Post on 12-Apr-2017
PENITENCIA Y UNCION
III DE TEOLOGÍA
GEYSON DIMATÉ ROJAS
ORIGEN DEL
SACRAMENTO DE
LA UNCIÓN DE
LOS ENFERMOS
Introducción
1. Enfermedad y curación en el
evangelio.
2. La unción de los enfermos en
el Nuevo Testamento.
3. La unción de los enfermos en
la tradición de la iglesia.
A) bendición del Óleo.
B) Practica de la unción de los
enfermos.
C) La “extremaunción” y otros
ritos afines.
Conclusión .
Bendición del óleo
La primera formula de bendición la encontramos
en la Tradición Apostólica de Hipólito de Roma. En
oriente, el Euchologio de Serapión mas antigua
aun.
La bendición de oleo aparece en los sacramentarios
mas antiguos: el Gelasiano y el Gregoriano, en el
Gran Eucologio, en los ritos ambrosianos e hispano-
mozárabes.
La formula de bendición procede del siglo V que se
utiliza hasta hoy.
La bendición del óleo en orden a usarlo con efectos
curativos es la practica mas extendida que se cono-
ce en la Tradición de la Iglesia, reservada su bendi-
ción a los obispos. Originariamente no se distinguía
entre el óleo de los enfermos y el crisma.
Practica de la unción de los enfermos
El primer testimonio es el ya comentado en Santia-
go es el del papa Inocencio I que en una carta al
obispo Decencio, le da respuesta a una consulta
sobre el mismo.
A comienzos del siglo IV el obispo Cesáreo de Arlés.
Siglo VII el obispo de Noyon, san Eloy.
Comentario mas antiguo: Besa el Venerable.
Con la reforma carolingia, el rito de las unciones
adquiere mayor importancia que el de la bendición
con el óleo, la unción pasa a ser un ministerio exclu-
sivamente sacerdotal, y se une a los sacramentos
que le cristiano debe recibir al final de su vida, en
especial el de la penitencia y la eucaristía. Ligada a
la situación grave o extrema de la enfermedad del
cristiano, se considera destinada a aplicarse de
modo ordinario una sola vez en la vida.
El oleo se distingue del santo crisma , a comienzos
del siglo X por Reginaldo de Prum, que impone al
presbítero llevar dos recipientes, uno para el crisma
y otro para el óleo de los catecúmenos y de los en-
fermos.
A partir del siglo V se introduce la practica de ungir
a aun difunto como signo de que ha llegado al final
del combate de la fe.
La unción de los enfermos en la igle-
sia se inspira fundamentalmente en el
ejemplo de Jesús y de los apóstoles ,
que ven en la enfermedad una desgra-
cia humana la que llega la misericor-
dia de Dios.
La fuerza de la gracia redentora de
Jesús sobre el hombre se considera
desde un principio llamada a la iglesia
a acudir al lecho de los enfermos para
ofrecerles el alivio de la fe.
El rito de la unción de los enfermos
tiene dos puntos de apoyo: la oración
litúrgica de la iglesia en favor del en-
fermo y la utilización del óleo bendeci-
do o consagrado.
La virtud de la unción esta en el óleo
bendecido por la Iglesia.
La práctica de la unción de los enfer-
mos se ve afectada notablemente en
la iglesia latina por su relación con
aquellos otros sacramentos que se
administran al enfermo y en concreto
al enfermo en peligro de muerte; la
penitencia y la eucaristía o el viatico.
La importancia de la unción es secun-
daria si se tiene en cuenta que lo que
importa es la salvación espiritual, y
esta depende principalmente de la
reconciliación penitencial y de la euca-
ristía.
CONCLUCIÓN
INTRODUCCIÓN
ENFERMEDAD Y CURACIÓN EN EL EVANGELIO
Juega el papel de “pariente pobre” entre
los sacramentos y figura de ultimo lugar.
Aparece como un sacramento de segun-
do orden afectando el carácter de su
celebración. Y va muy unido al sacra-
mento de la penitencia. Tiene por lo tan-
to su propia y diferente identidad, aun-
que no haya encontrado en la pastoral
de los sacramentos un puesto relevan-
te, quedando como sacramento último
destinado a preparar al cristiano para la
muerte, suscitando en los fieles poca
simpatía y cierta resistencia a solicitarlo
a no ser en situación extrema.
Los efectos atribuidos al sacramento de
la unción pueden obtenerse a través de
otros sacramentos, se relaciona ordina-
riamente con situaciones de extrema
gravedad de las que solo se espera mi-
lagrosamente la curación corporal.
El sentido de la Unción queda orientado
a colocar sobre el cuerpo del enfermo el
signo de la gracia de Jesús, que no
abandona al bautizado en su frágil con-
dición mortal y le dispone a participar de
su resurrección gloriosa, es el sacra-
mento que sella la obra de la gracia en
el bautizado.
Elementos que permiten concebirlo doc-
trinalmente:
1. la enfermedad y la curación.
2. El hombre y su salvación.
3. La intención de la Iglesia al confe-
rir un sacramento que contempla
de forma especifica la situación
de la enfermedad corporal del
bautizado.
La realidad humana de la enfermedad, lo que
limita y aflige la existencia del hombre, está muy
presente en el Evangelio, la enseñanza y la con-
ducta de Jesús y sus apóstoles. Jesús se apoya
en su capacidad para dominar las fuerzas de la
naturaleza y sobre todo de aquellas que agobian
la vida del hombre y su lucha por la existencia y
la supervivencia.
Las pruebas y signos de que con Jesús ha lle-
gado al mundo lo afirma el propio Bautista. Las
enfermedades que cura son muchas y algunas
requieren su especial intervención.
Jesús cura apelando a la fe del enfermo sir-
viéndose de signos sencillos, no consta en los
Evangelios que haya echo uso del aceite, como lo
harán sus discípulos.
El poder de Jesús sobre la enfermedad y so-
bre la muerte es manifestación de su condición
de Enviado de Dios como Salvador de los hom-
bres. Cristo tiene victoria sobre el pecado, es de-
cir sobre la misma muerte.
La fe reconoce la vinculación que la vida y todo
su entorno tienen con Dios, creador y señor su-
premo del mundo, una llamada a confiar siempre
en el Dios de la vida y del amor, en la gracia que
Dios ofrece a los hombres a través de su Hijo,
para salvarle y liberarle de todos los males.
Lleva consigo determinadas acciones en las que
podemos ver dos elementos :
La utilización de unas practicas considera-
das provechosas para la salud del enfer-
mo.
La invocación a Dios hecha por aquellos
que dirigen la comunidad creyente.
LA UNCIÓN DE ENFERMOS EN EL NUEVO
TESTAMENTO.
Usos comunes
En el uso judío se emplea el aceite como
remedio para diversas enfermedades.
Antiguo Testamento: coronación de un rey,
o la consagración de un sacerdote o de un
instrumento de culto.
Antiguo Egipto: embalsamar difuntos, como
rito de preparación para el paso a la nueva
vida.
En el Nuevo Testamento: dos alusiones ex-
plicitas; en Marcos y la carta de Santiago.
Contempla los elementos esenciales del
signo sacramental:
La unción con el óleo.
La oración de los presbíteros.
Y los efectos que se atribuyen a dicho
sacramento: SALVACIÓN, RECUPERA-
CIÓN Y PERDON DE LOS PECADOS.
La antropología eminentemente bíblica de
la “salvación” permite deducir que nada
que tenga que ver con la salud espiritual o
física del enfermo queda excluido de ella.
En el siglo IV es rara la practica de la unción de
los enfermos, y aparece en la tradición oriental
como occidental juntamente con el agua, el
pan y el vino, el óleo tiene para los creyentes
cristianos un profundo significado religioso y
admite numerosas aplicaciones. En la practica
cristiana tiene el uso del óleo con la gracia de
Jesucristo.
LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS EN LA TRA-
DICIÓN DE LA IGLESIA