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Pablo Javier Valle Bañuelos Metafísica 2 (carta) 02.06.2015 La negación en el proceso autocognocente de la conciencia en la “Introducción” a la Fenomenología del espíritu de Hegel Para Hegel, el objetivo de la filosofía, en tanto que ciencia, es penetrar en “[…] la cosa misma, en el conocimiento real de lo que es en verdad […]” (p. 51), y esto sólo se puede dar a nivel de lo absoluto, nunca fuera de ello, y esto “[…] se desprende del hecho de que solamente lo absoluto es verdadero o solamente lo verdadero es absoluto” (p. 52). Sin embargo, la ciencia nunca aparece, en primera instancia, de manera totalmente desarrollada o acabada, sino que se encuentra en un momento de no verdad. Para librarse de esta no verdad en su seno, la ciencia debe volcar su mirada sobre sí misma para desenmascarar este contenido no verdadero y sustituirlo por la verdad. Esta ciencia es “[…] el camino de la conciencia natural que pugna por llegar al verdadero saber […] el camino del alma que recorre la serie de sus figuraciones como otras tantas estaciones de tránsito que su naturaleza le traza, depurándose así hasta elevarse al espíritu y llegando, a través de la experiencia completa de sí misma al conocimiento de lo que es en sí misma” (p. 54). En cada momento de este proceso en el que la ciencia se manifiesta, la conciencia natural se toma a sí misma como verdadera (real), pero en el salto al siguiente momento se niega ese estado de verdad actual 1

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Pablo Javier Valle BañuelosMetafísica 2 (carta)

02.06.2015

La negación en el proceso autocognocente de la conciencia en la

“Introducción” a la Fenomenología del espíritu de Hegel

Para Hegel, el objetivo de la filosofía, en tanto que ciencia, es penetrar en “[…] la cosa misma, en el

conocimiento real de lo que es en verdad […]” (p. 51), y esto sólo se puede dar a nivel de lo absoluto,

nunca fuera de ello, y esto “[…] se desprende del hecho de que solamente lo absoluto es verdadero o

solamente lo verdadero es absoluto” (p. 52). Sin embargo, la ciencia nunca aparece, en primera

instancia, de manera totalmente desarrollada o acabada, sino que se encuentra en un momento de no

verdad. Para librarse de esta no verdad en su seno, la ciencia debe volcar su mirada sobre sí misma para

desenmascarar este contenido no verdadero y sustituirlo por la verdad. Esta ciencia es “[…] el camino

de la conciencia natural que pugna por llegar al verdadero saber […] el camino del alma que recorre la

serie de sus figuraciones como otras tantas estaciones de tránsito que su naturaleza le traza,

depurándose así hasta elevarse al espíritu y llegando, a través de la experiencia completa de sí misma al

conocimiento de lo que es en sí misma” (p. 54). En cada momento de este proceso en el que la ciencia

se manifiesta, la conciencia natural se toma a sí misma como verdadera (real), pero en el salto al

siguiente momento se niega ese estado de verdad actual (la ciencia pierde su verdad, se evidencia como

no verdadera). Este es el camino de la duda, de la “[…] penetración consciente en la no verdad del

saber que se manifiesta, para el cual lo más real (reallste) de todo es lo que solamente es en verdad el

concepto no realizado”. Esto no es “[…] el propósito de no rendirse, en la ciencia, a la autoridad de los

pensamientos de otro, sino de examinarlo todo por sí mismo y ajustarse solamente a la propia

convicción; o mejor aún, producirlo todo por sí mismo y considerar como verdadero tan sólo lo que

uno ha hecho” (p. 54).

La negación del momento no verdadero anterior en favor del nuevo momento de verdad no es

sino un momento en sí mismo no verdadero en el proceso de la conciencia que se mueve hacia lo real

(lo absoluto). La conciencia natural toma esta negación como pura nada, pero es de hecho el resultado

verdadero del momento de no verdad, el contenido real del conocimiento negado, la verdad de la no

verdad. Abstraer de esta negación la negación misma del cuerpo de conocimiento del cual procede (la

ciencia) es un error, y nos lleva a renunciar por completo a dicho conocimiento y a la posibilidad de

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continuar el movimiento de la conciencia, deteniendo completamente el proceso; sin embargo, al ver

este momento no verdadero como negación determinada (de un elemento dentro del conjunto al que

pertenece) resulta un nuevo momento de verdad, continuando el proceso del que ellos son parte (p. 55).

Hasta aquí parecería que este proceso responde a la pura arbitrariedad y capricho de los individuos que

conocen, que la ciencia se mueve sin dirección hacia un objetivo indeterminado, “[…] pero la meta se

halla tan necesariamente implícita en el saber como la serie que forma el proceso; se halla allí donde el

saber no necesita ir más allá de sí, donde se encuentra a sí mismo y el concepto corresponde al objeto y

el objeto al concepto. La progresión hacia esta meta es también, por tanto, incontenible y no puede

encontrar satisfacción en ninguna estación anterior” (p. 55). Es decir que el hombre, en tanto que

criatura espiritual (y por ello instrumento del espíritu), necesita de este movimiento, no puede evitarlo,

se encuentra “[…] empujado más allá por un otro, y este ser [el hombre] arrancado de su sitio es su

muerte” (p. 55). La conciencia responde a esta necesidad de conocer su propio concepto, de ser

autoconciente, y por ello se ve obligada a destruir los momentos de verdad que se manifiestan hasta

llegar a su meta, se deshace del conocimiento de lo inmediato que le pertenece (desespera de ello) para

ir en busca de aquello que necesita. Esta violencia autocognocente puede hacer que la conciencia

prefiera detener el proceso, pero esto no puede durar en tanto en sí misma está la imperiosa necesidad

de conocerse, y por ello tampoco puede ser satisfecha haciendo pasar un momento del proceso como su

culminación, sino que siempre encontrará en él la no verdad que devuelva el movimiento a su camino.

Así, la negación de los momentos de verdad actuales, que da pie a la revelación de su no verdad

y a un nuevo momento de verdad, es la condición necesaria para que la conciencia realice su objetivo,

para que continúe su camino en la historia hacia su meta: la autoconciencia.

Bibliografía

HEGEL, G. W. F., Fenomenología del espíritu (trad. de Wenceslao Roces). Ciudad de México, Fondo de Cultura

Económica, 1971.

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