“Los Vikingos” (Die Vikinger) Por Eric Graf Oxenstierna.

Primera edición de octubre de 1977. Traducida por Manuel Pico. Editorial Gráficas Diamante, Barcelona. De Eric Graf arqueólogo especialista en los hombres del norte. Explaya en su prolijo trabajo un sinfín de ideas sobre los normandos y sus viajes, por ejemplo por el atlántico. Es mucho más que un detalle sobre sus formas de organización e ideas culturales o características y vestigios materiales. Es desde una perspectiva a partir de los vikingos que reinterpreta la Europa medieval al considerar a dicho actor y sus relaciones con los “europeos”. Versa sobre las relaciones de los vikingos con los Carolingios, señala procesos de evangelización del 777 y de 789. Misiones y bautismos, que muchas veces se agilizaron en función de las posibilidades comerciales, para así entablar libremente relaciones mercantiles entre unos y otros comerciantes. El comercio Vikingo se prolongaría hasta los Califatos. También vemos relaciones diplomáticas como la recepción de Ludovico Pio a Harald Klak, rey expulsado, bautizado en 826 y quien recibiera un feudo de vastas y excelentes tierras. Las misiones continuaban hacía Birka, donde el rey Bjorn no tenía problema en aceptar otro Dios.Y así continúa ahondando las relaciones entre hombres del norte y del occidente, estudiando a “Los argonautas de las grandes travesías” entre 830-850. Terreno de nuestro interés en cuanto nos aporta una idea del contexto donde se desenvuelven los acontecimientos narrados en los Annales Bertiniani, enriqueciéndolo con potentes tesis. Para muchos estas travesías serán consideradas y vividas como “catástrofes” (como para los Annales de Ulster), Tormenta desatada por las luchas internas y por las indolencias como la de Lotario al tomar mercenarios daneses en 834. El 843 el tratado de Verdún divide el imperio (Carlos el Calvo, Luis el Germano y Lotario), desde entonces Ermentarius habla de costas sin vigilancia y aumento del número de los normandos. Plantea Graf que las tensiones occidentales por el poder permitían el éxito Vikingo. Pero converge en la idea de que éstas divisiones por el poder, esta constante tensión europea y la dificultad de sostener un imperio es una vehemencia de la que también son exponentes los vikingos, que Graf considera representantes de ese mismo espíritu europeo vehemente, “mismos valores”. En 841 ingresaban por el Sena con Asgerir, hacia Rouen, St. Denis, Paris. El 842 Quentovic, en 843 67 naves ingresaban el Loira hasta Nantes y Normoutier, donde se instalan, en 845 ya han atacado las tres soberanías francas, Ragnar Lodbrok con 120 naves venció a C. Calvo en París, éste paga 7000 libras de plata –actitud que Graf señala peligrosa puesto que los Vikingos se ven seducidos y por que los condes prefieren pagar un tributo (del que recortan algo para sí) a pelear por un rey a quién detestaban. Y así acaecían los hechos, una segunda flota a Dorestad, una tercera a Hamburgo (de donde el obispo Ansgar huye), Irlanda también sufre, luego una cuarta flota a España. Estos son los pasajes que enriquecen nuestra discusión sobre la fuente.Agrega Graf que los noruegos y daneses viajaron por occidente, mientras que los suecos a Rusia. En definitiva valora los hechos y su importancia histórica. Destacando el estíritu emprendedor y creador de los vikingos.