Siete nubes para un sombrero indeleble1

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poesía, poesía de amor, luz, fotografía.

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7 nubes para un sombreroD.R. armando rivera© armando rivera

© para la presente edición: Indeleble Editores, 201411 Avenida, 2-49 zona 15 Col. Tecún Umán. C.P. 01015. Ciudad de Guatemala.Teléfono: (502) 2369-6950Correo electrónico: [email protected]

Composición fotográfica de portada e interiores: Andrea TorselliDiseño de portada: at/ar

No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de nin-guna forma o por cualquier otro medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright.

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armando rivera

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para andreapor encontrar el trazo secreto de la luz

en la pupila

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“…te encontré por fin, vagando por la lunas del pasado...”Ismael Serrano

“… no soy de nadie, dijiste, para estar conmigo,si es por amarte, todo lo olvido…”

Alejandro Filio

“...Now I’m falling even more in love with youLetting go of all I’ve held onto

I’m standing here until you make me move...”Lifehouse

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las nubes para un sombrero

en el universo de la nochelas luciérnagas forman mapas estelares para que

la luz encuentre el amanecer

la luz -en los días que caen a nuestro costado- convoca estos bre-ves textos. la belleza cobró su forma, en mi pupila, al descubrir la posibilidad infinita de los instantes que ella crea. entonces, el recurso fue la palabra necesaria para reinterpretarlos. de esa cuenta, las jornadas se hicieron fecha en el calendario y escribí pequeñas epístolas al hoy de cada mañana. así se armó la primera parte del libro. luego, en la consecución que trae el arte -en su for-ma auténtica-, encontré algunos de los miles de tonos que tiene la claridad y la sombra en nuestros sentidos; a veces olor, a veces recuerdo, pero siempre luminosidad y oscuridad para entender la dualidad en nuestro ser. este libro es, en síntesis, un homenaje para andrea, por su arte en la fotografía.

pero tiene la convicción certera del amor hacia mi hija lucía, quien encontró, también, en la literatura su recurso fundamental. mis otros dos hijos en el amor, rubén y camila, son seres llenos de sonido, quienes saben expresar su belleza con las melodías. todo eso es un recuento necesario, porque con estos textos cele-

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bro 50 años de vida. por eso enumerar a cada una de las perso-nas que me ha enriquecido en la belleza del lenguaje, es -de he-cho- un imposible. pero tengo la certeza de nombres claves como víctor hugo, quien interpreta la poesía desde los universos que construye.

dejo, entonces, estas palabras introductorias -como un agradeci-miento- para todas aquellas personas, quienes creen en la posibi-lidad de una vida mejor a través del arte. mi afán por cada instan-te de creación para todos y cada una, es un deseo único como las nubes de cada cielo después de 50 años.

ar

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armando rivera (guatemala, 1964). estu-

dió historia en la Universidad de San Car-

los de Guatemala. es cofundador de LETRA

NEGRA EDITORES. en 1995 obtuvo el pre-

mio “francisco de vitoria” de la oficina de

derechos humanos del arzobispado de gua-

temala, con el cuento “los pasos de caín”.

columnista de opinión en carretera news.

coparticipó en la elaboración de la anto-

logía: las huellas de la pólvora (cuen-

to de la guerra. 1954-1996); compiló la

antología: guatemala. narradores siglo

xx. además, tiene publicados los libros de

microrrelatos: utopía tras el farallón,

comerciales para mi muerte; el mun-

do feliz de las cigarras ciclistas. el libro

de cuentos, 37° al sur. en poesía ha publi-

cado piel para una eva desterrada, mi

ángel prófugo, la costilla de eva y más

allá del Este. en literatura infantil tiene el

libro, xalur, la niña que pintaba estre-

llas.

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los domingos me gusta deambular por la casa va-

cía. el silencio está lleno de recuerdos. allí están los

trazos -en las paredes pintadas- con los colores de

cera de la infancia. aquel viaje que mi niña hizo con

tiza a lo largo del corredor. donde dos marineros des-

cubrieron el sur, me dijo ella con ternura. también es-

tán los libros regados por los espacios del ayer con sus

historias por contar. las risas y sus riñas cotidianas de

una vida que se hace de instantes. está la música de un

clarinero, ese que siempre se aposenta al final del día

para amanecer en el tiempo, donde los recuerdos se

visten de silencio este domingo.

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hoy tenemos un lunes fugitivo, se escapa por el bor-

de de este calendario y la vida se vuelve un segundo en

la eternidad. por eso nos queda la duda sobre futuro

en este lunes. es un día más en el respaldo del tiempo,

una marca que debemos depositar en la fe primera, el

dogma para vivir. de cierto sabemos que las secreta-

rias van con el rímel agotado, los santos se visten de

angustia y una huelga inicia este lunes. también com-

prendemos que los pordioseros invocan el nombre

del pecado, alguien pierde la fe, una mujer llora por

su amante y el sicario implora a la virgen del acero,

antes que el cielo corte este lunes. hoy es un lunes sin

traza ni marca. no hay gloria en este día, no hay boda

real, no hay persecución de terroristas y el delirio de

los santos marca una fecha sin más. a veces la semana

termina en lunes, ese que nos sirve para escapar del

resto del tiempo. por eso sé que hoy tenemos un lunes

fugitivo.

24 de marzo

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fue martes cuando ella regresó de la boda. además,

tenía la esperanza del viaje para concretar la luna de

miel. pero los viejos designios de los días y la visión

de drake la condenaron al drama de la pasión prohi-

bida. así que se arrancó el impoluto vestido blanco, se

desnudó. tiró el ticket de viaje y se echó a dormir para

llegar al límite del delirio. al ser libre no pagó a nadie

la deuda moral, solo se fue, él nunca llegó, pero ella se

hizo perfecta y rompió el hechizo de los días.

25 de marzo

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descubren un planeta habitable y fue un domingo

de resurrección cuando aquellos exploradores llega-

ron al límite, con las fuerzas casi extintas, por fin vie-

ron la luz. allí estaba el mundo prometido. uno, el co-

mandante espacial, lloró de emoción y se encomendó

a dios. la travesía llena de peligros -al fin- había sido un

éxito. llegaron. al descender a la superficie, para ma-

yor sorpresa, encontraron una tremenda civilización.

la armonía de las edificaciones les recordó el poderío

clásico del florecimiento humano. por lo que el capi-

tán abrió los brazos al cielo, se hincó y oró con fuerza,

la humanidad se salvaba. pasados los segundos vitales

un tremendo rayo lo fulminó. otra deidad malhumo-

rada lo aniquiló por la soberbia del hombre. todos en-

mudecieron.

26 de marzo

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los jueves tienen el pudor del maniquí y la taza de

café vespertina, bebida que nos implanta la vida al filo

de una duda. los jueves esconden a los párrocos de la

curia, personajes que entran secretamente en el pla-

cer de la vida. hay jueves cercanos a la disposición de

los náufragos, como aquel viernes que llegó a la isla

guiado por el súbito instinto de supervivencia. fue un

jueves cuando aquella colegial se encontró ante la nie-

bla del pecado y el brillo de la despedida. de esa histo-

ria sé que la certeza se nutre de nostalgia. por eso los

jueves tienen el pudor del maniquí y la ferocidad de

los gorriones al alba para encontrarte.

3 de abril

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en los viernes lejanos, ícaro resuelve un crucigrama

y las margaritas del laberinto son el deseo que inten-

tas cumplir. este viernes apenas sale el sol para que

puedas volar sobre el vasto océano del arrojo. tus alas

son el viento que te arrastra por una alucinación y al

fin comprendes que él no dibuja tus dudas. ella no re-

gresa y tú inventas un dédalo, allí resuelves un rompe-

cabezas para este viernes sin resurrección.

4 de abril

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los sábados sirven para que las estatuas de los par-

ques desaparezcan. así los héroes de la patria se fugan

a lugares increíbles, viajan distancias ignotas, donde

nadie los recuerda, por eso se vuelven mortales. así

nosotros somos más livianos, nos convertimos en tita-

nes anónimos que se ocultan en la gloria del día. otros

sábados llueve a las tres de la tarde, de esa cuenta sé

que algunos carpinteros juegan con las astillas del per-

dón y cruje la fe de la redención. este sábado amaneció

la luz en el borde de tu cama y tú inventas un itinerario

de improbables para llegar a lo posible, sorbes el café

de la mañana al amparo del deseo, donde nadie te ve

encontrar la perfección de este sábado.

5 de abril

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aquel domingo todos los ángeles perdieron sus

alas. no hubo viento y el mar se hizo un cometa azul

en el horizonte. además de una isla zarparon los bar-

cos hacia el infinito y en la fuente del parque se insta-

ló un huracán. por eso las flores se convirtieron en la

trinchera de esta primavera y su belleza le sirvió a los

colibrís de guarnición ante el derrumbe del sol. aquel

domingo te levantaste ingrávida, dejaste las plumas en

la almohada, abriste el sonido de la luz y en tu vientre

germinó la brisa para las olas con ese color para un día

marino. aquel domingo te hiciste horizonte en las alas

de un ángel.

6 de abril

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algunos lunes tienen la ternura de un buitre al ace-

cho. su feroz plumaje te diseña la semana. de esa rela-

ción, los ejecutivos de traje negro discuten la paz del

orbe. alguien oprime un botón y la primera bomba es-

talla, luego te sirven un café. también una cruel escolar

resuelve -con civismo- el día y se canta a la patria. todo

se encuentra sin tacha, todo comenzó un lunes, según

la referencia universal. el calendario lo condenó -en

la imposición del tiempo- al estreno de la semana. así

una sombra se hace acantilado en el inicio de tu reloj.

por eso sé que tú arrancas a mordidas la hoja de este

calendario de este lunes en derribo.

7 de abril

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los martes sirven para casarse afirman las ninfas o

para realizar viajes sin destino y con fecha de caduci-

dad exponen los corsarios. los martes son la posición

perfecta en el calendario del olvido. los martes son el

juego de soles en la idea de mercurio a la sombra de

júpiter. los martes son al fin de cuentas un día más en

la vida.

8 de abril

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los jueves tienen la cualidad de incitar a las aves mi-

gratorias al retorno o ver volar a las jacarandas en los

tejados ajenos. los jueves pertenecen, al ritmo dentro

de los calendarios, a las deidades sabias y a las niñas

bailarinas. los jueves distantes amanecen siempre en

el murmullo de esta ciudad nuestra que se viste de luz

cuando tú lo deseas.

10 de abril

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fue un viernes cuando encontré una botella a la de-

riva, en su interior nadaban dos ballenas azules, via-

jaban incólumes al sur, frágiles, perdidas en el vasto

océano de su cautiverio. fue viernes cuando la luz se

hizo viento y las mareas me empujaron a tus costas. no

hubo deidad que lo impidiera, incluso no hubo reden-

ción en la cruz. pero era viernes y los beatos bailaron

al ritmo de la tercera caída. fue viernes cuando te en-

contré en el destello desnudo de la margarita y fue ese

viernes que me inventaste para nacer del olvido.

11 de abril

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el silencio de este sábado es el asedio a la espe-

ranza, trae los recuerdos por delante y la memoria se

derrumbará. dicen que no hay dios, otros opinan que

vendrá. pero el sábado es una causa por deletrear. sé

que los políticos duermen, el rapaz espera el momento

de gloria, los pecadores la resurrección y tú ves caer

las horas entre tu almohada y la duda. yo te espero en

el borde de la pasión y la mariposa de tu piel anida en

el delirio de mi dedos.

12 de abril

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este domingo, después de las negociaciones res-

pectivas entre las deidades y la administración terrí-

cola, se acordó que la luna tenga viento. primero para

que cualquier bandera hondee con libertad y, además,

para que los selenitas -nobles habitantes lunares- pue-

dan suspirar al amparo fresco de la brisa, ya sea por

sus amores perdidos o por la destrucción de la tierra.

este domingo se pactó, delicadamente entre adversa-

rios acérrimos, que no habrá guerra en ninguna par-

te del planeta, para que el soplo lunar pueda ser el

próximo eclipse rojo. este domingo amaneció la calma

universal a la orilla de mi cama. este domingo -con la

impaciencia y el hálito lunar- yo suspiro por tu terrible

ausencia.

13 de abril

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ese martes, después que víctor encontró la última

pieza, frankenstein dispuso que no podía viajar a nin-

guna parte, menos casarse. ese día, al anochecer, marte

-el dios de la guerra- declinó de tal imposición; expuso,

ante la audiencia, que la tonalidad roja de su sombra

era el símbolo de la vida, no de la muerte. ese martes

-por primera vez- el hombre-monstruo vio al firma-

mento y encontró un planeta rojo orbitando sobre tu

cama. esa noche, en particular, una divinidad escarlata

y él te susurraron al oído que la luna carmesí tenía una

pasión que florecía ante tu mirada. esa noche tus la-

bios danzaron suavemente en la boca de frankenstein

y tú le dijiste, me inventaste al amparo atrevido del

amor. ese díahubo un silencio largo como la sombra

roja de este amanecer.

15 de abril

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fue un miércoles cuando se abrió la audiencia. el

convicto expuso, me llamo gregorio, soy vendedor de

telas y lo dijo con tal certeza -frente al tribunal- que

un silencio denso se impuso, ni el suave murmullo de

una cucaracha se oyó. en la oscuridad un solo de luna

-en sol mayor- le aullaba al amanecer. afuera llovía se-

millas de noche y la humanidad entera hizo silencio. al

alba del tercer día era sábado. nadie comprendió por

qué, pero todos lo aceptaron. en el susurro tenue de la

nostalgia viajan los recuerdos perdidos, me dijo ella.

no había dios. ellos dicen que está muerto y gregorio

llora por su ausencia. total -entre sustancia, cucara-

cha y el ser- la vida es un ritmo pasional de mareas y

remolinos. hoy apenas me alcanza este diástole para

amar la eternidad de tus labios.

17 de abril

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fue un día de primavera y ese amanecer hubo un mis-

terio de santidad en el tiempo, creo que era viernes.

para ser precisos fue cuando encontré cien mariposas

en un instante. venían de lejos, huían de la furia de

un dios, quien había destruido -por la ego manía de

la adoración - a otra deidad. hubo un silencio crepus-

cular. algunos convictos lloraron. otros, los creyentes

crueles, lo fustigaron. yo liberé una mariposa por cada

punto cardinal, nueve más por las estaciones; tres por

la luz. a los restantes seres del viento los convoqué

para encontrar formas de amar y hacer el amor. así

cada mariposa era una eternidad por eso entre instan-

te y eternidad besé el viento y tú aprendiste a volar en

el infinito, donde las divinidades juegan a ser felices.

18 de abril

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los fieles creyentes, este sábado, afirman que no hay

dios. pero yo encontré una manada de unicornios en el

jardín -trenzaban su canto alegre- con un centenar de

colibríes. la vida era un destello de claridad y tenía el

olor del génesis. al filo de la tarde las mariposas mi-

gratorias se llevaron el cielo con su santo y su paria.

apenas quedó prometeo con su castigo y culpa. el dios

no pudo volver. pero el fuego estaba echado al viento

y me consumía la pasión de ti. mis huesos fueron la

memoria del polvo aquella noche que te amé hasta el

deliro de la luz. este sábado la gloria se viste al alba de

nuestra desnudez.

19 de abril

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solo una día al año, domingo de resurrección, eva

es feliz y se debe a que los dinosaurios del edén toda-

vía duermen. además, dios aún no sueña con crear el

universo y el hombre, predador condicionado, camina

por nuestra galaxia en expansión. solo un día al año,

eva corre entre la luz y el tiempo. ella capta -en un ins-

tante- la imagen a color de la eternidad. solo una vez al

año, tus labios son un cometa que vuela libre por mis

emociones y ese día inventamos la vida cuando nues-

tros cuerpos son la semilla del retorno.

20 de abril

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los lunes pinocho sueña que dios es una marioneta

a imagen y semejanza, por eso tú existes con la posi-

bilidad de crear el universo. los lunes el café matuti-

no sabe a redención. los lunes, luego de la pascua, los

semáforos cambian su intensidad. todo se vuelve tor-

nasolado y el títere empieza a encajar las piezas del

tiempo, lo hace con las sonrisas de la niñez, con las

plumas de un pegaso y con los restos huracanados del

viento. nada es perfecto, pero existe. así entre el lunes

y el próximo día hay una vida que compartir, por eso,

pinocho te regala un fósforo -de su epidermis- para

que incendiemos de pasión el lunes.

21 de abril

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aquel martes, luego del ritual, emprendimos la tra-

vesía. obvio no íbamos a ítaca y menos a buscar las

respuestas con la efigie. las dudas cotidianas no lo

permitían, por eso el minotauro lloraba desconsolado.

pero era un viaje de exploración. ¿a dónde vamos? pre-

guntaste. recuerda, argumenté, este martes está cerra-

do por derribo y las ballenas son la estación glacial de

la humanidad, tal vez su derrota final. de esa cuenta, el

primer homínido juega al azar, emprende su itinera-

rio -con garrote en mano- y se enreda en un albur con

dios. al final, intuimos que ellos pierden. las preguntas

son las semillas del futuro. este martes, el mundo gira

torpe hacia el punto más lejano, allí naceremos desnu-

dos al filo de la luz.

22 de abril

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solo un miércoles -desde la creación del tiempo-

las nubes duplican la sombra y las ranas cantan su uto-

pía. solo ese día los tiranos se levantan ciegos, la polí-

tica es un poema infantil y nada impide que las flores

ataquen las ciudades. ese miércoles existe para que

nuestros cuerpos sean el sonido de la luz y la memoria

del polvo dibuje el paisaje en el viento. hoy existe la

posibilidad de encontrar dos galaxias en el borde de

nuestra cama y oír a los nuevos amantes viajar al cen-

tro del tiempo.

23 de abril

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este jueves las ballenas azules aprenden a volar so-

bre el océano, ellas son nubes que descienden suave-

mente en el desierto más extenso del planeta, lo besan,

lo hacen germinar. este jueves el viento es oeste en tus

costas y no hay remolinos que te aten al día. los jueves

un par de vagabundos empujan un eclipse y entre as-

tros se abrazan para que nuestras manos se encuen-

tren al filo de la ternura.

24 de abril

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a veces la herrumbre del tiempo va tallando la vida.

por eso sé que cada sombra nos deja un recuerdo por

vivir. a veces los viernes nos encontramos frente al

precipicio del futuro y el viento nos otorga las alas. al

suspirar sé que hay ángeles rudos que tocan la tuba y

demonios tiernos, amantes de la poesía. ellos nos inva-

den en el vuelo y así -en la nocturnidad del día- llega-

mos al ocaso de un sábado por vivir.

25 de abril

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seis pájaros arrastran la claridad de este sábado.

las últimas hebras de nocturnidad se van destejiendo

en la caricia de la luz. el alba envuelve a los cuerpos

amantes. seis lunas se instalan en la mesa de noche y

una constelación talla el techo de tu habitación. somos

aves melancólicas que en su brillo se traza el mapa

para que antiguos marinos encuentren el primer de-

seo. hoy tenemos seis sábados en este amanecer nues-

tro.

26 de abril

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aquel domingo, los seres de la noche -formalmente

trajeados de oscuridad- apostaron con la deidad de la

luz. perdieron. amaneció. por consiguiente hubo una

asamblea de dioses, discutieron sobre el destino del

alba. no se logró un consenso. así ese día un quásar in-

vadió la habitación. su destello era el faro en el espacio

intergaláctico de la habitación y tú poseías una conste-

lación en los hombros, como guía para los navegantes

de la luz. ese domingo un coro de aves se instaló en

la mesa de noche; entre chorchas, ruiseñores, mirlos

y demás pájaros de dulce canto invocaron el amane-

cer, incluso, dejaron participar al gallo. este domingo

clareó en la arista suave de nuestros cuerpos. este do-

mingo es el inicio de un calendario porque la luz nos

amparó desnudos .

27 de abril

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hoy los colores juegan en tu mirada y tienes mil ins-

tantes para una eternidad. este lunes un niño -en el

áfrica- sueña con ser astronauta, los tiranos recogen

flores y tú modelas la luz con tus manos. nada está

quieto, todo se expande en la presencia del siguiente

segundo. entonces, los imposibles son la combinación

armónica del ímpetu que tiene la claridad de este lu-

nes por abrir.

28 de abril

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a qué huele la luz en la distancia

tiene el viento acaso memoria

o el mar altos edificios como olas

dime si los recuerdos de los ancianos dibujan el paisaje

o la mirada de aquella niña hace germinar la flor

pregunto, porque este instante se parece a la eternidad

donde las paredes son el olvido

y el polvo la despedida

cuéntame de los imposibles

que atrapas en ese segundo frágil y eterno

deja que la luz tenga olor

el viento memoria

y el mar altos edificios como olas

mira el futuro en ese recuerdo

levanta la claridad y vuelve vestida de color

acá todo será eterno desde tu mirada.

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hay trenes que recorren el amanecer e inventan las

ciudades al alba. otros -como las antiguas locomo-

toras- duermen en los hangares al resguardo de las

historias de encuentros y despedidas. entonces sé que

los ferrocarriles crean distancias en nuestras vidas

para hurgar en los adioses o en los abrazos de la co-

munión.

28 de abril

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a veces el cielo es el sonido de un acorde en escala

mayor y baja a nuestras emociones antes de la luz. es

-tengo la certeza- un infinito para azular el tiempo

que cae a nuestro costado. a veces es un viaje leja-

no al sur, un amanecer imposible en el polo norte

o la alegría de estas letras en la distancia. sé que el

firmamento es una nube que germina cuando el pla-

neta viaja una órbita y cae hasta la primavera. a veces

florece en el respiro nuestro, la luz es la castidad que

nos arropa desnudos. también sé que en lo profundo

de tus labios hay un cielo que tiene el mapa para el

retorno de la nubes migratorias y hace llover en tu

almohada.

1 de mayo

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la luz es la estela de los barcos en el desierto o la

senda de los peregrinos en el mar. la luz es una es-

trella solitaria en la galaxia de andrómeda o los be-

sos furtivos de los amantes en la punta del alba. por

extraño que parezca, la luz es un recuerdo cuando

cae la noche y uno inventa la sombra de las nubes al

amparo frágil de la soledad. algunos sabios le llaman

claridad, otros hacen tratados sobre su curvatura y la

lejanía que tiene en el universo, incluso la equiparan

con dios. pero yo sé que la luz es tu pupila cuando

capta la eternidad de este instante.

2 de mayo

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hoy amanece para siempre. la luz es un movimiento

en la ramas del árbol vecino y tus dedos en mi espal-

da son el azar de esta claridad. tengo el deseo de un

océano cuando uno ama con la fuerza de un huracán

o la ternura de una gota a la deriva. leo la alegría de

un clarinero en la parte oriental de la ciudad. un des-

tello se talla en la sombra y los besos son la brisa de

este mar caribe que me ata y la arena es un asteroide

en la brida de los caballitos marinos que despiertan

al deseo para siempre.

3 de mayo

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ayer la luz del amanecer fue de un tono malva y la

ciudad se arrastraba en el cálido tema de las sombras

que crecen al filo de la claridad. al fondo, el silencio

se amantó del ritmo denso de las calles y sus habi-

tantes presurosos por llegar al ocaso, quemaron las

naves del día. así una polifonía de recuerdos te invade

y crees que los aviones son pájaros lejanos que mi-

gran por el cielo. oyes, en la distancia, el ruego de la

pordiosera, las noticias del diario son tribulaciones

que acompañas con la taza de café. así se inventa ese

tono malva del día y tú debes cerrar los ojos por la

ausencia del olor con que nos amamos.

5 de mayo

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constelado es el sonido de las estrellas que amane-

cen en el acantilado de la cama. por eso las alas de

un pegaso -en vuelo nocturno- caen en mi espalda.

tengo un crepúsculo con los seres de luz, quienes me

inventan en la ternura, esa que persigue nubes embo-

telladas de suspiros.

7 de mayo

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el motivo de la sombra es la luz, por eso sé que el

rayo es la sensación de un labio en el beso, te ilumi-

na. hoy hay nuevos amantes, quienes florecen cuan-

do una tormenta encuentra el cauce de las caricias

-en los relámpagos- que otorga el deseo. nadie puede

contra el brillo incandescente que te arrebata la piel

en la sombra de la luz.

8 de mayo

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a veces la luz deja un rastro en la memoria y amanece

en el perfil del sur. allí dos cuerpos dibujan una estela

en la nocturnidad que los cobija. al fulgor tenue de

ese destello se construyen mil risas de niños crisálida,

quienes atrapan en los sueños a los cometas peregri-

nos. así el primer navegante traza los signos en la rosa

de los vientos, para que los cuerpos amantes tejan el

sendero de la luz en los recuerdos.

9 de mayo

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en la geografía de la luz dos sombras pueden crear

una caricia o la distancia entre una caracola marina y

cien pájaros fugitivos. son, lo sabemos, seres incor-

póreos que trazan los mapas de las estaciones. tiñen,

cuando quieren, el cielo de rojo siena para ver los

ocasos en el oriente de la cama o, a veces, juegan a

dibujar los astros que se guardan en los bolsillos de

los amantes. de esa cuenta cada quien lleva la figura

de la luz en sus dedos. por eso sé que la luna es la

comunión de este anhelo para llegar hasta tu sombra.

10 de mayo

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aquella luz dio golpes suaves en la ventana, traía la se-

milla, un invierno y las ganas de germinar en tu orilla.

luego se sentó en la cornisa y vio las eras pasar. por

una esquina asomó el rocío nocturno y un navegante,

quien empujaba los alisios para jugar con las nubes,

regó los océanos con el tiempo. luego se durmió y al

tercer día ella nació en la claridad que tiene la vida

cuando brota de la pasión.

11 de mayo

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hoy encontré un rocío de luciérnagas en tu almoha-

da, eran las estrellas que dejaste en el cielo de estos

labios, trazos de luz en los sueños de los navegantes

más solitarios que invaden nuestras costas.

13 de mayo

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entre mi cuerpo y tu cintura, yo me invento viento

del amanecer. entre un labio y tu boca, tú eres gota

de tornado. entre dos instantes y una mirada, nues-

tros cuerpos desnudos al amparo tibio de las sábanas

fugitivas de la luz.

16 de mayo

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los corderos insumisos no balan la sombra. por eso

las ovejas insurrectas del insomnio atacan a los seres

nobles de la noche, sobre todo, cuando tú no estás.

así entre un millar de luciérnagas y un conjuro de

hormigas se invade la orilla oscura del tiempo. por

eso la claridad es un espectro por caer y los corderos

una distancia entre tu almohada y el primer beso para

construir nuestro amanecer.

17 de mayo

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la luz de abril se hizo en la sombra de un pétalo, ató

el rocío al hilo ligero de un ser con luz y es vientre en

el tiempo cuando la semilla regresa de la memoria. sé

que germina en los labios de esta claridad impuesta

cuando te beso. por eso rozarte la boca es suspirar la

luz de abril en el viento.

18 de mayo

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el fantasma de la luz llegó cerca de la primera esta-

ción. dicen los seres ilustrados que era mayo, pero yo

sé que fue el tiempo justo para atar las flores a los

molinos y el viento a la semilla. fue en ese instante

perpetuo que las palabras se pintaron en una antigua

fotografía. la colgamos en nuestras emociones. hoy la

claridad se mezcla suave con el café de la mañana en

el muro del tiempo.

19 de mayo

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la luz es la soledad en la gota antes del rocío. guarda

su equilibrio en la orilla de un infinito próximo, don-

de el pétalo es el sonido antiguo del alba. allí un mur-

mullo suave inventa estos cuerpos que vagan alegres a

nuestro costado. por eso sé que tú eres antes del rocío

la gota que apunta la armonía en la luz.

20 de mayo

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ato la luz como tu cuerpo a la transparencia del día

que germina. nos inventa. dejo como constancia un

rebaño de nimbos, dos luciérnagas y el suave afán

del viento que desciende al costado del silencio. vivo

suspendido en la claridad. ato por atar lo bello -por

fundamental- al amanecer de la sombra que dibuja tu

cintura en mi anhelo.

21 de mayo

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el viento se hace nudo cuando “los amorosos” se

trenzan en la neblina del horizonte. por eso la clari-

dad es paisaje al este de la cama. la tarde se viste de

viento y la luz se teje en un lazo de sombras cuando

los cuerpos comprenden el delirio.

22 de mayo

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amar hasta volverse raíz en la luz del día. ser una

sombra tenue -de este calendario- que nos inventa en

el océano de la pasión. habitar en una esquina para

descubrir en cada destello el alba. oír el sonido de

la claridad cuando los relámpagos son las raíces de

nuestros cuerpos en comunión.

24 de mayo

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tu luz inventa el aliento de la aguja que empuja el

reloj de esta mañana. por eso existe el universo cada

vez que tu mirada atrapa la eternidad. descubres cin-

co mares en la esquina del tiempo y otros dos en

los cuerpos que caen en la claridad. atas el eco de la

noche a tu almohada y revelas la ruta de los seres que

migran de la pasión al amor.

25 de mayo

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esta luz se envuelve de enigmas, crea la noche, te in-

venta en el precipicio de un ala. es un viento que

arrastra este vuelo al sur del infinito. al llegar te en-

cuentro en el misterio de la nocturnidad, esa que nos

envuelve. somos el dorso de un suspiro y el anverso

de la luz que nos atrapa.

26 de mayo

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la luz de la tarde talló el horizonte con la certeza de

un celaje. allí las nubes jugaban al paisaje y los seres

voladores eran el ensayo de los besos. unas sombras

inventaron el sonido, de esa cuenta tengo un acorde

mayor con cadencia de suspiro. fue la secuencia de

un dios a dos días de la creación, por eso sé que en

tu piel se tatuó la primera galaxia y el infinito cobró

sentido.

27 de mayo

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hoy la luz se desplazó, amaneció en la orilla de tu

cama. dos veces el viento la hizo volver y tres veces el

fuego la devolvió. era un destello de cuerpos desnu-

dos en el filo de la pasión. hoy intenté buscar parte

de mí y encontré una colección de claridades en el

umbral del día, cuando la luz emigró hasta tu límite.

28 de mayo

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la luz cayó al flanco izquierdo del mundo, se hizo

cielo en tu mirada. una vez claridad, amarró las pri-

meras nubes del día y las hizo un cometa en mis de-

seos. ella me inventó a la sombra suave de su piel,

cuando las luciérnagas son la ruta del mapa nocturno

que concibe el placer.

30 de mayo

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de tus labios a mi boca, descubrimos la semilla de la

luz. allí germinó la lluvia y aprendimos de la palabra

amar, nos hicimos debutantes por la virtud de la vida,

en la intensidad de las nubes que inventan el color de

las sombras y son el filo de los deseos enamorados de

nuestros cuerpos en la claridad.

31 de mayo

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tenía una red de mariposas para atrapar la claridad

del atardecer y una malla de pescadores que atajaba

las sombras del amanecer. con eso podía atar los bor-

des del infinito. tenía el fulgor del “polvo enamora-

do” para viajar por los vericuetos de los cuerpos, con

eso lograba delinear la intensidad de las nubes al filo

del placer. entre las sombras y la claridad fuimos la

comunión de estas nubes en la vida.

final

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7 nubes para un sombrero se terminó de imprimir, en el mes de julio 2014, en los talleres de ARMAR EDITORES, 11 Avenida 2-49 zona 15, Colonia Tecún Umán, Ciudad de Guatemala.

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