m o manin jonespor
ISA BEL FLO R ES DE LEM U SCruz "Pro Ecclesia et Pontfice
Ilustraciones de
M A R I A R O S A G A R C I A
EDITORIAL V ILA M A LA
Valencia, 246
B A R C E L O N A (ESPAA)
Con licencia eclesistica
Depsito legal B. 15526 -1 9 6 0
Printed in Spa in
N m ero de Registro 6 3 7 7 - 60
Editorial V ilam ala. 1960.
Barcelona
F,RANCISCOP iz a rro , e s p a o l,
de Trujillo, en Ex
t re m a d u ra , des
cubre el Per.
El da de enero
de 1529, festivi
dad de los San
tos Reyes Magos,
fu n d a la capital peruana,
con el nombre de Ciudad de los Reyes.
Despus, tom a el n o m b re del valle
donde est asentada y, des
de entonces, se la conoce
con el de Lima. Es la
capita l de l primer V i
rreinato de Amrica.
E n t r e los espaoles que llevan al
Per la cultura de Espaa, va don Juan de
Porres, caballero de A lcntara, nacido
en Burgos, oriundo de Crdoba.
Viene al Nuevo Mundo con
el nombram iento de G obe r
nador de Panam. Pero
antes de marchar al lugar
de su Gobernacin, per
manece en Lima algn
tiempo. Aqu conoce a una
india panam ea, l la m a d a
Ana Velzquez. Es muy g ra
ciosa y simptica y don Juan
de Porres se enamora, y
se une con ella.
T ie n e n dos hijos mulatos. Se llaman Martn y Juana.
Martn es bautizado el da 9 de diciembre de 1579, en la
parroqu ia de San Sebastin de Lima. Los dos nios cre
cen, educados en el amor a Dios y a
todos los hombres. Y el de los nece
sitados prende en el corazn de M ar
tn y de Juana que, muchas veces, se
privan de su comida para darla
al menesteroso.
D.O N Juan es destinado a Guayaquil. Tan pronto llegan a la ciudad, los nios van a la escuela donde
aprenden, juntamente con el castellano,
las asignaturas que, por entonces, se en
sean. Martn descuella en seguida porque
es muy estudioso.
Pasados a lg u n o s meses vuelven a
Lima. Aqu, Martn aprende el oficio de ba r
bero y, ms tarde, ayuda con eficacia a
un mdico espaol que le ensea, entre
otras cosas el manejo del bistur. Duran
te algn tiempo ejerce la profesin de
practicante; pero Martn tiene ansias de
entrega total a Dios y a sus hermanos, los
hombres y, al cumplir los quince aos,
pide el ingreso en el convento de
Santo Domingo, uno de los ms an
tiguos de Lima, fu n d a d o al ao de
haberlo sido la C iudad de los
Reyes.
E s t a l l a una epidem ia en Lima. En el convento hay
sesenta atacados. Pero, como los dos hospitales que hay
en la ciudad estn pletricos de enfermos, stos acuden
en masa al convento, p id iendo amparo. Fray Martn se
multiplica, se desvive. Y hasta lleva a su celda a los do
lientes.
Cmo, Hermano Martn, trais apes
tados a la clausura? le preguntan
asombrados.
Para los enfermos no hay
clausura responde el enfer
mero.
Pero, a pesar de
su buen deseo, el con
vento es in s u f ic ie n te
para a lbe rga r a todos.
Qu hacer, Dios mo?
Y,A ha encontrado Fray Martn la solucin a sus inmensos deseos de
caridad. Ahora, a los enfermos que lle
gan, los toma en b ra z o s y l mismo
los lleva a casa de su hermana
Juana, generosa co laboradora de
Fray Martn.
r -
L l e v a d o de su
amor al dbil, traba ja
y logra que se funden
el Asilo y las Escuelas
de Hurfanos, de San
ta Cruz, primer estable
cimiento de esta clase
que se abre en Lima.
Y Dios premia con p ro
digios el amor de Fray
Martn. Por la noche,
cuando el religioso se
disciplina, cuatro nge
les le acompaan, ilu
m in a n d o con hachas
encendidas los claus
tros del convento.
f'.f
L a oracin de Fray Martn
est llena de amor, de fe, de hu
mildad, de atencin, de
perseverancia. C u a n d o
reza, F ray Martn est
tan absorto en Dios que
queda suspenso en el
aire, con el rostro pega
do al Crucifijo.
Para la M adre de
D ios t ie n e ternura de
hijo y el a ltar, donde
los espaoles celebran
la fiesta nacional, est
lleno de flores, que le
trae Fray Martn. Y la
Virgen se le aparece y
habla con l.
F RAY Martn es muy ale gre. Fray Martn es muy sencillo.
Fray Martn ama mucho a Dios. Fray
Martn ama mucho a
los hombres y a todas
las criaturas, porque son obra de
la mano de Dios.
En un campo yermo que hay
a las afueras de Lima, traba ja y
p lanta y siembra para darlo
a los pobres. A s , d ic e -
no entrarn en los huertos
del pr jim o a robar.
Y el campo yermo se
hizo frtil.
F RAY Martn se ha puesto muy tris
te. Qu ha pasado?
Casi toda la ropa de
la enfermera est agu
jereada; y el Hermano
sacristn est disgustad
simo porque la ropa de
altar, venida de Espaa,
y hasta las hostias que
se g u a rd a n p a ra ser
c o n s a g ra d a s ! a p a re
cen mordisqueadas.
Quin habr sido el
culpable?
ELHerm ano sacristn diceque va a preparar veneno para
dar muerte a los ratones,
autores de la fechora.
No ha r is eso, 1
H e rm a n o d ice Fray
M a r t n . Dios los ha
creado con algn fin. Es verdad
que no han obrado bien. Pero
hay una solucin mejor que la
de matarlos, y es llevarlos a
otra parte. Los acomo
dar en unos terrenos
de mi sobrina. Dios me
ayudar.
Y Fray Martn llama a los roedores. Toma a uno de ellos en la mano, y le dice: "H erm an ito ratn: no
s si t sers culpable, o no, de los desperfectos ocasio
nados tanto en la sacrista como en el ropero. De todos
modos, hoy mismo tenis que salir todos del convento.
Lleva, pues, el recado a tus compaeros para que vengan
aqu inm edia tam ente .
E l ratn men- \fom ' a M /tir w fU rJ|/ V
sajero ha cumplido su mi
sin. Los ratones se congregan
a lrededor de Fray Martn,
que los mete en una cesta
y los lleva al campo.
Y la p laga de ratones
del convento cesa. Fray
Martn les lleva de comer.
U n d a , mientras
Fray Martn
a r re g la el
ropero de
a enfermera, comen am i
gablem ente en el m ism o
plato... a que no ima
ginis quines son los
comensales?... pues el
perro y la g a ta del
convento!
Entretanto, porun agujero, aparece la
cabeza de un despistado ratn, atrado,
sin duda, por el o lo r de la comida. Pero,
rp idam ente , al ver a la gata, da la vuelta para
marchar.
L a gata ha cesado de comer y se dispone a lan
zarse sobre el inoportuno visitante, del cual ya slo se ve
el rabo. Fray Martn se da cuenta, sonre y dice:
Hermano ratn, ven sin miedo; te aseguro que la
gata no te har dao.
Rpido, sin ningn recelo, el ratoncillo acepta la
invitacin. El perro se muestra satisfecho y como la gata
no lo est tanto, Fray Martn la acaricia y le habla para
que no se enfade. Seguramente que es sta la nica vez
que perro, gata y ratn han comido untos.
Fray
d o l
H! ACE dieciocho aos que el perro presta servicioen el convento. Un da le encuentra Fray Martn sangrando
por el cuello. Lo toma en brazos, y le dice:
Pobre vie jo; quisiste ser demasiado listo y provo
caste la pelea. Y te sali mal el caso. Ven conmigo a ver
si puedo remediarte.
Una semana prod iga sus cuidados al animal. Y le
sana.
No vuelvas a las andadas le dice , que ya ests
v ie jo para la lucha.
El perro sigue a
Martn lamin-
las manos.
C M O ama Fray Martn a Dios!
y por esto ama todo lo que Dios ha creado. Pasaba Fray
Martn unto a un muladar. Ha visto cada una mua. El
animal tena una pata rota y se estaba muriendo. Fray
Martn, compadecido, dijo:
Criatura de Dios, levntate sana y buena.
La mua se ha levantado curada. La enferm edad ha
obedecido a la humilde oracin de Fray Martn.
Dios leconcede el don
de la ciencia infusa,
pues sin haber estudiado teologa,
explica los ms sublimes misterios
de la Religin con la
misma c la ridad que los
Maestros telogos. Y,
adems, para rea lizar
las obras de caridad,
D l O S le otorga el priv ileg io de
la ubicuidad, es decir, que est al mis
mo tiempo en distintos lugares.
Fray Martn vive ms en
el cielo que en la tierra,
porque su vida es toda
para Dios a travs de su
caridad para los hom
bres. Tiene fama de
santo. La luz del
Cielo brilla en l.
Y,A llega el momento del gran premio. Un da del ao 1639, Fray Martn enferma. Pide con amor los Sacra
mentos.
He aqu el fin
de mi peregrinacin en
la tierra. Morir de es
ta enfermedad. No es
toy solo. Acaban de
llegar la V irgen, San
Jos, Santo Domingo,
Santa Catalina y San
Vicente Ferrer.
Pide que recen el
Credo en alta voz, y
cuando los religiosos
dicen: "Y Dios se hizo
hom bre", Fray Martn
se duerme en los b ra
zos del Seor.
Es el da 3 .de no
viembre de 1639.
L a s campanas de la torre del convento del Ro
sario de la ciudad dan la noticia. Se lamentan los pode
rosos y los humildes; los enfermos, las viudas, los hurfa
nos y los presos: todo Lima llora a su bienhechor.
En cambio, en el Cielo los ngeles baten sus alas
llenos de alegra, porque a ll ha llegado Fray Martn de
Porres.
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