SECCIÓN ASUNTOS DEL DA IDI EDITORIAL Dr. José Mara Soriano. · 2018. 2. 12. · no de la...

IDI SECCIÓN EDITORIAL [ LA SUPREMA ASPIRACION

- 01-

La caracterstica del estado poltico y social

del pueblo mexicano, en estos ltimos aos, es una

suprema aspiración: el sufragio efectivo. Instin-

tivamente siente o pueblo mexicano, que el voto

pblico libremente emitido v escrupulosamente res-

petado. ser lo nico que podr formar un gobierno serio y democrtico, asegurar las libertades y

salvar a la Repblica. El escollo principal con que siempre hemos tro-

pezado. y ahora mas que nunca, para conquistar definitivamente una paz orgnica, es el abuso del

poder y también quiz las ambiciones de los aspi-

rantes. que s«> traducen en la violación del sufragio. Las reelecciones, y las candidaturas encasilla-

das. son las manifestaciones ms inmorales y pe-

ligrosos de los obstculos que se oponen, como mu-

rallas chinas, al gran acto electoral.

Estas viol; rioiif». ests inmoralidades, estas

fal'as de patriotismo, no son el resultado, como

generalmente s< cree o se aparenta creer, de escasa

ilustración o competencia del pueblo, a quien se

declara con incalificable ligereza, totalmente des-

provisto de aptitud para ejercer las funciones de-

mocrticas. El pueblo no va espontneamente a

los comicios. porque tiene la seguridad de que sera

burlado y defraudado. Tampoco acudo a los lla-

mados que le hacen, porque sabe también que el

poder pblico lo solicita como instrumento, y ios

vulgares ambiciosos como escalón. En una pala-

bra: el pueblo r.o va entusiasmado a las urnas, por-

que no es el quien vota, es decir quien ha emitido

la designación, sino cuando mucho es el empujado a votar en determinado sentido, y los agitadores es-

tn muy desprestigiados. Pe todos modos, mientras el voto no sea efec-

tivo, las elecciones sern plebiscitos militares, con

sus cortejos de cuartelazos, rebeliones, asesinatos y

tumultos.

En las condiciones en que nos encontramos, las

elecciones próximas son excepcional mente peligro- sas. l'na imposición, un gran fraude electoral, un

asalto a mano armada al Poder pueden determinar

en México una " criadera catstrofe que no debemos

ocultar ni dejar de prever y considerar muy seria-

mente.

Esta gravsima cuestión, debemos analizarla

principalmente desde el punto de vista sociológi- co. de la alta poltica; y en ultimo término desde

el punto de vista de la llamada "poltica mili-

tante.

Cuando estas tan graves y trascendentales

cuestiones; se tratan como asuntos de poltica mi-

litante. se corre el riesgo de incurrir en las par-

cialidades en que nos encontramos apasionadamen- te divididos, de manera que por eso es preferible

ocuparse en la cuestión desde un punto de vista

abstracto y elevado, porque en esa esfera se hallan

el patriotismo, los principios y las leyes.

Si descendemos a las pequeneces de la realidad, al ocuparnos en esta cuestión, es porque la misma

realidad nos impone tratar los hechos reales, y a

los actores, pero el fin es de todos modos elevado, abstracto, imparcial y prctico.

Empecemos, pues, por reconocer, que en Méxi-

co nos falta una ley electoral adecuada a nuestro

midió y a las ideas avanzadas que profesamos, para suplir las deficiencias de nuestro carcter y de iucstra educación. Téngase presente que no es

io mismo educación, carcter e Ilustración, para no incurrir en el viejo y generalizado error <lc que

aun no estamos aptos para la democracia por

f;dta de ilustración.

Aquél ilustre pensador y estadista argentino, el Dr. Hoque Senz Pea, si no recordamos mal, en

su monumental discurso pronunciado en contesta-

ción al que le dirigieron para ofrecerle su candida-

tura para la Presidencia de la Repblica, dijo ]>oco mas o menos estas palabras que ê nos grabaron en esencia: "nosotros tenemos el sufragio, pero no

hay sufragantes. Debemos crearlos por medio del

sufragio obligatorio." Pues esta cuestión insignificante al parecer,

|»ero que al distinguido poltico y estadista sudame-

ricano, le pareció digna de ser incluida en el ms

hermoso documento de literatura poltica hispano- americana de lo* tiempos modernos. os de la ms

grande trascendencia. Como que de! sufragio se

derivan ios gobiernos. En ningn caso con mayor razón que en el

aludido, puede decirse que las pequeas causas

originan grandes efectos. Del voto se derivan los,

gobiernos democrticos, programas polticos, y to-

da esa gigantesca y mltiple acción social que di-

rige. levanta o anonada a los pueblos y a los Es-

tados. Para que el sufragio sea efectivo en México,

se necesita en primer lugar, el sufragio obligatorio, como lo propuso el Dr. Pea; en segundo: el órga-

no de la democracia, que es el Partido poltico

de principios, conforme a una ley que no tenemos

ni conocemos en otra legislación, ms que en las

costumbres que tampoco tenemos; y finalmente, que

el gobierno, por patriotismo, se abstenga de vio-

lar el sufragio tal y como se ha hcciio y se sigue

haciendo. Ya que no tenemos esa ley electoral

de que ha-

blamos. y en vista de que por el momento, en el

terreno de la realidad, no se pueden omitir las

imperfecciones de los Partidos y de los procedi-

mientos electorales, polticos, urge que la adminis-

tración. por la primera rez en nuestra historia poltica. respete y haga respetar

el voto, iicq modo

de resolver nuestros problemas, y óiganlo bien Ca-

rranza y los earrancistas: de salvar a la Repblica.

La violación del voto, la imposición o el asal-

to al Poder, hundiriau el decoro y la soberana de

nuestra Patria.

n -1-.********

1 ACTUA L I D ADES EXTRANJERAS

El acuerdo anglo-persa Trad. del francés para LA PRENSA. ;

Experimentóse en Francia una

gran emoción cuando se conocieron j

las clusulas del acuerdo concluido j recientemente entre la Gran Bretaa |

y Persia. E! Sub-Secre'ario cié Re- j laciones Exteriores, seor Harms-,

worth. declaró en la Cima ra cié los ;

Comunes que Inglaterra deseaba a- !

yudar a Persia a que reorganizara

sus asuntos, pero que no tenia en

manera alguna la intenci >.i de aten-

tar contra los derechos soberanos de

esta.

Persia, antes de, la guerra, se ha-

llaba dividida en tres zonas. Al or- '

te. una zona de influencia msa; a!

sur, donde se encuentran los muy:

importantes yacimientos petrolferos, una zona de influencia inglesa, y en

el centro, una zona media que aca- j bó. por otra parte, por ser las o j menos absorbida por las otras dos. j

Durante los hostilidades, la acti-'

tud del gobierno se hallo ligada es- j trechamente a la fortuna de la gue-

rra. El partido germanófilo domino frecuentemente, habiendo Jado tal i

cosa por resultado que las legacio-

nes aliadas tuvieran que abandonarj en varias ocasiones Tehern. A fi-

nes del estio de 191S. el Vizir que

se hallaba en funciones en esa épo-

ca. llegó hasta denunciar de un sólo

golpe todos los tratados firmados con

los extranjeros. Aquello basto para

que el Shah. joven que apenas tiene

veintin aos, y que nunca ha via-

jado. se diera cuenta del peligro que entraaba la actitud adoptada, y para que. literalmente de un momen-

to a otro, retirara del poder a su Pri-

mer Ministro.

Llego el fin de la guerra y con el

la victoria de los aliados, cuya im-

portancia parece no haber sido com-

prendida por alia desdo el principio. En aquella hora de ignorancia, fué nombrada la comisión persa y

salió para Paris con un programa ] irrealizable. Se le er.tretuw. tanto j y tan bien que el Shah y >us conse-

jeros se dieron cuenta d„> la.- v'ificul- ! tades de todos generes a •le tema

que hacerle frente el tribunal que

se ocupaba del mundo entero, y de- j cidieron acercarse al pa:s que c»no- j cen desde hace mucho tiempo y .rae I tiene en la actualidad fronteras co-

munes con Persia. Tal fué el /ene-

sis general de este acuerdo.

Se halla dividido en dos partes: el

acuerdo 'poltico y el acuerdo finan-

ciero. *

En el primero. Inglaterra s? com-

promete a "respetar absolutamente

!a independencia y la integridad de

Persia"; sin embargo, los articule? 4, 5 y 6 son de tal naturaleza, que

ros hacen comprender que el nter»,

britnico tiene la preferencia sobre la preocupación de la independencia persa. He aqu estos artculos cuya

importancia podr apreciarse: Art. 3.—E! gobierno britnico su-

ministrar, a expensas del gobierno

persa, los oficiales, las municionas

y los equipos de tipo moderno que

puedan juzgarse necesarios para una

ingleses y persas, la que se reunir

comisión mixta de peritos militan?--

inmediatamente. con el objeto de

valorizar las necesidades de Persia

en relación con la constitución do

una fuerza uniforme que el gobierno persa se propone crear para el

establecimiento y el mantenimiento

del orden en el pas y en sus fron-

teras". "Art. 5.—El gobierno britnico

x-econoee plenamente la necesidad

urgente de mejorar las comunicacio-

nes en Persia, en relación a la vez

con la extensión del comercio y con

a lucha contra el hambre, y est dis-

puesto a cooperar con el gobierno

persa para adelantar a las empresas

anglo-nersas a que trabajen con el

objeto, mediante la construcción de

vas férreas o de otros medios de

transporte". Bien entendido que las decisiones

que se tomen a este efecto no lo se-

rn sino después de un exmen de

los problemas planteados por los peritos y previo acuerdo entre los dos

gobiernos sobre los diferentes pro-

yectos que pudieran parecer ms en-

cesarios, ms prcticos y ms venta-

josos; •

"Art. 6.—Los dos gobiernos se po- nen de acuerdo acerca de 1a desig- nación inmediata de una comisión

mixta de peritos. encargada del

examen y revisión de las tarifas adua

nales que estn en vigor, con el ob-

jeto de reorganizarlas sobre una ba-

je que las ponga en r.rmonia con

los intereses legtimos del pas y es-

tando destinadas a asegurar su pros-

peridad". En Inglaterra nadie nieca r.ue este

acuerdo sea del mayor interés para

la Gran Bretaa, y ésto por mlti-

ples razones. El ir.ter-r; estratégico

es tan evidente «rué no hay necesi-

dad de que se insist en este punto. En Persia. en otr» tierno, ti >ervi-

(io de polica lo h t.ian. por el Nor-

te. la curiosa organización -le cosa-

co*. persas, y, po>* e Sur. los "Per-

sian rifles", or^nnzad(»s. ; regimen- tadas por Inglaterra. A decir ver-

dad, en una v otra zona la seguridad solamente <'r i relativa. Asi

v-.es, la clusuia del contrato que !e

; ca a la Gran Bretaa la misión de

reorganizar el ejrcito persa, parece

.er una garantid pava todos ios re-

sidentes extranjero», cualquiera que sen su nacionalida-l

Se podra decir otro tanto desde

e1 junto de vist-i financie*). Per-

siu le pedia prestad-) en otro tiempo a todo aquel que quera abrirle üu

encarcela. El enip:«\o .i;e c lo da-

ba al dinero era un misterio. La

(liin Bretaa, pe •dente, est dis-

puesta a anticipar dos nuil-mes de

lr.ias esterlinas, peo pretende poner er el lugar debid-j un consejero fi-

nanciero que vigilar porque los ion-

dos sean bien empleados. Con ello

podemos ganar nosotros que se nos

pague lo que se nos debe.

Ahora bien, lesiona este contra-

to. en el sentido estricto de la pa-

labra. los intereses extranjeros y en

especial los intereses franceses? Eso

no lo admiten los ingleses. Argu-

yen que la principal riqueza del

pas est representada por los terre- nos petrolferos, cuya concesión le

fué otorgada hace diecisiete aos a

una compaa inglesa, de la cual el

gobierno es uno de los principales accionistas. A causa de la falta de

medios de comunicación, el resto,

del pas no ofrece posibilidades sino

mediocres. Nosotros los franceses tenemos un

derecho perpetuo y exclusivo a las

excavaciones arqueológicas. Ade-

ms, varios ramos de la administra-

do persa, especialmente el de la en-

seanza. tienen un cierto nmero

de empleados franceses. Se asegura,

de la manera ms formal, que todos

nuestros derechos all, sern respe-

tados integralmente. Por otra par-

te. los capitales franceses que se hallan invertidos en Persia son, a lo

que parece, tan cortos que no vale

la pena de ser mencionados. Se de-

sea, pues, ardientemente en Londres,

que la oposición de Francia ante es-

te contrato, desaparezca, y no se o-

culta que ella puede cr£ar all algu- nas dificultades para Inglaterra.

Para resumir, el gobierno inglés no cree haber lesionado ninguno de

nuestros intereses. Y an estima

que nuestros nacionales que se hallan

establecidos all no podrn menos

que resultar beneficiados a causa de

esta modernización de Persia. que se-

r el resultado de la colaboración de

algunos empleados britnicos qu-e es- tarar. sometidos exclusivamente—si se insiste mucho sobre este punto—a las órdenes del gobierno persa

Seguimos siendo escépticos en

cuanto a os efectos lejanos de esta

"modernización", por lo menos si

nuestros amigos los ingleses la e~n-

prer.den con un espritu le puro jesin lerés. Persia y Egipto se parecan en

: ASUNTOS DEL DA : f i

Mientras la familia est muriéndo-

se de hambre, el padre se empea en

vestirse de lujo, en fumar puro, y en

beber vinos caros.

Tal es el caso de los seores pa-

dres de la patria en nuestra buena y

desventurada repblica de México, Hace algunos meses, cuando los

periódicos aparecan llenos con el re-

lato de la huelga de los maestros de

escuela, a los cuales tena a pan y

agua la penuria de los Ayuntamien- tos, cuando todo el mundo sabia que

el gobierno no guardaba en sus arcas

dinero bastante para pagar a la ter- (

cera parte de sus empleados, que os I

soldados desertaban por falta de ha-

be res y en las oficinas pblicas las ;

cesantas seguan en alarmante cre-

ciente, los seores diputados, que tie-

nen un sueldo de seiscientos pesos

mensuales, y la prerrogativa de que |

se es pague con relativa puntual!- j dad, juzgaron que aquello no era

bastante, no ya para los gastos ur- | gentes de su vivir, sino para los de j Representación, y propusieron a la j

Cmara, es decir, se propusieron a

s mismos, un aumento de cinco pe- !

sos diarios.

Cinco- pesos diarios para cada pa-]

dre de la patria, hacen a fin de mes I

un buen pico de miles de pesos. Al

erario pblico le faltan uuichos mi- j Ies de pesos para cumplir sus mas

perentorios compromisos, para ha- i

cer los ms sagrados pagos; as que la solicitud de los diputados, caa en

tiempo completamente oportuno. Como era natural, los diputados, I

que tenan necesidad de los cinco pe- :

sos mas de sueldo, para sus copas, sus i

puros, sus paseos en auto y dems '

gastos de representación, aprobaron |

por aclamación la propuesta.

El pblico se mostraba indignado primero, después, pasmado an'.e

muestra de cinismo semjante. Los pe- riódicas, pusieron el grito en el cre-

lo ante la monstruosidad que signi- ,

ficaba el que precisamente los repre- sentantes del pueblo, se olvidaban tan i

TERRIBLE CRIMEN EN COSA-

MALOAPAN

VERACRUZ, Ver., Septiembre 9.

—Un hecho repugnante, por lo sal-

vaje y brutal, acaba de suceder en

la Villa de Cosamaloapan, del que fueron victimas el comerciante Elias

Enrique/, y su entenada la seorita

de quince aos de edad, Natividad

Hernndez.

El 24 de julio del corriente ao, llegó Cosamaloapan,, el seor En-

re; 'ez acompaado de su entenada,

con el fin de establecer en esa loca-

lidad un pequeo comercio y se aloja- ron en la casa de una Sra. Balderas.

A los pocos das de haber llegado, un individuo de pésimos antecedentes

nombrado Donaciano Castro, le man

festó que se fuera a vivir a su casa

puesto que quedaba cerca del cuar-

tel de voluntarios y en ese lugar

podra contar con ms garantas, ya que la población se hallaba constan- temente expuesta a ser atacada por

los "tiznados" (felicistas.) El seor Enrquez accedió y desde

ese mismo dia, quedó instalado "en

casa de Cruz, en compaa de la se-

orita Hernndez. No tardaron en

despertarse las sospechas en el se-

or Enrquez al ver que Cruz, sos-

tena frecuentes plticas con los

soldados del cuerpo do voluntarios,

con quienes hablaba largamente y

al notar que la puerta de su cuarto

no estaba asegurada Las sospechas de Enrquez fueron fondadas, pues

a los dos das, llegó a la casa un

piquete de seis soldados armados, que amagó a Enrquez, atndolo a un

rbol y robndolo cuanto tena. Ms

los instintos criminales de estos de-

generados no se contentaron con ro-

barle sus dineros, sino que carga-

ron al monte con la seorita Hernn- dez en donde cometieron con ella, el

ms espantoso de los atentados, des-

pués de polpearla y maltratarla.

El delito ha permaneiedo impune, sin que las autoridades hayan procu- rado castigar a los culpables.

oiro tiempo como dos hermanas. Es

posible que todo el mundo saque pro-

vecho de ésto. ha<ta Persia; sin em-

bargo, se nos permitir que lamente- j mos que después de nuestra ntima

unión, la Gran Bretaa nos haya mantenido en la ignorancia ms com-

pleta acerca de las negociaciones que estaba llevando a cabo. En

ello se envuelve una falta de cortesa,

casi de confianza, que los ms fieles

partidarios de la amistad franco-bri-

tnica no pueden menos que lamer- tar.

La prensa inglesa ha atribuido el

reciente movimiento habido en la opi- nión en Francia a las inquietudes que nosotros sentimos en relación

con la suerte eventual de la Siria.

Con una intervención americana po-

sible, la cuestión es demasiado com-

j plicada para ser tratada actualmen-

te; sera, sin embargo de-desearse y también til que el gobierno brtni- co hiciera saber cules son sus verda-

| deras intenciones por este lado. La

| opinión francesa deseara estar se-

I gura de que los designios de Fran-

j eia en Siria no sern contrarresta-

dos por una diplomacia secreta cu-

ya abolición def jiitiva se nos haba

anunciado.

L. R.

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por completo de la dolorosa situación

del erario naiconal y pretendiesen

dejarlo aun ms exhausto....

Después, como al fin y al cabo,

peores monstruosidades se vean to-

dos los das, nadie hizo caso de aque-

lla de los legisladores, sobre todo,

cuando se supo, con general bene-

plcito, que un gesto enérgico del

gran elector, haba echado por tie-

rra el proyecto del aumento de suel-

do.

Pero es el caso que, apenas se ini-

ció el perodo de sesiones actual, an-

tes de ocuparse de ninguno de los

mil asuntos importantsimos que de-

ban de reclamar su atención inme-

diata, los seores diputados resusci-

tan el asunto de su aumento de suel-

de. —Nosotros necesitamos cinco pe-

sos ms de sueldo todos los das, fué

lo primero que dijeron los diputados en cuanto se quedaron solos, sin la

preseiicia del Presidente ni de los mi- nistros.

Y de nuevo se pidieron as mismos

el jumento de cinco pesos diarios en

sus cuantiosos sueldos, y de nuevo

se es concedieron por aclamación.

El lector se preguntar: de la

primera vez en que tal pretendieron, al presente, ha mejorado en algo la

situación del pas? El erario pblico est ya en bo-

nancibles condiciones?

Todos los pagos se estn hacien-

do puntualmente y an queda dine-

ro en caja? *Jo, scor„ no hay tal: la situación

es hoy peor que nunca, el erario p- blico est en plena bancarrota, los

maestros cesantes, ias escuelas cerra-

das, millares de empleados, en la calle. todo por la maldita falta de di-

nero.

Pero es lo que se dirn los seo-

res diputados: a nosotros, eso no nos

Importa; nosotros queremos cinco

pesos ms y nos los vamos a dar. No

tenemos la culpa «e que los dems

no sean Diputados. Pedro RECIO

LLEGO A LOS ANGELES PROCE- !

DENTE DE SAN FRANCISCO, CAL., EL GRAL LIGGETT

LC5 ANGELES, Cal, Septiembre S.—Procedente de San Francisco

llegó a Los Angeles, el teniente general Hunter Liggett, y hoy saldr

para llevar a cabo lo que I lU.ma un

naje de inspección por la frontera

mexicana.

Al ser preguntado de si viaje :ena alguna relación con las condi-

:iones que prevalecen en México, ma- nifestó que no. que era simplemente jn viaje de inspección.

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