19/4/2015 Encontrar la gratitud en lugares cotidianos – Vivir Agradecidos
data:text/html;charset=utf8,%3Cdiv%20class%3D%22outercontainer%20transparent%22%20style%3D%22margin%3A%200px%20auto%3B%20padding%3… 1/3
Encontrar la gratitud en lugares cotidianos
Testimonio de vida de Kristi Nelson, Directora Ejecutiva de A Network for Grateful Living
(Una Red para Vivir Agradecidos). Habiendo sobrevivido a un cáncer grado cuatro, Kristi
confiesa que con el tiempo fue perdiendo la actitud de agradecimiento constante que le
había proporcionado esa situación límite. Por lo tanto, concluye, el vivir agradecidos es
una práctica diaria que requiere un esfuerzo por asombrarnos ante todo lo que se nos
presenta.
o hay nada por lo que estoy más agradecida
que por mi capacidad de ser agradecida. Esto
puede parecer un burdo esfuerzo por zafar de
identificar qué es aquello que más agradezco en la
vida… y lo es. De todos modos, sinceramente mi
capacidad de agradecer triunfa por sobre todas los
motivos para ser agradecida.
La mayoría de nosotros tiene una cantidad de
motivos por los que estar agradecidos. Solo
pensemos: tenemos un par de ojos, oídos, pulmones
y manos. Y como si esto no fuera suficiente,
tenemos un corazón que late y un cerebro que nos
maravilla; tenemos una piel que nos cubre, tenemos
órganos brillantes y una variedad de sentidos bien
sintonizados y nunca ociosos.
Nuestros cuerpos son un verdadero milagro, como lo es la naturaleza toda. Y si somos
afortunados, tenemos gente que se preocupa por nosotros, tenemos un techo sobre
nuestras cabezas, tenemos acceso a suficiente agua potable y comida como para no
pasar hambre. Una verdadera avalancha de asombro nos arrasaría si tomáramos
conciencia de cuántas razones tenemos a cada momento para ser agradecidos. Sin
embargo, el tener incluso infinitos motivos para agradecer no garantiza que de hecho nos
sintamos o seamos agradecidos.
Créanme, lo sé. Veintidós años atrás fui diagnosticada con cáncer grado cuatro. Para
muchos de quienes siendo jóvenes le escapamos a la muerte sobreviviendo a
condiciones en las que corría peligro nuestra vida, la vida misma llegó a ser un don por
el que juramos que estaríamos eternamente agradecidos. Al comienzo esto fue así. Los
primeros años en que el cáncer entró en remisión le dieron un contorno bien definido a
las bendiciones en mi vida. Por ese entonces yo estaba “súper permeable”: cada
N
19/4/2015 Encontrar la gratitud en lugares cotidianos – Vivir Agradecidos
data:text/html;charset=utf8,%3Cdiv%20class%3D%22outercontainer%20transparent%22%20style%3D%22margin%3A%200px%20auto%3B%20padding%3… 2/3
experiencia me saturaba; yo era una esponja. Le decía a todos que vivía “con mucha
agudeza”. Al no estar segura de cuánto tiempo más dispondría, me sentía asombrada
por cada cosa, cada persona, cada momento vivido.
Sin embargo, ante una capacidad que no está bien desarrollada, lo maravilloso puede
hacerse condicional y transitorio. En mi caso, todas aquellas razones para sentirme
bendecida entraron con el tiempo en el campo de lo dado por sentado. Aquello que fuera
capaz de provocar mi gratitud fue haciéndose cada vez más elaborado. Año tras año fui
desarrollando una especie de tolerancia a la gratitud, y lo que antes era suficiente motivo
para agradecer fue quedando atrás en mi búsqueda de nuevas metas. Empecé a estar
más ocupada, a ser más “normal”, sumándome a quienes viven en una persecución
crónica de objetivos y de la satisfacción que éstos prometen. Empecé a martirizarme
con más trabajo, a quejarme del tráfico, de mi sobrepeso, de los resfríos; a compararme
sin piedad con los demás; sufrí por el estrés y terminé agotada. Habiendo escapado de
la muerte, ahora se me estaba escapando la vida.
Es comprensible. Nuestra cultura nos enseña que solo podemos “encajar” en ella si
tomamos parte en cientos de conversaciones acerca de lo que nos falta y de lo que
necesitamos (más horas de sueño, más confort, más amor sobre todo), para lograr el
bienestar que buscamos con ansias. Ciertamente que de a ratos nos sentimos
agradecidos cuando las condiciones son agradables y nuestras necesidades son
satisfechas. Si algo bueno pasa, nuestra gratitud se despierta. Pero la gratitud puede
desaparecer tan rápido como aparece: el presente se cubre de polvo, los amigos nos
defraudan, el semáforo se pone en rojo, el sol se esconde tras una nube… y así
volvemos a desear, esperar y hasta forzar nuevas razones para sentirnos bien, y por
ende agradecidos. Esto se conoce en el léxico contemporáneo como “la búsqueda de la
felicidad”.
Por contraste, en estos días estoy aprendiendo a acceder a una provisión de felicidad
más profunda y confiable mediante el cultivo de la gratitud como una forma básica de
sentir la vida: viviendo agradecida. Como dice el hermano David SteindlRast, “no es la
felicidad lo que nos hace agradecidos, es agradecer lo que nos hace felices”. Luego de
haber estado situada en ambos lados de esta frase, puedo asegurar que es verdadera.
Soy mucho más feliz cuando soy consciente de lo que ya tengo, que cuando tengo más
pero no soy consciente de ello.
El tener infinitos motivos paraagradecer no garantiza que de hechonos sintamos o seamos agradecidos.
Vivir agradecidos es una prácticadiaria que se fortalece aprendiendo a
19/4/2015 Encontrar la gratitud en lugares cotidianos – Vivir Agradecidos
data:text/html;charset=utf8,%3Cdiv%20class%3D%22outercontainer%20transparent%22%20style%3D%22margin%3A%200px%20auto%3B%20padding%3… 3/3
Vivir agradecidos es una práctica diaria (tal como lo son la práctica de la atención plena
o de la compasión), que se fortalece aprendiendo a enfocar nuestra atención a la plenitud
que encierra cada momento, tal como se presenta. Podemos dirigir intencionalmente
nuestra atención a aquello que se nos ofrece, a lo que se está desarrollando, a lo que es
suficiente. Podemos llamarnos al asombro, podemos elegir el ver las oportunidades.
Incluso en los momentos más difíciles tenemos la oportunidad de aprender, de amar, de
respirar. Al enfocar nuestra atención en lo disponible y lo posible de cada momento, lo
suficiente y lo sagrado, podemos reconectarnos con una fidelidad a la vida que es
reparadora. Esto también nos mueve a mirar de una manera diferente aquello que
tenemos a nuestra disposición. Esta es la capacidad de ser agradecida por la que estoy
tan agradecida.
No quiero perder el tiempo deseando y esperando razones para estar agradecida. Tengo
el don de mi propia vida, y ella me quiere plenamente viva y locamente agradecida,
ahora. Ahora, y sin condiciones. Porque algún día, como dijo la poetisa Jane Kenyon,
“sé que algún día será de otro modo”.*
Kristi Nelson
* El poema de Kenyon describe agradecida un día cualquiera, desde levantarse hasta
acostarse. La última línea tiene el sentido de “sé que algún día será demasiado tarde”
para agradecer.
Artículo publicado en The Huffington Post el 31 de marzo de 2015.
enfocar nuestra atención a laplenitud que encierra cada momento,tal como se presenta.
Top Related