LA OBEDIENCIA DE LOS HIJOS I

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Este estudio permite comprender por qué los hijos desobedecen a los padres y qué actitudes deben tomar éstos para afrontar situaciones difíciles, transformando así la desobediencia en obediencia.

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TEMA:

LA OBEDIENCIA DE LOS HIJOS

Aspecto bíblico:

Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.

Efesios 6:1

La obediencia en el Señor implica una obediencia basada en los principios dados por Dios, por ejemplo, si le pedimos a los hijos que mientan por nosotros, ellos tendrían el derecho de no obedecernos porque sería una orden cuyos principios no están basados en Dios.

Cuando los hijos obedecen a los padres están haciendo lo justo.

Observemos la ley:Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere a la voz de su padre ni a la voz de su madre y habiéndole castigado, no les obedeciere… Deuteronomio 21:18-21

Según la ley, el hijo desobediente debía ser apedreado hasta la muerte. Aunque en la Biblia no hay un ejemplo de que esto sucedió, puede reflejarse el gran deseo de Dios de que los hijos obedezcan a sus padres y los respeten.

El mandamiento con promesa:

“Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra”.

Efesios 6:2-3

Si nuestros hijos nos honran con su voluntaria obediencia les va a ir bien en la vida.

Diferencia entre honrar y obedecer

Obedecer significa cumplir lo ordenado.Honrar significa mostrar respeto y amor.

¿Cómo se expresa la desobediencia?• Cuando los niños hacen como si no

nos hubieran oído, luego se justifican diciendo: No te oí.

• Repite que sí reiteradamente para no tener que oírnos más, pero no tiene intención de cumplir con la petición.

• Busca excusas del tipo: “No tiendo la cama porque llegaré tarde a la escuela”, “no puedo ir a comprar porque ayer me lastimé el pie en educación física”, etc.

• Expresa su desobediencia mediante comportamientos exagerados, como cerrar de golpe la puerta, utilizar palabrotas, llorar, hacer berrinches…

• Está ocupado en una actividad más placentera que aquella que nosotros le estamos pidiendo.

• No oye realmente lo que le pedimos, porque está distraído en otra actividad. Debemos distinguir esta circunstancia de aquellas ocasiones en que hace ver que no nos ha oído.

• No comprende lo que le mandamos.

• Está habituado a que nosotros acabemos haciendo por él lo que le pedimos.

• Sabe que los padres repetiremos varias veces la indicación, antes de que el niño responda.

¿Cómo podemos actuar ante la desobediencia de nuestros hijos?

Antes de que nuestro hijo desobedezca

• Siempre que sea posible, en lugar de dar órdenes o hacer preguntas, ofrecer dos opciones para que nuestro hijo pueda escoger una.

Nunca ordene gritando o usando un tono de enfado.

Por ejemplo: Quieres botar la basura o lavar los servicios.

Procura no darle muchas instrucciones a la vez. Es mejor esperar a que obedezca

una orden, antes de plantearle la siguiente.

   

La instrucción debe ser simple, utilizando pocas palabras.

Utilizar un tono de voz agradable. Es mejor si nos ponemos a la altura de nuestro hijo y le miramos directamente a los ojos (asegurándonos que él también nos mira).

Explique a su hijo el porqué de sus acciones y pedidos.

Es importante que expliquemos a nuestro hijo las razones por las que le pedimos o le prohibimos que haga algo. Esta información deberá ser apropiada para la edad del niño.

Establezca rutinas de formación.

A tu hijo le ayudará a obedecer el hecho de tener que hacer cada día lo mismo y a la misma hora (poner la ropa en su lugar, secar los platos, recoger la mesa, etc.). La cooperación acabará convirtiéndose en un hábito.

Plantearle sus responsabilidades y dejarles negociar las exigencias y las consecuencias de su cumplimiento o incumplimiento, escuchando sus razonamientos. Pero, en último término, seremos nosotros los que decidiremos.

 

Para motivar a nuestro hijo para que cumpla aquello que más le cuesta, le daremos la indicación de manera positiva, explicándole que, cuando cumpla nuestro mandato, le ofreceremos un privilegio. Por ejemplo: “si acabas tu tarea antes de la cena, te enseñaré un nuevo juego”. Es importante que nosotros cumplamos con lo pactado.

Es de suma importancia que, cuando haga lo que le pedimos, alabemos y elogiemos su comportamiento (felicitarlo, decirle lo contentos que estamos de lo que ha hecho, etc.).

Las consecuencias que seguirán a la desobediencia, deben quedar establecidas claramente de antemano. Podemos retirar un privilegio cada vez que no cumpla una exigencia. Por ejemplo, “si se te llama para cenar y se te da diez minutos por anticipado, y no vienes por seguir en los videojuegos; pues se te quitarán los videojuegos por una semana”.

¿Qué hacer en el momento en que nuestro hijo nos desobedece?

Aunque estemos enfadados con nuestro hijo, debemos explicarle con objetividad y serenidad las ventajas de obedecer y por qué es necesario restar privilegios cuando no lo hace.

Escuchémosle con atención cuando intente dar una explicación. Si es una excusa que no nos sirve como explicación, utilizaremos la expresión “de todos modos”. Por ejemplo, “ya sé que te gusta el programa de televisión que estás viendo pero de todos modos, quiero que pongas ahora la mesa porque ya es hora de comer”. No hay que entrar en debate con ellos.

Entonces escuche a su hijo.

Si no obedece, sin discutir le retiraremos aquellos privilegios que habíamos establecido de antemano. Para que la estrategia funcione, es importante que los privilegios retirados sean valorados por nuestro hijo. Y es fundamental que seamos constantes y no cambiemos nuestra posición. Si nuestro hijo regresa tarde de jugar pues tendrá que quedarse sin salir a jugar por el tiempo que le digamos.

Mantener la calma ante la desobediencia

Cuando nuestro hijo desobedece “descaradamente” a pesar de reiterados avisos por nuestra parte, no perdamos el control.

Si la desobediencia implica una acción peligrosa para nuestro hijo o para los demás (cruzar la calle sin mirar, romper objetos, etc.), mostrando expresión y tono de voz firme, le diremos: “¡no!” o “¡basta!” . Si es necesario, pararemos físicamente su acción. Luego, le retiraremos un privilegio.

Es mejor cuando ambas partes están siempre de acuerdo.

MUCHAS GRACIAS

Esta información ha sido extraída de la Biblia y casi en su totalidad del tema “La obediencia de los hijos entre los 6 y los 12 años” deLidia Ametller Martínez. Licenciada en Psicología. Con la autorización de: www.solohijos.com  

Revisado, modificado, diseñado,  y contextualizado por Rómulo de la TorreMg. en Educación Cristiana