Valle Del Mantaro Contaminacion

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    investigaciones sociales Vol.16 N29, pp.75-89 [2012]UNMSM

    -IIHS. LIMA, PER

    RESUMENEste trabajo analiza uno de los primeros informes mdicos de principios del siglo xx que pone en evidencia la contaminacin medio ambiental producida por la empresa minera Cerro de Pasco Copper Corporation en La Oroya (Valle del Mantaro, 1926).

    pAlAbrAs ClAve: Informe mdico, contaminacin, La Oroya, Cerro de Pasco Copper Corporation, Congreso Regional del Centro.

    environmental pollution in the Mantaro valley.Medical report (la oroya, 1926)

    ABSTRACTThis paper analyzes one of the first me dical reports from the beginning of the twentieth century that highlights the environmental pollution produced by the mining company Cerro de Pasco Copper Corporation in La Oroya (Mantaro Valley, 1926).

    Keywords: Medical report, Pollution, La Oroya, Cerro de Pasco Copper Corporation, Central Regional Congress.

    Contaminacin ambiental en el valle del Mantaro.Informe mdico (La Oroya, 1926)

    Santiago Tcunan BonifacioUniversidad Nacional Mayor de San Marcos

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    Preliminar

    En el 2005 inici un estudio histrico acerca de los Congresos Regionales del Norte, Centro y Sur, creados tras la aprobacin de las reformas constitucionales promovidas por el gobierno de Augusto B. Legua, las mismas que dejaron de fun-cionar al trmino de su mandato presidencial. Con esa finalidad inici una revisin exhaustiva de documentos en el Archivo General del Congreso de la Repblica del Per (AGCRP), cuyos repositorios estn ubicados en el stano del edificio del antiguo Banco Popular, hoy ocupado por las oficinas del Fondo Editorial del Congreso de la Repblica y otras dependencias admi-nistrativas en el Centro de Lima.

    Una primera visita evidenci un panorama desola-dor: no exista un catlogo respecto a los documentos que se conservan de los Congresos Regionales com-prendidos entre 1919 y 1929.

    La nica separacin y ordenamiento preliminar de la documentacin ah existente era de carcter tempo-ral. De esta manera, las leyes regionales, los telegramas, las actas en taquigrafa, los manuscritos de los proyec-tos de ley, los recortes de peridicos, etc., estaban com-pletamente entreverados aunque separados por aos y legislaturas.

    A pesar de esta limitacin debo resaltar la ardua la-bor de los trabajadores del mencionado archivo, quie-nes a pesar de las limitaciones de infraestructura y el recorte presupuestal, desarrollan una ardua labor por conservar la memoria histrica de la nacin.

    En medio de esta revisin documental ubiqu un documento correspondiente a un informe mdico re-lacionado a la contaminacin del valle del Mantaro a consecuencia de los humos emitidos por la Fundicin de La Oroya que por esos aos estaba bajo la adminis-tracin de la Cerro de Pasco Copper Corporation.

    En un principio no le di mucha importancia, toda vez que estaba interesado en otro tema, y el tiempo para culminar esa investigacin se haca cada vez ms corto. Solamente me quedaba dos opciones: ignorar la documentacin y ficharla nicamente para contabili-zarla estadsticamente como una gestin ms del Con-greso Regional del Centro o ficharla y tenerla presente para una revisin posterior o, quizs mejor, entregar la informacin a quien pueda estar interesado en el tema. La otra opcin era publicarla.

    Han pasado ms de cinco aos y volviendo a revi-sar mi base de datos para tratar de contribuir con un

    artculo a la revista de investigaciones de la Facultad de Ciencias Sociales, es momento de dar a conocer esta valiosa informacin, ms an cuando la minera (Conga, Doe Run, etc.) est como tema de debate nacional.

    La minera como tema de investigacin para la Universidad de San Marcos no es nueva. El Seminario de Historia Rural Andina, a partir del 2008 y bajo el inters del Dr. Honorio Pinto Herrera (2008), ha ve-nido investigando y publicando acerca de las empresas Yanacocha (Cajamarca) y Doe Run Per (Junn). De ellas se ha intentado indagar su estructura orgnica, su comportamiento social y sobre todo sus incumpli-mientos de los acuerdos y compromisos sociales, en especial a la aplicacin del Programa de Adecuacin y Manejo Ambiental.

    Tienen mucha razn los que aseguran que la mi-nera ha contribuido al crecimiento econmico, pero de lo que se trata es asegurar el desarrollo nacional de manera integral, aunque ello, claro est, es una labor que corresponde netamente al Estado peruano no solo como promotor de la inversin pblica y privada, sino tambin en lo que respecta a la vigilancia del cumpli-miento cabal de todos los compromisos asumidos por la empresa privada.

    Histricamente la minera ha sido un rea que ha trado una serie de conflictos ya sea con los pobla-dores ubicados en los alrededores de los yacimientos mineros, con el Estado o con las autoridades locales y regionales, quienes en su mayora no estn prepara-das para afrontar con xito los conflictos que ella trae consigo, ya sea a nivel judicial o en la aplicacin de polticas pblicas que asegure un responsable vnculo contractual.

    Hoy casi todos los estudios de explotacin mi-nera y petrolera sugieren la aplicacin de programas de desarrollo con enfoque de desarrollo sostenible e integral. Sin embargo, casi todas estn incluidas en serios cuestionamientos de incumplimientos con-tractuales y conflictos sociales, sobre todo por la falta de cuidados medio ambientales en las comunidades campesinas ubicadas en los alrededores de los centros mineros.

    Son pocos los estudios divulgados acerca del im-pacto ambiental y la falta de compromiso social de las empresas mineras en general. En ese sentido y tratando de contribuir al debate bibliogrfico, se da a conocer el presente informe mdico elaborado en 1926 por el mdico cirujano Csar Amaya.

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    El contexto: Congreso Regional del Centro (1924-1929)

    En 1924 se desarroll elecciones para elegir a los 31 diputados del Congreso Regional del Centro. Uno de los ms votados fue Luis Villarn, representante por la provincia de Lima, quien super ampliamente a los candidatos de Yauyos, El Callao, Ambo, Cerro de Pas-co, Huancayo, Jauja, Tarma, Yauli, Angaraes, Tayacaja, Huamanga, Cangallo, La Mar, Parinacochas, Lucanas, Ica, Cajatambo, Huamales, Maran, Chancay, Hua-rochir, Huancavelica, Pachitea, Caete, Pisco, Dos de Mayo, Chincha, Huanta, Canta y Pisco. Estas tres l-timas provincias no tendrn representante sino hasta 1925 y 1927, debido a una serie de reclamos y denun-cias por fraude electoral.

    Superados algunos inconvenientes la Junta Prepa-ratoria se reuni en El Callao a inicios del mayo de 1925. El local para tan importante evento fue el teatro Municipal de la localidad, la misma que haba acondi-cionado sus instalaciones para el trabajo parlamentario (Tcunan, 2006: 24-190).

    La Junta Preparatoria eligi como presidente del Congreso Regional al doctor Carlos Arambur Sali-nas, segundo diputado ms votado en las elecciones de 1924. No se sabe con exactitud quien fue el presi-dente de la Mesa Directiva para el perodo 1927. Sin embargo, su antecesor fue Jorge Thornberry, quien fue elegido por amplia mayora para el perodo 1926. Pero Luis F. Villarn ser elegido nuevamente presidente del Congreso Regional del Centro para el perodo 1927.

    El trabajo parlamentario del Congreso Regional del Centro estuvo abocado a debatir la posibilidad de que los diputados regionales sean nombrados diputa-dos suplentes en reemplazo de los diputados al Parla-mento Nacional, debatir la validez de leyes aprobadas durante el perodo 1919-1924, aprobar el presupuesto del Congreso Regional, la destitucin y eleccin de al-tos funcionarios regionales, el inicio de algunas obras pblicas, la mayor participacin de las comunidades campesinas, el establecimiento de puestos policiales rurales, etc.

    Pero lo ms saltante fue el pedido remitido por la Sociedad de Propietarios de Cerro de Pasco al Con-greso Regional del Centro, a travs del diputado Mo-desto Tello, quienes solicitaban una intermediacin institucional para poner fin a los abusos cometidos desde hace veinte aos atrs por la Copper Corpora-tion, pues las autoridades de la regin y del gobierno

    central nada haba hecho para tratar de amparar sus derechos:

    La Cerro de Pasco Copper, poco o nada le impor-ta que nuestras casas desaparezcan y quedemos sin hogar; como nada le importa que perezcamos de sed. Cree la Empresa, que todos los habitantes de esta ciudad somos sus colonos obligados a respetar sus desplantes de conquistadores. Reclamar ante la Copper, es recibir una bofetada a nuestra persona y a nuestra nacionalidad (Congreso Regional del Centro, 1925. Fol. s/n.).

    Segn el memorial y las informaciones solicitadas por los representantes del Congreso Regional se logr con-firmar que las casas de los pobladores se derrumban por efecto de los trabajos subterrneos (perforaciones, explosiones, excavaciones, filtracin de agua, etc.) rea-lizados por la empresa minera.

    Al respecto la empresa americana aduca que los daos no podan ser ocultados pero aseguraban que las casas a las que se haca referencia estaban ubicadas den-tro de los terrenos de la hacienda Paria, rea que fue adquirida por la Copper Corporation al Convento de las Nazarenas. Sin embargo, los pobladores alegaban que su estada en ese lugar se remonta a 1630 y que desde esa fecha ninguna entidad haba perturbado su ubicacin.

    El peligro era latente no solo para los pobladores de la Sociedad de Propietarios de Cerro de Pasco, sino tambin para las comunidades colindantes, pues la em-presa minera utilizaba explosivos para remover mineral a tajo abierto, tal como lo asegura el testimonio de al-gunos denunciantes:

    (...) se han estado disparando hasta estos das, en tajo abierto, tiros entre la poblacin, en ese sitio rodeado de construcciones habitadas, con peli-gro de sus moradores y de los transentes en las calles de Marquz y Santa Rosa, que tenan que suspender el trfico a las horas reglamentarias de los disparos y se aumentan da a da, los peligros y derrumbes de casas ofrecindose a sus propieta-rios indemnizaciones ridculas, no abonando nada por el terreno (...) (Congreso Regional del Centro, 1925. Fol. s/n.).

    Otro de los inconvenientes provocados por la empresa minera era el recorte de agua proveniente de la laguna de Patarcocha que los pobladores utilizaban para beber y lavar. Si bien el reclamo fue atendido por la empresa

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    americana el agua suministrada era, segn testimonios, insalubre y temporal:

    (...) el agua no es potable, es ms bien nociva a la salud, lo que se puede acreditar en cualquier mo-mento; pues se trata de una agua extrada del fon-do de las minas y, por consiguiente contaminada con materias mineralizadas y fecales que por lo co-rriente son insalubres. Y sobre todo el servicio en referencia no obedece a ningn contrato, no cons-tituye una obligacin estable que le garantice a la ciudad su permanencia, es una simple concesin graciosa que desaparecer el da que las bombas que elevan el agua a la ciudad dejasen de funcionar por cualquier atingencia o por la voluntad de la empresa (Diario Los Andes, 1924. Cerro de Pasco, 23 de febrero).

    Con el fin de solucionar el problema, la Sociedad de Propietarios exiga que se delimite el rea de la pro-piedad de la Copper Corporation, adems de un des-linde de las tierras ocupadas por ellos. Esta tarea deba hacerse teniendo en cuenta el plano levantado por el ingeniero de Estado, Alejandro Babinski, en 1875, en donde se estableca que los campesinos all ubicados estaban fuera de los lmites de ocupacin de la empresa minera.

    Lamentablemente las exigencias de los pobladores no fueron escuchadas por el Congreso del Centro que se limit a solicitar alguna informacin adicional para luego archivar el memorial, bajo el argumento que el caso era materia de un proceso judicial en la que el Congreso Regional ni ningn otro organismo estatal o regional poda intervenir directamente.

    En 1927 la Compaa Valladares Hermanos, pro-pietaria de la hacienda San Juan, solicit a los diputa-dos Ovidio Vega (Huancayo) y Max Cordero (Jauja), interceder ante el Poder Judicial para acelerar el juicio que tiene pendiente contra la Copper Corporation.

    La denuncia intentaba probar que los humos de la Fundicin de La Oroya envenenaban a la poblacin circundante y a los animales en general. Tratando de informarse adecuadamente, el Congreso Regional soli-cit una copia del expediente judicial, en donde sobre-sale el informe del mdico Csar Amaya, quien el 30 de octubre de 1926 inspeccion el valle del Mantaro a solicitud del juez instructor de la regin en el caso entre Valladares Hermanos y la empresa minera.

    El documento en mencin afirma que los equi-pos instalados para purificar los humos no funcio-

    naban y que el arrojo de escorias (plomo y silicatos de hierro y aluminio) al ro continuaba poniendo en peligro la salud de la poblacin. De igual manera, se verific que las aguas residuales y desechos txicos se arrojan al mismo ro sin estar sujetas a ningn tipo de purificacin.

    El informe presenta el resultado de los anlisis cl-nicos efectuados en diversos pobladores de la zona que fueron afectados por los humos de la fundicin:

    En la Oroya, he examinado a Marcos Lpez, de veinte aos de edad, estado casado, ocupacin me-cnico, trabaja hace tiempo, segn manifiesta, en los hornos de manga de la fundicin. Refiere que sus padres y hermanos no tenan ninguna enfermedad, que tambin l no ha tenido ninguna enfermedad anterior a la presente. Dice que desde algn tiempo se le presentaron trastornos digestivos, inapetencia a veces, vmitos y diarreas y sangre por la nariz; al mis-mo tiempo, not que se adelgazaba. Manifiesta que, despus de los trastornos indicados, sinti debilidad muscular en las piernas y pie, as como en el ante-brazo y manos, que lo imposibilitan para el traba-jo. En este estado fue, segn manifiesta el enfermo, atendido por el mdico de la compaa, quien le dijo que estaba intoxicado por los humos, y le prescribi que abandonara la Oroya. Con el cambio del lugar, sinti un ligero alivio.

    (...) se ve que el examinado no tiene antecedentes patolgicos de herencia, ni personales, ni abusa de bebidas alcohlicas. Los trastornos ms marcados son: alteracin en la nutricin ntima (metabolis-mo), trastornos en la movilidad (paraplejia), tras-torno en la mucosa (ribete gengival) y vas respi-ratorias. Aunque no se ha hecho la comprobacin qumica de la presencia de txicos en la orina y examen de sangre; la sistematologa (sic) descrita me conduce a diagnosticar el presente caso: intoxi-cacin por los compuestos txicos de los humos (Congreso Regional del Centro, 1927. Fol. s/n.).

    El ambiente enrarecido por los humos de la Fundicin de La Oroya tambin afectaba el crecimiento de los rboles de aliso, eucalipto y sauce. Pero sobre todo a los pastos que sirven como alimento de los animales, los mismos que son consumidos posteriormente por los pobladores de la zona y los alrededores. El resultado de las averiguaciones preliminares no tuvo ningn re-sultado concreto, pues el Congreso Regional no emiti ninguna declaracin que conmine a acelerar el proceso judicial.

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    El informe mdico

    El informe mdico es suscrito por el mdico cirujano, Csar Amaya, especialista nombrado por el seor Juez Instructor Regional para informar sobre los daos que ocasionan en el medio ambiente los humos y escorias de la fundicin de los minerales de La Oroya.

    Para realizar esas tareas Amaya tuvo que trasladar-se a La Oroya y establecerse ms de dos meses entre agosto y octubre de 1926. Para sus primeras observa-ciones tcnicas se apoy en los informes emitidos por el Cuerpo de Ingenieros de Minas, constatando cla-ramente que casi todos los aparatos para purificar los humos no funcionan, salvo uno, aunque no realizaba bien sus funciones, pues algunas veces estaba paraliza-do por los constantes desperfectos y/o por el alto costo de mantenimiento.

    La segunda observacin emprica es que las escorias y relaves mineros seguan siendo vertidas al ro en unos carros adquiridos por la empresa minera a algunos ki-lmetros del centro de operaciones con la finalidad de no alarmar a la poblacin con el cambio de tonalidad del agua del ro Mantaro. Por otro lado, Amaya pudo observar que las aguas de alcantarillas que contienen excrementos de todos los pobladores del centro minero se arrojan al ro, sin antes haber sido purificadas.

    Una segunda lnea de accin fue observar las chi-meneas de la Fundicin de La Oroya y constatar que ya sea en estado gaseoso o slido (polvos finsimos), arrojan constantemente txicos que son arrastrados a las comu-nidades ubicadas en los alrededores y zonas alejadas del valle del Mantaro, pues el viento contribuye a trasladar-los a grandes distancias, sobre todo cuando no hay llu-vias (abril, mayo, junio, julio, agosto, setiembre, octubre y noviembre) y cuando el viento sopla fuertemente.

    En su estada pudo comprobar que los humos de la Fundicin de La Oroya se pueden percibir con toda claridad entre las doce del medio da y una de la tarde, aunque la emisin se daba durante todo el da y la no-che. La niebla apostada en los cerros no es tal, pues son los humos condensados que no permiten percibir los rayos solares, indispensables para el proceso de cre-cimiento de las plantas.

    Amaya coincide plenamente con un interesante informe del Cuerpo de Ingenieros de Minas, quienes aseguran que los suelos de La Oroya, as como algunas regiones colindantes, esta compuesto por cantidades similares de plomo y arsnico. Sin embargo, sugiere in-cluir partculas finsimas de anhdrido sulfuroso.

    Sus primeros clculos arrojan que la fundicin emite un total de veintitrs toneladas de anhdrido arsnico y veintids toneladas de compuestos de plomo, cifras que coinciden con los informes emitidos por el Cuerpo de Ingenieros de Minas, aunque sugiere que se debe tener en cuenta los perodos de mayor cantidad de horas de fundicin. Un primer sntoma de la presencia de estos txicos es la constante irritacin en los ojos que sufren las personas residentes en La Oroya, Jauja, etc.

    Una prueba ms profunda de la presencia del anh-drido arsnico se puede encontrar en el estudio de los tejidos blandos de algunos rganos como el hgado, los riones y sobre todo el sistema nervioso, los mismos que son los causantes de lesiones hepticas, insuficien-cia renal y alteraciones del sistema respiratorio.

    Para comprobar el dao que ocasiona el arsnico al organismo, Amaya experiment con algunos animales aplicndole esa sustancia txica al cerebro de un conejo en donde qued demostrado que el animal muere con una dosis cien veces menor que una dosis de inyeccin subcutnea. El principal problema de la presencia de arsnico en gran cantidad es que el organismo, a travs de los leucocitos, no puede impedir que el arsnico in-grese a los rganos blandos ocasionando enfermedades altamente mortales.

    Los experimentos del mdico cirujano comproba-ron que ms peligroso que el arsnico es el plomo y las vas de absorcin del organismo humano es el tubo digestivo, las vas respiratorias, la piel y las mucosas, manifestndose muchas veces en sangrados incontro-lables, en la formacin de ganglios nerviosos en el rea intestinal, algunas alteraciones seas (periostitis, caries y necrosis) o alteraciones en el sistema nervioso (con-vulsiones, temblor, delirio, etc.).

    En el caso del anhdrido sulfuroso, Amaya com-prob que destruye los vegetales en mayor o menor escala, segn la sensibilidad de la planta y el grado de concentracin del material txico. Adems, la presen-cia de humedad, calor y luz, favorecen la accin des-tructiva de este material txico.

    Las observaciones de Amaya no solo se abocaron a las plantas, sino tambin a los animales. Para realizar esta tarea tuvo en cuenta los estudios del Dr. Tabusso, quien pudo identificar algunas anomalas en los ani-males por la presencia de material txico, como por ejemplo: adelgazamiento progresivo, decaimiento de la fuerza, aspecto plido, mucosas irritadas, aumento de temperatura, trastornos de apetito, diarrea de oscuro, respiracin anormal, tos frecuente y seca, arritmia car-

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    diaca, etc. En algunos casos de animales hembras se ha podido constatar la supresin total de leche y por ende la nula lactancia. La terminacin de la enfermedad es por consiguiente la muerte.

    Las conclusiones generales a las que lleg el Dr. Tabusso es que la naturaleza de la nueva enfermedad es una intoxicacin de origen qumico propiamente dicho.

    El dao del anhdrido sulfuroso, el plomo y el ar-snico en los animales puede ser directo o indirecto; directo cuando el animal respira un aire contaminado e indirecto cuando consume la vegetacin de la zona, puesto que el material txico esparcido en finsimo polvo se deposita en las hojas y tallos de las plantas que los animales consumen. Si se toma en cuenta esto ltimo, hay una relacin directa en el dao que ocasio-na al hombre, pues este es el ltimo consumidor en la cadena alimenticia.

    De la misma opinin son algunos mdicos norte-americanos, aunque sugieren que las causas de la muer-te de los animales no son directas, sino complicaciones mltiples de otros sistemas orgnicos.

    Luego de evaluar las consecuencias nocivas en las plantas y animales, Amaya dirige su mirada al pobla-dor de La Oroya y nota a primera vista que muchos de ellos presentan aspectos de enfermos, pues tienen rostros anmicos (mucosas labiales y pmulos de color apizarrado), erupciones pustulosas o vesiculosas en la cara y manos, mientras que otros manifiestan sntomas de congestin y ronquera en la voz.

    Para comprobar sus primeras impresiones examina a varios trabajadores de la Fundicin de La Oroya, as como a pobladores dedicados a otro tipo de activida-des econmicas. El resultado de los anlisis arrojan que muchos de ellos sufren de trastornos digestivos, inape-tencia, vmitos, debilidad muscular, diarreas, adelgaza-miento y sangrado por la nariz.

    Segn el testimonio de algunos trabajadores de la Copper Corporation cuando fueron atendidos por el mdico de la empresa minera, les fue prescrito el mismo diagnstico y se les comunic que la causa principal de sus dolencias era la constante exposicin a los humos txicos de la fundicin y le prescribi que abandonaran La Oroya por algn tiempo. Es bajo esta situacin que Amaya los examin, los mismos que re-firieron haber sentido un ligero alivio una vez que se haban trasladado a vivir a otro lado.

    Quizs por la contundencia del diagnstico preli-minar o las limitaciones para realizar su trabajo, Amaya

    no comprob qumicamente la presencia de txicos en la orina y sangre de los examinados. Sin embargo, hace referencia a un estudio del Dr. Emilio Sungent, acerca de las consecuencias txicas del anhdrido sulfuroso y compuestos arsenicales, utilizados por primera vez du-rante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), en el que refiere que:

    () cuando no han muerto brutalmente sus vcti-mas, dejan tras de s secuelas durables. Estas secuelas, en sus manifestaciones mltiples, tienen una gran variabilidad; los unos se traducen por trastornos ms o menos acentuados de las funciones digestivas, del hgado, de los riones; los otros por alteracio-nes ms o menos profundas de las vas respiratorias. Estas ltimas son las ms frecuentes, puesto que el gas penetra por las vas respiratorias. Ahora bien, seis aos y meses despus de los ltimos ataques de gas, podemos afirmar que estas secuelas pueden consti-tuir un estado de enfermedad crnica e incurable del aparato respiratorio (Congreso Regional del Centro, 1927. Fol. s/n.).

    Como resultado final de sus observaciones, Amaya concluye que los vegetales, animales y los pobladores del valle del Mantaro vienen siendo aniquilados por el anhdrido sulfuroso, anhdrido arsnico y diversos compuestos de plomo emitidos por la Fundicin de La Oroya absorbidos de manera directa e indirecta.

    Los daos colaterales de los humos txicos de La Oroya no solo pueden percibirse en los rboles de ma-yor volumen, sus primeros sntomas son un deshoja-miento seguido de un secado lento y prolongado, sino tambin en la siembra de los cereales. Estos ltimos no otorgan buena cosecha, igual que la siembra de los tubrculos y las habas.

    En resumen, los txicos provocan una serie de tras-tornos en el crecimiento de los vegetales de La Oroya, casi similar que en el valle de Jauja y en algunas hacien-das como San Juan, Matahuasi y Concepcin. Sugiere el mdico cirujano que para averiguar los daos en zo-nas ms alejadas, no solo es indispensable una obser-vacin detallada, sino tambin exmenes qumicos y biolgicos realizados por especialistas.

    Si bien no pudo realizar estudios de laboratorio a los pacientes examinados, todo lo contrario ocurri con los animales ubicados en algunas haciendas y que a simple vista poda observarse que padecan de ren-guera y enflaquecimiento. En total fueron cuatro los carneros sacrificados en el mes de setiembre, de aproxi-

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    madamente dos aos de edad, todos ellos de propiedad de la hacienda San Juan. Los carneros en mencin es-tuvieron durante seis das en observacin monitoreada.

    Quizs este detalle pueda traer controversia, pues los propietarios, Valladares Hermanos, venan soste-niendo una demanda judicial en contra de la empresa minera. Sin embargo, el prestigio del mdico cirujano estaba en juego.

    Indistintamente en dos carneros se pudo observar va microscopio ciertos trastornos anatmicos y pato-lgicos, como por ejemplo: enflaquecimiento general, miembros posteriores flexionados, articulacin altera-da (camina arrastrando la cadera con mucha dificul-tad); cavidad globular amarillenta, atrofia muscular, focos conjuntivos en los pulmones, bronquios grue-sos, congestin mucosa, focos congestivos de formas ovalar en el aparato digestivo, mucosa congestionada en el intestino, quistes hepticos, hgado ligeramente inflamado y algo duro, riones con cierta degenera-cin grasosa, as como una pequea congestin entre la zona cortical y tubular.

    En el crneo se pudo observar una ligera conges-tin en el lbulo anterior frontal e impregnacin de pequeos puntos negruzcos, color similar al encontra-do en el lbulo frontal interior. Tambin pudo distin-guirse la presencia de algunas bacterias de la variedad de los bacilos y cocos en algunas capas de la membrana y clulas cerebrales.

    Con la finalidad de identificar con precisin el agente patgeno causante de los daos al organismo de los carneros, dos de los animales fueron enviados a zonas distantes de la hacienda San Juan para que sean alimentados con pastos distintos a los que crecen en la zona. Luego de cincuenta das en que fueron puestos en observacin, el anlisis arroj que ambos carneros estaban faltos de peso pero no tenan renguera, aunque s presentaban todava algunos focos congestivos alre-dedor de los bronquios, ganglios hipertrofiados, secre-cin y congestin mucosa en la trquea, estomago nor-mal, aunque los intestinos presentaban signos de estar congestionados. El anlisis a microscopio del lquido cfalo raqudeo no evidenci ningn agente patgeno.

    Una prueba final se hizo con los hgados, riones y bazos de los cuatro carneros en donde se pudo iden-tificar resultados positivos de la presencia de arsnico.

    Tratando de corroborar sus resultados Amaya se entrevist con el Dr. Gamarra, mdico residente del Sanatorio Olavegoya, la ms importante de la zona durante esos aos. Este galeno le asegur que el clima

    de Jauja, caracterizado por un cielo azulado, un sol ra-diante y una sequedad atmosfrica, las mismas que le vali para ser considerada como el paraso de los tuber-culosos, se han perdido desde la presencia y funciona-miento de la Fundicin de La Oroya.

    Ahora, segn propia manifestacin del Dr. Gama-rra, se caracteriza por tener el cielo cubierto de humo txico durante casi todo el ao, el mismo que provo-ca tos, malestar e inflamacin en las vas respiratorias. Pero sin duda lo ms preocupante era saber los daos a futuro que podra provocar en los seres humanos y plantas por la acumulacin de txicos en el organismo.

    Las aguas del ro Mantaro tambin fueron objeto de observacin y anlisis por parte de Amaya, y en don-de pudo identificar elementos nocivos como el silicato de hierro, partculas de aluminio, etc., los mismos que son arrastrados a gran distancia y sus aguas son usadas por las personas ya sea para la industria, la agricultura o para el consumo humano.

    Un breve recorrido por las orillas del ro evidencia que el agua es turbia y las piedras se encuentran enne-grecidas y tienen aspecto de haber sido baadas por un aceite sucio. Los pequeos peces y batracios que viven en el agua han disminuido en volumen y las aves buscan otras riberas con la finalidad de calmar su sed.

    Los pobladores tambin perciben la presencia de agentes txicos en el agua, pues a esta parte cuando los jvenes y adultos se baan en las riberas del ro sien-ten una fuerte picazn y posterior enrojecimiento de los ojos, as como frecuentes diarreas al consumir de manera involuntaria el agua cruda del ro. Tan alterada estaba el agua del ro que los pobladores daban cuenta que tampoco podan lavarse bien el rostro y cuerpo con esa agua, pues el jabn no se disuelve con naturalidad y los alimentos demoran en cocinarse.

    Enterada la poblacin de la margen derecha (Hua-ripampa, Muquiyauyo, Sincos y Mito) e izquierda (Ataura, El Mantaro, San Lorenzo y Matahuasi) del ro Mantaro, de las indagaciones mdicas del doctor Ama-ya, le solicitaron de manera verbal y escrita, visitar sus centros poblados con la finalidad de constatar tambin los daos que ocasionan los humos de la Fundicin de La Oroya, no solo a su salud, sino tambin a sus pro-piedades agrcolas y ganaderas.

    No estando en sus facultades concedidas y por ser un trabajo que superaba su despliegue fsico, el doctor Amaya solamente dio cuenta de los pedidos, aseguran-do que tambin otras poblaciones como Jauja y Con-cepcin, solicitaban lo mismo.

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    Comentarios finales

    Se desconoce con exactitud el resultado final del juicio entre la Compaa Valladares Hermanos, propietaria de la hacienda San Juan, y la Copper Corporation. Sin embargo, se sabe por Jorge Basadre que este juicio no es el nico que tuvo que afrontar la empresa minera, pues desde 1922, ao en que empez a operar los hornos de la Fundicin de La Oroya, los pueblos y haciendas ubi-cadas en los alrededores denunciaron la contaminacin no solo de los suelos, sino tambin del aire, las plantas, los animales y sobre todo el agua.

    El aumento de las denuncias judiciales estaba mar-cado, sobre todo, por el volumen de mineral trabajado en la fundicin, el mismo que provena de las minas ubicadas en Cerro de Pasco, Casapalca y Morococha.

    De las denuncias formuladas a la empresa minera hay que distinguir dos grupos: el primero integrada por grandes hacendados y ganaderos, mientras que el segundo estaba conformado por pequeos propie-tarios o representantes iletrados de las comunidades campesinas.

    El primer grupo de damnificados gracias a su in-fluencia, poder econmico y asesora jurdica, pudo celebrar contratos indemnizatorios jugosos y muy rentables. Quizs, bajo la promesa de no asesorar ni prestar ayuda al resto de comunidades campesinas de la localidad.

    El segundo grupo sometido a un juego de intimi-daciones, engaos y sobornos a su representante o pre-sidente comunal, recibieron sumas econmicas que no cubran ni el 40% de las prdidas ocasionadas por los humos contaminantes de plomo, cobre, azufre, arsni-co y otras sustancias txicas.

    Ante el incremento de procesos judiciales, pero sobre todo por la necesidad de mostrar un ambiente saludable para los trabajadores mineros, la compaa

    minera estudi durante varios aos la manera de cmo eliminar o al menos reducir los efectos txicos de los humos de la Fundicin de La Oroya.

    Una primera solucin se puso en prctica al insta-lar un sistema purificador de aire llamado Contrells, aunque no obtuvieron el resultado esperado, sobre todo por la presin de la altura, la falta de presin y la temperatura. Solamente diez aos despus, en 1932, la Copper Corporation pudo hallar la manera de purifi-car casi ntegramente los humos y reducir los efectos nocivos en contra de todos los seres vivos del valle del Mantaro.

    En los diez aos transcurridos desde el funciona-miento de la Fundicin de La Oroya, la empresa mi-nera indemniz un total de nueve millones de soles a un grupo de comunidades campesinas, hacendados y ganaderos. Claro est que muchas de ellas no se hicie-ron de manera equitativa.

    Este abuso de la empresa minera al momento de realizar los pagos indemnizatorios lleg hasta el Con-greso Constituyente de 1933, aunque solo se exhort a la empresa tener en cuenta las tasaciones de los peritos e ingenieros asignados para evaluar los daos ocasio-nados en las propiedades. Adems, se promovi que se agilicen los expedientes remitidos al Ministerio de Fomento de las comunidades de Saco, Huamacancha, Pachachaca, Yauli, Pomacocha, Humi, Huay-Huay, Suitucancha, Oroya Antigua, Chacapalpa, Canchayllo, Llocllapampa, Mata Grande, Mata Chico, Esperanza, Curicaca, Pomacancha, Tarmatambo, Huaricolca, Li-macpuquio, Collao, Paccha, Marcapomacocha, Acaya, Pacte, Parco, Santa Ana, Acolla y Huaripampa (Basa-dre, 2005: 267, Tomo 17).

    El documento aqu presentado es sin duda revela-dor y busca contribuir para que todas las instituciones involucradas en cuidar el medio ambiente, ponga el celo correspondiente en el desempeo de sus labores.

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    anexo documental

    informe mdico de los daos que ocasionan los humos de la Fundicin de Minerales de la oroya (1926)1

    1 El informe fue elaborado en 1926. Sin embargo, ha sido ubicado en el Archivo General del Congreso de la Repblica del Per en una seccin documental del Congreso Regional del Centro catalogado en 1927.

    S. Csar Amaya, Mdico Cirujano, nombrado por el seor Juez Instructor, para informar sobre los daos que ocasionan en el hombre y animales, los humos y escorias de la fundicin de los minerales de la Oroya, de la Cerro de Pasco Copper Corporation; en los autos que siguen los seores Valladares Hermanos con la Cerro de Pasco Copper Corporation. Previo juramento de ley; paso a exponer el resultado de mis obser-vaciones.

    Inspeccin del lugar donde se producen las sustancias txicasEl 26 de agosto me constitu en la fundicin de la Oroya, donde constate lo siguiente: Que no funciona ningn aparato de defensa para puri-

    ficar los humos. El nico sistema de aparatos (cotrell), que no realiza bien sus funciones segn el informe emitido por el Cuerpo de Ingenieros de Minas estaba paralizado.

    Que seguan arrojando escorias al ro, en unos carros ad-quiridos.

    Que las aguas residuales de la industria a que se dedican, as como el agua de alcantarillas (excrementos de todos los pobladores de ese importante centro industrial) se arrojan al ro Mantaro, sin haber sido purificadas.

    Txicos que contienen los humosLas chimeneas de la Oroya arrojan constantemente txicos diversos, ya en estado gaseoso, ya en estado slido, (polvos finsimos). Nos ocuparemos de preferencia de los txicos que son arrastrados por el aire a grandes distancias y que son no-civos a los vegetales, al hombre y a los animales.

    La quebrada del Mantaro, se puede decir sirve como un conductor o mejor chimenea, sobre todo en ciertos meses del ao (abril, mayo, junio, julio, agosto, setiembre, octubre y noviembre), o mejor cuando no hay lluvias; para conducir humos bastantes condensados al valle de Jauja. La presencia del humo dura hasta las 12 m. 1 pm., a veces todo el da y noche.

    Por las maanas, cuando se divisa de los cerros altos, se ve todo el valle envuelto en densa niebla, a tal extremo que no permite distinguir las poblaciones, ni con los rayos solares, apenas se ve el ro Mantaro por reflexin.

    De qu sustancias est constituido ese humo, que los ojos de todos los pobladores de la zona amagada contemplan diariamente?

    El interesante informe del Cuerpo de Ingenieros de Mi-nas, contesta a la pregunta en la siguiente forma: Las propor-ciones de plomo y arsnico que se encuentran en el suelo a iguales distancias de la Oroya en las diversas direcciones, son comparables entre s, con excepcin de los que se observan en el camino a Huancayo, sea aguas abajo del valle del Manta-ro, donde son enormemente superiores. El estancamiento de los humos en el valle durante la noche es seguramente respon-sable de esta diferencia

    Entonces diremos que los humos estn formados de par-tculas finsimas de arsnico y compuestos de plomo y de an-hdrido sulfuroso; la presencia de los primeros se manifiesta a la vista formando elacrosol (sic) que nubla todo el valle, se segundo se siente por el olfato y gusto y por los daos que causan en la vegetacin en el valle de Jauja.

    La cantidad de txicos que arroja diariamente, segn obra en el informe emitido por el Cuerpo de Ingenieros de Minas, es de 23 toneladas para el anhdrido arsnico y 22 toneladas para los compuestos de plomo. Actualmente debe ser mayor la cantidad de txicos que arroja; manifestronme (sic) personas conocedoras de esos trabajos, que funden ma-yor cantidad que en aquella poca, refirindome al informe; esta aseveracin se confirma con la presencia ms constante y condensada de los humos en el valle de Jauja y su precipita-cin visible al ojo bajo la forma de polvo blanco adherido a la superficie de la tierra.

    Modo de obrar de los txicos en los vegetales, hombres y animalesAnhdrido arsnicoSobre la piel y mucosa tiene accin irritante y custica. Altera profundamente la nutricin ntima de los tejidos. Este tras-torno se revela, especialmente, por las alteraciones histolgi-cas de las distintas vsceras como la generacin adiposa del h-gado, de los riones y de los elementos nerviosos, por ltimo, ocasiona lesiones de eliminacin al nivel de los intestinos, de los riones, de los bronquios y de los pulmones.

    El organismo para defenderse, utiliza los leucocitos, el baso se hipertrofia. Besredka ha demostrado experimental-

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    mente, que los leucocitos fagocitan el arsnico de misma ma-nera que los hacen con los microbios, de modo que impiden la llegada del veneno hasta las clulas nerviosas, no produ-cindose la intoxicacin sino cuando el txico se encuentra en tal cantidad, que los leucocitos no pueden absorber sino una parte, o mientras los referidos leucocitos se inutilizaron para desempear semejante cometido. Por la inyeccin directa de arsnico en el cerebro de un conejo, se mata el animal con una dosis de 100 veces menor que la dosis mortal en inyec-cin subcutnea. Este experimento demuestra cual puede ser la cantidad de arsnico retenido por los leucocitos.

    Compuestos de plomoDe todos los metales, el plomo es el que con ms frecuencia ataca la salud del hombre. Sus medios de introduccin en el organismo son varios; el tubo digestivo, las vas areas, la piel y las mucosas.

    Las lesiones locales producidas por las sales de plomo son de propiedad cauterizante. Combinndose el xido de plomo con la albmina de los epitelios para formar un pre-cipitado insoluble, por consecuencia de lo cual las mucosas cauterizadas adquieren un color blanco o ceniciento. Cuando la cauterizacin es poco honda, generalmente no determina sino alteraciones muy superficiales. Determinan tambin los compuestos de plomo una enrgica construccin de los vasos en las regiones interesadas o heridas por la que estos se tornan plidos casi exangues (sic); ms esta constriccin en algunos casos bastante duradera, termina por desaparecer, y la mucosa presenta entonces, con marcada frecuencia hepiremia (sic), equimosis y pequeas hemorragias.

    Tambin ocasiona los compuestos de plomo una con-tractura de los msculos del intestino, especialmente despus de haberse absorbido. Es de lo ms probable que esta contrac-tura se efecte por intermedio de los ganglios nerviosos.

    Las investigaciones experimentales demuestran que los compuestos de plomo es un veneno del sistema nervioso, lo mismo para el hombre que los animales; en estos las convul-siones, el temblor, el delirio y los accesos epileptiformes son muy manifiestos y relativamente precoses.

    En la intoxicacin por los compuestos de plomo hay ar-tralgios (sic) saturninos, tomor (sic) dorsal de la mano. En el sistema seo (periostitis, caries y necrosis).

    Anhdrido sulfurosoEste gas destruye los vegetales en mayor o menor escala, se-gn el grado de sensibilidad del vegetal y el grado de concen-tracin txico.

    Los observadores de estos daos dicen; que la accin se ejerce por el contacto del aire envenenado con la planta; en

    las hojas el gas penetra por las estomas y en presencia del oxi-geno naciente, producido por la clorofila y del agua que all se encuentran se convierten en el cido sulfrico el cual quema y destruye los tejidos; los factores vegetativos como la hume-dad, el calor y la luz, favorecen esta accin y contribuyen para aumentar el dao.

    Daos que han causado los txicos descritos en la zona amagadaStoklasa dice: el dao agudo se produce cuando el aire con-tiene por lo menos 500 partes de S02 por milln de partes de aire en volumen. En la Oroya se observa la destruccin total de los pastos naturales en gran extensin sobre todo siguiendo la quebrada del Mantaro, no obstante de ser el pasto de altura (ichu) el ms resistente a la accin del txico.

    Los anlisis practicados por el Cuerpo de Ingenieros de Minas solo dan como mayor cantidad de S02 36.9 partes por milln, sin embargo dejan constancia de la destruccin de pastos. Ante esta desigualdad de daos en la cantidad de txi-cos, convendremos en que el dao agudo se produce con me-nor concentracin de S02 que la sealada por Steklasa.

    Referente al dao causado a los animales en la primera zonaEl Dr. Tabusso ha hecho estudios interesantes en los animales enfermos, describiendo sus sntomas ms saltantes, tales como el adelgazamiento progresivo hasta llegar a la caquexia, decai-miento de la fuerza, aspecto paludo; en algunos casos adems de la regin del cuello, mucosas tinte subictrico (sic); a veces aumento de temperatura. Anota como sntomas especiales los trastornos del apetito y rumia con diarrea alimenticia oscura, respiracin anormal, tos frecuente y seca, pulso frecuente. En casos graves supresin total de la leche. La terminacin de la enfermedad es por la muerte.

    Asimismo autopsia animales enfermos para estudiar los trastornos una tomo patolgicos de las distintas partes del or-ganismo; hace estudios macrocpicos (sic), adems comprue-ba qumicamente la presencia de los txicos descritos en la se-crecin y vsceras de los animales sometidos a su observacin.

    Como resultado de sus observaciones llega a la conclu-sin de siguiente que la naturaleza de la nueva enfermedad es una intoxicacin de origen qumico propiamente dicho. Con el trabajo descrito queda en claro el dao enorme que han causado los txicos del humo en los animales de la pri-mera zona.

    Ya hemos dicho que el anhdrido sulfuroso ataca a los animales destruyendo o alterando sus pastos naturales, cau-sndoles as dao indirecto. En los sitios donde la concentra-cin del mencionado txico es considerable, adems unin-

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    dose a este, otros componentes txicos del humo; su accin tiene que ser conjunta y directa sobre el hombre y anima-les. Voy a exponer las opiniones y experiencias de distintos autores sobre los efectos txicos del S02 sobre el hombre y animales. Unos autores creen que simplemente es irritante de los rganos respiratorios o visuales. Los autores norteame-ricanos creen que no tienen efectos txicos, sino que causan nicamente una concentracin espasmdica de las cmaras de aire de los pulmones, de tal manera que pueda producir la muerte por asfixia, pero no por envenenamiento. Stoklasa afirma que la respiracin prolongada de anhdrido sulfuroso en la proporcin de 500 partes por un milln, en animales que someti a su experiencia, observ trastornos en la nu-tricin, alteracin en la composicin de la sangre, depresin en la produccin de sustancias bactericidas especificas y aglu-tinantes y depresin del poder bactericida de los pulmones. Otro autor, Ogata, atribuye al gas que tratamos propiamente txicas.

    Referentes al hombreEn la fundicin de la Oroya, a la inspeccin externa, unos tienen aspecto de sanos, otros aspectos de enfermos, se ven rostros anmicos con las mucosas labiales y pmulos de color apizarrado, otros con erupciones pustulosas o vesiculosas, en la cara, manos, otros con los conjuntillos congestionados y ronquera en la voz.

    En la Oroya, he examinado a Marcos Lpez, de veinte aos de edad, estado casado, ocupacin mecnico, trabaja hace tiempo, segn manifiesta, en los hornos de manga de la fundicin. Refiere que sus padres y hermanos no tenan ninguna enfermedad, que tambin l no ha tenido ningu-na enfermedad anterior a la presente. Dice que desde algn tiempo se le presentaron trastornos digestivos, inapetencia a veces, vmitos y diarreas y sangre por la nariz; al mismo tiem-po, not que se adelgazaba. Manifiesta que, despus de los trastornos indicados, sinti debilidad muscular en las piernas y pie, as como en el antebrazo y manos, que lo imposibilitan para el trabajo. En este estado fue, segn manifiesta el enfer-mo, atendido por el mdico de la compaa, quien le dijo que estaba intoxicado por los humos, y le prescribi que abando-nara la Oroya. Con el cambio del lugar, sinti un ligero alivio. En esa situacin de salud fue examinado por el suscrito. Aspecto externo: Cara, la piel es terrosa, los pmulos

    tienen color pizarroso as como los labios, la mucosa gesgival(sic) hay un rebote pizarroso. Sistema muscular atrofiado y tembloroso. Se esta debilitando anormal en los extensores de la mano y los dedos (teleke(sic), al apre-tar los dedos de la mano, los msculos no desarrollan su fuerza normal, marcha con dificultad (paraplejia).

    Aparato respiratorio: A la percusin se siente submatitis (sic), a la auscultacin se siente estertores gruesos bron-quiales. Al mismo tiempo, tiene disnea.

    Aparato circulatorio: Su nmero de pulsaciones 86, su temperatura normal, auscultando el corazn no se siente sino un ligero debilitamiento de los ruidos cardiacos.

    Aparato digestivo: Tiene la lengua ligeramente saburral; est inapetente digestin,, a veces diarrea, el hgado es de tamao normal, el bazo un poco aumentado de tamao.

    Por lo descrito, se ve que el examinado no tiene ante-cedentes patolgicos de herencia, ni personales, ni abusa de bebidas alcohlicas. Los trastornos ms marcados son: altera-cin en la nutricin ntima (metabolismo), trastornos en la movilidad (paraplejia), trastorno en la mucosa (ribete gen-gival) y vas respiratorias. Aunque no se ha hecho la com-probacin qumica de la presencia de txicos en la orina y examen de sangre; la sistematologa(sic) descrita me conduce a diagnosticar el presente caso: intoxicacin por los compues-tos txicos de los humos.

    En Jauja, he tenido ocasin de asistir a N. N. del pueblo de Huaripampa, enfermo procedente de la Oroya, que trabaja en uno de los talleres de la fundicin. Refiere que sus padres y hermanos son sanos, que tampoco l tuvo enfermedades ante-riores a la presente, ni crnicas, ni infecciosas. Dice que meses atrs sufri trastornos gstricos, acompaados de vmitos y dolor de vientre y que le desaparecan esos trastornos con la prescripcin del mdico. El 12 de setiembre del presente ao nuevamente se le presentaron esos trastornos, y al ver que su salud empeoraba, se traslad a su pueblo. Su estado general era el siguiente: facios (sic) terrosas, la mucosa, labial de co-lor plomizo, en la gengival (sic) haba un ribete del mismo color, su temperatura era de 37 grados, su pulsacin 90 por minuto. El vientre ligeramente envalonado (sic) y contraccio-nes dolorosas, segn manifiesta haca cinco das que no eran permeables los intestinos, tena vmitos por racios (sic) que se repetan con frecuencia y una obstruccin intestinal por un ilios (sic) o vlvulos, pero vi que el vientre era preso de con-tracciones, adems haba el ribete gengival (sic); haciendo un examen de sangre, encontr en los leucocitos granulaciones bascfilas (sic). Con estos datos, diagnostiqu clicos satur-ninos. Despus de dos das de tratamiento, le hizo permeable los intestinos.

    Rafael Porras, de 44 aos, estado casado, dice que sus padres eran sanos, as como sus hermanos. Refiere que a la edad de 18 aos tuvo tifus; dice que no ha abusado de bebidas alcohlicas.

    Manifiesta que el ao de 1922 entr a trabajar en la fun-dicin, en los hornos de tostado (rester). Dice que al comien-

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    zo del trabajo no sinti gran malestar, pero poco a poco fue perdiendo el apetito, se le presentaron trastornos gstricos, as mismo trastorno en las vas respiratorias, tos y fatiga marcada. Abandon su trabajo por estar imposibilitado para continuar el ao de 1926, es decir, despus de haber estado tres aos en la seccin de hornos de tostado.

    Su estado actual es el siguiente: las lesiones pulmonares subsisten, a la auscultacin se oyen estertores gruesos de bron-quitis crnica; cuando marcha con un poco de rapidez, se presenta la dianoa (sic), acompaada de tos seca; sus labios son de color apizarrado, lo mismo la mucosa de sus carrillos. Examinado su esputo, no se ha encontrado V. Koch, tampo-co tiene fiebres ni fenmenos de intoxicacin propios de la tuberculosis.

    Seala como comienzo de su enfermedad el haber traba-jado en los hornos de tostado y que, actualmente, se encuen-tra imposibilitado para trabajar como trabaja un sano.

    La poblacin de la fundicin, as como de los dems cen-tros de trabajo que se relacionan con la fundicin; como son las minas, estn servidas por obreros nacionales, y de stos una gran parte pertenecen a la provincia de Jauja; stos cuan-do contraen alguna dolencia, tienen que regresar forzosamen-te a su tierra. En esos obreros es donde se conserva los daos que ocasionan los humos y polvos txicos; unos vienen a mo-rir y los ms a llevar una vida patolgica de marcha crnica que les imposibilita para la lucha por la vida.

    Durante la guerra de 1914 a 1918, se uso entre otros, como gas de combate, por sus propiedades txicas, el anh-drido sulfuroso y compuestos arsenicales. El profesor Emilio Sungent (Presses Medicale, 14 de febrero de 1925) sostiene una conferencia sobre las secuelas respiratorias por el gas de combate, y dice: Las intoxicaciones por el gas de combate, cuando no han muerto brutalmente sus vctimas, dejan tras de s secuelas durables. Estas secuelas, en sus manifestaciones mltiples, tienen una gran variabilidad; los unos se traducen por trastornos ms o menos acentuados de las funciones di-gestivas, del hgado, de los riones; los otros por alteraciones ms o menos profundas de las vas respiratorias. Estas ltimas son las ms frecuentes, puesto que el gas penetra por las vas respiratorias. Ahora bien, seis aos y meses despus de los ltimos ataques de gas, podemos afirmar que estas secuelas pueden constituir un estado de enfermedad crnica e incura-ble del aparato respiratorio.

    Como resultado final de lo observado, convendremos que en la primera zona a siguiendo aguas abajo la quebrada del Mantaro, hay destruccin total de pastos, por el anhdrido sulfuroso, por tanto dao indirecto a los animales; intoxica-cin de los animales por el gas anhdrido sulfuroso, anhdrido arsnico y compuestos de plomo, accin conjunta; daos por

    los mencionados txicos a algunos obreros que trabajan en la fundicin.

    El dao crnico puede decirse que comienza desde Llo-cllapampa, sea la segunda zona. Los rboles ms sensibles se deshojan y se secan, los cereales dan mala cosecha, los tu-brculos otros tanto, las habas no dan totalmente. En Parco ocurre otro tanto, los rboles (alisos) que se encuentran frente al paradero del tren, no obstante tener agua, sus hojas se se-can y caen, y sus copas estn secas, los eucaliptos de nueva plantacin no viven, los desarrollados se deshojan y sufren trastornos en su crecimiento.

    En el valle de Jauja, se observa que los rboles anterior-mente mencionados sufren los mismos trastornos. En la ave-nida de eucaliptos Ricardo Palma (de la estacin de Jauja) se ve que en las plantas que deben tener cuatro aos aparecen en sus hojas unas manchas blancas que gradualmente van se-cando todas las hojas y, por ltimo, a toda la planta. Este fe-nmeno lo he observado el presente ao; referente a cosechas en el valle han disminuido. En la hacienda San Juan hemos observado los mismos trastornos en su vegetacin, otro tanto en Matahuasi y Concepcin. Ms all de esta zona, los daos no son visibles al ojo desnudo.

    Por lo que respecta a los animales, en la segunda zona: En la inspeccin que se ha practicado en la hacienda San Juan, sobre todo en el ganado lanar, se ha comprobado la existencia de la renguera, en unos, y en otros, enflaquecimiento.

    Se ha sacrificado cuatro carneros enfermos; dos de ren-guera y dos con enflaquecimiento.

    Setiembre 13Para el estudio se ha hecho autopsia, para ver microscpi-camente los trastornos anatomo-patolgicos, y por otra, los trastornos microscpicos de algunos de sus tejidos, e investi-gacin de grmenes patgenos.

    Carnero nmero 1Examen externo: Enflaquecimiento general; miembros poste-riores flexionados; una articulacin sobre otra, camina arras-trando la cadera, con mucha dificultad; la conjuntiva tiene tinte amarillo; su temperatura es de 39 grados centgrados; nmero de respiraciones, 50 al minuto.

    Abierto el trax y abdomen, se encontr en el pulmn focos conjuntivos lobares (sic); abierta la traquea y gruesos bronquios, hay congestin de la mucosa en distintos sitios. Hecha la autopsia del corazn, no se encontr

    En el aparato digestivo, en la primera cavidad se encon-tr focos congestivos de formas ovalar, en los intestinos se encuentra tambin la mucosa congestionada en distintos si-tios; adems se encontr quistes hepticos, bazo friable, h-

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    gado ligeramente aumentado de volumen y algo duro. Rio-nes, degeneracin grasosa, congestin entre la zona cortical y tubular.

    Abierto el crneo, encontramos ligera congestin. En el lbulo anterior frontal, el arasinoifes (sic) pareca impregnado de pequeos puntos negruscos.

    Examen microscpico: Sangre haba deformacin globu-lar, frontis de la primera cavidad del aparato digestivo, pre-sencia de clulas epitelisticas (sic) examen quiste, presencia vesicular y acolas de echinecocuus (sic). Examen de lquido cfalo raqudeo y membrana araonoides (sic) que se despren-di del lbulo frontal interior donde haba, segn se ha ma-nifestado, un punteado negruzco presencia de cocus en abun-dancia; laminas 1 y 2.

    Da 15 de setiembreCarnero nmero 2Edad de dos aos; aspecto externo, los mismos trastornos que el anterior. Estuvo en observacin seis das, durante ese tiem-po aument su malestar.

    Autopsia: cavidad torxico pulmones focos congestivos en el lado derecho; traquia y bronquios en las mucosas focos congestivos y presencia secrecin. Corazn, en el orificio au-rcula ventricular hay vegetaciones.

    Primera cavidad, aparato digestivo, nada anormal; intes-tinos, una gran extensin de color noral (sic) blanco rosa y otra verdosa; abierta su mucosa es congestionada y tapizada de una capa gelatinosa blanca; riones, degeneracin grano-sa; hgado ligeramente aumentado de tamao; bazo normal; msculos atrofiados. Crneo; se nota los mismos trastornos que en el anterior examinado.

    Examen microscpico. Sangre, deformacin globular frontis primera cavidad; aparato digestivo presencia clulas ipitoliales (sic) liquida cfalo raqudeo presencia bacilos como en el anterior.

    Carnero 3 y 4Han estado 50 das en observacin cambindole de zona, y alimento fresco, alfalfa, otro. Estos solamente estaban muy flacos no tenan renguera. A la autopsia encontramos en el pulmn focos congestivos labor alrededor de los bronquios haba un espesamiento fibroso, los ganglios correspondien-tes a cada zona estaban hipertrofiados. En la traquia haba secrecin que tapiza la mucosa, y en esta misma zona conges-tionada. Estomago normales, intestinos parte congestionada. Al microscopio slo se observa el lquido cfalo raquidio, sin encontrarse nada.

    De estos carneros se tom un pedazo de hgado, otro de pulmn, otro de riones y bazo; despus de triturar se so-

    meti a la accin del cido ntrico y sulfuroso para destruir la materia orgnica, e investigar la presencia de arsnico; va-lindonos del aparato de March, se hizo la experiencia con resultado positivo para el arsnico.

    ClimatologaEl clima de Jauja, ha sido muy sonado por cielo azulado, su sol de altura, su sequedad atmosfrica; cualidades que han atra-do a esta zona tuberculosos de distintos lugares. Actualmente como se ha descrito, gran parte del ao est cubierto de humo que tiene polvo txico en una pensin, adems algunas veces se siente por las personas sensibles el anhdrido sulfuroso, que provoca tos. El doctor Gamarra manifiesta que en el Sanato-rio Olavegoya haba observado con ms frecuencia hemoptisis cuando se presentaron los humos. De todas maneras la presen-cia de los txicos descritos tienen que provocar inflamacin en las vas normas (sic), ya por su presencia, ya por sus propiedades txicas; en el primer caso provocando inflamaciones que pre-para el organismo para otras infecciones, en el segundo por sus propiedades txicas que por el momento no son perceptibles.

    En la segunda zona se ve que hay daos en los vegetales ms sensibles, en el ganado, en el hombre no se notan tras-tornos serios, por el momento, pero puede ser que por la acu-mulacin de txicos con el tiempo los daos sean marcados.

    EscoriasAl tratar de las escorias, hablaremos tambin del agua del Mantaro.

    La presencia de las escorias arrastradas por el ro, se ex-tienden ms all del valle del Mantaro, trayendo los daos consiguientes, en los que utilizan el agua, ya sea para indus-trias, ya para la agricultura, en fin para bebida.

    En la parte que corresponde a la hacienda San Juan, a la inspeccin se ha comprobado la presencia de escorias en sus terrenos bajos de regado; no estoy capacitado para decir el dao que hagan a las tierras de cultivo, solamente se saben que son silicatos de hierro, almina, etc.

    Las aguas de este ro antes limpias y transparentes, se han tornado en turbias, y sus riberas estn llenas de bancos de escorias, las piedras que se encuentran en el cauce estn enne-grecidas y tienen aspecto aceitoso sucio. Los pequeos peces (bagres), batracios (ranas) que vivan en el agua han disminui-do en cantidad; ya no se ve esa abundancia de aves de riberas que migraban en busca de agua buena.

    En la zona del valle de Jauja, de esta agua aprovechan para agricultura y bebida una poblacin enorme, tambin se utiliza para industrias.

    Las escorias, algunas sobre nadan en el agua y abundan en las orillas, los que se baan tienen que sufrir las moles-

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    tias que ocasionan esta sustancia, que parece vidrio molido, penetrando en la piel, ojos, etc. Como sobre nada, tambin penetra con el agua de bebida al estomago, ocasionando tras-tornos digestivos.

    El anlisis cualitativo, incompleto, que he practicado por carecer de material necesario, es el siguiente: no disuelve bien el jabn, no cuece bien el arroz, frijol, pallares, etc.

    ClorurosReac. Cloruro bario sal, cido precipitado blanco sulfato de bario.Bic. Calcio. Ebullicin deja residuos abundante carbonato calcio.

    NitratosDecoloracin azul por difinitamina en el cido sulfrico con-centrado.

    Materias orgnicasCon permanganate(sic) potasa sal alcalina, la sal se descolora ligeramente.

    Examen microscpicoExamen de sedimentos despus de 24 horas, sometido pre-viamente al calor de 75 para dar muerte a los grmenes. Se

    encontr grmenes (bacterias) que no se han clasificado por no poder hacer cualitativos.

    ResumenEn la primera zona hay dao agudo en vegetales, en los ani-males; en el hombre en algunos trabajadores de la fundicin.

    En la segunda zona hay dao crnico en los animales y vegetales ms sensibles; en el hombre, por hoy, no se nota los efectos de los txicos.

    El Mantaro, ro que se utiliza como bebida, para la agri-cultura e industria por contener escorias, adems de sustan-cias residuales, ocasiona daos a la industria (turbinas desgas-tadas por accin mecnica de las escorias); como por bebida no tiene las cualidades que tena cuando era potable.

    NotaLas poblaciones de Huaripampa, Muquiyauyo, Sincos y Mito de la margen derecha del ro Mantaro; y Ataura, el Mantaro, San Lorenzo y Matahuasi en la izquierda, me han dirigido oficios quejndose de los daos que la presencia de humos y escorias les ocasiona en su salud y en sus propiedades agrco-las y ganaderas. Otras poblaciones, como Jauja, Concepcin, etc., me han hecho igual indicacin verbalmente.

    Jauja, octubre 30 de 1926(Firmado) S. C. Amaya