Violencia, el fantasma social | Fascículo 4 / La violencia desde la óptica de la psicología
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4Trabajo Especial
41º Aniversario
el fantasma socialel fantasma social
El presente reportaje periodístico fue realizado por el licenciado Johnny E. Mogollón E., y el
reportero gráfico Luis Marchán, como un trabajo especial en ocasión del
41º Aniversario de
Acarigua – Portuguesa – Venezuela2015 ©
La violencia desde la óptica de la psicología
a violencia es una sola y se expresa de múltiples maneras, explicó el PhD. Alberto De Luca Bartolomeo, conocido
psicólogo y sexólogo de las ciudades hermanas. Es un problema multifacético y dentro de sus componentes existe uno de naturaleza psicológica, cognitiva, emocional y conductual. “La violencia no es una enfermedad, hay que aclararlo, es un síntoma, un efecto y no una causa”, expresó
Venezuela se ha convertido en un país cuyo idioma es la violencia, se siente, se habla, se respira en todos los sectores de la sociedad, y ello, como hemos mencionado, es el síntoma, el mercurio del termómetro nacional que indica un a l t o g r a d o d e m a l e s t a r s o c i a l q u e psicológicamente se evidencia con la presencia de signos como la ansiedad, la ineficiencia, la discordia, las adicciones y la violencia.
El malestar social, a su vez es el producto de la discordia, la microdivisión, y las ausencias de cooperación, armonía y sinergia, entendida esta última como la acción conjunta de los individuos que componen la sociedad, para lograr un objetivo común.
De Luca indicó, que la violencia oculta tras de sí altos niveles de competencia malsana, en la que se entiende el éxito de un individuo como la derrota de otro, y de igual forma el éxito ajeno como un fracaso personal. “El éxito de un sujeto dentro de un grupo (familia, escuela, comunidad, gobierno) implica necesariamente el fracaso de los demás, esa es una realidad, en lugar de
cooperar, de establecer la sinergia social, nos estamos haciendo enemigos unos de otros, mientras que en otros países el éxito de cada individuo es auspiciado, celebrado y compartido por los demás miembros del grupo social”, dijo.
El psicólogo señaló que “basta con revisar por
encima a la sociedad, para darnos cuenta de que
la competencia y la ausencia de cooperación
entre los miembros, son la base de su
funcionamiento, nosotros vivimos con base en la
violencia y no sabemos hacerlo de una forma
distinta, es algo que se ve en las colas, el que
desea saltarse los puestos lo hacer porque ve que
hay otros antes, y el individuo que está
inmediatamente delante del otro, no es su amigo,
porque, de ocurr i r que al l legar a l
establecimiento y se ha agotado el producto, esa
persona se convierte automáticamente en el
culpable de no haber podido adquirir los bienes
que necesitaba”.
En nuestro país, apuntó el PhD. De Luca, unos grupos compiten contra otros de modo que sólo hay vencedores y vencidos. “La Venezuela de hoy fue moldeada para erigirse como una cultura ganadores y perdedores, esto constituye la ley de la competencia, y una sociedad de esa naturaleza, está condenada a convertirse en una masa de fracasados, resentidos, egoístas e infelices. Nadie medianamente inteligente puede pensar que Venezuela es cooperativa y feliz, es evidente la competencia malsana que reina en la sociedad, y ello supone la ausencia de un objetivo común que debería ser el de un hombre y una
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nación más felices y productivos.
La familia, un punto de inicio
Afuera del núcleo familiar estamos viendo cómo la violencia está carcomiendo a la sociedad, pero no hemos sido capaces de darnos cuenta que en el seno familiar también estamos viviendo situaciones violentas que, lamentablemente, pasan inadvertidas, porque no las catalogamos como tales, las vemos como algo natural, es por ello que una de las funciones de la psicología es la de desnaturalizar el concepto de la violencia, algo que es natural, es decir, propio de la naturaleza humana, es imposible de combatir, tal como es el caso de los instintos. Es necesario entonces abordar este concepto de una manera en que sí se pueda manejar.
De Luca expresó que construir una sociedad estable y no violenta es posible siempre y cuando contemos con auténticos ciudadanos que deben ser formados para el pleno ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes, dentro del seno familiar. Labor necesaria para contar con personas que sepan actuar, que tengan cualidades, emociones, conductas propias de los ciudadanos, es decir, que sientan profundo apego por la libertad y la democracia, que las a m e n , y q u e t e n g a n re sponsab i l idades , e s dec i r, conciencia plena de la situación por la que atraviesa el país, capacidad de crítica y compromiso para hacer lo que desde su posición pueda, para mejorar las condiciones.
La imperiosidad del estómago
El ps icólogo apuntó que las necesidades que tenemos son las que
gobiernan nuestra conducta y, de acuerdo a la teoría de Abraham Maslow (Nueva York 1908 – 1970 California) quien fue un psicólogo estadounidense conocido como uno de los fundadores y principales exponentes de la psicología humanista. Y cuyo desarrollo teórico más conocido es la pirámide de las necesidades, modelo que plantea una jerarquía de las necesidades humanas, dividiéndolas en básicas o primordiales, como la de beber, de alimentarse, de vestirse, de hábitat y de seguridad, que deben ser satisfechas antes que las de autorrealización, cuyo propósito es más edificante pero menos elemental, como la educación, la afiliación, la pertenencia y la religión.
“Hoy vemos cómo la inmensa mayoría de los venezolanos dedica todos sus esfuerzos, su energía y tiempo en resolver sus necesidades básicas. Trabajamos para conseguir lo
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La pirámide de Maslow, es una forma esquemática de jerarquizar
las necesidades humanas, de acuerdo a la teoría psicológica de
Abraham Maslow en su obra Una teoría sobre la motivación humana
(1943). Maslow formula que según se satisfacen las necesidades
más básicas (parte inferior de la pirámide), los seres humanos
desarrollan necesidades y deseos más elevados
(parte superior de la pirámide).
meramente necesario para subsistir y, una gran cantidad de personas no llegan al nivel mínimo, deteriorándose poco a pocos ellos y sus familias, esto genera un enorme malestar social que termina convirtiéndose en violencia. Podemos decir que más del 60 por ciento de los venezolanos en este momento está en el primer tramo de la pirámide de Maslow, y lo ideal es que sea al revés, es decir, que la mayoría de las personas estén ubicadas en la punta de la pirámide, y una pequeñísima cantidad en la base de ésta. Esta situación genera gran parte de ese malestar social que finalmente se manifiesta a través de la violencia.
Un país adolescente
El doctor De Luca fue enfático al asegurar que desde los p r i m e r o s p a s o s d e l a repúbl ica, todos hemos querido ser independientes, y no nos hemos dado cuenta de que la independencia es una etapa de la adolescencia en la que tendemos a sentirnos libres de todo, incluso de las responsabilidades, y aunque ello es la respuesta al estadio de alta dependencia que caracter iza a la niñez, eventualmente tendremos que madurar y darnos cuenta de que la libertad absoluta no existe y que lo viable es la interdependencia, nosotros psicohistóricamente hemos estado sumidos en esta adolescencia y, tras 200 años de vida republicana, ya es tiempo de entrar a la madurez. No es posible ser totalmente independientes, a pesar de
que pueda existir un margen de libertad que permita la autodeterminación, porque no existen, por más queramos, los elementos necesarios para aislarnos del resto de la humanidad y marchar solos hacia el futuro.
Un fenómeno de tres facetas
De acuerdo a lo indicado por el profesional de la psicología, en Venezuela se presentan tres tipos de violencia: La violencia reactiva, que es la que surge como
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El doctor Alberto De Luca recalcó que una sociedad de competencia está
condenada a convertirse en una masa de fracasados, resentidos,
egoístas e infelices
una respuesta agresiva del individuo que ha sobrepasado los límites psicológicos que posee para soportar tensiones a la que está expuesto. Generalmente esta respuesta impulsiva es mayor al estímulo que la provocó.
La violencia instrumental, que también es
denominada depredadora “y se caracteriza por
conductas agresivas que son utilizadas como
medio para lograr una recompensa ambiental o
satisfacer un objetivo. Estas conductas,
habitualmente son planificadas y no suelen
generar sent imientos de culpa o de
arrepentimiento en el agresor”.
La violencia socioinstrumental o táctica,
generada por individuos característicamente
fríos, calculadores y manipuladores, y que se
diferencia de la instrumental por ser aplicada a
grandes grupos poblacionales con la especifica
función de crear zozobra, miedo o intimidación.
Al respecto De Luca reveló que se trata de una
violencia social construida, “hay datos que así lo
dan a entender, como lo que ahora mismo está
sucediendo con los ataques a sedes y a
funcionarios de cuerpos de seguridad con
granadas, que superó en lo noticioso a los
asesinatos de escoltas y policías. Siempre hay un
hecho que tapa al anterior, pero la violencia
mantiene su presencia, para amedrentar, para
subyugar, para crear sumisión” dijo.
La que viene de arriba
El doctor De Luca indicó que en Venezuela, por
ser un país profundamente violento, las formas en
que ésta se presenta son variopintas, y, si bien es
cierto que muchas veces proviene de individuos
de igual o similar estrato sociocultural de la
víctima, también lo es que, con culpa o no,
muchas veces viene de las elevadas instancias del
poder.
“Las colas para adquirir alimentos y medicinas se convierten en una forma de violencia contra el ciudadano, una que atenta contra las buenas costumbres, contra la dignidad, contra la paciencia, así mismo, las interminables alocuciones impuestas vía cadena nacional a través de los medios de comunicación, también son manifestaciones de violencia a través de las cuales se les quita a los ciudadanos el derecho de elegir, y hay violencia en el discurso político que desde hace unos años se ha rebajado a la más mínima expresión, cayendo reiteradamente en los vulgarismos, ofensas, descalificaciones y en las groserías, hasta parecer antisociales peleándose por el control de una zona” expresó De Luca.
Una lucha diferente
El psicólogo indicó que como sociedad estamos acostumbrados a enfrentar los efectos de la violencia, pero de allí debemos pasar a enfrentar las causas que la provocan, y más adelante a promover la paz, y esto sería marcar un nuevo hito en nuestra historia pues por primera vez dejaríamos de luchar en contra de algo y comenzaríamos a hacerlo a favor de lo contrario.
“Sí podemos vencer la violencia, y ello se logrará en la medida en que logremos formar verdaderos ciudadanos, porque este fenómeno se construye día a día, y si somos conscientes de la forma en que lo hace, podemos revertirlo y construir algo diferente. Luchar contra el fantasma es posible, y debe hacerse desde todos los niveles, desde cada puesto, desde la capacidad individual” expresó.
Trabajo Especial 41º Aniversario6 el fantasma socialel fantasma social
En la próxima entrega abordaremos
la violencia intrafamiliar