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  • 842 OBRAS COMPLETAS

    como una especie de escozor. Cualquier cosa que desde entonces le llegue a conmo-ver, atraer, seducir, impulsar, del interior o del exterior siempre le parecer a este ser irritable como si su dominio de s estuviera en peligro: no puede confiarse ya a ningn instinto, a ningn aleteo libre sino que est constantemente con un gesto de-fensivo, armado contra s mismo, con mirada aguda y desconfiada, guardin eterno de la fortaleza en la que l mismo se ha transformado. S, puede ser grande de este modo! Pero qu insoportable se ha vuelto para los dems, qu pesado para s mismo, cuan empobrecido y separado de las ms bellas contingencias del alma! Y hasta de todo aprendizaje ulterior! Porque hay que saber perderse por un tiempo si se quiere aprender algo de las cosas que no somos nosotros mismos.

    306.

    Estoicos y epicreos2*9. El epicreo escoge la situacin, las personas y hasta los acontecimientos que se adecan a su constitucin intelectual extremadamente ex-citable, prescinde del resto es decir, de la gran mayora de las cosas porque sera para l un alimento demasiado fuerte y pesado. El estoico, en cambio, se ejercita en tragar piedras y gusanos, trozos de vidrio y escorpiones, y en no sentir nusea; su es-tmago debe terminar por volverse indiferente a todo lo que la contingencia de la existencia le arroje: recuerda a esa secta rabe de los Aissawa250 que se conoce en Argel; y al igual que estos insensibles, tiene tambin un pblico invitado para el es-pectculo de su insensibilidad, pblico del que gusta alejarse al epicreo: pues l tiene su jardn! Para los hombres con los que el destino improvisa, para aquellos que viven en pocas violentas y en dependencia de hombres bruscos y cambiantes, el estoicismo puede ser muy aconsejable. Pero quien de alguna manera prev que el des-tino le permite urdir un largo hilo har bien en organizarse de modo epicreo; todos los hombres dedicados al trabajo espiritual lo han hecho hasta ahora! En efecto, para ellos sera la prdida de las prdidas verse despojados de su fina excitabilidad y de recibir en cambio como regalo la dura piel estoica con pas de erizo.

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    En favor de la crtica. Ahora te aparece como un error algo que antao has amado como una verdad o algo verosmil: la apartas de ti e imaginas que tu razn ha conquistado as un triunfo. Pero aquel error de entonces, cuando t todava eras otro t eres siempre otro, quizs te era tan necesario como todas tus verdades ac-tuales, de cierto modo como una piel que te disimulaba y ocultaba muchas cosas que no debas ver an. Tu nueva vida ha matado en ti esa opinin, no tu razn: no la ne-cesitas ms y entonces se derrumba y de ella sale a la luz la sinrazn reptando como un gusano. Cuando criticamos, no se trata de nada arbitrario e impersonal, es, por lo menos con mucha frecuencia, una prueba de que hay en nosotros fuerzas vivas y motrices que expulsan una corteza. Negamos y tenemos que negar porque al nosotros quiere vivir y afirmarse251, algo que quizs an no conocemos, an no mos! Esto en favor de la crtica.

    249 Cfr. FP II, 2.a, 15 [59].

    2S" Aissawa o Issawa: hermandad de origen suf fundada en el siglo xv.

    2,1 Es indispensable leer esta frase a la luz del 26, que propone una earacteri/acin de la vida

    ii trminos muy similares,