Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. 285
6. La Espiral Infinita
Conclusión
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Conclusión“Un país que se polariza políticamente, es un país que se atrasa
económicamente.” La frase es del presidente colombiano Juan
Manuel Santos. Algo debe saber sobre los costos de la polarización el
jefe de Estado de una nación que padeció décadas de guerra civil con
odios azuzados por las diferencias políticas.
Los BRICS son países con modelos económicos distintos y regímenes
políticos muy diferentes. China tiene una forma de gobierno
autoritaria, donde el Partido Comunista impone su autoridad sobre
un capitalismo de estado. Ian Bremmer define el capitalismo de
estado como un modelo donde el crecimiento económico no es un
fin para expandir la prosperidad y las libertades individuales, sino
una herramienta para garantizar la estabilidad y el control político1.
Rusia tiene una fachada democrática que encubre a un régimen
autocrático. Brasil e India son dos de las democracias más pobladas
y vibrantes del mundo. A pesar de los profundos contrastes en su
estructura constitucional, estas naciones comparten dos rasgos: una
obsesión por el crecimiento económico y un consenso elemental sobre
las medidas necesarias para avanzar en el camino a la prosperidad.
A pesar de las divergencias en las formas de gobierno, en cada uno de
estos países hay un acuerdo entre la sociedad y las autoridades sobre
cuál es el rumbo correcto para mantener el crecimiento económico.
En China, el consenso se impone por medios no democráticos, tales
como la prohibición legal de la oposición política y la intolerancia al
pensamiento crítico. Por ende, el gran crecimiento de China genera
la percepción de que el autoritarismo es un camino certero para la
generación de riqueza. Si la ausencia de instituciones democráticas
fuera una plataforma adecuada para el despegue de la economía, África
sería un continente de renta media. Rusia fue una democracia durante
un breve periodo tras el fin de la Unión Soviética, pero en años recientes
se han desmantelado los contrapesos institucionales que funcionan
como freno a la voluntad del poder político. En Rusia y sobre todo en
China, las decisiones económicas se imponen desde arriba, pero la
sensación de bonanza colectiva funciona como un mecanismo eficiente
para legitimar el sistema político.
India es la democracia más poblada del mundo con 35 partidos
políticos representados en el Parlamento. Brasil es una democracia
presidencialista donde 23 partidos políticos tienen presencia en el
Congreso. India y Brasil son buenos ejemplos de países democráticos
que han podido construir acuerdos para implementar reformas
estructurales.
En las últimas tres décadas, además de los BRICS, varios países del
mundo han crecido económicamente a tasas elevadas, incrementando
su prosperidad colectiva. ¿En qué se parecen dos naciones como India
y Chile? Una de las similitudes de estos países es la legitimidad
popular de sus modelos económicos. Sus ciudadanos difícilmente
se quejarán de los beneficios del crecimiento económico. Un indio
de la ciudad de Bangalore tiene buenos motivos para defender la
globalización. Los políticos chilenos de ambos polos del espectro
ideológico discuten matices, pero no cuestionan los principios
fundamentales que sostienen a su economía.
En democracias como Chile o España, las diferencias entre la
izquierda y la derecha ya se dan más en el terreno de los valores
culturales que en los temas económicos. Para distinguir las
posiciones de un candidato socialista y de uno conservador hay que
preguntar sobre el aborto o la eutanasia, no sobre la mejor manera
de enfrentar la crisis fiscal. El debate entre partidos y corrientes
ideológicas ocurre sobre un piso común. La discusión parte de un
consenso elemental, con menos prejuicios sobre el rumbo de la
economía. En México no tenemos una plataforma básica para alejar
la controversia de las emociones y aproximarla a los datos duros y
los argumentos. Nuestros políticos no sólo han sido incapaces de
lograr consensos mínimos, sino que aprovechan las discusiones
sobre reformas estructurales para sacar ventajas electorales de
corto plazo.
En una democracia competida no puede haber un buen gobierno sin
una oposición responsable. La calidad del interlocutor determina
en buena medida el nivel de la conversación. La polarización entre
el Congreso y el Ejecutivo no sólo ha generado tensiones políticas,
1 Bremmer (2010)
288 Índice de Competitividad Internacional 2011 • MÁS ALLÁ DE LOS BRICS
también es la fuente de nuestro estancamiento económico. Una
democracia funcional, capaz de tomar decisiones, no depende de un
liderazgo singular sino de la presencia de una pluralidad de actores
en el Ejecutivo y Legislativo, que permitan avanzar una agenda de
reformas. El consenso entre los líderes políticos es una condición
fundamental para forjar un acuerdo más amplio entre la autoridad
y la sociedad civil sobre el rumbo de la economía. Mientras esto no
suceda, el horizonte económico de México estará determinado por los
lastres del pasado y no por las posibilidades del futuro.
La crisis de seguridad pública es otro desafío crucial para el país. La
explosión de la violencia en los últimos cuatro años ha representado un
brutal cambio de tendencia. Entre 1990 y 2007, a pesar del incremento
en la incidencia delictiva de la segunda mitad de los noventa, la tasa
de homicidios disminuyó de 17.3 a 8.3 por 100 mil habitantes2. El
periodo de disminución de la violencia terminó abruptamente en 2008.
En ese año, el número de homicidios dolosos creció 58%, al pasar de
8,867 a 14,0063. Esta trayectoria ascendente se ha mantenido: para
2010, la tasa de homicidios casi se había triplicado en comparación
con la de 2007 al llegar a 22 por 100 mil habitantes, según datos de
INEGI4.
La explosión delictiva no se ha limitado a los homicidios. El
número de secuestros denunciados se ha triplicado desde 2007 y
las denuncias de extorsión se han duplicado. Estos incrementos
paralelos no son circunstanciales, sino manifestaciones distintas de
un mismo fenómeno. Es probable que diversos factores estructurales
hayan afectado la evolución de los indicadores de violencia desde
2007. La debilidad de las instituciones mexicanas de seguridad
pública y procuración de justicia es notoria. Las condiciones sociales
en múltiples regiones son un caldo de cultivo para el delito. La
presencia de la delincuencia organizada es un factor explicativo de la
violencia. Sin embargo, el cambio de tendencia ha sido tan abrupto
que resulta difícil entender el fenómeno sin referencia a causas más
inmediatas.
Como creció el número de homicidios, bajó la probabilidad de que
cualquier asesinato fuera castigado, provocando más homicidios.
Como las autoridades estaban ocupadas, crecieron los secuestros.
Entre homicidios y secuestros no había con que atender la extorsión.
El desorden engendró desorden.
¿Se puede salir de esa espiral? Sin duda, pero para ello se deben
impulsar reformas y atender las raíces sociales de la violencia. El país
no puede permitir que sigan empeorando las condiciones de seguridad,
especialmente dado que existen políticas y programas para reducir la
violencia que pueden dar resultados en el corto plazo.
En primer lugar está la prevención situacional del delito. Este término
se refiere a las medidas dirigidas a prevenir crímenes específicos a
través de la manipulación del entorno para reducir las oportunidades
de cometer delitos.
Los criminales responden a incentivos. Una forma más directa de reducir
la violencia sería pintando rayas en la arena. Por ejemplo, el gobierno
federal podría anunciar públicamente que los homicidios múltiples, con
ocho o más víctimas en un solo incidente, recibirán atención prioritaria
de todas las dependencias de seguridad y la organización involucrada
recibirá un castigo colectivo inmediato. Si la advertencia es comunicada
con eficacia, esos incidentes serían costosos para los criminales y por
tanto desaparecerían. Paulatinamente se procedería a ampliar la regla
a otros delitos.
La espiral de violencia parece infinita, pero no lo es. Tal vez suene raro,
pero en algún sentido, la crisis de inseguridad es una oportunidad de
oro para México. Abre un espacio para construir un país serio, dotado
de instituciones modernas. El papel de los tres niveles de gobierno es
fundamental para enfrentar esta crisis de seguridad, pero la activa
participación social también tiene un papel clave. Una sociedad
capaz de exigir mejores policias y tribunales tiene también la fuerza
y organización para exigir consensos legislativos sobre el rumbo que
debe tomar la economía. Los años difíciles que nos han tocado vivir
2 INEGI (2011)3 Ibidem4 Ibidem
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Conclusiónpueden ser la piedra de toque para construir un México seguro de
sí mismo que sea capaz de mirar mucho más allá de los BRICS. El
reto fundamental para los próximos meses y años es aprovechar esa
oportunidad.
Bibliografía
Bremmer, Ian (2010). “The end of the free market: Who wins the war between states and corporations”, Penguin Books.
Inegi (2011). “En 2010 se registraron 24 mil 374 homicidios”, Comunicado número 287/11. Aguascaientes, Ags. obtenido en www.inegi.org.mx/inegi/contenidos/.../2011/Julio/comunica9.pdf
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