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Tirangrundán
Había una vez en Ohaia, Estados Antiguos, una gran tribu de dinosaurios
que se habían encontrado con otra tribu. Una, eran los Tirantrux y otros, los
Prantugrundán. Obviamente, las dos tribus se pelearon por el terreno de
Ohaia, que además tenía muchos alimentos. Pero, sorprendentemente, un
Tirantrux y una Prantugrundán no querían pelear. Ciertamente, comenzaron
a dialogar, y como esto duró días y días, una amistad se fue convirtiendo en
un romance. Luego, y gracias a la tecnología de Electrorux (hermano de
Tirantrux) Prantugrundán y Tirantrux pudieron tener un hijo, pero muy
peculiar y que no pertenecía a ninguna de las 3 especies hasta aquí
mencionadas. Entonces se les ocurrió un nombre: Tirangrundán. Será un
dinosaurio fuerte y poderoso, dijo Tirantrux, y será muy valiente a la hora
de tomar decisiones, dijo Prantugrundán. Luego, se fue caminando la
familia de Dinosaurios hacia Rastrungl, Bolivia. Pensaron que allí podrían
conocer otras especies. Y así fue, que conocieron a Untix. Y se hizo muy
amigo de Tirangrundán. Y los dos dijeron: vamos a recorrer el mundo.
Untix era huérfano, pero Tirangrundán no, así que saludo a sus padres y se
fue. Partieron con rumbo desconocido. Salieron con un bote hacia donde
los lleve la corriente. De pronto, dos teroxfilos les cortaron la cabeza con
las alas. Untix, si de algo sabía, era de curarse, porque después de tanto
andar en la vida, era normal verlo cortándose. Así que se curó a él mismo y
a Tirangrundán. Y si tienen un solo recuerdo de esa noche, fue el haber
dormido en una misteriosa cueva subacuática, con mucho temor. Temor de
no tener a su familia, de estar lejos de todo. Y fue allí cuando Tirangrundán
lloró. Pero no fueron lágrimas normales. Lloró fuego, que resistía al agua, y
que era capaz de degradar cualquier cosa, en un segundo. Y cuando
Tirangrundán miró al fondo del mar, había un escrito que decía: “Has sido
el elegido, tu con tus lágrimas de fuego salvarás el mundo. Ve a Kyrue
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apenas caiga la noche el 20 de diciembre. Donde halla sombra, debes
entrar. Tu fuego te llevará lo más rápido posible. Pero ve rápido, que hay
hielo enemigo”. Tirangrundán se sintió importante, que tenía una misión en
su vida. Y de verdad que cuando se dio cuenta que debía ir a Kyure, le
salieron lágrimas que lo transportaron junto con Untix a Kyure, a la
velocidad de la luz. Y había un problema allí. La tribu del Cartix que vivía
en el Caribe de Kyure, había sida atacada por el hombre de hielo. Entonces
se comenzaron a morir. En ese momento, Tirangrundán se acordó de las
palabras de su padre: cuando tengas algún problema, antes que nada debes
dialogar. Hablando nos entenderemos en esta esfera de fuego, agua y arena.
Luego de pensar y debatir que diría, Tirangrundán se dirigió al
hombre de hielo. Le preguntó por que hacía lo que hacía, y comenzó a
llorar copos de nieve. En ese momento, Tirangrundán lloró y cuando dos
lágrimas se juntaron, comenzaron a elevarse y salió un dinosaurio que
decía que era el BJ3. Era el todopoderoso. Tenía el poder del hielo y del
fuego. Pero además, tenía el de la arena. Y estaba, por ello, en una segunda
generación, pero controlaba tres elementos, de los que sale el 3 que lleva en
su nombre. Entonces, Tirangrundán y el hombre del hielo comenzaron a
perder poderes, y BJ3 los tomó como ministros. Los mandaría a un lugar
único, y soñado. Irían a la Patagonia. Más precisamente, a Tietrelaufman.
Allí, al fin del mundo. Y como acto de ceremonia, se convocaron a los
familiares y amigos más íntimos de Tirangrundán y del hombre del hielo
para que asistieran de esta rara ceremonia.
El día de la ceremonia, se encontraron las dos familias. Mientras
tanto, Untix se había incorporado a la familia de Tirangrundán, y cuando se
les nombró la misión, Untix comenzó a carcajear. Pero a carcajear de
alegría porque tendrían una misión Tirangrundán y el hombre del hielo.
Tirantrux y Prantugrundán veían a su hijo fuerte y valiente tomando
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decisiones. El proyecto que tenían de mini-dinosaurio soñando que sería
fuerte estaba allí, hecho realidad.
Luego, caminaron en un Océano seco hasta aquel lugar. Era un
Imperio. Era hermoso, pero había un problema, había un dueño soberano
de todo lo que había allí. Entonces, como BJ3 no les había encomendado
ninguna misión puntual, estos se propusieron realizar una
“concientización” al Tiranusurux Rux que había allí. Este no accedió, hasta
que apareció BJ3, e hizo caer un meteorito muy cerca del Tiranusurux Rux,
con un grabado diciendo “escúchalos”. Estos le dijeron que había otros
lugares en esa esfuma de fuego, arena y agua que tenían como planeta.
Entonces le ofrecieron ir al otro lado del Océano seco. El camino sería
largo, y sus frutos no estaban prefijados. Pero fue. Además le dijeron que
había una posible tribu que sería pariente. La motivación de conocer el más
allá de lo que siempre se creyo dueño ayudó a que Tiranusurux Rux
acceda.
Caminaron durante horas, días y meses, hasta que llegaron al lugar
de la ceremonia. Tiranusurux dijo que no tenía sentido un lugar como ese, y
decidió irse, pero no antes sin ver a Electrorux, que finalmente era su
pariente. Pero cuando Electrorux se despedía de Tiranusurux, apareció una
Gavitis Craqter. Realmente era bonita, pero no siempre hay una atracción
entre dos tribus diferentes, es más, se podría decir sin ninguna duda de que
esto es bastante extraño. Así y todo, Tiranusurux se quedó, un día, dos días,
hasta que conocio a Gavitis Craqter. Se presentó y dijo su nombre,
Tiranusurux Rex, que había venido con Tietrelaufman y el hombre del
hielo, a pedido del gran ministro BJ3 que controlaba todos los poderes.
Gavitis se presentó y le dijo que le parecía alguien muy atrevido a hablarle
a ella, y se fue volando, cortándole la cara con las alas. Tiranusurux se
quedó muy mal, y comenzó a caminar por el Océano seco, cuando apareció
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un Dinogel que comenzó a volar delante de Tiranusurux Rex. Y de verdad
que a este se le alegró el alma. A Gavitis Craqer le paso lo mismo. Y así
con todas las tribus del mundo. Y por eso hoy ya no hay más dinosaurios
en toda la Tierra. Porque cuándo apareció el ángel, todas las tribus fueron
de a poco al cielo, para formar así, estrellas que nos recuerdan que las
tribus de dinosaurios estuvieron un pasado y estarán en un futuro.