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El Río Grande ESTUVIMOS esperando más o menos durante una hora hasta que llegó un hombre gordo y cuarentón; andaba sin camisa y en el brazo tenía tatuado el busto de una joven india. Este hombre nos dijo que estuviéramos atentos a la señal que nos harían desde la orilla del río. Cinco minutos más tarde escuchamos un fino y largo chillido, luego, detrás de los arbustos apareció el mismo hombre del tatuaje y extendiendo ampliamente los dedos de la mano derecha nos indicó que debían pasar los primeros cinco compañeros. Cinco compañeros corrieron por la vereda que quedaba a unos treinta metros hasta donde estaba el hombre gordo. Diez minutos más tarde volvió a asomarse haciendo la misma señal. De esa manera se hizo hasta que a los últimos cinco nos tocó el turno. A la señal, corrimos por la vereda y al llegar el gordo nos ordenó quitarnos los zapatos. - El río está crecido - exclamó uno de los compañeros cuando íbamos acercándonos a la orilla. Hace dos noches lo habríamos cruzado caminando, pero ahora no es posible, la lluvia lo ha hecho crecer. El río estaba crecido tal como había dicho el compañero, y la velocidad de la corriente producía un ruido parecido al sonido que se escuchaba al avecinarse una tormenta. El agua estaba sucia, espesa y teñida de un color grisáceo como el color de la tierra; pedazos de maderos y ramas flotaban sobre la corriente. Ya en la orilla del río vimos a otro individuo a quien el agua le llegaba hasta la cintura y quien sostenía un salvavidas que mantenía firmemente pegado a tierra firme. Con un movimiento de la cabeza nos indicó que debíamos subir al salvavidas. Ya a bordo, nos colocaron en cuclillas, uno tras otro, como si se dispusieran a empaquetarnos. El hombre gordo saltó al agua, abrazó con una mano el borde del salvavidas, lo jaló hacia la corriente y con el brazo libre braceaba. - ¡No se muevan cabrones! - protestó el gordo cuando uno de los compañeros se movió para acomodarse mejor. A la vez que avanzábamos río adentro, el nivel iba ocultando el cuerpo del gordo hasta que llegó un momento a las axilas, luego comenzó a nadar. La parte más honda resultó ser un buen trecho. Más adelante, el gordo volvió a estar de pie. Llegamos a la orilla opuesta, más o menos a unos cuarenta metros río abajo.

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El Río Grande

ESTUVIMOS esperando más o menos durante una hora hasta que llegó un hombre gordo y cuarentón; andaba sin camisa y en el brazo tenía tatuado el busto de una joven india. Este hombre nos dijo que estuviéramos atentos a la señal que nos harían desde la orilla del río.Cinco minutos más tarde escuchamos un fino y largo chillido, luego, detrás de los arbustos apareció el mismo hombre del tatuaje y extendiendo ampliamente los dedos de la mano derecha nos indicó que debían pasar los primeros cinco compañeros. Cinco compañeros corrieron por la vereda que quedaba a unos treinta metros hasta donde estaba el hombre gordo. Diez minutos más tarde volvió a asomarse haciendo la misma señal. De esa manera se hizo hasta que a los últimos cinco nos tocó el turno. A la señal, corrimos por la vereda y al llegar el gordo nos ordenó quitarnos los zapatos.- El río está crecido - exclamó uno de los compañeros cuando íbamos acercándonos a la orilla. Hace dos noches lo habríamos cruzado caminando, pero ahora no es posible, la lluvia lo ha hecho crecer. El río estaba crecido tal como había dicho el compañero, y la velocidad de la corriente producía un ruido parecido al sonido que se escuchaba al avecinarse una tormenta. El agua estaba sucia, espesa y teñida de un color grisáceo como el color de la tierra; pedazos de maderos y ramas flotaban sobre la corriente. Ya en la orilla del río vimos a otro individuo a quien el agua le llegaba hasta la cintura y quien sostenía un salvavidas que mantenía firmemente pegado a tierra firme. Con un movimiento de la cabeza nos indicó que debíamos subir al salvavidas. Ya a bordo, nos colocaron en cuclillas, uno tras otro, como si se dispusieran a empaquetarnos. El hombre gordo saltó al agua, abrazó con una mano el borde del salvavidas, lo jaló hacia la corriente y con el brazo libre braceaba. - ¡No se muevan cabrones! - protestó el gordo cuando uno de los compañeros se movió para acomodarse mejor. A la vez que avanzábamos río adentro, el nivel iba ocultando el cuerpo del gordo hasta que llegó un momento a las axilas, luego comenzó a nadar. La parte más honda resultó ser un buen trecho. Más adelante, el gordo volvió a estar de pie. Llegamos a la orilla opuesta, más o menos a unos cuarenta metros río abajo. Después de abandonar el salvavidas, nos volvimos a poner los zapatos, caminamos entre unos carrizales hasta que llegamos donde estaba el resto de nuestro grupo. Ya estábamos del lado norteamericano, pero era sólo un paso y aún nos faltaba mucho terreno por recorrer.

Ramón "Tianguis" Pérez, Diario de un mojado, Texas, 2003.

El Río Grande nom américain, nom mexicain Río Bravo. maîtrise du passé simple F7 à la première du pluriel estuvimosirrégulier, caminamosar, escuchamosar, corrimoser, vimoser,à la troisième du singulier indicóar, ordenóar, saltó, abrazó, protestó, llegó, comenzó, aparecióer, movióer dijodecir irrégulier, se hizohacer irrégulier, à la troisième du pluriel nos colocaronar corrieroner, maîtrise de l'imparfait -ar andaba, estaba, se escuchaba, flotaban, - er sostenía- irréguliers iba, era, veía il allait, il était, il voyait fiche le corps humain : la cintura la taille la cabeza la tête, las axilas les aisselles, los dedos les doigts, el busto le buste

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NUESTRO COMENTARIO "el Río Grande"I PRESENTACIÓN DEL TEXTO "EL RíO GRANDE"El título es el Río Grande. Es un río que separa Estados Unidos y México. Es un texto autobiográfico. El autor es Ramón y es un inmigrante que cuenta su aventura, su experiencia, su historia. Publicó su libro en Texas. Esto significa que consiguió pasar la frontera y en el texto que acabamos de leer, nos cuenta el pasaje, el momento en que cruza el Río Grande. Para los mexicanos, el río se llama el Río Bravo. II LA HISTORIA DE RAMÓNRamón cuenta su historia. Primero espera una hora al coyote. Pasa un primer grupo. Después pasa con sus compañeros. Corren por el camino hasta la orilla del río. Suben a bordo del bote salvavidas. El hombre gordo empuja y tira el bote salvavidas en el agua. Primero andando, luego nadando. Es peligroso porque pueden ahogarse. Por fin, llegan a la orilla opuestas. Están del otro lado, en Estados Unidos. III COMENTARIOS : INTERÉS Y ORIGINALIDAD DEL TEXTOEs el coyote quien organiza el cruce del río "EL HOMBRE GORDO". Lo que llama la atención es que Ramón no sabe cómo se llama. Es preocupante porque tiene que confiar en un desconocido.Hay mucha tensión porque esperan la señal, es de noche y se oye un chillido. Es el cómplice del coyote "otro individuo" que indica que pueden pasar. Es angustioso porque tienen que esconderse « detrás de los arbustos », y tienen que correr hasta el río. Tienen que darse prisa porque es ilegal y la migra podría detenerlos.Es una organización militar. Pasan cada cinco minutos por grupo de cinco. Todos actúan con mucha discreción para que la migra no los localice. Comunican con señales. Se agachan. No hacen ruido. El coyote no habla : "Con un movimiento de la cabeza nos indicó que debíamos subir al salvavida". La tensión es máxima. Cuando uno de los mojados se mueve en el salvavidas, el coyote les grita : "¡No se muevan cabrones!". Es una situación violenta y humillante porque los clandestinos son considerados como cosas. Es como si fueran mercancías nos dijo Cheyenne de TES. En la línea 27 Ramón dice "nos colocaron" "como si se dispusieran a empaquetarnos". Además resulta ser agobiante y estresante porque « el río está crecido ». Hay mucha corriente y hay maderos que pueden herir a los clandestinos o chocar contra la frágil embarcación. En la línea 18, el narrador señala "la velocidad de la corriente " y el ruido espantoso . El coyote también corre peligro porque atraviesa andando y nadando en el agua sucia llena de barro. La vida de los hombres depende del hombre gordo. Ramón cuenta una aventura con mucho suspense. Seguimos cada paso, cada etapa de la travesía. Por fin, consigue cruzar el río pero todavía queda mucho por recorrer.

El interés del texto es mostrar 10' la dificultad para pasar la frontera. Se atreve a correr tanto peligro porque su vida en el país de origen es muy dura. El "lado norteamericano" representa la esperanza de una vida mejor.La originalidad reside en la perspectiva, en el punto de vista : Ramón ha vivido de verdad esta experiencia y es una experiencia vivida por miles de latinos. Es un testimonio que muestra los sentimientos y las angustias de un mojado. Pour ceux qui ne peuvent pas lire les infobulles sur safari, sur mac, sur les téléphones el cruce = la travesía Lo que llama la atención es que ce qui me frappe confiar en un desconocido faire confiance à un inconnu la señal le signal es de noche c'est la nuit un chillido un cri es angustioso c'est angoissant esconderse se cacher hasta el río jusqu'au fleuve darse prisa se dépêcher detener arrêter actuar agir localizar repérer agacharse s'abaisser el bote salvavida le canot de sauvetage gritar crier es violento violent / gênant mercancía marchandise colocar placer dispusieran imparfait du subjonctif de disponer (comme poner) empaquetar emballer agobiante stressant los maderos les planches herir blesser espantoso effrayant andar marcher nadar nager sucio sale el barro la boue consigue cruzar10' il réussit à traverser quedar rester recorrer parcourir atreverse oser el punto de vista le point de vue un testimonio un témoignage las angustias les angoisses