El Complejo de Edipo y el tiempo.
El Edipo aparece en una fase determinada del desarrollo libidinal, pero también en las
fases pre-edípicas (oral, anal) hay precursores de la castración. Ya Freud establecía una
relación entre la renuncia del placer narcisista anal en pro del amor de objeto. Ese
desprendimiento de la masa fecal la relaciona por ecuación simbólica al temor
castratorio de “la cosita que se puede desprender del cuerpo.” Lo que quiere decir Freud
es que las relaciones oral y anal se superponen con lo genital. No obstante, Freud deja
en claro que la especificidad de la castración está vinculada directamente con la fase
fálica y con la suerte del pene, así como la especificidad del Edipo es la triangulación,
que impone un cambio a la sexualidad infantil.
La superación del complejo de Edipo lleva al renunciamiento del deseo incestuoso y
parricida, a la identificación con el rival del mismo sexo y a la aceptación de diferir las
satisfacciones buscadas hasta la edad adulta, después de ceder a las exigencias del
superyo y al desplazamiento sobre objetos sustitutos, cuyo carácter de sustitutos escapa
a la conciencia debido a la represión.
El complejo de Edipo es el complejo de la doble diferencia porque conjuga en sus
efectos las peripecias de la diferencia entre los sexos y las de la diferencia entre las
generaciones. Por eso el complejo tiene el alcance simultáneo estructural e histórico
para la organización del deseo humano.
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