SECUENCIA DIDÁCTICA: LOS CUENTOS

MARAVILLOSOS.

COLEGIO: José Mª del Campo. Curso Académico 2013 - 2014.

CURSO: 4ºB.

TUTORA: Inmaculada Adán Cordoncillo.

EL PRÍNCIPE J.J.

Érase una vez un príncipe llamado J.J. que quería un caballo alado y

se lo pidió a su padre.

El rey, llamado P.J.J., le dijo que era muy difícil de conseguir pero lo

intentó y lo consiguió.

El rey decidió esperar al día de su cumpleaños, pues aún quedaban

doce días y el caballo alado se escapó. Lo buscaron ... y nada.

Estaba yo con el príncipe J.J. y vimos regresar volando al reino al

caballo alado. El rey lo había recuperado para regalárselo a J.J. el día de su

cumpleaños.

El príncipe le dijo:

-Muchas gracias, papi. Es el mejor regalo del mundo.

Poco tiempo después conoció a una bella princesa. Los dos se querían

pero tenían mucha vergüenza y no se dijeron nada.

Finalmente, se enteraron los dos por un amigo. Fueron novios, se casaron y

tuvieron hijitos.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado. Si quieres que te lo

cuente otra vez, cierra los ojos y cuenta hasta tres.

ANTONIO ACOSTA RUÍZ.

LOS CERDITOS HERMANOS.

Érase una vez cuatro cerditos hermanos: uno tenía 5 años y los demás tenían 8 y 9 años. Al poco tiempo, sus padres se fueron de viaje y los dejaron solos. Los cerditos se fueron de camping y se hizo de noche, así que hicieron una casa de paja , pero al día siguiente se despertaron y se dieron cuenta de que la casa para los cuatro era muy chica. Los cerditos se hicieron una casa cada uno. Uno la hizo de palos, el grande de metal y el hermano chico se quedó con la de paja. Se hizo de noche y durmieron muy bien. No tenían nada de comer y se encontraron a un ratoncito. -¿Dónde podemos ir a comer? El ratoncito dijo: -Cruzando el bosque hay un mercadillo- y fueron. Los tres cerditos dijeron: -¡Vamos a coger comida y nos la llevamos a nuestras casas! Llegaron y sus casas no estaban, nada más que estaba la de metal. Se hizo de noche y durmieron en la casa de metal de su hermano mayor. A la mañana siguiente dejaron más metal y el hermano grande amplió la casa de metal y fueron al mercadillo a por más comida. Cuando vinieron se encontraron a sus padres y dijeron: -¿Ya están aquí? -Sí, porque ha habido una erupción de un volcán y nos hemos venido para que no nos pasara nada . Y colorín colorado este cuento se ha terminado.

JESÚS BARRAGÁN CALDERÓ

EL CASTILLO DE LA PRINCESA

Había una vez una niña pequeña muy guapa, de ojos azules, rubia y

con piel blanca como la nieve. Se llamaba Diana.

Cuando estaba durmiendo en su cuna, entró por la ventana una mujer

de negro, cogió a la niña y se la llevó a un castillo alto y muy grande, que no

tenía salida.

Cuando ya era mayor, se creía que la mujer que la secuestró era su

madre pero no. Así que un día quiso salir a ver el bosque pero lo que pasaba

es que no encontraba la puerta para salir, así que se puso a pensar en cómo

salir del castillo.

De pronto se le ocurrió una idea: al tener el pelo tan largo, se hizo una

trenza tan larga que pudo atarla a una mesa y llegar hasta el suelo por la

ventana. Su amigo Camaleón la estaba esperando para soltarla.

Una vez abajo, Diana disfrutó del paisaje de los jardines, los árboles y

los animales, así que después de haber visto todo el bosque y descubrir lo

que había, vino su madrastra y dijo:

-Diana, tira el pelo abajo para que puedas subir.

Después de haber bajado y subido, Diana tenía el pelo hecho un

desastre, así que su madrastra la peinó hasta que se le quedó el pelo

brillante, liso y suave.

Diana se quedó dormida y vivió mucho más feliz y tranquila después de

descubrir que había un mundo lleno de vida, luz y color tras los muros

levadizos del castillo.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

NAZARETH BAUS MUÑOZ.

LA MALVADA BRUJA MALÉFICA.

Érase una vez un castillo de arena en el que vivían

hormigas: la hormiga rey, la reina y los habitantes del

palacio.

El castillo lo quería Maléfica, la bruja más mala del reino. Aunque era

una hormiga, ella planeaba cosas que no funcionaban.

Un día en la cena estaban la hormiga reina y el rey. También estaba

Maléfica.

Maléfica echó una poción en la copa de la reina y el rey para matarlos,

y que ella gobernara. Entonces los reyes bebieron y se murieron.

Los guardias preguntaron qué les había pasado y Maléfica respondió:

-No sé.

A partir de ese momento, Maléfica tendría que gobernar el mundo. Los

guardias investigaron pero no encontraron nada.

Cuando fue el funeral de los reyes, Maléfica dijo:

-Enterrémoslos en una cueva.

Un día, mientras la horrible Maléfica gobernaba en la cueva donde

estaban enterrados los reyes, apareció un ángel con un arpa mágica que

tenía el poder de hacer resucitar a las personas. Entonces resucitó a los

reyes.

Los reyes corrieron al castillo y detuvieron a Maléfica. Los guardias

cogieron a Maléfica, la encerraron y desde ese día todo el mundo vivió feliz

en el palacio de arena.

Y colorín colorado, cuento contado de la chimenea al tejado.

LAURA CENTENO CASTILLA.

ATENEA Y PEGASO

Érase una vez una princesa llamada Atenea. Su madre falleció en su

parto. Su padre solo apreciaba el dinero y la belleza de Atenea. En cambio, a

ella le gustaba la naturaleza.

Un día se acercó a dar un paseo por el bosque. De pronto escuchó un

ruido: parecía de un caballo. Ésta se acercó hacia el sonido sospechoso. Al

llegar de donde procedía el sonido se quedó boquiabierta. Creía que estaba

soñando, se frotó los ojos y nada … seguía viendo la misma imagen. ¡Era un

Pegaso! Con las alas y todo, estaba herido y tenía un gran sufrimiento.

Atenea decidió ayudarle. Como siempre llevaba un gran maletín de

medicamentos, con él lo pudo curar. Una vez curado, éste se levantó y le

hizo un gesto de agradecimiento.

-¡Espera! Me gustaría que fueses mi amigo. Te llamaré Pegaso -dijo

Atenea.

-Vale, pero si me prometes que no le dirás a nadie que habito en este

mundo -exclamó Pegaso.

-Lo prometo -respondió Atenea.

Y se dirigió hacia el castillo a recoger objetos para hacerle una cama

en el bosque. Todos los días iba a visitarle, a volar, le traía la comida y

Atenea le contaba la aburrida vida en el palacio.

Se lo pasaban genial, cuidaban a los animales heridos y protegían a los

animales en peligro de extinción.

Entonces a Pegaso se le ocurrió una idea. Y le dijo a Atenea:

-Si quieres puedes ir a una aldea a la que van las princesas que no

quieren serlo.

Y Atenea respondió:

-¡Por supuesto!

Y fueron y el resto de sus vidas fueron felices y comieron perdices.

CLARA COPADO GARCÍA.

EL CALDERO MÁGICO

Érase una vez, en los tiempos del rey, un país muy

lejano llamado Avariciolandia.

El país Avariciolandia era muy extenso y con mucha vegeación. En

dicho país todos eran muy avariciosos.

Un día, después de llover, salió el arcoíris. Todos los habitantes habían

oído alguna vez la historia de que al final del arcoíris hay un caldero con

doblones de oro en su interior.

Como eran muy avariciosos fueron todos deprisa a por el caldero.

Cuando llegaron a su destino, se pelearon por el caldero.

-¡El caldero es mío! -dijo uno.

-¡No, es mío! -dijo otro.

-¡No, el caldero es mío! -dijo otro enfadado.

-¡Para ninguno de los tres, es mío! -dijo otro más enfadado aún.

Como estaban en un valle con un acantilado, a causa de la pelea, el

caldero se cayó por aquel acantilado y ninguno de ellos consiguió ni un

doblón de oro. Desde aquel día no volvieron a ser avariciosos.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

PABLO FERNÁNDEZ DELGADO.

LAS AVENTURAS DEL REINO DE ARENÓPOLIS.

Había una vez un país muy lejano, llamado Arenópolis. En este país todo estaba hecho de arena y todos vivían muy mal. En aquel país había un gran palacio, más bonito que las demás cosas que tenía alrededor, porque allí vivía un rey llamado Arenón. El rey Arenón decía que todo tenía que ser de arena, aunque no quisieran sus habitantes. Un buen día, después de una soleada mañana, vinieron unos nubarrones negros que hicieron que bajase la temperatura y hubiese más humedad. Pocos minutos después, empezaron a caer gotitas de agua hasta que empezó a llover mucho. Con la tormenta, como las cosas eran de arena, las cosas se fueron rompiendo y se desmoronaron completamente. -¿Dónde viviré? -dijo el rey- Mi palacio se ha destruido. En ese instante, los habitantes le propusieron hacer cosas de otro material más resistente al agua, para que no volviese a pasar esa catástrofe. Entonces, el rey, que había aprendido bien la moraleja, decidió hacer las cosas de ladrillo. Y desde entonces vivieron felices para siempre.

PABLO FERNÁNDEZ DELGADO.

EL PALACIO DE ARENA.

Érase una vez un hombre que vivía en una casita con su mujer. El

hombre era alto, moreno y fuerte y tenía los ojos de color marrón. Era bueno

y simpático. La mujer era bajita, delgada, rubia y tenía los ojos azules.

La mujer estaba triste, porque el día siguiente era su cumpleaños y el

hombre se había pasado todo el día fuera de la casita y vino a las ocho de la

mañana, porque había hecho un palacio de arena para vivir con su mujer,

pero ella no lo sabía. Por eso estaba tan triste.

Se lo regaló, se casaron en el palacio de arena y tuvieron cuatro hijos:

dos niños y dos niñas.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

MIRIAM GARCÍA DORADO.

LA CASCADA

MÁGICA.

Dedicado a todos mis amigos y amigas.

Había una vez un caballo que se llamaba Majestad que, según

cuentan las leyendas, era el caballo más rápido del mundo.

Majestad vivía detrás de una cascada, en un jardín con hadas y

flores, es decir un paraíso. En él sólo podían entrar él y sus

amigos. Nadie sabía dónde estaba la

cascada.

Un día, una princesa que se llamaba

Margarita, que era muy muy guapa, muy

alta y que vivía en en un castillo cerca del

bosque se perdió jugando a la pelota.

Majestad la vio sola, debajo de un árbol,

esperando a que alguien le ayudara.

Majestad fue rápido para llevarla a su casa, pero no sabía dónde

vivía.

Pensó que si era una princesa viviría

en un castillo. Entonces, fue y le dijo:

-¡Hola! ¿Quieres que te lleve a tu

castillo? -dijo Majestad.

- Vale, es que me he perdido y no sé

regresar. ¿Pero cómo sabes que vivo

en un castillo? -preguntó Margarita.

- Porque al verte vestida de princesa pensé que eras una

princesa que vivía en un castillo -contestó Majestad.

Majestad le dijo que se subiera a

su lomo y que él la llevaría.

Margarita se subió y en dos

segundos llegaron al castillo.

Cuando Majestad llegó, se enamoró de la yegua de la princesa,

que estaba en el jardín del castillo.

Veloz, que así se llamaba la yegua,

también se enamoró de él. Margarita

los presentó.

Majestad y Veloz se fueron a vivir

detrás de la cascada y fueron felices

para siempre.

FIN

LARA GONZÁLEZ GÓMEZ.

La Princicangreja.

Érase una vez dos niños que fueron a la playa, hicieron un gran palacio de

arena y se pusieron a jugar con pequeños muñecos. En la playa también

había una princesa, un rey y una reina.

Cuando empezaron a jugar, sus padres dijeron:

-¡Vámonos!

Entonces los niños se fueron y dejaron los muñecos.

Por la noche los muñecos cobraron vida y vinieron seis cangrejos. La

princesa fue rápidamente al cuarto de sus padres y se lo dijo, pero no le

creyeron. Entonces, los cangrejos llamaron a la puerta y preguntaron que

si podían casarse con la princesa. El rey dijo que sí pero que antes había

que hacer un reto.

A la princesa le gustaba leer y a los cinco cangrejos también.

A continuación el rey les preguntó:

-¿Os gustan los libros de terror o de intriga?

Dos dijeron que de terror.

Por último dijo:

-¿Eres del Betis o del Sevilla?

Uno dijo que del Betis y el rey dijo:

-¡Tú te casarás con mi hija y vivirás con ella en el palacio del Rey Cangrejo

para siempre!

Cuando los niños volvieron, los muñecos no estaban ni el palacio y entonces

se tuvieron que comprar otros dos muñecos.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

LARA GONZÁLEZ GÓMEZ

EL BOSQUE PERDIDO PERO PROTEGIDO. Había una vez, en tiempos muy remotos, un bosque perdido en el tiempo donde todos los animales vivían en armonía con las plantas. El bosque era verde y tenía frondosos árboles y hermosas flores. Los animales vivían muy felices y cuidaban su entorno, es decir, respetaban el lugar donde vivían, hasta que un día hubo una tormenta en la que, en vez de llover agua, llovía sangre y, en vez de caer bonitos copos de nieve, caían grandes y terroríficos truenos que hicieron que los animales se asustaran. Esa tormenta la provocaron 5 grandes y malvados monstruos. Los monstruos se llamaban Lord Betrayus, Calavera, Rey Hielo, Musculoso, Espeluznante, Wazosky y Sully. Espeluznante era una momia; Lord Betrayus era el rey fantasma; Musculoso era un monstruito del clan que, como sus amigos no le hacían caso, se hizo malvado; el Rey Hielo era un rey del hielo malvado que secuestraba a princesas; Calavera, como indica su nombre, era una calavera y Sully y Wazosky eran monstruos horrendos con espeluznantes poderes.

Ese grupito de 7 monstruos hicieron del bosque un lugar horrendo. Hicieron que los animales fueran sus esclavos, hicieron que las plantas se convirtieran en polvo y que los ríos se llenaran de lava. Incineraron las flores y cada uno talaba un árbol cada día. El bosque estaba hecho un desastre y lo más probable era que, si nadie les ayudaba, el bosque se autodestruyera. Hasta que un buen día llegó al bosque un prodigioso mago, que era muy sabio y que, al ver a todos los animales encerrados en una jaula, fue hasta allí y les dijo: -No os preocupéis que yo os sacaré del infierno donde estáis. El mago, que se llamaba Merlín, sacó su varita y pronunció sus palabras mágicas que eran: –Aleluya, aleluya que estos animales no tengan más bulla. A la vez que el mago Merlín pronunciaba estas palabras, los animales fueron saliendo uno a uno. El mago no se podía creer lo que había hecho: había conseguido hacer un hechizo de magia sin la ayuda de su maestro y sin su gorro de estrellas.

Luego se fue a dar un paseo con los animales y a medida que caminaban hacía un hechizo para hacer revivir a las flores o para hacer que lloviera encima de las plantas. Cuando llegaron a un pantano y vieron a los monstruos, los animales huyeron pero el mago se acercó y dijo: -¡Oídme!

Entonces los monstruos se giraron para ver el rostro que les amenazaba y dijeron: -¿Quién eres tú para venir aquí, sin ni siquiera conocernos, y gritarnos de esa manera?

El mago contestó: –Me llamo Merlín y he venido a deciros que los animales que viven aquí no tienen

derecho a que los tratéis de esa manera y que las plantas tampoco tienen derecho a que las arranquéis cuando os dé la gana. Entonces, en un abrir y cerrar de ojos, los monstruos encerraron al mago Merlín en una jaula a prueba de magia.

Merlín, preocupado, llamó a su aprendiz, que se llamaba Billy, y a su hermana Mandy para que fueran al bosque a ayudarlo.

Como eran críos tardaron en llegar al bosque. Cuando ya estuvieron allí, pasaron sin que los monstruos consiguieran verles y, justo cuando iban a liberar a Merlín, Billy le pisó el traje al Rey Hielo y, como se le cayó, se dieron cuenta y tuvieron que salir corriendo a esconderse. Afortunadamente a Mandy le dio tiempo a esconderse pero a Billy no. Los monstruos lo habían cogido preso y lo iban a ahogar, pero, en un buen momento, Mandy liberó a Merlín y éste a su vez les hizo un conjuro a los monstruos. Lo que hizo fue encerrarlos en la jaula en la que lo habían metido, pero como los monstruos habían sido los creadores de la jaula, supieron cómo salir en poco tiempo.

Cuando los monstruos consiguieron escapar, empezaron a llamar a sus colegas del infierno: vampiros, fantasmas, villanos, ladrones, asesinos, etcétera.

Los monstruos hicieron que hubiera una guerra muy violenta en la que participaron todos ellos y, de parte del mago, los animales del bosque, Billy y Mandy. La guerra duró 200 siglos hasta que al final, como les superaban en número, los monstruos se rindieron y volvieron al infierno, pero antes de eso arreglaron a los animales, regaron las plantas y pusieron todos los árboles en su sitio. Después de eso, para que no volvieran a hacer más daño del que ya habían hecho, el mago los embrujó, convirtiéndolos en los guardianes del bosque y así el bosque permaneció intacto durante millones y millones de milenios. Y colorín colorado, este cuento del Mago Merlín ha finalizado.

MANUEL GOTOR RUÍZ.

EL REY QUE NO TENÍA PALACIO.

Érase una vez un rey que no tenía palacio. El rey, preocupado, se fue a buscar un hogar donde vivir. Probó en una choza abandonada, pero con el viento la choza se derrumbó. Luego, probó en un almacén, pero había mucho polvo y varias ratas. Finalmente, lo intentó en casa de unos amigos, pero, como no hacía las tareas domésticas, lo echaron a patadas. A continuación convenció a un albañil para que le hiciera un palacio pero, como no tenía suficiente dinero, lo demolieron. Por último, intento construírselo él mismo pero, como no tenía ni idea, lo hizo todo mal. El rey, como ya no tenía nada, se fue a dar un paseo. Atravesó bosques, lagunas, pantanos, cuevas, desiertos, junglas, etc. Al final llegó a la playa y vio que había a un concurso de castillos de arena y, como le gustaba mucho hacer castillos de arena, decidió apuntarse. El juez, que era un joven de catorce años al que le gustaba hacer surf, eligió al ganador. Fueron tres, porque no sabía por cuál decidirse. Uno de los ganadores fue un niño de seis años; otro, un adolescente de trece años y, por último, el rey. Esas tres personas fueron al concurso final, que fue a orillas del Caribe. Los tres concursantes estaban muy bien entrenados, menos el rey, por eso era el que más dificultades tenía. El torneo final duró siete horas, hasta que al final decidieron que el ganador sería el niños de seis años, porque hizo un castillo que tenía 20 metros cuadrados y medía 2'10 metros de altura. El niño subió al pódium con la copa mientras recibía un montón de aplausos y ovaciones. El rey le preguntó al niño si se podía quedar con el castillo y el niño le dijo que sí. El rey se puso muy feliz. ¡Al final tenía un hermoso hogar donde vivir! Y desde entonces el rey vivió feliz para siempre.

MANUEL GOTOR RUÍZ.

Nombre: Natalia López González, 4ºB.

LA SILLA PARLANCHINA

Érase una vez una silla creada para cantar nanas y narrar historias. Un día nacieron 5 princesas de 5 reinos distintos pero eran hermanas: Samah, Nieves, Diamante, Kaela y Yara. Las princesas y la silla se hicieron muy buenas amigas, pero un día el príncipe Sin Nombre robó la silla, porque contenía un poder que nunca antes había tenido. Las princesas crecieron siendo cada vez más bellas y fueron a ver a su amiga Sueños, la silla, pero, al entrar en su habitación, no la encontraron. Samah encontró un amuleto, el de los cinco reinos, y al cogerlo, lo reconoció y dijo: -Es el amuleto de nuestra madre -dijo. -Pero ... ¿mamá no había muerto? -dijo Nieves. -Yo creo que sí. Vamos a preguntárselo a papá -dijo Diamante. Las niñas salieron corriendo al cuarto de su padre, que estaba durmiendo. -¿Qué hacemos? -pregutó Samah. Yara, tan aventurera como siempre, dijo: -Podemos gritar “¡Fuego!” para que se despierte, ¿no?

-¡Nooooooooo! -gritaron todas. -Puedo utilizar mis poderes de emergencia y mandarle una llamada de emergencia -dijo Kaela. -Vale -dijo Yara a regañadientes. Kaela se concentró, y al rato, su padre se despertó muy nervioso y dijo: -Niñas, corred. Vuestra madre... digo, la silla está en peligro. -Vale -respondieron todas. Yara cogió su arco y sus flechas, Kaela su pulsera de los océanos del Sur, Diamante su traje para moverse en la oscuridad sin ser vista, Nieves cogió su cinturón con sus

enredaderas de hielo, Samah cogió su silbato para llamar a su yegua Amira y el rey Goomy cogió su espada de los Cinco Reinos.

Goomy y las princesas partieron hacia el Reino Dormido, donde se encuentra el palacio del príncipe Sin Nombre. El rey dijo en un tono triste: -La silla es en realidad vuestra madre. -¿Cómo...? -dijo Samah. -Es muy fácil. Un día vuestra madre y yo tuvimos una lucha contra el rey Malo, y el rey Malo le echó una maldición al corazón de vuestra madre que decía: ”Si en el corazón te da, una silla parlanchina para siempre serás”. Vuestra madre esquivó la maldición, pero le dio en la cabeza. Por eso está con vosotras desde pequeñitas. -Pues vamos a salvar a mama -dijo Yara. -No va a ser tan fácil -dijo Goomy. En ese momento, el suelo empezó a moverse y apareció Sueños, en su forma humana, con el príncipe Sin Nombre. El rey Goomy atacó al príncipe Sin Nombre y lo convirtió en polvo. Las princesas, el rey y la reina volvieron a casa y la reina creó una silla parlanchina para que narrase las historias de los 5 reinos. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN

AVENTURA EN EL DESIERTO

Érase una vez una niña que vivía en el desierto llamada Samah. Samah era la mayor de sus hermanas: Nieves, Diamante, Kaela y Yara. Samah es la princesa de Tanaris. Samah tenía los cabellos dorados y llenos de perlas. Un día llegaron a Tanaris dos viajeros muy familiares. Samah miró a la chica. Era alta, con los cabellos rizados y pelirrojos e iba con un vestido hecho de algas verdes y un collar de Flordeolvido, el mundo de los corales. Iba con un chico alto y pelirrojo, que también tenía un collar de Flordeolvido. Samah dijo al fin:

-¡Kaela, Kaliq! ¿Estáis aquí? -¡Samah! -dijo Kaela, corriendo para abrazarla. -Majestad, es un honor estar aquí -dijo Kaliq, que era el esposo de Kaela. -Bienvenidos -dijo el Abuelo. -¡Abuelo! -dijo Kaela corriendo hacia él.

Kaela, Kaliq, el Abuelo y Samah entraron en el palacio donde Daishin, la prima de Samah, y Amargus, el hermano de Daishin, los esperaban.

-Daishin, coge ropa limpia para los invitados -dijo Samah.

En ese momento, entró en el salón Kaligh, el esposo de Samah.

-Príncipes de Flordeolvido, aquí está vuestra ropa.

Kaela: camiseta, velo y pantalón del desierto; Kaliq: camiseta y pantalón del desierto. Al día siguiente, un escoelectrónico le estaba diciendo a Samah, mientras dormía, que fuera a por la lámina de plata en las Cordilleras del Dragón Dorado.

Samah se levantó silenciosamente y...¡saltó por la ventana! Corrió a los establos, montó a Amira y salió cabalgando hacia las Cordilleras del Dragón Dorado. Al llegar allí, Samah y Amira subieron por la primera cuesta y llegaron a un círculo formado por 5 piedras y, guiada por el sol, debajo de la tercera piedra, encontró la lámina de plata, reluciente como siempre. Samah la cogió, pero al tocarla, el suelo empezó a temblar y salió un dragón dorado enorme. Samah montó a Amira y galopó hasta llegar al Pasaje de los Reyes. Allí encontró una piedra que decía: “Si en peligro estás, pasa al Reino de los Bosques y a salvo estarás”. Samah pasó la puerta seguida de Amira. Al llegar, su hermana pequeña, Yara, estaba allí con su pantera Kaila. -Yara, ayúdame. Un dragón va a atacar Tanaris. -Tranquilízate. Mandaré a los guardias más valientes que tengo -dijo Yara. Samah, al ver lo mayor que estaba Yara, se emocionón pero intentó que Yara no la viera. -Princesa, los guardias están preparados : 1000 guardias, 50 panteras y 90 gorilas a su servicio. -Gracias, Omari. Yara, Samah y los soldados pasaron la puerta que llevaba al Reino del Desierto y se dividieron. Yara, Samah y sus mascotas fueron a Tanaris y, al llegar, contaron lo sucedido. -Habitantes de Tanaris, corremos peligro. Un dragón va a atacarnos. Necesito hombres que se ofrezcan voluntarios para luchar -dijo Samah. El Abuelo, Daishin y Amargus salieron del palacio con un castillo de rayos oscuros metido en una caja, la de la princesa Diamante. Contenía una nota dentro: "Samah, voy a ir a Tanaris con Nieves. Nuestros reinos corren peligro”. Poco tiempo después, las hermanas aparecieron volando en sus caballos con Robin Blue, marido de Diamante, y Gunnar, marido de Nieves.

Nieves sacó de su vestido una caja de cristal con un castillo de nieve y dijo: -Este castillo me lo hizo mamá y su poder consiste en desatar una tormenta de nieve capaz de protegernos diez minutos del enemigo. -El mío está hecho de rayos oscuros y protege del enemigo treinta minutos -dijo Diamante. -El mío hace aparecer un tornado de arena que reduce la furia del enemigo un sesenta por ciento -dijo Samah. Kaela dijo entonces: -El mío está hecho de agua y hace que una ola enorme reduzca la velocidad del enemigo. -¿Por qué no unís los castillos para que el dragón se vaya? -Es una buena idea, Kaliq, pero ... ¿cómo? -dijo Samah. En ese instante, el suelo empezó a temblar y oyeron el grito de Daishin. Samah cogió su espada, bajó las escaleras, fue a la playa de los Espejismos y luchó con el dragón pero el dragón dejó a Samah sin conocimiento. Goomy atacó al dragón espantándolo y dejando libre a Daishin. Kaligh, llorando, dijo: -Samah, por favor, no me dejes. Necesito una princesa como tú para que reine conmigo. Sueños le rozó la mejilla dejando caer una lágrima en su espada. Los castillos de las princesas se elevaron formando un palacio de arena que posteriormente se convirtió en uno de malaquita. De él salió una muchacha, llamada Elsa, que le rozó la frente a Samah y desapareció. Cuando Samah despertó dijo: -¿Qué ha pasado?

-Que nos has dado un susto de muerte -dijo Kaligh con lágrimas en los ojos de alegría. Finalmente, Samah se trasladó al palacio a vivir con sus cuatro hermanas. Y colorín colorado, cuento contado de la chimenea al tejado.

NATALIA LÓPEZ GONZÁLEZ.

EL SECRETO DE LA BRUJA DE LAS TORMENTAS.

Érase una vez unas princesas llamadas: Yara, Kaela, Diamante, Nieves y Samah. Un día llegaron al Gran Reino cinco príncipes: Vannak, Kaliq, Robin Blue, Gunnar y Kaligh. Vannak, que venía de Junglebox y era experto en tiro con arco, fue a ver cómo era el campo de tiro con arco y se encontró con Yara, que no fallaba ningún tiro. Vannak se acercó a Yara y dijo: -Oye, ¿hacemos un concurso a ver quién consigue más puntos? -Vale –dijo Yara. Yara y Vannak comenzaron el concurso cuando Sueños y Goomy llegaron para avisar a Yara de un asunto importante. -Yara, pequeña, ¿qué haces aquí? -Mamá, no soy pequeña. Estoy practicando con Vannak. -Majestad, no sabía que Yara era vuestra hija. ¿Eres la princesa de los Bosques? -Sí, pero eso da igual. Sigo ganándote de todas formas. ¡Ja, ja, ja, ja! -Bueno, podéis seguir practicando después. Tenemos una cosa importante que deciros.

-Vale. Bueno, te veo después, Vannak- dijo Yara. -Adiós, Yara -dijo Vannak. Yara, la reina Sueños y el rey Goomy se dirigieron al palacio y allí la reina dijo: -Yara, hay una cosa que te queremos decir después de haberle confiado el secreto a tus hermanas mayores. Las aliadas del príncipe Sin Nombre son las Brujas Grises y son muy poderosas. Las brujas y el príncipe hicieron un pacto y las brujas, furiosas por la derrota, están más furiosas que nunca y quieren vengarse. Van a atacar el Gran Reino. El otro día les dije a tus hermanas que se reunieran mañana en Junglebox y que partierais todas juntas en busca de las brujas. La buena noticia es que te podrás llevar a Kaila contigo. La mala es que estaremos separados durante tres semanas. -¿Puedo pedirle a Vannak que venga conmigo? -Claro que puedes -dijo Goomy. Yara fue a preguntarle a Vannak si quería ir con ella y sus hermanas y él le dijo que sí. Yara y Vannak cogieron una barca y se dirigieron a Junglebox donde, al llegar al puerto, la esperaba Kaila, su pantera. Kaila se pegó a Yara para que la acariciara.

Kaila llevó a Yara donde se encontraban sus hermanas. La primera que llegó fue Kaela.

-Kaela, éste es Vannak y ésta es Kaila, mi pantera. -Encantada de conocerte y a ti también, monada- dijo mirando a Kaila con una sonrisa en la cara. Al rato llegaron Nieves y Diamante, las gemelas. -Hola Yara, Kaela y Kaila -dijo Nieves. -Diamante, Nieves, os presento a Vannak. -Encantado -dijo Vannak. Samah llegó con Amira, su yegua, y saludó a todos. -Hola. Las princesas Vannak, Kaila y Amira iban a ir a Junglebox para dar montura a Nieves y a Diamante. Al rato, antes de llegar, Samah se desvió y tomó un camino para la Casa de Ámbar. Yara se tropezó y cayó por un hueco que llevaba a la llanura de Ámbar. Allí, Gannar le ayudó a levantarse cuando la vio tirada en el suelo. Su pantera la siguió por el agujero y Ámbar salió corriendo de su casa para ver si se había hecho daño.

Mientras tanto, Nieves, Diamante y Vannak seguían por el camino de arriba, observando la hermosura del bosque.

Cuando se dieron cuenta de que habían desaparecido, Vannak llevó a Nieves y a Diamante a su tribu, los Maniaquis. -Esta es mi casa -dijo. -¡Qué bonita! -dijo Diamante. -Sí, es preciosa -dijo Nieves.

Al rato, oyeron un ruido muy fuerte. Sonaba a...¡un tornado de viento! Yara, Samah, Kaila y Amira fueron en busca de sus compañeros de viaje, pero se encontraron con... ¡la bruja de las Tormentas! -Yara, monta en tu pantera y huye. Yo me encargo de ella -dijo Samah desenvainando su espada. -Es peligroso. Serás mi hermana mayor pero eso no significa que tengas que luchar tu sola -dijo Yara, apuntando con su arco a Atheria, la bruja de las Tormentas. -¿Creéis que vais a poder vencerme? Sois unas mocosas que no tenéis nada contra mí. -¿Mocosa? Perdona, pero estás desafiando a la Princesa del Bosque y a la Princesa del Desierto, así que no vuelvas a llamarnos mocosas. ¿Entendido? -dijo Yara furiosa. -¿Y qué vas a hacer si no paro? -Tú intenta que no pase y ya está -dijo Samah. -Os arrepentiréis de lo que me habéis hecho. Kaela, que se había quededo dormida, se despertó con Kalep, el pelícano mensajero de su corte, Flordeolvido. Kalep le dejó una carta en las piernas y se fue. Kaela la leyó y decía: "Atheria era una niña antes de que sus padres la abandonaran. Tened piedad con ella. Reyes del Gran Reino.” Kaela se trasladó con Nieves, Diamante y Vannak donde estaban Samah y Yara y les contó lo sucedido. Después, un barco los llevó al reino de los Hielos Eternos. -¡Qué hermoso es! -dijo Yara. -Sí, es verdad -dijo Samah.

-Siento no haberos contado nada. Tenemos que ir del reino de los Hielos al reino de la Oscuridad. Al rato llegaron al reino de Roca Oscura, el reino de la Oscuridad. -Es como una cueva pero hermosa, con luces y gente -dijo Vannak. -Sí, pero nuestro viaje no se queda aquí. Tenemos que ir ahora al reino del Desierto.

Al rato, entraron por el foso destapado hasta llegar a Tanaris, el reino del Desierto. -Bienvenido a Tanaris -dijo Samah. -Es también bonito, con tanta arena y tanta energía -dijo Nieves. -Pues cuando veáis Tanaris os va a encantar.

En medio del mar de los Espejismos, se encontraron a Atheria y lucharon contra ella, hasta que un golpe de Vannak la dejó aturdida. Al rato, Atheria se despertó con su forma hunana, como cuando era pequeña. Y así fue como Atheria se quedó a vivir con Samah en el desierto.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

NATALIA LÓPEZ GONZÁLEZ.

EL REY SOSO

Había una vez un rey llamado Guille pero era un rey tan soso que todo el mundo lo llamaba “El Rey Soso”. Lo llamaban así no solo porque no le gustaran las fiestas sino porque no le gustaba que nadie se divirtiera. Su reino era triste y aburrido. Uno de sus mejores amigos era Juan Bailón, al que le encantaba reír y bailar. Juan Bailón no entendía cómo el rey era tan soso. Un día, que estaba paseando por el bosque con su caballo, escuchó unas voces que salían de unos arbustos. -¡Socorro, ayúdame! Bajó del caballo y se encontró con un gnomo que estaba atrapado debajo de una rama. Él, con todas sus fuerzas, le salvó y el gnomo le regaló una flauta dorada que tenía poderes mágicos. -Todo el que oiga su sonido, no podrá dejar de bailar y de divertirse- le dijo el gnomo.

De vuelta al pueblo, Juan Bailón pensaba que podría hacer que el rey no fuera tan soso. Al llegar, tocó la flauta dorada y de repente todos los que la oyeron se pusieron a reír y a bailar. Realmente se lo estaban pasando muy bien. Lo siguiente sería hacer una prueba con el rey.

Llegó al palacio y empezó a tocar otra vez la flauta. El rey se puso a bailar y estuvo riendo y cantando sin parar, así que decidió hacer una fiesta a la que estaría invitado todo el reino y las personas de los reinos cercanos. En esa fiesta el rey conoció a una princesa y ambos se enamoraron. Al tiempo se casaron, porque eran almas gemelas y el rey no volvió a ser soso. Y vivieron felices y comieron perdices.

GUILLERMO MARCOS MARTÍN

EL HUMILDE VENDEDOR AMBULANTE DE GAFAS.

Había una vez un palacio de arena que dentro tenía un tesoro, pero también tenía un gran peligro: en él había dos guardianes del tiempo que les llenaban los ojos de arena a todo aquel que intentase adentrarse en el palacio. Un día un chico que vendía gafas de sol pensó: -¡Qué trabajo más tonto tengo! Cuando oyó que había un palacio de arena que escondía un tesoro dijo: -Podría comprarme un trabajo mejor, en vez de vender tantas gafas. Entonces entró y fue a por el tesoro, pero cuando entró oyó unas voces: -¡Sal de aquí! Entonces vio a dos gigantes de arena que le tiraron arena sin piedad, pero al vendedor ambulante no le ocurrió nada, porque llevaba puestas una de sus gafas. Entonces, el vendedor pasó tranquilamente al palacio y pensó que su trabajo no era tan malo del todo, se olvidó del tesoro y se enorgulleció de su humilde trabajo. Moraleja: "la avaricia y la ambición congelan el corazón".

GUILLERMO MARCOS MARTÍN.

EL BOSQUE DE LAS HADAS.

Érase una vez en el bosque de las hadas, que es

un bosque muy bonito en el que vivían las hadas, un

hada que se llamaba Valentina, que era muy valiente.

Un día estaba el bosque muy tranquilo pero llegó

la bruja mala, la enemiga del bosque, y con sus

hechizos congeló a todo el pueblo, menos a Valentina. Valentina estaba en el

bosque buscando comida. Cuando volvió se encontró a todas las hadas del

bosque congeladas y dijo:

-¿Qué hago?

Se durmió.

El día siguiente sacó su varita mágica e intentó descongelarlos pero no

pudo. Todo el día pensó qué hacer, hasta durmiendo, y durmiendo se le

ocurrió una cosa: era ir al bosque a buscar a Pemi, que es el Pegaso del

bosque, que tiene el poder de hacerse invisible, y con Pemi volar al castillo

de la bruja y hacerse invisible para que no los vieran las gárgolas.

Cuando entremos le echaré en la cabeza una poción que me dio mi

abuela hada cuando se murió. Así podré convertir a la bruja mala en buena y

deshacer el hechizo que hice a las demás hadas.

Al día siguiente me preparé y me fui con el Pegaso. Cuando las nubes

empezaron a estar negras, el Pegaso hizo su poder.

Cuando llegamos al castillo, entramos con mucho cuidado. Cuando

estaba encima de la bruja mala, le echó el hechizo y la bruja mala se

convirtió en una hada buena y vino conmigo.

Cuando salí del castillo, la antigua bruja era un palacio y el cielo era

azul. Me subí con ella en el Pegaso para volver al bosque de las hadas.

Cuando llegué, ya estaban descongeladas las hadas y descongelados los

hados. Les conté lo que pasó y, desde ese día, el palacio, que antiguamente

era el castillo de la antigua bruja, era mi palacio. El hada que antiguamente

era la bruja era mi ayudante y desde ahora también venían las hadas y los

hados a que yo les ayudara a solucionar problemas de miedo.

Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

CLARA MÁRQUEZ ORTEGA

LA PRINCESA AVARICIOSA.

Érase una vez una princesa que era muy ambiciosa. Un día le pidió a su padre que le hiciera un palacio de arena. El rey, que era el padre de la princesa, le advirtió de que con la lluvia se le iba a destrozar el palacio de arena, pero la princesa no le hizo caso. A los pocos días, ya estaba construido el palacio y la princesa se fue a vivir allí con su príncipe y sus damas de honor. Un día de lluvia se destruyó el castillo. La princesa logró salvarse pero el príncipe no. Desde ese día, la princesa avariciosa no volvió a ser avariciosa y tampoco volvió a desobedecer a su padre. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

CLARA MÁRQUEZ ORTEGA.

BLANCANIEVES Y EL LOBO.

Érase una vez una princesa tan guapa y tan blanca que todos la llamaban

Blancanieves.

Vivía en un castillo gobernado por su madrastra, que además era una

bruja malvada. Esta bruja tenía un espejo mágico que podía responder a

todas las preguntas.

La bruja era muy bella y presumida. Todos los días le preguntaba a su

espejo:

-Espejito, espejito, ¿quién es la más bella del reino?

Y el espejo contestaba siempre:

-¡Eres tú, mi reina!

Hasta que un día la reina hizo su pregunta y el espejo respondió:

-¡La más bella del reino es Blancanieves!

Entonces, la bruja mandó a un cazador que matara a Blancanieves,

pero cuando el cazador fue a matarla, le dio pena y le dijo a Blancanieves:

-La reina está celosa de tu belleza y quiere matarte. ¡Huye!

Blancanieves salió corriendo para el bosque hasta que encontró una

casita. Entró en ella, vio que estaba sucia y que todas las cosas eran

pequeñas. Blancanieves estaba muy cansada y se quedó dormida.

Cuando se despertó, vio a siete enanitos mirándola.

-¿Quién eres? -preguntó el enanito más viejo.

-Soy Blancanieves. He huido del castillo porque la reina me quiere

matar. ¡Ayudadme, por favor!

Los enanitos hablaron entre ellos y decidieron que se quedara.

Blancanieves cocinaba y limpiaba para ellos. Cuando volvían de trabajar de

la mina, comían todos juntos y bailaban.

Mientras, la bruja volvió a preguntarle al espejo:

-Espejito ,espejito, ¿quién es la más bella del reino?

-Es Blancanieves, que vive con los siete enanitos en el bosque.

La reina, al enterase ,se enfadó mucho y decidió convertirse en lobo e ir a

matar a Blancanieves. Entonces, fue convertida en lobo al bosque y llegó a la

casa de los enanitos.

Blancanieves estaba recogiendo agua de un arroyo y, de pronto, oyó

un rugido. El lobo se fue acercando a ella y, cuando iba a saltar, el enanito

más joven apareció y le tiró del rabo.

El lobo se giró y fue a morderle. Blancanieves empezó a gritar pidiendo

ayuda y, aunque vinieron los demás enanitos, el lobo intentaba morderlos a

todos y se iba acercando a Blancanieves.

De pronto, apareció un joven con una espada y mató al lobo y al

momento, el animal se transformó en la reina muerta. Entonces,

Blancanieves supo que el joven era un príncipe de un reino cercano. Los dos

se enamoraron y se casaron, dejando a los enanitos gobernar el reino.

Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

CARLOS MOLINA MARGARITO.

LA CENICIENTA EN NOCHEBUENA.

Érase una vez una princesa llamada Cenicienta, que se mudó a una

aldea pobre.

Cenicienta era muy buena, amable y guapa; tenía los ojos azules, el

pelo rubio y corto.

A Cenicienta le encantaba ayudar a los demás. La princesa vivía con

sus hermanastras, Inma y Marina, que no eran buenas con ella. Vivía

también con su madrasta Mayte, que era un poco mala porque siempre

estaba mandándole órdenes.

Un día estaba paseando por la aldea, se tropezó y se encontró una

varita mágica; la agitó y apareció un hada muy contenta, porque Cenicienta

había encontrado su varita. Cenicienta estaba sorprendida y asustada.

-¿Quién eres? -preguntó Cenicienta.

-Soy tu hada madrina y vengo a ayudarte. Tu familia es mala contigo -

dijo el hada madrina.

-Me gustaría que mis hermanastras y mi madrasta fueran buenas

conmigo y ayudar a la aldea -dijo Cenicienta.

El hada madrina cumplió su deseo y su hermanastra y su madrastra

fueron buenas. Esa misma noche cenaron juntos los vecinos de la aldea con

la familia de Cenicienta porque era Nochebuena.

Y colorín colorado, este cuento navideño se ha acabado. Si quieres

que te lo cuente otra vez, cierra los ojos y cuenta hasta tres.

ELENA NÚÑEZ BERMÚDEZ

PABLO Y SU RANA MARTA.

Había una vez una feliz rana que vivía en una

charca del parque de María Luisa.

Una mañana llegó Pablo a la charca donde vivía Marta y le dijo:

-Buenos días, Marta. Vengo a verte. Hace días que no te veo.

-Hola, Pablo. ¡Qué alegría me da verte! Aquí hay días que me aburro

mucho, aunque soy feliz por la tranquilidad de mi charca.

-No te preocupes, Marta. Vendré a menudo a verte, para que eso no

ocurra.

De repente, aparece sobre la charca un hada madrina con una varita

mágica, llamada Pilar, y le dice a Marta:

-Pide un deseo, Marta. Piénsalo y te lo concederé.

-Quiero ser una niña para poder jugar en el parque como los demás.

Pilar tocó con su varita mágica a Marta y Marta se convirtió en una niña

rubia, con una gran cola que le llegaba a la mitad de su espalda. Marta

quedó sorprendida de su nuevo aspecto.

Pablo le dijo al verla:

-Marta, ¡qué cambio! ¡Qué guapa estás!

-¿Jugamos al escondite?

-Vale, pero yo no sé jugar.

-No te preocupes, yo te enseñaré.

Comenzaron a jugar por el parque pero Marta no aprendía. Jugaron a

"tula" y a "corre que te pillo", pero no había manera.

Marta se aburría de su vida de niña y se acordaba de la tranquilidad de

su charca.

A los tres días Marta ya no aguantó más y le dijo a Pilar que volviera a

convertirla en rana, porque echaba de menos la tranquilidad de la charca y a

sus amiguitos.

Pilar tocó con su varita mágica a Marta y la volvió a transformar en

rana. Marta regresó a su charca, donde le esperaba una fiesta de bienvenida

de sus amigos y volvió a ser feliz.

Y colorín, colorado, cuento contado de la chimenea al tejado.

PABLO NÚÑEZ MILLÁN Y ANDRÉS.

SHREK Y EL GATO CON BOTAS.

Shrek es un ogro verde y el Gato con Botas es un gato con botas.

Un día les llamaron para que fueran a Islandia, capital Reikiavik.

Cogieron el avión y llegaron a las 12:00 p.m. Allí conocieron a un croata, a un

irlandés, a un español y a un estadounidense, y se hicieron amigos y se

comieron una hamburguesa juntos.

Se fueron rápidamente porque tenían que ir a las montañas para ver a

un mago llamado Berlín. Aún les faltaban 1.221 kilómetros para llegar a las

montañas.

Al día siguiente, se encontraron a un monstruo gigante. Era de color

morado y tenía cinco poderes: flexibilidad, rayos, fuego, rapidez e

invisibilidad, pero lo derrotaron entre los seis juntos.

Siguieron andando y se encontraron un holograma de Berlín. Le

preguntaron si iban a encontrarse con muchos monstruos en su camino y fue

cierto: se encontraron a cien monstruos, pero los derrotaron entre los seis

juntos.

Ya vieron la montaña, subieron y se encontraron mil obstáculos

diferentes.

Finalmente, encontraron a Berlín, quien les dijo que estaba orgulloso

de ellos por haber derrotado a todos esos monstruos.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FRANCISCO JOSÉ NÚÑEZ RUEDA

LA MÁSCARA MÁGICA.

Érase una vez un príncipe que se llamaba Pepe.

Pepe era guapo, simpático, amable, gracioso,

alto y flaco. Vestía una chaqueta azul y

pantalones de color lila y calzaba botas de color

azul marino.

Iba caminando por una montaña cuando... ¡se

encontró una máscara! La máscara tenía 10

puntos en la frente.

Pepe la cogió y dijo:

-¡Hola! Soy Bongalú y soy una máscara

mágica.

Por cada cosa que me pidas, se me quitará un

punto de la frente. Tengo 10 puntos.

-Vale, vámonos.

Pepe se va a su casa.

-Pepe, ¿qué horas son estas de venir a casa?

Son las once y media de la noche.

-Ven, pon la mesa -dijo la reina.

-Bongalú, pon la mesa tú.

-Pero...yo no tengo brazos.

-Bueno, da igual. Voy a contárselo a un amigo

que tengo. ¡ Venga, vamos!

-¡Oye! ¿Sabes que tengo una máscara mágica?

-¡Qué chula! ¿Me la dejas?

- Sí.

- Ja, ja, ja. Me la quedo.

-¡Devuélvemela!

-¡No!.

- MUAAAAAAAAA

-¡No, devuélvemela! ¡Lo deseo!

-¡Bien, la tengo!

-Oye, ¿quieres ser mi amigo o mi enemigo?

-¡Tu amigo!

-¡Bien!

Y vivieron felices para siempre.

MARINA ORGADO PAREJO

EL MUNDO MÁGICO DE PABLO. En nuestro mundo había un niño muy inteligente llamado Pablo. Se acostó una noche y tuvo un sueño muy raro. Soñó que un caballero venía en un Pegaso a través de las nubes y le decía que fuera con él a su mundo, porque tenía que salvarlo de las garras de un malvado brujo que quería conquistarlo con su esfera de poder. Entonces se pusieron en camino hacia el mundo del caballero, pero al llegar descubrieron que el brujo había hecho oscurecer todo el reino. Aunque estaba muy oscuro, vieron a lo lejos una enorme torre, que era la del brujo malvado. Cuando consiguieron entrar en la torre, había dos ogros gigantes y muy fuertes vigilando la puerta que llevaba a la sala del trono del brujo. Entonces el caballero, con un poco de ayuda de Pablo, consiguió derrotar a los ogros y llegar hasta la puerta. Intentaron abrirla pero estaba cerrada, porque era mágica. Entonces, el caballero usó su espada de fuego para abrir la puerta y al otro lado estaba el brujo con su esfera de poder, montado en un dragón de fuego. Como sabían que no podrían derrotarlo, idearon un plan y decidieron llevarlo a cabo. Pablo distrajo al brujo y al dragón, mientras el caballero rompía con su espada de fuego la esfera de poder, devolviendo el Sol al reino. De repente, el ejército del brujo se convirtió en piedra. En ese momento el brujo escapó y de repente Pablo se despertó y se dio cuenta de que todo había sido un sueño.

JUAN OSETE DE LA ROSA

LA MÁQUINA DEL TIEMPO

En la actualidad, un niño llamado Pablo, muy inteligente, se acostó una noche y tuvo un sueño muy raro. Soñó que un robot venía en una máquina del tiempo. Le dijo que se montara porque tenían que salvar el siglo XXII. Entonces, Pablo le preguntó que qué pasaba y el robot le dijo que un científico loco, muy malvado, quería dominar el mundo, porque controlaba las máquinas. Entonces, se montaron en la máquina. Cuando llegaron, vieron un laboratorio…. ¡Era el del científico loco! ¡Había cortado la luz en todo el mundo! En ese momento, entraron en el laboratorio y, en cuanto entraron, se encontraron con un montón de robots muy grandes, muy fuertes y con un montón de armas… Pero el robot bueno derrotó a los robots con un poco de ayuda de Pablo y consiguieron llegar a la puerta… ¡pero estaba cerrada! Era de un material muy raro, muy duro y resistente, aunque por suerte el robot bueno usó su soplete para abrir la puerta. Una vez habían entrado en la sala principal y escapado de las cámaras y de las trampas, llegaron hasta donde estaba el científico loco, que estaba montado en un robot muy grande y fuerte. Como sabían que no podrían derrotarlo, tenían un plan: Pablo distraería al científico, mientras el robot bueno se colaba en el ordenador central. Una vez allí no sólo consiguió desconectar al robot gigante, sino que también consiguió conectar la luz en todo el mundo. Entonces el científico loco huyó y… de repente, Pablo se despertó y vio que solo había sido un sueño.

JUAN OSETE DE LA ROSA.

LA MALDICIÓN DE LAS GALLETAS DE CHOCOLATE.

Había una vez dos reinos que se pelearon por la receta de las galletas

de chocolate. Por un lado, en el castillo de esponjitas de color rosa, estaba el

rey Golosina, relleno de fresa y plátano. Y por el otro lado, en el castillo de

regaliz, vivía la galleta Oreo, rellena de chocolate blanco.

Cada uno tenía sus ingredientes para hacer la receta, pero necesitaba

el otro ingrediente de su enemigo. Así pues, se enfrentaron en una guerra

donde las armas eran de chucherías. Los cañones estaban rellenos de

bombas de chicles y las espadas eran los bastoncillos de menta.

Por ambos lados hubo pérdidas de soldados. Entonces, la madre

Naturaleza, rodeada de árboles y animales, dijo:

-¡Dejad de pelear! Podéis intercambiar vuestros ingredientes y ser

buenos con vuestros soldados y habitantes.

A continuación, al rey Golosina se le escapó una lágrima rosa por su

cara y el rey Oreo también lloró.

Finalmente, los dos reyes se dieron un abrazo, y también los habitantes

y los soldados de los dos reinos, y celebraron la amistad de los dos reinos.

Y colorín colorado, cuento contado de la chimenea al tejado.

VALENTINA POMBO CARRILLO

EL RAPTO DE LA PRINCESA

Érase una vez unas niñas llamadas Paula y

Valentina. Paula quería hacer un castillo de arena y

Valentina quería hacer otro, así que discutieron. Pero

Valentina le dijo a Paula:

-¿Por qué no hacemos un castillo de arena juntas?

Paula le dijo que sí, así que empezaron a hacer un castillo de arena y,

cuando lo terminaron, se fueron al mar a bañarse.

Cuando salieron del agua, escucharon ruidos dentro del castillo y salió

una bella princesa. La princesa se asustó mucho al ver a unas niñas de

carne y hueso, y preguntó:

-¿Quiénes sois?

- Somos unas niñas -respondió Valentina.

La princesa necesitaba ayuda, porque un brujo malvado la secuestró

hace mucho tiempo y la encerró en aquel castillo de arena.

El príncipe quería casarse con ella, pero la princesa no quería.

Su padre se enteró y llamó a su caballero, que fue hasta allí y salvó a

la princesa.

La princesa se enamoró de él y su padre le dijo:

-Puedes casarte con él.

Y se casaron.

Desde entonces, Paula y Valentina comprendieron que hay que ayudar

a la gente.

VALENTINA POMBO CARRILLO

LA BOLA MÁGICA.

Había una vez una princesa que era muy traviesa, guapa y un poco gordita y que también tenía los ojos azules. La princesa estaba en la feria, se perdió y estaba muy asustada. Vio una casa y entró en ella. Entonces, la princesa dijo: -¡Hola! ¿Aquí hay alguien? -dijo la princesa. La princesa se encontró con una bola. Pasó la mano por la bola para limpiarla y vio a sus padres. Ella se sorprendió, la frotó otra vez y salió su amigo Carlos jugando al tenis con su padre. Ella dijo: -¡Esto es una bola mágica! Se escucharon unos ruidos por la escalera. La princesa se asustó y dijo: -¡Qué miedo tengo! Entonces se “escucharon unos pasos”. Los pasos eran del padre y de la madre, pero ella se creía que eran de gente mala. Entonces, dijo el padre: -Cariño, ¿estás ahí? La princesa dijo: -Sí, soy yo. Entonces, su padre, el rey del Reino de los Siete Mares, le dijo: -Ven.

La princesa obedeció y se fue para allá con sus padres… y vivieron

felices y comieron perdices…y a mí no me dieron porque no quisieron.

ALEXANDRA PUENTE GALETO

LA SIRENITA.

Érase una vez, en un país muy lejano, una princesa que se llamaba

Inma.

Inma era una princesa con 12 hermanas. De las 12 hermanas, Inma

era la más pequeña pero a su vez la más guapa. Tenía una bella melena

larga, rubia y ojos negros como la noche. Vestía un traje largo con purpurina

y unos tacones agua preciosos.

Una mañana, mientras paseaba por la orilla del lago cercano a su

castillo, se encontró con una sirena que no podía volver al mar. La ayudó y la

sirena le preguntó:

-¿Quieres venir al mar conmigo y quedarte allí para siempre?

Inma fue corriendo y se lo preguntó a su padre, a lo que él le contestó:

-Por supuesto, hija.

Inma se fue allí con la sirena, pero al meterse en el agua, se convirtió

en espuma de mar. Solo el beso de un príncipe podría deshacer el hechizo:

-Gracias por venir a deshacer el hechizo -dijo la princesa.

-De nada, Milady -dijo el príncipe.

Así fue cómo su amiga la sirena la ayudó e Inma lo consiguió: un

príncipe la besó y ... se deshizo el hechizo.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

BEATRIZ RAMOS DE PABLO.

EL HECHIZO DEL BRUJO MALVADO.

Érase una vez una princesa de cabellos rubios como el oro, ojos azules como el mar, labios rojos como el carmín y un precioso vestido rosa larguísimo. Se llamaba Natalia. Todas las mañanas, Natalia salía de paseo a ver a sus súbditos. Un buen día Natalia se encontró con alguien. Ese alguien era un brujo malvado que la secuestró. A la mañana siguiente, Natalia, cuando se despertó, al ver al brujo, le dijo: -Por favor, déjame ir. ¡Por favor, por favor, por favor! A lo que el brujo le contestó: -Te dejaré ir en cuanto convierta tu precioso castillo de oro en arena. Pero la princesa se escapó, llegó a su castillo y pulsó un botón que servía para crear un escudo mágico y que no le pasara nada. Cuando el brujo llegó, ideó un hechizo contra la princesa, pero ... ¡no lo consiguió! El mago murió, por no haberlo conseguido, y la princesa se salvó. Y entonces, cataplán, cataplón y cataplín, hemos llegado al fin.

BEATRIZ RAMOS DE PABLO.

LA BRUJA DEL DESIERTO.

Érase una vez una reina muy avariciosa a la que, por su avaricia, expulsaron del reino. Después de una larga caminata, llegó al desierto y se construyó un palacio de arena. Al contrario de lo que suele pasarle a las cosas que se construyen en la arena, que se desgastan, este palacio no se derrumbó, pues este palacio era mágico. La reina se convirtió en una bruja muy poderosa y malvada, y destruyó su antiguo reino. Pero el palacio tenía un don mágico: darle poderes solo a aquel que los utilizara para hacer el bien. Finalmente, el palacio se destruyó y la bruja perdió sus poderes. Al haber destruido su propio reino, ningún otro reino la aceptó para que viviera allí, así que la bruja aprendió una buena lección. Y fin colocado, cuento contado de la chimenea la tejado.

PAULA ROMERO LOZA.

UN CAMINO FANTÁSTICO

Érase una vez una familia de campesinos que vivía en una cabaña del bosque. Tenían tres hijos. Uno de ellos insistía mucho en que se quería casar. Un día llegó a casa de todos los ciudadanos del reino la noticia de que la princesa buscaba a su príncipe azul. Unos meses después, Toby, el hijo pequeño de la familia, decidió salir a por la princesa, pero recibieron una carta en la que ponía que la princesa había sido capturada. Toby, al recibir la carta, fue corriendo en busca de la princesa. Después de una larga caminata, se encontró con un laberinto llamado El Laberinto Fantasía. Al entrar vio un montón de criaturas fantásticas, como por ejemplo un minotauro, un unicornio y un pegaso. Al rato se encontró con una tropa de monstruos y ogros que impedían poder hacer llegar a la princesa. Toby, al ver la situación, sólo con la fuerza del amor, consiguió matar a las dos tropas. Al llegar a la torre, tuvo que subir escalando. Justo al llegar a la cima, Toby y la princesa se enamoraron y a los tres meses se casaron. Al pasar unos años ya habían tenido dos hijos. Y vivieron felices y comieron perdices. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

PAULA ROMERO LOZA.

LA PRINCESA PERDIDA.

Había una vez una princesa llamada Martina. Martina era juguetona y despistada, pero además se perdía mucho. -¡Mamá, mamá! ¿Cuándo nos vamos a ir? -dijo Martina. -Ya mismo -respondió su madre, la reina Margarita. Pero Martina no podía aguantar, así que se fue del castillo. Martina bajó por las escaleras. Entonces se encontró con un niño llamado Carlos, que le dijo: -¿Adónde vas? La princesa Martina respondió: -A mi casa. -Pero ... ¿dónde vives? -En el reino de Triana -contestó Martina. -¿En Triana? -Sí, en el Reino de Triana. Martina siguió su camino hasta que se perdió y no pudo volver a casa. Menos mal que estaba un caballero policía para ayudarla y, cuando el policía se dio la vuelta, ¡era su madre disfrazada de policía! -Mamá, ¡qué ganas tenía de volver a verte! ¡Tenía miedo! Su madre le explicó cómo la había encontrado, porque un muchacho la había visto salir del castillo y su madre se disfrazó para encontrar a su hija. Así fue como Martina aprendió una excelente y valiosa lección: "Nunca salgas a la calle sola porque te puedes perder". Y colorín colorado, cuento contado de la chimenea al tejado.

MARIA RUIZ SAN MARTÍN.

EL GRAN AVENTURERO MÁGICO.

Un gran hombre llamado James era un hombre mágico. Vivía en un

reino misterioso llamado el Multiverso. Él era el héroe de aquel mundo,

famoso por su valentía, fuerza y rapidez, pero el héroe quería una cosa: aprender a volar

para ser más efectivo.

Un día vio a un hombre volar super rápido y James gritó muy fuerte:

-¡Oiga, señor! ¿Me podría hacer un gran favor?

Cuando aquel hombre oyó lo que dijo, James le dijo:

-Te enseñaré a volar con una condición: déjame que sea tu compañero.

El gran héroe respondió que sí, por lo tanto le dijo aquel hombre:

-Mañana, aquí mismo. Una pregunta: ¿no prefieres una nube mágica?

Pablo, el héroe, respondió:

-No, prefiero ser yo quien lo haga. Es más emocionante.

El primer día James voló bien, pero el héroe necesitaba concentrarse, así que al

cabo de un tiempo, el héroe consiguió volar.

El héroe dijo:

-¡Lo conseguí! Puedo volar. ¡Es increíble! ¡Yupiiiiiiiiiiiii!

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

ISAAC SONKO CALDERÓN.

EL GATO CON BOTAS Érase una vez un país llamado Cristo Rey donde había unos robots que gobernaron el país. Un hombre que se llamaba el Gato con Botas siempre salvaba el país. El Gato con Botas vencía a los robots. El rey de los Robots le decía a los humanos: -¡Os vais a enterar humanos! ¡Volveré! El gato dijo: -¡No vas a volver, rey de los Robots! En ese momento, el rey de los Robots se fue y dejó una cámara para vigilar a los humanos. El gato vio la cámara de vigilancia y ,en ese momento, el rey de los Robots mandó a los robots que mataran a los humanos. El Gato con Botas luchó contra los robots y ganó la llave del reino. Era muy difícil vencer al rey de los Robots, pero El Gato con Botas lo consiguió, venció al rey y le dieron una medalla. Finalmente, el Gato con Botas se convirtió en un héroe. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

JEREMY LEONARDO TULCANAZO GUANICHI