Werner Keller - Y La Biblia Tenia Razon

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  • 7/29/2019 Werner Keller - Y La Biblia Tenia Razon

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    Y la Biblia

    Tena Razn

    Werner Keller.

    Para Usos Internos y Didcticos Solamente

    Contenido:

    Y la Biblia

    Tena Razn

    Werner Keller.

    Parte Primera del Antiguo Testamento.

    La poca de los Patriarcas: de Abraham a Jacob.

    1. En el "Frtil Creciente."

    2. El "Ur En Caldea" de la Biblia.

    3. Vestigios del Diluvio Bblico?

    4. Relato de una Inundacin Procedente de la Antigua Babilonia.

    5. Abraham Vivi en el Reino de Mari.

    6. Hacia Canan.

    7. Abraham y Lot en el Pas de la Prpura.

    Parte Segunda.

    En el Reino de los Faraones.

    Desde Jos hasta Moiss.

    1. Jos en Egipto.

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    2. Cuatrocientos Aos de Silencio.

    3. Trabajos de Esclavitud en Pitom y Rameses.

    Parte Tercera.

    Del Nilo al Jordn.

    1. Hacia el Sina.

    2. Junto al Monte de Moiss.

    3. Bajo el Cielo de la Estepa.

    4. En el Umbral de la Tierra Prometida.

    Parte Cuarta.

    A la Conquista de la Tierra Prometida.

    De Josu a Sal.

    1. Israel se Introduce en Canan.

    2. Bajo Dbora y Geden.

    3. Los Guerreros de Caftor.4. Bajo el Yugo de los Filisteos.

    Parte Quinta.

    Cuando Israel Era Un Gran Reino.

    Desde David hasta Salomn.

    1. David, El Gran Rey.

    2. Salomn, el Rey del Cobre.

    3. La Reina de Saba, Impulsora del Comercio de Exportacin.

    4. De la Policroma Vida Cotidiana en Israel.

    Parte Sexta.

    Dos Reyes... Dos Reinos..

    De Robom a Joaqun.

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    1. A La Sombra de una Gran Potencia Que Surge.

    2. Fin de Israel, el Reino Septentrional.

    3. Jud, Bajo el Yugo de Asur.

    4. El Culto Seductor de Canan.

    5. La Gran Potencia Asiria se Hunde.

    6. Los ltimos Das de Jud.

    Parte Sptima.

    Desde el Exilio hasta el Reino de los Macabeos. Desde Ezequiel hasta JuanHircano.

    1. La Gran Escuela del Exilio.

    2. El Sol del Antiguo Oriente se Extingue.

    3. Ciro, Rey de los Persas.

    4. Retorno a Jerusaln.

    5. Bajo la Influencia Helnica.

    6. En Pro de la Libertad de Conciencia.

    Parte Primera del Nuevo Testamento.

    Jess de Nazaret.

    1. Palestina a Orillas del Mare Nostrum.

    2. La Estrella de Beln.

    3. La Huda a Egipto.

    4. En Nazaret de Galilea.

    5. San Juan Bautista.

    6. Camino de Jerusaln, Proceso y Crucifixin.

    7. La Sbana Santa de Turn.

    Parte Segunda

    de la poca Apostlica.

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    1. Siguiendo las Huellas de San Pablo.

    2. La Destruccin de Jerusaln.

    "Haya Luz!"

    Reconstruccin de Acuerdo con la Biblia.

    La Respuesta de los Manuscritos.

    Parte Primera del Antiguo Testamento.La poca de los Patriarcas: de Abraham a Jacob.

    1. En el "Frtil Creciente."

    Hace cuatro mil aos. Continentes dormidos. La gran cuna de nuestracivilizacin. Elevadas culturas en el Antiguo Oriente. Desde muy antiguose construyeron torres escalonadas y pirmides. Plantaciones gigantescasjunto a canales construidos por el hombre. Invasin de tribus rabesprocedentes del desierto.

    Si se traza una lnea en el mapa desde Egipto hasta el Golfo Prsico, que pase por elMediterrneo, Palestina y Siria, siguiendo luego el curso del Tigris y del ufrates atravs de Mesopotamia, resulta una media luna perfectamente diseada.

    Hace 4.000 aos que aquel potente semicrculo en torno al desierto de Arabia llamado el "Frtil Creciente" comprenda una multitud de culturas y decivilizaciones, engarzadas entre s como perlas de una resplandeciente cadena. Clara luz

    irradi de ellas para la humanidad. All estuvo el centro de la civilizacin desde la Edadde Piedra hasta la Edad de Oro de las culturas griega y romana.

    Cuanto ms se aleja la mirada del "Frtil Creciente" hacia el ao 2000 antes deJesucristo, ms se acenta la oscuridad y ms raros van siendo los indicios decivilizacin y de vida cultural. Es como si los pueblos de los otros continentesestuviesen an dormidos, cual nios prximos a despertar. En el Mediterrneo orientalexiste ya un reflejo brillante: en Creta florece el pas de los reyes de Minos, fundadoresde la primera potencia martima que existe mencin. Hace ya mil aos que la ciudadelade Micenas protege a sus habitantes, y una segunda Troya surge hace mucho tiemposobre las ruinas de la primera.

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    En la zona prxima a los Balcanes, en cambio, apenas si ha empezado la Edad delbronce primitivo. En la isla de Cerdea y en la parte occidental de Francia se entierra alos muertos en sepulcros formados por grandes piedras. Estas tumbas megalticas son laltima manifestacin de importancia de la Edad de Piedra.

    En Gran Bretaa se construye el ms clebre santuario de la poca megaltica eltemplo del Sol, de Stonehenge cuyo gigantesco crculo de menhires, en Salisbury,constituye an hoy da una de las curiosidades de Inglaterra envueltas en las brumas dela leyenda. En Germania se utilizan arados de madera para labrar la tierra.

    A los pies del Himalaya se extingue, parpadeando sobre el valle del Indo, la solitaria luzde una isla cultural. Sobre China, en las extensas estepas rusas y sobre frica reina laoscuridad. Al otro lado de las aguas del Atlntico dormita el continente de Amrica.

    FIG. 1. El "Frtil Creciente" y Egipto. El mayor centro de cultura de la Tierra haciael ao 2000 a. de J.C.

    Mientras tanto, en el "Frtil Creciente" y en Egipto existe una multitud desconcertantede culturas y civilizaciones altamente desarrolladas. Desde hace mil aos los faraonesocupan su trono. Hacia el ao 2000 antes de J.C. est en l Amenemhet I, el fundador dela XII dinasta. Su esfera de influencia se extiende desde Nubia, al sur de la segundacatarata del Nilo, por la pennsula de Sina hasta Canan y Siria, cubriendo un territoriotan grande como Noruega. A orillas del Mediterrneo florecen las ricas ciudadesmartimas de los fenicios. En el Asia Menor, en el corazn de la actual Turqua, elpoderoso reino de los hititas se halla en tren de fundarse. En el Pas de los Dos Ros,entre el Tigris y el ufrates, gobiernan los reyes de Sumeria y de Akkad. Tributariossuyos son los pequeos reinos esparcidos desde el Golfo Prsico hasta las fuentes delufrates.

    Las grandiosas pirmides de Egipto y las poderosas torres escalonadas de Mesopotamiahan contemplado ya el paso de muchsimos siglos. Durante dos milenios tienenhaciendas y plantaciones tan extensas como los grandes cultivos de hoy da, que dancosechas de cereales, legumbres y frutos delicadsimos en los valles, irrigadosartificialmente, del Nilo, el ufrates y el Tigris. En todo el "Frtil Creciente" y en todoel reino de los Faraones se utiliza la escritura con caracteres cuneiformes y jeroglficos.

    La usan los poetas, los empleados de la corte y del gobierno; para el comercio hacetiempo que se hizo indispensable. El activo intercambio de mercancas que realizangrandes importadores y exportadores del Pas de los Dos Ros y Egipto por rutas decaravanas y vas de navegacin desde el Golfo Prsico a Siria y Asia Menor, desde elNilo, por mar, a Chipre, Creta y an el Mar Negro, se refleja en la correspondenciacomercial grabada en las tablillas de barro o trazada en los papiros. Los productos mscodiciados entre la multitud de valiosas mercancas son el cobre de las minas egipciasde las montaas del Sina, la plata de las montaas del Tauro, en Asia Menor, el oro y elmarfil de Somalilandia, en frica Oriental, y de Nubia, en el curso del Nilo, los tintesde prpura de las ciudades fenicias, en la costa de Canan, el incienso y especias rarasde la Arabia Meridional, el delicado lino de los telares egipcios y los bellos vasos de la

    isla de Creta.

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    La poesa y la ciencia estn en pleno florecimiento. En Egipto surge la primera literaturaamena y la primera poesa profana. El Pas de losDos Ros est atravesando ya su pocade renacimiento. Los fillogos de Akkad, el gran reino del bajo ufrates, componen laprimera gramtica y el primer diccionario bilinge. La leyenda de Gilgamesh y lasleyendas de los antiguos sumerios sobre la Creacin y el diluvio universal se convierten,

    puestas en acdico el lenguaje del mundo de entonces ,en epopeyas de carcteraltamente dramtico. Los mdicos de Egipto componen sus medicamentos con plantascurativas de virtud probada, guindose por recetarios; los cirujanos discuten entre ssobre conocimientos anatmicos. Los matemticos del pas del Nilo llegan, por caminosempricos, a la determinacin de los lados del tringulo, para la cual cinco siglosdespus el griego Pitgoras establecer su conocido axioma. Los ingenieros del Pas delos Dos Ros resuelven sobre la base de la prctica el problema del clculo del cuadrado.Hasta los astrnomos, aunque exclusivamente al servicio de la Astrologa, establecen,basndose en observaciones de gran exactitud, las rbitas de los planetas!

    Profunda paz y bienestar tienen que haber reinado en ese mundo junto al Nilo, el

    ufrates y el Tigris, pues hasta ahora no se ha encontrado ninguna inscripcin deaquellos tiempos que hable de grandes hechos guerreros.

    Mas del corazn de este "Frtil Creciente," de las refulgentes y estriles inmensidadesdel desierto arbigo, all donde ste es baado por las aguas del Ocano ndico, irrumpipor aquellos tiempos, en ingentes oleadas hacia el Norte y el Noroeste, haciaMesopotamia, Siria y Palestina, un tropel de pueblos y tribus formados por nmadassemticos. En ininterrumpidas bandadas los amoritas (nombre que significa"occidentales") se desplegaron sobre los reinos del "Frtil Creciente."

    El reino de Sumeria y Akkad se derrumb en el ao 1960 antes de J.C., bajo losobstinados ataques de aquellos invasores. Los amoritas fundaron una serie de estados ydinastas. Una de ellas tena que alcanzar, con el tiempo, el predominio: la primeradinasta de Babilonia, centro del poder desde el ao 1830 al 1530 antes de Jesucristo. Susexto rey fue el clebre Hammurabi.

    A una de aquellas tribus semitas nmadas le estaba reservada una misin de sumatrascendencia para la suerte de millones y millones de seres de todo el mundo hastanuestros das. Era un pequeo grupo, quiz slo una familia, desconocida einsignificante como un diminuto grano de arena llevado por el viento del desierto: lafamilia deAbraham, el primer padre de los patriarcas!

    2. El Ur En Caldea de la Biblia.

    Una estacin en la ruta de Bagdad. Torre escalonada de ladrillos. Ruinascon nombres bblicos. Los arquelogos buscan los sitios mencionados enlas Sagradas Escrituras. Un cnsul con la azada al hombro. Elarquelogo en el trono de Babilonia. Una expedicin a Tell-al-Muqayyar. Libros de historia en los escombros. Cuentas de impuestos sobre arcilla. Fue Abraham ciudadano de una urbe cosmopolita?

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    ...TOMANDO TRAJ A ABRAHAM, SU HIJO, A SU NIETO LOT,HIJO DE HARN, Y A SARAY, SU NUERA, MUJER DE SU HIJOABRAHAM, SACLOS DE UR DE LOS CALDEOS... (Gn. 11:31).

    ... Y los sac de Ur de Caldea. As resuenan las palabras bblicas en los odos de los

    cristianos hace casi dos mil aos. Ur, nombre tan misterioso y legendario como el demuchos nombres de reyes y caudillos, de poderosos imperios, de templos y palaciosrecubiertos de oro que nos habla la Biblia. Nadie saba dnde estaba Ur, aunque elnombre de Caldea aluda seguramente a Mesopotamia. Hace treinta aos nadie podasospechar siquiera que la bsqueda de Ur llevara al descubrimiento de una cultura quese adentra en el crepsculo de los tiempos prehistricos ms que los antiguostestimonios de la humanidad en Egipto.

    Hoy da Ur es una estacin de ferrocarril situada a 190 kilmetros al norte de Basora,cerca del Golfo Prsico, y una de las muchas estaciones del ferrocarril de Bagdad. Eltren, de acuerdo con el horario, se detiene all breves instantes a la alborada. Extinguido

    el ruido de las ruedas del tren que se dirige hacia el Norte, el viajero se siente envueltoen el silencio del desierto.

    Su mirada se extiende por los montonos e infinitos mares de arena amarillopardusca.Le parece hallarse en el centro de un inmenso plato llano, cortado nicamente por loscarriles del tren. Un solo punto rompe la monotona de la inmensidad vaga y desolada:un poderoso mun de color rojo, que reluce los rayos del sol naciente. Parece como siun titn le hubiese abierto profundas muescas.

    A los beduinos les es muy familiar este solitario cono, en cuyas grietas anidan laslechuzas. Lo conocen desde tiempo inmemorial y lo designan con el nombre de Tell-al-Muqayyar, la "Montaa de los peldaos." A los pies de ella levantaron sus padres lastiendas de nmadas. A los pies de ella sus padres levataban sus tiendas de nmades.Como desde tiempos remotsimos, sigue ofreciendo acogedor refugio contra laspeligrosas tempestades de arena. En sus faldas acampan an hoy da los beduinos consus rebaos cuando la poca de las lluvias hace brotar una alfombra de csped como porencanto.

    En otros tiempos hace 4.000 aos ondeaban aqu inmensos campos de trigo y decebada y se extendan cultivos de hortalizas y campos de palmeras y de higueras hastaperderse de vista. Eran extensos cultivos, comparables a las actuales haciendas

    productivas de California. El verdor exuberante de los campos y de los arriates estabasurcado por un sistema de canales y zanjas en lnea recta, obra prodigiosa del arte de lairrigacin. Desde los albores de la edad de piedra, los pobladores, aprovechando el aguade los grandes ros, encauzaban con destreza e inteligencia el lquido elemento desdesus orillas y convertan as terrenos desrticos en paisajes de vegetacin paradisaca.

    Casi oculto tras bosques de umbras palmeras se deslizaba entonces el ufrates. Unintenso trfico naval desde aqu hasta el mar exista en este emporio de vida. Enaquellos tiempos, el Golfo Prsico se adentraba mucho ms que ahora en ladesembocadura del Tigris y del ufrates. Antes de construirse la primera pirmide en elvalle del Nilo, ya el Tell-al-Muqayyar elevaba al cielo su imponente mole. Cuatro

    grandiosas construcciones se alzaban en forma de cubos sobrepuestos, cada vez msdelgados, de unos 25 metros de altura y revestidos de ladrillos de bellos colores. Sobre

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    la parte negra de los cimientos, un cuadrado de 40 metros de lado soportaba los cuerpossuperiores, de color rojo y azul, todos ellos rodeados de rboles. La parte ms alta deledificio formaba una pequea terraza en la cual, a la sombra de una techumbre dorada,haba un santuario.

    Una gran paz reinaba en esos lugares dedicados al culto, donde los sacerdotescelebraban sus oficios junto al ara del dios de la Luna, Nannar. Los ruidos de una de lasms antiguas ciudades del mundo, la rica metrpoli de Ur, apenas si llegaban all.

    En el ao 1854, una caravana de asnos y camellos se dirigi a la solitaria colina roja.Llevaba un raro equipo de palas, picos y aparatos de medicin y la diriga el cnsulbritnico en Basora, Mr. J. E. Taylor. No impulsaban al cnsul ni el afn de aventuras nila propia voluntad. Por encargo del Foreign Office daba satisfaccin al deseo expresadopor el Museo Britnico, (de =no) que se explorase la parte sur de Mesopotamia (esdecir, la tierra donde el ufrates y el Tigris, antes de desembocar en el Golfo Prsico, seacercan cada vez ms) en busca de monumentos de la Antigedad. Taylor haba odo

    hablar muchas veces en Basora del raro y grandioso amontonamiento de piedras al cualse acercaba ahora la expedicin, y crea que all encontrara su objeto.

    FIG. 2. La gran torre escalonada de Ur(reconstruccin).

    A mediados del siglo XIX, en Egipto, Mesopotamia y Palestina empezaronexcavaciones y trabajos de exploracin, movidos por la idea, repentinamente surgida, debuscar en aquella parte del mundo una visin cientficamente fundamentada en lahistoria universal. El objetivo de un buen nmero de expediciones era el PrximoOriente.

    Hasta entonces, la nica fuente para la historia del Asia Menor en los 550 aosantes de J.C. haba sido la Biblia. Slo ella contena noticias sobre las pocas sumidasen las tinieblas del pasado. La Biblia menciona nombres y pueblos, de los cuales nigriegos ni romanos guardan informacin alguna.

    Verdaderas legiones de sabios fueron atrados, a mediados del siglo pasado, a losparajes del antiguo Oriente. Nadie conoca sus nombres, que pronto haban de estar enlabios de todos. Llenos de asombro escucharon los hombres del "siglo de las luces" elrelato de sus hallazgos y portentosos descubrimientos. Lo que aquellos sabios, a costade mprobos trabajos, iban sacando a la luz del seno de la arena del desierto, junto a los

    grandes ros de Mesopotamia y de Egipto, llam con justicia la atencin de millones ymillones de personas. La ciencia abra aqu, por primera vez, la puerta al misteriosomundo de la Biblia.

    El cnsul de Francia en Mosul, Pablo Emilio Botta, era un entusiasta arquelogo. En1843 empez sus excavaciones en Corsabad, junto al Tigris, y de las ruinas de unametrpoli cuatro veces milenaria hizo surgir a la luz, en todo su esplendor, el primertestimonio de la Biblia: Sargn, el legendario soberano de Asiria. El ao en que elTartn lleg a Asdod, cuando le envi Sargn, rey de Asiria... (Is.20:1).

    Dos aos ms tarde, un joven diplomtico ingls y al mismo tiempo explorador, A. H.

    Layard, puso al descubierto la ciudad de Nemrod (Kalchu), designada en la Biblia conel nombre de Klaj (Gn. 10:11) y que hoy lleva el nombre del bblico Nemrod, el

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    vigoroso cazador ante Yahv. Fue el comienzo de su reino Babel, Erek, Akkad, Kaln,en tierra de Sinar. De este pas sali para Asur, y edific a Nnive, Rejobot-Ir y Klaj..(Gn. 10:10-11).

    Poco tiempo despus, unas excavaciones dirigidas por el mayor ingls Henry Creswicke

    Rawlinson, que fue en su tiempo uno de los mejores asirilogos, descubri a 11kilmetros de Corsabad a Nnive, la capital de Asiria, la famosa biblioteca del reyAssurbanipal. Era la Nnive de la Biblia, cuya maldad los profetas condenanrepetidamente (Jons1:2).

    En Palestina, el erudito americano Eduardo Robinson se dedic a la reconstruccin de laantigua topografa (1838-1852).

    El alemn Ricardo Lepsius, ms tarde director del Museo Egipcio de Berln, registr, enuna expedicin que dur de 1842 a 1846, los monumentos del Nilo.

    Una vez que el francs Champollion hubo conseguido descifrar los jeroglficosegipcios, consigui tambin, hacia el ao 1850, descifrar el misterio de los caracterescuneiformes. Uno de ellos fue Rawlinson, el explorador de Nnive. Los documentosantiguos empezaban a hablar!

    Pero volvamos a la caravana que se diriga a Tell-al-Muqayyar.

    El cnsul Taylor hace clavar las tiendas al pie de la roja colina. No tiene ambicionescientficas ni posee conocimientos previos. Por dnde empezar? En qu lugar situarlas brigadas de nativos del pas para que excaven el terreno en forma adecuada? Elenorme montn de ladrillos, obra maestra arquitectnica de un pasado remoto, no ledice nada como construccin. Quiz en sus entraas dormite algo que sirva paraexponer en el Museo y sea susceptible de interesar a las gentes de Londres. Piensavagamente en una vieja estatua, en armas, en piezas de adorno y hasta en un tesoroescondido. Arremete contra el cono, lo hace martillear palmo a palmo. Nada indica queexista una cavidad vaca. La colosal construccin parece ser maciza. El bloque inferiorsobresale casi 10 metros de la arena. Dos amplias rampas de piedra conducen alprximo cuadriltero, de ms reducidas dimensiones, sobre el cual se levantan untercero y un cuarto cuadriltero.

    Taylor va subiendo peldao a peldao; bajo el ardor del sol, trepa a gatas por las

    muescas, examina todos los restos y encuentra slo ladrillos rotos. Baado en sudorescala un da la plataforma ms elevada; asustadas, dos lechuzas salen de entre losmuros gastados por el tiempo. Esto es todo. Pero Taylor no se desalienta. Dispuesto adescubrir los secretos de aquella rara construccin en forma de cono toma una decisinque hoy no podemos por menos de lamentar profundamente: retira las brigadas quetrabajan en la base y las lleva a la parte ms alta de la construccin.

    Lo que haba resistido a los siglos, a las tempestades de arena y al ardor del sol, cayvctima de la piqueta demoledora. Taylor manda derribar la parte ms alta del edificio.La destruccin empieza por las cuatro esquinas a la vez. Ingentes masas de ladrillosrotos van cayendo diariamente desde lo alto. Al cabo de algunas semanas cesa el ajetreo

    en la parte alta, el golpear incesante de los picos. Un par de hombres desciendeprecipitadamente de la altura y penetran en la tienda de Taylor. En las manos llevan

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    unas pequeas varillas; son cilindros de arcilla cocida. Taylor queda decepcionado.Haba esperado encontrar algo ms importante. Despus de limpiarlos bien, observa quelos cilindros de arcilla estn cubiertos de inscripciones... Se trataba de caracterescuneiformes! No los entiende en absoluto, pero se siente feliz. Cuidadosamenteembalados, los cilindros parten para Londres. Pero los sabios del Tmesis apenas

    prestan atencin al hallazgo.

    La cosa no es de extraar: son los aos en que todos los exploradores miran fascinadoshacia las excavaciones que se realizan en el norte de Mesopotamia, donde, en el cursosuperior del Tigris y en las colinas de Nnive y Corsabad, surgen palacios y enormesrelieves de los asirios, millares de tablillas de arcilla y estatuas, dejando en la sombra atodo lo dems. Qu significaban junto a esto los pequeos cilindros de arcilla de Tell-al-Muqayyar? Dos aos sigue Taylor impertrrito en sus exploraciones; pero sin xito.Despus es llamado a Inglaterra.

    El mundo no deba conocer los inmensos tesoros que dormitaban bajo el antiqusimo

    cono de Tell-al-Muqayyar hasta despus de setenta y cinco aos.

    Tell-al-Muqayyar vuelve a caer en el olvido entre los cientficos. Pero a su alrededor yano reina el silencio. Apenas retirado Taylor, acuden legiones de otros visitantes. Lasparedes derruidas, y sobre todo la parte superior de la construccin, derribada por lasbrigadas de Taylor, constituyen una cantera inagotable y gratuita de materiales deconstruccin para los rabes, que ao tras ao vienen de todas partes a cargar deladrillos sus acmilas. Fabricados por mano del hombre muchos milenios antes, anpueden leerse en ellos los nombres de Ur Nannu, el primer gran constructor, y deNabonides, el soberano babilnico que restaur la torre escalonada, a la cual llamabanZiggurat. Las tempestades de arena, las lluvias, el viento y el sol se encargan de acabarla destruccin del monumento.

    Cuando, durante la primera guerra mundial, las tropas britnicas en marcha haciaBagdad, en el ao 1915, acampan en las cercanas del antiguo monumento, stehabiendo cambiado tanto de aspecto, hallndose tan aplanado, tan deshecho por elpillaje practicado desde el ao 1854, que uno de los soldados puede permitirse unapequea hazaa. El perfil de las antiguas graderas ha desaparecido hasta el extremo (de=no) que el soldado puede subir hasta la parte ms alta montado en un mulo.

    Una feliz casualidad quiere que entre los oficiales de la tropa se halle un experto, R.

    Campbell Thompson, del Servicio de Inteligencia del Ejrcito de Mesopotamia. Entiempo de paz es auxiliar del Museo Britnico. Al examinar con mirada experta lainmensa aglomeracin de ladrillos rotos, Thompson ve la ruina con espanto. Unainspeccin del suelo en los alrededores le hace sospechar la existencia de nuevosfundamentos, ruinas de edificios cubiertos por la arena del desierto. Thompson indagacon todo cuidado y manda un informe urgente a Londres. Esto impulsa a desempolvarlos pequeos cilindros de arcilla, que haban sido casi completamente olvidados, y aestudiarlos esta vez minuciosamente. Las inscripciones contienen una informacininteresantsima y al propio tiempo una curiosa historia

    Casi 2.500 aos antes que el cnsul Taylor, otro explorador haba escudriado aquel

    lugar, con el mismo inters y removdolo todo. Venerador de la Antigedad, hombreclebre, soberano de un gran reino y arquelogo, todo en una persona, tal era el rey

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    Nabonid de Babilonia. Realiz sus indagaciones hacia el siglo VI antes de J.C. ycomprob que "el Ziggurat era muy antiguo." Pero Nabonid obr de otra manera queTaylor. "He hecho reconstruir la estructura de este Ziggurat como en los tiemposantiguos, con mortero y ladrillos cocidos."

    Cuando la torre escalonada qued reconstruida, Nabonides hizo grabar precisamente enaquellos pequeos cilindros el nombre descubierto del primer constructor. ste, segnpudo descifrar el babilonio en una inscripcin medio rota, fue el rey Ur-Nannu. Ur-Nannu? Es posible que el constructor de la gran torre escalonada fuese realmente el reyde Ur, de quien nos habla la Biblia, soberano de Ur en Caldea?

    La suposicin resulta muy verosmil, pues adems el mismo nombre bblico aparecevarias veces. Tambin documentos hallados en ruinas excavadas en Mesopotamiamencionan a Ur. Segn los textos cuneiformes, parece haber sido la capital del granpueblo de los sumerios. En este punto despierta un gran inters el maltrecho Tell-al-Muqayyar. A los eruditos del Museo de la Universidad de Pensilvania, en los Estados

    Unidos, se unen los arquelogos del Museo Britnico para pedir nuevas excavaciones.La torre escalonada del bajo ufrates podra contener el secreto del desconocido pueblode los sumerios... y de la bblica Ur. Pero hasta el ao 1823 no logra ponerse en marchaun grupo de arquelogos americano-britnico. Ya no tienen que realizar el incmodocamino sobre el vacilante lomo de un camello; ahora viajan en el ferrocarril de la lneade Bagdad. Por ferrocarril les llegan tambin las herramientas que necesitan: vagonetas,carriles, picos, palas, capazos.

    Los arquelogos disponen de un fondo que les permite explorar una extensa comarca.Empiezan sus excavaciones con un plan metdico y ambicioso. Confiando en quenuevos fondos vendrn a engrosar los ya concedidos, hacen clculos para un trabajo devarios aos. La expedicin est dirigida por Sir Charles Leonard Woolley. Este inglsde cuarenta y tres aos, ha realizado sus primeras armas en viajes de exploracin yexcavaciones en Egipto, Nubia y Karkemisch, en el ufrates superior. Para este hombreinteligente y afortunado, el Tell-al-Muqayyar constituye la gran tarea de su vida. Nodirige su atencin principal a la torre escalonada, como hiciera algunos lustros antes eldiligente pero desprevenido Taylor. Su investigacin se dirige ante todo a losmontculos planos que a sus pies se alzan en la llanura.

    Al ojo experto de Woolley no se le escapa su forma especial, semejante a pequeasmesetas. Planas arriba, sus pendientes descienden simtricas. Tales colinas existen en

    incontable nmero, grandes y pequeas, en el Prximo Oriente, junto a las orillas de losgrandes ros, en medio de llanuras exuberantes, junto a las sendas y caminos por donde,desde tiempos inmemoriales, transitan las caravanas que atraviesan el pas. Tannumerosas son, que hasta el da de hoy nadie ha podido contarlas. Aparecen en el deltadel ufrates y del Tigris, en el Golfo Prsico y hasta en las tierras altas del Asia Menor,all donde el ro Halis desemboca en el Mar Negro; en las costas del Mediterrneooriental, en los valles del Lbano, junto al Orontes de Siria y en la vega del Jordn, enPalestina.

    Estos relieves del terreno constituyen las grandes minas de los arquelogos, explotadascon todo afn y por ahora inagotables. No son obra de la Naturaleza, sino acmulos

    artificiales producidos por las ruinas de incontables generaciones que nos precedieron;grandiosos montones de escombros y desperdicios del pasado, formados por los restos

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    de cabaas y casas, murallas, templos y palacios. Todas estas colinas han adquirido suforma en el transcurso de siglos y hasta de milenios, siguiendo el mismo proceso. Loshombres haban creado all un primer poblado, que un buen da fue destruido por laguerra o un incendio o abandonado por sus habitantes; despus vinieron unosconquistadores o nuevos pobladores, que construyeron sus moradas en el mismo

    emplazamiento. Generacin tras generacin fueron as levantando en el mismo lugarviviendas y ciudades, una tras otra.

    En el transcurso del tiempo las ruinas y los escombros de innumerables pueblos han idoformando, capa sobre capa y estrato sobre estrato, una colina. Los rabes de hoy llaman"tell" a esos montculos artificiales. El mismo nombre se les daba ya en la antiguaBabilonia. Tell quiere decir "montn, hacinamiento"; en la Biblia encontramos estapalabra en el libro de Josu, cap. XI, versculo 13. Cuando al tratar de la conquista deCanan se habla de las ciudades emplazadas sobre sus colinas de escombros, stas sedesignan con el nombre de tulul (plural de tell). Los rabes saben distinguir con todaexactitud un tell de los relieves naturales del terreno, a los cuales designan con el

    nombre de yebel.

    Cada Tell constituye, en realidad, un mudo captulo de historia. Sus diferentes capas sonpara el arquelogo semejantes a hojas del calendario, repasando las cuales puede aclararel pasado pgina por pgina. Cada capa habla de una poca, de su vida y suscostumbres, del arte, la cultura y la civilizacin de sus habitantes, con tal que se sepanleer sus indicios adecuadamente. As han llegado los excavadores con el tiempo aresultados verdaderamente prodigiosos.

    Las piedras, talladas o no talladas, los ladrillos y los restos de arcilla atestiguan la formacmo se construa. Hasta en las piedras carcomidas y gastadas o en los restos deladrillos reducidos casi a polvo pueden reconocerse los perfiles de las construcciones. Ylas manchas negras revelan dnde se hallaron en otro tiempo los hogares difundiendocalor.

    Vasijas desmenuzadas, armas, artculos domsticos y herramientas, que se encuentranpor doquier entre las ruinas, dan nuevos indicios para el trabajo detectivesco aplicado ala Antigedad. Cunto aprecian los investigadores que los antiguos no conociesenningn servicio urbano de recogida de basura! Lo que resultaba intil o superfluo seechaba afuera, dejndolo expuesto a la accin de la intemperie y del tiempo.

    Hoy da se conocen con tanta exactitud las diferentes formas, muestras y colores de lasvasijas y los vasos, que la cermica se ha convertido en el recurso arqueolgico nmerouno para el cmputo del tiempo. An los trozos sueltos, a veces an los mismosfragmentos, permiten fijar la fecha con toda precisin. Hasta el segundo milenio antesde J.C., el lmite mximo de error en la determinacin de la fecha alcanza, comomximo, 50 aos!

    Datos inapreciables se perdieron en el transcurso de las primeras grandes excavaciones,efectuadas en el pasado siglo, por no prestar atencin a los trozos que parecan sin valor.Se les echaba a un lado, pues aquellos das slo se daba importancia a los grandesmonumentos, los bajos relieves, las estatuas o los tesoros. As se perdieron para siempre

    muchas cosas valiosas.

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    Un ejemplo de ello nos lo ofrece el arquelogo Enrique Schliemann. Posedo de granorgullo, no tena ms que una idea: encontrar la ciudad de Troya del poema homrico.Con grandes brigadas hizo remover el suelo en profundo. Capas que hubieran podidoser de gran importancia como indicadoras del tiempo transcurrido fueron desalojadascomo cascajo intil. Al fin exhum Schliemann de las entraas de la tierra un valioso

    tesoro que caus la admiracin del mundo. Pero no era, como l crea, el tesoro dePramo. El hallazgo se remontaba a una poca muchos siglos anterior. En el ardor de sutarea, Schliemann haba excavado demasiado profundo. Hijo de comerciantes, era unprofano en la materia.

    Sin embargo, los profesionales al principio no lo hacan mejor. No hace ms que unasdcadas que los arquelogos trabajan siguiendo un plan meditado. Se empieza a excavarel Tell por la parte alta y se analiza centmetro por centmetro el suelo, estudiando cadapiedra y cada fragmento. Se profundiza en la colina comenzando por practicar unaentalladura. Entonces las capas de diferente coloracin se ofrecen al ojo del investigadorcomo una tarta cortada y le permiten una primera ojeada a la historia de los

    emplazamientos humanos que all se sucedieron. De acuerdo con este principio sedispone a realizar sus trabajos la expedicin angloamericana del ao 1923 en Tell-al-Muqayyar.

    En los primeros das del mes de diciembre, sobre los montones de escombros del estedel Ziggurat, slo a pocos pasos de la amplia rampa por donde en otro tiempo lossacerdotes, en solemne procesin, suban al santuario del dios Luna, Nannar, se alza unanube de polvo. Empujada por el ligero viento, se extiende, y pronto en torno a la antiguatorre escalonada aparece todo envuelto por la nube. Es fina arena que, removida porcentenares de palas, indica que han empezado las grandes excavaciones.

    As que la primera azada se hinca en el suelo, crece en todas las excavaciones unambiente de tensin. La empresa representa un viaje a un reino desconocido que no sesabe qu sorpresas deparar. Tambin Woolley y sus colaboradores estn llenos deexpectacin. Recompensarn los hallazgos el sudor y el esfuerzo empleados en estacolina? Dar a conocer Ur fcilmente sus secretos? Ninguno de los que toman parte enlos trabajos puede imaginarse que permanecern seis largas temporadas invernales,hasta la primavera de 1929, explorando esos parajes con todo afn. Estas excavacionesde gran estilo en el corazn del sur de Mesopotamia tenan que dejar al descubierto,captulo por captulo, la historia de aquellos lejansimos tiempos en que, en el delta delos dos grandes ros, se establecieron los primeros pobladores y surgi una nueva vida.

    A lo largo del penoso camino de la investigacin que nos hace retroceder 7.000 aos,ms de una vez daremos con acontecimientos y nombres de los cuales nos habla laBiblia.

    Lo primero que aparece es un espacio con las ruinas de cinco templos que, en otrotiempo, rodeaban en semicrculo al Ziggurat contrudo por el rey Ur-Nannu. Parecenfortalezas, de gruesos muros. El mayor de estos templos, con una superficie de 100 x 60metros, estaba consagrado a la Luna; otro templo, a la veneracin de Nin-Gal, esposa deNannar. Cada uno de ellos con un patio interior rodeado por toda una serie de estancias.En ellas se ven an las antiguas fuentes, los largos pilones de agua calafateados conasfalto, y los profundos tajos en las grandes mesas de ladrillo dejan comprender dnde

    eran sacrificadas las reses ofrecidas en holocausto. En los hogares situados en lascocinas de los templos eran preparadas las viandas para el banquete sacrificial. Haba

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    tambin hornos especiales para cocer el pan. "Despus de 38 siglos hace notarWoolley en el relato de su expedicin podran encenderse de nuevo hogares y ponerotra vez en servicio las cocinas ms antiguas del mundo."

    Hoy da los templos, las salas del Tribunal, las oficinas de Hacienda y las fbricas son

    instituciones completamente separadas unas de otras. En Ur era distinto. El distritosagrado, bajo la administracin del templo, no estaba exclusivamente reservado a laveneracin de los dioses. Adems de las ceremonias del culto, correspondan a lossacerdotes otras muchas atribuciones. Aparte de las ofrendas reciban, adems, los"diezmos" y los impuestos, que eran debidamente inscriptos. Toda entrega era anotadaen una tablilla de tierra cocida: seguramente los primeros recibos de impuestos queextendieron los hombres. Los escribientes, que eran sacerdotes, anotaban las entradaspor impuestos en memorias semanales, mensuales y anuales.

    La moneda acuada an no era conocida. Los impuestos eran pagados en especies; cadahabitante de Ur pagaba con lo que poda. El aceite, el trigo, las frutas, la lana y el

    ganado eran guardados en grandes locales; lo que era susceptible de echarse a perderpasaba a las tiendas que existan en el mismo templo. Muchos artculos erantransformados en el mismo templo, como, por ejemplo, en las hilanderas que diriganlos mismos sacerdotes. Uno de estos talleres sacerdotales fabricaba doce distintas clasesde vestiduras. En las tablillas all encontradas figuran los nombres de las muchachas quelas tejan. Hasta figura el peso de la lana entregada a cada tejedora, y el nmero de(las=no) piezas que de ella resultaba estaba tambin anotado con toda escrupulosidad.En un edificio destinado a la administracin de justicia se encontraron los textos de lassentencias, tan cuidadosamente inscriptos como en nuestros juicios actuales.

    Tres temporadas haba estado trabajando la expedicin angloamericana en el viejo Ur yeste singular museo de la primitiva historia an no haba dado todos sus tesoros. Fueentonces cuando, fuera de los lmites de los templos, los excavadores experimentan unasorpresa extraordinaria.

    Al sur de la torre escalonada, al explorar una serie de colinas, vieron surgir del fangoparedes, muros y fachadas situadas unas junto a otras formando varias hileras. Las palasvan poniendo al descubierto toda una serie de casas, un verdadero ddalo, cuyas paredesalcanzan, en algunos casos, alturas hasta de 3 metros. Entre ellas se abren paso estrechascallejas. De vez en cuando las calles desembocan en amplias plazas

    Despus de muchas semanas de arduo trabajo, y despus de remover muchas toneladasde cascotes, aparece ante aquellos hombres una visin inolvidable.

    Debajo de Tell-al-Muqayyar, de matices rojos, aparece a la luz del sol toda una ciudad,despertada por los incansables exploradores despus de un sueo milenario! Woolley ysus colaboradores estn fuera de s de alegra. Ante ellos est Ur; aquella Ur de Caldeade que habla la Biblia!

    Con qu comodidad haban vivido sus moradores! Cuan espaciosas eran sus casas! Enninguna otra ciudad del Pas de los Dos Ros han salido a la luz edificios particularestan hermosos y confortables.

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    Comparados con ellos los que se han conservado de Babilonia resultan humildes, hastapobres. El profesor Koldewey, en las excavaciones alemanas realizadas a principios deeste siglo, slo encontr sencillas edificaciones de barro, de una sola planta con tres ocuatro habitaciones alrededor de un patio abierto. As viva la poblacin hacia unos 600aos antes de J.C. en la tan admirada y alabada metrpoli de Ur; en cambio, 1.500 aos

    antes vivan en macizos edificios en forma de villas, casi todos de dos plantas, contandode doce a catorce estancias. La planta baja era slida, construida con ladrillos cocidos yla segunda con adobes; las paredes, limpiamente enlucidas con mortero y blanqueadas.

    El visitante entraba por la puerta a un pequeo atrio con sus pilas de agua donde selavaba los pies y las manos. De all penetraban a un espaciosos y claro patio interior,cuyo suelo estaba bellamente pavimentado. Alrededor de este patio se agrupaban elrecibidor, la cocina y las habitaciones, as como el altar privado. Por una escalera depiedra, debajo de la cual se esconda el cuarto de aseo, se suba al piso superior; en l lasestancias se distribuan entre las propias de la familia y las de los huspedes.

    Entre las paredes derruidas volvi a surgir a la luz del da todo cuanto haba pertenecidoa la vida de estas casas patriarcales. Numerosas colecciones de vasijas, nforas, vasos ytablillas de barro llenas de inscripciones formando un mosaico a travs del cual podaser reconstruida, pieza a pieza, la vida cotidiana de Ur. Ur de Caldea a principios delsegundo milenio antes de J.C. era una poderosa capital, rica y llena de magnificencia.

    Woolley no puede desprenderse de una idea: Abraham tuvo que haber salido un da deUr de Caldea y seguramente vino al mundo en alguno de esos edificios patriarcales.Debi de pasar junto a los muros del gran templo y por estas calles; y, al alzar los ojos,sus miradas debieron tropezar con la poderosa torre escalonada, con sus cuadrilteros decolor negro, rojo y azul rodeados de rboles. Woolley escribe entusiasmado:

    "Tenemos que cambiar por completo la concepcin que tenamos formada del patriarcahebreo al comprobar en qu magnfico ambiente pas su juventud. Era ciudadano deuna gran ciudad y hered la tradicin de una civilizacin antigua y bien organizada. Lasmismas casas denotan confort, hasta casi lujo. Encontramos copias de himnos delservicio del templo y, junto a ellas, haba tambin tablas matemticas. En estas tablas,adems de simples sumas, estaban inscritas frmulas para la extraccin de racescuadradas y de races cbicas. Y en otros textos los escribas haban copiado lasinscripciones de los edificios de la ciudad y hasta una pequea historia del templo!"

    Abraham, evidentemente, no era un simple nmada, sino hijo de una gran ciudad delsegundo milenio antes de J.C.!

    Esto era un descubrimiento sensacional, casi increble! Los diarios y las revistaspublican fotografas de la vieja torre escalonada y de las ruinas de la metrpoli puestasal descubierto, que ofrecen un aspecto grandioso. Con sorpresa vemos un dibujo quelleva la siguiente inscripcin:

    "Casa del tiempo de Abraham."

    Woolley lo haba encargado a un artista. Es una reconstruccin que corresponde

    exactamente a los fundamentos. En un patio interior se ve un edificio parecido a unavilla; sobre el pavimento hay dos elevadas nforas por donde fluye el agua; una

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    balaustrada de madera comunica las habitaciones del piso superior con el patio. Es queresultara de repente errnea la clsica concepcin de Abraham como patriarca, rodeadode su prole y de sus rebaos, tal como generaciones enteras se lo haban figurado?

    La opinin de Woolley no dej de ser discutida. Muy pronto los telogos y los crticos

    la sometieron a duras impugnaciones.

    En favor de la concepcin de Woolley hablaba el versculo 31 del captulo XI delGnesis.

    "Tom, pues, Traj a Abraham, su hijo, a su nieto Lot... y los sac de Ur de Caldea.

    Pero hay tambin pasajes de la Biblia que hacen mencin de otro lugar: cuandoAbraham manda a su siervo ms viejo desde Canan a la ciudad de Najor para quebusque una esposa para su hijo Isaac, Abraham llama a este Najor supatria (Gn.4:24)y la casa de su padre y su suelo natal (Gen. 7:24); Najor estaba situada en la

    Mesopotamia septentrional. Despus de la conquista de la Tierra Prometida, Josu hablas al pueblo que estaba all congregado:

    "Vuestros padres Traj, padre de Abraham y padre de Najor habitaron deantiguo allende el ro"(Jos.24:2). Por el ro se da a entender aqu, como en otras partesde la Biblia, el ufrates. La ciudad de Ur fue construida en la orilla derecha delufrates. Vista desde Canan estaba situada en la parte de ac del ro, no al otro lado del. Es que Woolley haba sacado conclusiones demasiado precipitadas? Quresultados positivos haba alcanzado la expedicin? Dnde estaba la demostracin deque Traj y su hijo Abraham eran de Ur, vecinos de una gran ciudad?

    "La primitiva peregrinacin desde Ur en Caldea hasta Harran, aparte de la excavacinde la ciudad propiamente dicha, no ha encontrado confirmacin alguna arqueolgica,"aclara William F. Albright, profesor de la Universidad de John Hopkins, de Baltimore(Estados Unidos). El erudito y afortunado excavador, que es tenido como un buenconocedor de la arqueologa de Palestina y del Prximo Oriente, aade:

    "Y el hecho notable de que los traductores griegos jams mencionen a Ur sino a la"Tierra" natural de los caldeos, poda significar que la transferencia de la patria deAbraham a Ur era considerada seguramente como una cosa secundaria y no conocidageneralmente en el siglo III antes de J.C."

    Con Ur sali de las sombras del pasado la capital de los sumerios, uno de los pueblosms antiguos y cultos del Pas de los Dos Ros. Los sumerios, segn ya es sabido, noeran semitas como los hebreos. Cuando alrededor del ao 2000 antes de J.C. tuvo lugarla gran invasin de los nmadas semitas procedentes de los desiertos rabes, se quebren el Sur primero en Ur con sus extensas plantaciones y canales. Podra ser que elrecuerdo de aquel grandioso xodo a las tierras del "Frtil Creciente," del cual Urtambin qued afectada, quedase fijado en la Biblia.

    Escrupulosas investigaciones y, sobre todo, las excavaciones realizadas en las dosltimas dcadas, parecen comprobar con visos de certeza que Abraham no fue jams

    ciudadano de la gran metrpoli sumeria. Ello contradira todas las representaciones quede l nos hace el Antiguo Testamento sobre la vida del padre de los patriarcas: Abraham

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    vive en una tienda, con sus rebaos va de uno a otro sitio, de una a otra fuente. No vivecomo habitante de una gran urbe, sino la vida tpica de los nmades!

    Mucho ms al norte del "Frtil Creciente," segn veremos, saldr de repente de laoscuridad la historia de los patriarcas de la Biblia con su ambiente histrico.

    3. Vestigios del Diluvio Bblico?

    Las tumbas reales de los sumerios. Una misteriosa capa de lodo. Huellasdel Diluvio universal bajo las arenas del desierto. Una catastrficainundacin ocurrida 4.000 aos antes de J.C.

    ENTONCES YAHV DIJO A NO: "ENTRA T Y TODA TU

    FAMILIA EN EL ARCA, PUES TE HE OBSERVADO JUSTO ANTEM EN ESTA GENERACIN... PUES DENTRO DE SIETE DASVOY A HACER LLOVER SOBRE LA TIERRA CUARENTA DAS YCUARENTA NOCHES Y ANIQUILAR DE SOBRE LA FAZ DE LATIERRA A TODOS LOS SERES QUE PRODUJE. A LOS SIETEDAS, LAS AGUAS DEL DILUVIO IRRUMPIERON SOBRE LATIERRA (Gn.7:1-4, 10).

    Cuando omos nombrar el Diluvio pensamos inmediatamente en la Biblia y en el arcade No. Esta extraordinaria historia del Antiguo Testamento peregrin con elcristianismo por todo el mundo. As se convirti en la ms conocida tradicin acerca del

    Diluvio, aunque no es, en modo alguno, la nica. En los pueblos de todas las razasexisten diversas tradiciones de una gran catstrofe de esta ndole. Los griegos, porejemplo, relataban la leyenda de la inundacin del Deucalin; mucho antes de Colnexista entre los aborgenes del continente americano el recuerdo de una graninundacin; tambin en Australia, en la India, en Polinesia, en el Tibet, en Cachemira,as como entre los lituanos, el relato de un diluvio ha pasado de boca en boca, degeneracin en generacin, hasta nuestros das. Es que todo eso no es ms que unainmensa y coincidente fantasa, un cuento, una leyenda, es decir, un relato producto dela imaginacin?

    Lo ms probable es que unas y otras no sean otra cosa que el reflejo de una misma

    catstrofe universal. Tan grandioso fenmeno debi de ocurrir cuando ya haba hombresque pensaban, que sobrevivieron a l y que pudieron dar cuenta de lo acontecido. Losgelogos creen poder descifrar el enigma de aquel remoto acontecimiento mediante suciencia, teniendo en cuenta la existencia de pocas de gran calor entre glacialesintermedias. Cuatro veces subi el nivel de los mares al fundirse lentamente la coraza dehielo, de varios miles de metros de espesor en algunos sitios que cubra los continentes.Las masas lquidas, nuevamente puestas en libertad, cambiaron el aspecto del paisaje,inundaron las costas bajas junto a los mares y los valles, destruyendo a los hombres, alos animales y al mundo vegetal. En una palabra: todos los intentos de explicacinterminaban en meras especulaciones e hiptesis.

    Pero las hiptesis no aquietan al historiador. ste requiere siempre una demostracinpalpable y material, y semejante demostracin no exista; ningn cientfico, cualquiera

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    que fuera su especialidad, poda demostrar su existencia. Slo por una pura casualidad,es decir, por medio de unas excavaciones practicadas con finalidades muy distintas, sele ofreci al investigador la prueba palpable de la existencia del diluvio. Y esto sucedien un lugar que ya conocemos: en las excavaciones practicadas en Ur!

    Haca seis aos que los arquelogos americanos e ingleses estaban explorando lastierras de Tell-al-Muqayyar, las cuales, entre tanto, daban la sensacin de una inmensaobra en construccin. Cuando el ferrocarril se detiene por unos instantes en este lugar,los viajeros quedan asombrados al ver los enormes montones de arena extrada de lasexcavaciones. Fueron removidos trenes enteros de tierra, cascotes y examinadoscuidadosamente. La arena fue pasada por tamices y los escombros milenarios fueronmanejados cual si se tratara de un valioso tesoro. La actividad, la perseverancia, elcuidado, los desvelos desplegados durante seis aos haban procurado un botnconsiderable. Los templos sumerios con sus almacenes, sus talleres y sus tribunales, lascasas de los ciudadanos constituyeron desde 1926 a 1928 hallazgos de tal importancia,que eclipsaron todo cuanto se haba realizado anteriormente.

    Tales eran las tumbas reales de Ur con cuyo nombre Woolley haba designado, en laeuforia de sus descubrimientos, los sepulcros de notables sumerios colocadas en unalarga hilera cuyo esplendor verdaderamente real, las palas haban sacado a la luz desdeel interior de un montculo de arena de 15 metros de altura, situado al sur del templo.Las cmaras sepulcrales de piedra parecan verdaderas cmaras de un tesoro, puesestaban completamente llenas de todo lo de valor que en otro tiempo posea Ur. Copas ytazas de oro; cntaros y vasos de formas maravillosas; objetos de bronce; mosaicos demadrpora en relieve; obras de lapislzuli y de plata rodeaban a los cadveres reducidosa polvo. Arpas y liras estaban apoyadas en los muros. Un hombre joven "hroe del pasde Dios," segn dice de l una leyenda, lleva un yelmo de oro. Un peine de oroadornado con flores formadas con piedras de lapislzuli adorna el cabello de la bellasumeria Shub-ad, la "Lady Shub-ad," como la llaman los ingleses... Cosas tan bellas nolas hubo ni en la clebre cmara nupcial de Nofrete ni en la de Tutankamon. Y lastumbas reales de Ur son 1.000 aos ms antiguas que aqullas!

    Pero, junto a estas preciosidades, las tumbas reales ofrecieron una visin terrible ysiniestra para la sensibilidad de los hombres de nuestra poca que se enfrentaron anteella con un ligero escalofro. En el interior de las cmaras sepulcrales pudieroncomprobar la presencia de autnticas yuntas. Los esqueletos de los animales de tiroestaban an uncidos a los carros llenos de artsticos utensilios domsticos. Era evidente

    que todo el squito funeral haba seguido a los magnates en el camino de la muerte,segn daban a entender los esqueletos vestidos de fiesta y cargados de adornos que lesrodeaban! Veinte eran los cadveres que contena la tumba de Lady Shub-ad. En otrasaparecieron ms de setenta.

    Cul fue la tragedia ocurrida un da en estas tumbas? No haba el menor rastro quedemostrara que los hombres sufriesen muerte violenta. Los respectivos squitos parecenhaber seguido a sus difuntos soberanos en caravana festiva, con los bueyes uncidos a loscarros portadores de los tesoros del difunto. Y mientras se cerraba la tumba por fuera,ellos oraban seguramente en su interior para impetrar su ltimo descanso. Despusdeban de tomar alguna droga, se agrupaban por ltima vez alrededor del difunto y

    moran voluntariamente, para as seguir sirvindole en otra existencia.

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    Durante dos siglos los habitantes de Ur haban enterrado a sus personajes importantesen esas tumbas. Al abrir la ltima y mas profunda, los investigadores del siglo XXtenan ante s la imagen de lo que aconteci en el ao 2800 antes de J.C.!

    Al aproximarse el verano de 1929, la sexta campaa de exploracin de las tumbas de

    Tell-al-Muqayyar toca a su fin. Woolley ha llevado de nuevo sus colaboradores nativosa la colina de las "tumbas reales." No la deja descansar. Quiere saber si debajo de laltima tumba real el terreno puede an dar lugar a descubrimientos en una prximacampaa de exploracin.

    Una vez separado el enlosado de las tumbas, un par de paletadas dan a comprender quepor debajo an siguen las capas de escombros. Cuan profundamente penetrarn en laAntigedad esos mudos medidores del tiempo?

    Cundo aparecern en el fondo de esta colina, sobre la roca viva y el terreno virgen losrestos del primer establecimiento humano? Esto es lo que quiere averiguar Woolley!

    Despacio, con sumo cuidado, hace cavar pozos y comprueba personalmente lanaturaleza de los materiales que se van extrayendo. "Casi en seguida escribe en sucomunicacin se realizan nuevos descubrimientos que confirman nuestrassuposiciones; directamente debajo del suelo de una de las tumbas reales y en un montnde cenizas de madera quemada se encuentran numerosas tablillas de barro coninscripciones de tipo mucho ms antiguo que aquellas que recubran las tumbas. A

    juzgar por ellas podan pertenecer al siglo XXX antes de J.C. Eran, pues, seguramente,dos siglos ms antiguas que las cmaras sepulcrales."

    Los pozos se van profundizando cada vez ms; aparecen nuevas capas con restos denforas, vasos y jarrones. El investigador comprueba con extraeza que la cermicasigue inalterable. Parece ser de la misma calidad que las piezas halladas en las cmarasreales. Durante los siglos la civilizacin de los sumerios no habra realizado progresoalguno digno de mencin. En una edad extraordinariamente lejana habra adquirido unalto grado de desarrollo.

    Cuando, al cabo de muchos das, los que all trabajaban le gritan que han llegado alfondo, Woolley baja personalmente al interior del pozo para convencerse. En efecto,han terminado los restos de toda cultura. Del suelo, an no removido, pueden recogerselos ltimos fragmentos de objetos domsticos; aqu y all se ven rastros de un incendio."Por fin!" es el primer pensamiento de Woolley. Examina cuidadosamente la

    naturaleza del terreno que se halla en el fondo del pozo y queda perplejo: es lodo, lodocomo nicamente puede resultar de la sedimentacin de las partculas contenidas en elagua! Pero, de dnde puede proceder el lodo en aquel sitio? Woolley trata de dar conuna explicacin: "no puede ser ms que el lodo dejado por una inundacin, originadopor la acumulacin de partculas en suspensin en las aguas del ufrates de otraspocas." Esta capa debi de depositarse cuando el gran ro tena su delta mucho ms alinterior en el Golfo Prsico, exactamente como an sucede junto a la desembocadura,donde la tierra avanza cada ao 25 metros dentro del mar. Cuando Ur alcanz la primerapoca de su esplendor, el ufrates deba estar tan cerca que la gran torre se deba dereflejar en sus aguas, y desde la punta de su santuario se deba ver el golfo. Sobre elfondo de lodo del antiguo delta debieron de levantarse las primeras casas.

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    Sin embargo, mediciones y calculos realizados sobre el terreno con mayor precisin,conducen a Woolley a nuevos resultados y le inducen a sentar conclusiones muydistintas.

    FIG. 3. Restos de lodo procedentes de la gran inundacin ocurrida hacia el ao4000 a. de J.C. a. Cauce del ufrates. b. Capa de lodo de la inundacin. c. Colinasque sobresalan a la inundacin.

    "Vi que estbamos a demasiada altura. Apenas poda aceptarse que la isla en la cual fueconstruido el primer asentamiento hubiese podido sobresalir tanto del curso del ro."

    El pozo en el cual comenzaba a aparecer la capa de lodo se hallaba muchos metros porencima del nivel del ro. Ello demuestra que no pueden ser aluviones depositados por elufrates. Qu significaba, pues, aquella capa singular? Cmo se haba producido?Ninguno de sus colaboradores acierta a dar una contestacin satisfactoria. As, pues,siguen excavando, profundizando el pozo. Excitado, mira Woolley cmo, de nuevo, vansubiendo los capazos y examina su contenido. Las palas van profundizando la capa, unmetro, dos metros... No sale ms que lodo! Al llegar a unos tres metros de profundidad,la capa de lodo termina en forma tan sbita como haba empezado. Qu seguirdespus?

    Los capazos que siguieron, una vez examinados, dan una contestacin que ninguno deaquellos hombres hubiera podido soar. Se resisten a creer lo que sus ojos estn viendo.Haban esperado hallar la roca viva, la tierra virgen. Pero lo que se les presenta a la luzdel sol son cascotes y ms cascotes. Restos del pasado, entre ellos numerososfragmentos de cermica. Debajo de una capa de lodo de casi tres metros de espesor sehan encontrado nuevamente restos de un asentamiento humano! Tanto el aspecto comola tcnica de la cermica ha cambiado por completo. Encima de la capa de lodo lasnforas y las cubetas haban sido evidentemente realizadas al torno; en cambio estasvasijas lo fueron con las manos. Por ms cuidadosamente que se examinan los capazosque suben a la superficie del pozo, ante la creciente expectacin de los exploradores, no

    se descubre en ellos resto alguno de metal. La herramienta primitiva que encuentran esde slex labrado, Herramientas de la Edad de Piedra!

    Aquel mismo da expiden un telegrama. Mesopotamia daba al mundo la noticia mssensacional que seguramente jams le habr conmovido la imaginacin: "Hemosencontrado huellas del Diluvio Universal!"

    El extraordinario descubrimiento realizado en Ur, llena los titulares de la Prensa en losEstados Unidos y en Inglaterra. El Diluvio, esta era la nica explicacin plausible antela enorme acumulacin de barro encontrado debajo de la colina de Ur, la cual,evidentemente, separaba dos civilizaciones humanas. El mar haba dejado sus

    inconfundibles huellas en forma de restos de animales marinos mezclados en el lodo.Woolley quiso adquirir lo ms pronto posible asegurarse sobre tan importante cuestin;

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    una casualidad, aunque inverosmil, habra podido engaarle, as como a suscolaboradores. A 300 metros de distancia del primer pozo hizo abrir otro.

    Las palas dejaron al descubierto un perfil idntico: restos de cermica, capa de barro,restos de utensilios de barro de fabricacin manual.

    FIG. 4. Pozo abierto en busca del estrato del Diluvio.

    Para eliminar toda duda, Woolley hace abrir otro pozo en una colina natural, en lascapas de restos fragmentados donde haba estado edificada la poblacin, es decir, sobreun terreno situado a mayor altura que la capa de lodo.

    1. Estrato de las tumbas de los reyes. -2. Estrato de la cermica fabricada al torno. - 3.Estrato de lodo (3 metros). - 4. Estrato de la cermica anterior al Diluvio.

    Ms o menos, a la misma profundidad que los otros dos pozos terminan aqu losfragmentos de cermica fabricados al torno. Inmediatamente debajo sigue la cermicafabricada a mano. Exactamente igual a lo que Woolley haba supuesto y esperado.Naturalmente, falta aqu la capa de lodo que las separaba.

    "Aproximadamente a unos 16 pies (5 metros) debajo de un pavimento de ladrillos escribe Woolley , que con toda seguridad podramos adscribir al ao 2700 antes deJ.C., estbamos en las ruinas de aquella Ur que haba existido antes del Diluvio."

    FIG. 5. Extensin de la inundacin en Mesopotamia

    Hasta dnde se extenda la capa de lodo? Cules fueron los territorios afectados por lacatstrofe?

    Una investigacin en regla, siguiendo las huellas del gran ro, se practica en otroslugares de Mesopotamia meridional. Otros arquelogos descubren un nuevo eimportante punto de referencia en Kiroch, al nordeste de la antigua Babilonia, all dondeel ufrates y el Tigris, describiendo grandes curvas, se acercan uno a otro. Asimismodan con una capa formada por aluviones, pero aqu slo tiene medio metro de espesor.Mediante catas se llega a determinar poco a poco la extensin que alcanzaron las aguas.

    Segn la opinin de Woolley, la catstrofe, al noroeste del Golfo Prsico, cubri unaextensin de 630 kilmetros de longitud por 160 kilmetros de anchura. Al contemplarel mapa se saca la impresin que slo fue segn diramos hoy un "suceso local"..., peropara los habitantes de la cuenca de estos ros fue todo su mundo.

    Despus de incontables investigaciones y pruebas realizadas sin un resultado positivo,haca tiempo que se haba desechado la posibilidad de descifrar el misterioso enigma delDiluvio que pareca haber tenido lugar en tiempos tan inmensamente lejanos que elhombre jams podra alcanzar. Pero los incansables y certeros trabajos llevados a cabopor Woolley y sus colaboradores pusieron al descubierto un hecho de gran importanciapara los cientficos: una inundacin catastrfica que recuerda el Diluvio mencionado

    por la Biblia, considerado por los escpticos como un cuento o una leyenda, pero quehaba ocurrido en realidad y en una poca histrica susceptible de ser determinada.

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    A los pies de la vieja torre escalonada de los sumerios, en Ur, en el curso inferior delufrates, se poda bajar por una escalera al interior de un pozo y observar los restosdejados por una inundacin catastrfica una capa de lodo de casi tres metros deespesor y hasta tocarla con la mano. Y por la edad de las capas formadas por losrestos dejados por los pobladores de aquellos territorios en los cuales, como en un

    calendario, poda leerse el tiempo, resultaba posible determinar cundo tuvo lugar lagrandiosa inundacin:

    Aconteci 4.000 aos antes de Jesucristo!

    4. Relato de una Inundacin Procedente de laAntigua Babilonia.

    La epopeya de Gilgamesh y la Biblia. Doce tablas de arcilla encontradas enNnive. Una epopeya antiqusima en la biblioteca de Assurbanipal. Utnapishtim, el No de los sumerios? El secreto del monte Ararat. Unanave gigantesca entre los restos de un ventisquero. Expediciones en buscadel Arca bblica.

    DIJO, PUES, DIOS A NO: "FABRCATE UN ARCA DE MADERADE CONFERA, HAZ EN EL ARCA DIVERSAS MANSIONES YEMBRALA POR DENTRO Y FUERA CON BREA" (Gn.6:14).

    A principios del siglo XX, mucho antes de que Woolley descubriera Ur, tuvo lugar unhallazgo sensacional que dio ocasin a violentas discusiones en torno a la SagradaEscritura.

    Un relato antiqusimo y misterioso haba surgido de las tinieblas del antiguo Oriente;era un poema heroico, compuesto de 300 cuartetas, grabadas sobre doce macizastablillas de barro, que cantaban las maravillosas aventuras del legendario reyGilgamesh.

    El texto era asombroso: Gilgamesh hablaba, al igual que la Biblia, de un hombre quehaba precedido y sobrevivido a la gran catstrofe de una inundacin.

    De dnde proceda esta grandiosa y notable epopeya? Fueron unos exploradoresingleses quienes, en expediciones realizadas durante el ao 50 del pasado siglo, habanencontrado aquellas doce tablillas de barro, junto con otros veinte mil textos,perfectamente ordenados, entre las ruinas de la biblioteca de Nnive, considerada comola ms clebre de la Antigedad y construida por Assurbanipal en el siglo VII antes deJ.C., en la vieja Nnive, a orillas del ro Tigris.

    Este tesoro, de valor incalculable, existente ahora en el Museo Britnico, fue embaladocuidadosamente y emprendi el largo viaje desde Nnive hasta Inglaterra.

    Pero su verdadero valor no fue conocido hasta algunos lustros ms tarde, cuando se hizoposible descifrar los textos.

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    Por aquel entonces no haba nadie que pudiese hacerlo. A pesar de todos los esfuerzos,las tablillas permanecan mudas. Poco antes del 1900, en las sobrias aulas del MuseoBritnico, despus de 2.500 aos, empez a tomar sentido uno de los ms bellos poemasdel Oriente antiguo, y los asirilogos podan leer por vez primera la epopeya deGilgamesh.

    Este poema est escrito en el lenguaje cortesano y diplomtico de la poca del reyAssurbanipal, es decir, en acdico. La forma que presentaba en la biblioteca de Nnivela haba recibido un milenio antes, en la poca del gran rey Hammurabi de Babilonia, encuya metrpoli, situada al margen del ufrates, fue descubierto otro ejemplar. Otroshallazgos apoyan la opinin segn la cual la epopeya de Gilgamesh formaba parte deltesoro cultural de todos los estados del antiguo Oriente. Los hititas y los egipcios lotraducen a sus respectivos idiomas y las tablillas escritas con caracteres cuneiformesencontradas en el pas del Nilo dejan an apreciar huellas claras de tinta roja en aquellospuntos que, al parecer, ofrecan alguna dificultad a los traductores egipcios.

    Un pequeo fragmento de arcilla nos descubre el origen de la epopeya de Gilgamesh deuna manera definitiva. El mundo debe su forma primitiva a los sumerios, a aquel pueblocuya metrpoli se haba alzado en el emplazamiento de Ur.

    Gilgamesh as lo narra el texto cuneiforme de la tablilla procedente de la bibliotecade Nnive est decidido a asegurarse la inmortalidad, y con este fin emprende unlargo y aventurero viaje, en busca de su antepasado Utnapishtim, de quien esperaconocer el secreto de la inmortalidad, con que fue agraciado por los dioses. Llegado a laisla en que Utnapishtim vive, Gilgamesh le pregunta sobre "el misterio de la vida."Utnapishtim le cuenta cmo antes viva en Shuruppak y era un fiel adorador del dios Ea.Cuando los dioses decidieron destruir el mundo por medio de un diluvio, Ea previno asu adorador y le dio estas rdenes:

    "Hombre de Shuruppak, hijo de Ubaratutu, / destruye tu casa / y construye un navo. /Abandona las riquezas, / busca la vida! / Desprecia los bienes, / salva la vida! / Metetoda simiente de vida dentro del navo. / El navo / que debes construir... / las medidasestn [bien] proporcionadas."

    Todos conocemos el maravilloso relato que sigue. Ahora bien, la Biblia nos cuenta deNo, lo que la epopeya de Gilgamesh cuenta de Utnapishtim.

    "Habl, pues, Dios a No...: Fabrcate un arca de madera de confera... Meters ademsen el arca, de entre todo viviente y todo ser animado, dos de cada clase a vivir contigo;sern macho y hembra" (Gn.6:13).

    Para poder comparar los textos con mayor facilidad, citamos a continuacin en la parteizquierda lo que Utnapishtim dice acerca del acontecimiento por l vivido, y en la partederecha, lo que la Biblia refiere acerca del diluvio y de No.

    Utnapishtim, de acuerdo con las rdenes recibidas del dios Ea, construye el navo ydice:

    El quinto da trac su estructura. La longitud del arca ser de 300 codos, de 50

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    codos su anchura y de 30 codos su altura(Gn. 6:15).

    Su superficie era de doce iku (unos 3.000metros cuadrados).

    Las paredes eran de diez gar (un gar es igual a6 metros aproximadamente) de altura.

    Los recubr con seis pisos; repart suanchura siete veces.

    Plantas bajas, segundas y terceras le hars(Gn. 6:16).

    Su interior lo repart nueve veces. Haz en el arca diversas mansiones (Gn.6:14).

    Seis sar (medida desconocida) de brea ech enel horno.

    Y embrala por dentro y fuera con brea (Gn.6:14).

    Cuando Utnapishtim ha terminado la construccin del navo celebra una esplndidafiesta. Sacrifica bueyes y ovejas para los que le han ayudado y les obsequia "con mosto,cerveza, aceite y vino con la misma profusin que si se tratara de agua corriente." Luegoprosigue:

    Y ante las aguas del diluvio entr No en elarca, acompaado de sus hijos, mujer y lasmujeres de sus hijos.

    Todo lo que tena lo cargu con toda

    clase de simiente de vida.

    Met en el navo a toda mi familia yparentela.

    De los animales puros y de los animales que

    no lo son y de las aves y de todo lo que searrastra sobre el suelo, de dos en dos vinieronhasta No al arca, macho y hembra, comohaba Dios mandado a No (Gn. 7:7-9).

    Ganados del campo, animales delcampo, artesanos... a todos los met.

    Entr en el navo y cerr mi puerta. Y Yahv cerr tras l (Gn.7:16).

    Cuando brill la luz matutina, de losfundamentos del cielo se alz una nube

    negra: Adad ruga all dentro.

    El furor de Adad llega hasta el cielo; ytoda claridad se cambia en tinieblas.

    A los siete das las aguas del diluvioirrumpieron sobre la tierra... En ese da se

    hendieron todas las fuentes del gran abismo ylas compuertas del cielo se abrieron (Gn.7:10-11).

    Los dioses quedan horrorizados ante la inundacin y se refugian en lo ms alto delcielo, en el cielo del dios Anu. Antes de penetrar en l "se acurrucan como perros" y,afligidos y asustados por la catstrofe, protestan cabizbajos y llorosos.

    Es sta una descripcin digna de Homero!

    Mientras tanto contina el diluvio:

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    Seis das y seis noches corre el viento, eldiluvio; la tempestad devasta la regin.

    Entonces acaeci el diluvio sobre la tierradurante 40 das, y se multiplicaron las aguas.

    As, pues, las aguas crecieron sobre la tierrade forma que quedaron cubiertos todos los

    montes ms altos que bajo el cielo enteroexistan (Gn.7:17-19)

    Cuando lleg el sptimo da, latempestad, el diluvio, fue vencido en labatalla, que como ejrcito haba librado.

    Entonces se acord Dios de No... E hizopasar un viento sobre la tierra, tras lo cualfueron menguando las aguas (Gnesis8:1).

    Se amans el mar, call el huracn, cesel diluvio.

    Y todo el gnero humano se haba

    convertido en fango.

    Cerrronse, pues, los manantiales del abismoy las compuertas celestes y ces el aguacerodel cielo. Con esto furonse desviandogradualmente de sobre la tierra las aguas, las

    cuales fueron decreciendo al cabo de 150 das(Gn. 8:2-3).

    La campia se haba puesto parecida auna techumbre.

    De esta suerte pereci cuanto ser corpreo semova sobre la tierra... as como toda lahumanidad (Gn. 7:21).

    Todo el gnero humano se haba convertido en fango! Utnapishtim, el No de lossumerios, describe lo que l mismo ha vivido. Los babilonios, los asirios, los hititas ylos egipcios que tradujeron estas palabras o las recibieron por tradicin, jamssospecharon, como ni tampoco los modernos asirilogos, que infatigable fue descifrar

    las tablillas de escritura cuneiforme, que contenan la relacin de acontecimientos,realmente sucedidos.

    Hoy da estamos convencidos de que el verso 134 de la tablilla XI de la epopeya deGilgamesh tiene que transmitir el relato de un testigo ocular. Slo un hombre cuyos ojoshayan contemplado las desoladoras secuelas de la catstrofe es capaz de describirla enforma tan pattica y realista.

    Sin duda que l tuvo que haber visto con sus propios ojos la inmensa capa de fango quecubri a todo ser viviente cual una mortaja, y que dej la campia "lisa cual techumbrede un edificio."

    La misma descripcin precisa y detallada que hace de la gran tempestad abona estasuposicin. En efecto, Utnapishtim habla expresamente de una tempestad procedentedel sur, lo cual responde exactamente a la situacin geogrfica del pas. El GolfoPrsico, cuyas olas fueron arrastradas por la tempestad sobre la tierra firme, est situadoal sur de la desembocadura del Tigris y del ufrates. Utnapishtim describe hasta en losms mnimos detalles con trazos exactos los fenmenos atmosfricos caractersticos deaquella regin y la aparicin de una extraordinaria perturbacin en la atmsfera: elsurgir de negros nubarrones acompaados del fragor del trueno; la claridad del da quese cambia instantneamente en tinieblas; el desencadenamiento de la tempestad,procedente del sur y que arrastra consigo las aguas.

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    Un meteorlogo reconoce en seguida que se trata de la descripcin del origen ydesarrollo de un cicln, de un tornado. La moderna meteorologa sabe hoy que losterrenos costeros de las zonas tropicales, las islas en medio del ocano y, sobre todo, lascuencas inundadas de los ros estn expuestas a una especie de diluvio devastador yaniquilante, motivado por un cicln que a menudo va acompaado de terremotos y de

    lluvias diluviales.

    En las costas de la Florida, en el Golfo de Mxico y en el Pacfico, funciona en laactualidad un servicio de prevensin con amplias ramificaciones, que disponen de todoslos adelantos tcnicos. Pero a los hombres que vivan en Mesopotamia hacia el ao4000 antes de J.C. ni siquiera un moderno servicio de previsin les hubiera sido til.

    A veces un cicln adquiere proporciones de autntico diluvio. Existe un ejemplo enpoca muy reciente.

    En el ao 1876 se desencaden un cicln de esta clase, acompaado de feroces

    tormentas, que penetr por el Golfo de Bengala y tom la direccin de la costa, hacia ladesembocadura del Ganges. Los mstiles de los buques que navegaban en trescientoskilmetros a la redonda del epicentro fueron abatidos. Baj la marea. Las aguas, alretirarse, fueron empujadas por las ondas del cicln. Una ola gigantesca fueformndose. Rompise sobre el territorio del Ganges y las aguas del mar alcanzaron enla regin del ro hasta 15 metros de altura. Muchas millas cuadradas quedaron anegadasy unos 215.000 seres humanos perdieron la vida.

    Utnapishtim describe a Gilgamesh, que se halla impresionado, lo que sucedi cuando latempestad hubo cesado.

    Abr la ventana y la luz resbal por mismejillas.

    Al cabo de cuarenta das abri No la ventanadel arca que haba hecho (Gn. 8:6).

    El navo se pos en el monte Nisir. En el mes sptimo, da 17 del mes, descansel arca sobre el monte Ararat (Gn. 8:4).

    El monte Nisir retuvo al navo y no lodej bogar ms.

    Los textos cuneiformes de Babilonia antigua describen con suma exactitud dnde hay

    que buscar el monte Nisir: entre el Tigris y el curso inferior del Zabu, donde laescabrosa y escarpada cordillera del Kurdistn asciende desde las llanas riberas delTigris. El punto indicado, como sitio de abordo de la nave, corresponde exactamente alcurso que pudo seguir la catstrofe una vez desencadenada en el Sur. Sabemos porUtnapishtim que Shuruppak era su ciudad natal. Esta ciudad estaba situada cerca de laactual Farah, en medio de la llanura inundada, all donde el ufrates y el Tigris seseparan formando un amplio arco. Una marea alta procedente del Golfo Prsico debide empujar de seguro la nave desde all hasta la cordillera del Kurdistn.

    A pesar de la expresa mencin que la epopeya de Gilgamesh hace del monte Nisir,nunca se les ocurri a los curiosos investigadores explorar este lugar en busca de los

    restos del navo. En cambio el monte Ararat, mencionado en el relato bblico, ha sidoobjeto de verdaderas expediciones en serie.

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    El monte Ararat est situado en la parte oriental de Turqua, muy cerca de las fronterasdel Irn y de la Unin Sovitica. Su cumbre, que se eleva 5.156 metros, est cubierta denieves perpetuas.

    Durante el siglo pasado, muchos aos antes de que ningn arquelogo hundiese su

    azada en el suelo de Mesopotamia, las primeras expediciones emprendieron la ruta delmonte Ararat. Una historia pastoril haba impulsado a ello.

    Hay a los pies del monte Ararat una pequea aldea armenia, llamada Bayzit, cuyoshabitantes desde muy antiguo hablan de los notables relatos de un pastor que cierto daparece que vio un gran navo de madera sobre el Ararat.

    El relato de una expedicin turca del ao 1833 pareca confirmar la historia del pastor.En ella se hablaba de la proa de madera de una embarcacin, que en tiempo de veranose dejaba ver en los ventisqueros del sur del monte.

    Otro que parece haberla visto es el Dr. Nouri, arcediano de Jerusaln y Babilonia. Estedignatario eclesistico emprendi en 1893 un viaje de exploracin a las fuentes delufrates. A su regreso anunci haber visto los restos de un navo entre las nievesperpetuas: "Su interior escribe estaba lleno de nieve. Su pared exterior era de uncolor rojo oscuro."

    Durante la primera guerra mundial, un oficial de aviacin ruso, llamado Roskowitzki,anunci que haba visto desde su avin en la falda sur del Ararat "los restos de un navosingular." En plena guerra, el zar Nicols II envi inmediatamente un grupoexpedicionario. Esta expedicin, no slo vio un navo, sino que lo fotografi. Pero todaslas pruebas y documentos parece ser desaparecieron durante la revolucin de octubre.

    Existen tambin varias panormicas tomadas desde avines conseguidas durante laltima guerra. Ellas se deben a un piloto sovitico y a cuatro aviadores americanos.

    FIG. 6. El monte Ararat en el punto de confluencia de las fronteras correspondientesa Turqua, Irn y la URSS.

    Las ltimas noticias proceden del historiador americano Doctor Aaron Smith, deGreensborough, hombre conocedor del problema del diluvio. Despus de muchos aosde trabajo ha reunido la historia literaria sobre la cuestin del arca de No. En conjunto

    son 80.000 las obras escritas en 72 idiomas sobre el Diluvio Universal, 70.000 de lascuales hacen mencin de los restos del navo legendario.

    En 1951 el doctor Smith, acompaado de 40 hombres, explora durante doce das lascapas de hielo del Ararat. "Aunque no encontramos ningn vestigio del arca de No declar ms tarde, mi fe en la descripcin bblica del diluvio se ha reforzado.Volveremos."

    Acuciado por el doctor Smith, el joven explorador francs de Groenlandia, Juan deRiquer, realiz en 1952 una ascensin a este monte de origen volcnico. Tambin ldescendi sin haber conseguido nada. A pesar de todo nuevas expediciones se organizan

    al monte Ararat.

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    Ninguna tradicin de los tiempos antiguos procedente de Mesopotamia est tan deacuerdo con los relatos bblicos como la de la inundacin que figura en la epopeya deGilgamesh. En algunos pasajes se encuentra hasta una coincidencia en las palabras. Noobstante existe una importante y esencial diferencia. La historia del Gnesis, con la cualestamos tan familiarizados, reconoce a un solo Dios. Ha desaparecido la idea

    estrafalariamente pintoresca y primitiva de un cielo superpoblado de dioses, muchos delos cuales ostentan rasgos demasiado humanos, dioses que lloran, se quejan, tienenmiedo y "se acurrucan como perros."

    La epopeya de Gilgamesh procede sin duda del mismo ambiente vital que existe en el"Frtil Creciente," dentro del cual tuvo origen la Biblia.

    Gracias al descubrimiento de la capa de lodo en Ur, se ha demostrado que la antiguaepopeya de Mesopotamia relataba un hecho histrico. La gran inundacin ocurrida hace4.000 aos en la parte meridional de aquel pas ha quedado confirmadaarqueolgicamente.

    Pero surge una pregunta: aquella inundacin babilnica es en realidad el diluvio de quenos habla la Biblia?

    A esta pregunta no han podido responder todava ni la Arqueologa ni ninguna otraclase de investigaciones.

    5. Abraham Vivi en el Reino de Mari.

    Un muerto de piedra. El teniente Cabane informa sobre un hallazgo. Un"tell" de Siria es muy visitado. El rey Lamgi-Mari se presenta a s mismo. El profesor Parrot descubre un grandioso reino desconocido. El palacio realcon sus 260 salones y patios. 23.000 tablillas de barro sobreviven cuatromilenios. La polica de las estepas nos habla de los "benjaminitas." Lapatria de Rebeca, una ciudad floreciente.

    Y DIJO YAHV A ABRAHAM: "VETE DE TU PAS, DE TUPATRIA Y DE LA CASA DE TU PADRE AL PAS QUE YO TEMOSTRAR..." (Gn. 12:1).

    La patria de que habla aqu la Biblia es Jarn. All vivan Traj, su hijo Abraham, sunuera Saray y su nieto Lot (Gen.11:31).

    Hasta hace muy poco tiempo Jarn era completamente desconocida. Nada se saba sobresu historia primitiva. Todos los documentos de la antigua Babilonia guardan un silencioprofundo sobre la regin del ufrates medio, llamada tambin el pas "entre los dosros," en el cual Jarn estuvo situada en otro tiempo.

    Un hallazgo fortuito conduce en 1933 a hacer excavaciones que tambin aqu llevan aun gran descubrimiento verdaderamente emocionante y con ello a nuevosconocimientos. stos nos presentan a la bblica Jarn y la vida de los patriarcasenmarcados en un ambiente histrico.

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    Sobre la lnea frrea que une a Damasco y Mosul, all donde aqulla atraviesa elufrates, existe la desconocida y pequea ciudad Abu Kemal. Como Siria, despus de laprimera guerra mundial, se halla bajo el protectorado de Francia, acantonndo all undestacamento francs.

    Durante el verano de 1933 hace un calor asfixiante y enervador en la amplia depresindel ufrates. Un da, el teniente Cabane, oficial del destacamento, es llamado a laoficina. Sospecha que se trata de una nueva disputa surgida entre los rabes y que ltendr que dirimir. Presume lo que est pasando. Pero esta vez la excitacin existente enla oficina parece tener otra causa. Segn puede deducirse del relato de los intrpretesocurre lo siguiente: unas personas haban intentado inhumar a un pariente fallecido, ycuando, en una colina apartada, llamada Tell Hariri, cavaban la sepultura, he aqu quehaba aparecido un muerto de piedra!

    El teniente Cabane piensa que quiz se trata de un hallazgo arqueolgico que puedeinteresar al museo de Alepo. En definitiva un nuevo acontecimiento que viene a romper

    la enervante monotona de aquel puesto de guardia, del que nadie se acuerda.

    Al anochecer se dirige en su coche a Tell Hariri, situado a unos 11 kilmetros al nortede Abu Kemal, junto al ufrates.

    Los rabes le guan a travs de una pendiente y, en una depresin del terreno, contemplala estatua mutilada que el da antes haba excitado tanto los nimos. Cabane no estcnico, pero se da cuenta de que la figura de piedra es muy antigua. Al da siguienteunos soldados franceses la llevan a Abu Kemal. La luz est encendida hasta despus dela medianoche en la pequea comandancia. Cabane est redactando un informesumamente detallado sobre el hallazgo, para su oficina, para Henry Seyrig, director delMuseo de Antigedades de Beyrut, y para el Museo de Alepo.

    Pasan los meses sin novedad alguna. La cosa parece carecer de importancia o haber sidoolvidada. Por fin, en los ltimos das de noviembre, se recibe un telegrama de Parsprocedente del Museo del Louvre. Cabane apenas puede dar crdito a sus ojos y lee yrelee la extraordinaria noticia. Dentro de pocos das llegar de Francia una relevantepersonalidad, el arquelogo profesor Andr Parrot, y con l, hombres de ciencia,arquitectos, ayudantes y delineantes.

    El 9 de diciembre se dirigen todos hacia Tell Hariri. Los arquelogos empiezan su

    trabajo como investigadores. En primer lugar miden con toda precisin la colina, lafotografan hasta en sus ms pequeos detalles, la examinan con aparatos percusores yanalizan muestras del terreno. En este trabajo transcurre el mes de diciembre y lasprimeras semanas del ao nuevo. El 23 de enero de 1934 es el da decisivo.

    Al excavar con todo cuidado en la periferia del "tell." sale de entre los cascotes unafigura pequea y graciosa que tiene grabada una leyenda sobre su hombro izquierdo.Todos se inclinan hacia ella fascinados.

    "Yo soy Lamgi-Mari... Rey... de Mari... el grande... Yasakku... que ofrenda su estatuaa... Ishtar."

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    La lectura lenta, pausada de esta frase es escuchada por el silencioso grupo. El profesorParrot traduce directamente los caracteres cuneiformes. Ni l ni sus compaeros detrabajo olvidarn jams este momento de emocin. Una escena fantstica y acaso nicaen la historia de la Arqueologa, tan llena por otra parte de sorpresas y aventuras!

    El soberano y rey ha saludado solemnemente a los extranjeros del lejano Pars y se hapresentado a s mismo, como si quisiera mostrarles cortsmente el camino hacia sureino de antao, que an yace debajo de l, sumido en profundo sueo, y de cuyoesplendor y majestad los sabios de Pars an no pueden sospechar nada.

    Tallada en piedra, una estatua maravillosa, as aparece el rey Lamgi-Mari ante Parrot.Es una figura de ancha espalda, que inspira respeto; encontrndose sobre un plinto. Peroal rostro le falta la increble altivez tan tpica de las estatuas de otros soberanos delOriente antiguo, en concreto de los asirios, las cuales ofrecen todas sin excepcin unaspecto feroz y cruel. El rey de Mari sonre. No lleva arma alguna, sus manos estn

    juntas religiosamente recogidas. Una tnica adornada con ricas franjas, semejante a una

    toga, le cubre, dejando un hombro desnudo.

    Casi nunca una excavacin se ha visto coronada as de golpe en los primeros intentospor tan rotundo xito como sta. Debajo de esta colina debe yacer la regia ciudad deMari.

    Hace ya tiempo que la ciudad de Mari no es ya una incgnita para los hombres deciencia, gracias a las muchas y antiqusimas inscripciones procedentes de Asiria. Uno delos textos llega a decir que Mari ha sido la dcima ciudad fundada despus del diluvio.La gran ofensiva de las azadas empieza con gran ardor a actuar sobre Tell Hariri.

    Los trabajos se desarrollan desde el ao 1933 al 1939, interrumpidos por grandesintervalos de tiempo. El calor tropical hace imposible toda tarea durante la mayor partedel ao. Solamente se puede trabajar durante los meses ms frescos en la poca de laslluvias, desde mediado diciembre hasta fines de marzo.

    Las excavaciones de Tell Hariri nos ofrecen una serie de nuevos descubrimientos paraun captulo an desconocido del Oriente antiguo. Nadie sospecha an la estrecharelacin que tendrn las excavaciones de Mari con muchos personajes de la Biblia, quenos son tan familiares.

    Ao tras ao el comunicado de la expedicin da lugar a nuevas sorpresas.En el invierno de 1933-34 es desenterrado el templo de Ishtar, la diosa de la fecundidad.Tres de los reales adoradores de la diosa han querido perpetuarse en forma de estatuasen las hornacinas del santuario recubiertas de brillante mosaico. Estos reyes son Lamgi-Mari, Idu-Narum y Ebin-II.

    En el segundo perodo de las excavaciones las azadas tropiezan con las casas de unaciudad All est la ciudad de Mari! A pesar de la gran satisfaccin por el xitoalcanzado, los muros de un palacio que debi de tener dimensiones extraordinariasexcitan ms la curiosidad y el asombro. Parrot comunica: "Son 69 las salas y patios que

    hemos logrado excavar hasta ahora. No se ve an el fin."

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    Unas 1.600 tablillas de barro con inscripciones cuneiformes, amontonadas en una de lassalas, contienen noticias de carcter econmico.

    El comunicado que da cuenta de los hallazgos realizados durante la tercera campaa de1935-36, hace notar que hasta entonces haban sido descubiertas 138 salas y patios sin

    haber alcanzado an los muros exteriores del palacio. Una biblioteca formada por13.000 tablillas est esperando ser descifrada.

    En la cuarta campaa se procede a la excavacin de un templo dedicado al dios Dagan yde un ziggurat, la tpica torre escalonada de Mesopotamia. En el palacio son ya 220 lassalas y patios puestos al descubierto y otras 8.000 tablillas se suman a las primeras.

    El palacio de los reyes de Mari aparece en toda su grandiosidad ante Parrot y suscolaboradores despus que, en el quinto ao de sus excavaciones, descubren otrascuarenta salas libres ya de cascotes. Esta colosal construccin del tercer milenio antesde Cristo cubre casi diez yugadas de terreno con sus cimientos. Es un complejo

    formado por 260 salas y patios! Jams excavacin alguna ha hecho surgir de lastinieblas del pasado una construccin tan colosal y complicada.

    Son necesarias largas hileras de camiones slo para trasladar las tablillas escritas concaracteres cuneiformes, contenidas en los archivos del palacio: en total 23.600documentos. A su lado quedan eclipsados los grandes hallazgos de tablillas encontradasen Nnive, ya que la clebre biblioteca del rey asirio Assurbanipal "slo" contena20.000 textos.

    Para conseguir una idea exacta de lo que es el palacio de Mari es necesario subir en unavin. Volando sobre Tell Hariri se obtienen varias fotografas que, al ser publicadas enuna revista francesa, causan una extraordinaria admiracin. Este palacio era una de lasgrandes maravillas del mundo hacia el ao 2000 antes de J.C., la joya de la arquitecturadel Oriente antiguo. De muy lejos acudan viajeros para admirarlo. "He visto Mari!"escribe entusiasmado un mercader de la ciudad fenicia Ugarit.

    El ltimo rey que residi en l se llam Zimri-Lim. Los ejrcitos del clebreHammurabi de Babilonia sometieron el reino de Mari, situado en el ufrates medio, ydestruyeron la gran metrpoli.

    Bajo los techos y paredes cados se hallaron las cenizas de los braseros de los guerreros

    babilnicos, las cenizas de las llamasque el cuerpo de incendiarios del ejrcito utilizpara destruir el palacio.

    Esto no obstante no pudieron acabar con l por completo podra ser: Esto no obstante,no pudo derruirlo completamente). Quedaron en pie muros de hasta cinco metros dealto. "Y las instalaciones del palacio escribe el profesor Parrot , tanto en lascocinas como en las salas de bao, podan ser p