FW307

1
842 OBRAS COMPLETAS como una especie de escozor. Cualquier cosa que desde entonces le llegue a conmo- ver, atraer, seducir, impulsar, del interior o del exterior — siempre le parecerá a este ser irritable como si su dominio de sí estuviera en peligro: no puede confiarse ya a ningún instinto, a ningún aleteo libre sino que está constantemente con un gesto de- fensivo, armado contra sí mismo, con mirada aguda y desconfiada, guardián eterno de la fortaleza en la que él mismo se ha transformado. ¡Sí, puede ser grande de este modo! ¡Pero qué insoportable se ha vuelto para los demás, qué pesado para sí mismo, cuan empobrecido y separado de las más bellas contingencias del alma! ¡Y hasta de todo aprendizaje ulterior! Porque hay que saber perderse por un tiempo si se quiere aprender algo de las cosas que no somos nosotros mismos. 306. Estoicos y epicúreos 2 * 9 . — El epicúreo escoge la situación, las personas y hasta los acontecimientos que se adecúan a su constitución intelectual extremadamente ex- citable, prescinde del resto —es decir, de la gran mayoría de las cosas— porque sería para él un alimento demasiado fuerte y pesado. El estoico, en cambio, se ejercita en tragar piedras y gusanos, trozos de vidrio y escorpiones, y en no sentir náusea; su es- tómago debe terminar por volverse indiferente a todo lo que la contingencia de la existencia le arroje: — recuerda a esa secta árabe de los Aissawa 250 que se conoce en Argel; y al igual que estos insensibles, tiene también un público invitado para el es- pectáculo de su insensibilidad, público del que gusta alejarse al epicúreo: — ¡pues él tiene su «jardín»! Para los hombres con los que el destino improvisa, para aquellos que viven en épocas violentas y en dependencia de hombres bruscos y cambiantes, el estoicismo puede ser muy aconsejable. Pero quien de alguna manera prevé que el des- tino le permite urdir un largo hilo hará bien en organizarse de modo epicúreo; ¡todos los hombres dedicados al trabajo espiritual lo han hecho hasta ahora! En efecto, para ellos sería la pérdida de las pérdidas verse despojados de su fina excitabilidad y de recibir en cambio como regalo la dura piel estoica con púas de erizo. 307. ñifoiifi ir. ''•>" v.íi ")jm'í*J ' En favor de la crítica. — Ahora te aparece como un error algo que antaño has amado como una verdad o algo verosímil: la apartas de ti e imaginas que tu razón ha conquistado así un triunfo. Pero aquel error de entonces, cuando tú todavía eras otro —tú eres siempre otro—, quizás te era tan necesario como todas tus «verdades» ac- tuales, de cierto modo como una piel que te disimulaba y ocultaba muchas cosas que no debías ver aún. Tu nueva vida ha matado en ti esa opinión, no tu razón: no la ne- cesitas más y entonces se derrumba y de ella sale a la luz la sinrazón reptando como un gusano. Cuando criticamos, no se trata de nada arbitrario e impersonal, — es, por lo menos con mucha frecuencia, una prueba de que hay en nosotros fuerzas vivas y motrices que expulsan una corteza. Negamos y tenemos que negar porque al nosotros quiere vivir y afirmarse 251 , ¡algo que quizás aún no conocemos, aún no mos! — Esto en favor de la crítica. 249 Cfr. FP II, 2. a , 15 [59]. 2S " Aissawa o Issawa: hermandad de origen sufí fundada en el siglo xv. 2,1 Es indispensable leer esta frase a la luz del § 26, que propone una earacteri/ación de la vida ii términos muy similares,

description

FW307

Transcript of FW307

  • 842 OBRAS COMPLETAS

    como una especie de escozor. Cualquier cosa que desde entonces le llegue a conmo-ver, atraer, seducir, impulsar, del interior o del exterior siempre le parecer a este ser irritable como si su dominio de s estuviera en peligro: no puede confiarse ya a ningn instinto, a ningn aleteo libre sino que est constantemente con un gesto de-fensivo, armado contra s mismo, con mirada aguda y desconfiada, guardin eterno de la fortaleza en la que l mismo se ha transformado. S, puede ser grande de este modo! Pero qu insoportable se ha vuelto para los dems, qu pesado para s mismo, cuan empobrecido y separado de las ms bellas contingencias del alma! Y hasta de todo aprendizaje ulterior! Porque hay que saber perderse por un tiempo si se quiere aprender algo de las cosas que no somos nosotros mismos.

    306.

    Estoicos y epicreos2*9. El epicreo escoge la situacin, las personas y hasta los acontecimientos que se adecan a su constitucin intelectual extremadamente ex-citable, prescinde del resto es decir, de la gran mayora de las cosas porque sera para l un alimento demasiado fuerte y pesado. El estoico, en cambio, se ejercita en tragar piedras y gusanos, trozos de vidrio y escorpiones, y en no sentir nusea; su es-tmago debe terminar por volverse indiferente a todo lo que la contingencia de la existencia le arroje: recuerda a esa secta rabe de los Aissawa250 que se conoce en Argel; y al igual que estos insensibles, tiene tambin un pblico invitado para el es-pectculo de su insensibilidad, pblico del que gusta alejarse al epicreo: pues l tiene su jardn! Para los hombres con los que el destino improvisa, para aquellos que viven en pocas violentas y en dependencia de hombres bruscos y cambiantes, el estoicismo puede ser muy aconsejable. Pero quien de alguna manera prev que el des-tino le permite urdir un largo hilo har bien en organizarse de modo epicreo; todos los hombres dedicados al trabajo espiritual lo han hecho hasta ahora! En efecto, para ellos sera la prdida de las prdidas verse despojados de su fina excitabilidad y de recibir en cambio como regalo la dura piel estoica con pas de erizo.

    307. ifoiifi ir. ''>" v.i ")jm'*J '

    En favor de la crtica. Ahora te aparece como un error algo que antao has amado como una verdad o algo verosmil: la apartas de ti e imaginas que tu razn ha conquistado as un triunfo. Pero aquel error de entonces, cuando t todava eras otro t eres siempre otro, quizs te era tan necesario como todas tus verdades ac-tuales, de cierto modo como una piel que te disimulaba y ocultaba muchas cosas que no debas ver an. Tu nueva vida ha matado en ti esa opinin, no tu razn: no la ne-cesitas ms y entonces se derrumba y de ella sale a la luz la sinrazn reptando como un gusano. Cuando criticamos, no se trata de nada arbitrario e impersonal, es, por lo menos con mucha frecuencia, una prueba de que hay en nosotros fuerzas vivas y motrices que expulsan una corteza. Negamos y tenemos que negar porque al nosotros quiere vivir y afirmarse251, algo que quizs an no conocemos, an no mos! Esto en favor de la crtica.

    249 Cfr. FP II, 2.a, 15 [59].

    2S" Aissawa o Issawa: hermandad de origen suf fundada en el siglo xv.

    2,1 Es indispensable leer esta frase a la luz del 26, que propone una earacteri/acin de la vida

    ii trminos muy similares,