Venezuela en elecciones

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Edición venezolana Año I. Número 3. Caracas, noviembre de 2008 7,50 Bs.F. F  DOSSIER: CRISIS FINANCIERA Y CAMBIOS GEOPOLÍTICOS F  P8 - P14 I S S N 1 8 5 6 - 9 2 7 7 Victoria Chaima en Caripe del Guácharo P2 El mapa político de Venezuela 2009-2010 El tramado de ajedrez P3 Venezuela de cara a las elecciones P5 Entre Estados Unidos y China India, ávida de reconocimiento P15 Nueva geopolítica mundial América Latina suelta las amarras P17 Agitado comienzo para Asif Alí Zardari Pakistán entre la violencia y la crisis económica P18 Cuando se negocia con la esperanza Bancos privados de células madre P20 Pensar lo impensable por Serge Halimi P23 Venezuela en elecciones Ilustración: Ugo Ramallo por raul cazal Las elecciones regionales ve- nezolanas que se realizarán en este mes de noviembre, no solo atrae la atención nacional sino también la de los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos (EEUU), especialmente la dupla republicana McCain-Palin. La guinda la colocó reciente- mente John McCain al criticar las políticas económicas del gobierno venezolano, pero extrañamente no hace referencia sobre la ola de suicidios en EEUU generado por la crisis capitalista. Esta vez, no son los dueños de bancos quienes deciden qui- tarse la vida, como lo hicieran en las crisis de inicio del siglo pasa- do, sino quienes han perdido sus viviendas y sus empleos, el lado más delgado de la cuerda. “En California, un adminis- trador de inversiones desemplea- do pierde una fortuna y en un acto de desesperación mata a su familia y se suicida. En Ohio, una viuda de 90 años de edad se pega un balazo en el pecho al ver que llegan alguaciles con una orden de desalojo de su modesta vivien- da”, así comienza un cable de la agencia Associated Press (AP) del 14 de octubre pasado. Su segundo párrafo no es me- nos dramático: “En Massachusetts, Carlene Balderrama, un ama de casa que ha ocultado a su marido la desesperada situación financiera en que se hallan, envía una carta a la empresa que está financiando su hipoteca, advirtiéndole, “Para el momento en que ustedes libren una orden de ejecución contra mi casa, estaré muerta”. Balderrama se suicidó de un balazo, tras matar a sus tres amados gatos, dejando una póliza de seguros y una carta en la mesa informando de su decisión de quitarse la vida.” Pero antes había hablado la “francotiradora”, como gusta de- cirle McCain a Sarah Palin, y til- dó al presidente Hugo Chávez de “dictador”. Quizás la gobernado- ra de Alaska aún no se ha entera- do que quien preside el gobierno actualmente en Venezuela ha sido elegido y reelegido, incluso ha sido sometido a un referendo re- vocatorio y ha salido vencedor. Quizá el sistema electoral vene- zolano no es tan “democrático” como el que se realiza en EEUU, donde 270 o más votos de cole- gios electorales son los que eligen al presidente estadounidense. Por lo tanto, un candidato presiden- cial puede ganar el voto popular y, al mismo tiempo, perder la elección en ese país. Para quienes tienen una “de- mocracia” donde gobiernan las corporaciones y cuando se les pre- senta una crisis sólo salvan a los bancos, es muy difícil que traten de entender que un gobierno (el venezolano, por mencionar uno solamente) haya decidido el ca- mino de la independencia. Hasta les preocupa que en el plano tecnológico Venezuela ha- ya logrado colocar un satélite en el espacio. El día del lanzamiento el gobierno venezolano reveló que EEUU había intentado hasta úl- timo momento bloquear que éste se realizara al solicitarle a China que debían “revisar” el satélite porque supuestamente se había hecho una modificación que po- día generar una “perturbación”. Ahora el nombre de Simón Bolívar se encuentra girando por la órbita terrestre que corresponde a Uruguay con tecnología provista por China. Sin lugar a dudas, es un logro de soberanía tecnológica que ha sido silenciado mediática- mente, una vez más. Lo que sí ha traído a los titu- lares en primera plana es a la or- ganización privada Súmate, que pretende dar lecciones de “impu- nidad electoral” al instruir a unos “supertestigos” para las elecciones de este 23 de noviembre (23N). Esta agrupación política que ha contado con el respaldo del presi- dente estadounidense George W. Bush y financiada por la Natio- nal Endowment for Democracy (NED), regresa una vez más para erigirse como superárbitro des- pués de haber fracasado como or- ganización que intentaba nuclear a la oposición política. También figuró en esos ti- tulares el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezo- lana (CEV), monseñor Roberto Lückert, y extraña sobremanera la posición de ir contra el árbitro electoral –Consejo Nacional Elec- toral (CNE)–, porque esta estrate- gia lo que ha llevado en anteriores elecciones es a la desmovilización de la oposición. Si bien, las elec- ciones regionales ha alcanzado ni- veles de abstención entre 45% y 50%, según los sondeos recientes de Datanálisis podría tener una participación del 77%. Una alta participación en es- tas elecciones es un compromiso con la democracia participativa y con las nuevas relaciones que el ciudadano está desarrollando desde consejos comunales. Si se mantienen estos sondeos va a ser muy difícil que reducidos sectores de ultraderecha pongan en prácti- ca una réplica de la Media Luna boliviana en Venezuela.

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Noviembre de 2008

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Ediciónvenezolana

Año I. Número 3. Caracas, noviembre de 2008 7,50 Bs.F.

F   DOSS IER : CR IS IS F INANCIERA Y CAMB IOS GEOPOL Í T ICOS F   P8 - P14

I S S N   1 8 5 6 - 9 2 7 7

Victoria Chaima en Caripe del GuácharoP2

El mapa político de Venezuela 2009-2010El tramado de ajedrezP3

Venezuela de cara a las eleccionesP5

Entre Estados Unidos y ChinaIndia, ávida de reconocimientoP15

Nueva geopolítica mundialAmérica Latina suelta las amarrasP17

Agitado comienzo para Asif Alí ZardariPakistán entre la violencia y la crisis económicaP18

Cuando se negocia con la esperanzaBancos privados de células madreP20

Pensar lo impensablepor Serge HalimiP23

Venezuela en eleccionesIlu

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por raul cazal

Las elecciones regionales ve-nezolanas que se realizarán en este mes de noviembre, no solo atrae la atención nacional sino también la de los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos (EEUU), especialmente la dupla republicana McCain-Palin.

La guinda la colocó reciente-mente John McCain al criticar las políticas económicas del gobierno venezolano, pero extrañamente no hace referencia sobre la ola de suicidios en EEUU generado por la crisis capitalista.

Esta vez, no son los dueños de bancos quienes deciden qui-tarse la vida, como lo hicieran en las crisis de inicio del siglo pasa-do, sino quienes han perdido sus viviendas y sus empleos, el lado más delgado de la cuerda.

“En California, un adminis-trador de inversiones desemplea-do pierde una fortuna y en un acto de desesperación mata a su familia y se suicida. En Ohio, una viuda de 90 años de edad se pega un balazo en el pecho al ver que llegan alguaciles con una orden de desalojo de su modesta vivien-da”, así comienza un cable de la agencia Associated Press (AP) del 14 de octubre pasado.

Su segundo párrafo no es me-nos dramático: “En Massachusetts, Carlene Balderrama, un ama de casa que ha ocultado a su marido la desesperada situación financiera en que se hallan, envía una carta a la empresa que está financiando su hipoteca, advirtiéndole, “Para el momento en que ustedes libren una orden de ejecución contra mi casa, estaré muerta”. Balderrama se suicidó de un balazo, tras matar a sus tres amados gatos, dejando una

póliza de seguros y una carta en la mesa informando de su decisión de quitarse la vida.”

Pero antes había hablado la “francotiradora”, como gusta de-cirle McCain a Sarah Palin, y til-dó al presidente Hugo Chávez de “dictador”. Quizás la gobernado-ra de Alaska aún no se ha entera-do que quien preside el gobierno actualmente en Venezuela ha sido elegido y reelegido, incluso ha sido sometido a un referendo re-vocatorio y ha salido vencedor. Quizá el sistema electoral vene-zolano no es tan “democrático” como el que se realiza en EEUU, donde 270 o más votos de cole-gios electorales son los que eligen al presidente estadounidense. Por lo tanto, un candidato presiden-cial puede ganar el voto popular y, al mismo tiempo, perder la elección en ese país.

Para quienes tienen una “de-

mocracia” donde gobiernan las corporaciones y cuando se les pre-senta una crisis sólo salvan a los bancos, es muy difícil que traten de entender que un gobierno (el venezolano, por mencionar uno solamente) haya decidido el ca-mino de la independencia.

Hasta les preocupa que en el plano tecnológico Venezuela ha-ya logrado colocar un satélite en el espacio. El día del lanzamiento el gobierno venezolano reveló que EEUU había intentado hasta úl-timo momento bloquear que éste se realizara al solicitarle a China que debían “revisar” el satélite porque supuestamente se había hecho una modificación que po-día generar una “perturbación”.

Ahora el nombre de Simón Bolívar se encuentra girando por la órbita terrestre que corresponde a Uruguay con tecnología provista por China. Sin lugar a dudas, es

un logro de soberanía tecnológica que ha sido silenciado mediática-mente, una vez más.

Lo que sí ha traído a los titu-lares en primera plana es a la or-ganización privada Súmate, que pretende dar lecciones de “impu-nidad electoral” al instruir a unos “supertestigos” para las elecciones de este 23 de noviembre (23N). Esta agrupación política que ha contado con el respaldo del presi-dente estadounidense George W. Bush y financiada por la Natio-nal Endowment for Democracy (NED), regresa una vez más para erigirse como superárbitro des-pués de haber fracasado como or-ganización que intentaba nuclear a la oposición política.

También figuró en esos ti-tulares el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezo-lana (CEV), monseñor Roberto Lückert, y extraña sobremanera la posición de ir contra el árbitro electoral –Consejo Nacional Elec-toral (CNE)–, porque esta estrate-gia lo que ha llevado en anteriores elecciones es a la desmovilización de la oposición. Si bien, las elec-ciones regionales ha alcanzado ni-veles de abstención entre 45% y 50%, según los sondeos recientes de Datanálisis podría tener una participación del 77%.

Una alta participación en es-tas elecciones es un compromiso con la democracia participativa y con las nuevas relaciones que el ciudadano está desarrollando desde consejos comunales. Si se mantienen estos sondeos va a ser muy difícil que reducidos sectores de ultraderecha pongan en prácti-ca una réplica de la Media Luna boliviana en Venezuela.

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2 Caracas, noviembre de 2008 LE MONDE diplomatique «el Dipló­»

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DE NUESTRA REDACCION EN CARACAS

por henriette arreaza

Victoria Chaima en Caripe del Guácharo

Los derechos de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela

A Sora, David, Nicolás Zapata, Rizquez, Chano, Cármen

y a todos los guerreros del Guácharo y Santa María

Hace 8 años, motivada por los derechos que les consagraba la nueva Constitución de la Repú-blica Bolivariana de Venezuela, la comunidad Chaima de Caripe del Guácharo, en el estado Monagas, se dirigió a la Alcaldía de Caripe para manifestar su intención de participar en los procesos electo-rales como comunidad indígena; nombrar sus representantes en la Asamblea y cuerpos deliberantes; y tener acceso a los antiguos do-cumentos donde se les asignaba la propiedad de sus tierras.

La respuesta de las autoridades fue de extrañamiento absoluto: ¿Los Chaima? Pero si los Chaima no existen.

Existimos, somos doce mil, estas eran nuestras tierras, nues-tros apellidos: Morocoima, Caripe, Caranama, Tarimucio. Nuestros cerros: Chacaracuar, Chariguar, Guamo, Tucuyucuar. Nuestros ríos: Guarapiche, Amana, Areo, Cocollar. Nuestras sabanas: Ca-tuaro, Masaguar. Nuestras frutas: perikawá, kumo, tapiramo. Todas esas voces nos nombran, ¿no di-cen acaso que existimos?

Es la lengua lo que demuestra que existimos, sin lengua no hay identidad. Entonces con unas mil palabras en sus mapires comenzó la batalla por la reconstrucción de la lengua.

No era suficiente la palabra que los cantaba. En el tiempo mítico basta el relato oral. En el canto se reproduce una y otra vez

la existencia. Para saber se escu-cha, no hay demostración más fehaciente que el sonido de las potencias divinas. Pero en el pla-no razonable de la historia, lo his-tórico debe estar escrito, es el ojo el testigo de los acontecimientos reales. Queda el oído para escu-char leyendas.

A partir de ese momento, es-ta comunidad indígena de las se-rranías del Guarapiche comienza una nueva lucha que no es sino la continuación de la épica de sus antepasados, despojados de sus tierras mediante viejos trucos de extorsión desde siempre practica-dos por los colonos europeos.

En un trecho de la batalla, un gran hallazgo: el libro Los Chai-ma del Guácharo, de Jean Marc de Civrieux, aparecía por arte de magia escapado de los anaqueles del Banco Central. Nadie se los llevó sino el azar o tal vez la rue-da kármica de sus ancestros. Allí podía posarse el ojo discriminante de la historia. Allí estaba el testi-monio de sus antepasados, la foto de la abuela Victorina Pianaima. Las palabras introductorias de Ci-vrieux suenan premonitorias:

“En las páginas que siguen de-seamos dejar constancia de la exis-tencia del antiguo pueblo chaima, que vivió en estrecha armonía con la naturaleza y cuya cultura se desvaneció por obra de la civiliza-ción, conducida bajo el pretexto de la civilización y el progreso… Buscamos forjar una conciencia para evitar la destrucción de los grupos minoritarios herederos de aquellos valores, etnocidio que las futuras generaciones no nos per-donarían.”

Con el libro de Civrieux como espada luminosa que iba abriendo una a una las puertas del conoci-miento sobre su antigua cultura caribana, y bajo el estandarte de la antigua Cacica Urimare, la co-munidad Chaima de Caripe del Guácharo corona victoriosa esta batalla.

Fueron años de estudios y recuperación de su lengua (ex-tinguida mediante expresa prohi-bición); creación de una escuela para niños chaima; recorridos por las aldeas lejanas donde se refu-giaron sus ancianos; debates; con-sultas públicas; mesas de trabajo entre indígenas y concejales. Nin-gún esfuerzo se escatimó para lo-grar la meta de su reconocimiento jurídico.

El pasado 12 de octubre la po-blación Chaima de Monagas cele-bró en la Plaza Bolívar de Caripe el nacimiento de la Ordenanza Indígena emitida por la Alcaldía del Municipio Caripe que, estruc-turada en dos títulos, tres capítu-los y 15 artículos, les reconoce sus derechos como pueblo originario sin menoscabo de su presencia en otros municipios.

La Sierra de los Chaima, cru-zada por ríos y árboles gigantes, constituye un sistema de riego natural y provee de agua a todo el oriente del país, incluyendo a la isla de Margarita. El reconoci-miento de la soberanía sobre sus tierras a los habitantes origina-rios, a sus antiguos y verdaderos guardianes, es una garantía de protección de esta riqueza y una razón más para celebrar la buena nueva.

¡Vivan los Chaima!

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3Caracas, noviembre de 2008LE MONDE diplomatique «el Dipló­» DE NUESTRA REDACCION EN CARACAS

El mapa político de la Venezuela de 2009-2010

El tramado de ajedrezpor ricardo menndez*

Como parte del modelo po-lítico plural y democrático en las elecciones regionales de noviem-bre el Consejo Nacional Electo-ral recibió 17.308 postulaciones, formalizaron inscripción cerca de 8.294 candidatos para 603 car-gos, bajo la propuesta de 295 or-ganizaciones políticas nacionales y regionales, en todo el territorio nacional. Por primera vez, existirá paridad de género (50/50) para la postulación de los cargos delibe-rantes.

Geopolítica en juegoEn el denominado postfordis-

mo, en el esquema globalizador bajo la óptica y la doctrina del capital, los Estados Nación pasan a estar en juego. No se trata de una condición definitoria, pero si de un vector de fuerza que hace estragos de contradicciones en la historia.

La medialuna boliviana se di-buja en absoluta correlación con la localización de los yacimientos de hidrocarburos de Bolivia. Casi en una silueta perfecta, se delinea el terreno de unos prefectos que acuden bajo pretexto a las urnas electorales. El mismo poder que concentra cientos de miles de hectáreas de tierra en manos de las familias que ostentan el poder político, de los convenios con las trasnacionales petroleras. De las

voces que como en el nacimiento del liberalismo político –hace va-rios siglos– se pretenden dueños de la “razón” y de la “civilidad”. Bajo el manto de “uniones cívi-cas” apalean indígenas y no tole-ran que uno de ellos fuese electo y ratificado con más de dos ter-cios de los votos y mas del 56% del total del registro electoral, co-mo presidente y menos aún que ejerza el cargo.

En Ecuador, la lección acusa. Correa, con amplia ventaja en el Referéndum Constitucional de ese país se apresura a Guayas, a su capital Guayaquil. Ahí recibi-ría los resultados. La ciudad por-tuaria, de importante dinamismo económico en el Ecuador y donde se concentran las contradicciones del capital y el cambio social.

En Venezuela se alza la geopo-lítica. Los mapas que enuncian coeficientes y cocientes de loca-lización de la actividad petrolera, de la concentración de la renta, o de los hitos fronterizos comercia-les, representan los frentes centra-les de contradicciones. No se trata de la elección de personas para simplemente ser los alcaldes y gobernadores. Tanto para la opo-sición como para el chavismo está en juego el tablero de ajedrez, el posicionamiento en el terreno, de una batalla más compleja: Mira-flores.

La democracia plenavenezolana. La propuesta y construcción de un modelo histórico social

Se caen las bolsas de valores y curiosamente se habla de una crisis financiera obviando la me-tástasis de una crisis estructural de mucha mayor envergadura. Familias duermen en las calles de la metrópolis del mundo. Bush, al entregar su gobierno habrá dejado como legado más de un millón de muertos en Irak, 7 mi-llones adicional de pobres en su propio territorio (alcanzando los 37.276.000 pobres en EUA según cifras del propio Census Bureau de ese país); 8.7 millones adiciona-les de norteamericanos excluidos del seguro médico –de ellos 3.4 millones niños– alcanzando la cifra de 47 millones de personas en Estados Unidos sin derecho a la salud. Curiosamente, el veto del presidente norteamericano al denominado Plan de Cobertura enuncia una posición conceptual, de principios ante la vida: no se aplicó por ser muy caro. Costaba 7.000 millones de dólares al año, lo mismo que un mes de guerra en Irak. 10% de los primeros auxilios financieros a la banca, a los banqueros. El costo, la carga sobre los contribuyentes.

Contrario a lo que se pensara, en Venezuela, decisiones del go-

bierno y del parlamento enfren-taron el anatocismo y la usura de los créditos doble indexados favo-reciendo fundamentalmente a los sectores de clases medias que esta-ban en riesgo de perder su vivien-da e incluso a sectores de clases media alta que habían obtenido créditos bancarios en dólares bajo esta modalidad.

Sin embargo, algunas cifras contextualizan en término real parte del proceso venezolano. Mientras otros países tienen tasas crecientes de exclusión en sus sis-temas de salud en otros se asume como una responsabilidad de Es-tado. La inversión en salud –solo una parte de la inversión en segu-ridad social– como parte del PIB ha pasado de 1.5% como cifra de 1990 a 2.3% en el 2007. De 387 mil personas pensionadas en 1990 en la actualidad hay 1.124.000 personas, con homologación de los montos de pensiones igua-les al salario mínimo. La cifra de pobreza general ha cambiado de 63% en 1990 a 27% en el 2007 y la pobreza extrema ha modificado sus valores de 33% en la fecha en referencia a 7.6% en 2008. En los años en comparación ha habido diferenciales de crecimiento eco-nómico de -8% en 1990 a más de +8.4% en el 2007. Las reservas internacionales salieron de cifras inferiores a los diez mil millones de dólares en la década del neoli-beralismo a más de cuarenta mil millones de dólares en el presente, pasando, claro está por el deno-minado sabotaje petrolero que ha-bría generado pérdidas por cerca de 15 mil millones de dólares. La inclusión en el sistema educativo superior ha significado un paso de poco más de 600.000 estudian-tes en este subsector en 1998 a más de 2.1 millones en 2007. De ellos se mantienen los valores de la educación privada pero se ha multiplicado la pública.

En las series históricas, en el campo de las ciencias sociales, diversos estudios comienzan a enunciar puntos de quiebre en las series, elemento propios de indi-cios de cambios estructurales.

Por su parte, adicional a estos elementos que podrían estar aso-ciados al concepto de democracia en tanto reconocimiento efectivo de la ciudadanía, se suman otros.

Independencia de poderes. La inclusión en el sistema electoral

En Venezuela una persona es un voto. Aunque les parezca ex-

Lo trascendente de las elecciones del próximo noviembre es que los venezolanos nos jugamos la soberanía. Y la pluralidad ya no es el chantaje del acuerdo de los grupos políticos o de las elites sino de las decisiones que tomen sus ciudadanos. Leídos desde los códigos del liberalismo político, esto no es posible. Se trata es de la construcción de una democracia participativa y protagónica, sin ciudadanos invisibles, y donde todos podamos –en la propia concepción aristotélica de la ciudadanía– participar, administrar y ejercer directamente la función pública. Un nuevo paradigma ético y conceptual. Una propuesta en construcción, en momento en que muchos han guardado el silencio cómplice ante la historia. Esa es, desde ya, parte de una victoria.

* Geógrafo, Msc en Planificación Urbana,

mención Economía y Estructura Urbana.

Doctor en Urbanismo. Profesor Universi-

dad Central de Venezuela

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4 Caracas, noviembre de 2008 LE MONDE diplomatique «el Dipló­»DE NUESTRA REDACCION EN CARACAS

traño no es la aritmética de los paradigmas del mundo libre, de los dueños de las disuasivas balas para hacerse de los campos petro-leros o de las riquezas de los paí-ses. No es esa igualdad donde más de 200 millones de personas en Estados Unidos equivalen a poco más de 500 electores de los cole-gios electorales. No, en Venezuela una persona es un voto.

Pero tampoco es el modelo de exclusión a que hemos estado acostumbrados donde la propia identidad era negada. O dónde la brecha entre personas en edad de votar e inscritos en el registro electoral constituía un auténtico abismo. En el año 1998 existían 10.991.482 inscritos en el Regis-tro Electoral, lo que representaba el 47% de la población total, y el 77.3% de la población en edad electoral. Para el proceso electoral de noviembre del 2008 se han ins-critos 16.945.061 personas lo que alcanza el 60.1% de la población total del país, y el 94% de la po-blación en edad electoral. El nú-mero total de centros electorales se ha incrementado de poco más de 8.200 centros nacionales en el año 2000 a más de 11.000 para la presenta fecha, lo que implica descongestión de los mismos aun cuando la tarea de la accesibilidad social, por las condiciones de se-

gregación espacial, histórica, de infraestructura, pueda todavía es-tar pendiente.

Lo anterior indica elementos sintomáticos en la sociedad. El significado de una democracia que pretende asumirse y cons-truirse en todas las esferas de la vida. En el derecho político, en los económicos, en los sociales, en los culturales, en los espaciales.

Otros aspectos están presentes. En la forma de hacer praxis política se han construido esquemas.

El significado de las elecciones regionales de noviembre 2008

Posterior al referéndum de diciembre de 2007 la oposición venezolana se sintió victorio-sa, pese a que las proyecciones hablaban de una diferencia de menos de quince mil votos. El chavismo había perdido contra sí mismo la reforma y no contra el adversario. Casi dos millones de chavistas, que se siguen consi-derando chavistas según estudios de opinión, no habían acudido a votar. Afiches tomaban las ca-lles con imágenes que evocaban aquel “América necesita de ti” del “Tío Sam” pero con un opositor venezolano, rezando en referen-cia a Chávez: vamos por ti. La oposición firmó un acuerdo uni-

tario y pretendió posicionar en los medios el imaginario de que la unidad es su parcialidad. Op-taron por métodos de encuestas y mesas de negociación para selec-cionar sus candidatos; desafiaron todas las leyes probabilísticas y lo-graron que en un mismo sitio, en una misma fecha, con una misma muestra se encontraran resultados abiertamente disímiles, depen-diendo de quién hubiese financia-do cada estudios.

El PSUV, por su parte, partido que reúne en sus filas a poco más de 5.7 millones de personas optó por la elección en primarias de sus candidatos así como por convocar a sus bases para la definición de las bases programáticas. En un proceso que los propios protagonistas han definido como perfectible parece constituir sin embargo un punto de ruptura paradigmático. Casi 2.3 millones de militantes del PSUV participaron en las referidas elec-ciones primarias. Para tener idea de la magnitud de estas primarias del PSUV, la participación representó el 40.3% de las bases de este parti-do igualando prácticamente al total de votos de toda la oposición (200 mil votos menos) para las regiona-les 2004. En ese proceso electoral regional la abstención fue mayor al evento nacional del mismo año, teniendo un promedio nacional de

abstención de 49.3% según el aná-lisis de las cifras oficiales del CNE, disponibles en su portal de internet. (En las regionales del año 2000 el promedio de abstención habría sido de 41.9%)

Aún cuando porcentualmente son excepcionalmente bajos los casos, en esas primarias del PSUV perdieron candidatos que decidie-ron lanzarse por iniciativa propia o con apoyo abierto de sectores de oposición, como son los casos de los estados Guárico o Barinas. Paradójicamente, otras entidades donde las bases chavistas habían acusado en el pasado división se constituyen ahora como un blo-que unitario, como es el caso del estado Zulia.

Venezuela, un país donde cu-riosamente se acusa, a partir de la desinformación y manipulación incluso de los datos, de la insta-lación de una dictadura, cumple en la convocatoria a elecciones re-gionales de noviembre del 2008, con el onceavo proceso electoral en una década. En el país, según el análisis de la organización his-tórica de la base censal se estima la existencia de cerca de 34.000 comunidades. En la actualidad existen cerca de 26.000 Consejos Comunales que hacen cotidia-namente el ejercicio de la demo-cracia directa. En término de las

dinámicas territoriales cambios paradigmáticos se han venido planteando aun cuando es enor-me el desafío. El desafío de cam-biar precisamente, lo que Milton Santos llamara las rugosidades del espacio geográfico. El pasado mes de octubre, el primer complejo refinador se instalaba en los lla-nos venezolanos. No era la lógica de los puertos, de la economía comercial expoliativa. Es un país que se mira hacia adentro, con sus habitantes, con sus ciudadanos.

Lo trascendente de las eleccio-nes del próximo noviembre es que los venezolanos nos jugamos la so-beranía. Y la pluralidad ya no es el chantaje del acuerdo de los grupos políticos o de las elites sino que las decisiones que tomen sus ciu-dadanos. Leídos desde los códigos del liberalismo político, esto no es posible. Se trata es de la construc-ción de una democracia participa-tiva y protagónica, sin ciudadanos invisibles, y donde todos podamos –en la propia concepción aristoté-lica de la ciudadanía– participar, administrar y ejercer directamen-te la función pública. Un nuevo paradigma ético y conceptual. Una propuesta en construcción, en momento en que muchos han guardado el silencio cómplice ante la historia. Esa es, desde ya, parte de una victoria.