5/17/2018 UN ANÁLISIS CR TICO A LAS PROFESIONES DE LA SALUD P BLICA DE GUATEMALA I - slidepdf.com

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UN MUY BREVE ANÁLISIS CRÍTICO A LAS PROFESIONES DE LA

SALUD PÚBLICA DE GUATEMALA I: EL INSPECTOR DE

SANEAMIENTO AMBIENTAL. 

El día de hoy un técnico en salud rural de la segunda promoción, egresadahace 38 años, hizo una observación a una de mis reflexiones, que

obviamente no la entendió bien. Dijo que yo era un resentido, y que sería

una vergüenza si un estudiante aspirante a TSR leyera eso, porque

expresarse del TSR de esa manera era desanimar al pupilo, puesto que yo

decía que de todos modos de nada le servirían sus conocimientos si tiene

que trabajar en la cloaca del Ministerio de Salud Pública y Asistencia

Social. ¿Con qué otro nombre menos ofensivo podríamos denominar a

este ente del Estado de Guatemala? ¿Pandemonio o letrina o infierno oprostíbulo barato o la Gran Ramera del Apocalipsis?

Diré a este camarada que después de tanto tiempo es menester

replantearse la filosofía del TSR. Nada en esta vida es perfecto, ni siquiera

los sublimes ideales del Dr. Viau Dávila ni de las primeras promociones de

técnicos en salud rural egresadas del INDAPS. Una cosa son los sublimes

anhelos de servicio al prójimo y otra cosa es la repugnante realidad en que

nos encontramos hogaño. Es el momento de quitarnos el velo ycomprender la verdad por dura que parezca. Respecto de si soy resentido

y de si me ha ido mal como TSR, le diré que aquel salubrista que no ha

sentido alguna frustración o al menos padecido una pequeña decepción en

su quehacer cotidiano como burócrata, definitivamente es un humano

perfecto, o es tan ciego que no puede ver la suciedad moral que

empantana no solo este ministerio sino todo el sistema político de nuestro

país.

Como una respuesta a este compañero voy a escribir una serie de breves

comentarios sobre los vicios de las otras profesiones de la salud pública en

consonancia con la realidad de nuestro entorno de trabajo, que es un

secreto a voces; todos lo saben pero no todos lo confiesan. El TSR bien

podría ser un santo comparado con el lastre de sus camaradas.

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Para empezar hablemos sobre el inspector de saneamiento ambiental

(ISA), un ladrón nato, un extorsionista taimado, y un haragán de primera.

Su trabajo, según él, es muy importante para la salud pública, tan es así,

que muchos inspectores de saneamiento ambiental son técnicos en salud

rural arrepentidos o trabajadores del ministerio de salud que optaron portan loable profesión de cacos disimulados. ¿Por qué se dará este

fenómeno? Todo tiene una causa. Veámosla.

El trabajo en equipo en los distritos de salud es imposible si de por medio

hay un inspector de saneamiento ambiental; eso no conviene a sus

intereses, pues ¿qué pasaría si las inspecciones a los establecimientos

abiertos al público se hicieran en equipo? Los dueños no podrían dar tanta

mordida a cada miembro del grupo, y al señor inspector no le quedaríasuficiente dinero para sufragar las ingentes necesidades de su patrimonio.

Supongamos que si un ISA va a una cantina, y encuentra que no tiene

licencia sanitaria, que sus empleados carecen de la tarjeta de salud, y que

el establecimiento no cumple con los requerimientos establecidos en los

reglamentos respectivos, tendría que hacer un reporte a su jefe inmediato

(el director de distrito de salud), y este en base al informe que le presente

el inspector tendría que emitir una sanción no menor de dos salariosmínimos mensuales para trabajos no agrícolas (más o menos Q 4,134.00),

que puede duplicarse, triplicarse o cuadruplicarse según la gravedad del

caso. Sin embargo, ¡ah, la excelente capacidad de negociación de un ISA

es formidable!, el inspector podría llegar a un acuerdo con el dueño del

negocio, quien para evitar una multa prefiere pagar al servidor público

alguna cantidad aproximada a Q2,500.00 (que bien podría ser mucho más

o mucho menos; todo dependerá del tamaño del pez). Añadamos esto al

sueldo mensual de Q3100.00 que devenga un ISA, ¡el sueldo casi llega a

igualarse con el de un profesional! Y eso que con un solo negocio, pero

como son varios los establecimientos con este tipo de problemas, el ISA

bien podría devengar un salario de Q15,000.00 o más. Con razón vemos

a mucho de estos tipos fanfarroneando de burgueses con un Hyundai del

año o con una Kawasaki, o con varios terrenos o con varias viviendas, y

con ropa de marca, mientras a sus compañeros del mismo nivel apenas

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les alcanza su sueldo para comer. Hasta los médicos ven con envidia el

fruto de la rapiña de un ISA. ¡Ya quisieran estar ellos en su lugar!

No hay persona más celosa de su trabajo que un ISA. Si alguien le ofrece

su ayuda no le interesa en lo más mínimo, siempre y cuando tenga que vercon las inspecciones sanitarias a establecimientos comerciales. Pero

cuando se trata de las jornadas de vacunación canina, ¡ah! entonces

invocan el lema de trabajo en equipo. Ahí la actividad es responsabilidad

de todas y todos los trabajadores del distrito de salud. Pero cuando sus

compañeros de trabajo necesitan que les echen una manita, el ISA se

hace el pendejo o dice descaradamente que esa no es su responsabilidad.

¡Qué solidario es el inspectorcito de m.!

El trabajo de inspecciones sanitarias es muy demandante, por tanto, el

pobre ISA se ve en la onerosa necesidad de descuidar otro asunto mucho

más importante: el saneamiento del medio. Ni cuenta se da que frente al

Centro de Salud corre un río de aguas negras, o que en una esquina del

servicio de salud la gente hace sus necesidades fisiológicas, y que el

mismo Centro de Salud es un basurero clandestino. Empero, el compañero

está tan ocupado solventando negocios a través de su celular, o

atendiendo en su oficina a representantes legales de empresasmercantiles que se le olvida impartir una breve charla a los pacientes sobre

algunas medidas elementales sobre la disposición de excretas, aguas

servidas y basura. Al menos debería hacer un rótulo parecido a: “No sea

coche. No cague aquí. Prohibido orinar. Multa Q500.00 más gastos de

representación para el inspector de saneamiento ambiental” y colocarlo en

un lugar visible dentro del contorno del Centro de Salud. No es de

extrañar, por tanto, que la educación sanitaria que es responsabilidad (de

todos pero principalmente de él) del ISA esté por los suelos. No digamos el

programa de escuelas saludables, que prácticamente lo tienen que sacar

avante la trabajadora social y el técnico en salud rural, porque el señor

inspector brilla por su ausencia, pues otros menesteres de carácter

fiduciario lo demandan.

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Y cuando alguien va a interponer una demanda porque algún particular

infringe el Código de Salud, el ISA le solicita un montón de requisitos

burocráticos: una solicitud por escrito con dos copias (una para archivo y

otra para él), fotocopia de cédula o DPI, croquis de la ubicación del

problema, y fotografías como prueba testimonial. Si falta un solo requisitoel ISA pepena al pobre demandante, de tal modo que éste en vez de ser

víctima se convierte en victimario. Luego, el inspector aduce que tiene que

analizar su caso y que en cinco días dará la respuesta de si procede o no

su intervención. De todos modos tiene un plazo de 30 días hábiles para

resolver, si por acaso se dieran cuenta las autoridades del ministerio de

salud.

Para dar término a esta sucinta descripción del trabajo del ISA, veamos elsiguiente caso.

En una tienda ubicada en alguna comunidad contigua al Centro de Salud,está un individuo bebiendo una coca-cola. La tienda no está tan surtida como aquellas de la cabecera municipal, pero al menos ofrece más de lo habitual en una aldea. De pronto un tipo en motocicleta se aproxima a ese establecimiento. Detiene el vehículo y lo apaga. Se baja de la moto y con 

paso parsimonioso se dirige a la tienda. El hombre que disfruta su gaseosa lo reconoce de inmediato: es el inspector de saneamiento ambiental de aquel Centro de Salud. El individuo ha escuchado muchos rumores sobre la forma en que este inspector realiza su trabajo, pero cree que sólo son chismes. Mientras tanto el niño que despacha en la tienda los observa.

HOMBRE —. ¡Qué onda, mano! ¿Cómo estás, vos? (Ambos se dan la mano)

INSPECTOR DE S. A. —. ¡De a huevo, compadre! ¿Y vos, cómo has estado? 

HOMBRE —. No tan bien como vos.

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INSPECTOR (Soltando una estruendosa carcajada) —. ¡Me llegás! Seguí así, manito. A la vida siempre hay que verle el lado positivo. Dichoso, vos.Quisiera estar en tu lugar.

El niño que atiende reconoce al inspector de saneamiento ambiental, y entra corriendo para darle la desafortunada nueva a su mamá.

NIÑO —. ¡Mamá! ¡Mamá! Ya llegó el señor del Centro de Salud que viene a pedir pisto cada mes.

MAMÁ (haciendo un gesto de desagrado) —. ¡A la gran chucha! Yo ahorita no tengo pisto y este señor que viene a chingar.

(Sale a despachar el negocio)

HOMBRE (terminando su gaseosa) —. ¿Y cómo está la familia? 

INSPECTOR —. Gracias a Dios están bien. ¿Y los tuyos como están? 

HOMBRE —. Con algunas dificultades económicas, pero allí la vamos 

pasando.

INSPECTOR —. Eso es normal, vos. Decime ¿quién no anda pariendo por el pisto ahorita? Si vos vieras como estoy yo.

(Su mirada se fija en su interlocutor. Quiere que se retire de allí lo más rápido posible. Si su pensamiento pudiera descifrarse en ese instante diría: “andate a la chingada, cabrón, que me vas a joder el negocio”) 

HOMBRE —. Ya me imagino. Bueno, vos. Parece que estás muy ocupado y no te quito más tu tiempo — le da la mano al ISA—. Ha sido un gusto verte. Cuidate, viejo.

INSPECTOR (diciendo en su mente: ¡gracias a Dios se va este pendejo!)—. Gracias, vos. Cuidate también. Saludame a tu mujer.

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 (El hombre se retira lentamente y cavila si su amada esposa le estará quemando el rancho con semejante hipócrita. El inspector lo voltea a ver y cuando ya no lo alcanza a ver más se dirige a la dueña de la tienda).

INSPECTOR —. Buenos días, doñita. Usted ya sabe que a mí me gusta ir al grano. A partir de hoy la cuota le sube un cincuenta por ciento.

MAMÁ (mirándolo con odio) —. ¡Usted como jode! Voy a poner la queja en el Centro de Salud para que lo manden a la mierda.

INSPECTOR (riéndose a carcajada suelta) —. Sí, como no. Ya la quiero 

ver lidiando con las autoridades cobrándole la gran multa que le voy a poner. Allí va a saber usted lo que es comer mierda. Y para que usted lo sepa: a mí me podrán quitar el chance pero a usted no sólo le van a imponer una buena sanción económica, sino que le van a cerrar el negocio y la van a demandar para que se vaya a la cárcel.

MAMÁ (un poco asustada)—. No sea pura lata, don. Ya no me chingue así. Usted me está cobrando muy caro, y a mí apenas me alcanza para 

comer con este mi negocio.

INSPECTOR —. ¡Ay, señora! Quisiera poder ayudarla. Tiene dos opciones: O arregla en quince días su negocio y le hace todas las mejoras que le he dicho muchas veces, las cuales le van a salir bastante caritas, o simplemente me da unos cuantos billetitos, y allí muere el asunto.

MAMÁ (suspirando) —. Bueno, no me queda otra que prestarle a mi vecina —saca unos cinco billetes de cien quetzales —. Aquí esta su cuota. Tenga y deje de estar jodiendo, porque lo vamos a venadear.

INSPECTOR (agarrando los billetes) —. No tenga pena, doñita. El otro mes ya no trabajaré en este Centro de Salud. Me trasladarán a otro lugar mejor. Así que otro la tendrá que venir a sangrar. Cuídese y que le vaya muy bien a su negocio.

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 (El inspector se retira. Se sube a la motocicleta y se aleja).

MAMÁ—. Hijueputa. Viejo cerote que solo viene a chingar.

CUALQUIER PARECIDO ES PURA COINCIDENCIA.