Se±as de apropiaci³n

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Señas de apropiación Tensiones entre lo global y lo local Catalina Valdés Morales

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Señas de

apropiación

Tensiones entre

lo global y lo local

Catalina Valdés Morales

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Señas de apropiación: tensiones entre lo global y lo local

Catalina Valdés MoralesTrabajo de Grado

Dirigido porFernando Escobar Neira

Pontifi cia Universidad JaverianaFacultad de Artes, Artes Visuales

Mayo 2014, Bogotá D.C.

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Agradezco a Fernando Escobar por la paciencia que me

tuvo y por su valiosa orientación, sin la cual este trabajo no

hubiera sido posible. A Santiago Restrepo, por su gran ayuda,

maravillosos aportes y amorosa compañía. A mi hermanita,

Saris, por su interés y apoyo constante. A mis papás, César y

Doris, por su incondicionalidad y su amor.

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Tabla de Contenidos

7. Introducción 9. Antecedentes17. Marco Teórico27. Referentes Artísticos37. Mi Propuesta49. Conclusiones51. Bibliografía53. Lista de Imágenes

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Introducción

Para obtener el título de Maestra en Artes Visuales me piden realizar una

Propuesta Visual y redactar un documento que la acompañe. Este texto hace

las veces de memoria y testimonio del proceso investigativo y creativo de la

propuesta, que presenta de manera analítica el proceso de indagación y el

desarrollo del proyecto mismo, sustentándolo en soportes teóricos, visuales

y metodológicos. Consta de cinco apartados: antecedentes, marco teórico,

referentes, mi propuesta, y conclusiones.

En el apartado titulado “Antecedentes” parto del análisis de un

trabajo fi nal que realicé para dos asignaturas de la carrera. Allí recojo mi

planteamiento inicial y describo y analizo las ideas que intentaba representar,

teniendo en cuenta referencias teóricas. Este trabajo me llevó a establecer que

el eje de mis primeras propuestas era la identidad. Posteriormente explico la

manera en que problematicé las ideas inicialmente planteadas y cómo, por

medio de esta refl exión, me alejé de ellas.

Siguiendo un orden cronológico, en el “Marco teórico” me remito a un

ejercicio que propuso Fernando Escobar y, por medio de su análisis, explico

las categorías teóricas que estructuran mi propuesta y que son la tensión

entre lo local y lo global, y las distintas formas de apropiación cultural. En

éste se da cuenta de las preocupaciones que ahora me ocupan, lejanas de las

expuestas en los “Antecedentes”. El texto no sólo explica estas nociones, sino

que intenta demostrar cómo mi obra las representa.

Una vez expuestos los lineamentos teóricos, describo y analizo, en el

apartado dedicado a los referentes artísticos, la obra de Barbarita Cardozo,

Humberto Junca, Antonio Caro y Miler Lagos. En este texto intento

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señalar los aspectos de su obra que se relacionan con mis intereses, haciendo

referencias a los planteamientos teóricos antes desarrollados. Además, centro

mi análisis en obras concretas y utilizo imágenes de apoyo.

En el siguiente apartado explico mi propuesta. Para esto, en una

primera instancia, describo las metodologías que utilicé para construir mis

colecciones, haciendo especial hincapié en sus diferencias. En un segundo

punto, explico el sentido que busco plasmar en cada una de ellas en su

montaje.

Finalmente, en las “Conclusiones”, recojo unas refl exiones en torno

a mi proyecto. Sopeso la importancia de los diferentes elementos que me

han permitido desarrollarla y estructurarla: desde la refl exión de mis trabajos

anteriores, hasta la importancia del montaje.

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Antecedentes

La formulación de este trabajo se inicia con la conclusión de la asignatura

Seminario de investigación en artes visuales. La entrega fi nal de esta clase

consistía en un texto de 2500 palabras, orientado a tratar los intereses

sobre los que posiblemente se asentaría el proyecto de grado. Para aliviar lo

abrumador de la escogencia del tema, la estrategia fue revisar la producción

de imágenes durante la carrera y escoger una pieza sobre la que nos interesara

seguir trabajando. Yo escogí una imagen que había hecho a fi nales del 2010

para mi entrega fi nal de dos asignaturas de historia.

Este proceso inicial, en el que delimitaba mi propuesta de trabajo,

continuó con la reevaluación de las ideas planteadas en el texto que escribí

para Seminario de investigación en artes visuales. A lo largo de esta revisión

pude identifi car algunos problemas que me llevaron a reconsiderar la

relevancia de los temas que había tratado y la relación que establecía entre

ellos.

Michael Jackson y el Símbolo de la Trinidad

Hacia el fi nal de mi sexto semestre, realicé un collage digital en el que retraté

una estrella de la cultura pop norteamericana de acuerdo con una de las

representaciones de la Trinidad. El trabajo estaba pensado para una entrega

fi nal conjunta de Historia del Arte Precolombino e Historia del Arte Colonial,

así que los referentes visuales constaban de imágenes vistas en clase, entre

esas, algunas piezas de Nadín Ospina. Tener en cuenta la obra de Ospina

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resultó conveniente para el ejercicio, pues la imagen partía de la apropiación

de la estrategia del artista colombiano para combinar imágenes de la cultura

de masas y las representaciones rituales de las culturas prehispánicas en

Colombia.

La pieza había sido el resultado de

hibridar dos imágenes1: una del periodo

colonial, la representación trifacial de

la Trinidad, con otra de la actualidad,

Michael Jackson. Es probable que la

elección de estos dos íconos haya sido

en cierta medida caprichoso: la muerte

de Michael Jackson y el lanzamiento

de su documental Th is is it (2009) eran

parcialmente recientes y lograban que la

imagen del Rey del Pop estuviera bastante

presente. Por otra parte, el Símbolo de la

Trinidad (ca. 1685) de Gregorio Vásquez

de Arce y Ceballos fue la imagen que más

me impactó del curso, y haber tenido la oportunidad de contemplar la pintura

original contribuyó a que mi entrega fi nal concluyera en una apropiación de

este símbolo religioso.

La analogía entre el cantante y la Trinidad partió de la identifi cación

de tres aspectos constitutivos de cada personaje y de la relación de

correspondencia que establecí entre la veneración religiosa y el fanatismo

hacia las estrellas de la música pop. Ver la carrera artística de Michael

Jackson dividida en tres momentos: sus inicios como solista al separarse

de Th e Jackson 5; su trasformación física debido a su rinoplastia y vitíligo;

y, fi nalmente, su muerte acompañada de las producciones póstumas que se

hicieron en su nombre. Estos eventos concordaban convenientemente con la

triple hipóstasis de la Trinidad. Los vagos recuerdos sobre las compilaciones

de videoclips de Michael Jackson publicados a fi nales de los 90’s, en los que

1 Utilizo el término “hibridar” en este sentido: “Se encontrarán ocasionales menciones de los términos sincretismo, mestizaje y otros empleados para designar procesos de hibridación. Prefi ero este último porque abarca diversas mezclas interculturales –no sólo las raciales a las que suele limitarse “mestizaje”– y porque permite incluir las formas modernas de hibridación mejor que “sincretismo”, formula referida casi siempre a fusiones religiosas o de movimientos simbólicos tradicionales” (García Canclini 1990:14)

1. Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos.Símbolo de la Trinidad (ca. 1685)

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el cantante se retrataba como un ídolo al que la mayoría de la población

mundial adoraba, hicieron bastante fácil la vinculación de esta personalidad

con la de un ser divino.

El discurso que pretendía articular con la imagen señalaba la

transculturación como punto de partida y establecía la globalización como

el fenómeno que posibilitaba esta operación. Esta tendencia de integración

global, permitía el contacto de dos contextos culturales diferentes que

resultaba en la inclusión de imágenes foráneas en el repertorio local. Este

tipo de interacción conllevaba eventualmente a la producción de imágenes

híbridas, mostrando formas de apropiación en las que la mezcla cultural se

hace evidente.

Este collage fue precedido por un texto en el que se intentaba elaborar

conceptualmente la manera en la que las tendencias de consumo eran causa

del cambio cultural. La nacionalidad de Michael Jackson encaminaba la

refl exión hacia el consumismo estadounidense; cómo éste era capaz de

2. Sin título (2010)

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redirigir las prácticas de veneración de cada cultura hacia los íconos pop y

reemplazar las deidades tradicionales por las estrellas de la cultura masiva.

Aunque este intercambio de dioses y celebridades abría espacio para

preguntarse por la posible extinción de creencias y por los nuevos dogmas

que les sucederían, el interés se enfocaba en visibilizar la envergadura de la

infl uencia norteamericana en otras latitudes.

Temas y lineamientos

Para la elaboración del texto fi nal del Seminario de investigación en artes

visuales, fue necesario revisar las ideas de las que había partido para

construir el collage en el que combiné la imagen de Michael Jackson con

el Símbolo de la Trinidad. Este proceso buscaba aclarar y organizar los

temas que circundaban la imagen para lograr un discurso articulado, en

el que se expusieran los asuntos de interés para una indagación posterior.

Paulatinamente el texto adquirió forma de ensayo y para éste se estableció la

identidad como eje.

Existen dos elementos a los que atribuyo la inclusión de la identidad

como problema: la estructura de ensayo y el reevaluar a Nadin Ospina

como referente visual. En primer lugar, escoger este esquema para mi

escrito requería una hipótesis: la construcción accidentada de la identidad

nacional como resultado del complejo de inferioridad de sociedades que

habían sufrido procesos de colonización. Este planteamiento me facilitó

la articulación de los aspectos (políticos, sociales y económicos) que me

interesaban para, después, ajustarlos a una explicación sobre la imitación o

adaptación de elementos extranjeros por parte de estos pueblos. En segundo

lugar, repensar a Ospina como referente hizo que apropiara parte de sus

ideas sobre la identidad y las reelaborara, de acuerdo a la visión de Humberto

Maturana sobre lo que constituye el fenómeno social.

En una entrevista, Ospina, al explicar la razón de sus referencias

arqueológicas, establece algunas características sobre la identidad del

colombiano y se refi ere a posibles aspectos que debilitan la identidad cultural:

La arqueología ha sido parte de mi obra desde el comienzo mismo como

un proceso de búsqueda de algo que podríamos defi nir como un discurso

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de la identidad. Es un poco lo que sentí cuando empecé a trabajar. La

idea de ubicarme en un lugar muy deleznable, que es América Latina, y

particularmente Colombia, donde no comprendemos muy bien qué somos

y tenemos muchos complejos y muchas difi cultades para defi nirnos en

términos culturales y en cuanto a la autodefi nición personal, étnica, en un

lugar en que la confl uencia de informaciones, de infl uencias es muy fuerte

y ha diluido muy seriamente ese sentido de una antigua identidad cultural.

En un primer momento, se trata de una identifi cación con un sentido casi

étnico. (Ospina párr. 2)

Más adelante en la entrevista, el artista se refi ere a la cultura

colombiana como una mezcla que se caracteriza por la negación de la propia

nacionalidad:

Es una cosa mestiza, es algo que a mí me gusta pensar en los términos en

los cuales habla Baudrillard con relación a la simulación; él habla mucho del

travesti como algo muy simbólico de la simulación. Mucho de Colombia

tiene que ver como con un sentido anfi bio, el colombiano simula ser otra

cosa porque no quiere ser colombiano. Eso lo escribía en el catálogo de

“El fi nal del eclipse”. Hay un chiste muy tonto, pero que es muy real.

La clase alta colombiana quiere ser francesa, la clase media quiere ser

norteamericana, y la gente del estrato popular quiere ser mexicana, pero

ninguno quiere ser colombiano. Todos queremos simular otra cosa. Es

ese sentido de impertenencia lo que forma el hilo conductor de esa idea.

(Ospina párr. 10)

Estas refl exiones sobre la identidad me llevaron al texto de Humberto

Maturana, Emociones y lenguaje en educación y política (1998), donde se

establece que “Lo central en la convivencia humana es el amor, las acciones

que constituyen al otro como un legítimo otro en la realización del ser social

que vive en la aceptación y respeto por sí mismo tanto como en la aceptación

y respeto por el otro” (Maturana 20-21). Además describe las consecuencias

del escenario opuesto:

sin aceptación y respeto por sí mismo uno no puede aceptar y respetar al

otro, y sin aceptar al otro como un legítimo otro en la convivencia, no hay

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fenómeno social. Más aún, el niño que no se acepta y respeta a sí mismo no

tiene espacio de refl exión porque está en la continua negación de sí y en la

búsqueda ansiosa de lo que no es ni puede ser. (Maturana 20)

Vincular las ideas de Maturana y las relaciones comerciales me condujo

a pensar los sistemas mercantilista y capitalista como espacios de interacción

que se basan en la competencia y la negación del otro. Esta perspectiva

establecía que las potencias económicas desconocían la legitimidad de las

regiones económicas explotadas y se apoyaban en el colonialismo cultural

para controlarlas. Esta situación llevaba a estas regiones a no reconocerse

como cultura válida y repercutía en la manera en que la sociedad construía

su identidad al percibirse como inferior, por el efecto que produce el verse

impotente ante un poder de subyugación.

Esta línea de pensamiento me permitió ahondar en las apreciaciones de

Nadin Ospina en cuanto a la identidad, y a la vez comprender el complejo

de inferioridad, del que hablaba en mi hipótesis, como consecuencia de la

negación de sí mismo. Como primera medida, las infl uencias a las que se

refería el artista podían reconocerse en las artimañas culturales con las que

se controlaba cierta sociedad y daban respuesta al desgaste y pérdida de la

“antigua identidad cultural”. Yúdice explica la noción de hegemonía cultural

de corte gramsciano como “una lucha compleja por la hegemonía, es decir,

como una reconfi guración del sentido en un todo articulado comprensible

para los diversos sectores de la nación, aunque en defi nitiva favorezca los

intereses (ciertamente controvertidos) de la clase dominante” (Yúdice

111). En segundo lugar, el chiste que Ospina incluía en su entrevista podía

entenderse como un comentario que se asentaba sobre esa “búsqueda de

lo que no es ni puede ser” que describía Humberto Maturana. El tercero

y último punto: la sensación de negación que experimentaban los pueblos

oprimidos incentivaba la búsqueda de una estrategia para conseguir

aceptación y respeto; lo que mostraba la transculturación como herramienta

para alcanzar ese objetivo.

Mi escrito resultó en una larga enumeración de eventos históricos

que acomodé a las premisas de las que partía. En éste se trataba de hacer

un recorrido cronológico que iniciaba en el análisis del periodo colonial

y fi nalizaba con la descripción de los cambios que trajo la adopción de la

política neoliberal en Colombia. Cada sección del ensayo se concentraba

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en describir cómo el contexto social, cultural, económico y político de cada

época, infl uía en la selección del referente cultural que se trataba de imitar y

la manera en la que éste explotaba el entorno local.

Problemas con la identidad

La asignatura Seminario teoría y práctica en las artes visuales estuvo enfocada

en la corrección de los postulados y posiciones con los que se había fi nalizado

el primer seminario. Esta tarea hizo visibles algunas fallas en el razonamiento

que estructuraba mi propuesta de indagación.

Repensar la identidad como punto de partida me remitió a una serie de

preguntas que no me interesaban: ¿quién es uno o quienes somos nosotros?

¿Cómo somos o soy? Inicialmente reconocí que, al defi nir la identidad

como la construcción de la imagen de sí mismo, situaba el problema en

una preocupación de carácter individual que sólo podía tratarse desde una

perspectiva personal enfocada a la refl exión sobre sí mismo. Este problema

persistía al tratar la identidad grupal, pues esto sólo podía referirse a

comunidades conformadas por una minoría que compartían algún tipo de

afi nidad que las diferenciaba de otras agrupaciones sociales.

Estas inquietudes me llevaron a considerar que mi texto apuntaba

a la búsqueda de una identidad nacional, lo que resultaba algo ridículo al

tener en cuenta la compleja y extensa diversidad cultural de Colombia. Esta

evaluación me distanció del texto, lo que me llevó pensar que el discurso

apelaba a ideas obsoletas que establecen la unidad nacional a partir del

vínculo geográfi co totalizante que se comparte al hacer parte del mismo país

y que no tiene en cuenta las particularidades de cada contexto social.

Al evaluar la estructura del texto que había elaborado pude identifi car

que éste hacía énfasis en el colonialismo cultural. Esta posición mostraba la

hibridación cultural como un proceso en el que la inclusión de elementos

externos al contexto local degradaba y ponía en peligro la conservación del

legado cultural histórico. De acuerdo con esto, el cambio cultural se veía

como una consecuencia negativa al participar en el sistema capitalista y en la

globalización.

Tomar la identidad como idea central me condujo a basar mis

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argumentos en una apreciación moral sobre el desarrollo de la cultura; los

eventos históricos que elegí ejemplifi caban una “pérdida de cultura” debido al

progreso socieconómico. Esta perspectiva me permitió mantener el discurso

en un nivel superfi cial que se enfocaba únicamente en justifi car mi desdén

por los escenarios que dejaba el cambio social.

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Marco Teórico

Desechadas, pues, las ideas de identidad –tanto nacionales como personales–

como ejes conceptuales de mi trabajo, busqué nuevos horizontes que me

permitieran tratar de manera más directa el tema en sí. Es decir: la idea

de identidad lo que hacía, fi nalmente, era alejarme del problema que me

interesaba. De esta manera, lo que hice fue repensar qué era exactamente

lo que me atraía de los temas desarrollados en mis trabajos anteriores.

Me di cuenta que lo que atravesaba transversalmente mis imágenes y

representaciones era el tema de la apropiación cultural por medio del

consumo de objetos y bienes. Así pues, en este marco teórico lo que haré será

explicar las nociones y señalar los antecedentes artísticos que he tenido en

cuenta para el desarrollo de mi proyecto.

El ejercicio que me permitió vislumbrar de manera más clara este nuevo

enfoque fue La sala: un trabajo que hice a partir de la propuesta del profesor

Fernando Escobar y que él había desarrollado previamente en su obra

titulada Nuevo imperio (2002). Ésta partía de unas instrucciones, de las que

cito el segundo punto:

Se le propondrá al grupo de colaboradores una actividad de búsqueda y

recolección de objetos –de consumo masivo, decoración, moda, religiosos,

entre otros–, de sonidos, de olores, o de fotografía, que refi eran, señalen,

connoten, evidencien, representen, contengan, manejan o fi jen una imagen,

una idea, una noción o un concepto que se encuentre en su entorno

inmediato, sobre el Lejano Oriente. (Escobar párr. 2)

Lo que en el ejercicio original era un grupo de colaboradores, en mi caso esa

labor de recolección estaba a cargo mío única y exclusivamente. Así pues,

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yo tenía que recoger objetos que remitieran de una manera u otra al Lejano

Oriente y, posteriormente, disponerla en un espacio –siguiendo otra de las

directrices de la propuesta de Escobar–.

El resultado de este ejercicio es una imagen titulada La sala. La

estrategia que seguí fue seleccionar objetos de mi cuarto que fueran

producidos en el Lejano Oriente: peluches, accesorios de moda, souvenires,

materiales artísticos, entre otros. Todos estos objetos los organicé en la sala de

mi casa y lo registré fotográfi camente.

Refl exionar sobre este ejercicio me permitió reconocer de manera más

concisa el tema que me interesaba tratar y me remitió a lecturas en las que se

desarrollaba la noción de apropiación cultural. Más concretamente al texto de

García Canclini, en el que se retoman los postulados de Bourdieu:

los bienes culturales acumulados en la historia de cada sociedad no

pertenecen realmente a todos (aunque formalmente sean ofrecidos a

todos), sino a aquellos que cuentan con los medios para apropiárselos.

Para comprender un texto científi co o gozar una obra musical se requiere

poseer los códigos, el entrenamiento intelectual y sensible necesarios para

descifrarlos. Como el sistema educativo entrega a algunos y niega a otros

–según su posición socioeconómica– los recursos para apropiarse del capital

cultural, la estructura de la enseñanza reproduce la estructura previa de

distribución de ese capital entre las clases. (García Canclini 81)

Si bien García Canclini se refi ere específi camente a bienes culturales –textos

científi cos, obras musicales, y, podríamos añadir, obras literarias o artísticas–,

desde mi punto de vista esta idea se puede aplicar a casi cualquier bien. En

esa medida, los objetos exhibidos en La sala muestran un estatus particular

y el alcance del poder adquisitivo. Los objetos que se exponen como libros,

souvenires de viajes, imágenes en las paredes, describen, de cierta manera,

mis inclinaciones estéticas. Estas tendencias se forjan, según García Canclini,

a través de los aparatos culturales en los que participa el sujeto y subrayan la

posición socioeconómica que éste requiere para apropiarse de cierto capital

cultural (García Canclini 82).

Estos aparatos culturales a los que se hace referencia “son

principalmente la familia y la escuela, pero también los medios de

comunicación, las formas de organización del espacio y del tiempo, todas

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193. La Sala (2013)

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las instituciones y estructuras materiales a través de las cuales circula el

sentido” (García Clanclini 82). En otras palabras, mis tendencias estéticas

están infl uenciadas y determinadas por mi propio contexto y es improbable

desligarlas de él: mi familia, la educación a la que tengo acceso, los medios

de comunicación con los que tengo contacto forjaron, de cierta manera, una

sensibilidad muy específi ca y una manera de apropiación particular.

Traigo a colación este concepto –el de aparatos culturales– porque me

parece que su funcionamiento es determinante para entender el sentido de

mi ejercicio. Me explico: la acción de los aparatos culturales termina por

interiorizarse en los miembros de una sociedad; una vez que esto ha sucedido,

los individuos adquieren hábitos, es decir, “sistemas de disposiciones,

esquemas básicos de percepción, comprensión y acción” (García Clanclini

82). García Canclini lo explica de esta manera:

El hábito es lo que hace que el conjunto de las prácticas de una persona

o un grupo sea a la vez sistemático y sistemáticamente distinto de las

prácticas constitutivas de otro estilo de vida. En otros términos, los aparatos

culturales en que participa cada clase –por ejemplo las escuelas– engendran

hábitos estéticos, estructuras del gusto diferentes que inclinará a unos al arte

culto y a otros a las artesanías. (García Canclini 83)

Estos conceptos, desde mi punto de vista, son fundamentales para entender

La sala: como ya he explicado, los objetos de los que se compone la imagen

pertenecen a mi habitación, por lo tanto se entiende que son bienes que he

adquirido y que representan, de una manera particular, mi gusto y mis hábitos

estéticos. Pero si seguimos detenidamente la argumentación de García

Canclini, sólo se pueden entender en la medida en que mis inclinaciones

son infl uenciadas por los aparatos culturales específi cos con los que tengo

contacto. En otras palabras, La sala no es propiamente la representación

de mis gustos particulares, ni de una subjetividad –en este caso la mía–

descontextualizada; lo que busco es hacer evidente algunas formas de

apropiación cultural donde el contexto socioeconómico, político y cultural,

infl uye de manera determinante.

Hecha esta introducción a los conceptos teóricos que afl oraron a la

luz de La sala, me parece importante analizar detalladamente el ejercicio.

Desmenuzándolo, seguramente, se verán de manera más clara los problemas

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21

a los que me remito y que, fi nalmente, son los temas que me han interesado y

que sirven como eje conceptual de mi propuesta.

A primera vista, en la instalación La sala, resalta una referencia hacia

lo infantil, pero el contraste entre los objetos, su cuidadosa disposición y su

alusión al espacio de interacción social de cualquier residencia, que es de

preferencia adulta, hacen dudar sobre esa primera impresión que podría dar

la pieza. Esta ambigüedad –y la tensión que se genera entre un espacio adulto

y el carácter infantil de algunos de los objetos que lo llenan– invita a una

observación más detenida de los objetos y las posibles relaciones que se tejen

entre éstos y el espacio, con el objetivo de explorar el posible sentido de la

instalación. Tensión y ambigüedad que, como veremos, puede evidenciarse en

la relación entre lo local –un espacio situado geográfi ca y culturalmente– y lo

global –los objetos que de algún modo lo decoran–.

Una mirada pausada sobre cada elemento de La sala permite identifi car,

paulatinamente, el contenido foráneo de cada uno. En la colección, la gran

mayoría de los objetos recuerdan lugares geográfi cos precisos: el sombrero,

ubicado en la cabeza del gran oso colgante, es principalmente un souvenir

de la celebración irlandesa que conmemora la muerte de San Patricio, y,

además, lleva impresa la marca de una cerveza tradicional del mismo país;

en la parte superior izquierda del mueble se distingue un bolso de fondo

estampado de manera repetitiva con la palabra “SCOTLAND”, el nombre

en inglés del país en el que seguramente fue adquirido; las cajas de materiales

artísticos pertenecen a las marcas Lefranc & Burgeois, de Francia, y a Faber-

Castell, de Alemania; y el peluche azul es un personaje animado del estudio

cinematográfi co estadounidense Walt Disney Pictures. A excepción de ciertos

peluches, el resto de los objetos que están en los otros anaqueles pueden

vincularse fácilmente con su país de origen ya sea por su estética o por su

historia.

Haber establecido las conexiones entre los objetos decorativos, su

lugar de origen (histórico) y la difi cultad para identifi car el espacio con una

estética local precisa, conduce a la idea de globalización; la variedad de sitios

enmarcados en la instalación junto con la popularidad mundial de las marcas

y personajes presentes, demuestra el alcance transnacional de los mercados y

las empresas; además de su infl uencia en la estética local. Parece apropiado,

entonces, recordar la perspectiva que Víctor Manuel Rodríguez propone

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para el estudio de la globalización describiéndola como “un nuevo régimen

discursivo mediante el cual un modelo de sociedad, estado y cultura ha

colonizado las sociedades latinoamericanas durante las dos últimas décadas”

(Rodríguez 30).

La sala representa el postulado anterior al mostrar la manera en

la que la cultura de masas interviene en la cultura local adaptándola al

sistema de consumo global, estableciendo cierta homogenización de la

producción cultural. Una sala local, en este caso representación de la mía,

concentra objetos que remiten a un ámbito supranacional, internacional

y globalizador: es la cultura de masas, precisamente, la que hace que estos

objetos extranjeros sean accesibles en la gran mayoría de regiones del planeta.

Y cuando digo accesibles no me refi ero específi camente a que estos objetos

se puedan adquirir, sino a que se conozcan y signifi quen: la cultura de

masas, promocionada y exaltada por los medios de comunicación y por otros

aparatos culturales –de los que ya hemos hablado–, se interiorizan en culturas

locales y entran a hacer parte de ese sistema. Este tema lo trata también

Santiago Castro Gómez y Eduardo Mendieta de una manera muy precisa:

Rompiendo barreras culturales, sociales, políticas o ideológicas erigidas

desde hace milenios, los medios han confi gurado una verdadera cultura

global de masas. Todo un universo de signos y símbolos difundidos

planetariamente por los mass media empiezan a defi nir el modo en que

millones de personas sienten, piensan, desean, imaginan y actúan. Signos y

símbolos que ya no vienen ligados a las peculiaridades históricas, religiosas,

étnicas, nacionales o lingüísticas de esas personas, sino que poseen un

carácter trans-territorializado y, por ello mismo, postradicional. (cf. Giddens

en Castro Gómez y Mendieta 4)

Hay que señalar que los autores tienen en cuenta, además, que los agentes

que participan en el proceso de globalización son muy diversos y que no se

puede pensar en una relación de poder estrictamente vertical. Según Castro

Gómez y Mendieta, cada uno de nosotros se constituye en un agente de

la globalización en la medida en que utilizamos las redes mundiales de

intercomunicación; señalan, además, que “Los estudios culturales en América

Latina han mostrado convincentemente que la globalización no es algo

que ocurre “afuera” de nosotros y nos “aliena” de alguna supuesta esencia

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ideológica, personal o cultural” (Castro Gómez y Mendieta 4).

Por otra parte, es necesario pensar también la colección desde otro

punto de vista. A pesar de las características que la engloban, existen

elementos que aparentemente se quedan por fuera, como los osos de peluche

y algunos objetos ubicados sobre la mesa, que no comparten los atributos

de referencia internacional que sí poseen los demás, y que antes habíamos

señalado. Como consecuencia, el análisis de la pieza se encamina hacia la

búsqueda de un rasgo general que reúna a todos los objetos decorativos.

Que el conjunto esté compuesto por elementos que se fabrican de

forma masiva remite a las tendencias de producción propias del capitalismo

–y más exactamente del capitalismo neoliberal– y, por extensión, al

territorio que el régimen económico ha escogido como sede predilecta

para la producción en masa: el Lejano Oriente. Es imposible ignorar las

connotaciones de esta elección, de ningún modo arbitraria: el hecho de

que se produzcan en el Lejano Oriente –sobre todo en China– nos remite

a una dinámica de economía neoliberal. De esta forma, es la globalización

económica –que produce masivamente en el Lejano Oriente por los bajos

costes de la fuerza de trabajo– lo que nos permite establecer el vínculo

territorial que poseen los objetos, así como el parámetro formal para la

construcción de la colección decorativa de La sala.

Existe un último aspecto en la pieza que considero supremamente

cautivador y que, a mi modo de ver, potencializa su sentido: el carácter

ambiguo que suscita el contraste entre el espacio –mobiliario, el papel de

colgadura y la lámpara– y la colección. Estos dos componentes generan

una pugna estética que resalta el desplazamiento semántico de los objetos

que conforman la colección: éstos adquieren nuevas connotaciones y un

nuevo valor en la medida en que tienen una movilidad geográfi ca, social y

económica. O, para utilizar palabras de García Canclini, “Es otra manera de

decir que el análisis de una cultura no puede centrarse en los objetos o bienes

culturales; debe ocuparse del proceso de producción y circulación social de los

objetos y de los signifi cados que diferentes receptores les atribuyen” (García

Canclini 76).

Así pues, todos los objetos que constituyen la colección y que implican

diferentes lugares –ya sea por su connotación cultural o el lugar en el que

se fabricaron– adquieren una nueva signifi cación al llenar mi propia sala:

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descontextualización que denota mis propios mecanismos de apropiación

cultural, forjados por mi contexto.

Por otra parte, esta misma ambigüedad y tensión, que se generan entre

el espacio y la colección, permiten ver la pieza como ejemplifi cación del

fenómeno de glocalización. Este concepto lo explica con mucha precisión

Víctor Manuel Rodríguez:

Los procesos de colonización se han desterritorializado y, sin embargo, en

escenarios locales específi cos se han territorializado procesos de poder y

resistencia cultural. Este nuevo panorama es conocido como glocal: una

nueva cartografía colonial donde lo global se localiza a través de la acción de

actores locales –gobiernos, agencias públicas, fundaciones privadas –y donde

lo local ya no es una periferia aislada sino un espacio específi co globalizado.

(Rodríguez 30)

Esto se ve claramente en la obra: el lugar en el que se disponen los objetos es

la sala de mi casa, ubicada en un espacio geográfi co específi co y que remiten

a elementos locales –barrio, ciudad, clase social–; sin embargo, los objetos que

en ella se presentan remiten a territorios internacionales. Mi sala, pues, en

esta tensión, es al mismo tiempo un escenario local y un espacio específi co

globalizado.

De esta manera, llegué a desentrañar el tema que verdaderamente me

interesa trabajar: las complejas y diversas relaciones entre lo local y lo global

y las formas de apropiación cultural que éstas plantean. Tener en cuenta la

importancia del contexto socio-cultural y económico –desde los procesos de

globalización, hasta los económicos y de producción masiva–, en los que estoy

inmersa, fundamentan mi qué hacer. Esto se puede entender más claramente

en palabras de García Canclini:

Afi rmar que la cultura es un proceso social de producción signifi ca, ante

todo, oponerse a las concepciones de la cultura como acto espiritual

(expresión creación) o como manifestación ajena, exterior y ulterior, a

las relaciones de producción (simple representación de ellas). Podemos

entender hoy por qué la cultura constituye un nivel específi co del sistema

social y a la vez por qué no puede ser estudiada aisladamente. No sólo

porque está determinada por lo social, entendido como algo distinto de

Page 26: Se±as de apropiaci³n

25

cultura, que le viene desde fuera, sino porque está inserta en todo hecho

socioeconómico. Cualquier práctica es simultáneamente económica y

simbólica, a la vez que actuamos a través de ella nos la representamos

atribuyéndole un signifi cado. (García Canclini 73)

Page 27: Se±as de apropiaci³n
Page 28: Se±as de apropiaci³n

27

Referentes Artísticos

Una vez identifi cados exactamente los temas que me interesan trabajar

–la apropiación cultural y la tensión existente entre lo local y lo global–,

empecé a revisar artistas que los trataran de alguna manera. En este proceso,

me encontré con una diversidad de autores y maneras de enfrentar estos

problemas que van desde los que estructuran algunas de sus obras a partir de

éstos, hasta algunos que los abordan de manera muy tangencial.

Uno de los primeros hallazgos fue la obra de Barbarita Cardozo titulada

Made in (2009). La exposición, presentada en la Galería Nueveochenta en

octubre del 2009, aborda la problemática de la producción textil en Asia

desde tres subseries: Care instructions, Made in China y Nimble fi ngers. Cada

una de éstas desarrolla el mismo tema desde tres propuestas diferentes que

analizaremos a continuación.

Care instructions es una obra muy interesante: consta de unas

impresiones sobre acrílico de diferentes tamaños que reproducen el formato

de las instrucciones de cuidado que suelen traer las prendas. Sin embargo,

no es ni mucho menos una reproducción fi el de éstas, sino que hay una

apropiación en la que la crítica se hace evidente y desde diferentes aspectos.

El primero de ellos, es el doble sentido del título: éste se refi ere tanto

al cuidado específi co que se tiene que tener con las prendas, como a las

precauciones que se deben tener en las fábricas en que se producen estas

prendas. Este segundo sentido se puede deducir de las características de los

objetos: impresiones en acrílico de diferentes colores llamativos, como la

común señalización de las fábricas; y su presentación, colgadas en una pared,

enmarca aún más este aspecto.

Page 29: Se±as de apropiaci³n

28

Este doble sentido también queda expuesto en el contenido de las

instrucciones: el uso de los símbolos que ejemplifi can el trato que se le debe

dar a las prendas: lavar a determinada temperatura, a mano, con determinadas

gamas de colores, plancharlas o no hacerlo. Instrucciones todas que buscan

mantener el estado de las prendas. Pero es aquí donde se subvierte el

contenido: junto a estas recomendaciones –absolutamente normales, a las

que estamos acostumbrados y con las que nos sentimos familiarizados–

aparecen imágenes sugestivas: un policía con un perro, una calavera, una

bomba, además de símbolos que remiten a la radiactividad. Las sugerencias

son evidentes: estas Care instructions son una metáfora que denuncia las

injusticias laborales que se cometen en las maquilas de Asia, donde los

métodos que se utilizan para mantener el orden social están asociadas a la

represión, la toxicidad e, inclusive, la muerte.

La segunda subserie, Made in, se compone de sedas chinas bordadas a

mano de diferentes tamaños. Remiten a las etiquetas de descuentos que se les

ponen a las prendas, lo subrayan de manera evidente lo que anuncian: “Th is

item is now 17£”, “50% Off ”, “Now 7£” o “Sale”. Llama la atención los bajos

precios que se anuncian en contraste con la cantidad de trabajo artesanal que

4. Barbarita Cardozo. Care Instructions (2009)

Page 30: Se±as de apropiaci³n

29

se debe emplear en su producción. Además, se contraponen las características

formales con el contenido.

Más allá de las evidentes denuncias sociales que contiene la obra –la

poca retribución económica que obtienen los trabajadores de la maquilas,

por ejemplo–, esta mini serie hace evidente uno de los temas que a mí me

interesan: la tensión entre lo local y lo global. Como es bien sabido, la seda

es un tejido tradicional chino que se globaliza a partir del sistema económico

capitalista. Es decir, la obra pone de manifi esto las relaciones económicas que

hacen que un objeto –en este caso la seda china–, de un marcado carácter

local, se pueda vender en los países occidentales a precios muy bajos.

El texto que usó la Galería Nueveochenta para describir el trabajo

señala que las investigaciones que realizó Cardozo para desarrollar su obra,

“nos revela las verdaderas condiciones que alimentan y sobre las que reposa

el mundo del glamour y sofi sticación que venden varias marcas occidentales”

(Nueveochenta párr. 2). Así pues, la relación que se plantea en Made in entre

lo local y lo global tiene un marcado carácter de sometimiento. Además, la

apropiación cultural se da, en este caso, de una manera particular: lo global

–las empresas transacionales– se apodera de un capital cultural local para

mercantilizarlo a muy bajos precios.

5. Barbarita Cardozo. Made In (2009)

Page 31: Se±as de apropiaci³n

30

Otro de los referentes que he tenido en cuenta es Humberto Junca,

sobre todo su obra Damn right! Norwegian wood? (2013). Ésta se conforma

a partir de un grupo de pupitres en un estado particular: su desgaste es

evidente, tanto en las tablas de madera –que tienen marcas que señalan

el tiempo–, como en la estructura metálica, que se les ha caído parte de

la pintura verde que las recubre. Los pupitres están intervenidos con

dibujos de diferente carácter: escenas de la violencia en Colombia, desde el

Bogotazo hasta los atentados de los noventas; éstos están encabezados por la

reproducción de los logos de grupos de black metal noruegos.

La relación que plantea entre los dibujos y los logos de las bandas

musicales tiene un sentido político y social: las escenas nacionales son, de

cierto modo, comentadas por la representación visual de los nombres de

estos grupos. El artista lo explica así: “Es –dice Junca– la unión de un mal

simbólico y lejano con la de uno propio” ( Junca ctd. Vargas 25).

Ahora bien, los elementos de esta obra plantean una tensión entre lo

local y lo global, donde interviene de manera muy activa la apropiación de un

6. Humberto Junca. Damn right! Norwegian wood? (2013)

Page 32: Se±as de apropiaci³n

31

capital cultural por parte del artista. Es evidente el papel de la globalización

en esta relación: sólo a partir de los adelantos tecnológicos que se han

desarrollado en las últimas décadas, el libre intercambio de información

en este contexto, y la globalización de las tecnologías que hacen esto

posible, se puede explicar la apropiación que hace Junca de estos referentes

internacionales. Apropiación que no sólo hace el artista, sino también cierto

sector de su público en diferentes niveles: una cercanía a los movimientos

musicales y, en específi co, al metal, hacen posible un entendimiento complejo

de la propuesta artística; así como aquellas personas con un conocimiento

más vago de este campo pueden entender parcialmente la obra; y, fi nalmente,

el desconocimiento total de los referentes hace imposible una interpretación

completa. Este ejemplo nos demuestra cómo los aparatos culturales, de

los que habla García Canclini, determinan la apropiación de referentes

internacionales.

7. Humberto Junca. Damn right! Norwegian wood? (2013)

Page 33: Se±as de apropiaci³n

32

Esta tensión se complejiza aún más si tenemos en cuenta que la obra

se expuso en Oslo. Este hecho particular nos permite ver una inversión de

las tensiones: lo que antes era local, se vuelve global, y viceversa. El público

noruego1, probablemente, posee un capital cultural que les permite entender

de manera más directa las referencias a los grupos de metal, y esto les

permite establecer la relación entre la violencia inherente a este género y la

explícita de los dibujos. Sin embargo, y por contraposición, es probable que

no reconozcan los hechos históricos colombianos que se representan en los

pupitres, aunque sí su carácter violento. Así pues, en esta obra podemos ver

cómo cambian las tensiones entre lo local y lo global dependiendo del lugar

donde se expone.

La famosa obra de Antonio Caro, Colombia Coca-Cola (1976), es

otro de los principales referentes que he tenido en cuenta. Para empezar,

me gustaría resaltar que la crítica se ha preocupado por señalar el carácter

humorístico de la obra y por remarcar su gran fuerza visual. Un ejemplo de

esto son las palabras de Luis Camnitzer:

La mezcla de los dos iconos convirtió todas las explicaciones racionales en

un símbolo nítido y claro. Tenía sufi ciente humor para trascender cualquier

reserva que uno pudiera tener contra su literalidad. También tenía cierto

truco publicitario, pero dadas las circunstancias eso parecía sumarse a la

pieza –le daba esa credibilidad adyacente a los iconos publicitarios que está

basada en el anonimato y en lo inmaculado. (Camnitzer 98)

Ahora bien, independientemente de estas aproximaciones, lo que a mí

más me interesa de esta obra es la relación que se establece entre el nombre

del país y la tipografía que utiliza para escribirla. La palabra “Colombia” tiene

una evidente denotación geográfi ca particular y, por ende, local; la tipografía,

por otra parte, hace referencia a una marca de refrescos mundialmente

conocida. Un tercer elemento, la técnica, que nos remite a las latas de la

bebida, también entra en juego. El hecho de que estén mezclados los dos

conceptos, sin que podamos determinar el dominio del uno sobre el otro, nos

presenta la noción de lo glocal: Coca-Cola –una marca mundial– se localiza,

por medio de la acción del artista, en un espacio específi co –Colombia– que

1 Para ver la popularidad del Black metal, remito a: Muñoz-Rojas, Ivar. “La escalofriante historia del Black Metal: sangre de cerdo, putrefacción y suicidio”, en Rolling Stone (España), 22 de abril de 2012.

Page 34: Se±as de apropiaci³n

33

deja, al mismo tiempo, de ser una periferia aislada, y se convierte en un

espacio globalizado. El objeto, pues, contiene al mismo tiempo la cultura

local y global y nos remite, necesariamente, a los procesos de globalización

y de apropiación de lo extranjero. Esta dicotomía la plantea Suescun en los

siguientes términos: “Colombia and the Coca-Cola logo points not just

at U.S. imperialism but at how ‘we’ and ‘they’ cannot be disentangled one

from the other” (Suescun ctd. Casas Reigner párr. 2). La obra, como señala

el crítico, no sólo apunta al imperialismo norteamericano, sino a cómo el

“ellos” y “nosotros” no pueden ser desligados el uno del otro, creando así

una homogenización de sujetos que inicialmente estaban separados por las

diferencias geográfi cas.

Finalmente, la obra de Miler Lagos La visita (2002), enmarcada en el

proyecto colectivo Ciudad Kennedy: memoria y realidad (2002)2, es otra de

las referencias para mi trabajo. La propuesta consiste, básicamente, “en el

recorrido de dos fi guras con imágenes fotográfi cas que conservaban la escala

natural del presidente y su esposa (a partir de registros de la pareja Kennedy,

conservados por un vecino de Ciudad Kennedy desde 1962)” (Lagos párr. 1).

2 Para más información acerca de las obras expuestas en la Bienal, véase: Cristancho, Raúl. “Ciudad Kennedy: memoria y realidad. Proyecto colectivo de creación plástica”, en Arte y localidad: modelos para desarmar. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2007. pp. 83-103.

8. Antonio Caro. Colombia Coca-Cola (1976)

Page 35: Se±as de apropiaci³n

34

El aspecto que más me interesa de la propuesta de Lagos es que

en ella se hace evidente la apropiación cultural colectiva que hicieron

los habitantes de Ciudad Kennedy de la imagen del icónico presidente

norteamericano. Como es bien sabido, la historia de este barrio de Bogotá

está ligada a la visita de Kennedy en 1961, tanto es así que dos años después

de ésta, cuando el presidente murió, el barrio pasó a llamarse “Ciudad

Kennedy” (Cristancho 83). Ahora bien, esta relación histórica ha trascendido

las generaciones de habitantes y, de cierta forma, su imagen ha persistido en

el imaginario colectivo del barrio. Esto se puede ver en las reacciones que

provocó el afi che de la Bienal y que Cristancho describe de esta manera:

Los afi ches generaron reacciones encontradas en la comunidad: por ejemplo,

a juzgar por la escasa permanencia que tuvo en las calles, aquel en el que

aparece una imagen de Kennedy poniendo o quitando una casa, con el

texto “el hombre no es libre hasta que no tiene techo: Kennedy dijo”, causó

especial controversia. Muchos de los afi ches fueron retirados, lo cual fue una

muestra del sentimiento anti-Kennedy. (Cristancho 102)

9. Miler Lagos. La visita (2002)

Page 36: Se±as de apropiaci³n

35

Estas reacciones, desde mi punto de vista, denotan el funcionamiento activo

del referente en ese espacio local: sus habitantes tienen posiciones defi nidas

frente a éste, de aceptación o rechazo.

Ahora bien, tomando esto como punto de partida, Lagos activó

la memoria de barrio utilizando este referente. Esto se puede ver en la

descripción que hace el artista en su página: “El sorpresivo encuentro dejó al

descubierto la cercanía de los residentes de aquel entonces con la historia de

la icónica pareja y el efecto que -en opinión de los ocupantes más jóvenes-

aún puede identifi carse en el lugar” (Lagos párr. 1).

El carácter del referente, el presidente Kennedy, tiene una marcada

connotación global, por la trascendencia histórica e internacional del

personaje. Pero también, y no menos importante, tiene un carácter local:

por la forma cómo el barrio se ha ligado a su imagen y la apropiación que

han hecho sus habitantes a través de los años. De esta manera, pues, La

visita hace evidente la connotación particular que adquiere en este barrio un

referente internacional. Así es que yo percibo la tensión entre lo local y lo

global en la propuesta de Lagos.

10. Miler Lagos. La visita (2002)

Page 37: Se±as de apropiaci³n

36

Estos han sido los principales referentes que me han guiado en mi

búsqueda porque en ellos puedo reconocer los temas que me interesan. Si

bien he tenido en cuenta la obra de otros artistas –por ejemplo Alberto

Baraya, Fernando Uhía, Álvaro Barrios y Beatriz González–, no me ha

parecido pertinente abordar aquí sus trabajos porque, de cierta manera,

me alejan de mis preocupaciones centrales. Además creo que queda

sufi cientemente documentado con estos ejemplos el eje de mis intereses.

Page 38: Se±as de apropiaci³n

37

Mi Propuesta

Mi trabajo ha partido de la recolección de objetos de mi vida cotidiana –

paquetes de chucherías, páginas sociales del periódico, facturas o imágenes

de Hello Kitty– y de mi vida cultural –boletas de entrada y souvenires–. En

este capítulo expondré, en una primera parte, la metodología que utilicé para

conformar cada colección; y, en una segunda, explicaré de manera detallada el

sentido que pienso darle a cada una en mi trabajo de grado.

Las razones por las que empecé a recoger cada uno de esos objetos son

muy diversas: no todas las colecciones se elaboraron de la misma manera. La

metodología se fue adaptando a partir de las necesidades del trabajo de grado.

Por ejemplo, algunas de éstas las empecé a reunir mucho tiempo antes de este

proyecto: su fi nalidad era, pues, más personal; otras, en cambio, sí se iniciaron

a partir de este proyecto. Por esta razón, paso a describir la metodología de

recolección en cada una de las colecciones y cómo éstas fueron cambiando a

medida que avanzaba.

Los paquetes, para empezar, los relacioné directamente con mi trabajo

de grado al darme cuenta que ciertas marcas de snacks estaban ofreciendo

productos denominados “criollo”, que empaquetan parte de la gastronomía

tradicional colombiana –arepitas, empanaditas–. En una primera instancia,

pensé que la mejor forma para recolectarlos era de una manera azarosa:

apropiarme de éstos cada vez que me cruzaba con uno en mi vida cotidiana,

sin importar su lugar de procedencia –canecas, el piso, o la cocina de mi

casa–. Sin embargo, poco a poco empecé a consumir productos que antes no,

con el objetivo de sumarlos a mi colección; inclusive me interesé por adquirir

todas las versiones de una marca. Esta eventualidad me planteó un serio

Page 39: Se±as de apropiaci³n

38

problema: me di cuenta que me estaba alejando del objetivo de mi trabajo

y de mis preocupaciones, porque la colección perdía el sentido de retratar

mi consumo y el de mi entorno más inmediato. Así pues, reestructuré mi

metodología y me limite a recolectar lo que consumía mi círculo social más

estrecho, estrategia que seguí desde entonces y que aún hoy mantengo.

Por otra parte, mi interés por las páginas sociales se generó a partir de

una casualidad: en mi casa empezaron a comprar el periódico, un objeto que

siempre me ha causado curiosidad a pesar de que nunca me ha interesado

leerlo; un día, mirándolo, me interesaron las páginas sociales y, como ya

estaba empezando a contemplar la posibilidad de hacer colecciones para mi

trabajo de grado, las empecé a recoger. En ese momento no tenía demasiado

claro su sentido, pero recordar un ejercicio de la clase Arte en Colombia –que

había realizado un año antes–, donde nos tocaba analizar todo el concepto e

historia de una publicación periódica, en este caso una revista, me permitió

ver el potencial de lo que estaba recolectando. Además, el hecho de que

Beatriz González, que trabaja temas que a mí me interesan, y que tengo

como referente, utilizara periódicos, valida de cierta manera esta materia

prima. Así pues, una vez convencida del valor y potencial del periódico, seguí

una forma muy sistemática para formar mi colección: cada día extraía de esta

publicación que llegaba a mi casa la sección social.

La recolección de entradas a eventos culturales, por su parte, partió de

una intención más utilitaria: éstas me servían para recordar con precisión

los conciertos, obras de teatro o funciones de cine a las que había asistido.

Empecé hace mucho tiempo: la primera fecha registrada es en una boleta

de teatro a la que asistí en el 2004. Después de un tiempo incluí objetos que

hacían referencia a estos eventos y que hacían parte de su papelería ofi cial:

por ejemplo, programas de mano de obras teatrales, catálogos de exposiciones

y publicidad de conciertos. La metodología, similar a la que utilizo para

reunir las páginas sociales, es sistemática: guardo cada entrada de los eventos

culturales a los que asisto, desde conciertos hasta exposiciones de arte.

Los souvenires también los empecé a coleccionar hace mucho

tiempo, aproximadamente diez años. Partió por un interés del momento

por formar una colección de los pines de los Hard Rock Cafe que después

se fue modifi cando por razones que se escapaban a mis posibilidades: su

adquisición, al comienzo, dependía de los viajes de mis papás y de que

Page 40: Se±as de apropiaci³n

39

ellos tuvieran el tiempo para acercarse al restaurante; ellos, por su parte,

no entendieron que mi interés fuera específi camente por los objetos de

este restaurante y empezaron a regalarme pines que hacían referencia a las

ciudades que visitaban. Así pues, lo que inicialmente era una colección de

pines del Hard Rock se transformó en una colección de souvenires.

Otra de las colecciones es la de imágenes de Hello Kitty. Ésta es mucho

más reciente, aproximadamente del 2010, y comenzó porque este personaje

siempre me remitió a mis amigas del colegio. De manera esporádica adquiría

objetos con esta imagen; poco a poco, mis papás empezaron a identifi car

este interés y, por lo tanto, a regalarme productos de Hello Kitty. Así pues,

se fue conformando esta colección. Vale la pena señalar, además, que basé

dos trabajos de la universidad en esta imagen. Paralelamente a este proceso

personal, empecé a notar la creciente popularidad de este personaje en la

ciudad: objetos que lo referenciaban se ofrecían en cada vez más tiendas.

Este hecho, desde mi punto de vista, muestra una tendencia en el mercado,

un tema que me interesa trabajar: por esta razón, empecé a considerar

presentarla para mi trabajo de grado.

Las colecciones de etiquetas de ropa –que conservan sus precios– y

de facturas son las que inicié más recientemente. Este aspecto temporal es

importante porque señala de manera tangencial la intención que las precede:

ser incluidas en el trabajo de grado. He seguido dos metodologías similares:

en el primer caso, guardo las etiquetas de la ropa que mis papás me compran;

en el segundo, empecé por conservar las facturas de lo que yo compraba y,

posteriormente, incluí las de mis papás. Es decir: un método sistemático y

regular. Sin embargo, por las características particulares de cada colección, no

funcionó de la misma manera: si bien la cantidad de recibos es signifi cativa,

no lo es la de etiquetas. La explicación es sencilla: mi consumo de ropa –que

yo compro o que me regala mi familia– es bajo y, por ende, mi contacto con

los objetos que estoy coleccionando es escaso.

Una vez descrita la metodología que seguí en cada colección, en esta

segunda parte del capítulo pasaré a explicar el sentido que busco darles en mi

trabajo de grado.

La colección de chucherías, como señalé, comenzó con los empaques

de marcas que ofrecían productos locales y que ellos califi caban de criollos.

En un principio, pues, me propuse tratar de señalar la manera en la que

Page 41: Se±as de apropiaci³n

40

ese tipo de industria hacía uso de las preferencias gastronómicas populares

locales para diseñar y distribuir masivamente productos que permitiesen al

consumidor identifi carse con su cultura local. Esta dinámica la explica García

Canclini:

El capitalismo, sobre todo el dependiente con fuertes raíces indígenas,

no avanza siempre eliminando las culturas tradicionales, sino también

apropiándose de ellas, reestructurándolas, reorganizando el signifi cado y la

función de sus objetos, creencias y prácticas. (García Canclini 51)

Este, pues, es uno de los problemas que se pueden ver refl ejados en mi

propuesta.

Sin embargo, poco a poco, se fueron incluyendo en la colección

empaques de otro tipo de productos: envolturas de chocolates belgas, tubos

de Pringles, botellas de bebidas, galletas integrales, etiquetas de gaseosas,

paquetes artesanales e industriales de platanitos.

Esta diversidad de elementos que compone mi colección hace referencia

a dinámicas sociales que me interesan trabajar. El hecho de que convivan

productos locales y tradicionales, como el Chocoramo, con otros globales,

como las Pringles, es signifi cativo en varios sentidos: el primero de ellos es

que muestra la tendencia globalizadora del mercado, que hace que estas

mercancías se expandan; el segundo de ellos es que evidencia las preferencias

de consumo de la gente, y en esta colección, de manera específi ca, de

11. Colección de paquetes de chucherías.

Page 42: Se±as de apropiaci³n

41

mí círculo social cercano. Estas preferencias de consumo muestran una

apropiación de referentes globales: a través de la compra de productos

extranjeros y su paulatina inserción en los hábitos de la gente, éstos pierden,

de cierta manera, la connotación de exótico para convertirse en uno cotidiano

y familiar.

Además, el hecho de que las Pringles empiecen a integrarse en los

hábitos locales señala un aspecto que desarrolló García Canclini:

La expansión del mercado capitalista, su organización monopólica

y transnacional tiende, en parte, a integrar a todos los países, a todas

las regiones de todo el país, en un sistema homogéneo. Este proceso

“estandariza” el gusto y remplaza la orfebrería y la ropa de cada comunidad

por bienes industriales idénticos, sus hábitos distintivos por los que impone

un sistema centralizado, sus creencias y representaciones por la iconografía

de los medios masivos: el mercado de plaza cede su lugar al supermercado,

la fi esta indígena al espectáculo comercial. (García Canclini 118)

El hecho de que se consuman las Pringles a niveles tanto locales, como

globales, demuestra y evidencia esa estandarización del gusto del que

habla Canclini. En algunos casos, este producto extranjero puede llegar a

reemplazar los locales que ofrecen lo mismo.

Esta particular dinámica es la que me interesa mostrar en mi propuesta

de una manera personal: estas prácticas de consumo, que en este caso son

ejemplifi cadas en la mía, crean un espacio glocal, donde lo global se instala en

las costumbres locales, por medio de la compra.

Las páginas sociales, por su parte, me interesan especialmente

por el tipo de discurso que crean. En ellas, se pueden observar personas

pertenecientes a los más altos estratos sociales, representantes, al fi n y al

cabo, del poder; además, evidencian un hermetismo de estos círculos: no

cualquiera aparece retratado en ellas. Sin embargo, estos dos elementos, que

evidencian un elitismo, se conjugan con formas que, en algunos casos, buscan

acercar a la gente del común con estas prácticas. Los métodos son variados:

referencias a eventos de benefi cencia o partidos de fútbol. Inclusive, y quizá

más importante, es el hecho de ser publicados en medios de comunicación

masivos, pues cualquier persona tiene acceso a estos eventos a través de la

reseña periodística.

Page 43: Se±as de apropiaci³n

42

Basándome en esta lectura de las páginas sociales, realicé un ejercicio

que intentaba evidenciar dicha interpretación: organicé parte de mi colección

como fondo de un escenario en el que se reprodujera un encuentro social.

Lo que estaba buscando era un remedo de las actividades registradas en el

periódico para elaborar un discurso en el que se discutieran las formas en las

que se perpetúa el orden social.

Revisando la colección, encontré algunas piezas que evidenciaban el

tema que ahora ocupa el centro de mis preocupaciones: la apropiación de lo

internacional y la tensión existente entre lo local y lo global. En este caso,

por supuesto, expuesto en las capas más altas de la sociedad. Los eventos

que se reseñan convierten a las páginas sociales en una especie de lugar

glocal: agentes locales conmemoran festividades internacionales –“Día

de la independencia de Estados Unidos” (El Tiempo 7 de julio, 2013)– y

celebran aniversarios de empresas multinacionales –“Air France, 60 años” (El

Tiempo 19 de julio, 2013)–. Las élites también exponen sus apropiaciones

de lo extranjero como símbolo de estatus: parece que tener contacto con lo

mundial, de esta manera, fuera un valor.

Ahora bien, mi colección de entradas a eventos culturales, programas

de mano y publicidad de conciertos, evidencia uno de los aspectos que señalé

anteriormente y que ha sido parte de mi eje de acción. Como había dicho,

estos objetos los recolecté con la intención de recordar los eventos a los que

12. Colección Páginas sociales de El Tiempo

Page 44: Se±as de apropiaci³n

43

remitían; pues bien, este hecho particular contiene un discurso: los eventos a

los que se aluden describen, de una manera directa, mis gustos e inclinaciones

particulares. Gustos e inclinaciones que, parafraseando a García Canclini,

están determinados por los aparatos culturales que me rodean. Así pues,

la colección no sólo tiene valor en cuanto a que describe mi sensibilidad,

sino que es más importante –por lo menos desde mi perspectiva– que hace

evidente el resultado de la infl uencia de mi entorno cultural. La familia en

la que crecí, el colegio en el que estudié, y hasta los estudios superiores que

estoy terminando, determinan este tipo de aspectos.

La colección de souvenires apunta a dos aspectos que me parecen

fundamentales: en una primera medida, éstos señalan mi posición social

y la capacidad económica de mi familia; por otra parte, y más cercano al

eje conceptual de mi propuesta, es que evidencian –por medio del caso de

los pines de Hard Rock Cafe, y del hecho de que sean pines– una tensión

particular entre lo local y lo global.

El primer punto señalado es evidente, pero su consecuencia sí tiene

relevancia en el problema que me interesa: la capacidad económica de

mi familia me permite reunir y recolectar objetos que hacen referencia a

diferentes lugares del mundo. Mi cuarto, en esta medida, se convierte en

un espacio glocal donde interactúan elementos y tradiciones mundialmente

conocidas con un lugar específi co. La convergencia de elementos

internacionales y nacionales permite esta lectura.

13. Colección de eventos culturales

Page 45: Se±as de apropiaci³n

44

El segundo punto, quizá más interesante y complejo, es lo que signifi ca

el caso del restaurante norteamericano. Es curioso, pero, el hecho de que

Hard Rock se instale en las principales ciudades del mundo y que venda

productos que hagan referencia a cada uno de ellos, hace evidente una

dinámica de colonización: parece como si su presencia fuera una forma

de aprobación; queda la idea de que las ciudades en las que se ubica este

restaurante tuvieran cierto tipo de relevancia. Lo que hace el restaurante

es llevar la cultura de los Estados Unidos a ciudades extranjeras y ofrecer,

por medio de su menú y de las imágenes que utiliza, una experiencia

norteamericana.

La situación anterior se puede explicar con las palabras de García

Canclini: “Si bien bajo la globalización las sociedades son parcialmente

homogeneizadas, estos procesos trabajan articulando las diferencias

preexistentes y engendrando otras” (García Canclini 25). La manera, que

señala el autor, de engendrar otras diferencias, también se puede ver en el

ejemplo expuesto: los souvenires que vende el Hard Rock están mediados

por la representación norteamericana del lugar del mundo en el que está

ubicado. Así pues, lo extranjero se introduce utilizando las dinámicas de la

globalización en contextos locales.

Por otra parte, un análisis formal de la colección permite ver otra

relación entre lo global y lo local, que me parece especialmente importante.

El hecho de que todos sean pines, al fi nal, lo que muestra es que estos

elementos se han convertido en una forma estandarizada a nivel mundial para

promocionar lo local. Es decir: los espacios locales –las ciudades– utilizan

formas universales para representarse, lo que no deja de ser paradójico.

Además, esta dinámica nos remite a la forma de operar del capitalismo y

de la producción masiva: llama la atención la similitud que hay entre los

14. Colección de souvenires.

Page 46: Se±as de apropiaci³n

45

souvenires de distintos lugares del mundo –nótese, por citar el ejemplo más

paradigmático, la formula originaria de Nueva York, en el que se reproduce la

frase “I N.Y” y que se copia cambiando el nombre de la ciudad–.

Para explicar el sentido de mi colección de objetos de Hello Kitty,

me gustaría empezar por una consideración. Cuando yo era pequeña

estos objetos se conseguían en tiendas ofi ciales de la marca Sanrio y en el

extranjero: eran los dos métodos más comunes para comprarlos. Sin embargo,

con el paso del tiempo, estos productos se fueron popularizando y pasaron

de venderse primordialmente en tiendas especializadas a comercializarse

también por los vendedores ambulantes de la ciudad.

Este desplazamiento del mercado ilustra, en verdad, un proceso de

apropiación cultural: cuando la fi gura de Hello Kitty se vendía principalmente

en las tiendas ofi ciales y en el extranjero, las personas que podían acceder

a éstas poseían una capacidad adquisitiva específi ca. La imagen, de cierta

manera, sólo había sido objeto de apropiación de un sector muy específi co

de la sociedad: niñas, de clase media-alta, con cierto poder adquisitivo

que les permitía el acceso a este referente. Con el paso del tiempo y con la

15. Colección de Hello Kitty

Page 47: Se±as de apropiaci³n

46

intervención de diversos factores –la piratería, por ejemplo–, esta imagen

se popularizó y fi nalmente una porción más grande de la sociedad se

apropió de ella: ahora el nivel social o económico no es condición para

acceder a este referente. De esta forma, el sentido de mi colección busca

ilustrar precisamente esta dinámica. Los objetos que la componen han sido

adquiridos tanto en tiendas especializadas, como en supermercados, pasando

por papelerías y locales de San Andresito.

Ahora bien, la colección de etiquetas de ropa tiene un sentido muy

claro: desde mi punto de vista, las marcas han servido como signo de

diferenciación y segregación que denota un cierto nivel económico y

social, un estatus; pero, además, las marcas internacionalmente reconocidas

muestran el proceso homogeneizante de la globalización. El primer punto

me parece fundamental porque señala una dinámica social: la gente, muchas

veces, está más interesada en la marca, que en la prenda en sí. Este hecho es

el que intento señalar a partir de la colección de las etiquetas: la ausencia de

la prenda enfatiza la importancia de la marca que la fi rma.

Sin embargo, como ya he dicho, mi proyecto busca exponer este tipo

de dinámicas en mi propio consumo, y aquí me encuentro con un hecho

paradójico: dentro de las prendas que compro, casi ninguna tiene el sufi ciente

reconocimiento social. Esto no es accidental: creo que es debido a los

aparatos culturales específi cos que tienen contacto conmigo, y en especial mi

interés por este tipo de temas, que hace tiempo dejé de consumir siguiendo

estos criterios. Este aspecto me parece que es relevante en mi propuesta

16. Colección de etiquetas de ropa

Page 48: Se±as de apropiaci³n

47

pues, siguiendo una estrategia diferente a las anteriormente reseñadas,

señala el punto del problema: mi forma de apropiación está mediada por

las particularidades de mi contexto. Este hecho –que exponga etiquetas de

marcas menos reconocidas– podrían tener en cierto tipo de espectador una

resonancia a la inversa: es decir, que extrañen la ausencia de las fi rmas más

grandes y famosas, remarcando así sus propias dinámicas de consumo.

Por último, explicaré la colección de las facturas. Éstas me interesan

para hacer evidentes dos aspectos diferentes: en primer lugar que aportan una

información de mi consumo que en ninguna otra colección se hace evidente,

los lugares donde compro. Lugares que tienen una doble connotación,

pues no sólo muestran los establecimientos que frecuento, sino que hacen

referencia al lugar específi co de la ciudad. Las facturas, como se puede

observar, contienen la dirección de la tienda y una lectura de éstas permite

establecer la zona por la que me muevo.

17. Colección de facturas

El segundo aspecto está más relacionado con los problemas planteados

a lo largo de este trabajo: algunos de los establecimientos o son de origen

extranjero –como el Oxxo–, o son marcas colombianas que pasaron a ser parte

de conglomerados económicos multinacionales. Este aspecto, menos evidente

pero igualmente contenido en estos objetos, pone de manifi esto un fl ujo de

capital internacional en la economía local; así, queda en evidencia una tensión

entre lo local y lo global fruto de las dinámicas neoliberales y capitalistas.

Ahora bien, es importante señalar otra de las consecuencias de esta dinámica:

Page 49: Se±as de apropiaci³n

48

los capitales extranjeros, al adueñarse de las marcas locales, se aprovechan de

las diferencias preexistentes para generar otras y homogenizar parcialmente

las sociedades en las que se desarrolla (García Canclini 25).

Esto se puede ver en los cambios de oferta que sufren los

supermercados adquiridos por extranjeros: al conservar el nombre de los

establecimientos se asegura una continuidad de la marca, da la sensación

de que todo sigue igual; sin embargo, poco a poco su oferta cambia y se

empiezan a vender productos importados que pueden llegar a sustituir

eventualmente a los locales, generando cambios en los hábitos de sus clientes.

Como he intentado presentar a lo largo de este texto, toda mi propuesta

gira entorno a múltiples tensiones entre lo local y lo global, y las diversas

formas de apropiación cultural. Conceptos que intento representar y hacer

evidentes por medio de diferentes estrategias, todas ellas basadas en la

práctica de coleccionar, que adquirirán su total sentido en el montaje fi nal.

Page 50: Se±as de apropiaci³n

49

Conclusiones

La primera conclusión a la que puedo llegar después de este trabajo tiene

que ver con la refl exión de mis proyectos. Como quedó evidenciado en la

primera parte de este texto, es a partir del repensar mi propio qué hacer que

pude identifi car de manera clara las ideas que lo sustentaban. Este análisis me

permitió alejarme críticamente de mis propuestas: la idea de identidad, tanto

personal como colectiva, no se correspondía con las problemáticas que ahora

me interesaban. El enfoque que le quería dar a mi trabajo de grado, pues,

tenía que ser otro. Esta situación me llevó a buscar nuevos caminos, y me

propuso el reto de identifi car de manera precisa cuáles eran estos problemas.

Así, se pone de manifi esto la importancia de la refl exión crítica en el proceso

artístico.

Además de la refl exión en torno a mis trabajos pasados, los postulados

teóricos y los referentes artísticos tuvieron una función determinante en

mi trabajo. Éstos me permitieron identifi car de manera más precisa la

problemática que antes me era imposible delimitar. Me di cuenta que

mi preocupación no era entender cómo se confi guraban los discursos de

identidad –colectivos o personales–, sino cómo operaban ciertos referentes

globales en un entorno local y cómo había un proceso de apropiación

cultural. Los conceptos de apropiación cultural y la tensión entre lo local y lo

global, que desarrollan García Canclini y otros autores citados, conjugados

con las obras de Barbarita Cardozo, Humberto Junca, Antonio Caro y

Miler Lagos, me ayudaron a afi nar mi línea de trabajo. Sólo a partir de estos

referentes –teóricos y artísticos– pude darle un sentido más concreto a mis

intereses.

Page 51: Se±as de apropiaci³n

50

Sin embargo, la función de estos referentes no se queda en lo expuesto,

pues, además de permitirme afi nar mi línea de trabajo, me sirvieron para

articular mi propuesta. Pongo el ejemplo de las colecciones que había

iniciado mucho tiempo antes de este proyecto: tanto los planteamientos

teóricos, como las obras de los artistas citados, cambiaron mi visión de dichas

colecciones y evidenciaron que en ellas se planteaban las problemáticas de mi

interés. Esto se puede ver claramente en mi colección de imágenes de Hello

Kitty, que había elaborado por un puro interés personal y que, a la luz de los

conceptos de apropiación cultural y de la tensión entre lo local y lo global,

adquirió un nuevo sentido. En ella, sin proponérmelo desde el comienzo,

estaba presente mi preocupación.

Finalmente, me gustaría resaltar la importancia que en mi trabajo

fi nal tiene el montaje, entendido como el proceso de elaboración de una

instalación. Las colecciones, más allá de las piezas que las componen, sólo

pueden adquirir su total sentido en la forma que se organicen en el espacio.

Entran en juego, pues, tanto el espacio en el que se disponen los objetos,

como la forma misma en que se expongan y se relacionen entre sí. Pongo

el caso, como ejemplo, de La sala: las piezas de una colección, de evidente

connotación infantil, son ubicadas en un espacio social privado y adulto. Esta

descontextualización es lo que permite repensar los objetos que la componen

y vislumbrar un posible sentido de la obra. Por esto mismo, el montaje se

convierte en mi herramienta para articular un discurso. Éste dependerá,

entonces, de la disposición de las colecciones en el espacio, resaltando el papel

fundamental del montaje en la producción de una imagen visual.

Page 52: Se±as de apropiaci³n

51

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4. Cardozo, Barbarita. Care Instructions, 2009. 05/05/2014 «http://www.

nueveochenta.com/artistas/12/58/ »

5. Cardozo, Barbarita. Made in, 2009. 05/05/2014 «http://www.

nueveochenta.com/artistas/12/58/»

6. Junca, Humberto. Damn right! Norwegian wood?, 2013. 05/05/2014

«http://humbertojunca.com/portafolio/»

7. Junca, Humberto. Damn right! Norwegian wood?, 2013. 05/05/2014

«http://humbertojunca.com/portafolio/»

8. Caro, Antonio. Colombia Coca-Cola, 1976. 05/05/2014 «http://www.

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9. Lagos, Miler. La visita, 2002. 05/05/2014 «http://milerlagos.com/

proyectos/12/»

10. Lagos, Miler. La visita, 2002. 05/05/2014 «http://milerlagos.com/

proyectos/12/»

11. Valdés, Catalina. Sin título. Archivo personal.

Page 55: Se±as de apropiaci³n

54

12. Valdés, Catalina. Sin título. Archivo personal.

13. Valdés, Catalina. Sin título. Archivo personal.

14. Valdés, Catalina. Sin título. Archivo personal.

15. Valdés, Catalina. Sin título. Archivo personal.

16. Valdés, Catalina. Sin título. Archivo personal.

17. Valdés, Catalina. Sin título. Archivo personal.

Page 56: Se±as de apropiaci³n
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