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R evista Interdisciplinaria d e E studios A grarios,
N ° 2 0 , I a sem estre 2004 .
M ercado de trabajo agrario
y protesta social:
L os tareferos en e l N ordeste
argentino1
V ÍC T O R RA U *
E n varios acon tec im ien tos destacados que constituyen el p an o ra
m a d e p ro testas sociales reg istradas en el in terio r del país d u ran te la ú lti
m a década, resu lta posib le visualizar la p resencia activa de asalariados
p roven ien tes del secto r agrícola que se m ovilizan en acciones colectivas
de d iversa índole. L os cortes d e ru ta reg istrados en la prov in cia de T ucu-
m án (A paricio y Alfaro, 2001) o en las zo nas citrícolas d e E n tre R íos (Pa
lacios, 2002; M azaro ti, R am írez y Bachetti, 2002), la to m a del Ingenio L a
E speranza en Ju ju y en 1999 (Cieza, 2000) o la sem i-insurrección local de
L ib e rtad o r G eneral San M artín en 1997 (L izarrague, W em er y Castillo,
1997) constitu yen significativos ejem plos d e conflictos sociales d o n d e
agentes pertenecien tes a esta fracción social h a n ten id o p resencia y p ar
ticipación. Sin em bargo, en la m ayoría de estos casos, los asalariados
agrícolas se m ovilizan subord inados a o tro s agentes: p ro d u c to res agríco
las, asalariados de la ag ro industria , estatales, trabajadores desocupados,
etc.; éstos rep resen tan genera lm en te los verdaderos sujetos de pro testa ,
es decir, son quienes aparecen en el p rim er p lano de los acon tec im ien
* Sociólogo. Instituto de Investigaciones G ino Germ ani, Universidad de Buenos Aires.
1. El presente trabajo expone resultados del estudio sobre “Transform aciones en el m ercado
de trabajo y nuevas condiciones para la protesta de los asalariados agrícolas” (Programa CLAC-
SO -Asdi para Investigadores Jóvenes de Am érica Latina y el Caribe 2000-2002), incorporando
aportes de la investigación en curso acerca de “La reconfiguración del m ercado de trabajo para la
producción primaria yerbatera” (Programa de Form ación Interna de Postgrado, C O NICET).
42 V íc to r R a u
tos, fo rm u lando las principales dem andas, o rgan izando las pro testas,
con d u c ien d o las acciones colectivas e im prim iendo , finalm ente, su iden
tid ad al conjunto . D e ah í que la m ovilización d e los trabajadores del cam
p o hay a recib ido escasa a tenc ión p o r p a rte d e los estudios académ icos
ded icados a la conflictividad social recien te . L a p resencia d e trabajadores
rurales al in te rio r de aquellos ag rupam ien tos tien d e a resu ltar, a p rim era
vista, invisible. P or lo dem ás, aún si el in vestig ador p re ten d ie ra en fo car su
a tenc ión sobre los e lem entos de esta fracción social, la carencia de iden
tificación colectiva p ro p ia de los asalariados agrícolas y lo indiferenciado
d e las acciones que éstos p ro tag o n izan en relación co n o tro s sujetos de
p ro testa , supondría considerab les dificultades p a ra aislar el ob jeto d e es
tu d io e investigar su co m p o rtam ien to específico.
Las m ovilizaciones recien tes de cosecheros d e yerba m ate en la
provincia d e M isiones p resen tan , en este sen tido , la favorable particulari
dad de constitu ir u n caso actual d o n d e el sec to r de asalariados agrícolas
h a venido e labo rando p ro testas co n rela tiva independenc ia d e o tro s su
je to s sociales y pa rtien d o de reiv indicar su p ro p ia iden tid ad laboral. A de
m ás, p o r la fo rm a que adquieren , estas p ro testas se h an d iferenciado de
las m odalid ades in strum en tadas trad ic io n a lm en te p o r los ob reros ru rales
d e la reg ión; m odalid ades tales co m o el sabotaje, las huelgas y paros de
cuadrilla, o los m ás an tiguos m o tines en lugares d e trabajo de princip ios
d e siglo. Es decir que las p ro testas aqu í estu d iadas rep resen tan u n fenó
m en o novedoso.
El fenóm eno se inscribe en u n a co y u n tu ra nacio nal m arcad a p o r
elevados índices generales d e desem pleo y p resen ta co m o cond ic iones
de posibilidad a p rocesos re lacionados co n la m odern izac ión agrícola ta
les co m o la m ay o r estacionalización d e la d em an d a d e trabajo agrícola y
el c recim ien to de la residencia u rb an a d e los asalariados rurales. Precisa
m en te p o r tra tarse d e cond ic ionan tes que p o seen u n alcance cada vez
m ás am plio en la realidad a rgen tina y la tinoam ericana (Klein, 1985), c o n
sideram os que el análisis d e este caso p o d ría ap o rta r e lem entos de utili
d ad para el acercam ien to a fenóm enos sem ejan tes que p u ed an identifi
carse en o tras situaciones regionales; pa rticu la rm en te en lo que h ace a la
relación en tre la d inám ica de los m ercados de trabajo agrícola y los m ó
viles de la p ro te s ta social.
El p resen te estu d io ab o rd a las acciones d e p ro te s ta d e los cose
cheros en la prov in cia de M isiones a partir del análisis d e la estruc tu ra
del m ercado de trabajo de la yerba m ate . Se describen las acciones regis
tradas d u ran te los años 2000 y 2001 señalando el m o d o en que la actual
configuración de ese m ercad o laboral incide sobre la fo rm a de o rganiza
ción, la secuencia tem p o ra l y el ca rác te r que h a n ad o p ta d o las pro testas.
L o s ta refero s en e l N o rd este a rg en tin o 43
E n ta l sen tido , se subraya el valo r analítico que p o seen concep tos tales
co m o el de “sob repob lación relativa estancada o in te rm iten te” o la ca te
goría socio lógica de “trab a jad o r sem io cu p ad o ”, a la h o ra de co m p ren d er
y explicar la situación objetiva y las d isposic iones que se m anifiestan en
el co m p o rtam ien to d e este su jeto de las pro testa .
L a p r o d u c c ió n y e rb a te ra e n la p r o v in c ia d e M is io n e s
E n con ju n to , la estru c tu ra eco n ó m ico social constitu ida p o r el de
sarrollo del cap ita lism o en M isiones, si se la co m p ara co n o tras prov in
cias de l país, exhibe u n desarro llo u rb an o e industria l rela tivam ente lim i
tado . Es así co m o, a la inversa, en su in te rio r el peso d e la pob lación co n
residencia en el cam p o y de la pob lac ión o cu p ad a en la agricultu ra se h a
lla en tre los m ás elevados del país (IN D E C , 1991). E n M isiones, la p ro
ducción agrícola y forestal o cu p a a 123.000 personas, m ientras que la in
dustria em plea el trabajo d e sólo 42.000 indiv iduos (T entorio, 1997). T o
m an d o en cuen ta este tip o de características, algunos au to res h an defini
d o a su estruc tu ra eco n ó m ico social co m o de “p eq u eñ a pro d u cc ió n m er
cantil, p rinc ipalm en te en el c am p o ” (Iñigo C arrera , P odestá y C otare lo ,
1999).
L a y erba m ate es la p ro d u cc ió n trad icional d e M isiones, y es to
davía el m ás d ifundido d e los cultivos regionales: se halla p resen te en el
60% d e las explo taciones agrícolas d e la p rov in cia (IN D E C , 1988). A de
m ás, la p ro d u cc ió n yerb atera , e specialm ente su cosecha, genera la m ay o r
d em an d a d e m an o d e o b ra asalariada del sec to r agrícola, em p leando en
fo rm a anual u n c o n tin g en te d e en tre 10.000 y 23.000 trabajadores asala
riados (C ardozo , 1998). A ú n si consideram os el sec to r asalariado prov in
cial en su con ju n to , los cosecheros de y erb a m ate con fo rm an u n a d e las
fracciones m ás num erosas definidas p o r oficio (T entorio, 1997).
L o s a sa la r ia d o s a g r íc o la s
C o n suficiente razó n se d ice d e los asalariados agrícolas que son
“ob reros invisibles”. E n té rm in o s generales, cu an d o se analizan las clases
y fracciones de la sociedad, se perc ibe an tes al asalariado industrial, o
bien, en el agro, a secto res cam pesin os u o tro s p ro d u c to res propietarios.
C o m o señalan diversos estudios, los p rop ios censos nacionales subregis
tra n a los obreros agrícolas (A paricio y Benencia, 1999: p. 31-37), m ien
tras la historiografía o lv ida sus luchas (Ansaldi, 1993; A lfaro, 1997) e in
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cluso tien d e a ocu ltarse p a rte de lo que su trabajo ap o rta a la creac ió n de
va lo r (Sartelli, 1994). Pero, a los efectos del p resen te estudio , aú n m ás im
p o r ta n te resu lta rep ara r en los aspectos trad ic io n a lm en te relacionados
co n su invisibilidad social: sus lugares d e trabajo y de residencia los alejan
d e esos cen tro s d e in fo rm ació n y com un icación -sedes d e la “o p in ión p ú
blica”- que rep resen tan las ciudades, y los d istribuye d ispersos p o r in
m ensos te rrito rio s (Kautsky, 1989: pp. 407-459). A l m enos ésta es u n a de
las situaciones m ás frecuentes en qu e la separac ió n resp ec to a los núcleos
u rb an o s se co m b in a c o n el aislam iento d e los trabajado res en tre sí.
D e u n a parte , esa escasez d e relaciones m utuas, ya sea favorecida
p o r las distancias físicas, p o r la transitoriedad del em pleo, la estacionalidad
d e la d em an d a o p o r el bajo desarrollo de la cooperac ió n en el p roceso de
trabajo agrícola, restringe sustancialm ente sus posibilidades de organiza
ción. D e la otra, aquella pob reza de vínculos con la población u rbana los
vuelve m ás vulnerables en los conflictos y tiende a confinar sus luchas a las
form as m ás elem entales y espon táneas.2 3 E n tre o tro s obstáculos para la o r
ganización independiente , tam bién se cuen ta la frecuente existencia de re
laciones paternalistas co n los em pleadores. E n ocasiones, adem ás, la p ro
veniencia de familias cam pesinas, la posesión d e u n a pequeña parcela de
cultivo o las aspiraciones de acceso a la tie rra im pide la p lena identificación
co m o asalariados, tiñ e cam pesin am ente su subjetividad, sus dem andas y
form as de pro testa r, e interfiere en la visualización de diferencias sociales
co n respecto a pequeños y m edianos p roducto res (Boege, 1977).
Y sin em bargo , en el caso que n os ocupa, cen ten ares d e trabaja
do res cosecheros de yerba m ate , iden tificados co m o tales, sin tie rra n i de
m andas p o r ella o sim ilares; se h a n h echo , d e c ierto m o d o , “m ás visibles”
e n algunas c iu dades m isioneras: e n varias ocasiones d u ran te los dos últi
m os años, los así llam ados tarefero# h a n ven id o p ro tag o n izan d o co n cen
traciones, m arch as urbanas, carpas de p ro testa , ollas popu lares y co rtes
d e ru ta en varios p u n to s d e la provincia . E ste es el fen ó m en o que m ere
ce ser analizado .
L a p rim era aparic ión del m ism o e n la p rov in cia d e M isiones se
p ro d u jo en abril-m ayo de 2000, en el m arco d e u n p ro lo n g ad o p a ro agra
rio co n m ovilización en las ru tas y b o ico t a la industria , im pu lsado p o r la
p eq u eñ a burguesía agraria p ro d u c to ra d e y erb a m a te (Rau, 2002a). A fa
2. Entre sus form as características se cuentan el bandolerism o social, los m otines, el sabota
je o los paros de cuadrilla. Incluso el desarrollo de las organizaciones sindicales ha debido afron
tar, tradicionalm ente, serios obstáculos (Luparia, 1973; Rocha, 1991; Fom i y N eim an, 1993).
3. En la región se conoce com o ‘ta re fe ro s* a los obreros que trabajan en la cosecha de yerba
m ate. Esta voz deriva del vocablo “ta r e f if , denom inación aplicada a la cosecha de la yerba m ate
-en portugués significa “tarea, obra que se debe concluir en tiem po determ inado, trabajo que se
hace por em presa o a destajo".
L o s ta refero s en e l N o rd este a rg en tin o 45
vor o en co n tra d e la m ed ida, según las d istin tas localidades, tam b ién los
cosecheros se vo lcaron a las ru tas p a ra d enunciar su situación y defender
sus p rop ios in tereses inm edia tos. E sa im prevista m ovilización, gravitó
decisivam ente en la evolución de la m ed ida de fuerza original, rep resen
tan d o u n co m p o n en te inéd ito en la h isto ria de los paros agrarios prov in
ciales. L a e laboración d e tales experiencias de m ovilización posibilitaría
la p u esta en práctica, a fines del m ism o añ o y du ran te el año 2001, de u n a
sucesión de p ro testas au tó n o m as p o r pa rte del e lem en to asalariado.
E l á m b ito d e r e s id e n c ia
Para el con jun to d e L atinoam érica se h a señalado el m ism o p ro
ceso que algunos au to res iden tificaron en la A rgen tina (A paricio, G ia-
rracca y Teubal, 1992), y co n form as m ás acen tuadas prec isam ente en la
reg ión N o rd este del país (N eim an y Bardom ás, 2001). E l aum en to de la
residencia u rb an a de los trabajadores agrícolas, de ello se tra ta , en la p ro
vincia de M isiones se m anifiesta c laram en te y de u n m o d o particu lar
m en te ab rup to en algunas d e sus localidades. E ste es el caso preciso de
aquellos lugares d o n d e se h a n reg istrado co n m ay o r frecuencia y m agni
tu d la m ovilizaciones d e tareferos. E n ciudades co m o O b erá y Ja rd ín
A m érica, los nuevos asen tam ien tos periféricos h a n ven id o expand iéndo
se n o tab lem en te d u ran te la ú ltim a m edia década. L a g ran m ayoría de sus
hab itan tes hom bres, co m o tam b ién algunas m ujeres y niños, trabajan co
rrien tem en te en la cosecha yerbatera .
In crem en tan d o el flujo o rd in ario de pob lac ión rura l a las c iu da
des, existe en la ac tu a lidad u n a ten d en c ia a la e lim inació n de puesto s de
trabajo pe rm an en tes en las exp lo taciones agrícolas m isioneras y u n p ro
ceso d e m ig ración d e esa m an o d e o b ra a las áreas periféricas d e algu
nas c iudades provinciales. M u ch o s p ro d u c to res prefieren recurrir ah o ra
a los con tra tis tas d e m an o d e o b ra y sus cuadrillas p a ra la cosecha.
C u an d o en M isiones se h ab la d e la “crisis del ag ro ”, c o n frecuencia se
a lu de al m en c io n ad o p ro ceso m ig ra to rio , el cual p reo c u p a especialm en
te a las clases m edias u rb an as p o r cu an to su p o n e la con tin u id ad de la
fuerte expansión ex p e rim en tad a p o r el p auperism o u rb an o focalizado en
las llam adas “villas”.4 E n efecto , u n tan to in esperadam en te , las barriadas
4. Aclarem os que no solam ente las desfavorables perspectivas de acum ulación de los produc
tores generan el fenóm eno. D el m ism o m odo que lo hace el descenso de la diversificación por
abandono de algunas producciones, tam bién la generalizada introducción de insum os industriales
-co m o los herbicidas qu ím icos- dism inuyen el total de los requerim ientos y estadonalizan la de
manda de fuerza de trabajo en las exp lotaciones agrícolas.
46 V íc to r R a u
obreras periu rbanas to m a ro n en los ú ltim os tiem p o s d im ensio nes des
conocidas p a ra la reg ión.
E struc tu ra lm en te , la desacele ración del crec im ien to en el con ju n
to d e la eco n o m ía argen tina d u ran te la ú ltim a d écad a h a con tribu ido a
in c rem en tar el desem pleo ab ie rto de la capacidad laboral en to d o el te
rrito rio nacional. U n p roceso de expulsión de trabajadores del ám b ito ru
ral, co m o el que aco n tece en M isiones, su p o n e que p a rte de la superpobla
ción relativa localizada en el cam p o sale del estado latente que le es p ro
pio y pasa a hacerse visible y m anifiesta. Pero, ha llándose cerrados los ca
nales d e desagüe hacia los g randes cen tro s industria les del país o hacia
o tras sedes d e d em an d a laboral, esta superpob lación h a ten d id o a estan
carse en la periferia de las pequeñas c iudades provinciales, e labo rando allí
sus estra tegias de su p erv iv en cia5
D e o tra parte , cada vez m ás el capita l agrario reclu ta e n tre esta su
perpoblación rela tiva estancada a los m iem bros del ejército obrero activo que,
luego de ser em p leado en la cosecha, pasará n uev am en te a la reserva. Po r
sus características propias, y al n o hab erse m ecan izado aún, la cosecha
yerba tera c o n tin ú a siendo m an o d e ob ra intensiva. Casi to d o s los tarefe
ros que pueb lan aquellas barriadas periu rbanas a lcanzan a trabajar, m ás o
m enos constan tem en te , en la zafra d e la yerba m ate d u ran te el invierno.
E n esos casos, m ayorita riam ente , la co n tra tac ió n de trabajadores co rre
p o r cu en ta d e agen tes in te rm ediarios, con tra tis tas d e m an o de obra. A si
m ism o, p red o m in a la o rgan izac ión del trabajo en cuadrillas d e vein tic in
co o tre in ta cosecheros cada una.
C o n d ic io n e s la b o r a le s y te r r ito r ia le s p a ra la o r g a n iz a c ió n
C o n aquel cam bio en que la residencia de num erosas familias
obreras se traslada del m ed io ru ra l p a ra co n cen tra rse en áreas urbanas,
resu ltan parc ia lm en te rem ovidos varios obstácu los que existían prev ia
m en te p a ra la organ izac ión d e acciones colectivas propias.
E n p rim e r lugar, se a te n ú a n los efecto s del a is lam ien to c o n res
p e c to a los p ro p io s c e n tro s u rb an o s , co n d ic ió n qu e tra d ic io n a lm e n te
h ab ía co n trib u id o a p e rp e tu a r los bajo s n iveles d e in strucc ión , la m ar-
g inac ión resp ec to d e la in fo rm ac ió n y la cu ltu ra, la falta d e rec o n o c i
5. A cerca del concepto “superpoblación relativa” y sus categorías “latente”, “fluctuante” y “es
tancada o interm itente”, así com o los conceptos “ejército obrero en activo” y “q érd to industrial
de reserva”, véanse los trabajos de José Nun (1969), N icolás Iñigo Carrera (1991), o bien la formu
lación clásica de Karl Marx (1994: 782-808).
L o s ta refero s en e l N o rd este a rg en tin o 47
m ie n to social, la vu lnerab ilidad fren te a p o d e re s ex tra legales, e tc .6 Al
m ism o tiem p o , el a sen ta m ie n to en núcleos u rb an o s tie n d e a a u m e n ta r
el c o n o c im ien to d e experiencias d e lu ch a p ro tag o n izad as p o r o tro s sec
to re s sociales e in c re m e n ta las posib ilid ades d e estab lecer v ínculos co n
sus o rgan izac iones.
D e o tra parte , co n esta nueva c ircunstancia d ism inuye el aisla
m ien to rec íp roco que supon ía la d ispersión d e los asalariados residentes
en el m ed io rural, trabajadores territo ria lm en te dispersos, con escasos
m edios de com unicación , im posib ilitados de m an ten er lazos d irec to s y
perm anen tes en tre sí. T am bién la crec ien te o rgan ización del trabajo en
cuadrillas rep resen ta o tro facto r que con tribuye al in crem en to y es trecha
m ien to de las relaciones m utu as en tre los asalariados del cam po. A unque,
p o r la na tu ra leza d e la p ro d u cc ió n agrícola, los lugares d e trabajo cam
bien con tinuam en te , las cuadrillas de cosecheros constituyen , n o o bstan
te, un idades d e cooperac ión de ca rác te r rela tivam ente estable. P or lo d e
m ás, em pleadas p o r contratis tas, su activ idad tien d e a asum ir m ayor
constancia y no es ex traño la com posic ión de estas cuadrillas p erd u re de
u n año a o tro , es decir, a travesando los períodos de inactividad.
E le m e n to s d e s in d ic a lis m o
A lgunas características d e las recien tes m ovilizaciones p u ed en in
terp re ta rse co m o em brionario s e lem entos d e sindicalism o. Así, en ellas se
em p ren d en luchas d e ca rác te r eco n ó m ico - ”p a n ”, “trabajo ”, “m ejo r p re
cio p a ra la yerba”, “com ienzo de la cosecha”- a p a rtir de la iden tidad que
o to rg a u n oficio - e l oficio d e tarefero- a ú n cu an d o las m ovilizaciones no
h ay an cris talizado en organizaciones co rpora tivas perm anen tes, n i p re
d o m in e en sus co n ten id o s el en fren tam ien to c o n la patronal. R especto a
estos dos ú ltim os p u n to s d eb e consid erarse lo siguiente: en p rim er lugar,
que existe en M isiones u n a o rgan ización sindical rural, p e ro d e o rien ta
ción legalista y p o co partidaria de las acciones d irectas: la U n ió n A rgen
tin a de Trabajadores Rurales y E stib adores (U ATRE). E n segundo térm i
no , en cuan to al en fren tam ien to laboral co rporativo , deb e considerarse
que se tra ta d e asalariados transitorios, es decir, som etid os al cam bio
co n stan te de em pleadores, y que la in term ed iac ión del v íncu lo laboral
6. A llí donde existieron, tam bién tienden a diluirse los víncu los paternalistas y de dependen
cia con los patrones, estim ulados por la residencia en el m ism o predio de las exp lotaciones agra
rias. A lgo sim ilar sucede con la asim ilación cultural respecto de los pequeños y m edianos produc
tores, determ inados por la m ism a causa o por una efectiva cercanía social, en el caso de los asa
lariados de extracción cam pesina.
48 V íc to r R a u
m ed ian te agen tes con tra tis tas tien d e a dificultar todav ía m ás la identifi
cación del adversario , y a to m a rlo “h u id izo ”, en la d ispu ta laboral.7
E stos condic ionantes coadyuvan a de te rm inar aspectos de las p ro
testas que p lan tean ciertos problem as analíticos. Pues las m ovilizaciones de
m ay o r m agn itu d se p ro d u cen luego d e finalizada la cosecha y en esos m o
m en to s p redom ina la dem an d a específica d e “pan y trabajo”.8 E n base a se
m ejantes e lem en tos pod ría concluirse que, en realidad, se tra ta de u n caso
m ás d e pro testa de “trabajadores desocupados”, un tip o de p ro testa que h a
adquirido im portan te difusión en el país a partir de los '90 . Pero el caso m i
sio nero p resen ta la particu laridad de que aún en los períodos de inactivi
dad, y m ovilizados p o r la dem an d a de “pan y trabajo”, los m anifestantes se
identifican co m o tareferos y se involucran, adem ás, en el conflicto ab ierto
en tre la pequeña burguesía agraria y la burguesía industrial yerbatera.
¿Q u é su je to s o c ia l s e m a n ifie sta ?
E n to n ces ¿quiénes son rea lm en te los qu e protestan? , ¿ Tareferos o
desocupados?: Tareferos casi siem pre. D esocupados en d e te rm in ad o m o
m en to . E n d e te rm in ad o m o m e n to ocupados. D esocupados y o cu p ad o s a
la v ez -estru c tu ra lm en te y en ta n to tareferos. Es necesario p artir d e reco
n o c e r la com plejidad , h a s ta c ierto p u n to irreductib le , del fenóm eno en
cuestión . C onsideram os qu e su carac te rización unila teral v io len taría el
co rre c to análisis, pues se verá que en el su je to de estas p ro testas arraiga
u n a dualidad real.
P ero n o p o r ello d eb e conclu irse en la indeterm inación co n cep
tual. S ituaciones d e caracte rísticas sem ejan tes n o so n ex trañas a los estu
d ios sob re asalariados ru rales co n ocupaciones estac ionalm en te delim ita
das p o r los ciclos p roductivos agrícolas. Así, p o r ejem plo , resu lta co n o c i
d a la situació n d e los ob rero s que cam bian regu la rm en te de em pleo , tra s
lad án d o se de p ro d u cc ió n en p roducción , d e cosecha en cosecha , a lo lar
go de l ciclo anual.9 C o n frecuencia consiguen, en esta form a, p e rm an ece r
7. A ello se sum a la depresión del predo de venta de la hoja verde de yerba m ate y la am e
naza constante del desem pleo que supone la sobreoferta existente en el m ercado laboral.
8. En ocasiones, también aquí el gobierno apeló a la “ayuda alimentaria” y los Planes Laborales.
9. D e ese m odo su trabajo se despliega en los denom inados “r íelos ocuparíonales”. A lgunos
asalariados alternan el trabajo agrícola con el em pleo en otras actividades estacionales com o las
derivadas del turism o; o en ciertas actividades urbanas con dem andas laborales discontinuas y ba
jo s requerim ientos de calificación, com o la construcción, entre otras. Cuando los ríelos ocuparío
nales involucran la separación de los trabajadores respecto a su lugar de residencia y el desplaza
m iento estacional a través de grandes distancias geográficas, estos asalariados llegan a describir
“circuitos m igratorios”; y en ellos puede reconocerse a los llam ados “obreros golondrina” -una de
las form as de in fa n te r ía lig e ra del capital..
L o s ta refero s en e l N o rd este a rg en tin o 49
asalarizados la m ay o r p a rte del año. Existe tam b ién o tra co n o c id a situa
ción, que com bina la cond ic ión o b rera co n la c a m p e s in a Se tra ta de los
trabajadores m iem bros de un idades dom ésticas cam pesinas, que te m p o
rariam en te se asalarizan en ta reas estacionales p a ra terceros, aunque d u
ran te el resto del añ o tien d en a em plear en su p ro p ia u n id ad p roductiva
la capacidad laboral d e que d isponen .10 11 E n todas estas situaciones la cla
ve se en cu en tra en la estacionalidad de la d em an d a d e trabajo de la p ro
d ucción agrícola.
A sí tam b ién en la situación de los cosecheros d e yerba m ate co n
residencia u rb an a grav ita aquella estacionalidad que, a rra ig ando en la cí
clica estacionalidad del p roceso p roductivo agrícola, se im prim e sobre el
em pleo . Pero, a d iferencia d e las situaciones que m enc ionam os an te rio r
m ente , los tareferos m ovilizados no poseen tie rra d e cultivo ni o tro s m e
dios de p roducción , y carecen p rác ticam en te de em pleo d u ran te el pe río
d o con traestacional a la zafra. A fin de h acer m ás p recisa la defin ición del
tip o social que represen tan , d ebem os señalar adem ás que ellos tam p o co
llegan a adquirir, a lo largo d e la tem p o rad a de em pleo en la cosecha , u n
ingreso que p e rm ita rep ro d u c ir su fuerza de trabajo d u ran te el resto del
año. A sí resu lta que, ju n ta m e n te co n la a lte rnancia anual d e la cond ic ión
de o cupación del trabajador, se p ro d u cen sensibles cam bios en el nivel d e
vida de sus familias. Y es, en conclusión, el carác te r acusado y regular que
asum en anua lm en te los cam bios en aquella cond ic ión de o c u p a c ió n /d e -
socupación y en estas cond ic iones de vida, lo que define la dualidad es
pecífica que se m anifiesta en el su jeto d e p ro te s ta Si iden tificam os la d e
n om inac ión de “sem iocupados” co n este con jun to de características, lle
gam os a d isp o n er de u n c o n cep to socio lógico ad ecu ad o al su jeto social
que h a n ven id o m ovilizándose co m o tarefero en M isiones.
S em iocupados. C o m o decíam os al p rincip io : en u n m ism o añ o
o cupados y desocupados. E struc tu ra lm ente , y en tan to tareferos, am bas
cosas a la vez.11
10. Por su condición social, generalm ente pertenecen a la capa de los llam ados “cam pesinos
sem iproletarios”
11. Tom am os el térm ino “sem iocupado" del Capítulo XXIII de E l C a p ita l donde “desocupa
dos" y “sem iocupados" son presentados com o los dos com ponentes de la sobrepoblación obrera
relativa (Marx, 1994: pp. 788, 797). En el Punto 5 del m ism o, Marx ilustra la dinám ica social que
desarrolla esta superpoblación relativa, abordando am pliam ente el caso del proletariado rural en
Gran Bretaña e Irlanda. Resulta preciso aclarar que, en un sentido general, la categoría del obre
ro sem iocupado no involucra necesariam ente el cam bio acusado y regular en la condición de ocu
pación y las condiciones de vida; aunque estas características sí definen el tipo identificado en
nuestro caso.
50 V íc to r R a u
In te r m ite n c ia r e g u la r e n la c o n d ic ió n d e o c u p a c ió n
V erem os el caso c o n m ás detalle. E n la p ro d u cc ió n d e yerba m a
te, se realizan algunos tipos d e “co rte s” o “p o d a s” a la p lan ta a p a rtir del
m es d e enero , sin em bargo , el g rueso de la cosecha com ienza en abril y
se ex tiende h asta agosto . P or tan to , p o d em o s afirm ar que la d e m a n d a la
b o ra l p ro v en ien te de la zafra, se m an tien e a lo largo d e u n a p o rc ió n im
p o rta n te del añ o -e n tre 5 y 8 m eses. P o r m u ch o qu e a lgunos d e estos co
secheros consigan desarro llar o tras activ idades d u ran te los m eses d e la
co n traes tac ió n -gen era lm en te sólo se tra ta d e “changas”-,12 la m ayoría de
ellos vuelve a in tegrarse añ o tras año , a lo largo d e su vida, al trabajo “en
la ta refa . C u an d o finaliza la zafra yerbatera , q u ed a d isponib le u n a g ran
can tid ad d e trabajadores desem pleados en los barriadas obreras d e varias
localidades. Pero, esa m asa d e trabajadores se e n cu en tra en u n a cond i
ción m u y d ife ren te resp ec to d e o tro tip o d e “d eso cu p ad o s”: aquellos que
p erd ie ro n u n em pleo estable, los qu e po seen inciertas posib ilidades de
reinsertarse en la activ idad laboral, los que n o p u ed en p red ec ir el tiem p o
que les llevará acced er n u ev am en te a u n salario. E n cam bio , los coseche
ros, en p rim er lugar, n o h a n p e rd id o n ad a que se p a rezca a u n em pleo
estable; en segundo térm ino , saben a p ro x im ad am en te en qué m o m e n to
se rean u d ará la co sech a y au m en ta rá la d e m a n d a d e su fuerza d e trabajo
en el m ercado . Su estad o d e sem iocupación involucra d os cond ic iones d e
activ idad qu e se suceden alte rna tiv am ente , esto es, in vo lu cra u n a situa
ción de o cupación y u n a d e desem pleo que se ha llan delim itadas en el
tie m p o co n b astan te c la rid ad y se rep iten regu la rm en te co m o dos partes
d e u n m ism o ciclo anual d e rep roducción . E n la v ida d e los obreros, es
te ciclo aparece, p o r ello, d iv id ido en sendas situaciones. E n u n a pa rte del
m ism o, su superv ivencia se halla m ed ian am en te garan tizada p o r los in
gresos p roven ien tes d e la asalarización. E n la o tra parte , sencillam ente ,
n o .13 D u ran te varios m eses u n a im p o rtan te can tid ad d e trabajadores p e r
m an ece en s ituación d e p a ro fo rzoso y en fren tan graves dificultades p a
ra a lim en tar a sus familias; aunque hacia a trás y h ac ia delan te, en su h o
rizo n te vital, el trabajo se en cu en tra todav ía p resen te y cercano . Y se tra
12. Estas pequeñas labores realizadas por encargo de particulares, a las que los trabajadores
atribuyen poco valor, generalm ente son aceptadas com o tra b a jo s d e e sp e ra (hasta que com ience la
cosecha).
13. A l respecto debe resaltarse la unidad real del ciclo, y hacerse notar que aún en ausencia
de em pleos contraestacionales a la cosecha de yerba m ate, la interrupción transitoria de la dem an
da de fuerza de trabajo no tendría porqué empujar a las fam ilias obreras al pantano del pauperis
m o, siem pre que los niveles salariales vigentes durante la zafra aportaran un ingreso suficiente pa
ra asegurar la reproducción de esa fuerza de trabajo; en térm inos de la econom ía política, siem
pre que la capacidad laboral, usada y usufructuada por el capital agrario, se pagara a su v a lo r
(Marx, 1994).
L o s ta refero s en e l N o rd este a rg en tin o 51
ta d e u n oficio específico. D e ah í que, en las p ro testas rea lizadas d u ran te
estos períodos d e d esocupación m asiva, p u ed an ap a recer iden tid ades y
d em andas relacionadas co n la activ idad yerbatera, a p esar d e que, de m o
m en to , n inguno d e los m anifestan tes se halle em p leado en ella.
E l d e s p lie g u e c íc lic o d e la p r o te s ta
A ta l p u n to las p ro testas exh ib en su im p ro n ta yerbatera , que las
épocas d e su activación se co rre sp o n d en co n d e te rm in ad o s m o m en to s
estacionales del ciclo agrícola. A l m en o s es lo qu e h a ven id o suced iendo
desde la aparición del fenóm eno: las m ovilizaciones de tareferos se regis
tra n en to m o al m es de m ayo y en to m o al m es d e octubre . E n oc tub re
finaliza la zafra, súb itam en te se acaba el trabajo y p a ra los obreros sobre
v iene el pauperism o. Q u e en o c tu b re d e 2000 y o c tu b re d e 2001 se h a
yan reg istrado las m ayores m ovilizaciones de cosecheros -co n “p an y tra
bajo ” co m o su principal d em an d a- n o deb e so rp render, en tonces, d em a
siado. Pero ¿qué sucede an tes, en el m es de m ayo, ép o ca en la cual, p a
radójicam ente , d eb e co m en za r el g rueso de la zafra y, p o r lo tan to , la d e
m an d a laboral ten d e ría a adqu irir su m ay o r in tensidad?.
Sucede que ese m om en to , en el que los prop ie tario s del cultivo yer
ba tero d eben com enzar a vender el grueso de su p roducción , se había
convertid o en el m o m en to d e las luchas p o r el precio. F ueron lu d ia s im
pulsadas p o r los p rod u cto res prim arios de yerba m ate, quienes m an ten ían
u n conflicto abierto co n la industria m olinera -co m p rad o ra de la m ateria
p rim a.14 E n este m om en to , pues, el carác ter e s ta d o n a l d e la p roducción
influye de m o d o ind irecto en la m ovilizarión d e los cosecheros, es decir,
influye sólo a través d e la a c d ó n de los p roducto res agrícolas. E n to m o a
m ayo de 2000 y m ayo d e 2001, los prop ie tario s del cultivo yerbatero in
ten ta ro n re tener la p ro d u c d ó n e im ped ir el abastecim iento de los m olinos
para n e g o d a r co rpo ra tivam en te los térm inos de ven ta de la m ateria pri
m a -reclam aban, al m ism o tiem po, la in te rv en d ó n del E stado en la fija-
d o n de u n precio m ínim o, la reg u la d ó n d e la p ro d u c d ó n o el o to rga
m ien to de subsidios. L os p rod u cto res suspendieron, p o r lo tan to , el traba
jo en sus e x p lo tad o n es e insta la ron “carpas verdes” d e p ro tes ta en las ru
tas, d o n d e se concen traban p a ra b loquear el tránsito de yerba m ate, for
zar al pa ro to ta l de la cosecha y garan tizar el b o ico t a la industria. L os lla
m ados “co lo nos” d e M isiones, cuen tan co n arraigadas experienrias h istó
ricas en ese tipo de m edidas d e fuerza, frecuen tem ente practicadas du ran
14. Para una exposición m ás detallada de los acontecim ientos registrados en el año 2000, véa
se nuestro trabajo sobre E l P a ro V erde (Rau, 2002a)
52 V íc to r R a u
te la d écada del '7 0 .15 Pero en esta oportu n idad , en g ran p arte deb id o a las
condic iones im puestas p o r el m enc ionado p roceso de urbanización de
asalariados y am pliación del sec to r sem iocupado, los p roducto res debie
ron lidiar co n un nuevo factor: la m ovilización cosechera.
D os e lem entos in vo lu cran a los tareferos en el conflicto agrario.
P o r u n a parte , aquella in te rru p c ió n “artificial” d e la cosecha, significaba
p a ra ellos nuevam en te el p a ro forzoso y el m ism o p an ta n o d e las caren
cias básicas que in ten tab an dejar atrás. Pero, p o r la o tra , ellos experim en
tab an tam bién co m o p ro p io el reclam o d e los p ro d u c to res p o r el aum en
to del p rec io d e la y erba m a te .16
E n m ayo de 2000, la p ro te s ta d e los p ro d u c to res d e Ja rd ín A m é
rica g anó el apoyo d e los ob rero s locales. H ab ilita ron p a ra los coseche
ros parados y sus fam ilias la olla p o p u la r que funcionaba en su carpa, y
los incen tiv aron a sum arse a la acción colectiva. L a afluencia fue m asiva,
su perando ab ru m ad o ram en te a la d e los p ro p io s p roducto res. Ja rd ín
A m érica se convirtió en la localidad m ás m ovilizada d e la provincia, en
el p u n to defin itivam ente in franqueable p a ra el trán sito d e y erba m ate y
en el cen tro m ism o d e la p ro te s ta agraria p o r el p recio . L os tareferos en
cabezaban la d e ten c ió n d e cam iones, la resistencia a las fuerzas estatales
y los co rtes d e ru ta. L as ac tas d e asam blea se firm aban co m o “C o lonos y
Tareferos A u to co n v o cad o s” P ero fue el ún ico lugar d o n d e el fenóm eno
se dio en esa form a.
E n o tras loca lidades los p ro d u c to res se d esen ten d ían d e la situa
ció n cosechera, m arg in an d o a los tareferos d e la partic ipación en la p ro
testa. P ron to , a p artir d e esta c ircunstancia , los cosecheros parados de la
ciu dad de O b erá im ita ron a los p ro d u c to res locales e insta la ron su p ro
p ia “carpa neg ra”, en es te caso p a ra exigir la inm ed ia ta reanudac ión de la
zafra. Es dec ir que su in tervención to m ó , resp ec to del p a ro agrario , u n
sen tido inverso a la de los cosecheros d e Ja rd ín A m érica. T am bién los ta
referos d e C am p o Viera, A ristóbu lo del Valle y o tro s p o b lados cercanos
acabaron m ovilizándose p o r el m ism o objetivo, y en a lgunos lugares lle
g aron a “to m a r” las carpas d e los p roducto res.
E stas fueron las experiencias d e o rgan izac ión in d ep en d ien te que
los tareferos reac tu a lizaron en fo rm a am pliada en o c tu b re de ese año, es
15. Considérese, fundam entalm ente, el desarrollo que tuvieron las Ligas Agrarias y la historia
del M ovim iento Agrario M isionero en esa provincia (R oze, 1992).
16. Refiriéndose a los asalariados que cobran por cantidades señalaba M arx (1994: p. 681) que
con frecuencia " el o b rero to m a en se rio la apariencia d e l p a g o a d e s ta jo , com o s ís e le p a g a ra su p ro d u c
to y n o su fu e r z a d e tra b a jo , y se re b e la p o r ta n to co n tra u n a re b a ja d e sa la r io s a la q u e n o co rresp o n d e
u n a re b a ja en e l p re c io d e v e n ta d e la m erca n c ía 9. En nuestro caso opera de un m odo específico la
m ism a relación: los cosecheros se m anifiestan por un aum ento en el predo de la yerba m ate que
posibilite un aum ento en d predo d d destajo (Rau, 2000b).
L o s ta refero s en e l N o rd este a rg en tin o 53
decir, cuando finalizó co m o siem pre la co secha yerb atera . E n d istin tas lo
calidades de la m ism a zona, al costado d e las rutas, in sta la ron en tonces
num erosas “carpas neg ras” co n ollas p opu lares y se c o n cen tra ro n en ellas
m an ifestando su reclam o. Si en m ay o d em an d ab an qu e com ience la co
secha, en o c tu b re el c o n ten id o d e la p ro te s ta n o era m u y diferen te : rec la
m ab an p an y trabajo . P ero en am bas ocasiones, al m ism o tiem po , los ta
referos tam b ién se m anifestaron , igual que en Ja rd ín A m érica, p o r u n au
m en to en el p rec io d e la yerba m ate.
C o n respec to al segundo ciclo. E n m ayo del añ o siguiente -2 0 0 1 -
el p a ro agrario no p rosperó . L os p ro d u c to res p ro n to lo d iero n p o r fina
lizado sin que llegara a ex tenderse . E n cam bio, ape la ron en todas partes
a los co rtes de ru ta. Focalizando sus dem andas en la in te rvención del Es
tado , realizaron “trac to razo s” sob re la C apita l p rovincial e insta la ron du
ran te sem anas su p ro te s ta fren te a la G obernación . M u ch o m ás pequeña
qu e el año an te rio r fue, p o r tan to , la m ovilización d e cosecheros. Se d io
en Ja rd ín A m érica, nuev am en te ju n to a los p roducto res; y en O berá , nue
v am en te de fo rm a independ ien te .
Pero así co m o en esta ocasión los p ro d u c to res im p lem en ta ro n el
m éto d o d e los co rtes de ru ta y la p ro te s ta fren te a la G o b ern ació n p ro
vincial; en to m o a o c tu b re de este m ism o año, tam b ién los tareferos co r
ta ro n ru tas en la z o n a d e O berá , se trasladaron a la C apita l d e la provin
cia e insta la ron su p ro te s ta fren te a la G obernación ; fenóm eno en el que
se m anifestaban, u n a vez m ás, los p rocesos subjetivos d e asim ilación y
p ro d u cc ió n de experiencias p o r p a rte d e los asalariados. P o r lo dem ás,
p a ra esas fechas, en las m ism as localidades que el añ o an terio r, volvieron
a insta larse num erosas “carp as negras” -en Ja rd ín A m érica se reg istraron
a h o ra pequeñas co n cen trac io n es urbanas, y tam b ién en San V icente los
tareferos p ro tag o n iza ro n u n a m arch a h asta la M unic ipalidad local.
C o n c lu s io n e s
Finalm ente, ten iendo en cuen ta que tan to la situación d e desocupa
ción com o la de ocupación se hallan objetivam ente presentes en su situa
c ión vital, cabe p reguntarse p o rq ué, en este caso, el su jeto de p ro testa se-
m io cupado h a reiv indicado para sí la iden tidad social del obrero coseche
ro d e yerba m ate -tarefero- y n o la del trabajador desocupado. A este res
pecto , consideram os que la identificación subjetiva co n el oficio se halla
cond ic ionada p o r los siguientes factores específicos d e este caso regional:
1) L a co y u n tu ra : a p a rtir d e las acciones d e p ro te s ta d e los p ro
d u c to res agrarios, el “p ro b lem a y e rb a te ro ” h ab ía to m a d o estad o público
54 V íc to r R a u
en to d a la p rov incia su sc itan d o el a p o y o d e las clases m ed ias u rbanas
-"o p in ió n púb lica”- y p res tá n d o se a d o ta r d e leg itim id ad social a los re
clam os que se re lac io n ab an c o n él. 2) E l co n tex to cultu ral: p o r tra tarse
de u n a activ idad trad ic iona l en la zona , la figura del co sech ero d e yerba
m ate , c o n lo esfo rzado d e su oficio y lo p recario de sus cond ic iones de
vida, p o see u n co n so lid ad o reco n o c im ien to reg ional. 3) L a e s tru c tu ra
eco n ó m ico social: el im p o rta n te peso que p o see la activ id ad p rim aria
y e rb a te ra en el m erc ad o de trabajo reg ional posib ilita que, en m uchas
im p o rtan tes b arriadas o b reras del in te rio r d e la provincia, la m ayoría de
los trab a jad o res d eso cu p ad o s sean to d o s ellos, al m ism o tiem po , tarefe
ros. 4) L as carac te rís ticas d e la p ro d u cc ió n y erbatera : la ex tensión te m
po ra l de l p e río d o de zafra d e la y e rb a m a te es su p erio r al d e m uchas
o tras p ro d u cc io n es rurales, lo que constitu ye , en té rm in o s d e anclaje
subjetivo, u n fu n d am e n to lo su fic ien tem en te am plio p a ra que tien d a a
m an ten erse la iden tificación d e esto s trab a jad o res co n su oficio d u ran te
el resto de l cic lo anual.
Finalm ente , cabe tam b ién la p reg u n ta inversa: ¿qué identificación y
qué co m p o rtam ien to p o d ría a d o p ta r u n sujeto de p ro tes ta sem ejan te allí
d o n d e falten las cond ic iones enum eradas?. Pues la iden tid ad ad o p tad a p o r
los sem iocupados yerbateros y la relativa independencia co n que los m is
m os llevaron adelan te sus recientes acciones colectivas nos h an perm itido
visualizar de te rm in ad o fenóm eno d e la realidad social, p resen tándo los al
m ism o tiem p o d e fo rm a aislada y facilitando, así, el estud io de algunos de
sus rasgos específicos. P ero el m ism o fenóm eno de la m ovilización d e se
m io cupados agrícolas, co m o m encionam os al principio , se halla tam b ién
presente, en m ay o r o m en o r m edida, en o tros casos; d o n d e este fenóm e
n o puede resu ltar m enos visible y encon trarse cond ic ionado p o r circuns
tancias diferentes a las qu e im peran en el caso m isionero .17
E n tal sen tido sugerim os la pertinenc ia d e in co rp o rar a las ac tua
les investigaciones referidas al trabajo agrario y la conflictiv idad social, el
17. En particular, teniendo en cuenta que durante la últim a década se ha asistido a una nota
ble expansión de m ovim ientos de “trabajadores desocupados" en el interior de Argentina (Iñigo
Carrera y C otarello, 2000), el análisis del caso m isionero sugiere la necesidad de indagar acerca de
la posible participación efectiva de asalariados transitorios som etidos a ciclos de em pleo estacio
nal en algunas de estos m ovim ientos. Pues la participación de sem iocupados agrícolas en protes
tas de este tipo puede ocultarse tras la identificación general del sujeto en tanto “desocupado”; por
ejem plo, allí donde la acción colectiva se realiza en unidad con trabajadores parados provenien
tes de otras ramas de la actividad económ ica. D el m ism o m odo, en tanto el caso m isionero ilus
tra acerca de la im portancia que posee el generalizado fenóm eno de la residencia urbana com o
condición de posibilidad para nuevas form as de protesta de los asalariados agrícolas, resulta per
tinente atender tam bién en otros casos al com portam iento de esta fracción ante conflictos y m o
vim ientos sociales dinam izados por sujetos tales com o asalariados de la industria agrícola o pro
ductores rurales prim arios.
L o s ta refero s en e l N o rd este a rg en tin o 55
abordaje d e algunos de los p rob lem as tra tad o s en el p resen te estudio . Así,
p o r ejem plo , consideram os qu e la a tención al c rec im ien to de la residen
cia u rb an a de los trabajadores rurales o a la estacio nalid ad del em pleo
agríco la p o d ría contribu ir, p o r u n a parte , al análisis m ás p reciso d e algu
nos fenóm enos de p ro te s ta social rec ien te y, p o r o tra , a ca p ta r la fisiono
m ía particu lar que adqu iere el co m p o rtam ien to de los trabajado res agrí
co las al in te rio r d e la am plia gam a de situaciones reg ionales com plejas
p resen tes en nu estro país.
56 V íc to r R a u
B ib lió g r a fo c ita d a
A lfa ro , M a ría 2 0 0 1 , “T rab ajad ores ru rales y sin d ica lism o agrario en A rgen tin a" , en A p a r ic io y B en en c ia (co m p .) A n tig u o s y n u e v o s a sa la r ia d o s e n e l a g ro ar
g e n t in o (B u en o s A ires, L a C o lm en a ).
A n sa ld i, W ald o. 1 9 9 3 “C o sech a R o ja L a co n flic tiv id a d ob rero-ru ral en la reg ió n p a m p ea n a 1 9 0 0 -1 9 3 7 ”, en C o n flic to s o b re ro -ru r a le s p a m p ea n o s (B u en o s A ires, C E A L ).
A p a ricio , Susana; B e n e n c ia R o b erto . 1 9 9 9 “E m p leo rural en la A rg en tin a V ig o s y n u ev o s a c to res so c ia le s en e l m erca d o d e trab ajo”, en A p a ricio y B en en cia (co m p .) E m p le o R u ral e n T ie m p o s d e F le x ib ilid a d (B u en o s A ires, L a C o lm en a ).
A p a ric io , Su san a; G ia rra cca N o rm a y T eu b al, M ig u el. 1 9 9 2 , “L as tra n sfo rm a cio
n es en la agricu ltu ra: E l im p a cto so b re lo s se c to res so cia les" , en Sau tú , R y Jorrat, J. (co m p .), D e s p u é s d e G e rm a n i. E x p lo r a c io n e s so b r e la e stru ctu ra so c ia l agra
ria (B u en o s A ires, P a id o s).
A p a ric io , Su san a; A lfa ro , M aría. 2 0 0 1 , L a s m ú ltip le s n e g o c ia c io n e s p ara a c c e
d e r a l trab ajo (B u en o s A ires, 5 o C o n g reso N a c io n a l d e E stu d io s d e l T rabajo)
B o eg e , E ck a rt 1977 “A cerca d e la o rg a n iza c ió n lab oral y p o lítica d e lo s trabajado
res asa lariad os d e l ca m p o ” en R e v ista M e x ic a n a d e S o c io lo g ía (M éx ico ) N ° 3 .
C a rd o zo , C a rlos. 1 9 9 8 , M a n o d e o b ra ru ral e n la P ro v in c ia d e M is io n e s (P osa
d as, U A T R E ).
C ieza , F ern a n d a 2 0 0 0 , E l tr iu n fo d e L a E sp e r a n z a (B u en o s A ires, A go ra )
F o m i, F lo rea l y N e im a n , G u illerm o . 1 9 9 3 “T rab ajad ores y s in d ica to s agrarios en A rg en tin a ” E n O rnar M o ren o (co m p .) D e s a fío s p ara e l s in d ic a lism o e n la A r
g e n tin a (B u en o s A ires, L eg a s a).
Iñ ig o C arrera, N ic o lá s y P o d está , J o rg e. 19 91 “P o b la c ió n m o v iliz a d a L a form a
c ió n d e u n a 'in fa n ter ía lig era ' para e l c a p ita l A rg en tin a 1 9 8 8 -1 9 9 0 ”, en C u a d er
n o s d e C IC S O , S er ie e stu d io s, N ° 77 (B u en o s A ires, C IC S O ).
Iñ ig o C arrera, N ico lá s; P o d está , J o rg e y C o ta re lo , M aría C e lia 1 9 9 9 “L as estru c
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