UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA148.206.53.84/tesiuami/UAM9514.pdf · Dr. Jose Amezcua 6bmez,...

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m ,, UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA habiertadtimlpa UNIDAD IZTAPALAPA J/División de Ciendas Sociales y Humanidades /' EL PUBLICO DE LOS CORRALES MADRILENOS EN EL SIGLO XVIZ M&m, D. P. presenta c / Ana María Martinez 1988 c

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m ,, UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA

habiertadtimlpa UNIDAD IZTAPALAPA J/División de Ciendas Sociales y Humanidades

/'

EL PUBLICO DE LOS CORRALES

MADRILENOS EN EL SIGLO XVIZ

M&m, D. P.

p r e s e n t a

c/ Ana María Martinez

1988 c

A mis padres, a quienes tanto debemos yo y este trabajo.

A mis hermanos, a toda mi familia, a mis amistades y e l cariílo que hacen agradable y her- mosa mi existencia sobre la tierra.

Con infinita gratitud al Dr. Jose Amezcua 6bmez , bajo cuya valiosa direccibn fub realizado este trabajo.,

A mis maestros de licenciatura.

I W D I C E

IWTRODUCCION

CAPITULO I

LA SOCIEDAD ESPAAOLA DURANTE EL REINADO DE FELIPE I V

CAPITULO I1

EL PATIO DE LOS CORRALES

CAPITULO 111

LA CAZUELA

CAPITULO IV

LOCALIDADES DISTINGUIDAS (APOSENTOS, TERTULIAS Y CELOSIAS)

CAPITULO V

LOCALIDADES DE LA VILLA

CAPITULO VI

LA FIESTA DEL CORRAL

CONCLUSIONES

APENDICE

BIBLIOGRAFIA

El pGblico siente en masa y

reunido de una manera muy distinta

que cada uno de sus individuos en

particular.

Mariano Jose de' Larra

I N T R O D U C C I O N

El dramaturgo, a diferencia del novelista o el poeta, recoge

al instante las emoc'iones y sentimientos que sus obras generan;

el fracaso o éxito de su obra se palpa aún antes de que termine

la representación.

El público -o vulgo fiero, como lo nombró Lope de Vega- no

es un lector anónimo que se deje guiar por la novela o el cuento

a los insospechados rincones de la realidad fantástica. El públi-

co es, dentro del teatro, la masa informe que actúa como rígido

marco para encerrar al dramaturgo dentro de los límites de la

creación artística. El autor debe encontrar la inspiración nece-

saria, el tema adecuado, los personajes idóneos y las. circuns-

tancias y palabras justas, para expresar y trasmitir al público

su profunda esencia dramática.

Y es precisamente el público -complemento inseparable del

teatro- el protagonista de nuestro estudio.

A través de la historia de la literatura y del teatro se

ha estudiado, hasta la exhaustividad, laqvida y la obra de los

autores, las principales corrientes literarias, los diversos

aspectos históricos de la obra, en fin, todos y cada uno de los -

elementos que rodean y dan forma al texto literario; sin embargo,

poco se ha dicho de la otra cara de la moneda, poco se ha tomado

en cuenta la opinión del público que, en su papel de lector o

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de espectador, es quien recibe, voluntariamente y de buen grado,

la expresión del autor.

Se trata, simplemente, de conocer a los espectadores que

hacen de su asistencia al teatro una fiesta, que recrean dentro

del mismo un ambiente de gozo, admiración y convivencia, y ¿por

qué no? un ambiente donde frustraciones y rebeldías pueden salir

a la luz escudándose'tras el anonimato que brinda la colectividad

sin temor a la represión.

Tales conceptos pertenecen a un público particular que exis-

tió en una época específica, que vivió en una nación determinada

y que vió y admiró el surgimiento de una de las etapas más extra-

ordinarias del drama universal: los Siglos de Oro de Espaíla.

El principal objetivo del presente trabajo se limitará a

la descripción de una heterogénea colectividad que asistió a la

ascención de un teatro nuevo, renovador, fresco y vigoroso, que

dio a las letras espdolas su dorado esplendor. Se enfocará la

atención hacia el espectador

un teatro netamente nacional..

particularísimas que hacen de

comparable con otro. Se harán

que fomentó las manifestaciones de

Dicho público tiene características

é1 un fenómeno social, difícilmente

resaltar los aspectos más importan-

tes de este prodigio llamado 'público de los corrales'.

El trabajo está pensado de tal manera que, sin ser un estu-

dio especializado y exhaustivo del tema, nos dé un marco referen-

cia1 suficiente y vasto para situar al lector dentro de los as-

pectos más sobresalientes de este público.

Naturalmente, al referirnos al término público de los corra-

les hemos de aclarar que, siendo éste un tema amplísimo, nos 11-

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mitaremos a ubicarlo en la Ciudad de Madrid, durante la primera

mitad del siglo XVII. Por lo tanto t haremos referencia a los

corrales más representativos de esa Ciudad de Madrid: el corral

del Príncipe y el de la Cruz. Estos teatros resultan idóneos para

representar el microcosmos social propio no sólo de Madrid, sino

de toda Espafía, por su importancia como corrales citadinos, su

antigüedad y su privilegio de corte.

l Para facilitar la comprensión del tema, se han elaborado

seis capítulos cuyo contenido se resume en seguida . En el primer capítulo se dan a conocer las características

sociales y económicas de cada estrato socia1,según la jerarquía

nobiliaria de la época que, con sumo rigor, establecia el papel

social de cada estamento.

Dentro de los cuatro capítulos siguientes -segundo al'

quinto- la temática básica está constituida por la descripción

de las clases sociales de Madrid dentro del corral, -orientada

a tres aspectos:

corral, el costo

al teatro, desde

gentes.

la ubicacion de cada estamento dentro del

de cada localidad y las personas que asistian

las más encumbradas hasta las hordas de indi-

Finalmente, en el capítulo seis, se tocan dos aspectos que

amplían la información sobre el público de los corrales: el pri-

mero se refiere al ambiente bullicioso y festivo que se producia

antes, durante y después de la función; dicho ambiente se verá

representado por los estratos más populares de Madrid.

El segundo, a la tremenda influencia del público sobre la forma-

ción del espectáculo teatral, pues con sus críticas, sus silbi-

- 4 -

dos, sus gritos y sus actitudes, mostraba su preferencia o recha-

zo por algún elemento particular de la comedia. Esto provocó la

exclusión o inclusión de algunos generos menores que redondearon

el espectáculo teatral.

Como complemento se ha incluido un pequeño apéndice que fa-

cilita el manejo de información monetaria -dado que en varios

capítulos se mencionan distintas denominaciones-, con las equi-

valencias de moneda en uso durante el período al cual nos referi-

mos en el presente trabajo.

En cuanto a las fuentes de información utilizadas, cabe

aclarar que la mayoría de los textos se refieren al tema del

público de los corrales en forma indirecta, exceptuando pequefios

artículos de revistas filológicas, cuando aparece el tema es sólo

para ampliar información acerca de la comedia espaí5ola.

No obstante, se pueden mencionar varios estudios que podría-

mos considerar "clásicostt en cuanto al desarrollo del tema trata-

do. Algunos de los más importantes son: Sociedad y teatro en

tiempos de Lope de Vega, de José María Diez Borque; las valiosí- \ simas aportaciones de los investigadores Shergold y Deleito y

Pifiuela referentes a diversos aspectos de la representación; las

descripciones costumbristas aportadas por Juan de Zabaleta y Ca-

siano Pellicer; sin olvidar la investigación debida a Ricardo

Sepúlveda sobre El corral de la Pacheca.

Además, también podemos echar mano de una serie de documen-

tos que regulaban los aspectos administrativos de los corrales:

leyes municipales y reglamentos, decretos y cartas oficiales,

ordenanzas normativas para vigilar el funcionamiento del corral,

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en fin, una lista de documentos que retratan indirectamente al

corral de comedias.

Para finalizar con el estudio se presentará una breve reca-

pitulación que resalte los aspectos sobresalientes del público

de los corrales, con el de llegar a algunas consideraciones fi-

nales. Asimismo, seiialaremos la gran diferencia existente entre

el público actual y el de los corrales, pues en este último des-

taca :La verdadera devoción teatral, la honda y sincera admiración

de los espectadores hacia la obra, el gozo febril, la fiesta y

la ambientación de un auditorio que disfruta sin cortapisas la

representación; La conducta alborotada e irreverente de unos

espectadores que, allí mismo, profieren los más crudos comenta-

rios y burlas sin importarles el prestigio eximio del autor.

Son ellos los verdaderos críticos teatrales, puesto que

contribuyeron en forma activa, aunque en manera alguna delibera-

da, a.L esplendor del teatro espaiiol.

Aquel que desee familiarizarse

con l a anatomIa morbosa de los go-

biernos; aquel que deseee conocer

hasta q u e punto se puede debilitar

un gran Estado, debe estudiar l a

historia de EspaRa.

Macaulay

L A S O C I E D A D E S P A R O L A D U R A N T E

E L R E I N A D O D E F E L I P E I V

Antes de tratar de comprender y explicar a la sociedad

española del reinado de Felipe IV, debemos tener en cuenta

que dicha sociedad no es sino el producto de encontradas

luchas de poder, así comoderígidos conceptos ideológicos

que, a la vez que idealizaban a la monarquía y a la nobleza,

margi.naban también a la mayor parte de la población, creando

hondas diferencias entre una y otra clase social. Estos

conceptos ideológicos que se originan, desarrollan y maduran

a través de sucesivos reinados, van a marcar la pauta de

conducta en cada uno de l o s estratos sociales, tanto para

el rey como para el último de sus súbditos.

Así pues, es necesario dar un breve repaso a los acontici-

mientos históricos que dieron origen a la poderosísima Casa

de Austria, cuyos últimos representantes tienen especial

importancia para el desarrollo del trabajo.

MARCO HISTORIC0 Y SOCIAL DE ESP& DURANTE EL REINADO DE

I T L I P E I V

Desde la unificación de España por los Reyes Católicos,

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hasta el reinado de Felipe IV, fueron siete los reinados

que, durante más de dos siglos, marcaron el destino de Espaila.

El poderío y la unidad esp&ola,que tan brillantemente

consolidaran los Reyes Ca.tólicos, se vió reforzada por cons-

tantes expansiones, como la que significó el descubrimiento

de América, que dió ocasión a Espalla de colocarse entre

las naciones más ricas y poderosas de Europa. Durante el

reinado de los Reyes Católicos y, posteriormente ,la regencia

conjunta del rey Fernando y el Cardenal Cisneros, se sentaron

las bases que dieron poder y esplendor a los reyes siguientes.

Estas bases se resumen de la siguiente forma: expansión

mhima de territorios que puso a Espaiia en la cúspide del

poderio militar, político y religioso de aquél periodo;

consolidacih de preceptos ideol6gicos que dieron a Espalla

su grandiosa hegemonia; unificación de los aspectos religiosos

del país; y , por último, el avance científico y artístico

que vivió EspaiIa durante los siglos posteriores.

Tanto Carlos V como su hijo Felipe I1 heredaron y conocie-

ron el enorme auge que tuvo el imperio espallol, puesto que,

durante los anos de sus respectivos reinados. poseían más

dominios que cualquier nación europea. Baste recordar que

sus colonias se extendian a tres continentes: Europa, Africa

y América.

El reinado de Carlos V -Carlos I para los españoles-

aunque brillante, duró poco, ya que jamas pudo equilibrar

el dominio entre su corte española -herencia materna- y

SU corte flamenca de origen austriaca.

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S i n e m b a r g o , s u s u c e s o r , F e l i p e 1 1 , gracias a l o f a v o r a b l e

de sus condic iones monárquicas , real izó grandes empresas .

Por una p a r t e , s u s g r a n d e s t r i u n f o s b é l i c o s c o n t r i b u y e r o n

a dominar, de hecho o t á c i t a m e n t e , g r a n p a r t e de Europa;

c r e ó t r i b u n a l e s e n los R a i s e s B a j o s , c o n lo c u a l pudo a ta jar

rápidamente l a r e f o r m a p r o t e s t a n t e ; u n i ó s u r e i n o a l de

P o r t u g a l a l d e r r o t a r a l o s p o r t u g u e s e s e n A l c á n t a r a ; c r e ó

las C o r t e s de Casti l la , e n las cua les asumía abso lutamente

e l poder español.

P o r o t r a p a r t e , l a f o r t i f i c a c i ó n de su poder ío naval

propic ió su completo dominio marí t imo que le ayudó a ganar

grandes batallas como l a de Lepanto. Desafortunadamente,

t a l poder ío conc luyó con .la d e s t r u c c i ó n de l a Armada I n v e n c i b l e

por l o s i n g l e s e s , c o n :Lo c u a l no sólo quedó d e s t r u i d a l a

f u e r z a n a v a l más p o d e r o s a d e E s p d a , s i n o l a más poderosa

de todo e l mundo.

En resumidas c u e n t a s , F e l i p e I1 s e s o s t u v o e n e l t r o n o

p o r e s p a c i o de c u a r e n t a y dos años , durante los c u a l e s l a

c o r o n a e s p a i i o l a b s t e n t ó e l c e t r o de l a n a c i ó n más poderosa

de Europa, aunque l l e v a r a e n t o n c e s las semillas de s u p r o p i a

d e s t r u c c i ó n .

En 1598, F e l i p e 1 1 1 sucede a s u p a d r e F e l i p e I 1 e n

e l t r o n o . T a l hecho no puede s e r más d e s a s t r o s o , d e b i d o a

l a e v i d e n t e i n e p t i t u d d e l m o n a r c a para r e i n a r . P o r l o a n t e r i o r ,

Fe l ipe I11 d e l e g a s u s p o d e r e s a l Duque de Lerma " s u f a v o r i t o -

quien , junto con Rodr igo de Calderón , contr ibuyó a d e b i l i t a r

al r e i n o c o n g u e r r a s p r i v a d a s y p ú b l i c a s , l a mayoría con

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resultados desafortunados.

En vista de lo anterior, el siguiente reinado, el de

Felipe IV, no puede más que heredar un panorama desolador:

se originan las primeras sublevaciones internas en protesta

a los altos impuestos que afectan directamente a las clases

más bajas; se agrava la situ.ación económica; el enlistamiento

militar casi obligat.orio causa una irreparable baja en la

producción del campo,como también la causa la continua centra-

lizaciljn en Madrid que repercutió negativamente en la población

rural.

E.1 período de Felipe IV reviste para nosotros un gran

interés, puesto que su reinado conjuga, por un lado, el

vertiginoso declinar de la monarquía española, mientras

que por otro, nos encontramos con una de las épocas más

fecundas y brillantes de la cultura española. debido a que

el arte es favorecido en todas sus manifestaciones por un

rey amante, a la par, de placeres y aspiraciones artísticas.

Refiriéndonos a los elementos políticos, económicos

y sociales, se puede advertir que el reinado de Felipe 'IV

va en completa y acelerada decadencia, puesto que en menos

de veinte años se pierden la mitad de los dominios de la

Casa de Austria.

A:l igual que su antecesor, Felipe IV delega sus poderes

en manos de sus ministros, principalmente al Conde-Duque

de Olivares y, posteriormen.te, a Luis Méndez de Haro e los

cuales derrocharon en lujos y guerras personales la ya reducida

riqueza que le quedaba a España. Aparte de tan cuantiosas

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guerras, la vida disipada lie la corte, los conflictos internos

y el decaimiento de la actividad comercial y productiva,

el reino se enfrenta a graves sublevaciones populares y

a irreparables pérdidas de territorio.

Paradójicamente, ante este panorama caótico y decadente

oponíase otro, efervesente y .dinámico. Efectivamente, el

mundo cultural espaliol en todas sus manifestaciones artisticas

tuvo, , como nunca quizá lo tuvo Espalia, el impulso artístico

que sirviera para recrear una sociedad o, más bien, una

corte, que siguiera los lineamientos barrocos de refinamiento

y espectacularidad.

La literatura, en su veta dramática, fue de las más

favorecidas por el rey, pues ya es sabido que Su Majestad

era asiduo espectador en los teatros de entonces. Bajo su

protección surgen, dentro del teatro, genios de la talla

de Lope de Vega, Calderón de La Barca y Tirso de Molina,

quienes conforman la plhyade de figuras que otorgaron la

brillante faz a la Espda tiel siglo XVII.

Pero, para redondear aún más el marco adecuado B la

descripción de la sociedad espafiola, pasemos a describir

a cada una de las clases sociales a fin de conocer a los

Individuos que, posteriormente, encontraremos como asistentes

al corral de comedias. Ta:L información, además de descriptiva,

aportará material para una penetración somera acerca de

la ideología dominante que pueda servirnos al comprender

su estrecha relación con las artes.

Cabe aclarar que, puesto que la corte está en Madrid

-aparte de cuestiones de limitación mencionadas anteriormente-

los datos que se dar& a continuación se refieren particular-

mente a la capital espailola.

CLASES SOCIALES EN MADRID

De los siglos. XV al. XVII se llevó a cabo en la mayor

parte de Europa. un proceso social en donde la estructuración

de la sociedad sufrió un ttendurecimientoll, esto es, la sociedad

se fue conformando en una sociedad de estamentos que, al

paso del tiempo, se volvió una estructura rígida, pues los

miembros de una s0cieda.d quedaban dentro de un estamento

previamente establecido y consolidado por las clases dominan-

tes. Según la definición del historiador alemh Dülmen,

referente a la sociedad estamental, se afirma:

La Sociedad de l a b a j a Edad Media y de i n i c i o s de l a Edad Moderna c o n s t i t u í a u n a S o c i e d a d e s t a m e n t a l e n l a que cada persona, p o r n a c i m i e n t o o p o r p r i v i l e g i o , e r a miembro de un estamento. y e l l o le daba derecho a l a s p o s i b i l i d a d e s e x i s t e n c i a l e s m o n o p o l i - zadas p o r t a l estamento. Los estamentos se d i f e r e n c i a b a n e n t r e si p o r e l g r a d o c o n c r e t o de p a r t i c i p a c i l n p o l i t i c a de poder , p o r l a f o r m a p e c u l i a r de fundamentacihn de l a s u b s i s t e n c i a m a t e r i a l y p o r e l p r e s t i g i o e s p e c í f i c o ( h o n o r ) . (1)

Diilmen agrega que .tal sociedad de estamentos fue un

fenómeno general produci'do en gran parte de Europa, pero

que encontró particular r*ealizaciÓn en cada país dependiendo

de las condiciones concretas del mismo. Además, dicho sistema

era considerado como un sistema de armonía y equilibrio

admitido por cada uno de los estamentos, aunque esto signifi-

case terribles desigualdades sociales. Por otra parte,

- 13 -

como en el caso de Espaila, la rfgidez de esta sociedad esta-

mental llegó a ser tal, que en el s i g l o XVII la movilidad

social de un estamento a otro era pTácticmente inexistente.

(2) . Con los anteriores antecedentes se puede comprender

más fácilmente la estructuración de la sociedad española,

ya que ésta es un reflejo de un fenómeno social dado en

el resto de Europa pero que, en Espaa, tuvo una peculiarísima

realización.

La sociedad espafiola del siglo XVII, tenía tan definidos

dichos estamentos, que incluso se puede estudiar en forma

esquematizada ya que las fronteras entre uno y otro estamento

estaban perfectamente delimitadas.

Empezemos, pues, a estudiar cada estrato desde el escalón

poderoso al más débil, según la jerarquía monárquica oficial.

LA NOBLEZA: La corte y la nobleza constituyen la cima de

la estructura jerárquica, puesto que los valores del sistema,

la ideología predominante9 la política, la administración

y demás aparatos de poder, eran controlados por el rey y

su. nobleza. Dicho estamento sufrió algunas modificaciones

en su desarrollo. Durante el reinado de los Reyes Católicos

se inició un gradual cambio: la nobleza rural se transformó,

poco a poco, en . I . urbana o cortesana, lo que se tradujo

en la desaparición de la nobleza de tipo feudal.

La nobleza se fue concentrando en Nadrid, puesto que

ahí se encontraban l o s mayores cargos o puestos de la corte,

tales como l o s administrativos, los militares, los virreinales,

los consejales, que se estructuraban en una organización

centralista. Cabe aclarar que, aiin dentro de la misma nobleza,

existían rangos de distinción, por lo cual los cargos eran

distribuidos según el status jerárquico. Para distinguir

los rangos dentro de la nobleza he tomado por referent&

la definición de Aguado Bleye sobre dicho aspecto:

L a j e r a r q u í a n q b i l i a r i a q u e r i g i ó p o r más d e t r e s s i g l o s , f u e d e f i n i t i v a m e n t e e s t a b l e c i d a p o r C a r l o s V en 1520, y se componia d e t r e s g r u p o s p r i n c i p a l e s : A l t a N o b l e z a . - (los grandes de Espafla o I ' r inc ipes de la s a n g r e ) . T í t u l o s N o b i 1 i a r i o s . - (Condes, Duques, Marqueses. Barones y a l g u n e s ó r d e n e s d i s t i n - g u i d a s ) . N o b l e z a I n f e r i o r . - ( C a b a l l e r o s e h i d a l g o s ) . (3)

El primer grupo, los Grandes de Espa?ia, era el conglomera-

do o selectísimo grupo formado por los Príncipes de la

Sangre, esto es, descendientes directos de sangre real como

la de los reinos de Castilla, Aragón, León, Portugal y Na-

varra ( 4 ) . Este grupo social, aunque no pasabal: de una

treintena de familias, gozaba de excepcionales privilegios,

como el estar libres de impuestos; además, tenían el derecho

de ser tratados y reconocidos como príncipes alin en reinos

extranjeros. La alta nobleza ocupaba, además, los más altos

puestos en los magisterios, tribunales legislativos y jefaturas

militares. Su abrumadora cercanía al trono se convirtió

a la larga en un elemento peligroso, dadas las constantes

intrigas políticas que pretendían recuperar el Bntiguo poder

feudal para, por ende, debilitar el creciente centralización

del poder monárquico.

- 15 -

Pero mientras se llevaba a cabo dicho proceso histórico,

los Príncipes de la Sangre se dedicaron a acrecentar sus

ya enormes fortunas mediante el uso y abuso de sus cargos

administrativos. Las posesiones de estos nobles estaban

formadas,tanto por verdaderas fortunas amasadas por el comercio

nacional y extranjero, como por extensas porciones de tierras2

de cuyo usufructo.. se mantenían facsimiles de lujosas c6rtes

en pequefío a imitación de la formada por la familia real.

Hay datos precisos donde se afirma que las rentas de

la alta nobleza ascendí.an a más de 200,000 ducados -como

la del Conde de Lerma- y 1.a mínima no bajaba de 100.000. (5)

Tales riquezas eran. derrochadas en la manutención de

un aparato aristocrático que incluía desde administradores,

superintendentes, gentileshombres, escuderos, pajes, duefías,

etc., hasta la más humilde servidumbre, como cocineros,

jardineros y criados. Al decir que tales riquezas eran derro-

chadas, no me refiero a la paga solamente de sirvientes

que satisfacían las necesidades de cortes palaciegas, sino

al sinnúmero de fiestas, tertulias, recepciones y entreieni-

mientos en los cuales .se entretenía la corte, causando la

acelerada pobreza de un. pueblo que, en última instancia,

pagaba todo lo anteriormente descrito, ya sea por medio

de impuestos o por medio de trabajo rural.

Esta clase social reviste particular importancia para

nosotros, ya que dentro de su intimidad, se gestaban las

formas y normas de vida que constituían un verdadero catálogo

de los preceptos y valores barrocos. La forma de vestir,

16 -

de hablar, de a c t u a r y de comportarse creaban un complicado

código o manual, l o que l l e v a b a a e s t a c l a s e a l grado máximo

de e x q u i s i t e z o de r i d í c u l o , s e g ú n l a perspec t iva desde

l a que se mire. Es ta forma de conducta ha l lamado tanto

l a a t e n c i ó n , que d i v e r s o s a u t o r e s e i n v e s t i g a d o r e s se han

dedicado a l a t a r e a de e s t u d i a r y e x p l i c a r las bases de

dicho comportamiento, e l modus vivendi de t i p o

b a r r o c o que se d i o d u r a n t e l o s s i g l o s X V I y X V I I en Europa,

principalmente en países como F r a n c i a , Esp&a y Alemania.

Maraval l , concre tamente , afirma que e x i s t í a una espec ie de

: teatral idad, que rodeaba a. todos y a cada uno de l o s a c t o s

de l a v i d a c o t i d i a n a ( 6 ) . Era un a c t u a r j t a n t o para e l p u e b l o

como para sí mismos, para c r e a r l a a p a r i e n c i a de poder casi

divino. La majestad r e a l e . r a , e n t i e m p b s de F e l i p e I V , más

aparente que r e a l d e b i d o a que, mientras se gastaban abundantes

f o r t u n a s e n f i e s t a s p a l a c i e g a s , e l pueblo moría de hambre.

En l a c o r t e de F e l i p e I V los a c t o s c o t i d i a n o s más i n s i g n i f i c a n -

tes a d q u i r í a n un c a r á c t e r r i t u a l ; l a e t i q u e t a para i n i c i a r

un banquete , las fas tuosas ceremonias militares, l a s imple

e n t r a d a del r e y a c u a l q u i e r p a r t e , c o n s t i t u í a n u n a p e q u e f í a

'representación' . Todo, además, era de antemano ensayado

como s i , e f e c t i v a m e n t e , e l mundo f u e r a un t e a t r o donde cada

p e r s o n a t u v i e r a un papel que desempeñar. Esta idea que i n t r o -

duzco no e s c o m p l e t a m e n t e b a l a d í , y a que l a misma n o s s e r v i r á

poster iormente para entender cómo e s a a c t i t u d c o r t e s a n a

influyó grandemente en l a comedia misma, ya que ella s e

n u t r i l j de dichas a p a r i e n c i a s . Esta idea ha sido manejada

- 17 -

por varios investigadores como Emilio Orozco Díaz 4 quien

redondea el concepto de teatralidad en el barroco.

El anterior concepto de teatralidad tuvo su máximo

representante en la figura de Luis XIV de Francia, quien

se hacía llamar 'el Rey S o l ' . Bástenos recordar algunos

de los retratos de Luis XIV y su corte para detectar elementos

diversos de teatralidad plenamente desarrollada y demostrada

al leer las crónicas, que tie aquella época, hacían los histo-

riadores.

Pasemos, pues, al segundo rango ¿e 1 ci ndezuque estaba

formado por l o s llamados tít.ulos nobiliarios.

Los títulos nobiliarios constituían el segundo grupo,

en orden de importancia y distinción jerárquica, de la pirámide

socia.1 de la nobleza. A los títulos 4i-J.. ' 1 . . ' . < j . , tales como

condes, duques y marqueses, se les concedían prácticamente

los mismos privilegios que a los Príncipes de Sangre, aunque

en menor grado (7). Estos títulos, a diferencia de los Grandes

de Espafía, tenían diferente origen. Algunos títulos eran

poseídos por derecho propio al estar emparentados, por ascen-

dencita o enlace matrimonial, con la familia real; otros

eran otorgados por distinción especial debido a méritos

o servicios a la corona; andando el tiempo, sin embargo,

la mayoría de los títulos existentes eran vendidos y comprados

por nobles de baja categorla, hidalgos y caballeros venidos

a menos. Durante el reinado de Felipe IV había un verdadero

comercio de títulos,pues a lla nobleza, cada vez más apremiada

en cuanto a problemas monetarios, no le importaba perder

un título mientras le quedara la apariencia del mismo. Pero

no sólo vendían los títu.los, sino que se "inventaban" para

los que, teniendo dinero, pudieran pagarse esta dignidad.

Esta situación prevalecih, sobre todo en Madrid, donde la

corte vivía.

Dentro de esta estamento de la nobleza se encontraban

también algunas '.Órdenes distinguidas', esto es, algunas

personas, sin pertenecer propiamente al estamento de los

títulos, podían gozar de ciertos privilegios por medio de

condecoraciones, cordones o insignias honoríficas, generalmente

de indole militar, que les eran asignadas por servicios

a la corona en algún suceso bélico. También el destacar

en algún tipo de actividad artística, podia traer consigo

el derecho de pertenecer a estas órdenes distinguidas. El

mismo Velázquez -pintor- recibió de manos de Felipe IV la

codiciada Cruz de Santiago por sus méritos en la pintura. ( 8 )

Algunas de estas órdenes, aparte de la Cruz de Santiago,

son la del Cordón de Castilla y la de la orden Calatrava,

tan comúnmente mencionadas por los dramaturgos de la época:

Finalmente, cabe mencionar que los títulos nobiliarios,

por su número creciente, llegaron a influir poderosamente

en las acciones de gobierno. Ejemplo de ello es la importantí-

sima influencia del Conde-Duque de Olivares, quien llegó

a ser prácticamente re)r de Espaiia, puesto que Felipe IV,

dada Su indolencia e incapacidad de gobernante, delegó muchos

de sus poderes al mencionado Olivares.

El tercer estrato de la nobleza estaba formado por

- 19 -

l a c l a s e llamada n o b l e z a i n f e r i o r , c o m p u e s t a , s o b r e t o d o ,

p o r c a b a l l e r o s e h i d a l g o s q u i e n e s , a p e s a r de que e s t a b a n

en un p e l d a ñ o i n f e r i o r al. de l o s t í t u l o s n o b i l i a r i o s , e r a n

reconocidos muy por encima del vulgo plebeyo, aunque muchas

v e c e s , dada l a pobreza y e s t r e c h e z e n que v i v í a n , e s t a b a n

s i tuados por deba jo de comerciantes y a r t e s a n o s d e l pueblo. ( 9 )

Aún as í , e l d i c t a d o de c a b a l l e r o e h i d a l g o marcaba l a ú l t i m a

f r o n t e r a e n t r e l a n o b l e z a y e l p u e b l o l l a n o .

Los c a b a l l e r o s e h i d a l g o s que conformaban l a n o b l e z a

i n f e r i o r c o n s t i t u í a n 4 num6ricamente hablando, una fracción

importante dentro de l a n o b l e z a . E n t r e l o s h i d a l g o s y l o s

c a b a l l e r o s e x i s t í a u n a s u t i l d i f e r e n c i a , p u e s t o que l o s p r i m e r o s

eran reconoc idos como s u p e r i o r e s a l o s c a b a l l e r o s , d e b i d o

a que en su sangre l levaban l a s e m i l l a r e a l , m i e n t r a s que

l o s c a b a l l e r o s , no estando emparentados con l a n o b l e z a r e a l ,

e r a n d i s t i n g u i d o s p o r p e r t e n e c e r o estar re lac ionados con

alguna de las órdenes militares de l a nobleza. A l r e f e r i r m e

a l o s u t i l de l a d i f e r e n c i a e n t r e h i d a l g o s y c a b a l l e r o s ,

c o n s t a e l h e c h o de que, en cuanto a f o r t u n a y p u e s t o s desempe-

ñados dentro de l a s o c i e d a d , no había prác t i camente n inguna

d i f e r e n c i a , a no s e r que, en caso de aspirar a a l g ú n t í t u l o

n o b i l i a r i o , l o s h i d a l g o s t e n í a n más p o s i b i l i d a d e s que un

s i m p l e c a b a l l e r o . Por o t r a parte, l o s h i d a l g o s e r a n h i j o s

de nobles, aunque, por cambios de f o r t u n a , no tuvieran ningún

t í t u l o para comprobarlo y , s i n embargo, e r a r e c o n o c i d a s u

h i d a l g u í a por l o s demás estamentos.

S e a c u a l f u e r a l a d i f e r e n c i a , t a n t o l o s h i d a l g o s como

- 20 - l o s c a b a l l e r o s t a n í a n a su cargo una gran divers idad de

pues tos públ i cos , además de l l e v a r a cabo act ividades indepen-

d i e n t e s como las de comerciantes , usureros , tenderos , abogados,

artistas y otros puestos burocrát icos menores . Algunos de

s u s p r i v i l e g i o s e r a n : e s t a r e x e n t o s de muerte vulgar (horca

y s u p l i c i o ) , no pagar exces ivos impuestos , pos ib i l idad de

a d q u i r i r t í t u l o s n o b i l i a r i o s y, además, otorgárseles considera-

c i o n e s s i s e v e í a n e n l í o , s j u d i c i a l e s .

En resumidas c u e n t a s , l o s tres e s t r a t o s de l a n o b l e z a ,

a p e s a r de que j u n t o s sumaban e l v e i n t e p o r c i e n t o de la

p o b l a c i ó n t o t a l , c o n s t i t u í a n l a más d e s t a c a d a f u e r z a d e n t r o

de l a s o c i e d a d , además de que s u s f i las engrosaban constante-

mente por las c o n t i n u a s v e n t a s de t í - tulos. Dfez Borque resume,

en s u c o n c e p t o , l o r e f e r e n t e a l e s t r a t o de l a nobleza:

L a n o b l e z a e s l a c o n f l u e n c i a d e a s p i r a c i o n e s c o l e c t i v a s , d e forma que sobre l a c o n c i e n c i a d e c l a s e d e c a d a g r u p o e s t a m e n t a l COMO en t idad au tónoma, pesaba 15s e s t a a s p i r a c i ó n d e e n t r a r a l a n o b l e z a , a u n q u e f u e r a e n su e s c a l a más baja. . ( lO)

Su i n f l u e n c i a en e l t e a t r o e s p a ñ o l f u e d e f i n i t i v a ,

debido a l a manipulación ideológica que s e e s g r i m í a En e l

t e a t r o c o n c o n c e p t o s m o r a l e s , r e l i g i o s a s y s o c i a l e s , emanados

de las clases a n t e r i o r m e n - t e d e s c r i t a s .

Sin embargo, no era l a nobleza l a única que e j e r c í a

l o s h i l o s d e l p o d e r e s p a ñ o l . E l c l e r o , a l t o y ba jo , podían

i n t e r v e n i r d i r e c t a o i n d i r e c t a m e n t e e n e l e j e r c i c i o d e l

poder español. También su i n f l u e n c i a , c u l t u r a l m e n t e h a b l a n d o ,

p o d í a s e ñ a l a r las pautas a seguir en cuanto a conceptos

i d e o l ó g i c o s .

- 21 - Cabe aclarar que al referirnos al clero debemos tomar

en cuenta que éste se dividía en alto y bajo, por lo cual

su importancia e influencia dentro de la nobleza no era

la . misma.

En lo referente al alto clero se puede decir que este

grupo, al igual que la nobleza, influía determinantemente

en la difusión de la ideología dominante, intervenía en

los procesos económicos y políticos, además de participar

activamente en la vida cultural de Espaiia.

Generalmente, las filas del alto clero estaban compuestas

por nobles, lo cual es' lógico en una sociedad donde las

profesiones más productivas eran las de las armas y las

del clero. Reglá define así a dicho grupo:

J u n t o a l a espuma n o b i l i a r i a , l o s e c l e s i á s t i c o s c o n t i d a n s i e n d o l a c l a s e s o c i a l d e más r e l i e v e en l a E s p a f l a d e l s i g l o XVII. y n u t r e n l a s f i l a s de l a m i n o r í a s e l e c t a q u e eapufla e l c e t r o de l a c u l t u r a . (11)

Dentro del alto clero se encontraban las más altas

dignidades eclesiásticas,como cardenales, arzobispos, obispos,

capellanes mayores, aparte de l o s que desempefian puestos

en la corte,como eclesiásticos de la corte, eruditos y catedrá-

ticos.

El tipo de vida del clero no distaba mucho del de la

nohleza. Diez Borque caracteriza, con suma precisión, la

forma de vida del clero alto.

E x i s t e d e n t r o d e l c l e r o u n g r u p o d o m i n a n t e q u e o b s t a c u l i z a e l d e s a r r o l l o económico . mant iene un carác te r lu joso y especta- c u l a r -en l a v i d a r e l i q i o s a y en su v i d a p r i v a d a - e i n f l u y e no tab lemente en e l s i s t e m a d e v a l o r e s c o l e c t i v o s y en e l de- s a r r o l l o d e l t e a t r o y l a t e a t r a l i z a c i ó n . ( 1 2 )

- 22 -

P r e c i s a m e n t e e l p u n t o r e f e r e n t e a l t e a t r o , e s de v i t a l

i m p o r t a n c i a , p u e s t o q u e , t a n t o l o s a s p e c t o s m o r a l e s como

e l de l i c i t u d , e s t a b a n v i g i l a d o s y condicionados por l a

cr í t ica clerical. Además, se organizaba dentro de l a Iglesia

un a p a r a t o i n q u i s i d o r o de censura que se encargaba de e s t u d i a r

y a n a l i z a r las o b r a s t e a t r a l e s a f i n de aprobar , según su

c r i t e r i o , tal o c u a l o b r a . ( 1 3 )

C a b e , p o r ú l t i m o , r e f e r i r n o s al b a j o c l e r o , c u y a s i t u a -

c i ó n , aunque respetab le por su fuerza numér ica , era poco

menos que modesta. T a l parece que l a gran mayoría de l b a j o

c l e r o era ignorante y d i s o l u t o .

Sin embargo, de e n t r e s u s f i l a s s a l í a n l o s e s p e c t a d o r e s

d e l t e a t r o , ya que e l a l t o c l e r o , que e r a e l que p r o h i b i a

la a s i s t e n c i a a l t e a t r o de sus subordinados se p r i v a b a de

d icho placer, pero poco podía hacer en cuanto a v e t a r l a

a s i s t e n c i a de l b a j o c l e r o a l t e a t r o .

P e r o , a pesar de las d i f e r e n c i a s e x i s t e n t e s e n t r e e l

a l t o y b a j o c l e r o , e n c o n j u n t o d e f e n d í a n al unísono : ,,;

l o s v a l o r e s e s t a b l e c i d o s p o r l a nobleza y e l c l e r o mismo. . A cont inuac ión , nos re fer i remos a las clases s o c i a l e s

que, por no l l evar en sus venas sangre noble , e ran cons iderados

como plebeyos. Esta clase ha s ido nombrada p o r v a r i o s a u t o r e s

como e s t a d o l l a n o y :su movilidad hacia capas s u p e r i o r e s

era práct icamente imposible .

A l i g u a l que l a n o b l e z a , l a p lebe t e n i a sus propios

e s t r a t o s s o c i a l e s m a r c a d o s , s o b r e t o d o , p o r la a c t i v i d a d

económica que desempeñaran.

- 23 - E l p r i m e r o de e s t o s e s t r a t o s , e n o r d e n de i m p o r t a n c i a ,

l o conformaban l o s c o m e r c i a n t e s y artesanos . Diez Borque

n o s d i c e , r e f i r i é n d o s e a d i c h o e s t r a t o q u e : e n t r e l a n o b l e z a

y l o s simples comerc iantes ex i s t ía una clase- i n t e r m e d i a

que, a d i f e r e n c i a de o t r a s clases europeas , no l l e g ó a crista-

l i z a r s e como clase b u r g u e s a , . (14)

E s t a clase t e n í a como a c t i v i d a d e s p r i n c i p a l e s e l comercio

y l a a r t e s a n í a de producción mayor. No obstante , también

desempeiiaban a c t i v i d a d e s c:omo l a de usureros , maes t ros artesa-

n o s , p a t r o n o s y tenderos .

Ya que gran parte de l a n o b l e z a se dedicaba a l comercio

mayor, e l estamento comercia l se dedicaba a l comercio de

menor escala, acaparando gran parte de l a producción en

Madrid. L a c l i e n t e l a de esta c l a s e s o c i a l estaba formada,

e n s u t o t a l i d a d , p o r l a n o b l e z a misma, q u i e n e s a d q u i r í a n

toda clase de a r t í c u l o s de l u j o , tales como, paños , sedas ,

j o y a s , a b a n i c o s , g u a n t e s , z a p a t o s , v e s t i d o s , e t c . , en f i n ,

toda l a var iedad de o b j e t o s s u p e r f i c i a l e s y f r í v o l o s que

c u b r i e r a n las n e c e s i d a d e s de l a vida cortesana, pagándolos

con l o que ‘tan penosamente era recaudado en e l pueblo. Dado

l o h e r m é t i c o y c i r c u l a r de t a l c o m e r c i o , é s t e s e e n c e r r ó

en un proceso económico reducido que contribuyó a e s t r a n g u l a r

una economía que ya estaba dando buenos resultados en e l

r e s t o de Europa. Esta clase pudo haber representado e f i cazmente

a l a clase burguesa de España.

Debido a l a e s t r e c h a r e l a c i ó n e n t r e l o s c o m e r c i a n t e s

y s u n o b l e c l i e n t e l a , se desper tó en los pr imeros l a a s p i r a c i ó n

- 24 - de pertenecer a la nobleza. La riqueza de algunos de estos

comerciantes era tal, que podían comprar títulos nobiliarios

a fin de hacerse de una posición aristocrática; trataban

de pertenecer a familia:; cuya hidalguía les proporcionara

blasones y privilegios. Tales transacciones nobiliarias

eran imposibles durante el reinado de Carlos Ilpero: a través

del tiempo, la nobleza, cada vez más decadente, eludía la

formalidad impuesta por derechos de cuna y cambiaba su dignidad

nobiliaria por dinero. El mismo Felipe IV era especialista

en esta clase de comercio, pues lo conocía y lo propiciaba.

Por otra parte, esta ascención llevaba consigo un esfuerzo

intelectual, ya que los altos comerciantes se preocupaban

por mandar a sus hijos a escuelas donde recibieran una educa-

ción jurídica y humanística para, de esta manera, no 'desmere-

cer' al rango o título obtenido. (15)

Aunque esta clase fue más bien transitoria, no debemos

desdefiar su importancia económica, ya que su actividad comer-

cial ayudó a la circulaci6n monetaria; fomentaron la aparición

de gremios industriales y desarrollaron el manejo del e'rario

público. Además, también se encargaron de agilizar el comercio

de Espaíla entre sus colonias americanas.

En un nivel mucho miis bajo, se establece un gran número

de comerciantes medios y bajos1 los cuales se dedicaban a

producir artículos de primera necesidad. El comercio de-

sarrollado por esta clase era muy pobre, ya que las mayores

transacciones comerciales eran acaparadas por la nobleza

y los altos comerciantes. Además,no existía una compensación s o

- 25 -

cia .1 , puesto que eran cons iderados como una c l a s e baja y v i l , a

p e s a r de ser p r o d u c t i v o s q l o que no eran l a mayoría de l o s

n o b l e s . P o r esta r a z ó n , p u r a m e n t e p r e j u i c i a d a , e l c o m e r c i o

menor recayó en manos e x t r a n j e r a s -francesas e italianas-

quienes no estaban dominados p o r l o s c o n c e p t o s s o c i a l e s

de España.

En un escaño .menor se e n c o n t r a b a n l o s a r t e s a n o s , q u i e n e s

t e n í a n s u s p r o p i a s i d e a s de r a n g o s o c i a l . D e n t r o de e s t a

c l a s e a r t e s a n a l había tres d i v i s i o n e s : e n p r i m e r l u g a r e s t a b a n

l o s m a e s t r o s a r t e s a n o s ,q,ue - e r a n u n a e s p e c i e de empresar ios

independientes que t r a b a j a b a n p o r s u c u e n t a . En segundo

l u g a r e s t a b a e l ' o f i c i a l t l que e r a una especie de a s i s t e n t e

del . maestro ar tesano que recibía un s u e l d o p o r s u s s e r v i c i o s .

En ú l t i m o l u g a r s e e n c o n t r a b a e l a p r e n d i z , que no r e c i b í a

paga a lguna , pero que e r a a l i m e n t a d o y v e s t i d o p o r e l a r t e s a n o .

S in embargo, era t a l l a r i g i d e z de esta microsociedad, que

l a movilidad en e l l a era c :as i impos ib le .

Aunque p a r e z c a i n c r e í b l e , e x i s t í a n c l a s e s más bajas

que! se dedicaban a t r a b a j o s m e c á n i c o s , aunque no f u e r a n

propiamente obreras. Dejemos que sea Diez Borque quien def ina

a ].as menc ionadas c lases :

E s t o s o f i c i o s m a n u a l e s (le í n f i m o n i v e l , e s t a b a n c o l o c a d o s p o r l a Ley a l margen de l a d i g n i d a d s o c i a l , y e l p r o p i o d e r e c h o p e n a l a g u d i z a l a s d i f e r e n c i a s a l d i s t i n g u i r l o s t i p o s d e c a s t i g o s y penas que se les pod ía imponer , según su s t a t u s s o c i a l ; las l e y e s y l as cos tumbres pus ie ron sob re l as ocupac iones mecán i cas u n a t a c h a d e d e s h o n r a l e g a l que marg inaba por comple to l a v i d a s o c i a l y de l a a d m i n i s t r a c i ó n de los t r a b a j a d o r e s . ( 1 6 )

P o r o t r a p a r t e , aunque e s t a clase produce y v i v e de

s u t r a b a j o , las c o n d i c i o n e s cr í t icas de su economía hacen

- 26 - que l o s hampones, vagabundos y mendigos e s t & casi a su mismo

n i v e l , ya que e l s u e l d o de e s t o s t r a b a j a d o r e s e r a m i s e r a b l e

al igual que sus condic iones de v ida .

A l a larga* e l condicionamiento y l a marginación de

e s t a s enormes pero mal r e t r i b u i d a s masas de t r a b a j a d o r e s ,

contr ibuyeron a l c o l a p s o f i n a n c i e r o de España .ya que, a l

e l i m i n a r s e un comercio dinámico y f u e r t e , se c e r r a r o n las

p u e r t a s para un d e s a r r o l . 1 0 i n d u s t r i a l contrariamente a 10 sucedido en

CI) F r a n c i a e I n g l a t e r r a , d o n d e se l l e g 6 a reconocer . . e l j u s t o

v a l o r y u t i l i d a d de las masas o b r e r a s .

Finalmente, aunadas ai estas masas urbanas , se encontraban

l o s campesinosquienes a l d e s a p a r e c e r s u s i s t e m a de producción

feudal , no t u v i e r o n más que e n g r o s a r las f i las urbanas de

Madrid.

A pesar de las c o n d i c i o n e s de miseria que p r e v a l e c í a n

en las clases bajas, e'stas no se pr ivaban de asist ir a l o s

c o r r a l e s y o t r a s d i v e r s i o n e s p o p u l a r e s , p u e s t o que e l p r e c i o

de e n t r a d a a l c o r r a l e r a t a n b a j o , que c u a l q u i e r p e r s o n a

l o p o d í a pagar.

Aparte de e s t a g r a n masa p o p u l a r , exist ían o t r a s c l a s e s

s o c i a l e s q u e , p o r s u c o n d i c i ó n especial, estaban marginados

l e g a l m e n t e . E s t a s c l a s e s e r a n , e n o r d e n de importanc ia ,

l o s e x t r a n j e r o s (171, l o s .mendigos y vagabundos y l o s e s c l a v o s .

Sin embargo, como s u a p a r i c i ó n e n e l tema que nos i n t e r e s a ,

e s t o e s , e l p ú b l i c o de l o s c o r r a l e s , no es determinante ,

no los es tudiaremos a fondo.

A p e s a r d e l a b i s m o e x i s t e n t e e n t r e l a nobleza y e l

p u e b l o , e x i s t í a un común denominador: l a d e f e n s a de l o s

v a l o r e s t r a d i c i o n a l e s i m p u e s t o s p o r l a nobleza y s u r e y ,

eran defendidos por todos ]tos e s t r a t o s s o c i a l e s . Como habiamos

d i c h o a n t e r i o r m e n t e , e l o r d e n e s t a m e n t a l e r a c o n s i d e r a d o ,

no S,Ó10 e n E s p a i i a , s i n o e n e l r e s t o de Europa, como un s i s t e m a

e f i c a z de "armonía" de orden natural. A e s t o habría que

agregar que, como declara Diilmen:

A l i n d i v i d u o l e f u e r o n a s i g n a d o s , p o r p r i a e r a v e z , u n a f u n c i ó n y u n p a p e l c l a r a m e n t e d e f i n i d o s , u n a c o n d u c t a y u n a m e n t a l i d a d c o n t r o l a d a s , y s e l e s e i i a l i i u n p u e s t o d e f i n i t i v a a e n t e e s t a b l e c i d o d e n t r o d e l o r d e n e s t a m e n t d . e n e l q u e l o 16s i m p o r t a n t e n o e r a n l a r i q u e z a y los m é r i t o s , s i n o e l o r i g e n , e l p r e s t i g i o y e l p o d e r í o . (18)

Var ios autores concuerdan €oh e l hecho de que las c l a s e s

más bajas carecían completamente de u n a c o n c i e n c i a de clase

p a r t , i c u l a r . T a l h e c h o e s , hasta c i e r t o p u n t o , l ó g i c o , d e b i d o

a que durante un l a r g o p r o c e s o h i s t ó r i c o s e f u e r o n g e s t a n d o ,

es t ruc turando y s o l i d i f i c a n d o , t o d o s l o s v a l o r e s y conceptos

e s t a m e n t a l e s que h i c i e r o n . de l a sociedad espaiiola una de

las más r í g i d a s en cuanto a s t a t u s s o c i a l . . S i m p l e m e n t e ,

e l hecho de que no h u b i e r a o t r o s m e d i o s de e l e v a c i ó n s o c i a l

que no fueran los emanados de l a nobleza , ob l igaba . a las

c l a s e s i n f e r i o r e s a tratar de f i l t r a r s e a l a nobleza en

vez de tratar de cambiar e l s i s t e m a que l o s t e n í a s u j e t o s

e l yugo j e r á r q u i c o .

Realmente, esta . defensa encarnizada de l o s v a l o r e s

c a b a l l e r e s c o s c o n t r i b u y ó e n gran medida a f r e n a r , p o r un

l a d o , e l d e s a r r o l l o econ.ómico d e l p a í s , m i e n t r a s q u e j p o r

o t r o , t a l sistema l l e v ó c o n s i g o l a s e m i l l a de s u p r o p i a

- 28 - d e s t r u c c i ó n a l no o f r e c e r un s i s t e m a donde e l t r a b a j o m a n u a l ,

f u e r a r e c o n o c i d o como base económica.

A este Gltimo comentario se l e puede d a d i r l a i n t e r e s a n -

tísima opin ión de Maraval l , quien en su obra La c u l t u r a . del

b a r r o c o , d i s e r t a s o b r e s i l a ideología dominante maneja

a l a c u l t u r a de E s p d a , o ésta f u n c i o n a como entidad autónoma

de las c lases dominantes . Dentro de e s t a s c o n s i d e r a c i o n e s

Maravall afirma que l a c u l t u r a e s p a ñ o l a era d i r i g i d a , c o n s e r v a -

dora , urbana y masiva. ( 1 9 )

De e s t o s c u a t r o a s p e c t o s , n o s i n t e r e s a e n p a r t i c u l a r

e l r e f e r e n t e a s i l a c u l t u r a era realmente d i r i g i d a por

las clases dominantes. Maravall considera que e s t e Ildireccio-

nismo" se c r i s t a l i z a e n t o d a s las a r t e s , - -y I esenc ia lmente

en l a l i t e r a t u r a , ya que los v a l o r e s p r e s e n t a d o s d e n t r o

de l a comedia , son defendidos no sólo por los personajes

que r e p r e s e n t a n a l a nobleza , s ino también por e l pueblo ,

que c o n t r i b u í a a c o n s e r v a r ta l i d e o l o g í a . ( 2 0 )

En resumen, d ichos va lores , que t i enen su or igen en

l o s a n t i g u o s c ó d i g o s c a b a l l e r e s c o s , s e r v í a n a una clase

en e l poder que, para p r e s e r v a r s e , c o n s t r u í a una s e r i e de

p r e c e p t o s q u e , e n ú l t i m a i n s t a n c i a , l a b e n e f i c i a b a n . L e j o s

de d e s p r e c i a r t a l e s c o n c e p t o s que l o s sumían en un n i v e l

de i n f e r i o r i d a d , las c l a s e s bajas t r a t a b a n de imitar d i c h o s

v a l o r e s . T a l puede s e r l a e x p l i c a c i ó n d e l é x i t o

t e a t r a l e n e l pueblo. puesto que, íntimamente, se deseaba

l legar a s e r como l a nobleza .

Diez Borque concluye:

L."-- &""

"

- 29 - Me inclino a pensar que ésta razón (la limitación de valores), es la que permitió tan grande uniformidad en e l sistema de valores propagados por la comedia. en cuanto que ejemplifica las aspiraciones colectivas. ( 2 1 )

N O T A S

LA SOCIEDAD ESPAAOLA DURANTE EL REINADO DE FELIPE I V

1. Dillmen, Richard Van,"Los inicios de la Europa Moderna",

pp. 92 y 93.

2. =d., p. 93.

3. Aguado, Bleye, Pedro, M a n u a l ..., p. 909.

4. LOC cit.

6. Maravall, Jose Antonio, La cultura del barroco, p.

408 y sigs.

7. Aguado, Bleye, op cit., p. 910.

8. Vau g h a n , Malcolm. "Diego Velazquez. pintor del rey",

p. 246 .

9. Aguado Bleye, o p cit., p. 910.

10. Dfez Borque, Jose Maria, Sociedad y teatro ..., p . 122 .

11. Regla, J . , e,, Diez Borque, - Ibid., p. 123 .

12. DIez Borque, p . 1 2 3 .

13. LOC cit.

15. Barundio, Giiter, "La epoca del absolutismo...", p .269 .

16- Diez Borque, op cit., p. 132 . "

17. Aguado Bleye. op cit., p. 913 .

18. Dillmen, op cit., P. 9 5 .

19. Maravall, op c i t . , p. 131 y sigs. "

20. LOC cit.

21. DIez Borque, op cit., p. 122 .

E l pGblico es u n a bestia feroz:

es menester encadenarlo o huir de

61.

Voltaire

"a- ,

, -

E L P A T I O D E L O S C O R R A L E S

Después de haber hecho una semblanza de la sociedad espaiíola

madr i le f ia de l s ig lo X V I I , podremos captar f á c i l m e n t e l a e s t r u c t u -

ra s o c i a l de l o s c o r r a l e s , ya que t a n t o d e n t r o como f u e r a de

e l l o s , , persist ían l o s v a i o r e s de l a j e r a r q u í a o f i c i a l . No cabe

duda de que e l t e a t r o e s t u v o r í g i d a m e n t e d i v i d i d o p o r e s t r a t o s

s o c i a l e s , d u r a n t e l o s r e i n a d o s de F e l i p e I1 a F e l i p e I V . L i t e r a l -

mente hablando, pocos t ea t ros de l a época se i n t e r e s a r o n t a n t o

en poner a cada espectador ' fen su lugar" .

Lo a n t e s d i c h o s e a c l a r a r á en cuanto veamos, paso a p a s o ,

l a e s t r u c t u r a de l o s c o r r a l e s . En e l l o s las l o c a l i d a d e s e r a n

d i s t r i b u i d a s s e g ú n e l r a n g o s o c i a l de cada p e r s o n a ; y , a d i f e r e n -

c i a de c u a l q u i e r t e a t r o a n t i g u o y p r e s e n t e , s e marcaba s i n ningún

t i p o de s u t i l e z a s e l grado de r i q u e z a y pobreza de l o s e s p e c t a d o -

res.

Demos p r i n c i p i o a l a d e s c r i p c i ó n de cada una de las l o c a l i -

dades que formaban e l c o r r a l , para a p r e c i a r c u á n s i n g u l a r e r a

e l t e a t r o de a q u e l l a é p o c a . Empezaremos con las l o c a l i d a d e s popu-

l a r e s , las que r e v i s t e n mayor importanc ia para e l t e a t r o de l o s

c o r r a l e s , hasta l l egar a 1a:s de las c l a s e s d i s t i n g u i d a s , r e p r e -

sentadas por e l r e y y su nobleza.

Dentro de las l o c a l i d a d e s p o p u l a r e s e x i s t i ó u n a que sobrepa-

só a todas las demás en i m p o ~ t a n c i a : e l p a t i o de l o s c o r r a l e s .

- 34 - El patio de los corrales tiene, dentro de este capítulo,

dos connotaciones que aclararé en seguida para evitar futuras

confusiones.

En su primera connotación, el concepto "patio del corral"

se refiere al lugar de las localidades dentro del teatro, esto

es, seiíala la ubicación de tres localidades populares dentro del

corral.: espectadores .de pie en el patio, los bancos y las gradas.

En su segunda denominación, "patio del corralu1 se refiere

especificamente a los espectadores de pie en el patio, pues,

siendo estos los que adquirian relevancia por sobre las otras

clases populares, se apropiaron de dicho concepto.

En resumen, el término patio del corral se usó en sentido

general (ubicación de tres localidades populares) y en sentido

particular (cuando se refiere solbente a los espectadores de

pie en el patio).

A pesar de que el corra.1 era reconocido como trono popular,

no por ello el pueblo

lugar destinado a los

de la que hablaremos

los corralesot (en su

tenía el mejor lugar dentro del mismo. El

estratos populares, aparte de la cazuela

más adelante, lo constituía el "patio de

primera connotación), un lugar espacioso

y bajo que estaba situado al frente y en medio del corral. En

é1 se acomodaban, siguiendo siempre un orden jerárquico, las cla-

ses populares más representativas de Madrid.

El patio de los corrales adquiría su nombre por el hecho

de que precisamente en los patios de los corrales de las posadas

se iniciaron las primeras representaciones teatrales de las pri-

mitivas compaiíías ambulantes. Posteriormente, con el constante

- 35 -

c r e c e r y emigrar de dichas compañías hacia Madrid, se u t i l i z a r o n

como e s c e n a r i o s l o s p a t i o s de l o s e d i f i c i o s o vecindades rectan-

gulares donde, generalmente, SE! a s e n t a b a e l c o r r a l .

D e n t r o d e e s t o s e s p a c i o s r e c t a n g u l a r e s , e l pat io ocupaba

l a p l a n t a baja d e l c o r r a l . En e l l a se s i t u a b a n tres l o c a l i d a d e s

populares: las g r a d a s , l o s b a n c o s y l o s e s p e c t a d o r e s d e a p i e .

E n t r e e s t a s l o c a l i d a d e s había a l g u n a s d i f e r e n c i a s , p o r la manera

en que se d i s t r i b u í a e l p r e c i o de cada una de ellas y e l t i p o

de personas que a s i s t í a n a cada l o c a l i d a d .

Comencemos por la dis t r i ,buc iÓn. En cuanto a la u b i c a c i ó n

e x a c t a de las gradas, l o s b a n c o s y e l p a t i o d e n t r o d e l c o r r a l ,

hay v a r i a s d e s c r i p c i o n e s , aunque con l i g e r a s v a r i a c i o n e s e n t r e

si, ya que cada c o r r a l era adaptado y modificado según las nece-

s i d a d e s de l l o c a l . Aun las d e s c r i p c i o n e s de l I k o r r a l de l P r í n -

c i p e " y e l "de l a Cruz", que e r a n l o s más famosos de Madrid,

carecen. de una información exacta. No o b s t a n t e , y ateniéndonos

a la d e s c r i p c i ó n de v a r i o s a u t o r e s , se puede decir que las gradas

eran las l o c a l i d a d e s más a l e J a d a s d e l e s c e n a r i o , p e r o , e n com-

pensac ión , es taban en un p lano l igeramente super ior respec io al

p a t i o y a l o s b a n c o s .

Entre las gradas y l o s b a n c o s estaba e l pat io -en su segunda

denominac ión- , e s to es , una porc i6n de l c o r r a l donde se s i t u a b a

l o s e s p e c t a d o r e s de a p i e . En e f e c t o , r e c a l c a n d o l a e s e n c i a popu-

lar del t e a t r o , esta l o c a l i d a d permitia a las personas asist ir

a l t e a t r o pagando una módica tarifa. Muchos autores concuerdan

en que l o s a s i s t e n t e s a e s t . a l o c a l i d a d c o n s t i t u í a n e l alma de

t o d o c o r r a l .

- 36 -

La t e r c e r a l o c a l i d a d - l o s b a n c o s - e r a l a más próxima a l

e s c e n a r i o , y s e s i t u a b a d e l a n t e de l o s e s p e c t a d o r e s d e l p a t i o .

En resumen, en e l r e c t á n g u l o clue era e l c o r r a l las gradas ocupa-

ban e l e x t r e m o p o s t e r i o r d e l c o r r a l , o sea, l a p a r t e más alejada

d e l e s c e n a r i o , l o s e s p e c t a d o r e s de a p i e ocupaban l a parte media,

mientras que los bancos ocupaban l a parte d e l a n t e r a más próxima

a l e s c e n a r i o .

Para complementar l a d e s c r i p c i ó n de l a p l a n t a baja del

corra l , contamos con datos como e l p r e s e n t a d o p o r D e l e i t o y P i -

Íhela:

E l p i s o d e l c o r r a l e r a d e p i e d r a , c o n a l g ú n d e c l i v e y un sumidero en l a p a r t e c e n t r a l p a r a r e c o g e r l a s a g u a s . L o s c o s t a d o s f o r m l b a n s e c o n l a s p a r e d e s de l a s c a s a i n m e d i a t a s . ( 1 )

P a r e c e ser que de las t res l o c a l i d a d e s d e l p a t i o s ó l o las

gradas t e n í a n u n a e s p e c i e de t e j a d i l l o p a r a p r o t e g e r a l o s e s p e c -

t a d o r e s d e l s o l y de l a l l u v i a , m i e n t r a s que l o s e s p e c t a d o r e s

de a pi.e y de l o s b a n c o s t e n í a n que conformarse con un to ldo co -

locado en l a p a r t e s u p e r i o r del l o c a l . E s t e t o l d o p r o t e g i a de l

s o l y de l a l l u v i a ( s i era escasa), p e r o d e f i n i t i v a m e n t e no ser-

v í a para p r o t e g e r a l o s e s p e c t a d o r e s de un aguacero mayor, dado

l o c u a l había que suspender l a f u n c i ó n . ( 2 )

En cuanto a l a d i m e n s i ó n e x a c t a d e l p a t i o d e l c o r r a l , c o n t a -

mos con pocos y c o n f u s o s d a t o s , p u e s t o que l o s mismos p l a n o s que

supuestamente reconstruyeron a l o s c o r r a l e s m a d r i l e f i o s no dan

cifras o medidas e x a c t a s . S i n embargo, dadas l'as c u a n t i o s a s ga-

nancias ' que e s t a s t r e s l o c a l i d a d e s r e d i t u a b a n , se puede suponer

que e l p a t i o era de g r a n e x t e n s i ó n , p u e s t o que ahí se a s e n t a b a

l a mayor p a r t e de l as l o c a l i d a d e s p o p u l a r e s .

- 37 -

En resumidas cuentas , si pudiésemos observar e l c o r r a l a

o j o de p á j a r o , v e r í a m o s P r o b a b l e m e n t e l o s i g u i e n t e : d e n t r o de

un gran rectángulo, cuyos lac ios más l a r g o s serían los e d i f i c i o s

adyacentes , notar íamos en uno de sus extremos e l e s c e n a r i o . P r ó -

ximo a é 1 , e n f r e n t e , se encontrar ían las f i las de los bancos -con

capacidad de tres personas por banco-. Detrás de e s t o s especta-

dores se l o c a l i z a r í a n l o s e s p e c t a d o r e s de a p i e - e l p a t i o - , cuyo

número sobrepasaba a l de l o s b a n c o s y a l de las gradas, y. por

úl t imo, vendrian las gradas, que ocuparían la parte contrapues ta

a l escenar io . Las gradas se encontrar ían en un p lano super ior

a las o t r a s l o c a l i d a d e s , ademks de estar ordenadas en una especie

de semic í rcu lo .

Después de haber enumerado las s e c c i o n e s donde s e acomodaban

las cl.ases populares , pasemos a l o r e f e r e n t e a l p r e c i o de cada

una de ellas.

Así como l o s e s t r a t o s p o p u l a r e s s e d i f e r e n c i a b a n e n c u a n t o

a s u u b i c a c i ó n d e n t r o d e l c o r r a l , t a m b i é n había una d i f e r e n c i a

en cuanto al p r e c i o de cada l o c a l i d a d , o c a s i o n a d o p o r las ca-

racterísticas y c a t e g o r í a s s o c i a l e s a las que correspondían los

espec tadores , desde e l comerc iante acomodado hasta a l ínf imo la-

b r i e g a .

E : l p r e c i o más b a j o de l t e a t r o e r a , s i n duda, e l que pagaban

l o s e s p e c t a d o r e s de a p i e , y a q u e , como s u nombre l o i n d i c a ,

a s i s t í a n a la f u n c i ó n s i n tcomar a s i e n t o , l o c u a l d e m u e s t r a , s i

tomamos en cuenta l a duraci6.n d e l e s p e c t á c u l o t e a t r a l , la enorme

devoci.ón de l espa i io l hacia e l t e a t r o .

Decíamos, pues, que la entrada más barata -y e s t o r e g í a en

- 38 - l o s d o s c o r r a l e s de Madrid- era l a de p i e en e l p a t i o , que s o l a -

mente costaba 16 maravedíes , más un c u a r t o para b e n e f i c i o del

h o s p i t a l , l o que t o t a l i z a b a 2 0 maravedíes. Esta suma e r a un poco

más de l a mitad de un r e a l , c o n s t i t u i d o , e n 1 6 0 6 , p o r 3 4 mara-

v e d í e s . ( 3 )

La l o c a l i d a d que s e g u í a e n p r e c i o e r a l a c a z u e l a , l o c a l i d a d

a l a que dedicaremos .otro apartado del es tudio .

En seguida, por encima de las a n t e r i o r e s l o c a l i d a d e s , se

encontraban los bancos . Los bancos t en ían tres p l a z a s c a d a uno

que r e c i b í a n e l nombre de a s i e n t o s . Cada a s i e n t o c o s t a b a 1 1 mara-

v e d í e s , más l o s v e i n t e que se pagaban para e l h o s p i t a l , l o que

hacía l a suma de 31 maravedíes por as iento . ( 4 ) E l banco podia

comprarse completo o , i n d i v i d u a l m e n t e , p o r a s i e n t o . L a capacidad

de personas que ocupaban esta l o c a l i d a d , ' n o s l a de C a s i a n o P e l l i -

c e r e n s u T r a t a d o h i s t ó r i c o :

A l c o n s t r u i r e l t e a t r o de l a Cruz en 1579. y e l d e l P r f n c i p c en 1582, s e coloca- ron bancos en e l e s p a c i o i n m e d i a t a m e n t e a n t e r i o r a l e s c e n a r i o , h a s t a l l e g a r a l n! mero d e 95, y c a d a b a n c o t e n í a t r e s p l a z a s ( o a s i e n t o s ) . ( 5 )

Lo cua l nos da un t o t a l de 285 espec tadores .

Par o t r a p a r t e , s e p o d í a pagar p o r un banco l a c a n t i d a d de

un r e a l , e n 1 6 0 6 q u e , sumado a l o s 2 0 maravedíes de l h o s p i t a l

nos da l a c a n t i d a d de 54 maravedies por ocupar un banco en-

t e r o . ( 6 )

Recapitulando: una local idad en e l p a t i o c o s t a b a v e i n t e ma-

r a v e d í e s ; un a s i e n t o de b a n c o e r a de 31 y, f ina lmente , e l banco

comple to cos taba 5 4 m a r a v e d i e s , i n c l u i d o e n t o d o s l o s p r e c i o s

e l ó b o l o para e l h o s p i t a l .

Seguían, en cuanto a p r e c i o , las gradas. E s t a s e r a n , d e n t r o

- 39 -

de las l o c a l i d a d e s p o p u l a r e s , más caras, debido a que contaban

con un pequeiio t e j a d i l l o que las c u b r í a , además de e s t a r un poco

e l e v a d a s r e s p e c t o a l banco y a:L p a t i o .

En s u c o s t o r e b a s a b a n e l r e a l , dado que e n t r e e l donat ivo

para el. h o s p i t a l y e l p r e t i o de l a grada s e hacía un t o t a l de

40 maravedíes, ( 7 ) por lo que sobrepasaban en 9 maravedíes a l o s

bancos.

Aunque l a d i f e r e n c i a de p r e c i o f u e mínima e n t r e las l o c a l i -

dades populares -de p i e , c a z u e l a , b a n c o s y gradas-, no se puede

d e c i r Po mismo de l a " c a t e g o r í a " de las personas que a s i s t í a n

a e l l a s . En las l o c a l i d a d e s p o p u l a r e s , l o s b a n c o s y las gradas

podían cons iderarse como " d i s t i n g u i d a s 4 1 , p u e s t o que las p e r s o n a s

que ocupaban dichos lugares , evidenciaban una posic ión más a l t a

r e s p e c t o a l o s o c u p a n t e s de l a c a z u e l a y e l p a t i o .

Empecemos p o r las g r a d a s , donde s e v e r á un , t i p o de e s p e c t a -

d o r e n t u s i a s t a p e r o moderado en r e l a c i ó n c o n l o s de las demás

l o c a l i d a d e s . Y a e l

sonas de e s t r a t o s

hablando, s ino por

o p o r s u t r a b a j o .

p r e c i o n o s hace suponer que las ocupaban per-

s o c i a l e s más a l t o s , no s ó l o económicamente

s u s c a r a c t e r í s t i c a s s o c i a l e s , p o r s u c u l t u r a ,

A e s t a s gradas s o l í a n a c u d i r b u r ó c r a t a s y o t r a s p e r s o n a s

con puestos menores en e l a p a r a t o a d m i n i s t r a t i v o r e a l . También

acudían comerc iantes de d i f e r e n t e s r a m o s , así como personas con

o f i c ios b ien remunerados . Lii'ian y Verdugo da c i e r t a d i s t i n c i ó n

a las gradas a l s e ñ a l a r que s e ha sentado "en una grada, entre

g e n t e que p a r e c í a de razonable: hábito" . (8)

Por o t r a p a r t e , c a b e s u p o n e r que ocasionalmente l as gradas

- 40 -

e r a n o c u p a d a s p o r r i c o s c o m e r c i a n t e s o f u n c i o n a r i o s r e a l e s , d e b i -

do a l o s i g u i e n t e : E l a l t o c o m e r c i a n t e o f u n c i o n a r i o p r e f e r í a

s e n t a r s e e n l o s a p o s e n t o s q u e , p o r j e r a r q u í a , l e c o r r e s p o n d í a n

a l a nobleza. Gracias a s u r i q u e z a , y a l hecho de que a v e c e s

e l t e a t r o no e s t a b a l l e n o , p o d í a o c u p a r l o s , s i e m p r e y cuando pa-

gara su a l t í s i m o c o s t o . Pero s i un n o b l e s o l i c i t a b a un aposento

se l e daba l a p r e f e r e n c i a , c o n l o c u a l e l c o m e r c i a n t e , a pesar

de s u d i n e r o , t e n í a que i r s e a s e n t a r a l a l o c a l i d a d más cara

e n t r e las p o p u l a r e s : las gradas.

Aun con las c o n s i d e r a c i o n e s a n t e r i o r e s es poco l o que s e

sabe acerca d e l p ú b l i c o de las g r a d a s , s a l v o que e r a n de a p a r i e n -

c i a acomodada y que mostraban. una conducta tranquila y mesurada

durante l a r e p r e s e n t a c i ó n .

En l o s b a n c o s , a d i f e r e n c i a de en las gradas , encontraremos

una gran d ivers idad de a s i s t e n t e s , que comprende desde e l peque-

í50 i n d u s t r i a l o a r t e s a n o hasta las a u t o r i d a d e s - o f i c i a l e s o no-

que i n f l u í a n e n e l d e s a r r o l l o de l a r e p r e s e n t a c i ó n .

E n t r e l o s e s p e c t a d o r e s mbs comunes de los bancos nos en-

contramos con pequeños artesanos y c o m e r c i a n t e s , y , e n g e n e r a l ,

con todas las p e r s o n a s que c o n s t i t u í a n l a , digamos, "clase media"

d e l e s t r a t o p o p u l a r : a b a c e r o s , z a p a t e r o s , s a s t r e s , m a e s t r o s arte-

s a n o s , p e l e t e r o s , j o y e r o s , p a f í e r o s , p l a t e r o s , e t c . , en f i n , t o d o s

l o s o f i c i o s o t r a b a j o s que redi tuaran una regular gananc ia .

En. l o s b a n c o s t a m b i é n s e p o d í a e n c o n t r a r g e n t e de capa y

espada, como o f i c i a l e s d e l e j e r c i t o de rango menor, l o c u a l daba

c ier ta d i s t i n c i ó n a e s t a s l o c a l i d a d e s , y personas que e j e r c í a n

a lguna autor idad sobre de terminados aspec tos de l espec táculo

- 41 - t e a t r a l ( s o b r e e s t a s ú l t i m a s h a b l a r e m o s en c a p í t u l o s p o s t e -

r i o r e s ) .

Aparte de l o s e s p e c t a d o r e s m e n c i o n a d o s , e x i s t í a n o t r o s q u e

desempeilaban f u n c i o n e s 4 p s e m i - o f i c i a l e s 4 4 , p u e s se encargaban de

decidir s i l a comedia e ra mala o n o , e s t o e s , un pequefio grupo

que, ya sea por conoc imiento d e l t e a t r o , ya s e a p o r r e p r e s e n t a r

una sección dominante del públ . ico. podía darse e l l u j o de o p i n a r

en voz a l t a s o b r e l a calidad de l a o b r a , s i n que es to redundara

en una llamada de a t e n c i ó n p o r parte de l o s a l g u a c i l e s t e a t r a l e s ,

ya que e n t o n c e s era común que e l p ú b l i c o e x p r e s a r a s u o p i n i ó n

de v i v a v o z .

D e l e i t o y PiHuela c i t a un ejemplo de cómo parte d e l p ú b l i c o

de l o s b a n c o s e r a r e c o n o c i d o clomo c r í t i c o t ea t ra l :

... hombre de asiento del banco delantero en la comedia, dcstos que tienen ya por hacer gala que sea una comedia buena o mala. (9)

Asimismo, en l o s b a n c o s se encontraba a personas directamen-

t e re lac ionadas con e l e s p e c t á c u l o t e a t r a l , como p o e t a s , drama-

t u r g o s , e m p r e s a r i o s teatrales, c u y a p r e s e n c i a e n e l c o r r a l e q u i -

v a l í a a un pequeí50 jurado de t e a t r o .

S i las gradas obs tentaban l a seriedad y l o s b a n c o s l a auto-

r i d a d , l o s e s p e c t a d o r e s de a p i e se r e s e r v a r o n l o m e j o r : e r a n

l o s reyes d e l c o r r a l .

Los e s p e c t a d o r e s de a p i e t e n í a n -como n i n g u n a o t r a l o c a l i -

dad tuvo jamás- l a p r e r r o g a t i v a de s u s t e n t a r e l c e t r o que r e g í a

s o b r e t o d o e l c o r r a l y l a de marcar l a p a u t a para aprobar las

obras según e l g u s t o p o p u l a r . Los a u t o r e s y a c t o r e s , p o r s u par-

- 42 - t e , temían a esta turba '9nosclueteri l" , que no se mordía l a l e n -

gua para abuchear l a obra que no l e s g u s t a r a , aunque e s t u v i e r a

firmada por alguno de los grandes de l a época.

E:L sobrenombre de mosqueteros, impuesto a l o s e s p e c t a d o r e s

de a p i e , l e s s e n t a b a a las mil m a r a v i l l a s p o r muchas razones :

una de e l l a s era que gran parte de este a u d i t o r i o estaba c o n s t i -

tuido por una porci6n considerable de so ldados l i cenc iados que ,

mientras su país no l o s n e c e s i t a r a para alguna de s u s f r e c u e n t e s

guerras , podían pasear por 1,a ciudad, vagabundear por e l mundo

y, por supuesto , asist ir a la comedia.

Otra de las razones para su sobrenombre se debía a que l o s

a s i s t e n t e s de a p i e semejaban un reg imiento de mosqueteros en

e l momento de pasar l i s t a , además de c a u s a r e l mismo b a r u l l o que

los mosqueteros reales.

Pero bás tenos con l a d e s c r i p c i ó n que hace de e l l o s J u l i o

Monrreal :

E l p a t i o de l o s c o r r a l e s e r a e l l 'coco'l que puso espanto a t o d o s l o s que en cosa - de c o m e d i a s i n t e r v i n i e r o n . A s i s t í a n a C 1 hombres so los , pero e ran , por lo gene- r a l , l o más maleante. sacudido y envalentonado de l a c o r t e : l a c a y o s a l q u i t a r , o f i c i a l e s d e t o d o s l o s o f i c i o s m e c á n i c o s . e s c u d e r o s c o n h i d a l g u í a s r a í d a r e n l o s s o l a r e s d e sus montanas. p a j e s r e n c o r o s o s c o n t r a s u sa rna de l o que se desqui ta- ban en l a comedia, ruf ianes de b i g o t e y guardamano y barbas de gancho como sus dagas, en f i n ' l a g r a n u j a d e l a u d i t o r i o ' como s e a t r e v i ó a l l amar la Benaven te . (IO) B i e n p u e d e a f i r m a r s e q u e e l c o r r a l de comed ias e ra e l Ú n i c o s i t i o donde e l pueblo, o s i s e q u i e r e , e l v u l g o , h u u i l d e e n t o d o l o demis y s i n o c u r r í r s e l e a f r o n t a r e l i m p e r i o q u e s o b r e C 1 t e n í a n s u s s e n o r e s . l o s c a b a l l e r o s y aún h i d a l - gos, mani festaban audaz su vo lun tad , impon iendo a t odos sus r e s o l u c i o n e s . E l c o r r a l d e c o u e d i a s f u e e l p r i m e r t r o n o de s u soberanía. (11)

Del excelente comentar io de Monrreal podemos o b t e n e r v a l i o s a

in formación acerca de v a r i a s c u e s t i o n e s : p r i m e r o , se c o r r o b o r a

que los a s i s t e n t e s d e l p a t i c s e r a n de baja condic ión; segundo,

s e ponse de mani f ies to que e l v u l g o s e e n c a r g a b a de r e c r e a r e l

- 43 -

a m b i e n t e d e l c o r r a l , además de ser un elemento determinante para

e l é x i t o o f r a c a s o de u n a o b r a ; t e r c e r o , que e l pueblo acudía

al t e a t r o a t t d e s q u i t a r s e ' t d e s u s f r u s t r a c i o n e s c o t i d i a n a s y s u

v i d a m i s e r a b l e . E s t a ú l t i m a a p r e c i a c i ó n s e p r e s t a para f u t u r o s

cues t ionamientos , pues se t endrá que e s t u d i a r l a p o s i b i l i d a d de

que e l c o r r a l de comedias funcionara como una regulada vá lvula

de escape a l o s i n s a t i s f e c h o s e i n t e r i o r e s d e s e o s d e l p u e b l o .

P a r e c e s e r que e l gremio de l o s z a p a t e r o s e r a e l que t e n í a

e l r a r o p r i v i l e g i o de f u n g i r como j u e z de las comedias. T a l vez

f u e r a p o r e l h e c h o de que e r a n más f u e r t e s que l o s demás, numéri-

camente hablando. Sea como s e a , l o s z a p a t e r o s e r a n r e c o n o c i d o s

como j u e c e s y s e respetaba su opin ión .

D e l e i t o y Pii iuela nos da un e jemplo sobre l a i n f l u e n c i a de

l o s z a p a t e r o s e n l a comedia:

E l remedón descanse del calzado, y v u e l v a a se r t onan te mosquc te ro y c o n t r a e l m a l p o e t a r a y o a i r a d o . (12)

Hay documentos anecdóticos donde se c o n s t a t a l a primacía

de l o s z a p a t e r o s como j u e c e s : t a l e s e l c a s o d e l l l a m a d o S á n c h e z ,

q u i e n e r a mimado por los dramaturgos y p o e t a s para que no tr'atase

con demasiado r igor sus obras . (13) E l a u t o r Caramuel - c i t a d o

p o r C a s i a n o P e l l i c e r - r e l a t a clue:

Suced ió que uno de los poe tas m is ingen iosos hab ía compues to una comed ia que. a d m i t i d a p o r u n o d e l o s a u t o r e s . h a b í a d e s e r r e p r e s e n t a d a p o r l o s más h á b i l e s comediantes y. temeroso de l a i n s o l e n c i a de l o s mosque te ros . de te rm inó v i g i l a r a l sellor Sánchez y d e j a r SII causa a manos de su benignidad. Con e s t e f i n b u s c ó a un conocido, que l o e r a d e l f u l m i n a n t e z a p a t e r o , y acompanado de 6 1 l e h i z o l a v i s i t a , y c o n modos y p a l a b r a s y p a l a b r a s c o r t e s e s l e i n f o r m ó d e a q u e l l a come- d i a q u e e r a e l p r i m e r p a r t o de su i n g e n i o , y que de e l l a dependían su fama y es- t i m a c i ó n f u t u r a . Oyó e l remedón. con un sob rece jo d i gno de l a s e v e r i d a d de Catón mismo. a l poeta, que l e hab laba con l a mayor humildad, y l e d e s p i d i ó c o n e s t a s fo rma les pa labras : ' vaya vues t ra merced muy consolado, y es té segu ro de que se l e h a r á j u s t i c i a ' ( 1 4 )

- 44 -

Bertaut ai lade e l d e s e n l a c e de e s t e e p i s o d i o a f i r m a n d o que

e l z a p a t e r o , a l v e r l a o b r a , l a s i l b ó j u n t o c o n e l r e s t o de s u s

compafíeros. ( 15)

El. a n t e r i o r e p i s o d i o , r e l a t a d o a l a vez por Caramuel y Ber-

taut , demuestra l a t r e m e n d a i n f l u e n c i a de e s t e g r u p o , que s e v e r á

muchas v e c e s c o r r o b o r a d a e n e l t r a n s c u r s o del p r e s e n t e t r a b a j o .

Otra de las características que determinaba a l a l o c a l i d a d

de a p i e , e r a l a de p r a c t i c a r hasta e l c a n s a n c i o t o d a s y cada

una de las maneras de e n t r a r a l c o r r a l s i n pagar , h á b i t o que f u e

l a e t e r n a m a l d i c i ó n para los a . l g u a c i l e s t e a t r a l e s , para los auto-

r e s y , por supuesto , para los h o s p i t a l e s .

Uno de los pr imeros autores que menciona a e s t o s 'paracai-

distas t e a t r a l e s ' , f u e e l c é l e b r e c o s t u m b r i s t a J u a n de Z a b a l e t a ,

q u i e n n o s ó l o r e l a t a dicha p . r á c t i c a , s i n o que l a censura dura-

mente. Zabaleta se d e d i c a a s e g u i r a uno de e s t o s p e r s o n a j e s mos-

q u e t e r i l e s y r e l a t a las peripecias que t i e n e que hacer para

e n t r a r al c o r r a l de "gorra":

... l l e g a a l a p u e r t a d e l c : o r r a l y la p r i m e r a d i l e g e n c i a q u e h a c e e s no pagar. L a p r i m e r a d e s d i c h a de l o s c o a e d i a n t e s e s e s t a , t r a b a j a r mucho para que s o l o pa- guen pocos (...) porque no pagó uno son innuuerables los que no pagan. ( 16 )

Zabaleta c o n t i n ú a s u larga exposic ión concluyendo que l o s

que pasan s i n pagar no s ó l o ofenden a l o s c o m e d i a n t e s s i n o a

Dios , pues to que p a r t e de l a e n t r a d a e s para ayudar a l o s n e c e s i -

tados de l o s h o s p i t a l e s . ( 1 7 )

Otros autores concuerdan to ta lmente con l a o p i n i ó n de Zaba-

l e t a a c e r c a de este eno joso asunto que , d icho sea de p a s o , o r i g i -

naba también no pocas s i tuaciones cómicas , como e l e jemplo que

n o s p r e s e n t a R o j a s Z o r r i l l a , q u i e n p o n e e n b o c a de uno de s u s

- 45 -

p e r s o n a j e s e l s i g u i e n t e monólogo:

Y a s í . p o r n o d a r e n o j o s ae i r é . tomando l a s v u e l t a s , d e e s t a s a l a a l a o t r a , donde reyes no ne vean; d a n d o e s t e p a s e h a s t a a q u í con 'Gor radas ' mds b i e n h e c h a s que h a c e n l o s d e e n t r a r d e b a l d e a un cobrador de coaedias . (16)

Otro e jemplo de cómo los que e n t r a b a n s i n pagar e r a n f u e n t e

de i n s p i r a c i ó n p a r a l o s p o e t a s n o s l o da Agust ín Rojas , quien

compuso una l o a acerca de e s t o : :

Uno de los p e r s o n a J e s p a s a l a p u e r t a d e l t e a t r o s i n

pagar , e l recaudador l e p r e g u n t a q u i é n e s , y é1 responde desenfa-

dadamente: 'hombre de b i e n ' , y sigue su camino.

¿Los honrados no pagan? ¡Gran renombre! - d i c e otro que escucha y ha pagado- l u e g o y o , que pagué, no s o y honrado. (19)

Realmente, e l deseo de e n t r a r gratis a l a comedia e r a t a n

g e n e r a l i z a d o , q u e l l e g ó a ocas j .onar graves inc identes , t anto fue-

ra como d e n t r o d e l c o r r a l , a l grado de que se proc lamaron severas

d i s p o s i c i o n e s para c o n t r o l a r l o s a l t e r c a d o s .

En f i n , d e s p u é s de l a d e s c r i p c i ó n h e c h a de las l o c a l i d a d e s

d e l p a t i o se puede afirmar que los e s p e c t a d o r e s de a p i e e r a n

los r e y e s d e l c o r r a l , p u e s l a supremacía de l a 'turba mosquete-

ri l l por sobre l o s bancos y las gradas e s e v i d e n t e , y aún podemos

añadir que , gracias a e s t e p ú b l i c o d e l p a t i o , e l t e a t r o f u e l o

que f u e .

Más a d e l a n t e s e dará mayor i n f o r m a c i ó n a c e r c a de los e s -

pec tadores d e l p a t i o , p u e s hay un c a p í t u l o r e f e r e n t e a l ambiente

c reado por las g r a d a s , l o s b a n c o s y s o b r e t o d o , los e s p e c t a d o r e s

de a p i e . En 81 se comple tar5 l a idea de l o que e r a e l c o r r a l

en sí.

Por lo pronto sigamos con las descripciones de las demás

localidades, ocupándonos en seguida de lo que sería la versión

femenina del patio de los corrales: la cazuela.

N O T A S

EL PATIO DE LOS CORRALES

I 1. Deleito y Piíluela, Tambien se divierte el pueblo, p.

176.

2. Loc. cit.

3 , Diez Borque, Sociedad y Teatro ..., p. 142.

4. Deleito y PiAuela, op cit., p. 177.

5. Pellice?, Casiano, Tratado hist6rico ..., p. 60.

6. Ibid., p. 71. -

7. varey y Shergold, Teatros y comedias de Madrid: 1600-

1650, p . 34. -

8. Dlez Borque, o p cit., p. 147. "

9. Deleito y Pifiuela, op cit., p. 190.

10. I b i d . , p . 192. -

1 1 . LOC c i t .

12. u., p . 193.

13. LOC c i t .

14. Caramuel, a p u d , P e l l i c e r , o p c i t . , p . 147 .

17. E., p . 309 .

18. Deleito y Pifluela, op c i t . , p . 182.

19. Loc. c i t .

No h a y en el m u n d o n a d a peor

que una mujer, excepto otra mujer.

Arist6fanes

L A C A Z U E L A

El cuarto y último elemento que formaba parte de las locali-

dades populares lo constituía 'la cazuela'.

La cazuela era el lugar al que asistían todas las mujeres,

a excepción de las nobles. Las mujeres que asistían a esta loca-

lidad rivalizaban eh alboroto y turbulencia, con los hombres de

las localidades del patio.

En efecto, si los hombres reinaban en su improvisado trono

del patio, las mujeres regían en alborotadas huestes desde su

cazuela. La verdad es que, s.i no fuera por este cuadrivio de lo-

calidades populacheras, el corral habría perdido le mayor de sus

encantos, pues, no hay que olvidarlo, las funciones de la época

presentaban un carácter festivo y ese ambiente de festividad se

originaba en estas localidad.es. Asimismo, la cazuela tenía sus

propias particularidades que describiremos a continuación.

En primer término veremos la ubicación de la cazuela dentro

del corral, para pasar después al precio y, por último, a la des-

cripción de las mujeres que asistían a ella.

Según la información de varios autores, la cazuela ocupaba,

invariablemente, una de las cabeceras del rectángulo que formaba

el corral. La medida y la disposición variaba muy poco entre los

teatros de la ciudad y los de provincia; para el presente estudio

se ha tomado fundamentalmente la información concerniente a los

d o s p r i n c i p a l e s c o r r a l e s de Madrid.

Decíamos, pues, que l a cazuela ocupaba l a p a r t e p o s t e r i o r

del r e c t á n g u l o que quedaba en l í n e a r e c t a c o n e l e s c e n a r i o . Su

forma e r a l a de una caja r e c o s t a d a e n uno de s u s l a d o s y c o l o c a b a

a las mujeres en una especie de c u b o , c u y o f r e n t e e r a e l Único

d e s c u b i e r t o para v e r l a f u n c i ó n , ya que l a p a r t e s u p e r i o r d e l

cubo l a c o n s t i t u í a e l t e c h o , l a parte de a b a j o , e l suelo , mien-

tras que los l a d o s e s t a b a n c u b i e r t o s de c e l o s í a s o r e j a s , lo c u a l

daba l a impresión de que las m u j e r e s s e h a l l a b a n d e n t r o de una

j a u l a . Esta d i s p o s i c i ó n s e tomaba con l a p u e r i l i n t e n c i ó n de i m -

p e d i r e l g a l a n t e o e n t r e l o s hombres y las mujeres , ya que l a

r í g i d a moral de l a época se ocupaba de ' p r e v e n i r ' c u a l q u i e r o c a -

s i ó n de pecado - s in reparar, a l p a r e c e r , e n que e l r e y e r a e l

primer a m a n t e d e l p l a c e r d e l r e i n o - ; p e r o , como r e z a c i e r t o

r e f r á n : "las r e g l a s s e h i c i e r o n para romperse", l a medida fue

poco menos que i n ú t i l , p u e s t o que l o s espaf ioles demostraron tener

p e r f e c t o c o n o c i m i e n t o del adagio , e l c u a l no d e j a r o n de practicar

t a n t o d e n t r o d e l c o r r a l como f u e r a de él.

Volviendo a l tema, l a cazuela ocupaba un e s p a c i o e l e v a d o

-a pocos metros de l sue lo - y s e l legaba a e l l a p o r e s c a l e r a s

p a r t i c u l a r e s h e c h a s ex p r o f e s o . Esta u b i c a c i ó n t e n í a v e n t a j a s

y d e s v e n t a j a s ; s u e l e v a d a p o s i c i ó n p e r m i t í a a las m u j e r e s v e r

b i e n e l e s p e c t á c u l o , aunque o í r l o c o n d i f i c u l t a d , dada l a l e j a n í a

d e l e s c e n a r i o y la'algarabía g e n e r a l . Por o t r a p a r t e , las muje-

res s e h a l l a b a n a h a l v o de las t r i f u l c a s que se p r o d u c í a n e n t r e

l o s e s p e c t a d o r e s de l p a t i o , aunque había veces en que las mujeres

o r g a n i z a b a n s u s p r o p i a s p e l e a s .

- 5 2 -

La incomodidad de l a c a z u e l a s e a g u d i z a b a p o r l o r e d u c i d o

d e l e s p a c i o , l o que o b l i g a b a a las mujeres a l legar al c o r r a l

mucho a n t e s de que l a funcitjn empezara, todo l o c u a l no s e r v í a

de g r a n c o s a , ya que l a c a z u e l a , e n e l t r a n s c u r s o de l a f u n c i ó n ,

llegaba a albergar e l doble d e l número permit ido de espectadoras .

A l i r acrecentándose l a a f i c i ó n a l t e a t r o e n e l g é n e r o f e m e n i n o ,

l o s a r r e n d a d o r e s d e l c o r r a l t u v i e r o n que h a c e r c o n t i n u a s m o d i f i -

c a c i o n e s para ampliar e s t a l o c a l i d a d , a l grado que, a f i n a l e s

d e l s i g l o X V I I , e l c o r r a l de "la Pacheca" contaba con tres cazue-

las d i s p u e s t a s u n a s s o b r e o t r a s .

La c a z u e l a , como l o c a l i d a d p o p u l a r , c o s t a b a muy poco en

comparación con las l o c a l i d a d e s d i s t i n g u i d a s , ya que las mujeres

podían sacar l o s u f i c i e n t e ale s u g a s t o d i a r i o para a s i s t i r ,

i n c l u s o , t r e s v e c e s p o r semana.

V a r i o s a u t o r e s -como Diez Borque y D e l e i t o y P i ñ u e l a , e n t r e

o t ros - , nos dan algunas cifras en cuanto a l p r e c i o de l a c a z u e l a .

Diez Borque coloca l a c a z u e l a s ó l o p o r e n c i m a de las l o c a l i d a d e s

de p i e en e l p a t i o , ya que s i é s t a s c o s t a b a n 2 0 maravedies, las

mujeres de l a cazuela pagaban s610 un cuarto más, 2 4 maravedies,

que se encontraban aún p o r d e b a j o d e l r e a l ( 3 4 maravedies) . ( 1 )

E s t o s p r e c i o s e s t a b a n v i g e n t . e s hacia 1606, aunque v a r i a r o n más

adelan , te s in sobrepasar nunca e l reduc ido presupuesto de los

, e s t r a t o s p o p u l a r e s .

En cuanto a j e r a r q u i z a c i ó n , l a cazuela ocupaba un e s c a l ó n

l i g e r a m e n t e s u p e r i o r a l o s e s p e c t a d o r e s de a p i e , m i e n t r a s que

es taba . por deba jo de los bancos y las gradas, según l a e s t r a t i -

f i cac ión hecha por Diez Borque . ( 2 )

- 53 -

A diferencia de las localidades varoniles -que se dividían

en patio, bancos y gradas- las mujeres del pueblo asistian sin

ninguna distinción a la cazuela, puesto que dicha localidad aco-

gía tanto a la humilde freg,ona como a la boyante tendera. Lo

anterior significa también que, si las mujeres venían acompaiiadas

de sus maridos, al entrar se separaban para ocupar su correspon-

diente lugar.

Antes de continuar con :la descripción de las mujeres de la

cazuela quisiera aclarar que la asistencia de las mujeres al

corral fue, durante l o s inicios del siglo XVI, discutida y hasta

prohibida, pues se pensaba que los bailes, cantos y las obras

mismas podían ‘lprovocar” pensamientos ilícitos en las ‘inocentes

almas’, apreciación totalmente risible para cualquiera que conoz-

ca el carácter espaiiol femenino, sobre todo en sus estratos popu-

lares.

Por otra parte, la presencia femenil en el corral constituía

una considerable aportación económica, por lo que hospitales y

arrendatarios defendieron su asistencia al mismo. (Posteriormente

estudiaremos algunos reglamentos que prohibían la entrada a mu-

jeres, refiriéndose particularmente a las damas de calidad que

asistian a l o s aposentos).

Ahora bien, ya que hemos seAalado el lugar que ocupaba la

cazuela dentro del corral, pasemos a ocuparnos más detenidamente

de las ocupantes de ella; veremos cómo las mujeres provocaban

algunos de los episodios más graciosos, y de qué forma espectado-

res tenían en la cazuela su fuente de diversión, al grado de que

iban a la función a ver e:L espectáculo femenino en vez del

- 54 -

teatral.

Uno de los cronistas más cercanos al espectáculo de la come-

dia era el costumbrista espafíol Juan de Zabaleta, quien en su

libro -El día de fiesta por la maiIana y por la tarde- describe

detalladamente la conducta tanto alborotada como humorística de

las mujeres, desde su entrada al corral hasta la salida de.éste.

La descripción de Zabaleta es sumamente extensa, y aunque

se presta para presentarla integra por su gran riqueza anecdó-

tica, no es posible transcribirla en su totalidad, por lo tanto,

nos contentaremos con incluir algunos episodios claves para dar-

nos cuenta cabal de las características principales de la ca-

zuela.

IITambién van a la comedia las mujeres, que también tienen

las mujeres alma". (3) Con este cortísimo preámbulo Zabaleta

inicia el relato de todos y cada uno de los incidentes que se

suceden dentro de la cazuela.

En primer término, Zabaleta repara en la llegada de las mu-

jeres a su localidad; este simple hecho suscita un alboroto que

va en aumento en el transcurso de la función. Las mujeres llegan

-después de la misa- a 0cupa.r su localidad a una hora más bien

temprana, pues piensan que de esta manera tienen asegurada su

comodidad. Mientras tanto, para entretenerse, comen, charlan so-

bre el prójimo, al mismo tiempo que echan un vistazo al patio

para tener de que hablar otro rato. Sin embargo, poco les vale

su previsión de llegar anticipadamente ya que, momentos antes

de comenzar la comedia, mujeres impuntuales, pero con dinero,

vienen a incomodar a las demás:

- 55 -

Ya l a c a z u e l a e s t a b a c u b i e r t a c u a n d o h e a q u í a l a p r e t a d o r ( e s t e e s u n p o r t e r o que desahueca a l l í a l a s mIJjeres para que quepan más) con cua t ro mu je res tapadas y l u c i d a s , que. porque l e han dado ocho cuar tos, v iene a acomodarlas. LlCganse a n u e s t r a s m u j e r e s y d i c e l a s q u e s e embeban. E l l a s l o r e s i s t e n , é 1 p o r f i a , l a s o t r a s s e van l l egando, descubr iendo unos te tap ies que ch ispean o ro . Las nues t ras l e s d i c e n que v i n i e r a n t e a p r a n o y t u v i e r a n b u e n l u g a r . Una de l a s o t r a s d i c e que mujeres como e l l a s a cua lqu ie r ho ra v i ene t emprano pa ra t ene r l e bueno , y sabe D i o s cómo son e l l as . Dé janse . en f i n , cae r sob re l as que es t6n sen tadas , que, p o r s a l i r de debajo de e l l a s , l e s h a c e n l u g a r s i n s a b e r q u e hacen. Refunfunan l a s unas, responden l a s otr,as. y a l f i n quedan todas en calma. (4 )

O t r o s d e l o s a s p e c t o s c é l e b r e s d e n t r o de l a c a z u e l a e r a n

las pendencias que se s u s c i t a b a n p o r e l mismo motivo que en e l

p a t i o : l a e n t r a d a de b a l d e . Zabaleta r e l a t a uno de e s t o s i n c i d e n -

t e s , con ta l r e a l i s m o , que no parece s i n o que p a r t i c i p ó e n é l .

A es te t iempo. en l a p u e r t a de l a c a z u e l a arman unos mozuelos una pendencia de l os cob rado res sob re de que de jen en t ra r a unas mujeres de ba lde ; y e n t r a n r i l l e n - do unos con o t ros en l a cazue la . Aqu í es l a con fus ión y e l a l b o r o t o . L e v á n t a n s e d e s a t i n a d a s l a s m u j e r e s , y p o r h u i r de l o s que r inen. caen unas sobre o t ras. E l l o s n o r e p a r a n e n l o q u e p i s a n , y l a s t r a e n e n t r e sus p i e s como s i f u e r a n sus mujeres . Los que suben de l pa t io a sosegar o a soco r re r dan l os encon t ronos a las que embarazan q u e l a s echan a r o d a r . T o d a s t i e n e n y a p o r m e j o r l u g a r l o s r i n - cones de l a cazuela, y unas a ga tas y o t r a s c o r r i e n d o se van a l o s r i n c o n e s de l a cazuela. Saca a l f i n a l o s hombres l a j u s t i c i a de a l l í . ( 5 )

Durante e s t e l a n c e - d a d e Zabaleta- las mujeres no sa len

muy b i e n libradas p u e s p i e r d e n l o s l u g a r e s que c o n t a n t o a f á n

d e f e n d i e r o n , aparte d e p e r d e r a l g u n a s p e r t e n e n c i a s d u r a n t e e l

a l b o r o t o . En f i n , sea como f u e r e , las m u j e r e s d i s f r u t a n t o d o s

y cada uno de l o s momentos adentro d e l c o r r a l , p u e s s u a f i c i ó n

a l a comedia e s mucha, t a l como l o demuestra e l s i g u i e n t e d a t o :

"Jerónimo de Velázquez dio , en 1586, una función por l a m d a n a

para mujeres solamente , y se reunieron más de 750" ( 6 )

P o r ú l t i m o , y continuando con e l r e l a t o de Z a b a l e t a , se hace

r e f e r e n c i a . a l a incomodidad de l a c a z u e l a q u e , p o r s u l e j a n í a

d e l e s c e n a r i o , p r o d u c e l o s s i g u i e n t e s e f e c t o s :

L a q u e e s t á j u n t o a l a p u e r t a de l a c a z u e l a o y e a los r ep resen tan tes y no l o s ve. La que es tá en e l b a n c o ú l t i m o l o s v e y no l o s oye, conque ninguna ve l a c o -

.. 56 -

aedia. porque la s comedias , , n i se oyen s i n o jos , n i s e v e n s i n o í d o s . L a s a c c i o - nes hablan en gran par te , y s i no se o y e n l a s p a l a b r a s , s o n l a s a c c i o n e s mu- das. ( 7 )

E l episodio de l a cazuela narrado por Zabaleta termina con

l a confusa y atolondrada salida de l a s mujeres del corral después

de haber presenciado l a comedia. Posteriormente volveremos a

encontrarnos con estas bravas senoras a l d e s c r i b i r e l ambiente

del corral y, por ende, e l de la cazuela.

Pasemos, pues, a l a descripción de las localidades distin-

guidas, para darnos una idea de como ' l a crema y l a n a t a ' de l a

sociedad madrilefia gozaba de Ya comedia.

N O T A S

LA CAZUELA

1. DIez Borque, Sociedad y teatro..., p. 143.

2. E., pp. 142 y sigs.

3. Zabaleta, El d l a de fiesta. .., p. 317.

4. Ibid., p. 320. -

5. E., p. 321.

6. Rennert y Castro, apud. Dlez Borque, op cit., p. 144.

7. Zabaleta, op cit.., p. 322.

La riqueza es la cosa que rnds

honran los hombres y la fuente del

rnds grande poder.

Euripides

L O C A L I D A D E S D I S T I N G U I D A S

(APOSENTOS, REJAS., DESVANES Y TERTULIAS)

Como hemos mencionado anteriormente, el corral en los

Siglos de Oro atraía a su escenario a toda la sociedad de

Madrid, sin distinción de clase, oficio, educación o rango

social y económico. No importaba si se era noble o vagabundo;

todos estaban allí para disfrutar del espectáculo teatral.

En efecto, el rey y la nobleza aceptaban de buen grado

compartir el teatro con sus más humildes vasallos. Más aún,

se puede decir que los nobles acudían a presenciar dos espectácu-

los en vez de uno, puesto que asistían a ver la representación

teatral y al mismo tiempo se divertían observando a los especta-

dores del patio, que tenían armada su propia función.

Ciertamente, la nobleza acudía al corral pero se cuidaba

mucho de 'mezclarse' con los estratos populares. Para tal

efecto, los corrales disponían de lugares ad hoc para el rey

y su nobleza. Tal disposición demuestra -una vez más- el herme-

tismo de la sociedad española que, aun dentro de su diversión,

no permitía que se borrasen los valores sociales de la monarquía

absolutista.

Pasemos, a describir estas localidades distinguidas en

orden de ubicación, precio y tipo de personas que a ellas

asistían.

- 60 -

Los aposentos y re jas (también llamadas c e l o s í a s ) a p a r e c i e -

ron tardíamente en comparación con las l o c a l i d a d e s p o p u l a r e s ,

No debemos o l v i d a r que e l t e a . t r o , e n s u s i n i c i o s , e r a e m i n e n t e -

m e n t e p o p u l a r , e s t o e s , las primeras compañías de comediantes

no t e n í a n un l u g a r e s p e c í f i c o para r e p r e s e n t a r , p o r l o c u a l

s e c o n t e n t a b a n c o n l o que h u b i e r a : l o s c o r r a l e s de las posadas

o l o s p a t i o s de las vecindad.es. En las c iudades , las compaiiías

se ubicaron en grandes espaci .os que, de p r e f e r e n c i a , e s t u v i e s e n

rodeados de ed i f i c ios . Esta u b i c a c i ó n e r a muy a p r o p ó s i t o

para que las v o c e s de los a c t o r e s no s e p e r d i e r a n , como o c u r r í a

a campo a b i e r t o , y f a c i l i t a b a , además, l a t a r e a d e l c o b r o .

Gradualmente, dichos espacios fueron adaptándose para

que l a r e p r e s e n t a c i ó n t u v i e r a un v e r d a d e r o f o r o ; s e p u s i e r o n

bancos de lanteros para l o s e s p e c t a d o r e s de mediana economía;

s e a g r e g a r o n t r i b u n a s o gradas para e l p ú b l i c o que s o b r e s a l í a

d e n t r o d e l p u e b l o ; s e r e s e r v ó un e s p a c i o a b i e r t o para l o s

e s p e c t a d o r e s más humildes y , f i n a l m e n t e , s e a u t o r i z ó a l o s

dueños de l o s e d i f i c i o s l a t e r a l e s a abr ir sus ventanas y r e j a s

para que desde a l l í l o s n o b l e s p u d i e s e n v e r l a f u n c i ó n s i n

mezclarse con las c l a s e s p o p u l a r e s y pagando s u c o r r e s p o n d i e n t e

cuota que , como veremos pos ter iormente , e ra l a más cara d e l

c o r r a l .

Así, p u e s , l o s a p o s e n t o s , r e j a s o c e l o s í a s no e r a n s i n o

las h a b i t a c i o n e s p a r t i c u l a r e s de l a g e n t e que v i v í a a d y a c e n t e

a l c o r r a l .

E n t r e más avanzaba e l g u s t o p o r e l t e a t r o y p a r t i c i p a b a n

más n o b l e s de l a representac ión , se fueron redactando reg lamentos

- 61 - para l o s a r r i e n d o s de dichas loca l idades . Pr imero , los duefios

de l o s e d i f i c i o s a d a p t a b a n a l g u n a s de s u s h a b i t a c i o n e s como

a p o s e n t o s , dando una p a r t e d e l c o b r o a las a u t o r i d a d e s t e a t r a l e s ;

pero como ta l medida escapaba muchas v e c e s a l a a d m i n i s t r a c i ó n

d e l t e a t r o , se fueron comprando poco a poco l o s d e r e c h o s de

cobro y e l aposento pasaba d e l dueRo a l o s a r r e n d a d o r e s d e l

t e a t r o , dando como r e s u l t a d o que l o s e d i f i c i o s l a t e r a l e s f u e r a n

p a r t e i n t e g r a l d e l t e a t r o .

P a r s u p u e s t o , e s t o d i f i c u l t a b a l a a d m i n i s t r a c i ó n del

c o r r a l , l o que o c a s i o n ó que s e d i c t a m i n a r a n r e g i s t r o s donde

se l l e v a r a c u e n t a de t a l e s t r a n s a c c i o n e s :

E l 19 de Agosto de 1635, se d i ó l i c e n c i a a l v e c i n o J u a n d e H e r r e r a p a r a a b r i r e n s u c a s a u n a v e n t a n a c o n v i s t a s a l c o r r a l d e l P r í n c i p e , a b o n a n d o 3 0 d u c a d o s a sus ar rendadores . En 1662 se empezó a paga r a OoAa Ana Gonzá lez Carp io e l canon anua l de 50 d u c a d o s p a r a f a c i l i t a r l a e n t r a d a a la cazuela, que ocupaban l a s m u j e r e s d e a q u e l c o r r a l m e d i a n t e u n p a s a d i z o i n s t a l a d o e n u n a c a s a c o n t i g u a a l a p r o p i e d a d . ( 1 )

E l d a t o a n t e r i o r - a p o r t a d o p o r D e l e i t o y PiRuela- maneja

en su parte f i n a l e l hecho de que no só lo se a r rendaban habita-

c i o n e s , s i n o t a m b i é n p a s i l l o s , para dar e n t r a d a a d i v e r s a s

l o c a l i d a d e s .

E l asunto de cómo se ent:raba a las l o c a l i d a d e s d i s t i n g u i d a s

e s c o n f u s o , p u e s las p u e r t a s de i n g r e s o a l c o r r a l p e r t e n e c í a n

a e d i f i c i o s p a r t i c u l a r e s . D i e z B o r q u e c o m e n t a a l g o s o b r e e s t e

punto, lo que puede a r r o j a r l u z s o b r e e l h e c h o :

A e s t a s l o c a l i d a d e s s e e n t r a b a s i n p a g a r e n l a p u e r t a d e l c o r r a l y , s o b r e t odo , a l as ven tanas , cabe pensa r que s e e n t r a r a p o r l a s p u e r t a s d e l a s c a s a s que dan a l p a t i o . L o s h o s p i t a l e s t e n í a n q u e p a r t i c i p a r de l o s i n g r e s o s de t o d a s l a s l o c a l i d a d e s , a la :$ que s e e n t r a b a s i n p a g a r e l c u a r t o c o r r e s p o n d i e n t e a l h o s p i t a l e n l a p u e r t a p r i n c i p a l , y . po r eso s e e s t i p u l a que e l h o s p i t a l r e c i b a u n q u i n t o de e s t a g a n . m c i a . ( 2 )

Otra c u e s t i ó n a c e r c a de e s t a s l o c a l i d a d e s e r a e l tamaño

- 6 2 - de cada una de el las . Parece que de l o s a p o s e n t o s , re jas y

c e l o s í a s , l o s p r i m e r o s e r a n l o s más c a r o s y espac iosos . Los

a p o s e n t o s p o d í a n s e r a l t o s y b a j o s , s i e n d o l o s a l t o s de mayor

precio. Algunos aposentos eran tan grandes que contaban con

habi tac iones independientes donde se preparaban meriendas

para que los nobles cenaran mientras contemplaban l a función. ( 3 )

Respecto a las rejas y c e l o s i a s s e puede decir que l a

ú n i c a d i f e r e n c i a l a c o n s t i t u í a e.1 hecho de las l o c a l i d a d e s

denominadas rejas formaban parte de un ba lcón enre jado , mientras

que las c e l o s í a s e s t a b a n , e f e c t i v a m e n t e , c u b i e r t a s p o r c e l o s í a s

que impedían que l a curiosidad. d e l pueblo atisbara en l a i n t i m i -

dad de l o s n o b l e s . Los h i s t o r i a d o r e s no a c l a r a n n i l a ubicac ión

n i l a cant idad exacta de apcosentos, r e j a s y c e l o s í a s d e n t r o

d e l c o r r a l .

En cuanto a l p r e c i o dc? e s a s l o c a l i d a d e s cabe afirmar

q u e , s i n duda alguna, eran las más c a r a s d e l c o r r a l . P e r o

no se sabe l a cant idad exac ta . que s e pagaba p o r e s t o s l u g a r e s ,

p u e s l o s p r e c i o s que a continuación veremos son sumamente

v a r i a b l e s , d e b i d o a que estaban condicionados por una ' ley'

de o f e r t a y demanda. Los p r e c i o s de las l o c a l i d a d e s d i s t i n g u i d a s

subían en cor t í s imos per íodos de tiempo, mientras que l o s

p r e c i o s de las loca l idades populares se mantuvieron casi inva-

r i a b l e s .

Como anteriormente vimos en e l segundo c a p í t u l o d e l p r e s e n t e

t r a b a j o , l o s a p o s e n t o s , rejas y c e l o s í a s e r a n d i s t r i b u i d o s

según e l . s t a t u s de l a persona, t a l como l o s e ñ a l a Deleito

- 6 3 -

Los aposentos y o t r a s l o c a l i d a d e s p r e f e r e n t e s s e d i s t r i b u í a n c o n a n t e l a c i ó n , por med io de t a r je tas mandadas por e l a r rendador de los cor ra les a c i e r t a s c a s a s q u e l a s s o l i c i t a b a n . Se d a b a p r e f e r e n c i a , no a q u i e n a n t e s a c u d í a , s i n o a l a c a l i d a d d e l o s p e t i c i o n a r i o s ; d e s u e r t e que un p l e b e y o r i c o no pod ía a l q u i l a r u n p a l c o , s i l o s o l i c i t a b a u n n o b l e . (4)

Para una mayor comprensión a c e r c a de e s t a s l o c a l i d a d e s

nada mejor que las cifras mismas, basadas principalmente en

los datos apor tados por Varey y Shergold, quienes reunieron

v a l i o s í s i m o s documentos en cuanto a l o s p r e c i o s , a r r e n d a m i e n t o s

y d é b i t o s de .los aposentos. L a información abarca un per íodo

de 30 años. durante e l c u a l n o t a r e m o s a l z a s c o n s t a n t e s e n

l o s p r e c i o s .

Comparativamente, e l p r e c i o de l o s a p o s e n t o s e r a muy

elevado s i tomamos en cuenta las loca l idades populares que ,

con mucho, apenas s i l l e g a b , m a l r e a l . En 1606 un aposento

c o s t a b a 1 2 r e a l e s y hacia 1615 e l p r e c i o se había elevado

a 17 r e a l e s . Los prec ios anter iores corresponden a l o s a p o s e n t o s

a l t o s q u e , s e g ú n p a r e c e , r e b a s a b a n p o r t r e s r e a l e s a los aposen-

tos b a j o s . ( 5 ) c

Los p r e c i o s v a r i a b a n no s o l o por e l paso del t iempo,

s i n o p o r e l tamafio y l a u b i c a c i ó n d e n t r o d e l c o r r a l , como

sucedió con las r e j a s y c e l o s í a s .

Debemos agregar que los p r e c i o s de todas las l o c a l i d a d e s

d is t inguidas ascendieron cons tantemente durante los s i g l o s

X V I I y X V I I I , y l l e g a r o n a r e b a s a r l a t r e i n t e n a de r e a l e s ,

a l g o e x c e s i v o , i n c l u s o e n t r e ! l o s propios nobles . A f i n a l e s

d e l s i g l o X V I I se empezó a n o t a r una l iger í s ima d isminuc ión

de l a a s i s t e n c i a n o b l e a l c o r r a l , p u e s l a c o r t e c o n s t r u y ó

s u s p r o p i o s t e a t r o s para que pudiera asist ir sólo l a nobleza.

- 64 - Sin embargo, esta nueva modalidad de funciones carecia del

sabor popular que l o s c o r r a l e s t e n í a n a manos l l e n a s .

Por o t r a p a r t e , s i l a cobranza de las l o c a l i d a d e s se

d i f i c u l t a b a a n i v e l popular., también entre las l o c a l i d a d e s

d i s t i n g u i d a s se encontraban no pocos casos de morosidad, reper-

cut iendo es to en e l sostenimiento de l o s h o s p i t a l e s .

Uno de e s t o s c a s o s de morosidad l o c o n s t i t u y ó e l Conde

de Niebla, quien, abusando de s u j e r a r q u í a , s e n e g a b a a pagar

s u adeudo:

E l Conde de N i e b l a nos debe 400 ducados de lo cor r ido de l a r rendamiento de l a s c e l o s í a s que t i e n e en e l c o r r a l d e l P r í n c i p e . y aunque hemos acudido a S. E . que s e nos pague, no lo haze y nosotros tenemos necesidad de d icho d inero p a r a h a z e r pago a l o s o s p i t a l e s a qu ien lo deveros por nesecidad que t i enen . ( 6 )

Otro de l o s c a s o s f u e e l de e l Conde de Vi l la f ranqueza :

E l Conde da V i l l a f r a n q u e z a #debe 200 ducados por su arrendamiento de l a c e l o s i a que t i e n e e n e l P r í n c i p e desde San Juan de Junio de 1636. hasta San Juan da 1637. (7 )

Casos como éstos se pue'den citar muchos más. E l problema

residia básicamente en que, a l a nobleza, s i tuadad en l a cúspide

de l a pirámide j e r á r q u i c a , no se l e podía negar l a entrada

al t e a t r o p o r no pagar, y mucho menos i n s i s t i r s o b r e e l p a g o ,

a menos que fuera en forma correct is ima y de l i cada . Só10 basta

echar una o j e a d a a las demandas de pago por parte de las a u t o r i -

dades, para n o t a r un tono humilde y casi s u p l i c a n t e , como

si fueran las autor idades las que debieran dinero a l a nobleza

y no ésta a las autor idades .

E l problema se complicaba cuando las mismas autoridades

d e l c o r r a l p e r m i t í a n e l a r r i e n d o a n u a l d e l a p o s e n t o , además

de s u r o t a c i ó n e n t r e l o s miembros de l a n o b l e z a , l o que traía

- 65 -

consigo confusiones y deorden a la hora de cobrar. (8)

En fin, el alquiler de aposentos, celosías y rejas ocasionó

innumerables problemas a las autoridades teatrales, quienes

debían de resolverlos como pudieran; dichos problemas no impe-

dían, sin embargo, que la nobleza estuviera siempre presente

y que constituyera uno de los elementos del corral.

Continuemos ahora con el tipo de personas que asistían

a estas localidades que hemos nombrado distinguidas. Deleito

y PiAuela sefíala concisamente la clase de personas que las

ocupaban :

(los aposentos) eran equivalentes a nuestros palcos, y e n ellos s e acmodaba l a g e n t e de copete. ( 9 )

AAade que el rey Felipe IV asistía con su primera esposa,

Isabel de Borbón, a estos aposentos, y tenía particular preferen-

cia por el corral de la Cruz. (10)

También asistían las mujeres de alta estirpe, aunque

nunca solas como las mujeres tie la cazuela.

La asistencia de damas nobles al teatro fue, en un princi-

pio, criticada y hasta prohi'bida, puesto que a pesar del gusto

de las mujeres por la comedia "había, no obstante, padres

y hermanos rigurosos que tenían por pasatiempo liviano y ocasio-

nando murmuraciones el asistir al teatro las doncellas, de

cuyo honor eran custodios". (3.1)

Por otra parte, ya cuando la asistencia de las mujeres

era corriente, las "autoridades encargadas de cuidar la moral

de los asistentes" estipulaban en sus reglamentos teatrales

que :

- 66 -

... no se cons ien ta que en los aposentos des t inados para au je res en t re con e l l a s h o a b r e a l g u n o , s i no fuera sab iendo no to r iaaente ser aar ido , padre , h i j o o hermano. (12)

Como d a t o c u r i o s o , debemos menc ionar casos raros , aunque

no i n s ó l i t o s , de mujeres del pueblo que s e h a c í a n i n v i t a r

p o r c a b a l l e r o s o nobles a los aposentos . Tal s u c e s o t r a n s g r e d í a

e l o r d e n s o c i a l que no permitía mujeres en esos lugares sa lvo

probada su d i s t inc ión . En s í no h a b í a una sanc ión concre ta ,

a no ser l a r e p r o b a c i ó n s o c i a l . Remiro de Navarra nos i l u s t r a

sobre este hecho:

Moza amiga de ver comedias no en cazuela, s ino en puchero que es l o mismo que aposento, y a fe que s i s a l i e r a d i n e r o de su banco, e l l a se sentara en uno d e l p a t i o , aunque a t r o p e l l a r a l a novedad. S i t u p ides un aposento , pud iendo y d e b i e n d o i r t e a l a c a z u e l a y t e l l e v a n a l l á y n o a l aposento, no es m iserab le , s ino cuerdo y l i b e r a l . (13)

En resumidas cuentas, las l o c a l i d a d e s d i s t i n g u i d a s s e

reservaban para l a nobleza o , en a lgunos casos , para l a alta

burguesía . Poster iormente , cuando l a nobleza y su rey cons t ruye-

ron s u s p r o p i o s e s p a c i o s teatrales, e s t a s l o c a l i d a d e s f u e r o n

ocupadas por otro t ipo de personas , a quienes , s i b i e n no

per tenec ían a l a nobleza , tampoco se l e s p o d í a c o n s i d e r a r

vu1 go.

DESVANES O TERTULIAS

En l a p a r t e s u p e r i o r del c o r r a l -arriba de l o s a p o s e n t o s

y c e l o s í a s - se encontraban pequefias habitaciones llamadas

desvanes, conocidos más comúnmente como t e r t u l i a s . C a s i a n o

P e l l i c e r nos da u n a e x p l i c a c i ó n a c e r c a del por qué del nombre

de T e r t u l i a :

E l nombre de t e r t u l i a s e i n t r o d u j o y adoptó en t iempo de F e l i p e IV y l lamábase as í , po rque en e l l a as i s t í a11 a v e r l a c o m e d i a l o s r e l i g i o s o s de buen gusto, y l a g e n t e c u l t a y e rud i t a . E ra en tonces moda l e e r y e s t u d i a r l a s o b r a s de T e r t u l i a n o . y o t r a s e l t r e s veces Tul io . De a q u e l t r i b u n a l s a l í a n pues senten-

- 67 - c ias; no t u m u l t u a r i a s y capr ichosas, como d e l de los mosqueteros, capitaneados p o r su i n d e c e n t e p r e s i d e n t e N i c o l á s Sánchez. y S U S sucesores de l a misma estofa; s i n o c r í t i c a s , j u i c i o s a s y fundadas. Y parece que en nombre de los senores t e r t u l i a n t e s c o r r i ó u n p a p e l , en que se daban leyes, y s e h a c í a j u i c i o de l o s e s c r i t o r e s de comedias, y de los comediantes, nombrándolos expresamente. (14)

D e l e i t o y Pifíuela agrega que:

Por esa repu tac ión que los desvanes ten ían de a l b e r g a r a personas cuyo voto e r a de c a l i d a d , l o s l l a m a b r ' d o c t o s ' u n a l o a de Benavente. y e l f a l l o de su c o n c u r r e n c i a e r a muy e s t i r a d o p o r f a r a n d u l e r o s y dramaturgos. ( 1 5 )

Desgraciadamente se dispone de poca información sobre

l o que se hablaba dentro de las t e r t u l i a s , pues hubiera s ido

muy i n t e r e s a n t e e s t u d i a r las opiniones de estas personas para

captar e l s e n t i d o o r i g i n a l que las obras producían en el los.

Las p r e c i o s de estas l o c a l i d a d e s rara vez se mencionan,

pues e l c o s t o era equiparable a l de l o s a p o s e n t o s s i n l legar

a l e x c e s o ; se puede deduci r , por e l t i p o de personas que a s i s t í a n

a l o s d e s v a n e s , que e l p r e c i o no era t a n a l t o como e l de los

aposentos , pero tampoco e r a tan b a r a t o que se confundiera

a las te ' r tu l ias con las loca l idades populares .

Lo úl t imo que s e puede afhadir de aquel conjunto de l o c a l i d a -

d e s - a p o s e n t o s , r e j a s c e l o s í a s y t e r t u l i a s - e s e l h e c h o de

que para f i n a l e s del s i g l o XVIII l a nobleza que las ocupaba

había s i d o s u s t i t u i d a p o r l a nac iente burgues ía , pues to que

e l rey y sus n o b l e s c o n s t r u y e r o n s i t i o s p a r t i c u l a r e s como

e l A l c á z a r de Madrid y e l p a l a c i o d e l Buen R e t i r o , donde pudieron

disfrutar opulentamente de l a comedia. Cada p a l a c i o c o n t a b a

con un t e a t r o e n e l que se podía admirar , con lu jo de maquinaria

y tramoya, las novedades t e a t r a l e s de l a época.

En e l s i g u i e n t e c a p í t u l o d e s c r i b i r e m o s a l o c a l i d a d e s

- 68 -

que, sin tener el boato de! las distinguidas, sobresalían del

resto, puesto que las ocupaban personalidades del aparato

administrativo de Madrid así como las autoridades teatrales.

N O T A S

LOCALIDADES DISTI.NWIDAS (APOSENTOS, REJAS, TERTULIAS Y CELOSIAS)

1. MuAoz Morillejo, a p u d , Deleito y PiAuela, Tambien se - divierte el pueblo, p. 176.

2. Diez Borque, Sociedad Y teatro ..., , p. 156.

3. Deleito y Pilluela, op cit., p. 176.

4. Ibid., p. 180. -

5. Varey Y Shergold!, Teatros y Comedias ... 1600-1650, p.

35.

6. Ibid., p. 75. -

7. Ibid., p. 80. -

8. DIez Borque, op cit., p. 155. "

9. E., p.' 176.

10. =d., p. 177.

11. Ibid., pp. 184 y 185. -

12. Varey y Shergold, op cit., p. 31.

13. Remiro de Navarra, apud, Dlez Borque, op cit., p. 156. -

14. Pellicer,.Casiano, Tratado hist6rico ..., p. 140.

15, Deleito y Piliuela, op cit., p. 177.

Es bueno mandar, aunque sea u n

h a t o de g a n a d o .

Refran espafiol

L O C A L I D A D E S D E L A V I L L A

Después de haber descrito las localidades que componen

el corral de comedias, pasemos a describir otras que no estaban

ocupadas por un público propiamente dicho, sino por autoridades

que ejercían funciones de diversa indole, tanto dentro como

fuera del teatro. A estas localidades se les conocía como

localidades de la villa, refiriéndose, precisamente, a la

villa de Madrid.

El corral, cuando se asentó en forma permanente en un

lugar, no fue una entidad independiente y autónoma con fines

lucrativos; más bien era una organización relacionada con

la autoridad real, pues ésta. se encargaba de administrar las

ganancias obtenidas en 61 para, posteriormente, distribuirlas

entre los hospitales de beneficencia pública existentes en

Madrid, o en cualquier provincia que contara con un corral.

También se instituyeron autoridades que hicieron normas

reglamentarias sobre diversos aspectos teatrales y, finalmente,

otras que, dado lo turbulento del ambiente, se encargaban

de mantener el orden dentro del corral, tarea que podía comparar-

se, en ingenio y habilidad, con los doce trabajos encomendados

a Heracles. Más adelante veremos las funciones que desempeñaba

cada una de estas autoridades, con lo que se completará la

idea de esa unidad llamada teatro.

" 7 3 -

Antes de continuar es necesaria una pequeña aclaración:

las autoridades aquí mencionadas no estaban sujetas a una

organización permanente ya establecida, sino que iban surgiendo

según las necesidades del teatro. Algunas permanecieron durante

varios &os, mientras que otras sólo fueron eventuales. Esto

se debía, principalmente, a la pésima administración teatral,

que nunca tuvo una conveniente organización. Además, existía

una evidente corrupción, pues las mismas autoridades que estaban

ahí para no permitir abusos,los cometían.

Los reglamentos que trataban de controlar la situación

se improvisaban según el problema. Muchos de ellos aparecían

y desaparecían con tanta rapi.dez que no llegaban a tener vigen-

cia. Ejemplos de ello se presentarán en el transcurso del

presente capítulo.

De la ubicación de las localidades de la villa poco se

puede decir; algunos autores las sitúan dentro de los aposentos,

aunque no definensi altos o bajos; otros las ubican en lugares

especiales dentro del corra1,aunque no especifican el espacio

exacto e

Por otra parte, el precicl se añade a la lista de imprecisio-

nes, pues no se estipula claramente si todas las localidades

de la villa eran gratuitas o sólo algunas de ellas. Esta

imprecisión se debe, en parte, a la gran cantidad de peticiones

por parte de autoridades civiles que pretendían que no se

les cobrara la entrada, lo cual hace suponer que había una

cuota de entrada. Por lo pronto manejemos información que

pueda aclarar el punto.

- 74 -

Debido a su carácter de Iloficiales", las localidades

de la villa eran completamente gratuitas y , a veces, se cons-

truían sitios especiales para éstas. Efectivamente, este privi-

legio de gratuidad estaba estipulado en los reglamentos de

teatros y dio pie para que se cometieran muchos abusos.

Una de las autoridades que tenía derecho a ocupar aposentos

en forma gratuita era el Protector de comedias. Esta era la

máxima autoridad dentro del corral y se encargaba de todos

los asuntos teatrales, además de que, prácticamente, podía

resolver cualquier problema que se presentara dentro del corral.

Las funciones del Protector eran muy variadas: establecer

las multas a los infractores que violaban los reglamentos

de teatro; vigilar que las ganancias del teatro se repartieran

equitativamente; junto con un pequeño número de auxiliares,

mantener el orden dentro del corral; además de una variadísima

gama de actividades menores.

Otras de las autoridades que tenía derecho a los aposentos

oficiales eran las pertenecientes al Consejo de Castilla.

El presidente del Consejo disponía de un aposento para é1

solo y sus sirvientes disponían de un banco en el patio. (1)

Los demás miembros del Consejo también gozaban de aposentos

fijos dentro del corral. (2)

Como podemos apreciar, las autoridades de Madrid se daban

la gran vida, pues, a pesa.r de formar parte de las clases

m á s pudientes de la sociedad, Les estaba dispensada la entrada.

Por otra parte, había autoridades que, sin relacionarse

directamente con el mundo teatral, pretendían obtener aposentos

- 7 5 -

gratuitos. En las provincias de Valladolid, Avila y Segovia

se acostumbraba que las autoridades municipales tuvieran aposen-

tos particulares. Estos se conocían como aposentos "de la

villa". ( 3 ) Sin embargo, Madrid era una ciudad con infinidad

de autoridades civiles, militares, magisteriales, legislativas,

ministeriales, etc., y era imposible dejar aposentos reservados

para cada una de ellas, pues;, de reservarlas, hubieran llenado

el corral.

No obstante, y fieles a la consigna:;el que persevera,

alcanza,' las autoridades municipales iniciaron una querella

para que se les reconociese el derecho a establecer en l o s

corrales de Madrid aposentos particulares. Diez Borque relata

el hecho:

En 1609, l a v i l l a t e n í a un aposen to en cada co r ra l y pagaba p o r los dos: 300 ducados que debían descontarse de los s a l a r i o s de l o s c a b a l l e r o s R e g i d o r e s . p e r o no t o d o s q u i e r e n pagar. y e l ayun tamien to p ro tes ta porque t iene que abonar C 1 l a s c a n t i d a d e s q u e f a l t a n . ( 4 )

La pretensión de no pagar se debía en gran parte a la

misma ideologia monárquica que, tácitamente, ponía por sobre

el resto de la sociedad sus privilegios, por el sólo hecho

de pertenecer a la clase dominante. Las razones que para no

pagar aducen los Regidores no se basan en méritos propios

o en que cumplan una funci6n vital para el teatro: se basan

principalmente en la prepotencia de su clase que, al ser la

gobernante, presupone ,la subordinación de las instituciones

-cualesquiera que éstas sean- a sus deseos:

Ten iendo jus tamente a tenc ión a los que l l e v a n e l peso y c a r g a de es te gob ie rno de l a r e p ú b l i c a t e n g a n e s t e emolumento nacido de cos tumbre inmemor ia l , pues ta en razón y j u s t i c i a e n t o d a s l a s r e p ú b l i c a s q u e sabemos p o r l a s h i s t o r i a s d a r l u g a r e n t o d a s l a s f i e s t a s y j u e g o s y a c t o s p ú b l i c o s donde ( a s i s t a n ) c o n decencia y mostrando l a a u t e r i d a d de l a r e p ú b l i c a l a s p e r s o n a s que l a r e p r e s e n - tan. ( 5 )

Como podemos r e a f i r m a r , e l h e c h o de p e r t e n e c e r a l aparato

r e a l bastaba para a t r i b u i r s e c u a n t o p r i v i l e g i o h u b i e s e .

No contentos con reclamar que e l aposento l es f u e r a dado

de balde, los Regidores abusaban d e l derecho a l i n t r o d u c i r

a l aposento personas a jenas a é s t e . P a r e c e que e l hecho fue

muy común, y se pueden c o n s t a t a r documentos donde s e p r o h i b e

l a entrada a l o s a p o s e n t o s de l a v i l l a a o t r a s p e r s o n a s que

no se re lac ionen con é l . ( 6 )

También l a burocracia menor, s iguiendo e l e jemplo que

daban s u s s u p e r i o r e s , p r e t e n d í a n escapar d e l pago de entrada

al c o r r a l , ta l como se lec? e n c i e r t o s documentos donde s e

trata de poner coto a e s t o s d e s p l a n t e s :

Que t o d o s l o s a l g u a c i l e s y escribanos paguen y no como a1 presente se hace, que. además de no pagar, se l l e v a n dos o t res personas de balde. ( 7 )

Como podemos observar , l a costumbre de e n t r a r Irde gorra"

a l t e a t r o era un mal genera l izado ; imperaba tanto en las altas

esferas como en las más bajas de Madrid. (No hay más que recordar

e l e p i s o d i o r e f e r e n t e a los mosqueteros que se i n i c i a con

las s i g u i e n t e s palabras: " l lega a l a puer ta de l c o r r a l y l a

primera d i l i g e n c i a que hace es no pagar.. .I*)

E s t a r e n u e n c i a a pagar l a entrada fue un problema grave

que nunca tuvo solución y c r e ó s e r i o s c o n f l i c t o s e n l a adminis-

t r a c i ó n de l o s h o s p i t a l e s , porqué éstos dependían directamente

de l o que aportaran las 1ocal.idades.

También e x i s t í a un grupo reducido de personas a quienes

l e s era dispensada l a entrada debido a s u estrechísima r e l a c i ó n

con e l t e a t r o : l o s d r a m a t u r g o s .

- 77 - T a u b i é n a s i s t í a n c a s i g r a t i s a l t e a t r o l o s d r a w a t u r g o s , p r i v i l e g i o que conservan hoy y uás acentuado, pues entonces excusaban e l pago de en t rada y l o c a l i d a d , pero no la l i u o s n a de l o s p o b r e s y los h o s p i t a l e s . (E)

Creo que de todas las personalidades mencionadas anterior-

mente, l o s dramaturgos eran los que verdaderamente merecían

l a d i s t i n c i ó n de no pagar, pues -a d i f e r e n c i a de los Alcaldes,

Regidores , miembros del Conse jo , e tc . , que se dedicaban a

despilfarrar e l e r a r i o p ú b l i c o y acabar con l a grandeza del

país- los dramaturgos , ccmo Lope de Vega, T i r s o de Molina,

Calderón de la Barca y 'otros más aportaban sus más bellas

c r e a c i o n e s para dar a EspaAa una de las más prodig iosas etapas

literarias de su h i s t o r i a .

Por úl t imo, y para c o n c l u i r c o n e l tema de las l o c a l i d a d e s

o f i c i a l e s , e s n e c e s a r i o m e n c i o n a r e n t r e ellas a l 'pa lco real' ;

que era ocupado por e l r e y , cuando é s t e asist ía a l a representa -

c ión .

Según l a d e s c r i p c i ó n dada por Dele i to y PiAuela y Aubrum,

e l p a l c o caia s o b r e e l e s c e n a r i o y e s t a b a r e c u b i e r t o a gruesas

c e l o s í a s p a r a p r e s e r v a r al rey de miradas i n d i s c r e t a s . (9)

D e l e i t o y P i A u e l a d a d e más d a t o s s o b r e e l p a l c o real:

A éI ( F e l i p e IV) s o l í a a l r i s t i r e l r e y , c o n u n d i s f r a z p o r un pasadizo reservado. E n i g u a l f o r u a c o n c u r r í a su p r i u e r a u u j e r I s a b e l de eorbón. Allí c o n o c i ó F e l i p e IV a l a que fue l a uás popu la r de SUS auantes, l a j o v e n a c t r i z H a r í a C a l d e r ó n ( l a Ca lde rona ) , con la que t u v o a l Ú n i c o h i j o r e c o n o c i d o p o r é l , e n l a d i l a t a d a s e r i e de sus bastardos: al. segundo Don Juan de Aus t r ia . (10)

Con e l tiempo, l a p r e s e n c i a del rey en los c o r r a l e s s e

hizo más y más espaciada debido a l a a p a r i c i ó n de las funciones

l l p a r t i c u l a r e s l l , donde e l r e y p o d í a d i s f r u t a r de l a representac ión

sin incomodarse de s u p a l a c i o . E l rey contribuyó grandemente

a que se creara un nuevo e s p a c i o t e a t r a l c o n o c i d o como ' t e a t r o de

- 7a -

la C o r t e ' , donde 61 y su nobleza se daban c i ta para s e g u i r

la función de'sde sus l u g a r e s de r e c r e o .

N O T A S

LOCALIDADES DE LA VILLA

1. Shergold, N. D . , , A history of the S p a n i s h stage ..., pp. 389 y sigs.

2. LOC cit.

3 , Varey y Shergold, Teatros ..., pp. 53 y 54.

4. Varey y Shergold, apud, DIez Borque, Sociedad y tea- - tro. .., p. 158. -

lj ,

5. Varey y Shergold, op cit., p. 29.

6. Ibid., PP. 29 y 30. -

7. Pellicer. Casiano, Tratado Hist6rico.. ., p. 80.

, 8. Deleito y Piiluela, Tambien ..., p. 181.

9. E., p. 177.

10. Deleito y Piiluela, op cit., p. 171.

En Espaila, hasta los ingleses,

m o d e l o s d e s e r i e d a d , se v u e l v e n a n -

daluces.

E m i l i o B o b a d i l l a

L A F I E S T A D E L C O R R A L

Uno de l o s r a s g o s más s o b r e s a l i e n t e s d e l e s p e c t á c u l o

teatral s e puede resumir en una sola palabra: desorden. E l

desorden, imperaba en todos y cada uno de l o s a s p e c t o s de

l a representac ión ; desorden para e n t r a r , p a r a c o b r a r , para

ocupar las l o c a l i d a d e s , p a r a v e r l a representac ión . Rea lmente ,

las f u n c i o n e s de l o s c o r r a l e s s e c a r a c t e r i z a r o n s i e m p r e p o r

e l ambiente desordenado y tumultuoso que hacía d e l t e a t r o

u n a v e r d a d e r a f i e s t a .

A n u e s t r o s ojos modernos, acostumbrados como e s t á n a

v e r e n e l t e a t r o un e n t r e t e n i m i e n t o casi solemne, l e s c u e s t a

t r a b a j o a c o s t u m b r a r s e a l a v i s i ó n de un t e a t r o l l e n o de especta-

dores a lborozados y f l u c t u a n t e s , que i b a n a 61 como si a s i s t i e r a n

a una ce lebrac ión .

Para empezar, ¿dónde s e ha v i s t o un t e a t r o moderno con

e s p e c t a d o r e s a l b o r o t a d o s que p r e t e n d í a n e n t r a r , s i n pagar ,

a l foro?, ¿en qué t e a t r o , por modesto que s e a , s e deja e n t r a r

t a l c a n t i d a d de d u l c e s , f r u t a s y g o l o s i n a s para que e l e s p e c t a d o r

coma a n t e s , d u r a n t e y después de l a f u n c i ó n ? , ¿habrá algún

t e a t r o donde s e r e q u i e r a l a p r e s e n c i a de a u t o r i d a d e s y a l g u a c i l e s

para mantener e l orden? N i s i q u i e r a e n las r e p r e s e n t a c i o n e s

i n f a n t i l e s s e h a n c o n o c i d o t a l e s t u m u l t o s , t a l e s r a b i e t a s ,

t a l e s s i l b i d o s y g r i t o s . Las f u n c i o n e s t e a t r a l e s de a q u e l l a

- 82 - época podían confundirse fácilmente con los partidos de futbol

actuales, si a ambiente nos r*eferimos.

Realmente sorprende que autores como Tirso de Molina, Calde-

rón de la Barca y otros, tuvieran que representar sus obra$ bajo

un marco caótico, alborotado y hasta irrespetuoso. Tal es la fra-

gua donde se templaron l o s genios del Siglo de Oro espdol.

Sin embargo, y en defensa de los insubordinados espectado-

res, diremos que el ambiente de los corrales, antes descrito,

no obedecia a una ciega rebelión producida por la vulgar ignoran-

cia del pueblo, sino a una verdadera afición del espaiiol al tea-

tro. A un observador moderno,, que volviera sus o j o s hacia atrás,

le podría parecer que el público de aquella época era grotesco,

vulgar e inculto. No obstante!, hay pocos públicos en la actuali-

dad que se entreguen con tanta pasión, con tanta sinceridad y

con tanta admiración al espectáculo teatral.

Además, su asistencia constante al teatro logró que el

público desarrollara un cierto criterio para “calificar” tal o

cual obra, amén de una quisquillosa exigencia en cuanto a vestua-

rio, maquillaje o actuación. Podía mostrar disgusto p o r una obra

silbándole o con gritos y ruidos, pero también sabía demostrar

su aprobación de una manera tan efusiva y conmovedora que hacía

sentir al autor aplaudido como el primer poeta sobre la tierra.

Las obras valían por sj: mismas, pero también fueron una

oportunidad de diálogo con un auditorio conocedor y exigente que

abucheaba una obra que no fuera de su gusto, aunque ésta estuvie-

se firmada por el Fénix. Ahora bien, la manera de expresar su

favor o disgusto era lo que ambientaba la representación.

- 83 - E l ambiente de l o s c o r r a l e s se f u e conformando poco a poco

con elementos populares como l o s s i l b i d o s , l o s g r i t o s y las chan-

z a s , s i n l o s c u a l e s e l c o r r a l no sería t a l . Cabe mencionar que

estas muestras de entusiasmo eran de origen eminentemente popu-

l a r , p u e s t o que e r a e l públ i co de las l o c a l i d a d e s más modestas

quien armaba e l b a r u l l o p r i n c i p a l , aunque no e r a i n s ó l i t o que

las l o c a l i d a d e s más s o b r i a s s e u n i e r a n , de vez en cuando, a l a

f i e s t a .

Uno de l o s e l e m e n t o s más c a r a c t e r í s t i c o s d e l a m b i e n t e del

c o r r a l e r a e l s i l b i d o -o s i l b o como se decía en aquel la época- .

Realmente no t r a n s c u r r í a f u n c i ó n a l g u n a s i n s u p r e s e n c i a .

Los que más p r a c t i c a b a n e s t e d e p o r t e de s i l b a r l e a l pró j imo

eran los mosqueteros , quienes h ic ieron de e s t a a c c i ó n un verdade-

r o a r t e , ta l como lo c o r r o b o r a n l o s v e r s o s de Ro jas en una de

sus comedias :

que ahorre e l aosquetero seis c u a r t o s d a su cauda l y que s e v a y a a l c o r r a l a s i l b a r s e su d inero . ( 1 )

Los s i lb idos se desencadenaban por cua lquier causa : un v e r s o

mal rimado, un t ropiezo en escena o c u a l q u i e r o t r o d e s c u i d o de

l o s a c t o r e s . Nada l e s import,aba que fuesen famosos y quer idos ;

e l p ú b l i c o l e s silbaba i g u a l .

Ante e s t a r i g i d e z del públ ico , Ruiz de Alarcón contrapone

unos versos :

Representante afamado l e h e v i s t o , p o r só lo e r r a r u n a s í l a b a , q u e d a r a s i l b o s mosqueteado. ( 2 )

Los s i l b i d o s f u e r o n una muestra p a l p a b l e del dominio del

- 84 -

público humilde sobre el más distinguido; incluso los mismos au-

tores, al constatar la incapacidad de las autoridades para

acallar los silbos, componian versos donde manifestaban su

desacuerdo. Tal es el caso de Lope de Vega, quien muestra en una

de sus obras su descontento por esta falta de urbanidad:

Porque en competenc ia igua l s i l b a c u a l q u i e r a n i m a l . pero solo e l hombre e s c r i b e . ( 3 )

Otro de los autores que se queja -y con razón- de esta cos-

tumbre, es el ya mencionado Alarcón, quien pone en boca de uno

de sus personajes su opinión al respecto:

Porque s i no s e remedia e s t a n u e v a i n t r o d u c c i ó n d e l o s s i l b o s , o s forzoso que p i e r d a e l más ingen ioso a l o s versos l a a f i c i ó n . ( h )

Los silbidos también tenían una función particular: la de

indisponer a los autores entre s í , pues se organizaba una especie

de ttporrat* que tenia por objetivo el demostrar descontento en

vez de animar.

Sea como fuere, los autores no de jaron de censurar a los

silbadores debido a que las rechiflas alcanzaban volúmenes exce-

sivos, tal como lo comprueba el mismo Lope de Vega:

que hay picaro que de un s i . lbo d e j a a un compafiero tonto. ( 5 )

No sólo los mosqueteros monopolizaban la costumbre de sil-

bar. También las mujeres disfrutaban de tal privilegio. Se puede

afirmar que sus silbos superaban, a veces, la algarabía general,

puesto que, a falta de pulmones mosqueteriles, tenían unos silba-

tos conocidos como "llaves" que producían un sonido estridente.

- 85 -

Por otra parte las mujeres, escudadas en la impunidad de su sexo,

recurrían a métodos menos refinados que las llaves, como era el

arrojar dulces, frutas y yesos para mostrar su descontento. Desa-

fortunadamente, el ejemplo fue pronto imitado por las localidades

del patio.

Deleito y PiAuela reafirma lo anterior con una cita de El

diablo conjuelo, donde se lee:

No f a l t a r á , en cualquier piarte que l a e s c r i b a o s e l e r e p r e s e n t e n q u i e n l a c r u c i - f i q u e a s i l b o , l e g u m b r e s o e d i f i c i o . ( 6 )

Aunque el sentido común recomendaba serenidad ante estas

muestras de hostilidad, no faltaba algún actor temperamental que

perdía los estribos y se enfrentaba al belicoso público. Un epi-

sodio que resulta ilustrativo, lo narra Sepúlveda en su Corral

de la Pacheca:

L o s míseros fa rsantes su f r ían moh ínos y res ignados e l chaparrón. poniéndose a s a l v o como podían: pero a lguno, mis d igno y menos s u f r i d o , a l r e c i b i r un go lpe desvainó a lguna vez l a espada, y amenazó a los cobardes que, va l iCndose de l segu- r o d e s u s i t u a c i ó n , l e m a l t r a t a b a n . ( 7 )

En el ejemplo anterior nos podemos dar cuenta de dos

aspectos importantes: primero, sirve para ejemplificar la prepo-

tencia del público dentro del corral; segundo, muestra la condi-

ción de completa desventaja del actor ante su público. Tal hecho

no es de extrafiar si tomamos en cuenta el inferior concepto en

que la gente tenía a los actores, pues eran considerados poco

menos que payasos y no se les reconocía su justo valor de actores

profesionales, excepto, tal vez, en los casos de actores muy

queridos y famosos. Incluso hubo una época en que no se permitía

enterrar a los actores en tierra sagrada, pues su profesión lle-

vaba fama de licenciosa. Sea como fuere, el actor siempre salía

.

- 86 - perdiendo si osaba enfrentame a su público dentro del corral.

Volviendo a nuestro tema sobre la costumbre de arrojar cosas

hacia el escenario, todos las autores de la época la rechazaban

terminantemente como detestable.

IJno de los pocos autores que logró librarse de silbos y fru-

tas fue Miguel de Cervantes Saavedra, quien se jacta de que sus

comedias se representan:

... sin que se l e s o f r e c i e s e o f r e n d a d e p e p i n o s , n i o t r a c o s a a r r o j a d i z a ; c o r r i e - r o n su c a r r e r a s i n s i l b o s . g r i t o s n i b a r a h ú n d a s . ( 8 )

No contento con armar ;alboroto, el público de los corrales

se creía suficientemente capacitado para actuar como 'director

de escena', pues -pensaba- que debia echar una mano a los autores

que, según el criterio público, "no acertaban una" sobre el

escenario. Entonces los espectadores asumían el "deber" de

entrar al quite y salvar la obra mediante estentóreas indicacio-

nes desde el patio. Tal hecho lo manifiesta el dramaturgo Agustin

de Rojas en una de sus comedias:

D e s d i c h a d o d e l a u t o r que aquí como e l s a s t r e v i e n e con fa rsas , aunque sean buenas , que han de e r r a r a u n q u e no y e r r e . pues s i uno n o h a b l a t a n p r e s t o n o f a l t a q u i e n d i c e : ' v e t e , n o t e v a y a s , h a b l a , c a l l a , e n t r a t e l u e g o , n o t e e n t r e s ' . ( 9 )

Con el tiempo otras localidades, que blandían el título de

'Idistinguidas y de mesurada razón", acabaron por contagiarse del

ambiente popular y no tardaron en unirse, con silbos y gritos,

al tumulto general, con lo cual se atraían duras críticas del

mismo Lope de Vega:

T e a t r o : y o l l e v a r a e n p a c i e n c i a m i s f r a c t u r a s , a u n q l l e c a d a d í a me p u s i e r a menos

. ."-"

- 87 - emplastos s i sólo ne silbaran mecánicos; pero ha llegado l a barbada ignorancia de muchos que visten de seda a que, con descolpuesto deslustre de sus personas, pidan parte de SUS s i lbos a l a chusma. (10)

Esta crítica de Lope está más que justificada, pues la aris-

tocracia de la época marcaba la pauta a seguir en todos los

aspectos y no era propio de su condición mezclarse con la chusma

mosqueteril.

Deleito y Pifiuela resume, de algún modo, todo lo comentado

hasta aquí:

como se ve, aquel pueblo madrilello. dócil a las autoridades, idólatra de reyes, incapaz n i siquiera de rechistar contra arbitrariedad alguna del poder constitui- do, desahogaba sus contenidas rebeldías, sus anhelos de colectivo imperio y hasta sus malos humores. contra los cómicos infe l ices . Gnicos seres a quienes podían mirar p o r encima del hombrp. Así como los ninos mal educados, oprimidos ba jo l a férula de padres y maestros. se vengan en los criados y en los animales. (11 )

Ahora bien, hubo otros elementos -aparte de la comedia- que

contribuyeron a realzar la anibientación del teatro. Estos elemen-

tos reflejaban claramente el gusto popular, pues el público mismo

influía determinantemente en la inclusión o exclusión de ellos.

Algunos de ellos tenían funciones determinadas pues los autores

los utilizaban para reconveni.r, halagar, silenciar y hasta supli-

car al auditorio para que fue:ra benigno con los representantes.

El primero de estos elementos era musical. Como el corral

no contaba con telón -a diferencia de los teatros actuales-, era

necesario acallar la turbulencia existente con un pequeño número

preliminar que tenia como fin llamar la atención del público,

asi como indicarle tácitamente la ocupación de sus localidades.

Este pequeño número estaba constituido por música de vihuelas,

guitarras y arpas, que comúnmente acompañaban a cantantes lcuyo

mérito artístico era discutibl.e', según Deleito y Piñuela. Parece

. ..

- 88 - que esta opinión era c0mpartid.a por un testigo quien dice:

... cantan tan mal . que su armonía s e pa rece a l o s g r i t o s de l o s n i i l o s peque- nos. ( 12 )

El segundo elemento en cuestión es sumamente importante,

puesto que establecía contacto directo entre los autores de come-

dias y su público: la loa.

La loa era una pieza suelta que se recitaba antes de la co-

media. Tanto Haverbeck como Bergman concuerdan en que la loa per-

seguía lo siguiente: captar la benevolente atención del público,

predisponer al auditorio sobre el carácter de la obra, alabar

la ciudad donde se representaba, resaltar la presencia de alguna

dignidad -generalmente el rey- o, también, preparar doctrinal-

mente al público ante una representación de tipo religioso.

Algunos ejemplos de ellas se presentan a continuación:

Sabios y c r í t i c o s bancos, g radas b i en i n tenc ionadas , p i a d o s a s b a r a n d i l l a s , doctos desvanes de l a lma. aposentos que, ca l lando, s a b é i s s u p l i r n u e s t r a s f a l t a s . ; i n f a n t e r í a e s p a f l o l a . porque ya e s cosa muy r a n c i a e l l l a m a r o s mosqueteros: damas que, en aquestas jaulas. n o s d a i s c o n p i t o s y l l a v e s p o r l a t a r d e a l b o r e a d a , a se rv i r os he ven ido . (13)

Como vemos, las loas trataban de atemperar, por medio de

halagos de poeta, al levantisco auditorio. Claro está que no

siempre lo lograban, por lo cual tenían que recurrir a loas SU-

plicantes que, como veremos a continuación, llegaban a 10 paté-

tico:

¡P iedad ingen iosos bancos ! ¡Perdón nobles aposentos!

- a9 - ¡ f a v o r , b e l i c o s a s g r a d a s ! ¡quietud desvanes tremendos! ¡Atención mis b a r a n d i l l a s ! Car í s ieos mosqueteros ( g r a n u j a d e l a u d i t o r i o ) de fensa , ayuda , s i l enc io . ( 1 4 )

Como podemos no tar , l a e locuenc ia de l a loa presentada era

proporcional al ambiente reinante.

E l tercer e lemento lo const i tuye e l entremés. E l público

de l a s l oca l idades popu lare s t en ía una marcadísima preferencia

por es ta p ieza breve, debido , a que en e l l a - a l i g u a l que l a no-

b l eza en l a comedia- se ve ía representado sobre e l e scenar io ,

pues las asuntos tratados dentro del entremés tenían un tono bur-

l e s co hac ia l o s de fec to s de l hombre común: l a g u l a , l a ignoran-

c i a , l a a v a r i c i a , e t c . E l entremés llegó a ser tan popular que

l a mayoría de los au tores reconoc idos no desdeñaba ensayar su

ingenio en tal género.

Gracias a l a t e n a z s o l i c i t u d d e l p ú b l i c o , e l g u s t o p o r e l

entremés duró toda l a época dorada espaÍíola, e inc luso se a f i rma

que dgunosespectadores pre fer ían e l en tremés a l a comedia misma,

lo cual muestra la tremenda fuerza del públ ico sobre la represen-

tac ión .

E l b a i l e , 'que equivale a un entremés con música, cantado

y ba i lado' (15), era una p ieza gustadís ima que e l aud i tor io ex i -

g í a con denuedo, pues e l ya conocido carácter español se inf la-

maba an te l a mús i ca de gu i t a r ra s y v ihue la s . A lgunos ba i l e s l l e -

garon a s e r t an ' suges t i vo s : que provocaron que los censores de l

tea tro l l egaran a proh ib i r lo s . Para f i n a l i z a r con l a arnbientación del corral , exis t ió un

- 00 -

elemento directamente impuesto por e l p ú b l i c o : e l ' f i n de f i e s -

ta'.

E l f i n de f i e s t a no e s t u v o p r e s e n t e d e s d e l o s i n i c i o s de

l a comedia; más bien obedeció a una razón muy s e n c i l l a : como e l

p ú b l i c o e r a e l que mandaba en e l c o r r a l , impuso l a moda de alar-

gar e l momento de f a n t a s í a c o n una pequefia r e p r e s e n t a c i ó n t e a t r a l

que cerrase con broche de oro l a representación. Simplemente e l

públ i co se negaba a abandonar e l c o r r a l hasta que no s e h u b i e s e

narrado una jácara o se h u b i e s e v i s t o a l a proces ión de comparsas

carnavalescas que tanto gus taban . ( 1 6 ) Con e l paso del tiempo,

estas pequefias representaciones ya no s e h i c i e r o n s ó l o cuando

e l públ i co las p e d í a , s i n o qu.e paulatinamente pasaron a formar

p a r t e d e l e s p e c t á c u l o teatral.

La p a r t i c u l a r i d a d de los géneros menores se f ia lados anter ior -

mente , rev is ten suma importancia para e l conoc imiento ambienta l

d e l t e a t r o , y a q u e , si observamos, todos el los fueron impuestos

p o r i n t e r v e n c i ó n d i r e c t a d e l p k b l i c o a quien había que s a t i s f a c e r

a t o d a c o s t a .

Tampoco debemos o l v i d a r ;la i d e a de l a representac ión como

una f e s t i v i d a d , p u e s d u r a n t e e s t a é p o c a las palabras representa -

c i ó n y f i e s t a l l e g a r o n a ser sinónimas.

. ..

N O T A S

L A FIESTA DEL CORRAL

1 . Rojas, apud, Deleito y Pifluela, Tambien se d ivier te - e l pueblo, , p . 180.

2. Ruiz de Alarcbn, Ibid., p . 195. -

3. Ibid . , p . 194. -

4- I=., p . 195.

5. Lac c i t .

6. E., p . 196.

7. Sepdlveda, Ricardo, El c o r r a l de la Pacheca, p p . 55

y 56.

8. Cervantes Saavedra, a p u d Pel l i cer , Casiano , T r a t a d o

his tbr icg ..., p . 145.

9. Agustln de Rojas, apud, P e l l i c e r , op c i t . , p. 145. -

10. Lope de Vega, apud, Dlez Borque, Sociedad y teatro.., - p. 183.

11. Deleito y Pihuela, op cit., PP. 197 Y 198.

12. Pellicer, op cit., p. 170.

13. Ibid., p. 137. -

14. Ibid., pp. 138 y 139. -

15. Bergman, Hannah, Ramillete de entremeses ..., PP. 2 4

y 25.

16. Ibid., pp. 25 y 26. -

El pdblico es el dnico crlti-

co cuya opinibn es digna de tomarse

en cuenta.

Mark Twain

C O N C L U S I O N E S

La descripción de esa heterogénea colectividad nombrada

público de los corrales, trae consigo una serie de consideracio-

nes que plantean la complejidad de este fenómeno teatral. El es-

tudio de dicho público se describe en dos niveles: En el primero

se presenta al individuo inmerso en su sociedad y en sus contex-

tos económico y político. En e1 segundo nivel se analiza al indi-

viduo como espectador dentro del corral de comedias.

En el primer nivel existen condiciones sociales, políticas

y económicas que se reflejan, directa o indirectamente, dentro

del corral. La primera de 'ellas se concentra en la pirámide

jerárquica; hay una sociedad rígidamente constituida por estratos

encabezados por el rey, su nobleza y la aristocracia hasta termi-

nar con los estratos esencialmente populares. La importancia de

este hecho re ide en que tal estratificación se conserva escrupu-

losamente dentro del corral, pues, como hemos visto a lo largo

del estudio, los ocupantes de las localidades son -socialmente-

perfectamente identificables.

La segunda condición importante la constituyen las circuns-

tancias económicas que prevalecen dentro de la sociedad española,

pues permiten evidenciar,por una parte, la enorme desigualdad

económica entre l o s estratos altos y bajos y, por otra parte,

constatan que la asistencia al teatro no fue un gasto gravoso

- 95 - o de l u j o p a r a l o s e s t a m e n t o s p o p u l a r e s , y a que podían asist ir

a l c o r r a l hasta tres veces por semana s i n g r a v e menoscabo d e l

presupuesto popular . Esta c i rcunstancia queda comprobada al com-

p a r a r l o s i n g r e s o s de las p e r s o n a s c o n l o s p r e c i o s d e l c o r r a l .

La comedia era , pues , un espectáculo popular .

E l t e r c e r y úl t imo aspecto importante de l pr imer n ive l reve-

l a que, s i dentro de l a sociedad espaliola l a autor idad máxima

l a e j e r c e n l o s e s t r a t o s más, a l t o s , no sucede así dentro de l

c o r r a l , donde l a supremacía de l a voluntad popular sobre l a de

l a n o b l e z a e s i n d i s c u t i b l e , testo e s , aunque de manera temporal,

l a pirámide j e r á r q u i c a s e i n v i e r t e d e n t r o d e l c o r r a l .

En cuanto a l segundo n i v e l - la sociedad como público- encon-

tramos elementos de d iversa indole enfocados , en su mayoría, a

los e s t r a t o s p o p u l a r e s .

Uno de e l l o s e r a que e l c o r r a l f u e r e c o n o c i d o como t rono

de l a soberanía popular . Es ta t e s i s fue corroborada tanto por

l o s dramaturgos de l a época ctsmo p o r l o s e s t u d i o s o s de e s e p e r í o -

do y está sus tentada de diversas formas: una de e l l a s e s e l e v i -

d e n t e i n t e r é s de l o s a d m i n i , s t r a d o r e s t e a t r a l e s que mantuvieron

e l p r e c i o de las l o c a l i d a d e s p o p u l a r e s p o r d e b a j o d e l r e a l , p r e -

c i o que se conservó casi i n a l t e r a b l e d u r a n t e medio s i g l o , mien-

tras que era c o n s t a n t e e l aumento para las l o c a l i d a d e s d i s t i n g u i -

das; hay común a c u e r d o , e n t r e a u t o r e s e i n v e s t i g a d o r e s , e n af ir-

mar que e l ambiente de l t e a t r o se debía a l o s e s p e c t a d o r e s d e l

pueblo ; todos los autores de l a época se preocuparon por halagar

l a vanidad del vulgo pues sabían que gran parte d e l f r a c a s o o

é x i t o de una obra , se deb ía a l o s e s p e c t a d o r e s d e l p a t i o ; o t r a

- 96 - circunstancia que afirmaba la soberanía popular dentro del

corral, era el hecho de que los mismos autores, al componer sus

obras, tenían en mente el gusto popular, el cual trataban de re-

producir en el espectáculo teatral. Además,queda la interesantí-

sima suposición de que el corral era el sitio idóneo para que

el pueblo, bajo el peso de la realeza, encontrara en el teatro

una válvula de escape a sus frustraciones y veladas rebeldías.

La cazuela, a su vez, saca a relucir tres consideraciones

importantes; la primera de ellas era la gran afición del público

femenil por el teatro, máxime si consideramos el grado de "cultu-

ra" y analfabetismo existentes entonces. La segunda consideración

se da por la incipiente y solapada lucha de la mujer espailola

por romper con rigidos prejuicios de la época que llegaron, en

un momento dado, en prohibir la entrada de la mujer al corral.

Tal consideración es válida,, tanto para las mujeres del pueblo

como para las de la nobleza. La tercera y última aportación de

la cazuela la constituye el paralelismo existente entre las mu-

jeres de la cazuela y los mosqueteros del patio,pues unas y otros

sustentaban los mismos derechos de abuchear o aclamar una obra,

de producir el ambiente característico del corral y de reafirmar

la soberanía del corral en su versión femenina.

Refiriéndonos a los estamentos más distinguidos se puede

decir que, aunque no participaron activamente en la ambientación

del corral, si aportaron cuantiosas ganancias tanto al teatro

como a los hospitales, pues sus localidades eran las más caras

dentro del corral, además de que su presencia dentro del teatro

recordaba a los espectadores del patio que la autoridad que ejer-

. , ' .. ""... -.."-

- 97 -

c í a n no e r a más que a p a r e n t e , p u e s s o b r e e l l o s s e c e r n í a l a vo-

luntad real.

Aparte de l o a n t e r i o r , l a tremenda d i f e r e n c i a e n t r e las cla-

ses populares y d i s t i n g u i d a s se v io def in i t ivamente zan jada a l

abandonar e s t a s ú l t i m a s e l c o r r a l para d i s f r u t a r l a comedia en

s u s p r o p i o s t e a t r o s .

L a s l o c a l i d a d e s o f i c i a l e s -o de l a v i l l a - e r a n o t r a c o s a .

Estaban ahí no para d i s f r u t a r de l a f u n c i ó n , s i n o para conservar

e l o r d e n . E s t e e s o t r o de l o s r a s g o s d i s t i n t i v o s del t e a t r o de

S i g l o s de Oro, e l desorden que prevalec ía en var ios aspectos :

para e n t r a r s i n p a g a r , para s e n t a r s e , para v e r a las comediantas

en 'paiios menore&, para c o b r a r , para d i s t r i b u i r las ganancias

equitat ivamente para h o s p i t a 1 . e ~ y t e a t r o s , para dictar reglamen-

t o s , para h a c e r l o s c u m p l i r , e t c . , en f i n , las autor idades de

dichas l o c a l i d a d e s no eran sino una pequeiia muestra de l o que

sucedía en todo e l país, l a b u r o c r a c i a real que, al i g u a l que

l a p o l í t i c a , económica y s o c i a l , l a gran corrupción e incompeten-

c i a a d m i n i s t r a t i v a de Espafia.

La ambientación del c o r r a l , mencionada en párrafos anterio-

res, corrobora l a idea de que e l pueblo era e l verdadero rey d e l

corra l . E l ámbiente también ev idenc ia que e l t e a t r o de a q u e l l a

época e ra cons iderado como e l de una f i e s t a de algarabía y

desorden, características que marcan una de las d i f e r e n c i a s e n t r e

e l t e a t r o de S i g l o s de Oro y e l t e a t r o a c t u a l . S i n embargo, debi-

do a l a c r e c i e n t e p a r t i c i p a c i ó n a c t i v a d e l p ú b l i c o e n e l t e a t r o

de a c t u a l i d a d o contempóraneo, d i c h a d i f e r e n c i a l l e g a r á a s e r

no t a n t a j a n t e .

- 98 - Finalmente, debemos s e ñ a l a r l a tremenda i n f l u e n c i a del pú-

b l i c o s o b r e e l e s p e c t á c u l o teatral. Este hecho es de gran r e l e -

vancia , ya que las opiniones expresadas a v i v a voz i n f l u í a n d i -

rectamente sobre l a i n c l u s i d n o e x c l u s i ó n de e l e m e n t o s t e a t r a l e s .

Es tas pre ferenc ias populares func ionaban como " indicador" del

gusto popular,que los dramaturgos aprovechaban para componer sus

obras y rodear a ;stas de otros géneros menores que contribuían

grandemente a r e a l z a r l a f u n c i ó n . Algunos de l o s e l e m e n t o s i n t r o -

ducidos por l a o b s t i n a d a c r í t i c a p o p u l a r e r a n : b a i l e s , z a r a b a n -

d a s , j á c a r a s , c a n t o s , f i n e s de f i e s t a , e t c .

Queda también, ref ir ibndonos a l a i n f l u e n c i a de l públ i co

sobre l a comedia, un dato que se puede manejar en futuras inves-

t i g a c i o n e s : e l h e c h o de que l o s a u t o r e s apoyaron gran parte de

su producción teatral , teniendo en cuenta l a opinión del p ú b l i c o ,

me r e f i e r o e s p e c í f i c a m e n t e a l a concepción de Lope de Vega de

c r e a r "un arte nuevo de hacer comediast t , cuest ión apenas dibujada

e n e s t e e s t u d i o , p e r o que p o d r í a s e r v i r para redondear e l con-

cepto de p ú b l i c o de l o s c o r r a l e s .

A P E N D I C E

EQIVALENCIA DE MONEDAS DURANTE LOS SIGLOS X V I Y X V I I .

CUARTO: Moneda de cobre espafiola cuyo valor era en el cuatro maravedls.

DOBLOW: Moneda antigua de oro de Espafia con diferente valor segdn las @pocas,

hasta que amediados del SigloXVII vino a fijarse en cuatro duros.

WWW):Moneda imaginaria equivalente a 1 1 reales de vell6n. esto es, la mne-

da no circulaba, pero su equivalencia se utilizaba en escritos y documentos

comerciales.

DURO: Moneda espanola relativamente moderna cuyo valor asciende a cinco pese-

tas.

MARAVEDI: Moneda espafiola que valfa la trigesima cuarta parte de un real de

vellbn. Estas monedas adquirieron diferentes valores segdn el metal con que

estaban constituldas -oro. plata y cobre- o, tanbien, por su peso y decretos

de los príncipes.

REAL: Moneda de palta con valor neto de 34 maravedís. Esta nominaci6n corres-

ponde a la primera mitad del siglo XVII, pues antes y despues de este peri6d0,

la moneda tuvo muchfsimas equivalencias, aparte de su tamafio, metal y denomi-

naci6n variaba en pequenos lapsos de tiempo. El real de 34 maravedís tambien

es conocido como real de vellbn.

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