Te encontrare cap 7 slide

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Alec, junto a Nico y Gwen salieron del departamento de Magnus, en donde habían intentado realizar un desbloqueo en su mente, esto sin ningún éxito, solo lograron atravesar por un terrible susto, al haberle provocado mucho dolor al chico. Los tres amigos estaban en el pasillo. -¿Qué pasa Gwen? –Dijo Alec cerrando la puerta detrás de él. -¿Qué pasa? ¿Te parece poco lo que está pasando? -Solo intentaba ser práctico, ¿De qué quieres que hablemos? -Parece que esto no salió como esperaban. –Dijo la chica. -Espero que no. –Dijo Nico. –O de lo contrario Alex podría enojarse mucho con ellos. -Oh, pero no podría. –Dijo Alec con sarcasmo. –Ya que si me enojo con alguien, ustedes podrían reprochármelo, ¿No es así? -Debes aceptar que fuiste un idiota con Magnus. -Yo no tengo que aceptar nada. -chicos, Basta. –Dijo Gwen. –Tenemos que solucionar esto de alguna forma. Alec suspiro. –Lo que sabemos es que en verdad alguien altero nuestros recuerdos. Es decir, que yo sea otra persona es… -Imposible. –Completo Gwen. –Aun así, al recobrar tus recuerdos tal vez recuperes tus poderes y con eso tu salud. Y en ese momento Alec entendió que lo que más le importaba a Gwen era exactamente eso.

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Alec, junto a Nico y Gwen salieron del departamento de Magnus, en

donde habían intentado realizar un desbloqueo en su mente, esto sin

ningún éxito, solo lograron atravesar por un terrible susto, al haberle

provocado mucho dolor al chico. Los tres amigos estaban en el pasillo.

-¿Qué pasa Gwen? –Dijo Alec cerrando la puerta detrás de él.

-¿Qué pasa? ¿Te parece poco lo que está pasando?

-Solo intentaba ser práctico, ¿De qué quieres que hablemos?

-Parece que esto no salió como esperaban. –Dijo la chica.

-Espero que no. –Dijo Nico. –O de lo contrario Alex podría enojarse

mucho con ellos.

-Oh, pero no podría. –Dijo Alec con sarcasmo. –Ya que si me enojo con

alguien, ustedes podrían reprochármelo, ¿No es así?

-Debes aceptar que fuiste un idiota con Magnus.

-Yo no tengo que aceptar nada.

-chicos, Basta. –Dijo Gwen. –Tenemos que solucionar esto de alguna

forma.

Alec suspiro. –Lo que sabemos es que en verdad alguien altero nuestros

recuerdos. Es decir, que yo sea otra persona es…

-Imposible. –Completo Gwen. –Aun así, al recobrar tus recuerdos tal vez

recuperes tus poderes y con eso tu salud.

Y en ese momento Alec entendió que lo que más le importaba a Gwen era

exactamente eso.

-Gwen, linda. –Dijo Alec tiernamente. –No podemos estar seguros de que

eso pase.

-Pero yo sí. –Dijo Nico. –Te aseguro que no estabas enfermo hasta hace

un año.

-Es por eso que debemos hacer lo posible, cualquier cosa que te cure,

estoy segura que vale la pena. Sea lo que sea. Ya saben. Sin importar que

sea.

Alec miro a su prima suspicaz. -¿Por qué pienso que ya tienes algo en

mente?

-Y que para nada nos gustara. –Agrego Nico.

-Si en verdad esto es por Alex. –Dijo la chica. –Eso podría significar que

su mente esta con ese bloqueo tan terrible, que…

-¿Qué a mí me dolió pero tal vez a ti no? Gwen, no lo harás, fue horrible

y… Solo no lo harás.

-Pero estas bien, mírate, no paso nada. Puedo soportar algo de dolor.

-No. –Dijo Alec contundentemente.

-Tú lo harías. –Dijo Gwen con voz desafiante. –Tu harías esto por mí,

pero entonces, yo te detendría tal y como lo haces ahora conmigo. Así

que… ¿De eso se tratara ahora? ¿No nos sacrificaremos el uno por el

otro?

Alec odio el impecable razonamiento de su prima. Ella tenía razón, si la

situación fuera al revés, Alec pasaría por el mismo dolor cien veces si eso

ayudara a Gwen.

El chico solo miro al suelo, eso le basto a Gwen para darse cuenta de que

había ganado.

-Bien, entonces…

-No tienes que hacerlo tú. –Dijo Nico. –Déjame hacerlo, es mejor…

-Pero Nico, hasta donde entendemos tus recuerdos no fueron

completamente removidos, soy la mejor opción.

Nico y Alec se miraron resignados, ellos sabían que no había poder

humano que lograra cambiar la idea de Gwen.

* * * * *

-¿Estás segura? –Pregunto Catarina a la chica.

-Ya lo discutimos. –Dijo Gwen con todas las miradas sobre ella. –Y

estamos de acuerdo.

-¿Disculpa? –Dijo Alec.

Gwen giro de inmediato a su primo. –Solo cierra la boca, ¿De acuerdo?

Alec movió su cabeza negativamente, dejando muy en claro su

desacuerdo en esta idea. Nico estaba inmóvil, parecía que sufría a cada

segundo.

-Entonces. –Dijo la chica con cierta emoción. -¿Comenzamos ya?

Catarina, que la miraba como un ser que debía ser estudiado a

profundidad, asintió lentamente hacia ella.

-Catarina. –Dijo Magnus. –Usaste mucha energía intentando quitar el

bloqueo y después curando a Alexander. Debes descansar.

-Y Alex debe comer. –Todos guiaron sus miradas hacia Nico, incluso Alec.

El vampiro miro a su amigo. –No puedes tomar tu medicamento, sin

haber comido antes. –Explico.

-Dudo que el rebasar el horario de la medicina, me haga daño ahora.

-Nadie aquí quiere averiguar eso Alexander. –La voz de Magnus sonó

tranquila y reconfortante.

Magnus se preocupa tanto por ti. Recordó Alec y la sensación de

mariposas recorriendo su estomago lo sorprendió de nuevo. Alec aparto

rápidamente su mirada de la de Magnus.

Isabelle rompió con la atmosfera pesada. –Entonces. –Dijo sonriendo. -

¿Takis?

-Wow, no hemos ido ahí en mucho tiempo. –Dijo Clary.

Isabelle tomo el brazo de su hermano fuertemente. –Pues me parece un

momento perfecto. –Ella brillaba a lado de Alec.

-¿Qué es eso? –Pregunto el chico sonriendo a Isabelle.

-Es un restaurante en Manhattan. Vamos Alec, debes recordarlo.

-No, pero iré a donde quieras.

-Esa es la actitud hermano. –Isabelle miro al resto en la habitación. -

¿Qué dicen chicos?

-Me quedare a hacer los preparativos. –Dijo Catarina.

-Nos quedaremos contigo. –Dijo la amable Tessa refiriéndose a ella y

Jem.

-Bien, entonces, el resto de nosotros iremos. –Dijo Jace. –Nos hará bien

salir un rato.

Alec se tallaba el rostro en repetidas ocasiones, parecía que estaba

cansado, nadie podía culparlo después de su reciente experiencia de

dolor. Bajaban las escaleras cuando Alec nuevamente se inclino para

tomar a Presidente que descansaba en medio de los escalones. Magnus

sonrió a la escena.

Una vez afuera. Alec subió de inmediato al lugar del copiloto de su auto,

le había entregado las llaves a su prima cuando se detuvo en la entrada

para dejar al felino. Gwen las había tomado sin cuestionamientos, Alec

en verdad no se miraba muy bien.

Magnus miro a través del cristal a Alec inclinado en el tablero del auto,

con su cabeza recostada sobre sus brazos.

-Tomaremos un taxi. –Dijo Clary. –Los encontraremos allá.

-Magnus y yo iremos con Alec. –Dijo Isabelle y miro a Gwen. –Si no te

molesta, claro.

Gwen se sorprendió, -Por supuesto que no. Me gustaría poder llevarlos a

todos…

-Está bien. –Dijo Magnus. –Como dijo Clary, los veremos allá.

Alec levanto su cabeza cuando escucho las puertas del auto siendo

abiertas, se sorprendió de ver a Magnus subiendo.

Magnus lo noto. -¿Te molesta si voy con ustedes? –Dijo.

-No seas ridículo, ¿Por qué me molestaría? –Dijo Alec mientras se

recargaba sobre su asiento, su cabeza echada hacia atrás. –Bienvenido a

bordo.

Los chicos rieron.

* * * * *

Encontraron lugar de estacionamiento gracias a la ayuda mágica de

Magnus.

-¿No te alquilas? –Pregunto Alec en broma al notar la increíble

practicidad. –Eres una verdadera maravilla.

-Magnus es caro. –Dijo Isabelle. –No por nada es el Gran Brujo de

Brooklyn.

-Ni con nuestros fondos universitarios te llegaríamos al precio, ¿cierto?

-Podría considerar hacerte un descuento. –Dijo Magnus. –Solo por ser tú.

Alec miro hacia el lugar donde Magnus estaba sentado, este le brindo un

resplandeciente guillo, sus labios estaban levemente curvados de una

horilla, sus hermosos ojos de gato lo miraban traviesos. Y las manos de

Alec apretaron sus propias rodillas mientras apartaba la mirada con una

explosión de excitación en su estomago.

-¿Estas coqueteándome? –Le pregunto sin mirarlo. –Esta coqueteándome

–Le dijo finalmente a su prima que estaba claramente ahogando una

sonrisa, junto a sus otros acompañantes.

-Tus mejillas parecen dos enormes tomates. –Dijo Gwen entre una

carcajada. Isabelle y Nico comenzaron a reír.

-Solo hay que ir a comer. –Dijo Alec muy avergonzado, comenzando a

bajar de su auto.

-¿Antes de que aceptes la propuesta de Magnus? –Dijo Gwen aun

burlándose. Algo que Alec solo ignoro.

Los chicos caminaron hacia la entrada del llamado restaurante. Cuando

Gwen se detuvo.

-¿Seguros que es aquí? –Dijo la chica haciendo una mueca. –Parece que

se derrumbara en cualquier momento.

-Adentro no está nada mal. –Dijo Isabelle empujando a la chica por los

hombros hasta la puerta. –Vamos niña rica, dale una oportunidad.

Nico rio y siguió a ambas chicas al interior.

Alec que revisaba su celular por si había noticias de sus padres. Se

quedo un poco detrás junto a Magnus que lo seguía de cerca. Guardo su

celular sin novedades y se detuvo para ver la fachada de ladrillo y al

letrero de neón destartalado.

Y una escena apareció en su mente, mirándola tan real como si estuviera

ocurriendo en ese momento; Miro a Magnus y a él mismo saliendo por

esa puerta, observo como Magnus lo empujaba a él, o al chico que

parecía ser él, con un suéter horrible, hacia la pared de ladrillo y

comenzaba a besarlo, observo la manera en la que correspondía a su

beso con el mismo entusiasmo, como sus brazos, sus propios brazos

pero con runas sobre ellos se deslizaban por la espalda de Magnus,

después de un rato, se separaron con respiración agitada y el chico, él.

Pregunto a Magnus con ojos brillando…

-¿Qué fue eso? –Dijo Alec en un murmullo, él sabía que era lo que en ese

momento había preguntado.

-¿Qué? –Pregunto consternado Magnus, de alguna manera sabia que

algo había pasado. -Alexander ¿Estás bien? ¿Qué ocurre?

Alec comenzó a mirar a su alrededor desconcertado, como si acabara de

haber despertado de un sueño, o una visión, era el mismo lugar, el

mismo letrero centellante, pero en la pared donde ellos se estaban

besando ya no había nadie. Una terrible punzada en su cabeza hizo que

Alec se llevara su mano a la frente. Magnus se alarmo aun más.

-¿Alexander?

-Estoy bien. –Dijo el chico.

-No pareces bien. Parece que aun te duele la cabeza.

-Solo un poco. –Dijo y Magnus noto que deliberadamente él no quería

mirarlo, para Magnus siempre fue muy fácil leer a Alec, ahora, pese a

todo lo ocurrido, parecía que eso estaba volviendo.

-El desbloqueo pudo no haber resultado. –Explico Magnus. –Pero muy

seguramente desplegó algo en tu cerebro, los recuerdos podrían abrirse

paso aun sin que tú lo intentes.

Alec miraba a Magnus con horror. ¿Eso fue un recuerdo? Se pregunto a

sí mismo.

-Sobre todo aquellos recuerdos memorables. –Continúo Magnus. Y

sonrió. –Y por lo menos yo recuerdo perfectamente lo que paso justo

debajo de ese letrero.

Magnus continúo su camino hacia el interior del restaurante dejando a

Alec de pie mirando el suelo, muy avergonzado y deseando que la tierra

se abriera para que lo tragara y le diera una muerte rápida y sin dolor.

Al entrar al restaurante Alec se dio cuenta de que Jace, Clary y Simon ya

se encontraban ahí, sentados en una de las mesas mas grandes pegadas

a la pared, era una mesa del tipo media luna, Simon quedo encerrado en

medio al llegar Isabelle la cual invito a Gwen para que la siguiera, al

igual que Nico, después Magnus tomo asiento y dejo un espacio para

Alec que se acercaba detrás de él. Alec miro al espacio junto a Magnus y

sin pensar a detenerse se movió al otro extremo del reservado en donde

estaba Jace. Alec (Este Alec) era un muchacho seguro de sí mismo,

consciente de su atractivo y de la influencia que tenía en las demás

personas. Se sentó junto a Jace sin espacio ahí y sin miedo a represarías

por hacer que todos en el reservado se recorrieran hacia el otro extremo.

Alec no miro a Magnus, pero Nico se miraba claramente molesto con él.

Que idiota. Decía su mirada. Alec solo quería comer rápido para volver y

hacer lo que tuviera que hacer para terminar con todo esto. No quería

soportar indirectas, coqueteos y horribles miradas, y no tuvo que

hacerlo, Alec tomo de nuevo su celular y se concentro en él, haciendo

caso omiso a todos a su alrededor.

Se creó un momento muy incomodo, Alec sabía que lo había provocado

pero claramente no le importaba.

Gwen suspiro. –Hará eso por un buen rato. –Advirtió.

-Puede hacer eso por un buen rato. –Agrego Nico.

Magnus se quedo con su mirada fija en el chico que lo ignoraba usando

su celular. Cuando la mirada de Alec salió de la pantalla y lo miro, o por

lo menos eso parecía, de inmediato descubrió que miraba más allá de él.

Alec abrió mucho los ojos. –Nico. –Llamo y luego hizo una seña hacia la

entrada, hacia donde aparecía un joven vampiro, el vampiro no los miro

de inmediato, él parecía muy popular, ya que entro y saludo a varios

peris que se encontraban en las mesas cerca de la entrada.

-¿Lo conocen? –Pregunto Magnus.

-Algo así. –Dijo Nico. –Consigue mi alimento.

-¿En verdad? –Pregunto Gwen y se sintió culpable por un momento, ella

nunca le había preguntado a Nico como se alimentaba. Es decir, ¿Cómo

conseguía la sangre?

-Sí. –Dijo aun mirando al vampiro cerca de la entrada. Lo vemos una vez

a la semana.

-¿Lo vemos? –Repitió Gwen y miro a su primo. -¿Tu sabias?

-Lo acompaño. –Dijo casual, como si esa acción fuera la más común del

mundo y no un acto de inconsciencia, tratándose él de un humano

normal.

El chico vampiro se dirigió hacia ellos, por su reacción se pudieron

percatar de que en realidad no esperaba ver a Nico ahí.

-Hey tu. –Le dijo para saludarlo. –Supongo que no necesitaras más mis

servicios. –El chico abrió los brazos para señalar hacia el restaurante en

su totalidad. –No lo tomes a mal. –Dijo. –Se que debí hablarte antes de

este lugar pero, supuse que un niño rico como tú, no tenía problemas

para pagar por su sangre. Míralo así, te ahorre muchas visitas a este

lugar.

Nico se quedo perplejo al escuchar que había sido estafado por mucho

tiempo. Pero como podría imaginarse que la sangre podía ser vendida y

pedida a domicilio con la misma regularidad que la comida china.

-Que imbécil. –Dijo Alec.

-Los compensare chicos. –Dijo el vampiro. –Lo prometo, ¿Sin

resentimientos? –El vampiro se tomo unos segundos para revisar la mesa

y a sus ocupantes. Se detuvo al ver a Magnus. En verdad parecía feliz

por ver al brujo.

–Hola Magnus. –Dijo con un tono diferente de voz. –Que bueno es verte

por aquí, hacia mucho que no venias ¿Cierto? –El vampiro dijo con voz

dulce y coloco una mano sobre el hombro del brujo.

Eran muy claras las intenciones del vampiro, a Alec como a los demás le

sorprendió, pero lo que le pareció aun más extraño, fue la ráfaga

inexplicable de rabia que sintió.

-Si mucho tiempo. –Dijo Magnus indiferente.

Parecía que el vampiro miraba la situación como una increíble

oportunidad. –Escuche que por ahora estas soltero –Dijo. –deberías

llamarme. –La mano del vampiro se movió del hombro a la espalda de

Magnus.

Alec se pregunto qué tan difícil seria cercenar a un vampiro. Sabía que

Nico por lo menos podía hacerlo, si se lo pedía.

-Magnus no está soltero. –Dijo Clary, ella se miro molesta.

-Lo estoy. –Dijo Magnus en un tono de advertencia para la pelirroja. Alec

ya de por si se notaba claramente incomodo por el hecho de haber

descubierto su relación con Magnus. Magnus no quería que Alec pensara

que lo consideraban su novio, a pesar de serlo.

-Genial. –Dijo el chico vampiro. –Te llamare entonces. –El chico se alejo

sin más que decir.

Hubo miradas cruzadas por un incomodo momento hasta que Simon

hablo. -¿Puedo preguntar cuánto te cobraba por la sangre?

Nico despertó –Bueno me cobraba…

-¿desde cuándo se encuentran con él? –Pregunto Magnus

interrumpiendo a Nico. –Ambos.

-Alex me acompaña desde que logro verme de nuevo. Siempre lo hacía

antes así que…

-Claro. –Dijo Magnus y se levanto. –Disculpen.

Alec escucho como Gwen comenzó a reprocharle el no haber estado

incluida en eso. Él siguió con la mirada a Magnus que alcanzo al vampiro

cerca de la entrada de la cocina, estaban un poco cubiertos por uno de

los pilares del lugar. Jace pudo notar el cambio en la actitud de Alec,

ninguno de los dos ponía mucha atención a la discusión que se dio

origen en la mesa, sobre lo arriesgado que es encontrarse con un

vampiro que no conoces siendo un humano.

Alec intentaba con todas sus fuerzas no mirar hacia donde estaban

teniendo una muy entretenida conversación Magnus y el vampiro. Giraba

hacia ellos, pasaban cinco segundos y volvía a mirar.

-Está bien. –Dijo Jace a Alec casi murmurando. –Magnus seguramente

necesita preguntarle algo.

-¿Por qué no se lo pregunto aquí? –Dijo Alec con brusquedad y luego se

arrepintió. –Es decir…

-Solo hay una persona en la mente y corazón del brujo. –Dijo Jace

mordiendo un pan que habían traído con sus bebidas. –Créeme, no

tienes de que preocuparte.

-¿Por qué piensas que podría preocuparme?

-Te conozco. –Dijo Jace, -Pero créeme, a Magnus no le interesa nadie

más.

Alec voltio de nueva cuenta hacia Magnus, el pilar los cubría a ambos,

ellos estaban muy cerca el uno del otro.

-A mi no me lo parece. –Dijo Alec tan bajo que nadie logro escucharlo.

* * * * *

-Mike –Llamo Magnus. El vampiro giro y su alegría por ver a Magnus no

quedo oculta.

-¿Quieres invitarme a salir? O es verdad, no tengo tu numero ¿Vienes a

dármelo? –Dijo el pretencioso vampiro tomando con su mano el cuello de

la camisa de Magnus.

Magnus la aparto. –En lo absoluto. –Dijo Magnus molesto. -¿Qué

pretendías?

-Me disculpe con el chico, no entiendo cuál es tu problema.

-No me refiero a eso y tú lo sabes. –La voz de Magnus era severa. –Habías

mirado a Alexander por aquí, Quién sabe desde cuándo y tu solo…

El vampiro rodo los ojos al cielo. -¿Cómo iba a saber yo quien era ese

mocoso?

-¿Y ahora si lo sabes? –Cuestiono Magnus acusándolo. –Todos en el

submundo sabían lo de Alexander, ¿Pretendes que crea que actuaste por

ignorancia? Sera mejor que hables o…

-¿O qué? –Pregunto Mike. Él coloco su rostro muy cerca del de Magnus. -

¿Serias capaz de dañar a uno de los tuyos por un Nephilim?

-No tengo ningún interés en darte explicaciones. Dime ¿Por qué ocultaste

lo de Alexander?

El vampiro sonrió con malicia. –No debe ser un secreto para ti que tu

unión con un Cazador de Sombras podría perjudicar a muchos de

nosotros ¿Por qué querríamos al Gran Brujo de Brooklyn siguiendo la

estúpida ley Nephilim al pie de letra?

-¡Ese no es asunto tuyo ni de nadie!

-Miramos la oportunidad y la aprovechamos. –Dijo el vampiro mientras

jalaba a Magnus de la presilla del pantalón para acercarlo a él. –

Mantenerlo lejos de aquí, de donde podía ser visto, no fue fácil, pero lo

vales Magnus Bane. Tus alianzas nos preocupan.

Magnus chasqueo sus dedos y una fuerza invisible aparto al vampiro

tomándolo del cuello, sus ojos desorbitados y con terror miraban

fijamente al brujo.

-Definitivamente no me uniré a quienes decidieron traicionarme. –Dijo

Magnus casual mientras el vampiro luchaba por soltarse. –Díselo a tus

amigos o quienes quiera que sean.

Magnus comenzó su regreso a la mesa cuando escucho al vampiro

golpear contra el suelo, intento reprochar a Magnus pero este solo lo

ignoro.

Cuando el brujo regreso a la mesa miro fijamente hacia Nico. -¿En qué

pensabas al haber expuesto así a Alexander?

Nico parpadeo -El chico era amable. –Dijo. –¿No entiendo cómo podría

estar Alex en peligro por acompañarme?

Magnus sabia que Mike pudo haber pensado en asesinar a Alec para

quitarlo del camino. Lo vales Magnus Bane. Se pregunto por qué no lo

había hecho, el temor de haber perdido a Alec sin siquiera saberlo lo

inundo. -¡No volverás a ponerlo en peligro! ¿Entendiste?

Los chicos miraron con asombro hacia Magnus, que perdiera la

compostura era completamente irregular, sus amigos lo entendían, por

desgracia no todos lo hacían y Alec exploto.

-¡¿Quién te crees que eres?! –Le dijo Alec con furia mientras se levantaba

de la mesa. –¡Nadie me dice que hacer, aun si crees que tienes un

estúpido y absurdo derecho a mí!

-Alexander no entiendes…

-Eres tu el que no entiende… Deja de pretender que lo que haces lo

haces por mí, eso no es verdad, ni siquiera me conoces. Todo lo haces

por ti, por encontrar a tu estúpido novio perdido.

-¡ALEC! –Protesto Isabelle.

Alec no se quedo a escuchar los reproches de Isabelle, salió del

restaurante sin mirar atrás y deseando morir lentamente. ¿Cómo pudo

haber hecho eso? Magnus lo odiaría, ahora Magnus lo odiaría y no podía

hacer nada para cambiarlo.

Magnus se quedo ahí luciendo miserable y Jace se levanto.

-No. –Le dijo Gwen amablemente. –Jace dale unos minutos, él se calmara

y vendrá a disculparse.

-Sí, solo denle unos minutos. –Concordó Nico.

Jace ignoro a ambos chicos y salió del restaurante.

* * * * *

Alec estaba recargado sobre el muro a un par de metros de la entrada,

esperando que Gwen y Nico salieran para poder marcharse. Escucho

como la puerta se abría pero para su sorpresa, fue Jace quien salió.

Jace se acerco a él sin decir una palabra, no estaba muy seguro de que

esperar: ataque, comportamiento defensivo, cualquier cosa podría pasar

con este Alec desconocido en cierta forma para él. Observo a Alec

mirándolo y lo que surgió de su boca fue completamente inesperado.

-¿Esta muy enojado? –Pregunto Alec, se notaba claramente alterado, el

mordía sus uñas, la seguridad con la que había gritado a Magnus se

había ido, ahora se miraba culpable y destrozado por ello.

Jace rio. –No te preocupes. Te perdonara.

-¿Cómo puedes decir eso? Yo… Diablos, logre que me odiara, estoy

seguro.

-Me intriga más el ver lo mucho que te importa.

El rostro de Alec cambio y Jace se dio cuenta de que había logrado entrar

en su coraza. –Es tan extraño. –Dijo Alec sentándose en el filo de una

caja abandonada. –Tengo estos sentimientos extraños. Hacia Isabelle,

hacia ti, hacia Magnus. No tiene ningún sentido.

-Tiene mucho más sentido de lo que crees. –Jace se sentó a lado de su

parabatai.

Alec lo miro de cerca. –Cuando estoy en casa con Gwen y mis padres,

todo es tan sencillo, los amo más que a nada en este mundo, pero

cuando estoy con ustedes, algo me dice todo el tiempo que es aquí donde

pertenezco. Es tan frustrante.

-Puedo entender eso. –Dijo Jace.

-¿Puedes entender lo que es no saber quién eres realmente? Lo dudo.

Jace hecho su cabeza hacia atrás. –Soy un Herondale. –Dijo. –Me criaron

como un Morgenstern bajo el apellido Wayland.

Alec bufo. –Eso es complicado.

-Hubo un tiempo en donde yo no tenía idea de quién era, fueron pocas

las personas que me ayudaron con eso.

-Me alegra escuchar eso. –Dijo sincero. –Que hallas tenido a alguien

cerca de ti.

-Uno de los que más me ayudo fue mi parabatai. –Dijo y sonrió a Alec. –

Tú sabes de quien hablo. –Alec solo guardo silencio. –Me dijiste que no

importaba cual era mi apellido, que yo era la misma persona. Esas

simples palabras me sostuvieron por tiempos difíciles.

-Aun no entiendo bien que es un parabatai.

-Lo entenderás, pronto espero. Te necesito de tantas maneras Alexander,

y una de ellas es para cazar. Lo que me lleva a lo siguiente. –Jace tomo

una daga de su cinturón de armas. –Quiero que tengas esto.

Alec lo miro como si estuviera loco. -¿Qué? ¿Por qué?

-No nos permites estar contigo tanto como quisiéramos. Así que…

-Jace, puedo imaginar el tipo de crianza que ustedes los Cazadores de

Sombras tuvieron, pero, no puedes andar por ahí con una daga. Harás

que me lleven preso.

-Necesitas algo con que defenderte.

-¿No conoces el gas pimienta?

-Nada puede dañar a un demonio, excepto un arma seráfica. –Jace giro

la daga para que el mango quedara en la dirección de Alec. –Su nombre

es Amriel.

Alec la miro, era algo muy hermoso y se vio muy tentado a tomarla. –Ni

siquiera sabría que hacer con ella. –Dijo finalmente. –Gracias pero no.

En ese momento la puerta de Takis se abrió y los chicos salieron, Jace

pareció resignado ya que coloco la daga de nuevo en su lugar, en su

cinturón.

Alec no quería mirar hacia los chicos, se sentía tan mal por lo que había

hecho, solo lo hizo porque lo llamaron.

-Oye Lightwood. –Alec giro enseguida, no por el nombre con el que fue

llamado, sino por la voz, levanto sus brazos para atrapar lo que se

acercaba hacia él por el aire, era una bolsa de papel. –Te pedí unas colas

de lagartija fritas con puré de raíces negras. –Dijo Magnus.

Alec abrió mucho los ojos y tomo con dos dedos la bolsa en su mano.

Jace sonrió y comenzó alejarse de ambos hacia el resto del grupo. Alec

miro a Magnus, el no reía, pero siguió mirando.

-Es broma. –Dijo Magnus después de un rato. –Es solo una

hamburguesa con queso.

-Magnus. –Comenzó Alec. –Yo…

-Solo quiero dejar en claro un par de cosas. –Dijo firmemente. –Te

conozco, te conozco más de lo que por ahora te conoces a ti mismo.

-Magnus, en verdad…

-No he terminado. –Alec guardo silencio. –No te conoces a ti mismo y no

me conoces a mí, de lo contrario sabrías perfectamente que desde que te

conocí, cualquier cosa trascendental en mi vida, es por ti, para ti o

contigo. Y si. Me siento con derecho a ti porque hasta hace poco yo lo

tenía, no porque lo adquiriera con la relación, sino porque tú me lo diste,

porque querías hacerlo. Lo que hago para recuperarte, lo hago en parte

por mí, es verdad, porque te hecho tanto de menos, pero también lo hago

por ti. Sobre todo por ti.

Alec estaba parado frente a Magnus sin poder decir palabra alguna y sin

poder quitar sus ojos de los de él. Intentando con todas sus fuerzas que

Magnus no notara como todo su cuerpo había comenzado a temblar, la

bolsa de papel en sus manos fue tomada con mucha fuerza.

-Porque tú me amas. –Dijo finalmente el brujo.

Alec no pudo hacer más que bajar la mirada a sus propias manos, hacia

la bolsa de papel estrujada. –No acostumbro a comer este tipo de comida.

–Dijo Alec en voz baja. –Mi madre es…

-Lo imagino. –Dijo Magnus. –Pero te gustara, te lo aseguro.

Alec dijo Sí con su cabeza mientras Magnus giraba para reunirse con los

demás. –Ha y por cierto. –Dijo mirando nuevamente hacia el chico. –No

estoy buscando a mi estúpido novio. –Magnus busco los ojos de Alec. –

Busco a mi muy amado prometido.

Magnus se alejo. Alec sintió que su cuerpo lo traicionaba cuando se

percato del calor subiendo a su rostro y de la incontrolable sonrisa que

se formo en sus labios.

Magnus y Alec subieron al auto al mismo tiempo, Nico, Gwen e Isabelle

los esperaban ya ahí.

-¿Todo bien? –Pregunto Gwen a su primo.

-Muy bien. –Dijo y abrió la bolsa de papel para dar la primera mordida a

su hamburguesa, con la mirada de desconcierto de Gwen sobre él.

-¿Qué comes?

Alec miro a su prima y sonrió. –Mi nueva comida favorita.

* * * * *

Al llegar de nuevo al departamento el ambiente había cambiado

considerablemente. Catarina no bromeaba cuando dijo que haría los

preparativos. Había velas colocadas en el piso formando un circulo,

dentro de él habían colocado una silla, cerca del circulo de velas había

una pequeña mesa con inciensos, pociones e ingredientes.

Alec, Gwen y Nico miraron hacia el centro de la habitación, hacia las

velas y la silla cuidadosamente colocadas.

-No sé si pueda alguna vez acostumbrarme a esto. –Dijo Alec.

-Supongo que yo voy ahí. –Dijo Gwen.

Catarina se coloco frente a ambos chicos. –Hare esto de una manera

diferente. Este círculo de velas mantendrá a la magia dentro de él, de esa

manera evitaremos que…

-¿El demonio se dé cuenta? –Pregunto Alec.

-Algo así. –Dijo Magnus, es una forma de proteger a Gwen. –Todo lo

demás es por si acaso.

-¿Por si acaso le duele?

Magnus asintió hacia Alec. –Grandioso. –Dijo el chico.

Catarina tomo su lugar al lado de Gwen. Tessa y Magnus se colocaron

frente al círculo. Los demás chicos se alinearon frente a todos ellos para

observar atentamente.

Nico se inclino hacia Alec que estaba a su lado. –se supone que debemos

protegerla de este tipo de cosas ¿No? –Susurro el vampiro.

-El problema es que aun no logramos encontrar la forma de protegerla de

sí misma.

La chica no escucho el comentario pero su mirada iba inevitablemente

hacia Alec y Nico. –Si mi tía mirara esto. –Dijo con voz nerviosa.

-Ella nos tomaría y daría un baño con agua bendita en el estrado de una

iglesia frente a la imagen de Jesucristo.

Gwen rio, hablar con Alec siempre lograba calmarla.

-Voy a empezar. –Anuncio Catarina.

Alec cerró sus puños con fuerza. Gwen le quito la vista de encima para

mirar a Catarina.

-Cierra los ojos. –Dijo la bruja. –Quiero que te relajes, que escuches mi

voz y que pienses en tu primer recuerdo, busca entre todos ellos, aquel

en donde te veas a ti misma lo más joven que puedas, busca ese primer

recuerdo y aférrate a él.

Gwen lo hizo:

-No puedes jugar con eso. –Dijo la pequeña niña. –Son de mi primo.

El niño regordete con pecas y muy grosero la empujo. –Tu primo es un

fenómeno, asusta hasta a los niños más grandes.

-Eso no es cierto. –Dijo la pequeña en el piso. –Devuélveme las gafas o…

-¿O qué? Niña boba.

-Hare que salgan sapos de tu lonchera durante toda tu vida. –Alex había

llegado al salón de clases. El pequeño de unos siete años usaba unas

gafas oscuras, estas tenían uno de los cristales estrellados.

-Alex –Llamo la pequeña Gwen. –Me quito tus gafas y no quiere

devolverlas. –Ella se puso frente a su primo, entre él y el niño regordete. -

¿No ves que se rompieron sus gafas? Necesitas cambiarlas, ¡dámelas ya!

-¡No! –Dijo el pequeño grosero y aparto las gafas de ambos niños estirando

su mano lo más que podía hacia atrás.

-Te lo advertí. –Dijo Alex. En ese momento se formo un escándalo en el

salón de clases, unos niños gritaban aterrados, mientras otros reían al ver

que el niño regordete se merecía que de su lonchera salieran sapos.

El niño comenzó a llorar, aun así no entrego las gafas.

¡Viene la maestra! Se escucho del principio del salón, Alex se concentro en

la lonchera y los sapos dejaron de salir, y todos aquellos que brincaban

por todas partes, fueron saliendo rápidamente por una de las ventanas

que se abrió sola.

-¿Qué pasa niños? ¿Por qué tanto escándalo? ¿Lance? ¿Por qué lloras?

El niño señalo a Alex. –Hizo que salieran sapos de mi lonchera. –La

maestra se dirigió hacia el pequeño regordete molesta. -¿Esperas que te

crea eso? –Ella le quito las gafas. -¿Qué haces con esto? Sabes que no te

pertenecen. –La maestra entrego las gafas a Alex y el pequeño regordete

protesto.

-Pero Señorita Green. ¡Es un fenómeno! Por eso usa gafas.

Alex ya había cambiado las gafas rotas por las recién recuperadas.

-Ya hablamos de esto. Alexander usa gafas porque sus ojos no son como

los nuestros, sus ojos son mucho más delicados, por ello necesitan un trato

especial. –La maestra se dirigió a todo el grupo. -¿Qué hablamos sobre las

personas que están enfermas? –El grupo repitió a coro.

-LAS TRATAMOS CON AMABILIDAD Y RESPETO.

-Así es. –Dijo la maestra satisfecha. –Ahora ustedes se quedaran aquí,

mientras llevo a Lance a la sala de pensar. –Decía la maestra con voz

clara y lentamente, como se les habla a los niños pequeños. -Para que

analice su comportamiento. Y recuerden niños que…

El recuerdo se disipo y Gwen abrió los ojos. –Aun no terminamos. –Dijo

Catarina, -Necesito que sigas concentrada.

Gwen asintió hacia ella, ahora guiada por su propia curiosidad y

nuevamente cerró los ojos.

-¿Estás seguro de esto? –Dijo Gwen susurrando mientras bajaba las

escaleras agazapada con Alex frente a ella. Los dos chicos de apenas

trece años de edad se ocultaban de sus padres que pasaban una

tranquila tarde en la sala de la casa.

-Ya lo decidí.

-Pero a nuestros padres nunca les ha importado tus habilidades, es decir,

ellos te aman.

-Y yo a ellos. -Dijo Alex. –Ahora soy capaz de ocultar mis ojos de las

personas, incluso de ellos. Es hora de dejar que piensen que su hijo no es

más que un adolescente normal. Se lo han ganado.

-Hablas como si tus habilidades fueran algo malo.

-Ellos viven preocupados por mí. Ya no quiero eso.

-Alex. –Dijo su prima. Ella sabía que al borrar los recuerdos de sus padres

era como borrar parte de él mismo de sus mentes, ahora sus padres

conocerían solo la mitad de quien era.

-Tranquila. –Dijo Alex como si hubiera leído su mente. –Los tengo a ti y

Nico.

-Eso es seguro. –Dijo Gwen y observo como de las manos de Alex surgían

brillantes estelas de luz, como brazas removidas llenaron la habitación

haciendo dormir a los cuatro adultos que se encontraban en la sala.

* * * * *

-Creo que le gustas a Alex. –Gwen y Johanna tomaban un helado en el

Central Park mientras Nico y Alex volaban un helicóptero de control remoto

no muy lejos de la banca donde las chicas estaban sentadas.

-Tu primo me odia. –Dijo Johanna después de un bufido. –Pero yo igual lo

odio. –Dijo la chica casual. –Así que estamos bien.

Gwen rio.

* * * * *

-Se que haces cosas. –Dijo el chico. –Lo recuerdo de la escuela primaria, tú,

hacías cosas buenas.

Alex miro al chico frente a él temblando y con claros golpes en su rostro. Él

no dijo nada dejo que el chico siguiera hablando.

-Necesito tu ayuda. –Dijo el chico. Alex miro detrás de él hacia Nico y Gwen

que como siempre estaban acompañándolo. Nico sonrió y Gwen no podía

dejar de mirar al chico y reflejar la compasión que por él sentía.

-Puedo ayudarte. –Dijo finalmente Alex. –Pero debes prometer guardar el

secreto.

El chico sonrió con alivio. –Lo prometo.

* * * * *

-¿Cómo hiciste eso? –Johanna miraba con ojos muy abiertos a Alex.

-¿Estás bien? –Pregunto Gwen a la chica. -¿No te lastimaron?

Johanna no podía apartar los ojos de Alex, y este pese a su seguridad

ahora lucia completamente vulnerable. -Te hice una pregunta.

Nico se acerco a Gwen lentamente para tomarla de la mano y apartarla,

claramente esto era un asunto entre ellos.

-¿Quiénes eran esos tipos? ¿Qué querían de mí?

-Alimentarse seguramente. –Dijo Alex débilmente. –Eran vampiros.

-¿Vampiros? –La voz de Johanna era tan irregular, Alex se pregunto si

entraría en estado de shock. Sin embargo ella logro calmarse y ser

practica. -¿Eres tu un vampiro?

Johanna había mirado por primera vez como Alex hacia cosas increíbles,

cosas que un humano no podía hacer.

-No. –Respondió Alex. –No sé lo que soy.

-¿Desde cuándo? ¿Tu…?

-Así naci.

-¿Por qué ahora te descubres ante mi?

-No podía dejar que te lastimaran. –Dijo Alex alterado, como si Johanna

hubiera preguntado la cosa más absurda del mundo.

-¿Por qué no me lo dijeron? –Ella miro hacia Nico y Gwen en donde

encontró la mirada de su mejor amiga, esta decía: Cosa de Alex. –Johanna

volvió hacia el chico, ella se acerco a él. -¿Por qué no me lo dijiste? –

Pregunto dulcemente mientras su mano acariciaba el rostro del chico.

-Johanna. No.

-¿No qué?

-Tú no quieres estar con alguien como yo, no tienes idea, créeme, tú no

quieres esto.

-Alexander Carter. –Dijo la chica. –Nadie me dice lo que quiero o no quiero.

Johanna y Alex se besaron.

* * * * *

Gwen siguió mirando recuerdo tras recuerdo de Alex siendo brujo, de

Johanna y ella esperando la noche para que Nico viniera, de grandes

momentos de amistad, de familia y de amor.

Gwen abrió sus ojos, ella respiraba con fuerza y comenzó a llorar. Alec se

abalanzo hacia su prima. -¿Estás bien? ¿Te duele?

-No. –Se apresuro a decir la chica. –No me dolió en lo absoluto.

Alec seco con sus manos las lagrimas de su prima. -¿Qué sucede

entonces?

-Es verdad Alex, lo recuerdo, lo recuerdo muy bien. Eres un brujo,

ayudas a las personas y tú no estás enfermo, nunca has estado enfermo.

-Funciono. –Dijo con emoción Nico y se acerco a sus amigos.

Jace se acerco a Catarina. –Recuerda la magia, recuerda a su primo,

pero ¿No recuerda que no es él?

-Intente hacer esto con muchísimo cuidado. –Dijo Catarina. –No estoy

muy segura de porque no recuerda la verdadera apariencia de su primo,

pero, eso puede llegar después, con el tiempo.

Magnus miraba hacia los tres chicos. Nico y Alec arrodillados frente a la

chica que hablaba con entusiasmo abrumador, ella había empezado a

contar una diversidad de historias que habían vivido juntos, Nico le

ayudaba con los detalles y Alec se mira entusiasmado, contagiado por

Gwen. Ellos no miraban a nadie más, estaban en su propio mundo

recién descubierto.

Catarina se acerco a Magnus. Ella lucia triste. –Ahora no estoy muy

segura de que esto haya sido una buena idea.

-¿De qué hablas? –Dijo Clary.

Magnus contesto fríamente. – Él le creerá a su prima, a su mejor amigo.

Ahora no habrá manera de hacer que crea que es Alec Lightwood. Es la

palabra de unos desconocidos contra la de su familia.

-¿Y qué hacemos ahora? –Pregunto Isabelle afectada.

-No lo sé. –Contesto Magnus triste. –No tengo idea.

Continuara…

MayGraciela♥