Revista Toma y Lee 2010. Asociación de Antiguos Alumnos Agustinisanos de León

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TOMA Y LEE Tolle, lege

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Toma y LeeDiciembre 2010

Tolle, lege

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En reunión de la Junta Directiva se acordó fijar la fecha del 28 de Enero de 2011, viernes, a las 8 de la tarde en primera convocatoria y a las 8,30 de la tarde en segunda, para la celebración de la Asamblea Gene-ral Ordinaria en el Salón Parroquial Padres Agustinos (Gran Vía de San Marcos), con el siguiente:

Orden del día1) Lectura del Acta de la Asamblea anterior y, si procede, su aprobación.2) Estado de cuentas.3) Presupuesto para el año 2011.4) Actualización de cuotas.5) Resumen de actividades año 2010.6) Elección de los Censores de Cuentas y dos Suplentes.7) Ruegos y preguntas.

Queridos compañeros:Un año más, recibís en vuestros hogares la

revista TOMA Y LEE a través de la cual quiero enviaros, en nombre de toda la Junta Directiva, el más cordial de los saludos y, al mismo tiem-po, desearos una FELIZ NAVIDAD y un NUE-VO AÑO 2011 repleto de las mayores venturas para vosotros y vuestras familias.

Al mismo tiempo quiero insistiros en la ne-cesidad de acudir a la Asamblea que la Asocia-ción celebrará en la fecha que se os indica en el orden del día para que, en la misma, nos apor-téis cuantas sugerencias consideréis oportunas para el bien de la Asociación.

Con gran pesar debo deciros que la asisten-cia a la Eucaristía que celebramos anualmente por nuestros profesores y compañeros fallecidos

a los largo del año es mínima, por lo que se os pide un “ligero esfuerzo” por acompañar a sus familiares en tal acto.

Quiero recordaros que, el próximo año, por las Fiestas Patronales, se celebrarán elecciones para renovar la Junta Directiva, por lo que, a partir de Enero, podéis enviar al Colegio cuan-tas candidaturas deseéis y que sería bueno que hubiese varias para así poder los asociados de-cidir entre las diversas ofertas que cada una pre-sente, porque es triste que siempre sea una única candidatura y cogiendo los candidatos casi a la fuerza.

Gracias a todos por vuestro apoyo y recibid un fuerte abrazo.

Vicente Luis GutiérrezPresidente

Saluda del PreSidente

Asamblea de la Asociación

CróniCa Breve

JUNTA DIRECTIVAConsiliario: P. Maximino Fernández García

Presidente: Vicente Luis Gutiérrez Fernández

Vicepresidente: Ramón Pérez Martínez

Secretario: José Ignacio Gómez Campillo

Vicesecretaria: Ana Díez-Ordás de Cadenas

Tesorero: Vicente Luis Gutiérrez Álvarez

Contador: José Luis Barrientos Barrientos

Vocales: Ricardo Aller López, Miguel Ampudia Díez,

Juan Brun Placer, Javier Cañón Feliz, Javier

Cuadrado Diago, Raúl Iglesias Ponce, Javier

Martín Egüen, Pablo Martínez Muñoz, Carlos

Pérez Martínez, Francisco Reguera Reguera

y Margarita Simarro Pedreira.

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Parece que fue ayer, cuando me enfrentaba como cada año al folio en blanco con la misión de resumir en unas pocas líneas, lo acontecido en nuestra Asociación a lo largo del año 2009. El tiempo pasa vertiginosamente y de nuevo me he de poner manos a la obra. Un año, doce meses en los que la vida va dejando su huella y en los que las circunstancias van determinando el que ese año pase sin más o, por el contrario, quede marcado significativamente en nuestro íntimo calendario vital. Un año más en nuestra Asociación que poco a poco se acerca a los 90 años de historia.

El día 29 de Enero se celebró la tradicional Misa en memoria de los asociados fallecidos y, a continuación, tuvo lugar en los locales de la Parroquia la Asamblea General Ordinaria. A la misma, como desgraciadamen-te viene siendo habitual, asistió un escasísimo número de asociados. Nos honró con su presencia el Padre Án-gel Escapa, Director del Colegio, y esta circunstancia nos brindó la oportunidad de exponerle diversos temas que nos ocupan en la actividad asociativa. Permitidme

que destaque entre todos ellos la propuesta formal por parte de la Asociación de colaborar con el Colegio y la Parroquia en la creación de una ONG agustiniana en nuestra ciudad, proyecto que ya se comenzó a madurar tiempo atrás con el incondicional apoyo de nuestro re-cordado Padre Luis Estrada, tristemente desaparecido hace ya un año. La Dirección del Colegio se compro-metió a estudiar la propuesta y en sus manos queda la decisión final.

Durante el primer trimestre, la Directiva centró sus tareas en la preparación de los actos de la fiesta de la Asociación. El Pregón de las Fiestas tuvo lugar el día 22 de Abril y este año recayó el honor de pronunciarlo en quien os escribe estas líneas. Os aseguro que ha sido uno de los momentos más emocionantes de mi vida, y quiero desde aquí agradecer a mis compañeros de Junta Directiva su designación y a todos los que asistie-ron al acto el cariño con el que trataron a este antiguo alumno que, embargado por un montón de recuerdos, intentó transmitir sus sentimientos y su agradecimiento a los presentes. Os aseguro que será un momento que permanecerá imborrable en mi memoria. Gracias a to-dos.

CróniCa Breve

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El día 25 de Abril, domingo, celebramos la Fiesta de la Asociación. Como es tradición en nuestra Aso-ciación, comenzamos los actos con la Misa participada ante el Altar de la Patrona cuya colecta se destinó un año más al “Proyecto Villanueva” para la construcción de viviendas en la República Dominicana, para a con-tinuación, proceder a desarrollar la Asamblea General Extraordinaria. En ella, tras leer y aprobar el acta de la

Asamblea anterior y dar lectura al Estado de Cuentas, se hizo entrega del Premio “Gabriel Barthe Balbuena” en su XXXV edición al alumno de 2º de Bachiller Álvaro Morales Vicente, elegido por sus propios compañeros. Seguidamente se dio lectura al fallo del Premio Pe-riodístico-Literario “Lamparilla”, también en su XXXV edición en la que fueron galardonados en las distintas categorías los alumnos Verónica Rodera González, Sara

Martínez Ordás, Alejandro Ro-bles Trigal y Miriam Merino Re-dondo. Os animo a que leáis sus trabajos en este mismo número de la Revista. A continuación se procedió a exponer a la Asam-blea la necesidad de realizar un aumento de las cuotas anuales de los asociados, ya que en los tiempos que corren y debido al escaso importe de las mismas, de no hacerlo la situación eco-nómica se haría más que difícil. La Asamblea dio su conformi-dad para que se someta a su aprobación en la Asamblea Ge-neral Ordinaria, como ordenan nuestros Estatutos. En la misma

Asamblea se felicitó públicamente al Padre Ángel Esca-pa, Director del Colegio, por haber recibido unos días antes un cariñoso y merecido Homenaje por parte de la Ciudad de Alicante en el transcurso del cual se pro-cedió a la inauguración de una calle con el nombre de “Padre Ángel Escapa, Agustino” por parte de la Alcal-desa alicantina. Vaya también desde aquí nuestra feli-citación por el justo reconocimiento a su labor docente en aquella su segunda tierra durante tantos años. In-mediatamente después llegó el tan esperado momento de la ceremonia de imposición de insignias e ingreso en la Asociación a los alumnos de 2º de Bachiller a la que asistieron emocionados sus familiares. Tras disfrutar de un vino español ofrecido por la Comunidad Agus-

tiniana, pasamos a disfrutar de la comida de hermandad en la que rendimos homenaje de ad-miración y cariño a los antiguos alumnos y asociados Joaquín Terrón Pérez y Cecilio Vallejo Aller que nos hicieron disfrutar de los recuerdos entrañables de sus años vividos en el Colegio.

El lunes 26 de Abril, festivi-dad de la Patrona, tuvo lugar el tradicional partido de fútbol, Trofeo “Máximo Gómez Bar-the”, que fue ganado un año más por el equipo de los anti-

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PANEL INFORMATIVODamos nuestra más cordial enhorabuena a:Ricardo Chao Prieto, nombrado Comisario de la

exposición “Tormentaria” en el Palacio del Conde Luna.

Jorge Revenga Sánchez, nombrado Pregonero de la Semana Santa 2010 de León, declarada de Interés Turístico Internacional.

P. Ángel Escapa Arenillas, por la decisión del Ayuntamiento de Alicante de poner una Avenida con su nombre en dicha ciudad.

Rogamos a todos aquellos asociados que reali-zan el ingreso de su cuota en alguna oficina ban-caria en efectivo, hagan constar su nombre en el documento de entrega para así tener conocimien-to de la persona que lo realiza.

Ponemos en vuestro conocimiento que queda abierto el plazo de solicitud de ayuda económica al estudio para aquellos asociados o sus familiares directos que lo soliciten. Podéis enviar las solicitu-des hasta el día 1 de Abril de 2011.

La Asociación colabora con todos aquellos An-tiguos Alumnos que deseen celebrar sus Bodas de Oro o de Plata de la salida del Colegio. Los intere-sados pueden contactar con la Asociación o con el propio Colegio.

Nuestra Asociación mantiene las cuentas si-guientes:

CAJA ESPAÑA, c/c:2096 0001 24 2010202400. CAJA LABORAL, c/c:3035 0287 86 2870007303.Recordamos que la cuota anual es de 10 €.

Conocemos el fallecimiento de los siguientes compañeros y profesores:

Martiniano Fernández Olivera, P. Nicanor Canal Pérez (agustino), Ángel María Cuadrado Jular, Jus-to Vega Fernández, Virgilio Riesco Ardura, Ángel Panero Flórez, Fr. Mateo González Relloso (agus-tino). Que la Madre del Buen Consejo los acoja en su seno.

La Misa por los fallecidos durante el año 2010 se celebrará en la Parroquia de Nuestra Madre del Buen Consejo (PP. Agustinos), en la Gran Vía de San Marcos, el día 28 de Enero de 2011, viernes, a las 19,30 horas. ROGAMOS TU PRESENCIA.

La dirección de la página web del Colegio es http://www.agustinosleon.com/

En ella encontraréis un apartado de nuestra Asociación donde podréis contactar con la misma.

Correo electrónico: [email protected]

Rogamos a todos los Asociados que tengan co-nocimiento de cualquier tipo de noticia que afecte a algún compañero tengan a bien comunicárnoslo con el fin de que podamos darla difusión a través de nuestra revista “TOMA Y LEE”.

Rogamos a todos aquellos Asociados que deseen insertar publicidad, en esta revista de Diciembre o en el programa de fiestas de Abril, se pongan en contacto con la Junta Directiva de la Asociación.

guos alumnos por un ajustado, aunque no por ello me-

nos justo, resultado.

Por último, dejadme que desde estas líneas deje cons-

tancia del recuerdo a todos aquellos antiguos alumnos,

profesores y miembros de la Comunidad Agustiniana

que en el último año nos han dejado. Con su ejemplo

y enseñanza nos siguen marcando el camino que segui-

mos los que continuamos sus pasos por el mundo y os animo a todos a participar el próximo día 28 de Enero en la Misa en su memoria que tendrá lugar en nuestra Parroquia de la Calle San Agustín. Sin duda será nuestro mejor homenaje.

José Ignacio Gómez Campillo

Secretario de la Asociación

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1.er Premio lamParilla 2010Categoría A

Hacía apenas unas horas que el sol había comenzado a iluminarnos con su luz, una luz resplandeciente que proporcionaba un am-biente más feliz y pintoresco a nuestra ciu-dad. Aquel 27 de Mayo de 1966 parecía un día como otro cualquiera, las gentes de León pasaban a lo largo de la famosa Calle Ancha charlando con sus amistades sobre anécdotas de su vida diaria o simplemente dirigiéndose a sus lugares de trabajo. Lo que ninguna de esas personas sospechaba era que aquel día permanecería en sus mentes hasta el final de sus vidas.

Hacía un año que yo había llegado a León y todavía recuerdo el primer día que la vi, me quedé maravillada. Rodeada por hermosos árboles de hojas de otoño se extendía impo-nente ante mí la catedral de Santa María de Regla. Pasaba las tardes sentada delante de ella mientras recorría con la mirada cada re-coveco de su fachada, podría decirse que si cerraba los ojos sabría exactamente donde se encontraba cada figura laboriosamente talla-da, cada piedra, cada cristal que narraba las historias de la Biblia.

Una de aquellas tardes, mientras me pre-guntaba cuánto tiempo habrían tardado en construirla, un joven se sentó a mi lado y me dijo –Bonita, ¿verdad?– le miré cuidadosa-mente, como si aquella hubiese sido la prime-ra vez en mucho tiempo que alguien se deci-día a hablarme.

–Sí, es realmente bonita– respondí final-mente, al mismo tiempo que apartaba la vis-ta de aquél muchacho de penetrante mirada azul, para volver a centrar mi atención en ella, en la catedral.

–¿Sabías que tardaron más de un siglo en construirla?– preguntó mientras me miraba.

–No, estaba pensando en ello justo cuando apareciste– respondí con una leve sonrisa.

Una historia a los pies de la Catedral

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1.er Premio lamParilla 2010Categoría A

Una historia a los pies de la Catedral

– No llevas mucho tiempo viviendo aquí ¿verdad? –dijo con la mirada fija en alguna parte– me habría dado cuenta de que existías.

– ¿En serio? –dije tímidamente– normalmente la gente no se da cuenta de que existo y más aún si me paso todas las tardes aquí sentada.

– Sabes… podría decirse que eres igual que ella –dijo señalando la catedral– muy pocas personas sa-ben apreciar realmente su belleza y los secretos que esconde en su interior.

– Esa es una forma de verlo.

– Es mi forma de verlo –dijo sonriendo, su sonrisa era agradable y tranquilizadora– ¿Quién eres?

– Me llamo Elena.

– Es un nombre muy bonito, yo soy Cristian.

– Gracias, el tuyo también lo es.

Hacía ya varios minutos que ninguno de los dos de-cía nada y yo trataba de averiguar cuál sería el tema de conversación que más le interesaría justo cuando se levantó del suelo y se despidió diciendo –Debo irme ya, espero verte mañana–. Se alejaba poco a poco, sus ojos ya no me prestaban atención y los míos volvieron a posarse en algún lugar sin importancia

Desde aquel día comenzamos a reunirnos todas las tardes allí, llegamos a ser inseparables hasta el punto en el que casi sabíamos lo que pensaba el otro con tan sólo mirarnos. Compartíamos los mismos intereses y aficiones… pero ya se sabe que no todo es para siem-pre. Con la llegada del otoño comenzó a oscurecer más pronto y a hacer más frío, las hojas de los árboles comenzaban a cambiar sus colores, hasta que final-mente se resignaban y se desprendían de sus ramas para dejar paso a las del próximo año. Todos tenemos que resignarnos y dejar atrás algunos momentos, su-pongo que es algo que nos ha enseñado la naturale-za.

Aún recuerdo aquel viernes por la tarde, hacía mu-cho frío y ya era prácticamente de noche. Las calles es-taban casi vacías, solamente contaban con la compa-ñía de la luz que las farolas proporcionaban. Cristian y yo habíamos entrado en la catedral para poder seguir con nuestras charlas, como era costumbre. Él estaba algo raro, entristecido podría decirse.

En la parte superior de la catedral los niños peque-ños recibían la catequesis que les prepararía para su primera comunión mientras nosotros paseábamos re-corriendo la nave principal.

–¿Te ocurre algo?– le pregunté mientras me para-ba en medio del pasillo, él también se paró y me dijo –No lo sé, hoy hay algo que no va bien. No tienes que preocuparte.

–Bueno… espero que tengas razón y no haga falta que me preocupe– él sonrió ante mi respuesta y conti-

nuó caminado, aceleré el paso para alcanzarle y cuan-do lo hice se giró bruscamente. Yo me choqué contra él, que me rodeó con sus brazos para luego apartar-me. Desconcertada me volví para ver hacia donde iba, entonces me di cuenta de que la parte superior de la catedral estaba ardiendo y los niños pequeños pedían auxilio desesperados. Comencé a correr detrás de él con la esperanza de poder retenerle a mi lado, sabía que aquella idea era muy egoísta pero todo aquello era demasiado peligroso. La gente que había en la ca-tedral comenzó a correr hacia la salida, arrastrándo-me con ellos mientras yo intentaba resistirme.

Cristian se había quedado dentro y el incendio cada vez era más grande. Estaba comenzando a llorar descontroladamente y en ese momento comenzaron a salir niños corriendo del interior. Los bomberos están a punto de llegar me repetía una y otra vez mientras esperaba a que apareciera él por aquella puerta.

Las llamas devoraban con ferocidad los techos de la catedral y yo no hacía más que pensar –Ya está, se acabó… le he perdido–. La plaza se comenzó a llenar de gente que observaba impotente como uno de sus monumentos más importantes ardía. Una joven que se encontraba a mi lado contemplando el incendio me ofreció un pañuelo. –No te preocupes– me dijo –ya ve-rás como todos consiguen salir. Esas fueron las últimas palabras que escuché también de él, “No tienes que preocuparte”.

Me senté en el suelo, con la mirada clavada en las losas de piedra y un pañuelo mojado por las lágrimas en la mano. A veces me parecía que el contorno de las losas se desdibujaba debido a la cantidad de lágrimas que intentaban retener mis ojos y entonces alguien se agachó frente a mí y me abrazó.

–Te dije que no te preocuparas– me dijo alguien al oído, entonces me sequé los ojos y le vi, había salva-do a todos aquellos niños y además había conseguido salir de allí con vida. Los ciudadanos corrían a felicitar al héroe que había salvado a sus hijos, él permanecía a mi lado mientras quitaba importancia a lo que aca-baba de hacer y hubo un momento en el que sus ojos volvieron a posarse en mí, como aquel día en el que se sentó conmigo frente a la catedral, que ahora ardía en llamas.

Algo había cambiado desde entonces, es cierto que dicen que no nos damos cuenta de lo que tene-mos hasta que lo perdemos o como en mi caso, hasta que casi lo perdemos. Ambos sabíamos que algo ha-bía cambiado en nuestro interior, nos habíamos dado cuenta de que habíamos pasado a ser algo más que amigos sin realmente saberlo.

Miriam Merino Redondo

4.º ESO

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2.º Premio lamParilla 2010Categoría ALeón, Urbe Jacobea

La ruta jacobea es el camino terrestre de la vía lác-tea. Camino que innumerables peregrinos llevan im-preso en sus retinas, y que recordarán mientras vivan porque les está hablando de la historia de los hom-bres. De hombres, que como Arnolfo y Calixto dejaron sus huellas visibles a lo largo del camino.

Arnolfo, es un “inglés” de origen leonés, y Calixto, su gran amigo.

Un día emprendieron la gran aventura jacobea.Con el paso de los días llegaron a León. Arnolfo,

emocionado, explicaba a Calixto que hacía años que no volvía por la ciudad y que su León estaba muy cam-biado.

Lo que hasta hacía nada era un camino y sendero de álamos que conducía a su bella León, hoy se ha con-vertido en vía rápida, raqueta y autovía que engulle a los conductores y les empuja velozmente hacia el cora-zón de la ciudad.

Entran por Puente Castro, histórico paso sobre el Torío, relata Arnolfo, uno de los dos ríos que han ve-nido abrazando a la ciudad desde aquellos remotos tiempos en que fue fundada por la Legio VII en el año 69 d.c.

Arnolfo se emociona al relatarle a su amigo, cómo en el año 1188, en su ciudad, se celebran las primeras Cortes de Europa, que incluso contemplaban las “li-bertades”, –diríamos hoy–, de mujeres y niños, y cómo uno de los reyes del antiguo reino de León, Alfonso III, anima en el año 906 a ponerse en marcha hacia la tumba del apóstol Santiago.

La Legio se convirtió en pueblón, –dice Arnolfo–, de casas de canto rodado y tapial, cuajado de monaste-rios y torres apiñadas en torno al milagro de su gótica catedral.

Es entonces cuando dos lágrimas asoman en sus ojos. Recuerda su niñez jugueteando cerca de ella, en-tre callejuelas estrechas, casas de balcones de hierro forjado, adobes y teja, donde tan buenos momentos disfrutó, peleando con la pandilla de rapaces que co-rrían a través de ellas y entre los carros, animales y per-sonas que por ellas transitaban entonces. En cambio hoy, la ciudad tiene más bullicio y uniformidad, pero sus barrios antiguos –Santa Marina, El Mercado, Regla, San Martín– siguen vivos, vivos y muy presentes.

Recuerda como en la Plaza del Grano, su abuela vendía cereales e intercambiaba aperos de labranza, y

observa con agrado cómo aún conserva su rústico sue-lo empedrado, sus soportales… Es, le dice a Calixto, un lugar de pensamientos.

Caminan lentamente y se dirigen hacia San Isido-ro, antes se abre la calle del Cid, donde según algunos textos llegó a vivir y habitar el famoso personaje me-dieval.

Para Arnolfo, San Isidoro es ese lugar enigmático que representa la verdadera esencia de su ciudad.

–Es panzón, macizo y rubio, con una maravilla inte-rior que quiero que veas, Calixto– Le dice a su amigo. –Te invadirá la magia de lo noble y santo. Es un territo-rio de paz y silencio donde duermen los reyes de León, con un firmamento de colores que refleja los oficios mundanos de aquellos tiempos. Esto es la Capilla Sixti-na del arte románico– añade orgulloso.

A su salida a la luz, después de este viaje fantástico a través del tiempo, los dos peregrinos fijan sus ojos sobre el famoso gallo, vigía de la ciudad.

– Es un animal emblemático de la montaña del Curueño –cuenta Arnolfo– Utilizan su plumaje para pescar la trucha.

Se vuelven sobre la calle Ancha hasta llegar a la plaza de Regla, epicentro mágico de la ciudad. Allí, la catedral, luminosa, desnuda, siempre femenina.

– El tiempo que he pasado mirándola –dice Arnol-fo–, nunca ha sido tiempo perdido.

Calixto se deja llevar por la magia de sus vidrieras y la piedra amarilla de la montaña de Boñar. Es, en pala-bras de Calixto, “una joya multicolor”.

Arnolfo le abraza de la emoción.Juntos salen de una catedral que ocupará un sitio

en su memoria y en sus corazones, para vagar por las calles cercanas y salir hacia San Marcos, hoy Parador Nacional, antaño Hospital y sede de la Orden de Caba-lleros de Santiago.

La noche hace entrada y ambos deciden pernoctar en este recinto, para luego continuar su camino.

El puente romano sobre el Bernesga les espera.Arnolfo y su amigo Calixto se llevan en su mochila,

hacia Santiago, una estampa inolvidable, difícil de ol-vidar, de su León natal.

Alejandro Robles Trigal3.º ESO

1.er Premio lamParilla 2010Categoría B

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2.º Premio lamParilla 2010Categoría A

1.er Premio lamParilla 2010Categoría B

Dios guarDe el reino astur-leonés

“Padre nuestro que estás en los cielos”Señor, estoy confuso, he de tomar pronto una de-

cisión, mi hijo García ha conspirado para arrebatarme el trono y me veo obligado a abdicar. Mas ¿He de en-tregar todo mi reino a uno de mis hijos o dividirlo en-tre ellos? Por eso acudo a esta iglesia para tener una revelación. Señor mi Dios, desearía una señal o algo… ¡Pardiez! Qué difícil elección; dirigí el Reino Astur con cabeza y tomé decisiones importantes, mas ésta es po-siblemente la más difícil que se me haya presentado.

“Santificado sea tu nombre”Confusión y nada más que confusión hay en mi ca-

beza. Pensé en dejarle todo a García, mi primogénito, no sería un mal rey. Pero en cambio, Ordoño II y Fruela tienen a su vez cualidades para llegar a ser grandes monarcas y, cómo dejarles a uno de ellos el territorio y nada para el primogénito. Yo, Alfonso III, El Magno, me dirijo a ti, Señor, para hallar la respuesta a mi di-lema.

“Venga a nosotros tu reino”García tiene grandes cualidades: grandes dotes de

mando y mantiene admiración en las gentes. No se sabe como el pueblo le respeta, y a pesar de que aún no lo es, ya hace las veces de rey y todos acatan lo que diga, sea lo que sea. Mas su ambición es a la vez muy grande, si le dejo el territorio a sus hermanos sería capaz de acabar con ellos sin ningún remordimiento, tan solo por el ansia de poder. O incluso matarme a mí en cuanto le deje el reino. Es tan turrrión que consi-gue todo lo que se propone.

“Hágase tu voluntad así en la Tierracomo en el Cielo”

Quizás Ordoño gobernara mejor el territorio. A pesar de gustarle demasiado la guerra, tiene un tem-peramento muy fuerte y sería, sin lugar a dudas, un gran rey, contra el que nadie se atrevería a conjurar. Imaginemos que alguien no está de acuerdo en sus decisiones, seguro estoy de que le haría cambiar de opinión, nadie volvería a revelarse en su contra. En Asturias todos le alaban y le reclaman como rey. Y he

de admitir que siempre tuve una pequeña predilec-ción por él. Le encantan los animales y es un auténtico artista emburriando la soga, o en la caza del gocho.

“Danos hoy nuestro pan de cada día”

También he pensado en Fruela, aunque posible-mente dejárselo todo al menor no fuera la mejor idea. Él es el más sensato de los tres, tendrían buen mando sobre el ejército y organizaría buenas estra-tegias, pero es muy blando. A pesar de tener el cami-no libre evita toda guerra o posibilidad de conquista. Así nunca echaríamos a los malditos musulmanes de la península, es más, acabarían por conquistarnos si no presentamos batalla. Se manca faciendo cualquier ejercicio, pero es muy buen rapaz.

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“Perdona nuestras ofensas”Pensando ya en el territorio quizás sea demasia-

do imperio para un solo rey. Si se revelan en Galicia y me encuentro en Zamora puede que cuando el rey se percate ya se hayan independizado antes de poder dar una orden. El territorio es muy extenso y aunque me cueste dividir mis dominios si no lo hago acaba-rán desvinculándose. Además he pensado en mover la capital a León para que se sitúe más o menos en el centro del reino.

“Como también nosotros perdonamosa los que nos ofenden”

Creo que definitivamente lo mejor va ser dividir el reino. Pero lo importante es cómo hacerlo sin que nuestro pueblo o mis hijos se peleen o se sientan me-nospreciados por lo que les toque. Muy a mi pesar, porque desearía dejarle el Reino de León a Ordoño, he de dejárselo a García ya que él es el primogénito y

el que ha provocado esta revuelta. El Reino de León se quedará con León y Zamora.

“No nos dejes caer en la tentación”Para Ordoño dejaré Galicia, un Reino que prome-

te un gran desarrollo y no tiene un territorio peque-ño, del que será un estupendo soberano. Para mi hijo Fruela le dejo Asturias; a pesar de tener una extensión menor es también un gran imperio y estando rodeado por los reinos de sus hermanos no tendrá muchas gue-rras a las que enfrentarse.

“Y líbranos del mal”Gracias Señor por esta revelación, espero que esta

sea la mejor elección para mi pueblo y para mis hijos.

“Amén”

Sara Martínez Ordás,2º ESO

2.º Premio lamParilla 2010Categoría BEl trabajo dEl Silvia

Silvia intentaba concentrarse en la clase de Socia-les, pero le era imposible. Lo cual es perfectamente comprensible, teniendo en cuenta que estaban casi a finales de curso y su mente estaba en la piscina, no precisamente en la clase. La verdad es que no sabía ni de qué estaban hablando, pero justo la profesora tuvo que fijarse en ella y preguntarle:

– Silvia, ¿podrías decírmelo tú?

– Claaaro… ¿Decir qué?

– Que qué son los 1.100 años del Reino de León.

– Pues creo que son un milenio y un siglo del Reino de León ¿no?

– Muy gracioso. Espero que a todos os parezca igual de gracioso el trabajo que tenéis que entregar para el lunes. Quiero 2.000 palabras sobre los 1.100 años de la historia de León. Podéis recoger.

A la salida de clase, Julia, la mejor amiga de Silvia, se acercó a ella y le dijo:

– ¿Y ahora yo qué pongo? Creo que mi trabajo va a ser parecido a la redacción de Lengua. Pondré algo así como: “Hace muchos, muchos, muchos, muchos, muchos, muchísimos años, un tío muy, muy, muy, muy, muy majo que se llamaba Perico los Palotes creó un

Reino muy, muy, muy, muy, muy chuli que se llamaba León”. ¿Qué nota crees que me pondrían por eso?

– Yo te pondría un siete. Pero ésta es muy estricta, así que yo por lo menos me voy a pasar la tarde en la biblio. Una pena, porque hace un día estupendo, pero…

– Yo prefiero seguir mi método. Mira, si me pone un 2, sumado a la nota del anterior trabajo, en el que tuve un 1… La media me da… Vaaalee… Wikipedia me espera. Adiós.

Así que a Silvia no le quedó más remedio que pasar una tarde maravillosa en la biblioteca. Cogió un libro sobre León, pero era demasiado largo… y demasiado aburrido, así que al final se quedó dormida.

Y cuando se despertó, no estaba en la silenciosa Biblioteca de León, sino en algo parecido a León, pero claramente no era León. O eso, o Silvia no conocía su ciudad, y llevaba ya varios años viviendo allí.

Entonces consiguió situarse más o menos. Por ahí estaría más o menos el edificio de la Junta. Pero del edificio ni rastro, oye. Justo pasaba por ahí un señor que tenía pinta de monje de la Edad Media, o la An-tigua, o quizás de la Prehistoria (¿había monjes en la

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2.º Premio lamParilla 2010Categoría B

Prehistoria? Silvia no solía prestar mucha atención en Sociales).

– Estoo… ¡¡Oiga!! – gritó Silvia.– Dígame, hermana – vale, definitivamente era

monje.– Eh… ¿Dónde estamos?– En León, hermana – ese tío hablaba tan suma-

mente lento y con un tono como místico que a Silvia le ponía de los nervios.

– Ahhh… Ya, oiga, y… ¿La Junta y tal?– ¿La Junta? No, nosotros nos juntamos en la plaza,

si eso te sirve de algo.– No, la JUNTA, el edificio de la Junta. Hay muchos

ejecutivos…– ¿Ejecutivos? Usted se está refiriendo al verdugo

¿no?– No… En fin, déjelo – y se fue corriendo.A los pocos minutos llegó a lo que sería la Calle

Ancha y subió hacia donde debería estar la catedral. Había un grupo de gente alrededor de lo que parecía un proyecto de ir a ser la catedral. Gritaban pidiendo el dinero que faltaba para terminar la catedral.

Entonces, un señor subido a un caballo se acercó al grupo. Todos se arrodillaron, así que Silvia hizo lo mismo, y preguntó a uno de los que estaba por allí:

– Oye, ¿Y este quién es?– ¿Es usted extranjera? Nuestro rey, Fernando III.– Ah… claro, vale. ¿Y qué ha pasado?El susodicho rey les interrumpió:– Conozco vuestro descontento acerca de las obras

de la catedral de León, ya que todos los fondos se de-dican a la catedral de Burgos… – bien, ahora todo em-pezaba a encajar. – Por eso, yo, Fernando III, pondré el dinero necesario para completar las obras.

El pueblo empezó a aplaudir. Silvia pensó que pro-bablemente ya tendría tema para su trabajo… Pero no tenía claro qué estaba pasando. De repente, pasó a su lado un duendecillo verde que la saludaba, y en-tonces fue cuando comprendió que probablemente todo era un sueño, así que se despertó. Lo primero que vio fue una frase de su libro: “… Y así fue como el rey Fernando III puso el dinero necesario y la catedral se pudo construir…”. O sea, que era verdad… Silvia

levantó la vista y vio a su amiga Julia.– Ah, hola.– ¿Sabes que te has dormido en la bibliote-

ca?– Emmm… Sí.

– Buah, este trabajo es un rollo ¿no?– La verdad, creo que es de lo más

interesante

Verónica Rodera González2.º ESO

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Reverendo Padre Prior de la Comuni-dad Agustiniana.

Reverendo Padre Director del Colegio.

Queridos Padres Agustinos.

Sr. Presidente, Consiliario y miembros de la Junta Directiva de la Asociación de Antiguos Alumnos Agustinianos.

Profesores del Colegio.

Reina y Damas de las Fiestas.

Alumnos; Ex-alumnos y amigos:

Cuando se me encomendó la tarea de pronunciar el Pregón de las Fiestas Patro-nales del Colegio, de mi Colegio, al que con tanta intensidad sigo ligado, se agol-paron un sinfín de recuerdos y vivencias. Parece que fue ayer cuando todas la ma-ñanas, cogido de la mano de mi padre re-corría el camino de mi casa al Colegio con la ilusión de un niño que no pensaba más allá del día a día, y cuyas preocupaciones se centraban en las clases diarias y en dis-frutar de los juegos propios de la edad con sus amigos en el patio del Colegio de la ca-lle San Agustín. Recuerdo las mañanas de los domingos asistiendo a la Misa con mi padre y sus compañeros ex-alumnos des-de el coro de la antigua y preciosa Iglesia donde con mis compañeros de clase recibí la Primera Comunión. Nunca olvidaré las maravillosas tardes en el cine del Colegio. Ni los partidos de fútbol en aquel pequeño

Pregón

de FieStaS

patio que a nosotros nos parecía inmenso. Y, por supuesto, recuerdo nítidamente las Fiestas Patronales con sus activi-dades, sus juegos y el estruendo de los petardos que hacía que todo León supiera que los Agustinos estábamos de fies-ta. Ese olor a pólvora, ese ruido tremendo, ese ambiente de bullicio y alegría se extendía por toda la ciudad durante esos días.

Un poco más tarde el Colegio se trasladó a sus actuales instalaciones, a otro lugar pero con la misma gente, y aquí disfruté de los mejores años, de la adolescencia en suma. Era un lugar moderno y diferente a los demás. Disfruté de la libertad de los espacios abiertos y de la pasión por el depor-te en unas instalaciones magnificas. Descubrí la ilusión por leer y escribir voluntariamente, motivado por los Premios Lamparilla. Me apasioné por la Ciencia y la Biología. Pero sobre todo afiancé los vínculos que todavía perduran con aquellos que ahora siguen siendo mis amigos.

Cómo no recordar a todos aquellos profesores, tanto frai-les como seglares que con su infinita paciencia y sus dotes pedagógicas, hicieron posible la formación académica y hu-mana que, sin duda alguna son los cimientos sobre los que

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seguimos construyendo, cada día, ese edificio sin-gular que es nuestra vida. Mencionar a todos sería una tarea larga y posiblemente caería en la inco-rrección de olvidarme de algunos de ellos. Vaya desde aquí mi homenaje a todos los nombres que ahora mismo me vienen a la cabeza, algunos aquí presentes y otros disfrutando ya del eterno abra-zo de la Patrona. A todos ellos les transmito mi agradecimiento. Supieron inculcarme los valores y la educación en libertad y tolerancia que son pro-pias del espíritu agustiniano. Me ayudaron a cono-cerme, a aceptarme y a superarme. A aprender de mis errores, que son la prueba de que existo. Me hicieron ver que no hay verdades absolutas, que siempre hay que escuchar a la otra parte. Me in-culcaron el verdadero significado de la frase agus-tiniana “Ama y haz lo que quieras”. Me hicieron respetar y obedecer más al que enseña que al que manda. Me enseñaron que la verdadera libertad se ha de someter a la verdad.

Quiero dirigirme a todos los alumnos que me estáis escuchando, y soportando, con la esperanza de que este Pregón vaya llegando a su fin. Cuando estaba en vuestro lugar jamás pude imaginarme que en algún momento de mi vida tendría que di-rigirme desde este balcón a los alumnos del Cole-gio. Pero llegado a ese punto, tengo la necesidad de deciros que disfrutéis y apuréis los momentos que cada día viváis en el Colegio. Os aseguro que son irrepetibles y que con el paso de los años os daréis cuenta de lo que os digo. Los que ahora te-néis a vuestro lado van a ser vuestros compañeros de viaje a lo largo de toda vuestra vida. Entre to-dos, forjaréis vuestro proyecto vital. Recordad que, como decía San Agustín, “sólo se es libre cuando se es amigo”. Vuestros profesores con el paso del tiempo se convertirán en un referente. Muchos de los Padres Agustinos serán vuestro apoyo en situa-ciones difíciles. El Colegio y la Patrona pasarán a ser un lugar común y una guía en vuestras vidas. Mantened el contacto con la comunidad del Cole-gio y entre vosotros como herederos de tantas ge-neraciones de exalumnos que conforman la histo-ria agustiniana que en esta ciudad cuenta con más de cien años de vida. Ciento nueve años en los que la labor de los Padres Agustinos en León se ha de-sarrollado en el campo pedagógico y pastoral. Mi-les de alumnos pasaron por sus aulas y pocos son

los hogares leoneses que no han contado con algún miembro ligado de una u otra manera a la familia agustiniana. Esa gran familia de la que vosotros también formáis parte. En vuestras manos está el futuro, que discurrirá por caminos diferentes, por rumbos marcados por el arte, las letras o las cien-cias. Pero vuestro verdadero éxito ha de estar en un plano más íntimo y más difícil: en la búsqueda de vuestra realización como personas.

Permitidme que os hable de la verdadera pro-tagonista de estas Fiestas. De Ella, de La Patrona. Ella es el núcleo, el nexo imperceptible, pero im-prescindible, de todo lo que nos une. Ella seguirá siempre a vuestro lado, en los momentos difíciles y en los momentos alegres. Cuántas veces Ella, como Madre que es, me escuchó con ternura y supo responderme con su tierna mirada y con esa im-borrable sonrisa, para guiarme en el caminar por este valle, a veces oscuro y difícil, que es la vida. Cuántas veces me acerque a ella pidiendo ayuda y consuelo. Cuántas veces la hice partícipe de mis alegrías y de mis penas. Cuántas veces sentí a mi lado su presencia y recibí de sus labios su conse-jo. No dudéis en acudir a Ella. Ella siempre tiene tiempo para escucharnos y en su seno siempre hay un lugar reservado para todos y cada uno de noso-tros.

No quiero extenderme más. Sé que estáis ansio-sos por disfrutar de las Fiestas Patronales. Como reza una frase que se le atribuye a San Agustín “una vez al año es lícito hacer locuras”. Éste es el momento. Disfrutad de las fiestas, vividlas inten-samente, con alegría, porque van a ser momentos imborrables en vuestras vidas. Y como no puede ser de otra manera, os animo a que con el corazón más que con la garganta gritéis conmigo

¡¡¡¡VIVA LA PATRONA!!!!

José Ignacio Gómez CampilloAntiguo Alumno

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RecueRdos y AñoRAnzAs

Es una fecha que engancha. Engancha por tratarse de la Madre de Jesús que generosamente nos la cedió en la cruz y, por lo tanto, es Madre nuestra. Engancha tam-bién por toda la fiesta que se organiza en su entorno. Muchos de los profesores que estuvimos en el colegio hemos celebrado más de cincuenta años esta festividad, y todos los años es igual, aunque todos los años es dis-tinto.

El profesor jubilado D. Eloy Diez Ordás, nostálgico cien por cien, es, sin duda ninguna, el que más Patro-nas ha celebrado. Unas setenta. Primeramente empezó cuando tenía cuatro ó cinco años en las escuelas del co-legio de la calle San Agustín. Después siguió en el bachi-llerato, donde participaba activamente en todo lo que podía: era de la rondalla; fue un gran actor trabajando como tal en todas las obras de teatro que se representa-ban por estas fechas; de antiguo alumno siguió viniendo todos los años hasta que el P. Arnedo le trajo de profe-sor por unos meses hasta que encontrasen a otro, y esta espera duró treinta y cinco años, hasta que se jubiló. Y después de jubilado sigue con la misma ilusión de siem-pre. Añora no poder tirar petardos y el Rosario de la Aurora que se rezaba a las seis y media de mañana, hoy serían las ocho y media, alrededor de la plaza de la In-maculada. En el homenaje que le hicimos con motivo de su jubilación, yo, en un romance, le decía lo siguiente:

…Eras un buen comediante,trabajabas con esmeroen las obras de teatro

de las fiestas del Colegio.Lo mismo hacías de galánque de fraile misionero

Te metiste en la rondalla,que dirigía el Sr. Vieito,

llegando a tocar muy prontocualquier clase de instrumento.

Dibujabas tú muy bien,

aún hoy lo sigues haciendo,y por eso tus pinturas,tus dibujos y bocetos,

pasados ya cincuenta años,todavía se siguen viendo,con satisfacción y agrado

en las revistas del Centro.

Este año, echamos de menos al profesor, también jubilado, D. Julio Ramírez de Verger. Es el de más edad, aunque no el que más años estuvo como profesor, y tam-bién fue alumno. Con los alumnos de C.O.U, en el curso 1983-1984, él era el profesor de Dibujo y tra-bajos manuales, hizo el mural-mosaico que está en la pared del patio de autobuses. Lleva veinticinco años allí y sigue igual que el primer día. También a él, el día del homenaje de su jubilación le decía lo siguiente:

Todos nosotros dejamos nuestras huellas al pasar,

Don Julio, a quien festejamos,ha dejado en un pilar

una “HUELLA” singulara quien todos veneramos.

Nos has dejado, Verger,muy de cerca y para lejos,

colocada en la pared, como si fuera un espejo

en quien nos podamos ver,LA MADRE DEL BUEN CONSEJO.

Las hermanas Burguete, D.ª Helena, D.ª Pilar y D.ª Charo, entraron este año en el patio como tres quincea-ñeras.: sonrientes, alegres, besuconas y con unas ganas enormes de celebrar La Patrona.

D.ª Helena, después de su jubilación, se ha metido hasta los ojos en la Universidad de la Experiencia, dedi-cándose a la escena, es actriz y cantora y organizadora de eventos con los de su edad. También a ella en un ro-mance que le dediqué le decía:

…..Sigues con tu andar ligero,y sigues luciendo el tipo,porque los años pasados

no han maltratado tu físico,pues sigues luciendo igual

un pantalón que un vestido.

¡Viva la Patrona!

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¡Viva la Patrona!

D.ª Pilar se ha dedicado a la horticultura y tiene en Azadinos, donde vive ahora, un huerto que ella cuida. D.ª Charo, sin embargo, es más de ciudad y se dedica a pasear a su nieta. Tampoco Charo se libró de mis ripios en día de su jubilación.

…Tú has sido en toda tu vidaabierta de pensamientos.Contabas tus experiencias.Contabas tus sentimientos.

Hacías de lo que fuerasi era necesario hacerlo.Una vez, hasta de diosa

te vestiste con atuendos….

A D. Orestes no le sentó bien la jubilación, pues ha tenido que pasar por el quirófano varias veces, pero este año, totalmente “restaurado”, nos acompañó sin ayuda de ninguna muleta ni bastón. Seguro que este año sigue cuidando una huerta que tiene en su pueblo.

D. Javier Colino sigue dedicándose a la numismática y otras colecciones que él ahora amplía por interne ven-diendo, comprando y cambiando.

D. Vicente Gutiérrez sigue siendo presidente de los antiguos alumnos del colegio, que lleva y seguirá lle-vando con mucho entusiasmo y acierto. Pero lo más im-portante es que su hija Mónica le ha hecho tres veces abuelo, pero de una sola vez., pues ha tenido trillizos. ¡Enhorabuena!

D.ª Mari Carmen Aparicio ha estado a temporadas en Gijón, Valladolid y León. Ahora la veremos más en León pues se nos ha vuelto a enamorar. La eterna juventud. El amor no tiene edad.

Los agustinos que aparecen en la foto, El P. Zaldívar, El P. Maximino y el P. Julián y otros que no están, libe-rados de las clases, se dedican a la vida conventual con todo lo que ello conlleva: cuidar de la biblioteca, ayudar a otros que lo necesitan acompañándoles a la enferme-ría, al comedor, a pasear etc, con los rezos cotidianos correspondientes. .

D.ª Maribel ya se jubiló estas últimas navidades y también le dediqué un romance que entre otras cosas le decía:

Te acordarás tú, sin duda,de la Madre del Consejo,de las veces que tú fuiste

para pedirle remediode problemas personaleso problemas del colegio.

Yo te pido, Maribel,que en medio de estos recuerdos,

al andar tú paseandocuando estés allá en tu pueblo,

pidas también por nosotrosa la Madre del Consejo

En la foto aparece también D.ª Lourdes por estar ya en lista de espera.

¿Y Yo? Porque alguno pensará que mucho hablar de los otros y de mí no digo nada.

Me agarré a un amigo impresionante, el ordenador, y me dediqué en la mayoría de mi tiempo libre a escribir.

Primeramente escribí un folleto grande de titulo “Cuarenta años de vivencias agustinianas” cuarenta años que yo estuve de profesor en el colegio. En él puse la foto de todos los que estuvieron conmigo esos cua-renta años: frailes, profesores seglares y personal de ser-vicios, con comentarios y anécdotas. Todo contado en verso. Después escribí un libro de unas trescientas pá-ginas, en tamaño cuartilla, que titulé “Recuerdos de mi niñez en Mozóndiga” (mi pueblo) . A continuación otro libro, enormemente grande, de 380 páginas en tamaño folio, titulado “Jesuitas en Carrión de los Condes” don-de yo estudié los primeros cuatro años. A continuación hice otro tomo, también muy grande, sobre las reunio-nes que vamos haciendo los antiguos alumnos de los jesuitas de Carrión. Éste es a todo color. Y por último, el año pasado escribí “Yo también estudié para cura” , Libro que regalé a cada uno de mis compañeros de cur-

so en el seminario, por sus Bodas de Oro Sa-cerdotales, el día que la Diócesis les hizo un homenaje.

Como veis, a los jubilados que lo deseen, no les faltan ocupaciones en que entretener-se. Seguimos con la misma ilusión que tenía-mos cuando estábamos en el colegio y, por eso, nos interesa todo lo que ocurre en él. Disfrutamos de la Patrona, con nuestras limi-taciones, nos seguimos considerando jóvenes, que es lo importante, aunque sea con muchos años. Y por eso seguimos diciendo cada año: ¡ VIVA LA PATRONA!

Domingo González GonzálezProfesor jubilado del Colegio

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Si ahora miro atrás, creo que todo comenzó el día del entierro de Melquíades. Un cielo gris, pe-sado, eléctrico, se cernía sobre Dalga, y los rayos rompían el horizonte a lo lejos. El pueblo se vació para congregarse en el cementerio, con el silencio sólo roto por el sonido de los pies arrastrándose por el barro (rrrs, silencio, rrrs, silencio, rrrs…) como trágica marcha fúnebre. La lluvia arrecia-ba, las señoras se abrazaban a sí mismas para espantar el frío, pero los pasos no aminoraban, cuesta abajo por el camino de los cipreses. Si miro atrás aún me parece escuchar la pala rasgando la arena, el golpe monótono contra la madera, una y otra vez hasta taparlo todo para comenzar de nuevo. Sin Melquíades, Dalga ya no tenía sentido y, sí, aquello fue el principio del fin.

Los primeros que se marcharon, los Pérez, lo hicieron aquella misma noche. Ni siquiera re-cogieron las tazas de café sobre la mesa, ni las ropas de los armarios, ni las fotografías, ni las medicinas del botiquín, se marcharon dejando que la lumbre se consumiera lentamente en el brasero, dejando la puerta abierta, como si algún día pretendieran volver para recoger la mesa, la ropa, el esparadrapo y las aspirinas, las fotos inertes. Adiós, Dalga, adiós, así parecían despe-dirse las ruedas del carro de los Pérez mientras se hundían en el barro y luchaban por volver a salir; adiós, Dalga, adiós. Aquél fue el día en que Dalga comenzó a desdibujarse, vencida al fin por la niebla eterna que la cubría, contagiada por el gris y sin Melquíades, su alma mater, dejó de te-ner sentido. Dalga ya nunca más sería, ya nunca más podría ser la ciudad del porvenir alrededor de las minas de cobre, el lugar en el que los hom-bres anidaban sueños de oro, de casas con tres habitaciones en la linde de la montaña, ventanas amplias y flores en el jardín, el lugar hacia el que dirigían todos sus pasos y ahorros para encontrar una tierra agotada, rodeada de casas de alambre y madera, sin ventanas ni azaleas, horadada por todos aquellos que vinieron antes y sin posibili-dad de vuelta para morir bajo un firmamento sin

sol, sólo lluvia, niebla, días grises y la voz de Mel-quíades ronca, invadiéndolo todo con su mañana todo cambiará, encontraremos la Gruta del Gato, el oro del que hablan los mapas, y Dalga volverá a ser la ciudad del porvenir. La Gruta del Gato, el santo grial del que hablaban los papeles de sus antepasados, escondido en alguna montaña de Dalga. En su busca había llegado Melquíades con dieciséis años, encontró el cobre y construyó Dalga para encontrar más manos que atravesa-ran las piedras, las montañas, la tierra húmeda. Pero todo se agotó, Melquíades murió y con él la búsqueda de la Gruta del Gato. Ya nada tenía sentido.

Y todos se fueron marchando.

Cada amanecer aparecía una casa vacía, con la puerta abierta y la marca de las ruedas alejándo-se de Dalga. Adiós, adiós. Siempre se marchaban de noche, pero nadie reconocía que sería el si-guiente por la mañana. Durante el día todos de-cían que aguantarían, que seguirían, pero por la noche, otra vez ese sonido. Adiós, Dalga, adiós.

Una mañana, al despertarme, descubrí todas las puertas abiertas menos la mía. Los últimos, los Arias, se habían marchado la noche anterior. Ya sólo quedo yo atado a esta tierra, me dije tibio, como si no tuviera importancia. Adónde podía ir. Sólo conocía esto, pertenecía a Dalga como la tierra sobre la que se asentaba. Mi madre, Agus-tina, había llegado con veinte años y una mochila repleta de sueños (de ojalás, ojalás, ojalás) para construir un futuro junto a su hijo, junto a mí, y yo era demasiado pequeño para albergar recuer-dos de cualquier otro lugar, así que no miento si digo que nací en Dalga a los tres años. Y cuando ella murió yo continué con su quimera azotado, contagiado, por la búsqueda del dorado de Mel-quíades. Y ahora hasta yo era demasiado viejo, o al menos así me sentía con cuarenta años, y solo en un lugar consumido por los sueños de los que vinieron y se fueron con los bolsillos vacíos.

Yo no conocía el sol, el mar, los grandes ras-cacielos de los que hablaban los Pérez, los Arias,

“El último de Dalga”

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“El último de Dalga”los Gómez, todos aquellos que vinieron antes dejando atrás una puerta abierta y fotografías pegadas en paredes de aluminio, pero era yo, el último de Dalga, el único que mantenía vivo su recuerdo. Si yo me iba, el sueño de Melquíades moriría aplastado por la nebulosa.

Algunas mañanas, al despertarme, un impulso movía mis piernas con fiereza, como empujándo-me a marcharme también, a buscar otra vida, a dejar que Dalga se convirtiera sólo en un vago recuerdo, en un mito, en un sueño de un loco llamado Melquíades. Pero otras, casi siempre, me agarraba a mis rutinas para continuar con su vida, como si todos siguieran aquí, con Mel-quíades buscando entre mapas aquel dorado que alumbrara Dalga para convertirla, en efecto, en la ciudad del porvenir. Me levantaba, me lavaba con minucia la cara, apartando los ojos de las ve-tas grises de mi pelo, limpiaba las cuadras de los animales, mi deber durante tantos años y mi úni-ca compañía ahora, y después continuaba con la

obra de Melquíades, buscando entre sus papeles el escondrijo del dorado, y luego, por la tarde, me apostaba aquí, ante mi caravana, con la vista sobre la perspectiva del pueblo abandonado por todos, y quizá también por mí, pero eso, quizá mañana, siempre mañana, mientras cortaba una flor, la que fuera, para dejarla sobre las tumbas de Melquíades y mi madre como despedida. Y to-dos los días, al atardecer sentía crecer el impulso de marcharme, dejar de ser el último de Dalga, para dejarla con sus fotos, sus puertas abiertas, sus medicinas, sus ropas vacías en armarios lle-nos, inundada por la niebla lánguida, pero todos los días cerraba mi puerta por las noches y ese impulso se derrumbaba agotado por mis ganas de continuar para dejar de ser el último y conver-tirme en el primero, como en su día fue Melquía-des. Esperando a que mañana, sí, quizá mañana, todo cambie.

Patricia Cazón TrapoteAntigua Alumna

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Desde hace unas fechas, y debido al cambio de nombre del famoso Portillo de la Traición, se ha reabierto en Zamora el debate acerca de la figura de Bellido (o Vellido) Dolfos. Como siempre, este debate se polariza entre quienes defienden que este caballero fue un felón traidor, y quienes lo reivindican como héroe. ¿De dónde provienen estas visiones tan contrapuestas? Por desgracia hay que responder que casi nunca se tienen en cuenta las razones históricas en ninguno de los dos bandos, y que se suele acudir a otras de tipo más sentimental o literario.

Los defensores de la tesis de la traición echan mano de los cantares de gesta castellanos que, muy a pesar de Menéndez Pidal, están plagados de errores históricos y anacronismos. Su argumento favorito es el Cantar del Cerco de Zamora, donde se expone cómo el rey Sancho de Castilla somete a asedio a esta

ciudad en el año 1072 tras desterrar a Toledo a su hermano Alfonso VI de León. Y es que Zamora fue la única de todo el reino que decidió permanecer fiel a éste último, enfrentándose militarmente al usurpador castellano, por lo que si hay una ciudad española que realmente merece el título de Muy Noble y Muy Leal esa es la ciudad del Duero.

Volviendo al Cantar, en él se cuenta cómo Bellido Dolfos, uno de los caballeros cercados, finge abandonar la ciudad para pasarse al ejército castellano. Curiosamente, y siempre según este Cantar, los propios zamoranos advierten al rey Sancho de las aviesas intenciones de Bellido, lo que resulta completamente absurdo (¿acaso sería lógico advertir de un peligro al rey que está destruyendo la ciudad?). Una vez en el campamento enemigo, Bellido incomprensiblemente consigue la amistad de Sancho en muy poco tiempo,

El audazBellido Dolfos

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y aprovecha una situación en la que se encuentran solos para asesinarlo por la espalda. Hasta aquí hemos visto la versión transmitida por el Cantar del Cerco de Zamora, que fue compuesto mucho tiempo después de los hechos históricos, y que justificaría el nombre dado al Portillo de la Traición. El problema es que los cantares de gesta castellanos fueron acuñados desde Castilla con una clara intencionalidad política: la de cantar las glorias castellanas, y la de humillar a los pueblos enemigos. En ellos se intenta “lavar la cara” de Zamora presentándola como una ciudad que se defiende a regañadientes y con desgana, como si realmente supiera que la razón está del lado de Castilla. Alfonso X (“El Sabio”), temeroso de que se desintegrara la unión entre los reinos de León y de Castilla conseguida por su padre Fernando III, impulsó este nacionalismo castellano insertando los cantares en sus Crónicas, dotándolos así de una categoría histórica de la que carecían. Por poner un paralelismo, es como si se introdujeran en los libros de historia los cotilleos de las revistas del corazón, y los historiadores del futuro se vieran obligados a estudiar nuestra época a través de ellos.

Afortunadamente tenemos otras crónicas mucho más fiables para el estudio de la Edad Media, aunque no son tan accesibles al público en general como los Cantares de Gesta, tantas veces publicados y estudiados por los escolares en la asignatura de Lengua y Literatura. La crónica más cercana a los hechos del cerco de Zamora es la Silense, escrita en latín unos 40 años después de los hechos, y que los narra de la siguiente manera:

“Entretanto, los zamoranos permanecieron fieles en medio de aquella tempestad. Sin duda estos zamoranos, cuyas defensas habían sido fortificadas con el auxilio del rey Alfonso, al no soportar la derrota de su señor, mataron mediante la astucia al rey Sancho mientras les asediaba gracias al envío de un caballero de gran audacia. En efecto, el rey, inesperadamente atravesado por la espalda con una lanza por él, perdió la vida junto con su sangre. El mismo que lo abatió tan audazmente, según se había planeado, montado en un rapidísimo caballo fue recibido incólume por los ciudadanos, una vez abiertas las puertas de la ciudad.”

Como vemos, no hay ninguna referencia a una traición, y el calificativo que merece Bellido es el de “un caballero de gran audacia”, ya que hacían falta muchos arrestos para penetrar en solitario en el corazón de un campamento enemigo.

Esta versión se ve corroborada en otras dos crónicas posteriores. La “Historia de los hechos de España” de Rodrigo Jiménez de Rada (crónica contemporánea al Cantar del mío Cid) nos dice que “aparejados los batallones a su mando, [Sancho] atacó la ciudad de Zamora y, luego de rodearla por completo, inició

un duro asedio. Pero Arias González y los demás asediados se defendían bravamente y el agresor no pudo conseguir lo que pretendía. Mientras se llevaban a cabo los enfrentamientos por uno y otro lado, saliendo de la ciudad un caballero llamado Bellido Ataúlfo, sin pensárselo dos veces atravesó con su lanza al rey que paseaba por el campamento y se volvió a la ciudad con la misma rapidez con que había salido. Mas Rodrigo Díaz el Campeador, llevado por su lealtad al rey muerto, lo persigue al punto y estuvo a pique de darle muerte en las mismas puertas de la ciudad, pero no pudo atajar la velocidad de Bellido. Con la herida perdió el rey Sancho lo que poseía y lo que ambicionaba, su vida y sus reinos”.

Nuevamente Bellido aparece no como traidor, sino como valiente y osado soldado leal a su rey sin importarle las consecuencias.

Para finalizar, echemos un vistazo a la “Crónica de España” de Lucas, obispo de Tuy, conocido por lo general como “El Tudense”. La crónica fue realizada en el siglo XIII, y se suele datar en el año 1236. Está escrita en latín, pero existe una versión romanceada del siglo XV que publicó Julio Puyol en 1926:

“Mas los çamoranos, no podiendo sofrir el destierro de su señor el rey Alfonso, en ese tiempo porfiaron muy non vencidos, y alçaron sobre sí principe a Arias Gonçalez, que auia criado a essa Vrraca, asi como la noble Urraca auia establecido. Y mientras quel rey Sancho estudiese en essa çerca, salio de essa çibdad vn cauallero de gran osadia, que auia nombre Vellido Arnolfo, que ferio, sin sospecha, de traues a esse rey Sancho con vna lança, el qual rey, llagado con la lança por el pecho, derramó juntamente la vida con la sangre; fuió [huyó] esse cauallero que tan osadamente le ferió, e con arrebatado correr de cauallo se metio en Çamora”

Como vemos, son tres las crónicas que reflejan este episodio de una forma muy diferente a la que estamos acostumbrados. En vez de un traidor, Bellido Dolfos empieza a aparecer entre las tinieblas de la Historia, y se revela como un audaz y leal caballero que actuó a la manera de los actuales comandos. Es un caso singular que un asediado salga en solitario al campamento enemigo, y mucho más que consiga acabar con la vida del rey enemigo. Por todo ello considero todo un acierto el que el Ayuntamiento de Zamora haya cambiado el nombre al Portillo de la Traición y lo haya renombrado muy acertadamente como “Portillo de la Lealtad”. Si esa puerta en la muralla es coetánea o no del momento histórico del cerco es otro debate totalmente distinto. Cabe destacar que la gesta de este caballero también ha sido reconocida en la ciudad de León, donde existe una calle llamada “Héroe Bellido Dolfos”.

Ricardo Chao PrietoAntiguo Alumno y Profesor del Colegio

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El reloj de Guzmán marcaba cinco grados y eran, ya, algo más de las seis de la maña-na, de un diecisiete de mayo, cuando León comenzaba a despertar. No es de extrañar, ni debe ofendernos, que nos llamen cazurros porque, con esas temperaturas en el mes de las flores, es normal que se nos congele hasta el carácter.

Le habían ocurrido muchas cosas en poco tiempo, se ha-bía casado y, al poco tiempo, su entrañable padre había fa-llecido. Demasiadas emocio-nes para apenas cinco meses. Así, en ese contexto, nuestro viejo amigo Daniel, acompa-ñado de su mujer Laura, par-tía hacia Sevilla. Se había deci-dido por el producto nacional; quizás el fatal final de Ángel, su padre, no le había permiti-do organizar un viaje como a él le hubiera gustado o, quizás, su pasión por la Semana Santa y sus in-mensas ganas de ver al Santísimo Cristo de las Tres Caídas y a la Esperanza de Triana le hicieran dirigir sus pasos hacia tierras hispalenses, ni él mismo sabe muy bien el porqué de ese destino.

Al llegar a la “Muy Noble, Muy Leal, Muy Heroi-ca, Invicta y Mariana Ciudad de Sevilla” el termóme-tro marcaba veinticuatro grados lo cual hacía que, no sólo las maletas, sino, sobre todo, las prendas de abrigo que nuestros amigos leoneses portaban, delatarán su marcado carácter turístico.

Después de despojarse de tanto ropaje y atavío, y una vez adecentado para la ocasión, Daniel se echó a la calle para tomar una primera y rápida visión del centro de la ciudad y, sin quererlo, encontrarse con la Plaza del Salvador donde ya comenzó a degustar las especialidades de la zona y sus alrededores, que si una cañita y una “pringá”, que si aquí mejor, tras cruzar Sierpes, ya en la calle Albareda, probamos las tortillitas de camarones y el salmorejo, pero esta vez mejor lo regamos con una manzanilla…, ¡ah¡ y una de cabrillas.

- ¡Cállate Daniel¡, le digo, no sigas que es la hora de comer y se me hace la boca agua.

Continúa, nuestro querido turista primaveral, contán-dome las delicias de su viaje, marcado muy intensamente por la Semana Santa sevillana. Me confiesa que de lo poco que le dio tiempo a preparar de su viaje fue la ubicación de las imágenes que procesiona-ban en la Semana por excelen-cia de los sevillanos y la loca-lización de las mismas en sus Iglesias o capillas correspon-dientes, aunque sin quererlo, dice, “me encontraba con mu-chas de las que no buscaba”.

Daniel y Laura visitaron cuanto pudieron, Giralda, Catedral, Reales Alcázares, la Torre del Oro, la Casa de Pila-

tos… Y, de manera vehemente, como es él, me re-comienda no dejar de ver el Hospital de la Caridad, fundado por don Miguel de Maraña que fue, y es, refugio de pobre e indigentes.

La Iglesia de este hospital cautivó, muy espe-cialmente, a Daniel y donde, a pesar del expolio causado por el Mariscal francés Soult, durante la Guerra de la Independencia, sigue deslumbrando, sin infravalorar las obras de Murillo, Valdés Leal y Bernardo Simón de Pineda (muchas de ellas copias de los originales que hoy se exhiben por distintos museos del mundo), la obra escultórica que repre-senta el Entierro de Cristo, obra de Pedro Roldán situada en el altar mayor.

Además de estas visitas, sus apuntes tenían mar-cadas otras de obligado cumplimiento para un buen papón; el Cristo del Gran Poder, la Macare-na, Nuestro Padre Jesús del Soberano Poder en su Prendimiento en la capilla de la hermandad de “Los Panaderos”, el Cachorro, la Esperanza de Triana, el Cristo de las Tres Caídas y alguno más que no le dio tiempo a ver. “Excusa, ésta, suficiente para volver”, afirma Daniel con una sonrisa pícara en su gesto.

la tercera…“un guiño desde el cielo”

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la tercera…“un guiño desde el cielo”

Una tarde, Daniel y Laura, se dirigen al barrio de Triana, con intención de visitar la Capilla de los Ma-rineros, donde se encuentra la doble pasión semana santera sevillana de nuestro protagonista: el Cristo de las Tres Caídas y Nuestra Señora de la Esperanza. Bajan hacía el puente de Triana desde Campana, por la calle O`Donnell, … Murillo, entran en San Pa-blo; allí, Daniel se para ante la puerta de la Iglesia de la Magdalena, mira a Laura, como pidiendo su aprobación, y caminan hacia el interior para hacer una breve visita en esta Iglesia que es un magnífico ejemplo de la arquitectura barroca sevillana del si-glo XVIII, obra de Leonardo de Figueroa, sede de la Hermandad de la Quinta Angustia, donde se delei-ta observando el Cristo del Descendimiento de Pe-dro Roldán, junto con el resto del conjunto escultó-rico que procesiona cada Jueves Santo. Esta Iglesia de la Magdalena también es sede de la Hermandad del Calvario y junto al Cristo del mismo nombre se detiene para ver esta magnífica imagen que proce-siona en la madrugá sevillana. Después, observa el retablo mayor de estilo barroco de principios del XVIII donde se encuentra la escultura de la Santa que da nombre a este templo. Al girar su cabeza, con idea de visitar el ala izquierda de la Iglesia, Da-niel, se topa de frente con un gran relieve de Nues-tra Madre del Buen Consejo.

Sí.

Otra vez.

Allí estaba.

Por tercer año consecutivo.

La verdad es que resulta difícil de creer, pero es del todo cierto. El primer encuentro del protago-nista de esta historia con Nuestra Madre del Buen Consejo, tuvo lugar en el año dos mil ocho, en Pe-terkirsche (Viena)1. El segundo ocurrió al año si-guiente, en Roma, en la Iglesia de Santa María del Popolo2. Y ahora, en la vieja Hispalis, el tercero.

En el Toma y Lee de diciembre de dos mil nue-ve, en el artículo que se titulaba “¿COINCIDENCIA, CASUALIDAD,…?”, ante el segundo encuentro de Daniel con nuestra querida Patrona, os decía lo si-guiente:

“Un buen amigo mío llamado Ricardo, aunque en otro contexto diferente que no viene al caso, me dijo en una ocasión que la primera vez es casuali-dad, la segunda coincidencia.

Vosotros, ¿qué pensáis?”

La pregunta sigue quedando en el aire, más, aún, después de este tercer encuentro, pero lo que sí os digo es que, para Daniel, todos estos encuen-tros son especiales, pero éste, sin duda, ha sido el más especial, ya que, en esta ocasión, él lo enten-dió como “… un guiño desde el cielo”.

Javier Cuadrado DiagoAntiguo Alumno

1.- TOMA Y LEE, diciembre 2008,”A unos cuantos kilómetros”.

2.- TOMA Y LEE, diciembre 2008, ““¿COINCIDENCIA, CASUALIDAD,…?

Page 22: Revista Toma y Lee 2010. Asociación de Antiguos Alumnos Agustinisanos de León

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Esta profesión de la salud se ocupa de la evalua-ción, tratamiento y prevención de las alteraciones del sistema músculo-esquelético y de los efectos que producen estos desórdenes en el funcionamiento del sistema nervioso y en la salud en general.

Desde el año 2007, existe la posibilidad de estudiar el Título Superior Universitario en Quiropráctica en el Real Centro Universitario Escorial-Mª Cristina, en San Lorenzo de El Escorial (Madrid). Este centro, adscrito a la Universidad Complutense de Madrid, ha sido el pio-nero en la impartición de esta titulación en España, una titulación propia y estructurada en cinco cursos, considerando el primero como curso preparatorio.

En la actualidad, la primera promoción de Quiro-práctica que saldrá del Real Centro Universitario Es-corial-Mª Cristina cursa el cuarto curso y en total hay ochenta alumnos que han decidido ser quiroprácti-cos.

Alumnos como Koldo Learra o Cristina Nogal. El primero, Licencia-do en Física e Ingeniero Electrónico dejó su trabajo fijo en la tercera po-tencia mundial de energía eólica, dejó su ciudad y vendió todos sus bienes para estudiar Quiropráctica. “Muchos no lo entienden o pien-san que estoy loco pero si supieran, no sólo el gran potencial que tiene la Quiropráctica para ayudar a las personas, sino la oportunidad que me ha dado de abrir mi corazón, conectar con mi interior, de sentir que somos dueños de nuestras vi-das y no la vida dueña de nosotros, y de vivir cada día haciendo lo que

realmente me gusta, estoy convencido de que ellos también harían la misma ‘locura’”, cuenta Learra.

Cristina Nogal, por su parte, a los 19 años estaba indecisa por qué carrera estudiar pero tenía claro que tenía que ser algo relacionado con la salud. “Cuando me hablaron de la Quiropráctica, me sorprendió, pen-saba que era parecido a la Fisioterapia, pero una vez en la universidad descubrí que no tenía nada que ver y, sinceramente, me fascinó mucho más. Es asombro-so cómo una herramienta tan simple como las manos, puede mejorar tanto nuestra salud, principalmente nuestra columna vertical y a raíz de ella todo nuestro sistema nervioso, afectando a nuestro ritmo de vida positivamente”, relata.

Testimonios que reflejan claramente la filosofía de una ciencia que poco a poco se va extendiendo por España y que ponen de manifiesto el gran futuro de la Quiropráctica.

La Quiropráctica es la ciencia que se ocupa princi-palmente de la columna vertebral, examinando e in-vestigando cómo los trastornos de la columna afectan las funciones neurológicas e influyen en la salud glo-bal del individuo.

Desarrollada por Daniel David Palmer en Iowa, Es-tados Unidos, a finales del siglo XIX, la Quiropráctica pone especial énfasis en la capacidad inherente de cu-ración del organismo y en el predominio del sistema nervioso en relación con los demás sistemas en cuanto al control del equilibrio general del cuerpo humano u homeostasis.

El tratamiento de la Quiropráctica es fundamen-talmente manual, siendo su característica única el ajuste vertebral manual específico y tradicionalmente se ocupa de la detección, análisis y corrección de la subluxación Quiropráctica o complejo de subluxación vertebral.

La subluxación Quiropráctica es un conjunto de cambios funcionales, estructurales o incluso patológi-cos que comprometen el sistema nervioso, pudiendo influir en la normal actividad de otros sistemas del or-ganismo y, en consecuencia, en la salud.

La Quiropráctica excluye el uso de medicamentos y cirugía.

Aunque en España la Quiropráctica no está recono-cida y el título del Centro Universitario no es oficial, la profesión ya está regulada en más de 70 países, entre ellos Reino Unido, Suiza, Suecia, Noruega, Dinamar-ca, Francia e Italia. Además de estar reconocida por el Parlamento Europeo de Estrasburgo y la Organización Mundial de la Salud.

La Quiropráctica, una alternativa de salud

Koldo Learra

Cristina Nogal

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La Quiropráctica, una alternativa de salud

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Aun siendo pobre Belén,hace gala de riqueza,

pues acogió al Niño Dioscon su nimbo de grandeza,el signo que mejor marca

su rango de realeza.

Otra gala que Belénha pretendido lucir

ante los pueblos del mundoes que aceptó recibir

a quien, estando en el cielo, bajó a la tierra a sufrir.

Puede Belén presumirde gran gala en sus portales

sentirse digna de oírlas músicas celestiales

que, desde el cielo, entonaronun nutrido coro de ángeles.

A Belén engalanaronaquellos Magos de Orienteque, provistos de regalos,se postraron reverentes

ante aquel recién Nacidoque era Dios hecho presente.

Ninguna gala en Belénmejor que José y María,allí, donde ellos están,hay adorno y melodía,

su presencia es elegancia,su convivencia armonía.

Tan buenas galas culminanen las felicitaciones

navideñas que circulanalegrando corazones

y festejando al Dios Niñocon emotivas canciones.

galaS de BelénP. J. Miguel Velasco. Agustino

Deseamos de todo corazón la prosperidady la salud en estas Fiestas,

y que el Año Nuevo llegue a vuestras casascon ventura, paz y felicidad.