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TS CUADERNOS DE TRABAJO SOCIAL - UNIVERSIDAD SAN SEBASTIÁN

DIRECTORMg. Osvaldo Rodríguez Romero, U. San Sebastián

EDITORA Mg. Nancy López Sepúlveda, U. San Sebastián

COMITÉ EDITORIAL Dr. Marcelo Arnold Cathalifaud, U.de Chile

Mg. Armando Cartes Montory, U. San Sebastián Dra. Teresa Matus Sepúlveda, U. Católica de Chile Dra. Gladys Matus Sepúlveda, U. San Sebastián

Dr. Francisco Osorio González, U. de Chile Dra. Luz María Pérez Roepke, U. San Sebastián

Dr. Patrick Puigmal, U. de los Lagos Dra. Ana María Salamé Coulón, U. de la Frontera

Dr. Ulises Toledo Nickels, U. San Sebastián Dr. Mario Sandoval Manríquez, U. Católica Silva Henríquez

CONSEJO DE REDACCIÓN Mg. Pedro Díaz Polanco, U. San Sebastián

Rodrigo Luppi San Martín, U. San Sebastián Mg. Patricia Giampaoli Veloso, U. San Sebastián Mg. Fernando Farias Olavarría, U. San Sebastián Mg. Alfredo Weber Dummer, U. San Sebastián

TS Cuadernos de Trabajo Social es una publicación dirigida por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad San Sebastián, Concepción, Chile.

Domicilio legal: General Cruz 1577, Campus Las Tres Pascualas, Con-cepción, Chile. Teléfono (56-41)2400180.

Los juicios vertidos por los autores en sus artículos no representan necesariamente la opinión de la institución que edita esta revista.

I.S.S.N.0718-1612 Publicación semestral. El canje de la Revista, las colaboraciones y suscripciones se dirigirán al Director. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, podrá ser

reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna por cualquier medio

existente o que se crease a futuro, sea éste eléctrico, químico, mecánico,

óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso del editor

Diagramación Siegfried Obrist C.

Impreso en los talleres de Trama Impresores S.A.

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PRESENTACIÓN DE LA REVISTA TS DE TRABAJO SOCIAL DE LA CARRERA DE TRABAJO

SOCIAL DE LA UNIVERSIDAD SAN SEBASTIÁN

OBJETIVOS Y ESTRUCTURA. El objetivo principal de la revista TS Cuadernos de Trabajo Social dela Universidad San Sebastián (en adelante, la Revista) es difundir el conocimiento científico en el área de las Ciencias Sociales, principalmente del Trabajo Social, a través de la publicación de artículos provenientes de investigaciones científicas originales y otras contribuciones originales significativas de autores nacionales y extranjeros.La revista está organizada sobre la base de investigaciones y ensayos teóricos disciplinarios y de las Ciencias Sociales.

No se publicarán los trabajos que no sean de carácter científico o que no se ajusten a las normas de redac-ción de la Revista.

DESTINATARIOS. La Revista está dirigida en general a los actores del mundo de las Ciencias Sociales y, en particular, a los investigadores y estudiantes del Trabajo Social.

PERIODICIDAD. La Revista se publica cada semestre y sus volúmenes están disponible a partir del treinta de junio y treinta y uno de diciembre de cada año.

DIRECCIÓN. La Revista es una publicación de la carrera de Trabajo Social de la Universidad San Sebastián, bajo la supervisión de un Director, un Subdirector, un Comité Editorial y un Consejo de Redacción.

COLABORACIONES. Los trabajos que sean postulados para su publicación en la Revista deberán ajustarse a las “normas de redacción”, que son de público conocimiento y que se contienen en cada volumen de la misma. Si los trabajos no se ajustaren a dichas normas, estos serán devueltos a los colaboradores para su cumplimiento dentro del plazo que señale la dirección de la Revista.

ARBITRAJES DE PARES. Todas las colaboraciones que se presenten deberán ser sometidas al sistema de evaluación que a continuación se describe y sólo serán publicadas en la medida que sean aprobadas.

Recibida la contribución, el Director o Subdirector, indistintamente, harán una revisión formal para determinar si el trabajo es pertinente, de interés científico y si cumple con las “normas de redacción”. Acto seguido, se entregará a dos integrantes del comité editorial o pares de la especialidad en el que se desarrolló la investi-gación. Estos miembros realizarán una evaluación por medio de un informe en el que se incluyen criterios tales como la novedad del tema, la calidad, el interés, de carácter científico, metodología y las fuentes. En el caso de informes contradictorios, la opinión de un experto externo deberá ser consultada. Una vez se reciba el reporte, la Dirección tomará una decisión sobre la publicación del artículo. Si las correcciones o ajustes adicionales sean formales o sustantivos son necesarios, la Revista devolverá el artículo a su autor indicándole un plazo para que los corrija.En cada trabajo se indicará le fecha de recepción y de aceptación de los mismos.

RESPONSABILIDAD POR LAS OPINIONES EN LAS CONTRIBUCIONES. La Revista no se responsabiliza por las opiniones contenidas en los trabajos, las que serán siempre de cargo de quienes las emiten.

EJEMPLARES Y SEPARATAS PARA LOS COLABORADORES. Se entregará un ejemplar de la Revista y 5 separatas al colaborador cuyo trabajo fuere publicado.

ÍNDICE DE LA REVISTA. Índice de la revista. Cada volumen de la Revista contendrá un índice de las cola-boraciones publicadas, divididas por secciones.

CORRESPONDENCIA ACADÉMICA Y COMERCIAL. Revista TS Cuadernos de Trabajo Social, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad San Sebastián, Campus Tres Pascualas, Universidad San Sebastián, General Cruz 1577, Concepción, Chile; c.e. [email protected] y [email protected]. 0718-1612Precio. El valor de cada ejemplar es de US$ 10.- (EUA)

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PRESENTATION OF THE JOURNAL TS CUADERNOS DE TRABAJO SOCIAL OF THE SCHOOL OF SOCIAL WORK OF

THE UNIVERSIDAD SAN SEBASTIÁN

OBJECTIVES AND STRUCTURE. The main purpose of the journal TS Cuadernos de Trabajo Social of the Universidad San Sebastián (hereinafter, the Journal) is to disseminate scientific knowledge in the area of Social Sciences, mainly of Social Work, through the publication of articles on original scientific research and other meaningful original contributions, by national and foreign authors.

The Journal is organized on the basis of researches and theoretical essays, both disciplinary and of social sciences. Non-scientific works or those not complying with the Journal’s drafting rules will not be accepted for publication.

TARGET AUDIENCE. THE Journal is directed to members of the Social Sciences community at large, in particular to scholars and students in Social Work.

PERIODICITY. THE Journal is published each semester and the volumes are available on June thirty and December thirty-first of each year.

DIRECTION. THE Journal is a publication of the Social Work School of the Universidad San Sebastián, under the supervision of a Director, a Deputy Director, an Editorial Board and a Drafting Committee.

CONTRIBUTIONS. Articles submitted for publication by the Journal must follow the “drafting rules,” which are available to the public and are contained in each volume of the same. Submissions that do not follow the rules will be returned to contributors for compliance, within the term determined by the Direction. PEER ARBITRATION. All submitted contributions must be subject to the evaluation system described below, and will be published upon approval.Upon reception of the contribution, either the Director or Deputy Director shall conduct a formal review to determine if the submission is pertinent, has a scientific interest and whether it complies with the “drafting rules”. Next, the submission shall be reviewed by two members of the Editorial Committee or peers familiar with the area of research. These members will conduct an evaluation by means of a report which will include criteria such as the novelty of the topic, quality, interest, scientific character, methodology and sources. In case of contradictory reports, the opinion of an external expert shall be consulted. Once the report is received, the Direction will render a decision on the publication of the article. If additional corrections or formal or substantive adjustments are necessary, the Journal will remand the article to its author indicating a term for him to correct them.

Each article will indicate the date of reception and acceptance thereof.

LIABILITY FOR THE OPINIONS CONTAINED IN CONTRIBUTIONS. The Journal is not liable for the opinions expressed in the articles, which are the sole responsibility of their authors.

ISSUES AND ANNEXES FOR CONTRIBUTORS. A sample of the Journal in addition to 5 annexes will be delivered to the contributor whose article is published.

INDEX OF THE REVIEW. Each volume of the Journal will contain an index of the contributions contained therein, divided in sections.

ACADEMIC AND COMMERCIAL MAILING ADDRESS. “Revista TS Cuadernos de Trabajo Social”, Facul-tad de Ciencias Sociales, Campus Tres Pascualas, Universidad San Sebastián, General Cruz 1577, Con-cepción, Chile; c.e. [email protected] y [email protected] ISSN. 0718-1612 PRICE. The cost of each issue is US$10.00.

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NORMAS DE REDACCIÓN

Los interesados en publicar trabajos en la revista TS Cuadernos de Trabajo Social de la Universidad San Sebastián, deberán entregarlos al Director de la revista con copia al Editor, en soporte papel o bien mediante correo electrónico.La fecha límite de presentación para la publicación del primer volumen de cada año es el 5 de mayo y para el segundo es el 31 de octubre. En consecuencia, se entiende que los trabajos recibidos después de tales fechas, son postulados para el número siguiente o subsiguiente según determine la Dirección.

Todo trabajo o colaboración, que podrá consistir en un artículo derivado de una investigación original, una reseña bibliográfica o un ensayo teórico, deberá cumplir con las pautas que a continuación se indican, en lo que les fuere aplicable según su naturaleza y características.

I. ASPECTOS FORMALES DE LAS COLABORACIONES

1. EXTENSIÓN. Los artículos deberán tener un mínimo de diez páginas y un máximo de quince, incluida la bibliografía. Las reseñas bibliográficas deberán tener un máximo de cuatro páginas.

2. TIPO DE LETRA. Los trabajos deberán ser presentados en letra tipo Times New Roman, tamaño once para el texto propiamente tal, y nueve para las notas al pie de página.

3. INTERLINEADOS . Las colaboraciones serán escritas a interlineado simple, incluyendo los espacios entre párrafos.

4. IDIOMA. Los trabajos deberán redactarse de preferencia en idioma castellano. Si se presentare uno en otra lengua, la Dirección de la Revista podrá disponer su traducción o bien la publicación en su idioma original.

5. ESTRUCTURA. Los artículos deberán incluir un artículo, seguido del nombre del autor, un resumen de no más de quince líneas y tres o cuatro palabras clave. El título, resumen y palabras clave deberán estar escritas en castellano (o el idioma original) e inglés (excepto si el lenguaje de origen es el inglés). Los artículos se dividirán en párrafos, y necesariamente debe tener una introducción y una conclusión o palabras finales. Los párrafos se refieren a una misma idea central, será titulado y numerados en números romanos, seguidos por un “período” y en letras mayúsculas. [I. INTRODUCCIÓN, II ...., III ..., IV. CONCLUSIONES O IV. PALA-BRAS FINALES]. Si estas partes incluyen secciones, éstas serán identificadas con números arábigos, seguido por un “período” [1., 2., 3., Etcétera]. Si existen subdivisiones, éstas deberán ser identificadas en minúsculas seguido de un “paréntesis” [a), b), c), etc.] Todos los números, cualquiera sea su título, división o subdivisión deben ser identificados con números romanos en minúsculas, seguido de “paréntesis” [i), ii), iii), iv), etcétera], excepto cuando el autor anuncia preguntas que se tratarán en los párrafos siguientes. En este último caso, el número o letra correspondiente se utilizará, entre paréntesis, de acuerdo con las directrices antes men-cionadas [por ejemplo: “... por lo tanto, tenemos que analizar el objeto (2) y la causa (3) en estos modelos de intervención ...”].Reseñas bibliográficas sólo contendrá el nombre del libro, su autor (es) y el nombre del autor de la contri-bución. Esto será identificado en una nota al pie de la misma manera establecida a continuación para la bibliografía.

6. AFILIACIÓN DE LOS AUTORES. La primera nota al pie de página, se identificará con un asterisco [*], deberá contenerse la información completa acerca la afiliación del autor, incluyendo, obligatoriamente, su título o títulos profesionales, su grado o grados académicos, si los tuviere, la cátedra que imparte; si ejerce docencia universitaria, institución de origen, ciudad, país, dirección postal y correo electrónico. Si el colabo-rador tuviere más de una afiliación, deberá indicar la principal.

7. ABREVIATURAS. Si el autor emplea abreviaturas en su trabajo, deberá consignar, en la segunda nota al pie de página, una tabla. Esta nota se identificará con dos asteriscos [**].

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8. GRÁFICOS. Se permite la inclusión de gráficos en el texto de los trabajos, debiendo indicarse su fuente de origen o de los datos utilizados como base para la preparación de los mismos.

II. FuENTES

Todo trabajo deberá consignar las fuentes empleadas para su elaboración, de acuerdo a las siguientes pautas:

Pies de página y referencias bibliográficas en el texto.1. Pies de página : Las notas al pie de página deben usarse sólo cuando sea necesario, y se colocarán al final de cada página. Pies de página con referencias bibliográficas no serán incluidos. Para las referencias dentro del texto se utilizará la convención APA 2009 (American Psychological Association). Por ejemplo: apellido del autor, año y página escritos entre paréntesis; (Carballeda, 2007, p: 50.) Todas las referencias que se enumeran deberán estar en la bibliografía.

2. Referencias bibliográficas: Las referencias bibliográficas no deben extenderse innecesariamente (y sólo se hará referencia a las citadas en el texto), debiendo aparecer completa al final del artículo, ordenadas al-fabéticamente por cada autor en orden cronológico del más antiguo al más reciente.Las referencias bibliográficas deben hacerse bajo las directrices de la APA, que establecen, entre otras, las siguientes normas:

Libro de un autor: Autor (apellido y la inicial del nombre), año de publicación (entre paréntesis), título del libro (en cursiva), edición (entre paréntesis), lugar de impresión (seguido por dos puntos), editorial. Si no tiene editorial se debe escribir [s.n], que viene del latín sine nomine y que significa sin nombre.Ejemplo: Kisnerman, N. (2005) Pensar El Trabajo social: Una Introducción Desde El construccionismo. (. 2º edición) Buenos Aires: Lumen.

Libros con más de un autor: Autor (es) (apellido y la inicial del nombre), año de publicación (entre paréntesis), título del libro (en cursiva), edición (entre paréntesis), lugar de impresión (seguido por dos puntos), editorial.Ejemplo: De Mattos, C. & Ducci, M. E. (2005). Santiago en la globalización: ¿Una Nueva Ciudad? (2 ª edición.). Santiago: Lom.

Artículo de revista científica con un autor: Autor (apellido y la inicial del nombre), año de publicación (entre paréntesis), el nombre del artículo, nombre de la revista (en cursiva, seguido de una coma), volumen (seguido de una coma), número, paginación (se-parados por un guión).Ejemplo: Winchester, L. (2006). Desafíos para el desarrollo sostenible de las ciudades en América Latina y El Caribe. EURE, 32, 96, 7-25.

Artículo de revista científica disponible en internet: Autor (es) (apellido y la inicial del nombre), fecha de publicación (año, día, mes entre paréntesis), el nombre del artículo, nombre de la revista (en cursiva), volumen, utilice la expresión “conseguido el”, la fecha de consulta (día, mes, año) “de”, dirección de Internet. Ejemplo: Winchester, L. (2006, agosto). Desafíos Para El Desarrollo sostenible de las Ciudades en América Latina y El Caribe. Eure, 32, 96. Conseguido el 24 de enero de 2007, de http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S02501612006000200002&lng=es&nrm=iso

Transcripción de textos desde las fuentes: El texto correspondiente será escrito en cursiva y entre comillas.

Los artículos que cumplan con el contenido y los requisitos formales descritos en estas instrucciones deberán ser etiquetados como “recibido”, y puestos a la consideración del Comité Editorial para su evaluación.

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Artículos que no cumplen con los criterios antes mencionados se devolverán a sus autores, y estarán eti-quetados como “no recibido”. En el caso que exista la necesidad de realizar cambios o correcciones en el contenido o formato, la Revista devolverá el trabajo a sus autores indicando la fecha límite para la nueva presentación.

La Escuela de Trabajo Social, Universidad San Sebastián, se reserva el derecho de hacer los cambios edi-toriales que considere apropiados.

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DRAFTING RuLES

Those interested in publishing articles in the journal TS Cuadernos de Trabajo Social of the Universidad San Sebastián, must send them to the Director of the Review, with a copy to the Editor, by electronic mail.

The deadline for submissions to be published on the first volume of each year is May 5th, and October 31st for the second volume. Submissions received after these dates may be considered for subse-quent volumes, as decided by the Direction.

Submissions, which may consist of an article derived from original research, book review or an original theoretical essay, must comply with the guidelines indicated below, as applicable according to their nature and characteristics.

I. FORMAL ASPECTS OF CONTRIBuTIONS1. EXTENSION. Articles must have a minimum of ten pages and a maximum of fifteen pages, bibliography included. Book reviews may have a maximum of four pages.

2. FONT. Articles must be presented in Times New Roman, size 11 for the body of the text, and 9 for footnotes.

3. INTERLINED. Articles must be written in single space, including the spaces between paragraphs.

4. LANGUAGE. Articles must be written preferably in Spanish. If submitted in another language, the Direction of the Review will decide on its translation or its publication in the original language.

5. STRUCTURE. Articles must include a title, followed by the name of the author(s), a summary of no more than fifteen lines and three to four key words. The title, summary and the key words must be written in the Spanish language (or the language of origin) and English (except if the language of origin is English). The article will be divided in paragraphs, and must necessarily have an introduction and conclusion or final words. Paragraphs referred to a same central idea will be titled and numbered in Roman numbers, followed by a “period” and in capital letters. [I. INTRODUCTION, II...., III..., IV. CONCLUSIONS OR IV. FINAL WORDS]. If these parts include sections, they will be identified with Arabic numbers followed by a “period” [1., 2., 3., etcetera]. If sub-divisions exist, these shall be identified in small caps followed by a “parenthesis” [a), b), c), etc.]. All numbers, whatever their title, division or subdivision must be identified with Roman numbers in small caps followed by “parenthesis” [i), ii), iii), iv), etc.], except when the author announces questions that shall be dealt within the next paragraphs. In the latter case, the corresponding number or letter shall be used, in parenthesis, according to the aforementioned guidelines [example: “… therefore we must analyze the object (2) and the cause (3) on these models of intervention …”].

Book reviews will only contain the name of the book, its author(s) and the name of the author of the contribution. These will be identified in a footnote in the same manner established below for bibliography.

6. AFFILIATION OF AUTHORS. The first footnote, which shall be an asterisk [*], will identify the complete information on the affiliation of the author, including, mandatorily, his professional title(s) and academic degree(s), if any, the course taught; if he is an academic, institution of origin, city, country, postal address, and electronic mail. If the contributor has more than one affiliation, he will indicate the principal.

7. ABBREVIATIONS. If the author uses abbreviations on his article, he shall indicate in the second footnote, a table. This footnote will be identified by two asterisks [**].

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8. GRAPHICS. The inclusion of graphs is allowed in the text of the articles, and these must indicate their source of origin or the data used as a foundation for the preparation thereof.

II. SOuRCES.

Each contribution shall list the sources used in accordance to the following guidelines:

Footnotes and bibliographical references in the text.1. Footnotes: Footnotes should be used only when necessary, and will be placed at the end of each page. Footnotes with bibliographical references will not be included. For references within the text, 2009 APA (American Psychological Association) conventions will be used (i.e.: author’s last name, year and page written in parenthesis: (Carballeda, 2007, p: 50). All references shall be listed in the bibliography.

2. Bibliographical references: Bibliographical references should not prolong unnecessarily (only those quoted within the text), and should appear complete at the end of the article, ordered alphabetically for each author in chronological order from oldest to most recent.

Bibliographical references should be made under the APA guidelines that establish among others, the following norms:

Book of an author:Author (last name and first name initial), year of publication (in parenthesis), book title (in italics), edition (in parenthesis), place where printed (followed by a colon), publisher. If it has no publisher [s.n] is written, from the Latin sine nomine meaning without name.Example: Kisnerman, N. (2005) Pensar el trabajo social: Una introducción desde el construccionismo. (2nd ed.) Buenos Aires: Lumen.

Books with more than one author:Author(s) (last name and first name initial), year of publication (in parenthesis), book title (in italics), edition (in parenthesis), place where printed (followed by a colon), publisher.Example: De Mattos, C. & Ducci, M. E. (2005). Santiago en la globalización: ¿una nueva ciudad? (2nd ed.). Santiago: Lom.

Article from scientific journal with one author:Author (last name and first name initial), year of publication (in parenthesis), name of article, name of the journal (in italics, followed by a coma), volume (followed by a coma), number, number, pagination (separated by a dash).Example: Winchester, L. (2006). Desafíos para el desarrollo sostenible de las ciudades en América Latina y El Caribe. EURE, 32, 96, 7-25.

Article from scientific journal available on the internet:Author(s) (last name and first name initial), date of publication (year, day, month in parenthesis), name of article, name of journal (in italics), volume, use the expression “Gathered on”, date of query (day, month, year) include “from”, internet address.Example: Winchester, L. (2006, August). Desafíos para el desarrollo sostenible de las ciudades en América Latina y El Caribe. EURE, 32, 96. Gathered on 24th of January, 2007,from http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S02501612006000200002&lng=es&nrm=iso

Transcription of texts from sources: The corresponding text shall be written in italics and within quotation marks.

Articles that meet the content and formal requirements described in these instructions shall be labeled as “received”, and placed for consideration by the Editorial Committee for evaluation. Articles that do not meet the aforementioned criteria will be returned to its authors and will be labeled as “not received”. In case changes are necessary to make corrections in content or format, the Journal will return the work to its authors indi-

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cating the deadline for resubmission.

The Escuela de Trabajo Social, Universidad San Sebastian, reserves the right to make any editorial changes it deems appropriate.

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Nº 7 (2011) universidad San Sebastián Concepción - Chile

EDITORIALMg. Osvaldo Rodríguez Romero

En buSCA DE LA EquIDAD DE génERO pREvISIOnAL: bOnO pOR hIjO nACIDO vIvO.In search of the gender equIty prevIsIonal: Bonus for lIve-Born chIld.Javier Rauld Vásquez y Rodrigo Henríquez García

hACIA unA REfLExIón éTICA SObRE LA CIEnCIA. nOTAS pARA AbRIR un DIáLOgO EnTRE hEIDEggER y pOppER.towards an ethIcal reflectIon on scIence. notes to open a dIalogue Between heIdegger and popper.Fernando Fuica García

LAS SOnORIDADES DEL TERREmOTO. bIObíO 27 fEbRERO 2010.the earthquake’s sonorItIes. BIoBío feBruary 27th, 2010.Marcela Muñoz Cuevas

ExpERIEnCIAS DE pRImERA RESpuESTA En SALuD mEnTAL: pROpuESTA DE un mODELO DE InTERvEnCIón En SALuD mEnTAL y DESASTRES. TERREmOTO fEbRERO 2010.experIence of fIrst responders In Mental health: proposal for a Model ofInterventIon In Mental health and dIsasters. earthquake In feBruary 2010.Equipo Psicotrauma del Servicio de Salud – Concepción Chile

TRAbAjO SOCIAL y pERSOnAS En SITuACIón DE CALLE. AnTECEDEnTES y REfLExIOnES.socIal work and people lIvIng In the street. Background and reflectIons.Mg. Jessica Candia Cid y Elizabeth Ormeño Carrasco

mASCuLInIDADES ALTERnATIvAS AL mAChISmO. unA DERIvACIón DEL CAmbIO CuLTuRAL.alternatIves MasculInItIes to MachIsMo. an offshoot of cultural change.Dr. Rafael Montesinos Carrera

unA mIRADA AL REfEREnCIAL nORmATIvO DE LAS pOLíTICAS púbLICAS.a look at the reference standards for puBlIc polIcy.Mg. Ariel Rosales Ubeda

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EDITORIALMg. Osvaldo Rodríguez Romero

In SEARCh Of ThE gEnDER EquITy pREvISIOnAL: bOnuS fOR LIvE-bORn ChILD.en Busca de la equIdad de género prevIsIonal: Bono por hIjo nacIdo vIvo.Javier Rauld Vásquez y Rodrigo Henríquez García

TOwARDS An EThICAL REfLECTIOn On SCIEnCE. nOTES TO OpEn A DIALOguE bETwEEn hEIDEggER AnD pOppER.hacIa una reflexIón étIca soBre la cIencIa. notas para aBrIr un dIálogo entre heIdegger y popper.Fernando Fuica García

ThE EARThquAkE’S SOnORITIES. bIObíO fEbRuARy 27Th, 2010.las sonorIdades del terreMoto. BIoBío 27 feBrero 2010.Marcela Muñoz Cuevas

ExpERIEnCE Of fIRST RESpOnDERS In mEnTAL hEALTh: pROpOSAL fOR A mODEL OfInTERvEnTIOn In mEnTAL hEALTh AnD DISASTERS. EARThquAkE In fEbRuARy 2010.experIencIas de prIMera respuesta en salud Mental: propuesta de un Modelo de IntervencIón en salud Mental y desastres. terreMoto feBrero 2010.Equipo Psicotrauma del Servicio de Salud – Concepción Chile

SOCIAL wORk AnD pEOpLE LIvIng In ThE STREET. bACkgROunD AnD REfLECTIOnS.traBajo socIal y personas en sItuacIón de calle. antecedentes y reflexIones.Mg. Jessica Candia Cid y Elizabeth Ormeño Carrasco

ALTERnATIvES mASCuLInITIES TO mAChISmO. An OffShOOT Of CuLTuRAL ChAngE. MasculInIdades alternatIvas al MachIsMo. una derIvacIón del caMBIo cultural.Dr. Rafael Montesinos Carrera

A LOOk AT ThE REfEREnCE STAnDARDS fOR pubLIC pOLICy.una MIrada al referencIal norMatIvo de las polítIcas púBlIcas.Mg. Ariel Rosales Ubeda

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El campo de las profesiones y disciplinas de las ciencias sociales en el sistema universitario nacional, es de reciente data, con menos de una centuria de historia, sin embargo, a partir de la década de los noventa han experimentado un creciente y sostenido desarrollo, al menos en el número de programas que se dictan en el país. Pero el desarrollo de los campos disciplinarios no sólo se mide a través de los programas profesionales, sino, fundamentalmente por la contribución que éstos hacen al conocimiento, lo que se observa a través de los variados tipos de publicaciones, siendo éstos, libros, documentos, pero fundamentalmente por medio de los artículos de revistas. Es así que TS Cua-dernos de Trabajo Social, en su séptimo número hace un claro reconocimiento de apertura de sus publicaciones al campo general de las ciencias sociales, donde se inscriben diferentes especialidades, siendo las tradicionalmente acep-tadas como parte de las ciencias sociales la antropología, ciencia política, pe-riodismo, psicología, sociología y trabajo social.

La apertura temática de TS Cuadernos de Trabajo Social, se inscribe en el contexto de desarrollo que experimentan las ciencias sociales, producto de la creciente complejidad del mundo social. Lo cual ha generado que las rígidas fronteras disciplinarias se vayan transformando en tenues diferenciaciones transdisciplinarias, dado que, en el análisis de los fenómenos emergentes con-fluye las miradas que provienen de diferentes ámbitos del saber; como la so-ciología, economía, ciencia política, antropología, por nombrar algunas áreas, de igual modo, es posible reconocer la confluencia de especialistas por el uso de determinados procedimientos metodológicos para el abordaje de intereses temáticos. Lo anterior ha tenido como consecuencia una significativa legitimación del trabajo interdisciplinario, en el desarrollo de los conocimientos. De este modo, una de las razones que se sostiene para esta apertura, es la humildad intelectual, en tanto, ninguna especialidad es capaz de aprehender o dominar toda la realidad social, por ello el acercamiento de los diferentes campos que constituyen las ciencias sociales, contribuyen a una mejor comprensión e intervención en ésta.

De este modo, la presente publicación se fundamenta en lo inacabado de lo social, lo cual incentiva la generación y producción de conocimientos desde un ámbito académico de las diferentes disciplinas que constituyen el campo de las ciencias sociales.

Mg. Osvaldo Rodríguez RomeroDirector

EDITORIAL

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*Javier Rauld Vásquez, Abogado Universidad de Concepción, Diplomado enGestión de Recursos Humanos, Abogado Jefe Instituto de Previsión Social Región del Biobío, Concepción, Chile,mail: [email protected]

**Rodrigo Henríquez GarcíaAbogado Universidad de Concepción, Diplomado en Sistema de Pensiones, Abogado Instituto de Previsión SocialRegión del Biobío, Concepción, Chile.mail: [email protected]

“EN BUSCA DE LA EQUIDAD DE GÉNERO PREVISIONAL:bOnO pOR hIjO nACIDO vIvOIn search of the gender equity previsional:� Bonus for live-Born child

Javier Rauld Vásquez* Rodrigo Henríquez García**

Instituto de Previsión Social Región del Bío - Bío

RESUMEN

La equidad de género constituye una aspiración de distintos sectores de nuestra sociedad, que la seguridad social no puede desconocer. De tal manera que a través de diversas políticas públicas, en especial, de un marco normativo acorde con ella, se ha buscado mejorar la situación previsional de las mujeres chilenas. La Ley 20.255.- sobre Reforma Previsional es una consecuencia de ello, que a través de nuevas herramientas -desconocidas en nuestra legislación hasta el año 2008- impulsa la aplicación de nuevos derechos que dan cumpli-miento a esta.

En las siguientes líneas pretendemos abordar algunos aspectos del bono por hijo, desde una perspectiva teórica práctica, a objeto de dar a conocer este derecho de reciente instauración en nuestro sistema previsional. Conocer los elementos relevantes de su aplicación, representa el punto de partida de un mejor ejercicio de ellos, en beneficio de las llamadas madres de Chile y en re-conocimiento de su entrega para el desarrollo del país, cuando dedican su tiempo a la crianza y educación de los chilenos.

Palabras clave: bono por hijo, pensión, trabajadoras, mujeres y madre.

ABSTRACT

The equity of the genders constitutes an inspiration for different sectors of our society which the social security cannot deny.

In this manner through diverse public policies, especially of a normative nature, the pension scheme for Chilean woman has been improving.

The law Nº 20255 regarding the pension reform is a consequence of this development. Through new tools, unknown to our legislation until 2008 the implementation of new rights is a fulfilment of this improvement.

In the following lines we seek to analyse some aspects of the child bonus scheme, from the perspective of its implementation. Our objective is to inform the public of this new right within the pension system.

To get to know the relevant elements of its application, represents the starting point of a better use of the legislation.

This is done in recognition of the mothers of Chile and for their personal benefit in contributing to the development of the country whist giving time to bring up and educate our Chileans.

Key Words: child bonus scheme, pension, workers, women and mother.

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TS Cuadernos de Trabajo Social Nº7 (15-25), 2011, universidad San Sebastián (Chile) ISSN 0718-1612

En busca de la equidad de género previsional: Bono por hijo nacido vivo. /Javier Rauld y Rodrigo Henríquez

I. INTRODUCCIÓN

La bonificación por hijo para las mujeres - como se denomina al derecho en la Ley Nº 20.255.- sobre Reforma Previsional - corresponde a aquellas medidas destinadas a obtener la anhelada equidad de género, lo que en definitiva se traduce en uno de los instrumentos más novedosos del denominado nuevo sistema de pensiones, por medio del cual se busca incrementar la pensión de la mujer trabajadora, ingresando fondos adicionales a su cuenta de ca-pitalización individual. Idealmente, este incremento de fondos mejorará mientras mayor sea el tiempo que transcurra desde el nacimiento de un hijo (si es posterior al 01/07/2009) hasta que se haga efectivo el derecho, cumplidos que sean los 65 años de edad por la mujer (Yañez, 2010, p. 31).

En la ciudad de Punta Arenas, en el extremo sur de Chile, vive la señora Hilda Torres Bravo, de 86 años de edad, quien tuvo 12 hijos, de los cuales 10 nacieron en el campo asistidos por una partera y dos en el hospital. Ella se incorporó a una Admi-nistradora de Fondos de Pensiones (A.F.P.) y obtendrá un total cercano a los 3 millones y medio de pesos (U$ 7.608,36.-) como bono por hijo, por el total de hijos que tuvo y que nacieron vivos, dinero que le será pagado en forma de pensión mensual de 75 mil pesos y fracción (U$163,04)1, hasta agotar esos fondos. Hasta antes de la entrada en vigencia de la Ley de Reforma Previsional, la Sra. Torres no habría tenido ningún derecho ni beneficio previsional deri-vado de su condición de madre, pero a contar del 1º de julio del año 2009, esto pasa a constituir una realidad en nuestro sistema de seguridad social y constituirá el objeto de este análisis.

1El valor del tipo de cambio de los dólares estadounidenses se tomó al 30 de abril de 2011, en $460,02.-

II. ORIGEN

Los diversos problemas que sufre la mujer en el mercado laboral chileno, entre ellos, el hecho que está mucho más tiempo fuera de él, producto –principalmente- de los períodos de crianza de los hijos, las menores remuneraciones percibidas a igual puesto de trabajo que un hombre y que sus expec-tativas de vida son más amplias que las de ellos, han hecho que registren en promedio densidades de cotizaciones previsionales2 inferiores a la de los hombres (un 43, 8% versus un 59,8% respectiva-mente) y se calcula que un 65% de las mujeres tendría pensiones con tasas de reemplazo del 40% o inferiores.

Con este panorama, en el año 2006 y en cumplimiento a una promesa de su campaña elec-toral, la ex Presidenta de la República Michelle Bachelet Jeria, ordena la constitución de una comisión de 15 expertos destinada a estudiar y evaluar los cambios que el sistema previsional chileno requería, y que se denominó Consejo Asesor Presidencial para la Reforma al Sistema Previsional, pero que en su importante quehacer fue conocido por todos como Comisión Marcel, en consideración al apellido de quien asumió como su Presidente, el economista Mario Marcel Cullel.

Este consejo planteó como las principales preocupaciones sobre el sistema previsional chileno, las siguientes:

Que parte importante de los trabajadores no ha podido cotizar con la constancia requerida y la rentabilidad de sus aportes no es suficiente para subsanar eso, lo que significará que una fracción mayoritaria de los trabajadores obtendrá pensiones significativamente más bajas que sus últimas remuneraciones;

Los cambios que experimentó Chile en los últimos 25 años, como por ejemplo, el aumento en las expectativas de vida3; la postergación de la entrada de los jóvenes al mercado del trabajo remu-nerado; el incremento de la participación de la mujer en el mercado laboral (aunque más inestable que el hombre); la mayor rotación laboral por la disminución de los contratos de trabajo de plazo indefinido y la

2 Por densidad de cotizaciones previsionales se entiende a la cantidad que se obtiene de dividir el tiempo de vida laboral de cada persona por el número de meses efectivamente cotizados en algún sistema previsional. 3 Ver tabla N° 1, en página 18.

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reticencia de los trabajadores independientes a cotizar (sólo el 5% lo realiza), se ha traducido en menores densidades de cotización; y la reducción de la importancia de la familia extendida que disminuye el tamaño promedio de los hogares, con lo que se dificulta que las carencias previsionales puedan ser suplidas mediante transferencias intrafamiliares.

La insuficiencia de los mecanismos de subsidio estatal, dado por el hecho que los cotizantes no alcanzan los periodos mínimos de cotización (240 meses) para acceder a una garantía estatal conforme a lo establecido en el D.L. 3.5004, o porque las pensiones asistenciales eran de bajo monto y estaban sujetas a un complejo procedimiento de evaluación socioeconómica de la familia, por lo que no era fácil su acceso abarcando un escaso porcentaje de la población; y una limitada adhesión de la población hacia el sistema, debido a la falta de educación y difusión previsional y la baja legitimidad política por la forma de su instalación (en el año 1981 Chile era gobernado por un Régimen Militar que concentraba el Poder Legislativo en una Junta Militar), ayuda a una escasa preocupación sobre estas materias.

Para enfrentar aquello, la Comisión Marcel estimó que Chile puede plantearse tres desafíos fundamentales: primero, universalizar el derecho a la protección de la seguridad social; segundo, minimizar el riesgo de la pobreza en la vejez y tercero, transformar las pensiones en una retribución justa al aporte de las personas a la sociedad.

Asimismo, para que la reforma tenga sentido, es necesaria, según ellos, que sea integral, enfocada bajo una lógica de protección social, constituyendo un sistema previsional integrado, el que deberá reunir las siguientes características (Comisión Marcel, 2006, p. 12 y 13): universalidad, autonomía, equidad social, equidad de género, solidaridad, eficiencia, transparencia, responsabilidad compartida, sosteni-bilidad y complementariedad.

4 De acuerdo al art. 82 del D.L 3.500, la garantía estatal, opera si se agota el saldo de la Cuenta de Capitalización Individual, en el caso de afiliados pensionados bajo la modalidad de Retiro Programado y Renta Temporal, o la pensión contratada cae bajo la mínima en el caso de Renta Vitalicia, además de tener, a lo menos, 20 años de cotizaciones en cualquier sistema previsional para las pensiones de vejez.

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III. ANTECEDENTES

Si bien hasta el momento, no hemos podido encontrar un modelo en el cual se hubiese inspirado el legislador para esta creación, nos atrevemos a proponer como sus antecedentes históricos más inmediatos, a las bonificaciones por hijo que concedían las cajas de previsión del antiguo sistema previsional chileno y al bono de reconocimiento que se le otorgó a quienes se traspasaron de aquél al nuevo sistema de pensiones del D.L. 3.5004.

Pues bien, en la ex - Caja Nacional de Em-pleados Públicos (Canaempu) existe un beneficio que les permite a sus mujeres trabajadoras cotizantes que puedan adelantar su fecha de pensión o jubilación en relación a un año por cada hijo vivo, siempre que tenga más de 20 años de cotizaciones y no se trate de una pensión de invalidez. Asimismo, las cotizantes de la ex - Caja de Empleados Particulares (Empart) tienen derecho a que su pensión se otorgue con un aumento de 1/35 del sueldo base por cada hijo vivo a la fecha de la concesión del beneficio y de 2/35 si son viudas, siempre que reúnan a lo menos 20 años de servicios efectivos y que con estos aumentos la pensión no exceda del sueldo base mensual. Estos son los dos únicos casos de este tipo de beneficio que existen en el antiguo sistema previsional de reparto

chileno, quedando las cotizantes de la ex - caja más grande de ese sistema, como es la del Servicio de Seguro Social – S.S.S. -, sin acceso a un aporte como el que está en comento.

En cuanto al Bono de Reconocimiento, se puede explicar su influencia, en el hecho que se utiliza su procedimiento (salvo la parte que implica la emisión y resguardo del bono), para el traspaso del dinero desde el Instituto de Previsión Social (I.P.S.) a la Administradora de Fondos de Pensiones (A.F.P.) en que se afilió la mujer, para que se incorpore a su cuenta de capitalización individual y pase a formar parte integrante de su fondo previsional que servirá para calcularle o recalcularle la pensión que le co-rresponde. Además de ser un instrumento represen-tativo de un período de cotizaciones, que en el caso del bono por hijo, no necesariamente fue trabajado y pagado como en su antecedente.

Fuente: (1)Celade; (2) Ine-Celade; (3) Ine; (4)

Censos 1982-2002 (5): Hombres 65 y más años

y Mujeres 60 y más años sobre Hombres entre

20 y 64 años y Mujeres entre 20 y 59 años.

TABLA N° 1: DATOS DEMOGRÁFICOS Y LABORALES

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IV. REQUISITOS DE ACCESO AL DERECHO

Este es un derecho establecido en el párrafo primero del Título III de la Ley Nº 20.255, sobre Reforma Previsional, que incrementará el monto de la pensión de la mujer a través del otorgamiento de un bono por cada hijo nacido vivo biológico o adoptado.

Para acceder a este derecho se debe dar cumplimiento a los requisitos que a continuación se indican, y que se contienen en los artículos 74 y siguientes de la citada ley:

Tener la mujer solicitante 65 años de edad cumplidos (es decir, sólo se puede solicitar desde el día del cumpleaños);

Tener residencia en nuestro país por un lapso de 20 años, continuos o dis-continuos, contados desde los 20 años de edad de la peticionaria; y además, haber residido en Chile al menos 4 años de los últimos 5 años anteriores a la presentación de la respectiva solicitud;

Jubilar o pensionarse a partir de 1º de julio de 2009; yTener la solicitante alguna de las calidades mencionadas en la Ley, estas son:Estar afiliada a una Administradora de Fondos de Pensiones (A.F.P.), óSer beneficiaria de una Pensión Básica Solidaria de Vejez (PBSV); óSer beneficiaria de pensión de sobrevivencia de una A.F.P. (D.L. Nº 3.500) o

del Instituto de Previsión Social (I.P.S.), que no esté afiliada a ningún régimen previ-sional y, según lo señalado por la Superintendencia de Pensiones5, con derecho a Aporte Previsional Solidario de Vejez (A.P.S.V.)6.

Para hacer efectivo este derecho, las mujeres que cumplan los requisitos deben presentar su solicitud por escrito en formulario creado para el efecto en cual-quier centro de atención previsional del Instituto de Previsión Social (I.P.S) o entidad con la que este tenga convenio.

5 Superintendencia de Pensiones. (2009:6). Circular Nº1625/09 ratificado por Oficio Ordinario Nº17317/10. Santiago: Superintendencia de Pensiones.6 Aporte Previsional Solidario de Vejez es un derecho consistente en el pago mensual de un monto en dinero que complementa la pensión que percibe el solicitante de 65 años de edad o más, residente en Chile por más de 20 años desde que cumplió 20 años y a lo menos 4 años en los últimos 5 años anteriores a la solicitud, y que pertenezca al 60% más pobre de la población chilena.

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V. MONTO, REAJUSTE Y CONDICIONES DE PAGO

Este bono es de cargo Fiscal y su monto equivale al 10% de 18 ingresos mínimos mensuales, correspondientes a aquel fijado para los trabajadores mayores de 18 años y hasta los 65 años de edad7, vigente en el mes de nacimiento del hijo8.

Para aquellos hijos nacidos antes del 1° de julio de 2009, la ley les considera esa fecha para efectos del inicio del cálculo del bono.

Debido a que entre la fecha del nacimiento del hijo y la fecha de solicitud y pago del bono transcurrirán muchos años, el legislador estableció una fórmula de reajustabilidad para su monto (artículo 75 de la Ley 20.255.-) consistente en aplicar una tasa de rentabilidad por cada mes completo, contado desde el mes de nacimiento del hijo (o desde el 1º de julio de 2009, según se explicó) y hasta el mes en que la mujer cumpla los 65 años, la que es equi-valente a la rentabilidad nominal anual promedio de todos los fondos tipo C9, a la que se le debe des-contar el monto de la comisión establecida en el inciso 2º del artículo 28 del D.L. 3.500, excluida la parte destinada al pago de la prima del contrato de seguro de invalidez y sobrevivencia que se refiere el artículo 59 del mismo cuerpo legal10.

De esta manera, se diferencian absolutamente, los dineros que en definitiva constituirán el fondo de pensiones de la cuenta de capitalización individual de la mujer11 que obtienen la rentabilidad (positiva o negativa) que le entrega el sistema de multifondos, de los dineros provenientes de este bono por hijo que tiene la rentabilidad establecida por ley.

7 En el sistema laboral chileno existen 3 tipos de ingresos mínimos: el primero y de mayor monto para los trabajadores mayores de 18 años de edad y hasta de 65 años de edad. El segundo para los mayores de 65 años de edad y los menores de 18 años y el tercero, es para fines no remuneracionales (Asignación por muerte o gastos funerarios). A modo de ejemplo hasta el 30 de junio de 2011, sus valores serán en moneda nacional

8 Los valores que se han pagado por este bono por cada hijo son: entre el 1/07/2009 y 30/06/2010: $297.000 – U$645,62 y entre el 1/07/2010 y 30/06/2011: $309.600 – U$673,01.-.de: $172.000.-, $128.402.- y $ 110.950.-, respectivamente.

9 Desde el año 2002, existen en Chile los Multifondos, denominados desde la letra A hasta la E, según la mayor cantidad de riesgo en que se invierten esos fondos por parte de las distintas AFP y que le generan la rentabilidad a la cuenta de capitalización individual de cada cotizante.

10. Todos los datos que implican esta fórmula son entregados mensualmente por la Superintendencia de Pensiones al I.P.S. mediante dos oficios.

11 El fondo de Pensiones de una cuenta de capitalización individual de un trabajador en Chile, se compone de los dineros depositados en ella provenientes de la cotización obligatoria del 10% de sus remuneraciones, la rentabilidad del fondo, las cotizaciones voluntarias, depósitos convenidos y otros autorizados por la ley.

A objeto de proceder a su pago, el artículo 76 de la ley, distingue según cuál sea la calidad con la que se accedió al derecho, así si la mujer es afiliada a una A.F.P., se le enterará en su cuenta de capitalización individual; en cambio, si es titular de una Pensión Básica Solidaria12, o percibe una pensión de sobrevi-vencia sin ser afiliada a algún régimen previsional, el Instituto de Previsión Social (I.P.S.) deberá calcular una pensión autofinanciada de referencia13, la que incre-mentará mensualmente el monto de la pensión correspondiente.

VI. CONSECUENCIAS DEL FALLECIMIENTO DE LA MUJER

Otra cuestión que resulta importante analizar, es qué ocurre si la mujer solicita el bono por hijo pero no alcanza a gozar de todo o parte del dinero que le corresponde por este derecho, a causa de su falleci-miento. Para ello, es necesario distinguir las situaciones que pueden generarse a partir del deceso:

Si la mujer fallece sin presentar la solicitud para hacer efectivo el bono, no se genera el derecho, aunque a esa fecha hubiese reunido todos requisitos que exige la ley, así se desprende de lo dispuesto en el artículo 77 de la Ley N° 20.255;

En cambio, si la solicitante fallece con poste-rioridad a la presentación de la citada solicitud, se entiende que el derecho le corresponde, aunque la muerte se produzca al dejar sobre la mesa el lápiz con el que firmó la solicitud, es decir, se considera que el derecho a percibir el bono ingresó a su patrimonio, restando sólo hacer efectivo su cobro por parte de su sucesión, según se indicará más adelante. Sin embargo, en virtud de la interpretación que sobre el particular realiza la Superintendencia de Pensiones14, para el pago del bono se debe distinguir conforme a la calidad con la que la solicitante hubiese requerido el derecho:

12 Pensión Básica Solidaria de Vejez (P.B.S.V.): Es un beneficio monetario mensual, de cargo fiscal, a que tienen derecho la personas que no tienen derecho a pensión en algún régimen previsional, han cumplido 65 años de edad o más, son residentes en Chile por más de 20 años desde que cumplió 20 años y a lo menos 4 años en los últimos 5 años anteriores a la solicitud, debiendo, además, pertenecer al 60% más pobre de la población chilena.

13 Pensión autofinanciada de referencia se calcula como una renta vitalicia inmediata sin condiciones especiales de cobertura, considerando la edad, el grupo familiar y el total del saldo acumulado en la cuenta de capitalización individual, que el beneficiario tenga a la fecha de pensionarse por vejez o invalidez de acuerdo al decreto ley Nº 3.500, de 1980, incluida, cuando corresponda, la o las bonificaciones por hijo devengadas a dicha fecha. Para más detalles ver: http://www.spensiones.cl/573/article-2790.html.

14 Superintendencia de Pensiones. (2009:6). Circular Nº1625/09 pág. 7 y 8. Santiago: Superintendencia de Pensiones.

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- Si tiene la calidad de afiliada a A.F.P. (D.L. 3.500): procede el pago del bono acreditados los requisitos legales y este pasa a formar parte del fondo previsional de la cuenta de capitalización in-dividual de la solicitante, por lo que podría constituir herencia dependiendo de la modalidad de pensión que ella perciba.

- En cambio, si tiene la calidad de beneficiaria de P.B.S.V. o de pensionada de sobrevivencia sin afiliación: conforme a lo interpretado por la referida Superintendencia, esto da origen “al pago de la Bonificación devengada hasta la fecha de fallecimiento15.

VII. COSTOS Y BENEFICIOS ¿A QUIÉNES BENEFICIA REALMENTE EL BONO?

Tal como lo señala el texto legal, el beneficio está destinado a aquellas madres de hijos nacidos vivos o adoptados, incluyéndose en este caso a la madre biológica y a la adoptiva, sin distinción. De tal forma que el universo objetivo de la ley, está re-presentado por las madres de Chile, con muy pocas excepciones. Sin embargo, en concreto, y tratándose de una medida calificada como de aquellas que buscan incrementar los fondos de la cuenta de capitalización individual, este derecho beneficiará a quienes logren reunir el mayor número de años entre el 1° de julio del año 2009 o la fecha de nacimiento de cada hijo (según corresponda) y la fecha en que la mujer cumpla los 65 años de edad, y a quienes cumpliendo con esta premisa tengan un mayor número de hijos.

En este sentido, se trata indudablemente de un avance en materia de los beneficios otorgados por el D.L. 3.500, considerando que una de las mayores críticas a las pensiones de vejez que reciben las trabajadoras al final de su vida laboral de este nuevo sistema previsional, es precisamente su baja tasa de reemplazo, esto es, la relación entre las remuneraciones recibidas en períodos de plena actividad y el monto de su pensión definitiva.

De forma indirecta, uno de los beneficiados es el propio sistema previsional, pues dispondrá de nuevos y mayores recursos que deberán administrar las A.F.P., respecto de las cuales podrán cobrar comisiones por su administración, en un creciente número de afiliadas.

Sin embargo, las directamente beneficiadas

15 Superintendencia de Pensiones. (2009:6). Circular Nº1625/09 pág. 7 y 8. Santiago: Superintendencia de Pensiones

son las propias mujeres titulares del derecho, al incre-mentarse su pensión de vejez, con lo que mejorará su condición personal y la de su grupo o entorno familiar, beneficiándose, de esta manera también toda la sociedad.

Ya que nos hemos referido reiteradamente al bono, resulta oportuno señalar cuál es su verdadero impacto en la pensión de una mujer, lo que queda claramente establecido en la siguiente gráfica en donde se refleja el monto por cada hijo y su repercusión en la pensión final de cada beneficiaria:

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Fuente: Capacitación Interna Instituto de Previsión Social.

AÑO ESCENARIO 3% ESCENARIO 4% ESCENARIO 5% ESCENARIO BASE (5,5%)

ESCENARIO 6% ESCENARIO 7% ESCENARIO 8%

2011 92.172 92.388 92.604 92.710 92.815 93.029 93.239

2012 34.302 34.850 35.404 35.682 35.961 36.524 37.091

2013 38.827 39.785 40.761 41.255 41.753 42.764 43.791

2014 43.694 45.156 46.658 47.424 48.200 49.784 51.409

2015 51.159 53.347 55.616 56.781 57.966 60.403 62.925

2016 62.758 66.049 69.493 71.274 73.095 76.863 80.799

2017 68.690 72.942 77.434 79.773 82.175 87.180 92.457

2018 77.430 82.989 88.916 92.025 95.233 101.961 109.123

2019 83.938 90.778 98.140 102.027 166.057 114.569 123.711

2020 90.238 98.494 107.464 112.234 117.203 127.769 139.225

2021 99.674 109.882 120.952 126.912 133.150 146.508 161.126

2022 108.612 120.801 134.298 141.575 149.228 165.733 183.960

2023 113.661 127.568 143.110 151.549 160.463 179.821 201.395

2024 125.239 141.931 160.764 171.062 181.992 205.896 232.787

2025 131.640 150.603 172.203 184.098 196.783 224.724 256.451

Proyecciones de gasto en bono por hijo bajo el escenario base y escenarios alternativos

Fuente: Capacitación Interna Instituto de Previsión Social.

Lo que no debemos olvidar es el costo para el Fisco de este derecho, ello lo apreciamos en el si-guiente gráfico que ha sido elaborado por la Dirección de Presupuestos (Benavides y González, 2010, p.32)

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Precisiones TerminológicasCuando ya hemos recorrido una parte im-

portante de nuestra reflexión, resulta oportuno tratar de responder algunas dudas que se han ido pre-sentando, como por ejemplo, por qué todos cono-cemos a este derecho como “bono por hijo” no obstante que en la Ley N° 20.255.- se le denomina como “bonificación por hijo para las mujeres”. Ello se debió a una decisión de las autoridades de la época, basada exclusivamente en criterios comu-nicacionales, por cuanto se estimó que para su difusión y masificación en la población sería mucho más senc i l lo hab lar de “bono” que de “bonificación”.

Asimismo, por nuestra parte estimamos que el legislador estableció esta “bonificación” como medida destinada a contribuir a la anhelada equidad de género, mediante el aporte por el Estado de los dineros necesarios para compensar los períodos no cotizados (conocidos como “lagunas previsio-nales”), por la gran mayoría de las trabajadoras, que se producen porque durante la crianza y educación de sus hijos salen del mercado laboral, lo que a su vez genera una vida previsional más breve.

Al otorgarse el bono tanto a la madre biológica como a la adoptiva, se está descartando la posibi-lidad de discriminar entre las trabajadoras por esta vía. Se pretende equiparar la situación de aquellas madres que aún entregando en adopción a un hijo – cualquiera sea la circunstancia que las llevó a tal decisión – con la de quienes optan por criarlos, e incluso con quienes han perdido a ese hijo luego del nacimiento. Respetó sin duda el legislador la garantía constitucional contemplada en el artículo 19 Nº 3 de nuestra Constitución Política, conocida como igualdad ante la ley, haciendo extensivo el derecho a todas ellas por igual.

VIII. EL BONO POR HIJO Y LOS PRINCI-PIOS DE LA SEGURIDAD SOCIAL

Todo nuevo beneficio en materia de seguridad social debe analizarse en relación a los principios que informan esta disciplina. De tal manera que tratándose de un derecho desconocido en nuestra legislación hasta la entrada en vigencia de la Ley 20.255.-, el bono por hijo constituye un verdadero hito entre aquellos instrumentos y derechos destinados a obtener

la equidad de género en materia previsional, según lo señaláramos precedentemente.

Por estar destinado específicamente a aquellas mujeres que hayan tenido hijos biológicos o adoptados, y que reúnan las calidades que exige la ley, se busca cumplir con el principio de la Integridad o Suficiencia, destinado a otorgar prestaciones suficientes y ade-cuadas a las contingencias propias de este grupo o segmento de la sociedad. Al reconocerse que la maternidad se ha trasformado en una limitación para que las trabajadoras obtengan mejores pensiones, en lo posible se busca la igualdad de condiciones previsionales con el hombre, mediante el otorgamiento de este bono por hijo que incrementa o mejora el monto de la pensión de la mujer. Cabe recordar que el fundamento del principio de integralidad, no es otro que la justicia distributiva, que obliga a la sociedad a atender a los administrados de acuerdo con sus necesidades, y que en este caso reconoce en la trabajadora que ha optado por la maternidad una mayor necesidad de apoyo estatal, sin olvidar tampoco que la seguridad social busca proporcionar el máximo de bienestar material, siempre que ello resulte com-patible con los recursos de la nación.

Asimismo, al tratarse precisamente de un aporte financiado con recursos proporcionados por el Estado, se destaca también su inspiración en el principio de la Solidaridad, aquel que para algunos jamás podría faltar en una verdadera estructura de derechos previsionales acordes con aquellas contin-gencias sociales que toda sociedad debe abordar y resolver. Al no hacer, en principio, distinción entre los grupos sociales a los que pertenecen las beneficiarias del bono por hijo, se cumple a cabalidad con la idea de aportar a todas por igual,  gracias al esfuerzo de toda la comunidad, pues lo que se busca es reconocer el hecho de la maternidad, en especial el parto, y convertirlo prácticamente en el único derecho de la reforma previsional que cumple con el principio de la universalidad subjetiva, que siempre ha sido pretendido por la seguridad social y que la Comisión Marcel y los legisladores plasmaron en esta ley de reforma.

Desde Beveridge se planteó el principio de la Unidad o Descentralización como una unificación orgánica o administrativa (Humeres, 2010), que en este caso se logra con el hecho que tanto el sistema de información previsional, como el ente que recibe las solicitudes y concede el derecho es uno mismo, el Instituto de Previsión Social.

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En busca de la equidad de género previsional: Bono por hijo nacido vivo. /Javier Rauld y Rodrigo Henríquez

IX. ¿CUÁLES SON LAS LIMITACIO-NES O DEFICIENCIAS QUE PRESEN-TA EL BONO POR HIJO PARA LA COTI-ZANTE Y EL SISTEMA PREVISIONAL? En primer lugar cabe señalar que cuando el objeti-vo final de este nuevo derecho o beneficio previsio-nal es incrementar la cuenta de capitalización indi-vidual de la trabajadora, se requiere que el sistema creado por el D.L. 3.500 asegure una rentabilidad mínima a los fondos acumulados que provengan del bono al que tiene derecho por cada hijo nacido vivo. Esto último representa uno de los grandes desafíos del citado sistema, atendido a que los ci-clos propios de la economía y las crisis sufridas por los países en los que se invierten los fondos de pensiones, no permiten proyectar tasas supe-riores al 5,5% anual. Por otro lado, cabe recordar que los fondos que en definitiva genere este bono para la madre trabajadora, se incrementarán des-de la fecha de entrada en vigencia del beneficio de acuerdo a la Ley de Reforma Previsional, esto es el 01 de julio 2009, o de la fecha de nacimiento del hijo si es posterior, y hasta que la requirente cumpla los 65 años de edad, de tal forma que no puede extenderse más allá de lo señalado en la ley, limitando la posibilidad de obtener una mayor rentabilidad o impidiendo disponer de los fondos, en la que podríamos denominar la “mejor oportu-nidad” para ello. Lo que no ocurre con los demás fondos de la cuenta de capitalización individual de la misma trabajadora, que obtienen la rentabilidad hasta que son utilizados en la pensión.

Otro aspecto que puede resultar trascendente a la hora de decidir por parte de la mujer trabajadora la época en la cual desea pensionarse por vejez (considerando que no está obligada a hacerlo ne-cesariamente a los 60 años que fija la ley como edad mínima para ello), lo constituye precisamente el hecho que el bono por hijo sólo puede obtenerse a los 65 años, lo que generaría a contar de los 60 años – si se eligió por la mujer esa edad para pen-sionarse16 – un período de latencia o espera (que en teoría podría extenderse hasta por cinco años) en el cual no contará con la totalidad de sus fondos para elegir la modalidad de pensión, ni podrá co-nocer el monto definitivo de su cuenta de capitali-zación individual... ¿cuál podría ser la solución en este caso? Estimamos que se podría recurrir al

16 De acuerdo al D.L. 3.500, la edad mínima de 60 años para la mujer, no la obliga a pensionarse llegada esa edad, pudiendo hacerlo posteriormente en cualquier momento.

retiro programado o a la renta temporal con renta vitalicia diferida17 por el período que medie entre la fecha en que la mujer se pensione por vejez, cum-plidos los 60 años, y la fecha en que cumpla los 65 años, considerando los montos estimados que recuperará e incorporará a su fondo al cobrar el bono por hijo, es decir, podría utilizar una parte de los fondos de su cuenta de capitalización individual para financiar su pensión durante el citado período, que teóricamente no podría exceder de 5 años, y sólo al momento de recibir los montos generados en el ya referido bono, decidir la modalidad de pensión que en definitiva va a adoptar. Esto último, en el entendido que el monto del bono pudiera ser superior a lo que a título de retiro programado o renta temporal se hubiera dispuesto por la pensio-nada durante esos 5 años o fracción inferior, y que dispondrá de un tiempo más que prudente para analizar y decidir cuáles serán sus perspectivas a futuro, con una mayor calma y antecedentes de los que dispuso cuando se pensionó. De tal forma, que a nuestro parecer, el monto de este bono puede incidir directamente en la decisión de la modalidad de pensión que utilizará en definitiva la mujer para pensionarse (CENDA, 2011, p. 48).

17 En Chile existen 4 modalidades de pensión: Retiro Programado, Renta Vitalicia Inmediata, Renta Temporal con Renta Vitalicia Diferida y Renta Vitalicia Inmediata con Retiro Programado. Para mayores detalles ver: http://www.spensiones.cl/573/article-2660.html.

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En busca de la equidad de género previsional: Bono por hijo nacido vivo. /Javier Rauld y Rodrigo Henríquez

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Oficio Ordinario N° 17317 de 26/05/2010, dirigido de Superintendenta de Pensiones a Sra. Directora del Instituto de Previsión Social.

GLOSARIO DE TÉRMINOS

AFP: Administradora de Fondos de Pensiones.APS: Aporte Previsional Solidario.IPS: Instituto de Previsión Social, ex-Instituto de Normalización Previsional.PBS: Pensión Básica SolidariaPBSV: Pensión Básica Solidaria de Vejez.SUPERINTENDENCIA DE PENSIONES: Ex Superintendencia de A.F.P.

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RESUMEN

El propósito de este artículo es presentar los fundamentos esenciales de dos autores relevantes en el contexto del pensamiento contemporáneo como lo son Martín Heidegger y Karl Popper referente a sus premisas tanto epistemológicas como éticas. En efecto, ambos pensadores no tan sólo incorporan en su horizonte reflexivo la proble-mática de la ciencia y su esencial pertinencia en el intento de comprender la configuración de nuestra época, sino que ocupan un lugar de preemi-nencia en su meditación. Desde esta perspectiva creemos que es posible tender un puente dialógico entre ambos a partir de las implicancias éticas que la primacía de la ciencia y la técnica gozan en nuestro siglo, la cual es necesaria pensarla a la luz de la reflexión -a veces distante y otras contrapuestas- de estos filósofos. Sin duda esto último se recorta como un desafío en sí mismo -el intento de diálogo- cuya resolución quizás quede sin ser dilucidada plenamente en el presente artículo, pero que esperamos abra un espacio de interrogación respecto de la posibilidad misma de hacer “dialogar” a pensadores coincidentes epocalmente, pero distantes a veces en cuanto a sus fundamentos, propuestas y referentes.

Palabras Clave: Heidegger, Popper, ética, ciencia, técnica.

ABSTRACThe purpose of this article is to present the essential basis of two important authors

in the context of contemporary thought, such as Martin Heiddegger and Karl Popper, relating to their epistemological and ethic premises. Indeed, both authors not only incorporated into their reflective horizon issues of science and its critical relevance in the attempt to comprehend the configuration of our time, but also these matters occupy a prominent place in their medi-tations. From this perspective we believe that is possible to create a dialogic bridge between both of them, from the ethic implications that the primacy of the science and technique in our century have, which is necessary to think at the light of reflection –sometimes distant and others opposed- of these philosophers. Undoubtedly, this last is cut as a challenge in itself -the attempt of dialogue- whose resolution may be left without fully elucidated in this article, but we hope to open a space of interrogation about the very possibility to make “talk” to coincident epochal thinkers, but distant at times in their basis, proposals and referents.

Key Words: Heidegger, Popper, ethic, science, technique.

* Fernando Fuica García Licenciado en Educación, Profesor de Filosofía, Profesor de Computación, Magister © Filosofía, Profesor Adjunto Universidad San Sebastián en las áreas de Ética Educacional, Bioética, Filosofía Moderna y Contemporánea. [email protected]

HACIA UNA REFLEXIÓN ÉTICA SOBRE LA CIENCIAnOTAS pARA AbRIR un DIáLOgO EnTRE hEIDEggER y pOppER

Into A Ethic Reflection Of Science

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Fernando Fuica García*Universidad San Sebastián

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Hacia una reflexión ética sobre la ciencia. Notas para abrir un diálogo entre Heidegger y Popper/ Fernando Fuica

INTRODUCCIÓN

“Mientras los animales inferiores sólo están en el mundo, el hombre trata de entenderlo y, sobre la base de su inteligencia imperfecta pero perfectible del mundo, el hombre intenta enseñorearse de él para hacerlo más confortable. En este proceso, construye un mundo artificial: ese creciente cuerpo de ideas llamado «ciencia», que puede caracterizarse como conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y por consiguiente falible.(...)” (Bunge, 1972:7-8).

Más allá de la vinculación teórica que Mario Bunge (Bunge, 1972) pudiera tener respecto del tema que queremos trabajar, nuestra intención es hacer uso de su reflexión como referencia que ilumina nuestro horizonte conceptual respecto del tema que nos convoca. Al respecto, creemos que esta cita de una u otra forma resume y sintetiza el lugar de primacía de la ciencia en nuestro horizonte discursivo, en tanto que referente de certeza. A partir de lo anterior, to-mamos como punto de contrastación la importancia que aún tiene la Filosofía en general y, sobre todo, la ética y la epistemología en particular, respecto del cuestionamiento de esta aparente primacía de la ciencia frente a otros referentes teóricos que pretenden dar cuenta de cómo es posible entender y explicar la realidad.

Desde que Bacon (2003)1 y Descartes (1977)2, en los albores de la modernidad, comienzan a fun-damentar al interior del pensamiento el creciente e innegable aporte de la ciencia, se instala en el amplio horizonte del conocimiento lo que podríamos llamar una “confianza ilimitada” en la capacidad de la razón, y en las respuestas que de aquella emanen. En efecto, la ciencia parece responder coherente y fundadamente allí donde la filosofía no lo hace y, a contrapelo y a la vez en concordancia con aquella, la reemplaza en su lugar como referente de verdad, certeza y objetividad.

Desde una perspectiva teórica cohabitan en este referente de identidad tanto el racionalismo como

1 El gran aporte de Bacon fue prever la utilidad práctica del saber teórico y la posibilidad de transformar la sociedad mediante las aplicaciones de la ciencia y la técnica. Para ello, postuló la necesidad de una reforma del saber de su época, consistente en una reorientación de la ciencia hacia la naturaleza y hacia los hechos, y la necesidad de una metodología adecuada, no basada en la lógica aristotélica. Este nuevo método es el que expone en su Novum Organum, obra que pretende ocupar el lugar otorgado hasta entonces a la lógica aristotélica

2 El núcleo de la filosofía cartesiana es el estudio del fundamento en que se basa el conocimiento humano, hasta el punto que podemos afirmar que con él aparece la epistemología o teoría del conocimiento como tema central de la filosofía moderna. Al respecto ver Meditaciones metafísicas con objeciones y respuestas, Meditación primera.

el empirismo, cada uno de los cuáles procuran cons-tituirse, desde su especificidad, como el fundamento de esta nueva mirada. De esta forma, tanto la pro-blemática epistemológica como gnoseológica terminan por copar el interés de los filósofos modernos, rele-gando a un aparente segundo plano a quien reinara a la fecha, a decir de Kant (1999)3, como madre de todas las ciencias: la metafísica.

Sin embargo, debemos reconocer que en casi todas las fundamentaciones que pretenden situar y discriminar qué es lo científico o lo cierto, en el con-texto del pensamiento moderno, de una u otra forma, se termina por recurrir a la metafísica, aún cuando asumimos que no están a un mismo nivel de com-prensión, por ejemplo, los postulados de Hume (1977)4frente a los de un Leibniz (1992)5, en la medida en que ambos persiguen fundamentar objetivos teóricos distintos6.

En este punto lo que debemos reconocer es que tanto racionalistas como empiristas no pueden prescindir de la metafísica. En efecto, pareciera ser que es a partir de este fundamento la ciencia adquiere su status epistemológico tal y como lo conocemos hoy en día, aún cuando asumimos y reconocemos que sigue presente la discusión acerca de qué es lo primero: si una fundamentación sobre el problema del conocer, como paso previo a una fundamentación sobre el ser; o bien, si es el sustrato metafísico el que sostiene los argumentos respecto de aquello que llamamos verdad.

La pretensión de la ciencia por ser la última palabra en los diversos ámbitos en los que se des-envuelve termina por opacar su verdadera pertinencia teórica, esto es, resolver exitosamente aquellas inte-rrogantes que se encuentran en la metafísica, desde la Edad Antigua, a saber, preguntas clásicas tales como: cuál es el origen del mundo, qué es la natu-raleza, cómo funciona ésta, cuáles son las leyes que la explican, etcétera. De una u otra forma, hasta el medioevo el fundamento sobre el ser prima como

3 Ver Primer Prefacio a la Crítica de la Razón Pura (1999).

4 Según dice en su Tratado sobre la naturaleza humana, Hume quiso llevar a cabo, en el mundo moral humano, lo que Newton había hecho con el mundo físico: investigación basada en la observación y experimentación.

5 En los Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano (1765), se refleja la influencia de los grandes contemporáneos, Descartes, Spinoza, de los avances crecientes de la ciencia moderna y hasta de las matemáticas, a cuyo desarrollo contribuye positivamente. Cree, no obstante, en una philosophia perennis, representada por la pervivencia de los grandes temas de la filosofía sobre todo antigua y medieval.

6 Si para Hume su preocupación fundamental es resolver “el problema de la inducción” (Epistemología), para Leibniz lo será la argumentación en torno a la “monada” (Metafísica)

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garante por sobre la interrogante acerca de qué podemos conocer con certeza.

Como consecuencia de esta casi infinita credulidad en la razón que caracteriza y define a esta época y, junto a lo anterior, la confianza en las posi-bilidades ontológicas que emanan de la ciencia surgida en la modernidad, su real pertinencia y alcance termina por generar un serio problema. En efecto, producto de las interrogantes respecto de los alcances de la razón y del entendimiento, límites que alguna vez quisieron aclarar pensadores tan diversos como Locke (1994), Leibniz (1992), Hume (1977) y, sobre todo, Kant (1999), termina por instalarse en el discurso moderno una problemática de carácter más bien gnoseológico que epistemológico, aunque no por ello, menos metafísico.

En este contexto histórico, la propia autocon-fianza de la ciencia en sus capacidades posibilitó que se dejara de lado el imprescindible componente ético y valórico que implica toda actividad humana, ante-poniendo los medios por sobre los fines, y estable-ciendo, al mismo tiempo, un sustrato de certidumbre aparentemente difícil de objetar. La aparente supre-macía de la ciencia frente a la filosofía sepultó toda posible reflexión respecto de los alcances y conse-cuencias de su incuestionable imperio en el quehacer diario de la persona humana: “abran paso, viene el progreso”, pero ¿a qué costo?

Es Kant en 1781 quien finalmente va a delimitar cuál es el campo de acción-reflexión propio de la ciencia, y qué es lo que queda para la filosofía. Las respuestas que elabora frente a la pregunta desarro-llada en la Crítica de la Razón Pura “¿Son posibles los juicios sintéticos a priori en la metafísica?” pregunta que podemos analogar ¿Es la metafísica una ciencia?, escapan al objetivo de nuestro trabajo, pero atraviesan cualquier posible reflexión que se realice en el con-texto de la pregunta que interroga sobre la ciencia y sus alcances posibles.

II. EL CRITERIO DE LA DEMARCACIÓN COMO FUNDAMENTO ÉTICO EL POPPER

Nos remitiremos en este punto a un pensador y epistemólogo del siglo XX llamado Karl Popper (1977), en lo que respecta a qué podemos conocer, su postura fundamental es que no es posible conocer la verdad, sino sólo detectar el error7. En efecto, para Popper, teorías como las de Freud y Adler por ejemplo, no son sino cuerpos de hipótesis de carácter pseudo científico. Sin embargo, en este mismo contexto, le llaman la atención las teorías de Einstein8, quien está dispuesto a someter a prueba sus propios fundamentos (Popper, 2005). De esta problemática juvenil surge su propuesta sobre el criterio de demarcación, que apunta en definitiva a explicitar qué es y qué no es ciencia, o mejor dicho, qué es ciencia y qué es pseu-dociencia, superando de paso la contradicción dia-léctica ciencia-metafísica. Popper vio la demarcación como un problema central en la filosofía de la ciencia y propuso el falsacionismo como una forma de de-terminar si una teoría es científica o no. Simplificando, se podría decir que si una teoría es falsable, entonces es científica; si no es falsable, entonces no es ciencia (Popper: 1977).

Según Popper (1977), la ciencia avanza me-diante conjeturas en forma de hipótesis: de lo que se trata es de admitir la posibilidad de ser sometidos a una posible refutación empírica, de tal forma de tener la certeza que estamos frente un cuerpo científico.

Para este autor, la teoría del conocimiento tradicional en cierta forma es subjetiva por fundarse en la certeza, en la medida en que, desde Kant, es el sujeto el que construye y configura la realidad fe-noménica: no hay fenómenos sin un sujeto del co-nocimiento. A partir de lo anterior propone su teoría del conocimiento objetivo afirmando que el conoci-miento no consiste tanto en el problema de cómo fundamentamos la verdad, sino cómo se desarrolla la ciencia: y ésta se desarrolla a partir de conjeturas o hipótesis, que son soluciones tentativas con la posibilidad de ser refutadas (Popper, 1977). Popper ha dado a su filosofía el nombre de racionalismo crítico (Popper, 1981: 397), que es sobre todo una actitud

7“Pero, ciertamente, sólo admitiré un sistema entre los científicos o empíricos si es susceptible de ser contrastado por la experiencia. Estas consideraciones nos sugieren que el criterio de demarcación que hemos de adoptar no es el de la verificabilidad, sino el de la falsabilidad de los sistemas”. Popper (1977: 39-40). La lógica de la investigación científica, Tecnos, Madrid.

8“...Al contrario que la ameba, Einstein, siempre que se le ocurría una solución nueva, intentaba falsarla conscientemente por todos los medios, detectando en ella algún error: enfocaba críticamente sus propias soluciones.” Popper (2005).

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frente al conocimiento, la cuál es condición de posi-bilidad de progreso e incremento.

Para Popper lo que define el carácter cien-tífico de una teoría es su contrastabilidad o refutabilidad: “Una teoría finalmente es científica solo si es en principio incompatible con algunos fenómenos posibles de ser observados” (Popper, 1977:55). Sostiene Popper que el problema está en decidir qué es cien-tífico y qué no lo es, y que no debe identificarse científico con significativo, ya que en general los enunciados metafísicos son significativos, pese a no ser científicos; así, “el criterio del carácter científico de un enunciado reside en su refutabilidad” (Po-pper,1977:30-40). No puede demostrarse que una teoría científica sea verdadera pero, es posible refutarla como falsa. De este modo, la falsedad de una teoría es el resultado del test empírico correspondiente (Popper, 1977).

Lo anterior, no sólo resume y anticipa la postura de Popper frente al tema que nos convoca, sino que presenta al criterio de demarcación simultáneamente como un referente epistemológico y como un referente ético. Así como toda teoría científica debe de ser posible refutarla o falsarla, lo mismo debe ocurrir respecto de los referentes teóricos de una sociedad que aparece como cerrada (Popper: 1981) y recursiva al momento de fundamentarse a sí misma. De esta manera, un fundamento de origen epistemológico se instala a la vez como un referente ético de cuestio-namiento político y social.

III. HEIDEGGER: LA TÉCNICA COMO HORIZONTE DE LA PREGUNTA QUE INTERROGA POR EL SER

Por su parte la meditación respecto de la ciencia en un autor como Heidegger, a partir de su obra fundamental Ser y Tiempo (1980), comienza con la explicitación de lo que nuestro autor llama el “olvido del ser”. Su reflexión se inicia con el plantea-miento de la pregunta por el ser como pregunta fundamental y fundacional de la filosofía. Es la pregunta fundamental, porque el acto de conocer entes, sean éstos teóricos o prácticos, presupone ya un cierto modo de entender e interpretar qué es el ser. Toda consideración de la realidad, de lo que es, exige una previa consideración de cuál es el sentido del ser mismo.

En consistencia con lo anterior, la problemática de la ciencia en Heidegger -y fundamentalmente de la técnica- debemos entenderla bajo el marco con-

ceptual de la pregunta esencial que interroga sobre el ser (Heidegger: 1997)9. El horizonte discursivo y reflexivo que le da sentido a toda la posterior reflexión a Ser y Tiempo del pensador de Friburgo, en cuales-quiera de los posibles temas a ser puestos en cuestión, tienen como referente de articulación la pregunta original que interroga por el ser. La analítica existen-ciaria desarrollada a lo largo de su texto no tiene sino la intencionalidad de ser fundamento y sostén de toda reflexión posterior sobre el tema que atraviesa a la filosofía, según este autor, desde Parménides en adelante, a lo cual llama el olvido del ser (Heidegger, 1951)10.

Es en su texto La época de la imagen del mundo (1960) donde Heidegger establece su con-cepción de ciencia entendida esencialmente como investigación, en tanto que fenómeno característico de un período histórico preciso: la Edad Moderna. En efecto, no podemos hablar según Heidegger de algo así como una ciencia antigua o ciencia medieval: la ciencia es un fenómeno estrictamente moderno, y en tanto que tal, responde a una especificidad que lo caracteriza y define.

Al respecto, Heidegger se pregunta: “¿Qué concepción de lo ente y qué interpretación de la verdad subyace a estos fenómenos? ¿En qué consiste la esencia de la ciencia moderna? ¿Qué concepción de lo ente y de la verdad fundamenta a esta esencia?” (Heidegger, 1960: 68). Si conseguimos alcanzar el sustrato metafísico que fundamenta la ciencia como ciencia moderna, también será posible reconocer a partir de él la esencia de la Era Moderna en general. Esta es su tesis.

La respuesta de nuestro autor es: “la esencia de eso que hoy denominamos ciencia es la investigación. ¿En qué consiste la esencia de la investigación?  Consiste en que el propio conocer, como proceder anticipador, se instala en un ámbito de lo ente, en la naturaleza o en la historia. Se produce cuando en un ámbito de lo ente, por ejemplo, en la naturaleza, se proyecta un determinado rasgo fundamental de los fenómenos naturales.” (Heidegger, 1960:69).

Por lo tanto, si logramos establecer cuál es el fundamento metafísico de este fenómeno esencial de la modernidad que es la ciencia, lograremos arribar al concepto de ente y a la interpretación de ‘verdad’ que subyace a esta época llamada Edad Moderna.

9 Ver La pregunta por la técnica (1997) en Filosofía, ciencia y técnica, Editorial Universitaria, Santiago.

10 Desarrolla Heidegger esta noción fundamentalmente en Ser y Tiempo (1951), y también en Carta sobre el humanismo (2000) [traducción de Helena Cortés y Arturo Leyte], Alianza Editorial, Madrid.

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Ya podemos colegir a estas alturas que el tema, tanto de la ciencia como de la técnica para Heidegger, son horizontes teóricos de constrastación frente al pro-blema de la pregunta que interroga por el ser. Mas, ahí dónde nos preguntamos por el ser -a partir de la modernidad-, debemos preguntarnos irremediablemente por la ciencia y por la técnica, en tanto que ámbitos de despliegue teórico que remiten a la pregunta que interroga por el sentido del ser.

En efecto, conforme avanza y se despliega su reflexión, conceptualiza Hei-degger a la técnica usando el concepto alemán de ge-stell (Heidegger, 2007), a partir del cual, debemos entender la técnica como dis-posición o im-posición. La gestell11 es la forma de desocultamiento del ser en nuestra época contemporánea, por lo tanto, la pregunta que interroga por el ser no puede obviar la meditación sobre la ciencia y la técnica.

Es en este punto dónde la irrupción del problema ético cobra sentido, basán-donos en la pertinencia y vigencia de la propuesta que realiza Heidegger en lo que se refiere al lugar de la técnica en nuestra época contemporánea, en tanto que cons-tituyente fundamental de cualquier reflexión que pretendamos realizar sobre nuestra era, transida por la preponderancia de la ciencia, y, en particular, de la técnica. Es la ética el campo discursivo que permite generar un espacio de reflexión única, que vincula a la vez ciencia y filosofía, cada una desde su particular especificidad teórica. Conocido es en este punto el concepto de naturaleza propuesto por Heidegger: una suerte de estación de servicio (Heidegger, 2007). En la medida en que el hombre ve a la naturaleza sólo como proveedora de recursos, termina el hombre transformán-dose él mismo en un recurso, y en tanto que tal, cumple y satisface con aquello que lo define: utilidad, temporalidad, fecha de caducidad y, finalmente, deshecho.

11Jorge Acevedo (1999) en Heidegger y la época técnica. Editorial Universitaria, Santiago de Chile, reúne más de diez acepciones y traducciones del concepto ge-stell. Ver también su artículo Nuestra época: una era técnica (Heidegger) en Ética e Innovación Tecnológica / Fernando Lolas Stepke [editor] (2006), Andors, Santiago de Chile.

El pensador de Friburgo puede proveernos del soporte teórico a partir del cual leer nuestra realidad, que se nos muestra por doquier encaminada hacia el usufructo indiscriminado de los llamados recursos naturales, con la consiguiente e inevitable aceptación de que la naturaleza se encuentra absolutamente alejada de lo que los griegos llamaron alguna vez la physis. Se perdió la armonía entre hombre y naturaleza, la posibilidad de asumir que el hombre es parte de un todo y no amo y señor de lo dis-puesto enfrente, a partir del pensamiento calculante y calculador que caracteriza la modernidad y atraviesa la posmodernidad.

Pero por sobre todo, esta concepción de naturaleza entendida fundamentalmente como recurso natural ha terminado por mutar al hombre, tal como lo dice Heidegger (2007), en recurso humano. Y sabemos por experiencia que en tanto que así llamado recurso, ya sea natural o humano está implícitamente definido su inicio y su fin: su permanencia está supeditada a que siga proveyéndonos de utilidad. El hombre deviene un útil. Reiteramos la idea de que en la medida en que la naturaleza se trans-forma sólo en proveedora de recursos, el hombre mismo se convierte en recurso humano.

Toda empresa humana se transforma en un pensar calculante y en esa medida nuestra época se ve amenazada por la pérdida de arraigo. ¿Cuáles serían el suelo y el fundamento para un arraigo venidero? Lo que buscamos con esta pregunta tal vez se halla muy próximo; tan próximo que lo más fácil es no advertirlo. Porque para nosotros, los hombres, el camino a lo próximo es siempre el más lejano y por ello el más arduo. Este camino es el camino de la reflexión (Heidegger, 1994).

¿Una posible salida? La plantea Heidegger en Serenidad (Heidegger, 1994):

“La falta de pensamiento es un huésped in-quietante que en el mundo de hoy entra y sale de todas partes. Porque hoy en día se toma noticia de todo por el camino más rápido y económico y se olvida en el mismo instante con la misma rapidez”. Nuestra relación con el mundo técnico se hace maravillosamente simple y apacible. Dejamos entrar a los objetos técnicos en nuestro mundo cotidiano y, al mismo tiempo, los man-

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tenemos fuera, o sea, los dejamos descansar en sí mismos como cosas que no son algo absoluto, sino que dependen ellas mismas de algo superior. Quisiera denominar esta actitud que dice simultáneamente «sí» y «no» al mundo técnico con una antigua palabra: la Serenidad para con las cosas.” (Heidegger, 1994: 17-25). Cuando se despierte en nosotros la Serenidad para con las cosas y la apertura al misterio, entonces podremos esperar llegar a un camino que conduzca a un nuevo suelo y fundamento. En este fundamento la creación de obras duraderas podría echar nuevas raíces.

No obstante lo anterior, tampoco podemos dejar fuera una parte fundamental de la mentada entrevista con Die Spiegel (Heidegger, 1996), publicada después de su muerte, donde el interlocutor en un momento de la entrevista comienza a pedirle a Heidegger, que le muestre de qué modo sus ideas pueden tener un efecto sobre un eventual cambio de la situación mundial. Y Heidegger responde: “No sé nada sobre el ‘efecto’ que puede tener un tal pensamiento... puede incluso que sea preciso esperar trescientos años antes de que él tenga algún efecto.” (Heidegger, 1996). Y más adelante insiste: “No, yo no conozco ningún camino que conduzca a cambiar de manera inmediata el actual estado de cosas en el mundo, a suponer que un tal cambio fuese posible a los hombres. Pero me parece que el intento de pensar podría despertar la disponibilidad de la que he hablado, clarificarla, afirmarla” (Heidegger, 1996).

IV. CONCLUSIÓN

A partir de la preclaridad y lucidez intelectual de los autores referenciales del presente artículo podemos inferir fácilmente que la meditación sobre nuestra época, determinada por el predominio científico-técnico, dista mucho de ser comprendida y abarcada plenamente no tan sólo en lo que concierne a sus fundamentos y ante-cedentes, sino y sobre todo, respecto de las proyecciones éticas, epistemológicas y socio-político-económicas que para las generaciones futuras trae aparejada. Es en este punto donde creemos pertinente situar un punto de referencia, en este caso ético, para abordar tanto el diagnóstico (en el sentido nietzscheano del término), como las posibles consecuencias de asumir este “pensar calculante” como si fuera el único referente de análisis válido e incuestionable, el cual pareciera que debemos aceptar acríticamente sin detenernos a reflexionar sobre sus fundamentos, tanto epistemo-lógicos como deontológicos que condicionan nuestra mirada actual respecto del mundo.

Tanto en Popper como en Heidegger, tomados cada uno por sí solo, podemos encontrar argumentos referenciales consistentes como para situar cimientos sobre los cuales construir una reflexión, tanto sobre lo presente y sobre todo sobre lo por-venir. Más al mismo tiempo, podemos intentar configurar un diálogo pensante entre ambos filósofos, a partir de un proceso eidético de continuidad y ruptura, asumiendo la especificidad de cada uno, pero a la vez destacando la posibilidad de una con-junción dialéctica a partir de dos polos reflexivos, que no solo no se anulan, sino que abren un referente común de cuestionamiento: la ciencia entendida como aquel sustrato que funda y define una época.

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Hacia una reflexión ética sobre la ciencia. Notas para abrir un diálogo entre Heidegger y Popper/ Fernando Fuica

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RESUMEN

Se sabe que en períodos de catástrofe lo que más se re-quiere es información veraz y oportuna; puesto que frente a la incertidumbre y el silencio se gatilla en las personas la necesidad no sólo de saber sobre lo que ha sucedido, sino que también las consecuencias y evolución del acontecimiento.

El siguiente ensayo es realizado en el marco del Magister de Desarrollo Humano Local y Regional de la Universidad de la Frontera. En éste se recoge la tesis que formula Miquel Rodrigo en “La Construcción de la Noticia” (2003), al afirmar que las noticias son la fuente principal para definir la realidad social en el mundo moderno. De ahí la importancia que tendrían los medios de comu-nicación en la construcción de los sentidos y significado que otorgan las personas a los acontecimientos. En este contexto, se analiza el rol que juega la Radio en la difusión del denominado fenómeno de las “Turbas Invisibles” que a 72 horas de sucedido el megasismo transformó a la ciudad de Concepción y comunas aledañas en un territorio cubierto por barricadas, piquetes de vecinos organizados, y autoridades desesperadas ante la inminencia de enfrentamientos entre barrios y poblaciones de la intercomuna.

Palabras clave: Medios de Comunicación, Radio, Catástrofes, Terremoto, Noticias, Comportamiento Social

ABSTRACT It’s known that the times of disaster that is required is more accurate

and timely information, since the face of uncertainty and silence , people have the need not only know about what happened, but also the consequences and evolution of the event. The paper was written in the context the Master of Local and Regional Human Development at the University of La Frontera.

This paper gathers the thesis of Miquel Rodrigo who states that “news are the main source to define the social reality in the modern world”. That is the importance that media has in the building of our senses and meaning that people give to the events.  In this context, there is an analysis about the role played by Radio in the diffusion of the so called phenomenon of “invisible crowds” that 72 hours after the earthquake turned Concepción and its surroundings in a place covered by barricades, squads of neighbors and desperate authorities frightened by inminent violence and confrontation among neighborhoods in Concepción and the surrounding cities.

Key Words: Mass media, Radio, Social Construction of the Reality,Catastrophes, Ear-

thquake, The News. Social Behavior.I.

* Marcela Muñoz Cuevas.Trabajadora Social. Docente Escuela Trabajo Social. Departamento de Ciencias Sociales de la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad del Biobío. [email protected]. Avenida Collao 1202, Casilla 5-C.

Las sonoridades del terremotobiobío 27 febrero 2010

The Earthquake’s SonoritiesBioBío feBruAry 27, 2010.

marcela muñoz Cuevas*Universidad del Bío - Bío

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Las sonoridades del terremoto. Bío Bío. 27 de febrero 2010/ Marcela Muñoz

LOS EFECTOS DE LAS CATÁSTROFES: EL QUIEBRE EN LAS RUTINAS COTIDIANAS Y LA REALIDAD

El movimiento sísmico que afectó a varias regiones del país en Febrero del año 2010 y cuyo epicentro fue en la del BioBio sin lugar a dudas quedará inscrito como una de las principales catás-trofes naturales que nos han impactado como país en los últimos años. No sólo por la magnitud y la fuerza con que fueron azotadas y destruidas miles de viviendas, edificios y estructura de las zonas im-pactadas, sino que también, por el posterior maremoto que inundó el borde costero y mató a cientos de personas.

El terremoto dejó a oscuras e incomunicadas a vastas zonas del país. Las personas afectadas quedaron prácticamente aisladas y sin posibilidad de poder comunicarse entre ellas, ni con otras regiones. En este contexto, para la mayoría de los habitantes del Gran Concepción y comunas aledañas las primeras 72 horas posteriores al desastre serán recordadas como una pesadilla. No solo por la experiencia del sismo, sino que también, por los acontecimientos que siguieron al desastre y que tuvieron a toda la población sumida en la creencia de que bandas de personas -“turbas”- saquearían sus hogares.

Se sabe que una catástrofe generalmente implica la ocurrencia de un suceso negativo, usual-mente imprevisto y brutal que provoca destrucción material y pérdidas humanas, ocasionando un gran número de víctimas. Según (Fernández, Beristaín & Páez, 1999:1) una definición que es ampliamente aceptada de catástrofe es la que propone Fritz: “cualquier hecho concentrado en el tiempo y en el espacio, en el que una sociedad o una parte relati-vamente autosuficiente de una sociedad, vive un peligro severo y perdidas de sus miembros y perte-nencias materiales, y en el que la estructura social se rompe y la realidad de todas o algunas funciones esenciales de la sociedad se ven impedidas de continuar”. Sin embargo, los mismos autores precisan que desde una perspectiva socio-cognitiva, las ca-tástrofes son hechos traumáticos que alteran profun-damente el conjunto de creencias esenciales de las personas sobre sí mismas, el mundo y los otros. Por lo tanto, una catástrofe como tal, no solo tiene efectos físicos en el entorno, sino que también en lo social,

pues el suceso conlleva a diversas interpretaciones y respuestas por parte de las personas, las que en-frentadas a situaciones de cambio, riesgo o tensión, desencadenan una serie de conductas y emociones individuales y colectivas entre las que se destacan el estupor; el miedo y el pánico, como las más recurrentes.

Por otro lado y de acuerdo a lo que plantea Berger y Luckmann (1967), las ideas que tenemos del mundo las concebimos a través de las percep-ciones, de este modo se asume que la percepción es la realidad. Así es como los sujetos al compartir las tipificaciones o representaciones mentales de las acciones del otro van construyendo y definiendo significados que se cristalizan en la institucionalidad del conocimiento. Nuestra realidad sería fruto de las acciones sociales intersubjetivas en el sentido de un vivir humano dentro de una comunidad social e his-tórica. Así mismo, lo más próximo a cada uno seria la realidad de la vida cotidiana, la que ambos autores precisan seria “el mundo por excelencia” (Berger y Luckmann, 1967:38). Desde esta perspectiva, la vida cotidiana se construye a partir de nuestras rutinas e interacción social, proceso a través del cual se ordena nuestro “ser y estar” en el mundo. Al respecto, cabe destacar que la vida cotidiana consta de una estructura temporal y espacial en la que el lenguaje cumple la función de objetivar y posibilitar el estable-cimiento de signos y símbolos que al comunicarnos se van compartiendo con el otro. De acuerdo a ello, no sólo compartimos una realidad, sino que también la definimos recíprocamente. “Sé que es real, aun cuando pueda abrigar dudas acerca de mi realidad, estoy obligado a suspender esas dudas puesto que existo rutinariamente en la vida cotidiana” (Berger y Luckmann, 1967:39). Este último aspecto nos indica que cualquier pérdida abrupta o ruptura en nuestras rutinas cotidianas se constituye en una amenaza a la realidad establecida. Desde esta perspectiva, una catástrofe de las características que tuvo el terremoto de Febrero 2010 en la región del Bio - Bio se habría constituido en un quiebre de la realidad al verse ésta seriamente amenazada en su continuidad, provocando una seria de reacciones en las personas las que se vieron profundamente impactadas por el evento.

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Se sabe que la radio es un medio de comunicación de larga data. Un medio en que tanto el emisor como el receptor comunican sin verse. Se dice que es un medio ciego. Por otro lado, la información se transmite en forma instantánea y es capaz de llegar a todo tipo de público rápidamente, es cercana.

La radio como medio, posibilita que el receptor vaya imaginando lo que está escuchando. Saiz Olmo (1998) afirma que la radio es un medio que nos permite “ver” con los oídos ya que el receptor “crea” sus propias imágenes mentales. Una capacidad que sin duda, es su principal especificidad. Se afirma que escuchando lo que se dice en la radio somos capaces de crear realidades (Echeverría, 1993). Al respecto, Cebrián señala que en la radio la realidad se ma-nifiesta a través de su expresividad sonora, actuando como un medio testificador y documental de sonoridades (Cebrián, 1994:12). De un modo similar Balsebre (1994) señala que el espacio auditivo radiofónico es, lógicamente, un espacio psicológico que integra dimensiones de informaciones que llegan a través de los sentidos.

En el mismo orden de estas ideas se destaca también el carácter artificial del lenguaje radiofónico y la palabra ra-diofónica, que aun transmitiendo en el lenguaje natural de la comunicación in-terpersonal, es palabra imaginada (Bal-sebre, 1994).

Por su parte Charadeau (2003) refuerza aún más este carácter sugestivo y sugerente del lenguaje radial al enfatizar

que el oyente al no disponer de la imagen, entraría en la descripción de lo que está sucediendo por el poder de sugerencia, de la evocación y la reconstrucción imaginada de los hechos a través de las asociaciones personales. Sin embargo, no podemos dejar de considerar que lo que se dice en la radio ya es una inter-pretación. En efecto, y tal como lo señala Vera (2009:85-86):

“La interpretación es un proceso complejo que lleva a cabo cada uno de miembros de las audiencias de los medios de comunicación, en el que el autor del discurso mediático propiciará una interpretación del mismo; sin embargo, ello no significa, que aun siendo esta la prioritaria, sea la interpretación que haga el receptor”.

Por otro lado, se sabe por Ma-cLuhan (citado por Vera 2009) el poder que tiene el lenguaje mediático en la comprensión de la realidad. Es así que dependiendo del tipo de medio por el cual nos enteremos de un acontecimiento serán los significados que le daremos a los hechos. El autor reconoce que tanto la emotividad como la profundización en el tema inducen a la generación de climas distintos para el auditor. Por lo tanto, cada medio tiene sus propios códigos para comunicar. Pero no sólo eso, además, las personas son capaces de re-definir o re-interpretar los mensajes de forma colectiva a través de las relaciones inter-personales, las que también actúan como un canal que opera en la construcción de los significados (Rodrigo, 1993).

II. LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS, COMO LA RADIO, INFLUYEN EN LA CONSTRUCCIÓN DE REALIDAD

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III. LA RADIO AMPLIFICA LAS VOCES: UN RUMOR SE TRANSFORMA EN NOTICIA

En Radio Biobío se escuchaba que los locales, además de ser asaltados habían sido quemados. De pronto, el llamado de un auditor desde la comuna de San Pedro indicando que una turba de más de cien personas venia hacia su villa, premunidos de armas y con la intención de asaltar las casas. (Cá-ceres, 2010).

Podríamos afirmar que la información que se transmite a través de los medios de comunicación, en este caso la radio, es un fenómeno de producción social. Es más, la noticia seria una representación social de la realidad cotidiana producida institucio-nalmente, y que se manifiesta en la construcción de un mundo posible. Bajo esta premisa, se sostiene que “las noticias son la fuente principal para definir la realidad social del mundo moderno” (Rodrigo, 1993:82). Una noticia por tanto, es un acontecer que toma ribetes periodísticos, y son los medios quienes crean las noticias a partir de los acontecimientos. Así mismo, la noticia se podría constituir en un marco interpretativo que tendría la capacidad de modelar las opiniones de las personas. En este aspecto, habría cierta realidad que se enmarcaría por sobre otra, y que se destacaría deliberadamente. En consecuencia, y según De Fontcuberta (1993), los medios incluyen - excluyen y jerarquizan la información de acuerdo al grado de impacto o interés que éstos puedan generar en la población. También por el grado de implicancia que tienen las personas en algún acontecimiento. Es así que “mientras más implicado se sienta el público en la noticia, habrá por parte de éste, mayor capacidad de respuesta y adhesión al medio” (De Fontcuberta, 1993:102). A lo que Gomis, citado por De Fontcuberta agrega:

“La noticia más útil para el oyente ó el lector, será aquella que mejor le sirva para entender lo que pasa, o hacerse cargo de lo que va a pasar, para entender lo que le espera, o también aquello en lo que el mismo pudiera influir” (De Fontcuberta, 1993:103)

Por lo tanto, “la noticia estaría definiendo y

redefiniendo, constituyendo y reconstituyendo permanentemente los fenómenos sociales” (Tuchman, 1983: 44). Durante las horas que transmitió Radio Bio Bío en Concepción y la intercomuna, éste medio

fue dando una gran cantidad de información originada en diversas fuentes. No sólo de los reporteros en terreno, sino también, de los vecinos a través de llamados telefónicos que se pasaban al aire y que provenían de variados sectores de la ciudad, relataban y daban aviso sobre la llegada de turbas o grupos armados que se estaban acercando a sus barrios y sectores poblacionales, incluso refiriéndose a la posibilidad de ser atacados o saqueados en sus hogares. En este aspecto, el revisar el origen de las fuentes informativas se pasó por alto en Radio Bio Bio y, ante la máxima tensión frente a una realidad que se encontraba fracturada, quebrada y amenazada en tanto su orden y sentido; un rumor se terminó transformando en noticia.

El rumor como tal, es en sí, un relato vocal que si bien es capaz de atravesar diferentes grupos sociales, y contextos culturales, se mantiene en la esfera de una información poco creíble debido al carácter anónimo de la fuente (Zires, 1991). Sin em-bargo, al ser amplificado y difundido a través de un medio de comunicación de masas como la Radio, pierde ese carácter anónimo, y se hace público. Se transforma en un acontecimiento enmarcado y difundido, y por ende, en una noticia. Al salir en la Radio, el rumor se tornó para todos en un hecho creíble, pues se legitimó la fuente. “salió en la radio”. En ese momento, era la única fuente de información pública que permitía a los habitantes del Gran Con-cepción estar conectados con lo que estaba pasando1. Desde esta perspectiva, el rumor tomó el carácter de una polifonía. Ya no era solo el producto de una voz, sino que de varias voces que se sumergieron en el anonimato que el medio, y el contexto permitió, contribuyendo a amplificar la vivencia de un grupo de personas que al ser transmitida por la radio, y parafraseada por sus locutores terminan contribuyendo a definir la realidad del momento. En este sentido, Gil Calvo (2004), destaca la relevancia que tienen los medios de comunicación en la definición y cuantifi-cación de la realidad. El autor afirma que éstos no son solo simples transmisores de información o na-rradores de acontecimientos, sino que los medios, son actores capaces de juzgar lo que está pasando y dictaminar la valoración de los hechos. Existiría por ello cierta responsabilidad atribuible a su actuar.

1 Parece importante destacar que el mensaje del medio, en este caso radial, es recibido por una población que no es compacta ni homogénea, y en la que se aprecian solo por mencionar algunas distinciones, diferentes niveles de educación, situación económica y actividades laborales.

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Si bien, las supuestas turbas descritas por las personas que llamaban difícilmente existieron como una amenaza real dirigida hacia las viviendas, la población de la intercomuna estuvo en situación de alarma durante varios días:

“Nos juntamos temprano. Todos los hombres en una esquina decidieron que hacer. Harían guardia toda la noche y nosotras haríamos fogatas en los patios, para mantener todo el sector iluminado. El miedo más grande que yo tenía era que decían que venían a violar a nuestras hijas…” (Cáceres, 2010)

De acuerdo a lo expuesto, cabe preguntarse sobre lo que hubiese pasado si la Radio no hubiese transmitido esos llamados telefónicos, o si hubiese constatado en terreno la situación descrita. Más aun, si estuviese preparada para desempeñar su rol como medio de comunicación en contextos de catástrofe. Al respecto, existen experiencias latinoa-mericanas, europeas y norteamericanas que destacan la importancia de planificar y gestionar la información, especialmente la que se emite a través de los medios de comunicación de masas ante situaciones de riesgo y catástrofes. En estás, si bien se pone énfasis en la prevención, las propuestas van desde la or-ganización de instancias de coordinación, y articu-lación entre los distintos actores, hasta la definición de criterios para la elaboración de los mensajes que se entregaran a la población. Éstos generalmente se establecen atendiendo a las distintas etapas vin-culadas a las experiencias; ya sea cautelando los contenidos; el lenguaje, y/o el formato de los mensajes.

Un elemento que se debe tener en cuenta en escenarios de catástrofe o desastres naturales, es el manejo de los rumores y los mitos. Ambos son

elementos que aparecen vinculados invariablemente a dichos contextos, afectando principalmente las comunicaciones. Estos mitos se encuentran asociados con las victimas; entre ellos el pánico, la desespe-ración, la parálisis de la acción, el trauma y el com-portamiento antisocial. También dichas ficciones se asocian a instituciones y organizaciones, en tanto la capacidad, y las competencias de las organizaciones locales para enfrentar los efectos.

Claramente lo que sucedió en Concepción luego del terremoto, especialmente en lo que concierne al comportamiento social de las personas revive los mitos, lo que debería llevarnos a reflexionar, e intentar buscar respuestas en todos los ámbitos. Lo anterior en la perspectiva de poder aprender de los aciertos y los errores que se pueden haber cometido producto de la sorpresa, y la escasa preparación para enfrentar situaciones de esta naturaleza por parte de periodistas, locutores y dueños del medio, más también -por cierto- de las entidades públicas y privadas quienes aparecían desconcertadas ante las audiencias.

Otro aspecto, no menos relevante, es avanzar en la construcción de planes de gestión de riesgo y emergencia en forma descentralizada. La definición de estrategias locales en las que converjan todos los actores de un territorio, y en los que no deberían quedar ajenos, los medios de comunicación local. Finalmente, también cabría indagar sobre la responsabilidad comunicativa y la responsabilidad social corporativa, apelando al carácter ético que asumen los profesionales de la comunicación y los medios como empresa cuando se trata de situaciones en las que las personas se encuentran enfrentadas a la incertidumbre y la inseguridad requiriendo de información clara, veraz, y oportuna.

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De Fontcuberta, M. (1993). La Noticia. Barcelona: Editorial Paidos.

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(*) David provoste Lagos, Médico Psiquiatra, Servicio de Salud Concepción. E-mail: [email protected];

Eva Contreras Aburto, Médico Psiquiatra, Servicio de Salud Concepción. E-mail: [email protected];

ximena fernández vicente, Psicóloga. E-mail: [email protected];

manola flores bravo, Enfermera Supervisora CR Salud Mental y Psiquiatría HGGB. E-mail: [email protected];

gabriel Lagos muñoz, Psicólogo COSAM San Pedro de la Paz. E-mail: [email protected];

maría Isabel Leal Llanos, Trabajadora Social, Jefe COSAM San Pedro.E-mail: [email protected];

nelson pérez Terán, Médico Jefe CR Salud Mental y Psiquiatría HGGB. E-mail: [email protected];

paula Rodríguez Raig, Psicóloga Servicio Pediatría HGGB.E-mail: [email protected];

Alejandra Soto mendoza, Psicóloga, Jefe COSAM Coronel. E-mail: [email protected];

viviana Torres Ramos, Psicóloga COSAM Concepción. E-mail: [email protected]

Experiencia de primera respuesta en Salud Mental: Propuesta de un Modelo de Intervención en Salud Mental y DesastresTerremoto febrero 2010

Experience first responders in Mental Health: Proposal for a Model of Intervention in Mental Health and Disasters.eArThquAke in feBruAry 2010

Equipo Psicotrauma del Servicio de Salud Concepción Chile (*)

RESUMEN

El presente artículo tiene por objetivo presentar las acciones desarrolladas por el Equipo de Psicotrauma del Servicio de Salud – Concepción Chile, en ocasión del terremoto del 27 de febrero de 2010 en Chile. Las intervenciones han sido sistematizadas en un modelo de intervención con énfasis en gestión comunitaria, lo cual se trabajó durante y posterior a la intervención en una ardua labor de rescate de información, sistematización, reflexión crítica de las acti-vidades, toma de decisiones y formulación de estrategias, y revisión bibliográfica; lo que en conjunto permitió elaborar el modelo que se presentará a continuación.

De la experiencia desarrollada, uno de los grandes aprendizajes, y que constituye el eje articulador de la estrategia de intervención, es la importancia del trabajo y el fortalecimiento de las redes comunitarias y por tanto la gestión comunitaria en situación de desastre y catástrofe, considerando con ello el rol clave de los distintos actores a nivel local, ya que sin ellos no hubiera sido posible alcanzar los resultados propuestos.

Palabras Clave: Estrategias de intervención en emergencias, Catástrofe, Salud Mental.

ABSTRACT

The present article must by objective present display the actions developed by the Equipment of Psicotrauma of the Service of Health - Chile Concepcion, in occasion of the earthquake of the 27 of February of 2010 in Chile. The interventions have been syste-matized in a model of intervention with emphasis in communitarian management, which worked during and subsequent to the intervention in an arduous rescue work of information, systematization, critical reflection of the activities, the decisions and strategies, bibliographical revision, which allowed making the model that will appear next.

Of the developed experience, one of the great learnings, and that constitutes the articulador axis of the intervention strategy, is the importance of the work and the fortification of the communitarian networks and therefore the communitarian management in situation of disaster and catastrophe, considering in this way the key role of the different actors from local level, since they are had not been possible to reach the proposed results.

Key words: Intervention strategies emergencies, Catastrophe, Mental Health.I.

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Experiencia de primera respuesta en Salud Mental: Propuesta…../ Equipo Psicotrauma del Servicio de Salud-Concepción

INTRODUCCIÓN

Las acciones se desarrollaron a partir del día 28 de Febrero de 2010, en las comunas pertenecientes a la jurisdicción territorial del Servicio de Salud Con-cepción, particularmente en las comunas de Con-cepción, San Pedro de La Paz, Lota y Coronel, identificadas como comunas de mayor vulnerabilidad en el catastro de 72 horas, realizado por el Equipo de Psicotrauma. El catastro y el diagnóstico precoz de las dificultades en las zonas antes mencionadas, permitió activar una serie de acciones pertinentes a las características geográficas, a los daños de co-nectividad, el número de afectados y la demanda espontánea de los funcionarios de salud, extendién-dose a localidades de la jurisdicción del Servicio de Salud Talcahuano.

Cabe destacar que en las situaciones críticas, hay dos elementos “inmanejables” que son centrales: el tiempo y el azar. Los profesionales, técnicos y operadores, estamos formados para una visión del mundo que es regular, estable, predecible y controlable y por lo tanto, en situaciones críticas sintonizamos fuertemente con los otros participantes de la situación (con sus temores, confusiones, angustias y estrategias defensivas), con el agravante que la mayoría de las estrategias de intervención que han sido puestas a nuestra disposición, son del tipo “control y dirección”; que tienden a construirnos un lugar de fuerte prota-gonismo. Según Edgar Morin (1979), todo proceso turbulento que intente ser controlado, tiene muchas posibilidades de volverse caótico, y en ese sentido, los intentos de control por parte de quien interviene, puede ser nuestra contribución negativa en las situa-ciones críticas.

Uno de los grandes aprendizajes de esta experiencia tiene que ver con que las situaciones de catástrofe nos desarticulan los mapas que nos sirven de guía en la cotidianidad. Con esto surge la necesidad inmediata de visualizar qué recursos tenemos dispo-nibles para entramarnos en las redes sociales, además de fac i l i ta r y expandi r sus capac idades reparadoras.

II. CONTEXTO

Área de intervención.Salud mental en situación de emergencia y

catástrofe, con énfasis en gestión comunitaria.Periodo de implementación. La intervención y ejecución de actividades se

desarrolla durante 2 meses, desde el 29 Febrero 2010 al 30 de abril de 2010.

Los dispositivos de salud que forman parte de la red perteneciente a la jurisdicción del Servicio de Salud Concepción y que participaron directamente de la intervención fueron de las comunas de Lota, Coronel, San Pedro de la Paz y Concepción.

III. ESTRATEGIA DE INTERVENCIÓN EN PSI-COTRAUMA

Las principales problemáticas y por tanto ejes de la experiencia fueron la rearticulación de la red de salud y la atención directa a funcionarios de los dis-positivos de salud, por lo mismo previo a la descripción del modelo y fases de implementación de la interven-ción en Psicotrauma, se desarrolla un análisis de los actores locales involucrados en la experiencia, los que con distintos niveles de participación y roles contribuyeron de manera clave a la planificación, desarrollo e implementación de la intervención.

Identificación y análisis de actores involucrados, roles y niveles de participación.

El análisis desde los actores permite contar con un número finito de ellos, los que con distintos niveles y tipos de participación se podrán considerar para futuras acciones de éste tipo y otras tendientes a la prevención y preparación frente a desastres. Así también, permite crear alianzas estratégicas a nivel comunitario, mejorar las prácticas comunicacionales y de coordinación entre instituciones en distintos niveles. A nivel local /comunitario que intervinieron en el desarrollo, implementación y posterior réplica de las actividades desarrolladas.

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Experiencia de primera respuesta en Salud Mental: Propuesta…../ Equipo Psicotrauma del Servicio de Salud-Concepción

Las principales acciones de es tos ac to res f ue ron l a s siguientes:

Coordinar con su red la atención de salud mental de la población afectada.

Realizar intervenciones mé-dicas y psicosociales, identificando los casos más problemáticos, atenderlos y/o derivarlos donde cor responda ( re fe renc ia y contrarreferencia).

Informar a la población y

realizar difusión de salud mental en temas atingentes a la situación de catástrofe, a través de los medios de comunicación existentes, radios, prensa y TV; acompañados de dípticos específicos.

nivel Central y Regional.Red de actores a nivel na-

cional y regional que participaron en la planificación e implementación de l p l an de t r aba jo pos t terremoto.

IlUStRaCIón 1: Diagrama de actores a nivel local y Comunitario

ACTORES LOCAL/ COMUNITARIO

Fuen

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ACTORES NACIONAL/REGIONAL

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Experiencia de primera respuesta en Salud Mental: Propuesta…../ Equipo Psicotrauma del Servicio de Salud-Concepción

PRINCIPALES ROLES:

Dictar la normativa y entregar las bases que servirán de marco legal para trabajar en el tema de catástrofes y desastres.

Supervisar la planificación y ejecución de las actividades que le competen al Plan de Protec-ción de la Salud Mental en Situaciones de Emer-gencias y Desastres.

Entregar los recursos humanos, físicos y de logística para que los equipos desarrollen el trabajo operativo en terreno.

Durante la actividad destinada a la identifi-cación y análisis de actores desarrollada durante la sistematización, se evidenció que la posición del Equipo Psicotrauma se encontraba fuertemente ligada a un nexo entre los distintos niveles, pero sobretodo entre el nivel regional y local.

2. MODELO DE INTERVENCIÓN IMPLE-MENTADO POR EQUIPO DE PSICOTRAU-MA

La Estrategia de intervención utilizada res-ponde a las necesidades detectadas en el territorio a través del diagnóstico de 72 horas y se fundamenta en dos modelos: Modelo de Intervención de J.Inbar (1994) y el Modelo de Redes.

Para poder enfrentar de manera oportuna y eficiente las consecuencias psicosociales derivadas de una situación de desastre, resulta necesario definir las líneas generales de acción de un plan de atención de salud mental en emergencias. La eva-luación rápida de la situación de salud mental después de un desastre o emergencia “se constituye en una herramienta que facilita definir, con la mayor objetividad posible, las acciones prioritarias e in-mediatas que se requieran en este campo” (Guía práctica de Salud Mental en situación de desastres OPS, 2006).

Un modelo de intervención eficiente considera una perspectiva psicosocial en el trabajo en catás-trofes. Para esto, se requiere el fortalecimiento físico y material (dotación de recursos económicos y materiales, incluyendo las rentas e ingresos, el

acceso a los recursos productivos, la dotación de infraestructuras y el acceso a la educación y la salud); el fortalecimiento social y organizativo y por último el fortalecimiento de habilidades y actitudes individuales. Es importante considerar el fortaleci-miento social y organizativo y el fortalecimiento en las actitudes y habilidades de las personas y las comunidades como elementos básicos que pueden romper la espiral de vulnerabilidad de las poblaciones afectadas por desastres (Pérez-Sales,2004).

El modelo utilizado implica dos líneas de acción diferenciadas y coordinadas. Por una parte, la intervención directa que incluye el apoyo psico-social a nivel individual y grupal; por otra, la de población general, orientada a aliviar o controlar los efectos del trauma y restablecer el equilibrio, evitando la revictimización. El objetivo central es facilitar y apoyar los procesos naturales de recuperación y prevenir que persistan o se agraven los síntomas, o que surjan enfermedades (Guía práctica de Salud Mental en situación de desastres OPS, 2006).

Otra línea de intervención es la relativa a la articulación de la red, considerando los distintos escenarios ecológicos (institucional, local y comunal). Se considera que el trabajo psicosocial en situa-ciones de emergencias lleve a cabo acciones co-ordinadas entre quienes proporcionan asistencia humanitaria, tanto entidades gubernamentales como organizaciones no gubernamentales. La atención psicosocial no es solamente responsabilidad del sector salud y tampoco se restringe a las acciones de los equipos de salud mental, compromete a las autoridades en general, es intersectorial y requiere de la participación activa de la comunidad. Los medios de comunicación masivos cumplen un papel primordial en situaciones de crisis y es de suma importancia las acciones que puede ejecutar el sector educativo, los líderes comunitarios, las iglesias y otras organizaciones de la sociedad civil (Guía práctica de Salud Mental en situación de desastres OPS, 2006).

El Plan de Atención de Emergencia en Salud Psicosocial utilizado por el Equipo Psicotrauma, se presenta en la siguiente ilustración el cuadro siguiente:

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Experiencia de primera respuesta en Salud Mental: Propuesta…../ Equipo Psicotrauma del Servicio de Salud-Concepción

MODELO DE INTERVENCIÓN EN PSICOTRAUMA

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ARTICULACIÓN DE RED

La coordinación y articulación en distintos niveles: institucional, local y comunal se inició con la identificación de nodos estratégicos a nivel comunitario, a través de los cuales se logró intervenir de manera directa e indirecta, por lo cual se les llamará Nodos Primarios y Secundarios para realizar la distinción, considerando su nivel de participación en la inter-vención y que se detallan a continuación.

NODOS ESTRATÉGICOS PRIMARIO SECUNDARIO

3 Centros comunitarios de salud mental (COSAM): COSAM Concepción, COSAM Boca Sur San Pedro, COSAM Coronel.

X

Centro especializado en Atención en Drogodependencias (CEAD) de Lota.

X

1 HOSPITAL TIPO 1: Hospital Guillermo Grant Benavente de Concepción.

X

1 HOSPITAL TIPO 2: Hospital de Lota. X

17 Centros de salud familiar (CESFAM): Tucapel, O’Higgins, Villa Nonguén, Pedro de Valdivia, Lorenzo Arenas, Santa Sabina, Juan Soto Fernández, Victor Manuel Fernández, Boca Sur, San Pedro, Lomas Coloradas, Yobilo, Lagunillas, Carlos Pinto, Pinares, Leonera, Hualqui.

X

3 CENTROS DE SALUD: Chiguayante, Juan Cartes, Sergio Lagos. X

2 HOSPITAL TIPO 4: Hospital de Santa Juana, Hospital de Florida. X

TAbLA 1. NODOS ESTRATÉGICOS y NIVEL DE PARTICIPACIÓN.

Fuen

te: E

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a

Articulación de Red

Institucional Individuo

Grupos

Población General

Comunal

local

Intervención Directa

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Experiencia de primera respuesta en Salud Mental: Propuesta…../ Equipo Psicotrauma del Servicio de Salud-Concepción

INTERVENCIÓN DIRECTA

La intervención directa realizada con las víctimas, tanto de tipo terapéutico como preventivo, se ejecutó en tres modalidades1.

Individual: En este nivel se realizaron intervenciones con pacientes que presentaban dificultades en el manejo y control de síntomas de estrés asociados al terremoto y con pacientes con patologías de salud mental descompensadas. Dichas personas fueron pesquisadas en el servicio de atención de urgencia del hospital clínico regional Dr. Guillermo Grant Benavente, por derivación directa de servicios clínicos de dicho establecimiento y por el screening realizado en las intervenciones grupales.

Grupal: En este nivel de intervención se diseñaron grupos de apoyo, cuyo objetivo fue el de permitir la ventilación emocional a través de la expresión vivencial de los participantes, los cuales fueron funcionarios de la red sanitaria, Hospital clínico regional Dr. Guillermo Grant Benavente, establecimientos de atención Primaria y Secundaria de las comunas de Coronel y Lota, además de dirigentes vecinales de esta última comuna.

Población General: En este nivel se diseño una estrategia comunicacional, cuyo objetivo fue el de informar a la población respecto herramientas de afrontamiento en salud mental en situaciones de catástrofes. Para ello, se elaboraron volantes y se realizaron comunicados a través de medios de comunicación masivos, como por ejemplo radios comunitarias y canales de televisión local.

Esquema de Trabajo. Actividades por fases de la intervención:

Frente al advenimiento de la catástrofe, y en conformidad a los lineamientos de trabajo del Equipo de Psicotrauma, el equipo se reunió por autoconvocatoria dentro de las primeras 24 horas posteriores al terremoto.

Desde el inicio de la intervención se desarrollaron un sinnúmero de actividades en paralelo, según fuesen detectándose las necesidades así como estrategias previamente delineadas. De este modo, los procesos que incorporaron las diversas acciones, pueden agruparse en cuatro áreas o categorías2:

1 Se hace referencia a Intervención Indirecta, como todas las actividades e intervenciones realizadas a los equipos de salud mental de la red, que sirvieron a su vez, para que estos equipos fortalecieran su accionar y realizaran intervenciones a la comunidad afectada2 Ver Esquema de trabajo completo Pág. 49.

ORGANIZACIONAL

Esta área está orientada a describir los cambios de la propia organización interna del Equipo de Psicotrauma y su relación con el entorno.

En los primeros días se inicia la localización del Equipo de Psicotrauma en dependencias de la Unidad de Emergencia del Hospital Regional, donde se posiciona el Puesto de Mando dentro del primer día de intervención (27 de febrero). Durante esta primera semana el puesto de mando se mantuvo en el mismo emplazamiento físico, coordinando las acciones en forma autónoma en coordinación con la jefatura local de la Unidad de Emergencia del Hospital Regional.

Durante la segunda semana ya se han instaurado progresivamente parte de las autoridades locales como regionales (Hospital, Servicio de Salud y Seremi en campaña) y en este nuevo contexto el Puesto de Mando se coloca a disposición de la autoridad de salud. De ahora en adelante todas las acciones desarrolladas se consultaban y coordinaban con las autoridades pertinentes, a fin de conseguir su respaldo y aprobación previa a la implementación de éstas. Al término de la segunda semana se considera un cambio en las necesidades de intervención, que durante los primeros catorce días requerían marcada presencia de un puesto de mando en el Hospital. Ahora imperaba una acción más comunitaria, dejando acciones ya instauradas y funcionando autosuficientemente en dicho centro de salud. Por este motivo, se produce una retirada del puesto de mando, conformándose así en un equipo móvil, gestando y dando continuidad a las acciones en curso en toda la red del servicio de salud Concepción. Esto se extendió por cerca de una semana, para luego iniciar una tercera fase marcada por la reincorporación de todos los integrantes a los equipos de trabajo habituales, en los respectivos centros de salud donde se desempeñan.

Desde este nuevo escenario se continuó con el trabajo de intervención en curso a la par de las labores habituales, para luego, durante la cuarta semana desarrollar el proceso de seguimiento de lo realizado.

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Experiencia de primera respuesta en Salud Mental: Propuesta…../ Equipo Psicotrauma del Servicio de Salud-Concepción

Fases Acciones

Fase I Localización del equipo / Posicionamiento de un puesto de mando fijo

Fase II Puesto de mando se pone a disposición de autoridades locales

Fase III Retirada del puesto mando, accionar móvil

Fase IV Reincorporación del los profesionales del equipo, a sus puestos de trabajo

habitual

Tabla 2. Cuadro Resumen acciones del Área Organizacional.

LOGíSTICA

En esta área describimos al conjunto de operaciones y tareas destinadas a generar líneas de trabajo que incorporen a la red sectorial e intersectorial, así como la difusión y la sistematización de la inter-vención. De este modo, durante todo el mes de in-tervención, se realizaron frecuentes reuniones logísticas a fin de distribuir las distintas actividades locales de los integrantes del equipo.

Durante la segunda semana se gestaron re-uniones de acercamiento en pos de la articulación hacia la red de salud, voluntarios, jefaturas técnicas e intersector, las que se fueron desarrollando durante

todo el mes en distintas ocasiones. A la par se colocó énfasis en que los niveles primarios y secundarios de la red de salud mental se reagruparan y empoderaran en su rol terapéutico de primera línea de contención de la demanda por salud mental.

Durante la tercera semana se instauró una política de educación a la comunidad a través de medios de difusión masivos mediante la asistencia a programas de radio, entrevistas en periódicos y confección de volantes que se difundieron en toda la red de salud. Además, desde la tercera semana se inicia el proceso de sistematización del trabajo que se realizaba.

Tabla 3. Cuadro Resumen acciones del Área Logística

Fases Acciones Acciones transversales

Fase I Articulación de la Red (voluntarios, intersector y jefaturas técnicas)

Activación y empoderamiento nivel 1° y 2° de salud mental

Educación e información a la comunidad

Sistematización

Reuniones logísticas

Reestructuración de flujo grama

Destinación horas profesionales

Fase II

Fase III

Fase IV

PRIMEROS AUXILIOS PSICOLÓGICOS

Aquí consignamos las tareas destinadas a la atención directa de usuarios tanto internos como externos del sistema de salud público local. Desde la localización del equipo y su puesto de mando en la urgencia del Hospital G. Grant, se desarrolló un sistema de atención de urgencias psiquiátricas (aso-ciadas o no al evento traumático reciente) así como intervenciones en crisis, por parte de los integrantes del equipo. Esta modalidad de trabajo se mantuvo hasta inicios de la tercera semana en que se retorna a la modalidad de atención de urgencias psiquiátricas habituales previo al terremoto. Esto se debió al retorno

progresivo del recurso humano que tenía a cargo estas acciones en forma regular.

En relación a la atención a funcionarios de salud, principalmente del Hospital G. Grant, ésta se inicia en la segunda semana mediante grupos de apoyo con profesionales del Equipo de Psicotrauma. A esta modalidad se suman voluntarios así como profesionales del servicio de salud, quienes toman gran parte de la demanda que fue progresivamente creciente. Finalmente durante la segunda semana se realiza un traspaso de las necesidades y resultados de los grupos de ayuda a directivos y jefaturas téc-nicas, buscando que toman estos requerimientos para seguir trabajándolos posteriormente.

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Experiencia de primera respuesta en Salud Mental: Propuesta…../ Equipo Psicotrauma del Servicio de Salud-Concepción

Tabla 4. Cuadro Resumen acciones del Área Primeros Auxilios Psicológicos

Fases Acciones

Fase I Atención de urgencias psiquiátricas / Intervención en crisis / Grupos de

apoyo a funcionarios

Fase

II y III

Traspaso de necesidades y resultados de los grupos de ayuda a directivos

y jefaturas técnicas

INTERVENCIÓN EN CATÁSTROFE

Agrupamos en esta categoría los procesos de diagnóstico, capacitación y reestructuración de la red de salud mental perteneciente al Servicio de Salud Con-cepción. Inicialmente se realiza el diag-nóstico de la red de las primeras setenta y dos horas, aplicando el instrumento sugerido por la OPS, para luego enviar los resultados al gobierno central (Minsal). Finalmente se completa el diagnóstico con la continuación del mismo instrumento que corresponde al primer mes, lo que se lleva a cabo durante la cuarta semana, para luego enviar igualmente los resultados a nivel central. A mediados de la segunda semana se realizó una capacitación general de toda la atención primaria, centrada en los modelos de intervención y las catás-trofes. Posteriormente, ya desde la cuarta semana, se delega la responsabilidad de

continuar la capacitación a la atención primaria, a los respectivos Cosam (San Pedro, Coronel y Concepción), recibiendo apoyo y cooperación por parte del Equipo de Psicotrauma. En la segunda semana se confecciona la progresiva reestructu-ración del flujo de usuarios según criterios sintomáticos y territoriales, así como redistribución de horas profesionales a niveles secundarios de los sectores con menos horas disponibles, lo que se mantendrá por tiempo indefinido.

Dentro de la intervención en ca-tástrofes es relevante considerar el auto-cuidado de los equipos que participan de manera directa, por lo que dentro del proceso de enfrentamiento de la contin-gencia, se considera realizar una jornada de autocuidado con el objeto de propor-cionar instancias de ventilación emocional y protección de la salud mental.

Tabla 5. Cuadro Resumen acciones del Área Intervención en Catástrofe

Fases Acciones

Fase I Diagnóstico de la red de las primeras setenta y dos horas (Reporte

MINSAL)

Fase II Capacitación atención primaria (modelos de intervención y las

catástrofes)

Fase III Diagnóstico 1° mes (Reporte MINSAL)

Apoyo a jornadas de capacitación desarrolladas por los COSAM (San

Pedro, Coronel y Concepción)

La cuarta fase, al inicio de la quinta semana, se destinó al seguimiento y elaboración del documento de sistematización.

Además, frente a la solicitud del Servicio de Salud Concepción, actualmen-te se está colaborando en la elaboración y adecuación local del Plan Nacional de Salud Mental en Emergencia y Catástrofe.

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Experiencia de primera respuesta en Salud Mental: Propuesta…../ Equipo Psicotrauma del Servicio de Salud-Concepción

Plan de Acción: Equipo Psicotrauma.

ORGANIZACIONAL LOGISTICA

LOCALIZACION DEL EQUIPOPUESTO DE MANDO

ARTICULACION DE RED ACTIVAR Y

EMPODERAR NIVEL1 RIO

Y

2 RIODE SALUD MENTAL

EDUCACIONA LA

COMUNIDADDIFUSION

POR RADIO

DIFUSION POR

PERIODICOSCONFECCION

Y DISTRIBU-CION DE

VOLANTES

SISTEMATI-ZACION

ATENCION DE URGENCIAS

E INTERVEN-

CION EN CRISIS

RETORNO A MODALIDAD URGENCIAS

PRE TERREMOTO

DIAGNOSTI-CO INICIAL

ALAS PRIMERAS 7

HORASAPLICACION

DE INSTRUMEN-

TO OPS

REPORTE GOBIERNO CENTRAL (MINSAL)

APLICACION INSTRUMEN-

TO OPDEL PRIMER

MESINFORME AL

MINSAL

AUTOCUIDA-DO DEL EQUIPO

AUTOCUIDA-DO DEL EQUIPO

CAPACITA-CION

ATENCIONSALUD

PRIMARIA

REESTRUCTU-RACION

DEL

FLUJOGRAMA

REDISTRIBUCION HORAS

PROFECIONALES

GRUPO DE APOYO A

FUNCIONA-RIOS

TRASPASO DE

NESECIDA-DES

Y

RESULTADOS A

DIRECTIVOS Y

JEFES TECNICOS

RED DE SALUD

VOLUNTARIOSINTERSECTOR

JEFATURAS TECNICAS

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PUESTO DE MANDO SE PONE A DISPOSICION DE AUTORIDAD DE SALUD

FASE 1

1ª SEMANA

REUNIONES LOGISTI-CAS

RETIRADA DE PUESTO DE MANDO

FASE 2

3ª SEMANA

FASE 3

4ª SEMANA

FASE 4

2ª SEMANA

PRIMEROS AUXILIOSPSICOLOGICOS

TERREMOTO - TSUNAM24 HRS.

AUTOCONVOCACION-CONSTITUCION DE PUESTO DE MANDO

INTERVENCION EN CATASTROFE

REINCORPORACION A EQUIPOS DE TRABAJO HABITUAL

SEGUIMMIENTO EN PLANIFICACION

IV. DISCUSIÓN Y DESAFíOS

Un elemento altamente facilitador, que incidió en la oportunidad de respuesta a los usuarios y en la puesta en marcha del Equipo de Psicotrauma, fue el apoyo institucional en el sistema hospitalario, al proveer de un espacio físico en la Atención de Urgencia y de un trabajo coordinado en el abordaje de los pacientes en forma integral.

Los centros de atención terciaria resultaron ser los únicos dispositivos de apoyo en la fase crítica posterior al terremoto, debido a que continuaron operativos, constituyéndose así en un centro neurálgico de operaciones y de atención sanitaria directa.

Uno de los principales aprendizajes fue la flexibilización de las estrategias de abordaje terapéutico en los distintos contextos de acuerdo a las necesidades reportadas por los usuarios.

La capacitación constante y trabajo coordinado con los equipos de intervención directa nos permitió controlar el sobrediagnóstico o la patologización de reacciones que se constituyen en normales en un contexto de crisis.

De acuerdo a la experiencia vivida, nos parece una necesidad el organizar y articular los sistemas de apoyo a través de un dispositivo

preestablecido que permita dirigir y distribuir los recursos disponibles a la población que lo requiera, evitando la sobreintervención.

Un factor facilitador en la ejecución de la intervención fue la sensibil ización de la institucionalidad respecto a las necesidades de contención de sus funcionarios.

Para el desarrollo de nuestro trabajo fue de gran importancia la actitud de las jefaturas hacia el Equipo de Psicotrauma, donde destacó el compromiso, la confianza y la delegación de autonomía.

El funcionamiento del Equipo de psicotrauma se caracterizó por un enfoque comunitario de acción, lo que permitió un rápido contacto con la red sanitaria, un rápido diagnóstico de la red y la optimización de los recursos locales existentes.

En el desarrollo de la intervención en catástrofe, se constituyó en un factor facilitador, el hecho que todos los profesionales pertenecientes al equipo formaran parte de distintas dispositivos de la red, transformándose así en núcleos estratégicos que permitieron una rápida organización y articulación.

Otro factor facilitador en el trabajo del equipo de Psicotrauma fueron las características personales y profesionales de los integrantes,

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Experiencia de primera respuesta en Salud Mental: Propuesta…../ Equipo Psicotrauma del Servicio de Salud-Concepción

tales como, los conocimientos y preparación respecto de la temática y del contexto, la ductibilidad y complementariedad, el compromiso con el trabajo y la estructura jerárquica flexible existente dentro del Equipo.

Dentro del funcionamiento del equipo ningún miembro sufrió daños graves ni pérdida material o humana, lo que ayudó a potenciar los recursos personales.

Un elemento clave para la materialización de la estrategia de intervención en catástrofe, llevada a cabo por el equipo Psicotrauma, fue el uso de los contactos previos establecidos por los distintos integrantes del equipo y que en el momento de actuar se potenciaron en pro de la facilitación del trabajo intersectorial.

En la fase de organización y logística, primeras etapas de la estrategia de intervención, se desarrolló en todo momento una planificación oportuna, sistemática en constante revisión y mejoramiento, desprendiéndose de esa acción ejes estratégicos y planes de trabajo contingente y acotado a las necesidades locales, todo ello avalado por un plan nacional de emergencias en catástrofe previo.

Una de las principales debilidades descubiertas en las sesiones de sistematización, fueron la escasa información e inexistencia de datos de tipo cuantitativo, lo que afecta directamente en el proceso de seguimiento y evaluación del impacto de la intervención propiamente tal.

El modelo de intervención propuesto no puede ser aplicado de manera idéntica en otros contextos, con otros equipos y actores, puesto que se estructura a partir de las necesidades específicas relevadas en la región del Biobío posterior a la catástrofe del 27

de febrero 2010. Sin embargo, sí podemos plantear que la modalidad general de intervención, constituida por fases, diagnóstico y redes, puede ser considerada como base para una adecuación y territorialización pertinente a un determinado contexto local.

Dentro de la intervención llevada a cabo, se pudo constatar que los efectos psicológicos de agotamiento emocional, se presentaron durante la cuarta semana de intervención directa de víctimas primarias, debido en gran medida por la excesiva carga emocional y el tiempo invertido. Considerando además, que los miembros del equipo también fueron víctimas primarias de la catástrofe.

La inexistencia de una entidad funcional ocupada de la temática al interior de los dispositivos de salud, generó barreras comunicacionales, que obstaculizaron e impidieron la adecuada entrega de información relativa a los procesos de intervención del equipo de psicotrauma en terreno, específicamente en los cambios de fases propios de la catástrofe y tiempo de duración de cada una.

El desconocimiento por parte de las autoridades de la existencia de un protocolo específico de funcionamiento en el Plan Nacional de Protección de la Salud Mental en emergencias y desastres, dificultó el establecimiento de los límites del campo de acción del Equipo de Psicotrauma en las fases finales, luego del refuncionamiento de la institucionalidad.

Es indispensable comenzar a trabajar bajo enfoques tendientes a gestión de riesgo, además de la intervención. En este sentido la educación de la población es clave para enfrentar de mejor manera las adversidades causadas por desastres de tipo natural y antrópico.

BIBLIOGRAFíA

Figueroa, R.; González. M.; Marín, H. (2010). Apoyo psicológico en desastres: Propuesta de un modelo de atención basado en revisiones sistemáticas y metanálisis. Revista Médica de Chile: 138, 143-151.

Inbar, J., (1994), en Apuntes (2005). Intervención psicosocial en catástrofes y emergencias. Universidad Complutense: Madrid.Ministerio de Salud de Chile (2008). Plan de protección de la salud mental en situaciones de emergencias y desastres. Santiago:

Minsal.Morín, E. (1979) El hombre y la muerte. Barcelona: Kairós.Organización Panamericana de la Salud OPS (2006). Guía práctica de salud mental en situaciones de desastre. Washington, D.C: OPS/

OMS.Pereira, M.(2008). En Programa Internacional de comportamiento humano en emergencia. Santiago: Rhemer.Pérez-Sales, P. (2004). Intervención en catástrofes desde un enfoque psicosocial y comunitario. Madrid: Átopos.Kaplan, H.; Sadock, B., & Grebb, J. (1996). Sinopsis de Psiquiatría. Madrid: Médica-Panamericana.Robles, J. Medina, A.(2002). Intervención psicológica en las catástrofes. Madrid: Síntesis.

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Trabajo social y personas en situación de calle. Antecedentes y reflexiones.

Social work and people living in the street.

Background and reflections.

mg. jessica Candia Cid*Elizabeth Ormeño Carrasco**

Universidad San Sebastián

RESUMEN

Las Personas en Situación de calle, recientemente se han visto benefi-ciadas por una política social pública. A pesar, que hace algún tiempo, han existido acciones en su favor, estas han surgido desde la sociedad civil, ONGs o voluntariado que han desarrollado acciones más o menos organizadas y sistemáticas lo que les ha permitido ir acumulando un grado de expertis en la materia, de la cual el Estado ha podido beneficiarse. Por su parte, el rol del profesional Trabajador Social ha estado relacionado desde la aportación en la línea de la generación de la política social, hasta en la ejecución de los programas, trabajando directamente en la calle con las personas, lo que ha ido perfilando a un profesional con competencias genéricas que le permite enfrentar su labor.

Palabras clave: Persona en situación de calle, política social, competencias genéricas.

ABSTRACT

Recently, homeless people have been benefited from public social policy. Although for some time there have been actions in their favor, they have emerged from civil society, NGOs or vo-luntary actions that have developed more or less organized and systematic, that has allowed them to accumulate a level of expertise in the field, which the State has benefited. For its part, the role of the professional

Social worker has been involved from the line input in the generation of social policy to the implementation of programs, working directly on the street with people, which has been outlining to a professional with generic skills allowing confront your work.

Key words: people on the streets, social policy, generic skills.

* Jessica Candia Cid, Trabajadora Social, Magister en Servicio Social y Políticas Sociales de la Universidad de Concepción. Docente de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad San Sebastián. [email protected]

**Elizabeth Ormeño Carrasco, Trabajadora Social, Universidad San Sebastián. Docente de la Escuela de Trabajo Social, Universidad San Se-bastián. Elizabeth.ormeñ[email protected]

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TS Cuadernos de Trabajo Social Nº7 (51-57), 2011, universidad San Sebastián (Chile) ISSN 0718-1612

Trabajo social y personas en situación de calle. Antecedentes y reflexiones / Jessica Candia - Elizabeth Ormeño

I. INTRODUCCIÓN

En este artículo se analizan aspectos referentes a la evolución del abordaje del trabajo con personas en situación de calle (PSC) en nuestro país, desde la perspectiva del Trabajo Social, a través de la descripción de las acciones emprendidas desde el ámbito público como privado, para dar respuesta a las necesidades y problemáticas que este sector de la población presenta. También se aborda la importancia de los roles que cumple el Trabajador Social con esta población en las prácticas laborales, así como, el cambio en el perfil de la PSC ha mostrado la nece-sidad de mayor expertis de este profesional y de todos quienes trabajan en este ámbito.

El análisis incorpora las experiencias de profesionales Trabajadores Sociales quienes desde su quehacer hacen una reflexión crítica, aportando antecedentes de la praxis, visualizando fortalezas y debi-lidades, avances y obstáculos que presenta el trabajo con PSC. Finalmente, se hace un análisis de las principales competencias que el Trabajador Social ha generado en la medida que ha perfeccionado su accionar en esta materia.

II. EVOLUCIÓN DE LA POLíTICA SOCIAL EN EL ABORDAJE DE PSC EN CHILE

Antecedentes.En agosto del año 2003, el Gobierno

de Chile comprometió en el Santuario del Padre Alberto Hurtado sus esfuerzos para la incorporación de las personas en situación de calle a los beneficios sociales del Estado. Lo anterior, en el marco del desarrollo e implementación de políticas sociales inclusivas que permitan reducir las inequidades exis-tentes en nuestro país. (MIDEPLAN, 2005:8)

A mediados del año 2005 y, dando cumpli-miento al compromiso adquirido por el Presidente de la República, Ricardo Lagos, en 80 comunas del país se realizó el Primer Catastro Nacional de Personas en Situación de Calle, generando así el involucramiento del Estado quien vino a asumir y reconocer un trabajo que a la fecha sólo había sido desarrollado por la sociedad civil,

abordando a uno de los sectores de la población más desprotegida e invisibilizada de nuestra sociedad. Es así como, vislumbra esta realidad proyectándola a través del “Programa de Apoyo a la Integración Social de Personas en Situación de Calle”, que surge en el año 2006 como una iniciativa gubernamental que se inserta en el Sistema de Protección Social Chile Solidario y cuyo diseño e implementación fue de responsabilidad del Ministerio de Planificación y la Secretaría Ejecutiva del Sistema Chile Solidario.

Diversas instituciones que habitual-mente han trabajado con PSC, fueron invitadas a sumarse a la iniciativa de MIDEPLAN, para aportar en el diseño de una estrategia de intervención que permitiera brindar protección social a estas personas. A partir del análisis de la información disponible en el primer catastro y rescatando las distintas experien-cias desarrolladas, se buscó la identificación de necesidades y potencialidades de esta población, que permitieron organizar las acciones e identificar parte de la red insti-tucional primaria, para que las PSC pudieran contar con los recursos y condiciones que les posibiliten, en alguna medida, mejorar su s i tuac ión y e je rce r de rechos ciudadanos.

El trabajo con PSC, presenta muchos aspectos particulares, en especial porque la intervención se desarrolla fundamental-mente en el espacio que habitan las personas, o sea la calle, y desde allí se construye un plan de trabajo consensuado, entre el pro-fesional y el beneficiario. De ello deriva la vinculación de las personas con los servicios sociales disponibles, a los cuales tienen derecho preferente, a través de la red orga-nizada. Una de las primeras acciones que se realiza es la aplicación de la Ficha de Protección Social, como puerta de entrada a los beneficios sociales seguido de la tra-mitación de documentación de identificación personal, posteriormente la potenciación de los procesos de re- construcción de vínculos afectivos, sean estos familiares o del entorno cercano, que posibiliten, po-tencialmente un reingreso al hogar del cual, en algún momento salió, o la construcción de uno nuevo.

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Trabajo social y personas en situación de calle. Antecedentes y reflexiones / Jessica Candia - Elizabeth Ormeño

III. PROGRAMA CALLE CHILE SOLI-DARIO

A modo de síntesis, podemos destacar que El Programa de Apoyo a la Integración Social de Personas en Situación de Calle, más conocido como el “Programa Calle Chile Solidario”, es una iniciativa de carácter gu-bernamental dirigida a brindar asistencia y protección social a las personas que se encuentran en esa condición.

El Programa Calle, otorga apoyo psicosocial a PSC por un período 12 meses, posibles de ser extendidos a 24 meses según evaluación del equipo tratante y cupos de financiamiento del programa, esto implica el desarrollo de estrategias planificadas y coordinadas, destinadas a brindar los apoyos necesarios para conectar a las personas a las redes sociales, permitirles el acceso a los servicios y programas que pueden aportar al mejoramiento de sus condiciones de vida y, en lo posible, instalar en los usuarios las destrezas funcionales mínimas que se re-quieren para su superación, de acuerdo a sus aspiraciones y nuevo proyecto de vida.

La puesta en marcha de este trabajo, en que lo público asume principalmente como financiador y los privados aportan la experiencia de los años trabajados, de manera espontánea, voluntaria y con más corazón que con recursos económicos, evidencia la existencia de nudos críticos existentes, que los equipos de trabajo deben abordar, de manera de generar una real coordinación intersectorial, en que cada uno de los actores tenga claridad del rol que le corresponde.

El principal nudo crítico, corresponde al área de salud, área en la cual se debió realizar un proceso de educación respecto al rol que le corresponde y de sensibilización respecto a las particularidades que tiene el abordaje de PSC que muchas veces ameritan el revisar y modificar los procedimientos internos que no facilitan y muchas veces excluyen a esta población, estas dificultades, se ven potenciadas además por la alta demanda de atención, falta de mayor inyec-ción de recurso y tardanza en la llegada de éstos en esta área.

Hoy en día para que una persona sea atendida en un consultorio, aunque sea de perogrullo…tenemos

que obligar a esta persona a asearse, cambiarse ropa, hay que hacer todo un trabajo de educación, una vez que logramos todo eso implica todo un dispositivo, el monitor llega a las 7 de la mañana para preparar y hacer que la persona se levante, se vista, llegan al consultorio y encontrar que el médico no llega o estaba con licencia genera una frustración enorme, no solo en el monitor, sino también en la persona que estaba pidiendo atención. L. Cuevas, Trabajador Social del Hogar de Cristo, (Comunicación personal, 01 de junio de 2011)

Sumado a lo anterior está la situación que aproximadamente un tercio de las PSC presentan algún trastorno en salud mental, que viene a incrementar su vulnerabilidad sin encontrar respuesta de atención en el sistema público.

Hoy en salud no hay lugares para trabajar compensación farmacológica ni física de estas personas(…) en el 2009-2010 dentro del programa calle (en el Hogar de Cristo) surge un programa piloto que es una línea complementaria (…) y surge la posibilidad de trabajar en la línea de salud mental y línea socio laboral. L. Cuevas, Trabajador Social del Hogar de Cristo (Comunicación personal, 01 de junio de 2011).

Cuando queremos hacer compensación alcohólica o psiquiátrica la red no está disponible…. Cuando un usuario está alucinando o está muy mal, lo llevamos de urgencia al hospital y hay que esperar hasta las nueve de la noche, porque a esa hora atiende el psiquiatra (…) hemos salido dos o tres de la mañana del hospital y con el usuario devuelta porque no hay camas o simplemente no lo dejan. A. Ulloa, Trabajadora Social del Hogar de Cristo (Comunicación personal, 03 de junio de 2011).

Otro nudo crítico lo representan los plazos de acompañamientos estipulados por el programa, que no considera los pro-cesos reales de los sistemas:

Los procesos de acompañamiento de Chile Solidario te da acompañamiento por 12 meses, pero ponte en el caso de ayuda técnica, la persona en que sea inscrita en el Cesfam puede pasar una semana, para que le den la hora para el médico general puede pasar 2 semanas más, o tal vez más, después de la hora con el médico general si requiere ver a un especialista son 4 o 5 meses más, y ya llevamos 7 meses de intervención, y cuando se tiene la documentación lista para postularlo a una ayuda técnica como audífono, bastón o para postularlo a una pensión básica solidaria, se te acabó el año de acompañamiento supeditado y financiado por el Estado , a esa necesidad el Estado el 2009 da la posibilidad de dar el acompañamiento por un 2do año, pero dio cuotas, no era para todas las personas (…) por lo que

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va quedando un trecho de personas con las cuales no podemos lograr un ideal de acompañamiento de 24 meses. L. Cuevas, Trabajador social del Hogar de Cristo (Comunicación personal, 01 de junio de 2011).

Otro problema que se ha presentado, corresponde al financiamiento que realiza el Estado al trabajo con PSC, el Hogar de Cristo es una de las instituciones pioneras y con mayor experiencia en este trabajo, por lo cual en sus programas contemplan el aporte Estatal que se recibe recientemente solo como un aporte que si bien es significativo, aún no es suficiente.

El Estado aporta un 30% y la Fundación un 70% aproximadamente, de los recursos, más o menos, es totalmente desproporcionado (…) pero también en-tendemos que la pega es nuestra, entendemos que si nosotros no visibilizamos, si no generamos caminos de solidaridad, puentes de acción, sino visibilizamos a estas personas en el sistema de protección social, si nosotros no hacemos la pega difícilmente vamos a tener apoyo. L. Cuevas, Trabajador Social del Hogar de Cristo (Comu-nicación personal, 01 de junio de 2011).

Finalmente está el problema de la habitabilidad. Actualmente los programas dirigidos a la población más vulnerable, con escasa posibilidades de acceder a una solución habitacional por sí mismos son dirigidos casi en exclusividad a las familias con más de un integrante, con muy poca opciones a las postulaciones de las familias unipersonales.

En la política pública hay muy poca oferta, a pesar que esta persona pueda tener una libreta de ahorro, la política habitacional favorece a las personas con una familia, una persona sola, sobre todo si es hombre, tiene poca posibilidades (…) esto obstaculiza la labor de in-tegración de estas personas. V. Fierro, Trabajadora Social del Hogar de Cristo (Comunicación personal, 03 de junio de 2011)

A la fecha existen avances significa-tivos, en diferentes ejes de la acción, que es necesario destacar, tanto en el ámbito de la incorporación de nueva oferta programática como por ejemplo el Programa de Apoyo al microemprendimiento (PAME) del Fosis, Programas para enfrentar el consumo de drogas del Conace, así como también de la mejora en la calidad de atención de estos usuarios en diferentes servicios, en donde se ha logrado sensibilizar e informar respecto a las particularidades del trabajo con PSC.

Uno de los logros que a la fecha ha tenido mayor

resultado es la articulación de la red y que tiene que ver con la oferta disponible (…) se ha ido conformando una red súper potente que están en los sistema de salud primario, el avance que hemos tenido en el trabajo con ellos, yo siento que va en favor directo del usuario. V. Fierro, Trabajadora Social del Hogar de Cristo (Comunicación personal, 03 de junio de 2011)

Otro logro lo representa los procesos de revinculación exitosos, de las PSC con sus familias, en los casos de ser familias que presentan la funcionalidad de acoger a sus miembros, a pesar de ser un proceso muy complejo en donde convergen por una parte el proceso terapéutico de la familia dañada que debió, en algunos casos, expulsar a su familiar y por otro lado la PSC que igualmente está dañada, primeramente por el proceso de expulsión del hogar y de las situación que lo provocaron a lo que se suman las experiencias vividas en la calle.

IV. EVOLUCIÓN DEL PERFIL DE LA PSC

Son múltiples las formas en que se nomina a las PSC y que comprende tanto a aquellos que pernoctan en calle como quienes eventualmente lo hacen en hogares de tránsito u hospederías, pero en definitiva lo que los caracterizan a todos es la falta de un hogar estable, utilizando en forma per-manente o esporádica la calle para dormir.

Por su parte el Mideplan define:“Persona en situación de calle a quien

se halle pernoctando en lugares públicos o privados sin contar con una infraestructura tal que pueda ser caracterizada como vivienda, aunque la misma sea precaria. Asimismo, se considera persona en situación de calle, a quienes por carecer de alojamiento fijo, regular y adecuado para pasar la noche, encuentran residencia nocturna, pagando o no por este servicio, en alojamientos dirigidos por entidades públicas, privadas o particulares y que brinden albergue temporal. Por último, también se consideran personas en situación de calle a aquellas que, con reconocida trayectoria de situación de calle, reciben alojamiento temporal o por períodos impor-tantes en instituciones que les brindan apoyo bio-psico-social”. (MIDEPLAN, 2005:3)

Independientemente de la definición que se le de a estas personas, existe evidencia

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de que su perfil ha evolucionado en los últimos años. De acuerdo a los Resultados del Primer Catastro Nacional de Personas en Situación de Calle, (Mideplan, 2005) establece la existencia de 7.254 personas en esta situa-ción, habitando 80 comunas y ciudades de Chile con más de 40.000 habitantes, la mayoría habita en la Región Metropolitana, del Bío-Bío y de Valparaíso, en su mayoría de sexo masculino, con un promedio de edad de 44 años en las mujeres y 47 años para los hombres, con estudios básicos incompletos. También se detectó que una gran cantidad de las PSC duermen habi-tualmente en hospederías o residencias, especialmente en los meses de invierno, y alrededor de un tercio en la calle o en la vía pública. Las principales actividades o trabajos que realizan éstas personas para obtener dinero son el comercio ambulante, cuidado de autos, obrero, macheteo o limosna y cargador o pionera. Respecto a su situación de pareja, en el caso de las mujeres declaran en un 28% estar casadas o en convivencia v/s un 14,5 de los hombres.

El mismo Catastro Nacional respecto del tiempo de permanencia en situación de calle, indica que el grupo etario de 45 a 59 años presenta el mayor promedio de años en situación de calle, con 8,5 años, le sigue el segmento de adultos mayores de 60 años, con un promedio de 7,4 años, en tanto, el grupo etario de 30 a 44 años, presentan un promedio de 6,2 años en situación de calle, y el grupo de 18 a 29 años presentan un promedio mucho más bajo con 3,9 años de permanencia en la calle.

Otro de los aspectos relevantes que se reveló es el tipo de lazos que presentan las PSC con sus familias, mostrando que es distante, debido a que la última vez que se comunicaron con su familia fue hace 3,3 años. Esto se comprende ya que los motivos más recurrentes, que presentan las PSC de abandono su hogar, responde haber tenido problemas graves familiares, de tipo econó-micos, asociados al consumo de drogas, violencia intrafamiliar (como víctima o victimario/a), lo que produce un quiebre profundo en las relaciones de las familias.

Con respecto a los aspectos positivos de encontrarse en situación de calle, las personas entrevistadas señalaron con mayor frecuencia libertad de acción, recibir ayuda,

contar con amigos, recibir alimentación, cariño y apoyo. Entre los aspectos negativos de encontrarse en situación de calle las personas señalaron con mayor frecuencia las malas condiciones del clima, inseguridad, desesperanza, falta de alimentos y problemas con alcohol y drogas (MIDEPLAN, 2005:106).

V. EL TRABAJADOR SOCIAL EN EL ABORDAJE DE PSC

La experiencia adquirida durante estos años de trabajo con PSC, ha exigido ir per-filando una mayor expertis de quienes actúan profesionalmente, en especial está la labor del Trabajador Social, quien está presente desde hacer aportes a la generación de los lineamientos de la política social hasta el trabajo directo en la calle. La expertis generada en estos años, también ha evidenciado el perfil de este profesional que logra compe-netrarse con su labor a través del ejercicio de sus diversos roles que debe desempeñar. Si bien sabemos que el Trabajador Social es un profesional que se encuentra preparado para el trabajo con la pobreza dura y con la vulne-rabilidad en todas sus expresiones, el trabajo con PSC exige una cuota mayor a esta vo-cación ya que se está en presencia de una persona a la que le afectan una gran cantidad de vulneraciones y necesidades siendo la más evidente la carencia de un hogar, y que llegó a la calle por múltiples problemáticas, convirtiéndolo en una persona afectada bio-psico-socialmente.

Como se ha visto anteriormente, la PSC está afectada, además de la falta de un techo, por una multiplicidad de proble-máticas bio-psico-sociales las que desafían el éxito de las intervenciones, poniendo a prueba las competencias genéricas profe-sionales del Trabajador Social, entendidas éstas como “… un conjunto de habilidades y destrezas requeridas para el ejercicio profesional, para tal efecto la formación se construye tanto desde la acción profesional como desde la academia disciplinaria…” (Farías y Rodríguez, 2010) entre las que destacamos como más relevantes:

Adaptación a nuevas situaciones y/o al entorno: el profesional debe realizar su intervención en la calle, en sectores de alto riesgo, en horarios diurnos y nocturnos, con independencia de las condiciones climáticas,

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debe transmitir seguridad a pesar de las condiciones en las cuales está trabajando.

Resolución de problemas: el profe-sional debe, para el éxito de su intervención, contar efectivamente con una red intersectorial de apoyo, en el entendido que cada uno de los sectores tiene conocimiento y el com-promiso para asumir la cuota de responsa-bilidad que le corresponde en el trabajo con este sector de la población. Sin embargo, una de los nudos críticos encontrados en este trabajo es el desconocimiento respecto al abordaje de PSC, de algunos servicios claves, lo que ha llevado a sumar un trabajo de sensibilización y de educación respecto a los roles que cada servicio debe cumplir en e l marco de la po l í t ica soc ia l gubernamental.

Capacidad para gestionar proyectos: Los programas en beneficios de la PSC cuentan con financiamiento anual, contra presentación de proyecto, lo que requiere de profesionales que gestionen efectiva y oportunamente, esta condición genera inestabilidad laboral de los profesionales y una presión adicional a su quehacer.

Trabajo en equipo: para el éxito de las intervenciones con PSC se hace impres-cindible el trabajo en equipo que permita realizar una abordaje multidisciplinario en las multicausalidad que lleva a las personas a la calle, de lo contrario, la intervención corre el riesgo se convertirse en una acción parcial que, en el mejor de los casos, logrará una comprensión limitada de la situación lo que limitará el plan de acción a ejecutar.

Asertividad, persistencia y decisión: Los trastornos presente en la PSC hacen que existan días en que su abordaje se hace especialmente complejo, generan mayor resistencia, generan retrocesos en los logros alcanzados lo que produce una gran frus-tración en los profesionales, a esto se suma los obstáculos que encuentran las redes sectoriales que forman parte del sistema, la capacidad de superar estos momentos es lo que puede marcar la diferencia entre el éxito o fracaso de un programa, debe pre-sentar una alta motivación de manera de compensar las frustraciones.

VI. REFLEXIONES

Más del 80% de las personas en situación de calle desean salir de esta situa-ción. Las PSC, en su mayoría, llegan a la calle por una crisis inicial de tipo familiar, la mayoría, más del 80% saben dónde está su familia pero no quieren o no saben cómo revincularse con ellos, principalmente por el temor al rechazo, ya que muchas de estas familias con las cuales se hace el trabajo de contactarlos para saber si desean revincularse con su familiar, aún se encuentran recupe-rándose de las heridas provocadas por sus familiares, muchas veces sin apoyo externo que les permita desarrollar un proceso tera-péutico y poder resignificar esta experiencia. Es en este contexto es en donde se produce un nuevo desafío del Trabajador Social, que debe mediar y acompañar este proceso, a la vez de ir sistematizando la experiencia sobre la cual existe escaso conocimiento teórico y práctico, dado su abordaje muy reciente y también por su complejidad.

Las políticas sociales, históricamente han sido abordadas en un comienzo por la sociedad civil, a través de personas organi-zadas u ONGs, para luego dar paso al Estado una vez que se ha visibilizado la necesidad de abordar una problemáticas o necesidad social, esto trae como consecuencia la importancia de la coordinación de redes de cada uno de los servicios públicos, que deben jugar un rol específico en esta política, ya que el desconocimiento de este rol viene a entrampar los procesos, burocratizándolos, frustrando el trabajo de los equipos más comprometidos, generando resistencias de los beneficiarios.

El Trabajador Social presenta un desafío constante en el abordaje de proble-máticas y fenómenos emergentes, para lo cual el desarrollo de competencias pertinentes se hace fundamental para el posicionamiento del profesional en la temática.

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BIBLIOGRAFíA

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MIDEPLAN, (2006). Construyendo juntos una política pública para personas en situación de calle. Recuperado de http://www.chilesolidario.gob.cl/programacalle/doc/pdf/Sistema-tizacion_FasePilotoProgamaCalle.pdf

Farias, F. & Rodriguez, O. (2010). Evaluación de las competencias genéricas de los/as trabajadores sociales en el ejercicio directo de la profesión. TS Cuadernos de Trabajo Social, 06 (33-46). Fox Impresores.

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RESUMEN

El objetivo de este trabajo es analizar las posibles masculinidades que emergen a causa del cambio cultural que se viven en los países occidentales a partir de los años se-senta. Se trata de descubrir tanto las identidades masculinas que fueron invisibles en la interpretación del feminismo, en la misma etapa del pasado, así como las identidades que sur-gieron al paso de la modernidad en sociedades como la mexicana, y que representan un evidente distanciamiento del estereotipo tradicional del ser hombre (el macho característico de sociedades latinoamericanas).

Palabras clave: Masculinidades, machismo, femi-nismo, modernidad.

ABSTRAC

The aim of this paper is to analyze the posible mas-culinities that emerge because of the cultural change that live in Western countries sinde the sixties. It´s about discovering both male identities that were invisible in the interpretation of feminism in the same stage in the past, and the identities that emerged in step with modernity in societies such as Mexico, which represent a clear departure from the traditional stereotype the man. (the male characteristic of Latin American societies)

Key words: Masculinity, machismo, femininity, modernity.

Masculinidades alternativas al machismo.Una derivación del cambio cultural.

Alternative masculinites machismo.

An offshoot of cultural change..

Dr. Rafael montesinos Carrera*Universidad autónoma Metropolitana - Iztapalapa

* Dr. Rafael Montesinos Carrera, Sociólogo, Doctor en Ciencias Antropológi-cas profesor-investigador, UAM-Iztapalapa. Maestro en Economía y Política Interna-cional, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. E- mail [email protected]

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I. INTRODUCCIÓN

Ya ha corrido medio siglo, cuando menos, si no es que seis décadas del momento en que se generó el cambio cultural con el que la Modernidad avanzó una etapa más en su rumbo civilizatorio. El mundo se ha transformado radicalmente al grado de considerarse a la incertidumbre como la característica principal de nuestros tiempos. El incesante cambio ha sido alentado por el papel que juega la tec-nología estrechando “mundos” que anteriormente se desconocían.

La comunicación se ha constituido, así, en el principal motor de la Modernidad, al grado que a veces se olvidan cambios sociales que son parte de la dinámica propia del mundo actual. En esa condición se encuentran, según mi interpretación, los cambios registrados en el terreno de la relación de los géneros. Por lo tanto, los cambios registrados tanto en el es-pacio privado como el público, no derivado del papel que juega la tecnología mediá-tica, sino del cambio cultural que provocó la emergencia de nuevas identidades femeninas y masculinas, a partir de los años sesenta. Del cambio que provocaron las nuevas prácticas sociales que impu-sieron hombres y mujeres que se distan-ciaron de las identidades tradicionales del ser hombre y ser mujer.

No obstante, el impacto del cambio cultural parece atenuado por una suerte de resistencia de las especialistas en estudios sobre la mujer, que bajo la influencia de la herencia feminista con-tinúan considerando como paradigma objetos de estudio que parten del principio de que en las relaciones mujer-hombre, la primera ha sido, es y será víctima; y el segundo, ha sido, es y será victimario.

Ello ha provocado, primero, la dificultad para aquellas especialistas que tienen como objeto de estudio a mujeres que distan de ser víctimas de la sociedad patriarcal y sus resabios, sobre todo cuando se hace evidente el hecho que la mujer accede al poder y que pueda, en caso extremo, aparecer como victi-maria. Segundo, que de la misma forma, ese paradigma en los estudios de la

mujer (mujer-víctima) también presente resistencias más políticas que teóricas ante los estudios de la masculinidad, sobre todo si se trata de sacar a luz lo que podríamos señalar de manera general como crisis de la masculinidad (Monte-sinos, 2002). En concreto, yo había propuesto una balance acerca de las contingencias, todas ellas intelectuales, que enfrentaban de por si los estudios de las masculinidades (Montesinos, 2005) pero en dicha oportunidad omití, porque no lo alcanzaba ver con la nitidez que hoy lo veo, dos elementos que son sustanciales también para comprender esa suerte de rechazo a estudiar identi-dades masculinas diferentes a la del victimario. Hoy aprovecho para referirme a ellas: 1) los estudios sobre la homose-xualidad-homofobia, y 2) el manejo su-perficial que hacen los medios de comunicación sobre el cambio cultural y las nuevas identidades genéricas, fundamentalmente, las relacionadas con otras masculinidades.

Se trata, entonces, de dos posi-ciones en el terreno de los estudios sobre los géneros, uno, que tiene una interpre-tación parcializada sobre el cambio cultural, por lo cual reconoce el predominio de la identidad masculina tradicional y su contraparte femenina (victimario-víctima); dos, aquellos que identifican significativas identidades tanto femeninas como masculinas, visiblemente alejadas de las estereotipos que todavía alimenta la Tradición, y que por tanto aceptamos sin regateos la materialización del cambio cultural.

En la segunda posición que desde luego comparto, se encuentran trabajos como el de Elisabeth Badinter, Fausse Route (2003); Alain Touraine, Le monde des femmes (2007), Marvin Harris, La cultura norteamericana contemporánea (1984); el libro de Gilles Lipovietsky, El crepúsculo del deber (2000), aunque se contrapone a conclusiones que el mismo había ofrecido en la Tercera dama (2002); entre muchos otros.

En ese mismo sentido, es que va referido este artículo donde presentaré ejemplos de masculinidades encontradas en el trabajo de campo y que según mi

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interpretación, explican el cambio cultural que vive el mundo contemporáneo. Así se trate del mundo occidental en el caso de países modernos y premodernos, en este segundo caso, sociedades como la mexicana.

II. LA FUNCIÓN DE LA IDENTIDAD

Parece inevitable tratar el tema de la cultura sin recurrir a la cuestión de la identidad, y viceversa. Ello obedece a que tanto una como otra, expresan ele-mentos de carácter material y subjetivo que comparte un grupo de personas. En ese sentido, es muy sugerente la idea que sobre la cultura tiene Parsons (1960): la cultura se aprende, se comparte y se transmite. La primera cuestión alude a la etapa del proceso de socialización al que se somete a cada individuo, la segunda, al hecho que la cultura genera comunidad, pues existe algo profundamente signifi-cativo para un grupo social o pueblo; y la tercera, que se trata de un complejo proceso que perdura en un lapso consi-derable del tiempo.

De tal manera que la cultura sal-vaguarda el orden que garantiza la repro-ducción de una sociedad o grupo social definiendo los valores, principios, formas de ver el mundo, conductas, expectativas de vida, etc., que comprometen a los individuos al garantizar el sentimiento de pertenencia. Visto así, uno de los efectos que produce la cultura como garante del orden establecido, es la aceptación de los papeles que los diferentes miembros de una sociedad han de desempeñar tanto económica, política y socialmente. De ahí que una de las principales funciones de la cultura sea fungir como elemento cohesionador de la sociedad, asignando roles a los individuos, esto es, lugares a ocupar por los individuos en ese amplio y complejo conjunto de estructuras que dan forma a una sociedad (Berger & Luckmann, 1968).

En esa misma vertiente, una de-finición de la identidad como conjunto de elementos materiales y simbólicos que permiten a los individuos reconocerse como parte de un grupo social, representa ante todo, el compromiso que tienen los

individuos por saberse parte de una raza, una clase social, o un género. Ese sentido de pertenencia es el que propicia en el individuo la certidumbre, la seguridad que requiere en su proceso de construcción de la personalidad, pero también, la identidad es una forma de distinguirse de los otros. De tal forma este compromiso supone, en determinado momento, que los miembros de una sociedad sacrifican sus impulsos animales en beneficio de la colectividad. Y esa contradicción, entre naturaleza y cultura, es lo que, en última instancia, provoca un conflicto individual o colectivo. Por ello es fundamental re-conocer el carácter coercitivo de la cultura, que Freud consideró como el malestar de la cultura.

Esto nos permite considerar que en general la cultura, y en particular el cambio cultural, pone a prueba la con-dición dual que se dirime entre el efecto protector que propicia la identidad, y el conflicto que genera en la personalidad de los individuos, hombres o mujeres, el cumplir con el rol que asigna la cultura. En ese sentido, la estabilidad de los indi-viduos dependerá del equilibrio de estos dos aspectos, cuestión de capital impor-tancia cuando la identidad se somete a la retroalimentación social, lo cual confirma la dependencia social que tienen los in-dividuos, y evidentemente también requiere, aparte de su necesidad de autoconfirmarse a sí mismo y recibir la retroalimentación de los miembros de su mismo género; esto es, confirmar su identidad a partir de la percepción de la otredad: del género femenino. De ello es importante considerar que las mujeres, cuyo perfil-conducta ha roto con el estereotipo tradicional de su género, rechazarán todo aquel rasgo de la masculinidad que atente contra su integridad moral o física.

III. EL PAPEL CULTURAL DEL TRABAJO

Una de las actividades más im-portantes de la humanidad, después de la reproducción, es el trabajo. De tal manera que la función que el trabajo tiene en la definición de los roles que la cultura asigna a los miembros de la sociedad, es

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fundamental. Es por ello que una de las estructuras más importantes de la sociedad moderna sea, precisamente, la división social del trabajo, que en la lógica del género es planteada como división sexual del trabajo (en adelante DST). Y en la medida que desde la génesis de la mo-dernidad capitalista la DST definió tanto los roles económicos como los espacios sociales que correspondían a cada género. Esta estructura se constituyó en el principal emblema del poder masculino, puesto que dicha asignación en la estructura económica determinó que a la mujer se le confinara en el espacio privado, mientras al hombre se le asignaba el espacio público. A la mujer el trabajo no remunerado y al hombre el remunerado.

Ello conlleva, a definir la posición de poder, la división sexual del trabajo, en todo caso, determinó que al hombre se le asignara la característica de proveedor, y por tanto, el agente de la pareja y la familia que garantizara el acceso al dinero, fuente elemental del poder masculino sobre la mujer. La cuestión es que cuando la mujer irrumpe en el mercado de trabajo, se encuentra automáticamente en la vía correcta para alcanzar su independencia, pues, poco a poco, arrebata el papel de proveedor exclusivo del hombre. A partir de estos hechos las identidades se tras-tocan, pierden la claridad que el pasado permitía establecer en cuanto a la perfecta diferencia entre hombres y mujeres.

De hecho, si aceptamos como premisa la crisis de la masculinidad, es pertinente considerar que la propia dinámica de la realidad social propicia la transfor-mación de las estructuras, la transformación de la sociedad misma, de la economía, la política y la cultura, independientemente de la asimetría del movimiento estructural. De la misma manera, y en la medida que la identidad depende de las estructuras sociales, ésta entra en un proceso de transformación que provoca la emergencia de mujeres que en términos de lo que representan, chocan con los símbolos de la tradición (una identidad femenina basada en el papel madre/esposa); con lo aceptado culturalmente. Ubicándose en un punto en el cual serán blanco de la coerción

cultural y de la estigmatización, no sola-mente ellas, sino también sus parejas. Ellas censuradas por “trabajar y no cuidar como se debe a los hijos” y él por “man-tenido”, por requerir de la participación económica de su pareja, por ser incapaz de ser el proveedor exclusivo. Ese solo hecho, el que la mujer hubiese incursionado en el mercado de trabajo, representa el inicio del fin de la división sexual del trabajo (DST), pero también la reconformación del espacio privado fundado en la figura de la familia nuclear. Esta es la causa más visible de la fisura en la estructura del poder masculino.

Ese cambio estructural que pro-mueve la emergencia de nuevas identidades genéricas, no necesariamente debe atri-buirse al movimiento feminista, como ya había apuntado Marvin Harris (1984) al analizar a la cultura norteamericana con-temporánea, situación que confirma también una idea de Connell:

Los cambios masivos en las pro-porciones de empleo de mujeres casadas se daban en los países industriales aún antes de que surgiera el movimiento de liberación de las mujeres; el cambio en la práctica heterosexual ya era un hecho, considerando el aumento en la seguridad de los anticonceptivos; y la estructura de las familias cambiaba debido a mayores esperanzas de vida, al aumento del número de divorcios y el descenso de la fertilidad (Connell, 2003: 304).

Esta idea, nos permite ubicar la importancia que tiene el que la mujer se incorpore al mercado de trabajo, pues esto no solo se reduce a que la indepen-dencia económica posibilitaría la autonomía de la mujer, sino al hecho que al irrumpir en el mercado, provoca la ruptura total de la DST, pues su identidad dependiente del rol económico y del espacio que ocupaba, determinó la erosión de la familia nuclear que gira en torno a los papeles asignados culturalmente a hombres y mujeres. Ya no cabe duda que van surgiendo nuevas identidades genéricas ¿pero qué pasa con la identidad masculina?

Este complejo proceso de cambio cultural, que por cierto refleja una dinámica mucho más tortuosa que el de la economía

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y la política, nos obliga a reconocer sin más, que han surgido nuevas identidades femeninas, caracterizadas por el acceso de las mujeres al poder. La mujer, entonces, comienza a identificarse a partir de los nuevos roles sociales que va desempe-

ñando en las últimas décadas: si antes se dedicaba exclusivamente a la familia, en adelante aparecerá como un sujeto con un proyecto de vida propio. Este fenómeno, cada vez más manifiesto, adquiere una importante significación no

por su condición estadística, que en sociedades como la mexicana puede ser todavía minoritaria, sino por su cualidad simbólica: la mujer moderna.

Evidentemente este fenómeno de cambio cultural, de resignificación de la identidad femenina, supone un impacto en la otredad. El primero de ellos es que esa nueva identidad representa el inicio del proceso de deslegitimación de poder masculino, la pérdida del control sobre

las principales fuentes del poder masculino: su papel de proveedor, determinado por la DST; su fortaleza, que determina su carácter de protector; y su racionalidad, que explica el porqué se le atribuye a los hombres la inteligencia que les permite ser exitosos.

En la medida que las mujeres cumplen con nuevos roles sociales, por tanto, nuevas formas de pensar, nuevas formas de relacionarse con su mismo

Masculinidad Pos-antigua Discurso de la igualdad y práctica tradicional

Masculinidad Moderna Masculinidad dominante

Masculinidad moderna

Masculinidad

en crisis

Masculinidad

Domesticada

Masculinidad campante

Maquina del placer

MASCULINIDADES EMERGENTES EN EL CAMBIO CULTURALTradición Modernidad

60´s 70´s 80´s 90´s 2000

Masculinidad dominante(MACHO)

Masculinidad Invisible I Desigualdad armónica(REY BENÉVOLO) Masculinidad Invisible II(MANDILÓN)

Dominio femenino Estigmatización masculina

Fuente: Montesinos & Carrillo, 2010

Masculinidad dominante

Masculinidad Moderna VS

Masculinidad

VS

60´s 70´s 80´s 90´s 2000 60´s 70´s 80´s 90´s 2000 60´s 70´s 80´s 90´s 2000 60´s 70´s 80´s 90´s 2000 60´s 70´s 80´s 90´s 2000

Tradición ModernidadTradición ModernidadTradición ModernidadTradición Modernidad

60´s 70´s 80´s 90´s 2000 60´s 70´s 80´s 90´s 2000 60´s 70´s 80´s 90´s 2000 60´s 70´s 80´s 90´s 2000 60´s 70´s 80´s 90´s 2000 60´s 70´s 80´s 90´s 2000 60´s 70´s 80´s 90´s 2000 60´s 70´s 80´s 90´s 2000 60´s 70´s 80´s 90´s 2000 60´s 70´s 80´s 90´s 2000 60´s 70´s 80´s 90´s 2000 60´s 70´s 80´s 90´s 2000 60´s 70´s 80´s 90´s 2000 60´s 70´s 80´s 90´s 2000 60´s 70´s 80´s 90´s 2000

Tradición Modernidad

Masculinidad moderna

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género y con el masculino, se van esta-bleciendo nuevas formas de negociación entre mujeres y hombres. El varón se ve cuestionado, compelido. La nuevas identidades femeninas representan la contradicción de la necesidad que tienen los individuos de reconfirmar permanen-temente su identidad. Por lo cual el hombre pierde la certidumbre que le confería su identidad genérica en el marco de una Tradición que salvaguardaba los “privile-gios” masculinos. Cada vez más comienza a vivir una contradicción entre lo cultural-mente aprehendido y una práctica cotidiana que le hace saber que la mujer está lejos de ser inferior a él. Comienza a sentir el malestar de la cultura, el peso de cumplir un rol social que lo ha obligado a contener sus sentimientos, a ocultar sus miedos, su frustración. Este preámbulo nos permite reconocer que se están construyendo nuevas formas de expresión de una masculinidad que renuncia al despotismo del patriarcado, y por tanto, que se recrean en la posibilidad de construir relaciones más igualitarias, más justas, más placen-teras. Entonces ¿Cómo se van expresando las diferentes masculinidades? Sobre todo si una de las características de la Modernidad es el fenómeno del desem-pleo, lo que supone para todos, hombres y mujeres, una severa dificultad para mantenerse en el mercado de trabajo ¿qué efecto tiene en la persistencia de una masculinidad que basa su identidad en el poder que le concedía el hecho de ser proveedor?

Por último, respecto a la cultura y a la identidad genérica, cabe destacar que la superación de la división sexual del trabajo no solo promueve la emergencia de nuevas identidades, primero las feme-ninas, sino que el símbolo que en lo subsecuente representará la mujer mo-derna trastoca la identidad masculina de la Tradición, pues al desempeñar un trabajo remunerado aparece también como proveedora, rompiendo con el monopolio económico que el hombre ejerció en el pasado. Si ahora la mujer es racional, competitiva, emprendedora, ambiciosa, exitosa, valiente, etc., como lo manifestaron las 7 mujeres profesionistas, con edades entre los 26 y los 54, con las que se

trabajaba en un grupo focal que discutía las diferencias entre los géneros.

Entonces ¿cómo se construye una identidad que permita al individuo reconocerse como parte de un género, pero al mismo tiempo distinguirse del otro? ¿Cómo apuntalar una identidad masculina que permita claramente dis-tinguirse de las mujeres, más allá de lo estrictamente biológico? Eso se resuelve, como sugiere Lipovetsky (2002), reco-nociendo que una de las características de la Modernidad se observa a partir de la disolución de las diferencias entre hombres y mujeres. De hecho, llamó la atención que 5 de esas 7 profesionistas expresarán que uno de los rasgos que las distinguía como mujeres, era el ser violentas. Prueba de que las nuevas identidades genéricas se han trastocado, lo cual provoca cierto grado de confusión social.

En ese sentido va el siguiente apartado donde se intentará dar forma a las t ipo log ías modernas de la masculinidad.

IV. LAS TIPOLOGíAS DE LA MAS-CULINIDAD

Parecería ser que la Tradición nos ofrece una sola interpretación de la iden-tidad masculina, que en su condición patriarcal proyecta simbólicamente la imagen del hombre a partir de la supe-rioridad sobre la mujer, y que en la versión benévola de la masculinidad, hace aparecer al hombre como proveedor y protector de la familia. De ser así, es muy probable que sea el feminismo, como movimiento contracultural, el que nos abra la posibilidad de reconocer las primeras tipologías de la masculinidad; pues en todo caso la manera que trató la condición social de las mujeres, como víctimas del abuso del poder masculino, rechazaba o al menos ignoraba la versión benévola que nos ofrecía la Tradición, destacando la ex-presión negativa de la masculinidad: el machismo. Entendiendo como machismo la exaltación de la superioridad de hombre sobre la mujer, lo cual da la pauta para comprender el ejercicio despótico del hombre que subyuga y arremete contra

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la mujer, colocándola, en efecto, en un papel de víctima.

Por otra parte, el estereotipo masculino que proyecta la cultura en el contexto de la Tradición, supone la acep-tación colectiva de este estereotipo que será el referente para ejercer el papel coercitivo de la cultura. De tal forma que aquellas formas de expresión de la mas-culinidad, y desde luego de la feminidad, que no cumplían con lo culturalmente establecido, serán reprimidas a partir de la estigmatización.

Montesinos & Carrillo (2010) en “Cambio cultural y masculinidades emer-gentes” señalan que en la sociedad mexicana, el caso del mandilón, normal-mente considerado aquél que a pesar de cumplir con su papel proveedor, no ejerce el control sobre su mujer, no la somete de forma alguna. Tipología que adquirió materialidad a partir de la presencia de hombres que ejercían su masculinidad sin imponer su poder a los demás, ni a la mujer ni a los hijos. Era el estereotipo, del hombre desvalorizado por el solo hecho de manifestar sus sentimientos, rasgo más identificado en el pasado con e l género femenino que con e l masculino.

Visto así, entonces, la Tradición con la cooperación del feminismo, nos heredan tres tipologías: el rey benévolo, el macho y el mandilón. Un ejemplo del menos analizado, el de una masculinidad sometida al poder de la mujer, es el tes-timonio que una joven profesionista de 26 años de edad, nos daba en un grupo focal, respecto a los modelos de mascu-linidad que le rodean:

Fernanda: Mi padre es el culpable de las cosas negativas que vivimos en mi casa. Es un cero a la izquierda, hace lo que mi mamá quiere. Para ella él es un tonto que no puede resolver absolutamente nada, que no toma decisiones…..Mi papá nunca comentó algo sobre mi mamá, pero considera que sus hijas son más inteligentes que su hijo, que somos exitosas y que mi hermano es “un mediocre que está al cuidado de mami”….. Por mi parte, tengo un novio muy comprensivo, me apoya en todo lo que yo hago, principal-mente en mi carrera profesional. Nuestra

relación es muy buena y normalmente nos vemos cuando yo tengo tiempo porque el todavía no tiene trabajo.

Una posible expresión de la tipo-logía del rey benévolo está dibujada a partir de un varón que garantizando el mayor ingreso familiar, mantiene una actitud consciente con el rol que juega su pareja. Ello coincide en más de una forma, con la idea que Moore y Gillette (1993) tenían sobre la masculinidad ma-dura, y que sin duda garantizaba en todo caso, una relación armoniosa entre el hombre y la mujer. Es el caso del testimonio que nos ofreció “Raúl”, un varón profe-sionista, funcionario público de 53 años, que participó en un grupo focal que discutía el tema de la masculinidad.

Raúl: En mi caso tengo una relación de igualdad con mi esposa, ella aporta el 25% del ingreso familiar, pero lo importante es que ella realiza actividades fundamen-tales para nuestra familia, además que tiene una actividad laboral que la llena como persona, y le permite cumplir esas actividades. Yo tengo un trabajo que me absorbe muchísimo tiempo y definitiva-mente requerimos de alguien que se haga responsable de las necesidades de la familia. En cuanto a las decisiones que se toman en la familia, las tomamos los dos, y los hijos saben que pueden recurrir para unas cosas al permiso mío o al de su mamá.

Como se puede observar, esta tipología heredada por la Tradición, también podría representar en la actualidad una de las primeras manifestaciones de una masculinidad que rechaza al machismo. Que en todo caso, es obvio que el varón posee las principales fuentes de poder en la relación de pareja, sin embargo, está lejos de exaltar su superioridad, se muestra consciente de la función que familiarmente desempeña su pareja, y por tanto mantiene una actitud y una conducta de respeto hacia ella.

Como en este caso, donde de alguna forma se reproduce la tradicional DST, la condición de las relaciones pro-piciadas por un varón que reproduce su práctica genérica a partir de lo que inten-tamos definir como rey benévolo, y una mujer que todavía se apega a una identidad

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determinada por el rol de madre/esposa, está determinado por cierto nivel de conciencia por parte del hombre, lo que le permite la expresión de una masculinidad madura que, permite la reproducción de relaciones familiares más afectuosas, alejadas del ejercicio despótico del poder que caracteriza a la figura del macho.

La siguiente tipología que propo-nemos es la del varón pos-antiguo, es el caso del varón que tiene todas las con-diciones para desempeñar el papel de proveedor, y que preferentemente espera que en su relación de pareja se reproduzca el ritual de las diferencias entre hombre y mujer, sin la actitud de incidir en con-ductas próximas al machismo. Se trata de varones prácticamente dependientes del papel que juega la mujer tradicional en el espacio privado, y que por tanto, buscan la comodidad y la certidumbre que les ofrecen mujeres que aún teniendo la calificación suficiente para mantenerse decorosamente en el mercado de trabajo, también buscan la protección (afectiva) de su pareja. Normalmente pueden mostrar un discurso muy consciente de la igualdad entre los géneros, donde se reconoce el derecho de la mujer a marcarse un pro-yecto de vida a seguir. En este caso te-nemos el testimonio que nos ofreció “Manuel” en una entrevista donde tratamos las relaciones entre los géneros, un varón soltero, exitoso profesionista de 40 años.

Manuel: Yo estoy convencido de los derechos de las mujeres, de hecho me gustan las mujeres intelectuales que sean independientes económicamente, pero lo que sí, es que necesito que me hagan mis gelatinas, que me cuiden, que tengamos actividades juntos. La bronca es que yo no se cocinar ni un huevo frito, así que necesito alguien que me comprenda porque a estas alturas del juego va a estar muy duro que aprenda lo que no hice en tanto años. Ya comeremos hamburguesas o saldremos a un restaurante. Yo tengo mucho trabajo, y no lo puedo sacrificar por actividades que no se me dan.

La posible expresión de la tipología que denominaremos el varón en crisis, es el caso de hombres que por las cir-cunstancias que les impuso la crisis

económica se ven confrontados por su pareja, provocando el caos en la relación de pareja, ya sea provocando el rompi-miento o generando una relación cotidia-namente conflictiva. Como ejemplo de esta tipología, el varón en crisis, tenemos el testimonio de “Roberto”, hoy de 61 años, un empresario venido a menos por cuestiones de una enfermedad que lo puso al borde de la muerte. Diez años atrás pasó dos años hospitalizado, los recursos reunidos hasta ese momento se fueron consumiendo y los recursos económicos que requería la familia lo ofrecía su mujer, una ama de casa con-vertida en intelectual (escritora) exitosa, que vendía lo que producía, y que por tanto ya garantizaba su autonomía respecto de “Roberto”. La cuestión es que conforme se fue haciendo más evidente la crisis económica y él no pudo colocarse deco-rosamente en el mercado de trabajo, la relación de pareja se fue diluyendo. Este es una parte del testimonio que “Roberto” nos ofreció para hablar de su historia.

Roberto: Cuando las cosas iban bien no tuve problema alguno con mi mujer, viajes, buenas comidas, fiestas…toda la comodidad del mundo. El problema empezó a raíz de mi enfermedad (leuce-mia). Todo fue cuestión que se acabara la lana y se acabó el amor, duramos un buen tiempo sin tener relaciones sexuales, todo se volvió reclamo, me pasaba cuentas del teléfono, la colegiatura de los hijos (dos: una mujer, 16 años, un varón, 22 años) se quejaba de la carcacha que teníamos, todo era bronca. Las cosas se fueron acabando y de la relación no quedó nada, yo aguante casi cuatro años con esa situación porque la amaba y creía que yéndome bien las cosas volverían a ser como antes; pero conforme pasaba el tiempo ella se hacía más soberbia y me echaba en cara, a grito pelón y con mentadas de madre, que ella era la que mantenía la casa. No era que yo dejara de dar dinero, pero francamente era casi nada, la economía está del carajo, mientras ella se hacía cargo de lo básico y de sus cosas. Le fue tan bien que se compró un carrazo, y yo de a pata. Poco a poco se fue haciéndo más claro que ya no había

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nada, pero aguantaba más solo por mis hijos, yo no les iba a dar un mal ejemplo, yo no me iba a arriesgar que ahora me reclamaran que había renunciado a la familia. Yo puse todo de mi parte pero las cosas no salieron bien. Como dice el dicho: “cuando la pobreza entra por la puerta, el amor sale por la ventana”

Se trata del caso de varones que la realidad social los obligó a modificar su conducta ante las mujeres, quienes tomando el reto de forjarse un futuro quedan en condición de rechazar el so-meterse al poder masculino, sobre todo si no existe razón objetiva para pensar que lo tengan. Son varones que viven el cambio cultural en total conflicto pues ya no cuentan con la identidad que la Tra-dición les ofrecía, en el cual por el solo hecho de ser hombres los hacía blanco “natural” de privilegios sociales. Eviden-temente, se trata de varones que sufren su condición de subempleo o desempleo, y que culpan a “la suerte” por la crisis económica. Normalmente no tienen re-ferentes para pensar de una manera que evite el inculparse por el fracaso, a veces ellos mismo ponen en duda su identidad masculina, pues se saben incapaces de colmar las características que la cultura tradicional exige para ser hombre de verdad.

El caso de la tipología del varón domesticado es aquella donde se ha aceptado una relación de igualdad porque simple y sencillamente han establecido relación con una mujer que al acceder a alguna forma de poder, controlan un re-curso indispensable para ejercer legíti-mamente el poder: el dinero. Se trata de varones que al encontrase en desventaja económica con su pareja, reproducen las diferencias entre los géneros, pero colo-cando a la figura masculina en una situación de inferioridad, aunque sus ingresos sean suficientes para mantener una vida de-corosa. Esta tipología de la masculinidad podría expresarse como una suerte de sometimiento consciente, en la medida que el varón reconoce los méritos de su pareja. Ya sea que éstos provengan por una carrera profesional exitosa que haya generado un ingreso lo suficientemente

alto, como para tomar el control de las decisiones que se toman en la pareja, o por la capacidad emprendedora que coloque a la mujer como una empresaria exitosa. El poder que la mujer adquiere al controlar el recurso del dinero garantiza con su participación un status quo que coloca a la familia en un cómodo nivel de vida, que no podría mantener el solo in-greso del varón. Los méritos que la mujer hace en su carrera profesional le conceden todos los honores que la sociedad con-temporánea ofrece a las personas que han alcanzado el éxito, ensombreciendo los avances que por su parte realiza el hombre.

Por otra parte, la misma desventaja en relación al poder, propicia, sin necesidad de explicitarlo, las condiciones para re-negociar las relaciones entre los géneros, y el varón despojado de la posibilidad de imponer su voluntad en las decisiones significativas de la familia, queda “dis-puesto” a participar en la reproducción del espacio privado. Esta desventaja es la que permite en el análisis sobre las relaciones de género, dar la relevancia que requiere al papel que juega el trabajo como elemento de poder.

Para ejemplificar la tipología del varón domesticado tenemos el testimonio que nos ofreció “Miguel”, profesionista de 48 años de edad, al tratar el tema de su relación de pareja en una entrevista ex profeso.

Miguel: La relación con mi pareja es de igual a igual, yo la admiro mucho, hago públicos sus méritos de manera que los que la rodean no tienen dudas en hacer reconocimiento de sus éxitos. Y los dos resolvemos las cuestiones del hogar participando de igual manera, lo mismo cocino o hago limpieza, si es que no tenemos quien nos ayude, pues cuando contamos con sirvienta simplemente los dos nos descargamos de los trabajos de la casa. Lo que en todo caso hace dife-rencia con ella son los ingresos que percibimos uno y otro, en ocasiones he ganado la tercera parte de los ingresos que ella gana, a veces la mitad. En esa situación ni que discutir, ella siempre tiene la razón a la hora de decidir que vacaciones

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se toman, que vehículo se compra, que escuela se elige para las hijas, etc. No se pone a discusión quien tienen el poder, simplemente ella decide cómo utilizar su dinero. Diferente fue cuando emparejamos el nivel de ingresos, ella se quedó acos-tumbrada a decidir, y yo simplemente le decía que me gustaban sus opiniones pero que mi dinero lo iba a utilizar para tal o cual cosa. Ella no quedaba conforme pero de igual manera que comprendía que ella tenía el derecho a tomar las decisiones sustantivas, ahora yo tomaría, al menos las correspondientes a mis in-gresos. Esa situación es lo que generó una mejor situación para negociar entre ella y yo. Antes quedaba claro que mi dinero era de los dos, y que el suyo, suyo seguiría siendo.

Como se puede observar, la igualdad de circunstancias en la pareja puede ser un elemento fundamental para crear una relación más equitativa entre hombre y mujeres. La desigualdad, siempre inclinará el fiel de la balanza del lado del que tenga mejor posición del poder.

Tenemos otra tipología que hemos denominado a partir del término el varón moderno y contempla a hombres muy representativos de la Modernidad, esto es, varones que sin lugar a ningún tipo de dudas, tienen la idea de la igualdad entre los géneros. Valoran a su pareja por el solo hecho de serlo, y están felizmente dispuestos a participar en todas las ac-tividades que una familia requiere para su reproducción social. Es el caso del testi-monio que ofreció “Adrián”, profesionista de 46 años de edad, en un grupo focal que discutía sobre las diferentes formas de vivir la masculinidad.

Adrián: En mi caso existe una relación igualitaria, ganamos casi lo mismo, los dos nos hacemos cargo de las nece-sidades que tengamos, ya sea que se trate de cuidar a nuestra hija, ya sea que se trate de hacer el mercado, o de las labores de la casa. Yo no tengo ningún problema en cocinar o planchar, así que nos organizamos fácilmente, de lo contrario no saldríamos adelante. Las decisiones de lo que se hace, lo que se gasta, todo….lo hacemos los dos, siempre en acuerdo.

Esta tipología se aproxima mucho a la idea de la masculinidad madura, la cual permite hacer uso de las facultades masculinas en beneficio de la pareja, se generan relaciones más libres de los prejuicios sociales, y se expresan libre-mente los sentimientos.

El caso de la tipología del varón campante, alude a la cómoda posición que tienen los varones por el avance de la Modernidad, es decir que se ven be-neficiados por la presencia de las mujeres con poder, quedando en una situación de despreocupación respecto del papel económico que ellos juegan en la familia. Se trata del caso de varones que sus ingresos son poco significativos para la reproducción de la familia, sin que esto afecte su nivel de vida puesto que los ingresos de su pareja son más que sufi-cientes para vivir cómodamente. Este tipo de varones no les preocupa mantener un trabajo, ni de hacer los méritos requeridos para mejorar sus condiciones laborales, igual y están dispuestos a colaborar en las tareas domésticas si es que se en-cuentran en el desempleo. No cuestionan el poder que ejerce su mujer pues eso no provoca una conducta recriminante hacia su persona. Ellos se conforman con decir, como “Germán”, profesionista de 38 años de edad: gano poco pero no me presionan en ese trabajo, el día que se compliquen las cosas renuncio y, total, busco uno nuevo. Siempre hay un lugar donde empezar. Lo importante es que con mi mujer tengo una buena relación y las cosas marchan bastante bien, mis hijos no necesitan nada como para que yo tenga que soportar un trabajo que me quite el tiempo para atenderlos a ellos.

Este tipo de varones normalmente están casados con profesionistas exitosas y mujeres emprendedoras que resuelven fácilmente los problemas que se le pre-sentan a la familia. Sin embargo, valoran la compañía de un hombre que las quiera y las proteja. La mejor empresa para un varón campante.

La última tipología que presenta-remos es la que denominamos con el mote la máquina de placer, es el caso de varones vertidos todo el tiempo a seducir a alguna mujer, cualquier mujer. Lo im-

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portante para ellos es lograr que las mujeres accedan a sus deseos sexuales, son el prototipo del seductor que dedica su cuidado y atención hacia la mujer que constituye momentáneamente el papel de la presa, cuyo reinado dura hasta que no caiga de la gracia de la máquina in-saciable de placer. Como decía Octavio Paz, en la Llama doble (1993), es el pro-totipo de hombres que tienen una insaciable hambre sexual. Se trata de un tipo de varón beneficiado por el paso de la Mo-dernidad, en cuanto a la liberación sexual de la mujer. Esto le ha ampliado sus posibilidades de estar más tiempo en la cama con alguna mujer de la cual se hartan cuando estas quieren pasar del sexo al amor, y del amor al matrimonio. Momento exacto en que hay que echarlas fuera de la cama. Normalmente estos hombres se vuelven con el tiempo, inca-paces de mantener una relación sentimental pues esto los ata a una mujer. Por ello todo se reduce al intercambio sexual. Se trata de solterones o de hombres que han sentado cabeza, que no pueden mantener la calma en una relación matri-monial, pues les limita su necesidad animal de saltar de cama en cama. Es el ejemplo que obtenemos con el testimonio de “Federico”, profesionista de 44 años de edad.

Federico: Lo que pasa es que todas las mujeres tienen algo bonito, algo que te atrae. Pero lo que sí es que todas quieren estar en la cama, y siempre están dispuestas a pasarse un buen rato. No hay como salir al antro y luego llegar a casa y con toda tranquilidad despertarte al otro día. No tienes el problema de la rutina de una esposa, no. Salen, se arre-glan, le echan ganas a la relación y te la pasas a toda madre. El problema es que muy rápido quieren formalizar la relación y entonces…. Las cosas dejan de funcionar de inmediato, y ni modo a buscar otra candidata que comprenda que el amor es cuestión de tiempo.

Este tipo de varones viven la contradicción de probar su masculinidad, primero conquistando al mayor número posible de mujeres, sin mediar concepto alguno de belleza, pero también, añorando

tener un hijo, y cumplir el soñado ciclo de vida que en este caso termina pro-creando ¿qué mejor forma de confirmar que se es un hombre?

V. CONCLUSIONES

Una forma de allanar la discusión sobre las identidades genéricas es discutir el impacto que tiene el cambio cultural, pues el debate respecto a la emergencia de nuevas identidades tanto femeninas como masculinas, están polarizadas por una perspectiva que continúa “denun-ciando” el papel de víctima que social y culturalmente ha jugado la mujer, sin considerar el avance de la Modernidad, y otra, que destaca la emergencia de una masculinidad que, sin estar todavía defi-nida, parece decidida a renunciar a la masculinidad tradicional, aquella que supone la superioridad sobre la mujer.

Se trata, entonces, de reconocer el cambio gradual que las estructuras sociales, económicas, políticas y culturales, han sufrido en las últimas cuatro décadas. Y de aceptarse así, cuestionarnos si es posible pensar en el cambio cultural, en la transformación de la sociedad, y la persistencia de las identidades genéricas que caracterizaron a la Tradición. Evi-dentemente, el problema es determinar el punto de avance del proceso del cambio cultural, y por tanto, reconocer una amplia gama de posibilidades de expresión concreta de dicho proceso. Tal diversidad, en todo caso, tiene que ver con la esencia de la cultura y, por lo tanto, de la espe-cificidad de cada pueblo o grupo social al que nos refiramos.

En ese sentido, el choque cultural entre la Tradición y la Modernidad que presume el proceso del cambio cultural, se expresa, inevitablemente, a partir de la coexistencia de formas simbólicas y prácticas sociales, haciendo depender la perspectiva de quien observa esa realidad social, del dominio de una u otra forma cultural. En todo caso, lo que es inobje-table, es que el cambio cultural es una realidad de fin y principio de siglo, con-dición por la cual se dice que la Moder-nidad, o la era de la globalización, se

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caracteriza precisamente por el cambio incesante, por la incertidumbre que provoca la dinámica de los cambios políticos, económicos y culturales. De tal manera que la presencia del pasado a partir de identidades femeninas que todavía reproducen una posición subor-dinada; no quiere decir que las nuevas identidades femeninas solo sean una excepción y no producto del paso de la Modernidad. Viceversa, que la Modernidad presuponga la superación de formas despóticas del poder, cuando todavía se observan los excesos del poder masculino que somete despóticamente a la mujer.

La diversidad cultural, por tanto, se manifiesta con expresiones concretas de la reproducción social, en las cuales, dependiendo de la especificidad de cada una de ellas, podremos observar situa-ciones que hacen evidente la persistencia del dominio masculino, y otras donde sea posible el acceso de las mujeres al poder. Todo depende de la circunstancia concreta del proceso del cambio cultural. Sin embargo, no se puede perder de vista que la Modernidad en una de sus posibles expresiones aparece cuestio-nando el ejercicio autoritario del poder, sea en el espacio público o en el privado. En algunas sociedades, particularmente las avanzadas, el mismo marco del Estado de Derecho propicia una relación entre hombres y mujeres de una manera muy diferente a la que acontece en sociedades precariamente democráticas, por lo cual observamos la persistencia de muchas prácticas del pasado, como si la Tradición se resistiese a ceder paso a la Moderni-dad. Por ello es pertinente recordar aquella idea con la cual Bell (1977) llamó nuestra atención sobre la profunda dife-rencia en los procesos de cambio de las estructuras económicas y políticas, por un lado, y las culturales, por el otro. Las primeras pueden registrar un cambio radical de un momento a otro, al grado de no dudar del paso de la Modernidad; la segunda, invariablemente presenta un paso tortuoso, en el cual las posibles incoherencias entre los símbolos y las prácticas, entre los discursos de los

sujetos sociales y los actos, sugieren una dinámica mucho más compleja, y en ocasiones engañosa.

No obstante, consideramos irrefutable la transformación gradual de las identidades genéricas, ahora, en particular, el de la masculinidad, que sin necesidad de predominar en el contexto de las prácticas sociales, abre paso a la reformulación de nuevas formas de expresión de esa identidad. Aspecto que en este ensayo fue tratado a partir de esbozar algunas tipologías que reflejan la presencia del pasado, pero sobre todo, el paso de la modernidad, y con ello la crisis de la masculinidad tradicional.

La primera conclusión tiene que ver con la irreductible relación entre cultura e identidad, pero sobre todo cómo las estructuras sociales determinan la forma que adquiere la identidad, a partir de prácticas sociales concretas. De tal manera que si hablamos de un cambio cultural necesariamente estamos esperando reconocer las nuevas identi-dades que subyacen en d icho proceso.

En esa misma perspectiva y considerando la interrelación existente entre la economía, la política y la cultura, planteamos que la estructura más sig-nificativa de la sociedad, es la proveniente de la división sexual del trabajo, y por tanto, la más significativa para definir la identidad tanto de hombres como de mujeres. Así que considerando el papel que juega en la Tradición, superada la división sexual del trabajo, inevitablemente se transforma la identidad de uno y otro género, porque en principio ésta ya no excluye a la mujer del trabajo remunerado y rompe con el confinamiento de la mujer en el espacio privado. Se diluye la figura de la familia nuclear y la Modernidad abre paso a nuevas formas de organización fami l iar, ya sea matr i foca les o patrifocales.

En todo caso, el primer problema que el analista enfrenta cuando busca definir de la manera más pertinente la identidad masculina o femenina, se encuentra con que los propios hombres no encuentran diferencias que no sean

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las estrictamente biológicas que le permita consolidar su sentimiento de pertenencia, y que al mismo tiempo le permita distin-guirse de las mujeres. Efecto del cambio cultural que ha diluido las diferencias entre los géneros.

Al intentar considerar específi-camente la emergencia de nuevas iden-tidades masculinas, se propuso una tipología lo más adecuada a la práctica cotidiana, que captara las diferentes formas de expresión de la masculinidad que se manifiestan en la actualidad. Estas son, las heredadas por la Tradición y el feminismo: el rey benévolo, el macho y el mandilón. Y, segundo, las masculinidades emergentes en el proceso de cambio cultural: el varón pos-antiguo, el varón en crisis, el varón domesticado, el varón reflexivo, el varón campante y la máquina de placer. La presencia de estas tipologías demuestra la coexistencia de patrones de conducta de los géneros correspon-dientes al pasado, la Tradición, y las que caracterizan a la Modernidad, al tiempo socialmente nuevo.

Como se puede observar en los testimonios que hombres y mujeres ofrecieron en entrevistas o grupos focales donde se trataron cuestiones referidas a los géneros, resulta imposible negar que las identidades, tanto masculinas como femeninas, se han transformado a tal grado que hoy es posible distinguir las correspondientes a la Modernidad y a las del pasado. A pesar que en la actualidad características que anteriormente corres-pondían a los varones aparezcan como rasgos identitarios de las mujeres, y vi-ceversa, como es el caso de la sensibilidad, que anteriormente correspondía al género femenino y hoy puede ser una caracte-rística del ser varón. Ello es posible, pues las identidades tradicionales se han tras-tocado y cada vez más, se hace evidente que las diferencias entre los géneros se van reduciendo a lo estrictamente biológico.

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mg. Ariel Rosales ubeda*

Una mirada al referencial normativo de las politicas públicas

A look at the refernce standards for public policy

RESUMEN

Este artículo presenta un análisis de las políticas públicas desde la discusión acerca del referencial normativo que las sustenta. En primera instancia se presenta el tema de la complejidad social que caracteriza a las sociedades modernas y la necesidad de la mediación institucionalizada. Luego se levantan aspectos fundamentales del análisis de políticas que servirán de referencia para exponer el debate acerca del referencial normativo de políticas públicas el cual se recoge a partir de dos aspectos que dan forma a las políticas y que serán fundamentales para este artículo: la visión de la sociedad y el tipo de normatividad presupuestas en ellas. En este contexto el presente artículo propone que en el marco de la complejidad social el referencial normativo de las políticas públicas requiere distanciarse de lógicas centralistas y de la normatividad convencional que le apareja a fin de incrementar su rendimiento en la sociedad.

Palabras clave: Políticas públicas, Normatividad en políticas públicas, Complejidad social.

ABSTRAC

This article presents an analysis of public policies from the discussion of normative references that sustains them. First of all comes the issue of social complexity  that characterizes modern societies and the need for  institutionalized mediation. Then raise  fundamental  issues of policy analysis to serve as reference to explain the debate about the normative ben-chmark of public policy which is collected from two aspects that shape policies and that will be critical  for this article: the vision of society and the kind of normativity presupposed in them. In this context this paper proposes that in the context of the social complexity of the benchmark policy requires public policy away from conventional core logic and reference to increase perfor-mance in society.

Key words: Public Policy, Legislation on public policy,  social complexity.

* Mg. ariel Rosales Ubeda, Trabajador Social, Magíster en Trabajo Social: Intervención e investigación social, Licenciado en Trabajo Social y Licenciado en Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

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I. INTRODUCCIÓN

Las políticas públicas se consi-deran acciones y/o decisiones tomadas en las instituciones del estado para sa-tisfacer las demandas y necesidades de los ciudadanos. De este modo son vistas como una plataforma para organizar las acciones que los gobiernos deberían desplegar en procura de mayores niveles de satisfacción para los ciudadanos y sus crecientes derechos (Mascareño, 2003), lo cual apareja un sustrato ético poco observado en la literatura asociada a la elaboración de estos mecanismos.

El estudio de las políticas públicas se ubica contemporáneamente dentro de un debate que integra dilemas éticos, sociológicos, políticos y técnicos. Esto se expresa en discusiones de carácter normativo (sustrato moral que las sustenta), cognitivo (visión de sociedad que las políticas pre-suponen) y metodológico (modo de operación). Centrándose en el referencial normativo de las políticas, y desde un prisma ético, la acción pública y sus instrumentos tradicionales consti-tuyen un foco importante de discusión debido a su alto alcance social (Miranda, 2009). Así, el debate referente a la for-mulación de las políticas públicas recoge la creciente discusión acerca del referencial normativo que sustentan.

En el marco de un sistema democrático, el proceso de toma de decisiones es, por definición, abierto y complejo. Ello indica que llegar a decidir una política, y sobre todo implementarla, implica compatibilizar diferencias y acercar posiciones e intereses entre los actores. Del mismo modo, la creciente pluralidad y diferenciación social, las libertades económicas, la presión por la autonomía local, la relativa independencia de los sectores en la sociedad; estarían jugando a favor de un redimensionamiento y de-mocratización de la hechura de las políticas (Delgado, 2002).

Entender a las políticas públicas como proceso decisional y normativo al interior de un sistema democrático implica abarcarlas como “un conjunto de acciones que manifiestan una determinada moda-

lidad de intervención del Estado en relación a un asunto que concita atención, interés y movilización de muchos actores en la sociedad” (Oszlak & O´Donnell; 1990:101). Si bien el desarrollo de una política pública está influenciado por un conjunto de actores interrelacionados, estos se en-cuentran determinados por la lógica de elaboración que ella misma plantea. Así, las políticas públicas expresan de manera concreta las formas institucionalizadas que orientan la interacción entre el Estado y la sociedad.

La naturaleza y la composición interna del sistema decisional que cons-tituye a las políticas, asume fundamen-talmente dos formas: puede ser de carácter jerárquico, al presumir un centro rector (Miranda, 2010), o heterárquico si se hace mediante la incorporación de la ciudadanía en la toma de decisiones (Miranda y Mascareño, 2009). Así vemos que las políticas dan a conocer el régimen de competencias y responsabilidades de los actores, lo cual se ve reflejado en los procedimientos de elaboración de las mismas.

A partir de dichas consideracio-nes este artículo se estructura del siguiente modo: en primer lugar se presenta la relación entre descentramiento social, complejidad y ética como marco en el cual se da la discusión acerca de la ela-boración de las políticas públicas. Seguido se presenta el estudio de las políticas públicas y el debate acerca de su refe-rencial normativo, el cual muestra las directrices normativas posibles para la hechura de las políticas. Finalmente, se muestra la normatividad de las políticas desde una perspectiva integradora y deliberativa, y la exigencia de la lógica postconvencional como posibilidad para la formulación de estos mecanismos públicos en una sociedad altamente di-ferenciada y plural.

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II. COMPLEJIDAD SOCIAL, ÉTICA Y FORMULACIÓN DE POLíTICAS PúBLICAS

La descripción de las sociedades modernas se lleva a cabo mediante rea-lización de la diferenciación como principio de estructuración y cambio social. La sociología contemporánea nos indica que las sociedades modernas se presentan como policontextuales (Luhmann, 2007; Habermas, 2008; Chernilo, 2004; Miranda, 2008; entre otros) por lo que comportan una gran variedad de contextos territoriales. Por tanto ya no se puede hablar de una sociedad monocontextual donde existiría solo un observador, que a su vez, asumiría la figura -cuestionable- de único admi-nistrador de lo social (Jorbet, 2004 y Haefner, 2002). De este modo, ante la multiplicidad de actores y espacios igual-mente legítimos, el gobierno sobre lo público deja de estar centrado legítima-mente en un Estado central y se abre a la pluralidad de la sociedad civil.

En las sociedades modernas -democráticas-, la creciente ampliación de las opciones de vida evidencia que los actores sociales se encuentran con la posibilidad de elegir en función de sus propios intereses y expectativas para con un futuro transido de incertidumbre. Esto sugiere que las nociones de contingencia y riesgo se constituyan en elementos centrales para la comprensión de lo público (Haefner, 2002). En este sentido, la emer-gencia de una sociedad sin centro que regule, coordine e integre los distintos sistemas de vida social parece requerir nuevos modos de coordinación social. Dada la diferenciación de sistemas sociales el Estado ya no ocupa un papel central, deja de ser el orientador fundamental de las acciones sociales y económicas, con lo cual va perdiendo de forma paulatina su unidad monolítica e históricamente reconocida (Haefner, 2002).

La división de la sociedad trae consigo la diversificación de relaciones sociales, las cuales no pueden reducirse a una lógica de acción u orientación prescriptiva; más bien cada una de ellas se plantea de modo autorreferente e in-

diferente a condicionamientos externos. Esto invita a capturar la creciente auto-nomización de los espacios locales y a cuestionar las lógicas jerárquicas de gestión de bienes y servicios públicos. En este marco, Haefner (2002), plantea que el Estado moderno debiera de hacer esfuerzos estratégicos para incrementar el rendimiento de los sistemas societales y potenciar, aunque ya no desde la cen-tralidad, la función coordinadora de las decisiones políticas.

En este escenario, el objetivo es que la formulación de las políticas públicas sea vista como una alternativa para repotenciar la función administrativa y coordinadora de las decisiones políticas que el Estado no produce, pero que no abandona (Haefner, 2002); lo cual requiere de la revisión de los elementos que dan forma a las políticas.

En este escenario, el desafío fundamental es pensar la formulación de políticas públicas descentradas y con-textuales, lo cual presenta la dificultad de planificar el desarrollo en un mar de ra-cionalidades, expectativas y marcos culturales en los cuales se desarrolla la vida en sociedad. De este modo, la frag-mentación social y el acelerado ritmo de cambio en todas las esferas de la vida social, junto con aumentar la complejidad social ha contribuido al incremento de la incertidumbre respecto al orden societal. Dicho de otro modo, se plantea que la imagen de un orden estable, dirigible y racionalizable, se ha vuelto bastante discutible frente a la diversidad de estra-tegias de coordinación social (Habermas, 1998).

En el marco de sociedades complejas altamente diferenciadas y caracterizadas por el descentramiento político-social, y la orientación teleológica de los individuos; el ethos de la formulación de políticas públicas exige el rescate de los espacios ciudadanos frente a la des-legitimación del aparato público centra-lizado. Esto invita a desajustar lógicas centralizadas de elaboración de las ac-ciones públicas para instaurar formas deliberativas más cercanas a la ciudadanía. No se trata de transferir lógicas jerárquicas

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a espacios locales, sino que justamente se presenta el desafío de levantar lógicas no jerárquicas (descentradas) de gestión de los recursos, bienes y servicios locales. Esto pasa por un cambio en la normati-vidad en el diseño de las políticas públicas. Se propone entonces, acercar los procesos de elaboración de políticas públicas al público, lo cual pasa por la apertura de espacios pragmáticos de deliberación social que vayan más allá de lo consultivo y que asuman un carácter decisivo.

La creciente complejidad social se transfiere a la institucionalidad encar-gada de la administración de los “asuntos públicos” (Miranda y Mascareño, 2009), por lo que se requiere complejizar el proceso de elaboración de las políticas públicas1. De este modo, la complejidad social exige complejizar tanto la visión de sociedad que las políticas públicas pre-suponen (referencial cognitivo), como las bases normativas que las sustentan (referencial normativo) (Jobert, 2004, Miranda, 2009). Centrados en el compo-nente normativo de las acciones públicas, los análisis contemporáneos (Jobert, 2004; BID, 2006; Miranda, 2009) plantean que la normatividad que estas presuponen se ve hoy tensionada no sólo por la in-terpretación contemporánea de las ex-presiones weberianas de la racionalización del mundo, sino también, y fundamen-talmente, por el replanteamiento de la relación entre ética, moral y sociedad en contextos de diferenciación funcional (Luhmann, en Miranda, 2009).

La racionalización del mundo expresado en el “pluralismo axiológico” y presente en las sociedades modernas

1 La simultaneidad de la crisis de la gestión pública, obedece entre otras cosas al desarrollo de nuevas tecnologías de gestión pública y la emergencia de realidades complejas. En este contexto, nos invaden interrogantes de difícil solución bajo los paradigmas heredados del Estado de bienestar (Offe, 1994). Ante ello, el instrumental de las políticas públicas enfrenta no sólo un problema de diseño, sino también, un problema de fundamentación normativa en su formulación (Mascareño, 2003).

se observa en la coexistencia de diversos marcos normativos que conducen a que la diversidad de actores que participan del proceso de formulación de políticas públicas no confluyan de manera coor-dinada en sus juicios y creencias, pues como plantea Jobert, han dejado de “reconocerse en los valores y símbolos de una sociedad determinada” (Jobert, 2004:67). A pesar de esto, como sostendrá el mismo autor, las políticas públicas no pueden “funcionar sin principios de legi-timación” (Jobert, 2004:75); por ello se requiere que la política pública transite, al decir de Habermas, de la facticidad a la validez (Habermas, 1998), lo cual re-quiere un cambio en su normatividad orientado a la incorporación de los actores sociales en la toma de decisiones políticas.

Si bien las políticas públicas presuponen ciertas bases pre-políticas del orden social (Habermas, 2004; Burton, 2006); la pregunta es si dichas bases -siempre normativas- se presentan como adecuadas para la alta complejidad de las sociedades modernas. Con dicha interrogante, se observa un límite al vo-luntarismo político que pretende establecer el orden social de manera jerárquica y particularista. De este modo se observa que “la política no controla totalmente la producción de los elementos necesarios para su acción, incluso cuando dispone de capacidad de coacción para obtenerlos” (Jobert, 2004:68).

En esta línea, la fragmentación de la normatividad presente en las socie-dades contemporáneas implica debatir en diversos campos de la razón práctica las bases normativas de la acción. Así, en el debate referente a las bases nor-mativas de las políticas públicas se recoge la creciente demanda de ética en la so-ciedad impulsada por la ciudadanía (Kliskberg, 2005).

Cabe señalar que muchos de los aportes para una ética en el ámbito de las políticas públicas se enmarca en un tipo de ética procedimental, que no ofrece orientaciones directas respecto a qué acciones se deben realizar, sino procedimientos basados en principios

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que garantizarían la creación de políticas válidas, como también factibles, en la medida en que serán derivadas de pro-cedimientos dialógicos inclusivos, capaces de ponderar discursivamente sus conse-cuencias (Rivera, 2009). Así, se asume aquí que las políticas públicas no son neutrales, sino que surgen de intereses de diversos grupos y, por lo tanto, se requiere que esos intereses que subyacen a la acción de los policy makers pasen por un procedimiento dialógico de legiti-mación (Miranda, 2009).

En este contexto, una política pública no sólo se plantea objetivos de cambio, sino que debe definir la serie de acciones necesarias para lograr que esos objetivos se cumplan (PNUD, 2009). Para ello se requiere de procedimientos de formulación de estrategias que, dado su carácter decisorio, no pueden eludir el valor ético -normativo- desde donde se pretende promover el bienestar social. Así, en los procesos de elaboración de políticas públicas, el rol que asume el ciudadano y la situación en que se en-cuentre es primordial si se considera que en el contexto actual - dado por crecientes niveles de diferenciación propios de las sociedades modernas - los intentos de que el Estado pueda controlar el todo social desde una supuesta posición pri-vilegiada -centralizada- se vuelven insu-ficientes (Miranda, 2009).

III. HACIA UN GIRO EN LA NOR-MATIVIDAD DE LAS POLíTICAS PúBLICAS

Como se mencionó anterior-mente, en los análisis contemporáneos de las políticas públicas, se considera que el efecto de las políticas depende de algunas de sus características genéricas (Scartascini, 2009 en Miranda, 2009). Entre los elementos que dan forma a las políticas, más allá de sus componentes técnicos interesa, desde la mirada de las ciencias sociales, destacar su referencial cognitivo, asociado a la visión de sociedad presupuesta en ellas; y su referencial normativo que sustenta, en términos éticos, su formulación y posterior aplica-

ción. La visión de sociedad indica el modo de entender el funcionamiento de la so-ciedad (Stein y Tommasi, 2006), por lo que presenta fundamentos sociológicos y políticos posibles de analizar desde la ciencia política y otras ciencias sociales; en tanto que el tipo de normatividad remite al “deber ser” que orienta las políticas (Jobert, 2004; Kraft & Furlong, 2004 en Miranda y Mascareño, 2009) y que asume un matiz fundamentalmente ético, el cual se presenta como tópico de este artículo.

En este marco, según la inves-tigación FONDECYT Nº 1095186: Trans-formaciones del referencial normativo de las Políticas Públicas en sociedades complejas. Observaciones de políticas en Chile (2009), la elaboración de políticas públicas requiere tomar en consideración formas de diferenciación social y norma-tiva2. Según dichos investigadores, en el análisis de las políticas se constituyen diadas socio-normativas que adquieren su especificidad conceptual del siguiente modo: la forma de diferenciación seg-mentaria, caracterizada por “la igualdad de los sistemas parciales de la sociedad“ (Luhmann, 2007:485), presuponen la adscripción fija de los individuos a deter-minadas posiciones en el orden social (Luhmann, 2007) que se expresan a través de relaciones horizontales de intercambio entre iguales, lo cual se correspondería con el estadio de moralidad preconven-cional, centrado en expectativas particu-laristas de comportamiento (Habermas, 2003, en Miranda y Mascareño, 2009). Aquí la política pública sería una determi-nación establecida por la elite política.

También emerge la forma de diferenciación estratificada, la cual está caracterizada “por la desigualdad de rango

2 Según la investigación FONDECYT, de Miranda y Mascareño (2009), tres díadas, al modo de tipos ideales weberianos, se construyen a partir del cruce de las formas de diferenciación (social y normativa): diferenciación segmentaria/normatividad preconvencional; diferenciación estratificada/normatividad convencional; diferenciación funcional/ normatividad postconvencional. Estas gradientes de diferenciación social y normativa reflejarían la tendencia a largo plazo del carácter crecientemente abstracto y general de la moral y el derecho; tendencia ya observada por Durkheim y tematizada por Parsons como generalización de los valores, designando con ello el proceso social por el cual “las orientaciones valorativas que institucionalmente se exigen a los actores se hacen cada vez más generales y formales en el curso de la evolución” (Habermas, 2003: 253). Luhmann la tematizará como tendencia a la generalización o universalización del código moral (2007).

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de los sistemas parciales” (Luhmann, 2007:486) en que el orden social se con-figura a través de ordenamientos institu-cionales jerárquicos teniendo como centro rector la política, se correspondería con el estadio convencional del juicio moral cen-trado en las normas de un orden social particular en donde prima una ética de la ley y un derecho de tipo tradicional (Ha-bermas, 2003). Siendo la política pública un p roduc to de l a t ecnoc rac ia gubernamental.

Por último se levanta la forma de diferenciación funcional, “caracterizada tanto por la desigualdad como por la igualdad de los sistemas parciales” (Luh-mann, 2007:486). Esto se traduce en una configuración policéntrica o heterárquica de la sociedad moderna en donde se “renuncia a asumir cualquier prioridad en la sociedad total” (Luhmann, 2007:486), lo que se correspondería consiguientemente con el nivel posconvencional del juicio moral centrado en principios en donde priman una ética de la intención y de la responsa-bilidad de carácter universalista junto a un derecho formal (Miranda y Mascareño, 2009). En este estadio la política pública sería una producción ciudadana.

Según lo anterior, la forma que adquiera la respuesta de las políticas pú-blicas a las “solicitudes” de los actores depende de dos factores fundamentales; el grado de jerarquización y centralización desde el cual se entrega respuesta; y fundamentalmente el nivel de comprensión de “los públicos”, lo cual puede ir desde una mirada convencional a una postcon-vencional3. En este sentido, los diagnósticos contemporáneos asociados a la exigencia de mayor integración indican que la acción pública reproduce una paradoja de los modelos convencionales de políticas pú-

3 Piaget y Kohlberg conceptualizaron en desarrollo de la conciencia moral en tres etapas: Preconvencional, convencional,y postconvencional. La primera de ellas responde a una motivación egoísta que solo ajusta su comportamiento ante los estímulos procedentes de incentivos positivos o negativos. La etapa convencional refiera a la internalización de valores culturales que, en términos durkheinianos, refieren a una tradición incuestionable. Por último En el nivel post-convencional las personas distinguen entre las normas de su sociedad y los principios morales universales. Son personas autónomas y su comportamiento se rige por los principios que su propia conciencia reconoce como universalmente vinculantes. Lo justo se define por la decisión razonable y bien meditada, adoptando la perspectiva del respeto por la igual dignidad de todos los seres humanos y superando cualquier discriminación que se encontrase aceptable a nivel convencional.

blicas, a saber: “ser políticas públicas sin público” (Aguilar, 2006; en Miranda 2010).

En este marco, análisis históricos en nuestro país muestran que las políticas públicas operan como una herramienta que determina de modo jerárquico el lugar de los públicos en los intentos de construir sociedad (Salazar y Pinto, 1999). Una lógica centralizada de formulación de po-líticas coloca a los públicos en posición de peticionarios y beneficiarios, y en ningún caso en la condición de co-constructores del esfuerzo público por una mejor sociedad, lo cual se coloca dentro de la lógica pre-convencional y, a lo sumo, cercana a una normatividad de tipo convencional (Miranda, 2010). Es este sentido, se destaca que la formación de políticas públicas en Chile ha tendido a ser altamente centralista no solo en cuanto a la visión de sociedad, sino también en cuanto al carácter prescriptivo en la definición de los servicios orientados a la satisfacción de las demandas de la población (Haefner, 2002; Salazar y Pinto, 1999).

Desde las anteriores considera-ciones, recorrer el campo de las políticas públicas exige tener presente que en so-ciedades complejas la política no puede estar ya delimitada por la figura de viejas o nuevas formas de “tutoría moral” (Jobert, 2004) que determina a los ciudadanos como seres incapaces de expresar sus orientaciones de vida; esto sería considerar a la ciudadanía, al decir de Ricoeur (2001), como seres carentes de la capacidad de hablar y actuar sobre su propia existencia. Con esto parece evidente que “ningún grupo el Estado puede seguir pretendiendo un monopolio normativo en la elaboración de las políticas públicas” (Jobert, 2004:89).

Con lo dicho, la consideración de la diferenciación social y normativa en la sociedad contemporánea rechaza las figuras de “actor ominisciente” y del “tutor moral de la sociedad” en la formulación de las políticas. La pregunta esta entonces referida a la proyección de figuras distintas que vengan a reemplazarlas. No hay claridad de cuales figuras podrían situarse como adecuadas para la sociedad, sin embargo la articulación teórica entre dichos procesos sociales exige superar la lógica convencional

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de elaboración de las políticas públicas (Miranda, 2010). En este sentido, “no pueden establecerse niveles de democracia más altos mientras no se formen instituciones jurídicas que encarnen una moralidad de nivel correspondiente y viceversa” (Haber-mas, 2003 en Miranda, 2010).

Desde dichas formulaciones, los desafíos inmediatos se relacionan el pensar políticas y modelos de análisis de políticas que en su visión acerca del funcionamiento de la sociedad, reflejen simultáneamente el carácter crecientemente heterárquico o policéntrico de sociedades modernas y la creciente demanda de una normatividad de tipo postconvencional, acorde al aumento de diversidad normativa4 (Miranda, 2010).

En este marco, las fases analíticas de elaboración (Lahera, 1997) y, mayormente la formulación de las políticas públicas, con el objeto de elevar su potencial de efecti-vidad, requieren “distanciarse tanto de lógicas jerárquicas y centralizadas5, como de lógicas pre-convencionales o conven-cionales en cuanto a la consideración de los usuarios” (Miranda, 2010:26).

Pensar desde una lógica heterár-quica, el proceso de las políticas públicas buscaría seguir analíticamente (en todas sus fases) modos de deliberación contex-tualizados en la toma de decisiones. Este ejercicio está motivado por la posibilidad de incrementar la racionalidad del proceso de formulación y desarrollo de las opciones de políticas (Delgado, 2002). Así, para que una política sea considerada como “pública” debe haber sido generada –al menos una parte de ella- en el marco de procedimientos públicos e instituciones gubernamentales.

4 Dentro de las tensiones posibles de las políticas públicas, Miranda (2010) indica el caso presunto de una política que apele a una normatividad de tipo posconvencional como referencial normativo -como podría ser considerado el enfoque de derechos -, pero que la visión de sociedad presupuesta sea del tipo jerárquico o monocéntrica. O podría ocurrir otra coexistencia tensional en que se esté operando en las políticas sobre la base de una visión heterárquica de sociedad -inadvertidamente (o no)- pero conjuntamente, la normatividad del referencial normativo sea de tipo convencional. En este sentido, más allá de las tensiones resultante de disonancias socio-normativas, el caso es que el proceso del policymaking estaría saturado de tensiones para las que, probablemente, se buscarán explicaciones en ‘defectos’ en el proceso de planificación e implementación, sin advertir del déficit teórico en los procesos críticos que le dan forma (Miranda, 2010).

5 Una lectura crítica, formulada desde una visión hermenéutica, indica que las lógicas jerárquicas de formulación e implementación de las políticas públicas marcan una distancia entre la interpretación técnica de las situaciones sociales y las situaciones existenciales pre-interpretadas de los “públicos”.

Ahora esto no indica que la elaboración de las políticas sea responsabilidad de una única organización, sino más bien normal-mente implica la interrelación de varias organizaciones y actores sociales (Pallares, 1986).

En este sentido, desde procesos normativos deliberativos postconvencionales se trata de superar la paradoja de los modelos convencionales de elaboración políticas públicas, a saber: “ser políticas públicas sin público”. La idea es integrar, en el campo de las políticas públicas, los caminos de la sabiduría práctica (Ricoeur, 2006), la deliberación con y para otros. Desde dichas consideraciones parece evidente que “ningún grupo puede seguir pretendiendo un monopolio normativo en la elaboración de las políticas públicas” (Jobert, 2004:89).

Así, la formulación de las políticas públicas requiere considerarse como un proceso de toma de decisiones de ajuste mutuo entre los agentes institucionales, los actores sociales que será afectados por ellas y la consideración de los contextos situacionales en los será aplicada. Todo esto dentro de un marco de abolición de un centro planificador y la presencia de procesos de deliberación entendidos como mecanismos de coordinación entre las políticas y “el público”.

Finalmente, este artículo es un intento por contribuir a la idea de superar el conjunto de paradojas presentes en la elaboración de las políticas. Del mismo modo se espera que desde un referencial normativo de tipo postconvencional se pase de lógicas jerárquicas a formulaciones heterárquicas, de prácticas centralizadas a medidas descentralizadas, de mandatos jerárquicos a diálogos horizontales, de decisiones autoritarias a selecciones de-mocráticas, de formas directivas a moda-lidades participativas, de acciones generadoras de dependencias a prácticas potenciadoras de autonomía, y finalmente de políticas controladoras a dispositivos coordinadores.

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IV. CONCLUSIONES

En un contexto social de creciente diferenciación se presenta un incremento incontrolado de expectativas normativas que se han ido desligando de controles morales tradicionales (Miranda, 2010). El descentramiento social se expresa en la explosión de nuevas costumbres y exigencias referidas a diversos estilos de vida que marcan los fundamentos de la construcción de nuevas expectativas normativas de nuestra sociedad (Miranda, 2010).

En el marco de la diferenciación social emerge el desafío de re-pensar políticas que en su visión acerca del funcionamiento de la sociedad (Stein y Tommasi, 2006), reflejen simultáneamente el carácter crecientemente descentrado de las sociedades modernas y la creciente demanda de una normatividad de tipo postcon-vencional acorde al incremento de diversidad normativa (Miranda y Mascareño, 2009). Así las cosas, las políticas públicas se ven exigidas a cambiar su lógica, a pasar del control social a la coordinación en un marco descentrado de acción. Esto implica pasar de lógicas jerárquicas a modos heterárquicos de formulación (Miranda y Mas-careño, 2009). Desde dichas consideraciones, la fundamentación de la política pública implica tener presente que una moral universalista sólo puede concebirse como tal en la medida que existan instituciones post convencionales que la sustenten (Miranda, 2010). En este sentido, contar con políticas públicas orientadas a la organización de la sociedad, sin un horizonte normativo post convencional, y a la vez nutridas por modelos cercanos a estados pre convencionales o, a lo sumo, convencionales, reproduce un orden social legitimador de ideas monológicas o de sistemas sociales concretos sin horizontes de universalidad como razón para seguir las normas y la definición de lo bueno.

Con esta mirada, se exige que más allá de su función reguladora las políticas públicas sean capaces de lograr la integración de la sociedad, en cuanto a la con-formación de un “nosotros” en el cual cada uno de los individuos pueda reconocerse como tal (Miranda, 2010). Más allá de ser vistas como instrumentos de administración de los bienes públicos, las políticas públicas requieren ser vistas como instrumentos de representación de la unidad de sociedad y, bajo tal exigencia, se requiere que cada diferencia sea incorporada a esa unidad en cuanto a sus expectativas. De este modo, un proyecto de país ha de pensarse como una red, y por tanto como una construcción plural (PNUD, 2002, en Miranda, 2010).

Así, un modelo de elaboración de políticas públicas que reconozca y de lugar al aumento, densificación e interconexión de las relaciones entre actores, or-ganizaciones y sistemas en el contexto contemporáneo (Miranda, 2010), conduce a la diversificación de las pretensiones normativas de las diversas políticas y al rescate de esferas sociales diferenciadas por su creciente autonomía que ya no responden a un control social de tipo particularista y generalizado como el ejercido por el Estado durante toda la modernidad, sino que refiere a una visión heterárquica a la vez que posconvencional (Miranda, 2010).

Desde dicha exigencia, una lectura crítica de las bases normativas de las políticas públicas la cual se proyectaría fundamentalmente hacia el horizonte del reconocimiento y el trato justo a los sujetos en instancias de deliberación dentro del proceso de formulación de las políticas. En este marco, el pensar nuevos modos de elaborar políticas públicas además de re-pensar la noción de lo público y de las relaciones Estado-Sociedad; implica analizar la redefinición de cada una de las fases analíticas de estos mecanismos.

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