PERSONAJES REPUBLICANOS DE VÉLEZ‐MÁLAGA Francisco Miguel González López
AUGUSTO GUTIÉRREZ RUIZ (a) El médico chico
Augusto vio la luz por primera vez en Valladolid. Nació en el seno de una familiar burguesa acomodada. Ya de joven estudió en la Universidad de la ciudad la carrera de Medicina. Poco después, conoció a la que sería su mujer, Consuelo Miguel Nieto.
En 1909 se presentó a unas oposiciones en Andalucía y consiguió la plaza de médico titular “en propiedad” en el pueblo de Benamocarra. Un año después nacería su primera hija, que llevaría el nombre de su progenitora. Pocos años después, Consuelo dio a luz a su segunda hija, Maruja.
En estas fechas, tomará conciencia de los problemas de España, sobre todo la pobreza y miseria que sufrían las clases humildes. Adquiere fuertes convicciones republicanas, llegando a ser, allá por el año 1917, un fiel seguidor de Hermenegildo Giner de los Ríos, comenzando su militancia en el Partido Radical. Tan intensa se hace su lucha política que en múltiples ocasiones sufrirá disgustos a consecuencia de las acusaciones que sus enemigos políticos vertían sobre él. Así es como en 1926, durante la Dictadura de Primo de Rivera, es procesado por un Juzgado de Instrucción por el mero hecho de custodiar propaganda republicana y supuestamente por dar mítines en Benamargosa. El resultado fue una multa y un corto período en prisión.
Cuando se proclama la II República española, Augusto se trasladó a Vélez y desde aquí trabajó como médico en Algarrobo y en el Hospital de Sangre de Torre del Mar (lo que es actualmente el Hogar Virgen de la Victoria), el primer sanatorio de Málaga donde se practicaban transfusiones de sangre modernas. Además, con un carro iba visitando pedanías y pueblos alejados, realizando consultas domiciliarias a los menos favorecidos, los cuales, al
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PERSONAJES REPUBLICANOS DE VÉLEZ‐MÁLAGA Francisco Miguel González López verse sin sustento económico, le pagaban con géneros. Será apodado por el “médico chico”, por su estatura.
En este período se convierte en un dotado ideólogo republicano, atacando con la sapiencia de la pluma a la clase conservadora, a la Iglesia y al caciquismo: los tres males de la Andalucía rural de la primera mitad del siglo XX. Escribirá interesantes artículos en el prestigioso periódico provincial El Popular de Málaga durante los años 1932‐1935. Esto incentivó la enemistad con muchos conservadores, lacayos de la Casa de Larios: epicentro del caciquismo malagueño.
La guerra civil estalla el 18 de julio de 1936. Vélez permanece del lado del Gobierno. Augusto entrará a formar parte del Comité que se instala en el Hospital de San Juan de Dios ‐ siendo nombrado director del mismo ‐ donde se curaban a los milicianos que venían heridos de los frentes.
Poco a poco, las cosas se van recrudeciendo; el 8 de febrero de 1937 las tropas nacionales entran en la ciudad. Augusto huye con su familia por la carretera de Málaga‐Almería, alcanzando la zona republicana. En Alcantarilla, un pueblo de Murcia, pasará el resto de lo que quedaba de guerra.
Nada más concluir el conflicto, según edicto del caudillo Franco, todo el mundo que no tuviese las “manos manchadas de sangre” podía regresar a su tierra. Augusto retorna a Vélez‐Málaga con la conciencia tranquila. Pero va a ser terriblemente engañado. Lo estaban esperando, siendo denunciado por dos médicos oponentes suyo: Fernando Vivar Téllez y Eduardo Jiménez Poey. Durante los interrogatorios emplearán la tortura hasta el extremo de dejarlo ciego, vertiendo líquido nocivo sobre sus ojos.
Fue juzgado por un tribunal militar y condenado a la última pena. Augusto Gutiérrez Ruiz fue fusilado en las tapias del cementerio de Vélez el 10 de noviembre de 1939. Tras su muerte, las autoridades militares se incautaron de sus bienes y de algunos terrenos que poseía. Su mujer quedó sola y desamparada, con grandes dificultades para mantener a sus dos hijas.
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