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    Al lectorCharles Baudelaire, 1855.

    La necedad, el error, el pecado, la tacaera,

    Ocupan nuestros espritus y trabajan nuestros cuerpos,

    Y alimentamos nuestros amables remordimientos,Como los mendios nutren su miseria.

    !uestros pecados son testarudos, nuestros arrepentimientos cobardes"!os hacemos paar laramente nuestras con#esiones,

    Y entramos aleremente en el camino cenaoso,

    Creyendo con $iles l%rimas la$ar todas nuestras manchas.

    &obre la almohada del mal est% &at%n 'rismeisto

    (ue mece laramente nuestro espritu encantado,

    Y el rico metal de nuestra $oluntad

    )st% todo $apori*ado por este sabio +umico.

    )s el -iablo +uien empua los hilos +ue nos mue$en/ los objetos repunantes les encontramos atracti$os"

    Cada da hacia el 0n#ierno descendemos un paso,

    &in horror, a tra$s de las tinieblas +ue hieden.

    Cual un libertino pobre +ue besa y muerde

    el seno martiri*ado de una $ieja ramera,

    2obamos, al pasar, un placer clandestino(ue e3primimos bien #uerte cual $ieja naranja.

    Oprimido, hormiueante, como un mill4n de helmintos,)n nuestros cerebros bulle un pueblo de -emonios,

    Y, cuando respiramos, la uerte a los pulmones

    -esciende, ro in$isible, con sordas +uejas.

    &i la $iolaci4n, el $eneno, el pual, el incendio,

    'oda$a no han bordado con sus placenteros diseos)l cane$%s banal de nuestros tristes destinos,

    )s por+ue nuestra alma, ah no es bastante osada.

    6ero, entre los chacales, las panteras, los podencos,Los simios, los escorpiones, los a$ilanes, las sierpes,

    Los monstruos chillones, aullantes, ruones, rampantes

    )n la jaula in#ame de nuestros $icios,

    7ay uno m%s #eo, m%s malo, m%s inmundo

    &i bien no produce randes estos, ni randes ritos,7ara complacido de la tierra un despojo

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    Y en un boste*o traarase el mundo

    )s el 'edio 9 los ojos preados de in$oluntario llanto,

    &uea con patbulos mientras #uma su pipa,

    ': conoces, lector, este monstruo delicado,

    97ip4crita lector, 9mi semejante, 9mi hermano

    Charles Baudelaire, 1855.

    Katharsis Tempus Taedum

    I. AUSENCIA PLENA

    Sueo: el tiempo

    Phalto sentado sobre una gran piedra, mirando en direccin contraria a lacorriente. Se encuentra unos pies ms arriba del lmite del caudal. [Sonido suave de

    reloj, la cmara se mueve con lentidud] Entran en cuadro un hombre viejo ydesprolijo desde ro abajo, con un aspecto muy singular: lleva en la espalda unenorme costal que est roto y deja caer una delgada lnea de arena a su paso.Un nio le sigue. Corre, le rebasa, juega y se retrasa. Ambos se acercan al

    inmvil Phalto. El anciano extiende su puo hacia l [el reloj se apresura], Phalto enrespuesta, extiende la mano abierta. El anciano le entrega arena. El nio, una

    semilla germinante, negra y grande. [el reloj avanza muy lento]

    Recostado sobre su cama, est Phalto. Acaba de despertar. Levantada la mirada, los ojos fijossobre las cortinas,la luz de la maana las golpea suavemente, y las tien los rboles delexterior.Los ojos abiertos, liberando una mirada remota que se ha posado en las cortinas iluminadasdesde fuera. La mente en blanco.

    Phalto, voz en off:Paz... slo hay paz; la ausencia de todo, de todo lo dems; para m solo la ausenciaabsoluta de cada recuerdo me sienta bien, slo con ella estoy completo. Pues cada recuerdo,merma mi ser.Despertar... el alma posndose sobre mi cuerpo... y siento, y miro y recuerdo. Momentoque habitan las formas: los sentimientos, la razn los recuerdos, lo pierdo todo... mi pazse esfuma.

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    La ausencia no se enriquece.El cero se vuelve uno, luego diez, luego mil, hasta ser millones. No importa en realidad si noalcanzo el infinito... slo ansiedad, si la ausencia es total paz, es lo nico que tengo, y me

    basta.La ausencia no se enriquece. Slo muere, y muero yo, muero todo un da hasta vivir entre laluz de las cortinas, unos instantes, para recobrar la conciencia, lo nfimo de mi ser, lodespreciable de una vida inconclusa, de no poder llegar hasta el fin, al TODO. El cero sevuelve uno, luego mil, hasta ser millones, no importa en realidad si no alcanzo el tediosoinfinito. El camino del Tedio, la ruta sin meta.

    Llega la memoria, de a poco,como gotas, una tras otra, pero termina pronto; diez, cien,millones de gotas, no importan aunque las cuente todas. Recuerdan todo lo que no tengo,lo que no puedo obtener lo que soy.

    (coro)

    cmo pintar tu rostro sobre la piel del miedo

    los despojos siempre en casa, el temblor en los huesos

    de lleno, sin piedad, sin vuelta, sin muerte

    sobre el Negro velando inmortal el viento desde la altura

    (atado de voces se arrastra sobre las piedras)

    astaqumescucho persiguiendo las palabras con los ojos en silencio profundo

    en el tono ms oscuro del deseo de la lgrima que al mojar tus labios se consume

    Por cada gota, cuento las que faltan para llegar al total, a la meta, a todas, nuncasuficientes, siempre despreciables, todas ellas, cada una. Cada gota golpea resonando en mimundo! eco del alma. [ lento, retumbante, fortsimo]

    Tengo un momento perfecto en el da: despierto, pero sin conciencia an de haberlo hecho.La mente ms all, mucho ms all, ni delante ni detrs. Vencerle cada maana, con lamirada fija en las cortinas. Los ojos abiertos, la mente cerrada, siento que detengo todo.

    As, cortinasluz voces ay! el ruido, los recuerdos y otro da ms para morir.Morir por la inocencia de moverse hacia el infinito, cuando no existe cantidad de pasos queme lleven a l...tampoco infinito.

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    Quiero dormir en el tiempo sobre el ro,

    para ver con los muertos a callapo quin hace nubes,

    atrapa sueos entre voces de la tierra desde lo oscuro.

    Cargo el viaje a cabeza abierta.

    El fro nos penetra caminante, rara cosa esto de pensarse para adentro,

    cuando las distancias no alcanzan al tiempo

    que se escapa un poco ms all

    de la estrella que cae jurando al viento en la ladera por tus ojos.

    Mira ahora los dobleces de las cortinas. Deshipnotizado.

    Ahora las veo, el saber que toca a morir.al despertar todo vencido, desperdiciado, al mundo, al cuerpo. Pero es terrible cuandosimplemente despierto, y todo se vive de golpe, muy abruptamente, sin defensas, sininstantes; pues esos instantes hacen mucho por m, no me dejan caer. Ay! Despertar losuficiente para orme hablar, or, or las bocinas atroces del frenes de la ciudadAy! ya voy a ponerme de pi.

    arrastro la miseria desde el fondo de este valle

    con la prisa de los das que persigue la muerte

    a cuestas, con el cuerpo envejecido

    en silencio se burla la noche

    con el cido que corroe las entraas

    con la furia que adormece los sentidos

    va surgiendo el infinito de los muertos

    Los cuadros que se dan en el dormitorio durante la maana, poseen muchas

    sombras y contrastes.

    II. ANTE EL ESPEJO

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    Phalto, en su habitacin. Se la muestra mediante cortas tomas (la cama, la mesa, los

    libros, las botellas) sin mostrar an al hombre. Ahora la toma se detiene en la pared

    y se oye el rayado de un lpiz en tiempo real mientras su mano acerca un crayn en

    cmara lenta hacia la pared. Ahora ambos tiempos se igualan y son reales: su mano

    dibuja, ya se muestra el dibujo a medias, inmediatamente se adelanta el tiempo y loest por terminar, y una vez ms se adelanta el tiempo y el dibujo est terminado.

    Dibuja un rostro, su rostro. Y en l se mira, como ante un espejo. Serio, sereno. Lo

    toca. Se toca. Ahora llueve.

    Ya no hay luz que atraviese las cortinas.Me gusta la lluvia porque absorbe con sus nubes gordas. Aunque termino pensando en quea pesar de la cantidad de gotas que caen, no se acerca al infinito, no puedo contarlas todas,verlas todas, o sentirlas; qu angustia! . me absorbe con sus nubes gordas, sus formasnunca idnticas, en el maravilloso baile del cieloy todo, con una preciosa cada de agua, ando en singular tu belleza. singularidad encalma, mientras caigoAy! continuar el camino que ayer corr, el camino que cerc la conciencia, lasvendas que no me puedo quitar, los lienzos que no puedo pintar, estas rotas las llaves.

    Ha dejado la mirada fija sobre su espejo, de pronto el rostro es otro

    Oye la voz del espejo, una voz intermitente entre la suya y la de otro; tambin la

    imagen es intermitente con la Caldern y La Muerte.

    - Vaya, cmica degradacin!Sincera en las miradas crece,del pudor nacida las alas cortadas!

    Del tripulante ocenicola pipa sobre tu rostro,dedos rondando tu cuerpo.

    dnde estn tus alas, desdichado?

    [las voces rin]

    III. CALDERN

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    Se deja vencer por su pesado interior.

    Baja la cabeza y su cuerpo cae sobre la nica y rechinante silla metlica y corroda.

    - Guardadas para no volar. Porque si vuelo, no tendr... qu temer. murmura

    Phalto.

    los ojos cansados en sombras fugaces

    de llantos de ave

    sin aliento, con el pico enloquecido

    persiguen soledad

    La luz del sol entra por debajo de la puerta, que est al fondo. Enciende un

    cigarrillo, pero no lo fuma. El humo pasa entre l y su espejo. Lo mira. Los

    recuerdos punzan.

    (flash back, no hay sonido)La cmara toma la perspectiva de Phalto. Un hombre est fumando sentado en la silla quetiene en frente. Boliche lgubre, aquel hombre mira a un costado, pensativo; tiene la menterepleta. A su mirada se asocia profunda inteligencia. Rostro cansado pero mirada vivaz.Saco viejo y amplio, un tanto maltrecho.

    A tiempo de ver esto, se dice como escribiendo (voz en off):

    En general, Andrs Caldern era muy reservado con los dems, pero sin embargo, conmigono lo era. Me contaba muchas cosas y me peda consejos, y tambin me haca confidencias.Como se preciaba de ser muy respetuoso, un da de esos, habiendo asumido cierto aire de

    gravedad, me pidi permiso para comunicarme un secreto, algo que, segn dijo, eraextremadamente reservado. As pues, el secreto que tan celosamente guardaba, era que tenamiedo a la muerte. Se me qued mirando fijamente; y yo, habiendo reprimido un absurdodeseo de rer, de pronto me acord del sitio en que lo conoc, pero no se lo dije.Escenas en la calle, en escaleras, de AC regresando a casa con un grueso folder a mano, en

    tanto contina la voz en off:Andrs Caldern deca tener entre sus amigos, fama de raro pero lo curioso del caso esque precisamente no tena amigos.Siempre estaba solo.(pausa)

    A m siempre me extra que AC tuviese fama de raro. Llegu a pensar que tal vez mefaltaba la sutileza suficiente como para percibir las rarezas de Andrs Caldern. Por otra

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    parte, la tal rareza muy bien poda deberse a la falta de rareza. sta reflexin metranquilizaba.

    El hombre, encontrndose en su dormitorio, se levanta de su silla, se sirve un trago

    y lo levanta hacia la boca, a la imagen se sobrepone la de AC dejando sobre sumesa un vaso idntico, desde la misma perspectiva.

    AC, habiendo llegado a su dormitorio, deja tambin el fajo de papeles que traa a mano,sobre una mesa al lado de su mquina de escribir. Se hinca, se persigna, y saca de debajo desu cama, una caja de madera donde deposita un dinero. Regresa a la mesa, a su mquina deescribir, la limpia cuidadosamente, pule, y le cambia la cinta, todo con paciencia.

    Mientras la voz en off contina:

    AC fue empleado pblico, durante muchos aos, pero nunca lleg a jubilarse. Cuando seretir o lo botaron, parece que comenz a ganarse la vida trabajando en su casa, haciendocopias a mquina y traduciendo cartas comerciales, del ingls al castellano.

    AC adoleca de las articulaciones, y ante la gravedad de su problema deba costearimportantes cantidades de dinero en medicinas, para as conservar elasticidad suficiente enlos dedos, cosa sta de mayscula importancia en el caso de un dactilgrafo precisamente.

    Adems de ello, su verdaderamente vieja mquina de escribir haba dejado de ser til, por loque adquiri a crdito, otra no tan vieja.

    As las cosas, AC deba trabajar dieciocho horas diarias por lo menos, en lugar de las doce

    que acostumbraba, si quera cumplir las mensualidades como caballero que era.Y la verdad es que la suerte lo ayud en aquellas circunstancias, habiendo comenzado alloverle trabajo y ms trabajo hasta decir basta; con lo que AC hubo de componrselas parateclear frenticamente en jornadas que muchas veces sobrepasaban las veinte horas.Se ufanaba de su destreza y rapidez, de su precisin y pulcritud en el trabajo, escribiendo arazn de no s cuntas palabras por minuto. Durante el da slo se ausentaba de su cuarto

    para almorzar en la pensin, y le daba duro a la mquina hasta las nueve de la noche, horaen que sala a dar una vuelta para luego proseguir el trabajo hasta el amanecer. Dele quedele, duro a la mquina, noche y da.

    Mientras la voz en off termina de decir esto, se ve a AC trabajar. Muy abrigado, con

    mangas de tocuyo, un gorro y un cigarro en la boca. Es de noche, el dormitorio se

    ilumina con velas.

    Ahora el hombre reflexiona en su dormitorio, delante de su espejo.

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    Muchas veces uno, melanclicamente, y por cierto pecando siempre de ingenuo, suelepreguntarse por el destino del hombre. Muchas veces yo, sin ir muy lejos, me pregunto porqu y para qu vivir uno, por qu y para qu habr vivido Andrs Caldern. Qu se harala mquina de escribir? Y sus cosas; el gorro de lana, las mangas de tocuyo con elstico en

    los puos, el bastn? Qu se hara la caja de madera de AC?Cuando supe la noticia, poco despus de haberse producido el hecho, me qued perplejo.Cuando me dijeron que Andrs Caldern haba puesto fin a su vida de un balazo en lacabeza, no pude creerlo. Y cuando me dijeron que Andrs Caldern era el hombre que menosmotivos tena para suicidarse, tampoco pude creerlo.

    IV. VISIN

    Las puertas del dormitorio abiertas. Las medianas llamas siguiendo el rastro de aquel eterno

    visitante nacen a los pies de la cama en que Phalto se encuentra. Es de noche. Falto fuebruscamente despertado, suda y teme, atnito. Se queda mirando a quien acaba de salir porla puerta, ni siquiera mira las llamas.

    Puede verse en una esquina un pequeo retrato en llamas tambin.

    V. DESPERTAR

    Phalto sentado sobre la cama, encorvado y con los pies en el suelo, ya al amanecer. La

    mirada perdida en direccin de la ventana, que est abierta permitiendo a la brisa mover lasviejas cortinas. La cama se encuentra muy cerca de la rstica ventana, que se distingue atravs de las delgadas cortinas. Afuera llueve. Despert hace instantes. La luz del amanecerilumina el cuarto a medias.

    [1: Casi de espaldas, en el cuadro estn la cama, las ventanas y la cortina. De frente hacia laventana. Cmara esttica.2: Ahora el cuadro se toma desde abajo, desde un costado de la pared en que se encuentra laventana, el cuadro muestra a P en la misma posicin, pero claro desde sta otra perspectiva;

    mostrando a P desde la cintura, dejando ver casi de frente su mirada perdida y que la otraesquina del cuarto en que se encuentra (la esquina del fondo, hacia donde no mira),permanece en penumbra. Cmara esttica.]

    VI. AGUA

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    Se corta con el vidrio del retrato, una foto antigua.[de profundo significado en supasado]Se lava las heridas que tiene en las manos y se lava los ojos, con el agua de unavasija. Se sienta, y aguarda.Sentado sobre la cama, alcanzamos a ver slo sus pies, mientras un charco de agua se acerca

    lentamente. El sonido del agua se va haciendo ms fuerte. La imagen es intermitente con unreloj de arena. Fade off.

    VII. RO GRANDE

    A partir de aqu los eventos transcurren lentamente.

    Se escucha un suspiro profundo, como de alguien que se prepara. Fade in. El

    sonido que se escuchaba en pantalla negra era el de ste ro. Se sigue escuchando.

    Despierta, mira hacia arriba, se encuentra en el exterior, da limpio y soleado.

    Observa una nube. Mira a su alrededor, se sienta. Su cama est en medio del ro. Se

    levanta.

    Durante unos segundos, se ve el agua correr, puede verse que el ro no es

    caudaloso, el nivel del agua es bajo y hasta pueden notarse algunas piedras en el

    fondo. Esto se ve desde arriba, como a 1 metro de altura. Las aguas se mueven

    hacia delante, por una suave corriente. Entonces el pi derecho de X da un paso al

    frente, entrando en cuadro. El pi est vendado con tela vieja y sucia de barro, sin

    calzado. Al pisar el agua o avanzar el pi de X, se observan las pequeas ondas quese producen en direccin de la leve corriente, hacia delante. Luego de unos

    instantes la cmara sigue aquellas ondas ampliando un poco el cuadro,

    suavemente; el pi se qued atrs. Deja entonces de filmar desde arriba y,

    colocndose la cmara (sin cortar) en direccin del ro, reduciendo tambin su

    altura, suavemente; muestra as la inmensidad del ro, dejando ver al espectador la

    incidencia mnima que haban tenido aquellas ondas producidas por la pisada del

    hombre, para el ro. Aunque desde la visin de el hombre mismo, pareca haber

    producido importantes ondas.

    Ya la cmara avanz un poco, movindose tambin hacia un costado,levemente; slo lo necesario para que Phaltoh contine su camino frontalmente. De

    manera que luego de quedarse esttica la cmara, pasan unos instantes hasta que

    Phalto pasa cerca suyo por un costado, siguiendo su camino ahora continuamente.

    La cmara lo sigue muy suavemente justo para quedar esttica con X en

    frente, pero claro l de espaldas, pues ha caminado unos pasos ms. Se detiene con

    la mirada hacia el frente, ha visto algo que le llama la atencin de sobremanera.

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    Ahora la cmara lo toma de frente, tiene los ojos bien abiertos y deja ver algo de

    miedo, casi perplejo, quieto.

    El reloj de arena indica que se termin el tiempo. Y ahora corre en reversa. La

    imagen cambia sbito.

    Sbito, se retoma la penltima escena antes del flash back: X se ha detenido

    con la mirada hacia el frente, ha visto algo que le llama la atencin de sobremanera.

    Ahora la cmara lo toma de frente, tiene los ojos bien abiertos y deja ver algo de

    miedo, casi perplejo, pero quieto.

    Ahora la cmara muestra lo que X ve. Muchos metros ms adelante est La

    Muerte, atravesando el ro de costa a costa, como cortndolo. Cortando el ro de la

    vida. El Ro Grande. La muerte tiene el porte de un hombre cualquiera, cabizbajo

    camina con calma pero con firmeza. Cubierta con su toga negra, pesada y eterna.

    Va atravesando el ro. Antes de que llegue a la otra orilla: primer plano del rostro

    de X. La cmara vuelve a la ltima posicin que tuvo y ya la Muerte est del otro

    lado mirando a X (no se esperaba que se encontrara ya al otro lado por el ritmo que

    se vio en su caminar, la msica de fondo da un golpe incrementando la tensin),

    puede verse que tiene el rostro como el de un hombre plido. Se da vuelta y sigue

    su camino.

    Intenta seguirle, pero tiene el pie encadenado a una roca, se da cuenta de ello

    recin. (al ver alejarse a la muerte, que deja un cadver en el ro, P ve que ste

    estaba encadenado a una gran roca que seguro le impeda andar).

    Phalto se dispone a buscarle, aunque ya no le ve, pero es interceptado.

    El silencio (pantomima). Es llevado por los hombres del barro hacia Caldern.

    La tumba:

    Pasa un hombre que no para de leer un libro que tiene en sus manos, va

    delante del Tiempo, el ser del enorme costal, siendo azotado de cuanto en cuanto,lee con prisa para que el del costal no lo azote. P los sigue pero ya no se ve al

    Tiempo, solo al hombre loco que an lee como si lo azotaran. Mientras lo alcanza

    encuentran a un hombre que esperaba sentado sobre unas tumbas vacas. Los ve y

    comienza a cavar otra, bruscamente y con desesperacin. El hombre loco cae en

    uno de los hoyos sin siquiera darse cuenta, pues continuaba caminando. Phalto

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    sigue su camino, y el hombre de las tumbas se le queda mirando desentendido. Es

    Caldern.

    Contina su camino, encuentra a un grupo de personas. Todos ellos tenan

    flores idnticas a la del nio, pero marchitas. Podridas. Mujer mirando de reojo algrupo de hombres obscenos, primero no se dan cuenta de la presencia de la mujer,

    pero en tanto ella los mira, se convierte en el centro de atencin y motivo del libido

    de los mismos. Alcohol. Phaltbulus pasa entre ellos luego de haberse detenido

    un momento para observar.

    Encuentra el cadver y se introduce en el bosque, siguiendo la misma direccin

    que vio a La Muerte seguir.

    VIII.TRONO

    [finaliza con la insercin de Faltoh en el trono, atrapado]

    1

    Paso tras paso, al ritmo del segundero de mi viejo reloj de pulsera, voy encogiendo micuerpo por el fro andar del viento que me empuja mientras recorro el trecho, largadistancia, hasta donde se encuentra aquel lugar escondido; all tomar asiento en el tronode La Muerte. Entonces encontrar pa, pues ella me dar! respuestas, las respuestas quemi alma requiere, al sa"er que conoco, al comprender lo que s. El fin del tedio.

    ;otas de llu$ia caen de cuando en cuando, sobre su cuello torcido, pues lle$a la cabe*a

    acha, mirando sus pies andar por el suelo, controlando los seundos" lentos< al son de mimarcha.

    )stira su cuerpo y e3tiende los bra*os. /s puede relajarse un poco. &e ha cubierto de pol$o

    la ruesa tela del traje. )l enorme e+uipaje +ue lle$a a la espalda, aobia tambin el $iaje"es iual con las rocas en sus bolsillos.

    #esde esta colina siento el suave resplandor del amanecer que florece all! en el horionte.$eo, ahora, como va ocupando el sendero, y los peque%os espacios de"ajo de lasintermina"les hojas de !r"ol que envejecen alrededor. &s la lu di"uja tam"in la som"ra

    de mi cuerpo, justo detr!s de m, mas yo no la veo, no, pues no la miro; tan s'lo disfrutodel calor que me a"raa, y los rayos del (ol se vierten so"re este ajado rostro de faccionessorprendidas por el tiempo.

    Me complace o"servar desde este lugar el paisaje. Las aves, en el cielo, provocan taltemplana en m) pues a travs de mis ojos van ingresando en mi alma con gran mesura,as, como las olas del mar al"orotadas convocan a cada gota para que se una almovimiento perpetuo del agua que llega a los pies de !r"oles en oto%o, mientras dejan

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    caer sus marrones hojas, lentamente y con tal cautela) cual si cayeran desde el cielohasta el mismo infierno.Me parece que si la costa se viera desde aqu no ha"ra lugar m!s hermoso en la *ierra, eneste momento del da y estando sumergido en estos pensamientos. (eguramente no loha"ra. +o, no eiste tal sitio de colosal "ellea.

    ;obernaba la +uietud cuando el recuerdo repentino de la muerte $ino para inundar sus

    pensamientos y su cora*4n.

    )n el #ondo< el #ondo del cielo, el atardecer era como cual+uier otro" tan carado desentimientos, in#inidades e hipocresa. &i bien el &ol se ocultaba, tan lejos, all% en el

    hori*onte, los rayos +ue +uedaban de l en sus :ltimos instantes, durante su e#mera

    despedida, lleaban hasta el hori*onte opuesto desde la colina en +ue el irador recibe alas personas y las bestias, daban luar al m%s bello resplandor del da" una lu* distinta y

    m%s admirable a:n +ue la +ue llea de maana, aun+ue no es sta tan #uerte, ni tan capa* de

    in#undir promesas en el espritu para ati*ar la esperan*a, como a un #ueo. 6recisamente,

    como a un #ueo.

    = Esperana que es mi enemiga, en este sitio; -nica ligadura que me ata alpasado y al futuro. Me aleja de la pa en mi situaci'n; mas no la desprecio,pues est! conmigo, y por ella a-n logro so%ar; aunque sue%e sin desear, sindesear vivir mis sue%os. Pensa"a desordenadamente /regorio Ponce en esosprecisos momentos.

    La noche despierta.Me recuerdo mirando hacia fuera de la ventana, en mi sue%o, desde mi cama, tendidoso"re ella, y las rocas en un rinc'n del dormitorio; me levanto y encuentro mi cuerpo en elsuelo, me asomo, y me arrastro.Estiro el cuello hacia fuera de mi carpa; a-n no amanecer!, tanteo al costado y enciendouna vela. #espus de comer estar listo para continuar el viaje. 0ecuerdo que no hay Lunaesta noche.

    1 1 12345La Muerte, con una epresi'n de insensi"ilidad constante cual si fuera una pintura, seencuentra sentada so"re un viejo tronco, el cual tiene la apariencia de un imponente trono.Est!n situados en un am"iente l-gu"re "ajo la som"ra de un gran !r"ol rodeado deh-medo pero frgido "osque pantanoso. $iste un larga sotana negra con la capucha puestapero dejando entrever su rostro ecesivamente p!lido de sem"lante sereno y riguroso.#e"ajo del trono est!n las enormes races enmohecidas del !r"ol saliendo de la tierracomo gruesos tent!culos; sentada so"re l, La Muerte, mirando fijamente hacia elhorionte, se muestra como si algunos profundos pensamientos le ocupasen y le hiriesencomo escalpelos.Mira al cielo como "uscando a la Luna, y dice6 #onde haya un precipicio de"o estar yo, a donde un asesino vaya de"o ir tam"in.&hora de"o partir, mucho tra"ajo hay para hacer, y a nadie tengo de compa%ero.1 1 1

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    7

    8uyendo del (ol en procura de refrescante y tranquila som"ra, vine a posarme so"re esteviejo tronco, qui! derri"ado por el rigor de un trueno y un rayo, pues tiene la aparienciade un enorme trono y luce una deliciosa comodidad de"ajo de la m!s agrada"le lo"regue

    en todo este inmenso "osque, por el tremendo cuerpo del !r"ol, que se encuentra, muycerca, a un costado.#esde entonces no me he movido. &maneceres, eclipses y ocasos, he visto sin ser capa dellevar la cuenta; ha cado la lluvia so"re m, as como el granio y la nieve; tam"in lanie"la me ha cu"ierto, aunque es raro que eso ocurra.+o me ha"a movido desde aquella ve en que mi prometida di"uj' una cara de espantoinconce"i"le, cuando aqu me sent, con ella en mi regao.8e visto demasiado, con esos ojos quietos, en este lugar.9ae la noche, y por supuesto, yo a-n aqu.&s pensa"a /regorio, ahora de pi, mientras tena la mirada fija en el viejo !r"ol. :o lemira"a desde aqu sentado, en silencio.

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    La Muerte, con una epresi'n de insensi"ilidad constante cual si fuera una pintura, seencuentra sentada so"re un viejo tronco, el cual tiene la apariencia de un imponente trono.Est!n situados en un am"iente l-gu"re "ajo la som"ra de un gran !r"ol rodeado deh-medo pero frgido "osque pantanoso. $iste un larga sotana negra con la capucha puestapero dejando entrever su rostro ecesivamente p!lido de sem"lante sereno y riguroso.#e"ajo del trono est!n las enormes races enmohecidas del !r"ol saliendo de la tierracomo gruesos tent!culos; sentada so"re l, La Muerte, mirando fijamente hacia elhorionte, se muestra como si algunos profundos pensamientos le ocupasen y le hiriesencomo escalpelos.Mira al cielo como "uscando a la Luna, y dice6 #onde haya un precipicio de"o estar yo, a donde vaya un asesino de"o ir tam"in.:a de"o partir, mucho tra"ajo hay para hacer, y a nadie tengo de compa%ero.0ecin entonces, /regorio se atreve a li"erar su mente, y sta comiena a recordar6

    = &quel !r"ol enorme, aunque entre tantos, distinto es de cualquiera. +o esdiferente porque le escaseen las hojas, o aun porque toda "estia le reh-ye 3aligual que a m5, ni tampoco por su tronco inmenso; este es pues el

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    =>h estoy afuera?) mas esta locura me mantiene all dentro) y no podr salir jam!s. +os cuanto estuve ah) pero he visto a tantas almas ser arrojadas al a"ismo) ha"r!npasado siglos desde que yo llegu aqu.

    = @ueron stas algunas de las pala"ras del etra%o hom"re de la armadura de

    metal que apareci' delante de m, aquella ve. 9uando nos sentamos aqu. 8a"a dicho /regorio Ponce. Aueno, cuando yo me sent, y @lavia perdi' lacordura.

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    B

    = +o me han dejado venir antes. Escucho decir a la anciana. C&-n est!s ahD

    @ue ella, en su juventud, una persona muy cercana a m. +o ha venido hasta aqu enmucho tiempo, eso, si es que tengo yo a-n, noci'n alguna de lo que eso es; tiempo.

    = &-n estoy aqu dije, mas no me escuchara nunca. +o puede escucharme, niverme de manera que me reconoca, desde aquel maldito da.

    : no podr! escucharme nunca, pues s'lo tendr li"ertad cuando ella no est cerca. Pero nose ir! jam!s por propia voluntad, as que de"e morir.8u"o un largo silencio.

    = Me metieron al sanatorio. Ellos no entendieron, ellos no sa"en. dijo @laviasentada encima mo.

    : claro que la metieron al manicomio, si aquel da perdiste para siempre la cordura. :claro que ellos no entienden, ellos, no comprenden por qu atacas o asesinas a cualquieraque desee transitar estos rum"os. #eseas mantenerme a salvo, mas no permites que loscaminantes se posen aqu encima en su descanso; me mantienes cautivo; t- tanto comoeste lugar est!n malditos.+o entiendo por qu La Muerte se muestra indiferente cuando te ve huir de aqu. (upongoque disfruta esa peque%a compa%a, supongo que tam"in por eso estoy yo aqu.

    Ella esta"a en mis "raos cuando sucedi'; la madera me a"sor"i' en pocos segundos y t-perdiste la cordura, quedaste loca pero li"re, li"re en tu locura.Mi mente divaga en estos recuerdos.#etuvimos las caricias y se "orraron las sonrisas. (in siquiera tener tiempo de pensar enlo que sucede, veo el horror en tus ojos y muecas, oigo tus gritos de pavor, veo que quiereshuir hasta el infinito pero parece que no te puedes mover. $oy yo sintiendo como si cayeraen espesas aguas. En cuesti'n de segundos un fro sepulcral termina de recorrer mi cuerpoy no siento m!s. *e ocup' el p!nico y perdiste la cordura, @lavia.&s, lastimado por las remem"ranas, /regorio Ponce termina pensando6

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    ui! pensar en el murmullo del "osque pueda despejarme un poco, despoj!ndome as deestos l-gu"res y da%inos pensamientos con los que de"o cargar constantemente, maslucho, en este momento, por un respiro.

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    Pues "ien, el turno es tuyo, me dice mas no te preocupes, alguien ha de venir. (iemprealguien vendr!. : es esta esperana la que ha de jalar de tu cadena para no dejar que teolvides de ti mismo y te conviertas en ese tronco muerto.

    @lavia est! all! adentro, G contin-a le vi llegar ya hace tanto, luca tan hermosa y nvea,como la -ltima ve que pude a"raarla. La sac' del talego y la meti' all. (us ojosparecieron encontrar los mos; s, nos miramos y la am.

    (e qued' con los ojos cerrados, disfrutando de la suave "risa; aunque claro l hu"iesedisfrutado hasta la m!s terri"le tormenta en ese momento. Entonces, gir' un poco el cuellocomo si pudiera verme6

    = CLe servir!s de descansoD Co ser!s una espina qui!D Limpia tus pensamientoscuanto antes, para evitarte escenas atroces. +o faltar! la ocasi'n en que se dejemirar profundamente, te dar! pa, ha"r! de sacarte de la locura o te inducir!en ella. 8ipnosis en su mirada pasiva y "rutal. M!s no te ha"lar so"re aquello,pues est! fuera del alcance de las pala"ras de los hom"res. ui! es por esoque La Muerte no conversa con ninguno de nosotros. Pero aqu nos tiene, ledamos todo lo que desea) compa%a, para eso venimos, para eso nos trae.

    Eso fue lo -ltimo que dijo.Permaneci' de pi frente al !r"ol durante unos minutos, entonces, a"ri' la puerta dela"ismo y se meti' en l violentamente, arrastrando su misera"le cuerpo, rompiendo sushuesos, rasgando sus carnes.

    : es as, que estoy yo, esperando por ti, arrepentido de este viaje, pues no hay ra'n eneste conocimiento, ni regocijo en este sa"er. ui! no es La Muerte quien, por conocer delfin de las cosas, posea la verdad. ui! no estoy yo hecho para comprenderle, ni a-n desdeaqu. :a lo he visto todo. +o me falta nada m!s para comprender que no puedo yo sa"er.

    +o de" venir. #e ha"er sa"ido todo esto, jam!s lo ha"ra hecho. 8oy puedo tan s'lo,llorar mi desventura.

    #e cuando en cuando veo a La Muerte aproimarse con un invitado para tomar el t,mientras escalofros recorren mi alma, el pavoroso espect!culo se desarrollaespelunantemente. Esto no me lo ha"a contado /regorio. Mucho no me dijo. Mucho nopodra yo decir.

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    &parece el (ol en el horionte, circula) y, se oculta. Mas no llego a entenderloca"almente.

    #el sucio talego saca un alma serena, pasa una seguida de otra, y a sta -ltima siempre le

    sigue otra. (iempre.*e veo llegar y reposar, aqu) largamente; eso, a no ser que te vea salir del eterno talego.

    @in6

    8om"re recostado, aca"a de despertar pero ya tiene los ojos a"iertos. (e sienta paramirar por la ventana. Mismo cuadro que al inicio, pero no llueve. (e escucha unrel!mpago estrepitoso. Pantalla negra de golpe.