Lunes, 02 de Junio de 2003
Seccion: Secciones Especiales
Charlas de quincho
Pasada la primera semana del nuevo gobierno, mucho de los quinchos se dedicó a analizar
cambios de elenco y medidas iniciales. También se habló de visitantes y sus actividades: uno
de los mandatarios que llegó a Buenos Aires dijo que "con este muchacho -por el
Presidente-nos sacamos la lotería". En cambio, un regio turista se dedicó a cuestiones más
mundanas en sus tres noches porteñas. Entre los asistentes a un asado se preguntaban si el
flamante mandatario, que comió manjares locales en una provincia del Norte, se inclinará
por el "pan-peronismo" o por el "pan-progresismo" (explicaban qué es cada cosa). En una
parrilla que cambió de barrio buscando reverdecer viejas glorias, despidieron a un ex
funcionario, y se habló de la diferencia entre voto electrónico y urna electrónica. También
del reclamo (excesivo, dice un ministro) de una empresa alemana por ex contrato de
controles y documentos. Veamos.
• Puchero gigantesco, casi 200 personas en Villa Hípica para un solo plato bien provisto.
Cumplía años Jorge Triaca y el festejo reconocía otro valor: eran 62 (o seis-dos), número casi
cabalístico para el gremialismo, por más que esa actividad no figure entre las del anfitrión desde
hace una década. Aun así, gente del sindicato plástico -con Vicente Mastrocola- en las mesas
más un invitado al que todos observaban: Luis Barrionuevo, de los gastronómicos, quien -si es
cierto que Néstor Kirchner tiene una lista negra- integra un índex presidencial. Todos
descontaban que esta semana será intervenido el PAMI y allí comenzará una lucha con este
gremialista; él, por su parte, sólo aguarda la decisión de la Corte Suprema que lo habilite o no
para competir por la gobernación de Catamarca. Clima festivo entre las fuentes de chorizos
colorados, carne vacuna, pollo, pechito, papas, zapallos y porotos -por citar parte de los
ingredientes-, con algunos recién salidos del gobierno (Horacio Pericoli, ex Banco Nación) y otros
que nunca estuvieron (Antonio Erman González). Algunos jueces, personajes del turf, peronismo
de la Capital y una catarata de chistes de la boca de Miguel Angel Vicco, Aldo Elías, Hugo
Franco, Hugo Santilli, Oscar Mangone y Genaro Contartese. Pero lo mejor, demostrando
ubicuidad con el nuevo poder, fue la entonación -por parte de dos ex alumnos, el hotelero Carlos
Ghezzi y Alberto Graneros- del himno del colegio Guadalupe del Verbo Divino en homenaje a una
de las figuras más poderosas de la nueva administración, el ministro Julio De Vido, salido de
esas aulas. No era el único ministro mencionado: todos recordaban a Carlos Tomada (Trabajo)
por su colaboración con el gremio metalúrgico y, como dato de su personalidad, señalaban que
era un estricto entrenador de rugby, al extremo que los jugadores lo llamaban «Pinochet». Un
animado gremialista advertía que este gobierno no es de centro, sino que tiene gente de
derecha (Béliz, Quantín) para pegarle a la izquierda, y gente de izquierda para pegarle a la
derecha.
• Otro bautizado de repente fue Mauricio Macri, a quien denominaron «Guantánamo» por
su aislamiento obligado en la Capital, mientras que algunos periodistas con humor -a
propósito de Cuba- sostenían que Fidel Castro, en la reunión del Four Seasons, le
preguntó al ex sindicalista y privatizador de ELMA, Luis Santos Casale: «Luisito, ¿a ti no
te molesta que diga que eres mi amigo?». Gente no demasiado entusiasta con el gobierno
igual reconocía que hay que esperar y, para justificar su desconfianza, comentaba que
Kirchner todavía no se ha ubicado en materia de relaciones exteriores. Como ejemplo,
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señalaban que al presidente de Colombia, Alvaro Uribe, cuando lo recibió, le dijo a boca
de jarro que estaba «preocupado por la situación de los derechos humanos en su país».
Por respuesta del atónito Uribe -quien luego pernoctó en una estancia bonaerense-
recibió la siguiente definición: «Usted debería estar 6 horas a mi lado, en Colombia, y así
podría preocuparse no sólo por la cuestión de los derechos humanos como yo me
preocupo». Algunos parecían más dispuestos con la nueva administración y aseguraban
que se terminó la política del «tomá un vale, dame la pizza», mientras otros cuestionaban
ese epílogo: ¿o acaso la búsqueda de adhesiones en todas las provincias, para poner
diputados propios, se hace gratis? Cada vez que se complicaba la discusión con ese tipo
de duda, los que habían aprendido el himno del colegio Guadalupe intervenían cantando
y liquidaban cualquier disgusto.
• Hubo helados con frutas, también una torta y, mientras algunos hombres enfrentaban la
madrugada jugando al truco -extraño desenlace para un cumpleaños-, un experto patagónico
explicaba la crianza de ovejas para indicar el pensamiento de los pastores de esa zona, casi una
revelación política a tener en cuenta. Es que la mejor lana, precisaba, surge de los animales que
sufren, no de los que mejor se alimentan. Los ingleses hacen padecer a las ovejas, las obligan a
tener sed, a comer salteado, a caminar mucho, de modo que luego -al esquilarlas- los finos hilos
de lana son de 7 u 8 micrones, mientras que en otras partes -Buenos Aires, por ejemplo-
engordan con buenos pastos y generan hilos de 18 a 22 micrones, de peor calidad. Cruel
docencia sobre estos campos de concentración de ovejas, derivado que también permitió
entender lo que se llama el «lamento del corderito», tan popularizado en la ópera. Otros que
desconocían estas enseñanzas sureñas advertían que hay Cuota Hilton para el cordero y, sin
embargo, la Argentina no la aprovecha. Debate económico sobre la falta de productos y de
cantidades en el país para exportar, mientras un gracioso que cantaba la marcha de Guadalupe
interrumpió con una pregunta: «¿Cuál es la lana virgen?». Como nadie sabía, señaló que es la
de aquella oveja que corre más rápido que el pastor.
• Si es por comer, Kirchner no esquiva su cuerpito: en Formosa, para estimular la
reelección de Gildo Insfrán -y agradecer que allí triunfó sin haber visitado la provincia-,
aceptó un convite con dos estrellas de la gastronomía de la zona: el chipá guazú y el
búfalo. El primero es bien característico y, como guazú significa grande, se trata de
chipás extra large que sacian cualquier hambruna. En cuanto al búfalo, se lo preparó a la
parrilla; algunos lo imaginaban delicioso y el generoso visitante sostuvo que no había
diferencias con la carne vacuna (estas carnes, sin embargo, al igual que el cebú, tal vez
se modifiquen para mejorar en gusto y textura en el futuro por una cruza genética con
animales con mayor grasa, tipo una vaca original de Japón, cuya salida de la isla está
prohibida aunque en EE.UU. y en la Argentina hace tiempo que se han constituido
planteles). El asado lo hizo preparar Insfrán en la residencia oficial -aunque él vive en su
casa- y además de Kirchner llegaron los ministros Roberto Lavagna y Aníbal Fernández.
Quizás el Presidente los acomoda en su avión para que mejoren la relación, deteriorada
desde los tiempos de Eduardo Duhalde.Al lado de Kirchner, éste sentó a dos
legisladores: el senador José Mayans y el diputado Luis Sebriano. Más que atender
confesiones, los interlocutores interpretaron lo siguiente: «No me olvido de las relaciones
de amistad, menos de quienes me apoyaron en la mala». Círculo pequeño, Formosa con
Insfrán, Jujuy con Eduardo Fellner y el senador Guillermo Jenefes, Santiago del Estero
con el matrimonio Juárez, Misiones con Carlos Rovira (testimonio de esta realidad fue
una fotografía en conjunto, al día siguiente de la asunción, con todos ellos). El resto se
ubica, con jerarquías diversas, en otra columna; lo que no significa ignorarlos, ya que a
Carlos Reutemann lo visitó por las inundaciones.
• Esa política preferencial, de elegidos y réprobos, ya produjo bajas: le pidió la renuncia a Mario
Das Neves (Chubut) en Aduanas y, también, quebrando inclusive un compromiso de palabra
declarado por Duhalde, hizo dimitir a Humberto Schiavoni en Yacyretá. El hombre había llegado
al cargo como referente de Ramón Puerta, quien se declaró «prescindente» en los comicios.
Nada para cobrar. Con Das Neves, al parecer, el diálogo de despedida fue un tanto abrupto,
incluyendo en parte de la conversación a Lavagna, quien parece disfrutar con tareas de jefe de
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personal. Otro que perdió plafond fue un hombre de Rubén Marín (La Pampa), el ingeniero
agrónomo Néstor Bosio, quien debió dejar el Banco Nación. La razzia en esa entidad continuará
esta semana con dos radicales. Otro con telegrama de despido es Rodolfo Gabrielli, a quien no
lo salva ni su comprovinciano Juan Carlos Mazzón, presunto numen de Kirchner. Pesa más en la
balanza la amistad de Gabrielli con Eduardo Bauzá.
• «Con este muchacho nos sacamos la lotería. Ahora cerramos el arco él, Lula, Fidel y
yo.» Definición poco diplomática en boca de un personaje habituado a la televisión: el
general Hugo Chávez, titular del Ejecutivo venezolano, quien ante varios legisladores
agregó: «Viene bien haber sacado esta lotería porque, la verdad, la Argentina aún pesa».
Chávez y Castro, alojados en el mismo hotel, acapararon todas las miradas y,
curiosamente, convirtieron en «Mister Celofán» -uno de los personajes de la comedia
musical «Chicago»- al mandatario brasileño, Lula. Allí, en ese nostálgico festival de
izquierda del Four Seasons, también se habló de la visita de Mel Martínez, el enviado de
George W. Bush. ¿Fue un desaire enviar al secretario de Vivienda? Los brasileños
observaban que a la jura de Lula EE.UU. mandó a Robert Zoellick, representante de
Comercio de ese país, un hombre que ni en broma maneja los fondos como Martínez.
Nadie sabe por qué en los medios se devaluó esta visita. De Washington, mientras, hay
señales no del todo claras. Si bien se sabe del disgusto por el espacio público brindado a
Fidel Castro, lo cierto es que Bush invitó a Kirchner para recibirlo en la Casa Blanca.
• Los que saben, sin embargo, suponen que los Estados Unidos, complicados por otros
problemas, le derivarán a México la interlocución por Centroamérica y a Brasil por la del Cono
Sur. Si no se supo leer la visita de Martínez, tampoco las ligas de homosexuales atendieron la
llegada del diputado Jim Kolbe, el primer legislador republicano en reconocer públicamente su
condición (luego de que una revista lo delató). Se comentaba -lejos de Castro y de Chávez,
bastante homofóbicos, como se sabe- esta distracción de la comunidad local, ya que Kolbe es
un personaje curioso: representa a Arizona, tierra dura por el desierto y la necesidad, es de
derecha, varias veces reelegido, condecorado en más de una ocasión por sus acciones en
Vietnam y, por supuesto, surgido de la Marina (fuerza que, según el novelista e historiador Gore
Vidal, es la que desde la Segunda Guerra alberga mayor cantidad de homosexuales). Alguno
arriesgó que tal vez hubo desatención sobre Kolbe debido a que él, en su país, se opuso al
matrimonio entre gays aduciendo que «él no era un diputado corporativo».
• Tanto interés por la cuestión diplomática obligó a considerar lo que hará Rafael Bielsa a
partir de esta semana. Con la misma autoridad ejercida en el ámbito castrense, el
canciller piensa pasar a retiro unos 50 embajadores, aplicándoles al pie de la letra el
régimen de que no deben continuar luego de los 65 años (sistema que siempre ha sido
burlado). Explicaban que la limpieza también llegará a consejeros y ministros, siempre
según las reglas, de modo que las jóvenes generaciones de funcionarios agradecerán
esta razzia. Un modo de cosechar más adhesiones, al menos en el rubro de las
Relaciones Exteriores. Muchos se sorprendían por esta jugada, ya que los senadores
Augusto Alasino y Luis Barrionuevo, plantearon estos relevos y nadie les prestó
atención. Hasta los maldijeron. De las visitas extranjeras, se supo, quien más entretenido
estuvo fue Felipe, príncipe de España. Tres noches distintas, codiciado por las señoritas
porteñas y del interior, a las que parece no resistirse. Salió a pasear con el radical Jesús
Rodríguez, con quien se conoció en Washington, mientras hacían juntos un curso en la
Universidad de Georgetown. Otro que estiró su estadía fue el mandatario de Guatemala,
Alvaro Portillo, quien tuvo como anfitrión -en la Boca, al menos- al legislador Horacio
Pernasetti y al diputado porteño ex delarruista José Palmiotti. Lo llevaron a Carlitos por
pizza y fucilli, también a ver «Divino tango», espectáculo -recomendable- que exhibe a la
bailarina Alba Marín (hija del gobernador de La Pampa, Rubén). Feliz el visitante en esa
zona portuaria, con varios políticos, recordando su exilio en México (20 años) y
señalando que ellos, los guatemaltecos, son los únicos que hablan con el «vos» de los
argentinos. Nadie en esa región habla de este modo, «sólo nosotros decimos 'vení p'acá'
o 'sentate'».
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•¿Rehabilitación de una parrilla o despedida del ex viceministro del Interior Cristian Ritondo?
Doble objetivo en las Cañitas, donde se reubicó la Parrilla Rosa (la misma de Uriburu y Peña, de
Helena Goñi, que siempre recibía a José Luis Manzano y a Cristiano Ratazzi, entre otros
famosos) con ambiente premoderno, o sea una vuelta al bife con papas fritas, sin almíbar ni
jugos en los postres, sin platos cuadrados ni terrinas sobre hojas de menta. Ritondo, quien
pugna todavía por mantener su primer lugar para la Legislatura en el PJ porteño, estaba con su
staff (el ex coronel 33 Orientales Miguel Angel García Moreno y el ex general Juan Manuel
Llavar), todos al borde de las lágrimas por la despedida (finalmente, ellos, hombres de Miguel
Angel Toma, ingresaron en tiempos de Rodríguez Saá y sobrevivieron con Duhalde). Curioso,
otro del equipo continuará en la administración: es el radical Alejandro Tullio, director nacional
electoral, quien ya como política de Estado conserva el lugar en el que lo designó Fernando de
la Rúa. No es hombre de transiciones. Con esta figura y los otros hablamos de los sistemas
electorales, sobre todo el tan auténtico y acriollado de la Argentina que siempre consagra
presidente al que sale segundo (ocurrió con Duhalde, ahora con Kirchner). Ellos, en rigor,
preferían internarse en las formas conocidas hoy para mejorar las trampas que se denuncian -y,
obviamente, existen- en cada elección. En ese aspecto, hubo distinciones entre el voto
electrónico y la urna electrónica. Vale la pena conocer los dos sistemas.
• Tullio sostenía que el voto electrónico -sistema que ofreció Brasil en préstamo- consiste
en una suerte de cajero automático donde el votante pulsa una clave para la votación
convalidada por su número de DNI. Según el especialista, ese procedimiento no prosperó
en el país debido a lo costoso del seguro de las máquinas prestadas y porque cada
votante demora más de 10 minutos en la votación. En cambio, parecen preferir -y así se
propondrá al nuevo gobierno para las legislativas de 2005- la urna electrónica. Explicaba
que consiste en el método actual con la diferencia de que cada boleta dispone de un
código de barras que la propia urna lee adentro del sobre (con la novedad de que apenas
ingresa el sufragio, se registra quién votó y hace recuento en tiempo real del resultado).
Cuando cierran las elecciones, los fiscales -como ocurre hoy- no deben negociar votos
impugnados y, además, se acaba con la habitual situación de que aparecen urnas con
más votos que votantes. En esa mesa de carne asada nos enteramos de que, antes de
irse, el ministro Jorge Matzkin le derivó a Roberto Lavagna el informe de la comisión que
evaluó cuánto se le debe pagar a la empresa Siemens por el contrato caído para hacer
pasaportes, cédulas, control de fronteras y nuevos padrones. Los alemanes reclaman
entre u$s 400 y u$s 600 millones pero la comisión afirma que Siemens sólo invirtió u$s 70
millones de dólares (los cuales, presuntamente, habría que devolver si no se retoma el
contrato). Duhalde, antes de partir, además de prometerle arreglo al primer ministro
alemán, desempolvó computadoras almacenadas en un galpón de la Ruta 8 (se instalaron
en la frontera). Ahora el tema está en manos de Lavagna -¿indemnización o
continuidad?-, especialista en temas de deuda, la misma que se negó a pagar Ramón
Mestre tras la herencia menemista (y por la cual bregaron tantos políticos e influyentes).
Como Siemens no ofrecía demasiada gracia para la tertulia, los invitados se lanzaron
sobre el recital de Mimi Kozlowski, repertorio con tangos, boleros y canciones de Edith
Piaf, que además de epilogar la cena sirvió para mostrar a la intérprete con entusiasmo
más propio de una bienvenida que de una despedida.
• Asado de peronistas en el Círculo de Oficiales de la Gendarmería de la calle Paraguay, grupo
que se reúne todos los jueves e integrado por algunos «kirchneristas» como Jorge Taiana (hoy
en Cancillería). Estuvieron esta vez Carlos Grosso, Antonio Cafiero, Felipe Yofre, Manuel
Benítez de Castro, Daniel Castruccio, Félix Borgonovo, Carlos Leiva, José María Vernet,
Alejandro Maglione. Divertido, Grosso presumía como dueño de casa: «No olviden que estuve
preso en la Gendarmería y éste viene a ser mi segundo hogar», bromeaba antes de dar
cátedra. Porque hubo que escucharlo aludiendo a que todavía Kirchner no ha optado por
convertirse en la referencia del «pan-peronismo» o del «panprogresismo». En el primero, según
él, se incluiría al duhaldismo, el adolfismo, hasta el menemismo (del cual siempre se agrega:
«los elementos más rescatables», como si las otras vertientes fueran legiones de ángeles).
Mientras, el «pan-progresismo», en cambio, incluiría al peronismo de centroizquierda, el
Frepaso, el ARI y hasta sectores de derecha como los que pueden verse representados por
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Béliz. «Hasta que no decida cuál de los dos sistemas quiere montar no habrá una política clara,
sobre todo en el Congreso», sostuvo el profesor Grosso casi con la misma persistencia
didáctica del reaparecido Carlos Chacho Alvarez. Cafiero, por su parte, siempre estuvo más
concreto: «Miren muchachos, no se olviden compañeros que los Montoneros quisieron usarnos y
Perón los echó de la plaza. Ahora, estos jóvenes -para él, claro- también quieren usarnos pero
no hay quién los eche». Lo dijo con un sobreagudo casi comparable a los de Béliz.
• De golpe (sic) todos pensaron en Duhalde y en la instrucción que les dio a sus íntimos
antes de abandonar el país en el avión de Lula: «Les encarezco que no le pidan nada al
nuevo gobierno y que toleren sin chistar todo lo que suceda hasta que yo vuelva».
También se recordó que en la comida en la que Duhalde se despidió de los legisladores
de su partido, agradeció «a los amigos de Carlos (Menem) porque sin su colaboración no
podríamos haber pacificado el país. Yo tuve muchos encontronazos con Carlos y no nos
llevamos bien, pero eso no impide que les reconozca el espaldarazo». Desde ese día,
todo el menemismo de Diputados reporta a Eduardo Camaño como su jefe, así como la
primera reunión de senadores en la Cámara alta, donde se planteó una estrategia de
relación condicionada con Kirchner, se realizó en el despacho de Eduardo Menem. Allí
hubo bromas sobre la aclaración insistente de Cristina Kirchner sobre que ella, en lugar
de «primera dama», es «primera ciudadana». Jaraneaba uno diciendo que era como el
cuento del tipo que va al juez y le pide el cambio de nombre. «¿Cómo se llama usted?»,
pregunta el magistrado; el otro responde: «Juan Culo». El juez concede: «Está bien;
¿cómo quiere llamarse?» «José Culo», replicó el demandante ante el atónito juez. Y lo de
«dama» o «ciudadana» es lo mismo al chiste, porque ella lo que debería cambiar es lo de
«primera».
• Tras esto, comentarios sobre nuevas designaciones en Cancillería. La más atractiva para una
sobremesa de jueves es la nominación de Jorge Vázquez, el suegro de Adolfito Cambiasso, para
la OEA. «Justo en el mismo lugar donde en 1973 generó un entredicho, además de pronunciar
un discurso que se decía revolucionario, que finalizó dejando la reunión en Lima en medio de un
escándalo», decía un hombre de la diplomacia. Cumplirá Kirchner quizá con su anuncio de que
no dejará convicciones (pasadas, sin duda) en la puerta de la Casa de Gobierno y, en
consecuencia, tenía una obligación con uno de los más entrañables amigos de Carlos Menem y
al que Chacho Alvarez no quiso admitir en su partido porque no era un «camión atmosférico». A
pesar de esto, había quienes recordaban cierto humor de Vázquez, cuando calificó a Domingo
Cavallo de «caramelero» -justo cuando era asociado político de Kirchner- o cuando se demoró
un diplomático argumentando que debía renovar su vestuario, escribió sobre su legajo: «Que se
vista en Annan de Pergamino, si quiere, pero que esté en Buenos Aires cuando debe». Ahora, se
interrogaban, ¿volverá a la diplomacia de la liberación? Perlas rescatadas de esa comida de
peronistas inquisidores. Una, la presencia de Eduardo Sguiglia, poeta como Rafael Bielsa, en la
Secretaría de Política Internacional, convirtiendo a la Cancillería en una suerte de cátedra para
vates. Sguiglia ya produjo algunas señales de atención en la Embajada de España, donde el
embajador Manuel Alabart tiene un expediente sobre el escritorio que lleva el nombre del nuevo
diplomático. No por él sino por su hijo, con quien España tiene una desavenencia poco frecuente
y que registra sanciones y apelaciones del joven. La otra novedad es la nueva vida del
vampiresco Fernando Petrella, quien como los felinos sobrevive 7 veces, por lo menos. Después
de haberse ubicado como pieza clave con Guido Di Tella, fue el principal colaborador de «la
casa» en la gestión de Carlos Ruckauf y ahora promete un nuevo «batacazo» por sus
antecedentes: tira sables con Bielsa. Un dato bien conocido por Cafiero, quien practica esgrima
en el Senado. «Como Lisandro de la Torre» aclara, para no sacar los pies del
«pan-progresismo». Pero en la comida no todo fue ideología y reproche al kirchnerismo; por el
contrario, se habló de uno de los dos mejores amigos del Presidente en la Capital, Rudi Ulloa (su
secretario en la actividad privada, algo así como su Ramón Hernández), quien administra
bailantas en el conurbano. Además preside el club Defensores del Carmen, en Santa Cruz, y
controla radio, diario y TV abierta en la provincia: en la mesa lo consideraban el padre del
«kirchnerismo recreativo».
• Vamos a terminar con un chiste decididamente fuerte, escuchado en el quincho del Club
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Náutico Hacoaj. Berta (judía) y Marta (católica) mantienen una amistad de toda la vida. Al
llegar a la vejez, ambas marchan a habitar sendos hogares de ancianos: Berta, a uno de
la comunidad judía, Marta, a uno de religiosas católicas. Un día, Berta va a visitar a su
amiga Marta, y cambian informaciones sobre sus respectivas vidas. Marta dice:
- No sabés, Berta: estoy contentísima acá. Las monjas me tratan rebién, la comida es
excelente, la gente es muy buena, y encima, ¡me puse de novia! Se llama Carlos...
- ¡No me digas! ¿Y qué hacen con tu novio?
- Bueno... estamos juntos, jugamos a las cartas, y casi todas las noches sube a mi
habitación, nos acariciamos, nos besamos, y después cantamos villancicos y canciones
religiosas... ¿Y vos, Berta, cómo la llevás en tu nuevo hogar?
- A mí también me tratan de primera, me dan buenísima comida, me entretengo con la
gente, ¡y yo también me puse de novia! Se llama Mauricio...
- ¡Qué alegría, Berta, qué bueno! ¿Y qué hacen con Mauricio?
- Más o menos lo mismo que vos: jugamos a las cartas, conversamos, estamos juntos...
Y casi todas las noches, sube a mi cuarto. Pero como no sabemos ningún villancico,
fifamos...
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