicionaron y siempre se opu-sieron a mi reinado por ser mujer.

En definitiva, fui una mujer adelantada a mi tiem-po y por eso me juzgan…

De pronto un aire frío invadió el lugar, un murmu-llo comenzó a oírse en la planta baja. Eran los funcio-narios que llegaban al trabajo.

Los funcionarios se sorprendieron al encontrar al conserje sentado en el suelo, quieto y asustado. Se acercaron a él y preguntaron si se encontraba bien, pero de su boca sólo salieron dos palabras LA REI-NA…

Antonio se puso en pie de un salto, entró en la sala de los Reyes y sus ojos buscaron el retrato de Doña Urraca. Allí estaba ella con su elegancia y belleza, sen-tada en su trono, con su cetro de oro en la mano, son-rió y guiñó un ojo. Antonio suspiró, se giró y salió de la sala para tranquilizar a los funcionarios.

La mañana transcurrió tranquila; al final de la jor-nada una gran fiesta de despedida le ofrecieron a An-tonio todos sus compañeros y, éste, en agradecimien-to empezó a contar una historia: Hace muchos años una reina llamada Doña Urraca…………

Ana Belén Alonso Aller

6º EP

Page 12: Revista Toma y Lee 2009. Asociación de Antiguos Alumnos Agustinisanos de León

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El verano pasado fui con mis padres y hermana a

las fiestas del Corpus de Montrondo, un pueblo pre-

cioso y con mucho ambiente que está situado a tan

solo 2 kilómetros de Murias de Paredes.

Nada más llegar me llevaron a la iglesia parroquial

a escuchar la misa en honor al patrón. De la iglesia me

llamó la atención el retablo principal que, según me

dijo un anciano del lugar, databa del siglo XVIII, y el

sagrario, que aún era más antiguo, siglo XVI, y, según

mi padre, uno de los más interesantes que puede ver-

se en Omaña. Pero lo que realmente me impactó fue

la imagen que se encontraba encima del sagrario y

que era una mujer pisando la cabeza de un dragón.

Durante la comida en casa de mis tíos, no paré de

hacer preguntas acerca de la imagen que tanto me

había llamado la atención en el retablo de la iglesia.

Mi tío, que es muy co-

nocedor de gran nú-

mero de leyendas y

tradiciones locales, me

contó la leyenda de la

doncella y el dragón

y me llevó, dando un

cómodo paseo, hasta

el Llao de Montrondo

(que era el lugar don-

de vivía el monstruo

feroz).

La verdad es que

ese lugar daba un

poco de miedo. Había

una pequeña de ori-

gen glaciar, colonizada

por ranúnculos y algas,

con una turbera donde

apenas crecían sufri-

das plantas capaces de

soportar el azote del

viento y los fríos más

extremos. Pequeñas urces y piornos y otras especies

resistentes, junto con algunos arándanos y gencianas,

dos frágiles abedules y un solitario pino, era casi todo

lo que crecía alrededor.

Mi tío Horacio me contó que este lugar remoto fue

en la antigüedad morada de una hidra feroz. El mons-

truo exigía que los vecinos de Montrondo, cada año,

por la fiesta del Corpus, le entregaran una doncella

en sacrificio. En cierta ocasión, le toco el turno a la

familia de un poderoso hacendado que, a base de di-

nero y presiones, sustituyó a su hija por la mozuela de

una casa pobre. Ya se acercaba la joven al Llao cuando

una anciana, quizá la Virgen, le salió al paso para en-

tregarle un rosario y le dijo: “Cuando asome del agua

la primera de las siete cabezas, échaselo al cuello”.

Así lo hizo la moza y, milagrosamente, la hidra, con la

cruz clavada en la gar-

ganta, desapareció en

el fondo de la laguna

para no volver jamás.

Mi tío me dijo que

la imagen que apare-

cía representada en el

retablo mayor de la

iglesia de Montrondo,

era Santa Marina, la

cual, según el santo-

ral católico, fue una

doncella gallega que,

devorada por un de-

monio en forma de

dragón, escapó de su

panza enarbolando

una cruz.

¡Seguro que la coin-

cidencia no es casual!

Marcos Mallo Glez.

6º EP

2.º Premio lamParilla 2009Categoría BLa DonceLLa y eL Dragón

Page 13: Revista Toma y Lee 2009. Asociación de Antiguos Alumnos Agustinisanos de León

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Hoy es día de abril y es primavera:me acerco con temor a esta ventana,

pretende ser mi voz esta mañanaun trono de palabra verdadera.

Sabed que lo que digo no es quimeray siendo la mañana más marianaque tiene la familia agustiniana

espero poder verla aquí a mi vera.

Si he tenido el honor de ser primeroen pregonar la fiesta que se asomanunca podré haber sido pregonerosi pienso que no soy mejor persona

que quien sigue su luz, siendo postrero, a una Madre que es Tierna y que es Patrona

Reverendo Padre Prior de la Comunidad Agus-tiniana

Reverendo Padre Director del Colegio

Queridos Padres Agustinos

Presidente, Consiliario y miembros de la Jun-ta Directiva de la Asociación de Antiguos Alumnos Agustinianos

Claustro de Profesores del Colegio

Reina y Damas de las Fiestas

Ex-alumnos, alumnos y amigos:

Cuando recibí una llamada para notificarme que había sido nombrado pregonero en las Fiestas de la Patrona de este año 2009, en un segundo, pasaron ante mi mente casi cuarenta años de vida.

Volví, sin pensarlo, a un mes de septiembre de 1970, cuando casi trastabillante, entré por unos portones grises que, entonces, daban acceso al pa-tio del antiguo Colegio. Y allí pasé mi infancia.

Con siete u ocho años, el Padre Pedro Moratiel me entregó una estampa de la Madre del Buen Consejo diciéndome que me abriría muchas puer-tas. Yo, por si acaso, aún la conservo. Y puedo decir que así ha sido. Seis o siete años más tarde, me vi otra vez descubriendo lugares extraños, cuando po-nía mis pies en este colegio que nos parecía un sitio

lejano pero que muy pronto se convirtió en nuestra casa, donde hice las grandes amistades que aún conservo y en el que crecí y empecé a madurar. En el que me forjé como persona y hasta me enamoré por primera vez. Y en el que, ya mucho más tarde, contraje matrimonio -más enamorado todavía y aún lo sigo estando- ante el altar de nuestra querida Madre del Buen Consejo. Toda una vida, pues, con los ojos y el corazón dirigidos hacia Ella.

En el tiempo que estuve en el Colegio, muchos padres y profesores fueron quienes me enseñaron gran parte de lo que sé. Pero debo destacar, con honores, a quien imbuyó en mí mi auténtica pasión: la literatura, las palabras, la narrativa. José María Moratiel -que ya no está entre nosotros- fue el ver-dadero responsable de que hoy pueda desarrollar mi vocación. El derecho, es cierto, es mi medio de vida; las palabras, las que me hacen vibrar y sentir mucho más allá de mis obligaciones.

En definitiva, mi único sentimiento hacia los Pa-dres Agustinos es de gratitud. Sin su saber hacer, yo no sería lo que soy. Sin su forma de entender la vida, yo sería distinto. Sin su generosidad para educar en libertad y tolerancia, yo nunca podría ha-ber estado aquí. Y es que, la filosofía agustiniana, el ama y haz lo que quieras, unido al total compro-miso que sé que la Madre del Buen Consejo tiene hacia nosotros, ha sido y espero que siga siendo la luz y guía de mi vida.

Pero no quiero aburriros con mis vivencias. Hoy, la Patrona es la protagonista. Seguro que está espe-rando, como cada primavera, que los alumnos del Colegio prendan las mechas de los petardos y suba hacia el cielo el estruendo que, como no podía ser de otro modo, es señal de alegría, de fiesta, de al-garabía…

Dejadme para acabar dar las gracias a la Ma-dre. Ella es quien merece estar en el corazón de todos nosotros. Y estoy seguro que, con el paso de los años, tal y como lo he hecho yo, la buscaréis en los momentos malos y le daréis las gracias en los buenos pues al fin y al cabo Ella, siempre tiene un sitio en su corazón para todos nosotros:

Pregón de fieStaS2.º Premio lamParilla 2009Categoría B

Page 14: Revista Toma y Lee 2009. Asociación de Antiguos Alumnos Agustinisanos de León

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Madre, deja que me acerqueesta mañana templada

a un balcón que es una vidaque poco a poco se escapa.

Te doy gracias, Consejera,con estas torpes palabras,por dejar que forme parte

de la casa agustinianaen el día de tu fiesta,

cuando el aire casi estallacon emociones que impiden

que recite con voz clara.

Sé que mi padre estaráasomado a una ventana

en el azul leonéscon la mecha preparada

ya que fue quien me enseñóa mirarte hacia la caray a pedirte, silencioso,

que nunca me abandonaras.

Y por eso, Madre mía:¡Regálanos tu mirada!

¡Que tu consejo nos guíede la noche a la mañana!

Que mi voz sea emoción,tenue canto y alabanza,

un compromiso en el cielo;de tu cariño, proclama;

de tu bondad, pregonera;de tu amor, promesa dada;

de tu sonrisa, loor;de tu consejo, esperanza.

Porque en los momentos tristessiempre has sido la voz sabia

regalando tu consejo,abrazándome con calma. haciéndome comprender,

enjuagando alguna lágrima.Como esa grácil paloma

que en el cielo se arrebata,siempre llegas, Madre mía,

a la hora señalada.

Escucha, Madre, por eso,estos versos que son gracias

por dejarme tu regazo,por conseguir tu mirada,

por estar acompañándometodos los días que pasan.

Gracias, en fin, por ser Madre,y consejera callada.

¡Ay Madre del Buen Consejo:te llevo siempre en mi alma!

Queridos alumnos:

El pregón ha llegado casi a su final. Es ya momento de fiesta. Tened los petardos preparados, la mecha presta. Pero antes, gritad conmigo:

¡VIVA LA PATRONA!

Jorge Revenga SánchezAntiguo Alumno

El PadrE luis:la sonrisa dE un niño

Page 15: Revista Toma y Lee 2009. Asociación de Antiguos Alumnos Agustinisanos de León

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Se nos ha ido el Padre Luis; el Padre Luis Es-trada; el Padre Luis para los que le conocimos y, como no podía ser de otro modo, le amamos. Le amamos, no por su extensa cultura y prepa-ración, adquirida en largos años de estudio en España, Roma, Colombia…, tampoco por el bri-llante desempeño de difíciles labores, como la de dirigir colegios o formar seminaristas… le ama-mos, sobre todo, por su humanidad y generosi-dad inagotables, por estar siempre a disposición de cualquiera que le necesitara o simplemente le buscara para poder hablar. Él, presionado siem-pre por obligaciones, encontraba el momento de escuchar y consolar. Así, durante los doce años que dirigió y amparó, con su comprensiva sonrisa de niño grande, la parroquia de Nuestra Madre del Buen Consejo.

Yo también fui a buscarle, sin conocerle con anterioridad, para pedirle un favor. Necesitaba información sobre el balneario de Boñar –edifi-cio que los Agustinos usaron en un tiempo como

seminario- para una de mis novelas. No sólo me ofreció todos sus conocimientos sobre el tema, me condujo a la villa, para mostrarme el lugar, y hasta me incitó, entre risas, a bañar los pies en el agua, asunto que siempre, a partir de ese día, fue motivo de broma entre nosotros.

Y luego, acompañándome en la presentación de otro de mis libros, me propuso una idea, que dijo le rondaba por la cabeza hacía tiempo. Que-ría una biografía de San Agustín que pudiera lle-gar a todo el mundo. Acepté el desafío y su entu-siasmo me desbordó. Me cargó de libros, revistas, artículos y, sobre todo, me dedicó su tiempo y su ayuda sin reservas. Desde ese momento, nuestra amistad, al menos por mi parte, se hizo constante y fraternal. Nos veíamos a menudo para compar-tir vivencias y preocupaciones. Hace apenas tres semanas, fui a visitarle al colegio de los Agusti-nos, donde vivía después de ser nombrado Prior de la comunidad. Me recibió, como siempre, son-riente, yo diría que ilusionado, a pesar de la res-ponsabilidad enorme que acababan de colocar sobre sus hombros. Y al despedirnos, quedamos para vernos en breve, aunque “tú llama; ya sabes que nunca sé si voy a poder”. Pero siempre po-día y estoy segura de que sigue pudiendo, ahora más que nunca, porque su libertad y su amor son infinitos.

Esta es mi experiencia junto a la gran figura que ahora se nos ha ido. Creo que, con distintos nombres y situaciones, podría ser la de cualquie-ra de los muchos que le conocieron.

Los Padres Agustinos han perdido un herma-no; nosotros un padre.

Ara AntónEscritora leonesa

El PadrE luis:la sonrisa dE un niño

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San Froilán, un Santo

para el reino aSturleonéSAcabo de leer esta mañana la carta titulada «El padre Luis: la sonrisa de un niño» y me he queda-do embelesada mientras la leía. Me parecía que yo misma podía haber sido su autora. Es cierto que el contexto es distinto, pero la esencia es idéntica. El Padre Luis Estrada, agustino y hasta hace dos meses párroco de la iglesia de Nuestra Madre del Buen Consejo de León, era sobre todo una persona muy humana y entregada a todos los que acudían a él, con una sonrisa y con una forma de hablar y escuchar que emanaba paz y serenidad a todo aquel que estuviera a su lado. La lectura de esa carta me ha hecho sentir una alegría inmensa en mi corazón al descubrir todo lo que se le quería y quiere al Padre Luis (ese amor hacia él casi lo siento como mío) y también por tener una nueva oportunidad de descubrir lo afortunada que he sido por haberme encontrado con él. Desde esta mañana he tenido la necesi-dad de escribir mi propia vivencia, por si a alguna otra persona que le conoció le hace sentir la ale-gría que yo he sentido esta mañana.

Conocí al Padre Luis por un montón de coinci-dencias que se dieron sucesivamente, por «casua-lidad», y cuya probabilidad de que aconteciesen a la vez era casi tan difícil como una lotería. Fue en el año 1998, mientras yo me encontraba vi-viendo la peor época de mi vida. Fue una etapa en la que las consecuencias de los errores realiza-dos durante mi vida afloraron todas a la vez, en-contrándome al final en un pozo que parecía no tener fondo y en el cual era imposible encontrar salida. Ese año estuve buscando a alguien que me guiase y me ayudase a encontrar la luz en ese agujero, pero los desaciertos se dieron en más de una ocasión. De todas formas algo dentro de mí parecía decirme que esa persona que me iba a ayudar estaba por llegar como así ocurrió; por fin y por un montón de casualidades pude conocer al Padre Luis.

El primer día que hablé con él fue por teléfo-no, me había puesto en contacto con él una ami-ga, y tuvimos una conversación que duró más de dos horas. Cuando colgué me quedé unos minu-tos preguntándome si había hablado con un ser

humano o con un ángel, y es que jamás nadie me había hecho experimentar tanta paz y consuelo. Durante esos primeros años las charlas intermina-bles con él fueron para mí el mejor bálsamo del mundo. Y él siempre estuvo allí: paciente, sin pri-sa, atento a todo, haciéndome sentir completa-mente escuchada, respetada y entendida. Gracias a él soy lo que soy ahora. Con él modifiqué mi vi-sión de lo que es el amor cristiano, con él alcancé una definición correcta de los valores humanos, muchos de ellos infravalorados o mal aprendi-dos: el amor incondicional de Dios, la dignidad humana, la autoestima, la autoconfianza, la tem-planza, la paciencia, la tolerancia, la prudencia, la fortaleza, la resilencia, la motivación, la lucha por la superación, etc, entre otras muchas cosas. Cada vez que hablaba con él tenía que apuntar muchas de las cosas que decía y que a la vez me invitaban a meditar y de esa forma me ayudaban a descubrir mi auténtica visión de las cosas y al-canzar esa libertad que todos anhelamos.

El Padre Luis ha sido para mí como un padre y le he querido y le sigo queriendo como tal. Es cierto que en este último año algo dentro de mí me ha hecho detenerme en varias ocasiones para reflexionar sobre el papel que él ha tenido en mi vida, a la vez que me ha hecho descubrir que la misión que él tenía conmigo ya se había cumpli-do y con creces. Parece como si Dios, al igual que quiso que se diesen una serie de coincidencias para poner al Padre Luis en mi camino, también debía querer prepararme para su marcha.

Esta semana le he estado llorando todos los días, pero desde el mismo instante que me en-teré de lo ocurrido (no sé por qué casualidad le llamé esa misma tarde del día 20 de octubre) he sentido una gran paz. Es como si él y Dios, desde el cielo, me estuviesen sosteniendo.

¡Gracias, Padre Luis! Tú has sido la palanca de mi vida para el cambio y, aunque siempre he sa-bido que nunca iba a poder devolvértelo a ti per-sonalmente, algo dentro me dice que tu legado algún día se lo tendré que devolver a alguien. Muchas gracias por todo. Te quiero.

Ana López Collado

Carta al Padre Luis Estrada, en el recuerdo

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Tenemos la suerte de con-tar con una biografía de San Froilán casi contem-poránea a este santo, escrita supuestamen-te por Juan Diácono en el año 920, apro-vechando unos espacios en blanco entre el libro de Job y el libro de Tobías en la Bi-blia Mozárabe de la Catedral de León (izda.). La tituló “HOR-TODOXO UIRO FROLANE LE-G I O N E N S E EPISCOPO”, y está escrita en la letra visigótica tan propia de ese siglo.

Froilán nace en los suburbios de Lugo el 833 d.C. Educado en las ciencias sagradas, a los 18 años decide seguir su vocación religiosa, pero duda entre la vida eremítica o la actividad apos-tólica (dualidad que perdurará a lo largo de su vida). Al final opta por el eremitismo, pero pronto se hace evidente que Dios le ha otorga-do el don de la palabra y, según nos dice Juan diácono, “anduvo de pueblo en pueblo, ense-ñando la vida de los santos”. No se sabe dón-

de empezó su labor, aunque la tradición se-ñala El Bierzo, concretamen-te una gruta en Ruitelán, donde hay hoy una capilla en su honor. No es nada desca-bellado imagi-narle en esa co-marca, ya que por aquél en-tonces estaba llena de mon-jes eremitas y monasterios. Pero tampoco allí puede vivir en soledad: la gente acude a escucharle, porque, en pa-labras del Diá-cono Juan, “de

su boca emanaban las maravillas del Señor”. No sabemos cuánto tiempo estuvo en Ruite-lán, pero parece que pronto marchó del Bier-zo, recorriendo gran parte de la actual provin-cia leonesa: “recorría e ilustraba las ciudades o poblados predicando la palabra de Dios y te-niendo siempre elevado su espíritu a Dios”. Si atendemos a la tradición, Froilán pasó por lu-gares tan variopintos y dispersos como La Vir-gen del Camino, León, Villanueva del Carnero, Eslonza, Sahagún, Valderas, algunos puntos de

San Froilán, un Santo

para el reino aSturleonéS

Carta al Padre Luis Estrada, en el recuerdo

Page 18: Revista Toma y Lee 2009. Asociación de Antiguos Alumnos Agustinisanos de León

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Cantabria, etc. Pero todavía a estas alturas se-guía sin estar ordenado sacerdote, ya que, al parecer, se consideraba indigno de alcanzar tal estado.

Durante sus andanzas, cerca del valle del Curueño se encuentra con Atilano de Tarazona (Aragón), un monje que decidió retirarse a la vida contemplativa, y que con el tiempo tam-bién será considerado santo. Traban amistad, y juntos se van al “Monte Cucurrino”, actual-mente conocido como “Peña de San Froilán”. Se complementan muy bien, porque Froilán tiene el don de la palabra, y Atilano sí que está ordenado sacerdote. Atraen a multitudes pro-cedentes de todo el reino asturleonés, y acaban fundando un monasterio en “Veseo” (posible-mente sea el actual y cercano Valle de Viseo), que llegó a alojar unas 300 almas.

Juan Diácono nos dice en ese momento que “su fama y su predicamento se extienden aho-ra por toda Hispania y, aunque tarde, llegan también al rey Alfonso (III), que gobernaba en Oviedo el reino de los godos, apresurándose a enviarle mensajeros para que se presentase cuanto antes a su presencia”. Una vez en la corte, el rey les encarga hacer fundaciones en el Duero, que es la nueva frontera del reino. Aunque no lo sabemos a ciencia cierta, hemos de suponer que todo esto se está produciendo en el año 885 aproximadamente.

Una vez trasladados a esa nueva zona, fun-dan el Monasterio de Tábara, que era dúplice, es decir, que alojaba a monjes y monjas, aun-que hacían vida separada. Froilán fue el abad, y Atilano el prior. Después fundan otro monas-terio en Moreruela de Tábara, con 600 almas de los dos sexos.

En el año 900 fallece el obispo Vicente de León, y tanto “por clamor del pueblo que duró varios días”, como por petición del rey, Froilán fue solicitado como nuevo obispo de la sede legionense. Juan Diácono nos dice que “cons-treñido y contra su voluntad, San Froilán se in-solenta o replica contra el rey, alegando que

tenía hijos, y que no pasaba de ser un falso

monje”, lo que sin duda era una excusa para

negarse a aceptar tal cargo por mera humil-

dad. Al mismo tiempo, Atilano es destinado a

ser obispo de la recientemente reconquistada

ciudad de Zamora.

Finalmente, Froilán es ordenado sacerdote,

y tanto él como Atilano son investidos obispos

el 5 de junio del año 900, en Sta. María de Re-

gla, en la ciudad de León. Atilano marcha inme-

diatamente a Zamora. Ambos son, según Juan

Diácono, “como dos lámparas colocadas sobre

los candeleros para iluminar con la claridad de

la luz eterna las fronteras de España a través

de la predicación de la Palabra de Dios”.

Froilán sólo fue obispo los 5 años que le res-

taron de vida. Murió el 5 de octubre del año

905, a los 73 años de edad. Su enfermedad

tuvo que ser breve, porque el mismo año de su

muerte sabemos que estuvo en Oviedo, confir-

mando un documento.

Aunque los leoneses ya le honraban desde

mucho antes, parece ser que fue el Papa Urba-

no II (1042-1099) quien lo elevó oficialmente a

los altares. Su sepulcro fue el que tenía destina-

do el propio Alfonso III en la catedral leonesa,

lo que nos indica que la ciudad del Bernesga

ya actuaba como verdadera capital del reino.

Su cuerpo fue trasladado de nuevo al Curueño

durante los ataques de Almanzor, hasta que

el monasterio de Granja de Moreruela se hizo

con él. En 1181 las autoridades eclesiásticas or-

denaron repartir las reliquias entre la Diócesis

de León y dicho monasterio. Todavía hoy se

pueden venerar en la urna de plata que existe

cerca del altar mayor de la catedral leonesa.

Ricardo Chao Prieto

Antiguo Alumno y Profesor del Colegio

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Aún lo recuerdo como si fuera hoy, aquella noche gélida intentaba buscar una respuesta ló-gica a mis preguntas. Preguntas que retornaban continuamente a mi mente, como si de un eco eterno se tratara. Me había pasado la tarde ente-ra intentando ocupar mi cabeza en tareas impor-tantes que pudieran distraerme de aquella ho-rrible pesadilla. Era la madrugada de la víspera de Navidad y el día más importante de sus vidas se acercaba sin poder remediarlo. A mi alrededor todo se agitaba. Todos parecían controlar la si-tuación y eso me preocupaba más aún. Cada diez minutos una nueva misiva llamaba a mi puerta para ser firmada y sellada. Pero entre cada una, me sobraba el tiempo suficiente para volver a pensar en aquellas cuestiones que comenzaban a enloquecer mi sistema nervioso central. De algu-na manera estaba atada al sillón, y por esa con-dición me era totalmente imposible desconectar. Pobre chico, pensé. Tenía que hacer algo por esa personita, no podía quedarme de brazos cruza-dos sin hacer nada.

Habían pasado cientos de años, siglos diría yo, pero todavía sentía esa temporada del año como si fuese la primera vez que la vivía. Lo que más me mosqueaba era que, a pesar del infortunio del tiempo inesquivo, nadie se había parado a pensar en mí como lo que realmente era. En mis entrañas nacía un sentimiento de orgullo y la ne-cesidad de poner las cosas en su sitio no hacían sino acentuar la importancia que para mí tenía resolver la cuestión… Y sin embargo aquel niño volvía a mi mente, retornaba como los copos de nieve girando juguetones al compás de un soplo de viento. ¿Acaso un ser tan diminuto había te-nido la suficiente astucia como para darse cuenta de mi verdadera identidad? Después de treinta misivas más y unos polvorones enviados desde la fábrica de juguetes más grande del centro de Londres, procedí a leer, una vez más, la carta del sujeto en cuestión:

¡Nunca pensé que llegaría este día tan espera-do para mí! Es la primera vez que escribo una car-ta y estoy muy emocionado por ello. Espero que usted no encuentre ninguna falta de ortografía, aunque como dice mi madre “lo importante es el contenido no la apariencia” y ella sabe mucho. Bueno, yo no quiero pedir nada este año, o me-jor dicho, no pido nada para mí; no es que haya sido un niño malo, sino todo lo contrario: todos los días he hecho los deberes, no he enfadado a papá ni a mamá, ayudo siempre que puedo a mi hermanita que acaba de cumplir ocho meses y mi profe del cole está muy contenta conmigo… y bueno, podría decir muchas cosas más, pero us-ted lo ve todo, ¿no?

Ya ve que soy bueno, por eso quiero pedir un solo deseo de Navidad. Me gustaría mucho que usted contara a todos los niños de este mundo la verdad. Sí, no se quede sorprendido, me refiero a que usted siempre pide a los padres que seamos buenos durante todo el año, que nos portemos bien, que ayudemos y sobre todo que digamos la verdad, pero… ¿y a usted quién le vigila? Yo he encontrado su secreto, y pienso revelárselo a todos los niños del mundo si usted no lo cuenta. ¿Pensaba que nunca nos daríamos cuenta? Pues se acabó. ¿Cómo es posible que una persona pase tantas noches en desvelo por los niños?, ¿Cómo sería posible que alguien se alegrara tanto por cuidar de su familia?, ¿Acaso hay alguien que se preocupe de esa manera por la educación de los niños del mundo aunque seamos desconoci-dos para usted? Y después de todo eso: ¿quién en este mundo daría una recompensa por hacer buenas acciones todos los días del año? Así que, afirmo que no se llama Papá Noel, porque sólo el amor de una mujer que se siente mamá de tantos niños podría tomarse tantas molestias todos los días de su vida ¿no le parece?

P.D.: Gracias por todo, pero recuerda que tie-nes que contar tu secreto.

Pablo

Diana Mª Emperador AllerAntigua Alumna y Profesora del Colegio

Navidad

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Mucho se está hablando del Plan Bolonia y del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Hemos pasado de estar absolutamente desinfor-mados a ser bombardeados por información muy variada, poco precisa y sesgada de lo que signi-fica este cambio de mentalidad en los estudios universitarios.

El proceso de Bolonia está cambiando la es-tructura de la formación universitaria y pretende cambiar muchas de las cosas que habían queda-do obsoletas en la universidad.

La principal novedad es la nueva organización de las titulaciones, Grado, Máster y Doctorado. Esto ha supuesto la creación de nuevos títulos, una mayor variedad, con una metodología de enseñanza nueva por la que el alumno es el pro-tagonista y el profesor debe razonar y hacerse comprender. La formación universitaria quiere estar más cerca del mundo laboral y por ello el objetivo es la empleabilidad y no el rendimiento académico.

Otro de los puntos fuertes es el reconocimien-to a nivel europeo del título universitario y la posibilidad de empezar estudiando en España y terminar en cualquiera de los 46 países europeos que han firmado el acuerdo de Bolonia. Eviden-temente, esto mejora las posibilidades de acce-der al mercado laboral europeo debido al reco-nocimiento de las titulaciones.

Esta flexibilidad, mayor calidad y buenas in-

tenciones, necesita de una nueva metodología

que, en algunos casos, se lleva implantando en la

universidad española desde hace unos años. Uno

de los primeros requisitos es que el alumno no

sea un número y los grupos por clase sean redu-

cidos. Éste es el caso de un Centro Universitario

que nos toca de cerca, es el Real Centro Universi-

tario Escorial-Mª Cristina, único Centro de Ense-

ñanza Superior existente en España dirigido por

los Padres Agustinos. Es un Centro con solera,

más de 115 años en la educación universitaria,

y con gran experiencia en titulaciones como De-

recho y Administración y Dirección de Empresas.

Desde el 2007, también se imparte el Titulo Supe-

rior Universitario en Quiropráctica, cumpliendo

los requisitos de Bolonia desde su inicio.

Sus clases son grupos reducidos de no más de

20 alumnos, donde la relación profesor-alumno

es muy estrecha, y donde se puede aplicar la me-

todología Bolonia incluyendo el uso de las nue-

vas tecnologías de manera muy sencilla y eficaz.

Los estudiantes se sienten protagonistas de sus

estudios y tienen acceso real a todos los servicios

extras, como estudiar en el extranjero o realizar

prácticas en empresas, algo muy importante en

el currículo actual de los programas de Grado.

El plan Bolonia y la universidad española

PrinciPales novedades del Plan Bolonia

• Lasenseñanzasuniversitariasseorganizanen:Grado,MásteryDoctorado

• Mayorfacilidadparacambiardeestudiosdentrodetuuniversidadoencualquieruni-versidad española

• Mayorfacilidadparaquetereconozcantutítuloenelextranjero

• Mayormovilidaddeestudiantesuniversitarios

• Aprendizajeporcompetencias,máseficaz,másrazonado,másautónomo.

• LostítulosdelPlanBoloniapotencianlassalidasprofesionalesdelosuniversitarios.

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El plan Bolonia y la universidad española

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¿Os acordáis de Daniel1? Supongo que no. Daniel es un amigo de la infancia que, como ya os conté en su día, tuvo el pasado año un “encuentro” con Nuestra Madre del Buen Consejo, en Peterskirche, Viena.

Daniel, últimamente, ha cogido el gusto de, allá por el mes de abril, tras colgar su túnica, su capa y su capillo en el armario, hacer la maleta y salir a conocer algún lugar del viejo continente. Este año el destino era Roma, la ciudad eterna, ciudad de Césares, el teatro de la historia.

Era un 16 de abril, cuando nuestro viejo amigo ya había visto el Coliseo, el Foro Romano, la Fon-tana de Trevi y varios puntos de interés turístico más, cuando se dirigía por la Via del Corso hacia la Piazza del Popolo. Allí, en aquella elegante plaza, donde otrora se celebraban festivales y ejecuciones públicas, y que preside un enorme obelisco egip-cio traído, por el emperador Augusto, de la corte de Ramsés II, tenía señalada como visita la Iglesia de Santa María del Popolo, gran exponente de la época renacentista, construido sobre el lugar don-de fue sepultado Nerón, que posteriormente formó parte de un antiguo templo Agustino y que alberga grandes obras de arte de Caravaggio, Pinturicchio, Bernini, Rafael, Bramante y Bregno, entre otros.

Pero a Daniel, que se maravilló viendo tales teso-ros, le llamó la atención una pequeña capilla situa-da a la derecha del altar, visto desde el frente. Allí, bajo un gran cuadro de Santo Tomás de Villanueva, había otro pequeño cuadro que apenas llamaba la atención de nadie, de nadie salvo de Daniel. ¿Os

imagináis quién podía ser? Efectivamente, se trata-ba de Nuestra Madre del Buen Consejo.

Sobre la iglesia de Santa María del Popolo, que más que una iglesia es una lección de arte, de aqué-llas que nos daba don José Luis Gómez Barthe, nin-guna guía de viajes, ni ningún libro nos indica, ni menciona nada acerca de la capilla donde Daniel se paró; los libros hablan de la capilla Chigi, la capilla Cerasi, donde se encuentran dos “caravaggios” y la capilla della Rovere, pero sobre ésa en la que Daniel encontró a Nuestra Patrona nada figura en los li-bros; sólo nuestro querido amigo, que parece tener un especial y selectivo sentido de la orientación, dio con Ella. Así, de nuevo, casi un año después, ambos se volvían a “encontrar” a unos cuantos kilómetros del colegio, de nuestro colegio de León.

A Daniel, ni que decir tiene, que estos “encuen-tros” le causan una profunda ilusión y le gusta pen-sar que, tal y como cada noche le dice a Nuestra Madre del Buen Consejo, cuando a punto está de conciliar el sueño, “… en este valle oscuro sé tú mi luz y guía y siempre Madre mía acuérdate de mí”.

Un buen amigo mío llamado Ricardo, aunque en otro contexto diferente que no viene al caso, me dijo en una ocasión que la primera vez es casuali-dad, la segunda coincidencia.

Vosotros, ¿qué pensáis?

Javier Cuadrado DiagoAntiguo Alumno

1 TOMA Y LEE, diciembre 2008, ”A unos cuantos kilómetros”.

¿CoinCidenCia, Casualidad,…? Ventajas y desventajas de la informática

Page 23: Revista Toma y Lee 2009. Asociación de Antiguos Alumnos Agustinisanos de León

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¿CoinCidenCia, Casualidad,…?Cuando empezó la informática, sólo algunos vie-

ron el alcance que podía tener. Yo mismo dudaba si sería buena para mis alumnos y para mí. Otros profe-sores, compañeros míos, se metieron de lleno en ella y ahora están a años luz de mis conocimientos in-formáticos. Yo sé poco de informática, pero le estoy sacando buen rendimiento a mis cortos conocimien-tos. Ahora me pesa no haber hecho caso al profesor Vicente Grande que me insistía a que fuera con él a los cursos incipientes de informática. Y él es el que paga ahora las consecuencias, pues, cuando tengo algún problema, le llamo para que me lo resuelva.

Si hoy se suprimiera la informática, se produciría la mayor catástrofe universal. Sería como un nuevo diluvio, donde todo quedaría arrasado por la impo-sibilidad de poder leer o ver los CD o DVD, o todos esos aparatos donde guardamos todas nuestras pro-ducciones literarias; todas las cuentas de los bancos, todos los historiales de la Seguridad Social, y todos los depósitos de existencias de cualquier empresa por pequeña que sea.

Ah, lo que más me cuesta a mí de la informá-tica es el vocabulario que usa. Yo lo comparo con el fútbol que, al principio se escribían los nombres pertenecientes a este deporte totalmente en inglés: foot-ball. Después se fueron castellanizando y se empezaron a escribir en español. Teníamos la venta-ja de que eran pocas palabras. Pero en informática son muchísimas las palabras que se usan. Nos las han traducido al castellano, pero casi al pie de la letra. Y como cada día están sacando nuevos adelantos, cada día salen nuevas palabras de los distintos pro-ductos que te ofrecen.

Pues, bien, a pesar de esa dificultad mía del le-guaje informático, no me queda más que decir que la informática es maravillosa. Como medio de comu-nicación, es insustituible. Hasta ahora era el teléfono el modo más rápido de comunicación. Sigue siendo un instrumento insustituible, pero el correo electró-nico (perdón, e-mail), además de ser rápido, permite dejar escrito todo lo que le quieras decir al otro in-terlocutor, quedando en el mismo mensaje el día y la hora. Tiene la ventaja sobre el teléfono que cuesta igual a cualquier parte del mundo. Se pueden enviar escritos, fotos, videos etc. Y tiene la ventaja sobre el correo tradicional que no hay que envolverlos o me-terlos en sobres, ni bajar al estanco para poner sellos ni llevarlos a correos.

Hoy día, todas las empresas, por pequeñas que sean, están informatizadas. En casi todas las casas hay un ordenador. Y bien que lo lamentan los que

no lo tienen, aunque como escusa, desde luego poco válida, digan que ya a su edad no sería capaz de manejarlo. Es una escusa, pues yo escribí un artícu-lo hace cinco años que titulaba: “A los 95 años se enganchó al ordenador”. Sí, el H. Isidro Hernández, jesuita, compró su primer ordenador al cumplir 95 años y ochenta de jesuita, y este año cumplió los cien. A los dos acontecimientos me invitó y asistí. Me decía. “La edad no debe ser impedimento para mu-chas cosas, si los demás lo hacen también yo puedo hacerlo”

Nos señala los errores de escritura, las faltas de ortografía y las palabras que pueden escribirse de dos formas. Unas te las señala con encarnado cuan-do son faltas ortográficas y los errores y palabras du-dosas con verde.

Pero también, con todas estas ventajas, tiene sus inconvenientes. Todos los inventos y descubrimientos que ha hecho el hombre han sido beneficiosos para la humanidad, pero también tiene unos inconve-nientes grandes. Muchos los usan para aprovecharse de los demás y para hacer daño. En informática no va a ser distinto. Nuestros alumnos usan todos el or-denador para sus trabajos, para sus informaciones e investigaciones, pero también se encuentran con in-formaciones de temas pornográficos, y con chats que a muchos los ha llevado a su fracaso en los estudios. Además, como usan el correo para todo, escriben sin preocuparse por la ortografía y aparecen palabras que significa que no tienen ni los más elementales conocimientos de ortografía; y no estoy hablando de las B confundida con la V, ni de la G confundida con la J, ni de la H, sino de otras incorrecciones orto-gráficas que no se dan en la vida ordinaria. El otro día en un programa de televisión, hablando de las setas, ponían un subtítulo “No COGAN setas que no conozcan”. Y en otro en el mismo programa ponía la palabra “OKUPADO”. No me acuerdo de todo el letrero. Y yo pensé: ¿cómo es posible que no haya nadie que revise antes los letreros de sacarlos a la publicidad? ¿Con qué conocimientos llegó esa per-sona, y quién lo colocó ahí para que escriba los sub-títulos?

Bueno, no haremos indagaciones.El ordenador no deja de ser un instrumento de

trabajo, pero siempre para que lo maneje, en las ma-nifestaciones públicas, una persona con los suficien-tes conocimientos ortográficos.

Domingo González GonzálezProfesor jubilado del Colegio

Ventajas y desventajas de la informática

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El Sol está en un pesebrelo puso allí una Doncella,por eso en el cielo brillanmás alegres las estrellas

con un brillo que las hacemás atractivas y bellas.

Bajar del cielo a un pesebrees un largo recorrido

que anduvo para salvarnosel Hijo de Dios nacidode una Mujer Virginal,

santa y bella cual no ha habido.

Siendo Jesús, como era,el Príncipe de la Paz,

dejó el cielo, por traernosese admirable solaz

que nos inunda del gozodel que es cada cual capaz.

Jesús descendió del Cielopara hacernos compañía,para que no estemos solos

ni de noche, ni de día,y a nuestros oídos lleguen,

angélicas melodías.

Con su sonrisa infantilnos brinda todo el encanto

que hay en su rostro de Niño,algo que embelesa tantoque nos sustrae del pechomelodioso y dulce canto.

Todo el encanto del Cielose concentra en su mirada

que es tierna y nos enternececon ternura inusitada

y nos llena de embelesocomo belleza encarnada.

Siendo Jesús, en el cielo,Sol de eterna claridad,quiso bajar a la tierra

para sembrar de bondad una semilla fecundade gloria y felicidad.

el Sol en un PeSeBreP. J. Miguel Velasco. Agustino

Deseamos de todo corazón la prosperidady la salud en estas Fiestas,

y que el Año Nuevo llegue a vuestras casascon ventura, paz y felicidad.