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El presente trabajo tiene el objetivo de caracterizar y especificar, en forma preliminar, lo que puede ser considerado desde un abordamiento filosófico, la sabiduría maya que conforma la autocomprensión intelectual del maya antiguo. Asimismo indagamos sobre las características del sabio maya, señalándolo además como una persona multifuncional, en el sentido que en él se pueden reunir varias funciones primordiales directivas en la sociedad maya precolombina. Por último nos preguntamos quiénes son algunos de estos sabios mayas, para ofrecer con nombre y apellido –como dice León Portilla “con un rostro y un corazón”- a algunos de ellos. Para lo anterior nos hemos basado primordialmente en el Popol Vuh, El Libro del Chilam Balam de Chumayel y en la Relación de las cosas de Yucatán de fray Diego de Landa.[2] La sabiduría de los mayas. En el “Libro de los linajes” del Chilam Balam de Chumayel[3] se hace la narración sobre cómo se organizó la sociedad maya desde sus orígenes. Con base en los linajes ordenados a partir de los rumbos del mundo. En estos rumbos son elementos simbólicos los colores y la piedra sagrada, el pedernal, así como su alimento (vegetal o animal) y la Ceiba central que los rodea. Se dice en el Chilam: El pedernal rojo es la sagrada piedra de Ah Chac Mucen Cab. La Madre Ceiba Roja, su Centro Escondido, está en el oriente. El chacalpucté es el árbol de ellos. Suyos son el zapote rojo y los bejucos rojos. Los pavos rojos de cresta amarilla son sus pavos. El maíz rojo y tostado es su maíz. El pedernal blanco es la sagrada piedra del norte. La Madre Ceiba Blanca es el Centro Invisible de Sac Mucen Cab. Los pavos blancos son sus pavos, las habas blancas son sus habas. El maíz blanco es su maíz. El pedernal negro es la piedra del poniente. La Madre Ceiba Negra es su centro escondido. El maíz negro y acaracolado es su maíz. El camote de pezón negro es su camote. Los pavos negros son sus pavos. La negra noche es su casa. El frijol negro es su frijol. El haba negra es su haba.

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El presente trabajo tiene el objetivo de caracterizar y especificar, en forma preliminar, lo que puede ser considerado desde un abordamiento filosófico, la sabiduría maya que conforma la autocomprensión intelectual del maya antiguo. Asimismo indagamos sobre las características del sabio maya, señalándolo además como una persona multifuncional, en el sentido que en él se pueden reunir varias funciones primordiales directivas en la sociedad maya precolombina. Por último nos preguntamos quiénes son algunos de estos sabios mayas, para ofrecer con nombre y apellido –como dice León Portilla “con un rostro y un corazón”- a algunos de ellos.

Para lo anterior nos hemos basado primordialmente en el Popol Vuh, El Libro del Chilam Balam de Chumayel y en la Relación de las cosas de Yucatán de fray Diego de Landa.[2]

La sabiduría de los mayas.

En el “Libro de los linajes” del Chilam Balam de Chumayel[3] se hace la narración sobre cómo se organizó la sociedad maya desde sus orígenes. Con base en los linajes ordenados a partir de los rumbos del mundo. En estos rumbos son elementos simbólicos los colores y la piedra sagrada, el pedernal, así como su alimento (vegetal o animal) y la Ceiba central que los rodea. Se dice en el Chilam:

El pedernal rojo es la sagrada piedra de Ah Chac Mucen Cab. La Madre Ceiba Roja, su Centro Escondido, está en el oriente. El chacalpucté es el árbol de ellos. Suyos son el zapote rojo y los bejucos rojos. Los pavos rojos de cresta amarilla son sus pavos. El maíz rojo y tostado es su maíz.

El pedernal blanco es la sagrada piedra del norte. La Madre Ceiba Blanca es el Centro Invisible de Sac Mucen Cab. Los pavos blancos son sus pavos, las habas blancas son sus habas. El maíz blanco es su maíz.

El pedernal negro es la piedra del poniente. La Madre Ceiba Negra es su centro escondido. El maíz negro y acaracolado es su maíz. El camote de pezón negro es su camote. Los pavos negros son sus pavos. La negra noche es su casa. El frijol negro es su frijol. El haba negra es su haba.

El pedernal amarillo es la piedra del sur. La madre Ceiba Amarilla es su Centro Invisible. El pucté amarillo es su árbol. Amarillo es su camote. Amarillos son sus pavos. El frijol de espalda amarilla es su frijol.[4]

Después de repartidas y preparadas las tierras por otros personajes divinos en la tradición maya, se establecen jefes para cada rumbo y se indica a “Cozumil” como la flor de la tierra, como centro religioso y se entronizan a los sacerdotes cumpliendo multifunciones[5] en la dirección social. “Kin Pauah era el gran sacerdote, el que gobernaba el ejército de los guerreros y era el guardián, en el altar de Cozumil”, dice el Chilam Balam.[6] Socialmente organizados pues, es cuando les roban las representaciones de la vida: “Entonces fue robada la Serpiente de vida [Canhel] de Chac-xib-chac. Y la Serpiente de vida de Sac-xib-hac fue robada. Y la serpiente de vida de Ek-yuuan-chac fue arrebatada también”.[7] El hecho marca el inicio del peregrinaje y poblamiento del territorio.

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En ese asentarse de los pueblos mayas se da un proceso de aprendizaje que revela el desarrollo cultural y humano de cada linaje maya. Por tratarse de El libro del Chilam Balam de Chumayel texto producido en el pueblo de Chumayel al que pertenecen los mayas del linaje de los itzaes, se centra la narración en ellos.[8]

En lo que sigue para nuestra intención de abonar a la idea de sabiduría entre los mayas, retengamos el proceso de aprendizaje –mencionado antes- donde los mayas como pueblo van desarrollando su cultura, por medio de la altura de su lenguaje y conocimientos. Dice el Chilam:

Entonces llegaron a Alaa. Alaa es el nombre de este lugar, decían. Y vinieron a Kanholá. Y vinieron a Tixchel. Allí se elevó su lenguaje, allí subió su conocimiento. Y entonces llegaron a Ninum. Allí aumentó su lengua, allí aumentó el saber de los Itzaes. […] Y vinieron al lugar que es nombrado T’ Cooh. Allí compraron palabras a precio caro, allí compraron conocimientos. Ticoh es el nombre de este lugar. […] Y llegaron a Sabacnail, lugar de sus antepasados, tronco de la casta de Ah-Ná. Los Chel-Ná eran sus antepasados. Cuando llegaron allí, donde era el ejercicio de la Ná, meditó su inteligencia.[…] Y llegaron a Uxmal. De allí salieron y llegaron a Yubak. Y llegaron a Munaa.Allí se hizo tierno su lenguaje y se hizo suave su saber. […] Y fueron a Sacbacel-caan. Cuando llegaron, ya estaban completos los nombres de los pueblos que no los tenían, y los de los pozos, para que se pudiera saber por dónde habían pasado caminando para ver si era buena la tierra y si se establecían en estos lugares. El “ordenamiento de la tierra” decían que se llamaba esto.[…] Tixmaculum. Allí hicieron oculto su lenguaje. […] Tekit. Allí se dispersaron el resto de los Itzaes. […] Y fueron a Maní. Allí olvidaron su lenguaje.[…] Y fueron a Balam-Kin, la tierra de los sacerdotes. […] Y a la gran Mayapán, la que está dentro de murallas y sobre el agua. Y fueron a Nabulá. Tixmucuy. Tixcanhub. Dzoyilá. Y llegaron a Ti-sip. Allí sazonó su lenguaje, allí sazonó su conocimiento. Y comenzaron a fundar tierra los Señores.[9]

Como podrá seguirse de esta selección referida al conocimiento, palabra y pensamiento de los antiguos mayas, al “ordenamiento de la tierra” le siguió el perfeccionamiento y la consolidación de su lengua y conocimientos. Desde la rudimentaria poseída originalmente, pasando por la que compran, la que meditan hasta que se hace suave y sazonada, y a causa de la conquista, la que ocultan primero y luego olvidan. Esto último constituye la reacción natural frente al invasor, ocultarle los conocimiento fundamentales y básicos de la identidad e idiosincrasia general contenidos en los libros antiguos o códices, los mismos que después fueron “olvidados” por la destrucción sistemática a la que fueron sometidos en el pueblo de Maní por Fray Diego de Landa. Según la descripción del Chilam Balam, después del “olvido” de su lengua van a la tierra de los sacerdotes, pues son ellos los que tenían el conocimiento de los dioses, del tiempo y del mundo en las “pinturas” que manejaban, con lo cual se reconoce el desarrollo cultural y de pensamiento del pueblo maya; para finalmente dar paso a la entronización de sus señores oHalach-uinic.

Esta narración es fiel en términos generales a las reconstrucciones científicas, históricas, etnográficas y sociológicas que los diversos científicos sociales han ofrecido al respecto sobre los pueblos mayas.[10]

En términos de una reconstrucción hermenéutica con pretensiones de fundamentación epistémica sobre la sabiduría maya, los elementos anteriores sobre el aprendizaje y el

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desarrollo cultural del pensamiento maya registrados por el Libro de Chilam Balam de Chumayel, requiere desarrollarse, quede por el momento apuntado que en este texto se deja históricamente asentado el hecho de que en la autocomprensión maya éstos conciben su desarrollo cultural como un progresivo civilizarse y en donde los conceptos de palabra, lenguaje, inteligencia, saber, pensamiento, conocimiento hallan lugar. Esta autocomprensión maya (en el duro proceso de preservar sus conocimientos, tradiciones, creencias, mitología y genealogía frente a la extinción) se justifica a sí misma de la siguiente manera:

Esta es la memoria de las cosas que sucedieron y que hicieron. Ya todo pasó. Ellos hablan con sus propias palabras y si acaso no todo se entiende en su significado; pero, derechamente, tal como pasó todo, así está escrito. Ya será otra vez muy bien explicado todo. […] Así el pueblo de los divinos Itzaes, así los de la gran Itzamal, los de la gran Aké, los de la gran Uxmal, así los de la gran Ichcaansihó. Así los nombrados Couoh también. Verdaderamente muchos eran sus “Verdaderos Hombres”. [..] pero no está a la vista todo lo que hay dentro de esto, ni cuanto ha de ser explicado, los que lo saben vienen del gran linaje de nosotros, los hombres mayas. Esos sabrán el significado de lo que hay aquí cuando lo lean. Y entonces lo verán y entonces lo explicarán y entonces serán claros los oscuros signos del Katún. Porque ellos son los sacerdotes. Los sacerdotes se acabaron, pero no acabó su nombre, antiguo como ellos.[11]

Después de la llegada de los Dzules, los hombres blancos, los españoles, la sabiduría de los antiguos sacerdotes dejó de conocerse, ya no se tenían buenos sacerdotes (haciendo alusión negativa a los sacerdotes españoles), y por tanto “no teníamos sabiduría”: “No había Alto Conocimiento, no habíaSagrado Lenguaje, no había Divina Enseñanza en los sustitutos de los dioses que llegaron aquí. ¡Castrar el Sol! Eso vinieron a hacer aquí los extranjeros.”[12]

Los mayas eran conscientes de su patrimonio cultural, de su sabiduría adquirida desde el comienzo de los tiempos y que tanto esfuerzo les llevó “sazonar”, pues tenían Alto Conocimiento, Sagrado Lenguaje y Divina Enseñanza; más allá de lo “Alto”, de lo “Sagrado” y de lo “Divino” de la sabiduría maya, lo perdido fue la sabiduría misma, el conocimiento, ellenguaje y su enseñanza. Los sacerdotes, Chilames (Profetas), Ahau señores nobles, halach uinic (verdaderos hombres), siendo los depositarios de dicha sabiduría, conocimientos, lenguaje y enseñanza, fueron perseguidos y muertos, otros se retiraban a los montes, los menos continuaban clandestinamente con sus ritos, enseñanza y en ocasiones con la posesión y resguardo de algún códice –de ahí el hecho que hayan sobrevivido algunos, otros más fueron asimilados a la cultura impuesta.

¿Cuál era el contenido de su sabiduría? ¿Qué contenían sus “libros de pinturas” o códices? ¿Cuál era su pensamiento cosmogónico, sus reflexiones míticas religiosas, médicas, políticas, artísticas y científicas?

Ya en el libro XV “Del vaticinio de los Trece Katunes” se lee que contenían, entre otras cosas:

La relación de la explicación de la sabiduría de los Libros Sagrados y del orden del caminar de las épocas, aquí se sacaba […] para que se pudiera saber la “carga” del paso de los katunes. Uno por uno, cada katún, ya fuera bueno, ya fuera malo, así era escrito por los escritores de lo sagrado. […] Así, ellos saben el principio de la tierra, el tronco de nuestra raza, y en el recto hablar de los escritores de lo sagrado lo han puesto en libros…[13]

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Fray Diego de Landa también ofrece información sobre el contenido del pensamiento y sabiduría maya en su Relación de las cosas de Yucatán,[14]además nos ofrece una descripción de los sacerdotes y sabios mayas. Antes de pasar a lo que consigna Landa es importante destacar que en el siglo XVI, algunos de los humanistas y eruditos más destacados no dudan de la calidad de filósofos, sabios o pensadores, de los tlamatinime nahuas, como sucede con Fray Bernardino de Sahagún y Fray Bartolomé de Las Casas, así como de los sacerdotes (chilames), mayas como sabios (ah miatzoob) u hombres verdaderos (halach uinic), como destaca Landa pese a que a él se deba la quema de la mayor parte de los códices mayas. Dice Landa:

Qué los de Yucatán fueron curiosos en las cosas de la religión como en las del gobierno y que tenían un gran sacerdote que llamaban ah kin may, y por nombre ahau can may, que quiere decir el (gran) sacerdote may, que era muy reverenciado de los señores […] y que a éste le sucedían en dignidad sus hijos o parientes más cercanos, y que en éste estaba la llave de sus ciencias, y que en éstas trataban lo más, y que daban consejo a los señores y respuestas a sus preguntas, y que cosas de los sacrificios pocas veces las trataban sino en fiestas muy principales o en negocios muy importantes; y que éstos proveían de sacerdotes a los pueblos cuando faltaban, examinándolos en sus ciencias y ceremonias y que lesencargaban de las cosas de sus oficios y el buen ejemplo del pueblo, y proveían de sus libros; y que éstos atendían al servicio de los templos y a enseñar sus ciencias y escribir libros de ellas.

Que enseñaban a los hijos de los otros sacerdotes y a los hijos segundos de los señores que les llevaban para esto desde niños, si veían que se inclinaban a este oficio.

Que las ciencias que enseñaban eran la cuenta de los años, meses y días, las fiestas y las ceremonias, sus maneras de adivinar, remedios para los males, las antigüedades, leer y escribir con sus letras y caracteres en las cuales escribían con figuras que representaban las escrituras.

Que escribían sus libros en una hoja larga doblada con pliegues que se venía a cerrar toda entre dos tablas que hacían muy galanas, y que escribían de una parte y de otra a columnas según eran los pliegues; y que este papel lo hacían de las raíces de un árbol y que le daban un lustre blanco en que se podía escribir bien, y que algunos señores principales sabían de estas ciencias por curiosidad, que por esto eran más estimados aunque no las usaban en público.[15]

Como se puede establecer, las características de los sacerdotes, chilames, halach uinic, Ahau o ah miatz, sabio, consiste en ser la llave de sus ciencias, vale decir, que se trata del especialista, el experto señalado para saber sobre algo específico relacionado con sus ciencias, conocimientos, pensamiento, artes u oficios; que estas trataban lo más, expresión de la época para decir que eran muy completas sus ciencias, o para señalar que trataban lo mayor o acerca de todo. El sabio maya es además consejero, es sabio porque sabe y contesta preguntas, es formador de otros sacerdotes, es decir,maestro, medico e historiador, funge como árbitro, guía experto, modelo moral; es quien posee los libros o códices, los guarda y escribe, es pues autor, pensador, creador. Maestro formador de la élite de los sabios o sacerdotes.

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Esta parte de Diego de Landa es muy parecida a la de Bernardino de Sahagún en donde describe al Tlamatini nahuatl,[16] y nos puede dar elementos para sostener no sólo la existencia de la sabiduría, sino de los sabios (chilames, halach uinic o ah miatz) mayas.

En esta entrega sólo indicaré, para desarrollarlo en otro momento que en elPopol Vuh, existe la comprensión de lo que es la sabiduría (Miatzil) y el conocimiento (kaholàl), en la metáfora de la vista, de la visión y del ver, lo de este mundo y lo trasmundano. Y que existen nombres para estos sabios mayas.

En el Popol Vuh [17] se mencionan entre otros a cuatro Ahau, halach uinic y miatzoob, o sabios que manejan “libros de pinturas”: Gucumatz (histórico), Cotuhá, Quicab y Cavazimah.

En el Chilam Balam, por contener el libro de los linajes tiene más nombres, el primero y obvio, pero por lo mismo invisibilizado: Balam el Chilamr (el Chilam Balam). Junto con él hay otros cuatro chilames: Napuc tun, Nahau-Pech, Ah kuil Chel (personaje repetido y parecido como Ah kin Chel descrito por Landa) y Natzin-Yabun-Chan.

En la Relación de las cosas de Yucatán Diego de Landa identifica a dos ancianos sacerdotes y sabios: Juan Nachi Cocom y Ah Cambal. Aunque Ma. Del Carmen León Cázares señala a Gaspar Antonio Chi (llamado Herrera) como otro anciano, sabio y sacerdote que le ayuda en las traducciones durante los autos de fe del suceso (la quema de códices) en el pueblo de Maní.

Lo interesante de este elenco consiste en que varios de los consignados se encuentran en dos de las anteriores obras y pueden “triangularse” las evidencias y las menciones que se hacen de ellos, lo que constituyen rastros historiables y por tanto reconstruibles de su existencia en más de una fuente.

Explica Landa:

Dicen que entre los doce sacerdotes de Mayapán hubo uno muy sabio que tuvo una sola hija a quien casó con un mancebo noble llamado Ah Chel, el cual hubo hijos que se llamaron como el padre conforme a la usanza de esta tierra; y dicen que este sacerdote avisó a su yerno de la destrucción de aquella ciudad y que éste supo mucho en las ciencias de su suegro, el cual, dicen, le escribió ciertas letras en la tabla del brazo izquierdo, de gran importancia para ser estimado; y con esta gracia pobló en la costa hasta que vino a hacer asiento en Tikoch siguiéndole gran número de gentes, y que así fue muy insigne población aquella de los Cheles, y poblaron la más insigne provincia de Yucatán, a la cual llamaron, por aquel nombre, la provincia de Ah Kin Chel, [como el nombre del suegro] y es la de Ytzamal, donde residieron los Cheles y se multiplicaron en Yucatán hasta la entrada del adelantado Montejo.[18]

Ah Kin Chel (el viejo, el suegro) y Ah Chel (el jóven, el yerno) ambos son sabios y sacerdotes mayas mencionados por Landa en su Relación…, pero también son mecionados en El Chilam Balam, como uno de los grandes sacerdotes al lado de Balam el chilam se menciona a Ah Kuil Chel.

Continúa Landa:

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…en la provincia de Tutu Xiu, un indio llamado Ah Cambal, de oficio chilam, que es el que tiene a su cargo dar las respuestas del Demonio, les dijo públicamente que prestos serían señoreados por gente extranjera…[19]

Por último:

Que el sucesor de los Cocomes, llamado don Juan Cocom, después de (venir a ser) cristiano, fue hombre de gran reputación y muy sabio en sus cosas y bien sagaz y entendido en las naturales; y fue muy familiar de autor de este libro, Fray Diego de Landa, y le contó muchas antigüedades y le mostró un libro que fue de su abuelo, hijo del cocome que mataron en Mayapán …[20]

Conclusión provisional.

La reconstrucción de los caminos histórico y epistémico de la sabiduría y los sabios mayas, de su pensamiento y visión del mundo y de la vida, es posible si en primer lugar se hacen a un lado los prejuicios que siguen negando el valor espiritual e intelectual a las producciones de diversas culturas; en segundo lugar si, dejado este prejuicio, se investiga con seriedad y rigor las fuentes disponibles de estos temas en el pensamiento y cultura maya.

Como hemos mostrado existe la descripción de las características y funciones de los sacerdotes y sabios mayas en Landa; reconociendo la multifuncionalidad de los Ahau, halach uinic, ah miatz, chilames, como nobles, gobernantes, sacerdotes, profetas, sabios y guerreros.

Se ha indicado –aunque no desarrollado, lo cual se hará en una próxima entrega- los elementos que conforman el pensamiento, los conocimientos y las ciencias de la sabiduría maya; así como ofrecido nombres específicos de algunos sabios concretos de esta tradición nuestra. Lo anterior es sobremanera relevante ya que no se tiene hasta ahora, noticia de sabios mayas con “un rostro y un corazón”, que puedan historiarse e investigarse para reconstruir su pensamiento.

Con mayor tiempo en la investigación, se puede elaborar en extenso esta fundamentación histórico-epistémica, desde una perspectiva filosófica, que nos ponga en vías de aportar elementos para la reconstrucción y comprensión del pensamiento y sabiduría de los mayas antiguos.

Concluyo con unas frases del Popol Vuh referidas a la divina sabiduría maya.

…, el sabio, el que medita en la bondad de todo lo que existe en el cielo, en la tierra, en los lagos y en el mar.”[21]